Walter Oyhantçabal1

La huella
de carbono:
señales de nuevas
exigencias de
trazabilidad ambiental
en los mercados
compradores
Los mercados internacionales de alimentos se están
viendo crecientemente involucrados en exigencias
relacionadas con los impactos ambientales, la sustentabilidad
y ahora, la mitigación del cambio climático. Se apela cada vez más a la responsabilidad
de empresas y consumidores en sus decisiones de compra y eso conlleva la necesidad
de informar y etiquetar. Es previsible que las cuestiones ambientales y el combate
del cambio climático se asocien cada vez más con la competitividad exportadora de
bienes agropecuarios (mayormente en términos de posibilidades de acceso a mercados
importantes). Adicionalmente, intereses comerciales pueden expresarse detrás de
consideraciones ambientales, llevando a amenazas de tipo para-arancelario y aún
arancelario. En este contexto, se habla crecientemente de huella de carbono. ¿Qué es este
nuevo elemento, qué implicancias tiene y qué habría qué hacer?
En los hechos, aunque el petróleo y el carbón
son los principales responsables del cambio climá-
Introducción tico, ya no están solos en el banquillo de los acu-
sados, les acompañan la deforestación y el metano
El reconocimiento de las amenazas del cam- de la producción de ciertos alimentos, entre los que
bio climático y de sus relaciones con actividades y destacan las carnes rojas (vacuna y ovina) y el arroz:
JULIO 2010

comportamientos humanos es ya generalizado. Ya
es común la presencia en los medios masivos de
comunicación de los países más desarrollados de
información sobre la contribución que hacen los
alimentos al problema del cambio climático y las
carnes rojas y el arroz, han encabezado el ranking
de las preocupaciones por su fuerte asociación a la
producción de metano.
14
14 1. Director del Grupo de Cambio Climático y Agri-
cultura del MGAP
nada menos que dos principales rubros de exporta-
ción del Uruguay.
Los sistemas comerciales de producción de
alimentos son muy dependientes de los combusti-
bles fósiles, tanto en forma directa como indirecta
(mediante el uso de agroquímicos y materiales in-
tensivos en emisiones de gases de efecto inverna-
dero). Asimismo, en los establecimientos agrope-
cuarios, las actividades productivas implican impor-
tantes emisiones de estos gases debidas al cambio
de uso de la tierra, el laboreo de los suelos, la apli-
cación de fertilizantes, la fermentación ruminal y el
estiércol. La producción de alimentos se ha visto
impulsada a intensificarse para satisfacer las necesi-
dades de una población en aumento, pero por otro
lado empieza a verse cada vez más presionada para
cuidar los recursos naturales y la energía,y producir
lo mismo o más pero con menos intensidad de car-
bono. Así, es probable que a la actual preocupación
por la huella de carbono se agregue en un futuro
no lejano la preocupación por la huella del agua,
todo lo que implica fuertes desafíos en la manera
de concebir los sistemas productivos y en términos
de innovación y desarrollo.
Los consumidores más informados ya saben
que sus hábitos alimenticios se asocian a emisiones
de gases de efecto invernadero y, lo que es más im-
portante aún, qué sus decisiones individuales de
consumo son parte de la solución. Esto despierta,
por un lado, consideraciones éticas y conductuales,
a la vez que abre puertas al marketing verde y a
estrategias competitivas y de diferenciación de las
grandes empresas mundiales distribuidoras de ali-
mentos. Asimismo, grupos de productores en los
países desarrollados presionarán a sus gobiernos
para que defiendan la producción local apelando
a argumentos ambientales, y algo de esto se está
viendo ya en el marco del diálogo entre la UE y el
MERCOSUR. Por esta vía se fomentan y pueden exa-
cerbarse nuevos tipo de proteccionismo, basados
en obstáculos para-arancelarios.
En las decisiones de los consumidores inte-
ractúan los medios de prensa, las cadenas de super-
mercados y sus normas privadas, las campañas pu-
blicitarias, las políticas de responsabilidad empre-
sarial y hasta influyen los organismos multilaterales
de Naciones Unidas.
La FAO, en un controvertido informe de 2006
llamado “La larga sombra del ganado”, señaló que
“las actividades pecuarias tienen un impacto signi-
ficativo en todas las esferas del ambiente, incluido
el cambio climático”. El informe estimó que a nivel
global el sector pecuario es responsable por 9 por
ciento de todo el CO2, 37 por ciento del metano y
65 por ciento del óxido nitroso, los tres principales
gases de efecto invernadero.
Un antecedente directo de la asociación co-
mercio-cambio climático, nació en el Reino Unido
Figura 1:
el concepto de “food -miles”
y se le conoció como “food-miles”, o sea las millas
por transporte de cada producto, buscando asociar 15
15
en la mente del consumidor largas distancias de
transporte de productos importados con las consi-
guientes emisiones de gases de efecto invernade-
ro. En esta lectura proteccionista, el consumo de
productos locales sería más amigable para el clima,
desconociendo la importancia de la eficiencia de los
sistemas productivos (Figuras 1 y 2).
La huella de carbono está siendo incorpo-
rada por grandes cadenas de supermercados de
Europa (Tesco, Casino) y Estados Unidos (Wal-Mart)
que analizan requerir el etiquetado de los produc-
tos con información sobre la intensidad de emi-
siones de gases de efecto invernadero que fueron
necesarias para producirlos, trasportarlos y distri-
buirlos (Figura 3). Una suerte de trazabilidad climá-
tica. Francia ya cuenta con la “Ley Grennelle”que co-
menzaría a aplicarse en 2011, solicitando informar la
intensidad de emisiones de carbono de productos
que entren al mercado francés.
Por el momento los productos de exporta-
ción de Uruguay no están siendo afectados por la
huella de carbono. No obstante, es esperable que los
productos que sean intensivos en emisiones (como
carnes y arroz) y otros dirigidos a nichos de mercado
(frutas de calidad, vinos) podrán enfrentar dificulta-
des en mercados o segmentos de mercado que son
capaces de diferenciar productos por este atributo.
Técnicos del Ministerio de Agricultura de
Chile informaron en comunicación personal que
exportadores chilenos de fruta a Estados Unidos
ya están recibiendo de supermercados de Estados
Unidos (caso de Wal-Mart) y de otros importadores
de fruta, solicitudes de información respecto de los
valores de emisión de los productos, que utilizarán
para demostrar a sus consumidores que sus com-
pras poseen menor impacto ambiental que las de
competidores que no consideren este factor. “Se
trata de lograr la aceptación, que se elija tu produc-
to por sobre otro, en especial en países escandina-
vos, Japón y Canadá”, explicó recientemente el ge-
rente general de una gran empresa exportadora de
Chile y agregó: “si bien por ahora los consumidores
están pidiendo principal-
mente una etiqueta que
indique el rango de emi-
siones, falta poco para que
exijan además poder veri-
ficar la información a tra-
vés de páginas web u otras
fórmulas a las que puedan
acceder”. Esto último pue-
de derivar en procesos de
certificación que agrega-
rán costos.
 ¿Qué es la huella
de carbono?
La huella de carbono puede definirse como
la medida de la cantidad de emisiones totales de
gases de efecto invernadero (GEI) producidas di-
recta o indirectamente por personas, organizacio-
nes, productos, eventos o Estados. Calcula todas las
emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) las
cuales un producto, servicio, empresa son respon-
sables a lo largo de su cadena de valor, permitiendo
encontrar eficiencias internas y externas que permi-
tan disminuir emisiones y mejorar procesos. Como
existen varios gases de efecto invernadero y tienen
diferente poder de calentamiento global, se suele
convertir todos los gases en una unidad llamada
CO2 equivalente (CO2-e). De esta manera la huella
de carbono se expresa habitualmente como kg de
CO2-e por unidad de producto (por ejemplo kg de Figura 3:
carne o kg de arroz). Campaña publicitaria en Reino Unido, promoviendo el
La huella de carbono contabiliza emisiones consumo local de manteca
directas e indirectas.
materiales y energéticos y de las características de
Las emisiones directas son aquellas que se los productos de cada etapa del ciclo de vida de un
generan en fuentes de propiedad de la em- producto. A partir de estos resultados es posible
presa o son controladas por ella; por ejem- cuantificar como estos flujos de materiales y energía
plo: las emisiones de metano que resultan de contribuyen a impactos en el uso de recursos y las
inundar una chacra de arroz o las de CO2 que emisiones. (ISO, 2006).
resultan del uso de gasoil en la maquinaria Una virtud de los análisis de ciclo de vida es
para tareas manejo de suelos y cultivos. que permiten la identificación de los puntos críticos
Las emisiones indirectas son aquellas que para reducir los impactos ambientales, tanto en las
la empresa no controla directamente; por cadenas de proveedores, como en los procesos in-
ejemplo las emisiones por contratación de ternos para las distintas fases del proceso produc-
servicios de trasporte. tivo: abastecimiento, producción, industrialización,
empaque , transporte, distribución y disposición
El siguiente diagrama ilustra los tipos de pro- de residuos. Asimismo, permiten visualizar las im-
cesos y de emisiones asociadas: plicancias de distintas tecnologías en términos de

Fuente: GHG Protocol

JULIO 2010

Los análisis de ciclo de vida son marcos intensidad de carbono y los balances (trade-offs)
16
16 biofísicos estandarizados por normas ISO que se ambientales. Cuando el análisis de la huella de
utilizan para realizar un inventario de los insumos carbono se extiende a la huella del agua y más en
 general a la huella ecológica, se posibilita un poten-
te análisis holístico de la performance ambiental de
una cadena y de las posibilidades de minimizar im-
pactos negativos.
Métodos de cálculo
de la huella de carbono
Los métodos de cálculo de la huella de car-
bono disponibles, se basan en las guías para inven-
tariar emisiones de gases de efecto invernadero
elaboradas por el Panel Intergubernamental de
Cambio Climático (IPCC). Ejemplos de protocolos es-
pecíficos son: a) el GHG Protocol: que fue desarro-
llado por el Instituto de Recursos Mundiales (World
Resources Institute- WRI) y el Consejo Mundial
Empresarial para el Desarrollo Sustentable (World
Business Council for Sustainable Development),
en conjunto con empresas y organizaciones no
gubernamentales. Tiene un enfoque corporativo.
(www.ghgprotocol.org) y b) PAS 2050, elabora-
Figura
4: do por el Instituto de Normalización Británico,
en conjunto con empresas, universidades y or-
El protocolo
ganizaciones internacionales. Tiene un enfoque
PAS 2050. de ciclo de vida de las emisiones procedentes
El más usado de las actividades relativas tanto a la producción
hoy de bienes como de servicios.
(www.bsigroup.com).
El cálculo de la Huella de
Carbono se hace por procedi-
mientos estandarizados, que con-
sideran el ciclo de vida de un pro-
ducto “desde la cuna a la tumba”o
algún punto anterior acordado
(por ejemplo el puerto de desti-
no de un embarque). En cada fase
se identifican las fuentes de emi-
siones, se cuantifica la actividad
que les da origen y se le asocia
un factor de emisión por unidad
de actividad (Ejemplo: actividad fertilización con
urea; cantidad aplicada 1.000 kg, Factor de emisión
de la urea 2,24; emisiones de la actividad 2.224 kg
de CO2-e). Es de señalar que existen programas que
facilitan la aplicación de los análisis de ciclo de vida,
como el SimaPro 7.1, y que pueden ser calibrado
para condiciones locales.
El arroz y la huella
de carbono
Entre los distintos alimentos, el arroz (lue-
go de las carnes rojas) ha atraído especialmente la
atención respecto a su huella de carbono por dos
motivos: (a) es el segundo cereal del mundo luego
del trigo, y (b) su contribución a las emisiones mun-
diales de metano (gas que tiene 21 veces más poder
de calentamiento global que el CO2) es realmente
significativa, al realizarse gran parte del área en con-
diciones de inundación permanente o temporaria.
Por su parte, la literatura señala que el desarrollo
de variedades de alto potencial de rendimiento
significó un incremento importante de la cantidad
de residuos de cosecha incorporados al suelo, que
cuando se descomponen anaeróbicamente produ-
cen metano. Sin embargo, puede pensarse que esto
en realidad ahorró emisiones, ya que fue necesario
cultivar menos área para obtener la misma produc-
ción demandada.
La producción de gases de efecto inverna-
dero en campos de arroz varía muy fuertemente
según las prácticas agrícolas, el clima y los tipos
de suelo y estimarla está asociado a fuertes incer-
tidumbres. No obstante reducir estas emisiones,
sobre todo las de metano, es visualizado como una
opción importante para mitigar el cambio climáti-
co global. En general podemos identificar hoy dos
grandes tendencias instaladas en relación a los ali-
mentos y el cambio climático: una apunta a reducir
 Sistemas asiáticos de producción de arroz bajo
inundación permanente, muy distintos a los de
Uruguay
19
19

las emisiones por unidad de producto, y la otra a

reducir la ingesta humana de los alimentos de más
alta intensidad en emisiones (por ejemplo sustituir
carne roja por carne de cerdo o pollo, o comer me-
nos arroz). En este escenario, una estrategia para la
cadena arrocera debería empezar por cuantificar
su huella de carbono e incentivar la investigación y
posterior adopción de prácticas agronómicas, que
ya está demostrado que tienen potencial para miti-
gar las emisiones de metano, aumentar el secuestro
de carbono en suelos y no incrementar (o incremen-
tar menos que proporcionalmente) las emisiones
de óxido nitroso, además de otros importantes co-
beneficios no climáticos (como reducción de costos
y mayor eficiencia en el uso del agua). Las opciones
más reportadas por la literatura científica pasan por
el manejo del agua y la paja de arroz.
El trabajo de desarrollar y aplicar técnicas de
medición y monitoreo de emisiones y capturas pa-
rece una prioridad, tanto para reducir las incertidum-
bres asociadas a las estimaciones como para trabajar
en mejora continua y poder reportar los avances.
Acciones
en Uruguay
El Ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca,
Ing. Agr. Tabaré Aguerre, ha anunciado que convo-
cará a la instalación de mesas institucionales público-
privadas y a grupos técnicos, encargados de realizar
la primera estimación de la huella de carbono de las
principales cadenas agroexportadoras. La cadena del
arroz será una de las tres cadenas a estudiar en el se-
gundo semestre de 2010 y los resultados permitirán
conocer como está posicionado Uruguay respecto a
otros países exportadores. Se pretende además ali-
mentar la identificación de las estrategias más adecua-
das para encarar debilidades y aprovechar fortalezas,
dado que la huella de carbono puede representar para
Uruguay cambios en las condiciones de acceso a mer-
cados y ganancias o pérdidas de competitividad rela-
tiva a otros proveedores. En consecuencia urge que el
tema sea abordado conjuntamente por el gobierno,
las instituciones de investigación y los actores de la ca-
dena (productores, industriales y exportadores). En es-
tos temas, la proactividad y el “mover rápido” parecen
ser factores esenciales. Tomando como punto de par-
tida de la estrategia del país una primera estimación
“gruesa”en base a literatura internacional, necesita-
mos abocarnos a la investigación nacional para refi-
nar la información científico-técnica de factores de
emisión en los campos, que sean representativos de
nuestros sistemas de producción (caracterizados por
inundación temporaria y rotaciones con praderas). En
paralelo será necesario evaluar posibles alternativas
para reducir las emisiones por unidad de producto en
el marco ampliado de la sostenibilidad de la produc-
ción. Sobre estas bases se pueden evaluar y definir
estrategias de la cadena, orientadas a la generación
de productos con el máximo valor agregado ambien-
tal posible, que nos permitan diferenciarnos en estos
nuevos escenarios.

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