Sei sulla pagina 1di 7

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR Y VIOLENCIA SEXUAL EN EL CONTEXTO

DEL CONFLICTO ARMADO DESDE UNA PERSPECTIVA DE EQUIDAD DE


GÉNERO.
“De generación en generación, la guerra ha sido el espacio de socialización
de los y las jóvenes.
La guerra en nuestro país justifica la impunidad,
la corrupción. la barbarie, la tortura, la masacre, el secuestro.
Sectores del Estado, los grupos armados y sectores de la población civil han convertido la propuesta militarista
y la guerra en su razón de ser...
Ya no basta anhelar la paz, es necesario presionar el fin de la guerra.
Las mujeres santandereanas queremos, necesitamos y podemos hacer parte de la solución”.1

POR. Isabel Ortiz Pérez. *


Documento elaborado para la Consejería Presidencial para la Política
Social. ( Octubre 2003 )

Hemos aceptado en Colombia la violencia como forma de relación social y “de


resolución de conflictos”, situación que se expresa en diferentes espacios
privados y públicos. Al interior de la familia, se manifiesta cómo violencia
conyugal, aquella que ocasiona el hombre, esposo o compañero a su pareja,
forma de dominación del hombre hacia la mujer muy arraigada en nuestra
realidad colombiana y que tiene como causa básica, el sistema patriarcal que
educa y socializa al varón para que ejerza sobre las mujeres violencia y
sometimiento, como manifestación de virilidad. En el espacio privado de la
familia, también la violencia se expresa en las formas de control y castigo que
desde épocas pretéritas, los padres practican con sus hijos/as con la
pretensión de disciplinarlos.2 Los golpes, las palabras agresivas, los chantajes,
humillaciones, burlas, son dolorosamente el pan de cada día, en la vida
cotidiana de innumerables familias colombianas tanto del campo como de la
ciudad. 3
También en las aulas de clase, se presentan aún muchos rasgos de ésta
violencia endémica, que a fuerza de repetirse ha llegado a naturalizarse, y a
aceptarse como parte de la socialización de niños, niñas y jóvenes, ya que
muchos docentes utilizan todavía la ironía, la burla y las palabras agresivas
como forma de corrección de comportamientos que se consideran por fuera de
la norma esperada.4
El resultado de este ejercicio sistemático de agresión sobre los mas débiles,
hace parte de lo que en sicología se conoce como la tendencia a la repetición,
que como efecto de una ira acumulada y no desahogada, busca salidas
irracionales, manifestándose con actos de violencia recurrente, por cuanto esa
ira reprimida, tiende a salir volcándose sobre otros y otras. 5 Como efecto de lo
anterior, presenciamos en nuestro país, niños y niñas con actitudes y
comportamientos violentos, también mujeres cargadas de dolor y rabia por
todas las violencias recibidas, quienes a su vez descargan maltratos sobre sus

1
Documento de la RUTA PACIFICA DE LAS MUJERES POR LA PAZ.
2
Lamus Doris y Ximena Useche, “ Maternidad y Paternidad: tradición y cambio en Bucaramanga”,
Editorial UNAB,2002.
3
Ordóñez, Myriam, Violencia contra las mujeres y los niños en Colombia, factores predictores”,
Profamilia, Bogotá, 1996.
4
Parra Sandoval Rodrigo y otras, LA ESCUELA VIOLENTA, Tercer Mundo y Fundación Fes, Bogotá,
1992.
5
Miller, Alice, “Por tu propio bien”.Paidos, 1986.

1
hijos pequeños, y hombres de todas las edades y clases sociales, que
consideran que golpear, gritar, humillar es “ el deber ser “ de su hombría, y con
actos o palabras maltratan a sus compañeras y a sus hijos.

El enfoque de género, permite mostrar como se han construido de manera


diferencial estas actitudes de violencia cotidiana. El hecho de considerar “el
deber ser masculino”, con características como la valentía, la fuerza física, la
inexpresividad emocional, la sexualidad descontrolada, y por otra parte, “el
deber ser femenino”, asociado a la docilidad, la sumisión y pasividad, conduce
a estereotipos de género, que facilitan y son factores que posibilitan y refuerzan
la violencia en ámbitos privados y públicos. De ésta manara, los hombres en
forma mayoritaria, son agentes de la agresión, mientras las mujeres se
constituyen en víctimas, afectadas gravemente en su salud física y mental,
pero a su vez, son reproductoras de la cadena de violencia, casi siempre
volcada hacia sus hijos/as pequeños.6 En la Encuesta Nacional de
Demografía y Salud, realizada por Profamilia en el año 2000, la realidad de
violencia física contra las mujeres, se hace evidente con cifras que sorprenden.
” El 41 por ciento de las mujeres alguna vez unidas a un hombre, contestó en
forma afirmativa las preguntas relacionadas con la violencia física por parte del
cónyuge, el 37% manifestó que la empujaba, el 31% que la golpeaba con la
mano, el 12% que la pateaba y la arrastraba, el 9% que la golpeaba con un
objeto duro, el 8% que la amenazaba con armas, el 4% que la mordía, el 5%
que había tratado de quemarla o estrangularla y lo que es aún peor, el 11%
que la había violado”7. Sobresale en el estudio que las regiones donde la
violencia física contra las mujeres se muestra con mayor frecuencia son la
Pacífica, la Oriental y Bogotá, y que no hay diferencias importantes en cuanto
al nivel educativo de las mujeres, ya que hasta las universitarias expresan
situaciones graves de violencia física. Con relación a la violencia emocional,
las mujeres alguna vez unidas a un hombre, contestan en un 65% que sus
esposos tienen reacciones negativas como acusarlas de infidelidad, impedirles
el contacto con familiares o amigas, insistir en siempre saber donde estaban,
vigilarlas, amenazarlas con quitarles los hijos, además de agredirlas con
expresiones que las descalifican y deterioran su valoración personal.
Con relación a la violencia contra los niños y niñas, el estudio, señala que el
esposo o compañero castiga a sus hijos con golpes y palmadas en un 42% y el
73% con reprimendas verbales. Afirman que también ellas agreden físicamente
a sus hijos pequeños, señalando una cifra del 47% y con reprimendas verbales
en un 72%. Cerca de la mitad de las mujeres (53%) considera que el castigo
físico es necesario para la buena educación de los hijos. 8

Este panorama de agresión y violencia al interior de las familias ha conducido a


generar en Colombia, una mentalidad proclive a la solución violenta de las
diferencias, con consecuencias en los espacios públicos donde se manifiesta
como violencia social y en mi concepto con gran incidencia también en la
violencia armada que vive el país.

6
Ordóñez, Myriam, obra citada.
7
Encuesta Nacional de Demografía y salud, Salud Sexual y Reproductiva en Colombia, PROFAMILIA,
resumen, pag 23, Bogota
8
Profamilia, obra citada.

2
ALGUNAS EVIDENCIAS SOBRE LA RELACIÓN ENTRE LA VIOLENCIA
INTRAFAMILIAR Y EL CONFLICTO ARMADO.

Partimos de la hipótesis de que un contexto de conflicto socio-político como el


que vive el país desde hace décadas, que se ha agudizado e incrementado en
los últimos años, produce efectos directos en la vida de las familias y que las
tensiones y dificultades a su interior tienden a agravarse. De otra parte,
estudios e investigaciones realizadas con población que ha vivido el
desplazamiento, muestran los efectos diferenciales que la ruptura y el
desarraigo del éxodo vivido por la situación del conflicto armado tiene sobre las
mujeres.9 Se hace necesario en consecuencia precisar, cómo se dan las
relaciones entre violencia Intrafamiliar y el conflicto armado, determinando si
hay situaciones de causalidad directa, o si por el contrario no es posible
identificar causalidades y relaciones entre estos dos conflictos de orden social
que afectan a nuestro país.
Considero que si bien, ésta relación apenas empieza a ser documentada e
investigada, nuestra experiencia desde la Fundación Mujer y Futuro, trabajando
en apoyo psicosocial y terapéutico a mujeres, niños y jóvenes afectados por la
violencia del conflicto Colombiano, muestran evidencias que es muy
10
importante visibilizar:

• Los jóvenes vinculados a los grupos armados y su vida afectada


por la violencia intrafamiliar. Jóvenes hombres y mujeres que se han
vinculado voluntariamente a los grupos alzados en armas, expresan que
las difíciles situaciones de violencia vividas al interior de sus familias,
fueron una de las causas determinantes de su inserción a grupos
guerrilleros o de autodefensas. Manifiestan con mucho dolor, la tragedia
de su infancia, donde los golpes, las carencias afectivas, las
humillaciones y el recargo de trabajo siendo niños/as, fueron un factor
fundamental en haber aceptado insertarse en grupos alzados en armas
que les prometieron una mejor vida y futuro. Es significativo, que a
pesar de que existían también condiciones de marcada pobreza, los
jóvenes no refieren en sus testimonios, las carencias materiales, sino el
maltrato físico y psicológico vivido en sus familias de origen. De otra
parte, muchas mujeres jóvenes expresan que se incorporaron a la
insurgencia, huyendo de abusos sexuales de familiares o conocidos. 11

• Mujeres afectadas por violencia sexual y amenazadas de


reclutamiento huyen y se desplazan: Tenemos testimonios de
mujeres que hoy se encuentran desplazadas en asentamientos en
Bucaramanga, que manifiestan como motivo de su desplazamiento la
amenaza o la realidad vivida de ser abusadas sexualmente por actores
armados de diferentes bandos, guerrilla o paramilitarismo, pero también
por agentes del Estado. ( ejercito) 12

9
Investigaciones realizadas por Donny Meertens y Nora Segura, desde 1994.
10
La Mesa de Trabajo MUJER Y CONFLICTO ARMADO, es una de las que mas ha contribuido a
mostrar la afectación hacia las mujeres delas situaciones de conflicto armado, por lo cual nos apoyamos
en sus avances sobre este tema.
11
Entrevistas con jóvenes desvinculados, en trabajo de apoyo emocional realizado por la Fundación
Mujer y Futuro en coordinación con el ICBF, Regional Santander.

3
La violación sexual en situaciones de guerra es un hecho reconocido por los
organismos de atención humanitaria, como una de las más dramáticas formas
de violencia ejercida contra las mujeres. “En la guerra, la violación no es un
accidente, ni un daño colateral al conflicto armado. La violación es empleada
como una arma más de la guerra, que se utiliza para debilitar y vencer al
enemigo. A través de los cuerpos de las mujeres, considerados y usados como
objetos, se pretende lograr demostraciones de poder y deprecio, intimidar,
vengarse y castigar a los hombres.13
La mesa de trabajo MUJER Y CONFLICTO ARMADO, 14 reconoce que la
violencia sexual por parte de los grupos armados es una realidad en Colombia,
que aún no ha sido suficientemente visibilizada, y expresa que las “mujeres
víctimas de violencia sexual por parte de actores armados se ven obligadas a
ocultar su drama por diversas razones, entre las cuales sobresale el miedo a
las amenazas proferidas por los actores armados que cometen la violación”.15
La Fundación Si MUJER, de Calí, recogió testimonios de 15 mujeres
sobrevivientes de la violencia sexual, que quedaron embarazadas por violación
sexual por parte de actores armados. Una de ellas, dice” me amenazaron con
matarme a mi y a mi familia si contaba, y nos dieron 5 días para salir del
pueblo”.16
Los daños ocasionados a las víctimas de la violencia sexual son enormes y
permanentes. La vergüenza, el estigma social y el rechazo por parte de la
familia, hacen que la victima sea culpabilizada, generándose sentimientos de
ambivalencia que propician el agravamiento de la violencia intrafamiliar,
conformándose de ésta manera un círculo de violencia que deja secuelas
emocionales y sociales muy difíciles de reparar.

• El desplazamiento y la agudización de la violencia intrafamiliar.


Uno de los efectos mas graves del conflicto armado Colombiano es el
desplazamiento forzado de innumerables familias campesinas o de pequeñas
localidades rurales, que huyen en éxodos individuales, familiares o colectivos.
Su desplazamiento hacia las ciudades, ha sido causado en muchas ocasiones
por la violencia directa a familiares cercanos, que han sido asesinados, también
por haber presenciado masacres, o haber sido víctimas de amenazas de los
grupos armados, que los catalogan como de uno u otro bando y les imponen a
base de terror, la huída y el desarraigo.
Familias enteras víctimas del miedo y de la violencia armada, llegan a las
ciudades y hoy son llamados “desplazados” 17 Las amenazas, el miedo, el
12
Testimonios directos recogidos en consultas de apoyo emocional realizadas por psicólogas de la
Fundación Mujer y Futuro a mujeres que se han desplazado.
13
Lelievre Christiane, Mujeres Botín de Guerra. En Vanguardia Dominical, 25 de noviembre de 2002.
14
La Mesa mujer y Conflicto Armado, es una iniciativa de coordinación interinstitucional en la que
participan aproximadamente 20 organizaciones sociales, quienes desde 1999, trabajan alrededor del tema
Mujer y Conflicto armado. La Mesa está coordinada por ILSA y realizó la intermediación para que la
Relatora Especial de Naciones Unidas sobre Violencia contra las mujeres, visitará Colombia, en octubre
del 2001.
15
“ Mujer y Conflicto Armado, Segundo avance de la MESA MUJER Y CONFLICTO ARMADO,
Bogotá, 2001, Pág. 38.
16
Citado en el libro “Embarazo por violación, la crisis múltiple”, Fundación Si Mujer, Calí, 2000, Pág.
55.
17
La cifra total de desplazados está entre 2 millones, que reconoce la Red de Solidaridad Social (800.000
de ellos registrados) y 2.7 millones que menciona la ONG Codees. Diariamente en el 2001, fueron
desplazados entre 531 y 936 personas. 819 municipios están afectados por el desplazamiento, 52 de ellos

4
incendio de las viviendas, el temor de las personas que huyen por las
masacres y los asesinatos, por los enfrentamientos entre los actores armados
que generan violencia y afectan a la población civil junto con las desapariciones
forzosas, son características del desplazamiento. La población campesina es el
sector social más afectado, encontrándose también junto a ellos los indígenas y
la población negra y las mujeres cabezas de familia.18
En las ciudades receptoras, las familias desplazadas se ubican en invasiones,
hoy día llamados “asentamientos de población desplazada” o en albergues
temporales, pero que ante la carencia de programas de vivienda estatal, se
convierten en espacios permanentes. Allí, en condiciones de hacinamiento y
total falta de privacidad, con dificultades materiales de todo orden, estas
familias se ven obligadas a insertarse y adaptarse a nuevas formas de vida. En
estos espacios precarios, en la mas absoluta pobreza, donde conviven familias
de diversas procedencias y costumbres, se expresan, las formas típicas de la
violencia intrafamiliar. Muchas mujeres manifiestan cómo sus compañeros, se
han vuelto mas agresivos en esta nueva situación, y como muchos de ellos que
antes del desplazamiento no ejercían violencia contra ellas, en los nuevos
entornos de la ciudad, son hoy hombres que las maltratan a ellas y sus hijos. 19
Estudios e investigaciones realizadas sobre la condición de las mujeres
desplazadas, muestran cómo ellas son víctimas múltiples20, ya que además de
las pérdidas de seres queridos, han perdido sus bienes, pertenencias,, formas
de subsistencia y han dejado por el terror y el miedo, su mundo afectivo
constituido por relaciones primarias que construyen el sentido básico de
identidad. En los nuevos lugares, se encuentran ajenas a los espacios sociales
citadinos, pero también carentes de relaciones cercanas que las apoyen y les
ofrezcan protección. Esta situación las hace vulnerables a la violencia y el
maltrato de sus compañeros, y han sido sus compañeras de asentamiento las
que las han apoyado en momentos de agudización de la violencia conyugal.
Sobresale en las mujeres desplazadas el desconocimiento de sus derechos
humanos y la forma como han naturalizado las situaciones de violencia, como
hechos normales asociados con el deber ser de las mujeres. 21

Con los niños y las niñas, suceden situaciones similares de agudización del
maltrato y agresividad de sus padres y madres hacia ellos. Los menores
afectados por el desplazamiento, muestran en su comportamiento el impacto
emocional vivido, manifestando agresividad entre hermanos, peleas constantes
concentran el 65% de las expulsiones y a 44 municipios llega el 72% de los desplazados. Fuente: Informe
dl Alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, citado por El TIEMPO, 19 de
octubre de 2002.
18
Guevara, Ruben Darío, “ Mujeres desplazadas por el conflicto armado”, Situaciones de género en
Cali y Popayán. Colombia, Universidad del Valle- Asprodeso (Asociación de Profesionales para el
Desarrollo Social)

19
Testimonios producto de atención psicológica realizada a mujeres desplazadas por la Fundación Mujer
y Futuro.
20
Meertens, Donny, “Mujer y Violencia en los conflictos Rurales” en Análisis Político, No 24, IEPRI,
U.Nal de Colombia, 1995, pag, 38.
21
Testimonios recogidos por el Observatorio de Derechos Humanos de las Mujeres Desplazadas que
realiza Sisma Mujer con el apoyo de ONGs de Mujeres, en Calí, Bucaramanga y Cartagena. La
Fundación Mujer y Futuro, es el punto de recolección de información en Bucaramanga. Este trabajo se
ha realizado durante el año 2002.

5
con sus pares en los asentamientos, solicitudes de comida que no hay forma
de atender, y se crean condiciones propicias para que se ejerza sobre ellos
medidas de control bajo la forma de castigos severos y agresiones verbales
que van alimentando el resentimiento y la rabia. Testimonios que hemos
recogido de niños cuyos padres fueron muertos, en el conflicto armado, bien
sea por guerrilleros, el ejercito regular o paramilitares, muestran el
resentimiento y el dolor que han acumulado al vivir en forma directa las
consecuencias de la guerra. En los niños entrevistados se perciben el odio y el
rencor como producto de sufrir la muerte de sus seres queridos. Estos niños,
niñas y jóvenes, han sido testigos de las amenazas, el hostigamiento, el
desplazamiento, agresiones y pérdidas que los afectan en una edad muy
temprana. Al no existir programas específicos para la infancia y juventud
desplazada, el dolor emocional no sanado, se expresa en ira, y problemas de
comportamiento. Muchos niños, en sus relatos manifiestan sentimientos de
resentimiento, percibiéndose ideas de venganza, predictoras de situaciones de
retaliación que posiblemente continuará la cadena de violencia a la que pueden
llegar cuando sean adultos. Sobre este aspecto, valga la ocasión para
destacar la urgencia de establecer estrategias de apoyo emocional en las
escuelas a donde llegan niños/as afectados por el desplazamiento, que les
permita una resolución positiva de sus duelos y emociones dolorosas por las
perdidas vividas. Es posible y urgente preparar a los y las docentes con
formación básica sobre cómo atender a los menores desplazados,
ayudándolos a exteriorizar sus dolores, sus experiencias traumáticas y sanar
de esta forma tantas vivencias afectivas que si no son sanadas, pueden
conducirlos en un futuro próximo a situaciones de malestar emocional , sed de
venganza y en consecuencia mayor violencia.

La violencia intrafamiliar asociada al desplazamiento forzado, destruye las


relaciones familiares, se incrementan los hogares con jefatura femenina y las
obligaciones económicas y sociales recaen sobre la mujer desplazada quien
muestra en el post desplazamiento una recursividad extraordinaria para lograr
la sobrevivencia de sus familias. Sin embargo, no es conveniente idealizar las
actitudes de las mujeres desplazadas, ya que ellas expresan con amargura y
resentimiento, el peso de asumir solas las responsabilidades de sacar adelante
sus hijos. En medio de éste panorama de carencias materiales y emocionales,
muchas mujeres constituyen nuevas uniones, como una estrategia de apoyo
económico, y corren el riesgo de volver a sumirse en situaciones críticas de
violencia y maltrato conyugal.

Es importante también resaltar que la violación y los abusos sexuales por parte
de conocidos es una situación que hemos percibido como recurrente en los
asentamientos de población desplazada y que estas situaciones en muy pocas
ocasiones son denunciadas.

Finalmente, considero que la categoría de género, que acompaña esta


reflexión, es una herramienta fundamental para identificar y explicar desde las
identidades femeninas y masculinas las dinámicas de la guerra y nos permite
ubicar, en el marco de la cultura patriarcal los determinantes masculinos que
posibilitan la guerra como vía para afrontar los conflictos y diferencias. “Es que
la guerra afecta de manera diferente a hombres y mujeres, en la medida en que

6
atraviesa la vida individual, familiar y colectiva de las personas, deja marcas en
sus historias, modifica sus modos de vida y sus expresiones. La guerra
destruye, copta y recrea la acción colectiva existente al fragmentar y polarizar
los referentes de identidad existentes.”22 En este sentido, mostrar las
relaciones muchas veces invisibles entre guerra, violencia familiar, violencia
sexual, y desplazamiento, se torna en un imperativo actual, para comprender
la dinámica de conflicto armado y social que vive Colombia.
* Isabel Ortiz Pérez. Psicopedagoga, Especialista en Sexualidad y Procesos Afectivos,
Directora de FUNDACIÓN MUJER Y FUTURO en Bucaramanga. Columnista de Vanguardia
Liberal.

22
Guevara Ruben Darío, obra citada

Potrebbero piacerti anche