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Índice
Introducción………………………………………………………………………. 3
1. ¿Qué es la Globalización?……………………………………………………… 3
5. Conclusiones……………………………………………………………………... 15
6. Bibliografía………………………………………………………………………… 17
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Introducción
1. ¿Qué es la Globalización?
Hirsch comentaba en 1996 que “el concepto de globalización está hoy en día muy
generalizado, independientemente de los puntos de vista políticos y teóricos que se
adopten” (Hirsch, 1996, p. 83). Sin embargo, la popularidad del término no está
relacionada con un significado claro, pues para el ciudadano común, la globalización
se hace evidente a través de las marcas internacionales de ropa, zapatos o de
artículos de todo tipo; de la presencia cada vez más frecuente de la tecnología en su
vida representada por el internet, las computadoras personales y todos aquellos
objetos de última generación que hacen su vida más fácil; de las formas de vida y de
un “definido universo de valores sociales y políticos” (Flores y Mariña, 2006, p.350)
que se le presentan como válidos y deseables independientemente de su cultura de
origen (Hirsch, 1996; Giddens, 2005; García, 2000); e incluso, a través de la difusión
en tiempo real de todo tipo de noticias de diferentes regiones del mundo. Con lo que
el concepto “globalización” se queda en el imaginario popular como que “tiene algo
que ver con la tesis de que todos vivimos ahora en un mismo mundo” (Giddens,
2005, p. 20).
La conseja popular dice que de tanto repetir algo, éste se convierte en real, así ha
sucedido con el concepto “riesgo”, el cual es una creación social para denominar
“peligros que se analizan activamente en relación a posibilidades futuras” (Giddens,
2005, p. 35). ¿Cuáles son entonces los riesgos de la globalización? O expresado de
otra manera ¿Cuáles son los peligros de la globalización?.
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En 1997 Touraine afirmaba que, a medida que las contradicciones surgidas por los
cambios acelerados derivados de la globalización se instalan en la sociedad mundial,
se hace presente una desilusión generalizada respecto de los gobiernos, las
instituciones, los valores sociales y el sistema capitalista (Touraine, 1997). Lo
anterior da como resultado, una nueva crisis del progreso provocada por el cambio.
Al respecto, Giddens y Hutton (2001, p.7) afirman que “cada generación cree que
vive un periodo de grandes cambios, y nuestra generación no se diferencia en eso de
las demás”, por lo que no somos los únicos que vivimos periodos de cambio. En este
punto aparece una reflexión interesante, pues la globalización impone un concepto
de vida basado en el cambio permanente, continuo y acelerado (Touraine, 1997;
Tedesco, 2003) contrario al concepto de vida que dominó el periodo de la posguerra
y que se fundamentaba en la estabilidad profesional y familiar (Touraine, 1997;
Giddens, 2005).
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Si bien, como se mencionó anteriormente, el cambio forma parte de la evolución de
la humanidad, estamos frente a un cambio de características y proporciones
descomunales. En 2006, Tedesco afirmaba que al vivir en una época vertiginosa en
donde los cambios son lo común, se trastocaba la relación y percepción que las
personas tenían del tiempo, de tal forma que el futuro desaparece debido a la
incapacidad para proyectarse más allá de lo inmediato; el pasado se presenta como
algo fundacional sentando bases sin tener una relación clara con el presente y éste
toma el carácter de momentáneo y efímero desprovisto, creo yo, de una reflexión,
rumbo y sentido. Más que en otros tiempos, preguntas como ¿A dónde vamos? y,
¿Para qué? nos ayudarían a tomar conciencia de nuestra realidad con el ánimo de
unir el pasado con el presente y el futuro y así encontrar nuevos significados que
sirvan de referentes para crear nuevas formas de identidad y maneras de
convertirnos en personas (Tedesco, 2006; Touraine, 1997; Moral y Ovejero, 2004).
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Erik Erikson (Papalia, 2003) propuso el concepto de que la crisis no solo contiene un
potencial patológico, sino también es una oportunidad de crecimiento y desarrollo,
por lo cual al resolver la crisis, la persona tiene la posibilidad de madurar a etapas de
desarrollo psicosocial superiores y se sienta con un mejor estado mental y emocional
que el que tenía antes.
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El ser humano está constituido por varias dimensiones: física-biológica, intelectual-
profesional, afectivo-cultural, relacional y espiritual-religiosa (Cervantes, 2009), las
cuales necesitan desarrollarse de manera integral para conformar una personalidad
emocional y mentalmente sana, social y económicamente productiva para sí mismo y
los demás. Sin embargo en las condiciones actuales, caracterizadas por el cambio y
la velocidad en la transmisión de información y el conocimiento, se impone una
desorientación general, de tal manera que las nuevas demandas de la “era global”
afectan irremediablemente nuestras vidas (Giddens, 2005). Al respecto, Moral y
Ovejero (2004) apuntan que estas nuevas demandas son las causantes de crisis
personales de desarrollo que afectan a todos los seres humanos de una u otra forma.
Éstos investigadores se abocan principalmente al análisis del impacto de la
globalización en los procesos de formación de identidad en los adolescentes y en la
crisis de la adolescencia social en lo que ellos nombran “una sociedad adolescente
en crisis” (Moral y Ovejero, 2004 p. 72).
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Sin embargo, en condiciones económicas, políticas, sociales, culturales y laborales
tan inestables, los adolescentes están obligados a definirse y formar una identidad a
través de formas diferentes hasta hace unos años. Moral y Ovejero (2004) presentan
cuatro opciones: la conformidad acrítica, la asimilación singularizada, el rechazo
sintomático de lo establecido y la redefinición de identidades difusas. En la primera,
los adolescentes encuentran buen resguardo alienándose a los estilos de vida y de
pensar que se les presentan sin criterio ni defensa, de manera automática; la
asimilación singularizada es la sobreactivación del adolescente reforzada por el
ambiente de consumo, el cual le proporciona una gran cantidad de distractores para
mantenerlo “en movimiento” sin un sentido claro ni consciente de rumbo. Esta
situación puede tornarse peligrosa para el adolescente por el aburrimiento y hartazgo
que provoca y la necesidad de probar “nuevas experiencias” (Bellis y Hughes, 2003
citados en Moral y Ovejero, 2004). La tercera opción lo instala en un rechazo
compulsivo a todo como forma de hacerle frente a la realidad. Por último, la
redefinición de identidades difusas le da espacio a lo que ahora conocemos como
tribus urbanas, una serie de formas para
“rehacer aquellos lazos rotos o perdidos, producto de los fenómenos mundiales de
modernización [privilegiando los lazos emocionales y afectivos propios] de la
comunidad de hermanos, de los que comparten un destino y una finalidad común”
(Silva, 2004. P.121).
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3.2 Riesgos Psicosociales Emergentes en el Adulto
Los seres humanos dedicamos una gran cantidad de años al trabajo, por lo que el
tipo de empleo o actividad que desempeñemos genera un estilo de vida y de
relación con el mundo. A este respecto se desea que nuestra actividad laboral sea lo
suficientemente atractiva, significativa y productiva para fomentar el bienestar, la
salud física, emocional y mental de la persona.
Sin embargo, las nuevas formas de organización laboral derivadas de los procesos
globalizadores, generan una nueva concepción del trabajo que supone para los
trabajadores un aumento en los niveles de presión laboral propiciando la generación
de tensiones psicológicas debido al aumento en la carga de trabajo, urgencia en la
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realización del mismo, aumento en los ritmos y mayor responsabilidad (Serra.
2005).
El Mobbing es un proceso a través del que se ejerce una violencia extrema, de forma
sistemática y recurrente y durante un tiempo prolongado, sobre una persona en el
lugar de trabajo, con el fin de destruir todos los aspectos que componen su entorno
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laboral como su reputación, la comunicación y sus actividades laborales para
conseguir que abandone el lugar de trabajo (Serra, 2005).
Para esta última parte del trabajo me permití tomar en su esencia la idea principal
con la que comienza Delors (1997) el primer párrafo del libro "La educación Encierra
un Tesoro" pues ella abre la posibilidad de lograr un mundo menos caótico, ruidoso y
violento como el que vivimos actualmente, a través de la educación como
instrumento.
Nos encontramos en un punto del camino en el que sabemos más de lo que sucede
a nuestro alrededor, en donde la humanidad está más consciente de que la
globalización es un proceso irreversible y que la estabilidad que vivimos hasta hace
algún tiempo, ha cambiado. Sabemos también que la globalización se ha insertado
en nuestra vida cotidiana de muchas maneras afectando las relaciones con nosotros
mismos, con los otros y en sociedad; afectando inclusive, la manera de convertirnos
en personas y propiciando conflictos de identidad adolescente y confundiendo lo que
corresponde al ser adulto en una sociedad en crisis.
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¿De qué manera puede la educación ayudar a equilibrar a una sociedad mundial que
en lo personal y en su conjunto se encuentra en crisis? esa es la pregunta. Tomando
como base el documento que la Comisión Internacional sobre Educación para el
Siglo XXI elaboró y en donde se dice que la educación cumple una función esencial
en el desarrollo de los individuos y sociedades, presento a continuación algunos
aspectos que es necesario retomar para enfrentar y responder los desafíos
psicosociales generados por la globalización.
En primer lugar, la educación debe enseñar "a vivir mejor mediante el conocimiento,
la experimentación y la formación de una cultura personal" (Delors, 1997, p. 12). En
segundo, que propicie el desarrollo de la propia responsabilidad y la elaboración de
un proyecto de vida. En tercer lugar, que incluya aspectos éticos y culturales. En
cuarto, que se realice durante toda la vida, no solamente en el ámbito profesional,
sino también como una "estructuración continua de la persona humana" (Delors,
1997, p. 15).
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Por todo lo anterior, se requiere una pedagogía que integre todas y cada una de las
dimensiones que conforman al ser humano, independientemente de la edad o
condiciones del mismo. Una pedagogía que humanice la educación a través de
“contenidos de naturaleza humana (…), de interrelación personal [y de] ciudadanía”
(Cervantes, J., 2010, p.23) para romper la inercia, que coloca a la educación
exclusivamente y desde hace mucho tiempo, en el conocimiento y no en la persona.
Por lo que corresponde al área de la Psicología, los retos son grandes. Implican por
un lado, la formación de psicólogos más conscientes de sí mismos y de su
responsabilidad profesional y social, preparados académica y éticamente y con una
visión humana para que puedan responder a las cambiantes necesidades
psicosociales resultado de vivir en una etapa de transición mundial; y por otro,
acompañar en este mismo proceso a los docentes considerando su formación
integral como parte del modelo pedagógico. Recordemos que “uno no da lo que no
tiene” y, para ser congruentes necesitamos ser incluyentes.
Es por eso que para ayudar a la comunidad, primero hay que hacerlo con los futuros
psicólogos a través de:
• Un Sistema de Prácticas graduado que le permitan conocer su entorno social
inmediato para evaluar necesidades y establecer vínculos que les permitan
ayudar de una manera profesional, ética y con responsabilidad social a los
diferentes sectores (desde recién nacidos hasta adultos mayores).
• Un Programa de Intervención Psicológica Básica para que ellos mismos
puedan clarificar su proyecto de vida y de compromiso con su entorno familiar
y social.
• Un Programa de Servicio Social que implemente la “educación para toda la
vida” como un proyecto a largo plazo en el que se realicen talleres sobre la
problemática de la comunidad.
• Dimensionar la importancia de la Psicología de la Salud como área de
prevención en salud emocional y mental.
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La realidad está frente a nosotros, de nosotros depende aprender de ella para
continuar en el camino.
5. Conclusiones
Los cambios en las instituciones y estructuras básicas de la sociedad, así como las
transformaciones en las maneras de convivir con el mundo globalizado, generan
retos individuales y colectivos para hacer frente a la cantidad de tensiones, pérdidas
y adaptaciones.
Con los adultos, la situación no es mejor. Todos los riesgos de trabajo que en años
anteriores formaban parte de las campañas de prevención e higiene en el trabajo, se
han transformado en problemáticas psicosociales cada vez más complejas (Mobbing-
Burn-out), las cuales afectan directamente la calidad de las relaciones
interpersonales y de los vínculos establecidos.
Ni los adultos saben qué hacer ni cómo salir de ahí, ni los adolescentes encuentran
la manera de terminar su adolescencia con un proyecto de vida más claro. Al estar
alterados ambos procesos vitales, los adolescentes corren el gran riesgo de vivir en
la confusión permanente y los adultos de quedarse en la soledad, improductivos y
resentidos.
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desintegración paulatina de las relaciones humanas, al presentar patrones de
vinculación distorsionados y cargados de violencia que están, hoy mismo,
modificando la manera en la que los humanos nos convertimos en personas. La
presión, el agotamiento laboral y el acoso moral en el trabajo de los adultos, aunado
a una cultura de lo efímero, superficial e inmediato del mundo adolescente se
constituyen hoy por hoy, en un círculo peligroso en donde un sector cada vez más
amplio de adolescentes y otro de la sociedad no tienen los elementos para hacerse
cargo de sí mismos; y, por el otro, los adultos no encuentran las promesas de la
globalización y sí un miedo a envejecer en este mundo de las apariencias.
La Psicología como disciplina, tiene un gran reto. Por un lado la formación de los
futuros psicólogos dentro de una pedagogía que recupere al ser humano y todas sus
dimensiones, que sea incluyente, comprometida y ética. Por otro, acompañar a los
docentes encargados de esa tarea para que logren un desarrollo más armónico y
encaminado a clarificar y dimensionar la problemática psicosocial de las personas
durante este tiempo de transición.
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Bibliografía
García R., Juan Carlos. (s/a). Primeros Auxilios Psicológicos para intervenir con
personas en Crisis Emocional [en línea]
http://www.uaq.mx/psicologia/lamision/primeros_auxilios.html (consultado el 19
de febrero de 2011)
Giddens, A., Hutton, Will. Eds. (2001). En el límite: la vida en el capitalismo global.
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número 87, p.p. 72-79. Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos,
España. [en línea] http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/778/77808710.pdf
(consultado el 14 de febrero de 2011)
Serra P., Jorge. (2005). Los factores psicosociales como nuevos riesgos emergentes
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http://www.asepeyo.es/apr/apr0301.nsf/ficheros/PSI0510028%20Factores%20p
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línea] http://www.youtube.com/watch?v=3g1zTxk44HM (consultado el 16 de
febrero de 2011)
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