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LA CRIMINOLOGÍA COMO CIENCIA

Y LASPOLÍTICAS CRIMINALES Y FORENCES EN LATINOAMERICA

La criminología es la ciencia que se encarga de estudiar el delito, sus orígenes,


sus causas, sus consecuencias sociales, sus remedios y en general es un
estudio del crimen, sus autores y sus victimas. Sin embargo esta hoy llamada
ciencia, no fue siempre considerada así; la criminología era considerada una
aproximación práctica al análisis de un fenómeno social, era una determinación
de las conductas humanas socialmente reprochables y una diabética histórica
de tales fenómenos.

Fue solo con el positivismo penal, cuyo máximo apogeo se presentó en Italia,
donde la criminología tomo un carácter científico, esto gracias al desarrollo
científico de LOMBROSO, quién, influenciado por la reforma intelectual y el
cambio en el pensamiento que se venía desarrollando en Europa posterior al
renacimiento intelectual dado en el siglo XVI y que para entonces había
permeado ya las ciencias sociales, principalmente en Francia, y que ahora se
aplicaba a la ciencia forense y, de paso, a la criminología.

En principio, la criminología inició como una ciencia empírica, alimentada por


un sinnúmero de ciencias auxiliares, tales como la política criminal, la ciencia
forense, la medicina forense, la psiquiatría, la sociología y hasta la misma
filosofía. Teorías como la de LOMBROSO cuya resonancia duró mas de un
siglo y que eclipsó todas las teorías anteriores, fue este quién comenzó el
vertiginoso origen de la criminología como ciencia; origen que se ve aun mas
evidenciado en el libro Criminología autoría de GAROFALO, quien desarrolló
un gran trabajo, aunque errado en muchas de sus conclusiones, pero acertado
en la inclusión del método científico en la ciencia criminal, en el estudio del
delito y del delincuente; concluyendo su trabajo bajo la premisa que el
delincuente es un enfermo y el delito una peste social, inclusive dando
categóricos más eufóricos como “imbécil”, “depravado”, “mongolo”, “retrasado”
o “perverso”.

Incursionó en el estudio de las características morfológicas, psíquicas y físicas


del delincuente a fin de desarrollar la posteriormente llamada “antropología
criminal” y llegando a las conclusiones irrisorias como la estructura fisionómica
del delincuente y la condición que un ser con ciertos rasgos y bajo ciertas
influencias sociales, indefectiblemente cometerá un número exacto de delitos,
ni uno más ni uno menos.

Luego de esto se comenzó a consagrar la unión que tiempo después se


convirtió en el positivismo penal que tocó con sus largos tentáculos todo el
continente europeo y con ello llegó a impregnar las escuelas penales del
mundo entero, la unión entre GAROFALO, LOMBROSO y FERRI.
Esta unión dio origen a la escuela que influenció en muchos códigos penales
de Europa y del mundo entero, sin embargo esto no fue precisamente positivo
pues generó un fenómeno que, en últimas generó mas daños que aciertos en
el nuevo mundo.

La “importación” de teorías, doctrinas y estructuras penales en América Latina


de escuelas europeas, han generado grandes desaciertos en el desarrollo de
las políticas criminales internas para estos países pues los modelos importados
de otras culturas no son precisamente aplicables a todas las sociedades, Verbo
y gracia el sistema penal colombiano, que fue basado originalmente por el
sistema positivista de Italia de mediados del siglo XIX y que luego ha tratado de
complementarse, vaga e inútilmente, con sistemas como el funcional o el
finalismo de comienzos del siglo XX.

La falta de identidad en las políticas criminales propias de un sistema jurídico


propio y autónomo y la necesidad de traer otras ideas y, casi sin analizar la
viabilidad de las importadas es lo que hace que un sistema político criminal no
tenga un verdadero fundamento en sus proyecciones resocializadoras y
correctivas sino que se use simplemente el castigo como la “justa” retaliación a
su actuación; y se enmarca la expresión “justa” entre comillas por que no es
posible hablar de justicia cuando los principios que la fundamentan no están
perfectamente claros.

Existe un fenómeno en los sistemas latinos y, en particular para el caso


nuestro, que es una viva expresión de lo visto anteriormente; esto es la
inimputabilidad que se presenta a partir de los peritazgos de la medicina
forense y sobre todo en la siquiatría forense y en la siquiatría criminal, una
práctica que, lejos de permitir el crecimiento de esta ciencia, está generando
para todo el mantenimiento del sistema una fuerte inseguridad jurídica.

Distinto es la aplicación de un sistema finalista en un Estado como el


norteamericano cuya consigna es tener 100 culpables sueltos que un inocente
preso y que bajo tal estandarte han venido construyendo un sistema complejo
en el que los mismos ciudadanos son a la vez participes y veedores del
cumplimiento de los fines de la política criminal, a la aplicación de las mismas
políticas a un Estado como el nuestro en el que los mismos ciudadanos son a
la vez complices de los actos delincuenciales y donde el riesgo de pagar una
purga ecuánime al daño social generado, es mínimo.

Prueba de ello es la imposibilidad de aplicar a un inimputable circunstancial,


ningún tipo de sanción o corrección por su conducta. No es considerado un
demente, por tanto no puede ser incluido entre aquellos a los que se les aplica
una medida de seguridad, pero no son imputables entonces tampoco se les
puede exigir el pago de una condena en un establecimiento comercial.

En conclusión y, para unir el trabajo de lectura de los documentos, se puede


decir que, si bien el positivismo fue una corriente que le dejó mucho a la ciencia
criminal, que convirtió un concepto en una verdadera ciencia y logró
impregnarle el método científico a una disciplina social, ni este, ni ningún otro
sistema es perfectamente aplicable a las políticas criminales latinoamericanas
ya que ninguna de ellas fue diseñada para países en proceso de desarrollo y
que la inclusión, casi forzada, de esas escuelas en los países de este lado del
mundo, solo dejan como resultado el sinsabor de un derecho penal quebradizo
e inseguro y es por ello que con tanta regularidad se deba estar reformando el
sistema penal en estos países.

Solo resta esperar a que nuestro cuerpo legislativo cree una nueva manera de
manejar el sistema penal, propia y manada de las necesidades de nuestra
idiosincrasia ver si así logramos alcanzar la tan elevada y esquiva meta de una
estabilidad jurídica en materia penal, una seguridad jurídica tal que se pueda
creer en la actuación de nuestros jueces y cortes en la aplicación de sanciones
para los delincuentes y la resocialización general como fin de esa ultima ratio
llamado Derecho Penal,
LA CRIMINOLOGÍA COMO CIENCIA
Y LASPOLÍTICAS CRIMINALES Y FORENCES EN LATINOAMERICA

Por:
DIDIER CARLOS GIRALDO

Dirigido a
Dr. JUAN GUILLERMO CARDENAS

INSTITUCION UNIVERSITARIA DE ENVIGADO


FACULTAD DE DERECHO
ENVIGADO
2010

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