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El Sida:
orígenes, historia y
consecuencias
sociales de una
enfermedad
Pablo Gómez Garrido

Facultad de Medicina
Universidad Complutense de
Madrid
ÍNDICE
1 Introducción:
¿Qué es el SIDA?

2 Historia de la enfermedad
• Los orígenes
• El surgimiento
• Desarrollo:
• Los 80, el boom
• Los 90, las primeras esperanzas

3 Actualidad de la enfermedad
• Los países desarrollados
• Los países en vías de desarrollo
• Los países subdesarrollados

4 El SIDA en España
• Historia
• Actualidad

5 Consecuencias sociales
• Los primeros afectados
• La extensión de la enfermedad
• La cuestión moral y religiosa
• Una generación marcada por el SIDA
• Pobreza y Sida
• Sida y drogadicción

6 Otros aspectos, las voces ocultas


• Las teorías contrarias al VIH
• El Sida, una enfermedad artificial

7 Conclusión y opinión personal


Introducción: ¿Qué es el SIDA?
Dice el diccionario que SIDA significa Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, y esa es la
traducción literal que se hizo, de las siglas en inglés AIDS. Aparentemente no parece una
enfermedad diferente, de hecho hay quién diría que otras con un nombre mucho más complicado
suenan mucho peor. Sin embargo esta enfermedad se ha cobrado y se cobra hoy en día millones de
vidas, dejando marcadas a las personas que lo sufren, su entorno y su vida.
Suena paradójico que una enfermedad con tres décadas de vida sea tan conocida, haya dejado una
huella tan grande en la sociedad y en su seno, viva como peligro constante escondido detrás de la
esquina, y haya hecho méritos suficientes para adjudicarse un día al año en recuerdo de la lucha
contra ella. En fin, se trata de la enfermedad por excelencia de finales del pasado siglo en el mundo
occidental, que hoy en día le ha legado sus devastadores efectos al continente africano; es decir, que
si la enfermedad no se nota aquí en España, bajémonos unos cuantos kilómetros y veremos como
allí la sufren de verdad.

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida es una enfermedad de origen vírico propagada por el


virus VIH, un retrovirus de la familia de los lentivirus. Estas características le hacen actuar no como
otros virus normales y corrientes, atacando una célula e implantando su ADN en el interior.
El virus VIH se diferencia de nosotros en algo tan significativo como que guarda su información en
forma de Ácido ribonucleico (ARN). Por un proceso denominado retrotranscripción es capaz de
convertir su ARN en ADN celular, y a partir de él llevar a cabo el proceso básico para la vida de
síntesis de proteínas.
Como cualquier otro virus, su acción a través del llamado ciclo lítico está fundamentada en la
invasión de una célula determinada, y su replicación a partir de ella, lo que lleva a una supresión
completa de las actividades originarias de esta última. El objetivo del VIH es un glóbulo blanco o
leucocito, una de las células que interviene en el sistema inmunitario. Más concretamente se trata
del Linfocito Th, esto es, un linfocito de carácter T (que por tanto no contiene inmunoglubulinas y
finaliza su maduración en la glándula tímica) y de entre ellos del grupo de los linfocitos T
colaboradores. Estas células emiten una serie de macromoléculas denominadas citocinas, que ponen
en marcha a varios de las demás células del sistema inmunológico, es decir, que coordinan la
respuesta inmunitaria y de allí su nombre. Los linfocitos Th contienen un receptor CD4 al que se
ancla el retrovirus VIH y desde él puede penetrar al interior celular para llegar al núcleo.
En palabras más mundanas, podríamos expresar que el VIH se dirige enfilado a matar al que lo
controla todo, y que por tanto deja al resto de células sin saber qué hacer cuándo se trata de llevar a
cabo una respuesta inmunológica específica, ya que se inhibe la llamada respuesta inmunitaria
adaptativa o adquirida produciendo una inmunodeficiencia adquirida, y de aquí podemos razonar el
nombre.
Este estado de inmunosupresión es aprovechado no por el propio virus VIH sino más bien por otros
que como quien dice veían los toros desde la barrera y no actuaban, suprimidos por el sistema
inmunitario en condiciones normales. Son las llamadas “enfermedades oportunistas”, cuyos
patógenos se encuentran muchas veces dentro del propio cuerpo humano sujetados por el férreo
control de las células inmunitarias. Cuando estas bajan los brazos, los patógenos campan a su aire e
infectan al inmunosuprimido con toda clase de patologías, de las cuales la más destacada es el
Sarcoma de Kaposi, que merecerá de su explicación por la gran importancia que tiene en la historia
que nos trae a cuento. En resumen, que con un cuerpo ampliamente debilitado en referencia a sus
defensas más específicas, lo que le mata es aquellas enfermedades que en condiciones normales no
podría padecer, y que ayudadas por este extraño nuevo dominador que es el VIH, ahora resultan
muy dañinas e incluso letales.

El virus VIH no actúa de manera inmediata, sino a medio y largo plazo. En las personas
seropositivas (aquellas portadoras del virus) transcurre un tiempo desde que el virus es transmitido
hasta que se ha dividido suficientes veces y se ha asentado en los órganos linfoides como para que
pueda suprimir las defensas del cuerpo a gran nivel. En medio se da un proceso de latencia, en el
cual el virus se asienta. Más tarde se producen los primeros síntomas, a continuación empiezan a
aflorar las enfermedades oportunistas y el siguiente paso lo representa la muerte. Dentro de estas
fases existen varias categorías clínicas dependiendo de cuáles son las patologías que sufre el
individuo. Durante todo el proceso, que dura varios años, hay un constante descenso en el recuento
leucocitario de linfocitos TCD4+.

La transmisión del virus se produce por varias fuentes, pero siempre por vía sanguínea o por las
secreciones genitales. Las principales vías de transmisión son: el sexo, incluyendo no solamente el
coito en sí, y teniendo en cuenta que el Sida es de las principales ETS (enfermedades de transmisión
sexual); la vía parenteral, a través de la sangre, que se puede producir en contacto de heridas o en el
uso de jeringuillas usadas (lo cual es la principal causa de infección de Sida entre toxicómanos); y
por vía vertical, pasando de la madre al hijo, principalmente en el parto. Las fuentes de transmisión
son tremendamente importantes para entender la historia del Sida, ya que son los que determinan
qué es lo que causa los principales “booms” en el contacto dentro de una comunidad.

Hoy en día el Sida no es curable, pero sí bastante controlable. Mediante una serie de medicamentos
denominados retrovirales se puede hacer frente a la enfermedad, apoyándose además en fármacos
de mejora del sistema inmune. La enfermedad queda como un síndrome crónico, contra el que hay
que medicarse día a día, pero que no es letal a corto plazo. La esperanza de vida se ha alargado
considerablemente respecto a los inicios y a hace unas dos décadas. Si se detecta a tiempo en los
países desarrollados permite llevar una vida casi normal. Y decimos en los países desarrollados
porque en los países “en desarrollo” la situación no es la misma. En ciertos países de África el Sida
afecta a un alto porcentaje de la población, y de entre ellos una buena cantidad son niños que han
nacido desde el principio con la enfermedad y que con el tiempo la van desarrollando. Comunidades
enteras conviven con el Sida, y allí no hay medicamentos para combatirlos, son demasiado caros.
La realidad es que si existiera una vacuna desde los países ricos no lo agradeceríamos tanto como
ellos. En Europa sabemos que hay una forma de prevenir el Sida, sabemos qué hábitos son los más
peligrosos y tenemos la posibilidad de hacernos un análisis por si dudamos. En el trabajo
entraremos en detalle sobre por qué los habitantes de países subdesarrollados no cuentan con estas
posibilidades.

En conclusión, el Sida cuenta con la ventaja de la diferencia que le otorga proceder de un virus tan
“primitivo”, y que sin embargo es la fuente de su poder de destrucción. Ha pasado el tiempo y no
estamos indefensos contra ella, pero supone aún un peligro para nosotros y un problema serio para
los que no tienen los mismos recursos. Y la mejor solución es la información y la prevención, como
para casi todo.
Historia de la enfermedad
Los orígenes

A continuación paso a describir cuál es la versión aceptada mayoritariamente sobre el origen del
Sida, que el VIH procede de un virus procedente de una serie de especímenes de monos africanos.
Existen otras teorías, las cuales van desde afirmar el origen artificial de la enfermedad, o
directamente no implicar al VIH en la infección del Sida. Estas dos teorías, que tienen su
repercusión, van a ser analizadas más adelante

Los orígenes del Sida pese a que no están totalmente claros, parecen pasar por la siguiente línea,
básandose además en lo reciente de la epidemia. Los primeros casos notificados en África y Europa
datan de 1959, y en Norteamérica de 1968. Los virus del SIDA, el VIH-1 y el VIH-2, podrían
constituir una invención antigua de la naturaleza, ya que como se ha explicado anteriormente,
pertenecen a la familia de los retrovirus.

Los primeros análisis del material genético del VIH mostraron que tenía una tremenda similitud con
el SIV (virus de la inmunodeficiencia del simio), una familia de virus que afectaban a monos del
centro de África donde también empezaron a identificarse casos de sida casi desde el principio. Los
partidarios de esta teoría han presentado una comparación del material de ambas familias de virus
bastante concluyente. La idea que se sostiene es que una variante del SIV, que desciende
directamente de este virus, fue la que saltó a humanos y desencadenó la epidemia.
Desde luego es bien conocida la posibilidad de que un germen que habita en los animales pueda
infectar al hombre y producirle una enfermedad. De hecho y aunque pueda afectar a nuestro ego, el
hombre y los chimpancés comparten un material genético idéntico en un 98%, es decir, sólo un 2%
de nuestros genes determinan que ahora mismo vivamos en ciudades y no subidos a un árbol.
Tanto el VIH-1 como el VIH-2, los dos tipos de VIH más conocidos tienen grandes similitudes con
el virus del chimpancé y del mono verde respectivamente. Está búsqueda del origen del VIH se ha
prolongado durante más de 10 años y ha sido precisamente en 2003 cuando se han publicado los
resultados que parecen ser definitivos.
El SIV es tremendamente frecuente entre los monos de África Central, de hecho han sido aislados
en más de 30 especies, aunque en ellos estos virus no son mortales. Al parecer los chimpancés en
estado salvaje fueron infectados de forma casi simultánea por dos tipos de SIV muy similares. El
primero de ellos afectaba al mono verde que habita en los bosques de Sierra Leona y Ghana y el
segundo a una segunda especie de mono (cercopitecus nictitans) que habita en los bosques de Costa
de Marfil, Liberia, Níger y Congo.
Sólo nos quedaría explicar cómo pudo el virus “saltar” en el centro de África, desde el chimpancé
hasta el ser humano. Posiblemente a través de heridas durante la cacería de estos animales, el
consumo de su carne o incluso el contacto sexual, y de hecho es muy probable que nunca se llegue a
saber la fecha exacta del contagio.
Según modelos matemáticos sofisticados basados en el componente genético de los distintos virus
de inmunodeficiencia conocidos y en sus posibilidades de evolución hasta dar con el VIH actual,
existe un 95% de posibilidades que el VIH apareciera entre 1910 y 1950, aunque recientemente esta
teoría parece tener ciertos opositores. Estudios de la Universidad de Arizona afirman que la
enfermedad empezó a expandirse en humanos entre 1884 y 1924. Los científicos autores de esta
investigación también coinciden en que se propagó desde África. Sea como fuere, la versión oficial
confirma que el VIH, al igual que los humanos, paso por su etapa de “simio”, y que como en
nuestra propia evolución, también diferimos de cuándo se hizo “hombre”.
El surgimiento

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida nació el 5 de junio de 1981. en el Centro de Control y


Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Se describieron cinco casos de neumonía por
Pneumocystis carinii en Los Ángeles. Este germen era hasta entonces muy poco frecuente salvo en
sujetos con las defensas muy bajas. Casi simultáneamente se publicaron varios casos de Sarcoma de
Kaposi, un tipo de cáncer de piel, en pacientes jóvenes. Los acontecimientos se sucedieron
vertiginosamente. Ambas eran enfermedades raras que aparecían sólo en sujetos inmunodeprimidos
sin defensas contra ciertas infecciones y tumores. En pocos meses se describieron casos similares en
otros países occidentales, fundamentalmente europeos, y cundió la alarma.
Pese a que los médicos conocían las dos enfermedades, la aparición conjunta de ambos en varios
pacientes les llamó la atención. La mayoría de estos pacientes eran hombres homosexuales
sexualmente activos, muchos de los cuales también sufrían de otras enfermedades crónicas que más
tarde se identificaron como infecciones oportunistas. Las pruebas sanguíneas que se les hicieron a
estos pacientes mostraron que carecían del número adecuado de un tipo linfocitos T CD4+. La
mayoría de estos pacientes murieron en pocos meses. Se pensó en que el motivo de estas raras
infecciones estuviese en el frecuente uso de drogas estimulantes por la comunidad gay. También se
propuso la combinación simultánea de varias ETS o al hecho de viajar a destinos exóticos.
La aparición de unas manchas de color rosáceo en el cuerpo del infectado determinó que la
enfermedad fuera denominada como la “peste rosa”, totalmente atribuida a los homosexuales,
aunque pronto se hizo notar que también la padecían los inmigrantes procedentes de Haití, los
toxicómanos adictos a drogas inyectables, los receptores de transfusiones sanguíneas, los
hemofílicos y las mujeres heterosexuales. El primer caso detectado de un heterosexual con Sida se
dio en 1983.
Un año antes, En 1982, esta enfermedad fue bautizada con el nombre de Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida o SIDA, del cual ya hemos explicado antes sus referencia a la falta de
defensas que sufrían los pacientes y al hecho de que se adquiriese durante la vida. Hasta aquel
momento la mayoría de los casos de inmunodeficiencia aparecían de forma congénita, es decir al
nacer, o bien en pacientes que estuviesen recibiendo quimioterapia para el cáncer.
Hasta 1984 se sostuvieron distintas teorías sobre la posible causa del SIDA. La teoría con más
apoyo planteaba que el SIDA era una enfermedad epidemiológica. El estudio en 1983 de un grupo
de nueve hombres homosexuales infectados procedentes de la ciudad de Los Ángeles, que habían
tenido parejas sexuales en común. Se incluía entre ellos incluyendo a otro hombre neoyorquino que
mantuvo relaciones sexuales con tres de ellos. Todos sirvieron como base para establecer un patrón
de contagio típico de SIDA. En la historia de la búsqueda del patógeno causante tampoco se puede
dejar de hablar del célebre "Paciente 0" de dónde pareció partir la epidemia en los primeros
momentos. Se trataba de Gaetan Dugas un auxiliar de vuelo homosexual y extremadamente
promiscuo que reconoció haber tenido más de mil compañeros sexuales. A partir del VIH aislado en
su sangre se identificaron, investigando a pacientes de todo el mundo, a más de 40 casos de VIH de
idénticas características, repartidos por multitud de países que tenían en común además el haber
compartido sexo entre ellos. Gaetan Dugas murió en 1984
Contribuyó indudablemente a extender la enfermedad por todo el mundo, algo que ocurrió en un
tiempo récord, pero también ayudó a reconocer que la enfermedad era muy contagiosa y que ciertas
actitudes podían ayudar a su diseminación, por lo tanto era posible tomar medidas para reducir la
tasa de contagios. Una vez que se supo que era el virus del VIH el responsable de la enfermedad,
quedaba por determinar sus orígenes, los cuales fueron propuestos por primera vez en 1998, y son
los que ya hemos nombrado. En otro orden de cosas, ciertos sectores de la ciencia negaron y aún
hoy niegan que el Sida esté causado por el VIH, lo cual ha dejado de tener verdadera credibilidad.
La aparición pública del VIH se produjo en 1984. Dos científicos franceses, Françoise Barré-
Sinoussi y Luc Mointagnier del Instituto Pasteur, aislaron el virus VIH y lo purificaron. A su vez, un
extraño individuo, el doctor estadounidense Robert Gallo, pidió muestras al laboratorio francés, y
adelantándose a los franceses lanzó la noticia de que había descubierto el virus y que había
realizado la primera prueba de detección y los primeros anticuerpos para combatir a la enfermedad.
Después de diversas controversias legales, se decidió compartir patentes, pero el descubrimiento se
le atribuyó a los dos investigadores originales que aislaron el virus. Se sostiene hoy en día que
Robert Gallo se aprovechó del material de otros investigadores para realizar todas sus
observaciones. Robert Gallo es también el científico al que las teorías contrarias al origen simio del
VIH acusan de ser el creador del VIH, ya que además estuvo trabajando en la CIA.

Los 80, el boom

La década de 1981, con el nacimiento de la enfermedad hasta 1989 está marcada con letras grandes
por el Sida. Durante estos años se descubrió el virus causante de la enfermedad y los primeros
tratamientos antirretrovirales, pero sin embargo lo más importante fue la gran difusión que tuvo el
virus acompañada de un desconocimiento total sobre los medios de contagio. En otro apartado se
analizarán las consecuencias sociales, pero como adelanto hay que decir que el mundo se
caracterizó por el miedo a lo nuevo, llevando en muchas ocasiones al rechazo y a la incomprensión.
El Sida fue durante todos estos años una enfermedad por conocer, mortal casi irremediablemente y
tormentosa para quienes la sufrieron.
A continuación se detallan los acontecimientos a nivel científico más importante acaecidos en esta
época:
Hubo que esperar dos años, hasta 1983, para que los científicos aislaran y describieran el agente
causal de lo que ya era una pandemia cuya mortalidad no dejaba de crecer. En el mes de enero, en
Francia, el equipo del profesor W. Rozenbaum al extirpar un ganglio cervical de un paciente con
sospecha de tener Sida,confirma la existencia de rastros de la actividad bioquímica de un retrovirus.
En febrero, el profesor Charles Daguet llega a obtener la imagen del nuevo virus. Se trataba de un
retrovirus, pero no de los conocidos hasta la fecha: los oncovirus, los cuales ocasionaban tumores
en el organismo. Con el VIH nacía así la sub-familia de los lentivirus compuesta hoy por el VIH-1 y
el VIH-2. Una vez identificada la causa comenzó la carrera en busca de fármacos que inhibiesen la
transcripción inversa, paso biológico esencial en el ciclo vital de este tipo de virus. En este año
aparecen 12 casos repartidos entre drogadictos por vía intravenosa (tres afectados), homosexuales
masculinos (cuatro) y un homosexual y drogadicto a la vez ,y por último cuatro pacientes que lo han
contraído en la recepción de hemoderivados. Por primera vez el silencio informativo se convierte en
un aluvión de noticias .
En esa misma fecha en EE.UU se habían detectado más de 1200 casos y las investigaciones
científicas en curso eran consideradas como las de mayor envergadura de la historia .
A la vez se producen las primeras campañas informativas a la población.
Hacia 1984 la identificación del virus ha supuesto un avance sustancial, ya que permite la detección
de la enfermedad antes de que se produzcan los primeros síntomas. La progresión de la enfermedad
es medida, y asciende aritméticamente. Se adoptan medidas coercitivas contra los homosexuales
enfermos de Sida a lo que sus colectivos responden. Debido a las afirmaciones de Robert Gallo se
desata una polémica entre Francia y Estados Unidos a raíz de la “paternidad” del descubrimiento.
Luego se comprueba que los virus que ambas naciones tenían localizados: el HTLV-3 y el LAV, en
realidad, eran el mismo. El conflicto duraría varios años más.

No fue hasta 1985 cuando comenzó la aventura terapéutica. La zidovudina tuvo el honor de abrir
esta nueva etapa; se trataba de un fármaco antirretroviral que dormitaba en los cajones de una gran
multinacional farmacéutica. Las autoridades sanitarias autorizaron rápidamente por la vía de
urgencia la utilización de este fármaco en el tratamiento de los enfermos más avanzados. Pero la
esperanza inicial pronto se desvaneció, en no mucho tiempo el VIH se hacía resistente a este
medicamento y la enfermedad seguía entonces su mortal curso. A la vez el Instituto Pasteur de París
anuncia que el virus del Sida ha sido totalmente descifrado y que es diferente al descubierto por los
científicos americanos. En realidad los franceses acababan de identificar una variante del virus del
Sida en un paciente originario de Cabo Verde, al que se le llama VIH-2 un año más tarde.
En 1986, cuando se había estabilizado la situación, el virus fue llamado VIH, que significa virus de
la inmunodeficiencia humana. A continuación se desarrolló un anticuerpo, el cual se comenzó a
utilizar para identificar dentro de los grupos de riesgo a los infectados. También permitió empezar
investigaciones sobre posibles tratamientos y una vacuna, la cual es el gran reto de hoy en día. El
principal hecho es el descubrimiento del AZT, un fármaco que alarga sensiblemente la vida de los
pacientes de Sida. En marzo del año siguiente se logra su aprobación. Los ensayos confirman que si
bien no curaba la enfermedad, al menos mejoraba la calidad de vida.
Al año siguiente, en 1987 el Sida alcanza tal repercusión que junto al cáncer se encuentra a la
cabeza de la investigación mundial. Los estudios de la época dejan entrever que la población
infantil será en el futuro la más afectada por el Sida, lo cual, hoy en día se cumple en parte en el
continente africano. La tasa de afectados más alta en Europa se sitúa en Suiza , con un 66,5 por
millón de habitantes, seguida de cerca por Francia (65.3) y Dinamarca (51.4).
Tratando de zanjar la polémica Ronald Reagan, presidente de los EEUU y el primer ministro
francés Jacques Chirac, emiten un comunicado acerca del descubrimiento: ambos científicos Gallo
y Montagnier son descritos como los “co-descubridores” del VIH.

En 1988, las compañías de seguros deciden aumentar las pruebas y los cuestionarios para detectar
posibles clientes seropositivos y subir las tarifas para colectivos de riesgo, lo cual es una práctica
habitual en la relación aseguradora-enfermo en Estados Unidos, pero que hasta la fecha no se había
practicado con enfermos de Sida. Se comprueba un descenso de la incidencia del contagio en la
población homosexual de San Francisco, dato que confirma la eficacia de la prevención.
Corre el año1989 y la década se despide con el recuerdo de la OMS: hay 157.000 casos acumulados
de Sida en el mundo. Aun así se produce una buena noticia: se aprueba la Pentamidina aerosolizada,
que se usa para la prevención del Pneumocistis Carinii, bacterias responsable de una de las peores
amenazas en los pacientes de Sida.

Los 90, las primeras esperanzas:

Los 90 recogen la resaca de la anterior década, la cual había visto invadido su contexto socio-
científico de manera total por el Sida. Sin embargo los años que transcurren entre 1990 y 2000 son
más esperanzadores. Se descubren los principales antirretrovirales, con terapias que resultan
efectivas. La sociedad toma conciencia, se minimizan los prejuicios, se asumen las precauciones y
en los países desarrollados el Sida deja de ser letal en muchos casos. Así los años 90 ven la
cronificación de la enfermedad, y sin embargo se abre la era de la toxicidad del tratamiento
antirretroviral. Desde entonces son ya más de 20 los fármacos disponibles para el tratamiento de
una infección que, hasta hoy, sigue siendo incurable. El tratamiento antirretroviral ha detenido o
quizás ralentizado el fatídico final de esta enfermedad.
Las perspectivas son mucho peores en los países del tercer mundo. Sustituyen a los del primero
como los lugares de mayor índice de contagio, y no cuentan con los medios de estos para aplacar el
ansia mortal del VIH. Bueno, este es el cuento de siempre.

Cronológicamente ordenados los acontecimientos más importantes de esta década son los
siguientes:
1990: La década comienza con la trifulca del descubrimiento, que sigue sin resolverse. El
investigador norteamericano Robert Gallo está bajo sospecha de haber falseado pruebas de su
descubrimiento del VIH. Por otro lado las predicciones de la OMS aseguran que en el año 2000
habrá 10 millones de niños afectados de Sida, la mayor parte en el continente africano
Para 1991 se estima que hay unos 10 millones de infectados en el mundo, de los cuales según la
OMS, el 75% son heterosexuales. En este año, se acompaña al AZT se otras drogas como el ddI,
ddC, 3TC, d4T, lo que propicia la combinación de tratamientos, lo que se conoce como cóctel de
fármacos.
En Francia se descubre un contagio masivo de hemofílicos al haber recibido concentrados
sanguíneos contaminados por el VIH.
También es el año en que finaliza la polémica: Robert Gallo reconoce que el virus que aisló
procedía de las muestras que le había enviado Luc Montagnier desde el Instituto Pasteur.
En julio de 1992 se publican los resultados del primer tratamiento de fármacos combinados.
Además Asia se perfila como el continente que sucederá a África en la propagación de la
enfermedad lo cual no se ha cumplido. En Estados Unidos, las autoridades incluyen el cáncer
cervical, la tuberculosis pulmonar y la neumonía recurrente dentro de las enfermedades definitorias
del SIDA.
En 1993 la OMS lanza una nueva estimación, en la que se calculan más de 17 millones de personas
seropositivas en el mundo. Un año más tarde, el 1 de diciembre se reúnen los jefes de estado de 42
países en Francia, quienes firman la Declaración de la Cumbre sobre SIDA en París donde se
declara a la humanidad amenazada por el virus, considerado como una pandemia.
El bienio 1995-1996 supone un giro radical en la historia de la enfermedad, al menos en el mundo
desarrollado. La llegada de un nuevo grupo de fármacos genéricamente denominado inhibidores de
la proteasa abre la era del tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA). La euforia se
apodera de nuevo de la comunidad científica que ahora habla de la posibilidad de erradicar el virus
del organismo del paciente enfermo curando así la enfermedad. Sin embargo, la ciencia aprende
algo nuevo: el virus se agazapa en ciertos tejidos de difícil acceso para los fármacos, haciendo que
sea necesario tomar la medicación sin fallar ningún día durante décadas para conseguir su
erradicación. Esta es la causa de que la enfermedad se haya vuelto crónica como ya se ha explicado
anteriormente
En 1996 se crea ONUSIDA, fracción de las Naciones Unidas especialmente dedicada al control
mundial de la pandemia. En diciembre según esta organización en el mundo se cuentan 6,4 millones
de enfermos y hay 22,6 millones de personas que viven con el virus. 1996 es también el año en que
se hace extensivo el tratamiento de las tri-terapias, dirigidas contra el virus, contra la
inmunosupresión y contra las enfermedades oportunistas.
La década termina y en cifras de 2001, África es el continente que posee la cifra más alta de
seropositivos en el mundo. Se cuentan 4,7 millones de personas a fines del 2000, por lo que se
estima que cada año nacen 70.000 niños contaminados con el VIH.
Además, un laboratorio belga anuncia que una vacuna probada por ellos mismos, permite mantener
hasta la actualidad a un grupo de personas contaminadas con el VIH y tratado con la fórmula. La
vacuna tiene poco éxito, y hoy en día no se utiliza.
Últimos avances
En esta década la principal investigación se está llevando a cabo para buscar una vacuna que sea
efectiva contra varios tipos de VIH. Hasta el momento todos los resultados han sido infructuosos,
pero se cree que se conseguirá al final. El principal inconveniente contra el que se lucha es el
comportamiento variable y la gran cantidad de mutaciones que experimenta este virus, lo cual es un
problema y requeriría de la aparición de una vacuna de carácter unitario, que fuera capaz de
combatir cualquier tipo de virus .
Apartando esta carrera por la vacuna el principal descubrimiento de los recientes se dio en 2007. Se
ha observado que la circuncisión evita el 60% de la posibilidades de contagio por transmisión
sexual entre heterosexuales. Ese mismo año la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) autoriza
el fármaco Atripla, el cual mezcla tres de los antirretrovirales más usuales: efavirenz, emtricitabina
y disoproxilo de tenofovir. Se trata de un medicamento que ha sido indicado para el tratamiento del
VIH-1 en adultos.

Actualidad del Sida

La enfermedad del Sida hoy nos parece que ha dejado de ser una lacra en nuestra sociedad, pero no
es cierto en absoluto. Simplemente porque no está totalmente a la orden del día en nuestro mundo
occidental se nos olvida que sigue siendo padecida por una gran cantidad de de gente en el mundo,
sobre todo en países menos desarrollados, y aún en nuestro país asociada a fenómenos como la
pobreza o la drogadicción. En este contexto vamos a explicar cuál es la situación actual en la que se
encuentran los diferentes países del mundo, con respecto a la enfermedad del Sida. Hoy en día el
criterio de clasificación tiene que ver como muchas otras cosas, con el nivel de recursos económicos
a los que puede aspirar un individuo medio dentro de una nación.
Así, de esta forma vamos a estudiar la situación y los factores implicados en las regiones
dependiendo de si se clasifican estas en desarrolladas o no desarrolladas. Antes de ello se aportan
una serie de datos generales:
• Hoy en día se contabiliza que el número de personas que padecen Sida en el mundo es de
33,2 millones. De los cuales 30, 8 millones corresponden a personas adultas, y
aproximadamente 2,5 millones de enfermos son niños (menores de 15 años). Otro dato
también relevante es el número de mujeres, que es de 15,4 millones, algo menos de la mitad.
• De la misma manera los datos demuestran que la cantidad de infectados ha disminuido
desde que comenzó la década en alrededor de 2 millones de personas, lo cual significa una
tendencia positiva, aunque sigue siendo muy alta a la par que descompensada.
• Las estadísticas muestran que cada año aumenta el número de infectados en
aproximadamente 2,5 millones, repartidos de manera muy desigual entre los diferentes
países, ya que donde más casos se contabilizan es en los lugares donde el número de casos
ya era mayor anteriormente. Se trata de un dato preocupante, y más teniendo en cuenta que
del total, el 16,8% corresponde a menores de 15 años.
• El número de defunciones anuales registradas es de 2,1 millones anuales, menor al número
de contagios pero una cifra muy elevada todavía. De ellas la gran mayoría corresponde a
enfermos habitantes de países en vías de desarrollo. Otro dato preocupante es que de esta
cifra, el 15,7% de los fallecidos son niños.

A nivel general en la expansión y distribución del Sida van a intervenir varios factores que son los
que se tendrán en cuenta para analizar la situación de cada región. Son los siguientes:
1. Nivel de recursos económicos de la población: Este es el factor fundamental ya que el resto
están de algún modo supeditados a este.
2. Nivel educativo de los habitantes del país, que tiene que ver con el conocimiento hacia la
enfermedad y hacia los medios de prevención.
3. Distribución de la población: por lo general los países más industrializados y poderosos
suelen tener un alto porcentaje de población urbana, mientras que los países menos
desarrollados suelen ser eminentemente rurales.
4. Hábitos y costumbres: se incluye en este punto los niveles de higiene y la concepción
familiar. En este aspecto hay que tener en cuenta que por lo general, los países en los que el
nivel de vida es menor, la natalidad y el número de hijos suele ser mayor. Influye además si
la mujer está o no integrada en el mundo laboral.
5. Cultura y religión, además de otros factores como la política.

Países desarrollados:

En las regiones desarrolladas de nuestro planeta el Sida ha experimentado dos fenómenos desde los
90 hasta la actualidad: se ha estabilizado y posteriormente se ha reducido el número de infectados, y
a la vez el Sida ha pasado a ser una enfermedad controlable desde el punto de vista médico, que no
es letal a corto plazo. Se ha conseguido que los enfermos de Sida lleven una vida prácticamente
normal, con ciertas restricciones y la administración diaria de varios medicamentos.
El Sida parece que ha dejado de ser el “gran fantasma” que asomaba en los 80 y en los 90. Sin
embargo parece que el peligro está ahí y no se irá hasta que no aparezca una solución definitiva, la
cual hoy en día no existe. No tenemos ni una bala mágica que no afecte la normalidad del cuerpo
humano y mate al VIH con toda seguridad, ni una vacuna que nos inmunice contra él. Las
principales armas son la prevención, la información y la educación de toda la sociedad, ya que esas
son la formas de evitar el contagio de manera más segura.
Por lo general los datos de incidencia son relativamente bajos, y la población cuenta con medios
para evitar que la enfermedad conduzca a la muerte. Juegan un papel muy importante la educación,
y el hecho de contar con una institución sanitaria de calidad. Sin embargo es importante decir que
estos países cuentan con una gran cantidad de inmigrantes, que en muchos casos viven según la
cultura y los hábitos de sus países de origen, y también suelen tener nivel de vida y recursos
económicos menores al resto de habitantes.
Los datos objetivos y sus circunstancias son los siguientes:
• Por regiones, dentro del llamado primer mundo, el mayor número de casos se registra en
América del Norte, donde la cifra es de 1,4 millones de enfermos. El número es elevado en
comparación a otros países, y responde principalmente al hecho de que haya una gran
inmigración. Además hay un número destacable de defunciones, debido a que en EEUU no
existe una sanidad pública que proteja y dé asistencia a la gran cantidad de afectados. Sin
embargo los medicamentos antirretrovirales son comunes y accesibles para casi toda la
población. El número de hombres es mayor al de mujeres, y la cantidad de niños afectados
es baja. La prevención es bastante efectiva, ya que el nivel educativo es bastante alto, y el
uso del preservativo es bastante general, sin embargo los datos responden a que se tratan de
países donde hay personas de muchas culturas y con costumbres muy diferentes.
• Europa Occidental y central: Se trata de la zona donde se registra el menor número de
población bajo el umbral de la pobreza. El número de afectados es de 757.000 personas, con
una cifra proporcionalmente bastante baja de nuevos infectados, y una mortalidad bastante
reducida debido a la enfermedad. Se aprecia el nivel de desarrollo ya que cada año la cifra
de niños infectados es menor a 1000 (la más baja proporcionalmente del mundo). En todas
estos datos influyen que el nivel de vida es alto, la sanidad es pública y funciona bien en
prácticamente todo el continente, y se puede acceder con facilidad a los medicamentos
necesarios. Como en Norteamérica, la mujer está integrada al mundo laboral y la natalidad
es baja, estando bastante extendido el uso del preservativo. Hay que decir que en los países
desarrollados hay control de la natalidad, y el condón es un medio de evitar los embarazos
no deseados. El número de infectados varones es superior al de mujeres.
• Oceanía: Este continente tiene el menor número de población del mundo y el menor número
también de pacientes de Sida: 73.600 individuos. Se trata de una región variopinta en la que
conviven la cultura occidentalizada de Australia, Nueva Zelanda y las islas de tradición
colonial, con la cultura aborigen y tribal que subsiste todavía en ellas. Por ello, existen
núcleos de menor desarrollo respecto de otros y es en estos donde además pervive cierto
desconocimiento o rechazo hacia los medios de prevención. La sanidad funciona bastante
bien. Cabe destacar que existe igualdad de hombres y mujeres en el número de enfermos, y
que hay poca cantidad de nuevos infectados menores de 15 años.

Países en vías de desarrollo

En estos países conviven el desarrollo y la progresiva industrialización con una población entre la
que existen grandes diferencias económicas. El Sida está más extendido que en los países
desarrollados, y por lo general las estadísticas muestran que hay un mayor número de muertes
asociado a la pobreza. Esto se debe a que en muchos de estos países existe un alto porcentaje,
variable según las regiones, de individuos sin capacidad económica suficiente.
La sanidad depende del país y del momento político que se viva, pero por lo general es más
deficiente cuanto menor sea el nivel de vida de la población, y el acceso a los medicamentos es
variable. De la misma manera el nivel educativo es proporcional también al nivel económico, pero
un factor muy influyente es la cultura y la religión. Hay que decir que en varios de estos países la
religión mayoritaria es el Islam, lo que implica que las mujeres no estén integradas del todo en el
mundo laboral y que además se pueda impedir el uso de los medios anticonceptivos. Existen
también otras religiones y culturas contrarias al uso del preservativo, que también tienen su
seguimiento dentro de la población. En algunos casos se da la situación de que el hombre no quiere
usar condón, y su dominio sobre la mujer es tal, que esta decisión es la que prevalece
irrevocablemente.
Las regiones que se incluyen en este grupo son las siguientes:
• En el Asia Oriental el número de infectados es de 800.000 personas, también con mayoría de
varones. El número de infectados cada año es relativamente alto. En estas zonas, existe
bastante pobreza, sobre todo en países como en China, y en algunos países del sudeste
asiático. Además hay una gran cantidad de población rural, la cual sufre mayores registros
de analfabetismo, y no conocen ni utilizan los medios de prevención. En estos países se
cuenta con medicamentos antirretrovirales para la mayor parte de la población, y la sanidad
suele ser pública.
• Las zonas de Europa Oriental y Asia central, las cuales están en niveles de desarrollo alto,
aunque no al nivel de Europa occidental o de América del Norte. En ellas la tasa de
incidencia es de 1.588.000 enfermos. El dato más importante es que cada año se dan
150.000 infecciones nuevas, lo cual es una dato todavía muy elevado. En estos países la
industrialización es más reciente, y las mujeres no están del todo integradas en el mundo
laboral, en parte debido a la cultura musulmana de parte de Asia. Sigue habiendo una
cantidad alta de habitantes bajo el umbral de la pobreza y son países en crecimiento
poblacional. Algunos países cuentan con sanidad pública y otros no, y el acceso a los
medicamentos es relativamente común, teniendo en cuenta que en estas zonas también se
dan algunos conflictos bélicos de importancia.
• África del Norte y Oriente Medio: El número total de enfermos asciende a 380.000
individuos, una cifra claramente más baja que la registrada en el resto de África. Sin
embargo el número de nuevos infectados cada año es de 35.000 enfermos, con una cifra
preocupantes, ya que de ellos, 5500 corresponden a menores de 15 años. Esto responde a
unos niveles de desequilibrio económico muy claro, a un gran nivel de pobreza y a la falta
de recursos públicos entre la población. Existe crecimiento poblacional y falta de educación
en un porcentaje considerable de la población. También influye el vivir en zonas desérticas,
que concentra la población en ciertas regiones, y el hecho de que en el Sahara existan
todavía ciertas culturas nómadas tribales. Otro dato importante es que todos estos países son
de religión musulmana, siendo las mujeres más respetadas en algunos lugares que en otro,
poliginia en ciertos casos y en la mayoría no suele existir un control de natalidad. Aun así, el
número de varones enfermos es mayor al de mujeres.
También es importante reseñar que algunos países viven conflictos bélicos, que impiden la
presencia de un Estado suficientemente fuerte como para poder intervenir en las cuestiones
de control y prevención del Sida.

• Caribe: Se trata de una región de fuertes contrastes entre islas y entre países. Mientras hay
grandes fortunas también hay miseria, y de la misma manera a la vez que ciertos países
tienen un nivel de vida más o menos decente, la población de países como Haití vive en la
más absoluta miseria. El número total de afectados es de 230.000, y llama la atención que
existe igualdad entre mujeres y hombres, y que el número de nuevos afectados por años no
es muy alto (17.000)
Existe un factor importante en esta región, que es la presencia frecuente de huracanes,
además de terremotos como el recientemente producido en Haití. En estas circunstancias
suele darse un aumento de mortalidad entre los enfermos de Sida, ya que son proclives con
más facilidad a las epidemias que suelen asolar las regiones afectadas por catástrofes
naturales. Además implican que se destruya parte del cuerpo sanitario, y estos puedan
sobrevivir de peor manera. En circunstancias normales la mortalidad es baja, salvo en las
comunidades de mayor pobreza.
• América latina: Se trata de un continente de grandes contrastes, donde pervive un gran
número de personas bajo el umbral de la pobreza, y las diferencias entre países y entre
comunidades son muy notables. El número de afectados es de los más altos del mundo: 1,6
millones, con 100.000 nuevos afectados cada año. De ellos, el 6,7% corresponde a niños.
Es un continente con un número elevado de población, y dentro de ella, una parte que vive
con suficientes recursos y otra parte que sufre la miseria. Entre estos además hay graves
faltas de educación, que se observa sobre todo en las barriadas pobres de las ciudades, en los
campesinos, en la selva y en las montañas. El número de hijos por mujer es alto, y el uso del
preservativo no está generalizado en ciertos sectores de la población, influenciado por un
gran sentimiento religioso y por la cultura.
También es importante la presencia de ciertos conflictos bélicos y de mucha emigración, de
que tienen como resultado la desestructuración de ciertas familias. La mortalidad general es
más elevada que en Europa, y diferentes según haya o no asistencia a la sanidad, que no
suele llegar a todo el mundo en algunos países.
Países subdesarrollados
Los países subdesarrollados registran las tasas más altas del mundo por enfermos de Sida y por
número de nuevos infectados cada año. En estos lugares todos los factores son favorables a la
transmisión del VIH, lo que provoca verdaderos estragos entre la sociedad. Algunas comunidades se
componen solo de infectados, y estos son aislados.
Los países subdesarrollados son emplazamientos en los que conviven la miseria económica, la
inseguridad, las guerras, los conflictos tribales, la falta de educación, la ausencia de higiene básico y
una vida absolutamente rudimentaria. A todo ello hay que añadir el sentido familiar predominante
que se tiene y la baja esperanza de vida que hay.
Todo esto supone un perfecto campo de cultivo para que millones de personas vivan con el Sida, y
la tasa mortal sea la más alta del mundo, ya que no hay medicamentos para los enfermos. Las
empresas farmacéuticas juegan un papel de salvadoras a cambio de un dinero que la gran mayoría
de los habitantes de estos países no pueden aportar. No existen instituciones hospitalarias que no
sean las que puedan traer las ONG, las misiones o los cooperantes, y no son ni mucho menos
suficientes, ya que dependen de la ayuda extranjera, con la que no siempre se puede contar.
Por lo general los gobiernos hacen poco o nada por tratar de solucionar el tema, ya que prefieren
enriquecerse y hacer que la población viva desde la incultura. Esta incultura es además la
responsable de que a los enfermos se les margine, en algunos lugares se les llame “endemoniados”
o “maldecidos” por los espíritus. La implantación del preservativo es muy poco notable y desde
luego es muy difícil, por motivos culturales y por motivos educativos. De la misma manera las
mujeres suelen tener un papel secundario, y su destino es el de cuidar la casa y tener los hijos, no
teniendo ni voz ni voto para decidir qué es lo mejor para su vida. En algunos países existe además la
poligamia, lo cual no hace más que aumentar las posibilidades de contagio.

Estos son los datos y las circunstancias en los países del tercer mundo:
• Asia meridional y sudoriental: La cantidad de habitantes es altísima, con una densidad de
población de las más elevadas del mundo. En este contexto la cantidad de infectados por
Sida es de 4 millones de personas, existiendo 120.000 niños enfermos. Otra cifra
preocupante son los nuevos contagios, 340.000 cada año, de los cuales 24.000 corresponden
a menores de 15 años. En estos países existen grandes ciudades donde existen suburbios
chabolistas de gigantes extensiones, donde se hacinan millones de personas. Las condiciones
de higiene son pésimas, suelen además verse muy afectados por las lluvias monzónicas y
muchas de las personas viven en la incultura. Algunos de estos países están experimentando
un gran desarrollo actualmente, pero de la misma manera parecen haber dejado atrás a gran
parte de la población, que sigue malviviendo a expensas del hambre, las enfermedades y el
desconocimiento de entre otras cosas, el Sida.
La implantación del preservativo es bastante baja en estas zonas, excepto entre las personas
de clase media o alta, que no son la mayoría. Se ven influenciados por toda una serie de
creencias y de tradiciones, y la mujer también juega un papel secundario.
Por último cabe destacar que en estos países existe un gran comercio sexual, y bastante
esclavismo. En estas circunstancias es muy común que las prostitutas transmitan el Sida a
sus clientes, o que venga desde Europa por los llamados turistas sexuales.
• África subsahariana: África es con gran diferencia el continente más afectado del mundo por
el Sida. Lidera la clasificación, registrando dos tercios de los casos mundiales de Sida,
aproximadamente 22,5 millones de enfermos. El horrible dato se completa con los 2,2
millones de niños afectados, y sabiendo que cada año hay 1,7 millones de nuevos afectados ,
de los cuales el 22% corresponden a menores de 15 años (el porcentaje y la cantidad
absoluta mayor de todo el mundo). Cabe destacar también que más mujeres que varones
sufren de Sida en África.
Las causas de estas lamentables estadísticas son varias y ya se han explicado en cierto modo.
África es el gran continente olvidado del mundo, el más pobre, el más proclive a las
enfermedades y el más silenciado del mundo.
A nivel económico, los países del África subsahariana tienen la renta per cápita más baja del
mundo por lo general. La mayoría del continente se muere de hambre, y este mal lleva a
enfermedades perfectamente curables que pueden acabar con la vida de un ser humano
absolutamente débil por su falta de nutrientes. La explicación no es más que una, a los
países ricos y a sus grandes multinacionales les conviene que África mantenga callada por la
guerra, el hambre y la enfermedad mientras se dedican a importar sus riquísimos recursos
naturales. Solo basta con la complicidad de los que mandan y aquí no pasa nada. Es triste
pensar que un continente se muere por los caprichos de las grandes empresas pero es así.
Y en este contexto el pueblo es inculto, eminentemente rural y vive en tribus, en etnias o en
comunidades, ya que realmente las fronteras de los Estados son bastantes irreales, son restos
de la infame colonialización y de la fatal hecha descolonialización. Los occidentales, en
lugar de paz y prosperidad hemos dejado Sida y otros desastres.
No hay instituciones hospitalarias, la mortalidad es la más alta del mundo y muchos mueren
sin tener ni idea de lo que tienen, y entre medias el único que parece haberle ayudado algo
es el curandero o brujo, arraigado fuertemente a su cultura. Los propios afectados no suelen
darle gran importancia, ya que en cierto modo, el africano convive con la muerte a diario.
El sexo se empieza a tener a edades tempranas y con el único propósito de procrear. En estos
países los partos en muchos casos no finalizan bien, pero aun así las mujeres suelen tener un
alta cantidad de hijos, igual o superior a los 5 o 6 niños. Muchos nacen con Sida desde el
principio, ya que el VIH llega a ellos durante el parto. La implantación del preservativo es
ínfima, se reparte por las organizaciones cooperantes médicas instaladas en la zona y no
siempre tiene buena acogida. No hay que olvidar que no se puede llegar y tratar de
arramplar con toda una cultura, lo que ya se ha hecho otras veces y fatales resultados ha
traído.
En el África subsahariana se espera, más que en ningún sitio, una vacuna como agua de
Mayo. Las organizaciones humanitarias confían en que si es descubierta pueda ponerse a
pronto a disposición de estas, y que su producción sea fácil y abundante como para salvar a
comunidades enteras de esta lacra. Los medios con los que se cuenta en África para luchar
contra el Sida en África son verdaderamente escasos e insuficientes. Como siempre el mejor
método es la educación pero mientras esta se trata de expandir, los antirretrovirales no son
bastantes para todos. En este punto entran en juego las empresas farmacéuticas, que lejos de
ayudar, han establecido su campo de acción y pruebas en África, un lugar mucho más barato
para ellas. Hoy en día actúan desde la ley de la oferta y la demanda, y África no es rentable
en cuanto a sus habitantes, por lo tanto la posibilidades de conseguir las medicinas
pertinentes para el Sida es pequeña si no se cuenta con financiación extranjera.

Si se puede extraer una conclusión acerca del Sida en el África subsahariana, es la de que a
pesar de que con mucha diferencia se trata de la región más afectada del mundo, no parece
que nos llegue una información proporcionalmente adecuada a nuestra casa. Al menos
podemos tomar conciencia y saber qué si queremos luchar contra Sida, tiene que ser
sabiendo dónde lo sufren más, dónde hay todavía más que hacer y que no luchamos solo
contra un virus, sino contra el modelo de vida al que están sometidos.
4 El Sida en España:
Historia:

En nuestro país el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida llegó quizá más tarde que a otros
países europeos u occidentales. Sin embargo las características españolas eran muy propicias para
su rápida expansión. En esto tiene que ver que apareció en los años 80, los cuales fueron la gran
época de liberación democrática y de liberalización de las costumbres. Aparecieron en la sociedad y
sobre todo en los jóvenes ansias que condujeron en muchos casos al sexo libre y a la drogadicción
sin control. Fue la época de la “movida madrileña” y del apogeo de la heroína. En este contexto el
VIH se expandió muy rápidamente, sobre todo entre toxicómanos mediante drogas por vía
intravenosa. Este tipo de transmisión fue la más común en España, y continuó muchos años siendo
la principal responsable de los contagios. El Sida se cruzó en la felicidad de muchos y se cobró una
gran serie de víctimas, muchos jóvenes, y entre ellos ilustres cantantes de la época como Julián
Infante, del grupo hispanoargentino Los Rodríguez.
El gobierno no reaccionó prácticamente hasta 1987, y como en otros países los primeros años
fueron de cierto ocultismo, hasta que las cifras eran suficientemente considerables como para
tomarlo como un problema serio. Se ponen en marcha campañas de sensibilización, que no evitan
sin embargo, que los años 90 comiencen con un ascenso muy importante del número de enfermos.
Las víctimas mortales se reducen de manera importante a partir de la introducción de los
antirretrovirales y de campañas de uso del preservativo. Hoy en día sigue ligado al consumo de
heroína, claramente disminuido pero no ausente. También se asocia peligrosamente a la pobreza,
pero para satisfacción nuestra, no está unido irremediablemente a la homosexualidad y no suele
crear rechazo, porque la población es consciente de su contagio y de que no pasa de unos cuerpos a
otros como si de gripe se tratara.

Los principales datos históricos sobre el Sida en nuestro país, ordenados en el tiempo, son los
siguientes:

La detección del primer caso del SIDA en España se produce en mayo de1981 en un hombre
homosexual. Un año después se registran dos casos más en drogadictos de heroína y dos de
personas que han recibido hemoderivados. La información de la prensa española para 1984 es
relativamente escas. En esto tiene que ver la campaña de cierto silenciamiento que había en Europa,
y que por tanto también alcanzaba España. De hecho, en aras de la verdad histórica debemos
precisar que en mayo de 1983 solo se habían reconocido oficialmente dos casos, y los restantes se
reclasificaron después por la fecha de diagnóstico.

En 1996 en España se diagnostican 177 casos de SIDA y 113 defunciones .Las comunidades
autónomas más afectadas son Madrid ,Cataluña ,País Vasco, Andalucía y la Comunidad Valenciana.
Un año más tarde se aprueba la orden ministerial que obliga a realizar la prueba anti - SIDA en
todas las donaciones de sangre y transplantes. Ese mismo año en Elgóibar se produce la primera
movilización popular contra el SIDA en España, lo que produce varios acontecimientos, entre ellos
la promoción por parte del Ministerio de Sanidad español de la campaña "SI DA NO DA", por el
uso de los preservativos.
En 1988 El 80% de los españoles sabe cómo se transmite el SIDA, pero sin embargo un 30% sigue
rechazando a los infectados. Los registros del año siguiente sobre el número de enfermos dan una
cifra de 2.228 afectados,el tercer país de Europa. Sin embargo el plano empeora y unos meses más
tarde de casos es de 3.894, un ascenso notable. El Sida está definitivamente en la calle.

Para 1990 hay 7047 enfermos y 150.000 portadores del virus. La cifra más característica es que
entre los enfermos ya hay 1.170 mujeres, pero a pesar del ostensible avance de la enfermedad en las
féminas todavía el número de infectados varones es sensiblemente mayor. Por otro lado se calcula
que el coste anual de la enfermedad es de 20.000 millones de pesetas.
Pasados varios meses, en 1991, España es reconocido como el segundo país de Europa en número
de casos de SIDA por millón de habitantes. La cifra medida en 1992 da cerca de 8.000 enfermos
vivos habiendo muerto 5229, acumulándose un número de afectados de 15.678. Al año siguiente
este valor alcanza los 21.205 enfermos.

Desde el año 1994 al 2000 hay un importante incremento de los casos por transmisión sexual, en
relación con la estabilización que ha sufrido la transmisión por vía intravenosa, ensayos clínicos
sobre posibles vacunas frente al virus. En su conjunto, el consumo de drogas por vía intravenosa
continuaba siendo el mecanismo de transmisión de mayor importancia para adquirir la infección por
VIH y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (64%). Las relaciones sexuales entre varones
que tienen sexo con otros hombres y la transmisión heterosexual del VIH eran las prácticas de
riesgo que globalmente y desde el comienzo de la epidemia tenían mayor impacto, aunque entre
ambas sólo sobrepasaban ligeramente una cuarta parte del total de los casos.
La infección por el virus VIH seguía siendo uno de los principales problemas de salud pública de
nuestro país. Para 1996 España se había convertido en el país que más casos aportaba a las cifras
europeas, y cuya población sufre una mayor afectación por el sida. La tasa de incidencia de Sida
aque año por millón de habitantes en España era de 162, casi el doble de los países que le seguían,
Italia, Francia y Suiza. En conjunto desde el año 1981, año en el que comenzó la epidemia, el total
de casos notificados al Registro Nacional de Casos de Sida ascendía a 47.698. De ellos, en el 53,3%
se había notificado el fallecimiento.
Sin embargo entre los años 1996 y1997 se constata una estabilización y un descenso del número de
casos de sida en España. El número de nuevos casos notificados entre los meses de octubre de un
año y otro disminuía un 9,4% respecto a los 12 meses del período anterior, lo que suponía que los
datos habían disminuido por segundo año consecutivo, experimentándose además un descenso o
estabilización en todas las categorías de transmisión. En 1996 se detecta un descenso del 20% en
hombres homo-bisexuales y de un 34% en los casos de transmisión madre-hijo. En usuario de
drogas inyectadas el número de casos descendió un 6% y continúa el descenso iniciado en 1995. La
categoría de transmisión heterosexual es la única que mantiene una tendencia ascendente. No
obstante este incremento se ve también muy mediatizado por el consumo de drogas, pues en gran
parte esta transmisión heterosexual se debe a parejas de personas seropositivas que adquirieron la
infección a través del uso de drogas intravenosas. En cierto modo todo estaba relacionado. Aun así
se trataba claramente de un éxito. Se podía afirmar además que las causas fundamentales de la
estabilización y descenso de casos de Sida se basaban en dos aspectos: Los resultados de las
estrategias de prevención y el efecto de los tratamientos antirretrovirales al ser utilizados en fases
más precoces de la infección por VIH; o lo que es lo mismo, que por primera vez parecía que
conseguíamos ganarle la partida a ese enemigo, el Sida, que hasta la fecha había parecido del todo
implacable.

En los últimos 15 años se ha experimentado un progresivo y gran descenso del número de casos, del
número de nuevos infectados y de fallecidos. Esto se debe principalmente a dos causas: se ha
generalizado el uso de antirretrovirales de gran actividad, muy eficaces en el control del VIH, y que
se ha aumentado el número de campañas de concienciación, llevando consigo aumentos en el uso
del preservativo y de las prácticas saludables.
Todo ello ha conllevado que el panorama haya cambiado en muchos aspectos, y que España haya
dejado de tener unas cifras de las más altas de Europa y un problema serio en relación al número de
afectados. La situación actual es explicada en el siguiente punto.
Actualidad

La realidad del Sida hoy en España es bastante diferente a la que se vivió en nuestro país
principalmente durante la década de los noventa. Vamos a aportar primeramente los datos recogidos
hasta el año 2009 y a partir de ellos vamos a tratar de analizar la situación:
Según las notificaciones recibidas hasta el 30 de junio de 2009 en el Registro Nacional de Casos de
Sida, se estima que en 2008 se diagnosticaron en España 1.340 casos de Sida.
El número de casos notificados de Sida ha experimentado un progresivo declive desde mediados de
los 90, como se ha explicado anteriormente, de forma que los notificados en 2008 suponen un
descenso del 80,1% respecto a los notificados en 1996, año previo a la generalización de los
tratamientos antirretrovirales de gran actividad. En el año 2008 se había evidenciado un descenso
del 16,6% en el número de casos respecto al año pasado, entre los varones y un 8,6%, entre las
mujeres.

En relación a las fuentes de infección VIH, en la actualidad se mantiene la tendencia descendente


iniciada años atrás en el grupo de usuarios o ex-usuarios de drogas por vía parenteral (sanguínea)
puesto que se observa una disminución en el número de casos diagnosticados del 28%. El descenso
responde a cierto aumento de las protecciones a la hora de consumir drogas intravenosas, usando
jeringuillas más limpias, y a un descenso del consumo general de este tipo de estupefacientes. Aún
así, hay que decir que el dato, a pesar de ser muy reciente y de fuente totalmente oficial, ha podido
empeorar este año, ya que el consumo de heroína ha aumentado o al menos está teniendo unos
efectos más perjudiciales durante el último año. Pero esto son apreciaciones personales del autor de
este trabajo, una vez que ha hecho ciertas investigaciones en los lugares de consumo, por lo que a
día de la publicación de este documento no hay un dato oficial que lo corrobore.
Por otro lado también han descendido los casos atribuidos a relaciones sexuales no protegidas entre
hombres (5%), permaneciendo estables en el caso de la transmisión heterosexual. Esto quiere decir
que las sucesivas campañas de concienciación hechas por los gobiernos españoles durante los
últimos años, si bien, no han hecho desaparecer el contagio, lo han ido disminuyendo año a año,
como demuestran las estadísticas.

En datos sobre los nuevos contagios se han diagnosticado 1.170 casos en 2008. El 77% de los
diagnósticos de Sida recayeron en hombres, y la edad media al diagnóstico se sitúa en los 41 años.
Esto corrobora que el contagio sigue siendo mayor entre toxicómanos de mayor edad, que suelen
ser además indigentes. Este es un resultado positivo en relación a los grupos de riesgo,
principalmente los jóvenes, pero no deja de ser un problema serio en la sociedad. La proporción de
menores de 13 años se sitúa en el 0,4%, es decir un porcentaje muy bajo y acorde a la media de los
países europeos, donde la prevención está muy extendida.
El 34,4% de las personas que han desarrollado Sida en 2008 contrajeron la infección por compartir
material de inyección para la administración parenteral de drogas, afectando al 37,6% de los
hombres y al 23,4% de las mujeres.
Las personas que contrajeron la infección por relaciones heterosexuales no protegidas ascienden al
34,9% de los casos y, en números absolutos, continúan siendo más frecuentes en hombres que en
mujeres, principalmente por un factor: los varones tienden más a la promiscuidad que las mujeres,
lo cual no deja de ser paradójico en el siglo XXI, y es un punto en contra a la igualdad entre
hombres y mujeres. Sin embargo, hay que especificar que proporcionalmente, entre las mujeres la
infección por fuente sexual adquiere especial relevancia, pues representa el 65,4% de los
diagnósticos, bastante mayor al presentado por las mujeres toxicómanas.
La tercera vía de transmisión más frecuente han sido las relaciones homosexuales entre hombres,
que supone el 20,3% de todos los casos y el 26,3% de los que afectan a hombres.
Por lo tanto, en conjunto, se observa un predominio de la transmisión sexual, suponiendo el 55,2%
de los nuevos casos de Sida detectados en los últimos años. Es un dato por encima de la vía
parenteral, proporcional al número de drogadictos y claramente superior a la vía vertical entre
madres e hijos, de la que por suerte hay cada vez menos casos en nuestro país.

En otro orden de cosas es muy importante hablar del origen de los enfermos de Sida, ya que se ha
experimentado un gran cambio durante la última década. Hasta 1997 la proporción de casos en
personas cuyo país de origen no era España estuvo por debajo del 3%, pero a partir de 1998 esta
cifra subió progresivamente hasta alcanzar el 26,5% en 2008. En la actualidad, el 41,3% de estas
personas extranjeras proceden de Latinoamérica, y el 33,9% de África. Esto se explica porque en
estos últimos años la inmigración en España ha crecido mucho, no a los niveles de otros países
europeos como Francia, pero sí en un gran porcentaje. España es principalmente receptor de
personas de países de Iberoamérica, África y Europa Oriental. Los inmigrantes procedentes de estos
países tienen un nivel educativo menor y es por ello por lo que no llevan los mismos hábitos
sexuales saludables que el resto de la población, o bien algunos no utilizan el preservativo por una
cuestión cultural. También se dan casos de personas que llegan infectadas a España.

Respecto a la mortalidad España se sitúa dentro de la media de los países desarrollados, siendo la
tasa de mortalidad algo mayor que en el resto de la Unión Europea, no es una cifra alarmante ni
nada similar a la referida hace 15 años. El Sida en España, se manifiesta normalmente como una
enfermedad crónica incurable que requiere un control y una medicación diaria, pero que no suele
ser fatal a corto plazo.
En el año 2007 se produjeron en España un total de1.313 defunciones (3,4 por 1000) fueron por
Sida. De éstos, el 81,0% se produjeron en hombres y el 19% en mujeres, ya que por lo general las
mujeres suelen sobrevivir mejor a este tipo de patologías. La edad media de los fallecidos fue de
44,2 años, siendo superior en hombres (44,8 años) que en las mujeres (41,6).
Según grupos de edad, el mayor número de defunciones se registró en el grupo de 40-44 años,
(32,3% de total de fallecidos), seguido del grupo de 35-39 años, (20,0% del total), repitiéndose el
patrón tanto en hombres como en mujeres. Estos datos responden a que se trata de los grupos de
edad donde el VIH tiene una mayor incidencia, y a que los afectados de edades mayores no son
muchos por dos razones: o bien han fallecido ya, o bien no registraron un gran número de
infecciones en el momento del zénit de la enfermedad, más focalizada en personas los más jóvenes
de aquel tiempo.

En último lugar haremos mención a cuál es la enfermedad indicativa (enfermedad oportunista rara
en personas no inmunosuprimidas, a partir de la que se inicia la búsqueda del Sida). En el periodo
2004-2008 la tuberculosis de cualquier localización siguió siendo la enfermedad indicativa más
frecuente, afectando al 28,8% de los casos. Le sigue la neumonía por Pneumocystis jirovecii
(22,9%) y la candidiasis esofágica (14,0%)

En resumen, a pesar del marcado descenso de la incidencia del Sida en España desde la extensión
de los nuevos tratamientos antirretrovirales, el nuestro sigue siendo uno de los países con mayor
incidencia de sida en Europa Occidental.
Para mantener la tendencia decreciente en nuestro país, además de reforzar las medidas de
prevención, es necesario potenciar las intervenciones destinadas a promover la prueba del VIH, el
consejo y el diagnóstico precoz de la infección en personas que hayan tenido prácticas de riesgo. Y
por supuesto, lo más importante es ser conscientes del problema, de su relevancia y asumir que en
él entran en juego más factores que los meramente víricos, pues no todos tenemos el mismo peligro
de contagiarnos ni de saber que nos hemos contagiado.
Consecuencias sociales:
Historia

1. Los primeros casos:

El descubrimiento del Sida supone uno de los acontecimientos más importantes de finales del siglo
XX, ya que va a jugar un papel muy importante en la vida de los años 80 y 90, y en la actualidad. El
preludio lo representan los 70, años de libertad y felicidad en los países desarrollados (excepto en
España, claro), y en los que la homosexualidad, aunque no todavía libre de prejuicios, empezaba a
estar permitida y a salir a la luz. En estos años la liberación sexual estaba en su apogeo. Siguiendo
esta corriente, la comunidad gay de algunos países había decido salir a la calle y mostrarse sin
complejos. En ciudades como San Francisco o Nueva York proliferaban los garitos donde además
de copas y música se consumía sexo sin restricciones.
Según investigaciones de aquella época, en una sola visita a estos locales (saunas, discotecas o
clubes especiales) se producían una media de 2,7 contactos sexuales. Proliferaron entonces las
enfermedades de transmisión sexual y era frecuente encadenar o padecer a la vez gonorrea, sífilis,
herpes genital y toda una ristra de enfermedades asociadas a la promiscuidad. Sin embargo, no fue
suficiente para modificar los hábitos sexuales de la época, ya que para no descuidar la felicidad de
la época la mayoría de estos problemas se arreglaban con antibióticos.
El irrumpimiento en escena del Sida supone un cambio, ya que por primera vez, se trata de una
enfermedad de transmisión sexual que no es curable y que es mortal. Además trae el problema
achacado a su novedad, lo que acarreaba un gran desconocimiento. Y como suele pasar lo
desconocido suele traer consigo miedo, y el miedo rechazo.
En esos tiempos las víctimas del SIDA eran aisladas por la comunidad, los amigos e incluso la
familia. Los niños enfermos de la nueva patología no eran aceptados por las escuelas debido a las
protestas de los padres de otros niños. Un caso célebre fue el del joven estadounidense Ryan White.
La gente de a pie no sabía como se transmitía, y temía acercarse a los infectados ya que pensaban
que el VIH podía contagiarse por un contacto casual como dar la mano, abrazar, besar o compartir
utensilios con un infectado.

En un principio la comunidad homosexual fue culpada de la aparición y posterior expansión del


SIDA en Occidente. Incluso algunos grupos religiosos llegaron a decir que el SIDA era un castigo
de Dios a los homosexuales. Se trataba de solo una excusa para seguir criticando lo que ellos
consideraban “una sexualidad contranatura”. Para desgracia nuestra esta creencia aún es popular
entre ciertas minorías superortodoxas de creyentes cristianos y musulmanes.
Otros señalaron que el estilo de vida “depravado” de los homosexuales era responsable de la
enfermedad. Sin embargo esta acusación pronto disminuyó en difusión. Aunque es verdad que en un
principio el SIDA se expandió más de prisa a través de las comunidades homosexuales, y que la
mayoría de los que padecían la enfermedad en Occidente eran homosexuales, esto se debía, en
parte, a que en esos tiempos no era común el uso del condón entre homosexuales, por considerarse
que éste era sólo un método anticonceptivo. Por otro lado, la difusión del mismo en África fue
principalmente por vía heterosexual, lo cual tiraba por tierra todas las excéntricas y nada científicas
teorías sobre el origen “castigador” del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.
El SIDA pudo expandirse rápidamente al concentrarse la atención sólo en los homosexuales, esto
contribuyó a que la enfermedad se extendiera sin control entre heterosexuales, particularmente en
África, el Caribe y luego en Asia.

Vamos a ordenar de manera temporal, como ya hemos hecho, los principales acontecimientos
históricos que tienen que ver con la repercusión del Sida en el mundo:

En 1983 la prensa se hace eco del ambiente de histeria que se vive en EEUU y en especial en las
ciudades donde hay mayor concentración de población homosexual, como Nueva York, San
Francisco y Los Ángeles, donde el miedo al contagio crea conflictos y situaciones de marginación.
Las comunidades de homosexuales se organizan creando centros de asistencia, mientras que grupos
ultra conservadores manifiestan el SIDA como "castigo de Dios". En los periódicos se usan
apelativos como "cáncer gay", parecido al de la “peste rosa”, del cual ya se ha hablado
anteriormente. Frente a la reacción norteamericana, en Europa se pretende no dar tanta repercusión
a la situación, dando poca información de lo que se sabe del SIDA. Esto quiere decir que por parte
de las autoridades, el temor a que cunda el pánico en la sociedad, lleva a proclamar un estado de
bastante silenciamiento con respecto a la situación.
En 1984, el descontrol y la ignorancia existentes llevan a adoptar medidas coercitivas contra los
homosexuales enfermos de SIDA, lo que produce una respuesta por parte de los colectivos
homosexuales.
Un año más tarde el actor Rock Hudson, reconocido homosexual, muere de SIDA. Respecto a este
evento hay que decir que la muerte de personajes importantes por este tipo de causas suele crear un
efecto muy grande en la población. No va a ser la única víctima célebre del VIH, y en cierto modo,
estas pérdidas traen la repercusión necesaria como para que la sociedad tome más consciencia de la
situación. A la vez que esto ocurre el miedo al SIDA ahuyenta la población de gimnasios y
restaurantes sospechosos de clientela homosexual. Esto se debe a que sigue habiendo un gran
desconocimiento de los mecanismos de contacto del Sida. Ante las muestras de marginación
aparecen las de solidaridad por primera vez, aunque en menor medida.
En Nueva York, los niños dejan de acudir a colegios donde está escolarizado un niño que sufre la
enfermedad.
Sin embargo un hecho importante se da en este año lleno de problemáticas sociales: en Atlanta se
celebra la primera Conferencia Internacional sobre el Sida.

En 1986, se da un paso importante. Varios expertos convocados por la OMS llegan a la conclusión
de que la información y la educación son las únicas armas para frenar el avance de la enfermedad.
Además se afirma que el SIDA es un problema de la comunidad internacional, y que no puede ser
tratado por tanto de manera aislada. Pero quizás haciendo caso omiso de estas indicaciones se
promueven controles en varias fronteras para impedir la entrada de enfermos de SIDA, y entre los
países implicados en esta práctica se encuentra España. Sin embargo 1987 trae consigo las primeras
denuncias sobre medidas de control en empresas a los enfermos de Sida, y contra la marginación en
escuelas de niños afectados.

En 1989 se firma el Manifiesto de Montreal, declaración de derechos y necesidades de las personas


afectadas por el virus. Otro paso importante es que el día 1 de Diciembre aparece por primera vez
en la prensa española como Día Mundial del SIDA, lo cual hoy en día sigue conservándose.
Un año más tarde se crea en París el Consejo Internacional de Las asociaciones de Lucha contra el
SIDA. La otra cara de la moneda la da la OMS, que reduce en un 30% el presupuesto dedicado a la
lucha contra el SIDA, a causa de la reducción de las aportaciones de los países desarrollados En
estos países (ojo, que no en España) el número de afectados empieza a decrecer y consideran menos
importante seguir aportando a la lucha, ya que el testigo de un mayor número de afectados parece
haber pasado a los países del tercer mundo. La reducción afecta principalmente a las campañas de
educación y prevención .

En 1991 la escena internacional vuelve a hacerse eco del impacto del Sida: el veterano jugador de
baloncesto de la NBA, Magic Johnson, sin antecedentes homosexules, reconoce tener anticuerpos
del SIDA. Sin embargo Magic, no muere y hoy en día lleva una vida casi normal. Menos suerte
corre al año siguiente Freddie Mercury, el vocalista y líder del grupo británico Queen. A diferencia
de Magic, el sí era un reconocido gay, y si afronta un fatídico final, ya que muere dos días después
de reconocer en público la afección.
1992 trae también una campaña mundial contra la discriminación, acompañado del lazo rojo, que
pasa a ser el nuevo símbolo. Se celebra ese año la VIII Conferencia Internacional del SIDA.
En pronósticos Asia se perfila como el continente que sucederá a África en la propagación de la
enfermedad. Además las autoridades americanas incluyen el cáncer cervical, la tuberculosis
pulmonar y la neumonía recurrente dentro de las enfermedades definitorias del SIDA.
En 1993 se celebra la IX Conferencia Internacional sobre el SIDA.

Durante el resto de la década se lleva a cabo un proceso de estabilización por primera vez el número
de infectados en los países desarrollados, y en cierto modo el Sida deja de ser una preocupación
mayoritaria. La sociedad ya es consciente de los peligros que atañe esta enfermedad y de las formas
de contagio. También se llevan a cabo varias campañas en todos los países promocionando el uso
del preservativo como medida para evitar el contagio. En general, el Sida queda apartado de forma
residual a los que siguen siendo drogadictos de drogas intravenosas y además se asocia en muchos
casos a la pobreza que suele traer consigo la heroína.

El único acontecimiento reseñable se produce el el 1 de junio 2001, cuando muere a los12 años en
Ciudad del Cabo, Nkosi Johnson, niño sudafricano símbolo en la lucha contra el SIDA. Había
nacido seropositivo en 1989 en Johannesburgo, Sudáfrica. El fallecimiento fue una nueva muestra
de aumento de la conciencia colectiva sobre la expansión del VIH en África.

Una generación marcada por el Sida:

Es una realidad notable, y han sido explicadas anteriormente y con detenimiento sus causas, que
aquellos que vivieron de manera más intensa los años 80 y los 90 han sido marcados por el Sida,
por su aparición por su desarrollo y por sus letales efectos.
La situación que más han tenido que ver y que han influido de manera clara sobre los individuos de
estas edades ha sido la toma de conciencia sobre tres principales aspectos: la prevención, los
excesos y la cercanía a la muerte.

En primer lugar, los jóvenes principalmente pero toda la población al final, se han visto inmersos en
una epidemia que al principio era desconocida en cuanto a su medio de expansión, pero que una vez
que ha sido detectado, parece que nos pone un límite y un protocolo que seguir a partir de ese
momento. El nuevo monstruo que era el Sida, solo podía ser evitado con dos costumbres: usar el
preservativo en todos los casos y evitar los hábitos peligrosos.
Esto, que hoy nos parece obvio, en aquel momento no era algo nada extendido por la situación, y se
tardó en que el mensaje salpicara a toda la población. En una época de libertad y apertura sexual
como eran los 80, evitar el caldo de cultivo que era el sexo libre suponía un grave problema. En
estos casos una hipotética posibilidad de cambiar esta situación choca contra un problema: que lo
que hace cada uno en su vida íntima es un tema propio, y el último que va a decidir si se pone el
condón o no, es el que lo tiene que usar. En la actualidad tratamos de concienciar que la decisión
tiene que salir de las dos personas y no solo del hombre o mujer, no solo para evitar infecciones por
enfermedades de transmisión sexual sino por el tema de los embarazos no deseados.
De este tema se profundizará más cuando se hable de la influencia de la moral en el Sida, pero lo
más importante es siempre actuar con respeto, hacia sí mismo y hacia los demás. Y el respeto
incluye de manera implícita irremediablemente, la prevención.

En segundo lugar, el Sida ha tenido en muchos casos como causa principal los excesos que
manifestaron sus contrayentes, y que llevaron a la infección. Una de las vías de transmisión es por
las drogas intravenosas, y otra por vía sexual. En ambos casos, cuando se pierde el control y se pone
por delante el placer a la salud, hay peligro de que el Sida entre en juego, en la relación o en la vida
personal de cada uno.
En cualquier caso, la libertad de cada uno, y el derecho a pasarlo bien y disfrutar de la vida, no son
incompatibles con la prevención y suelen estar bastante lejanas al abuso de las drogas. No se trata
de vivir la vida a tope siempre y de buscar el placer engañando al dolor, sino de vivirla
aprovechando el momento y con satisfacción personal. Para ello más que un control lo que hay que
tener es claro qué es arriesgado y qué puede ser verdaderamente malo aunque a corto plazo suponga
euforia. Imponiendo lo menos posible y dejándolo a la decisión de cada uno, si se puede, es mejor
evitar ambas cosas.

En tercer lugar, la aparición del Sida en la sociedad industrializada supone un cierto shock para los
jóvenes de la época, pues la muerte se sitúa cercana a las personas de forma novedosa y cruel. La
juventud, acostumbrada a no tener ningún reparo en hacer lo posible por divertirse, ve que el Sida
asoma la mirada tras la puerta y es fatal para quien la padece. A ello se le añade un total
desconocimiento inicial de la patología, de cómo se transmite, etc. En todo caso cunde el pánico
entre el sector joven de la población.
La cercanía a la muerte es un miedo para todos los jóvenes, por primera vez están en peligro y
deben afrontar dolor. Perder amigos es el golpe más fuerte. Algunos se sienten culpables también
por su fallecimiento, ya que son los responsables de introducirles en el mundo de las drogas y el
sexo, que desembocan finalmente en el Sida. En resumidas cuentas, por primera vez la aparente
invulnerabilidad mostrada a través de un comportamiento desenfadado se torna en vulnerabilidad,
se torna en riesgo y se torna en necesidad de ser controlada.

Tomando en cuenta que las personas son esclavas de su tiempo, se afirma que el peligro no llegó al
momento que debía, ya que muchos jóvenes pudieron formar una especie de escudo con el fin de no
ver la realidad. En cierto modo, algunos ya vivían esta especie de cierre al exterior mediante el
exceso, y esta nueva situación no hace más que acentuar aquello que realmente es un problema
psicológico de fondo que existía antes del Sida.
Por otro lado, y aunque se tratará de mayor manera después, los homosexuales que empezaban a ver
que eran aceptados con matices en la sociedad, y que por primera vez iban no afrontaban represión
y persecución, parece que son “castigados”. Esto supone un problema moral en la época, pues al ser
los primeros afectados pasan a ser de nuevo los “apestados” de la sociedad, y se vuelve a la misma
situación. En una primera etapa en la que no se conocía cómo se transmitía la epidemia, los
homosexuales volvían a la historia de siempre, a ser apartados, y solo saber que el problema no era
homosexual, sino que la gran incidencia en este colectivo tenía una explicación científica, hizo que
se calmaran las presiones sobre el mundo gay.

Si se puede concluir en algo este, ya de por sí arduo y absolutamente personal tema, es que la
muerte fue un invitado inesperado, incómodo y temido, que hizo su aparición para tratar de aplacar
la buena onda de una generación nueva, liberada, sin miedo y que hacía frente al futuro dejando de
lado la carga de un pasado demasiado lleno de recuerdos trágicos, de sufrimientos y de
racionamientos. En ese momento llegan la tristeza, la incomodidad y el fin del descontrol, con una
progresión lenta, dejándose muchas vidas por el camino y marcando a una generación que vio cómo
su dorada juventud, lejana a pobrezas y represiones, tenía un consumado enemigo que la marcaría.
La cuestión moral y religiosa

Uno de los principales apartados respecto a la repercusión del Sida en la persona tiene que ver con
la moral y la religión. Este es sin duda el aspecto más personal y que queda más a la intimidad de
cada individuo. Nuestro análisis tendrá como referentes tres aspectos fundamentales que tienen que
ver con el tema que nos atañe, y que son los principales puntos de conflicto que pueden encontrar
una respuesta religiosa, moral o ambas cosas. Estos tres aspectos son los hábitos sexuales, la
homosexualidad y la muerte.

En primer lugar trataremos sobre los hábitos sexuales. Para las personas de a pie suelen suponer un
tabú, y aunque en los países desarrollados se avanza poco a poco en la discusión desde la
naturalidad, en otros países siguen silenciados, bien sea por las autoridades políticas o religiosas.
Por lo general la versión oficial que corresponde a los estratos de la sociedad más conservadores y a
los sectores más tradicionales de las instituciones religiosas es que el sexo ha sido creado
únicamente con el objetivo de procrear, de expandir la especie y la familia, y el disfrute es
secundario. Por ello no se tolera que las personas hagan uso de medios anticonceptivos para evitar
precisamente la procreación. Al margen de la hipocresía que supone este pensamiento se trata de un
pensamiento coercitivo hacia la naturaleza de la persona, le empuja a ser lo que no es, y en muchos
casos tiene un efecto totalmente contrario al deseado, si lo que se pretendía era la “pureza sexual”,
el desbarajuste psicológico suele conducirle a la liberación mediante comportamientos sexuales
mucho más peligrosos que los naturales del individuo. En ambos casos el Sida tiene muchas
posibilidades de presentarse en la vida de una persona, que desde una vida sexual ordenada,
personal y placentera en la que el anticonceptivo es una ayuda.
El problema viene desde las más altas instituciones religiosas, las cuales ancladas en la tradición,
han decidido condenar un medio de salud como es el preservativo, y no dudan en afirmar que “no
soluciona el problema del Sida”. Por suerte, esta opinión solo les corresponde a ellos, y tanto la
mayoría de las personas cristianas y de otras religiones con una opinión formada, saben la ayuda
que suponen los anticonceptivos. Esta manera de pensar es compartida también por muchísimos
sacerdotes y religiosos, que no se ven reflejados en la opinión de los que les mandan.

Es positiva la moral en cuanto nos sirve para controlar qué hábitos pueden ser peligrosos, y para
llevar a cabo una sexualidad en la que se valore a la persona como es y se evite consumir sexo como
tal. Y dentro del ámbito del respeto mutuo se incluye saber que se deben tomar las precauciones
necesarias. De hecho, es este pensamiento el que lleva también a valorar qué es lo más seguro en la
relación y qué hábitos son peligrosos. También se evitan comportamientos como la promiscuidad
desatada, ya que a veces el contagio viene de infidelidades y de falta de confianza para afrontarlas.
La conclusión es que la moral debe servir para aceptarse a sí mismo y para poder disfrutar del sexo
y de la sexualidad de manera saludable, libre de prejuicios y respetuosa con los demás.
El segundo tema importante es la homosexualidad. Ya se ha explicado antes que los primeros casos
de Sida fueron detectados en personas gays y que desde el principio se hizo una valoración
incorrecta de esta situación. Se habló de una “peste rosa” y de un “cáncer gay”, hasta que se
descubrió que la nueva enfermedad afectaba también a los heterosexuales.
Desde los sectores y las instituciones religiosas más conservadoras se dijo que era un castigo divino
contra los homosexuales, por llevar una vida depravada. Esto se manifiesta desde el más absoluto
rechazo a la realidad más allá de lo tradicional. Es cierto que hasta fechas tempranas no se había
admitido como legal o como decente la homosexualidad, pero es un actitud desde el miedo y odio a
lo que es diferente. La ética actual es tolerante, y no incluye rechazo hacia los homosexuales como
tampoco hacia las personas sea cual sea su raza, nacionalidad, etc.
Hoy en día se quiere evitar que la persona se sienta culpable por lo que es, ya que puede tener la
sensación de ser diferente y de que no va a ser aceptado. Desde la perspectiva de que él es
totalmente normal y es libre de sentir lo que siente se solucionarían los problemas de prejuicios o
rechazos.
Es cierto que el propio rechazo a veces viene de la familia, y esto es lo que más angustia al
homosexual. Por suerte nuestra sociedad le apoya en su condición, y prácticamente toda la
población acepta la homosexualidad como una característica más de la pluralidad del ser humano.
No es así en otros países, donde la cultura o la religión, imponen una moral contraria a los llamados
“desviados”. En estos países, que acusan al resto de ser focos de homosexualidad, existe la
homosexualidad como en cualquier lugar del mundo, y trata de ser silenciada, eliminada o
directamente se finge que no existe. Este comportamiento es mucho más peligroso, y conduce a la
infelicidad del individuo no solo por el hecho de la intolerancia, sino porque además se juega la
libertad o incluso la vida en ello, además de odiarse a sí mismo por lo que es.

Respecto al Sida, poco tiempo tardó en demostrarse que no se trataba de ningún mal que solo
profesaran los homosexuales, y que en cualquier caso, si alguien estaba recibiendo un castigo no
eran solo los pertenecientes a ese colectivo sino toda la población. Es curioso que en estos casos
parece que olvidamos muy rápido a quién afecta de verdad las cosas, esto es, si hay alguien que hoy
en día parece que ha sido “penitenciado” con el Sida no es otro que el habitante medio de ciertos
países, sobre todo africanos. Si el Sida afectaba en su momento más a los homosexuales era debido
a que no usaban preservativo durante sus relaciones sexuales, ya que en aquel momento solo era
concebido como un anticonceptivo, y que el sexo anal es una de las prácticas que acarrean un riesgo
mayor de transmisión del VIH. Resumiendo, que la situación se cayó y se cae por su propio peso.
Digamos que la forma de tratar el tema que tuvieron esos sectores de las instituciones religiosas fue
del todo injusta, improcedente, alarmista social y totalmente anclada en el pasado. La
homosexualidad está admitida por la gran mayoría de personas religiosas, que saben que no atenta
contra la naturaleza y no está mal vista a ojos de Dios, sino que forma parte de la variabilidad y de
la libertad de cada uno.
La realidad nos muestra que una gran cantidad de homosexuales profesa una religión o vive en
países religiosos. Y todos aquellos que viven la religión y tienen una moral tolerante con los demás
y no fundamentalista, aceptan la realidad de personas que se siente atraídas por personas de propio
sexo o de los dos. Todavía queda mucho por hacer, sobre todo de cara a cambiar la imagen que dan
las personas que están en lo alto de la jerarquía eclesiástica o del resto de instituciones religiosas,
ese es el objetivo. Pero la homosexualidad es una parte más de la vida, que contribuye
positivamente a la democracia, que ha sufrido mucho por la lacra del Sida, que para nada es
incompatible a la moral y a la religión, y que es parte más de la “extensa viña del Señor”.

El tercer y último gran tema relacionado con la vida de una persona con Sida, y que tiene un
componente moral y religioso es la muerte. Partimos desde el hecho de que hoy en día mucha gente
muere por Sida, sobre todo en aquellos países con menor desarrollo económico y menores
posibilidades sanitarias. También por supuesto, la mortalidad en el primer mundo existe aunque en
menor medida. También debemos tener en cuenta que esta enfermedad fue letal durante mucho
tiempo, y que hoy en día seguimos asociando su nombre a una especie de monstruo escondido que
se ha llevado muchas vidas y todavía se las puede llevar.
En primer lugar hay que pensar que el conocimiento que se tiene cuando se sabe que se padece Sida
a veces lleva a pensar en que es por culpa propia, que es un castigo por llevar una vida
depravada,etc. En otros casos supone una carga tan fuerte que lleva al desánimo y a veces a la
depresión. Saber que se tiene sida, implica saber que se padece una grave enfermedad, que ocasiona
muchos problemas y que puede rebajar de forma notable la calidad de vida. También se tiene como
no, la muerte más cerca que nunca, sobre todo cuando se detecta en estados terminales o no se
tienen medios para luchar contra ella.
Se plantea una cuestión sobre cómo poder sobreponerse a una situación tan dura, en la que no se
sabe cómo se va vivir a partir de este momento y si se saldrá de ella. El enfermo puede tomárselo
con más tranquilidad o pasar a la propia autodestrucción. Es en este punto donde interviene la
religión, dando lugar a dos posibles casos de manera más o menos general. En estas situaciones no
influye tanto la religiosidad o no de la persona, que es un hecho relativo, sino si la religiosidad entra
o no en juego, y pasa a ser un elemento determinante de la actitud de la persona a partir de ese
momento.
Si el afectado es una persona creyente puede presentar dos actitudes, una positiva o una negativa.
Por un lado puede sentir que está siendo castigado porque ha obrado mal en su vida, que una
especie de justicia divina cae sobre él y le hace pagar por lo que ha hecho. Esta persona presenta un
dolor aún más intenso, suele tender a arrepentirse por todo lo malo que cree haber hecho, y suele
valorar su vida de forma totalmente distinta a anteriormente. Se plantea sobre él un nuevo temor de
Dios, un ansia por complacerle y no deja de vivir con cierto miedo a que vuelva a ser “castigado”.
En ciertas religiones se incluye la posibilidad de un juicio final en el que se juzgará sobre los actos
de las personas. También puede darse la creencia en una reencarnación en un ser de menor categoría
por los actos de esta vida. Algunos de estos individuos moribundos afrontan la posibilidad seria de
que irán al infierno o sufrirán la condenación eterna.
Estas personas deben estar cerca de sus seres queridos durante los momentos difíciles, y es
responsabilidad de estos y de los expertos tratar de minimizar los efectos psicológicos antes
nombrados. Principalmente hay que buscar aliviar el dolor de la persona, hacerle sentir que no es
una castigo contra él y que no está solo ni es un pecador consumado. Si no se puede evitar esta
sensación en el enfermo, en todo caso debe estar acompañado y arropado por los que le quieren.
Por otro lado puede que el enfermo no tome la situación tan a la tremenda, o que la propia
religiosidad le lleve a manifestar una actitud serena y esperanzada. Estas personas albergan la
esperanza de una vida después de la muerte, en la que se reunirán con la divinidad, con sus seres
queridos o tendrán una reencarnación. Esperan que esta vida, que será mejor, suponga un descanso
para su alma. Estas personas aceptan la muerte, con ciertos matices pero la aceptan, lo cual es
positivo para la calidad de vida de la persona, o puede ser contraproducente si la persona actúa
radicalmente y desea la muerte. En estos casos puede ser peligroso, si se excluyen por supuesto los
casos de eutanasia, que son otro tema aparte.
Estas personas suelen buscar la mejor calidad de vida para el final de su vida, y estar rodeados de
sus seres queridos. Su actitud suele llevar implícita más felicidad para la persona, pero deben ser
evitadas las situaciones de exceso de ansias de alcanzar la muerte, si no es de forma libre,
consciente y sensata. En ningún caso la vida post-morten supone un argumento para legitimar el
suicidio.

En las personas que no viven con religiosidad su enfermedad, se dan algunas de las características
que ya han sido descritas. Sin embrago es menos común tanto la sensación de condenación eterna.
Por un lado puede manifestarse una soledad absoluta o falta de sentido para la vida. Se manifiesta la
pregunta: “¿y ahora qué?”. Desde este lugar puede aparecer la depresión, la confusión, el dilema de
no saber qué hacer. Por otro lado se puede dar una aceptación de la muerte sin más, dentro de la
complejidad del asunto. Se presenta de nuevo la búsqueda del descanso, y de aprovechar de manera
satisfactoria lo que quede de vida, sin necesidad de una realidad más allá, sino solo sabiendo que
todo se acaba y que la vida ha dado oportunidades. En ambos casos, y tal como se afirma desde la
psicología de la muerte actual, la depresión y la aceptación suelen ser actitudes compatibles, y que
una y otra pueden nacer a partir de la otra.

En resumen, la religión y la moral no deben ser un sufrimiento para la persona, en momentos ya de


por sí difíciles para el individuo, y más en una muerte que suele estar acompañada de dolor físico y
dificultades como la del Sida. Para aquellos que viven su religión con la libertad y como apoyo
fundamental para su vida, supone una forma de aceptar la muerte y lo que venga después. Hay que
tener en cuenta que para muchas personas la religión es un pilar de su vida, y si se trata de
aprovechar como forma de beneficio personal es positiva, como cualquier otro elemento que mejore
la calidad de vida de aquel que por desgracia, ve acercarse su final.
Pobreza y Sida:

Ya se ha visto en los datos anteriormente citados que los países dónde se registran las mayores tasas
de Sida entre la población corresponden a aquellos en los que existe un menor número de recursos
económicos. En especial, si hay algún lugar que está especialmente castigado por ambos
fenómenos, es África, donde ambos horrores lejos de actuar de manera individual, colaboran entre
sí. Por eso, es imposible tratar el tema de la pobreza y el Sida sin hacer constantes referencias a
África. Y sin embargo, parece que no es solo eso, sino que en nuestros países occidentalizados los
que más padecen de Sida son los que menos tienen, y normalmente su situación suele estar asociada
al uso de drogas intravenosas. Es por ello por lo que dentro del conjunto entra otro componente, el
uso de ciertas drogas que, y cerrando el círculo, lógicamente también está asociado a la pobreza.
Vamos a tratar estos temas con profundidad, y sin olvidar que ambos están relacionados.

Por un lado, la pobreza interviene a dos bandas en el problema de la manera siguiente: la pobreza
genera Sida, y el Sida genera pobreza:

1.La pobreza genera Sida:

Para empezar aportaremos un dato: la falta de medios económicas repercute directamente en el


estado de la sanidad, que raramente se lleva más del 5-10 % de los presupuestos generales, o sea,
unos 4 euros por habitante, por eso no debe extrañarnos que muchos casos de transmisión sean
debidos a la falta de medios, que permitirían una mejor higiene, por ejemplo, en las estructuras
sanitarias. En África, un continente donde los principales esfuerzos se dedican a combatir la deuda
externa, los principales mandatarios suelen quedarse el dinero que pudiera salir de la población de
un país y ni siquiera se sabe en muchas zonas hasta qué punto llega un Estado, las instituciones
sanitarias son muy deficientes e inexistentes en muchas de las zonas. Obviamente el primer
problema que tiene un enfermo de Sida en África es que no tiene dónde tratárselo ni el dinero para
costearse sus medicamentos.
El segundo problema que se afronta es la causa por la que el Sida se expande
tan rápidamente. El motivo principal es el desuso del preservativo, ya sea por
un motivo cultural, religioso, moral o como suele ser, de desconocimiento hacia
el Sida y hacia el profiláctico en sí.
Pero detrás hay un problema de fondo, que comienza en una vida sin recursos,
rural y sin ningún futuro. En este contexto abundan las migraciones hacia
zonas urbanas o hacia donde se precisa abundante mano de obra (minas,
plantaciones, etc.), motivadas por la pobreza y la atracción de la ciudad. En su
mayoría son hombres jóvenes los que emigran, dejando a sus familias en los
poblados del interior, a los cuales regresarán tras las cosechas o tras varios
años, y algunos lo harán contaminados por el VIH. En estas circunstancias es
fácil imaginar el futuro: infección, fallecimiento, viudedad, nuevas infecciones...
Las migraciones van acompañadas de un cortejo de nuevas uniones nacidas
por la necesidad de afecto y por la ausencia de leyes culturales (dote, etapas,
noviazgo...) de obligado cumplimiento lo que hace que esas parejas sean en
muchos casos uniones esporádicas destinadas a ese poco tiempo que se
permanece allí. No es una cuestión moral, es un asunto relacionado con el nivel
de indefensión y de inestabilidad social que caracteriza a las poblaciones
empobrecidas.
La situación ocasiona también que la pobreza empuje a muchas mujeres a
prostituirse profesionalmente u ocasionalmente por necesidades económicas.
Son víctimas muy fáciles, proclives a prácticas como las de buscar muchachas
cada vez más jóvenes, debido a la creencia de que mantener relaciones
sexuales con una virgen cura las enfermedades venéreas y el Sida. Las mujeres
acentúan su mala situación porque suelen exponerse más a los elementos
generadores de pobreza, principalmente porque por tema cultural la gran
mayoría no trabaja ni en la viudedad y muchísimas son analfabetos
Las guerras y la presencia en el continente africano de la mayor cantidad de refugiados del planeta
facilita igualmente la propagación del VIH: no sólo la movilidad de las personas contribuye, sino
que también ayuda a ello la ausencia de estructuras sociales de cohesión, como pueden ser la
familia, el apoyo del clan, los valores de la tribu... que son muy difíciles de vivir en los campos de
refugiados o en la simple y aterradora huida de un lugar para otro. En el primer caso debido a la
presencia de otras formas de autoridad que pueden anular a las tradicionales en lo referente a
normas de frecuentación de lugares, asentamiento de familias, el concepto mismo de familia, etc; y
en el caso de la huida para sobrevivir (violaciones forzadas, por ejemplo)

2.El Sida genera pobreza

Debemos decir primero que la población africana más afectada por el Sida es aquella comprendida
entre los 18-45 años, es decir, la que debería contribuir de forma irremplazable al desarrollo del
continente. Esto lo corrobora el dato de que en zonas de África donde la población adulta
contaminada es de más del 30% (y donde ya ha muerto el 10% de la población total a causa del
Sida) no es de extrañar que la producción agrícola haya caído en picado. De hecho se dan casos en
que los empresarios lanzan de audaces planes de lucha contra el Sida, pues pierden más dinero en
las ausencias de los empleados por causa del Sida, en gastos médicos y en la formación de nuevo
personal que en información y sensibilización de sus empleados.
La mayoría de los Estados africanos sigue pagando la formación de sus futuros funcionarios
(enfermeros, maestros, ingenieros, carteros, etc) por la misma razón: si estos
caen enfermos de Sida antes de que haya sido “amortizada” la inversión no
sólo los países habrán “malgastado” sus escasos recursos, si no que también
los servicios que deberían haber prestado quedan sin satisfacer. ,
repercutiendo en el sufrimiento de la población general. A veces es triste
pensar que la gente solo reacciona cuando lo que se toca el bolsillo, pero
digámoslo así, es mejor que no actuar.

La progresión por la que un enfermo de Sida se convierte en un enfermo y además pobre arranca
desde el hecho de que las medicinas para tratar las enfermedades oportunistas tiene que pagarlas
cada familia de su bolsillo, no hay seguridad social como se ha explicado anteriormente. Tener a
uno o dos enfermos de Sida en la familia es, literalmente, la ruina para estas economías; hace que
algunos cabezas de familia decidan, a pesar suyo, no gastar más en el pariente enfermo de Sida, “y
que así quede algo para los demás”. Y es que al ingresar a un enfermo debe pagarse una cantidad
fija por día de hospitalización, más una suma mínima por ingreso, y luego hay que pagar las
jeringas, los botes de suero, las vitaminas, el paquete de algodón, todas las pastillas que se
consideren oportunas, etc. y únicamente cuando todo ha sido comprado es cuando el enfermo es
tomado en serio, asegurándose de este modo que el paciente tiene los “medios” necesarios para
tratarse y no está ocupando “inútilmente” una cama. Además la familia debe ocuparse de la comida,
de la ropa y del aseo personal de su familiar. El resultado es una situación muy poco sostenible.

Puesto que como hemos explicado, el Sida afecta a los adultos económicamente activos se da una
curiosa consecuencia: la cantidad de habitantes de los países se ve resentida pero de manera muy
leve, ya que las tasa de hijos por mujer es la más alta del mundo a pesar de haber una gran
mortandad entre los neonatos. Sin embargo afecta más a la esperanza de vida que a la demografía y
aunque no cabe pensar en un despoblamiento del continente, sí es preocupante la forma de diábolo
que toma la curva poblacional (muchos niños y ancianos, y pocos adultos) en determinadas zonas.

El último escalafón afectado de la población son los niños. La mayoría se contagia través de sus
madres, al nacer o en la lactancia . La propia lactancia bajo ciertas condiciones puede ser un factor
de transmisión del VIH, pero en caso de no realizarse, los niños del tercer mundo sufren
inmunosupresión y corren más riesgos de morir por otras enfermedades que de ser infectados, por
lo que se sigue recomendando que incluso las madres seropositivas amamanten a sus hijos
seronegativos). También debemos hablar de los cada vez más numerosos huérfanos del Sida. Antes
los huérfanos apenas existían en África, pues eran “re-absorbidos” por el clan, pero ahora se está
llegando en muchos lugares a los límites de esta “re-absorción” ya que estamos hablando de más de
12 millones de huérfanos. En la actualidad son los abuelos, que esperaban que sus hijos les
ayudasen en su últimos años, quienes tienen que sacar fuerzas de flaqueza para poder educar y criar
a sus nietos. Estos pequeños son fáciles presas para quienes deseen hacerlos trabajar por sueldos de
miseria, desposeerles de sus tierras y escasas posesiones dejadas por sus padres, anular sus raíces y
legado cultural, o rozar la aberración más absoluta a su dignidad, que es convertirlos en niños
soldado. Desde luego estos pequeños empiezan a muy temprana edad a rodar en el círculo vicioso
del Sida y la pobreza, dos compañeros ampliamente maldecidos contra los que no se lucha lo
suficiente.

Sida y drogadicción:

Como ya se ha explicado en la Introducción a este trabajo una de las formas de transmisión del VIH
es a través del contacto sanguíneo con un individuo seropositivo. Esta posibilidad se da en
transfusiones médicas, en el parto y especialmente tiene lugar cuando se utilizan drogas
intravenosas. La heroína, y anteriormente la morfina, suelen acarrear que los toxicómanos no tengan
cuidado en utilizar sus propias jeringuillas, que circulen entre ellos todo tipo de infecciones y que
sean contraídas enfermedades venéreas de forma constante.
Nosotros estamos acostumbrados a no compartir ni el cepillo de dientes, ni ningún elemento que
pueda poner en contacto los fluidos corporales. Sin embargo, un heroinómano, o bien porque el
“mono” es muy fuerte y hay que aplicarlo cómo sea, porque por falta de recursos no tenga acceso a
otra jeringuilla, o bien porque directamente su estado mental no le haga ser consciente de lo que
hace; normalmente no suele reparar o pone en segundo plano el hecho de que puedan contraer una
terrible enfermedad como el Sida, o cualquier otra de carácter venéreo.
Por otro lado, la heroína es hoy en día la “droga de los pobres”, y la mayoría de sus consumidores
son personas que están en la miseria, bajo el umbral de la pobreza o excluidos de alguna forma de la
sociedad. La adquisición de Sida no hace sino acrecentar está deplorable situación, ya que la
discriminación y la segregación social por haber contraído el virus del sida son un hecho evidente,
especialmente para algunos colectivos, como el de los presos seropositivos. De estas personas es
conveniente hablar también, ya que en muchos casos la pobreza y la necesidad de dosis hace que
estas personas recurran al robo, a los atracos, etc. y finalmente acaben condenados y encarcelados.
Los drogadictos seropositivos de hoy reciben a menudo un trato cruel, inhumano y degradante,
dándose por ejemplo el caso de que es frecuente la tortura o la degradación de reclusos carcelarios
de esta índole. Es o debería ser, un deber social, urgente y necesario elaborar estrategias de gestión
política, social y punitiva, fundamentadas en la justicia social y los derechos humanos. Sabemos
que eso no es cierto ya que según fuentes acreditadas, en términos generales, hasta el presente la
política penitenciaria referente a las medidas sanitarias en el tema del Sida y al objetivo de
reinserción social y no de castigo, ha resultado inadecuada e insuficiente. Lo mismo ocurre con los
individuos seropositivos que viven en la pobreza y la marginalidad. Hasta el momento había sido
posible la inserción de muchos pero con la crisis actual está aumentando el número de
consumidores que además se quedan sin oficio, recursos y techo.
La deficitaria prevención en materia de contagio en las prisiones y entre indigentes, eleva el riesgo
de contagio del VIH y convierte a las cárceles en la antesala de su propia muerte. A menudo, se
dificulta el acceso a la información médica y una gran mayoría de estos reclusos son excarcelados
justo antes de morir a fin de que no conste su defunción en el centro penitenciario correspondiente.
Por otra parte, y centrándonos en el territorio español, se ha llegado a una situación en la que los
drogadictos han pasado a vivir de manera infrahumana en los propios lugares de venta de droga.
Han aparecido tiendas de campaña, coches estables, etc.
Es una situación que no es atajada cuando se desalojan poblados chabolistas de manera directa, ya
que en este momento los camellos, los empresarios y los drogadictos buscan otro sitio y se mueven
hacia él. Esto ha ocurrido por ejemplo en el desalojo del poblado de las Barranquillas, de Madrid,
repercutiendo en el traslado del gran centro de la droga hasta el asentamiento ilegal de la Cañada
Real Galiana de Valdemingómez, que ahora es el gran mercado de la heroína de Madrid.

La sociedad reclama, estrategias y directrices adecuadas al respecto. Ello pasa por debatir y aplicar
una legislación a corto y largo plazo, que tenga por objetivos entre otras cuestiones:
• Articular medidas responsables y eficaces sobre el consumo de drogas, una de las
principales causas de la propagación del VIH. Se deben llevar a cabo estrategias de
prevención más eficaces y alertar de los peligros propios del consumo de drogas.
• Dispensar y repartir jeringuillas limpias y crear en lugares específicos salas de venopunción
(“narcosalas”), con el objetivo de evitar el contagio y la propagación de enfermedades. Se
trata de ir eliminando el consumo de drogas, pero desde el riesgo mínimo.
• Otorgamiento de la libertad condicional cuando se trate de enfermos graves con
padecimientos incurables, tal como establece el artículo 60 de la Ley Penitenciaria y
recomienda la Organización Mundial de la Salud, con el fin de que el paciente de Sida tenga
una muerte digna.
• Replantear y modificar ciertas normas para hacerlas un poco más pragmáticas. Entre estas
cuestiones la más espinosa es el debate que se debería plantear en el seno de la sociedad:
sobre la verdadera coveniencia de que la droga siga siendo ilegal, de que siga escondiendo
un mercado negro y de que esté totalmente fuera del control del Estado y la sanidad.
6 Otros aspectos, las voces ocultas:
A pesar de que hoy parece que el mundo científico acepta que el Sida tiene una causa vírica, que
esta la representa el retrovirus VIH, y que éste último procede de otro virus de naturaleza simio,
existen una serie de teorías que son disidentes a estos hechos. Por un lado están las palabras y
trabajos de aquellos que afirmaban y afirman que la etiopatología del Sida no está en el VIH, los
cuales hoy en día tienen pocos favorables.
Por otro lado existe la teoría o la conjetura de el VIH no procede del Sida, no pasó del mono al
hombre cómo se explica al principio, sino que tiene una origen artificial, es decir que fue creado por
el hombre con algún motivo. Ya será explicado con detalle y se hablará de sus defensores y
creadores.

Sin acabar con todo el crédito que puedan tener estas dos alternativas al modelo oficial, sobre todo
de la segunda, hay que afirmar que son eso, alternativas, y que por poco criterio científico o por un
supuesto silenciamiento u ocultismo, no se consideran hoy en día válidas en la comunidad
investigadora.

Las teorías contrarias al VIH

En 1983 Luc Montagnier y en 1984 Robert Gallo expusieron sus trabajos iniciales respecto al Sida.
Desde entonces surgieron algunas críticas y explicaciones alternativas, proviniendo la primera de
Eleni Papadopulos-Eleopulos, líder del grupo de científicos The Perth Group, quien ya había
propuesto una teoría oxidativa y no viríca como explicación a la enfermedad. Con posterioridad, el
renombrado virólogo norteamericano Peter Duesberg también expuso sus críticas.
Las teorías disidentes parten de dos teorías fundamentales respecto a la existencia o no del VIH:
• El VIH se acepta, pero es virus inocuo y que no causa el Sida (Peter Duesberg y Kary
Mullis).
• El VIH se niega, porque no se ha demostrado su existencia según un determinado método de
aislamiento de retrovirus que habría sido considerado por el Instituto Pasteur en 1973. Las
reglas a seguir consisten básicamente en aislar-purificar el supuesto retrovirus, caracterizarlo
y demostrar que es infeccioso. No obstante, los expertos oficiales ya no dan validez a las
reglas, considerándolas demasiado estrictas, u obsoletas frente a otras técnicas.. Por tanto, la
causa del sida también está en otros factores.
Sin embargo esta sigue siendo la posición de The Perth Group. Eleni Papadopulos-
Eleopulos afirma que en los trabajos iniciales de Luc Montagnier y de Robert Gallo, ni
siquiera se publicaron fotografías de microscopio electrónico del supuesto nuevo virus en la
banda 1,16 g/ml (banda en la que se sabía que se depositaban las partículas retrovirales tras
aplicar la conocida técnica de centrifugación en gradiente de densidad), basándose
únicamente en la detección de transcriptasa inversa en cultivos y sucesivos co-cultivos como
prueba de "aislamiento" y "transmisión" del nuevo virus, la presencia de partículas de
aspecto retroviral (no aisladas ni en la banda 1,16 g/ml) y la reacción de ciertas proteínas del
material en la banda 1,16 g/ml con el suero de pacientes de Sida. Papadopulos considera
estos hechos como insuficientes para deducir la existencia de ningún nuevo retrovirus.
Se podría considerar, otra opinión, la del científico co-descubridor del Sida, Luc Montagnier, del
instituto Pasteur, con una actitud un poco ambigua en el tema a pesar de ser el “padre” del VIH. En
1990 Montagnier afirmó que el VIH no era capaz por sí solo de provocar sida. Los disidentes
apuntan que esta afirmación de Montagnier hizo escribir a Robert Gallo en 1993 que Montagnier
estaba dando algo de apoyo a Peter Duesberg.
En octubre de 1991 The Perth Group hizo saber a Montagnier la teoría oxidativa del Sida, que
confirmó haber recibido los documentos pero no dio ninguna otra contestación. En los años
posteriores, Montagnier ha propuesto repetidamente la oxidación como un co-factor importante en
la patogénesis del sida, no se sabe si por inducción de The Perth Group. En 1997 Luc Montagnier
concedió una entrevista, y según The Perth Group, en dicha entrevista Montagnier confirmó que no
purificó el virus VIH, y que creía que Gallo tampoco.
Poco después Eleni Papadopulos en una entrevista sostiene que la existencia del virus VIH sigue sin
estar demostrada, basándose en que las partículas de las fotos no están aisladas ni tienen todas las
características morfológicas de los retrovirus. Además, los cultivos control no se habían llevado a
cabo de modo correcto.
Hoy en día la afirmación de que no está demostrada la existencia del virus VIH está sostenida
principalmente aún por Eleni Papadopulos-Eleopulos y el alemán Stefan Lanka. Stefan Lanka va
más allá en la afirmación de que no está demostrada la existencia del VIH. Según él, la transcriptasa
inversa es una enzima presente en todos los seres vivos y, puesto que esa es la base fundamental de
la retrovirología, no se puede establecer que los retrovirus existan.
Por su parte, Peter Duesberg afirmó en 1996 que la identificación del virus se había probado con el
más riguroso método científico.

Vamos a explicar a continuación cuáles son los principales argumentos que hoy en día exponen los
partidarios del negacionismo del VIH:

1. No hay un criterio acordado internacionalmente


The Perth Group afirma que el criterio de un resultado positivo en el test confirmatorio Western blot
ha variado según el laboratorio, institución o país que se considere, y que en la actualidad no existe
todavía un criterio acordado internacionalmente de qué es un positivo en dicho test. También afirma
que los tests del VIH no detectan ninguna "infección por VIH", por dos motivos fundamentales: el
primero es que de una reacción anticuerpo-antígeno no se puede deducir, sin mayores pruebas, que
el anticuerpo haya sido originado por dicho antígeno; el segundo es que no está probado que los
antígenos (proteínas) pertenezcan a ningún "virus VIH", puesto que tampoco está demostrada la
existencia del mismo virus.
2. Resulta imposible determinar la precisión de los tests. The Perth Group también dice que resulta
imposible determinar la precisión de los tests, ya que no se han comparado (homologado) con el
llamado "estándar oro", que en este caso sería el aislamiento del virus VIH.
3. Crítica a los antirretrovirales en generalCrítica a los antiretrovirales en general. The Perth Group
argumenta que puesto que no está demostrada la existencia del virus VIH, no debería ser necesario
tratar a ningún paciente con antiretrovirales, sino en todo caso con antioxidantes. No obstante, no
descartan que los antiretrovirales puedan tener beneficios clínicos, actuando de un modo distinto.
La terapia alternativa para The Perth Group se basan en la oxidación a nivel celular, la
descompensación oxidativa (mayor oxidación que reducción), por lo que el tratamiento alternativo
tendría como objetivo frenar la oxidación del enfermo, simplemente evitando los factores oxidantes
o bien requiriendo el uso de agentes reductores y antioxidantes.
Para mostrar una oposición hacia The Perth Group y las teorías disidentes en julio de 2000, más de
5.000 científicos firmaron una declaración, conocida como Declaración de Durban, reafirmando el
consenso científico de que el VIH es la causa del Sida. La declaración tuvo como objetivo difundir
en lenguaje comprensible la información mejor contrastada sobre el asunto. Participaron de la
declaración varios premios Nobel y directores de institutos de investigación, academias y
sociedades médicas. Para una mayor transparencia, se requirió que no firmaran científicos
vinculados a la industria farmacológica.
La declaración afirma que aunque todavía existen varios aspectos de la enfermedad que se
desconocen, la información que establece la relación causal entre el VIH y el sida es contundente:
• Los pacientes de Sida, sin importar dónde vivan, están siempre infectados con el VIH.
• Si no se trata, la mayor parte de la población con VIH muestra síntomas del Sida al cabo de
un tiempo que varía entre 5 y 10 años después del contagio. La infección se identifica en
sangre mediante la detección de anticuerpos, secuencias genéticas o aislamiento viral. Estos
test son tan efectivos como los usados para detectar otras infecciones virales.
• Las personas que reciben sangre contaminada o productos sanguíneos contaminados con
VIH desarrollan Sida, mientras que aquellos que reciben sangre o productos sanguíneos no
contaminados no desarrollan la enfermedad.
• La mayor parte de los niños que desarrollan la enfermedad nacen de madres infectadas con
VIH. A mayor carga viral en la madre aumentan las probabilidades de que el bebé se infecte.
• En pruebas in vitro, el VIH infecta el mismo tipo de células (linfocitos TCD4+) que la
enfermedad ataca en los pacientes con sida.
• Las drogas que impiden la replicación del VIH in vitro también reducen la carga viral en
humanos y retrasan o impiden la aparición del sida. Cuando está disponible, el tratamiento
reduce la mortalidad en más de un 80%.

El origen artificial del VIH:

Existe una corriente de pensamiento que afirma que el Sida no procede del virus primate SIV, sino
que ha sido creado en un laboratorio de manera artificial. Sus partidarios van más allá y de hecho
afirman que su nacimiento responde a un objetivo de control demográfico social sobre la población,
por parte de EEUU, para poder extender y mantener los intereses económicos de este país en una
población enferma e indefensa. Además las posibles voces que clamarían contra este hecho habrían
sido silenciadas y se habrían subvencionado las investigaciones sobre el origen oficial del Sida,
manipulando la realidad y no poniendo en contra a la opinión pública.
Cabe decir que si esto fuer verdad, se trataría de uno de los episodios secretos más vergonzosos de
la historia reciente y debería ser susceptible de investigarse a fondo por las autoridades.
Los dos personajes clave en este apartado son el promotor de las dudas: Jacob Segal, y el polémico
científico sobre el que recaen las sospechas, el estadounidense Robert Gallo.

El profesor Jacob Segal, antiguo director del Instituto Biológico de Berlín, inició sus
investigaciones sobre el Sida, y sus primeras sospechas comenzaron a aflorar cuando descubrió la
increíble semejanza entre el VIH y otras dos especies víricas: el VISNA, una patología cerebral del
ganado ovino que no se contagia al ser humano, y el HTLV-I, una forma de leucemia que ataca a las
células T y raramente resulta fatal. Según sus trabajos el genoma del VIH es idéntico al del VISNA,
mucho más parecido a éste que a cualquier otro retrovirus conocido. El tres por ciento en que
difieren corresponde con total exactitud a un fragmento del código genético del HTLV-I.
Las implicaciones de este descubrimiento comenzaron a espantar al profesor Segal. Supuso que tal
grado de semejanza resultaba imposible como fruto de un proceso natural de evolución y mutación,
y que la única explicación posible a este fenómeno era que alguien hubiera producido un híbrido de
estos dos virus mediante ingeniería genética. También dedujo que el potencial destructivo del VIH
podría haber sido incluso previsto por sus hipotéticos creadores, por la combinación de ambas
patologías. Esto se explicaba porque los pacientes que no fallecían a causa de la deficiencia
inmunológica provocada por el virus terminan presentando el mismo tipo de deterioro orgánico que
las ovejas infectadas por el visna.

El problema empezó a ser cada vez más sospechoso cuando según fuentes británicas, dos
funcionarios de la embajada estadounidense visitaron al científico en su domicilio para interrogarle
sobre lo que sabía y pensaba de la enfermedad. Segal dijo estar convencido de que eran agentes de
la CIA.
A partir de estos hechos se descubren varios puntos:
• El hecho de que la teoría de Segal haya sido silenciada completamente en Estados Unidos y
encontrado muy escasa difusión en Europa, podría hacer pensar en una “mano negra” que
pretende ocultar la verdad.
• En cambio, la teoría oficial sobre el origen de le enfermedad tuvo una difusión
extraordinaria en los medios de comunicación.

En este momento entraría en juego nuestro otro personaje. Según se dice durante la década de los
setenta, Robert Gallo estuvo trabajando para la CIA en el marco de un proyecto secreto denominado
MK-Naomi (Par el Dr. Boyd E. Graves, M y K son los co-autores del virus del SIDA: Robert
Manaker y Paul Kotin) relativo al desarrollo de armas biológicas, muy similares a lo que hoy
conocemos como el Sida o el ébola.
Se acusa a este programa de que durante la etapa en que estuvo en funcionamiento arreció la
incidencia de ciertos microorganismos infecciosos como el E. Coli 157, la bacteria devoradora de
carne y los meningococos, así como de nuevos virus: el Sida, el ébola, el hanta y la hepatitis C,
entre otros. También se verificaron aumentos en la mortandad asociada a cánceres de los tejidos
blandos, como el de próstata, el de mama o los linfomas, todos ellos comúnmente achacados a la
exposición a contaminantes químicos y ambientales o a la acción de toxinas de origen artificial.
Y coincidiría con la petición de una partida presupuestaria de 10 millones de dólares por parte del
Departamento de Finanzas de Defensa para el desarrollo de un virus para la guerra bacteriológica.
En las instalaciones de Fort Detrick, Maryland, USA, (sede del Comando Estadounidense de
Investigación y Material Médico) entre el otoño de 1977 y la primavera de 1978, habría nacido el
VIH, concretamente en uno de los laboratorios conocidos como P4 -de máxima seguridad-, en el
que se habrían combinado los materiales genéticos del VISNA y el HTLV-I.
La fase experimental se habría llevado a cabo empleando como conejillos de indias a convictos de
diversas prisiones federales con grandes condenas, a los que se habría ofrecido la conmutación de
sus penas a cambio de su colaboración en un programa de investigación médica, una práctica
habitual, aunque de sospechosa ética, en el sistema norteamericano.
En este momento se habría producido el desastre, debido a un fallo de los experimentadores: los
supuestos padres del VIH no sospecharon que la enfermedad pudiera tener un periodo de
incubación tan enormemente largo como el del Sida. Al no apreciar los científicos ningún tipo de
síntomas en los sujetos, el experimento habría sido considerado un fracaso y los condenados
habrían sido puestos en libertad tal y como se les había prometido.
El alto porcentaje de toxicomanía y homosexualidad entre los reclusos habría sido lo que provocó
que estos colectivos hayan sido los más castigados por la enfermedad desde que en 1979
aparecieran los primeros casos entre la comunidad homosexual de Nueva York.

Dando como válido parte de lo que se afirma en esta historia, habría que preguntarse qué pudo
hacer a sus creadores ser padres de semejante barbaridad. Pues bien, los defensores de esta
explicación sacan las siguientes conclusiones:
A pesar de que potencialmente cualquiera puede ser víctima del sida, esta enfermedad se ha cebado
con especial saña en sectores muy definidos de la población, como los homosexuales, los
toxicómanos y los africanos, y de este modo sería la primera epidemia que selecciona socialmente a
sus presas, basándose en el dato expuesto a continuación: El cincuenta por ciento de los 210.000
casos de Sida documentados en los Estados Unidos durante 1992 eran afroamericanos y el 31%
hispanos, nativos o asiáticos, cuando estos colectivos apenas formaban el 12% de la población
norteamericana.

Por último vamos a traer las palabras de dos científicos que se identifican con esta corriente, la de
Robert Strecker, médico californiano que ha seguido la enfermedad desde sus orígenes, John Seale,
miembro de la Academia Real de Medicina de Gran Bretaña. Las dos versiones coincidirían con
Segal en el origen artificial del Sida.
El Dr. Strecker opina que no existe ningún virus animal conocido, que produzca todos los efectos
del SIDA. Este virus ha sido logrado mediante ingeniería genética a partir de otros virus, y que sus
investigaciones sobre el VIH llegarían a las mismas conclusiones que las de Jacob Segal.
Por su parte, el Dr. Seale, especialista londinense en enfermedades venéreas, muy conocido también
por haber seguido la enfermedad desde el principio y haber predicho la expansión de la misma, no
está de acuerdo con el Dr. Segal sobre el origen militar del virus aunque afirma estar totalmente
convencido de que el virus del SIDA está fabricado por el hombre, y que es el resultado de haber
combinado accidentalmente, en algún centro de investigación sobre el cáncer de los Estados
Unidos, el virus MAEDI-VISNA de las ovejas y el virus de la leucemia bovina, muy parecido al
HTLV humano.

La comunidad internacional científica ha dado datos que rebaten varios de los argumentos en los
que se basan los partidarios de estas ideas. Ya ha sido explicado cuál es la posición general sobre el
origen del VIH, en lo que se basa y estadísticas que apoyan este hecho. Hoy en día se siguen
haciendo investigaciones para confirmar cuándo, cómo y dónde el Sida fue transmitido a los seres
humanos desde los primates, y las investigaciones son bastante claras y precisas. Por otro lado,
cuesta pensar que un gobierno occidental pudiera ser el responsable de una epidemia tan temible
dirigida a la población y que Montagnier y el resto de investigadores sean personas pagadas para su
silenciamiento.
No obstante, no se puede despreciar del todo esta teoría, ya que algunos de sus argumentos son
creíbles, y que algunos de sus defensores tienen un prestigio que les hace ser tomados en cuenta.
Además no sería la primera vez que se desataría un escándalo relativo a una investigación médica,
aunque nunca de este calibre. Sabiendo que el ser humano por desgracia, ha desarrollado armas
bacteriológicas de terribles consecuencias, más nos vale esperar que no sea verdad que alguien haya
sido sometido a tan terrible tormento por indicación o error humano, y que en caso de que fuera la
cierto, alguien tenga miedo de que lo sepamos.
7 Conclusión y opinión personal
Si se puede sacar alguna conclusión real sobre esta investigación es que el Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida ha sido sin duda uno de los fenómenos más influyentes en nuestra
cultura durante el último cuarto del siglo XX. Y que hoy parece estar silenciada porque por así
decirlo, ya no está aquí. Sin embargo, y hablando de manera coloquial, les hemos pasado el muerto
a los que más muertos tenían.

Desde su descubrimiento en Estados Unidos en los años 80, el Sida ha marcado una época al ser la
enfermedad de transmisión sexual más peligrosa y menos conocida que el mundo ha conocido en
los últimos años. Y a través de ella hemos podido ver cuáles son las grandes etapas que se producen
y se han producido en todas las epidemias registradas en la humanidad: se ha pasado del
desconocimiento a la lucha razonable, por medio del pánico. Y como en su momento se hizo con la
peste también se ha buscado una cabeza de turco a la que echar las culpas. Así hasta que hemos sido
capaces de tomar las riendas de la situación con los avanzados medios de hoy y tratando de dar
soluciones al contagio general. Pero como siempre ha pasado y pasará el débil es el que más lo
sufre, y el Sida se ha cebado especialmente con aquellos que menos tienen y con los que menos
pueden luchar contra ella.

Ha quedado ampliamente reflejado que el Sida presenta un conflicto social en la persona que la
afecta en su vida en muchos aspectos, podemos de hecho decir que hemos tocado casi todos los
aspectos apegados a la persona en este escrito, y aún así el Sida, como cualquier otra enfermedad
que acerca a la muerte al individuo, tiene una dimensión absolutamente personal del enfermo.
Además el hecho de no desaparecer nunca, hace que el enfermo se plantee que por un error
cometido, un mínimo momento en el que el VIH aun pudiendo evitarlo, entró en su cuerpo, que un
solo acontecimiento ha modificado el resto de su vida. Afortunadamente en España, parece que la
enfermedad se puede sobrellevar siendo consciente de ella y llevando a cabo una serie de hábitos
diarios. Pero la experiencia marca, marca al enfermo y marca a su entorno. Desde el más lejano de
sus amigos, que aun a su pesar su reacción primera será la de guardar las distancias, hasta la pareja
del enfermo, que se debate en pensamientos contradictorios: estar más cerca que nunca de su
compañero/a o desconfiar de él o ella por haber contraído una enfermedad de de transmisión sexual.

Según la opinión personal del autor, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida es sin duda algo
más que una patología física, en el sentido de que envuelve una serie de factores que no tienen que
ver con la biología y que son igual de importantes que la enfermedad en sí. Ha sido demostrado que
el paciente de Sida, como cualquier otro paciente que sufra un mal de gravedad, puede necesitar que
se le aporte una ayuda psicológica de carácter profesional, o simplemente que las personas más
cercanas a él estén presentes en los malos momentos.
Por otra parte debemos hacer un ejercicio de reflexión ante el hecho de que el Sida hoy en día arrase
con la población de ciertos países, y que se lleve por delante millones de vidas al año. Sólo porque
esas personas no aparecen en la televisión hace que no pensemos en ellas más que en las campañas
de sensibilización y eventos así. La realidad nos dice que a más pobreza y menos recursos, el nivel
educativo es menor, el nivel sanitario es menor y la gente es más propicia a contagiarse de algo, un
virus, que es perfectamente evitable si se sabe cómo. Hacia ellos deberían dirigirse los esfuerzos
máximos que realizan las grandes organizaciones sanitarias como la OMS, y no solo las ONGs. Y
por el otro lado, se debe decir que las multinacionales farmacéuticas tampoco colaboran en mejorar
la situación, movidos por el mismo impulso que hace pensar en una asquerosa realidad: a los países
del primer mundo les viene bien que el Sida, la malaria, el ébola, etc. unidos al hambre y a las
guerras étnicas, callen y maten poco a poco a la población africana.

Por último, me gustaría decir que si algún día, y yo espero que sea pronto, se descubriera una
vacuna eficaz contra el VIH, se piense primero en aquellos cuyos niveles de infección es mayor, en
aquellos países donde muere más gente y en aquellos países donde en definitiva, es más necesaria.
Resumiendo, que la vacuna nazca como debería ser la medicina del mundo, desinteresada y con
vocación de servir a la humanidad. Y el día que eso ocurra, esperemos que sus creadores sean
objeto de muchos estudios, de premios y de menciones, pues habrán demostrado su calidad como
científicos y como personas... ¿y qué es un médico sino un erudito que ayuda a la gente?.

Pablo Gómez Garrido


8 Fuentes consultadas
http://www.atinachile.cl

http://www.elmedicoencasa.com

http://www.ops.org.bo

http://www.youtube.com

http://www.venelogia.com

http://www.elmundo.es

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http://www.aciprensa.com

http://educalia.educared.net

http://www.msc.es

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