Durante los últimos años, la tartamudez está recibiendo cambios significativos
en cuanto a su conceptualización, etiología, evaluación y, sobretodo, en las formas de trabajarla con métodos que se están mostrando muy eficaces. Brevemente intentaré reseñar los cambios más importantes: • Las primeras disfluencias suelen estar relacionadas con dificultades en la programación fonológica del habla. Los padres quedan liberados en tanto no son responsables de su aparición aunque si van a tener un papel fundamental en el desarrollo. • Por la forma de aparecer, según A. Salgado, la tartamudez se clasifica en: 1. De inicio progresivo: las primeras disfluencias aparecen entre los 2 y 4 años y están relacionadas con el tránsito del habla infantil a la adulta. Es la más frecuente. 2. De inicio repentino, puede darse a cualquier edad: neurogénica por lesiones cerebrales y psicogénica por experiencias traumáticas o desajustes psicológicos. • La tartamudez es un trastorno asociado a las dificultades de fluidez verbal. Los elementos de la fluidez son continuidad, velocidad, ritmo y suavidad en el habla. • A. Salgado nos propone que la fluidez “se aprende, se desarrolla y se automatiza”. • Según las manifestaciones, la TT podemos la clasificar en: 1. Disfluencias típicas: no hay esfuerzo al hablar. Las manifestaciones son repeticiones de palabras, frases o partes de frases, pausas, titubeos, interjecciones, revisiones. 2. Tartamudez temprana: hay esfuerzo al hablar, aparecen los bloqueos, repeticiones de sílabas y prolongaciones, pero el niño/a no es consciente de sus dificultades. Entre los 5-8 años aproximadamente. 3. Tartamudez establecida o cronificada: a partir de los 8 años aproximadamente. Comienza a ser consciente e intenta solucionar los tartamudeos. • Factores relacionados con la cronificación: ser varón, más de 14 meses desde el inicio de las disfluencias, antecedentes familiares de TT establecida. • Las Disfluencias Tipo Tartamudez (DTT) son las prolongaciones de sonidos, los bloqueos y las repeticiones de sílabas. Lo demás son rasgos asociados que desarrolla tras muchos intentos por no tartamudear. • Según Bloodstein hay 4 fases en la evolución y cronificación de la TT. • Pronóstico de recuperación, según Alicia Fernández-Zúñiga: A. El 82% si se dan orientaciones a los padres antes de los 5 años. B. El 37 % si la evaluación es posterior a los 5 años. C. Se recuperó pronto cuando se evaluó antes de los 4 meses desde el inicio de las disfluencias. D. Los casos que no se recuperaron fueron evaluados después de los 19 meses desde el inicio. • La fluidez se aprende y por tanto podemos enseñarla. • El programa Lidcombe nos ha enseñado que podemos reforzar la fluidez y que es beneficioso corregir en positivo las disfluencias. Esto es tan sencillo como reforzar lo que hace bien y ayudarle a mejorar en aquello que se equivoca evitando centrarlo en los errores. Todos los autores hablan del modelo clínico aunque algunos ya señalan la importancia de coordinación entre el/la logopeda del gabinete y AL del colegio para perseguir los mismos objetivos. Mi opinión es que en los colegios está entorno el natural y privilegiado para detectar, evaluar e intervenir de forma eficaz la TT. Mis razones son: • A los 3 años los niños están escolarizados y sabemos que la mayoría de las disfluencias comienzan entre los 2-4 años por lo que bastará con que los compañeros/as de infantil nos avisen cuando detecten disfluencias en algún niño/a. • En la recogida de información de la familia, que se realiza al principio de la escolarización en infantil, es fácil incluir datos referidos a antecedentes familiares tanto de TT como problemas de habla y/o lenguaje. Los tutores/as nos avisan cuando detecten algo importante. • En las reuniones iniciales con las familias les podemos comentar que nos consulten en caso de detectar, en el niño/a, algún proceso de disfluencias. • Dentro del aula podemos observarlo, evaluarlo e intervenirlo sin que se sienta como tal. • A los 4 años una entrevista con la familia, para recoger datos y dar orientaciones, puede evitar una TT cronificada. • La evolución del alumno/a nos dará pistas sobre la posible cronificación de las disfluencias y la necesidad modificar la intervención. • En muchos casos las dificultades de fluidez están relacionadas con problemas de habla y/o lenguaje y está asumida, por todos, la eficacia de la intervención temprana. • La TT supone la pérdida de confianza como hablante. En la escuela tenemos el entorno natural para evitar que pierda esta confianza o para que la recupere en el caso de haberla perdido. • El núcleo de la TT son las disfluencias y por tanto debemos enseñar fluidez. Las alteraciones respiratorias, la tensión, el esfuerzo, los movimientos corporales, etc. son rasgos asociados que aparecen en el niño/a para solucionar las disfluencias. Desde este escueto artículo opino que el entorno escolar ofrece condiciones óptimas para evitar y solucionar la TT en los niños/as entre 3 y 12 años. El tiempo que pasa desde que aparecen las primeras disfluencias hasta que los padres piden ayuda sobre las dificultades de su hijo/a puede ser fundamental en la propia solución. Lla escuela es un entorno adecuado para colaborar tanto en la prevención como en la intervención de los procesos de TT. Animo a todos los maestros de Audición y Lenguaje a actualizarse en todo lo referente a TT para dar una respuesta eficaz en nuestros centros. El modelo escolar lo podemos construir entre todos y, quizás, en unos años podamos hablar de que la TT se ha reducido e, incluso, desaparecido de nuestra sociedad gracias a nuestro trabajo en los colegios como maestros de Audición y lenguaje. Domingo Herrero Hernández, un compañero del grupo
Resolución Que Otorga La Licencia Institucional A La Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo para Ofrecer El Servicio Educativo Superior Universitario