Sei sulla pagina 1di 2

idiosingracia

Matrix, la ficción y el placer


Rafael Tiburcio García

¿Por qué motivo una película de terror, algunas veces, no nos deja dormir? ¿Por qué elegimos
pasar nuestro tiempo en un juego de rol como reyes o guerreros? ¿Por qué nos adentramos en la
trama de una historia, como si la viviéramos? ¿Por qué tejemos diálogos imaginarios cuando
nos enamoramos o sufrimos por hechos futuros, como el destino que nos plantea una lectura de
cartas? Estas preguntas parecen hallar su respuesta en la saga de Matrix, y tienen que ver con
una corriente implícita en toda la vida actual, el hedonismo: el cómo un tipo de conocimiento
basado en el placer estimula la evasión de la realidad, igual que Cypher eligió la matrix por
sobre el mundo real.
El hedonismo proclama al placer como fin supremo de la vida, en la antigua Grecia existieron
dos escuelas principales: el hedonismo cirenaico cuyo fundador, Aristipo, defendía que el
placer es indisociable de los placeres físicos; y el epicureismo, que prefiere los placeres
intelectuales y la búsqueda de la serenidad, y cuyo mejor traductor no fue un filósofo sino un
poeta: el portugués Fernando Pessoa, en voz de su heterónimo Ricardo Reis.
El personaje de Cypher (el codificador) se asocia al esclavo de la alegoría de la caverna de
Platón y su elección (la ilusión) está ligada al hedonismo cirenaico: “Yo sé que este filete no
existe […] y después de 9 años ¿sabe de qué me doy cuenta? la ignorancia es una dicha” le dice
al agente Smith cuando decide traicionar a sus compañeros. Pero el eje de la elección de esta
vía tiene que ver con la posibilidad existente al interior de la matrix, en el cual es posible elegir
un mundo ideal donde los “objetos” sólo existen dentro de nosotros: un mundo ficticio, esta
idea de que es más feliz una mente asentada, más que en ideas, en las sensaciones y la memoria
—“No quiero recordar nada ¿entiende? y quiero ser rico, ya sabe, alguien importante, como un
actor”, recalca Cypher— adquiere la facultad de volver real lo irreal. Estas posibilidades de
vida interior ideal se han tratado de distinta manera en filmes como Abre Los Ojos y Eternal
Sunshine of a Spotless Mind o en cuentos de Phillip K. Dick y Salvador Elizondo, entre otros.
Matrix nos presenta el problema del conocimiento a partir de una dicotomía entre realismo e
idealismo. Y el realismo que le da sentido es justamente el volitivo: la voluntad y la conciencia,
metas de Neo, se expresan, como en Alicia en el País de las Maravillas, en cinco elecciones
fundamentales que toma a lo largo de la trama: seguir al conejo blanco; huir de su oficina; bajar
del automóvil; tomar la pastilla roja; y salvar a Morfeo. Estas elecciones lo llevarán a elegir lo
real, y es justo el desierto de lo real el modelo que opone este filme al idealismo de la matrix.

“¿Sabía que la primera matrix fue diseñada para ser un mundo humano perfecto, sin
sufrimiento, donde todos iban a ser felices? Fue un desastre […] Se perdieron cosechas
enteras […] yo creo que como especie, los seres humanos definen su realidad a través de
la desdicha y el sufrimiento, así que el mundo perfecto era un sueño del que su cerebro
primitivo se trataba de despertar constantemente”

Estas son las palabras que el agente Smith dice a Morfeo, tras capturarlo. Smith (el apellido
más común en Estados Unidos) aparece como una presencia de la cotidianeidad, la uniformidad
que arrastra todo hacía sí en su vorágine. En el mundo actual, las ciencias y la filosofía han
logrado conciliar las visiones epistemológicas clásicas: dogmatismo y escepticismo,
racionalismo y empirismo, realismo e idealismo; mas la puerta del hedonismo, sobre todo el
epicúreo, queda abierta para profundizar en ella, ya que el actual culto al placer (uno de
carácter más bien cirenaico) se ha convertido en el nuevo “valor” de los integrantes de una
sociedad que se tecnifica y deshumaniza, una sociedad individualizada cuyos valores se centran
en la competitividad y carpe diem; un valor que, como Cypher elige, implica un confort que se
halla más allá de la felicidad, la memoria o el conocimiento, ya que amalgama lo que es bueno,
lo deseable, con lo que es simplemente agradable y placentero, una existencia “editada” que da
preponderancia a lo virtual sobre lo real.

Críticas en: idiosingracia.blogspot.com

Potrebbero piacerti anche