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INTRODUCCIÓN
Para los rarámuri, conocidos en México como tarahumaras, el agua forma parte
de un sistema de vida y de pensamiento, en el cual la cosmovisión, el
conocimiento, las prácticas y los mecanismos de equilibrio social, de regulación
de oferta / demanda y de transformación no son campos disociados, sino una
unidad en la que no es posible comprender un elemento sin sus relaciones con
los otros componentes de la cultura. Puesto que los datos presentados más
adelante disectan metodológicamente estas dimensiones, consideramos
conveniente presentar una breve visión de conjunto sobre el tema.
Los rarámuri o tarahumaras habitan el territorio que actualmente es
conocido como Sierra Tarahumara, región montañosa que forma parte de la
Sierra Madre Occidental y que cuenta con una extensión aproximada de 60,000
km2. Comparten este territorio con otros grupos humanos como los ódami
(tepehuanes), warijó (guarojíos), o’oba’ (pimas) y los mestizos. Su economía se
basa en la agricultura y la ganadería, complementado con la caza, la
recolección y ocasionalmente con la venta de artesanías, o bien, con el trabajo
remunerado fuera de sus comunidades u otro tipo de ganancias relacionadas
con la explotación forestal, o incluso con la introducción de narcocultivos.
A pesar de que el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) considere
este territorio como una eco-región de conservación prioritaria y a pesar de ser
el lugar de nacimiento de los ríos de mayor importancia en el norte de México,
para los rarámuri el agua es un recurso escaso. La historia de la deforestación
indiscriminada de la Sierra remonta hacia finales del siglo XIX y principios del
XX, cuando la Compañía de Tierras y Madera de Chihuahua y la Compañía de
Madera comienzan a operar en 1885 y 1909 respectivamente. Desde ese
momento The Madera Co. y otras empresas estadounidenses se adueñaron de
amplias porciones de terrenos rarámuri, talaron los bosques de pinos y encinos
creando extensas llanuras deforestadas. Durante el siglo XX, en México se
legisla la propiedad comunal de la tierra en unidades conocidas como ejidos. A
pesar de que hoy en día el territorio en cuestión está subdividido en 20 ejidos
forestales, con respecto de los cuales los indígenas juegan un papel
administrativo más activo, la explotación maderera no se ha detenido. En la
actualidad, de las aproximadamente 160,000 hectáreas de terreno cultivable, el
95% es de temporal, con suelos erosionados por la sobre explotación de los
bosques. En 1988, sólo 3 de los 17 municipios de la Sierra Tarahumara tenían
un nivel de impacto por la deforestación bajo, el resto era medio y alto.
Sistemas ecológicos como el bosque y el pastizal se encuentran así
deteriorados y con altos índices de erosión de los suelos. La agricultura de
temporal, como eje de la economía, está en crisis. Debido a esto, la escasez de
lluvia es, cada vez más, motivo de ansiedad social ya que de ella depende su
vínculo con el territorio y, a la vez, su modus vivendi.
Entre las fuerzas que gobiernan el cielo y aquéllas que actúan en la
oscuridad inframundana, los rarámuri se consideran a sí mismos como los
“pilares del mundo”. Su papel en el universo es intervenir en los ciclos naturales
con trabajo y ritualidad, para aportar energía vital al cosmos. En sus rituales no
sólo solicitan el agua al Onorúame (“el que es Padre”), sino que agradecen los
bienes recibidos y a cambio ofrecen el producto de su esfuerzo: el maíz y los
animales sacrificados. Además, los rarámuri son conscientes de que la escasez
de lluvia responde a faltas éticas, por ello, el funcionamiento del universo
depende de las acciones y las relaciones humanas. Bajo esta perspectiva, la
lluvia y el agua en general son entonces no sólo los elementos necesarios para
la vida, sino y sobre todo un objeto a través del cual median sus relaciones con
otros seres animados.
Dado el patrón de asentamiento disperso de los rarámuri (es una minoría
la que vive en la periferia de los pocos pueblos serranos), uno de los requisitos
para construir una vivienda es la cercanía a un “aguaje” (manantial), único
recurso de agua dulce durante la temporada seca, cuya inclemencia, en ciertas
subregiones, puede afectar la vida de los indígenas por varios meses al año.
Estos aguajes son concebidos como umbrales que comunican el mundo de
abajo con la superficie terrestre. Es por esta razón que, en sus relatos, estos
lugares se asocian con uno de los seres ctónicos más temidos: la serpiente de
agua, y en particular con la serpiente-mujer o la serpiente-hombre, seres
encargados del nacimiento subterráneo del agua y devoradores de niños. No
son raras las ocasiones que los vemos ofrecer alimentos y ofrendas ahí, donde
el agua brota; de lo contrario, estos seres podrían raptar y consumir el alma de
los rarámuri que habitan cerca. La relación con estos seres apela al principio de
reciprocidad: si bien pueden tomar el agua u otros productos asociados a ella,
como los peces o ciertas plantas medicinales, deben ofrecer algo a cambio, de
no ser así podrían morir o enfermar.
El agua pues es un bien cada vez más escaso no sólo por los recientes
cambios climatológicos o por la degradación ambiental, factores no ignorados
por los rarámuri actuales. Como se apreciará también en los datos
presentados, su escasez está relacionada con factores de orden cosmológico.
Su aprovechamiento tampoco puede ser indiscriminado sino debe sustentarse
en una lógica de relaciones “equilibradas” con los seres que viven abajo y
aquéllos que viven arriba. Dado que tiene dueños, el agua no puede ser
extraída a voluntad, con bombas u otras intervenciones artificiales; de ser así
¿qué darían a cambio los rarámuri? ¿y qué diría el Onorúame de tanto abuso?
¿seguiría convirtiéndola en nubes y lluvia? ¿Pediría más yúmari y sacrificios
animales? No sabemos cuántos rarámuri se hagan estas preguntas y cómo
irán negociándolas con la “modernidad”. Hay comunidades donde esta
percepción ética de la cuestión del agua subyace a todo tipo de reflexión; en
otras, el aprovechamiento disparejo de los recursos hídricos es también temido
como un factor de desigualdad social; y en otras más, un cambio de actitud es
considerado inevitable. Entre las respuestas ofrecidas por la tradición y las
soluciones propuestas por las entidades gubernamentales (o no-
gubernamentales), el futuro del agua es incierto para los rarámuri, mientras
tanto, no hay otra cosa qué hacer si no seguir danzando.
INFORMACIÓN PRINCIPAL
COSMOVISIÓN:
Mito de creación 1
“En el principio hubo muchos mundos anteriores a este, que fueron acabando
uno tras otro. Precisamente antes de que el mundo fuera destruido la última
vez, corrían todos los ríos hacia el lugar donde nace el sol; pero ahora las
aguas se dirigen también hacia donde el sol se pone. Los osos emprendieron la
obra de dar forma al mundo que antes no era más que un arenal. En los
tiempos antiguos había multitud de lagunas alrededor de Guachochic; pero se
arregló la tierra cuando llegó el pueblo y se puso a bailar yúmari. Las rocas
eran al principio blandas y pequeñas, pero crecieron hasta hacerse grandes y
duras, y tienen vida dentro. La gente brotaba del suelo cuando la tierra era tan
plana como un campo que está liso para sembrarse, pero en aquellos días, los
hombres sólo vivían un año y morían como las flores. Según otra tradición,
bajaron del cielo como maíz y patatas en las orejas y fueron llevados por Tata
Dios a aquellas montañas, que están en medio del mundo, a donde llegaron
primitivamente siguiendo una dirección de noreste a este” (Lumholtz 1904:291-
292).
Mito de creación 2
“Dios pensó en mandar el agua por la orilla de la tierra, para que sólo quedaran
los aguajes. Por eso, hay muchos aguajes en todas partes como en los llanos y
en los arroyos…” (Mondragón, Tello y Valdés 2002:15).
Nota1: Todos los mitos de origen relatan una sujeción de destrucciones y del
reinicio de la vida. Una de dichas destrucciones es originada por agua, sea por
un diluvio o por agua hirviente. Estas narraciones se relatan aún en el presente
para explicar la creación del mundo.
Nota 2: Se cuenta con una gran cantidad de mitos que vinculan el agua con
algunos seres como serpientes devoradoras de niños o fenómenos como el
arcoiris y el aire. Principalmente los sitios llamados “aguajes” o lugares donde
nace el agua. A continuación presentamos algunos de ellos.
“Dicen que hace mucho tiempo vivía una víbora allá donde se nombra
O’sérare. Dicen que se veía asomarse la cabeza de la víbora por arriba del
cerro.
En ese cerro siempre hacía mucho viento, cada vez que la víbora tenía
hambre. Ya se había acabado muchas vacas y dicen que ya había empezado a
comerse hasta a los tarahumaras. Dizque llegaba una especie de remolino y se
iban dando vueltas derechito a la boca de una víbora.
Entonces los tarahumaras se pusieron a pensar en cómo matarla. Se juntaron
a platicar: “Nos vamos a ir acabando”. Uno de los tarahumaras dijo: “Cuando
abra la boca le tiramos piedras calientes”. Otro dijo: “pero si le tiramos una
piedra caliente, no va a abrir la boca”. Entonces dijo: “¿Y si le tiramos un niño
envuelto?”
“Pero es una persona; porque valen más las personas…”
“Es que nomás va a ser uno; y vamos a morir muchos, si no la matamos”.
Y se pusieron de acuerdo.
“Primero le tiramos el niño, para que vuelva a abrir la boca, para que piense
que le vamos a tirar otro. Después le tiramos una piedra envuelta, como si
fuera otro niño”.
Y sí le tiraron un niño, no se supo de quién era hijo. Ya tenía la boca abierta la
víbora y entonces le empezaron a tirar piedras calientes, y ya cuando se
empezó a mover la víbora, la gente salió corriendo.
Al rato regresaron a ver y la víbora ya estaba enroscada y muerta. Y los
tarahumaras se devolvieron a sus casas.
Donde estaba aquella víbora ahora se ven unas piedras en fila. El cerro es de
pura piedra suelta, allí donde la víbora murió. No hay ninguna vegetación”
(Batista 1997:143-151).
“Vivían muchos chabochi cerca de un lugar en donde había mucha agua. Había
también un cerro grande. Adentro de esa agua vivía una víbora. Iba creciendo y
hacía destrozos. Jalaba a los chabochi al agua y se los comía, ya no salían. Si
por ahí andaba alguno de a caballo, se iba derechito al agua.
“Ya estaba muy poca gente y los que todavía existían estaban tristes. “¿Cómo
le vamos a hacer? Ya quedamos pocos” decían.
“Un día llegó un tarahumara que vivía en O’sérare, andaba cargado de wari.
Iba de casa en casas, vendiendo los wari. Un chabochi le dijo: “Ten cuidado
cuando pases por allí cerca del agua, porque vive una gran víbora y está
causando muchos daños”. “Entonces dijo el tarahumara: “Allá donde yo vivía
también había una gran víbora, pero no en el agua…” Contestó el chabochi:
“¿Y cómo la mataron?” “Le tiramos piedras calientes a la boca”.
“Ese chabochi se lo contó a los demás habitantes del lugar, y se dijeron: “¿Qué
no estaría bien tirarle piedras calientes al agua desde arriba del cerro? Hierve
el agua y la víbora se muere por el calor…”
“Y así lo hicieron.
“Así se murió la víbora que vivía en el agua, de esa manera los chabochi
mataron a la víbora” (Batista 1997:17).
“Antes, nadie sabía ni pensaba, hasta que Dios creó el aire y dio aliento al
hombre, desde entonces sale el aire.
“El aire sale de los agujeros donde viven las tuzas, de las cuevas y también se
cree que sale de los aguajes donde viven algunas víboras que se dedican a
sacar aire; dicen que salen a trabajar todos los días y que andan por todos los
agujeros. Después regresan a sus casas a descansar y sus camisas se rompen
por los cerros y por las llanuras” (en Mondragón, Tello y Valdés 2002:31).
“Los rarámuri vemos al arco iris salir después de que ha llovido. Es hermoso,
de varios colores; creemos que Dios la pintó al principio cuando él lo hizo, pues
él creó todas las cosas que vemos y nos rodean. Los rarámuris que crecieron
primero que nosotros nos enseñaron muchas cosas que debemos conocerlas.
Una de ellas es el arcoiris. Este no se debe señalar con el dedo, porque si lo
hacemos nos enfermamos, nos taparemos. Así dicen los ancianos, que
conocen más porque a ellos les enseñaron los que crecieron primero que ellos
y ahora nos lo pasan a nosotros para que así con conocimiento de cómo era al
principio y así no olvidarnos de la palabra de los antepasados. Otra cosa que
nos cuentan los ancianos es que el arco iris nos avisa cuándo ya no lloverá, por
eso siempre aparece después de llover. Es importante, porque nos avisa
cuándo podemos trabajar.
“También se sabe que es muy veloz. Si alguien sale detrás de él y llega a
alcanzarlo, el arco iris se detiene y el hombre ese se vuelve corredor. Por eso,
cuando un corredor de bola es muy veloz y lo alcanzan, se detiene y ya no
quiere correr más” (Palma 2002:87).
“En otros contextos rituales, las flechas se asocian con la lluvia, los relámpagos
y las víboras, […] víboras míticas, ríos y pozos. Un ejemplo particular de la
vinculación entre flechas y serpientes de agua (rekoméke) es la peculiar
ceremonia de provocar la lluvia, practicada por un famoso chamán de nombre
Sebastián y recordada por muchos ancianos en El Cuervo. Durante tiempos de
sequía, dicho chamán cruzaba el río Batopilas y viajaba al suroeste de Satevó,
donde siempre había agua en una pila colocada junto a un árbol, subía a él,
llegaba a una rama que colgaba sobre el agua, y con su arco disparaba una
flecha hacia las profundidades. En forma lenta, el agua hacia un remolino, y
gradualmente empezaba a subir; se decía que una culebra gigante se
encontraba en el fondo y, una vez que había sido golpeada con la flecha,
comenzaba a moverse en círculos, mismos que a su vez hacían que las nubes
se moviesen y lloviera” (Levi 2000:142).
Sin lugar a dudas, los aguajes (manantiales) poseen una carga simbólica
importante en el pensamiento sobre el agua. Ahí habitan las serpientes o los
witáriki que cuidan el nacimiento constante del agua, pero que también pueden
robar y devorar las almas humanas durante el sueño. Para que estos seres no
roben almas humanas, los rarámuri deben realizar cada año una fiesta de
ofrecimiento de alimentos al “aguaje” y al dueño del mismo. Las personas
danzan y ofrecen comida a cambio del agua y de su salud.
En general, los lugares acuáticos (ríos, arroyos, aguajes, etc.) están
asociados a fuerzas no humanas que si bien otorgan un recurso necesario para
la vida, como el agua, también son espacios peligrosos.
Levi (1993) documenta que toda el agua que se encuentra en la
superficie de la tierra es de origen tónico. Para los rarámuri el mundo está
compuesto por distintos pisos superpuestos como tortillas en un canasto. En
los pisos inferiores se encuentran los kosírare o anos de la tierra. A través de
los cuales entra el agua que proviene del inmenso mar que rodea a la tierra y
que llena los pisos inferiores. Estos anos del mundo están custodiados por
unos pequeños seres que no tienen ano y comen pedos de maíz de los
humanos (Levi 1993:416).
En este entendimiento hidráulico del mundo, el agua es de origen
subterráneo y deberá convertirse en lluvia mediante la intervención humana,
sea mediante el ritual o mediante la elaboración de flechas. Finalmente, los
cerros también pueden entenderse como lugares sagrados en tanto que ahí se
realizan tendencial y preferencialmente los yúmari .
Nota: los aguajes son peligrosos, se les ofrece comida si alguien pasa una
noche cerca de ellos, de otra forma el dueño del aguaje robaría el alma o una
rana se posaría en el sexo de la persona que duerme y le traería un daño
irreversible. Si una rana se posa en el sexo de un tarahumara, éste estará
condenado a cambiar de sexo y género cada mes, así no sólo sus genitales
cambiarán sino también sus actitudes, conocimientos y capacidades (Guillén y
Martínez 2005). Estas personas no son excluidas de la organización social
(Kennedy 1970), pero no serán capaces de tener hijos, capacidad fundamental
en la vida tarahumara.
Ba´wirá. Caldo
Bajiri. Manantial.
Bajisochi. Ciénega.
Ba’wiroma. Bautizar.
Léxico de hablantes:
Bakóchi. Río.
Komíchi. Arroyo.
Ukí. Lluvia.
Bakóchi. Río.
Bajichí. Aguaje.
Rejé. Granizo.
Kipalí. Nieve.
Payekochí. Pozo.
Barewá. Lama.
Bemoléachi. Neblina.
Toponimia hídrica:
Astronómicos:
La medición temporal del ciclo estacional está regida por el movimiento del sol
en el horizonte. El año se compone de tres temporadas: sequía, lluvia e
invierno. En la actualidad no hay datos registrados sobre el conocimiento
astronómico. Sólo Lumholtz a principios de siglo documentó lo siguiente:
Meteorológicos:
Lluvia:
“Para ellos no son los animales, en modo alguno, seres inferiores; sino creen
que entienden la magia, que son poseedores de amplio saber y que pueden
ayudarles á conseguir que llueva. En la primavera, el gorjeo de las pájaros, el
arrullo de las palomas, el canto de las ranas, el chirrido de los grillos y todos los
mil ruidos que emiten los habitantes de la selva son para los indios otras tantas
solicitudes á los dioses para que envíen el agua, pues ¿qué otra razón tendrían
para cantar? La extraña conducta de muchos animales al comenzar la
primavera, no tiene para el tarahumar más explicación sin que aquéllos están
igualmente interesados en que llueva; y como los dioses atienden las
peticiones de los ciervos expresadas con las cabriolas y movimientos que
ejecutan, y las que el pavo manifiesta con su curioso modo de hacer la rueda, y
premian á unos y á otros enviándoles la lluvia, fácilmente infieren que deben
ellos bailar como los venados é imitar el juego del pavo para ganarse la gracia
de los dioses” (Lumholtz 1904:325).
Climáticos:
“Nosotros, los rarámuris, al igual que todos los seres que existen en la Tierra,
necesitamos del agua que Dios nos regaló al principio. Cuando un bebé llega al
mundo, lo primero que hace falta es agua, porque la leche que bebe es líquido.
Tal vez se forme de la comida que la madre come. Desde muy pequeños
requerimos del agua porque desde el primer día de nacidos ya nos bañan. Días
después de haber nacido, los papás se encargan de buscar quién los bautice
(a veces, los que quieren bautizar lo piden a los padres). “El hombre o mujer
que va a bautizar al niño se va a la casa de los papás un día que ya antes se
pusieron de acuerdo. Después de tal vez tomarse un pinole empieza el bautizo:
se pone una cruz afuera de la casa, se gira a los cuatro puntos que la cruz
representa hasta llegar al punto del comienzo, siempre volteando hacia donde
sale el sol.
“Desde antes de que llegaran los misioneros se hace esto. Todavía ahora en
día se sigue conservando esta tradición. Primero bautizan ellos en sus casas y
después los llevan a la iglesia para que el cura los bautice con agua bendita.
“Así es: todos los seres que somos puestos en este mundo necesitamos agua,
como son los animales, las hierbas y los árboles. “Por eso es muy importante
cuidar el agua, porque es el que nos sostiene; si no hubiera agua no habría
vida” (Palma 2002:62).
Calendarios:
a) Calendario Agrícola
SECAS:
Siembra de papa
MARZO 2º. Barbecho
ABRIL
MAYO Siembra de maíz
JUNIO Siembra de frijol
LLUVIA:
JULIO Desyerbe
AGOSTO Desyerbe
SEPTIEMBRE Cosecha de maíz verde
FRÍO:
DÍA:
Beá - mañana
Nashiparawé - mediodía
Arí - tarde
Tericó - tarde
Rocó - noche
Nacíparacó - medianoche
Mabeá - amaneciendo
MARZO
ABRIL Semana Santa (Danza Pinto o Fariseo)
Nota: este ecosistema tiene dos ritos temporales dado que la gente vive en la
cumbre y en la barranca a lo largo del año. Datos tomados de Garrido (2006).
a) Calendario Agrícola
Barranca:
MAÍZ
20 junio- 25 de julio Siembra.
Agosto Desyerbe
Octubre
Noviembre Cosecha
FRIJOL
Cumbre:
MAÍZ
FRIJOL
b) Calendario ritual
MARZO
ABRIL Semana Santa (Danza Pinto o Fariseo)
MAYO
JUNIO Danza de pascol y yumari en ranchos
JULIO
AGOSTO
Etnobotánica:
“Para los indios, todos tiene vida en la naturaleza. Las plantas, así como los
seres humanos, encierran un alma, pues de lo contrario no podrían vivir ni
crecer. De muchas se supone que hablan, cantan y son sensibles á la alegría y
al dolor. En invierno, por ejemplo, cuando los pinos están enrigecidos de frío,
suplican llorando al sol que salga á calentarlos. Cuando se insulta ó se molesta
á las plantas, éstas acostumbran vengarse. Son objeto de veneración las que
se consideran con virtudes curativas, lo que, no obstante, no las libra de que
las corten en mil pedazos para echarlas en agua que se bebe ó se emplea en
lavatorios. Se cree que el simple aroma del lirio sana las enfermedades y quita
el embrujamiento” (Lumholtz 1904:349).
Plantas alimenticias:
“Los indios de las tierras altas utilizánlas hojas fibrosas del amole (Yucca
decipiens) como material para sus cestos” (Bennett y Zingg 1978:163).
A mediados del siglo XX, el peyote se usaba de la siguiente manera: “se aplica
externamente para mordeduras de serpientes, quemaduras, heridas y
reumatismo. Cuando se lo usa para estos propósitos, se lo mastica o
humedece en la boca y se aplica sobre al parte afectada” (Bennett y Zingg
1978:230-231).
“Me señalaron cierta vez un cactus bola común, con suma precaución, y se me
dijo que era el segundo más poderoso después del híkuli. Los tarahumaras lo
llaman bakánawa.
“Nos dijeron que los hechiceros usan esta especie como cura. Pero hasta un
ser tan poderoso como el hechicero no se atreve a conservarlo por más de tres
años; pasado este tiempo, lo vende. Si se lo conserva por más tiempo, el
dueño corre el riesgo de enloquecer, ¡pues la planta es muy sensible! El
hechicero mastica la pequeña bola y unta al paciente en las partes donde
siente dolor.
“La planta es tan fuerte, que los corredores se untan con ella tres días antes de
una carrera importante, para utilizar sus virtudes imaginarias” (Bennett y Zingg
1978:231).
Etnozoología:
Antes de la introducción de las chivas y los borregos, los venados y los pavos
silvestres eran los animales por excelencia de la caza y del sacrificio, el cual es
propiciatorio para la lluvia. En la actualidad los pavos han sido domesticados y
se crían junto con las gallinas. También hoy día se cazan distintos tipos de
ardillas.
“La ardilla, llamada simulí (Sciurus apache) es grande y bonita, de color de ante
o rojizo y vive en los árboles, cuyos nidos me señalaban los informantes indios.
No perjudica las milpas y es por ello que se la prefiere, junto con la carne del
conejo, como ofrenda en las fiestas. En general, los tarahumaras gustan de los
animales y les atribuyen bastante inteligencia. Más aún creen que hablan un
lenguaje ininteligible para los humanos y los conciben como seres” (Bennett y
Zingg 1978:199).
Antiguamente y aún hoy día pero con menor frecuencia, se tejen textiles con
lana de borrego. Los productos son cobijas o ceñidores tejidos en telares de
madera.
Agua de lluvia y agua que nace de la tierra: aguajes. Las rancherías rarámuri,
dispersas en el territorio, como imagen del asentamiento rarámuri tienen como
prioridad estar cerca de un aguaje para proveerse de agua durante la sequía.
Conocimiento de riesgos:
El riesgo principal para los rarámuri se manifiesta en dos dimensiones. Por una
parte, al comportarse incorrectamente y al no seguir la costumbre (anayáwari
bowé, el camino de los antepasados) es posible que sus deidades se enojen y
los destruyan como fueron destruidos sus ancestros míticamente.
Por otra parte, la deforestación de sus bosques y la escasa lluvia (también
asociada al comportamiento humano) son un riesgo cada año para las
cosechas y por tanto para la subsistencia de la población.
Ilustraciones:
El agua de los aguajes es usada para uso humano y eventualmente para los
animales. Sin embargo es más común que las chivas y el ganado tome agua
de los arroyos. En los ríos principales se lava la ropa con una frecuencia de
una o dos semanas. Suelen bañarse en familia y lavar la ropa al mismo tiempo.
“Durante nuestros viajes á lo largo del río, diariamente topábamos con trampas
para coger pescado. Los tarahumares tienen varios procedimientos. Á veces
agarran con las manos los peces en los intersticios de las piedras, aun
zambulléndose si es necesario. En las partes hondas de los arroyos y ríos,
forman con piedras unas paredes de uno ó dos pies de altura, siguiendo el
curso de la corriente, de modo que converjan en el extremo inferior encanalado
el agua, y colocan horizontalmente un tejido hecho con tallos de helecho
hembra, por donde el agua corre fácilmente y los pescados quedan detenidos”
(Lumholtz 1904:391).
Cuando un tarahumara nota que nace agua del cerro, se encarga de cavar
poco a poco la tierra hasta formar un pequeño charco que contenga el agua.
Procura cubrirlo con ramas o láminas para que los animales no beban del agua
que ellos tomarán.
Impermeabilización y aislamiento:
“Queda así lista la estructura para el techo. Se miden los tablones del techo de
un lado, para que se inclinen exactamente desde la viga transversal en la parte
superior, hasta el canalón en la parte inferior. Se los corta de esta medida, en
cantidad suficiente para formar una doble cubierta del lado del techo. Al formar
esta doble cubierta, las tablas se superponen para que el techo no gotee.
“Las tablas para el otro lado del techo se miden más largas, de modo que al
quedar en declive desde el canalón, sobresalgan de la viga que forma el
caballete, protegiendo de esta manera la parte superior de la casa de las
goteras. Este lado del techo también está formado por una capa doble de
tablas superpuestas” (Bennett y Zingg 1978:115).
Control de humedad:
Cuando se pescaba:
“Una vez asados, los amasan los hombres con pinole y forman una bola de dos
ó tres pulgadas de diámetro que uno de los directores va á depositar en algún
charquito que se halle debajo de los corrales. Es esto un gran sacrificio á una
disforme culebra, señora del río (Hualula), que hace fuerte ruido. Cada río,
fuente y ojo de agua tiene su culebra á quien se debe que el líquido mane de la
tierra; y como dichas serpientes se ofenden fácilmente, los tarahumares
levantan siempre sus chozas á cierta distancia de las corrientes y evitan
acostarse junto á la orilla cuando van de viaje. Siempre que hacen pinole fuera
de su casa, sacrifican sus primicias á las culebras del agua, dejándolo caer con
el mismo palillo con que lo mueven y lo arrojan primero al frente, luego á la
izquierda, después á la derecha y en seguida hacia arriba, tres veces en cada
dirección. Si no hicieran esto, las culebras saldrían á perseguirlos y los
arrojarían de allí. Además de la bola de pescado, ofrendan hachas, sombreros,
frazadas, ceñidores, bolsas, etc., y especialmente cuchillos é hilos de cuentas
al Señor de los pescados, ó pescado más viejo. Hácenlo en pago de los que
van a coger y cuelgan los donativos de una barra horizontal ó cruzada, que se
erige especialmente en medio del río, dejándolos colgados hasta la
madrugada, hora en que sus respectivos dueños se retiran” (Lumholtz 1904:
392-393).
Ilustraciones:
Formas organizativas:
“At the time of European contact, the basic units of Tarahumara political
organization appear to have been ranchos, each composed of several
contiguous households, the affairs of which were directed to a limited degree by
a headman and a body of elders. The members of different ranchos sometimes
congregated for judicial, governmental, and ceremonial purposes and joined
forces in time of conflict under the direction of war captains. Although vestiges
of this political system can be found among twentieth-century Tarahumaras, it
was largely supplanted by the more complex and centralized pueblo
organization imposed in the colonial period by Spanish officials and Catholic
missionaries.
“A Tarahumara pueblo is not a compact settlement but a group of ranchos
whose residents congregate at the same church, the site of which serves as the
administrative and religious center of the pueblo” (Merrill 1983:293).
Normas:
“La ley tarahumara no está codificada, por lo menos, para la forma de pensar
del tarahumara. Los informantes negaban que hubiera ningún tipo fijo de
castigo para delitos definidos, o que los fallos previos influyeran en el caso del
momento. Todos los juicios son públicos, y a ellos asiste la población
masculina del grupo, todos conocen cuáles son los fallos y qué castigos se han
aplicado, en el pasado, a ciertos delitos. Así pues, todo tarahumara tiene una
idea bien clara de qué le sucederá si comete algún tipo de influencia en el
gobernador, que es el juez final.
“Hablar groseramente o expresar malas intenciones, si bien constituyen un
agravio a la sociedad, no son faltas punibles; de modo que el juez debe decidir
si el acto expresado como amenaza o intención, fue cometido realmente. Ir a
un granero con el propósito de robar, no es un delito hasta que se compruebe
que verdaderamente se ha sustraído algo. También se toma en cuenta el
estado físico del hombre en el momento de cometer el acto. Por regla general,
la embriaguez mitiga la sanción.
“Los tribunales tarahumaras se ocupan de otras cuestiones, aparte de los
casos delictuosos. En realidad, la mayor parte de su trabajo se refiere a
resolver los litigios por herencia, que normalmente son consecuencias de
equívocos o errores de interpretación más bien que delitos reales.
“El latrocinio o robo es uno de los delitos más comunes y, por lo general, se lo
castiga azotando al ladrón.
“Numerosos casos juzgados por los tribunales, abarcan abandono y relaciones
sexuales ilícitas. En general, la ley procura mantener los matrimonios ya
establecidos, aunque, en ciertas circunstancias se permite la separación.
“Los cargos de ataque y agresión van a parar al tribunal.
“Se producen pocos casos de asesinato, que las autoridades mexicanas
pueden manejar fácilmente.
“Existen evidencias de que a práctica de la brujería fue, en otro tiempo, un
delito grave.
“Los padres pueden ser castigados por maltratar a sus hijos” (Bennett y Zingg
1978: 335-336).
Los tarahumaras fueron creados por los dioses celestes, por tanto se
consideran sus hijos:
“El Padre Sol (Nonorúgami) y la Madre Luna (Yerúgami). El sol cuida á los
hombres durante el día, razón por la cual no emprenden transacciones los
tarahumares sino hasta que se oculta. Hace también dormir á los animales. La
Luna vigila por la noche, y es la deidad especial de las mujeres. Ayúdala en sus
nocturnas vigilias su hijo el Lucero de la Mañana, quien manda á las demás
estrellas, porque son sus hijos, porque son tarahumares. Las estrellas avisan á
sus hermanos de la tierra cuando entran ladrones en sus casas. Si los
tarahumares tratan de afirmar algo solemnemente, dicen: “¡por los de arriba!”
es decir, por el Sol, la Luna y las Estrellas” (Lumholtz 1904:290).
“Sus relaciones con los dioses y con los hombres se basan generalmente sobre
el principio del do ut des. Para inducir al Padre Sol y á la Madre Luna á producir
la lluvia, necesítanse sacrificios de carne de animales domésticos ó monteses y
tesgüino. Debe ganarse el favor de los dioses por medio de lo que llamaremos
la danza” (Lumholtz 1904:324).
MECANISMOS DE REGULACIÓN DE OFERTAS Y DEMANDAS:
“Una familia vive en una casa; come de la misma vasija. La familia cría a sus
animales todos juntos, trabaja en determinadas milpas como grupo, almacena
el grano recogido de las milpas en el mismo arcón, y compra tela para
confeccionar prendas para vestir para todos” (Bennett y Zingg 1978:303).
Así:
“La familia tarahumara, como una unidad, realiza todas las tareas necesarias
para su existencia” (Bennett y Zingg 1978:317).
“El trabajo que no puede ser realizado por la familia tarahumara, se efectúa
mediante el trabajo cooperativo, a través del expediente de la tesgüinada.
Cuando un hombre tiene que realizar una tarea par ala cual no se basta él
mismo, prepara tesgüino y llama a sus amigos para que lo ayuden. Esas tareas
son: desmontar una milpa, quitándole los árboles y las piedras, arar, sembrar,
cosechar, construir viviendas, cortar y transportar madera y tablones. Construir
un corral de piedra o acarrear fertilizante de la cueva a la milpa. Los vecinos
cooperan de muy buena gana, no sólo por la diversión que significa comer y
beber en buena compañía, sino porque ellos, también, pueden llegar a
necesitar de ayuda para alguna tarea propia” (Bennett y Zingg 1978:319).
Cosmovisión:
En tanto que todo aquello que rodea a los rarámuri son seres vivos y en
algunas ocasiones personas, la explotación del medio ambiente (madera,
peces, animales de caza, etc.) debe ir acompañada de algunas fórmulas
rituales, como las ofrendas ofrecidas a los “aguajes”.
MECANISMOS DE TRANSFORMACIÓN:
“Sólo durante los sermones que los oficiales del pueblo presentan en la
cabecera se comunica el conocimiento teórico, de manera explícita y
consistente, a gran número de personas de diferentes ranchos. Como
resultado, estos sermones son especialmente importantes en la reproducción
del conocimiento teórico dentro de la sociedad. Los tipos de información que se
transmiten en estos sermones así como su eficacia como vehículos para la
reproducción del conocimiento teórico está determinada, principalmente, por el
papel que juegan estos sermones en el proceso político rarámuri y las
convenciones retóricas que guían su producción.
“Para los rarámuris, el propósito principal de estos sermones no es comunicar
nueva información sino reiterar consejos probados con el tiempo para la
conducta apropiada en la vida.
“El pronunciar sermones forma parte de la práctica, más amplia, de dar
consejos y que prevalecen en la vida social rarámuri” (Merrill 1992:102).
Cosmovisión:
“Los rarámuris dicen que todo buen pensamiento deriva en última instancia de
sus deidades principales, a quienes llaman Nuestro Padre y Nuestra Madre y
los asocian con el sol y la luna. Algunas veces estas deidades transmiten su
pensamiento a los rarámuris en sueños, pero la mayoría de estos consejos han
sido transmitidos de generación en generación, y derivan del consejo original
que ellos dieron a los primeros ancestros rarámuris. Los malos pensamientos
vienen exclusivamente del Diablo, que incita a las personas a pelearse, matar,
hechizar, robar y cometer adulterio. Mientras la mayor parte de las personas
consideran el pensamiento de Nuestro Padre y Nuestra Madre como superior al
del Diablo, dicen que cada individuo decide que tipo de pensamiento seguir en
la vida, indicando mediante acciones la elección que ha hecho: la conducta
apropiada indica la selección del pensamiento de Nuestro Padre y de Nuestra
Madre, el comportamiento incorrecto la del Diablo” (Merrill 1992:105).
Ilustraciones:
Etnohistoria:
“El primer contacto entre los misioneros y los indígenas del actual territorio de
Chihuahua ha sido fechado en 601 al entrar los jesuitas por Chínipas y en
1604, cuando éstos llegan a San pablo, hoy pueblo de Balleza. En su labor
cristianizadota, los misioneros se asentaron en los lugares más próximos a los
territorios indígenas. La evangelización de los grupos autóctonos no fue una
tarea fácil debido a que desde un principio, los indígenas se negaron a aceptar
el credo católico y la imposición de nuevos modos de vida. El conflicto, surgido
desde el primer contacto, se hizo latente en las rebeliones y masacres contra
los misioneros blancos.
La Cristianización en el territorio de Chihuahua, estuvo en manos de los
jesuitas y franciscanos. La corona dividió el territorio y encargó a éstas órdenes
religiosas la conversión de los grupos étnicos o ‘naciones’ indígenas. A los
jesuitas correspondieron los tepehuanes, tarahumaras, chínipas, témores, y
tubares y a los franciscanos los conchos y otros grupos de las regiones
desérticas” (Meza Flores 1998:14-15).
“Se dice que el origen del rarámuri proviene de una rama de la migración
Utonahua e Norte América, que se dirigió al Sur a través del corredor migratorio
que constituía la Sierra Madre Occidental, estableciéndose en las planicies
nororientales. Los Opata-tarahumares se dedicaban a la caza recolección y a
una incipiente agricultura del maíz. Este periodo de los tarahumares se
identifica con las culturas canasteras del suroeste norteamericano…
En 1608, el Jesuita Joan Font tomó por primera vez contacto con los rarámuri
en las inmediaciones de Santa Bárbara. Fue este misionero quien cambió el
vocablo rarámuri por el de tarahumaros. Que desde 1614 emplearía Jerónimo
de Morata.
“Según las fuentes históricas, en los inicios del siglo XVII, los rarámuri
poblaban gran parte de Sierra Madre Occidental, organizados en una cultura
campesina productora de maíz, fríjol y calabaza; gozaban de una gran
movilidad estacional, que le permitía combinar la utilización de varios dichos
ecológicos (cumbres, laderas y barrancas) con las actividades de caza, pesca y
recolección. Habitaban en cuevas formando agrupamientos familiares
extensos, conocían la cestería y la cerámica y confeccionaban diversas
herramientas; se organizaban socialmente por medio de caciques regionales
quienes los médicos y curanderos tenían una marcada influencia; sus sistema
de creencias religiosas partía de la combinación de los elementos de la
naturaleza contextual y se basaba en un sólido conocimiento del ciclo solar y
en otros factores astrales.
Con el arribo de los misioneros españoles a la hoy llamada Sierra Tarahumara
(entre 1603 Chínipas y 1607 en Balleza), se introdujeron en la región dos
elementos que modificarían de manera importante la cultura de sus habitantes
y su manera de relacionarse con la naturaleza: el hacha de acero y el ganado
bovino y ovicaprino.
Los integrantes del grupo rarámuri habitan los territorios de la región conocida
como Sierra Tarahumara, ubicada en el suroeste del estado de Chihuahua, al
noroeste de México.
Sistema Económico:
Sistema Político:
Oferta Climática:
Los climas Cwb y Cwa son los templados-semifríos de la Tierra Fría, encima de
2100 msnm con lluvias de verano y de entre 2 y 3 meses áridos durante la
primavera (normalmente entre marzo mayo).
En la Tierra Fría las precipitaciones de invierno a menudo son en forma de
nieva, y en verano a veces en forma de granizo. Tres cuartos de la
precipitación caen en julio y agosto, mientras en febrero y marzo son sólo 3%”
(Mayer 1996:9).
Oferta de Suelos:
“Las rocas ígneas de la Sierra Madre Occidental tienen una extensión de 250
mil kilómetros cuadrados a través de los estados de Sonora, Chihuahua,
Durango, Sinaloa, Nayarit, Colima y Jalisco. La Sierra Tarahumara pertenece al
área de rocas ígneas más grande del mundo.
Granito y rocas metamórficas del Precambrio (antes de 600 millones de años)
forman el corazón de la cordillera. Se encuentran en las barrancas de los
municipios de Batopilas, Urique, Chínipas y Morelos debajo de 500 msnm.
Del Paleozoico (desde 600 hasta 225 millones de años antes de hoy) se
presentan areniscas, cuarcitas y calizas silíceas, con un registro fósil
compuesto de Parafusilina sonoraensis, Tricoten, Echinoconchus, Butoni,
Camerophoria, Composita y Cleiothrydina sublamellosa.
Del Triásico (desde 225 hasta 190 millones de aadh) se presentan pizarras
gráficas interestratificadas con cuarcitas. No se registran la presencia de
fósiles.
Del Jurásico (desde 190 hasta 136 millones de aadh) no hay sedimentos, por lo
que es posible que la zona haya estado emergida durante ese tiempo.
En el Cretácico (desde 136 hasta 65 millones de aadh) empezó un vulcanismo
relacionado con eventos tectónicos de las placas del Océano Pacífico oriental
que dio origen a rocas basálticas. La subsecuente erosión de estas rocas
aportó grandes cantidades de sedimentos a las cuencas al oriente de la región.
En la cuenca del Golfo de México, el Río Conchos junta todas las aguas de la
región oriental del Río Mojasichi, Río Nonoava y Río Balleza. El Conchos es la
arteria acuífera de Chihuahua. En su cuenca de 77 mil kilómetros cuadrados,
una tercera parte del estado, viven 70% de la población del estado. En Ojinaga
desemboca en el Río Bravo. Contribuye con la tercera parte de sus aguas y es
un recurso estratégico vital también para Texas” (Mayer 1996:6-7).
“…la población rarámuri está formada por poco más de 50,000 personas que
se localizan en asentamientos muy dispersos en una extensión mayor a los
50,000 Km², atravesada por la cadena montañosa denominada Sierra Madre
Occidental, en donde se observan fundamentalmente tres ecosistemas que
constituyen tres subregiones distintivas. Al oriente, adyacente al altiplano del
norte se ubica una subregión de valles pluviales y colinas de pie de sierra,
cubiertas por extensos pastizales con escasa porciones de bosques de encino
y pino piñonero. En ella se ha desarrollado actualmente una importante
moderna ganadería que ha tendido a desarrollarse a costa de reducir las tierras
agrícolas y de irregularidades en el sistema de tenencia de las mismas. Por
otro lado, el pastoreo ha modificado de manera importante el substrato vegetal
original, además de que se han introducido algunos zacates no oriundos de la
zona.
Oferta superficial:
“Las barrancas de la Tarahumara son originadas por el complejo sistema fluvial
que conforma la vertiente del Pacífico. Estos ríos son: el Mayo formado por los
ríos Concheño y Candameña que desembocan en el río Moris principal afluente
del Mayo; por el Río Fuerte formado por el Río Verde cuyo nacimiento se da en
el municipio de Guadalupe y Calvo, el cual en su camino al mar recibe las
aguas de los ríos Batopilas, Urique y Chínipas; y finalmente el río Yaqui
formado por el Papigochi, que en sus afluentes lleva el agua de una gran
cantidad de ríos y arroyos que componen el sistema hidrológico del norte. Esta
agua tienen su origen en los arroyos que captan el agua en lluvias en la
montañas de la Tarahumara y que desembocan en el Océano Pacífico a través
de estas barrancas” (Olivos Santoyo 1997:18).
“En la zona de cumbres se localiza una cuenca formada por una serie de ríos
importantes que discurren hacia el Pacífico: el Río fuerte, el Río Mayo y el Río
Yaqui, así como un ramal del Río Nazas y el Río Conchos que vierten sus
aguas en la mesa norte, dando origen a los ríos Verde, Batopilas y Urique.
También recorren la región el río Papigochi, afluente principal del Río Yaqui, y
el Bocoyna, afluente del Conchos” (Pintado Cortina 1995:43).
“Los principales ríos que recorren la zona de las barrancas son el Río Verde,
Urique, Batopilas, Septentrión, Otero y Chínipas. Las laderas tienen una capa
de suelo muy delgada; la que se encentra en las vegas de los ríos tiene una
capa arable de mayor profundidad, que, sin embargo, se encuentra en
extensiones muy reducidas” (Pintado Cortina 1995:45).
ANEXO 1
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
1. Textos Indígenas.
2. Textos sobre primeros contactos: relatos de cronistas, viajeros, religiosos,
etc.
3. Textos de científicos sociales generales: (antropólogos, arqueólogos,
etnólogos, etc.)
4. Textos de autores principales: (especialistas sobre el grupo étnico, pueblo
o cultura).
TEXTOS: 1 2 3 4
AGUILERA, SABINA (2005) La faja ralámuli, un entramado
cosmológico. Tesis de licenciatura en antropología
social, Escuela Nacional de Antropología e Historia,
México. X
BATISTA, DOLORES (1997 [1994]) Ra´ósari. Amanecer.
Edición Flor de Arena, México. X
BENNETT, WENDELL C. Y ROBERT M. ZINGG (1978 [1935])
Los Tarahumaras. Una tribu india del Norte de
México. Instituto Nacional Indigenista, México. X
BONFIGLIOLI, CARLO (1995) Fariseos y Matachines en la
Sierra Tarahumara: entre la pasión de Cristo, la
transgresión cómico-sexual y las danzas de conquista.
Instituto Nacional Indigenista-Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes, México. X
BRAMBILA, DAVID, S.J. (1976 [1953]) Diccionario
Rarámuri-Castellano. Obra Nacional de la Buena
Prensa, México. X
FUJIGAKI, ALEJANDRO (2005) Muerte y Persona: ensayo
sobre rituales mortuorios en una comunidad de la Sierra
Tarahumara. Tesis de Licenciatura en Antropología
Social, Facultad de Humanidades-UAEM. X
GRANADOS PÉREZ, VICTORIA. (2003) Cambios y
adaptaciones de la economía de los rarámuri de la
Mesa de la Yierbabuena, Municipio de Batopilas. Tesis
de licenciatura en Antropología, ENAH-Chihuahua,
Chihuahua, México. X
GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, LUIS (1982) La sierra y el
hombre. Fondo de Cultura Económica-Secretaría de
Educación Pública, México. X
GUILLÉN, HÉCTOR E ISABEL MARTÍNEZ (2005) Del cuerpo a
la persona: ensayo sobre una noción rarámuri. Tesis de
Licenciatura en Antropología Social, Facultad de
Humanidades-UAEM. X
Preparando un aguaje
(Alejandro Fujigaki 2005)
Divisadero. Vista
desde Aboreachi
(Isabel Martínez
2005)
Norogachi, Chihuahua, durante los festejos de la Semana Santa, 2006. Jose Carlo González
(Tomado de la Jornada, Suplemento Hojarasca Número 111)
ANEXO 3
CONTACTOS Y DIRECCIONES
CARLO BONFIGLIOLI
IIA-UNAM carlobon@servidor.unam.mx
ISABEL MARTINEZ
IIA-UNAM isabelmartinez5@hotmail.com
ALEJANDRO FUJIGAKI
IIA-UNAM alejandrofujigaki1@yahoo.com
HORACIO ALMANZA
INAH-CHIHUAHUA arejuco@yahoo.com.mx
http://swadesh.unam.mx/proyectos/Bonfiglioli-Vias/intro.htm