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¿Qué sucedió el 22 de Octubre de 1844?

CENTRO WHITE – MONTEMORELOS

Un día como hoy 22 de Octubre, pero de 1844, sucedió lo que se conoce como “El Gran
Chasco”. Muchos cristianos de esa época, que incluía a bautistas, presbiterianos, metodistas, lute-
ranos, anglicanos, episcopales, congregacionalistas y discípulos de Cristo i, creían en el segundo
advenimiento, y pensaron que ese día Jesús regresaría a la tierra para buscar a sus hijos. Pero
Jesús no llegó. Con el aliento casi suspendido, los adventistas (creyentes en el segundo adveni-
miento de Jesús) de diferentes denominaciones (Vale la pena aclarar que no nos referimos aquí a
los Adventistas como Iglesia, pues todavía no existía como organización, ésta sucedió hasta
1863), “…no menos de 50,000 y probablemente cerca de los 100,000 esparcidos a lo largo de la
sección noreste de Norteamérica, se levantaron para saludar aquel día memorable, el martes 22 de
Octubre de 1844. Las horas de la mañana pasaron lentamente. Llegó el medio día y luego la
tarde. Finalmente las tinieblas descendieron sobre la tierra y cayó la noche. Jesús no había veni-
do. Pero todavía tenían esperanza, porque 22 de Octubre lo seguiría siendo hasta la medianoche.
Finalmente llegó esa hora, y Jesús no vino”ii Hiram Edson, uno de los que esperaba que Jesús
regresara en esa ocasión, describió su experiencia en estas palabras:
“Hasta que el reloj tocó las doce campanadas a medianoche. Entonces nuestro chasco se
convirtió en una certeza…Nuestras más caras esperanzas y expectativas quedaron destrozadas, y
se apoderó de nosotros un ansia de llorar como yo nunca había experimentado antes. Parecía
que la pérdida de todos los amigos terrenales no podía compararse (a ese dolor). Lloramos y
lloramos, hasta que amaneció.”iii

¡Qué dramática experiencia! ¿No? ¿Se imaginan cómo se habrán sentido? ¿Cómo enfrentar la
vida? ¿Cómo enfrentar a sus vecinos, amigos, familiares y críticos? Ellos, que tanto estuvieron
exhortando a los demás a creer y tomar una decisión por Cristo; ahora se encuentran con las ma-
nos vacías y “Sin Cristo” (aparentemente).

¿Cómo llegaron a la conclusión, los creyentes en el segundo advenimiento de aquel tiempo,


que Jesús regresaría a la tierra el 22 de Octubre de 1844?
La profecía que parecía revelar con mayor claridad el tiempo del segundo advenimiento, era la
de Daniel 8:14:”Hasta dos mil y trescientas tardes y mañanas; entonces el Santuario será purifica-
do” (NRV-2000). Siguiendo el principio de que la Biblia fuera su propio intérprete, Miller, el
pregonero del advenimiento, llegó a saber que un día en la profecía simbólica representa un año
(Núm. 14:34; Ez. 4:6); vio que el período de los 2,300 días proféticos representaban años literales,
y que se extendía mucho más allá de la era judaica y por lo tanto no podía referirse al Santuario de
aquel entorno y época. Miller aceptaba la creencia general de que durante la era cristiana la tierra
era el santuario y dedujo por consiguiente que la expresión: “el Santuario será purificado” de Daniel
8:14, representaba la purificación de la tierra. ¿Cómo se purifican las cosas incluyendo nuestro
planeta? por el fuego, y ¿Cuándo sucederá eso? Pues en ocasión de la segunda venida de Cristo
(Parafraseado).iv
Miller llegó a la conclusión de que si podía encontrar el punto de partida de los 2,300 días o
años, sería fácil fijar el tiempo del segundo advenimiento de Cristo a la tierra.
Siguió escudriñando las Escrituras con mayor empeño que nunca pero no encontró en Daniel
8 la respuesta a su interrogante. Sin embargo descubrió que en la revelación del ángel a Daniel
Anexo 1
del capítulo 8 había algo que había quedado inconcluso y que Daniel mismo no había podido
comprender de la visión por lo que había quedado “sin fuerzas” y “enfermo algunos días” (Dan.
8: 26,27). Entonces fue al capítulo 9 de Daniel y encontró que el ángel Gabriel vuelve a Daniel
para darle la explicación de la visión de los 2,300 días o años del capítulo anterior (es decir, del
cap. 8) que no había comprendido. El ángel le dice a Daniel: “Daniel, ahora he salido para darte
sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para en-
señártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión (se refiere a la
visión del capítulo 8 de los 2,300 días)” (esto lo encontramos en Dan. 9:22-23).
El ángel le dice a Daniel: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu
santa ciudad…sabe pues y entiende que desde la salida de la orden para restaurar y edificar Jeru-
salén hasta el Mesías príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas; tornaráse a edificar la
plaza y el muro en tiempos angustiosos. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida
al Mesías, y no por sí…Y en otra semana confirmará el pacto a muchos, y a la mitad de la semana
hará cesar el sacrificio y la ofrenda” (Dan. 9: 24-27).
La palabra traducida aquí por “determinadas”, significa literalmente “Descontadas” o “cor-
tadas”. El ángel declara que las 70 semanas o 490 años, debían ser descontadas por pertenecer
especialmente a los judíos. Pero, ¿descontadas de qué o de dónde? Miller comprendió que el
único punto de referencia eran los 2,300 días o años de Daniel 8:14; por lo tanto las 70 semanas
deben ser descontadas de los 2,300 días o años y que ambos períodos deben comenzar juntos. El
ángel le había declarado a Daniel que las 70 semanas debían comenzar a contarse desde el mo-
mento en que se diera el edicto para reedificar a Jerusalén; por lo tanto concluyó que si se podía
fechar el inicio de ese edicto, sería fácil llegar al fin de las 70 semanas y por consiguiente de los
2,300 días o años. Al hacerlo, se podría saber la fecha de la purificación del santuario (tierra) o
segunda venida de Cristo.v
Basado en Esdras 6: 14; 7: 12 – 26, encontró que de los tres intentos de decretos para la res-
tauración de Jerusalén (Ciro, Darío y Artajerjes), el de Artajerjes fue cuando finalmente fue com-
pletado. Éste, sucedió en el otoño del 457 a.C. Por lo tanto, tomando esa fecha de partida, las 70
semanas o 490 años llevan al otoño del año 34 d.C.

Veamos las cuentas:


2, 300 días = realmente son = 2 300 años.

Las 70 semanas en realidad son = 490 años. (1 semana tiene 7 días


y si lo multiplicamos por las 70 semanas: 7 X 70 = 490)

Estos 490 años estaban cortados o descontados de la profecía mayor, es decir los 2, 300 años,
por lo tanto lo que Miller hizo fue: Partiendo del año 457 a.C. sumó 490 años (de las 70 semanas)
le llevaron al año 33 d.C.

457 a. C. 2 300 años año 33 d.C.


+ 490 años - 490 años + 1810 años
= 33 d. C. año 1,810 año 1843 d.C.

Al descontar los 490 años (de las 70 semanas) de la profecía mayor, (la de los 2,300 días o
años) quedaban 1,810 años. Al seguir contando, partiendo del año 33, los 1,810 años le llevaron
a 1843. Por lo tanto Miller concluyó que Jesús purificaría la tierra en otoño de 1843. Cuando la
fecha pasó, Miller expresó su decepción de que Cristo no había venido, pero instó a los creyentes
a seguir aguardando la pronta venida del Señor. En Febrero de 1844 un grupo de predicadores
adventistas, que no incluía a Miller, concluyó que la profecía no terminaría sino hasta el otoño de
1844. Llegaron a esa conclusión porque notaron que Miller había contado el año cero; es decir,
en la era antes de Cristo, los años se contaban de manera decreciente: 5, 4, 3, 2, 1 a.C. al pasar a la
era cristiana Miller contó un año cero y luego continuó 1, 2, 3, 4, 5 d.C. por eso le llevó al año
1843. Pero el grupo de adventistas pasaron del año 1 a.C. al año 1 d.C. y los llevó al año 1844.

457 a. C. 2 300 año 34 d.C.


+ 490 - 490 +1810 años

= 34 d. C. 1,810 año 1844 d.C.

El 22 de Octubre se calculó sobre la base de la fecha para el día de expiación judío, en el


séptimo mes del calendario judío Karaíta. La fecha del 22 de Octubre se aceptó lentamente; Mi-
ller mismo decidió que el 22 de Octubre de 1844 era la fecha correcta apenas dos semanas antes
del día decisivo.vi
Hacia una comprensión más completa del Ministerio de Cristo
El cálculo había sido correcto, la profecía era clara y el cómputo exacto; ¿Cuál pues había
sido el error? el problema fue en la interpretación de qué significaba el santuario y qué aconte-
cimiento sucedería al fin de ese período profético, es decir, qué significaba la expresión: “el san-
tuario será purificado”.
Como resultado de la decepción pasada, muchos abandonaron el estudio de la Biblia y su fe,
pero otros decidieron en oración, seguir estudiando el significado de esta profecía y el ministerio
de Cristo a favor de la humanidad. Los esfuerzos fueron recompensados con una mejor com-
prensión del ministerio de Cristo en el santuario celestial y su decepción fue transformada en
esperanza y gozo.vii
El 23 de Octubre de 1844, Hiram Edson y un amigo millerita decidieron animar a quienes,
como ellos, se habían chasqueado. Mientras cruzaban el maizal de Edson después de orar juntos,
Edson tuvo una iluminación en forma repentina. “Le pareció que una mano le tocaba el hom-
bro. Alzó los ojos y vio, como en una visión, los cielos abiertos y a Cristo en el santuario entran-
do en el lugar santísimo para comenzar su ministerio de intercesión a favor de su pueblo, en vez
de salir del santuario para purificar el mundo por fuego.”viii Los milleristas habían pensado que el
Santuario que debía ser purificado (Dan. 8:14) era la iglesia en la tierra, la que sería purificada del
pecado en la segunda venida de Cristo. Ahora Edson comprendió que el Santuario que debía ser
purificado no estaba en la tierra sino en el cielo; el 22 de Octubre marcaba el comienzo, no el fin,
del día antitípico de expiación. Jesús había entrado en el lugar santísimo del Santuario celestial
para realizar una obra especial antes de venir a esta tierra.ix El Santuario era el cielo no la tierra.
Edson y sus amigos milleritas reexaminaron las Escrituras guiados por esta convicción. En
1845 Owen R.L. Crosier elaboró el punto de vista de Edson, articulando más tarde la posición
adoptada por los Adventistas del Séptimo Día. El 22 de octubre marcó el comienzo de la purifi-
cación del Santuario celestial y la iniciación del juicio investigador previo al advenimiento; la se-
gunda venida de Cristo a la tierra estaba en el futuro. Encontraron además que no se debía fijar
ninguna fecha específica para ello.x
¿Por qué debe realizarse un juicio investigador anterior al advenimiento?
Anexo 1
Este juicio no es para beneficio de la Dios. Es primariamente para beneficio del universo,
puesto que refuta las acusaciones de Satanás y provee para la creación no caída la seguridad de
que Dios permitirá entrar en su reino únicamente a los que estén verdaderamente convertidos.
De modo que abre los libros de registro para una inspección imparcial (Dan. 7, 9,10)
Los seres humanos pertenecen a una de estas tres clases: (1) los malvados, que rechazan la au-
toridad de Dios, (2) los creyentes genuinos, que confiando en los méritos de Cristo por la fe vi-
ven en obediencia a la ley de Dios, y (3) los que parecen creyentes genuinos pero no los son.
Los seres no caídos pueden distinguir fácilmente quienes pertenecen a la primera clase. Pero,
¿quién es un verdadero creyente y quién no lo es? Ambos grupos están escritos en el libro de la
vida, que contiene los nombres de todos los que alguna vez han pasado a estar al servicio de Dios
(Luc. 10: 20; Fil. 4: 3; Dan. 12: 1; Apoc. 21: 27). La misma iglesia contiene el trigo y la cizaña
(Mat. 13: 28-30).
Los seres no caídos de la creación no son omniscientes; no pueden leer el corazón. Por eso se
necesita un juicio – antes de la segunda venida de Cristo – para separar lo verdadero de lo falso y
demostrar al universo interesado, la justicia de Dios que salva al creyente sincero. Requiere que
se abran los libros de registro y que se revele la verdadera naturaleza de los que han profesado fe
y cuyos nombres han sido entrados en el libro de la vida. xi
El día 22 de Octubre que se conoce como “El Gran Chasco”, aunque fue una experiencia
difícil para los pioneros adventistas, en realidad fue el inicio de la comprensión de una gran noti-
cia y esperanza: El inicio del Juicio investigador. El juicio de un Dios justo y bueno a favor de
todos aquellos que han aceptado a Jesús como su Salvador. El llamado es: “Temed a Dios y dad-
le gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el
mar y las fuentes de las aguas” (Ap. 14: 7). El mensaje que como iglesia predicamos, tiene como
centro el mensaje de los tres ángeles. Una predicación que proclama un mensaje de esperanza y
amor. Mensaje que es un llamado a adorar a Dios y vivir de tal manera que podamos dar gloria a
Dios con nuestro estilo de vida siempre. Mensaje que exalta una entrega diaria al Dios Triuno,
creador del cielo, la tierra y todo cuanto existe.
Los adventistas aprendieron la amarga pero correcta posición no establecer fechas para la ve-
nida de Cristo, sino estar preparados siempre para su retorno. Entendieron también, que la pro-
fecía tenía que ver con el cielo y no con la tierra. Comprendieron el valor del estudio profundo y
sincero de las Escrituras y la sensibilidad a escuchar y obedecer las indicaciones de Dios. ¡Que
podamos nosotros también aprender lo mismo!

i Asociación Ministerial de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Creencias de los Adventis-

tas del Séptimo Día. Publicaciones Interamericanas: Nampa, Idaho, 2006. Pág. 361.
ii Arthur L. White, Elena de White Mujer de Visión. Casa Publicadora Sudamericana, Buenos Aires, Argentina, 2003.

Pág. 23
iii DF 588, Manuscrito de Hiram Edson. Review And Herald, 23 de Junio de 1921.
iv Elena de White, Primeros Escritos. Publicaciones Interamericanas: Mountain View, California, 1979. Pág. X.
v Ibid. XI, XII.
vi Asociación Publicadora Interamericana y GEMA Editores, Teología, Fundamentos Bíblicos de Nuestra Fe. Tomo 1,

Serie: Fundamentos de la Iglesia. Asociación Publicadora Interamericana: Colombia, 2005. Pág. 46.
vii Creencias de los Adventistas del Séptimo Día, 362.
viii Primeros Escritos, XVIII.
ix Teología, Fundamentos Bíblicos de Nuestra Fe. Tomo 1, Serie: Fundamentos de la Iglesia, 47.
x Ibid, 48.
xi Creencias de los Adventistas del Séptimo Día,363.

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