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EL LIBRO DE BUEN AMOR

…en cambio lo que es imprime su señal


y en el nuevo paisaje que propone el artista
la poesía asume su invento de lo real.
MARIO BENEDETTI

VIDA Y OBRA DE JUAN RUIZ ARCIPRESTE DE HITA


Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, nació en Alcalá de Henares, ciudad encontrada entre Madrid
y Guadalajara, hacia el año de 1283 y murió, aproximadamente, en el año 1350, aunque son
meras suposiciones ya que no se poseen datos o información que certifiquen los años de su
nacimiento y muerte.
Juan Ruiz se desempeñó como párroco en la ciudad de Hita, ocupando el cargo de
Arcipreste, título que concede una preeminencia honorífica sobre los demás párrocos de un
territorio determinado. Todo esto sucede en los años en que Don Gil de Albornoz fungía
como Arzobispo de Toledo: de él siempre se ha hecho resaltar su fama de hombre duro y
severo; sin embargo, el poeta Juan Ruiz logró ser parte del grupo de confianza del
Arzobispo. Prueba de lo anterior es la encomienda que Don Gil pone en manos del
Arcipreste.

Habiendo llegado a su noticia que los clérigos de Talavera, dependientes de su


arquidiócesis, observaban una conducta pública y privada en verdad censurable, hizo llamar
a Don Juan Ruiz para que realizara una investigación minuciosa, llamara al orden a los
descarriados y les entregara unas cartas de censura del Pontífice […] Cumplió los encargos,
y rindió a éste [el Arzobispo] un informe pormenorizado de lo que observó en su visita a
Talavera; pero el poeta se inspiró en aquellos mismos hechos para escribir una sátira contra
la sociedad y los clérigos que con sus vicios, en forma tan profunda lo habían impresionado.
Los clérigos afectados tuvieron dicha sátira por dañosa a su propia reputación y a la de toda
la clerecía por lo que elevaron una queja al Arzobispo, quien dio oídos a la demanda de los
talaveranos e hizo encarcelar al de Hita en Toledo, hasta que el severo prelado murió.1

De esta época de su encierro es fruto la obra titulada Libro de buen amor en el que
se amplían las sátiras contra los clérigos de Talavera, así como una punzante crítica de las

1
Soledad Anaya Solórzano, Literatura Española. Tercer curso de Español, p. 101.

1
costumbres de la corrompida sociedad de su tiempo. Así pues, encontramos en el perfil del
Arcipreste a un fabulista sin par: un poeta que sabe crear un grupo, un ambiente, un retrato
de una figura esencial, desde los primeros versos, mismos que brindan carácter a toda la
narración. Aunque la obra está concebida, originalmente, como una unidad total, es posible
apuntalar una serie de determinadas desviaciones que, no obstante, no quebrantan dicha
compactación del Libro de buen amor, sino que refuerzan el propósito de la sátira social
unitaria y total a un tiempo. Así pues encontramos la siguiente estructura:
1. Los exemplos y apólogos.
2. La glosa del Ars amandi de Ovidio, en que trata las falsas vidas del propio
Ovidio ya difundidas desde la Edad Media con el nombre de De Vetula,
aunque la temática central en estos libros era la exposición de una somera
acción novelesca o teatral que consistía en mostrar o demostrar una técnica
para enamorar. El amor representa, pues, el tópico central del libro.
3. La imitación del Pamphilius. Consiste en la traducción del texto latino de
esta comedia en que dos amantes, bajo la protección de Venus, llegan a la
consecución de sus deseos por intervención de una tercera, la vieja Anus.
4. Poemas burlescoalegóricos.
5. Los poemas líricos, con notables elementos juglarescos.
6. Las digresiones morales y ascéticas.
El Libro de buen amor consiste en una serie de narraciones que tienen como
objetivo cimentar en el hombre las diferencias existentes entre el Loco Amor, es decir, el
amor mundano, y del Buen Amor, que es el que Dios ofrece. Para el Arcipreste de Hita, “el
amor es [más] una incitación reiterada que una ocasión para dogmatismos moralizantes,
incompatibles en absoluto con el tono y estilo de la obra. Las personas aman y desaman: los
animales corren, luchan o nadan, los instrumentos tañen”2.
La obra del Arcipreste de Hita es un referente histórico importantísimo, puesto que
en él encontraremos críticas acerbas a las costumbres de clérigos, damas y caballeros de su
tiempo; graciosas y pintorescas cánticas de serrana, precedente vigoroso de un género que
poco después se afina y ha de culminar en distinguido poeta del siglo XV; fuertes sátiras
contra el poder del dinero; deliciosas ironías contra las mujeres; interesantes y profundos

2
Amancio Bolaño e Isla, “Prólogo” en Libro de buen amor, p. XIX.

2
apólogos inspirados en los más antiguos, griegos y orientales, y semejantes a los que
aprovechó en su obra D. Juan Manuel; cantares de ciegos y de estudiantes, muestras todas,
en fin, de la riqueza literaria de D. Juan Ruiz, quien por primera vez se aparta del sendero
recorrido por sus antecesores, para entrarse de lleno por la vida misma, con sus vicios y
miserias, y encontrar en ella inagotable fuente inspiración poética.
Por otro lado, el valor moral de la obra es igual de importante que el histórico:

Los pueblos retratados a través de la pluma del Arcipreste son el reflejo de la humanidad
entera: quitemos los nombres de animales, humanicémoslos, socialicémoslos […] llamemos
Pedro y Juan al león y al caballo o a los dos mures de Guadalajara y Monferrado, y veamos
cómo lo que parece un pasatiempo se convierte en lección penetrante y ejemplar de
fortaleza o templanza, de humildad, honestidad o pureza. Son pues socialmente simbólicos
los animales en la cuentística del Arcipreste.3

Los aspectos formales en que la obra fue escrita se remiten al Mester de Clerecía,
versos alejandrinos con rima consonante, es decir, la Cuaderna Vía con el tetrásforo
monorrítmico de poetas como Gonzalo de Berceo; sin embargo, el Arcipreste toma algunas
libertades y llega a trabajar, incluso, los versos de dieciséis sílabas, así como la exclusión
de algunas rimas, variando la forma tan estrecha y rígida de la poética de Berceo. De esta
manera, la poética del Arcipreste logra lo que no logró la del clérigo de San Millán de la
Cogolla: por un lado, los versos de Gonzalo de Berceo estaban escritos bajo el dominio de
un lenguaje que no era dominado por el vulgo, ya que Berceo se formó bajo la escuela
clerical, mientras que la obra del Arcipreste cuenta con mayor pluralidad, en este sentido,
que la del otro poeta. Esto se verifica con el encarcelamiento de Juan Ruiz: en el caso de
que su obra hubiese carecido de poder de divulgación, éste no hubiese sido apresado.
Ahora bien, debido a la forma en que está escrito el Libro de buen amor, hace al
Arcipreste de Hita un hombre polémico ya que existe la incógnita de si fue él quien llevo a
cabo los pecados reseñados en su libro, o bien, fueron actos testificados a partir de la
misión encomendada por el Arzobispo de Toledo. Encontramos argumentos válidos por
ambos bandos; sin embargo, yo reseñaré los que hacen una apología a favor de la inocencia
de Juan Ruiz.
La razón del sentido autobiográfico de la obra estriba en que el autor aparece como
héroe de todas las aventuras, además de representar un hábil recurso para explotar las más

3
Ibíd., p. XII-XIII.

3
atrevidas situaciones sin peligro de causar encono a quien pudiera sentirse aludido. Aquí
también podemos mencionar que, luego de perder reputación tras haber permanecido en
cárcel, al Arcipreste no le hubiera importado tanto el hecho de desgastar un poco más su
imagen con el fin de evidenciar las actitudes de sus cofraternos de Talavera.

Y el que sabe convertir en poesía las acciones humanas, mal entendidas o censuradas por
prejuicios rutinarios o profesionalismo moralizador de doble cara, ese poeta es maestro
además de artista. Cuando recrea lo real, lo despoja de sus rasgos repugnantes descubriendo
el núcleo de su autenticidad […] El arte puede elevar a otro orden los aspectos más vulgares
de la realidad; pero sólo “uno de trobadores milll” atinará con el procedimiento de realizar
tal objetivo.4

Juan Ruiz es el poeta que transforma lo grotesco en poesía, al mismo tiempo que va
echando luces de las primeras voces netamente narrativas: se nota, ya no sólo la voz
poética, sino además la nitidez y claridad de una voz narrativa, que se enfoca a la redacción
de textos tales como el cuento.
Ahora bien, su encarcelamiento, bien pudo representar el consentimiento
correspondiente a asuntos meramente políticos: al evidenciarse los abusos de la vida
clerical, en este caso de los provenientes de Talavera, era obvio que se rozarían otros
conventos u otras diócesis. Así, pues, no resultaba conveniente la presencia de un individuo
como el Arcipreste de Hita, quien venía registrando los abusos del poder eclesiástico —que
además atravesaba por un siglo difícil: el papa es sustraído de Roma y es llevado con miras
terrenales a Aviñón para servir a los intereses políticos de los reyes de Francia y no a los
religiosos de la cristiandad entera—. Estamos hablando de una época en que la moral, ante
todo, debe permanecer unida, aun, con el sacrificio o pausa de miembros religiosos
importantes o de confianza, como en el caso del poeta Juan Ruiz.

Su yo se centra en el plano total de la obra, confiriéndole el papel de protagonista de todo lo


que relata; narrador de todo lo que gira en torno suyo y cantor emocionado de cuanto llega
al fondo de su alma; escritor todo vitalidad que deja la impronta de su yo en cada estrofa y
en cada verso: creador de un mundo personal y significativo de una época; “autor del gran
poema que recoge todas las resonancias del siglo XV”, animador social que siente fluir su
vida en función de cuanto le rodea5.

El yo de Juan Ruiz es central para el manejo de las fábulas, puesto que es a través de
la experiencia o experimentación “en carne propia” de los hechos y acontecimientos en que
4
Ibíd., p. XX-XXI.
5
Ibíd., p X-XI.

4
el Arcipreste puede hacer llegar el mensaje o moraleja. Esto viene a verificarse, a lo largo
del libro, ya que continuamente surgen problemáticas con la ubicación de los narradores, es
decir, la obra atraviesa por momentos en que no se sabe si es Juan Ruiz Arcipreste de Hita
quien es el protagonista, o bien si es don Melón de la Huerta.
Finalmente, el título del libro cabe decir que Buen Amor debe entenderse en su
connotación profana, esto es, amor que se conforma con las delicadas reglas de la cortesía6.

ANÁLISIS ESTRÓFICO DE LA OBRA DE JUAN RUIZ ARCIPRESTE DE HITA


Ya se mencionó antes la presencia y permanencia de los cánones artísticos establecidos por
los clérigos, concretamente la Cuaderna Vía y el tetrásforo monorrimo. En el Libro de buen
amor, a parte de estas formas trabajadas magistralmente por Gonzalo de Berceo, vamos a
encontrar variantes con versos de dieciséis sílabas, ignorando, a su vez, un poco, la
permanencia de la rima. Encontramos, además, una forma estrófica intercalada denominada
Zéjel, de origen árabe, que consiste en cuatro versos combinados con octosílabos y
eneasílabos, con un estribillo tetrasílabo recurrente al final de estos cuatro versos, con la
característica de que el último verso de la combinación de cuatro versos debe rimar con el
del estribillo: es ésta la forma, por ejemplo, de los Gozos de Santa María.

Como dize Aristóteles, cosa es verdadera: Oo Ooo Ooo / Ooo o Oo


el mundo por dos cosas trabaja: la primera, o Ooo O Oo / o Ooo o Oo
por aver mantenencia; la otra cosa era oo Ooo Oo / o Oo Oo Oo
por aver juntamiento con fenbra placentera. oo Ooo Oo / o Ooo o Oo

Sy lo dexies’ de mío, sería de culpar; Ooo Oo Oo / o Ooo o Oo


dízelo grand filósofo: non so yo de reptar; Ooo Ooo Oo / Oo Ooo Oo
de lo que dize el sabio non devedes dudar, ooo Oo Oo / Oo Ooo Oo
ca por obra se prueva el sabio e su fablar. oo Oo oOo / o Ooo o Oo

Que diz’ verdat el sabio claramente se prueva: o Ooo Oo Oo / oo Ooo Oo


ome, aver, animalias, toda bestia de cueva Oo Oo oOo / Oo Ooo Oo
quiere, segunt natura, conpaña siempre nueva; Ooo Oo Oo / o Oo Oo Oo
e muncho más el ome, que toda cosa que s’mueva. o Oo Oo Oo / o Oo Ooo Oo

Notamos aún la presencia de los alejandrinos cerrados de la poética de Berceo; sin


embargo en el último verso del último cuarteto, hay una diferencia silábica de uno. Lo que
demuestra el intento de Juan Ruiz por despegarse de esa poesía clérigo a la que aspiraban
muchos de sus iguales.
6
Vid. Julio Torri, La literatura española, p. 64.

5
Como ejemplo del Zéjel tenemos las Cántigas a Santa María:

¡Oh, María! Oo Oo
Luz del día, Oo Oo
tú me guía Oo Oo
todavía. oo Oo

Dame gracia e bendición Oo Ooo o Oo


e de Jhesu consolación oo Ooo oo Oo
que pueda con devoción o Ooo oo Oo
cantar de tu alegría o Ooo o Oo

¡Oh, María! Oo Oo
Luz del día, Oo Oo
tú me guía Oo Oo
todavía. oo Oo

El priermo gozo que s’lea: oo Oo Ooo o Oo


en ciudad de Galilea, oo Ooo o Oo
Nazaret creo que sea, oo O Oo oOo
oviste mensajería o Ooo o oOo

¡Oh, María! Oo Oo
Luz del día, Oo Oo
tú me guía Oo Oo
todavía. oo Oo

OPINIÓN PERSONAL Y CONCLUSIONES


A mi particular gusto, la obra del Arcipreste de Hita fue de mucho agrado: en primera
porque representa una lectura que ya avizora el establecimiento de la literatura sardónica,
que, no por ello, deja de ser de buena calidad, aunque por tratarse de ironías y burlas,
también se tome ciertas libertades. Así pues, no sólo es una obra amena que se encarga de
evidenciar los abusos del poder, sino de una creación literaria profundamente contestataria,
tanto por sus contenidos como en sus formas: es el antecedente, por ejemplo, del
nacimiento del verso libre; la transición formal por la que pasan los versos alejandrinos de
Berceo a los de Hita, es la misma que pasa el clasicismo al verso libre: ambos tipos de
poesía representan una superposición con respecto de lo que se vive y hace en la época en
la que los autores escriben.
Por otro lado, la obra del Arcipreste de Hita representa un eslabón importante y
polémico en la literatura castellana, ya que la biografía de Juan Ruiz está aún incompleta y,
por si fuera poco además, nada verificable o certificable. Por citar un ejemplo: Amancio

6
Bolaño e Isla sostiene que el encierro del Arcipreste no pudo estar a cargo del Arzobispo de
Toledo Don Gil de Albornoz, ya que las fechas chocan y no coinciden, puesto que de ser
así, estaríamos afirmando que el Libro de buen amor fue redactado con el Arcipreste
muerto; sin embargo, estos datos no fueron tocados en el presente trabajo por ausencia de
información, pero creo que vale la pena seguir trabajando en la obra del Arcipreste, sobre
todo para eliminar esa imagen de hombre pecador y sucumbido ante la tentación del
pecado: hay que devolver a la literatura el buen hombre que fue Juan Ruiz Arcipreste de
Hita, como lo hizo Ramón Menéndez Pidal con la figura literaria e histórica de Rodrigo
Díaz de Vivar, el Cid.

7
BIBLIOGRAFÍA

• ANAYA SOLÓRZANO, Soledad, Literatura Española: Tercer curso de español. 25ª


edición, Ed. Porrúa, México, 1975.
• RUIZ, Juan (Arcipreste de Hita), Libro de buen amor, Pról. y versión moderna de
Amancio BOLAÑO E ISLA. 12ª edición, Ed. Porrúa, México, 2003. (Sepan
cuántos... Núm. 76)
• TORRI, Julio, La literatura española. 2ª edición, FCE, México, 1984.
(Breviarios).
• VALBUENA PRAT, Ángel, Historia de la literatura español. 9ª edición, Ed.
Gustavo Gili, Barcelona, 1981. (Tomo I: Edad Media)

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