Se entiende como desarrollo, la condición de vida de una
sociedad en la cual las necesidades auténticas de los grupos y/o individuos se satisfacen mediante la utilización racional, es decir sostenida, de los recursos y los sistemas naturales. Para ello se utilizarían tecnologías que no se encuentran en contradicción con los elementos culturales de los grupos involucrados. Este concepto integra elementos económicos, tecnológicos, de conservación y utilización ecológica, así como lo social y político. La esfera de poder, dentro del contexto social se hace necesaria como forma organizativa y de cohesión legítima, legal y funcional dentro de grupos sociales y como instancia de toma de decisiones entre individuos. Un sentido con mayor aplicabilidad y concreción en la definición de desarrollo, establecería que el mismo está caracterizado por condiciones en las cuales los bienes y servicios se encuentran crecientemente al alcance de los grupos sociales que conforman la sociedad. Esta característica implicaría una mayor integración social y económica dentro de las sociedades, y por ello se disminuiría la existencia de grupos viviendo en condiciones de marginalidad. Por otra parte el desarrollo establecería una condición de acceso a los servicios sociales y a la participación social activa. En el primero de los casos se hace referencia a los sistemas de educación, y a la satisfacción de las necesidades de sobrevivencia en términos de alimento, vivienda, vestido, salud y seguridad. En el caso de la participación social activa se refiere a la capacidad del individuo y de las instituciones sociales a garantizar que las agrupaciones de poder sean instancias de intermediación entre los sujetos y actores en la toma de decisiones. De conformidad con los conceptos dados a conocer como fundacionales en términos del desarrollo por la Organización de Naciones Unidas -ONU-, en su Informe Anual de Desarrollo Humano de 1990, se tiene que el desarrollo en general es básicamente un proceso de vida que permite contar con alternativas u opciones de selección para las personas. Las aspiraciones de las personas pueden ser muchas, pero fundamentalmente se refieren a tres: (a) la búsqueda de conocimientos; (b) la posibilidad de tener una vida prolongada y saludable; y (c) tener acceso a los recursos que permitan un aceptable nivel de vida. Es a partir de estas tres finalidades que se derivan muchas otras. Una de las principales características de los conceptos de la ONU es la reafirmación que las medidas macroeconómicas centradas en aspectos de producción y su relación con las poblaciones -caso de ingreso per capita-, tienen limitaciones. Entre estas limitantes se encuentra la evidencia de que el desarrollo si bien es cierto implica la posesión económica hasta cierto nivel, no se reduce sólo al aspecto de riqueza. Se hace énfasis en que el desarrollo humano incluye dos facetas complementarias. Una de ellas es la formación de las capacidades humanas. La otra, que esas capacidades puedan ser ejercidas en las diferentes esferas de la vida: económica, social, cultural o política. Componentes esenciales del desarrollo
De acuerdo con Haq (1995), economista paquistaní
considerado pionero de la teoría del desarrollo humano, es posible enumerar cuatro componentes básicos en el paradigma del desarrollo humano:
•Equidad: si el desarrollo implica ampliar la elección libre de las
personas, la gente debe gozar de equidad en el acceso a las oportunidades, el desarrollo sin equidad significa una restricción a las elecciones de algunos individuos de la sociedad. Se habla de equidad de oportunidades, no de resultados, lo que las personas hacen con sus oportunidades concierne a ellas mismas. Es importante reconocer que la equidad en el acceso a las oportunidades políticas y económicas debe ser vista desde el paradigma del desarrollo humano como un derecho humano básico. Esto demanda reestructuraciones fundamentales en las estructuras de poder de algunas sociedades como la distribución de los activos productivos (especialmente a través de la reforma agraria), la restructuración para una política fiscal más progresiva, un replanteo del sistema financiero con menores restricciones para los emprendimientos potenciales de la gente pobre, acciones que ayuden a limitar el poder político de minorías feudales y propender a eliminar las barreras sociales y legales que limitan el acceso de las mujeres y los grupos y etnias minoritarias a la vida económica y política. •Sustentabilidad: el desarrollo se debe lograr tanto para el hoy como para el mañana, las próximas generaciones merecen lograr el mismo bienestar que nosotros gozamos ahora, muchas veces se confunde con el problema de los recursos naturales, el cual es solo un aspecto, la idea en esencia significa sustentar toda forma de capital físico, humano, financiero y ambiental. Se deben llevar a cabo estrategias para reponer y regenerar toda forma de capital, que en sentido último significa preservar la propia vida humana. Este concepto no requiere un “puritanismo ambiental” de mantener el entorno en su estado actual, pues el progreso tecnológico crea sustitutos para los recursos naturales; lo que debe ser preservado es la capacidad de producir un nivel similar de bienestar humano.
•Productividad: para lograr el desarrollo se requiere un entorno
macroeconómico que posibilite desarrollar al máximo el potencial de las personas. El crecimiento económico es un componente esencial del desarrollo humano pero debemos tener presente que aquél es solo un subconjunto de éste.
•Empoderamiento: el concepto de desarrollo humano no es
paternalístico y no es basado en la limosna, se focaliza en el desarrollo llevado a cabo por la gente, la cual debe participar en las actividades, eventos y procesos que componen sus propias vidas. La peor política para las naciones pobres es dar lugar a la permanente limosna, pues tal estrategia no es consistente con la dignidad humana. Esto implica una política democrática en la que la gente influye en las decisiones acerca de sus vidas y una real descentralización del poder de gobierno.
El Desarrollo Socioeconómico
Para poder definir el concepto de Desarrollo Socioeconómico,
es importante aclarar primero lo que significa Desarrollo social y Desarrollo Económico de forma aislada. El desarrollo está comprendido por cuatro ejes importantes, la riqueza, la evolución, el progreso y el crecimiento; cada uno por separado o todas integradas, significan desarrollo. Este concepto, sin embargo, conlleva un cambio intrínseco que debe ser positivo. En este orden de ideas, puede decirse entonces que desarrollo económico sería un estado en el que los medios económicos de una sociedad alcanzan un nivel que permite a sus integrantes satisfacer sus necesidades con calidad, lo que implica que la economía está siempre relacionada con la sociedad, pues no hace falta decir que ésta no podría existir sin la segunda. El Desarrollo Social, entonces, comprendería un estado en que los individuos que integran la sociedad, gozan de bienestar, o al menos cuentan con la capacidad de obtenerlo, a todo nivel: salud, educación, economía, etc. Basado en ambos conceptos, puede afirmarse que el Desarrollo Socioeconómico vendría a ser aquel que permite a las personas contar con un sistema organizado que les provee de recursos, como el dinero, para satisfacer sus necesidades básicas y superfluas con calidad. Para que funcione correctamente, este sistema debe ser protegido y promovido por una estructura de jerarquía superior, como un gobierno, que base sus actividades en el respeto social.
EL SUBDESARROLLO
Se puede afirmar que el desarrollo humano es un proceso por
el cual se amplían las oportunidades de las personas. Las tres más esenciales son disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y tener el acceso a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida decente; pues, si no se poseen éstas, muchas otras quedarán inaccesibles. Entre otras oportunidades altamente valoradas, se pueden mencionar las libertades políticas, económicas, sociales y culturales, como también la posibilidad de ser creativo y productivo, gozar del respeto mutuo y disfrutar de la garantía de los derechos humanos. El desarrollo humano tiene dos aspectos, la formación de las capacidades como la mejora de la salud, el conocimiento y habilidades; y el uso que la gente hace de tales capacidades para el descanso, la producción o las actividades culturales, sociales y políticas. Los países en donde no se presentan las condiciones favorables en este sentido en ocasiones se los menciona como Subdesarrollados, la palabra pareciera tener una connotación de permanencia en el significado de remarcar la presencia de barreras que impiden que estos países avancen hacia el desarrollo. Otra forma de clasificarlos, es llamar a estos países “en vías de desarrollo” para dejar en claro la posibilidad de tal avance. Elementos comunes del subdesarrollo
Es posible encontrar en los países no desarrollados algunas
características estructurales comunes en menor o mayor medida, sin pretender hacer una enumeración tácita. Blanchard y Pérez Enrri (2000) mencionan:
•Baja renta per cápita: como consecuencia de la baja
productividad de los factores ocupados generalmente en actividades tradicionales en el sector primario. •Concentración de la tierra: generalmente el factor más importante en la estructura productiva de la economía se encuentra aglutinado en pocos dueños. •Escaso mercado interno: normalmente existe poca capacidad adquisitiva en la mayoría de la población, lo cual impide desarrollar un mercado propicio para generar industrias que aprovechen las economías de escala. •Mercados financieros poco desarrollados: a veces inexistentes, imposibilitando la generación de muchas inversiones y el fomento del consumo. •Problemas de empleo: generalmente gran parte de la población se encuentra desocupada o subocupada. •Escasos sectores generadores de divisas: el comercio exterior se encuentra concentrado en pocos bienes. Índice de Desarrollo Humano
La Organización de Naciones Unidas en su programa para el
Desarrollo estima un índice de desarrollo humano (IDH) en forma periódica y a nivel mundial. El informe del año 1990, influido por los aportes sobre todo de Mahbub ul Haq, introdujo una nueva forma de medir el desarrollo mediante la combinación de indicadores de esperanza de vida, logros educacionales e ingresos. El IDH define un valor mínimo y uno máximo para cada dimensión, denominados objetivos, y luego muestra la posición de cada país con relación a estos valores objetivos, expresados mediante un valor entre 0 y 1. El componente de educación está compuesto por las tasas de alfabetización de adultos y de la tasa combinada bruta de matriculación en educación primaria, secundaria y terciaria, ponderado para que la alfabetización de los adultos tenga una mayor importancia en las estadísticas. Debido a que la tasa mínima de alfabetización de los adultos es 0% y la máxima es 100%, el componente de alfabetización de la educación para un país con una tasa de alfabetización del 75% será 0,75. La estadística de matriculación bruta combinada se calcula de manera análoga. Estas cifras son un reflejo del acceso a la educación de buena calidad necesaria para llevar a cabo una vida productiva en la sociedad actual. La esperanza de vida se calcula con un valor mínimo de 25 años y un valor máximo de 85 años. Por lo tanto, el componente de longevidad para un país con una expectativa de vida de 55 años sería de 0,5. Su importancia radica en que una vida prolongada es valiosa en sí misma y en el hecho de que varios beneficios indirectos están relacionados como una adecuada nutrición y una buena salud. En el componente de riqueza, el objetivo para el ingreso mínimo es de US$100 (dólares estadounidenses) y el máximo es de US$40.000, ambos ajustados al poder de paridad adquisitiva. El IDH utiliza el logaritmo de ingreso per cápita para reflejar la importancia decreciente del ingreso con un PIB mayor. El manejo de los recursos es necesario para una vida decente, se precisarían datos sobre el acceso a la tierra, el crédito, el ingreso entre otros para calcular un índice más adecuado pero para ello es sumamente necesaria la mejora en cuanto a confiabilidad y relevamiento de los datos estadísticos de muchos países. El puntaje de los tres componentes del IDH se promedia en un índice general. Pues la idea es que los individuos no aíslan los diferentes ámbitos de sus vidas sino que experimentan una sensación general de lo que es el bienestar. Cabe mencionar que las tres medidas adolecen de una falla común que es que al tomar promedios de la población, no tienen en cuenta las tremendas divergencias que se presentan en la misma.
El subdesarrollo en América Latina
Para el año 2008, se calcularon los siguientes índices para la
región latinoamericana, donde se detalla la ubicación de cada país en el ranking mundial y además se especifica la clasificación que realiza el PNUD entre países con alto, medio y bajo desarrollo humano según el resultado del índice IDH se encuentre entre 0,8 y 1; 0,5 y 0,79; 0 y 0,49 respectivamente. Es de notar que, según esta clasificación, a partir del año 2005 no existen países latinoamericanos con bajo nivel de desarrollo humano.
EL DESARROLLO SOCIAL
El desarrollo social es un proceso de promoción del bienestar
de las personas en conjunción con un proceso dinámico de desarrollo económico; este, en el transcurso del tiempo, conduce al mejoramiento de las condiciones de vida de toda la población en diferentes ámbitos: salud, educación, nutrición, vivienda, vulnerabilidad, seguridad social, empleo, salarios, principalmente. Implica también la reducción de la pobreza y la desigualdad en el ingreso. En este proceso, es decisivo el papel del Estado como promotor y coordinador del mismo, con la activa participación de actores sociales, públicos y privados. Para algunos autores, el desarrollo social debe conducir a igualar las condiciones de bienestar prevalecientes en las sociedades industrializadas. Si bien actualmente se acepta que el desarrollo social debe adecuarse a las condiciones económicas y sociales particulares de cada país, existen estándares internacionales que se consideran “metas sociales deseables”. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y sus diferentes organismos asociados son el referente principal en esta materia. Según el criterio de Amartya Sen, “el desarrollo puede concebirse como un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos”. Esta interpretación del desarrollo, ha llevado a otorgar una importancia fundamental al concepto de desarrollo humano, como un proceso paralelo y complementario al desarrollo social. El desarrollo humano “se refiere a la creación de un entorno en el que las personas pueden desplegar su pleno potencial y tener una vida productiva y creativa, de acuerdo a sus intereses y necesidades”. Por otro lado, el enfoque de los derechos humanos se ha constituido en un referente de las políticas sociales, en particular los derechos humanos de segunda generación que se definen como “los derechos económicos, sociales y culturales, debido a los cuales, el Estado de Derecho pasa a una etapa superior, es decir, a un Estado Social de Derecho.” Entre los derechos sociales encontramos la seguridad social, el trabajo, la formación de sindicatos, la educación primaria y secundaria gratuita, un nivel de vida que garantice la salud, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios. Como resultado de este enfoque, se encuentran las demandas que buscan que los derechos sociales se reconozcan en las legislaciones de los países, pero que además se establezcan mecanismos que garanticen su cumplimiento y su control. Las mediciones tradicionales de desarrollo consideran factores como el Producto Interno Bruto (PIB), el PIB per cápita, el nivel de industrialización, entre otras. En el enfoque propuesto por Sen existen cinco tipos distintos de libertades: “1) las libertades políticas, 2) los servicios económicos, 3) las oportunidades sociales, 4) las garantías de transparencia y 5) la seguridad protectora”. Los factores considerados por las mediciones tradicionales son algunos de los medios para lograr estas libertades. Si bien el desarrollo social implica el mejoramiento de las condiciones de vida y de bienestar de toda la población, la tendencia de las últimas décadas ha sido la focalización de los programas sociales y la restricción de las políticas sociales universales. Esta tendencia ha estado definida por criterios de eficiencia y de optimización de los recursos fiscales limitados. Este enfoque de políticas públicas ha implicado que la principal meta de los programas sociales sea la reducción de la pobreza, particularmente de la pobreza extrema. El mecanismo para lograr este objetivo ha sido el impulso del desarrollo humano a través de la ampliación de las capacidades y de las oportunidades de los individuos. Estos últimos dos conceptos, que son el referente mundial en las políticas sociales, son una contribución de Amartya Sen. Un tema de especial interés es el vínculo existente entre el desarrollo social y el desarrollo económico. Actualmente, existe un consenso de que el crecimiento económico es condición necesaria, pero no suficiente para alcanzar el desarrollo social. Las propuestas actuales en la materia recomiendan dar un mayor peso a la “calidad del crecimiento”, esto es, lograr que el crecimiento económico sea incluyente y contribuya al desarrollo social.
LA ORGANIZACIÓN COMUNAL
La organización comunal constituye una forma en que los
habitantes de una comunidad se agrupan y ordenan en diferentes ocupaciones, funciones y responsabilidades de manera que toda la organización logre funcionar como un conjunto. Las organizaciones comunales no son exclusivas de un determinado grupo o sector de la población, estas pueden ser constituidas por todas las personas; buscando enfrentar problemas que les afecten y mejoren su situación y pueden ser proyectadas como uno de los mecanismos de participación más influyente en la sociedad contemporánea, generando la necesidad de ser pensadas dentro de una propuesta de gestión interna, democrática, moderna y estratégica, para asumir las relaciones internas y externas, con el fin de posicionarse como representante e interlocutora válida de un colectivo
Formas de organización
Los habitantes de una comunidad pueden organizarse en
diferentes formas según su interés común. Tales formas pueden ser:
•Mano devuelta: forma de organización rural en la que los
campesinos se agrupan con el fin de colaborarse mutuamente en el proceso agrícola, en la fase de la recolección de la cosecha favoreciendo de esta manera la participación y el trabajo organizado de sus miembros y la disminución de los costos que se pueden generar por la mano de obra remunerada. •Convites: sistema de organización comunitaria en la que un grupo de personas se reúne para llevar a cabo mejoras en infraestructura (caminos veredales, carreteras, puentes, adecuación de lugares comunitarios como escuelas, etc.). Quien convoca el convite, se encarga del alimento durante la jornada y del transporte al lugar correspondiente, si fuera necesario. Las personas que colaborarán deben llevar su propia herramienta de trabajo; su única remuneración se traduce en beneficio de la colectividad. •Asociaciones: conjunto de personas que se unen para alcanzar un fin común, específico y legal. La asociación se constituye por medio de un acta, donde se integran los estatutos que la regulan, en donde deben figurar las siguientes especificaciones: denominación, fines que se propone cumplir, dirección, ámbito territorial de acción previsto, órganos directivos y forma de administración, procedimiento de admisión y pérdida de la cualidad de socio, derechos y deberes de los socios, patrimonio fundacional, recursos económicos previstos, límites del presupuesto anual y aplicación que haya de darse al patrimonio en caso de disolución. •Cooperativas: agrupación de personas que se organizan por un fin económico y productivo que pretenda brindar bienestar y beneficio a sus integrantes así como también dar respuesta a algunas necesidades y problemas que se pueden solucionar mediante la unión y colaboración de todos. •Consejos Comunales: son agrupaciones populares de participación que se encargan de resolver ciertas necesidades que se tengan dentro de la comunidad donde se encuentren. Son instancias de participación, articulación e integración entre las diversas organizaciones comunitarias, grupos sociales y los ciudadanos y ciudadanas, que permiten al pueblo organizado ejercer directamente la gestión de las políticas públicas y proyectos orientados a responder a las necesidades y aspiraciones de las comunidades en la construcción de una sociedad de equidad y justicia social. La participación social en Venezuela
La participación social y política en Venezuela es de larga
data. Existen registros desde 1934 que dan cuenta del proceso organizativo en comunidades. Los pioneros que coadyuvaron en la fundación de los primeros conglomerados urbanos populares, tales como San Agustín del Sur, La Vega y Antimano (Distrito Capital), crearon organizaciones comunitarias llamadas Ligas de Colonos que luego pasarían a llamarse Juntas Profomento o Promejoras. Lo que comenzó como formas organizativas para resolver problemas del espacio social que ocupaban, adquiere mayor consistencia organizativa y fortaleza y se convierten en organizaciones populares, con capacidad de movilización comunitaria y de organizar protestas callejeras como instrumento de presión política al gobierno de Eleazar López Contreras. Una de estas manifestaciones tuvo que ver con las protestas en contra de los propietarios de casas destinadas al arriendo, obligando al gobierno a dictar un decreto mediante el cual se estableció un conjunto de regulaciones sobre el cobro de los alquileres. Para 1940 se había creado la Junta Central en la que se agrupaban las juntas promejoras. Para 1944 éstas se habían extendido a gran parte del país y dan un paso más: se constituyen en federaciones de juntas promejoras. Varios partidos políticos comenzaron a evaluar el potencial que le brindaban estas formas organizativas comunitarias para el desarrollo de sus agrupaciones y orientaron parte de sus acciones hacia éstas, realizando trabajos de penetración en los que trataban de imponer sus respectivas líneas políticas: Como resultado de ello, hacia finales del 45 lo que había demostrado un dinamismo organizativo comunitario daba muestra de fuerte estancamiento. Dado el cambiante clima político al inicio de los 60 resurgen las juntas promejoras. Las situaciones de alta conflictividad político- social de entonces las hacen sucumbir nuevamente. En 1964 el gobierno de Raúl Leoni lanza el Programa Nacional de Desarrollo de la Comunidad, desde el cual se coordinarían las acciones gubernamentales y comunitarias para la dotación de infraestructura para la urbanización, apoyo a las actividades deportivas y culturales con un marcado acento en el populismo asistencialista. Más que una forma de estimular la organización autónoma de las comunidades era una estrategia política diseñada para garantizar una adhesión al pacto de elites para garantizar la gobernabilidad tras la dictadura de Pérez Jiménez y neutralizar la influencia que pudieran tener otras fuerzas disidentes en estos sectores. Otro elemento que se destaca es que el Estado asume el rol de organizador de formas organizativas comunitarias. Estas organizaciones fomentadas desde el Estado, guiadas por intereses del partido en funciones de gobierno, tuvieron poco éxito y pronto se convirtieron en correaje de transmisión de Acción Democrática. Cayendo en el desprestigio y su posterior desaparición. La década de los 70 bien la podríamos caracterizar como un período de auge considerable de las formas organizativas populares. Se caracterizaban por dinámicas autónomas, prácticas democráticas y elevados niveles de participación social. Su accionar estaba fuertemente impregnado por demandas de carácter reivindicativo. Muchas de ellas realizaron planteamientos que trascendían lo social-reivindicativo para proponer transformaciones políticas en la formación social venezolana. Las muy variadas demandas de los sectores populares de alguna manera eran atendidas por una avalancha de recursos financieros. Parte de la renta petrolera fue usada para anular todo tipo disenso y crear consensos socio-políticos artificiales mediante la conciliación populista de intereses por parte de las elites que manejaban el Estado. Al final de la misma década, coincidiendo con el inicio de una prolongada crisis económica, tienen un reimpulso diversos tipos de organizaciones con finalidades distintas al igual que el origen de clases de las mismas. Es el auge de las asociaciones de vecinos y organizaciones sociales los cuales se ocupaban de temas como los problemas comunitarios y vecinales, lucha por instalación o mejoras en los servicios sociales y públicos, hasta organizaciones que tenían como interés el trabajo con jóvenes, niños y mujeres, organizaciones ecológicas, deportivas y religiosas, entre muchas otras. A lo largo de la década de los 80 lo que existía en términos organizativos se encontraba en situación de dispersión, debilitamiento y fragmentación. Se había llegado a una situación de retroceso en las formas organizativas. El copamiento de los partidos políticos de las asociaciones de vecinos, las cuales usaban como espacio de disputas y control, terminó por desgastar y desprestigiar esta forma organizativa vecinal. En la década de los 90 se inicia el resurgimiento de las organizaciones populares. Un renacer lento, progresivo, superando antiguos vicios, con planteamientos de horizontes políticos distintos ante la pérdida de referentes sistémicos que de alguna manera las alimentaron. Las movilizaciones populares tienen un incremento significativo, con un fuerte matiz reivindicativo. Las protestas van adquiriendo un carácter confrontacional violento. Las demandas reivindicativas y las de tipo político se van equilibrando abriendo paso a más formas organizativas. En el 92 se producen dos intentos de golpes de Estado. Hay un creciente apoyo de una porción considerable de los sectores populares a los responsables de las dos intervenciones militares y aumento del rechazo a la institucionalidad democrática liberal hasta el momento vigente. Muchas de las nuevas formas organizativas populares estaban motivadas por la adhesión a estos militares. La participación popular tiene un auge ciertamente multitudinario.
El Estado y el fomento de las organizaciones comunitarias
Con la aprobación de un nuevo texto constitucional en 1999,
se da un nuevo impulso a las formas participativas posibilitando la aparición de diversos tipos de las mismas. A lo que habría que añadir la estimulación profunda que hace el actual Presidente de la República para la organización social comunitaria. En el texto constitucional existen, al menos, existen unos 70 artículos que promueven la participación ciudadana en varios aspectos de la vida pública del país. Algunos de ellos hacen alusión directa a la participación popular. El mismo Estado nacional se ha reestructurado para facilitar la organización a través de mecanismos de información y atención ciudadana (líneas telefónicas gratuitas de atención, servicios de recepción y entrega documentos, servicio de taquilla única, horarios especiales de atención); estructura institucional gubernamental (Sistema de Planificación, Sistema Nacional de Control Fiscal, Sistema de Participación y Planificación Social); reconocimiento de derechos (derecho de petición, derecho de información, derecho de queja y reclamo, derecho de ser consultado, derecho de formular opinión, derecho de presentar propuestas). Promulgación de leyes en las que se alude de manera directa la participación social en los procesos que deben llevar a cabo instancias del gobierno, tales como la Ley Orgánica de Planificación; Ley de Asignaciones Económicas Especiales derivadas de Minas e Hidrocarburos (2006). La actual administración gubernamental elaboró un documento titulado “Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007”, que marca las directrices para la creación de de formas organizativas desde el poder central. A partir de estas líneas generales, el Estado se concibe como un facilitador del proceso de organización y participación dirigidas a la creación de un poder popular. En la Gaceta Oficial Extraordinaria n° 5.890 del 31 de julio de 2008, salen publicados veintiséis (26) decretos con Rango, Valor y Fuerza de Ley que abordan diferentes materias. En 14 de las cuales hay mención a consejos comunales, otras formas de organización y participación comunitaria, participación popular, formas de organización social, cualquier forma de organización y participación comunitaria, las comunidades organizadas. En una nota de prensa del Ministerio del Poder Popular para la Participación y la Protección Social se señala que “hay 6.600 Mesas Técnicas de Agua, 6.740 Comités de Tierra Urbana, 3.600 Bancos Comunales, 472 Mesas Técnicas de Telecomunicaciones, 27.872 Consejos Comunales, 4.156 Mesas Técnicas de Energía, 485 Medios Comunitarios y 7.800 Comités de Salud...” (Ministerio del Poder Popular para la Participación y la Protección Social, 2009, Internet) A partir de la promulgación del texto constitucional de 1999 y con mayor énfasis a partir de 2006, luego de la reelección del actual Presidente, se ha estado estimulando fuertemente la participación y la organización social comunitaria disponiendo gran cantidad de recursos económicos, técnicos y logísticos para fortalecer lo que desde la nueva hegemonía en la conducción del Estado ha llamado la construcción del socialismo del siglo XXI, teniendo como uno de sus pilares el poder popular.