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SEMINARIO EVANGÉLICO DE PUERTO RICO

EL SÍMBOLO DE LA VID EN EL EVANGELIO JOÁNICO:


HACIA UNA PASTORAL DE PERTENENCIA Y PERMANENCIA

MONOGRAFÍA
EN CUMPLIMIENTO FINAL DE LOS REQUISITOS
DEL CURSO: TLLR-6601 TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN BIBLIOGRÁFICA
PROF. JOSÉ R. IRIZARRY, PH.D.

POR
DAVID E. QUIRÓS ROSADO

SAN JUAN, PUERTO RICO


DICIEMBRE, 2010
INTRODUCCIÓN:

Encuentro fascinante el uso de simbolismos para expresar ideas, y la Biblia es rica


en estos recursos literarios, porque ayuda a desarrollar un tema o concepto teológico,
partiendo del contexto socio-cultural e histórico en que fue escrito. Uno de los símbolos
que más llaman mi atención es la ilustración de la vid. Esta planta produce uno de los
frutos más conocidos en el mundo: la uva.
En este trabajo investigativo buscaremos, dentro de las muchas aplicaciones que
se le pueden dar a este símbolo, el punto de vista de una cristología de pertenencia y
cómo esta información nos invita a envolvernos en una pastoral de permanencia.
LA VID EN EL EVANGELIO JOÁNICO

DEFINICIÓN
Definimos vid como una planta tipo enredadera, de constitución frágil aparente,
de ramas delgadas, cuyo fruto pequeño, redondo, de colores que van desde los grados de
verdes hasta los violáceos oscuros, se conoce como la uva. En la época bíblica, la Tierra
Santa era un próspero viñedo, aparte de los sembrados de cereales y otros frutos como la
higuera.

LA VID EN LA BIBLIA
Desde el Antiguo Testamento (AT), la vid aparece en distintas narraciones: en la
ofrenda de Melquisedec (Gn. 14:18), en el informe de los espías (Nm. 13:20, 24), el canto
a la viña (Is. 5:1-7), sembrados en lugares como En-gadi (Cnt. 1:14) y en Sibma (Jer.
48:32), y aparece como el sueño dorado de los israelitas nómadas de poder sentarse a la
sombra de su propia vid (1 R. 4:25). Aparece como figura o tipo del pueblo de Israel
(Jer. 2:21, Ez. 15:6, Os. 10:1 y en Sal. 80:9-17), la esposa del justo (Sal. 128:3) y como
Moab (Jer. 48:32). Había que podarla una vez al año (Lv. 25:3).1

TRASFONDO DEL LENGUAJE JOÁNICO


Los cuatro evangelios caen en la antigua categoría de biografía antigua como
género literario, pero al ser este género tan amplio, se presta para posibles
consideraciones de estilo; Juan, contrario a los sinópticos, es más interpretativo, incluso
contextualizando las palabras de Jesús a la realidad que viven sus lectores, bajo la
guianza del Espíritu Santo.2 Al igual que los sinópticos, el evangelio contiene dichos y
narrativas de Jesús, discursos, paralelismos, apotegmas y otros recursos literarios.
Marguerat indica que hay 3 procedimientos literarios que observamos en la
escritura de Juan, y que vemos reflejados en el texto del capítulo 15: el discurso, el
lenguaje simbólico retórico, y los conceptos antitéticos. El microtexto presenta el género

1
Diccionario Ilustrado, 691.
2
Keener, 258-259.
del discurso; este es el último discurso de Cristo, la segunda sección, y está dividido en
dos partes: Permanecer en la vid (v.1-6) y Permanecer en el amor (vv. 7-17). Marguerat
señala además que esta porción de los capítulos 15 al 17 son fragmentos añadidos en
redacciones posteriores a la obra original, pues cuando al final del capítulo 14, Jesús dice:
“levantaos, vámonos de aquí”, este mandato no se cumple hasta el capítulo 18. El
lenguaje retórico o simbólico es cuando se usan palabras que proporcionan la semántica
necesaria para la revelación. En el evangelio lo vemos en el uso de los “Yo soy” y en el
capítulo 15, en el uso de palabras como vid, sarmiento, fuego, vida. El uso de los
conceptos antitéticos es otro de los recursos literarios; es cuando encontramos palabras
opuestas entre sí, tales como: producir fruto/rama seca, permanecer/arrojado fuera,
amigo/siervo.3

El lenguaje joánico se caracteriza por usar palabras preferidas por Juan: amor,
permanecer, gloria, el Padre, vida, etc., términos que raramente aparecen en los
sinópticos. El estilo de los escritos de Juan es sencillo y solemne, haciendo uso de la
repetición para enfatizar conceptos, lo que ayuda al lector a atesorar el mensaje mejor.

SIMBOLOGÍA DE LA VID

Juan presenta a Jesús como la vid y a los discípulos como los sarmientos o
pámpanos, figura que pone de manifiesto la íntima unión que existe entre El y ellos. Los
ha enviado a hacer misión en la comunidad. Para enfatizar la divinidad de Jesús,
menciona al Padre como el viñador. En la ilustración de la vid, presenta al Padre como
‘sembrando’ a Cristo en la tierra, simbolizando así que se lo ha enviado al mundo
comisionado para ser el rescate de un pueblo que tomó la decisión de seguir otros
rumbos. El fruto que se espera es la realidad del hombre nuevo, rescatado por Cristo y
unido al Padre; es el crecimiento de él mismo como persona, como partícipe del Reino de
los cielos que se ha acercado a la humanidad.

Un sarmiento que no produce fruto es cortado, porque no responde a la vida que


se le comunica. El Padre, que cuida la viña, lo corta. Quien practica el amor, tiene que
3
Marguerat, 350-351, 356-357.
seguir un proceso ascendente, un desarrollo, y esto posible gracias a los cuidados, poda y
limpieza del viñador, Dios. Es interesante notar que aún al que da fruto, lo poda; son
pequeños cortes que harán que se robustezca, se nutra mejor, para dar mayores y mejores
frutos todavía.4 En el artículo de la revista ‘El Intérprete’ leí que cuando llega el
invierno, parece como si las vides estuvieran muertas, pero ¡están vivas! “Es el tiempo
donde tiene que haber un proceso de poda, de limpia. Un proceso donde parece que no
pasa nada, pero la vid está viva.” Después, hay gran gozo cuando viene la cosecha.
Todos trabajan en equipo: uno corta, otra empuja la carretilla y otros empacan. Es un
trabajo en conjunto. Era como Jesús cuando predicaba en la [parábola] de la vid, que
dice: “Solamente unidos a mí van a permanecer y van a dar fruto, y sin mí nada podéis
hacer.”5

CRISTOLOGÍA DE LA PERTENENCIA

Juan presenta a Jesús desde el prólogo del Evangelio como el Logos preexistente
antes de la creación, principal ejecutor del designio divino de crear un universo para dar
morada a su máxima expresión creativa: el ser humano. Se ‘desprendió’ de El para
temporeramente encarnarse y cumplir su propósito de reconciliar la humanidad con su
Dios; traer de vuelta a casa al lugar donde pertenece, bajo el amparo del Omnipotente.
Así como Dios había escogido a Israel como Su pueblo, pero Su pueblo no le obedeció y
4
Mateos, 658.
5
El Intérprete, 13.
siguió, Cristo llega para rescatarnos de la desobediencia, proveernos un medio para llegar
al Padre y devolvernos ese sentido de pertenencia al llamarnos “hijos de Dios” (Jn. 1:12).

Cristo, el auténtico tronco de la vid invita, llama a todos los hombres y las
mujeres, por el amor del Padre y del Hijo, a ser miembros de la vid verdadera, aunque
Jesús mismo elige a los que han de ser sus miembros; no son ellos los que eligen (Jn.
15:16).6 Cristo exhorta a sus discípulos a renovar su adhesión a El, en función del fruto
que han de producir. La unión que formarán con Jesús no es automática ni ritual; pide la
decisión del discípulo y, ante esa iniciativa, responde la fidelidad de Jesús (quédense
conmigo y Yo me quedaré con ustedes).7

Cuando Jesús ofrece al ser humano este vínculo eterno de vida plena, está
ofreciendo una oportunidad de restauración y de restitución del valor sagrado que
tuvimos cuando fuimos creados, y que por las distintas vertientes y consecuencias del
pecado en nuestras vidas, hemos perdido. Es una invitación al marginado, a la
despreciada, al herido, a la señalada, al abominable, a la injuriada, a todas y a todos los
que han sido marcados(as) por el pecado en todas sus modalidades, a resurgir como ave
fénix, a levantarse, limpiarse y erguirse como el hombre y la mujer que Dios siempre
quiso que fueran, lavándose en la Sangre de Cristo, volviendo a ser pueblo, a ser gente, a
ser Sus hijas e hijos. Hay un proceso de sanidad integral que comienza en el momento
que decimos ‘SI’a Dios y a Su Gracia, y que, unidos como sarmientos a la vid que es
Cristo, crezcamos en conocimiento y sabiduría, cuidando nuestra nueva vida en Cristo
con temor y perseverancia.

PASTORAL DE LA PERMANENCIA
6
Diccionario Ilustrado, 692.
7
Mateos, 660.
Cuando se nos presenta una imagen como la de la planta de la vid y sus
componentes, se nos está descubriendo un mensaje de vida. Cuando Cristo dijo que El
era la vid y los discípulos los sarmientos, los estaba conectando a Sí mismo en lazos
fuertes que producen vida en sus corazones. El significado básico de la vid es claro:
Jesús-Logos-Vida se ha acercado al ser humano para reconciliarlo con el Padre,
reconectarlo con Su creador, re-ligarlo a Su Dios. Del mismo modo que Jesús es la
fuente de agua viva y el pan del cielo que da vida, también es la vid que comunica la
vida. Hasta ahora las metáforas que expresaban la idea de recibir de Jesús el don de la
vida requerían unas acciones externas: había que beber el agua o comer el pan de vida.
Las imágenes que se nos presentan en el cap. 15 son más intimas: para tener vida hay
que mantenerse en unión con Jesús, de la misma forma que los sarmientos están unidos al
tronco, a la vid. Beber el agua y comer el pan de vida eran símbolos de la fe en Jesús;
permanecer en la vid simboliza el amor de Jesús.8

La palabra <permanecer> es la forma verbal de ‘lugar de morada’; en el AT, Dios


había prometido morar siempre con el pueblo obediente al pacto (Ex. 25:8, Lev. 26:11).
La literatura judía trataba a Israel como un viñedo (Is. 5:7) o como una vid, y a Dios
como el viñador. El punto fundamental de la imagen es la obvia dependencia de las
ramas en relación con la vid para que continúen con vida.9 Lo que Israel no pudo dar a
Dios, Jesús se lo da. el es la vid que produce, la cepa auténtica digna de Su nombre,
plantado por Su Padre, rodeado de cuidados y podado a fin de que llevara fruto abundante
(Mt. 21:22). En efecto produce fruto dando Su vida, derramando Su sangre en prueba
suprema de amor (Jn 15:13, 10:11); el vino que es producto de la uva, es el signo
sacramental de esta sangre derramada para sellar el nuevo pacto, el medio para participar
del amor de Jesús, y de permanecer en El.10

Por esta unión expresada entre Cristo y nosotros(as), nos convertimos en


sarmientos de la verdadera cepa. Vivificados en el amor que nos une a Jesús y al Padre,
llevamos frutos, frutos de justicia, de paz, de solidaridad con las clases marginadas, frutos

8
Brown, 1009.
9
Keener, 298.
10
Dicionario Ilustrado, 691-692.
del Espíritu que nos ayuden a crecer y formarnos como verdaderos hijos e hijas de Dios,
y sí glorificarle en todo cuanto hagamos en Su obra.
¿Cuál es el costo de la perseverancia? Mantenernos unidos a Cristo y mantenernos
unidos a nuestros hermanos y hermanas. Esta pregunta es parte de una de las pláticas de
la Caminata a Emaús11, donde se nos invita a mantenernos como carbones juntos para
mantener la llama de Cristo en nosotros(as), y no ceder a las tentaciones y al desaliento
propios del camino del creyente.

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