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ENSAYO:

“LA INTEGRACIÓN, UN ROL QUE DEBEMOS ASUMIR COMO


SOCIEDAD”

Hoy en día la educación chilena esta dentro de un sin numero de


cuestionamientos, que están enfocados principalmente a una igualdad y
equidad de posibilidades para la inserción a universidades e institutos, en
donde entran las categorías de calidad, estatificación de la educación, en fin,
un gran numero de peticiones y exigencias, pero en las cuales el tema de
integración y diversidad no caben; es a partir de estas premisas que queremos
abordar la temática de la integración como una labor social que nos
corresponde a todos como miembros de una sociedad y no solo a actores
específicos.

¿Cómo podemos llegar a hablar de igualdad y equidad, si no


consideramos a las diferencias, ya sea, físicas, psicológicas, ideológicas, etc.
partes de la conformación propia de un ser humano? ¿Qué nos hace pensar
que alcanzaremos la tan anhelada “calidad en educación”1 sin contemplar la
diversidad como parte de nosotros? ¿La estatificación de la educación, lograra
entregar una enseñanza integral, sabiendo que los principales intereses de los
gobiernos solo buscan mejorar los índices económicos a través de mano de
obra barata que ayude a la producción del país y no una integración del
mismo? Éstas son solo algunas de las tantas preguntas que se pueden
formular, las cuales increpan, no tan sólo a los gobiernos de turno, sino que
también a la sociedad de la cual somos partes.

Si bien sabemos que la educación fundamentalmente busca normalizar


a la sociedad, ésta debe ser solo en pro del desarrollo del individuo, generando
con ello, a un sujeto autónomo e integral, ahora bien debemos tener en claro,
que en ella confluyen, equívocamente, intereses políticos y económicos, los
cuales en ningún momento buscan educar en la integración, y mucho menos,
entregar las herramientas para poder desarrollar a los individuos como sujetos
1
Se hace el alcance, de que el concepto de “calidad” es propio de un ethos empresarial como lo plantea
Juan Casassus en la crítica que hace al nuevo proyecto de ley general de educación (2007)
autónomos, éstos intereses, mas bien intentan envolver en una nebulosa a la
educación y mantener así las garantías de las cuales hoy se jactan.

Podríamos decir entonces, que hoy la integración de estas diferencias a


la escuela, es prácticamente nula, e impensable poder integrarlas a la
sociedad, esto debido a la falta de políticas educativas verdaderamente
integradoras, y como hemos venido diciendo, por lo intereses políticos y
económicos que hay detrás. Pues, si se busca generar una integración efectiva
de las diferencias, éstas deben surgir desde la base, y no encima de un
sistema educativo del cual nadie confía, y que ésta lleno de intereses
personales.

Si hoy claramente contamos con escuelas diferenciales, las cuales


intentan sobrellevar las diferencias mas agudas, buscando esforzadamente la
integración de los sujetos educativos que las poseen, ésta no se cumple a
cabalidad, y no por una incompetencia de los educadores(as), sino mas bien,
porque al existir estas escuelas, se fomenta la división entre personas que no
las poseen y las que si, provocando que la enseñanza que se entrega, en pro
de la integración, muchas veces este condicionada por la integración que
ofrezca la sociedad para con el sujeto y no por la preparación que tenga el
sujeto que posee estas diferencias.

“Desde el mismo momento en que algunos alumnos, y no otros, son


considerados y apuntados como “los diferentes” ya inscribimos ese proceso
como separación y disminución del otro, contradictorio con aquello que los
textos de la reforma anuncian y enuncian” (Skliar, Carlos. Pág. 5)

Al igual que las escuelas tradicionales en la actualidad, visiblemente no


entregan una educación en donde se propongan proyectos de integración,
educan en base a los valores de la competencia y el egoísmo, dejando un
único y exclusivo fin, el de lograr que sus estudiantes consigan un buen puntaje
en la PSU, apuntando que en otras escuelas, ni siquiera contemplan este fin y
solo procuran pasar algunos contenidos para recibir el salario a fin de mes. De
esta forma, muchos de los proyectos de integración en las escuelas
tradicionales, poseen intereses económicos más que de integración.

“He visto con demasiada frecuencia como la idea de


integración/inclusión acaba por traducirse en una imagen más o menos
definida: se trataría de dejar la escuela tal como era y como está y de
agregarle algunas pinceladas de deficiencia, algunos condimentos de alteridad
“anormal”. Sólo eso, nada más que eso.” (Skliar, Carlos. Pág. 5)

Decimos esto, con el fin de contextualizar la educación en la que


estamos inmersos y dejar en claro que realizar políticas de integración arriba
de estas condiciones, no lograrán lo que realmente propone el Ministerio de
Educación y lo que nosotros como futuros educadores esperamos. Para poder
hablar de integración es necesario erradicar el diferencialismo de la educación,
realizar una escuela única, la cual sea capaz de recibir a todos los niños,
jóvenes y adultos de nuestro país, sin discriminar a los sujetos que posean una
discapacidad, cualquiera que ésta sea, dejando atrás las connotaciones
negativas que hoy se hacen.

“Por una parte, parece que la escuela, toda escuela, debería abrir sus
puertas de un modo incondicional, sin administrar la entrada de aquellos que
aún no están en ella; y debe hacerlo sin que una ley o un texto lo indique”
(Skliar, Carlos. Pág. 5)

Hablar de integración, requiere toda una reestructuración en todos los


campos de la educación, desde la formación del profesorado hasta la
construcción de las ciudades con accesos adecuados para las personas que
posean alguna discapacidad física. El profesorado debe asumir su rol como
educador y no evitar ni esconderse de los alumnos que contienen diferencias,
la formación del profesorado debe contemplar estrategias educativas para que
éste pueda asumir el rol de educar a los niños, jóvenes o adultos con diferentes
necesidades educativas, y no tener miedo a la llegada de un niño con alguna
diferencia, éste sea un profesor de enseñanza básica, como un profesor de
historia o cualquier otra especialidad, para que así no se produzcan barreras, y
lograr así, trabajar en conjunto con los educadores diferenciales, quienes
estarían presentes cumpliendo su rol pero en esta escuela única y no
diferenciadora. Los estudiantes que no posean este tipo de diferencias deben
estar abiertos a adquirir conocimientos como los que ya nombramos (lenguaje
de señas, escritura braile, etc.). Las familias deben asumir que son solo
diferencias, respetando la integridad de sus hijos, hermanos, padres, etc. Que
muchas veces se ven pasados a llevar por las mismas familias quienes tratan a
sus propios hijos, hermanos y padres, como niños que no son capaces de
resolver parte de sus problemas, generando así una dependencia aun mayor
por parte de los sujetos que las poseen. Es labor del gobierno generar una
ciudad con accesos y lugares de esparcimiento, no tan solo para los
discapacitados, sino para la población en general. Con esto queremos dejar en
claro que no hay un solo responsable, sino que somos todos mediadores para
lograr una verdadera integración y no una integración que quede solo en un
lindo nombre.

“El problema es de todos, a cada instante. No es del “diferente”, no es


del maestro, no es de las familias, no es de los otros alumnos. Por lo tanto,
estas propuestas deben suponer el hecho de repensar todo el trabajo –o la
ausencia de trabajo- en torno de las diferencias, de las diferencias conocidas y
de las desconocidas” (Skliar, Carlos. Pág. 5)

Ahora bien éstas condiciones no lo son todo, aportarían indudablemente


a la integración, pero sin una relación humana, una interacción de experiencias,
de comprender quien es el “diferente”, no lograremos nada, hay que sacar de
nuestras mentes basarse solamente en tecnicidades y discursos racionales.

“Si continuamos a formar maestros que posean sólo un discurso racional


acerca del otro pero sin la experiencia que es del otro, el panorama seguirá
obscuro y esos otros seguirán siendo pensados como “anormales” que deben
ser controlados por aquello que “parecen ser” y, así, corregidos eternamente”
(Skliar, Carlos. Pág. 8)
Para concluir, cabe decir, que si queremos lograr una integración, y
fomentar la igualdad para la sociedad de la cual hoy somos partes, debemos
asumir una responsabilidad como tal y comprender que las diferencias son
parte de nosotros, como personas constituidas en base a diferentes
experiencias, y comprender que las diferencias son propias de la humanidad.

“Por eso creo que en educación no se trata de mejor caracterizar qué es


la diversidad y quién la compone, sino en mejor comprender como las
diferencias nos constituyen como humanos, cómo estamos hechos de
diferencias. Y no para acabar con ellas, no para domesticarlas, sino para
mantenerlas y sostenerlas en su más inquietante y perturbador misterio”
(Skliar, Carlos. Pág. 7)

Bibliografía consultada:

• Casassus, Juan. “Una nota critica acerca del proyecto de Ley General
de Educación”
• Skliar, Carlos. ”Juzgar la normalidad, no la anormalidad. Políticas y
falta de políticas en la relación a las diferencias en educación”

Luis Escobar Ayala


Estudiante de Segundo Año
Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales
Mayo, 2007

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