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Todo pasatiempo, ya sea callejero, campestre o tecnológico, debe ser regulado por los
principios bíblicos para que éste no impida el desarrollo y fortalecimiento espiritual del joven,
sin embargo, hoy hablaremos del más perjudicial: La Tecnología del Entretenimiento.
La Biblia dice: "Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo
edifica." (1ª Cor.10:23). En otro lugar dice: "Todas las cosas me son lícitas, mas
no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna."
(
1ª Cor.6:12
).
En Cristo tenemos libertad, pero esa libertad tiene ciertos límites. Aquí en estos versículos
podemos ver cuáles son esos límites.
Dice: "Pero no todo edifica"; y luego "No todas (las cosas) convienen"... "Mas yo no me dejaré
dominar de ninguna."
Todas estas tecnologías que están a nuestro alcance son buenas y no debería subestimarse el
poder estimulante y beneficioso de ellas. Sin embargo, la diferencia radica entonces, en que los
jóvenes sepamos distinguir cuándo son de beneficio y cuándo son de perjuicio para nuestra
vida familiar, social y espiritual.
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La tecnología del entretenimiento
Muchos jóvenes cristianos podemos ser dominados por alguna rama de la T.E. Situaciones tan
familiares como: Faltar al culto por quedarnos jugando en la computadora, frente al televisor o
en internet; o qué decir de las modas extravagantes que nos enseña la televisión y que sólo
destruyen nuestra imagen cristiana; o las veces que nos hemos dejado llevar por el
consumismo desatado por la televisión, gastando así todo nuestro dinero y llegando al domingo
con una miseria de ofrenda, o aún peor, sin un quinto para ofrendar o para ayudar al hermano
( sea o no domingo para ofrendar). Ah, pero sí despilfarramos la tercera parte de nuestro
salario en compra de tiempo aire para celulares, y qué importa si
lo tenemos vibrando y sonando a la mitad del culto.
Perdemos por completo la concentración, vamos a evangelizar con nuestros “audífonos”
puestos en la oreja, es momento de convivir como iglesia y sacamos nuestro MP3 Player y nos
aislamos para escucharlo, o preferimos retirarnos a casa porque dejamos encendida la consola
con la “misión a la mitad”, ¡hay que destruir al enemigo!, -¡ingenuo!, tu enemigo te está
destruyendo y no lo has notado, o no te importa, que es peor-; que los demás hermanos
trabajen, yo debo ver el concierto de X artista o
el partido de Y equipo de fútbol. Ya luego, ellos me invitarán a trabajar o me dirán lo que debo
hacer.
La T.E. debe ser usada por el cristiano para su beneficio, no para destruir su vida espiritual. Lo
más importante de todo esto es entonces, que la T.E. no llegue a dominarnos.
Hay cosas en la T.E. que pueden, sin duda, ser de ayuda. Sea para el colegio, como
conocimiento general, sea como información. Sea como apoyo para el desarrollo espiritual. Sin
embargo, la mayor parte de la T.E. no pretende entregar información o cultura, sino,
simplemente, entretener.
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La tecnología del entretenimiento
La necesidad de recreación tiene su lugar en toda persona, pero ¿qué tipo de entretención
entrega la T.E.?, ¿En qué sentido la utilizamos?. Es una simple vanidad y satisfacción del ego
y de los impulsos carnales. ¿En qué edifica eso?, ¿Qué conveniencia tiene eso para un hijo de
Dios?. Allí se dejan ver las formas de vida de esas personas, destituidas de toda moral; ellos
viven la vanidad, el tráfago (def.: conjunto de negocios, ocupaciones o faenas que ocasionan
mucha fatiga o molestia) de una vida liviana, ellas forman parte de un ‘show’ que "vende" y
destruye.
No te excuses, pensando en que tienes un videojuego donde eres Moisés y tienes qué
destruir a los egipcios para liberar al pueblo de Israel y llevarlo a la tierra prometida. Tu
conocimiento termina sólo en conocer esa historia y no te lleva más allá, no te hace más apto
para el servicio a Dios ni más culto o más experimentado en la vida cristiana.
Recuerda las palabras del apóstol Pablo con las que inicia este discurso: “no todo edifica”. Mi
recomendación es que los dejes, pero si para ti implica extraerte un ojo de la cara, procura
entonces realmente controlar tu uso de la T.E. usa videojuegos más interactivos donde
puedas aprender más que una simple historia. Alguna enciclopedia bíblica electrónica que uses
periódicamente le vendría bien a esa computadora que sólo está repleta de música e imágenes
sin contenido espiritual. Usa tu celular sólo cuando sea necesario, dedica tiempo de calidad a
toda actividad. Si a estudiar, estudia, si a convivir, convive, si es evangelizar, evangeliza, si es
adorar a Dios, ¡adórale!, si a trabajar, trabaja. Coloca también himnos en tu MP3 Player y
escúchalos
, no los dejes allí. En tu computadora, prepara temas que puedan ayudar a los jóvenes de tu
congregación, publícalos en internet y concede acceso público para que los jóvenes de otras
congregaciones puedan servirse de ellos, edita folletos para evangelización. Usa la televisión,
sólo lo necesario, mira programas que te cultiven y te enseñen cosas de las cuales puedas
echar mano posteriormente en tu vida espiritual, laboral, social o familiar.
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La tecnología del entretenimiento
¿Qué conviene a un joven cristiano? Tener control sobre sí mismo y sobre toda la T.E. que
usa. Proverbios 25:26 dice: "Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no
tiene rienda." Tenemos que usar la rienda con respecto a
nosotros mismos y lo que nos afecta.
De manera que –sintetizando– el principio número uno es: "No todo edifica"; el segundo es:
"No todo conviene"; y el tercero es: "No me dejaré dominar". Creo que, si podemos ver lo que
es nocivo para nuestra mente, y para nuestro caminar con el Señor, y si decidimos en nuestro
corazón apartarnos de ello, el Señor nos dará la gracia para hacerlo
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