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Introducción
Las convocatorias de cultos se sucedían en las puertas de las iglesias, como
hojas de un calendario que nos llevaba a un único destino, mientras los días empezaban
a crecer al ritmo de nuestra ilusión. Hasta que por fin, el invierno doblegó por completo
reconociendo su final y dio paso a la antesala de lo eterno. Las tardes ya no eran
oscuras, frías ni húmedas, sino decorados por los que pasear los sentidos y cada vez nos
recordaban más a aquellas calles que habíamos vivido en un sueño de siete noches de
primavera. En las calles apareció la pancarta más entrañable y las tiendecillas del
entorno de la Plaza Mayor se encontraron con las apreturas de todos los años.
Alguna mañana hemos pasado sin darnos cuenta bajo las parras que le dan
nombre a esta hermosa calle bastetana y hemos sabido, con toda certeza, que el tiempo
de lo auténtico ha llegado. Como niños, hemos perdido las tardes visitando iglesias
donde las formas de la ilusión van tomando cuerpo y hemos vuelto a descubrir los
pasos, como si fuera la primera vez.
Pero todo eso ya ha pasado, sólo pertenece al mundo de lo real, el de los sentidos
es otro que hoy empieza, porque hoy es Sábado de Pregón, antesala de lo que ha de
venir dentro de siete días. Atrás ha quedado un año, con los mismos esfuerzos, alegrías
y penas de siempre. Dejadlo pasar, despertad vuestros sentidos y disponeos a disfrutar
del gozo de la Verdad.
Como la verdad que preside a ésta monumental Iglesia, la primera de Baza, que
no es otra que Santa María de la Encarnación. Vosotros cofrades de Baza llamáis a este
templo igual que los accitanos llamamos a nuestra Catedral. Los dos edificios fueron
también mezquitas, en definitiva lugar de oración y acogida. Como la generosa acogida
dada a éste humilde pregonero que llega de la ciudad mitrada de Guadix, para pregonar
a la Cofradía que hoy nos congrega, la de los Méndez. Y como no, ser el que de palabra
a una Cofradía que podríamos denominar de centro y que se pasea todos los Jueves
Santo por una de las Ciudades más bellas de toda la Provincia granadina.
Presentación
Con la Venia del Hermano Mayor y Junta de Gobierno del Stmo. Cristo de los
Méndez.
Rvdo. P. Consiliario de la Cofradía del Stmo. Cristo de los Méndez.
Excmo. Sr. Alcalde e Ilmas. Autoridades.
Sr. Presidente y miembros de la Federación de Hermandades y Cofradías de
Baza.
Cofrades y amigos que me acompañáis, señoras y señores:
Es para el que les habla, un altísimo honor el poder dar éste III Pregón del
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Lcdo. En Historia del Arte por la Universidad de Granada.
Pregón pronunciado el sábado, día 20 de marzo del 2010 en la Parroquia del Sagrario-Iglesia Mayor, Sede
Canónica de la cofradía del Stmo. Cristo de los Méndez.
I
Santísimo Cristo de los Méndez. Quisiera dar las gracias de corazón a mi presentador,
Juan Antonio por las palabras tan generosas recibidas en mi presentación. Y es de
agradecer y agradezco a la Junta de Gobierno de la Hermandad del Stmo. Cristo de los
Méndez, y a quienes pusieron en mí su confianza en dar este pregón, la buena voluntad
que tuvieron y que jamás podré corresponder.
“A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.2”
II
mi Bendita Madre, porque bajo su mirada, de la que nunca apartáis la vuestra, se entra
en mi Reino, por la puerta reservada a los héroes, a los santos y a los buenos cofrades de
Baza.
Cállense, y oirán las pisadas de los penitentes descalzos. Ese ruido blando y
suave como de caricia, de los pies blancos, de la carne rosada y sin durezas sobre el
suelo adoquinado, pulido y frío. Esa carne que no sabe pisar descalza, y que parece que
roza la calle con un imperceptible chasquido de beso.
III
“Venimos por el madero”,
más los caseros sin saber que hacer
quedaronse perplejos.
Al cabo de los días
los mismos ángeles
llenos de inusitada alegría
al ver su gran obra llena de valía
bajaron del cielo
para traer el madero,
hacia su querida y admirable Baza.
Convertido así por los silgos de los siglos
en el Señor de Baza,
el mismo que cada año repite
y presta su estampa
a la mejor estirpe de Baza.
IV
tierra sobre la que se alza el Cristo de los Méndez, y a cuyas plantas florecen los rosales
entrelazados, como una última oración, surgida de la propia muerte de todos los
cofrades de Baza.
Y son sus cuatro hachones los que serenan con la luz de la cera, y absorben
nuestros sentidos y tiñen las horas mas amargas de Cristo con su tenue y sagrado
temblor. Porque es en cada Jueves Santo cuando nos encontramos con la última noche
de Jesús, con su silencio, su frío y su soledad.
El que ahora llega a la Plaza Mayor, es el hijo del carpintero, el que sus vecinos
llamaban Nazareno, uno de los suyos, hasta que dejó de serlo. Es ese hombre clavado en
la Cruz de la Redención, rodeado de acusadores. Que muere por todos los hombres. Por
eso, es el eje de la Historia de la humanidad y de la de cada ser humano. Todo lo demás
viene a ser expresión de este misterio, del encuentro con la verdad, que es el Amor de
Dios, esto es, Cristo entregado hasta el extremo.
La plaza que antepone a la monumental iglesia del Sagrario, está abarrotada por
cientos de cofrades, que ansiosos esperan ver a su Cristo de los Méndez. El paso avanza
abriéndose camino entre un mar de gentes. Cristo, sobre su majestuoso paso escucha
cada plegaria, cada voz que se le acerca en su anual cita de un renovado Jueves Santo.
4
F. Vázquez Perea
V
Capataz:
Ni la ráfaga de luz
Ni el clavel en la ventana
ni el cuchilla de la noche
Ni la música siquiera
en la sedienta garganta.
ni el azogue de la estrella,
VI
ni el hálito del candor
ni el pétalo de la brisa.
“Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer
con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta
Palabra de verdad.
No veo las llagas como las vió Tomás pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea
más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame.
¡Memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma
que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola
gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar
tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.”
He dicho
VII