Sei sulla pagina 1di 2

El Temor a la Vejez

El fatalismo enseña a la mayoría de las personas a creer erróneamente


que se vive una sola vez. Por tal convicción, hacen todo lo posible por
alcanzar un máximo de disfrute, lo que las conduce a degradarse,
confundirse, deprimirse e incluso a cometer actos a sabiendas de que
pueden ser dañinos tanto para ellas como para los demás. Es más: como
piensan que sus acciones no generarán reacciones en esta vida ni mucho
menos en una futura, rompen, sin la menor preocupación, códigos
morales o realizan actividades que inclusive su conciencia les ha
advertido no hacer. Esta mentalidad es la que provoca el miedo a la vejez,
la cual se interpreta como estar sentado sobre una bomba de tiempo que
en cualquier momento explotará, terminando con la vida e impidiendo el
disfrute de lo que el mundo nos ofrece.

El temor a la vejez (y por ende a la muerte) hace a la gente vulnerable ante


la ilusión de consumir medicinas para retardar el envejecimiento, por
ejemplo. La cirugía plástica también responde a esta preocupación: el
temor a experimentar el deterioro del cuerpo motiva la inversión de
fortunas para contrarrestar semejante fenómeno. Desafortunadamente
todos estos esfuerzos son en vano, pues no hay forma de evadir la vejez
ni de postergarla por mucho tiempo.

Cuando interrogamos la sabiduría de los Vedas en lo que respecta al


deterioro del cuerpo, la ciencia védica explica que todos somos almas
espirituales eternas, luego no debemos preocuparnos por el fin de
nuestra vida humana. Leemos en el Bhagavad-gita: “El cuerpo material de
la entidad viviente eterna, indestructible e inconmensurable, tiene un final
con toda certeza […]” (2.18). Srila Prabhupada comenta: “Si aceptamos la
conclusión védica tal como se expone en el Bhagavad-gita, es decir, de
que los cuerpos materiales van a perecer a su debido tiempo, pero que el
alma es eterna, entonces debemos recordar siempre que el cuerpo es
como un traje; y, ¿por qué lamentar un cambio de traje? El cuerpo
material, en relación con el alma eterna, no tiene existencia real. Es como
un sueño. En sueños podemos pensar que volamos por el cielo o que
somos un rey sentado en su carroza, pero al despertar vemos que no
estamos ni en el cielo, ni en la carroza real. La sabiduría védica fomenta el
cultivo de la autorrealización basándose en la no existencia del cuerpo
material. Por lo tanto, no importa si creemos o no creemos en la
existencia del alma; en ningún caso hay razón para lamentarse por la
pérdida del cuerpo” (comentario al Bhagavad-gita 2,28). Cuando las
personas aprenden la ciencia espiritual comprenden que son almas
espirituales eternas, por lo que ellas se sienten muy completas al
practicar vida espiritual.

Tanto la vejez como la enfermedad y la muerte del cuerpo dejan ver la


temporalidad de este, luego se pueden asumir como fenómenos que nos
permiten madurar y crecer en materia espiritual. La sabiduría védica dice
que la vida humana es una preparación para la perfección de la vida, y por
lo tanto recomienda desapegarse del cuerpo y dirigirse a la trascendencia
a través de actividades espirituales como: el control de los sentidos
mediante la meditación y el estudio de los libros sagrados, entre otras.
Cuando aceptamos que la vida es un camino a la eternidad, no nos
abandona la confianza ni el entusiasmo.

La vejez es un peldaño de gran importancia para salir de la ilusión de que


somos el cuerpo material; es un momento para afianzar el conocimiento
espiritual y valorar el servicio a la voluntad de Dios. En esta medida, la
vida humana es gloriosa, porque nos permite acercarnos al Señor,
volvernos conscientes de Él y llegar a su mundo de amor a través del
canto de sus santos nombres y la invocación de su misericordia.

Lo anterior ha sido enseñado por grandes maestros espirituales,


pertenecientes a la escuela iniciática vaishnava. Por eso estamos en
deuda con estas grandes almas, ya que son ellas las que han entregado el
conocimiento acerca de la eternidad y la función del alma, que es una
parte y porción de Dios mismo. Así mismo, los maestros vaishnavas
revelan el destino último de la entidad viviente: vivir junto a Dios, para
servirlo amorosamente y recibir Su afecto, en una vida de misericordia.

No hay razón para creernos el cuerpo ni sentir temor ante la vejez, pues,
en realidad, nadie morirá jamás: solamente mueren los cuerpos, y el alma
o bien reencarna y nace en un nuevo cuerpo, o bien va a Dios. No
obstante, la meta última de la vida es superar la reencarnación y alcanzar
el mundo espiritual. Cuando esto ocurra, adquiriremos un cuerpo dotado
de sat (eternidad), cit (pleno conocimiento) y ananda (bienaventuranza),
características corporales trascendentales de quienes viven con el Señor
Supremo en su mundo de amor.

Swami B.A. Paramadvaiti

MIRA ESTAS MARAVILLOSAS SABIDURIAS VEDICAS ¡EN VIDEO!


http://www.sabiduriavedica.org/

Potrebbero piacerti anche