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Noticias como estas inundan las portadas de los periódicos y son los primeros
reportajes televisivos. Entre asesinatos, secuestros, robos al paso, suicidios, etc.,
estamos ya acostumbrados a vivir. No hay ni un solo día en que no se vean personas
muertas o denuncias por robos o estafas. Este ya es un mundo de locos… nadie está
libre de sufrir alguna de estas desgracias.
Todas estas faltas contra la integridad de las personas e incluso contra el medio
ambiente donde habitan son el “pan nuestro de cada día”. Viéndolo desde una
perspectiva más global, pareciese que el mundo, o mas bien, los que lo habitan y que
están dotados de eso que se le llama “razón”, están enfermos.
Pero esto no es de hoy. Al parecer, desde que el hombre buscó, y valga decir que aún
sigue buscando, una vida mejor, lo único que ha ido consiguiendo es dar vida a una
cultura del materialismo, del consumismo, de la poca práctica de virtudes, del
individualismo, entre otras, que solo muestran la decadencia en la que va cayendo
aquel ser al que en algún momento se le fue encargado el futuro próspero del mundo.
Según estudios realizados, somos la única especie que crea tecnologías para matar;
para crear guerras y destruir nuestro planeta en todos los sentidos.
Viendo y viviendo toda esta realidad, provoca realizarse una sola pregunta que casi
engloba toda la problemática de nuestra época: ¿Qué pasa en la cabeza del ser
humano, que cada día busca su autodestrucción? La respuesta a esta pregunta se la
puede encontrar en otra pregunta: ¿El hombre de hoy se dedica a la reflexión y a
enseñar a reflexionar sobre su propio modo de actuar?
“Hay que educar el futuro y el futuro son los niños, pero no solo se educa en
conceptos, se educa en ejemplos, y estos ejemplos los da la sociedad que los
rodea, pues es el ambiente donde ellos ejercen su humanidad y donde darán
sus mejores frutos…”. Es por esto que hay que lograr una educación integral:
“formar una buena persona, un buen ciudadano y un buen trabajador”. Hay que
lograr darle un sentido a la educación y que la sociedad comprenda que la educación
es tarea de todos y que el mañana lo trabajamos todos.
“La verdad habita en el fondo de nosotros mismos y a ella llegamos por medio
de la reflexión y el diálogo… nadie que conozca el verdadero bien, obra mal,
pues el que lo conozca se siente impulsado a obrar bien…”