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Cánticos que resuenan en la noche, como sierpes ondeantes de bravura; dosel de fina gasa
transfiguran un solemne ritual, de este poder. Rebeldes, pero heroicos fueron siempre,
aquellos, que, en virtud en aliciente, pudieron entregar sin calcular. Quien usó de esa magia
inigualable, es que fue; en sus principios, venerable escudero al son de lo loable. Heroica
redención, del Alto Rey, que asumió sus potencias invisibles, y al querer perdurar, en lo
posible, en su castillo hizo su cuartel. Horizontes perdidos, fueron ellos, que unieron su dolor, al
balancín de finos cascabeles que resuenan, y al cielo, configuran su venir. Si el fuerte pedestal,
quedó en la cumbre, la antorcha de su fe lo alumbrará, encontrando la piedra y, a su lumbre,
enfrentándose a ella prenderá. Quisieron escrutar en lo profundo, y, de ese misterioso socavar,
pudieron verter en las tinieblas, sacando de lo oscuro la verdad.
Yde ella, su calor, les dio el abrigo
que, en simultáneo amor los unirá.
Velozmente, su marcha será un trino
virginal, alegórico y ritual
que será oído siempre, desde el nido, donde el grito fue su patria potestad, y acallarán las
voces sin sentido, cuando surja de la alquimia, la verdad, y en fueros de principios intangibles,
lo cósmico, verter en aludibles arquetipos que fraccionan lo visible, con atenuantes miras de
llegar, el archivo donde nacen las simientes, que en cautiva, brillante y blanca fuente, renacen
como aves, a volar al sitial donde tienen sus figuras, que, retoman las líneas que los guían con
premisas de un Todo, a lo Total.
Yescuchando las voces del Oriente,
tendrán mucho que ver en el presente,
de esta fragua ardiente, en eclosión.
Eran todos eones que, perdidos,
transitaban el arco de un olvido,
y fueron la verdad y la razón detrás de la magia, que perenne, tenía como endeble, su misión.
El lugar de los grandes campeadores, tenazmente, es hurgar en los arcones de un pasado que
viene a vislumbrar. No es de hoy sino; siempre fueron leales, los que usaron su magia y sus
rituales para dar al embrión, su gran misión, de la triple energía que hoy culmina en visión de lo
grande, en redención.
Y en este dimitir de esa gran forma, pretender discernir el gran misterio, quizás, quien fuera
dueño, del imperio que encierra la palabra, transmutar. La alquimia que, tal vez, fue figurada en
remotos albores de un pasado, para abrir en la vía, su caudal de verdades sutiles, irrumpidas
por vidas, que cesaron en un día y hoy comienzan tal vez su cabalgar, surgiendo cual brillante
trilogía que es: aliento, verdad y potestad. Cinceles de esculpidas impresiones fueron siempre
la razón de esos campeones que supieron horadar la gran verdad, y, en estas letras que hoy,
están escritas, verifican que de esta gran alquimia sus pasos se pudieron encontrar, y al llegar
al fondo de ese evento, discernir de lo efímero, lo real.
He meditado mucho sobre la forma en que debía dar este curso destinado a introducirlos a
ustedes en el simbolismo de la alquimia, y me decidí por una breve interpretación de muchos
textos, en vez de optar por un texto único como en otras ocasiones. Como las conferencias
serán nueve, me propongo dar tres sobre la alquimia en Grecia antigua, tres sobre el arte alquí-
mico árabe y las tres últimas sobre la alquimia europea tardía, de modo que de ellas se
obtenga al menos un atisbo de cada fase de la evolución de esta ciencia.
Como ustedes saben, el doctor Jung ha consagrado muchos años de estudio a este tema, que
prácticamente exhumó del estercolero del pasado, ya que se trataba de un dominio de la
investigación desdeñado y olvidado que él consiguió resucitar.
El hecho de que ahora un mínimo folleto se venda por unos cien francos suizos, en tanto que
hace más o menos diez años se podía comprar por dos o tres francos un libro excelente sobre
alquimia, se debe en realidad a Jung, porque a no ser por el interés demostrado por algunos
círculos de la francmasonería, y posteriormente por los rosacruces, cuando él empezó
Las experiencias inmediatas del inconsciente que tienen ciertos individuos pueden ser luego
codificadas o interpretadas, o incorporadas a un sistema religioso. Naturalmente, en todos los
sistemas religiosos hay sectas que tienden a revivificar las experiencias inmediatas. Allí donde
una religión parece demasiado codificada, se forma generalmente una secta compensatoria
tendente a revivificar las experiencias individuales, y esto explica la multiplicidad de cismas. Por
ejemplo, en el Islam están los sunnitas y chiítas, entre otros; o la escuela talmúdica y la
cabalística en la Edad Media judía, donde se comunican los símbolos religiosos codificados. El
grupo más reciente tiende a dar más valor a las vivencias individuales; uno de ellos sostiene
que es ortodoxo, y el otro afirma que tiene el espíritu viviente, lo que sería además el contraste
entre los tipos ex-travertido e introvertido. Pero incluso en la tradición del introvertido que se
proclama dueño del espíritu, la verdadera experiencia personal del inconsciente es muy poca.
Nunca hay más que unos pocos individuos que tengan experiencias así, probablemente porque
son tanpeligrosas y aterradoras que sólo unas pocas personas excepcionalmente valientes
siguen este camino, o bien los necios que no saben hasta qué punto aquello es peligroso, y
que por eso mismo terminan enloqueciendo. En alguna de sus primeras conferencias en el
colegio técnico de Zúrich, E. T. H., para ejemplificar el simbolismo del proceso de individuación
y lo que quería decir con esta expresión, el doctor Jung analizó una serie de imágenes de un
texto oriental de meditación y de los famosos Ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola,
como también el Benjoumin minor de Hugh de St. Victor. Demostró que todas estas formas de
meditación codificada contienen las teorías o símbolos esenciales que normalmente aparecen
en los individuos en el proceso de individuación. Pero todos estos abordajes del inconsciente,
lo mismo que la mayoría de las formas de meditación oriental y de las formas cristianas
medievales, contienen un programa. Por ejemplo, quien practique los Ejercicios de san Ignacio
tiene que concentrarse en la primera semana en la sentencia Homo creatus est, en la segunda
en los sufrimientos de Cristo y así sucesivamente. Si en medio de su contemplación se le
ocurre que le gustaría tomar un café, eso sería una perturbación mundana inducida por el
diablo, que hay que dominar. ¡Pero también puede haber perturbaciones sagradas! El
meditador podría, cuando está meditando sobre la cruz, ver de pronto una luz azul o una
corona de rosas que rodea la cruz, pero como eso no corresponde, también ese pensamiento
debe ser rechazado; ése podría ser el diablo, que está falsificando el proceso, porque lo que él
debe ver es la cruz y no un ramo de rosas. Por eso se le enseña a rechazar esas irrupciones
espontáneas del inconsciente y a adherirse fanáticamente a lo programado.
Naturalmente que sigue aún concentrándose en símbolos del inconsciente, porque la cruz es
un símbolo del inconsciente, pero su mente está orientada hacia un canal concreto, definido por
la tradición colectiva. Si el meditador dice a su director espiritual que ha visto una bañera en
vez de la cruz, le dirán que no se ha concentrado como debía, que se ha desviado. Lo mismo
es válido para ciertas formas de meditación orientales. Si a un yogui se le aparecen hermosos
devas y diosas que intentan apartarlo de su objetivo, debe desechar esas ideas como factores
de perturbación. Así, en estas formas de abordaje del inconsciente se ha de respetar una
dirección o camino prescrito conscientemente, y se ha de hacer caso omiso de ciertos
pensamientos que aparecen. Por esta razón el simbolismo que aparece en estas formas no es
exactamente de la misma especie que el que aparece en los sueños y en la imaginación activa,
porque si decimos a la gente que se limite a observar lo que aparece, cosa que, como es
natural, produce un material algo diferente, los dos productos son sólo relativamente
comparables