Palabra de Verdad y Cordura

Tipos Generales
Autor A. J.

TIPOS EN GENERAL

La palabra de Dios, en todo punto de vista, es semejante a la obra de Dios; si, la palabra de Dios es Su obra como lo es
también la creación; y es su infinita profundidad, y los diversos y multiformes fines y propósitos los encontramos aquí, y lo
que hace que ésta sea inagotable. Mirar, por tanto, sobre la mera superficie de la Biblia, es una cosa; ir dentro de ella
es otra completamente diferente; porque cada parte puede tener muchos propósitos. Las mismas palabras que, en una
dispensación y a un pueblo, comunican un mandamiento literal, pueden, en otra edad o dispensación, suplir un tipo de una
parte de la obra y propósito de Dios; mientras en el mismo pasaje el humilde creyente de cada edad puede encontrar
materia de confort o advertencia, de acuerdo a su propia necesidad.

El microscopio puede ser usado aquí como también en el mundo físico. Y como en la naturaleza estas maravillas que el
microscopio nos permite ver, aunque sea en el ala de un insecto o en una gota de agua, nos da en un vistazo un sentido
de la perfección de la obra de Dios, tal como no podríamos tener de un vistazo de los inmensurables cielos, y testifican
con una voz que no puede ser mal comprendida, cuán sorprendente es la mano que los formó, y para Quien nada es
demasiado insignificante para no ser perfeccionado. Así es Su palabra, en sus más descuidadas porciones, en estos
pasajes que hemos pensado de comparativamente poco valor, allí mismo vemos la misma perfección. El acabado de los
emblemas en los tipos es por la misma Mano que ha realizado la redención; una fue, si usted quiere, Su gran obra, la
obra Su obra más pequeña; pero ambas son Sus obras, y por lo tanto ambas perfectas.

Y esta Su obra en Su palabra tiene otro sorprendente parecido a Su obra de la creación. Justo como en la creación, una
idea principal es presentada a través de todo, y que testifica en donde quiera que miremos, en cada hoja, insecto,
hierba, de la sabiduría, poder y Deidad del Creador, _ un testimonio que las parciales y aparentes contradicciones de
tempestades y terremotos no alteran y no pueden anular; del mismo modo toda la Escritura tiene un gran pensamiento
estampado sobre ella, y que se manifiesta en todo lugar de ésta continuamente, de cada acto, e historia; _ ese
pensamiento es la gracia del Redentor. No hay palabra, ni lenguaje, pero en toda ella escuchamos este sorprendente
relato. Cristo es siempre la clave a la Escritura. Él es la gran idea de la Biblia. Conocer a Cristo, comprender los
pensamientos de Dios acerca de Él, y entonces comprenderemos la Biblia. Estamos en oscuridad acerca de ella porque
conocemos poco de Él.

He comenzado mi investigación de las ofrendas típicas con estos breves comentarios, pero creo que hay en algunos
ciertos sentimientos; _ no quizás abiertamente expresados, aunque no menos reales por esto, _ de que algunas de las
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porciones de las Escrituras, tales como los tipos, son de menos valor y menos instructivos. Pero, ¿de dónde ha venido
esta noción? No de Dios. Si estas partes típicas de las Escrituras son de poca importancia. Dios no nos habría dado tantos
capítulos que realmente no contienen un real significado para nosotros, excepto ellos contengan un alcance típico, y en
referencia a estos Él testifica que ellos son de provechosa ayuda para instruir al hombre de Dios. "Toda Escritura es dada
por inspiración, y es provechosa"; esta no es solamente para bebés en Cristo, sino para el hombre de Dios, _ "para que
el hombre de Dios pueda ser perfecto, preparado para toda buena obra".

Los tipos son, de hecho, un grupo de cuadros o emblemas, directamente dados por la mano de Dios, por medio de los
cuales Él quiere enseñar a Sus hijos cosas que de otra forma serían incomprensibles. En los tipos, si se me permite la
expresión, Dios toma a Su hijo en pedazos. Porque mediante ellos Él nos muestra dentro del rango de nuestra capacidad,
vistas definidas de los detalles de la obra de Cristo, que quizás, sino fuese por estos cuadros nunca plenamente, al
menos, comprenderíamos estas verdades. Las realidades que los tipos representan son en si mismas verdades y
hechos, los más elevados, hechos que han tomado lugar ante Dios mismo, hechos de los cuales Él mismo ha sido el
actor. Estos vastos e infinitos objetos que Él trae ante nosotros en emblemas y los presenta a nuestros ojos en una serie
de cuadros, con la exactitud de Uno que ve estas cosas como ellas son vistas y comprendidas por Él mismo, y en una
forma en la cual pueden ser vistas y comprendidas por nosotros.

El verdadero secreto del descuido de los tipos, no puedo sino pensar puede, en parte, ser trazado a esto, _ que estos
requieren más inteligencia espiritual que muchos cristianos no poseen. Comprenderlos requiere una cierta medida de
capacidad espiritual y habitual ejercicio en las cosas de Dios, que todos no poseen, por falta de una permanente
comunión con el Señor. El mero superficial vistazo de la Biblia en estas partes no da tal inteligencia a la mente del lector.
Los tipos son, en verdad, cuadros, pero para comprender un cuadro es necesario que conozcamos algo de la realidad.
La más perfecta representación del mar del sur sería completamente inteligible, incomprensible a alguno, simplemente
porque la realidad, de lo que le era presentado, le era algo hasta ahora absolutamente desconocido. Pero aquellos que
han visto la realidad, no tendrán dificultad en explicar la representación. Y mientras mayor el conocimiento de la realidad,
más grande será la habilidad para explicar el cuadro. Quienes han visto también un motor, pero no conocen nada de
sus principios, aunque puedan decir, en general el objeto que éste cumple, no podrían explicar los detalles. Pero el
ingeniero, a quien cada tornillo le es familiar, para quien el uso y el objeto de cada parte es completamente conocido, no
solo señalaría donde cada uno de estos se encontraba en el cuadro, sino que mostraría, lo que otros pueden haber
pasado por alto.

Así es con los tipos. Aquel que conoce mucho de la realidad seguramente también conocerá algo del tipo. El
verdadero secreto de nuestra dificultad es que conocemos poco, y lo que es peor, no conocemos nuestra propia
ignorancia. Y el orgullo natural de nuestros corazones, que no desea confesar nuestra ignorancia, o ir a través de una
profunda investigación y examen de nuestras almas que ayuda a aprender y permanecer en la presencia de Dios, se
excusa a si misma bajo el argumento de que estas cosas no son importantes, o, al menos, no son esenciales. Pablo ha
tenido que hacer frente al mismo espíritu en varias de las iglesias primitivas. De esta forma, en la epístola a los Hebreos,
cuando iba a probar por medio de los tipos la doctrina del eterno sacerdocio de Cristo, él habla de Él como "sacerdote
para siempre conforme al orden de Melquisedec", él no puede seguir adelante con la prueba sin decirles a los Hebreos
cuanta de la dificultad sobre el sujeto se debía no a lo complicado de el, sino mas bien a su niñez espiritual e ignorancia.
"de quien", dice él, hablando de Melquisedec, "tengo muchas cosas que decir, y difíciles de explicar, viendo que os
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habéis hechos tardos para oír. Porque ya debieseis ser maestros, pero tenéis necesidad de que se os vuelva a hablar
de los principios de los oráculos de Dios, y habéis venido a ser tales que tenéis necesidad de leche y no de comida
sólida". Era su infancia en Cristo, su falta de crecimiento, que era el estorbo que les impedía comprender las Escrituras.
Como en el mundo de la vida y la inteligencia natural son dos cosas diferentes, así lo es también en el mundo espiritual.
Un hombre puede ser nacido de Dios, y como tal, tener la vida de Cristo, ser un heredero del cielo, seguro de todo lo
que el amor de Dios le tiene reservada a Su familia en gloria; y aún así, como un niño, no conoce nada de su herencia,
nada de la voluntad de su Padre, un extraño al servicio y a la guerra, y en peligro de ser engañado por cualquiera.

Esto es, temo, el caso con muchos creyentes hoy. El bajo estándar de verdad en la Iglesia, hacer de la posesión de la
vida eterna el fin en lugar de el comienzo de la vida cristiana, ha guiado a muchos a pensar que si ellos tienen, o pueden
al menos obtener, esta vida, es suficiente. Pero estos no son los pensamientos de Dios. Nacimiento, nacimiento
espiritual, es nacer de Dios para siempre, _ una vida una vez dada no puede ser destruida. Escolaridad, entrenamiento,
etc. Siguen a la posesión de la vida, y aún al conocimiento de ésta. Reconozco, realmente, que mientras el cristiano es
un bebé, necesita leche, y nunca debe ser presionado al servicio; en tal tiempo él no necesita las profundas verdades
de la Escritura; la comida fuerte puede ser para el bebé como veneno. Pero la leche, las más simples doctrinas de la
Palabra, no serán suficientes para el hombre activo en el servicio. El hombre de Dios necesita las más profundas
verdades : y es, creo, la falta de esta profunda verdad en la Iglesia, lo que nos deja sin poder para el servicio, y hace
que mucho de lo que se hace es realizado en la energía de la carne más que el poder del Espíritu.

Debo añadir además una palabra en conexión con el pasaje justo aludido, esta escrito, "la comida fuerte es para los de
plena edad, quienes a causa del uso tienen sus sentidos ejercitados para discernir el bien y el mal". Es a causa del
"uso", es decir, por usar la verdad que ya poseemos, que los sentidos son ejercitados para avanzar e ir más adelante.
Debemos actuar fielmente con la luz que se nos ha dado, usar plenamente lo que la gracia ya nos ha dado, entonces
con seguridad nuestra fortaleza espiritual se aumentará sorprendentemente.

Pero debo volverme ahora especialmente al objeto ante nosotros, _ los tipos en general; sus diferencias características
en los diferentes libros del A. Testamento.

Es muy generalmente sabido que en el A. Testamento hay personas, cosas, tiempos, y acciones típicas; pero esto no
es, creo, generalmente sabido cuán notablemente estos tipos varían en carácter, y cuán hermosamente han sido
divididos por Dios mismo bajo diferentes clases, si puedo hablar así; cada uno distinto de los otros, y cada uno teniendo
alguna cosa característica. Los libros del A. Testamento son las divisiones de Dios; cada uno de ellos puede ser llamado
uno de los capítulos de Dios; y en cada uno de estos libros encontramos alguna cosa diferente en respecto al carácter
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de los tipos que contienen. La noción general de los tipos es que son meramente bosquejos. Esto está muy lejos de ser
la verdad. Ya que esos en lugar de ser meros bosquejos, han sido cada uno de ellos formados y pulidos con una mano
maestra; y un tolerable conocimiento del distinto carácter de los diferentes libros, y de sus tipos, probará esto
rápidamente. Cristo es realmente la clave a todos estos tipos, y la clave a la Biblia. De Él Dios nos ha dado más que
bosquejos. La Palabra de principio a fin nos habla de Él. En la palabra tenemos a un Cristo completo presentado: Cristo
en Sus oficios; en Su carácter; Persona; en Sus relaciones con Dios y los hombres; Cristo y Su cuerpo la Iglesia; Cristo
como dando a Dios todo lo que Dios demandaba del hombre; Cristo introduciendo al hombre dentro de todo lo que el
hombre necesitaba de Dios; Cristo visto en esta dispensación como sufriendo; Cristo visto en la próxima dispensación en
gloria; Cristo el primero y el último. Los diferentes libros no son sino los capítulos de Dios por medio de los cuales Él
ordena e ilustra algunos o más de estos u otros aspectos de Su amado.

Muchos están satisfechos con saber nada más que esto: la sangre rociada en Egipto es más que suficiente para
ellos. Y esto, realmente, asegura la salvación: pero ¡OH! ¡Cuánto más tenemos! Conocer sólo la sangre de Cristo nunca
nos enseñará nuestro oficio sacerdotal, ni el valor ni uso de las ofrendas del Señor, ni la voluntad del Señor respecto
a nosotros. La sangre, realmente, dondequiera que se ve, habla de nuestra seguridad, y es una cosa bendita saber aún
en Egipto que las demandas de Dios han sido satisfechas.; pero ¿no debemos también, como Sus redimidos y amados,
desear conocer más también de Su voluntad y de nuestra porción? Conocemos poco de todo esto todavía, pero
sabemos suficiente para hacernos desear más. Un antiguo escritor bien dijo, al contrastar las dispensaciones, Dios en
los tipos de la última dispensación estaba enseñando a Sus hijos las letras. En este período (paréntesis celestial) ellos,
a Sus hijos, Él les está enseñando a poner estas letras juntas, y éstas nos hablan sólo de Cristo. En la próxima
dispensación Él nos enseñará lo que significa Cristo. Esto es verdad. Pero la Iglesia "resucitada ahora con Cristo", y ya
"sentada en los lugares celestiales", y en "el reino", debe ahora en espíritu entrar un poco más en la verdad de lo que
Cristo ha sido por y para nosotros. ¡Que el Señor nos enseñe más de Su infinita plenitud!

He dicho que hay diferentes tipos en el A. Testamento, y que esta diferencia ha sido ordenada con un propósito,
diferentes clases de tipos se encuentran en diferentes libros. Por mi parte no puedo dudar del hecho, aunque siento que
es otra cosa completamente distinta hacer que otros vean esto. Tome, por ejemplo, mi primera declaración, y entonces
me esforzaré, en dependencia del Señor, para dar pruebas para apoyar esto.

Aquellos que conocen los primeros libros de la Biblia serán capaces de realizar sus contenidos en sus memorias, y
recordarán cuán diferentes en carácter son algunos de estos libros de los otros; algunos, por ejemplo Génesis, está
lleno de simples narraciones; otros, como Levítico, son de principio a fin una serie de observancias ceremoniales. Cada
uno de estos libros, _ los que tratan de narraciones, como aquellos que nos hablan de ordenanzas emblemáticas: -
Son, como lo encontramos en el N. Testamento, típicos. Existe, sin embargo, una gran diferencia en el carácter de sus
tipos; y esta distinción debe ahora dirigir nuestra atención.

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Generalmente hablando la diferencia es esta. Los tipos de Génesis prefiguran los grandes propósitos dispensacionales
de Dios respecto al desarrollo del hombre; mostrando en misterio Su secreta voluntad respecto a las sucesivas
dispensaciones. Los tipos de Éxodo_ hablo, por supuesto, generalmente_ muestran, como su característica principal, la
redención y sus consecuencias; un pueblo escogido es aquí redimido de la esclavitud, y llevado a un lugar de cercanía con
Dios. Levítico nuevamente difiere de estos, tratando, pienso que puedo decir solamente, de tipos conectados con acceso
a Dios. Números y Josué son otra vez perfectamente diferentes, uno nos presenta tipos conectados con nuestro
peregrinaje en el desierto; el otro, tipos de nuestro lugar como habiendo pasado el Jordán, es decir, como muertos y
resucitados con Cristo. Hablando de este modo, por ningún medio debe entenderse o decir que Génesis es el único
libro que contiene tipos dispensacionales: Creo que hay muchos en otros libros; pero, dondequiera que este es el caso,
el tipo dispensacional está subordinado a, o más bien en conexión con, el sujeto especial del libro. De este modo, si
Números es el libro del desierto, los tipos dispensacionales en este, si hay alguno, tratará sobre el desierto.[1]

Tampoco son estos libros los únicos del A. Testamento en los cuales un pensamiento o característica dispensacional
puede ser trazado. Estoy seguro que lo que necesitamos es suficiente inteligencia, y considerar el resto de los libros en
la misma manera[2].Pero tomo sólo los primeros libros como siendo para nosotros los más familiares, y suficientes para
mostrar lo que pienso.

Podrá preguntarse, ¿qué prueba hay para hacer estas afirmaciones? Respondo, el N. Testamento mismo me parece
que da la prueba de esto en cada caso. Por supuesto, como en cada otro estudio, una cierta suma de comprensión es
necesaria en aquellos a quienes debe ser sometidas estas pruebas. Todos no tienen suficiente inteligencia para
comprender las pruebas de la astronomía, que, sin embargo, son pruebas irrefutables para quienes cuyos sentidos
están suficientemente ejercitados para discernirlas. Del mismo modo, no dudo, será aquí. Y me atrevo a decir que
aquellos que conocen más de lo que es la comunión espiritual; _ quienes en la presencia de Dios, han entrado
profundamente en el valor de Cristo y en los pensamientos de Dios acerca de Él; _ estas serán las personas mejor
calificadas para estimar justamente la suma de pruebas contenidas en lo que ahora quiero presentarles.

Volvamos a Génesis. He dicho que los tipos, en su mayor parte aquí, son de un carácter dispensacional, que muestran
los grandes propósitos dispensacionales de Dios, y el curso señalado para el desarrollo del hombre. Quizás pueda ser
necesario para mí explicar lo que pienso por "propósitos dispensacionales". Dios ha, desde la caída del hombre, tratado en
varios períodos con el hombre, en diferentes grados de intimidad, y en un cierto sentido, también sobre distintos
principios. A través de todo, Él ha tenido un propósito en vista, revelar lo que Él es, y mostrar lo que es el hombre; pero este
fin ha sido mostrado en diferentes formas y bajo variadas y repetidas pruebas.

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La suma es esta. El hombre por su desobediencia cayó, y desde entonces ha, con toda su descendencia, sido un
pecador. Las diferentes dispensaciones, mientras, por una parte, son revelaciones de Dios, son también la prueba de
si, bajo algunas circunstancias el hombre podía recuperarse a si mismo. Dios probó primero al hombre sin ley; el fin de
todo eso fue el diluvio. Después Dios encomendó poder o gobierno a Noé, probando al hombre bajo las restricciones de
la autoridad humana, _ diciendo, "el que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada", para
ver, si puedo hablar así, si con esta ayuda, el hombre podía en alguna medida recuperarse a si mismo. El fin de eso, y
dentro de un período no muy extenso, fue una amplia y extensa idolatría. Dios mismo entonces se mostró más
claramente como un Dador. Las otras dispensaciones son especialmente suyas. El escogió una familia, _ la familia de
Abraham, _ y dio al hombre en la carne cada ayuda para recuperarse a si mismo, les dio una ley perfecta, para ver si
por medio de esta ley podría el hombre ser recuperado. Esta fue la dispensación de la ley. No necesito decirle cual fue el
fin de esto. Dios envió a Sus siervos por el fruto de los labradores a quienes Él había encomendado Su viña; y a algunos
de estos apedrearon, y todos ellos fueron tratados indebidamente. Al final Él le envió a Su Hijo y ellos lo crucificaron.
(Mt.21:33-39). Este fue el fin de esta dispensación, y del experimento para ver si el hombre en la carne podía ser
mejorado por la ley. Pero después Dios mostró una nueva cosa, una dispensación o período de resurrección, _ el período
cristiano, _ que difiere del anterior en este punto, sobre todo otro, que éste no reconoce al hombre en la carne, sino que
reconoce como sujetos del reino celestial a aquellos que han sido vivificados por una nueva y celestial vida. El hombre
en la carne no era más ahora probado, porque ésta ya era una cosa establecida y hecha.

Los tipos de Génesis, diferente a aquellos de otros libros, son tomados, puedo decir, casi exclusivamente, de
prefiguraciones de las grandes verdades o eventos conectados con estas dispensaciones. Dos o tres pasajes del N.
Testamento nos darán una divina y autorizada prueba de esta declaración. Con estas, como punto de partida, confío,
mostraré fácilmente cuán lleno está Génesis de otros tipos.

Miremos, entonces, por un momento a Gén.21, con el comentario de Pablo en Gál.4:21-31 _ "decidme, los que
deseáis estar bajo la ley, ¿no escucháis la ley? Porque está escrito, que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, y
el otro de la libre. Pero aquel que era de la esclava nació conforme a la carne; pero el de la libre por promesa. Estas
cosas son una alegoría: porque estas son los dos pactos; uno el monte Sinaí, que engendra para esclavitud, que es Agar.
Porque esta Agar es el monte Sinaí en Arabia, y que responde a Jerusalén que ahora es, y que está en esclavitud con
sus hijos. Pero Jerusalén que es de arriba es libre, y es la madre de todos nosotros...Pero entonces como aquel que
nació conforme a la carne perseguía al nacido del Espíritu, así es ahora. Pero ¿Qué dice la Escritura? Echa a la esclava y
a su hijo: porque el hijo de la esclava no heredará con mi hijo".

Todo esto es dispensacional. Agar, la esclava, es el perfecto tipo del pacto de la ley: Sara, la verdadera esposa, y libre,
es la representante del pacto de la gracia. El primer hijo, Ismael, nacido conforme a la naturaleza, es un tipo del judío,
que por nacimiento natural fue introducido dentro del pacto. El segundo hijo, Isaac, nacido contrario a la naturaleza, de
padres que estaban "como muertos", es un tipo de la vida de resurrección que caracteriza a este período. Puedo referirme
a esto aquí solo brevemente; pero suficiente se ha dicho para mostrar lo que creo. Cristo, por supuesto, es la clave aquí
como en otras partes de las Escrituras; aún así cuán diferentes son estos tipos de Levitico, que, en lugar de hablar de Él
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como conectado con las dispensaciones. Muestra Su obra y su alcance sobre la comunión. Y si los tipos de Génesis son
diferentes a los de Levítico, ¿qué diremos de Números y Josué, que en sus tipos están llenos, como veremos, de
representaciones de las variadas experiencias de los redimidos? La mínima inteligencia espiritual debe, pienso,
rápidamente comprender una diferencia como esta.

No puedo dejar el tipo de Agar y Sara sin tener otra parte en cuenta en esto, que no puede ser desperdiciada, que no
se dice, Observe, cuando Sara muere, Abraham toma otra mujer, Cetura; y por ella él tiene, no un hijo, como en los
tipos anteriores, (cada uno era el emblema de una familia) sino muchos hijos, el tipo de aquello que sucederá cuando la
dispensación o período de Sara termine; cuando no solo una nación sea del Señor, sino cuando "los reinos del mundo"
sean suyos. Hasta aquí Dios ha tenido solo una nación; ahora un especial pueblo en el espíritu, cuyo nacimiento no es de
Adán, sino de Cristo. Pero en la próxima dispensación será diferente. El pacto de Sara nunca abarcará a las naciones,
aunque tomará de ellos "un pueblo para Su nombre", porque en este "no hay Judío ni Griego"; la carne, como he dicho,
no es aquí de ningún modo reconocida. Será de otra manera cuando llegue la próxima dispensación, y "la tierra sea llena
con el conocimiento del Señor". Pero ahora estoy hablando de las diferencias características de los tipos, y no de lo que
se nos enseña en ellos.

Un segundo pasaje del libro de Génesis, al cual se hace referencia en el N. Testamento como típico, es la historia de
Melquisedec. En Hebreos 7 el apóstol muestra la abrogación del sacerdocio levítico, y como la dispensación de la ley, con
las cosas que pertenecen a ella, son reemplazadas por una nueva dispensación. En apoyo de esto, él se refiere al hecho
registrado en Génesis, que él usa como una prueba suficiente para su propósito. El pasaje es muy destacable, no solo
como mostrando el carácter de los tipos de Génesis, sino como también enseñándonos algo de la naturaleza de las
representaciones típicas, y la forma en la cual estas deben ser interpretadas. Pero aquí me refiero simplemente para
mostrar el carácter general de los tipos en Génesis. La historia nos dice que Abraham pagó los diezmos a Melquisedec,
uno que en su propia persona era rey y sacerdote. El apóstol muestra como cada detalle dado de esta persona, si, y lo
que también se omite respecto a él, está lleno de instrucción típica[3]. Levi pagó los diezmos en Abraham a Melquisedec:
eso prueba, dice el apóstol, cuán inferior era Levi a Melquisedec. Esto habla también, de un tiempo cuando el
sacerdocio de Levi tendría que ceder ante otro sacerdocio. No entro en los detalles: estos son suficientemente familiares
a estos moderadamente versados en la Escritura. Solo me referiré a otra indudable ilustración del carácter
dispensacional de los tipos de Génesis.

Tomemos otro de los tipos de Génesis, _ pienso en la historia de José. Nadie, supongo, nunca ha pensado que su
historia no es típica. Pero ¿típica de qué? De una verdad dispensacional. José era el hijo de la más joven y amada
esposa de Jacob. Aquí nuevamente, tenemos dos esposas, como anteriormente, que muestran la misma verdad,
aunque con algunas adiciones. Lea, la esposa mayor, tienen todos sus hijos antes que Raquel tenga alguno. La
dispensación judía tuvo todos sus hijos antes del período cristiano. Cristo, el Primogénito del sepulcro, fue el primer Hijo
de la dispensación de Raquel. Este hijo, amado del padre, es expulsado por sus hermanos. Los hijos de la esposa mayor,
y llevado a Egipto, el constante tipo del mundo gentil. Allí, después de un tiempo de sufrimiento y vergüenza, él es
exaltado para ser el cabeza sobre el reino; su esposa es dada a él de entre los Gentiles, y después sus hermanos, los
hijos de la primera esposa, lo reconocen. Este tipo, pienso, no necesita explicación: y si alguna explicación es necesaria, el
Cáp.11 de Romanos la dará. El pecado de los judíos, el hermano mayor, tienen como consecuencia la riqueza para los
gentiles por un tiempo, hasta que el hermano mayor en necesidad es llevado a conocer y adorar a su hermano y ser
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reconciliado con él. Pero deseo solamente llamar la atención al hecho, que aquí, como en otras partes en Génesis, los
tipos son dispensacionales. Cristo rechazado por la familia judía, y Su historia entre los Gentiles, y nuevamente la
restauración de Sus hermanos con Él: esta es la historia de José.

Daré un ejemplo más, que debe bastar para mi prueba acerca de Génesis. Tome, por ejemplo, el arca de Noé. Si hay
un tipo en la Biblia, el arca es ciertamente uno, _ de Cristo sin duda; _ pero de Cristo visto dispensacionalmente.
Realmente, Pedro claramente se refiere a esto en esta forma, como un tipo de la muerte mística y resurrección de la
Iglesia en Cristo. Pero miremos la historia. Tenemos primero un antiguo mundo que ha de ser destruido, con una fiel
familia sobre éste, o más bien una familia que ha de ser salvada por la piedad y fidelidad de su cabeza, como se dice,
"entra tú, y toda tu casa, en el arca: porque a ti he visto justo". Después tenemos un nuevo mundo mostrándose en su
belleza, después de la destrucción del primero; mientras la familia escogida es llevada de un mundo al otro, en un arca,
el único lugar de seguridad. Cristo es el arca, que toma a la familia escogida del mundo de juicio a los nuevos cielos y
tierra. Esto es claro; pero consideremos los detalles. ¿No puedo decir, que el microscopio puede ser usado aquí? El
arca, con toda su carga, descansa sobre las montañas del nuevo mundo, meses antes de que alguna porción de ese
nuevo mundo pueda ser visto. Cristo, como nuestra arca, ha descansado en resurrección con toda la familia redimida en
Él; porque en Él "ya hemos sido resucitados", mientras todavía las aguas de juicio "porque "ahora es el juicio del mundo"
están descansando sobre el mundo. Y vea la presciencia de Dios; el día que el arca descansó sobre el monte fue el
mismo día y mes en el cual, después, Cristo, la verdadera arca, descanso en resurrección. "El arca descansó en el mes
séptimo, en el día diecisiete del mes". El día que Cristo se levantó de entre los muertos. El día catorce de ese séptimo
mes (después, por mandamiento de Dios, llamado el primer mes" ("Ex.12:2), era la pascua; el día quince comenzaba la
fiesta de los panes sin levadura, y al día diecisiete, era el día en el cual Cristo se levantó de entre los muertos.

Y he dicho suficiente para mostrar el carácter de los tipos de Génesis, y estos son más o menos dispensacionales. Y
obsérvese que en ellos tenemos los tres períodos, uno pasado, el presente y el futuro.

Ahora paso a hablar más brevemente del carácter general de los tipos de Éxodo. Estos, como ya he dicho, están
principalmente conectados con una redención y sus consecuencias. Como prueba de esto, como en el caso anterior,
comenzaré con la evidencia del N. Testamento.

Comencemos con la Pascua, la institución que es registrada en el Cáp.12. ¿Hay alguna duda en el pensamiento de
alguno si esta ordenanza puede ser considerada como típica o no? Entonces escuchemos el comentario de Pablo sobre
esta: "Cristo nuestra Pascua ha ya ha sido sacrificada; por tanto celebremos la fiesta con panes sin levadura (1
Cor.7:7,8), Y ¿qué es esta pascua sino redención? La familia elegida, con su calzado puesto y preparada para salir de
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Egipto debía estar aquella noche dentro de la casa que estaba bajo la protección de la sangre rociada, mientras el ángel
de la muerte estaba afuera en juicio, en la muerte de los primogénitos juzgando el orgullo de Egipto.

Y esta es la única gran verdad en Egipto, _ la sangre rociada, y su valor para librarnos del juicio. En Egipto se trata de
conocer que Israel está redimido, y que hay seguridad en la sangre rociada. Pero la sangre de Jesús está mucho
más conectada con esto que con una mera libertad de Egipto o de salvación; pero aún así este es el único uso
conocido por Israel en la casa esclavitud. Para Israel en Egipto, como para el cristiano en el mundo, la gran verdad es la
Pascua, redención por medio de la sangre del Cordero, salvación, no a causa de nuestra justicia, sino a causa de la
sangre sobre los dinteles de las puertas. Para aprender un mayor uso de la sangre Israel debe ser llevado a conocerse
a si mismo fuera de Egipto, para verse como redimido de Dios y ver que Dios hace diferencia entre ellos y los egipcios,
es en el desierto, en separación de Egipto, que Dios muestra a Su pueblo el valor de las ofrendas. No hay conocimiento
del holocausto en Egipto, o de la diferencia entre la ofrenda de paz y aquella por la culpa; no hay allí conocimiento de la
fuente de bronce, o de la obra que cumple el sacerdote. Todo esto se aprende cuando Israel es en verdad peregrino,
con el mar Rojo y Egipto tras si.

Cuán verdadero es todo esto en nuestra experiencia. Considere a los santos que no conocen plenamente la redención;
¿cuál es la única verdad para ellos? Justamente esta_ la Pascua, la sangre rociada; ellos no tienen ojos o corazón para
ver algo más. Pero me vuelvo nuevamente a los tipos, más que para señalar su alcance general, la redención.

Y este es el carácter general de los tipos de Éxodo, y pienso que esto será aparente a aquellos que se esfuerzan, en
dependencia del Señor, en leer el libro como un todo, para comprender el gran pensamiento que está estampado a
través de todo sobre este libro. ¿Cuál es el éxodo de Egipto sino la redención?, ¿qué es la travesía por el mar sino
redención? Esta es la clave al cántico de Israel cuando Faraón y su ejército ha caído: _ "Tú en tu misericordia, OH
Señor, has guiado a tu pueblo que has redimido: temor ha caído sobre los habitantes de Canaan. Y en acuerdo con este
comienzo, los tipos en la última parte del libro están ocupados con representaciones de las consecuencias de la
redención, _ un pueblo llevado cerca de Dios.

Levítico difiere de todo esto. Que éste es un libro típico, no necesito decirlo; si no lo viésemos como tal, el_ lo digo con
reverencia_ no tendría para nosotros significado. Pero las epístolas del N. Testamento están llenas de referencias
directas, que prueban más allá de toda duda el carácter típico de sus ordenanzas. De estas referencias, hay no
menos de cuarenta, cada una de las cuales hablan de las cosas referidas como siendo típicas. Pero ¿típicas de qué?
Ciertamente que de Cristo. Pero ¿de qué aspecto de Cristo? No como conectado con las dispensaciones, como lo
vemos en los tipos de Génesis; no como enseñándonos la redención como lo vemos en los primeros tipos de Éxodo.
Levítico comienza después que la redención es conocida, y habla de las cosas conectadas con el acceso de un pueblo
escogido a Dios. De esta forma, como confío las siguientes páginas lo mostrarán, aunque Cristo en Su obra es la suma
y sustancia de estos tipos, es Cristo como discernido por aquel que ya conoce la certeza de la redención; es Cristo visto
por uno, que, teniendo paz para con Dios y libertad, es capaz de mirar con gozo en todo lo que Cristo ha sido para y por
él. Cristo como sacerdote, ofrenda; Cristo como todas las necesidades de un pecador para acercarse a Dios; Cristo
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para el creyente, y todo lo que Cristo es para él y que mantiene su comunión con Dios; esto es lo que tenemos
claramente mostrado en los variados tipos de Levítico. Éxodo nos presenta la sangre del Cordero, que salva a Israel en la
tierra de Egipto. Levítico nos presenta al sacerdote y las ofrendas, que satisfacen las necesidades de Israel en su acceso
a Jehová.

Pero no entro en los detalles aquí. Paso por tanto a los tipos en Números, que me parecen tienen su distintivo carácter.

Números, _ nos presenta la historia de Israel en el desierto, sus servicios, pruebas, y fracasos allí, _ muestra, no dudo,
repetidos tipos de la experiencia cristiana y su peregrinaje en el mundo como un desierto. La historia de Israel, como de
sus ordenanzas, fue típica; su salida de Egipto fue típica; su permanencia en el desierto también; y también fue típica su
entrada en la tierra; y los detalles de cada una de estas porciones de su historia, el carácter típico que es general es
concedido por todos, muestra cuán perfectamente los cuadros han sido formados por la mano de Uno que conocía bien
lo que estaba describiendo.

En Números entonces, tenemos tipos conectados con el desierto. Aquí el mundo es visto no como la casa de
esclavitud, sino como el lugar de prueba, la escena del peregrinaje, a través del cual Israel debe pasar en su camino
hacia Canaán[4].

De este modo, en estos capítulos en Números que están muy aliados en su carácter con aquellos tipos de Levítico
(donde la ofrenda de Cristo, como en "la vaca roja" es sin duda el gran fin de la representación)[5], tenemos el sacrificio,
no como en Levítico, mostrando algún aspecto de la obra de Cristo que trata sobre la comunión, sino mas bien como en
su particular aplicación a las pruebas de un andar de fe en el desierto; y satisfaciendo los casos de la experiencia
individual, tal como contacto con el mal, o alguna otra mancha.

Hablo menos de este sujeto porque el carácter del libro es muy obvio, y entrar en detalles haría necesario todo un
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volumen. Baste decir, que a través de todo este libro tenemos a los elegidos y redimidos en el desierto, aprendiendo lo
que es el hombre, y lo que es también Dios; lo que un pueblo rescatado debe ser, y lo que realmente es. Tenemos a los
levitas, _ tomo un indudable tipo del Cáp.4, _ un cuadro de la Iglesia en servicio, con vestidos limpios, pasando a
través de una tierra desierta; y dependiendo cada día de Dios para todo, y siguiendo la guía de la nube, mientras llevan
los vasos del santuario, y se preocupan por ellos. Estos vasos todos tipifican algo de Cristo. Y los levitas espirituales
tienen ahora que llevarlo a través del desierto.

Y de este modo Números a través de todo, nos presenta el desierto. El pilar de nube los precedía; el toque de las
trompetas de plata, y la alarma en el campo; el deseo por carne, etc., _ son una adecuada representación del pueblo
escogido de Dios queriendo eludir las pruebas de su llamamiento celestial; _ la falta de agua en el desierto, y la roca
abierta que suple su necesidad; la fornicación con las hijas de Moab y el desaliento a causa del camino; son cuadros
vivos del peregrinaje cristiano en el desierto.

Cuan diferente es Josué de todo esto; este es nuevamente experiencia, pero qué diferente. Uno nos enseña nuestro
camino en el desierto, el otro uno más allá del Jordán. En esto, temo, algunos tendrán más dificultades para entrar,
a causa de la realidad que es representada es una cosa desconocida para ellos. Josué nos enseña, en tipo, la Iglesia
ya con Cristo en los lugares celestiales, y solo pocos creyentes conocen esta experiencia, o lo que significa la
resurrección. De este modo el libro de Josué, si es visto típicamente, responde a la epístola a los Efesios. Este libro nos
describe el paso de Israel del Jordán a la tierra de Canaan. Todos estos emblemas son familiares para nosotros, el
Jordán, como todos sabemos, es un tipo de la muerte, que separa el desierto, este mundo, de la tierra de la promesa,
el cielo. Israel pasa a través del Jordán sin sentir sus aguas, y entra con Josué a la tierra prometida, pero que es aún
un lugar de conflicto. Como dice Pablo, "sentados juntamente con Cristo en los lugares celestiales", pero ese lugar no es
todavía el lugar de descanso; porque, él mismo nos dice más adelante en esta misma epístola, "nuestra lucha no es
contra sangre ni carne, sino contra principados y potestades en lugares celestiales".

Tomemos uno o dos ejemplos para ilustrar esto. En el Cáp.4 vemos que Israel cruza el Jordán en seco; en el Cáp.5
tenemos la circuncisión. Tan pronto como ellos han pasado el jordán, ellos son llamados a circuncidarse. Aunque la
simiente de Abraham, no había habido circuncisión para Israel en el desierto; pero tan pronto como llegan a la tierra, la
circuncisión es realizada. ¿Necesito explicar lo que esto significa y cuan exactamente esto responde al "octavo día" de la
institución original? La circuncisión debía hacerse el octavo día. Para aquellos familiares con los tipos, no necesito decir que
el "octavo día" es siempre típico de la resurrección. El día después del día sábado, responde al "primer día de la semana"
en el cual Cristo se levantó de entre los muertos. Este es sin embargo, el primer día en referencia a los siete anteriores.
Siete días incluyen los períodos propios para la primera creación. El octavo día, nos lleva más allá de estos, _ es decir,
más allá de los límites de la antigua creación, _ nos lleva en tipo a un nuevo orden de cosas y tiempos, en una palabra,
a una nueva creación de resurrección. En relación a la circuncisión, se nos enseña en Pedro, que esto representaba la
"puesta a un lado de la inmundicia de la carne" Hacer esto fue el gran intento de toda la dispensación judía, y este intento
terminó en fracaso; porque la resurrección, el lugar más allá del Jordán, no fue todavía ocupado por Israel. Pero desde
que Cristo, el verdadero Josué, ha pasado a través del Jordán, y toda la Iglesia con Él, _ y porque, como miembros de
Su cuerpo, la Iglesia está muerta y resucitada con Él, _ por tanto ella es llamada a circuncidarse, y a poner a un lado las
obras de la carne. La circuncisión del corazón es solo conocida y alcanzada en la proporción en la cual conocemos el poder
de la resurrección.
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Pero para hablar de otras partes; cuan diferente es la experiencia en los libros de Números y Josué. Una porción de la
experiencia es a menudo más comprendida que otra. Realmente, nuestra experiencia no es sino la medida de nuestros
logros, la extensión hasta la cual hemos probado la verdad, la comprensión en nuestras propias almas de aquello que ya
es verdadero para nosotros en Cristo.

Pero volvamos para ver la diferencia entre Números y Josué. No hubo dificultad en poseer el desierto; pero Israel
debe pelear por cada paso en la tierra. En lugar de codiciar por la carne como en el desierto, en la tierra, con el
conocimiento de la resurrección, la tentación se reviste de otra forma. Tenemos confianza en el poder, como ante Ai;
confianza en el conocimiento, como en el caso de los Gabaonitas; abuso de la gracia, como en el caso de Acán;
comprender como ésta da la victoria, pero no ver las demandas de Dios en ella. En la medida en la cual los creyentes
crecen en gracia y en el conocimiento de su lugar como resucitados, ellos tienen otra clase de pruebas que enfrentar en
adición a las pruebas del desierto, "nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados y potestades en
lugares celestiales" Y este es de hecho de lo que trata el libro de Josué.

Este es un muy breve e imperfecto resumen del diferente carácter de algunas de las partes típicas de las Escrituras.
Siento cuán poco lo que he dicho comunicará, a uno que no ha estudiado esto, la gran profundidad y plenitud de mi
objeto.

¿Dirá alguno que estos son solo algunos puntos de conocimiento, y comparativamente de poco valor? Acepto que
estos son puntos de conocimiento, pero respondo, que nosotros crecemos en gracia por medio del conocimiento. Y una
de las razones de la debilidad en la cual se encuentra la Iglesia es la poca profundidad de su conocimiento acerca de
estos puntos. Mostrar el uso de este conocimiento no es por ahora mi propósito. Baste decir, que donde los tipos de
Génesis son comprendidos, no veremos tan tristes errores que son la causa de confundir las dispensaciones, y de
mezclar las cosas y esperanzas de la Iglesia con aquella de Israel. . Conocer más de Éxodo, es decir, de la redención;
más de Levítico, es decir, del fundamento de nuestro acceso y comunión con Dios; de Números, la experiencia del
desierto; y de Josué, la experiencia más allá del Jordán; entonces veremos si no tenemos algo más que usar en el
servicio para Aquel que nos redimió y amó.

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Que así sea con nosotros, oremos para que el Señor nos mantenga cerca de Él mismo, en permanente comunión con Él.

A. J.

[1] La historia del Cáp.32, creo, que nos da un ejemplo.

[2] La historia registrada en los libros de Reyes y Crónicas es una buena ilustración de esto. Las mismas personas vienen
ante nosotros en ambos libros, pero con un diferente objeto en ellos. El carácter típico de los respectivos libros nos
dará la clave a los puntos de diferencia

[3] Me refiero aquí al hecho tenido en cuenta por el apóstol, que en la historia de Melquisedec no hay registro de su
nacimiento ni de su muerte, _ una omisión muy inusual en la Escritura con aquellos que tienen un lugar prominente; que,
sin embargo, el apóstol muestra es típico de Melquisedec, Pablo dice, que él era "sin padre o madre, sin descendencia,
no teniendo comienzo ni fin de días". El no quiere decir que no los tenía; sino que ninguna de estas cosas es registrada
en su historia, y que esta omisión es claramente típica. Encontraremos, mientras proseguimos, que las omisiones en los
tipos están llenos de interés como los mismos hechos registrados

[4] En Éxodo tenemos justamente lo contrario, el mundo es visto, no como el lugar de nuestro peregrinaje, sino como el
reino de Faraón y la casa de esclavitud

[5] Num. 19. la vaca roja fue la única ofrenda de pecado en la cual la grasa de las partes interiores no fueron quemadas
sobre el altar. Pero esto está en perfecto acuerdo con el carácter del libro de Números, y nos presenta la ofrenda solo
en su relación al desierto. La grasa sobre el altar habría sido la parte de Dios. En Números, por tanto esto no es tenido
en cuenta.

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