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Bolk Lübel
Si nuestro padre Abraham - que ni siquiera nació judío - hubiera sabido lo que su acto
Lo cierto es que nos encantan los retos, sufrimos de esa tendencia natural a no vivir
tranquilos, lo llevamos en la sangre y antes que alguno empiece con que "esto es pura
fantasía" quisiera recordarle al lector que si una reflexión no fuera algo real – aunque
inmaterial - el Estado de Israel sería aún una agradable ficción en las memorias de un
Cuando leí las bases del concurso no pude menos que esbozar una sonrisa; no debe
tomarse esto en forma peyorativa ya que nuestra historia en la diáspora ha sido muy
tradición oral. Por eso creí que más bien debería apuntar al hecho de las vivencias del
judío día a día a través del tiempo y el lugar en que estas vivencias se desarrollaron.
Una investigación de este tipo puede deparar muchas sorpresas, entre ellas la que a
pesar del período histórico que uno tome, se encontrará con muchos denominadores
Siempre se nos acusó de algo, siempre se nos encontró culpables, siempre se nos
castigó por ello y siempre tuvimos que terminar escapando en el mejor de los casos.
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1 – Se siente usted señalado o discriminado activamente por su condición de "Judío"?
3 – Siente que a veces su vida corre peligro solamente por su condición de "Judío"?
Durante el período que transcurrió desde el primero al último de mis sujetos - algo así
como cinco mil años - las respuestas hubiesen sido las mismas.
De hecho, la única diferencia que existe en la actualidad es que no se nos puede matar
planeta tierra.
Apenas uno ha cruzado la barrera de los cinco o seis años y viviendo en el interior de
Este agregado que a simple vista parece sencillo, abarca mucho más de lo que mide.
una dualidad de la que nunca más saldría, mis amigos me acosaban con preguntas que
para hacerlo y para peor, muchas de sus dudas eran también las mías.
- Sergio: es cierto que los judíos mataron a Cristo?. Crees en los Reyes
Magos?. Por qué te cortaron el pito?. Qué te trajo Papá Noel para
Navidad?.
Demasiado.
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Eminencias teológicas de todos los tiempos se han hechos algunas de esas preguntas,
Adentro del shule era alguien más, con mi familia también, pero en el año mil
sos muy chiquito para entender"…al momento de escribir esto tengo cuarenta y seis
II
un chico de siete años se esforzaba por mantenerse lo más "Común" posible, pero la
sangre de oveja negra corría ya por sus venas; mientras los demás chicos dibujaban
día nos avisaron que había habido una guerra terrible en Israel, pero que habíamos
ganado y el "Ha'tikva" y el "Shir Ha'Palmaj" sonaban cada dos minutos por los
parlantes. Cuando hicieron el acto por la guerra y mostraron fotos del ejército israelí
durante un tiempo hasta que pude comprarme un rifle de madera y latón que disparaba
un corchito atado con un piolín y le pedí a un vecino que estaba en el ejército que me
A los diez años – la edad mínima requerida – papá me anotó en el "Tiro al Segno" en
Palomar y allí completé mi primer curso de tiro con una carabina 22, con el tiempo
esa carabina se transformó en un fusil Máuser K98k con mira telescópica calibre 7.92
por la calidez con la que se recibió a los nazis que llegaron por toneladas, aunque
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parte de esas toneladas eran del oro que habían sacado de los campos, pero eso era un
detalle, después de todo: Que le hace un diente de oro o un anillo a un judío, si todos
III
Para esa época ya se había establecido en mi vida una paradoja que después encontré
en la vida diaria de casi todo judío: en el entorno de una educación judía formal como
algo que fluía en forma absolutamente natural, pero habiendo salido a la calle la cosa
cambiaba; no sé que pasaría con los demás pero cuando yo veía a alguien en el
"premeditado" y que no cumplí con el servicio militar, recuerdo muy bien haberle
pedido a mis padres faltar ese día al shule, porque – créase o no – desde muy chico
sentí que la única bandera a la que le debía jurar lealtad era la blanca y azul, con el
Maguén David en el medio, cosa que hice muchos años después, en "Majané 80" acá
en Israel.
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Corría agosto de mil novecientos setenta y seis, salí de ORT para ir a ver a Lucía, nos
habíamos conocido en un baile del club Hacoaj y yo iba caminando a tres centímetros
del piso como todo adolescente enamorado hasta que me bajaron de un tiro: Cuando
Mi "Judía comunista" tenía dieciséis años cuando la vi por penúltima vez a treinta
que sí sé es que si no fuera por esa fracción de segundo en que giré en sentido
Volví corriendo a casa a contar lo que había pasado, creo que dejé en el piso a dos o
tres personas en el camino, pero las lágrimas y el miedo no me dejaban ver casi nada.
Entré justo a tiempo para escuchar otro de los duetos "en puteada mayor para
su separación.
Las cosas se habían puesto muy feas en Argentina, mucho más de lo que yo
pensaba…
- y…algo deben haber hecho, seguro que andaban en alguna "cosa rara".
acusaron de haber matado a sus propios padres junto con su hermano Sergio. Ese
comentario le costó a mi viejo que no hablara con él durante tres años. Pablo no era
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Ana, la mamá de Lucía llamó unas horas después, para avisar que la habían llamado
La Morgue Judicial era el lugar donde la vería sí, por última vez, por lo menos
Cuando el empleado corrió la sábana que le cubría la cara tuve que salir corriendo a la
calle. "eso" no era mi Lucía, me empecé a sentir mal, pero muy mal, la realidad iba y
Los días que siguieron fueron un continuo de ataques de pánico, con más pastillas que
una farmacia, temblando veinticuatro horas por día, sentado frente al televisor, tapado
con una frazada y apretando tan fuertemente el "Jai" que le había regalado a Lucía
daba cuenta. Aún lo conservo, treinta años después. Y si se perdiera, tengo la cicatriz
no podía aguantar mas…Me levanté, me vestí como pude, tomé un par de pastillas y
me puse otras dos "extra" en el bolsillo; tratando de mantener el paso estable fui
donde mamá guardaba la plata y saqué lo suficiente para comprar lo que necesitaba.
Yo no podía creer que Luly hubiese muerto así y los acontecimientos posteriores me
demostraron que tenía razón, pero en ese momento sólo quería reunirme con ella…
El teléfono volvió a sonar cuando estaba por salir, era la mamá de Luly otra vez, para
pedirme que fuera a su casa, que había encontrado una carta dirigida a mí, así que por
segunda vez no dejé este mundo por propia voluntad. Esta vez – cosa que sigo
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Era una carta muy breve, que hoy descansa en uno de los jardines que guardan la
entrada al Kotel. En la carta Luly me decía que lo había estado pensando y que
aceptaba. Yo le había propuesto terminar tercer año y hacer Aliá y si era necesario
decirle a los padres que ella estaba embarazada y que nos casaríamos en Israel. Me
despedí de Ana, esperé hasta el otro día y cuando me quedé solo guardé muy bien lo
que había comprado y le prometí a Luly que no le iba a fallar, que iba a hacer Aliá en
su nombre y en el mío.
lo que aceptó felicitándome porque sabía el esfuerzo que me costaba. Al otro día abrí
la puerta y el pasillo parecía dibujado por Dalí, pero apoyándome en la pared llegué
hasta el gimnasio. Los primeros meses fueron terribles, pero a medida que me veía
mejor también me sentía mejor; esto casi sería un "Happy Ending"1 como diría mi
amiga Noa, faltaría la curación completa y el viaje, pero el avión de EL AL iba a tener
Los párrafos que siguen son los últimos en lo que se refiere a aquella época.
acústica dentro del pesado estuche de madera cuando escuché a mis espaldas una voz
que – casi en un susurro – pronunció una frase que retrasó otra vez mi Aliá…
- Es hora de tocar otra música, el Máuser suena mejor que la guitarra a la hora de
Lo único que supe de ella a través de los años de la dictadura fue su sobrenombre y
que me llevaba como tres cabezas. Las fotos, los pasajes y la información los recibía
dentro de partituras de Pink Floyd, Sui Generis, Deep Purple, Queen y Vivencia en el
Parque Centenario.
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Final felíz.
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Durante seis años las fuerzas armadas y de seguridad pagaron con intereses el haber
IV
Mil novecientos ochenta y tres. Las cosas se habían empezado a estabilizar en lo que a
reiteradamente y arrojada a una fosa común modelo N.N. o al Río de la Plata con una
políticos y una bruma de libertad y paz flotaba sobre el territorio argentino, pero a no
engañarse: Era la bruma que flotaba en la casa Usher antes que ésta se derrumbara.2
A principios de los '90 me había comprado mi propia casa, tenía una novia más linda
que el Kineret en una noche de luna llena, coche y una buena cantidad de plata en el
banco pero me sentía insatisfecho – judío al fin – ya que a mis casi treinta años me
faltaba cerrar el círculo. Siempre me había sentido en casa, pero nunca en mi hogar,
había vivido todas las guerras de Israel desde la tele y cada año repetía en Iom Kipur
la antigua frase: "El año que viene en Yerushalaim", pero me sentía extraño en una
tierra extraña.
allá que haría si Israel y la Argentina entrasen en guerra…Mi silencio fue más que
elocuente…Uno puede teorizar acerca de Israel todo lo que quiera desde afuera, pero
solo después de haber pisado esta bendita tierra, uno se siente "completamente" Judío
y en este punto ninguno de los iconos de la literatura podría expresar en palabras ese
sentimiento.
Así que otra vez el destino vino para darme el empujón final que necesitaba:
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Referencia al cuento "The Fall of the House of Usher" de Edgar Allan Poe.
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La historia del mundo recordaba a la Argentina el paradigma universal que reza:
De modo que durante este período y con dos años de diferencia la comunidad judía en
la Argentina, sufrió los dos mayores atentados con bombas en toda la historia del país:
por supuesto.
escapar de aquel horror si no para defender a mí pueblo desde el único lugar posible:
la Tierra de Israel.
L.B.M. me preguntó porqué quería venir a Israel y cuando le dije que para enlistarme
instantes para recuperarse y armar una sonrisa compasiva me dijo, más o menos
textualmente:
- Lo más cerca que vas a ver un uniforme a tus treinta y siete años va a ser
probablemente en el aeropuerto.
Quizás hubiese tenido razón si se hubiera enfrentado a un tipo común, pero ya aquí,
Yosef Trumpeldor, que ambos cayeron en la batalla de Tel Hai y que tengo el honor
de llevar su apellido.
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Supongo que ella todavía tendrá en su escritorio en Buenos Aires el fax que le hice
mandar con la entrevista que me hizo el diario "Iediot Ha'jronot", a media página y
con foto de cuerpo entero en Tel Ha'Shomer3, el día de mi incorporación a los treinta
y nueve años de edad, después de haber peleado dos años contra todo el monstruo
burocrático militar Israelí y haber puesto al "Misrad Ha'Bitajón"4 patas pa' arriba.
Había llegado ese día que, llorando en la ceremonia de finalización del entrenamiento
y mientras gritaba a voz en cuello: "Ani Nishbá"5, acaricié con mis dedos las letras
3
Centro de reclutamiento militar.
4
El Ministerio de Seguridad Israelí. Cumple las funciones combinadas del Ministerio del Interior y del
Comando en Jefe del ejército en la República Argentina.
5
"Yo Juro". El grito de juramento de fidelidad a Israel, durante la ceremonia de finalización del
entrenamiento y que implica que uno ya comienza a servir como militar regular.
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