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La gente de hoy

“¡Noticia de último minuto! Asesinan a sacerdote y a su ayudante en su propia


Iglesia. Sacerdote Franciscano fue apuñalado junto con su ayudante por tres sujetos
que ingresaron a la Iglesia para robarle el dinero que tenía guardado para obras
benéficas. ¡Último minuto! Hombre desfigura a su esposa por celos. Un hombre
cegado por los celos quemó la cara de su esposa con agua que él mismo puso a
hervir…”

Noticias como estas inundan las portadas de los periódicos y son los primeros
reportajes televisivos. Entre asesinatos, secuestros, robos al paso, suicidios, etc.,
estamos ya acostumbrados a vivir. No hay ni un solo día en que no se vean personas
muertas o denuncias por robos o estafas. Este ya es un mundo de locos… nadie está
libre de sufrir alguna de estas desgracias.

Todas estas faltas contra la integridad de las personas e incluso contra el medio
ambiente donde habitan son el “pan nuestro de cada día”. Viéndolo desde una
perspectiva más global, pareciese que el mundo, o mas bien, los que lo habitan y que
están dotados de eso que se le llama “razón”, están enfermos.

Pero esto no es de hoy. Al parecer, desde que el hombre buscó, y valga decir que aún
sigue buscando, una vida mejor, lo único que ha ido consiguiendo es dar vida a una
cultura del materialismo, del consumismo, de la poca práctica de virtudes, del
individualismo, entre otras, que solo muestran la decadencia en la que va cayendo
aquel ser al que en algún momento se le fue encargado el futuro próspero del mundo.
Según estudios realizados, somos la única especie que crea tecnologías para matar;
para crear guerras y destruir nuestro planeta en todos los sentidos.

Viendo y viviendo toda esta realidad, provoca realizarse una sola pregunta que casi
engloba toda la problemática de nuestra época: ¿Qué pasa en la cabeza del ser
humano, que cada día busca su autodestrucción? La respuesta a esta pregunta se la
puede encontrar en otra pregunta: ¿El hombre de hoy se dedica a la reflexión y a
enseñar a reflexionar sobre su propio modo de actuar?

En la actualidad, se vive en un mundo tan acelerado, tan lleno de trabajos y


quehaceres que apenas los padres tienen tiempo para comunicarse con sus hijos.
Obviamente que si una institución tan nuclear, como lo es la familia, no se preocupa
por la mejor comunicación entre sus miembros, menos lo va a hacer toda la
sociedad... y eh aquí todas las consecuencias que ya antes se ha mencionado.

La posible solución para todos estos problemas se encuentra en la reflexión y en la


educación. Se puede considerar que existen factores internos y externos en el modo
de actuar de toda persona, pero lo interno se educa y se aprende. Solo aquellas
personas que tienen alguna psicopatología o deficiencias tienen dificultades en
controlar la parte interna de sí mismas. ¿Y los factores externos? Estos factores
dependen de la toma de conciencia de todos nosotros y también de la educación.

La importancia de la educación en el cambio del comportamiento humano, es de suma


importancia. Buscar el bien es una tarea prioritaria para que el hombre se dignifique
cada día más. Aprender a reflexionar sobre el modo de actuar es indispensable. Ser
conciente en la manera de obrar es lo ideal. Pero todo esto no tiene sentido si el
hombre no toma conciencia de su realidad y decide usar su voluntad libre para su
crecimiento como persona y como buen ciudadano.

“Hay que educar el futuro y el futuro son los niños, pero no solo se educa en
conceptos, se educa en ejemplos, y estos ejemplos los da la sociedad que los
rodea, pues es el ambiente donde ellos ejercen su humanidad y donde darán
sus mejores frutos…”. Es por esto que hay que lograr una educación integral:
“formar una buena persona, un buen ciudadano y un buen trabajador”. Hay que
lograr darle un sentido a la educación y que la sociedad comprenda que la educación
es tarea de todos y que el mañana lo trabajamos todos.

En conclusión, vivimos en un mundo totalmente irreflexivo y que se lo puede notar en


el día a día. Pero esta realidad no es la última palabra, la cura existe y solo hay que
prestarle atención. Esta o estas curas son: la reflexión crítica de nuestros actos y que
cada día sean más actos humanos que actos del hombre y la educación, como la
forjadora de un mundo mejor. Y para terminar, un filósofo griego llamado Sócrates dijo:

“La verdad habita en el fondo de nosotros mismos y a ella llegamos por medio
de la reflexión y el diálogo… nadie que conozca el verdadero bien, obra mal,
pues el que lo conozca se siente impulsado a obrar bien…”

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