−
1
−
DESARROLLO
DE
LA
CELEBRACIÓN
Coordinador:
En
el
nombre
del
Padre,
y
del
Hijo
y
del
Espíritu
Santo.
Amén.
Hermanos,
iniciamos
ahora
el
momento
de
diálogo
con
nuestro
Padre
Dios.
Es
ahora
el
momento
en
que
dejando
a
un
lado
todas
nuestras
preocupaciones
nos
centremos
en
él.
Abramos
nuestro
corazón
y
nuestra
mente
a
la
acción
del
Espíritu
Santo
que
busca
hoy
tocar
de
una
manera
especial
nuestras
vidas.
Hablemos
al
Señor,
roguemos
que
toque
nuestras
vidas
y
que
las
transforme
según
su
voluntad.
Nota:
Los
presentes
inclinan
la
cabeza
y
el
celebrante
extienden
sus
manos
en
signo
de
oración
y
súplica:
“Infunde
en
nosotros,
Señor,
el
espíritu
de
inteligencia,
de
verdad
y
de
paz,
para
que
conozcamos
de
veras
lo
que
a
ti
te
agrada
y,
una
vez
conocido,
lo
realicemos
con
un
mismo
sentir
y
querer.
Por
Jesucristo
nuestro
Señor”.
Amén.
1.
MOMENTO
PENITENCIAL
Monitor:
Nos
podemos
sentar.
Ahora
vamos
hacer
una
breve
descripción
de
todos
los
encuentros
que
hemos
tenido
a
lo
largo
de
esta
primera
etapa
de
nuestra
Reiniciación
Cristiana.
(Uno
de
los
matrimonios
o
catequistas
hace
una
breve
descripción
o
síntesis
de
los
encuentros
vividos).
Monitor:
Nos
ponemos
de
pie.
Nota:
Luego
entronizamos
la
Palabra
de
Dios,
al
centro
la
Biblia
y
a
los
costados
dos
velas
encendidas.
Al
llegar
al
centro
se
le
venera
con
un
beso
y
se
lee
el
siguiente
texto.
Del
santo
evangelio
según
san
Lucas
15,
11-‐32
Breve
reflexión:
Tras
un
momento
de
silencio
ubicar
y
recapitular
en
clave
celebrativa
el
contenido
y
las
experiencias
de
este
primer
bloque.
−
2
−
Animar
a
los
asistentes
a
dar
el
paso
y
decidirse
a
aceptar
a
Jesús
y
su
proyecto
de
vida
(5
minutos).
CONFESIÓN
DE
LOS
PECADOS
Nota:
Es
el
momento
de
tocar
fondo;
para
esto,
hay
que
echar
mano
de
una
buena
creatividad
espiritual.
Este
momento
puede
acompañarse
con
música
grabada
o
en
vivo,
con
tal
de
que
sencillamente
haga
el
servicio
de
música
de
fondo.
Toma
conciencia.
Aquí
y
ahora,
ante
la
mirada
del
Señor,
el
Gran
Reconciliador
de
la
Cruz,
toma
conciencia
de
las
tensiones,
conflictos,
divisiones,
rupturas…
que
sangran
el
Cuerpo
de
Cristo
y
rompen
la
armonía
consigo
mismo,
con
Dios,
con
los
demás
y
con
la
naturaleza,
(momento
de
silencio).
Reconcíliate
contigo
mismo.
Esto
es
lo
primero.
Lo
demás
no
podrá
ser
sin
eso.
Déjate
invadir
y
amar
por
la
mirada
de
Dios.
Y
cómo
Él
posa
tus
ojos
tiernamente
sobre
ti;
mírate
con
confianza.
Acéptate
sin
desgarramientos;
reconoce
así,
como
María,
que
el
Señor
también
puede
hacer
en
ti
maravillas.
Ámate
a
ti
mismo
para
poder
amar
a
tu
prójimo,
no
desprecies
nada
de
aquello
que
pueda
ayudarte
a
unificar
tu
personalidad,
sobre
todo
la
gracia
de
Dios,
(momento
de
silencio).
TODOS
RESPONDEMOS:
“Perdón
Señor,
perdón”.
Por
no
valorarme
ni
reconocerme
como
imagen
y
semejanza
de
Dios.
Por
no
ser
amigo
de
mí
mismo.
Por
no
aceptarme
ni
quererme.
Por
no
aceptarme
como
soy
y
avergonzarme.
Por
renegar
de
haber
venido
al
mundo.
Canto:
A
ti
levanto
mis
ojos
Reconcíliate
con
Dios.
Disponlo
todo
para
un
encuentro
con
la
Trinidad.
Déjate
recrear
de
una
manera
más
maravillosa
que
cuando
Dios
te
creó.
Dios
es
fiel
a
su
proyecto
de
amor.
Acepta
esta
llamada
y
entra
en
la
economía
de
la
Reconciliación,
Tú,
cada
hombre,
cada
pueblo,
han
sido
llamados
a
gozar
de
la
paz.
(Momento
de
silencio).
TODOS
RESPONDEMOS:
“Perdón
Señor,
perdón”.
Por
no
relacionarme
contigo
como
tu
hijo.
Por
no
amarte
sobre
todas
las
cosas.
Por
tener
ídolos
como
substitución
de
ti.
−
3
−
Por
no
tenerte
como
centro
y
Señor
de
mi
vida.
Por
no
conocerte
por
medio
de
tu
Palabra.
Por
no
alimentarme
de
ti
en
la
Santa
Eucaristía.
Por
utilizar
tú
nombre
y
las
cosas
sagradas
según
mis
intereses
personales.
Canto:
A
ti
levanto
mis
ojos.
Reconcíliate
con
los
demás:
Aceptando,
llamando,
ahora
en
tu
corazón,
todas
las
diversidades
y
diferencias
que
vives
en
la
convivencia
diaria.
Toda
sana
diferencia
es
signo
de
la
inagotable
riqueza
de
la
Iglesia
de
Jesucristo.
Como
el
padre
del
hijo
pródigo
y
María
Santísima
acepta
con
ternura
a
cada
uno
de
los
hermanos
que
son
la
comunidad
donde
debes
construir
y
promover
la
comunión.
Conviértete
entonces
un
poco
más
al
rostro
de
tu
hermano
para
que
puedas
corregir
lo
que
en
tu
propia
visión
pueda
haber
de
particularismo,
(momento
de
silencio).
TODOS
RESPONDEMOS:
“Perdón
Señor,
perdón”.
Por
no
relacionarme
con
los
demás
como
hermano.
Por
explotar
y
oprimir
a
mis
hermanos.
Por
sentirme
superior
o
inferior
ante
los
demás.
Por
no
querer
entender
que
el
mayor
es
el
último
y
el
servidor
de
todos.
Por
no
saber
comprender
y
aceptar
el
amor
de
mis
padres.
Por
la
falta
de
amor,
entrega
y
servicio
a
mis
hermanos.
Por
mantener
resentimientos,
odios,
rencores
y
no
perdonar.
Por
toda
injusticia,
rechazo
y
desprecio
a
mis
hermanos.
Por
todo
engaño,
difamación
y
calumnia.
Por
las
envidias,
celos,
discordias,
avaricia,
codicia
y
robo.
Por
todo
adulterio,
fornicación
e
impureza.
Por
no
cumplir
debidamente
con
mis
deberes
ciudadanos
y
políticos.
Por
no
ser
factor
activo
en
la
renovación
de
la
sociedad.
Por
no
cumplir
con
mi
profesión
o
trabajo
de
acuerdo
a
tu
voluntad,
y
como
servicio
a
los
demás.
Canto:
A
ti
levanto
mis
ojos.
Reconcíliate
con
la
naturaleza:
Ella
es
el
escenario
donde
compartimos
nuestra
felicidad,
también
ella
es
expresión
del
Amor
de
Dios
y
lo
manifiesta,
nos
lleva
a
Él;
en
cada
uno
de
los
seres,
Dios
ha
impreso
su
huella:
La
Unidad.
En
la
naturaleza
hay
tal
diversidad
de
seres
y
es
tan
fuerte
su
integración
que
son
imagen
de
Dios
uno
y
diverso.
En
medio
de
ella
Dios
te
ha
puesto
a
ti
como
su
amo
y
Señor,
(momento
de
silencio).
−
4
−
TODOS
RESPONDEMOS:
“Perdón
Señor,
perdón”.
Por
no
relacionarme
con
el
mundo
como
“Señor”.
Por
amar
a
las
cosas
y
usar
a
las
personas.
Por
no
abrir
las
manos,
para
ayudar
a
los
pobres.
Por
no
ser
solidario
con
los
enfermos
y
todos
los
que
sufren.
Por
mi
adicción
a
las
cosas
materiales
e
inmateriales
como
el
prestigio,
el
poder,
el
honor,
el
placer
y
la
buena
reputación.
Canto:
A
ti
levanto
mis
ojos.
Monitor:
Nos
ponemos
de
pie.
Renuncias
a
Satanás
RESPONDEMOS
EN
SINGULAR:
“Sí
renuncio”.
¿Renuncias
y
rechazas
a
Satanás
y
a
todas
sus
obras?
A
todo
tipo
de
ocultismo,
esoterismo
y
superstición.
A
todo
afán
de
conocer
lo
oculto
y
lo
futuro
al
margen
de
Dios,
en
cualquier
forma
de
adivinación
y
sortilegio.
A
la
astrología
y
a
los
horóscopos.
A
la
lectura
de
las
cartas,
de
la
mano
y
del
café.
A
toda
invocación
de
los
muertos.
Al
uso
de
la
ouija.
A
toda
asistencia
y
prácticas
de
los
templos
espiritualista.
A
todo
afán
de
poder
y
de
control
al
margen
de
Dios.
A
todo
tipo
de
curanderismo,
magia,
brujería
y
hechicería.
A
todo
estudio
y
prácticas
de
esoterismo.
A
toda
posesión
o
uso
de
amuletos
y
talismanes.
¿Renuncias
a
todo
esto
a
nombre
de
tus
antepasados
que
hayan
estado
metidos
en
ello?
Monitor:
Nos
podemos
sentar.
Oración
de
perdón
por
los
resentimientos
Cerremos
nuestros
ojos
y
permitamos
ser
tomados
de
la
mano
por
Jesús.
Para
El
no
hay
tiempo
ni
espacio.
El
está
presente
ahora
mismo
en
aquel
momento
en
el
que
fuimos
heridos,
dañados
y
lastimados.
El
puede
sanar
eso
desde
la
raíz.
−
5
−
Si
nuestra
MADRE
no
supo
ser
para
nosotros
lo
que
nosotros
esperábamos
de
ella.
Si
nos
rechazó
desde
que
supo
que
nosotros
íbamos
a
nacer.
Si
no
nos
cargó
en
sus
brazos
en
aquellos
momentos
en
los
que
ella
era
todo
para
nosotros.
Digámosle,
como
si
estuviera
aquí
presente
y
mirándola
a
los
ojos:
«Mamá,
yo
te
perdono,
que
Dios
te
bendiga».
Si
nuestro
PADRE
no
nos
dio
el
cariño
y
la
seguridad
que
esperábamos.
Si
no
estuvo
presente
en
nuestra
infancia,
por
trabajo
o
por
otra
razón.
Si
fuimos
golpeados,
o
sufrimos
algo
fuerte
de
parte
de
él.
Si
tomaba.
Si
nunca
nos
estrechó
fuertemente
en
sus
brazos.
Digámosle,
como
si
estuviera
aquí:
«Papá,
yo
te
perdono,
que
Dios
te
bendiga».
Si
nuestros
HERMANOS,
por
alguna
razón
nos
lastimaron.
Si
no
supieron
hacerse
merecedores
de
nuestra
confianza.
Si
alguno
de
ellos
parecía
ser
más
preferido
por
nuestros
padres.
Llamando
a
ese
hermano
o
hermana
por
su
nombre,
expresemos
el
perdón
y
pidamos
a
Dios
que
lo
bendiga.
Si
nuestros
PADRES,
en
los
años
del
crecimiento,
no
supieron
ser
para
nosotros
lo
que
esperábamos
de
ellos.
Si
rompieron
la
armonía
del
hogar
por
cualquier
causa.
Si
se
olvidaron
de
nosotros
o
tenían
muchas
cosas
que
hacer.
Si
sufrimos
castigo
tras
castigo.
Veamos
a
los
dos,
como
si
estuvieran
frente
a
nosotros
y
digámosles:
«Papá,
mamá,
yo
los
perdono
en
nombre
del
Señor,
que
Dios
los
bendiga».
Si
algún
MAESTRO
nos
defraudó
o
nos
castigó
injustamente.
Si
fuimos
guardando
día
a
día
coraje
contra
él.
Si
nos
ridiculizó
ante
los
demás.
Si
se
aprovechó
de
nosotros
en
cualquier
forma.
Llamémosle
por
su
nombre
y
perdonémosle.
Si
algún
AMIGO
o
COMPAÑERO
DE
ESCUELA
nos
creaba
continuamente
problemas.
Si
tuvimos
que
pelear
muchas
veces
con
él.
Si
también
defraudó
nuestra
confianza.
Si
no
supo
cumplir
con
la
amistad.
Llamémosle
por
su
nombre
y
perdonémosle.
Al
comenzar
a
conocer
el
mundo
del
amor
y
del
sexo,
si
alguna
persona
o
algún
NOVIO
o
NOVIA
no
correspondió
a
lo
que
nosotros
sentíamos
en
el
corazón.
Si
se
aprovechó
de
nosotros
en
alguna
forma.
Si
nos
engañó
y
lastimó
profundamente.
Viéndolo
a
los
ojos,
como
si
estuviera
presente,
digámosle
por
su
nombre:
«Yo
te
perdono,
que
Dios
te
bendiga».
−
6
−
Si
algún
COMPANERO
DE
TRABAJO
se
aprovechó
de
nosotros.
Si
consiguió
estar
mejor
en
el
trabajo
a
costa
de
nosotros.
Si
defraudó
nuestra
confianza.
Expresemos
el
perdón
y
pidamos
a
Dios
que
lo
bendiga.
Si
algún
AMIGO,
algún
FAMILIAR
NUESTRO,
se
ha
encargado
de
hacernos
la
vida
difícil.
Si
ha
tratado
de
destrozar
nuestra
familia.
Si
nos
ha
herido
y
lastimado
seriamente.
Llamémosle
por
su
nombre
y
perdonemos.
Si
algún
SACERDOTE,
RELIGIOSO
o
RELIGIOSA,
no
supo
estar
a
la
altura
de
lo
que
nosotros
pensábamos
de
él
o
ella.
Si
su
manera
de
ser
o
de
vivir
nos
alejó
de
la
fe.
Si
nos
lastimó
o
se
aprovechó
de
nosotros.
Viéndolo
a
los
ojos,
como
si
estuviera
presente,
digámosle:
«Yo
te
perdono
en
nombre
del
Señor.
Que
Dios
te
bendiga».
Monitor:
Nos
ponemos
de
pie.
Ahora,
habiendo
perdonado
a
quienes
nos
han
ofendido,
podemos
rezar
de
una
manera
nueva
la
oración
que
Jesús
nos
enseñó:
“Padre
Nuestro...”
(lo
podemos
cantar
tomados
de
la
mano)
Oración
colecta:
Oremos,
Dios
nuestro,
que
nos
haces
participar
del
misterio
de
la
muerte
y
resurrección
de
tu
Hijo,
concédenos
que,
animados
del
Espíritu
de
hijos
adoptivos,
progresemos
continuamente
en
esta
nueva
vida.
Por
nuestro
Señor
Jesucristo.
Amén.
Primera
Lectura:
Del
libro
del
profeta
Ezequiel:
36,
24-‐28
Salmo
Responsorial:
Salmo
22
R.
El
Señor
es
mi
pastor,
nada
me
faltará.
Aleluya:
Tanto
amó
Dios
al
mundo,
que
le
dio
a
su
Hijo
único,
para
que
todo
el
que
crea
en
él,
tenga
vida
eterna.
Aleluya.
Evangelio
+ Lectura
del
santo
Evangelio
según
san
Juan
3,
1-‐6
(Breve
homilía)
−
7
−
II.
MOMENTO
DE
ENTREGA
Y
OFRECIMIENTO
Oración
para
recibir
a
Jesús
(Entregar
fotocopias)
Habiendo
pedido
perdón
por
nuestros
pecados,
perdonado
a
los
que
nos
han
ofendido
y
renunciado
a
Satanás
y
a
todas
sus
obras,
podemos
invitar
a
Jesús
a
nuestro
corazón.
Todos
repitan
conmigo:
“Ven
Señor
Jesús.
Te
necesito,
te
abro
la
puerta
de
mi
corazón
y
de
mi
vida;
te
acepto
personalmente
como
mi
Salvador,
Concédeme
experimentar
tu
amor,
tu
salvación,
tu
liberación;
dame
tu
vida
en
abundancia.
Límpiame,
purifícame,
libérame,
renuévame,
transfórmame.
Entra
en
mi
corazón
y
en
mi
vida,
y
llénala
de
Ti.
Haz
de
mí
lo
que
quieres
que
sea.
María,
Madre
del
Señor
y
madre
mía,
llévame
a
Jesús
y
enséñame
a
ser
su
fiel
discípulo”.
Cada
quien,
en
silencio,
ratifique
con
sus
propias
palabras
la
oración.
Agradézcanle
a
Jesús.
El
vive
en
nosotros
ya.
RENOVACION
DEL
BAUTISMO:
Hoy
nos
hemos
reunido
aquí
para
recordar
y
renovar
lo
que
nuestros
padres
prometieron
por
nosotros
en
el
día
de
nuestro
Bautismo.
El
bautismo
nos
incorporó
a
la
Iglesia
y
nos
hizo
partícipes
de
la
misión
sacerdotal,
profética
y
real
de
Cristo.
Es
el
primer
sacramento
la
vía
de
acceso
para
conseguir
la
vida
eterna
y
entrar
en
el
Reino
de
Dios.
El
Bautismo
exige
la
respuesta
humana
de
la
conversión,
además,
supone
un
nacimiento
de
lo
alto,
un
milagro
de
Dios,
el
don
del
Espíritu.
(Se
bendice
el
agua.
Luego
todos
con
las
velas
encendidas
renuevan
sus
promesas
bautismales
y
hacen
profesión
de
fe.
También
se
termina
con
la
aspersión
de
los
fieles
con
el
agua
bendita).
Bendición
del
agua:
Que
el
poder
del
Espíritu
Santo,
por
tu
Hijo,
descienda
sobre
el
agua
de
esta
fuente
para
que
todos
los
que
en
ella
reciben
el
bautismo
sepultados
con
Cristo
en
su
muerte,
resuciten
también
con
él
a
la
vida
eterna.
(Se
hace
la
aspersión)
Celebrador:
Enciendan
sus
velas
de
la
luz
del
Cirio
que
es
Cristo.
RESPONDEMOS
EN
SINGULAR:
“Sí
renuncio”.
−
8
−
¿Renuncian
al
pecado
para
vivir
en
la
libertad
de
los
hijos
de
Dios?
¿Renuncian
a
todas
las
seducciones
del
mal,
para
que
no
domine
nosotros
el
pecado?
¿Renuncian
a
Satanás,
padre
y
príncipe
del
pecado?
También
profesamos
la
fe
de
la
Iglesia
Católica,
esto
es:
RESPONDEMOS
EN
SINGULAR:
“Sí
creo”
¿Creen
en
Dios,
Padre
todopoderoso,
creador
del
cielo
y
la
tierra?
¿Creen
el
Jesucristo,
su
único
Hijo,
nuestro
Señor,
que
nación
de
santa
María
Virgen,
murió,
fue
sepultado,
resucitó
de
entre
los
muertos
y
está
sentado
a
la
derecha
del
Padre?
¿Creen
en
el
Espíritu
Santo,
en
la
santa
Iglesia
Católica,
en
la
comunión
de
los
santos,
el
perdón
de
los
pecados,
en
la
resurrección
de
la
carne
y
en
la
vida
eterna?
Oración:
Que
Dios
todopoderoso,
Padre
de
nuestro
Señor
Jesucristo,
que
nos
regeneró
por
el
agua
y
el
Espíritu
Santo
y
que
nos
concedió
la
remisión
de
los
pecados,
nos
guarde
en
su
gracia,
en
el
mismo
Jesucristo
nuestro
Señor,
para
la
vida
eterna.
TODOS:
Esta
es
nuestra
fe,
esta
es
la
fe
de
la
Iglesia
que
nos
gloriemos
de
profesar
en
Cristo
Jesús.
Amén.
ORACION
DE
LOS
FIELES
Oremos
a
Dios
Padre
todopoderoso
y
ya
que
es
una
la
fe,
la
esperanza
y
el
amor,
que
el
Espíritu
Santo
ha
infundido
en
nosotros,
que
nuestra
oración
sea
también
unánime
ante
la
presencia
de
nuestro
Padre
común.
Digamos
a
una
sola
voz:
ESCUCHANOS
PADRE.
1. Por
la
Iglesia
que
formamos
todos
juntos
y
en
la
que
participamos
todos
aportando
nuestro
granito
de
arena,
para
que
la
viva
de
tal
modo
que
revele
a
los
hombres
y
mujeres
el
verdadero
rostro
de
Dios,
buscando
siempre
el
Reino
y
su
justicia
con
el
esfuerzo
de
todos.
Roguemos
al
Señor.
2. Por
los
pueblos
que
viven
en
conflicto
a
causa
de
la
injusticia,
la
guerra
y
la
violencia,
para
que
el
Espíritu
les
conceda
el
don
de
la
paz
y
el
bien,
inspire
a
los
gobernantes
y
a
todos
los
ciudadanos,
sentimientos
pacíficos
y
sustituyan
la
fuerza
de
las
armas
por
el
diálogo
y
la
reconciliación.
Roguemos
al
Señor.
−
9
−
3. Por
todos
nosotros
y
nuestras
familias
que
hoy
nos
alegramos
por
la
renovación
de
nuestro
Bautismo,
para
que
con
la
fuerza
del
Espíritu
sepamos
mantener
un
clima
de
unidad
y
amor,
donde
cada
uno
de
los
nuestros
encuentre
en
el
otro
la
comprensión,
la
ayuda
y
la
acogida.
Roguemos
al
Señor.
4. Por
nuestra
comunidades
juveniles,
que
hoy
acogen
y
renuevan
con
alegría
el
Bautismo
de
los
presentes,
para
que
también
esté
atenta
a
la
solidaridad
y
acogida
de
los
más
necesitados
y
marginados,
descubra
cuáles
son
sus
necesidades
reales
y
cree
cauces
que
solucionen
sus
carencias.
Roguemos
al
Señor.
5. Por
los
amigos
que
nos
acompañan
en
las
buenas
ocasiones
y
en
los
malos
momentos,
para
que
con
la
gracia
de
Dios,
nuestra
voluntad
y
el
empeño
constante
sepamos
construir
entre
todos
un
mundo
mejor
y
más
fraterno.
Roguemos
al
Señor.
6. Por
los
Sacerdotes,
Matrimonios
y
Jóvenes
asesores
de
nuestra
comunidad
cristiana,
especialmente
por
los
que
nos
han
acompañado
durante
nuestro
proceso
de
maduración
y
crecimiento
de
la
fe,
para
que
siempre
sean
conscientes
de
la
responsabilidad
que
han
asumido
ante
la
Iglesia,
y
para
que
el
Espíritu
Santo
les
siga
animando
y
sosteniendo
en
sus
tareas.
Roguemos
al
Señor.
OREMOS:
Señor
Dios
nuestro,
que
diste
a
los
apóstoles
el
Espíritu
Santo,
y
quisiste
que
por
ellos
y
sus
sucesores
fuera
transmitido
a
todos
los
fieles,
atiende
nuestras
súplicas
y
concédenos
que
lo
que
tu
amor
realizó
en
los
comienzos
de
la
Iglesia,
se
realice
también
hoy
en
el
corazón
de
estos
jóvenes.
Por
Cristo
nuestro
Señor.
Amén.
−
10
−
ENTREGA
Y
BENDICIÓN
DEL
SIGNO
DE
LA
CRUZ
Bendición
de
las
cruces
Señor,
Padre
santo,
que
hiciste
de
la
cruz
de
tu
Hijo
fuente
de
toda
bendición
y
origen
de
toda
gracia,
dígnate
bendecir
estas
cruces
y
has
que
quienes
las
llevan
a
la
vista
de
los
hombres
y
mujeres
se
esfuercen
por
irse
transformando
a
imagen
de
tu
Hijo.
Que
vive
y
reina
por
los
siglos
de
los
siglos.
R,
Amén.
ENTREGA
DE
LA
SANTA
CRUZ
NOTA:
Según
las
circunstancias,
el
celebrante
pronuncia
la
fórmula
de
entrega
de
la
Santa
Cruz
“a
cada
uno”
o
una
sola
vez
para
todos,
diciendo
en
voz
alta:
“Recibe
este
signo
del
amor
de
Cristo
y
de
nuestra
fe;
predica
a
Cristo,
y
éste
crucificado
fuerza
de
Dios
y
sabiduría
de
Dios”.
R.
Amén.
Celebrador:
Señor
Jesús,
protege
a
estos
hijos
tuyos
y
guárdalos
para
siempre.
María,
Madre
del
Señor,
cúbrelos
con
tu
manto.
En
el
nombre
del
Padre,
del
Hijo
y
del
Espíritu
Santo.
III.
MOMENTO
DEL
SIGNO
DE
LA
PAZ
Y
FELICITACIONES
Monición
Ahora
hermanos.
Del
gozo
de
la
Reconciliación
vamos
al
gozo
de
la
Comunión;
en
el
Espíritu
Santo
que
se
nos
ha
dado,
pidamos
a
Dios
nos
haga
instrumentos
de
comunión
y
de
paz.
Oración
de
la
paz.
(Ver
en
la
fotocopia)
TODOS:
Señor,
haz
de
mí
un
instrumento
de
tu
paz.
Donde
hay
odio,
que
yo
ponga
amor.
Donde
hay
ofensas
que
yo
ponga
perdón.
Donde
hay
discordia,
que
yo
ponga
unión.
Donde
hay
error,
que
yo
ponga
verdad.
−
11
−
Donde
hay
duda,
que
yo
ponga
fe.
Donde
hay
tinieblas,
que
yo
ponga
luz.
Donde
hay
tristeza,
que
yo
ponga
alegría.
Haz,
Señor,
que
busque
más
que
ser
comprendido;
amar,
más
que
ser
amado.
Porque
dando
es
como
se
recibe,
olvidándose
de
sí
mismo,
es
como
uno
encuentra;
perdonando
es
uno
perdonado,
muriendo
se
resucita
a
la
vida
eterna.
Monición.
Ama
la
Paz
Celebra
lo
que
une,
hazte
fuerte
en
la
comunión
lograda
para
que
puedas
promover
la
que
aún
falta.
Alaba
todo
esfuerzo
por
la
comunión
y
no
ceses
de
reconocer
en
ella
la
presencia
del
Espíritu.
Agradece
todo
paso
y
no
te
engañes
por
el
éxito
o
el
fracaso.
Todo
lo
que
se
realiza
en
el
amor
siempre
lleva
al
crecimiento.
Bendice
al
Señor
por
sus
dones
y
a
tus
hermanos
por
haberlos
recibido
y
ofrecido
para
compartirlos.
Admira,
contempla,
gusta,
goza,
alégrate
por
cada
detalle
que
lleve
a
la
paz
y
anúncialo.
Deja
resonar
en
tu
corazón;
felices
aquellos
que
sin
verme
creyeron.
“Estén
siempre
alegres
en
el
Señor,
les
repito,
estén
alegres.
Que
todo
el
mundo
los
conozca
por
su
bondad.
El
Señor
está
cerca.
Que
nada
los
angustie;
al
contrario,
en
cualquier
situación
presenten
sus
deseos
a
Dios
orando,
suplicando
y
dando
gracias.
Y
la
paz
de
Dios,
que
supera
cualquier
razonamiento,
protegerá
sus
corazones
y
sus
pensamientos
por
medio
de
Cristo
Jesús”
(Fil
4,
4-‐7).
Dense
fraternalmente
un
abrazo
donde
se
transmitan
la
paz
del
Señor.
• Se
da
la
Bendición
por
parte
del
sacerdote
− 12 −
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