Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Introducción a la Ritmicidad en la
Función Animal
Sumario
1.1. Introducción.
1.2. Proceso histórico.
1.3. Naturaleza rítmica de la vida.
1.4. Condiciones ambientales cíclicas.
1.1. – INTRODUCCIÓN.
La constancia relativa del medio interno que baña las células es un mecanismo
adaptativo de enorme importancia que permite la supervivencia animal en las
más adversas condiciones ambientales.
Hubo que esperar hasta 1930 para que los biólogos comenzaran a establecer
la conexión entre fotoperiodicidad (cambio de iluminación durante el día) y los
ritmos corporales. Sobre 1950 se produjo un súbito avance, gracias al trabajo de
Gustav Kramer y Karl von Frish. Kramer demostró que las aves pueden usar el Sol
como brújula a consecuencia del hecho de que poseen un "reloj interno", que
realmente les dice la hora del día y la corrección que han de hacer con respecto a la
posición (azimut) del Sol en el cielo. Von Frish llegó a una conclusión similar en
abejas. A partir de aquel momento, numerosos biólogos la búsqueda
de la base celular del "reloj interno". Desde 1.950 aproximadamente, una nueva
disciplina Fisiológica, la Cronofisiología, ha observado, analizado, medido e
identificado los mecanismos de una gran cantidad de ritmos biológicos en todos los
seres vivos, desde los organismos unicelulares eucariotas hasta el hombre. Esto ha
demostrado que el comportamiento periódico es una función del mismo organismo.
Así pues, se puede considerar que los ritmos biológicos son adaptaciones
hereditarias de los seres vivos al cambiante medio externo.
Esta capacidad para medir el tiempo no sólo es típica los hámsters, sino
también de la mayoría de los animales. De hecho, se han encontrado relojes
biológicos en todos los taxones importantes de eucariotas, y en niveles de
complejidad biológica que va desde unicelulares a mamíferos (Hastings, Rusak y
Boulos, 1991). Aunque los ritmos circadianos no se han encontrado por lo general
en procariotas, existen varios informes de ritmicidad con propiedades circadianas
en la fijación de nitrógeno por cianobacterias (Grobbelaar, 1986; Mitsui, et al. 1986;
Sweeney, B. 1989). De confirmarse la existencia de tales ritmos en bacterias, se
pondría en duda la generalización de que los ritmos circadianos no se dan en
procariotas y la hipótesis del origen eucariota de los ritmos circadianos.
La naturaleza rítmica de la vida puede ser una sorpresa para algunos, pero
no debería serlo, a la luz de los principios evolutivos. La vida evoluciona bajo
condiciones cíclicas, y las diferencias en fases de los ciclos son con frecuencia tan
pronunciadas, que la capacidad de cada especie de acomodarse tanto sea
posible a cada fase, le aporta un alto valor adaptativo. Los cambios ambientales
pueden ser extremos, pero en su mayoría son predecibles. Frecuentemente, es
ventajoso engranar una determinada actividad para que ésta tenga lugar en un
momento específico con relación a algún aspecto rítmico del medio. Se cree que
los relojes biológicos han evolucionado como adaptaciones a los ciclos
ambientales (Daan y Aschoff, 1982; Enright, 1970; Hoffmann, 1970).
La Tierra también rota respecto a la Luna una vez cada día lunar (24,8
horas). La fuerza gravitatoria de la Luna, atrae el agua de la superficie de la Tierra
ocasionando la marea alta. Estos ciclos de mareas producen cambios dramáticos en
el ambiente de los organismos intermareales: inundación seguida de desecamiento
asociado a su vez con cambios en salinidad y temperatura.
Estos sistemas han evolucionado para realizar una regulación del medio
ambiente celular cada vez más precisa. Entre ambos sistemas se encargan de
mantener el medio interno estable, es decir una de sus funciones fundamentales es
el mantenimiento de la homeostasis .