La superación del “momento

ideal” del concepto de la “lucha

de clases” como condición
necesaria para la instauración
del “comunismo avanzado”
Sergio Sandoval Espinosa*
... lo que el hombre ha buscado no es, en realidad, ni el sufrimiento ni el placer,
sino simplemente la vida.
Óscar Wilde

Los griegos, fundadores de la democracia sobre la premisa

del poder real, el del hombre no-genérico, tienen la excusa
que es debida a todos aquellos que han sido los primeros
en señalar nuevos derroteros para la especie humana.
Asia nutrió a Grecia; y, ésta, devino la matriz cultural
del hemisferio occidental acostumbrado al vicio del poder
ejercido como enajenación en perjuicio del hombre
genérico. El gran mérito de los helenos estribó en haber
eliminado el lastre religioso proveniente de la cultura
asiática. Culturalmente, casi no hay nada en el mundo
contemporáneo que los griegos no hayan abordado.
Entendida la cultura en la dimensión integradora de las
artes y de las ciencias; así como también el equilibrio
cabal entre cuerpo y espíritu. Con toda seguridad, son
el pueblo que con mayor autenticidad representa, en
la Historia Universal, aquella pasión por aprovechar lo
mejor posible su inteligencia social. La dianoiafília ‑la
pasión por la inteligencia‑ sintetiza esa muy especial
manera de ser de todo un pueblo. La inteligencia de
los griegos fue creativa y, por lo tanto, más cualitativa
que cuantitativa; a diferencia de ellos, la inteligencia
contemporánea es más cuantitativa que cualitativa,
pues en los tiempos que corren, de lo que se trata es
de profundizar, de ahogarse en los datos empíricos sin
ánimo creativo, vale decir: “saber cada vez más y más de
cada vez menos y menos” -influencia del pensamiento
surgido de las universidades estadounidenses productoras
de basura intelectual que, desgraciadamente, en las
ciencias de la sociedad y del pensamiento, por imitación
demencial, afecta nocivamente a las instituciones de
educación superior de México. La ciencia ha crecido
para favorecer casi exclusivamente a los poderosos;
pero, ésta, si ha crecido, no se ha desarrollado; pues, de
haberlo logrado, las mayorías del planeta no vivirían bajo

* Catedrático de la Facultad de Economía de la BUAP.

La superación del “momento ideal” del concepto de la “lucha de clases” como condición necesaria... | Sergio Sandoval Espinosa
el régimen de violencia que es el hambre. La ciencia,
en términos sociológicos, favorece a los explotadores de
todo plumaje.
En punto a la filosofía política, Platón (428-347) ya
había anticipado su idea de la política y los políticos; al
afirmar que los gobernantes deben ser filósofos y los
filósofos gobernantes. Resulta importante destacar que,
para la mentalidad griega tan acostumbrada a pensar,
era filósofo todo aquel que se ocupaba de cualquiera
de las áreas del conocimiento o de varias (los llamados
polígrafos); ya fuera de las ciencias de la naturaleza, de la
sociedad o del pensamiento. Todo lo cual se resume en
una palabra: sabiduría.
Epicteto* (50-120) ‑filósofo frigio, posteriormente, afir-
mó que: “El hombre sabio no debe abstenerse de participar
en política; pues es un delito renunciar a ser útil a los ne-
cesitados, y una cobardía ceder el paso a los indignos.” Su
parecer es irreprochable; porque claramente revela lo que
 po, científico que de ella se ha hecho. Tal es el gran pro-
Octavio Paz, al voltear el corrosivo ácido de su crítica, dice de Ortega
y Gasset: “Hay dos grandes ausentes en su obra: Epicteto y San Agus-
tín..” Ver: HOMBRES EN SU SIGLO, Seix Barral, Biblioteca Breve,
México, 1985, p. 104.
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la política no-es: una ocupación de hombres sabios. Para
Epicteto era un delito no defender a los necesitados. ¡Los
necesitados!, ¡eh aquí!, la materia prima real y aparente, el
pretexto dilecto de los políticos. Estos alborotan, sin saber-
lo, alrededor del poder ejercido como enajenación y de sus
prohijadoras: la política abstracta y la política real; las cua-
les recrean el círculo vicioso de la alienación de la especie
humana. Vale decir: “riqueza ajena, miseria propia”: he ahí
el alienum (lo ajeno, lo extraño), enfrentado al proprium,
-lo propio- característicos de toda relación de alienación.”
Marx, categórico, apunta que: “Todos los desarrollos de la
economía política tienen por premisa la propiedad privada.
Esta premisa fundamental constituye para ella un hecho
inconmovible, que no se preocupa de someter a ningún
análisis ulterior y de la que, como candorosamente confie-
sa Say, sólo se detiene a hablar accidentellement. Ahora
bien, Proudhon somete la base de la economía política, la
propiedad privada, a un análisis crítico, que es, además,
el primer análisis resuelto, implacable y, al mismo tiem-

Silva, Ludovico. La alienación en el joven Marx, Editorial Nuestro
Tiempo, S.A. México, 1979, p. 166.
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greso científico
que Proudhon lleva a
cabo, un progreso que ha veni-
do a revolucionar la economía política, haciendo posible
por vez primera una verdadera ciencia económica. La obra
de Proudhon Qu’ est-ce que la Proprieté significa para la
moderna economía política lo que el escrito de Sieyés Qu’
est-ce que le Tiers État? Significó para la política moder-
na.” Fritz Pappenheim, en la conclusión de su añeja obra
dice: “Los individuos, lo mismo que las sociedades, están
asediados por profundos temores cuando se enfrentan a
la necesidad de un cambio básico. La mayoría de nosotros
preferimos apegarnos al viejo y bien conocido estado de
cosas. Antes preferiríamos soportar sus imperfecciones ya
familiares que lanzarnos a un nuevo comienzo aventurado
con promesas inciertas y realizables sólo a un costo muy
alto. El mantenimiento de esta actitud es un hecho que
ningún pensamiento esperanzado puede refutar con argu-
mentos. Pero tomarla en cuenta no significa ignorar la al-
ternativa que está surgiendo para quienes creen que debe-
mos abordar el problema de la enajenación: o nos atreve-
mos a tomar el riesgo y luchamos por una nueva etapa de
la historia humana en la que el hombre, aunque no supere
todas las fases de la enajenación, tendrá por lo menos una
posibilidad de luchar contra las fases económicas y sociales;
o retrocedemos ante los peligros que una transformación
del orden social puede engendrar.” Al respecto de este
parecer, somos de la opinión, que detrás de este análisis de

Ibidem, p. 166.

Pappenheim, Fritz. La enajenación del hombre moderno, Ediciones
ERA, México, 1965, p. 110.
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la alie-
nación, se
agazapa el
miedo cer-
val de no
cambiar por
temor a las
consecuencias
de sentar en el
banquillo de los
acusados al hombre
no-genérico, promotor
activo de la enajenación
que le rinde frutos políticos,
económicos y religiosos. Conclusión per-
sonal: Si después de seis formaciones econó-
mico sociales no genéricas no nos percatamos
de que los contrafuertes de la catedral del trabajo
enajenado han sido, son y serán: Dios, el Estado y sus se-
cuaces; vale decir, los titulares de la riqueza material como
trabajo enajenado. El Estado, en opinión personal, ha sido,
es y será el instrumento del poder enajenado como medio
para lograr, por parte de los poderosos, el fin de la apro-
piación de la riqueza social producida por la acción de la
fuerza de trabajo del hombre genérico en todas las Edades
de la Historia. En otras palabras: es la invención históri-
ca, artificiosa y real del hombre no-genérico para vivir del
trabajo del hombre genérico productor de la riqueza de la
especie. La consecuencia histórica general, ha sido, es y
será (mientras el ser del Estado exista como el absoluto de
los explotadores) la ausencia total de la libertad concreta.*

El elemento dialéctico contrario, a la libertad real del hombre no-
genérico -depredador del trabajo ajeno, es el elemento de la libertad
concreta del hombre genérico creador de la riqueza social en todas las
formaciones económico-sociales -especialmente en la formación eco-
nómico-social de la Comunidad Primitiva, la única formación social que
ha presidido el hombre genérico sin necesidad ni de Dios ni del Estado
-y secuaces-. En este sentido, la argumentación pergeñada por H. L.
Hart en su ensayo titulado ¿Existen derechos naturales?, al decir que:
“Voy a presentar la tesis de que si hay algunos derechos morales, se
sigue de allí que hay por lo menos un derecho natural, el derecho igual
de todos los hombres a ser libres. Al afirmar que hay este derecho,
quiero decir que en ausencia de ciertas condiciones especiales que son
compatibles con el hecho de que este derecho sea un derecho igual,
todo adulto humano capaz de elegir: 1) tiene el derecho de que todos
los demás lo toleren sin usar la coerción o la restricción contra él, salvo
para impedir la coerción o restricción, y 2) está en libertad de ejecutar
(es decir, no tiene obligación de abstenerse al respecto) cualquier acción
que no sea de coerción o restricción, o esté destinada a perjudicar
a otras personas.” (Ver: QUINTON, Anthony (compilador). Filosofía
política, Fondo de Cultura Económica, España, 1974, p. 84.) De la
tesis anterior se colige, naturalmente, que “el derecho igual de todos
los hombres a ser libres”, equivale al supuesto teológico de la Santísima
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vale decir, la libertad de la especie; la

cual ha sido obstruida desde Despo-
tismo Tributario hasta el Socialismo
de cuartel. Éstos son los absolutos 13
que, como “momentos ideales” del
hombre no-genérico, han prohija-
do la explotación del trabajo desde
siempre. Sin la nueva concepción
filosófica que supere a la marxista,
apoyándose, desde luego, en ella,
será imposible asumir la responsa-
bilidad filosófica que nos lleve, por
la vía del pensamiento concreto, a
la libertad ídem. Bajo la premisa
sistémica: ¡Un solo criterio, la prác-
tica; un solo camino; la dialéctica!
Vale decir: la dialéctica de la prácti-
ca y la práctica de la dialéctica. En
esta línea de argumentación, siem-
pre han habido pobres porque han
habido Estado y Dios como institu-
ciones totales al servicio del hom-
bre no-genérico. Y, desde siempre,
ha habido el hombre no-genérico
porque han habido Dios y Estado como instituciones to- realización de la categoría más importante: la libertad
tales al servicio de la explotación del trabajo. Stendahl, en como concreción; sin la cual, la democracia y la justicia,
su obra Rojo y Negro, en el capítulo XXVI intitulado “El son entelequias que operan únicamente como conceptos
mundo o lo que le falta al rico”, recoge las palabras de de ficción sociológica. H. L. A. Hart, al preguntarse:
Young: “Estoy solo en el mundo; nadie piensa en mí. To- ¿Existen los derechos naturales? dice lo siguiente: “Voy a
dos los que hacen fortuna poseen una desvergüenza y du- presentar la tesis de que si hay algunos derecho morales,
reza de corazón ajenas a mi modo de ser. Me abandonan se sigue de allí que hay por lo menos un derecho natural,
por mi excesiva bondad. ¡Pronto moriré, sea de hambre, el derecho igual de todos los hombres a ser libres”. En
sea por mi desgracia de tener que contemplar gente tan este ensayo se sostiene la idea de que el tal derecho
insensible!” Los pobres han sido, son y serán la excreción resulta del concepto de libertad real que ha servido, sirve
histórica necesaria de la riqueza material producida por el y servirá al hombre no-genérico para reproducir el modo
trabajo del hombre genérico y cosechada desvergonzada y de vida real anclado en la enajenación del trabajo; de
legalmente por el hombre no-genérico; punta de lanza de lo que se sigue que: la existencia de la libertad real del
la injusticia sociológica que preside el Estado. hombre no-genérico es el obstáculo principal para la no-
El ser humano, dondequiera que se halle, es existencia de la libertad concreta del hombre genérico,
condicionado por las circunstancias que conforman el vale decir, la libertad de toda la especie. “El derecho
modo alienado de vida real alzado por el hombre no- igual de todos los hombres a ser libres” ha sido la teoría
genérico; entonces, la tarea más inmediata es la de que jamás se ha consumado como práctica concreta.
humanizar las circunstancias para superar la explotación Por su parte, Quinton, más incisivo, afirma que: “En
del trabajo como el absoluto engendrador de la riqueza condiciones de escasez extrema no vale la pena trazar
de los abusivos y la pobreza de los desplazados. Todo esta distinción entre la competencia y la coerción; los
lo cual ha impedido, históricamente, al hombre, la derechos naturales sólo tienen importancia “cuando es
posible la paz” (Locke). Además, la libertad (ausencia de
Trinidad o, peor aún, al sexo de los ángeles; la libertad real, según el
coerción) puede carecer de valor para las víctimas de la
hombre no-genérico es igual al derecho ejercido de manera enajenada competencia ilimitada que son demasiado pobres para
(robada) por los titulares del poder religioso, político y económico de utilizarla; por tanto será pedante indicarles que aunque
todas las Edades de la Historia. La libertad, según la dispareja manera están muriéndose de hambre son libres. Esta es la
de pensar del hombre no-genérico, históricamente, se ha expresado verdad exagerada por los marxistas, cuya identificación
descarnadamente, durante toda la existencia de la especie, en la forma
de robo legalizado de Hegemonía o de Dominio. S.S.

Stendahl. Rojo y negro, Ediciones Nauta, S.A. Barcelona, 1973, p.

183. Quinton, Anthony. Op. cit. p. 84.

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de la pobreza con la falta de libertad confunde dos males
distintos.,�����
y 10
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Los “think tanks”, producto de las instituciones
educativas anglosajonas, tienen una dilecta preferencia
por la democracia que, en los hechos, es la democracia
imperial que, por el gran poder económico, ejerce
influencia nociva sobre las economías débiles periféricas
aunque democráticas, por los efectos perniciosos de los
“factores externos” de naturaleza económica que genera
el movimiento del gran capital. Robert Dahl, al hablar
de las democracias modernas escribe: “A pesar de sus
imperfecciones, sin embargo, nunca podemos perder
de vista los beneficios que hacen a la democracia más
deseable que cualquier alternativa factible a la misma:”11
A lo que respondemos que: ningún sistema político que
haya presidido el modo de vida real de cualquiera de las
formaciones económico-sociales del pasado es superior,
en efecto, a la democracia real del capitalismo; sin
embargo, en forma alguna, la democracia real es “the
ultimate way” -el camino definitivo- a la justicia económica
y a la igualdad política que reclaman los desplazados.
Es sumamente evidente que el capitalismo salvaje es el
padre de las guerras, de la injusticia y de la desigualdad en
todo el planeta. La plutocracia y su ejecutor; el gobierno
del águila calva, hipócritamente, mueven el alma de sus
universidades para que escritores a sueldo forzadamente
concluyan que la democracia en manos de la oligarquía
norteamericana es la gracejada de la explotación de la
fuerza del trabajo en todo el mundo. Resulta francamente
inmoral -desde que Maquiavelo pasteurizó la política-
admitir que: “La democracia promueve el desarrollo

Ibidem, p. 85

Los marxistas científicos, en forma alguna, fueron sociólogos imbé-
ciles. Categóricamente, la contribución más importante, en términos
gnoseológicos, fue superar -destruir-, con el arma del materialismo dia-
léctico, el “momento ideal” de la historiografía como sustento del hom-
bre no-genérico- por el de la Ciencia Histórica, como resultado de la
demostración fáctica del argumento irrefutable de la “lucha de clases”;
que, por razones que contribuyan a la instauración de la libertad con-
creta, intrínseca, de manera necesaria, al Comunismo Avanzado, en
este ensayo se emplea el par dialéctico hombre genérico vs. hombre-
no genérico con el espíritu filosófico de agudizar las contradicciones
entre los abusivos y los desplazados de las gratificaciones de las que se
apropian los primeros; ya como naciones ya como individuos sobrea-
cumuladores de la riqueza producida por los más. Además; el concepto
de “lucha de clases”, los socialistas de talante autoritario ,lo aprovechan
para levantar el pretexto sociológico del “Estado proletario”; el cual
deviene institución total al servicio de la clase explotadora substituía:
la burocracia político-militar-administrativa. El socialismo autoritario,
de manera necesaria, sin libertad concreta, no tiene futuro cierto en
ninguna parte del mundo. S.S.
10
Corresponde, quizá, al lingüista y polígrafo, Noam Chomsky -ilus-
tre profesor del MIT-, explicarnos el porqué: law -inglés- no se avie-
ne concretamente con los nexos dialécticos de otras lenguas como el
castellano (derecho), el francés (dro/f),el italiano (dirítto) o el alemán
(recht). S.S.
11
Dahl, Robert. La democracia -Una Guía para los Ciudadanos-, Edit.
Taurus, Argentina, 1999, p. 72.
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humano más plenamente que cualquier alternativa
factible.”12 Quizá Dahl no ha caído en la cuenta de que
la democracia más grande del mundo: la hindú -por
sus usos y costumbres ancestrales- todo parece, menos 14
una democracia. Ni siquiera estamos de acuerdo con R.
Dahl cuando afirma: “Las democracias representativas
modernas no se hacen la guerra entre sí.”13 La guerra,
por sus consecuencias de pobreza y miseria “como la
política por otros medios”, se practica por el medio más
sutil, eufemista y evasivo: el económico. La última perla
de su decálogo es la más artificialmente cultivada de
todas: “Los países con gobiernos democráticos tienden
a ser más prósperos que los países con gobiernos no
democráticos.”14 A tal afirmación respondemos que: la
prosperidad de la especie, bajo la formación económico-
social capitalista está pospuesta para los “idus de marzo”;
vale decir, cuando el crepúsculo del capitalismo se
transforme en la noche de la “tendencia decreciente de la
tasa de ganancia.” Admitiendo, sin conceder, que Marx
puede estar equivocado en todo aquello que lo que los
panegiristas y apologistas del imperio quieran; empero, el
acierto indiscutible e indiscutido, científicamente, se halla
en la anatomía de la formación económico-social: EL
CAPITAL. -Crítica de la Economía Política-Carlos Marx.
En la práctica histórica, la libertad -que tanto cacarean
los teóricos del hombre no-genérico, inhibidores de
la lucha de clases-, esta caracterizada por una doble
naturaleza de la libertad cuya entraña es la enajenación
del trabajo. En este parecer la libertad, analizada a través
del pensamiento concreto -dialéctica-, es antitética; vale
decir, tiene dos elementos opuestos: la libertad social,
que es un concepto sólo útil para los explotadores; y
su contrario, la libertad individual, que, como dicen
los jóvenes, es un “choro mareador” del que se sirve
la minoría que forma la subespecie del hombre no-
genérico. La libertad social deviene la libertad como mera
abstracción que la especie nunca ha vivenciado como
libertad concreta. Por su parte, la libertad individual,
constituye la libertad real que el hombre no-genérico
contrabandea como la verdadera libertad que surge de
la enajenación del trabajo. Así, el hombre genérico,
huérfano de pensamiento concreto, históricamente, ha
sido asfixiado por la poluta bruma de la libertad como
la ha concebido, la concibe y la concebirá el hombre
no-genérico para vivir del trabajo como enajenación,
producto vivo de la libertad real de los explotadores. De
esta manera, la mentalidad de explotador que late en
todos los seres humanos es el resultado de la aceptación
acrítica de la moneda falsa que acuñan los explotadores
y que circula por todo el planeta como “sangre, sudor y
lágrimas” que le arrancan los explotadores al productor
12
Ibidem, p. 72.
13
Ibid. p. 72.
14
Ibid. p. 72.
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de la riqueza social: el hombre genérico. Empero, en el
mundo de la explotación de la fuerza de trabajo, la taberna
de la explotación es de dimensiones cósmicas. Pues, muy
pocos saben, si son borrachos o cantineros. Vale decir,
explotados o explotadores. En la esquizofrenia civil más
pura, la mayoría tiene credenciales dobles. Naturalmente,
con el sello del Estado de derecho; es decir, el capitán del
ciclo de poder ya de hegemonía, ya de dominio. El premio
Nobel mexicano, Octavio Paz, acertadamente, enjuicia,
en una de las obras de su fértil literatura, a las instituciones
totalitarias alzadas sobre la doctrina como catecismo;
Paz escribió: “La Doctrina tiende a constituirse en una
sociedad dentro de la sociedad. Si no es una religión,
es una secta.”15 Lo que equivale a afirmar: Si no es la
voluntad del hombre genérico, es la voluntad execrable
del Estado del hombre no-genérico. Es decir: la voluntad
histórica de las minorías abusivas sobreacumuladoras
del robo de trabajo como enajenación transfigurada en
riqueza material. Si es el Estado, es la oligarquía como
la secta del becerro de oro. El ejemplo más salvaje es
el de la democracia oligárquica monroeamericana. La
más hipócrita de las “democracias” capitalistas. Para
finalizar el presente ensayo, recurriremos a otro de
15
Paz, Octavio. Hombres en su siglo y otros ensayos, Edit. Seix Barral,
Biblioteca Breve, México, 1984, p. 182.
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calidad literaria y conceptual insuperables; usaremos,
sin permiso de nadie, la afiladísima navaja de escribir
de Óscar Wilde (1854-1900) para lobotomizarles física
e intelectualmente el cerebro a las legiones sociológicas 15
de los “medias tintas” y apologistas del capitalismo
explotador; para describir el individualismo del “Nuevo
Helenismo” socialista con la ayuda de la inteligencia
del más original, resuelto y profundo de los escritores
ingleses nacido en Dublín. Wilde escribió en El Alma del
Hombre bajo el Socialismo:
El placer es la piedra de toque de la Naturaleza, su
signo de aprobación. Cuando el hombre es dichoso, está
en armonía consigo mismo y con lo que le rodea. En
el nuevo individualismo, por el que trabaja actualmente,
quiéralo o no, el socialismo, la armonía será perfecta.
Será lo que los griegos persiguieron, pero que no pudieron
nunca alcanzar más que en la esfera del pensamiento,
porque tenían esclavos y los mantenían. Será lo que el
Renacimiento buscó, pero que tampoco pudo realizar
plenamente más que en el arte; porque tenían esclavos
y los dejaban morir de hambre. Será un individualismo
completo, y por él alcanzará todo hombre su perfección.
El nuevo individualismo será el nuevo Helenismo.16
16
Wilde, Óscar. El alma del hombre bajo el socialismo, Obras Comple-
tas, Edit. Aguilar, España, 1970, p. 1314.