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ASTRÓLOGOS

La palabra ga·zerín solo aparece en la porción del libro de Daniel escrita en arameo (Da 2:4b–
7:28), y viene de una raíz que significa “recortar”, por lo que se cree que el término hace referencia
a aquellos que dividen los cielos en configuraciones. (Da 2:34.) Algunas traducciones españolas
(BAS, NC, NBE, Val) traducen la palabra aramea original por “adivinos”. (Da 2:27; 4:7 [vs. 4, NC;
NBE]; 5:7, 11 [vss. 7, 12, NBE].) “Aquellos que, según la posición de las estrellas a la hora del
nacimiento y por medio de diversos cálculos y adivinaciones [...], determinaban el destino de las
personas”, eran la base de este culto a los astros. (Gesenius’s Hebrew and Chaldee Lexicon,
traducción al inglés de S. P. Tregelles, 1901, págs. 166, 167.) La astrología es básicamente
politeísta. Se originó en el valle de la Baja Mesopotamia probablemente después del Diluvio,
cuando los hombres se apartaron de la adoración pura de Jehová. Con el tiempo, el nombre caldeo
llegó a ser en realidad sinónimo de “astrólogo”.
En esta pseudociencia de la astrología se creía que sobre cada sección de los cielos regía un
dios diferente. Se afirmaba que todos los movimientos y fenómenos celestes, como la salida y la
puesta del Sol, los equinoccios y los solsticios, las fases de la Luna, los eclipses y los meteoros,
eran obra de estos dioses. Por lo tanto, con regularidad se tomaba nota de estos movimientos
cósmicos, se dibujaban mapas detallados y tablas de ellos, que se usaban para hacer
predicciones. Existía la creencia de que todos los asuntos, tanto públicos como privados, los
controlaban estos dioses de los cielos. Como consecuencia, no se tomaban decisiones políticas ni
militares hasta que los astrólogos leían e interpretaban los agüeros y daban su consejo. De esta
manera la clase sacerdotal llegó a tener un enorme poder e influencia en la vida de la gente.
Alegaban poseer un poder y una perspicacia sobrenaturales, así como gran sabiduría. Los
babilonios no erigían ningún templo importante que no estuviese equipado con un observatorio
celeste.
En el siglo VIII a. E.C., al predecir la destrucción de Babilonia, el profeta Isaías desafió a los
consejeros astrólogos a que salvaran su ciudad de la condenación. Dijo con referencia a Babilonia:
“Te has fatigado con la multitud de tus consejeros. Que se pongan de pie, ahora, y te salven, los
adoradores de los cielos, los contempladores de las estrellas, los que divulgan conocimiento en las
lunas nuevas respecto a las cosas que vendrán sobre ti”. (Isa 47:13.)
En el transcurso de la historia, Daniel y sus tres compañeros llegaron a estar cautivos en esa
tierra de astrólogos. Puestos a prueba “en lo que respecta a todo asunto de sabiduría y
entendimiento”, el rey babilonio se dio cuenta de que estos hebreos eran “diez veces mejores que
todos los sacerdotes practicantes de magia y los sortílegos que había en toda su región real”. (Da
1:20.) Después, a Daniel se le llamó el “jefe de los sacerdotes practicantes de magia” (Da 4:9),
pero es importante señalar que nunca abandonó la adoración de Jehová para convertirse en un
observador de las estrellas, uno que ‘dividía los cielos’. Por ejemplo, Nabucodonosor se enfureció
tanto cuando los astrólogos y los demás “sabios” no lograron revelarle su sueño que exclamó:
“Desmembrados es lo que serán, y en excusados públicos serán convertidas sus propias casas”.
(Da 2:5.) Esta orden tan radical afectaba a Daniel y sus compañeros, pero antes de que la
ejecución se llevara a cabo, se condujo a Daniel ante el rey, a quien dijo: “Existe un Dios en los
cielos que es un Revelador de secretos”, pero “en cuanto a mí, no por ninguna sabiduría que exista
en mí más que en cualesquiera otros que estén vivos me es revelado este secreto”. (Da 2:28, 30.)
¿Quiénes fueron los astrólogos que visitaron a Jesús cuando aún era un niño?
Unos astrólogos (gr. má·goi, “magos”, Val, BJ, LT, RH [“Los Magos no eran reyes, sino adivinos
y sacerdotes de una religión pagana”, nota]) llevaron dones a Jesús cuando aún era un niñito. (Mt
2:1-16.) La obra The Imperial Bible-Dictionary (edición de P. Fairbairn, Londres, 1874, vol. 2,
pág. 139) comenta lo siguiente en cuanto a quiénes eran estos má·goi: “Según Heródoto, los
magos eran una tribu meda [I, 101] que alegaba interpretar los sueños y a la que se habían
encargado oficialmente los ritos sagrados [...]; eran, en suma, la clase docta y sacerdotal, y tenían,
según se suponía, la capacidad de sacar de los libros y de la observación de las estrellas una
perspicacia sobrenatural en cuanto a los acontecimientos venideros. [...] Las investigaciones
posteriores propenden a hacer de Babilonia, más bien que de Media y Persia, el verdadero centro
de la magia. ‘Originalmente, los sacerdotes medos no se llamaban magos [...]. Sin embargo, los
caldeos les dieron el nombre de magos debido a su casta sacerdotal, y es así como hemos de
explicar el que Heródoto dijera que los magos eran una tribu meda’ (J. C. Müller, Enciclopedia
Herzog)”.
Con razón entendieron Justino Mártir, Orígenes y Tertuliano al leer Mateo 2:1 que má·goi
significaba “astrólogos”. Tertuliano escribió: “Conocemos la afinidad que había entre la magia y la
astrología. Los que interpretaban las estrellas fueron, por consiguiente, los primeros [...] en
presentarle ‘dones’ [a Jesús]”. (“Sobre la idolatría”, cap. IX [The Ante-Nicene Fathers, 1957, vol. 3,
pág. 65].) En Oriente los “magos” por lo general eran personas admiradas “por sus dotes
adivinatorias y astrológicas”. (Nueva Enciclopedia Larousse, 1981, vol 6, pág. 6.080.)
Por lo tanto, según todos los indicios, los má·goi que visitaron a Jesús eran astrólogos. La Biblia
Nácar Colunga emplea la palabra “magos” con la siguiente nota aclaratoria: “Se distinguían por su
afición al estudio de la astronomía, o mejor, astrología, que era una ciencia adivinatoria basada en
el principio de que la vida de los hombres se desarrolla bajo la influencia de los astros”. En
consecuencia, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras emplea la palabra
“astrólogos” en Mateo 2:1.
No se revela cuántos astrólogos “de las partes orientales” le llevaron “oro, olíbano y mirra” a
Jesús, pero no existe ninguna base para aceptar el concepto tradicional de que eran tres. (Mt
2:1, 11.) Como astrólogos, eran siervos de dioses falsos, y fueron conducidos, consciente o
inconscientemente, por lo que a ellos les pareció una “estrella” que se movía. Alertaron a Herodes
de que había nacido el “rey de los judíos”, y Herodes por su parte trató de matar a Jesús. Sin
embargo, el complot fracasó. Jehová intervino y probó que Él era superior a los dioses demoniacos
de los astrólogos. De manera que estos se dirigieron a su tierra por otro camino, en lugar de volver
a Herodes, después de que “en un sueño se les dio advertencia divina”. (Mt 2:2, 12.)
La adivinación por medio del hígado y la astrología. Parece que la práctica de ‘mirar en el
hígado’ fue un aspecto especial de la astrología. (Eze 21:21.) En una escuela religiosa de Babilonia
se encontró una reproducción en arcilla de un hígado que data del tiempo de Hammurabi. Un lado
estaba dividido en zonas, que representaban el “día” y la “noche”. En el borde había señaladas
dieciséis secciones, y el nombre de cada una correspondía con el de la deidad que, según ellos,
regía la división celeste que esta representaba. Como en este tipo de adivinación se dividían los
cielos de una manera puramente imaginaria, se dividía de manera similar el hígado de sus víctimas
sacrificatorias. Cuando ofrecían estos sacrificios, miraban el hígado, al que consideraban un reflejo
en miniatura de los cielos, con el fin de vislumbrar qué agüeros les revelaban los dioses. (Véase
ADIVINACIÓN.)
Mólek y la astrología en Israel. Hoy es posible demostrar que la astrología estaba muy ligada
al culto a Mólek, un dios al que a veces se representaba con la cabeza de un toro. Los babilonios,
los cananeos, los egipcios y otros pueblos le rindieron culto al toro en representación de deidades
como Marduk, Mólek y Baal. Además, el toro fue uno de los signos más importantes del zodiaco:
Tauro. Era frecuente que al dios-sol se le encarnase en la figura de un toro: sus cuernos
representaban los rayos solares, y su vitalidad procreadora, la facultad “vivificante” del Sol. Por otra
parte, la vaca recibía la misma honra como símbolo de Istar o Astarté. Por consiguiente, cuando
Aarón y, más tarde, Jeroboán, introdujeron en Israel el culto al toro (o al becerro), a los ojos de
Jehová fue un pecado muy grave. (Éx 32:4, 8; Dt 9:16; 1Re 12:28-30; 2Re 10:29.)
Al reino apóstata de diez tribus de Israel se le censuró por adoptar este culto astrológico, pues
por esa causa “siguieron dejando todos los mandamientos de Jehová su Dios, y procedieron a
hacerse estatuas fundidas, dos becerros, y a hacer un poste sagrado, y empezaron a inclinarse
ante todo el ejército de los cielos y a servir a Baal; y continuaron haciendo pasar a sus hijos y a sus
hijas por el fuego y practicando la adivinación y buscando agüeros”. (2Re 17:16, 17.)
En el reino meridional de dos tribus, fue notoria la entrega del inicuo rey Acaz y de su nieto,
Manasés, al culto a las deidades estelares, así como a la diabólica práctica de sacrificar a sus hijos
en el fuego. (2Re 16:3, 4; 21:3, 6; 2Cr 28:3, 4; 33:3, 6.) Sin embargo, Josías, un rey que actuó bien,
“dejó sin negocio a los sacerdotes de dioses extranjeros [...] que hacían humo de sacrificio a Baal,
al sol y a la luna y a las constelaciones del zodíaco y a todo el ejército de los cielos”, y destruyó los
lugares altos “e hizo inservible para adoración a Tófet [...], para que nadie hiciera pasar a su hijo o
a su hija por el fuego a Mólek”. (2Re 23:5, 10, 24.) Por medio de los profetas Sofonías y Jeremías,
Jehová condenó la práctica de la astrología de aquel pueblo, como ‘el inclinarse en los techos ante
el ejército de los cielos y hacer firmes juramentos por Malcam (Mólek)’. (Sof 1:5; Jer 8:1, 2; 19:13.)
Una prueba más de la relación entre el culto a Mólek, al becerro y a los astros se halla en el
comentario de Esteban sobre la rebelión de los israelitas en el desierto. Cuando ellos le insistieron
a Aarón: “Haznos dioses que vayan delante de nosotros”, Jehová “los entregó a que rindieran
servicio sagrado al ejército del cielo, así como está escrito en el libro de los profetas: ‘No fue a mí a
quien ustedes ofrecieron víctimas y sacrificios [...], fue la tienda de Moloc y la estrella del dios
Refán lo que ustedes tomaron’”. (Hch 7:40-43.)
Dios condena la astrología. Una gran verdad, declarada con sencillez, es: “En el principio Dios
creó los cielos y la tierra”, lo que incluye los planetas de nuestro sistema solar y las estrellas
organizadas en constelaciones. (Gé 1:1, 16; Job 9:7-10; Am 5:8.) Sin embargo, a pesar de la
magnificencia de la creación, no era la voluntad de Dios que el hombre convirtiera en dioses estas
cosas creadas. Por lo tanto, prohibió estrictamente a su pueblo que adorara a “forma parecida a
cosa alguna que esté en los cielos arriba”. (Éx 20:3, 4.) Toda práctica de astrología estaba
terminantemente prohibida. (Dt 18:10-12.)
ZODIACO

Zona de la esfera celeste que se extiende unos 9° a uno y otro lado del plano de la órbita de la
Tierra alrededor del Sol. Segundo de Reyes 23:5 dice con respecto al rey Josías de Judá: “Y a la
fuerza dejó sin negocio a los sacerdotes de dioses extranjeros, que los reyes de Judá habían
colocado para que hicieran humo de sacrificio en los lugares altos de las ciudades de Judá y en los
alrededores de Jerusalén, y también a los que hacían humo de sacrificio a Baal, al sol y a la luna y
a las constelaciones del zodíaco y a todo el ejército de los cielos”. La expresión que aquí se
traduce “constelaciones del zodíaco” proviene de la palabra hebrea maz·za·lóhth, que solo aparece
una vez en la Biblia, aunque puede estar relacionada con la palabra Maz·za·róhth, que se halla en
Job 38:32. El contexto ayuda a aclarar su significado.
El descubrimiento de lo que podría llamarse la zona zodiacal suele atribuirse a los antiguos
babilonios. Estos observaron el aparente recorrido anual del Sol entre las estrellas, recorrido que
se conoce actualmente como la eclíptica. Los astrónomos podían notar que dentro de una zona de
unos 18°, 9° a cada lado de la eclíptica, se producía el movimiento aparente del Sol, la Luna y los
planetas principales, según se ve desde la Tierra. Sin embargo, hubo que esperar al siglo II a. E.C.
para que un astrónomo griego dividiera el zodiaco en doce partes iguales de 30° cada una. Estas
partes, conocidas como los signos del zodiaco, recibieron el nombre de las constelaciones
correspondientes. La palabra “zodiaco” viene del griego y significa “círculo de animales”, pues la
mayoría de las doce constelaciones del zodiaco en un principio tenían nombres de animales
terrestres o marinos.
En la actualidad estos signos ya no corresponden a las constelaciones de las que recibieron su
nombre originalmente. Esto es debido a lo que se conoce como la precesión de los equinoccios, lo
que resulta en un desplazamiento gradual de las constelaciones de 1° hacia el E. cada setenta
años, en un ciclo de aproximadamente veintiséis mil años. Por consiguiente, el signo de Aries se
ha desplazado en los pasados dos mil años unos 30° y ha entrado en el de la constelación Piscis.
Su conexión con la astrología. Las constelaciones del zodiaco fueron objeto de adoración
falsa desde los primeros tiempos de Mesopotamia. Se atribuyeron ciertas cualidades a cada una
de las diferentes constelaciones, que entonces se utilizaron en predicciones astrológicas basadas
en la posición o relación particular de los cuerpos celestes con los signos del zodiaco en cualquier
momento dado. Como se muestra en el texto de 2 Reyes 23:5, la astrología se introdujo en Judá
por medio de sacerdotes de dioses extranjeros que ciertos reyes habían hecho venir al país.
Jehová Dios había prohibido mucho antes tal culto a las estrellas bajo pena de muerte. (Dt 17:2-7.)
La astrología era una faceta predominante de la adoración babilonia. Sin embargo, las
predicciones de los astrólogos basadas en el zodiaco no la salvaron de la destrucción, como el
profeta Isaías había advertido de antemano con exactitud. (Isa 47:12-15; véase ASTRÓLOGOS.)
En la actualidad, los signos del zodiaco siguen desempeñando un papel importante en la
adoración de mucha gente. Es digno de mención que los signos del zodiaco se introdujeron en
algunas catedrales religiosas de la cristiandad, y se pueden ver hoy en, por ejemplo, la catedral de
Notre-Dame de París, así como en las catedrales de Amiens y Chartres (Francia).
¿Lo sabía?

¿Le agradaba a Dios que los israelitas practicaran la astrología?


Según cierto diccionario, la astrología es el “estudio de la influencia que tienen sobre la vida y
los acontecimientos humanos la posición y el movimiento de los cuerpos celestes”. A medida que
la Tierra viaja alrededor del Sol, al observador terrestre le parece que las constelaciones van
cambiando de posición. Pues bien, desde tiempos antiguos ha habido personas que afirman que
dichos movimientos tienen un significado oculto.
Todo indica que la astrología nació en la antigua Babilonia, pues allí se adoraba a las estrellas y
a las constelaciones. Los israelitas comenzaron a practicar esta forma de culto cuando se
desviaron de la religión verdadera. Tanto fue así que, para el tiempo del rey Josías, la astrología se
había extendido por todo Judá. Ahora bien, hacía siglos que Dios había dejado claro lo que
pensaba sobre este asunto, pues en la Ley mosaica había prohibido, bajo pena de muerte, adorar
a las estrellas (Deuteronomio 17:2-5).
Una de las medidas que tomó el rey Josías para restaurar la religión verdadera fue proscribir los
sacrificios “al sol y a la luna y a las constelaciones del zodíaco y a todo el ejército de los cielos”.
¿Por qué lo hizo? Según indica el relato bíblico, porque quería “andar tras Jehová y [...] guardar
sus mandamientos” (2 Reyes 23:3-5). Sin duda, este rey dio un buen ejemplo a todos los que
desean adorar a Dios “con espíritu y con verdad” (Juan 4:24).
¿Quiénes eran los “Hijos de Zeus” mencionados en Hechos 28:11?
El libro bíblico de Hechos cuenta que el apóstol Pablo, durante su viaje a Roma, navegó de
Malta a Puteoli en un barco que llevaba en lo alto de la proa dos esculturas de los “Hijos de Zeus”
(Hechos 28:11). En aquella época, el uso de estas figuras, llamadas mascarones, estaba muy
extendido.
Según la mitología grecorromana, Zeus (Júpiter) y Leda tuvieron dos hijos gemelos, Cástor y
Pólux. A estos “Hijos de Zeus” se los consideraba, entre otras cosas, expertos marinos capaces de
controlar el viento y el mar. Con el tiempo, se los empezó a venerar como dioses patronos de los
marineros. Los navegantes les presentaban sacrificios e invocaban su protección cuando se
producían tormentas. Además, creían que estos dioses gemelos demostraban su poder
manifestándose en lo que se conoce como el fuego de Santelmo, una ráfaga luminosa que a veces
aparece sobre los mástiles de las embarcaciones durante tormentas fuertes.
El culto a Cástor y Pólux se extendió por todo el mundo grecorromano, y cierta fuente antigua
menciona específicamente su existencia en la región cercana a Cirene, en el norte de África.
El barco del que habla el relato de Hechos procedía de Alejandría (Egipto), una ciudad cercana a
Cirene.
[Ilustración de la página 9]
ESTELA BABILONIA DEL REY NAZIMARUTTASH, RODEADO DE CONSTELACIONES
[Ilustración de la página 9]
DENARIO CON LA IMAGEN DE LOS “HIJOS DE ZEUS” (114-113 ANTES DE NUESTRA ERA)
[Reconocimientos de la página 9]
Estela: Réunion des Musées Nationaux/Art Resource, NY; moneda: gentileza de Classical
Numismatic Group, Inc./cngcoins.com
Nostradamus... ¿cuán creíbles son sus escritos?
“LO QUE él predice principalmente es el mal por venir; lo bueno solo figura en sus páginas
incidentalmente, y a intervalos muy separados.” Este comentario proviene de Charles A. Ward, que
no es crítico de Nostradamus, sino defensor.
Si los escritos de este astrólogo francés del siglo dieciséis predicen tanta calamidad, ¿por qué
han sido objetos de tanto interés hasta nuestro día? ¿Lo inspiró Dios? O, según opinan algunos,
¿se trata de que él haya ‘disparado tantas flechas en toda dirección que era imposible que fallara
en todo’? Además, ¿cómo puede explicarse la gran popularidad de que disfrutan los que predicen
el futuro como lo hizo Nostradamus?
¿Por qué tan populares?
La historia revela una línea larga de adivinos, astrólogos, sortílegos y profetas que han
complacido el deseo que tienen muchas personas de recibir alguna visión sobrenatural del futuro.
Pero la popularidad de estos clarividentes no se debe a la exactitud sobrepujante de sus
predicciones ni al cumplimiento de éstas. Más bien, se debe principalmente al interés apasionado
que sus clientes tienen por las artes de la magia.
Por ejemplo, en su libro A Seventeenth Century Exposure of Superstition (Una revelación del
siglo diecisiete de la superstición), P. Whitmore dice que la astrología “era y todavía es la
superstición más profundamente arraigada.” Según cálculos moderados, en tan solo los Estados
Unidos hay por lo menos 50 millones de personas que están envueltas en alguna forma de
astrología, o sea, ¡aproximadamente una de cada cuatro personas! Muchos astrólogos, lo mismo
que Nostradamus, adquieren fama, fortuna y favores personales de los aficionados a las prácticas
ocultas al aprovecharse de las esperanzas y actitudes de éstos para con el futuro.
El interés apasionado que muchas personas tienen por los horóscopos puede, como sucede
con el juego por dinero, cegarlas de modo que no vean las trampas envueltas en el asunto. Al
respecto, Eric Russell, en su libro Astrology and Prediction (La astrología y la predicción), habla de
una “inundación espantosa” pronosticada por la mayoría de los astrólogos europeos y
contemporáneos de Nostradamus. Estaban de acuerdo en que todos los planetas “estarían en
conjunción en el signo acuoso de Piscis... una indicación infalible de que el mundo conocido tenía
que ser destruido por agua. . . . Unos cuantos fundamentalistas presentaron el argumento de que
no era posible que esto fuera cierto porque, ¿no había puesto Dios el arco iris en el cielo como
promesa de que nunca volverían a abrirse las compuertas del cielo? . . . Los constructores de
naves sacaron grandísimos beneficios, puesto que todas las personas que pudieron permitirse el
lujo fletaron toda embarcación disponible en los puertos.” El mundo esperó, pero nada sucedió.
Russell continúa diciendo: “Los astrólogos más ingeniosos o perspicaces felicitaron al
cristianismo por la eficacia de sus oraciones en desviar la calamidad, mientras que otros astrólogos
posiblemente buscaron otra profesión. Pero, aunque los astrólogos de Europa pasaron vergüenza
por unas cuantas semanas, todo el incidente quedó olvidado dentro de un mes, más o menos, y de
nuevo los astrólogos estaban aceptando invitaciones para hacer el horóscopo de este príncipe
infante o de aquella república.”
Dicho sea de paso que, debido al alineamiento de los planetas, los astrólogos están prediciendo
que habrá terremotos, inundaciones y sequías alrededor de abril de 1982. Sin embargo, los
astrónomos explican que no habrá un alineamiento directo de los planetas. Más bien, habrá una
agrupación de la Tierra y los otros ocho planetas en un sector de 95 grados con el Sol. Si en 1982
ocurre un terremoto, inundación o sequía severa (los cuales ocurren continuamente, de todos
modos), muchas personas aceptarán los acontecimientos de ese año como predicciones exactas
de los astrólogos.
¿Cuán exactas?
De las 946 predicciones que se supone que Nostradamus hizo y que se atribuyen a él, se
considera que solo unas 70 han tenido alguna clase de cumplimiento. Calculado, esto representa
una proporción de éxito de aproximadamente el 7 por ciento. Sin embargo, en cuanto a los ‘éxitos,’
la Cyclopœdia de M’Clintock y Strong comenta que se cree que muchos de éstos son las
“descaradas falsificaciones” de sus intérpretes, incluso la predicción de su propia muerte. Otras
predicciones fueron “compuestas después de los sucesos a los cuales parecían aludir.” Se ha
tenido que “forzar” la aplicación de algunas predicciones, y, en el caso de otras, se indica que se
han ‘cumplido’ en diferentes sucesos.
No siempre es posible determinar la exactitud de las predicciones que los astrólogos hacen de
sucesos futuros porque tal vez sea necesario esperar siglos para el cumplimiento, si acaso alguna
vez tuvieran un cumplimiento. Pero cuando estos videntes tratan de temas o sucesos relacionados
con la Biblia, se hace más fácil determinar la fuente de la inspiración del profeta. Si la inspiración
proviene de Dios, la enseñanza del vidente siempre debe armonizar con la Biblia, la Palabra de
Dios.—2 Tim. 3:16; 2 Ped. 1:20, 21.
Nostradamus sí trató sobre algunos asuntos bíblicos. En cuanto al futuro, predijo “que antes de
la conflagración universal ocurrirán tantas inundaciones grandes, que apenas habrá tierra alguna
que no esté cubierta de agua, y esto durará tanto tiempo que a no ser por las Etnografías y
Topografías todo perecerá.” Sin embargo, Génesis 9:11 dice: “Jamás será exterminada toda carne
por las aguas del diluvio, ni el diluvio volverá jamás a devastar la tierra.” (Franquesa y Solé)
Nostradamus dijo: “Confieso cabalmente que todo proviene de Dios.” Lo que dice suena
impresionante, pero si sus predicciones fueran “de Dios,” ¿por qué habrían de chocar con la
Palabra de Dios?
Lo mismo pasa con sus cálculos cronológicos. Aunque afirma que llegó a ellos “simplemente
tomando como guía las Santas Escrituras,” Nostradamus también confiesa que su fijación de
fechas fue “ajustada por cálculos astronómicos.” Suena convincente, pero, ¿armonizan las dos
cosas?
Se hace obvio que a Nostradamus poco le importaba la Biblia, pero la empleaba cuando
cuadraba con sus propósitos. Aunque Nostradamus daba devoción nominal a la Iglesia Católica, la
siguiente descripción que hace de él Charles Ward resume no solo al hombre mismo, sino a la
fuente de la influencia detrás de sus predicciones:
“¿Qué es Nostradamus? . . . un formulador de acertijos, que se vale de éstos para predecir el
destino de los hombres; un hombre que es a la vez intrépido y tímido; sencillo, pero ¿quién puede
sondear su profundidad? Un cristiano superficial, en el fondo posiblemente un pagano.”
¿Claro u oscuro?
Lo mismo que otros pronosticadores, Nostradamus era perito en el empleo de la ambigüedad o
doble sentido como su recurso usual. En Astrology and the Popular Press (La astrología y la
prensa popular), Bernard Capp dice: “Nostradamus era maestro de la ambigüedad dramática, lo
cual ha mantenido vivas sus profecías hasta la época actual.”
Describiendo el mismo aspecto de ambigüedad en los cuartetos de Nostradamus, el escritor
James Laver declara lo siguiente en Nostradamus or the Future Foretold (Nostradamus o el futuro
predicho): “Estas estancias de cuatro líneas de verso francés enredado, que no se atienen ni a la
métrica ni a la sintaxis, que no están arregladas en orden inteligible y están erizadas no solo de
palabras en media docena de idiomas, sino de iniciales, anagramas y nombres inventados...
¿cómo puede esperarse hallar significado alguno en semejante publicación? Y en caso de que lo
hubiera, ¿valdría la pena buscarlo?”
En el prefacio de sus escritos, Nostradamus reconoce haber usado “oraciones oscuras y
abstrusas” para que “no ofendiera a sus oyentes.” Entonces hace una glosa de las palabras que
Jesús pronunció en Mateo 11:25: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los
pequeñuelos.” Sin embargo, los discípulos de Jesús han podido entender los dichos de su Maestro
en cualquier época y en cualquier idioma. Los dichos de Nostradamus permanecen oscuros,
convenientemente.
Nostradamus y lo oculto
Nostradamus (14 de diciembre de 1503 a 2 de julio de 1566) nació de padres de ascendencia
judeofrancesa que tomaron el nombre Notredame en el sur de Francia. A él se le llamó Michel de
Notredame. Sus padres habían sido convertidos al catolicismo. Ha habido muchas leyendas acerca
de los primeros años de su vida, pero se duda de la veracidad de estas leyendas que fueron
registradas por dos de sus parientes.
James Laver hace el siguiente comentario: “Investigaciones que se han realizado
últimamente . . . han revelado que los antecedentes nobles y pintorescos que todo escritor sobre
Nostradamus ha aceptado hasta ahora, no tienen base en la realidad.” Después de relatar una de
estas leyendas en que Nostradamus predijo que él y cierto noble iban a cenar un cerdo negro en
vez de uno blanco, Laver dice: “Por supuesto, no hay prueba de la veracidad de este cuento, . . .
Por fascinantes que sean estos cuentos, se debe confesar de una vez que la mayoría de ellos
descansan sobre la fe de biógrafos posteriores. Algunos de los relatos . . . aparecen por primera
vez en el siglo diecisiete, otros más tarde aún.”
En sus esfuerzos por predecir el futuro, Nostradamus estuvo profundamente envuelto en los
horóscopos, la magia, la astrología y los ritos paganos del conjuro. En la obra The Complete
Prophecies of Nostradamus (Las profecías completas de Nostradamus), el autor H. C. Roberts, que
él mismo es “estudiante de lo oculto,” dice: “Sin lugar a dudas, los métodos que Nostradamus
empleó y los resultados que obtuvo al investigar el futuro estaban fuera de la estructura de lo físico.
. . . fuerzas que hoy día agrupamos bajo el título general de ‘Percepción extrasensorial.’”
Sin embargo, hubo muchos que se opusieron a tal adivinación astrológica. Whitmore dice: “Los
escritos de los Padres primitivos de la Iglesia . . . contienen la condenación reiterada de los que
continuaran practicando los antiguos ritos paganos y sistemas de adivinación so pretexto del
cristianismo. Igualmente, los primeros Concilios de la Iglesia pronunciaron anatema contra los
astrólogos, sortílegos y adeptos de las ciencias ocultas . . . El Concilio de Trento [durante la vida de
Nostradamus] dictó en términos inequívocos que los obispos deberían suprimir la predicción
astrológica en sus diócesis y asegurarse de que todos los libros que fomentaran el arte fueran
destruidos.” Pero, ¿siguió la Iglesia Católica con acciones que fueran consecuentes con dichas
proclamaciones?
En The New Catholic Encyclopedia se revela que “el papa Julio II [1503-1513] empleó la
astrología para fijar el día de su coronación, y Paulo III [1534-1549] la empleó para determinar la
hora propicia de todo Consistorio. [Ambos papas fueron contemporáneos de Nostradamus] . . . La
astrología se hallaba difundida en la cultura europea tal como lo había estado en la cultura del
Imperio Romano, y, aunque se oponía a ella la doctrina oficial de la Iglesia, nadie atacaba el entero
modo de pensar que estaba detrás de ella.”
¿Qué era el “modo de pensar que estaba detrás” del arte oculto del horóscopo? La Gran
Enciclopedia Larousse confirma el hecho de que fue “juzgada la astrología por el cristianismo como
de inspiración demoníaca.”
Predicciones que se cumplen
¿Puede el que apostata de la verdad de la Biblia y se hace profeta servil de los demonios
predecir con exactitud algunos sucesos futuros? Sí, eso es posible. En Deuteronomio 13:1-5,
Moisés dio la siguiente advertencia: “Si surge en medio de ti algún profeta o vidente en sueños, si
te propone una señal o un prodigio, y llega a realizarse la señal o el prodigio anunciado, . . . no
escucharás las palabras de ese profeta o de ese vidente en sueños. . . . A Yahvéh vuestro Dios
seguiréis y a él temeréis, guardaréis sus mandamientos . . . Ese profeta o vidente en sueños
deberá morir.”—Biblia de Jerusalén.
De modo que no es simplemente por casualidad que se cumplen algunas de las predicciones
de estos falsos profetas. Pueden realizarse por medio de la manipulación de las fuerzas de
espíritus inicuos.
Desde el principio de la historia humana hasta la actualidad, las fuerzas demoníacas han
manipulado las mentes de humanos sumisos. A estos profetas humanos engañados se les inspira
a hacer expresiones que armonizan con planes demoníacos que, en Efesios 6:11, se llaman
“estratagemas” o “asechanzas del diablo.”—Nueva Biblia Española; Versión Moderna.
Satanás el Diablo y sus demonios pueden maniobrar a enteros sistemas políticos. La realidad
de esto se aclaró cuando el Diablo “le reveló [a Jesús] en un momento todos los reinos del mundo;
y le dijo el Diablo: ‘Te daré todos estos reinos espléndidos y la gloria de ellos... porque míos son
para dárselos a cualquiera a quien yo quiera dárselos.’” (Luc. 4:5, 6, The Living Bible) En este
mismo encuentro con Jesús, el Diablo hasta citó partes de las Escrituras en su esfuerzo por tentar
y engañar a Jesús.—Mat. 4:6.
Cómo distinguir entre los profetas verdaderos y los falsos
Había tres requisitos básicos que los profetas verdaderos de Dios tenían que satisfacer. Tenían
que (1) hablar en el nombre de Dios... lo cual el falso profeta que conociera el nombre hebreo de
Dios se tomaría indebidamente la libertad de hacer; (2) las cosas que predijeran tenían que
realizarse... lo cual en el caso de los falsos profetas pudiera suceder por casualidad o por
manipulación demoníaca; y (3) lo que profetizaran tenía que estar en armonía con la Palabra
revelada y los mandamientos de Dios hasta donde estaban en forma escrita en los días de ellos.—
Deu. 13:1-4; 18:20-22.
Es especialmente con respecto al tercer factor vital que fracasan Nostradamus y otros
pronosticadores. El hecho de que se meten en la magia, en el ocultismo y en la astrología los
desenmascara, ¡porque no hay un solo profeta bíblico que apoye el uso de la astrología al
comunicarse con Dios!
El profeta Moisés habló en términos claros, sin ambigüedad, en contra de profetas como
Nostradamus. Por inspiración divina dijo: “No debería hallarse en ti . . . nadie que emplee
adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni . . . un
pronosticador profesional de sucesos . . . Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a
Jehová.”—Deu. 18:10-12.
El servicio que los verdaderos profetas de la Biblia ejecutaban no era principalmente el predecir
sucesos futuros, como Nostradamus trató de hacer. La principal función que ellos desempeñaban,
como dice Eric Russell, constaba de “servir de conducto de comunicación entre el Creador y sus
criaturas.” También dice que el conocimiento del futuro se incluía en sus comunicaciones “solo
como cosa secundaria.”
Además, los profetas bíblicos que Dios comisionó nunca predecían cosas simplemente para
satisfacer la curiosidad de los humanos. Cada predicción estaba relacionada con la voluntad, los
propósitos, las normas o los juicios de Dios. (1 Rey. 11:29-39; Isa. 7:3-9) Y debido a que los
profetas verdaderos de Dios tenían como su propósito principal defender las normas morales y las
leyes de Dios, no era necesario esperar años antes que se pudiera determinar si el profeta era
verdadero o falso.
Entonces, ¿qué valor tienen las profecías de Nostradamus? Charles Ward lo describe como “un
hombre premiado por reyes; y no obstante, hasta donde podemos ver, no les proporcionó un solo
indicio provechoso que pudiera hacer que la vida de ellos transcurriera más tranquilamente, ni que
quitara de su paso un solo peligro.” “Claro está que no es profeta en el sentido antiguo y hebreo de
la palabra... como Isaías, Daniel, David, Juan.”

“En caso de que se levante en medio de ti un profeta o un soñador de un sueño y de


veras te dé una señal o un portento, y en efecto se realice la señal o el portento de
que te habló, . . . no debes escuchar las palabras de ese profeta o al soñador de ese
sueño, porque Jehová el Dios de ustedes los está probando para saber si están
amando a Jehová su Dios con todo su corazón y toda su alma. Tras Jehová su Dios
deben andar . . . y a él deben servir, y a él deben adherirse.”—Deu. 13:1-4.
[Nota a pie de página]
Oracles of Nostradamus, página 36.
[Tabla en la página 17]
Nostradamus dice La Biblia dice
Años desde Adán hasta Noé 1.240 1.656
Años desde el Diluvio hasta Abrahán 1.080 352
Años desde Abrahán hasta Moisés 515-516 425
Años entre Moisés y David 570 486
Años desde David hasta Jesús 1.350 1.105

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