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Esta capacidad del H+ se debe a que tiene una alta densidad de carga por su baja re-
lación carga-masa, lo que le confiere unos campos eléctricos muy grandes.
Por otro lado, El H+ es capaz de interactuar rápidamente con enzimas, receptores ce-
lulares, proteínas etc., y por esta vía, alterar muchas de las reacciones bioquímicas
normales. Además, las fluctuaciones de la [H+] intracelular tiene grandes efectos sobre
el desempeño celular, quizás por alteración de la carga proteica, afectando así la es-
tructura y función celular. (Kellum).
Estas nociones han llevado a una preocupación constante por parte del clínico sobre
las causas de las variaciones en la [H+], preocupación ésta que se extiende hasta fina-
les del siglo IXX.
A comienzos del siglo XX, se popularizó la teoría de Bronsted-Lowry que concibe a los
ácidos y las bases como donadores y aceptores de protones respectivamente. A partir
de ella, Henderson inicialmente y más tarde Hasselbalch establecieron su concepción
de equilibrio ácido base, entendiendo la [H+] como fruto de la relación entre ácidos y
bases, creando entonces la muy famosa ecuación de Henderson – Hasselbalch, a par-
tir de la cual, el bicarbonato se aceptó como uno de los elementos centrales en la re-
gulación de la [H+].
Este enfoque tiene, sin embargo, algunas deficiencias, tal como lo señala Fencl (Ref).
En primer lugar, no ofrece ninguna definición de neutralidad química, definida como
[H+] = [OH-] en los sistemas acuosos y cuya noción es esencial para la interpretación
EL ESTÓMAGO: EL RIÑÓN:
LA CONCENTRACIÓN DE H +
NO CONTROLA EL pH DE LA
NO DEPENDE NI DE LA ADICIÓN
NO SACA H+ DEL LEC SANGRE SACANDO H+ DE
NI DE LA SUSTRACCIÓN DE
PARA PRODUCIR ELLA NI AGREGÁNDOLE
ION H DE LA SOLUCIÓN
EL HCL BICARBONATO
TAMPOCO DEVUELVE
HCO3- AL LEC
de algunos fenómenos ácido base en biología. Por otro lado, esta aproximación, que
parece útil para análisis del equilibrio dentro de un sistema único, homogéneo, no es
adecuado para el análisis de las interacciones ácido base entre diferentes comparti-
mentos, a través de membranas biológicas, como sucede en los organismos biológi-
cos.
A Ph de 7.4
A pH de 3 LA CONCENTRACIÓN DE H+ EN EL LEC PARA “CONSTRUIR” 1 CC DE
LA CONCENTRACIÓN DE H + EN ES DE 40 nmol / L HCL
EL JUGO GÁSTRICO ES 0.001 mol / L SE REQUIERE EL DOBLE DEL
o, 1’000.000 nmol / L EN EL ADULTO “NORMAL” H+ PRESENTE EN EL LEC
EL VOLUMEN DEL LEC ES 14 L
EN 1 cc DE JUGO GÁSTRICO pH 3
1 L DE SUCCIÓN GÁSTRICA
EL CONTENIDO TOTAL DE H + DEL LEC “SACARÍA” H+ EN CANTIDAD
HAY 1.000 nmol DE H+
ES 560 nmol EQUIVALENTE A 1.780 VECES
(40 nmol / L x 14 L) LO QUE CONTIENE EL LEC
suficiente.
Sin embargo, las demostraciones de Stewart, así como las discusiones de Kellum y
Fencl, son contundentes en afirmar que ha llegado el momento de revisar cada uno de
los conceptos con los que veníamos trabajando.
Dos ejemplos que a continuación exponemos, nos permiten reflexionar un poco sobre
la verdadera utilidad del enfoque de Henderson-Hasselbalch.
Ejemplo 1: Se acepta que el estómago “obtiene” H+ del LEC para producir HCL y le
devuelve HCO3-. Veamos en detalle algunos datos cuantitativos.
El cálculo descrito nos crea algunas inquietudes:
Cual es la explicación?. Será que la teoría está fallando?. No parece ser cierto el
“cuento” del “tamponamiento”.
Los ejemplos anteriores nos llevan a reflexionar sobre la validez de los criterios deriva-
dos de la teoría del EAB basada en los postulados de Bronsted-Lowry.
El doctor Peter Stewart realizó un análisis cuantitativo de las soluciones biológicas, pa-
ra tratar de responder a la pregunta “de que depende la [H+] en esta solución?”. Para
tal efecto, aplicó los principios Físico-Químicos fundamentales de las soluciones ióni-
cas, utilizó el método algebraico para cuantificar los cam-
bios que en ellas suceden y derivó su teoría cuantitativa, PRINCIPIOS FISICO-QUÍMICOS
DE LAS SOLUCIONES
que publicó en su libro “Modern quantitative acid-base
chemistry”, que resumió elegantemente en un artículo con
LAS SOLUCIONES SON SISTEMAS
el mismo nombre publicado en la revista Can. J. Physiol.
Pharmacol (1983) 61: 1444-61. EQUILIBRIO DE DISOCIACIÓN
La noción de “Sistema” aplicada a las soluciones nos permite ampliar nuestro conoci-
miento sobre las mismas. En efecto, ello implica que en una solución con varios meca-
nismos en interacción, los cambios que se suceden en esta solución deben ser com-
prendidos EN FUNCIÓN DE TODOS LOS AGENTES QUE INTERACTÚAN y no en
función de uno solo. En la práctica, esto significa que, en
el análisis del estado ácido base, la evaluación será in-
EQUILIBRIO DE DISOCIACIÓN
suficiente y por lo tanto incorrecta cuando solo conside-
[H+] x [A-] = k x [HA] ramos el H+ o el HCO3– como únicos condicionantes de
dicho estado.
pCO2
pCO2 DIF
DIF Atot
Atot
En resumen, Stewart encontró que en las soluciones biológicas existen dos grupos de
variables, de las cuales, el grupo de INDEPENDIENTES varían primariamente y son
las responsables de los cambios observados en el grupo de variables DEPENDIEN-
TES.
STEWART ALBÚMINA
Un ión fuerte es aquel que se disocia completamente al
entrar en la solución. La DIF es la carga neta de los io- FENCL EL FOSFATO HACE
KELLUM PARTE DE Atot
nes fuertes y equivale al valor resultante de la diferencia
entre los cationes fuertes y los aniones fuertes presen- Atot = ALBÚMINA- + FÓSFORO-
tes en la solución y por esa razón señalamos arriba que
se trata de una “variable agrupada”, fruto del ingenio de
Stewart para hacer más comprensible el efecto de los
iones fuertes de la solución sobre la concentración de H+.
Los iones fuertes normales presentes en los líquidos biológicos son Na+, K+, Ca++, Mg+,
Cl- y So4-. Sin embargo, como lo señala Stewart, el Ca++, el Mg+, y el So4- se encuen-
tran en cantidades muy pequeñas y por tanto pueden desconocerse sin afectar la DIF.
En consecuencia, aceptamos la DIF como la resta de (Na++K+) - Cl-, con un valor nor-
mal de 40-42 mEq/L.
Atot o Aniones débiles no volátiles, está constituida por las proteínas de la solución.
Sin embargo, como lo señala Stewart, las globulinas tienen poco o ningún efecto des-
de el punto de vista iónico, de tal manera que es la albúmina el componente central de
los aniones débiles de las soluciones corporales.
Kellum, cita los aportes efectuados por Fencl y señala que el fosfato debe ser conside-
rado como parte integral de los aniones débiles no volátiles (Atot). De acuerdo con es-
te último autor, consideramos entonces que Atot está constituida por la albúmina y el
fosfato presentes en la solución.
No parece entonces dable aceptar que las variaciones en la concentración del ion H+
sean causadas por un proceso de adición o sustracción de H+ de las soluciones bioló-
gicas. A la luz de la teoría de Stewart, debemos buscar la causa de los cambios en la
concentración de H+ en la pCO2, Atot y DIF.
La figura muestra el esquema de una hipótesis a nuestro juicio plausible. Las variables
independientes (CO2, DIF y Atot) inducirían disociación o asociación del Agua, con lo
que ésta “liberaría” H+ a la solución.
Lo que parece suceder es que los cambios producidos en la carga neta como conse-
cuencia de las modificaciones en las variables indepen-
dientes, son “compensados” eléctricamente por las va-
H+ CO2
CO2
riables secundarias.
H++
HCO3--
En términos más simples, aunque quizás menos preci-
H++ H+ sos, los cambios en las variables secundarias, dentro de
HCO3-- Cl-
Cl- las cuales destacamos el H+ y el HCO3-, son fenóme-
H++ nos destinados a mantener la neutralidad eléctrica de la
HCO3-- solución, alterada por modificaciones primarias en las
H++
H
variables independientes.
DIF
pCO2 [H++]
A la luz de estos conceptos, es posible establecer una Atot H++
hipótesis diferente a la imperante, sobre los procesos
que se suceden en el organismo, a propósito de la DIF H++
homeostasis del ión Hidrógeno. pCO2 [H++]
Atot
Por otro lado, el concepto de “tamponamiento” del H+ por el HCO3– no parece ajustar-
se a la realidad. En efecto, dado que el bicarbonato también es una variable depen-
diente, los cambios en su concentración deben entenderse como consecuencia de la
variación de las variables independientes y no como fruto de su interacción con el H+.
En otros términos, cuando observamos una variación en el H+, el cambio simultáneo
en la concentración de bicarbonato es un fenómeno acompañante, cuyo origen es el
mismo que causó el cambio en el H+, es decir la modificación en alguna de las varia-
bles independientes.
Para recapitular, digamos entonces que no existe apoyo para la idea de que el H+ en-
tra al organismo, “es trasteado” por sus compartimentos y eliminado por el riñón y el
estómago. Tampoco parece aceptable que en su
pCO2 “paseo” por el organismo, el H+ es “tamponado” por el
bicarbonato. Lo que en realidad parece suceder es que
Atot la concentración de H+ está determinada, en cada
compartimento, por la concentración de las variables
DIF DIF DIF DIF independientes existentes en él.
La gran difusibilidad del CO2 le permite “atravesar” en forma inmediata todos los com-
partimentos, de tal manera que no se establece ninguna diferencia en la pCO2 entre
ellos. Ahora, como la pCO2 se iguala en ellos, no es posible explicar por este mecanis-
mo, una diferencia en la concentración de H+ entre los compartimentos.
Atot es una variable constituida principalmente por la albúmina y por tanto se restringe
al espacio intravascular. Como las proteínas no difunden libremente a los otros com-
partimentos, no podrá entonces establecer diferencias entre ellos y por tanto tampoco
es una explicación lógica para explicar las diferencias en la concentración de H+ en los
otros compartimentos.
Queda entonces la DIF, como la única variable independiente que puede cambiar su
concentración en forma diferencial en cada compartimento, y es precisamente esta, la
respuesta a la pregunta inicial. En efecto, la concentración de iones fuertes puede ser
muy diferente en el plasma, en el riñón y en el estómago y por lo tanto, condicionar
una diferente concentración de H+ en estos comparti-
HCO3- mentos. Este concepto está representado en nuestra fi-
H +
+ gura por los diferentes tamaños de la DIF y por supues-
H++
to, por los diferentes “tamaños” de la concentración de
H+ ([H+]).
Na+
K+
Cl--
En conclusión, podemos decir que la diferencia de la
Na+
K+ Cl-
[H+] que se observa entre los diferentes compartimen-
tos del organismo, es originada en la variación de la DIF
que ocurre, en forma independiente en cada uno de ellos.
Como consecuencia de las consideraciones hechas, es necesario revisar los concep-
tos sobre la interacción entre el riñón y el plasma, así como aquella que se presenta
entre el estómago y el plasma.
A su vez, la salida de Cl– del compartimento vascular, aumenta en éste la DIF, y como
consecuencia de ello, se aumenta la DIF intravascular, reduciéndose subsecuente-
mente la concentración de H+ y produciendo, por este mecanismo, la marea alcalina.
ALTERACIONES ÁCIDO-BASE
Recapitulemos lo discutido hasta el momento:
pCO2
pCO2 Atot
Atot
Entre otros, los iones Hidrógeno y Bicarbonato son va-
[H++]]
[H [H++]]
[H riables secundarias y por tanto, su concentración en los
líquidos corporales está determinada por las tres varia-
DIF
DIF
bles independientes: pCO2, Atot y DIF. En consonancia
con ello, cuando encontramos una variación en la con-
centración del ión H+, debemos buscar su causa en una
variación de pCO2, Atot o DIF.
Por ejemplo, frente a una reducción del pH (aumento de la [H+]) en presencia de una
pCO2 y un Atot normales, la única explicación para esta acidosis es una reducción en
la DIF.
Los conceptos hasta el momento discutidos permiten derivar el papel central de las va-
riables independientes en el análisis de los condicionantes de la concentración del ión
Hidrógeno. Quizás, entre ellas, la DIF es el concepto más novedoso y por ello, pasare-
mos ahora a discutirla con mayor detalle. -
ANIONES LACTATO
ORGÁNICOS CETONAS-
Parece oportuno señalar que, hasta el momento, y en
HACEN PARTE DE LA DIF
aras de una mayor claridad, hemos omitido deliberada- PERO NO APARECEN
mente algunos elementos que, expresados en esta par- EN EL CÁLCULO
NO APARECEN EN EL
CÁLCULO, PERO SÍ
Como el lactato y las cetonas se disocian completamen-
INFLUYEN EN LA [H+] te, son iones fuertes. Ahora , por definición, la DIF es la
carga neta de los iones fuertes presentes en la solución
y por lo tanto, estos “nuevos” aniones, entran a modifi-
car la carga neta de los iones fuertes y por tanto afectan la concentración del ión
Hidrógeno.
EN CONDICIONES NORMALES
La DIF aparente (DIFa) mide la carga neta de los iones,
DIF APARENTE = DIF EFECTIVA
considerando, en los aniones, solamente al Cl-.
EL La- = 0
PORQUÉ Ce-
La DIF efectiva (DIFe) considera, además, los otros
aniones posibles en el organismo.
EN CONDICIONES ANORMALES
DIF APARENTE >Vale la pena señalar aquí que no existen dos DIF. Lo
DIF EFECTIVA
EL La-
PORQUÉ
0
Ce-
que sucede es que disponemos de dos formas para
>
Para medir la DIF (DIFe) debemos entonces cuantificar TODOS LOS IONES FUER-
TES. Ahora, como la cuantificación de Lactato, Cetonas, Alcohol y Sulfato es difícil en
la rutina clínica, podemos aproximarnos al valor de la DIFe a través del cálculo de la
DIFa, que nos mide “una parte de la DIFe”. En esta forma, podemos analizar el equili-
brio ácido base en una forma más factible desde el punto de vista clínico. Por supuesto
que, cuando nos aproximemos a través de la DIFa, debemos recordar que nuestro pro-
pósito básico es tratar de conocer la DIFe y que para ello, solo estamos considerando
una parte de la misma.
En presencia de otros aniones fuertes, (lactato, cetonas, sulfato) la DIFe estará reduci-
da, pero ello no podrá ser detectado en la DIFa, cuyo valor será mayor.
En resumen, la DIF entendida como la carga neta de los iones fuertes presentes en la
solución está definida matemáticamente como (Na+ + K+) - (Cl-+La-+Ce-+otros). Para
referirse a ella, Stewart ha acuñado el término de DIF
ESCENARIO 1
EFECTIVA (DIFe).
pH = 7.40
REQUISITO: Atot y pCO2 Normales La DIF APARENTE (DIFa) es un término para designar
CATIONES: Na+ = 140 mEq/L aquella parte de la DIF que está conformada por los elec-
K+ = 4 mEq/L trolitos séricos y que nos permite aproximarnos a la DIF en
ANIONES: Cl- = 104 mEq/L una forma más factible clínicamente.
Otros = ?
Ahora bien, la DIFa, calculada a partir de los electrolitos séricos de este paciente, nos
da un valor normal de 40 mEq/L.
Este hallazgo nos coloca en una disyuntiva: o la DIFe es normal, o la DIFa no la cuan-
tificó con exactitud. Como la [H+] aumentó y los valores de Atot y pCO2 son normales,
la única explicación viable para el aumento de la [H+] es una reducción de la DIFe y
por lo tanto tenemos que concluir que la DIFa está sobreestimando el valor de la DIFe.
En otros términos, podemos decir que, en este paciente existen aniones fuertes, no
cuantificados a través de la DIFa.
Nótese que la clave está en cuantificar la DIFa y analizarla en función del pH. Para es-
te paciente, la presencia de una DIFa normal con una [H+] aumentada, nos permite
concluir que la acidosis metabólica es causada por alguno de los aniones fuertes no
presentes en la DIFa: Lactato, Cetonas, Sulfato o Alcohol.
1. Cuando hablamos de la DIF, nos referimos a la carga neta de los iones fuertes
cuya definición matemática es la DIFe: (Na+ + K+ ) - (Cl- + La- + Ce- + Alcohol +
So4).
2. La DIFa (Na+ + K+ - Cl-) es la carga neta de los electrolitos plasmáticos y por lo
tanto, es una cuantificación incompleta de la DIF.
3. En condiciones normales, como no existen Lacta-
ALTERACIONES DE LA DIF APARENTE to, Cetonas, Alcohol ni Sulfato en la circulación, enton-
K+ D K + K
ces toda la carga neta de los iones fuertes está a cargo
+ D
I
D
I
F I
de la DIFa y por tanto, el valor de esta es igual al valor
F
F de la DIFe.
Na+ Na + Na Cl 4.
+ En condiciones patológicas sin embargo, la pre-
-
Cl -
Cl -
sencia de Lactato, Cetonas, Alcohol o Sulfato, reduce la
DIFe, en cuyo caso el valor de la DIFa será superior al
de la DIFe.
5. En la aproximación al diagnóstico, en condiciones
de normalidad de pCO2 y Atot, primero calculamos la DIFa y su valor lo evalua-
mos en función del pH. Un valor normal del pH acompañado de una DIFa normal,
nos permite declarar la normalidad ácido base, sin investigar más. Un valor nor-
mal de la DIFa acompañado de un pH bajo, nos induce a pensar, sin duda, que el
paciente tiene un exceso de aniones: Lactato, Cetonas,
Alcohol o Sulfatos.
ALTERACIONES DE LA DIF APARENTE
K+ D
A propósito de la DIFa, es conveniente señalar que, co-
K+ D
I
I
K+ D
mo quiera que representa al menos una parte de la DI-
F F I
F Fe, su variación puede ser causa de alteraciones en la
Na+ [H+].
Na+ Na+ Cl-
Cl- Cl-
En las siguientes dos figuras tratamos de concretar este
concepto.
Por lo demás, debe notarse el papel secundario del potasio. En efecto, una reducción
del K+ desde 4 a 2 mEq/L aumenta la DIFa en tan solo 2 mEq/L, aumento este que tie-
ne un efecto muy modesto sobre la [H+]. Esto contrasta con el papel relevante que la
teoría “tradicional” atribuye a la hipopotasemia en la génesis de ciertas alcalosis meta-
bólicas.
Las figuras también nos permiten afirmar que no son las concentraciones absolutas de
los iones fuertes las que determinan los cambios en la [H+]. Debe tenerse en mente
que es la carga neta de todos ellos y por lo tanto la DIFa la que tiene el papel protagó-
nico en la modificación del pH.
Aprovechemos este último concepto para explicar el efecto observado en clínica con el
DIFa = 40 mEq/L (140+4-104) DIFa = 46.6 mEq/L (163.3+4.3-121.3) DIFa = 34.7 mEq/L (122.5+3.2-91.0)
Para cerrar el tema de la DIFa, consideremos el efecto que tiene la cantidad de agua
presente en la solución, sobre la concentración de los electrolitos y sobre la carga neta
de los iones fuertes.
En la figura de la izquierda esquematizamos a un adulto normal de 70 Kg, cuyo conte-
nido de agua en el LEC es de 14 L (20% del peso del cuerpo). Si multiplicamos la con-
centración de sus electrolitos por el agua del LEC, obtendremos el contenido total de
cada uno de los electrolitos en el espacio extracelular. Como era de esperarse, la DIFa
es normal (40 mEq/L).
En la figura del centro, este adulto “ha perdido” 2 L de agua pura del LEC, pero no ha
perdido electrolitos. Al dividir el contenido total de cada uno de los electrolitos por el
nuevo volumen del LEC (12 L), encontramos la concentración de cada uno de ellos, tal
como se observa en la figura. Con la sustracción de agua, la concentración de electro-
litos aumenta, pero no en igual forma para cada uno de ellos lo que resulta en un au-
mento de la DIF a 46.6, induciéndose un estado de alcalosis metabólica.
(Cl-+HCO3) incluye una variable secundaria ACIDOSIS AUMENTADA DISMINUIDA AUMENTADA AUMENTADO
Para el caso de los iones fuertes, es necesario enfatizar la importancia de la carga ne-
ta, en lugar de centrarse en su concentración absoluta.
o
ct
n
A
o
Finalicemos ahora estas notas fisiopatológicas con un resumen de los elementos cen-
trales sobre los determinantes de la concentración del ión Hidrógeno.
La [H+] está determinada por las variables independientes DIF, Atot y pCO2.
n A A lb ú m in a
to
Na, K, Cl D T
Pulmón, el Estómago, el Hígado y
S u lfa to I [H +] O el Riñón.
F t F o s fa t o
Cl
La figura esquematiza lo que suce-
pCO2
de en condiciones patológicas.
Cuando el riñón disfunciona, además de los trastornos que pueda ocasionar en la con-
centración de los electrolitos, comienza a retener Sulfatos y Fosfato.
En la siguiente figura se combinan los mecanismos normales con los procesos anor-
males de afectan la [H+].
Si la pCO2 no está baja, pasaremos a analizar Atot. Como Atot está conformado por
Albúmina y Fosfato, y como la reducción del fosfato en la práctica no ocasiona ningún
trastorno, buscaremos en la Albúmina la causa de la alcalosis. Si en efecto, la Albúmi-
na está baja, nuestro diagnóstico será el de una ALCALOSIS METABÓLICA ASOCIA-
DA A HIPOALBUMINEMIA.
Si la albúmina es normal, descartamos Atot como causa del trastorno y entonces pasa-
remos a analizar la DIF. Vale la pena señalar que, en casos de alcalosis, basta con
evaluar la DIFa porque como los aniones orgánicos no están normalmente presentes,
no es posible producir, por efecto de su reducción, una alcalosis metabólica. Si la DIFa
es > 42 mEq/L, haremos el diagnóstico de ALCALOSIS METABÓLICA POR DIF AU-
MENTADA. En este caso, podemos avanzar aún más. En efecto, el aumento aislado
de la natremia o la reducción aislada de la cloremia, aumentan la DIFa y producen al-
calosis metabólica. Por otro lado, la pérdida de agua libre aumenta, en forma diferen-
cial, las concentraciones del Na+ y del Cl-, con el subsiguiente aumento de la DIFa, re-
ducción de la [H+] y producción de alcalosis metabólica.
Si la pCO2 se encuentra por encima de sus valores normales, nuestro diagnóstico será
el de una ACIDOSIS RESPIRATORIA.
Si el nivel de fosfato es normal, pasamos a analizar la DIF como posible factor causan-
te del disturbio.
Si la DIFa está reducida, la causa de la acidosis es casi siempre una elevación del Cl–
asociado o no a una reducción del Na+ y nuestro diagnóstico será entonces el de una
ACIDOSIS METABÓLICA HIPERCLORÉMICA. Debe reiterarse que no es dable diag-
nosticar acidosis hiperclorémica basados exclusivamente en un valor aislado Cl– séri-
co elevado. En efecto, la “reguladora” de la [H+] es la carga neta de iones fuertes y es-
tá representada en la diferencia entre ellos. Así, por ejemplo, podemos encontrar una
hipercloremia que, acompañada de una hipernatremia, no modifica el valor de la DIFa.
En estos casos no se presenta acidosis, porque no se altera la carga neta de los iones
fuertes. En consecuencia, antes de declarar una acidosis hiperclorémica, debemos
confirmar que la DIFa se encuentra reducida.
Veamos ahora la forma como hemos introducido en nuestra práctica clínica diaria este
nuevo enfoque del análisis ácido base.
Cuando pretendemos analizar el estado ácido base de uno de nuestros enfermos, co-
menzamos midiendo los gases arteriales, los electrolitos séricos (Na+, K+, Cl-) y la ce-
tonuria; con el valor de los electrolitos, calculamos la DIFa.
En casos de una alcalosis cuya causa no puede ser establecida en este primer análi-
sis, es decir, no se debe a pCO2 baja o a DIFa aumentada, hacemos el diagnóstico
tentativo de hipoalbuminemia y procedemos a confirmarlo midiendo la albúmina sérica.
Si el caso es de una acidosis que no pueda ser explicada por pCO2 alto, DIFa baja o
Cetonas, en un paciente sin antecedentes de ingesta de alcohol, medimos creatinina y
fosfato. Esta medición nos confirma o descarta una insuficiencia renal como causa de
la acidosis. Finalmente, si no demostramos insuficiencia renal ni hiperfosfatemia, acep-
tamos que nuestro paciente tiene una probable hiperlactatemia y buscamos su origen
en primer lugar en una hipoperfusión celular.
Dos ejemplos de nuestra práctica nos proporcionan un buen sustento para nuestra res-
puesta.
Con estos datos solicitamos llevar a la paciente a cirugía, con el diagnóstico de absce-
so residual. La paciente en efecto fue reintervenida, sin que se hubiera encontrado nin-
gún foco infeccioso. En el postoperatorio, el cuadro no cambió. Persistía la acidosis
metabólica, con un pH de 7.25 y una PaCO2 de 26 mm Hg y para corregirla insistimos
en el proceso de “reanimación”. La hemodinamia mostraba un IC persistentemente al-
to, el Qs/Qt era del 25% bajo tratamiento con ventilador y PEEP. A pesar de ello, man-
tenía una diuresis entre 100 y 150 ml/hr, permanecía afebril y su leucograma era nor-
mal. Decidimos continuar el tratamiento, con el diagnóstico de Falla multisistémica,
desencadenada por una sepsis que ya se había resuelto. Con el propósito de ofrecer
las mejores condiciones posibles de supervivencia, a través de una óptima perfusión
tisular, insistimos en la utilización de líquidos y vasoactivos.
Por estos días, “nos cayó Kellum” y pudimos conocer a Fencl y a Stewart. Con este
nuevo conocimiento reevaluamos la paciente. Los datos clínicos, hemodinámicos y ga-
simétricos eran básicamente iguales. Sin embargo, cuando calculamos su DIFa, la en-
contramos en 28.6 mEq/L, lo que sugería que la acidosis metabólica no era secundaria
a hipoperfusión, sino a una alteración en la carga neta de los iones fuertes.
Este hallazgo nos llevó a revisar el tratamiento. Cambiamos la solución salina por solu-
ción de ringer lactato, solución esta que, como dice Kellum, tiene una DIFa más cerca-
na a lo normal que la solución salina. Además, como el diagnóstico no sugería ahora
hipoperfusión, disminuimos el aporte de líquidos y esperamos la evolución. A las 24
horas el cuadro era diferente. El pH ahora era de 7.38 con una pCO2 de 30 mm Hg.
Su diuresis se mantenía a pesar de la reducción del aporte hídrico y parecía en franca
redistribución, con un balance negativo de líquidos. Desde el punto de vista cardiovas-
cular habían disminuido los signos de hiperdinamia. Continuamos con una “línea” simi-
lar, redujimos el aporte de vasoactivos y aún más el de líquidos, siempre con solución
de ringer lactato. Dos días después la paciente fue extubada y dada de alta del servi-
cio sin otras complicaciones.
Caso No 2: Este caso fue publicado recientemente por nosotros en la revista de la Fa-
cultad de Medicina de la Universidad Nacional (ver referencias). Se trató de una mujer
joven (16 años) quien fue objeto de una herida con arma de fuego en su cráneo, quien
ingresó al Hospital San Juan de Dios en estado de choque con Presión arterial de
60/40 y que fue intervenida quirúrgicamente por una ruptura traumática del seno longi-
tudinal.
Ocho horas después su condición no había mejorado. Sus signos vitales y diuresis se
mantenían dentro de los límites descritos, pero su pH ahora era de 6.94 con una Pa-
CO2 de 22 mm Hg. Ante la persistencia de la hipoperfusión se decidió implementar un
monitoreo cardíaco avanzado con un catéter en la arteria pulmonar, evidenciando un
cuadro hiperdinámico con presiones de llenado límite, optándose por incrementar la
dosis de dopamina y reducir a 500 ml / hora, la infusión de la solución salina.
Cuatro horas más tarde el cuadro clínico era sustancialmente igual aunque su pH
había ahora descendido a 6.86. En este momento reevaluamos el tratamiento. Solicita-
mos unos electrolitos séricos, calculamos la DIFa y la encontramos sustancialmente
reducida. En esta paciente, el valor de la DIFa fue de –2 mEq/L, a nuestro saber, la ci-
fra más baja reportada en la literatura.
A nuestro juicio, este es el mayor impacto que la nueva teoría ha tenido sobre nuestra
práctica clínica. En el ejercicio de la Medicina Crítica hemos aprendido que la hipoper-
fusión no corregida es causa del desarrollo de falla multisistémica y de aumento de la
mortalidad de los pacientes. Hemos aprendido también que entre más rápido actue-
mos para corregir la hipoperfusión, mayores posibilidades tiene el paciente de superar
la noxa que lo aqueja.
Por otro lado, dada la gravedad de la hipoperfusión para el pronóstico del paciente,
nos hemos preocupado en hallar marcadores de hipoperfusión que nos permitan un
diagnóstico temprano y una corrección temprana del padecimiento.
Debo señalar en este momento que, no solo en estos casos nos ha sido útil esta
teoría. Gracias a ella, hemos podido comprender mejor ciertas acidosis metabólicas
“inexplicadas”, como es el caso de la acidosis dilucional de los pacientes con secreción
inapropiada de hormona antidiurética. Estos pacientes presentan un cuadro clínico
muy sugestivo de hipoperfusión. En efecto, característicamente presentan oliguria, con
orina concentrada, que responde solo parcialmente a la infusión de volumen y que se
acompaña de acidosis metabólica generalmente con una hiperventilación discreta.
Qué intensivista no estaría tentado a interpretar el cuadro como fruto de una hipoperfu-
sión, “enchufarle” un Swan-Ganz y “empujarle” una carga de volumen?. Pues bien, si
antes de proceder medimos la DIFa y la encontramos reducida, podríamos notar fácil-
mente que no se trata, en efecto de una hipoperfusión y que el problema quizás se
subsane con un poco de diurético, !aunque tenga acidosis metabólica!.
En igual forma podemos razonar sobre ciertas alcalosis metabólicas para cuyo manejo
hemos intentado sin éxito el famoso “goteo de potasio”. La consideración de la hipoal-
buminemia como agente causal de la alcalosis metabólica es un “ahorrador de pota-
sio”.
En otro tópico en el que nos ayuda esta teoría, es en el análisis de los electrolitos séri-
cos. Nuestro hábito fue por mucho tiempo el considerarlos en forma aislada y evaluar
sus desviaciones en función exclusiva de su concentración. Así, pasamos por alto la
carga de iones fuertes como factor que determina la [H+]. Esta teoría nos permite
diagnosticar con mayor precisión el verdadero impacto que puede tener en el paciente,
“una discreta” elevación del cloro o una “pequeña” reducción del sodio sérico.
Es claro además que, a partir de los nuevos conocimientos, hemos aprendido a com-
prender mejor y a tratar ciertos trastornos ácido base. La decisión de cambiar la solu-
ción salina por ringer lactato en nuestras dos pacientes ejemplo, es una muestra de
ello. La razón es simple. Se trataba de pacientes con acidosis hiperclorémica originada
probablemente en la cantidad de solución salina administrada.
La solución salina contiene aproximadamente 150 mEq de Cl- (Si usted es obsesivo, le
acepto que pueden ser 154 o que, como no se disocia 100%, también le acepto 145).
Como la concentración de cloro plasmático es alrededor de 104 mEq/L, al administrar
la salina, estamos suministrando una cantidad de cloro relativamente mayor que la de
sodio y por tanto estamos favoreciendo una reducción de la DIFa, como sucedió con
las pacientes. El ringer lactato, al tener una concentración mucho menor de cloro
“tiende” a preservar mejor la DIFa del paciente y a reducir entonces la magnitud de la
acidosis metabólica.
Debe señalarse, sin embargo, que dentro del tratamiento instaurado a estas pacientes,
uno de ellos, quizás el principal, no aparece en las órdenes médicas. Me explico. La
decisión de administrar el ringer lactato se acompañó de una reducción en el aporte de
líquidos, permitiendo con ello que sus riñones “entraran” a cumplir su función de corre-
gir las alteraciones de los electrolitos séricos. Este papel, cuyas intimidades se explica-
ron al comienzo de esta discusión, pasa muchas veces desapercibido y ahora, debo
señalar que, los riñones, tal como lo señalan los diversos autores, son un regulador
fundamental de la DIFa en el organismo. La teoría de Stewart nos permite concluir que
los riñones de estas pacientes ayudaron grandemente en la corrección de sus acidosis
metabólicas, pero nunca mediante la “reabsorción y regeneración de bicarbonato”, sino
por un mecanismo más lógico y expedito: La corrección de la DIFa.
Debo finalizar advirtiendo que, a pesar de la utilidad de esta teoría, todavía tenemos
mucho que aprender de ella. Aún no hemos resuelto con claridad los problemas teóri-
cos que imponen los trastornos mixtos, ni como explicar ahora las “compensaciones”
que supuestamente se presentan, ni como utilizar los conceptos para cuantificar los fe-
nómenos ácido base.
1. Stewart PA, Modern quantitative acid – base chemistry. Can J Physiol Pharmacol
1983, 6 1444-1461
3. Kellum JA, Metabolic acidosis in thecritically ill: Lessons from physical chemistry Kid-
ney International 1988, May- Jun 53 suppl 66:581-586.
5. Bellomo R, Ronco C, New paradigms in acid-base physiology. Curr Opin Crit Care
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6. Kellum JA. Acid-Base physiology in the post-Copernican era. Curr Opin Crit Care
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8. Bellomo R, Ronco C, The pathogenesis of lactic acidosis in sepsis. Curr Opin Crit
Care 1999, 5:452-457.