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Los dones de santificación son aquellas disposiciones que nos hacen vivir la vida
cristiana completando y llevando a su perfección las virtudes en nuestras vidas. Estos
son siete y la Iglesia se refiere a ellos como "los dones del Espíritu Santo". Estos dones
se recibieron en el Bautismo y son como "regalos sin abrir"; luego, en la Confirmación,
volvemos a recibir una efusión del Espíritu para desarrollarlos.
El Profeta Isaías anunció que el Espíritu de Dios traerá a quien le es fiel, siete preciosos
regalos o dones (Is. 11,2).
Para que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus siete Dones, que son
disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del
Espíritu.
3. Consejo: Nos señala los caminos de la santidad, el querer de Dios en nuestra vida
diaria, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien
de los demás. Nos ayuda a discernir y decidir a la luz de la voluntad de Dios. El Don de
Consejo nos ayuda a enfrentar mejor los momentos duros y difíciles de la vida, al
mismo tiempo que nos da la capacidad de aconsejar, inspirados en el Espíritu Santo, a
quienes nos piden ayuda, a quienes necesitan palabras de aliento y vida.
7. Temor de Dios: Nos induce a evitar el pecado porque ofende a Dios. Cuando se
descubre el amor de Dios lo único que deseamos es hacer su voluntad y sentimos
temor de ir por otros caminos. En este sentido existe temor de fallarle y causarle pena
al Señor, no se trata de ninguna manera, de tenerle miedo a Dios, sino más bien de
sentirse amado por Él y corresponderle. Con este Don tenemos la fuerza para vencer
los miedos y aferrarnos al gran amor que Dios nos tiene.
Los carismas
Además de los dones, el Espíritu Santo nos da "carismas", de los que habla San Pablo:
"Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios,
pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra
en todos. A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho
común..."
(I Corintios 12:4-13).
Los carismas son como herramientas. A todos se nos da la gracia pero a cada uno
carismas diferentes según nuestra misión. Estos se pueden usar bien o mal. No son
condición ni garantía de santidad. Ya que Dios nos creó libres, los carismas se pueden
usar bien o mal. Se puede dar el caso de alguien que tenga grandes dones - como el
don de la palabra, sanación, lenguas, etc. pero no viva en gracia, como fue el caso del
hijo pródigo que partió de la casa paterna a malgastar los bienes entregados por él.
2. Gozo espiritual: El que nace del amor divino y bien de nuestros prójimos.
6. Bondad: Dulzura y rectitud del ánimo; inclinación que lleva a ocuparse de los
demás y a que participen de lo que uno tiene.
10. Modestia: La que modera y regula en el hombre sus acciones, palabras, sus
gestos.
11. Continencia o Templanza: La que modera los deleites de los sentidos.