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Universidad del Zulia

Facultad de Humanidades y Educación


Consejo Central de Extensión
División de Extensión
Centro Corporativo Universitario

“Función investigativa del profesor universitario y problemática


del entorno”

Los pueblos que tienen el poder son los pueblos que tienen
el conocimiento, que tienen la información y que tienen la
capacidad de manejarla inteligentemente. Hoy la riqueza
no está en la materia prima, sino en la materia gris, Pérez
(1994:16).

Mgs. Jesús Villamil

Maracaibo; 21 de noviembre de 2010


Función investigativa del profesor universitario y problemática
del entorno”

Los pueblos que tienen el poder son los pueblos que tienen
el conocimiento, que tienen la información y que tienen la
capacidad de manejarla inteligentemente. Hoy la riqueza
no está en la materia prima, sino en la materia gris, Pérez
(1994:16).

Los grandes avances tecnológicos producidos en las últimas décadas han dado
origen al fenómeno de la globalización con lo cual las barreras y las distancias en
cuanto a lo económico, político, cultural y social han quedado disminuidas
significativamente. Al respecto, las universidades, en particular las venezolanas, no
han sido ajenas a las transformaciones y exigencias provenientes de dicho
fenómeno, es así como, una nueva sociedad caracterizada porque su valor primordial
se halla en la información y el conocimiento y no en la moneda como en otrora
(Sánchez, 1999), exige de sus universidades los cambios requeridos para hacer
frente a los nuevos escenarios planteados por la globalización.
Según lo dicho, las universidades se convierten en garantes privilegiadas de
proveer a la sociedad emergente, de su preciado bien; el conocimiento, y siendo que
éste surge de la investigación (Covey, 2005), es oportuno evaluar la situación actual
de uno de los elementos constitutivos del trípode universitario: docencia, extensión e
investigación.
Una primera aproximación a la función investigativa nos remite a la ausencia de
una visión integral con respecto a los otros dos componentes del trípode: la docencia
y la extensión, ya que el predominio ejercido por la función docente ha permitido la
desasistencia de las restantes (Miquelena, 2002). Desde esta perspectiva, dicho autor
señala lo que podríamos identificar como una deficiencia endógena en las directrices
asumidas por la gerencia universitaria las cuales han conducido al docente
universitario a orientar su actualización y formación en aspectos o temas
relacionados con el área donde se desempeñan. En consecuencia urge encontrar
estrategias básicas que permitan el refuerzo del vínculo de la investigación con la
docencia y la extensión mediante el rescate y fortalecimiento de la figura docente
investigador (Stenhouse,1987)
En el mismo orden de ideas, según Flores y otros, citados en Michelena (2002)
en la actualidad existe consenso al señalar que el deficiente nivel investigativo del
docente universitario está asociado a la baja calidad de sus conocimientos, la poca
motivación para esta área, las escasas competencias investigativas, la deficiencia de
los servicios de infraestructura científica, disponibilidad de publicaciones periódicas
de los investigadores entre otros.
Desde un punto de vista más personal, podría señalar que una de las razones
fundamentales para el deterioro de la función investigativa del docente está
estrechamente vinculada al factor económico; ya que dicha actividad de producción
intelectual en la mayoría de los casos, no se traduce en beneficios monetarios para el
investigador, en contrapartida exige del mismo una inversión económica y de tiempo,
significativa que en la mayoría de los casos no está en disposición de asumir. Al
respecto, entran en juego elementos tan fundamentales como la ética profesional y el
vocacional, que invitan a la superación de estas limitaciones para hacer del hecho
educativo un espacio lleno de la creatividad que proporciona la investigación,
despojándola de la concepción rigorista que la restringe al carácter cientificista.
A respecto, Tonucci (1999) señala que aunque la investigación no sea
rigurosamente científica, ni absolutamente confiable, debe hacerse, por la sencilla
razón de que sólo de esta forma se podrá enseñar a investigar. Tendremos alumnos
investigadores no diciéndoles que lo sean o mandándoles a copiar libros, sino
sumergiendo la práctica educativa en un ambiente que fomente la curiosidad, la
búsqueda, la experimentación, modos naturales de aprender, (Pérez, 1994). Ahora
bien, la universidad tiene como responsabilidad generar y propiciar las condiciones
endógenas que viabilicen esta realidad, para ello los postgrados se convierten en el
principal espacio de formación investigativa pero las estadísticas indican que poco o
nada se avanza al respecto ya que la deserción o la poca pericia de los maestrantes
así lo indican.
Por otro lado, la formación investigativa proporcionada por la universidad en el
área de postgrado se ve distorsionada al ser asumida como un simple requisito para
alcanzar un ascenso o un incremento salarial, es decir, que en la mayoría de los casos
no se asume como elemento fundamental de la práctica docente. A esto se añade, la
falta de concreción y vinculación de las investigaciones con el sector productivo de la
sociedad, despojando de sentido a las mismas y alejándolas del apoyo económico
que esto pueda representar, así como del beneficio a la calidad de vida de los
ciudadanos, que en última instancia es su razón de ser.
En cuanto a los factores exógenos que influyen en la función investigativa del
docente universitario, las políticas Estadales representan la piedra de toque de dicho
proceso. Si bien es cierto que dichas políticas han sido deficientes y poco proclives a
priorizar el estímulo hacia la investigación, también lo es que en la última década, la
situación se ha ido agravando debido a la permeabilización política en todos los
aspectos de la sociedad venezolana, y en esta, la investigación, en particular, prueba
de ello lo representa lo dicho por Berroterán, presidente del Observatorio Nacional
de Ciencia y Tecnología quien señaló: “las últimas decisiones están en manos del
propio Presidente de la República. Será él quien determine los nuevos lineamientos
del PPI” (Zerpa,2010).
En el mismo orden de ideas, Miquelena (2002), señala que las primeras áreas
venezolanas que sufrieron los recortes presupuestarios de la crisis fueron la educación
y la investigación, al respecto el 28 de octubre del presente año el Ministerio de
Ciencia y Tecnología e Industrias Intermedias anunció que el Gobierno le retiró el
oxígeno al Programa de Promoción del Investigador (PPI). Aunado a esto, señaló que
“hasta los momentos no hay definición de políticas para nuevas convocatorias del
PPI ni decisiones institucionales en cuanto al futuro del programa”.
Es evidente que ante tal escenario la estimulación o apoyo a la investigación se
ven seriamente comprometidos, lo cual repercute negativamente en el desarrollo
productivo del país, así como en el fortalecimiento e incremento del personal
calificado en el campo de la investigación. Al carecer de un apoyo político real, sin
una voluntad de Estado para signar a la actividad científico y técnica su rol
protagónico dentro de la sociedad moderna, la ciencia y la tecnología no se han
convertido en verdaderas fuerzas de cambio social en este país según Requena,
citado en Miquelena (2002).
A manera de conclusión cabe realizar un exhorto de entrega y dedicación
vocacional al docente universitario, para hallar en la vivencia plena y satisfactoria de
su desempeño docente el estímulo y compromiso necesario para seguir profundizando
en los pilares sobre la cual se cimienta su quehacer profesional, el trípode; educación,
extensión e investigación. Convirtiendo está última en el eje transversal que oriente
su desempeño ya que como señala Pérez (1994), Ya no se trata de enseñar
conocimientos, sino la habilidad de adquirirlos y es sólo a través de la investigación
como podremos llegar a ello.

Bibliografía.

Covey, Stephen R. El 8vo Hábito. De la efectividad a la grandeza. Editorial Planeta.


Bogotá 2005

Miquilena Piña, L. (2002). Función investigativa del personal académico de las


universidades públicas zulianas: Cap. I “Caracterización de la función
investigativa del profesor universitario”. Caracas: Universidad Nacional
Abierta.
Miquilena Piña, L. (2002). Función investigativa del personal académico de las
universidades públicas zulianas: Cap. III “Factores incidentes en la
productividad investigativa”. Caracas: Universidad Nacional Abierta.

Miquilena Piña, L. (2002). Función investigativa del personal académico de las


universidades públicas zulianas: Cap. II “Globalización de la investigación
universitaria”. Caracas: Universidad Nacional Abierta.

Miquilena Piña, L. (2002). Función investigativa del personal académico de las


universidades públicas zulianas: Cap. IV “Problemática y acción investigativa
en las carreras de educación”. Caracas: Universidad Nacional Abierta.

Pérez Esclarín, Antonio. ¿Es posible educar hoy en Venezuela? Una nueva política
educativa. Editorial San Pablo, Caracas 1994

Pérez Esclarín, Antonio. Educar en el tercer milenio. Editorial San Pablo, Segunda
edición. Caracas 2002

Sánchez Ilabaca, Jaime. Construyendo y aprendiendo con el computador. Centro


Zonal Universitario de Chile, Chile 1999.

Stenhouse, L. La investigación como base de la enseñanza. Selección de textos por


J.Rudduck y D.Hopkins. Ediciones Morata, S.A. Madrid 1987

Tonucci, Francesco. La investigación como alternativa a la enseñanza. Enseñar o


aprender. Cuadernos de educación N° 151. Editorial Laboratorio Educativo.
Venezuela 1999

Zerpa, Fabiola.(2010, noviembre 14) Venezuela queda rezagada por asfixia a


investigadores. El Nacional. Recuperado en 18,2010. Disponible en http://el-
nacional.com/www/site/p_contenido.php?q=nodo/165563/Ciencia%20y
%20Tecnolog%C3%ADa/Venezuela-queda-rezagada-por-asfixia-a-
investigadores

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