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HISTORIA DE LA PSICOPATOLOGÍA

No existe registro sobre los trastornos psicológicos en tiempos prehistóricos pero los arqueólogos
han encontrado cráneos trepanados y en base en ello se ha planteado la teoría de que las
trepanaciones fueron realizadas para tratar los trastornos psicológicos al pensar las personas
prehistóricas que los espíritus malignos estaban atrapados dentro de la cabeza del paciente y
causaban el comportamiento anormal y que al liberarlos, la persona regresaría a la normalidad.
Otra interpretación es que la trepanación era usada para tratar problemas médicos. Esta práctica
fue hacha en todo el mundo, desde tiempos antiguos hasta el siglo XVIII, para varios propósitos,
ya fueran mágicos o médicos.

Otra práctica usada era la expulsión de espíritus malignos por medio del exorcismo. La persona
que recibía el exorcismo podía pasar hambre, recibir latigazos, recibir golpes, etcétera, con la
intención de expulsar a los espíritus malignos. En otras ocasiones eran ejecutados por ser
considerados peligrosos y una carga para sus vecinos. Estas prácticas eran realizadas por un
chamán, sacerdote o curandero, el cual era considerado por la comunidad como poseedor de
poderes mágicos.

GRECIA Y ROMA ANTIGUAS.

Fueron los primeros filósofos griegos quienes establecieron las bases para un estudio sistemático
de los trastornos psicológicos. Hipócrates no solo se ocupó del estudio de los males físicos, sino
también del estudio de los problemas psicológicos. Creía que había cuatro fluidos corporales
que influían en la salud física y mental y un exceso de cualquiera de ellos podría explicar los
cambios de personalidad y el tratamiento consistía en liberar al cuerpo del exceso a través de
métodos como la sangría, purgas y la administración de eméticos para establecer un equilibrio
más sano. Las opiniones de Hipócrates dominaron el pensamiento sobre los trastornos
psicológicos durante 500 años. Sin embargo estas perspectivas fueron contrarrestadas por la
creencia en los espíritus.

En Roma, en el siglo I a. c. Esclepiades se revelo contra la creencia hipocrática del


desequilibrio de sustancias corporales que causaban los trastornos psicológicos y reconoció que
las perturbaciones emocionales podían producir problemas psicológicos. Doscientos años
después, Claudio Galeno desarrollo un estudio anatómico para descubrir respuestas a las
interrogantes sobre el funcionamiento del cuerpo y mente humanos, sin embargo, mantuvo las
creencias de que la anormalidad era resultado de un desequilibrio en sustancias corporales. No
obstante, los escritos de Hipócrates y Galeno formaron la base del modelo sobre el
comportamiento anormal.
EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO.

En esta época no hubo avances médicos o científicos sobre los trastornos psicológicos y en los
casos en los que una persona buscara tratamiento médico, el doctor solamente podría ofrecer
métodos como las purgas y las sangrías.

Durante esta época resurgieron las creencias sobre la posesión espiritual, se recurrió a las
creencias sobre las supersticiones, la astrología, y la alquimia para explicar los fenómenos
naturales, las enfermedades psicológicas y físicas. Los rituales mágicos, el exorcismo y las
medicinas populares se practicaban en forma amplia y las explicaciones sobre la anormalidad
se basaban en la posesión demoníaca y las personas que buscaban ayuda en el clero eran
tratados como pecadores o brujas o encarnación del diablo. La ejecución de las personas
acusadas de la práctica de brujería se extendió a finales de la edad media y principios el
renacimiento.

En esa época se abrieron las puertas de los monasterios a personas con trastornos mentales y en
ellos se daban tratamientos primitivos, posteriormente se crearon casas de caridad, que se
conocieron después como asilos, por toda Europa para dar alojo a quienes padecían una
perturbación mental. Algunos hospitales empezaron albergar personas conocidas como
lunáticos. En los siguientes siglos el termino manicomio se volvió sinónimo de alojamiento
caótico e inhumano de personas con perturbación mental que languidecían sin tratamiento
durante años. Conforme se sobre poblaban los hospitales y los ocupantes se volvían mas
indisciplinados, los trabajadores de los hospitales recurrieron a cadenas y castigos para
mantenerlos bajo control.

Durante el Renacimiento no hubo avances científicos humanitarios en los tratamientos para


personas con trastornos mentales. Algunos relatos proponen que las caserías de brujas estaban
destinadas a personas con perturbaciones psicológicas, los tratamientos consistían en
deportación, tortura y quema en la hoguera.

En el siglo XVI se volvió a considerar que las personas con signos de posesión demoníaca
podían estar perturbadas psicológicamente. En 1563, un médico llamado Johann Weyer escribió
un libro en el que trató de desacreditar el mito de que las personas con perturbaciones
psicológicas estaban poseídas por el demonio, fue el primer avance desde la época de Galeno en
la descripción y clasificación del comportamiento anormal, sin embargo, fue desacreditado y
ridiculizado por ir en contra de las opiniones sostenidas por clérigos y políticos de la época pero
esas ideas fueron retomadas por Reginal Scot , quien negó la existencia misma de los
demonios.

MOVIMIENTO REFORMADOR. EUROPA Y ESTADOS UNIDOS.


En el siglo XVIII los hospitales se habían convertido en calabozos donde no se daban
atenciones a los pacientes. Las personas con trastornos psicológicos eran consideradas como
insensibles a los extremos de frío y calor o a la limpieza de sus alrededores.

A Vincenzo Chirugi se le encomendó la responsabilidad de dirigir un hospital para enfermos


mentales en Florencia e instituyo medidas y principios para el tratamiento de enfermos mentales
y en 1793 escribió un libro sobre las causas y clasificación de la locura, la cual consideraba
efecto de una discapacidad en el cerebro.

Philippe Pinel enfrento condiciones similares a las que enfrento Chiarugi, al ser nombrado
médico del hospital La Bicetre, un trabajador del recinto, Jean-Baptiste Pussin, quien había
comenzado el programa de reformas, influyo en Pinel y ambos hicieron reformas que mejoraron
las condiciones de vida de los pacientes, posteriormente, Pinel se convirtió en director del
Hospital de la Salpetriere, donde él y Pussin continuaron extendiendo las reformas.

Algunas reformas similares se dieron en Estados Unidos con Benjamín Rush, quien se unió al
personal médico del hospital de Pennsylvania y habló en favor de cambios en las condiciones en
que vivían los enfermos mentales, pero a pesar de sus contribuciones, él apoyaba prácticas como
los baños de agua fría, las purgas, las sangrías etcétera.

Sin embargo se siguieron dando los problemas que aparecían en la Edad Media al sobre poblarse
los hospitales y a que los tratamientos que se administraban a los enfermos eran ineficaces para
su curación.

NORMALIDAD-ANORMALIDAD

El empleo de la noción de normalidad presenta riesgos indiscutibles en manos de quien detentan


la autoridad medica, política, social, cultural, económica, etcétera. La normalidad se enfoca en la
mayoría de los casos a las relaciones con los demás, con el ideal o la regla. si en lugar de
formular y temer juicios de valor en relación con los demás en cuanto a una normalidad
eventual reantepusiera la comprobación del buen funcionamiento interior tal vez se podría
encarar las cosas de otro modo pero es muy difícil encontrar quien discuta el cracker subjetivo
de normalidad en relación con las realidades profundas de cada uno.

En el pasado, se asumía implícita que la salud mental era lo contrario de la enfermedad mental
era lo contrario de las enfermedad mental. Partiendo de esta concepción la ausencia de
psicopatología grave solía etiquetarse con conducta normal.
La distinción entre normalidad y anormalidad suele ser difícil de hacer o incluso de llega a hacer
de forma arbitraria debido a que los criterios en los que se basan para hacer tal distinción no son
totalmente uniformes. La anormalidad puede definirse en base a una función de infrecuencia o a
la desviación del promedio Hay cuatro criterios que se utilizan para por la comunidad de la
salud mental para el diagnóstico.

1. Angustia. La angustia y el nivel de dolor emocional o físico son comunes pero cuando el
nivel de dolor se vuelve tan grande que un individuo encuentra difícil funcionar, como
el caso de la depresión profunda o la ansiedad intensa, puede causar que se llegue la
incapacidad de realizar las actividades cotidianas.

2. Deterioro. En algunos casos esa angustia conduce una reducción en la capacidad para
funcionar pero hay casos en los que la persona no se siente molesta por ello. La
disminución en la capacidad de una persona para funcionar a un nivel óptimo o un nivel
promedio implica un deterioro.

3. Riesgo para sí mismo o para otras personas. A veces las personas actúan de manera
riesgosa para sí o para los demás. el riesgo se refiere a un peligro o amenaza para el
bienestar de la persona o para otras crean un riesgo que se considera inaceptable y
anormal.

4. Comportamiento sociocultural inaceptable. El ultimo criterio se basa en lo aceptable que


es una conducta dentro de la sociedad en la que tiene lugar

Aunque cualquiera de los criterios anteriores pudiera servir para definir la anormalidad, por lo
general se da una interacción entre ellos y ello causa que el diagnóstico y la definición de estas
situaciones sean tan complejos.

La tratar de entender el por qué las personas actúan y sienten en formas anormales, se han dado
tres criterios: biológico, psicológico y sociocultural. En otras palabras, el comportamiento
anormal surge de un conjunto complejo de determinantes del cuerpo, la mente y el contexto
social del individuo. Las perturbaciones que se dan en cualquiera de las áreas del
funcionamiento humano pueden contribuir al desarrollo de un trastorno psicológico pero las
causas de la anormalidad no pueden dividirse de una forma clara ya que hay interacciones entre
los conjuntos de influencias. Clases de vulnerabilidad, como la genética, se han propuesto para
explicar una predisposición para el desarrollo de trastornos psicológicos.

SALUD-ENFERMEDAD

A lo largo de los siglos las contestaciones a la pregunta “¿Qué es la locura?” muestran cambios
y estabilidad. Hay categorías respecto a la normalidad psicológica grave. Una es la del “Tonto
natural”- la persona con retardo intelectual desde el nacimiento o como resultado de un trauma
físico de la primera fase de la vida. Las descripciones históricas de “orate o loco” se refieren, a
menudo, a conductas notablemente desviadas-desaliño extremo, juicio muy pobre, alucinaciones,
ideas delirantes extrañas, apatía o hilaridad extremas, conductas perturbadoras, suicidas y
homicidas-, condiciones que hoy en día se denominarían psicosis. La melancolía o la depresión
crónica, la manía, la paranoia y los síndromes asociados con un daño en los sistemas endocrino y
nervioso central se encuentran entre las primeras descripciones de la locura. Antes del siglo
XVIII, en lo que hoy en día conocemos como neurosis se consideraba probablemente como
ejemplos de infelicidad, excentricidad o conducta disparatada más que una enfermedad o
patología.

Los conceptos de salud y enfermedad se enfrentan a los mismos problemas que las definiciones
de normal y anormal. Así, algunos han llegado a señalar que la salud es un estado
estadísticamente raro y sin embargo en absoluto anormal.

Según la Organización Mundial de la Salud, la salud no es solo la ausencia, sino un estado de


bienestar físico, mental y social completo. Para intervenir sobre los factores que conforman la
salud, enfermedad y la tasa de mortalidad de una población, deben estudiarse sus necesidades
sanitarias, instalaciones y programas futuros y la localización de los recursos financieros óptimos
para llevar a cabo estas intenciones.

La definición de enfermedad se entiende por muchos, en el campo de la psicología como el


trastorno mental, término que sirve como fundamento para toda clase de condición
diagnosticable. Un estado de ánimo o un pensamiento fugaz, un comportamiento extraño
ocasional o un sentimiento temporal de inestabilidad o confusión no constituye una enfermedad
mental. Dichas experiencias son normales y no son consideradas trastornos, a menos de que
sean tan graves que produzcan consecuencias serias. Para ser considerado clínicamente
significativo, el trastorno debe estar presente de manera consistente a lo largo del tiempo y tener
suficiente impacto para que la vida de la persona se vea afectada en forma dramática. Una
condición diagnosticable es una unidad organizada que se manifiesta en una amplia gama de
pensamientos, sentimientos y comportamientos.

El trastorno se asocia con la presencia de angustia, deterioro en la vida o riesgo grave y por ello
implica un costo persona y social, pero estas características no siempre se presentan en aquellos
que sufren de un trastorno aunque exista una incapacidad para el desarrollo óptimo de sus
actividades o en algunos casos puede ser que las actividades que desarrolla el individuo no sean
consideradas por la sociedad como extrañas o inaceptables dentro de una determinada cultura.

SIGNO, SÍNTOMA Y SÍNDROME

Los trastornos se reflejan en un síndrome conductual o psicológico. Un síndrome es una


colección de síntomas que forman una pauta definible. Es una colección de acciones
observables y los sentimientos y pensamientos reportados por el cliente. Los síndromes son una
combinación típica de signos y síntomas que aparecen en forma de cuadro o estructura, que no
ha de ser forzosamente causal.

Un signo es la manifestación o indicador de objetivo de un proceso o estado patológico y es


más observado por el clínico que descrito por el paciente. Se caracteriza por ser observable de
forma objetiva, cuantificable o mensurable por procedimientos diferentes a la apreciación del
paciente, simples en cuanto a la posibilidad de adscribirlos a un solo fundamento o sistema
biológico y son constantes en su duración. Los síntomas se convierten en patológicos cuando se
vuelven de una intensidad, frecuencia, conexión y persistencia y persistencia llegando a romper
una situación biográfica y causan sufrimiento al individuo.

El termino síntoma se refiere a al modo de vivenciar experiencias y formas de comportamiento,


sentimientos personales de daño o malestar que son reconocibles y que destacan de lo habitual y
cotidiano propio de las personas de una determinada esfera cultural. Es la manifestación
subjetiva de un estado patológico, que es percibido por el paciente y descrito por él mismo, más
que observado por el clínico. Son menos observables, menos cuantificables, más complejos y
menos constantes en su duración que los signos. Su complejidad se debe a que están
constituidos por elementos psíquicos y, en parte, por elementos físicos o signos.

EPIDEMIOLOGÍA Y SALUD PÚBLICA

La epidemiología es el estudio de la distribución, la incidencia, la prevalencia y la duración de


las enfermedades. En psiquiatría, los métodos epidemiológicos contribuyen al conocimiento de
las causas. La epidemiología es una de las ramas mas antiguas de la medicina, aunque se ubica
como ciencia en el siglo XIX, utiliza no solo métodos observacionales, similares a los
correlaciónales en la psicología, sino también experimentales. Los experimentos naturales en
epidemiología son similares a los ex post facto en psicología. La confusión alrededor del
término epidemiología se debe la juventud de dicha ciencia y a su carácter multidisciplinario.
Además de referirse a la ciencia, ubicada como instrumental también se refiere a un método de
investigación e incluso se habla de técnica metodologiílla epidemiológica, la cual es
correlacional y diferencial. La epidemiología busca elaborar modelos y teorías para relacionar
las variables y establecer relaciones causales entre factores de riesgo y sus efectos, aunque la
relación causal es en términos predictivos no determinantes.

Otro campo de interés en el estudio de la epidemiología y la psicología es el modelo de la salud


pública. Para el tema de la prevención, este se basa en a epidemiología y se aleja del modelo
tradicional de la salud mental por cuanto es constructivo al crear competencias. En este campo es
la prevención la que exige un nivel de análisis y una forma de pensar los problemas diferentes
que requieren de ajustes conceptuales. En este campo cobran sentido los términos factor de
riesgo y factores de protección, con sus respectivas implicaciones en la investigación por lo que
se debe tener en cuenta la historia y desarrollo de muchos problemas en las comunidades para
dar sentido ala detección de los problemas de forma temprana.

A pesar de los esfuerzos, es común que os programas de prevención no cuenten con datos de
investigación previa, ni con los datos de investigación sobre resultados, lo que explica el porque
la mayoría de las campañas preventivas aparentemente no muestren ser efectivas.

La psicología ha aprovechado en el campo de la salud la metodología de la epidemiología para


conocer los índices de distribución y frecuencia de los problemas que son de interés, así como
para la identificación de los factores y grupos dentro de la categoría de riesgo y establecer
relaciones con estilos y hábitos de conducta en la categoría de saludables.

Aunque en la actualidad el enfoque científico es aplicado de manera sistemática, pueden


encontrarse aun concepciones espirituales o místicas sobre el tratamiento físico y psicológico.

En la década de 1950 fueron introducidos medicamentos que controlaban algunos síntomas


debilitantes de la perturbación psicológica grave. Debido a la disminución impresionante de los
síntomas, estas medicinas fueron introducidas con prontitud a los tratamientos de los hospitales
psiquiátricos por ser una solución fácil al problema del control d los comportamientos
perjudiciales y extraños de las personas con enfermedades mentales o incluso curarlos pero
nadie se dio cuenta de los efectos secundarios que causaba y dio como resultado la desatención
de otros aspectos en el tratamiento de los pacientes. A pesar de los avances en el entendimiento
sobre la conducta anormal, las personas con trastornos mentales eran recluidas en instituciones
estatales sometidas a cirugías cerebrales para alterar el comportamiento, la aplicación de
choques eléctricos que con frecuencia eran castigo con el que se pretendía controlar a los
pacientes. Esto condujo a la necesidad de cambios en la administración de servicios de salud
mental que empezaron con la promoción de políticas diseñadas para sacar a las personas de las
instituciones para integrarlas a programas menos restrictivos.

Se inició un movimiento de desinstitucionalización que promovió la liberación de pacientes


psiquiátricos para colocarlos en programas de tratamiento comunitario que por la falta de una
adecuada planeación no tuvieron los resultados esperados.

Aunque la desinstitucionalización ha tenido un efecto profundo en la forma en que se prestan


los servicios de salud mental, la mayor parte de las comunidades no ha resuelto todavía el
dilema sobre la forma de tratar a las personas que no pueden hacerse cargo de sí mismas.

En la industria de los seguros el suministro de la salud pública se ha convertido en el estándar


por el que los terceros que pagan vigilan el rembolso para los servicios de salud. En un sistema
de atención administrada, todos os procedimientos médicos y de salud mental son evaluados
para asegurar que proporcionen el mejor valor terapéutico al menor costo financiero y desean
que la atención proporcionada a los clientes sea eficaz, barata y limitada a lo absolutamente
necesaria.

Por desgracia, muchos de los profesionales sienten que los ideales sobre los que fueron
desarrolladas las organizaciones del mantenimiento de la salud y sistemas de proveedores se
han visto comprometidos por los cambios realizados que conducen al ahorro en costos pero que
no prevén los efectos que tienen para sus clientes y la sociedad debido a que con ello, sus
clientes pueden recibir tratamiento inadecuado.
REFERENCIAS

• Bergeret Jean. La personalidad normal y la patológica (1980). Gedisa. España.

• Halgin, Richard. (2003); Psicología de la Anormalidad. Perspectiva Clínica sobre


Desordenes Psicológicos. México Mc. Graw Hill.

• Kaplan. I. Harold y Sadock (1987). Compendio de Psiquiatría. España: Editores Salvat.


2da Ed.

• Mesa Cid, Pedro J. (1999). Fundamentos de Psicopatología General. España. Ediciones


pirámide. P.65-93, 123-168.

• Schaerefetter, Christian. (1988). Introducción a la psicopatología general. Madrid:


Ediciones Morata.

• Vuela-Casal, Caballo E. V., (1995) Manual de psicopatología y trastornos psiquiátricos Vol.


1; España. Ed. Siglo XXI

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