Sei sulla pagina 1di 12
CLASICOS UNIVERSALES PLANETA Director Ueraio: GABRIEL OLIVER catedritco de la Universidad de Baredona Director editorial: JOSE PARDO Assor: ‘CARLOS PUIOL Luciano de Samésata DIALOGOS ee) Introduecién, traduccién y notas de JOSE ALSINA catedritico de la Universidad de Barcelona Planeta © Por lane, 5A 988 ica S577 ont sions apa sctocicany eer dase Rarer elon d Jr oye) Masta cube eum dl fe tas ban ldbrenaies serch aes ne Cement Uae Had cite Clea Univers Monet sere de 966 Baste eat bh ao508 bw ansiossix Friel in Spin preo on nate Fe ee tat rca 1 Eplages de hrgn Barcel) SUMARIO Imoovccs ‘Cronologia |? Bibliogratia hispénica | DIALOGOS Dislogos de Jos doses Didlogos marino... Dialogos de los mucrtas | Prometco del Chucaso, ‘Timén o el misintropo Elmentiroso 0 el inereale | | El suet o la vida de Luciano | Didlogos de Heteras ~ DIALOGOS DE HETERAS = 1 Guicea ¥ Tals Grtcens, Tafs, cte acuerdas de aquel soldado acarnanio ‘gue tiempo ha estuvo con Abrétono y luego se enamo- 16 de mi, quiero decir el que vestia de parpura y lleva ba elamide?" ¢Sabes a quién me refiero o te has olvi dado de aquel individuo? ‘Tals. No, querida Glicera, le conozco bien; el afio pasado ‘neluso bebla con nosotras en las Haloas? Pero ¢a qué viene esto? Parece que algo tienes que decir sobre él. CGuiceea.. Gorgon, la muy perversa, hacigndose pasar por ‘mi amiga, me lo ha quitado seduciéndolo a espaldas ‘fas ‘Tals, gAs{ que ahora ya no se te acerca y ha hecho de Gérgona su hetera? Guics. Si, Tais,y este asunto me ha molestado mucho. ‘Tals. Mal asunto, Giicera, pero no del todo inesperado, ‘pues se trata de algo que suele sucedernos a las hete as, Por tanto, no debes alligirte demasiado ni repro- charselo a Gérgona; tampoco antes te Io reproché Abré- tono, a pesar de que erais amigas, Sin embargo me maravilla pensar qué atractivos ha podido encontrarle el soldado ese, a menos que sea completamente ciego Yy no haya visto que tiene la cabellera rala y con unas atradas muy pronunciadas en la sien. Sus labios estiin lividos, su cuello fdceido, las venas muy marcadas y 1a nariz enorme. Su tinica gracia reside en que tiene buen porte, anda ergulda y sonrfe con mucho atractivo. GuiceRa. ¢Crees acaso, Tais, que el acarnanio se ha ena 18 LUCIANO DE SaMasarAa ‘morado por su belleza? zNo sabes que Crisarion, su ma- ‘dre, es una maga, conocedora de algunos ensalmos tesa- lios'y de las que’saben hacer bajar Ia funa? Dicen que hasta yuela de noche. Ella es la que hizo perder el co- nocimiento al muchacho dindole a beber pécimas, y ahora le agostan. Tals. Y td, Glicera, ya agostards a otro. Deja que éste se vaya al diablo. 2 Mirriox, Péxerto ¥ Déaine Minrrow._Pénfilo, ¢vas a casarte con Ia hija del armador Fildn? Se dice incluso que el matrimonio ya se ha cele- brado. Se han desvanecido en un instante tantos jura- ‘mentos'solemnes y tantas légrimas? ¢Te has olvidado {de Mirtion precisamente ahora, Panfilo, cuando estoy ya fn el octavo mes de mi embarazo? De ti amor he ab- tenido sélo esto: un vientre gravido y la inminente crianza de un bebé, lastre muy agobiante para una hietera, Pues yo no voy a exponer a mi hijo, sobre todo sies varéa. Le llamaré Panflo, lo guardaré como pren- da de mi amor y dia vendra en que él te echard en cara tu infidelidad para con su desventurada madre. Ade- ‘és la doncella con la que vas a casarte no es hermosa ‘Acabo de verla en las Tesmoforias® en compatiia de su madre cuando ain no sabe que por su culpa n0 vol veré a ver a Pinflo, Miratela bien antes y fijate en st Tostro y en sus ojos. No vaya a molestarte sl ene lot ojos muy glaucos ‘i a afligire si son estrabicos y se cembizcan, Pero ya has visto a Filén, el padre de la no- via, y conoces bien su cara: no necesitas mirar‘a la hija Pineno, ¢He de seguir ain escuchando tus chismes y desvarios sobre doncellas y bodas con hijas de arma- ores? ¢Acaso conozco yo alguna joven de nariz roma © que sea hermosa? ¢Sé si Fildn, del demo de Alopece (creo que de él estis hablando), tiene una hija en edad 3. Fle dea en Ja que laterveian eapeciabmeste las mcs DIALOGOS 19 de casarse? Ese hombre ni siqulera es amigo de mi pa ddre. Por clerto: me acuerdo de que recientemente’ lo llevé a juicto por una deuda. Le debia un talento a mi padre, creo, y no queria pagérselo. Mi padre lo cité ante foe Succes det ribunal mati a daraspenas se lo hizo pagar, pero no.en su totalidad, por Io que dice mi padre. Si se me hubiera ocurrido fa idea de casarme, Epiensas que rechazaria a la hija de Demeas, estratega Gl aio pasado, y que ademas es prima mia por linea ms- femma, para casarme con la hija de Filén? Pero gde d6n- de has sacado estos rumores? {Qué vanos motivos de ‘envidia te iaventas, Mirtion? ¢Contra qué sombras com- Dates? MURIION. Entonces, ¢no vas a casarte, Pénfilo? éxito, ¢Desvarfas, Mirtion, 0 se te ha subldo el vino a cabeza? Ayer no n0s embrisgamos mucho. Munsiox. Déride me ha puesto en guardia. La habia en- ‘viado @ comprar un poco de lana para mi vientre y a ofrecer suplicas ala diosa de los partos en mi nombre; me dijo que se encontr6 con Lesbia., pero es proferi- ble que tt misma, Déride, le digas io que olste, a n0 se que se trate de una pura invencién tuya. DGKIDE. Sefiora, que me muera si te he mentido en slgot ‘Cuando Hlegué al pritaneo, Lesbia me vino al encuentro Sonriente y me dijo: «Vuestro amante, Pénfilo, se va a ccasar con la hija de Filén.» ¥ afladié que si no lo creia, Sélo tenfa que echar una ojeada a vuestro pasadizo para ver las guiznaldas colgadas por doquier, as fautistas, el falboroto y a la gente que cantaba el himeneo. Pixmiuo. ¥ qué? cEchaste la ojeada, Déride? Doxuve.” Naturalmente, y lo vi todo tal como me lo dijo. Paxrnuo. _Entiendo el error. No era falso todo lo que te ‘dijo Lesbia, Déride, y ti le diste una noticia verdadera ‘2 Mirtion. Pero yuestra turbacién fue baldia, pues la ‘boda no era en mi easa, sino que ahora me acuerdo de Jo que le of decir a mi madre ayer cuando regresaba de vuestra casa: «Pénillo —dijo—, Carmides, el hijo de rnucstro vecino Aristéneto, que tiese Ia misma edad que ft, obra con sensatez: se casa mientras que ti, ehasta Cudndo.vas a convivir con una hetera?» Mientras ofa sin querer tales historias me sumergi en el sueiio. Al ‘a siguiente, al amanecer, sal de casa, de manera que 0 LUCIANO DE SAMOSATA no he visto nada de lo que después vio Déride. Pero si nno lo crees regresa alli de nuevo, Déride, y mira con exactitud no el pasadizo, sino la puerta, fijate en cual es la que estd engalanada: descubrirds que es la de los MIRIION.” Me has salvado, Pénfllo mio. Me habria col- gado de haber ocurrido algo parecido, Péxrio. Era imposible. Ojala nunca legue a estar tan doco que me olvide de Mirtion, precisamente ahora que me va.a dar un hijo. 3 ILIA ¥ su AtDRE ‘Miors. ¢Filina, estabas ausente ayer en el convite 0 qué ‘te sucedia? Al despuntar el alba ha venido a verme Di- filo llorando y-me ha explicado lo que sufsié por tu culpa: te embriagaste, te levantaste y empezaste a dan zar en medio de la sala, a pesar de que él trat6 de im: pedirlo. Luego besaste’a su compatiero, Lamprias, ‘como Difilo se disgusté contigo, le abandonaste, te mar chaste al lado de Lamprias y le echaste Tos brazos al ‘cucllo. Difilo estaba molesto por tu eonducta, Peto ni juiera entrada la noche, ereo, te acostaste con el, sino. ‘que le dejaste llorando y'sola te tumbaste sobre un di- ‘vin cercano, cantando alligiéndole. FIINA, Estf visto, madre, que no te ha contado lo que 41 hizo; si asi fuera, no defenderias a un hombre que me hia tratado con insolencia. Dejandome de lado platice- ba con Tafs, la hetera de Lamprias, pues éste atin no habia llegado. Cuando vio que yo me disgustaba y que le hacia sefias de desaprobacién por su actitud, cogs 2 Tafs por el Iobulo de la oreja, le hizo inclinar el cuelio y la bes6 tan estrechamente que a duras penas consi- suid despegar sus labios. Yo mie eché a llorar, pero él se rela y cuchicheaba sin parar al oido de Tais, sin lugar a dudas en contra de mi, y Tals me miraba sontién- dose. Cuando se dieron cuetita de que Lamprias se acer- ccaba y estuvieron saclados de besarse, yo fui a reel narme al lado de Difilo para que mis tarde no pudiera DIazoGos BI hhacerme ni este reproche, Entonces Tass se levanté y sallé @ bailar la primera, dejando al descubierto sus plemas hasta arriba, como si fuera la dnica que i ‘era unos hermosos tobillos. No bien hubo termaiaado, Lamprias guard6 silencio y no dijo nada, pero Difilo le cloglaba su sentido del ritmo y de la danza, Ia perfocta larmonia entre su pie y la cftara, Ia belleza'de sus tobi- Tios y mil lindezas més como si estuviera haciendo el logio de Ia Sosandra de Calamis en ver del de Tals, 22 la que también tt conoces y sabes cémo e2, ya que se baila con nosotras. Al punto Tais empez6 a burlarse de mf «La que no se avergiience —decia— de tener unas piernas escudlidas, se levantard y danzaré tam- bbign.» ¢Qué podia decir, madre mia? Me levanté y baile ¢Qué otra cosa podia hacer? ;Contenerme y confirmar Jia veracidad de sus burlas? {Dejar que Tais fuera la reina del convite? ‘Manes. ‘Te lo tomas demasiado en serio, hija. No debias| reocuparte. Pero dime lo que después pasé, FINA. Los demés comensales me elogiaban, pero Difilo fue el tinico que, tumbado de espaldas, miraba al techo, hrasta que fatigada dejé de bailar. ‘Maore. ‘Pero es verdad que besaste a Lamprias y que te cambiaste de sitio para abrazarle? {Por qué callas? Esta conducta ya no.es digna de excusa. ILIA Queria devolverle Ia humillacién que me causs. Manne. Y Iuego no te acostaste con él, sino que incluso cantabas mientras él lloraba. 2No te das cuenta, hija, de que somos pobres? ¢No te acuerdas de los bienes ‘que hemos recibida de Su mano 0 del inviemo que ha bbriamos pasado el ato anterior si Afrodita no nos lo hnubiese enviado? Hun c¥ que? cPor esta razén tengo que soportar sus ‘Mapes. Enfiidate, pero no le devuelvas los agravios. No ‘sabes que los enamorados dejan de insolentarse y se ha cen reproches a s{ mismos? Td siempre has sido muy. arisca con ese muchacho; procura, segiin reza el pro- vverbio, no tensar demasiado la cuerda, no vaya a rom. perse. m2 LUCIANO DB SaMosarAa 4 Maura ¥ Biouine Metrra Baquide, sit conoces a alguna vieja, como aquellas de las que se dice que hay muchas en ‘Tesali, {que con sus ensalmos logra hacer deseable a una mu Jer por muy odiada que sea, ve a buscarla y triemela, ¥ ojala la suerte te acompane. Con gusto le cederia| iis trajes y estas joyas de oro a condicién solamente de ver que Carino vuelve de nuevo @ mi y siente por Simique el mismo odio que me profesa a mé ahora, Biquine. Qué dices? ¢¥a no vivis juntos? zSe ha ido Carino con Simique ¥ te ha abandonado, Melita? A ti, ‘por quien soporté tantos enfados de sus padres cuando hho quiso casarse con aquella rica heredera que, segiin ‘decian, aportaba cinco talentos de dote? Lo #6 por ha- berlo oido de tus propios labios. Mutsta. Toda aquella historia es agua pasada, Baquide, y ste es ya el quinto dia en que ni tan s6lo le he visto. eben en casa de su compafiero Pémenes, él y Simique. Biouine. Fs terrible, Melita, lo que te esta pasando, Pero or qué se separ de ti? No parece que sea por algo insignificante. MsuITA. Ni siquiera puedo hacerte una narracién com- pleta, El otro dia, cuando regresaba del Pireo" (creo que habia ido a reclamar una deuda por orden de st padre), al entrar, ni me miré, ni consintié que me acer ara ctiando core hacia él como era habitual me saci- ig al intentar abrazarie. «Vete —dijo— junto a Her métimo, el armador, 0 lee lo que esta escrito sobre los imuros del Cerémico en donde vuestros nombres estén, inseritos en una estela.» «De qué Hermétimo, de quica © de qué estela me estis hablandos, dije. Pero él, sin responder nacla, no quiso cenar, y se acosté de espaldas A mf, gCudntas’trazas crees que probé ante esta situa: ida? Le abracé, intenté hacerle dar la vuelta y, como seguia con la espalda vuelta, le besé Ia espalda, #l no 4. Poneto de Atenas, DIALOGOS BB se ablandé ni un épice, antes dijo: «Si continias moles- tandome me iré inmediatamente, aunque sea media. noche» Bovine. "Pero gconoces a Hermétimo? MBuITA. Que me veas en un estado més penoso del que ahora me encuentro, Béquide, si conozco a algin at- ‘mador llamado Hermétimo, Y' bien, Carino, al amane- cer, tan pronto como el gallo cant, se levants y se Fue; yo, entonces, me acordé de que él'habia dicho que mi hombre estaba escrito sobre algiin muro del Cerdmico y eavié a Acide a echar una mirada, No encontré nada ‘excepto esta unica inscripciéa cerca del Dipilén, en- trando a mano derecha: «Melita ama a Hermotimos, ¥ lun poco mis abajo: «El armador Hermétimo ama & Melita» ‘Bfovipe, "jAy! Criaturas entrometidas! Ya lo entiendo todo. Alguien, con el deseo de molestar a Carino, sabe- dor de sus accesos de celos, eseribié ese texto, ¥ Cari ‘no se Jo ha creido al instante. Silo veo en alguna parte, le diré una palabra. Es un nifo y carece de experiencia, ‘Mauita.¢Cémo vas a poder verlo si se ha encerrado con ‘su Simique? Sus padres todavia Je busean en mi casa, Pero si encontraramos alguna vieja, Baquide, como te ddecia, su presencia me salvaria. Bovine. De acuerdo, querida, hay una hechicera muy ‘adecuada, una siria bella alin y fuerte. En otra ocasién ‘me reconcilié con Fanias, que se habia enfadado con- ‘igo por una tonterfa, al’igual que Carino, Al cabo de cuatro meses completes, cuando yo ya lo daba por per ddido, volvié de nuevo a ii gracias a sus ensalmos. Metra, ¢Te acuerdas atin de To que te cobré la vieja? Bove. “No se puede decir que pida un gran sueldo: sélo una dracma y un pan. Pero, ademés, tienes que pro- curarte granos de sal, siete dbolos, azure y una antor cha. Estos son Ios requisitos de la vieja; también hay que llenar una eritera de vino mezclado con agua, Y que ella sola se la beba. Necesitards, ademés, algo que sea propiedad personal de este hombre, un vestido, lunas botas, un mechén de sus cabellos o algo parecido, ‘Mauira. “Tengo sus botas. Bfowoe. Las cuelga de un clavo y las famiga con azufre ‘mientras esparce la sal sobre el fuego. Luego murmura | | | COO OCC OC CO OO SS os LUCIANO DE SAMOSATA amor nombre, el suo ye tyo, A continuacn ex tae de su seno una rueda, la hace girar mientras recita con rapidez un ensalmo compuesto de palabras barb fas y escalofriantes, Asi actué entonces. Y no mucho después, Fanias, a pesar de los halagos de sus compa eros y_ de las siplicas apremiantes de Fébide, con quien vivia a la sazén, regres6 a mi, siendo el ensalmo principal causante de su vuelta. Ademas me ensefd el modo de excitar en él un profundo odio contra Fé 's@ trataba de acechar el momento en que dejara una huella de su pie y borrarla ponfendo mi pie dere. cho sobre la mares de su pie izquierdo y mi pie izquier do sobre el derecho suyo y de decir al mismo tiempo: ‘Camino sobre ti y estoy por encima de ti» He cum- plido sus instrucciones. MMeuima. "No te retrases, no te retrases, Béquide, llama en seguida a la siria, ¥ td, Acide, prepara el pan, el azufre y todo lo dems para el enssimo. 5 (CLONARION ¥ LEENA Cuoxantox. Hemos oido un raro chismorreo acerca de ‘i, Leena; se dice que Mégila, la rica lesbia, esti ens ‘morada de ti como un hombre, que vivis juntas y que 08 dedicdis a unas actividades que no sé emo defini. 2Oué es esto? Te sonrojas? iEa, dime si es verdad! Lis. Es verdad, Clonarion; estoy confundida, tan x ‘traordinatio es esto. CCuonAeiox. Por Ja diosa que alimenta a Ja juventud, cde ‘Qué se trata? 2Oué quiere esta mujer? ¢Qué hacéis cuan- do estéis juntas? ce das cuenta? Ya no me quieres, Si'no no ime ocultarias tales secretos. Lum, Te quiero més que a cualquier otra amiga, Esta ‘mujer es terriblemente viril. Cuonaniox. No entiendo 10 que dices, a no ser que se ‘rate precisamente de una hetera para mujeres; dicen ‘que en Lesbos hay mujeres hombranas de este estilo, ‘que no quieren comercio con los hombres sino que son IAtoGos Bs ellas mismas quienes se acerean alas mujeres a ta ma tera de Tos hombres: Lain. ‘Se trata de algo pareido Gtonansox. Entonces, Leen, expicame todo esto: eémo te hizo iss primeras insimeaciones, emo te dejass poe, Sendie yo dems Lani, Ena y Deménesa, la corintia, mujer también ria Y de identices costumbres que Mejia, beblan organisa 4p uns festa; me llamaron para tae Ia ctara, Cando 2jé de tocar, era ya tarde y hora de acosatse ells tstaban embriagadas. qs, Leenal aio: Megle-— Bo ya el momento adecuado para dormir: aeuéstate aqut im ototan en medio dels dons caNsston. ce aconaste? ¢OUe pas luego? Lissa. Al principio me besaben ‘como i fueran hom. ‘bres, no solo sjustando tus labios a los mio, sino duc entreabran la boca ¥-me abrezaben spretandome los Pechos, Deménasa incluso me mordia al besarme, Yo bo podia adivinar qué sigifesba aqutl manejo Ai, ‘Média, que estaba 9a bastante excitada, se qt la pe: Juca de la cabeza (levaba tina peluca tnuy bien ima dia ¥-adapiada a la perfecelon) y aparect.pelada al fro, al modo como los atletas més vires se rasuran. Yo me ture al veri, pero ella me dijo: scLecoa, has visto en otta ocason un joven tan heraosa’s «No Yeo aqul a ningin Joven, Mégla, dije. ‘No me tomes Por mujer —repliaé—, pues yo me liamo Megilos tiempo ha tome por mijer a Deménasa; es mi exposat Ante esto, Clonarion, me eche e reir» jer simone ti, Mego, zoos has estado ocullando ti villidad del tismo mods que dicen que Agtles In ocultaba entre Tas doncellas y tienes lo que todo hombre te compar ts con Demdnasa como os hombres? «hquello Lec ha, nolo tengo —aijo~, pero no me hace ningune falta, Tengo una manera pectiar de hacer el ‘amor y mucho nas placentera, ya lo verdss «No serds un bernalto dita “pregunté, con los struts de ambos sexos 7 de tos que se dice que hay muchos’ Pues yo, Clon. roa, ain ignoraba estas cose, «No ~respondié™, soy tin hombre de piss a cabeza

Potrebbero piacerti anche