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Artículos / Eje 1.

Imagen y memoria

Archivo y desmemoria
en Agua viva de Clarice Lispector
Mariela Herrero
Facultad de Humanidades y Artes
Universidad Nacional de Rosario
herreromariela@gmail.com

Resumen
En el presente artículo se pretende analizar la obra Agua Palabras clave:
viva (1973) de la brasilera Clarice Lispector a partir del archivo, censura, literatura
brasilera, Clarice Lispector,
examen de algunas de las estrategias narrativas y refor-
diario íntimo.
mulaciones artísticas que formaron parte de un proceso
de radicalización de la escritura de Lispector, llevado a
cabo y profundizado durante los años 70. El objetivo
del estudio apunta a vincular el contexto político y la
censura que tuvo lugar en Brasil desde el año 1964 con
una toma de posición artística e intelectual que, frente
a esa situación, tuvo que ser reconsiderada.
Ante la opción de construir obras que mostraran una
realidad redentora, que funcionaran como «salidas»
a las condiciones históricas, Lispector eligió escribir
exponiendo el proceso de construcción de la obra. Así,
al exhibir la experiencia de una escritura contaminada
de una situación histórica conflictiva, se proponía a la
obra como el lugar de una experiencia de crisis.

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A partir de esto y, coincidiendo con buena parte de
los estudios críticos que dedicaron sus investigaciones
a Agua viva, consideramos que éste se presenta como
un texto de difícil clasificación genérica y, desde allí,
proponemos un intento de analizar este texto como
cercano a las formas del diario íntimo aunque, sin em-
bargo, logra mantener la estructura y las características
de una ficción.

Abstract
The present article is intended to analyzes the play Key words:
«Living Water» (1973) of the brasilian Clarice Lispector file–censorship, Brazilian
literature, Clarice Lispector,
from the review of some narrative strategies and artistic
intimate diary.
reformulations that were part of a process of radicaliza-
tion of Lispector's writing, carried out and deepened
during the 70s. The objective of the study aims to link
the political context and the censorship that took place
in Brazil since 1964 with a shot of an artistic and intel-
lectual position, wich, faced with that situation, had to
be reconsidered.
In view of the option of build works that showed a
redeeming reality, which function as «exits» to historical
conditions, Lispector chose to write exposing the cons-
truction process of the work. Thus, by displaying the
experience with a writing contaminated of a conflicting
historical situation, it proposed to the play as the site
of a crisis experience.
From this and, coinciding in good part with the
critical studies wich dedicated their investigations to
«Living Water». We consider that this one presents it-
self as a text of difficult generic classification and, from
there, we propose an attempt to analyze this text closer
to the intimate diary forms though, however, manages
to preserve the structure and characteristics of a fiction.

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«Inútil querer clasificarme: yo simplemente me escabullo,
no permitiéndolo, el género ya no me atrapa más.»

Clarice Lispector, Agua viva.

En 1972 Clarice Lispector le envía a su la vez— a partir de la pregunta: ¿De qué


amigo —quien se desempeñaba como manera se inscribe/escribe este texto en
crítico literario— José Américo Pessanha el contexto sociocultural del Brasil de los
el manuscrito de un texto que acababa de 70? ¿En qué medida la dictadura militar
escribir y que llevaba por título Objeto iniciada en 1964 delimitó el escenario
gritante. Le devolución de Pessanha no artístico de la época? ¿Cuáles fueron
se hizo esperar: «Intenté situar el libro las opciones y los materiales a los que
¿Notas? ¿Pensamientos? ¿Fragmentos au- los artistas recurrieron para continuar
tobiográficos? ¿Un diario o retrato de una produciendo? ¿De qué estrategias se va-
escritora? Al final encontré que era todo lieron para, a pesar de la situación, no ser
eso al mismo tiempo».1 La apreciación silenciados ni perseguidos? Y en relación a
del crítico apunta a un dilema común de esto: ¿Es posible leer Agua viva como un
la crítica contemporánea: el de intentar diario íntimo ficticio? De ser así: ¿Cómo
clasificar genéricamente una obra que puede vincularse esta elección genérica
se construye en base a una escritura que con la coyuntura política de esos años? ¿Es
violenta los límites entre lo que es y no correcto hablar de este texto como una
es literatura. obra «bisagra» en su producción literaria?
Ese libro aún no publicado, y que Comencemos recordando que, luego
constituye el objeto de este estudio, es el de que Pessanha le devolviera las líneas
que luego cambiaría su título por Agua que citamos más arriba, éste le aconsejó
viva (1973).2 a Lispector que coloque un subtítulo a
El presente artículo tiene como objetivo la obra, para que el lector pueda iden-
aproximarse nuevamente a esta obra para tificarla como una «no–ficción», como
intentar dilucidar esa duda –y sospecha a citas o como un cierto tipo de diario. No

1. Pessanha, José Américo, carta a Clarice Lispector. São Paulo. 05/03/72. Archivo Clarice Lispector/
Fundación Casa de Rui Barbosa. Citado en Battella Gotlib (2007b).
2. Según un estudio realizado por Nadia Battella Gotlib (2007:453), el libro tuvo tres posibles títulos:
el primero fue Detrás del pensamiento: monólogo con la vida; luego modificado por Objeto gritante; y
finalmente, antes de publicarlo el definitivo Agua viva.

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obstante, en la primera página del libro, sensaciones, de pensamientos, un archivo
debajo del título leemos «Ficción». ¿Es de observaciones, entre los que se entre-
esto una advertencia, una declaración, una mezclan desde una lista —aparentemente
confesión, una aclaración? Sea lo que sea, aleatoria— de flores, piezas de escritura a
esa información evidencia una intención, modo de instantáneas, de postales, hasta
por parte de la autora, de que el lector se la evocación de vidas pasadas.
adentre en la lectura de hechos inventados. Pero sobre todo, Agua viva es, desde
Algo que no resulta demasiado asombro- nuestro punto de vista, una reflexión
so si recordamos que Lispector trabajó obstinada, un diálogo, sobre la escritura,
durante tres años en la construcción de la cultura, el arte y sobre la época y el
este libro (que según sus propias palabras contexto en que ella se inscribe. De ahí
en una entrevista, tenía en principio 280 que nos sea necesario realizar un breve
páginas), revisándolo, corrigiéndolo, recorrido por la situación sociopolítica
depurándolo, podándolo hasta llegar a del Brasil de los años 60 y 70.
ser el libro que hoy conocemos: «este En el año 1964 se produjo en ese país
librito tenía 280 páginas; lo fui cortando el golpe militar que dio lugar a una dic-
–y torturando— durante tres años. Ya no tadura que se prolongó por más de veinte
sabía más que hacer. Estaba desesperada. años. Es en función de ella —sostiene
Tenía otro nombre. Era tan distinto… Flora Sussekind en Vidrieras astilladas,
Era Objeto gritante, pero no funcionaba. un estudio crítico sobre las propuestas li-
Prefiero Agua viva, algo que burbujea».3 terarias que se dieron en ese contexto— y
Ahora bien, a pesar de estas declaracio- del aparato represivo de ese Estado auto-
nes y, lejos de querer contrariar la volun- ritario que deben entenderse y leerse las
tad de la escritora, nuestro afán de situar opciones literarias surgidas durante este
el libro dentro de las formas relativas al período. Según esta autora, los cambios
diario surge del hecho de que Agua viva y transformaciones en el plano cultural
no tiene, en primer lugar un hilo con- deben ser analizados a partir de tres pe-
ductor que estructure los sucesos que allí ríodos o estrategias adoptados a lo largo
se cuentan/escriben/piensan/recuerdan. de esos años y que incluyen:
Este libro es, en un primer acercamiento
(y quizás en todos los demás), una acu- el desarrollo de una estética del espectáculo;
mulación de fragmentos, una colección una estrategia represiva flanqueada por la
de apuntes, de notas, un registro de determinación de una política nacional de

3. Clarice Lispector. Entrevista. Texturas nº 3. Letras/USP, 05/1974, pp. 24–25. Citado en Battella
Gotlib (2007b:453).

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cultura; y un hábil juego de incentivos y eran toleradas, en tanto fueran delante
cooptaciones, más fácil a medida que las del espejo. Mientras que la población
opciones de trabajo intelectual se vuelven convertida en platea consumía el espectá-
aún más restrictivas frente a la situación de culo en que había sido convertido el país
desempleo generalizado en el país desde fines y su historia. En ese sentido, sin los media
de la década del setenta. (Sussekind, 2003:19) y sin público, la producción artística y
ensayística podía hablar sí, pero nadie
Si bien las tres son fundamentales y había que los escuchara.
determinaron las producciones artísticas A partir del año 1968 la censura recru-
del momento, nos detendremos funda- deció y se prohibió tanto a profesores
mentalmente en la primera por ser la más como a músicos y escritores, entre otros,
apropiada para nuestro análisis. liquidando la cultura viva del momento.
Esta estrategia del espectáculo como La situación entonces comenzó a teñirse
táctica significó, siguiendo a Sussekind, de pánico, de temor, de silencio, murmu-
una maniobra, por un lado, expansionis- llos y diálogos entrecortados.
ta, que implicó el hiperdesarrollo de los De esta manera, los artistas comenza-
medios de comunicación masivos, sobre ron a replantearse el lugar y la función
todo la televisión y, por el otro, hasta que poseían dentro de una cultura que
liberal con relación al arte de protesta y poco a poco empezaba sentirse como
la intelectualidad de izquierda, desde el un campo aislado desde el que ya no era
momento en que estaban cortados sus posible la comunicación con el pueblo.5
posibles lazos con los estratos populares.4 En el caso particular de Lispector, con-
Es decir, esta expansión de los medios sideramos que todos estos factores tuvie-
de comunicación propiciada por el Es- ron una gran incidencia en la producción
tado buscaba romper los puentes entre literaria que llevó a cabo durante sus últi-
el movimiento cultural y las masas. La mos años de vida. A partir de eso, es que
restricción fue sutil, teniendo en cuenta nos permitimos sospechar que para evitar
que se llevó a cabo a través de la distrac- las represalias de la censura se hizo nece-
ción y el entretenimiento de las clases sario construir una «contrarrealidad» o
populares; con lo cual a los intelectuales más específicamente una «antinarrativa»
ligados a la producción ideológica o a la (el término pertenece a Gonzalo Agui-
cultura de protesta les restaba una especie lar) que confrontara el uso oficial de un
de «diálogo de comadres». Las protestas lenguaje al servicio de la dictadura. Así,

4. Para un desarrollo más amplio de estas cuestiones véase: Sussekind (2003).


5. Jorge Schwartz (1978) realiza un análisis detallado de la coyuntura política y cultural de la época.

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la lengua debía ser cimentada desde cero: tando compartimentos, valijas con fondos
«tengo que destituirme para alcanzar el falsos, lajas, escondites, reservados que no
núcleo y la simiente de vida. El instante pasen por la mediación de la sociedad que
es simiente de vida» (Lispector, 2010:23) los acosaba (Garramuño, 2009:71).
Una lengua que no respondiera a los Se trató, por lo tanto, de encontrar
patrones validados hasta entonces; que nuevas formas de significación. De «decir
funcionara como un código hermético, sin decir nada», de entablar un diálogo y
opuesto a un lenguaje que ya no ofrecía una comunicación con elementos que no
garantías, que se manifestaba escaso fueran los «conocidos». Pero sobre todo
para reproducir aquello que se sentía, se se puso de manifiesto una resistencia:
pensaba, se vivía. para que los discursos artísticos no per-
Esa «contranarrativa» a la que se ha manecieran al servicio del Estado represor
referido Aguilar (2007), lleva aparejada y asesino, el escritor debió organizar su
el hecho de que su forma ya no se opone estrategia ya sea prescindiendo de la
a otra, ya no se define tampoco porque prosa, ya sea modificando su función. En
la renueva, la parodia o la destruye, sino este escenario los textos intentaron captar
porque se encuentra con su propio impo- una experiencia y un sujeto cercenados,
sible: lo que no tiene forma o lo informe. dislocados. Y la escritura lejos de pro-
De ahí la intención declarada de Lis- ponerse como una salida redentora a la
pector de desnudar la palabra, de extre- situación que se vivía, se mostró como el
marla, de vaciarla, para que a partir de la lugar que habitaban esas fracturas a través
nueva creación se acercara un poco más de una serie de operaciones, entre las que
a lo que la experiencia era en realidad: se encontraba la captación bruta, sin
«Como si arrancara de las profundidades mediaciones de lo real; lo cual desarmaba
de la tierra las nudosas raíces de un árbol una idea de arte como sublimación, como
descomunal, es así que te escribo, y esas contestación o promesa de felicidad de
raíces como si fueran poderosos tentácu- una vida sin sentido.
los» (Lispector, 2010: 31). Creemos, al igual que Garramuño, que
Es interesante recordar en relación a la intensidad en esa exploración de lo real
esto, una cita de Florencia Garramuño, que adquiere la escritura de Lispector en
quien en su libro La experiencia opaca, estos años, y la forma en que esa explo-
destaca la voluntad por parte de los escrito- ración se asocia a una suerte de desaura-
res de la época, de fundar una lengua que, tización6 y desublimación de lo literario
al esquivar la censura, funcionara inven- condensa algunas de estas cuestiones. Y

6. Garramuño explica estos conceptos como la manera de entender la postulación de un tipo de escritura 

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tiene estrecha vinculación con el hecho más evidentemente algunas cuestiones
de que Agua viva fue la obra con la que y temáticas (un mayor acercamiento y
la brasilera abrió el período que Italo Mo- compromiso con las problemáticas y las
riconi denominó «la hora de la basura»;7 luchas sociales) que, si bien ya estaban
caracterizado sobre todo, por el «abandono latentes en sus producciones anteriores,
de posiciones ya adquiridas» que la autora adquirieron un peso y una importancia
llevó a cabo a partir de los años 70. fundamentales a partir de la coyuntura
Los textos que se agrupan en este ciclo política y cultural de esos años.
estuvieron marcados por un fragmenta- Recapitulemos hasta aquí algunas
rismo radical, que dio como resultado cuestiones: la búsqueda de una lengua
textos cortos, esquemáticos, «nerviosos», primitiva, novedosa, que ya no responda
construidos a partir del montaje de esas a los patrones ni a las significaciones a los
fracciones unidas por un hilo conductor que el lector estaba habituado: «antes de
muy tenue. De ahí que sea tan dificultoso organizarme tengo que desorganizarme
categorizarlos genéricamente, ya que se internamente. Para experimentar el
trata sobre todo de «textos curtos»8 en primer y pasajero estado primario de
donde todas las categorías del quehacer libertad. De libertad de equivocarme, de
literario (autor, personaje, tiempo, narra- caer y levantarme» (Lispector, 2010:89);
dor, intriga) aparecen trastocadas. «no quiero tener la terrible limitación
Es en ese sentido que podríamos con- de quien vive sólo de lo que es pasible
siderar a Agua viva como un texto «ex- de tener sentido. Yo no: lo que quiero
perimental», entendiendo por esto una es una verdad inventada» (ídem:34). Un
obra en la que comienzan a delinearse conciente ascetismo y despojamiento

que violenta los límites entre lo que es y lo que no es «literario», y que se opone claramente a un uso
burgués de la literatura como marca de distinción y diletantismo. En lugar de ese uso de la literatura
se propone un acercamiento a la experiencia que conlleva la postulación de una escritura no aurática
que se identifica, más que por una serie de procedimientos, por la proposición de un funcionamiento
diferenciado del arte, orientado a la desfetichización del objeto y a una idea de arte en tanto soporte
de experiencias» (Garramuño, 2009:31).
7. Moriconi utilizó esta denominación para referirse al último período de la obra de Lispector, en el que
considera que se ponen en escena los límites y la extenuación de un proyecto de progresiva radicalización
de la escritura autorreflexiva. La hora de la basura vendría a funcionar, además como contrapartida de
un período anterior al que se denominó «la hora del lujo».
8. Ese fragmentarismo junto a la «hibridez» de los textos que componen el período es correlativo con la
intensa actividad periodística que Lispector realizó durante siete años en el diario Jornal de Brasil. Lo
que contribuyó a generar una porosidad entre dos géneros: el literario y el periodístico.

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para lograr llegar al hueso de lo narra- den que se quiera; sin embargo, sostiene
ble: «estoy en un estado muy nuevo y Blanchot, está sometido a una cláusula
verdadero, curioso de sí mismo, tan de apariencia liviana: el calendario. Y es
atrayente y personal al punto de no po- justamente este requisito de lo que carece
der pintarlo o escribirlo» (ídem:24). Un Agua viva. Esta obra no se estructura a
nuevo repertorio de instrumentos para partir del orden y la concatenación co-
operacionar la escritura: «para interpre- herente de los días en que se escribe. No
tarme y formularme necesito de nuevas hay, incluso, ninguna referencia a fechas
señales y articulaciones nuevas en formas precisas, a acontecimientos puntuales que
que se localicen más acá y más allá de mi nos permitan datarlo en un momento de
historia humana» (ídem:34). Una decla- la historia determinado. Entonces ¿Qué
rada voluntad por parte de la narradora es lo que sigue haciéndonos pensar que
de exhibir los procedimientos a partir estamos ante una suerte de diario íntimo?
de los que esta obra se crea: «¿Qué estoy Si lo íntimo es aquello que tiene de
haciendo al escribirte? Estoy intentando incomunicable la existencia y la expe-
fotografiar el perfume» (ídem:39); «te riencia individuales, el lenguaje con que
escribo a medida de mi aliento. ¿Estaré se expresa lo íntimo debe ser de su misma
siendo hermética como en mi pintura?» naturaleza, y el acto de expresarla resulta
(ídem:75). Y exponiendo, sobre todo, el pues, una exploración de la intimidad,
caos en que esta obra se construye, dando sin moldes, sin leyes, sin normas, sin
por resultado un registro que, la propia preceptos con los cuales pueda forma-
narradora revela como: «enmarañado» lizarse. Tenemos entonces que la única
«inacabado», «inarmónico», «desordena- manera, de expresar la intimidad —aun
do», «fragmentario», «tosco», «improvi- en lo que de más trivial e insignificante
sado» y que llevó por nombre Agua viva. ella tenga— sea a partir de un lenguaje y
Pues bien, ¿de qué manera se vinculan de una forma alternativa, lo cual implica
estas cuestiones con el hecho de que Agua previamente la búsqueda de una salida a
viva pueda ser analizada a partir de la la prisión que representa aquel lenguaje.
forma de un diario íntimo? Un encierro en el que el ego scriptor
Siguiendo a Blanchot, diremos que el plantearía la dificultad con la cual y en
diario íntimo se caracteriza sobre todo por el cual se inscribe y escribe: «y esto que
«la libertad, por lo desprendido de su for- intento escribir es una manera de deba-
ma, en la que caben tanto comentarios de tirme conmigo misma. Estoy aterroriza-
sí mismo, acontecimientos importantes, da» (Lispector, 2010:65) El gesto de fingir
insignificantes, etc» (Blanchot, 1969:207) los hechos se lee en el afán por asegurarse
Todo le conviene, en el orden y el desor- que los sucesos no fueran interpretados

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como referenciales, como documento posibilidad de un sujeto único, particular:
o acceso a alguna interioridad, como «soy todavía la cruel reina de los medas
signo de una verdad o revelación de un y de los persas, y soy también una lenta
yo: «no, todo esto no ocurre en hechos evolución que se lanza como puente le-
reales sino en el dominio de —¿De un vadizo a un futuro cuyas nieblas lechosas
arte?— de un artificio por medio del cual ya respiro. Mi aura es de misterio de vida.
surge una realidad delicadísima que pasa Me ultrapaso abdicando de mi nombre, y
a existir en mi: la transfiguración me ha entonces soy el mundo» (ídem:65).
sucedido» (ídem:33). Porque es lo exterior —el llamado de
Ese Yo que registra los hechos en Agua un otro, de un tú—, cierta «extimidad»,9
viva juega por un lado, con todas las for- lo que conforma a la narradora de este
mas de la intimidad, de la «verdad» y de texto. En ese sentido, el Tú al que la
la biografía, tomando y sirviéndose para pintora se refiere, ¿podría ser aquel pú-
ello de la estructura del diario íntimo; sin blico lector que había sido sustraído por
embargo al tiempo que las emplea, las el aparato represivo? ¿Al que se busca
rechaza. Y es así que emerge un repudio despertar a gritos del letargo en que había
hacia la verdad: «muchas cosas no puedo sido subsumido? O bien, ese Tú, ¿no sería
contarte. No voy a ser autobiográfica. ni más ni menos que el desdoblamiento
Quiero ser bio» (ídem:50); hacia la reali- del Yo narrador? ¿Un Tú que funcionaría
dad: «como no entiendo nada, entonces como lo externo de sí mismo?
adhiero a la vacilante realidad móvil. Creemos que las dos preguntas puede
Alcanzo lo real a través el sueño. Yo te recibir igualmente una respuesta afirma-
invento, realidad» (ídem:97); y hacia la tiva. Si tenemos en cuenta que en Agua
unicidad del sujeto: «sólo me limita mi viva —tal como lo explica Garramuño
identidad. Yo, entidad elástica y separada en el prólogo— hay un manifiesto deseo
de otros cuerpos» (ídem:41). de exhibir un yo y un tu en lo que estos
Estaríamos frente a la paradoja que im- tienen en común con todo organismo
plica entonces, una narración que trabaja vivo. Se trata de narrar la vida, sin más,
con las formas de una escritura íntima sin someterla a individualizaciones o sin-
pero, al mismo tiempo socava no sólo la gularidades: «tengo lo impersonal dentro
referencialidad, sino también lo veraz y la de mí y no es corrupto y putrescible por lo

9. Florencia Garramuño utiliza este término en para referirse a la exterioridad en el seno mismo de la
intimidad, particularmente en la poesía de Ana Cristina Cesar. Este concepto fue acuñado por el psicoa-
nalista Jaques Lacan en La ética del psicoanálisis de 1958, y alude a aquello que siendo muy íntimo y
familiar se convierte a la vez, en algo radicalmente extraño.

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personal que a veces me inunda: pero me fragmentada, dislocada, que se construye
seco al sol y soy un impersonal de carozo con un método y un material muy parti-
seco y germinante» (Lispector, 2010:44). cular: el montaje de instantes que a modo
Para ello se hace absolutamente nece- de collage componen la obra. El registro
sario evitar toda personificación; en ese de los instantes que se anotan a modo
sentido la novela avanza hacia un despo- de ráfagas, de flashes, produce un texto
jamiento de todo rasgo personal: sincopado, «centelleante» y «calidoscópi-
co» —como anuncia la propia narradora:
entonces me exorbito para ser. Soy en «pero soy caleidoscópica: me fascinan
trance. Penetro en el aire circundante. Qué mis mutaciones centelleantes que aquí
fiebre: no logro parar de vivir. En esta densa caleidoscópicamente registro» (ídem:48).
selva de palabras que envuelve espesamente Es la escritura a modo de postal la que
lo que siento y pienso y vivo y transforma mejor se adecua a las características de
todo lo que soy en algo mío que sin embargo este texto. Y Lispector la incorpora como
queda enteramente fuera de mí. (ídem:89) estructura de la escritura y la narración;
como la forma —la única forma quizás—
Y más adelante leemos: «yo, que es- en la que el yo puede narrarse: «quiero
toy enferma de la condición humana. escribirte como quien aprende. Fotogra-
Me rebelo: ya no quiero ser persona» fío cada instante» (ídem:25); «ah, ese flash
(ídem:118). de instantes nunca termina» (ídem:120).
Esta descentralización del narrador y Agua viva es una obra construida con
su desdoblamiento, ese lenguaje en cons- retazos de imágenes, que se suceden a
trucción y por lo tanto errante, tienen modo de diapositivas; postales que pare-
estrecha relación con la dificultad que se cieran ser infinitas y sumamente hetero-
le presenta al Yo para poder escribir una géneas —un listado de flores, recuerdos
«historia completa»: «Esto no es historia y descripciones de lugares remotos y pri-
porque no conozco historia así, pero mitivos, sueños, pensamientos dispersos
sólo sé ir diciendo y haciendo: es historia y hasta la evocación de vidas pasadas—.
de instantes que huyen como los rieles Todo lo cual se entremezcla e interrumpe
fugitivos que se ven desde la ventana del a partir de la observación de hechos ab-
tren» (ídem:95). solutamente insignificantes y cotidianos.
En el relato domina el deseo la narradora Esta imposibilidad de contar una
por «crear un efecto de simultaneidad» historia completa debe leerse, a nuestro
entre el registro de los hechos y la experien- criterio, con relación a algo que mencio-
cia del proceso creativo (ya se trate de la na Gonzalo Aguilar con respecto al clima
escritura o la pintura). De ahí la escritura político de la época. Aguilar considera

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en su artículo La experiencia creativa en mos a Agua viva, parecen existir como
tiempos de indigencia, que a partir de la desgarramientos de formas o implosio-
crudeza que comienza a tener la censura nes dentro del continente de una obra
en 1968, y hasta por lo menos la llegada (Garramuño, 2009:19) Y se desprenden
de la amnistía en 1979, la cultura y la además, de la pretensión de «pintar» una
sociedad brasilera vivieron en estado de realidad completa regida por un principio
emergencia o en situación de indigen- de totalidad estructurante.
cia. Es por esto —opina Aguilar— que En el caso de Agua viva, el texto se
la noción foucaultiana del Afuera, en inscribe así en una idea de literatura que
oposición a la exterioridad del espacio se distancia del deseo de explicar para
público como lugar de la esperanza, se- convertirse en la pura exploración emo-
ñala una entrada conceptual posible a la cional de los efectos que determinadas
experiencia de los años 70 en la cultura circunstancias y acontecimientos —ma-
brasilera. (Aguilar, 2007:268) nifiestamente históricos— producen
En ese marco, la preeminencia de lo sobre la narradora del relato: «tengo que
aleatorio, del ahora y de la indigencia hablar porque hablar salva. Pero no tengo
que trae aparejada la noción del Afuera ninguna palabra para decir. ¿Qué se diría
provoca transformaciones en la forma, la una persona a sí misma en la franqueza de
vida, la experiencia, la subjetividad y el la locura?» (Lispector, 2010:109).
cuerpo. Es así que comienzan a proliferar Tanto la noción de personaje como
una serie de «formas híbridas» y de textos la de intriga aparecen disueltas en la
«anfibios» que se sostienen en el límite narración de estados emocionales en-
entre la realidad y la ficción; y que funcio- trecortados y jadeantes. Son varios los
nan, según Florencia Garramuño, como dispositivos que conspiran contra la idea
una fuerte impugnación a la categoría de una obra contenida, regida por un
de obra de arte como forma autónoma y principio estructurante de rigor formal. Y
distanciada de lo real. en su lugar proponen una concepción de
Estos textos que desestructuran géneros escritura como puro devenir.10 La escri-
y subjetividades y entre los que conta- tura aparece, de esa manera, más cercana

10. Florencia Garramuño considera que «lo que emerge de estas prácticas artísticas no adopta nunca
la figura del conocimiento o del saber. Concebida como comarca de la fantasía y del goce, cuando no
del sufrimiento, esa experiencia aparece en ellas como un devenir que no cesa, cuyo acceso es siempre
fracturado, dudoso, pero no por eso menos abrumador. De allí que las operaciones de interrupción,
que nunca se conciben como fines o finales cerrados sean tan ubicuas en estos textos y prácticas»
(Garramuño, 2009:42).

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a la idea de organismo vivo, irracional, lo real despedazado; que implicaría de
que respira, que a la de una construcción una forma novedosa una relación entre
acabada que se expondría, incólume y archivo y experiencia que siempre ha
soberano ante la mirada de los otros: sido problemática. Ya que el archivo, al
«pero bien sé lo que quiero aquí: quiero lo archivar —como el museo—, convierte
inconcluso. Quiero el profundo desorden la experiencia en cadáver.
orgánico que sin embargo deja presentir En el caso de Agua viva, archivo y expe-
un orden subyacente» (ídem:40). riencia o archivo y vida no se contradicen
Un lenguaje incontinente —sostiene o autoaniquilan sino que se conjugan
Garramuño—, «la proliferación de en el concepto de una formulación de
una expresión que no parece encontrar obra de arte estriado por el exterior que
límites y se derrama abandonando el sugiere nuevas operaciones y categorías
hilo de contención de una trama o de para entender la literatura y el arte más
una intriga, el vagabundeo oscilante de contemporáneo.
la narración —figurado no sólo en esa Esta característica poliédrica y movedi-
lengua desatada sino también en la figura za que caracteriza a la escritura contem-
de la narradora errabunda, desorientada, poránea mantiene un íntimo vínculo con
en un permanente fluir sin sentido fijo y la realidad movediza y cambiante en que
determinado— hablan de las compuer- surge. En ese sentido el diario literario
tas rotas de una forma que ya no puede es la forma que, a través de sus estilos
contener una pulsión narrativa que se radicales, mejor puede representar la
salió de madre» (Garramuño, 2009:21). escritura contemporánea.
Esa hibridez que no se manifiesta sólo Pero además, escribir cada día bajo la
en la mezcla de diferentes modalidades garantía de este día y para recordárselo a sí
discursivas, presiona los límites de la pro- mismo, es una manera cómoda de escapar
pia literatura para ubicarla en un campo al silencio, como a lo que la palabra tiene
expandido en el que la distinción entre de extremo. Cada día nos dice algo. «Cada
literatura y vida, personajes y sujetos, na- día anotado es un día preservado. Doble
rradores y yoes parece resultar irrelevante. operación ventajosa», nos dice Blanchot.
Estas literaturas, en las que ubicamos «Así se vive dos veces. Así uno se cuida del
toda la producción literaria de Lispector olvido y de la desesperación de no tener
a partir de Agua viva, es decir a partir de nada que decir» (Blanchot, 1969:209).
los 70, apuntan a una idea de obra para Frente a la imposibilidad de una co-
la cual el propio concepto de obra sería municación, ante el impedimento del
inapropiado; se trataría, en palabras de diálogo, surge como llamado, como
Garramuño, de una suerte de archivo de grito, como convocatoria, este intento de

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contacto. Pero ese atisbo que se propone contradictorio en el mismo instante, el
como «obra en formación», adquiere una sentimiento del absurdo y la extrañeza
forma compleja e indefinida que juega en que ello produce son algunos de los datos
las fronteras con otros géneros, dejando en inmediatos de la conciencia contemporá-
claro su pretensión de no ser encasillada. nea que se hallan en las reflexiones de los
La narradora de Agua viva, si bien redactores de diarios íntimos.
comparte rasgos evidentes con Lispector «Escribir se ha convertido en una difi-
(su casa, su escritura, algunos aconteci- cultad.» La cita pertenece a Alain Girard
mientos que podrían interpretarse como quien en El diario como género literario
biográficos), no posee nombre propio sino agrega que una de las razones de la existen-
que distintas formas del personaje entran cia del diario íntimo fue la de «permitirles
en colisión, y no logran coagular en una a los escritores descargar esa dificultad
identidad estable ni en una historia que la contándola. Como así también contra-
constituya en tanto sujeto único. Esta na- rrestar el «doloroso sentimiento de vivir
rradora incluso, deambula por las páginas un drama solitario» (Girard, 1996:31), si
del texto evidenciando una amnesia que la recordamos el aislamiento que la censura
hace fluir por una narrativa que a menudo había producido en la relación de los
la confunde y diluye. Sin embargo —nos intelectuales y el pueblo, y la debilidad e
explica Garramuño— «es esa insistencia impotencia que muchos de estos artistas
subjetiva, con la impronta indeleble de sintieron en esas circunstancias.
una experiencia históricamente marcada, En ese sentido, podríamos decir que
la que estos textos relatan y esos sujetos el diario funciona permitiéndole, al es-
encarnan». Estos textos evidencian, con- critor que lo lleva, mantener un cierto
tinua Garramuño, un «cáncer del sujeto» equilibrio de escritura constante en los
que reina en nuestra era y que, con el períodos de menor creación, y facilitar
pasar de los años se hace más evidente la creación en las épocas de actividad
(Garramuño, 2009:37). Más aún, en un plena. Sin embargo, al seguir el desarro-
momento de la historia en la que la deshu- llo de los hechos en su detalle cotidiano,
manización y la animalización parecen ser puede tornarse difícil captar los grandes
figuras e imágenes de moneda corriente. movimientos de conjunto. La historia se
La pregunta por el sujeto que se hace descompone, en cierto modo, ante los
el escritor al interrogar los avatares de su ojos del lector, del mismo modo que su
época, la huída del tiempo, que hace del duración se atomiza. La búsqueda de los
yo un yo distinto del de ayer, la movili- acontecimientos más nimios se vuelve
dad de las impresiones que hacen que una necesidad, para intentar recomponer
se perciba a sí mismo como múltiple y aquello que no deja de deshacerse.

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Sin embargo, tal como mencionamos rio no puede escribirse sino tornándose
anteriormente, Agua viva no se propu- imaginario y sumergiéndose, como quien
so como una obra «reparadora» de esas lo escribe, en la irrealidad de la ficción.
fisuras. Sino que, por el contrario, su (Blanchot, 1969:212) Nuestra hipótesis
intención fue la de exhibir las huellas de la es que si leemos Agua viva a modo de un
desintegración que la dictadura había sig- diario íntimo ficticio, no en el sentido de
nificado. Lo cual significó, alejarse de las un registro de hechos biográficos, sino
opciones y mecanismos que según Flora como ejercicio de escritura, podríamos
Sussekind encerraron a la literatura brasi- encontrar que muchos de estos frag-
lera de esos años: por un lado, el natura- mentos constituyen un esbozo de la obra
lismo evidente de las novelas–reportajes o que realizará años más tarde, en 1977: su
el disfrazado de las parábolas y narrativas novela La hora de la estrella.
fantásticas; y por el otro, la literatura del Como indicábamos, Agua viva puede
yo, de los testimonios, de la memoria y de entenderse, a nuestro criterio, como la
la poesía biográfico–generacional.11 obra que sirvió a Lispector para meditar,
Lispector se ubicó entonces en la línea preparar y madurar lo que luego culminó
de una literatura mucho más ligada a lo en La hora de la estrella y con la que la
elíptico, en donde se hacía visible la ten- autora clausuró no sólo el período «la
sión de un lenguaje «escaso» para repre- hora de la basura», sino también su obra
sentar y contar una porción de la historia en general: «te escribo como ejercicio de
que difícilmente pudiera ser reconstruida esbozos antes de pintar. Veo palabras. Lo
por una sociedad y una cultura silenciada que hablo es puro presente y este libro es
y mutilada. una línea recta en el espacio. Es siempre
Para finalizar, nos interesaría recordar actual, y el fotómetro de una maquina
una idea que formula Blanchot en El dia- fotográfica se abre e inmediatamente
rio íntimo y el relato, y que creemos que se cierra, pero guardando en sí el flash»
puede tener relación con lo mencionado (Lispector, 2010:30). Por ello, quizás,
hasta el momento. Blanchot plantea que Agua viva haya sido considerada por
el escritor no puede llevar sino el diario Olga Borelli «el preanuncio del fin» o «la
de la obra que no escribe. Y que ese dia- antesala de la desagregación absoluta».12

11. Para un mayor acercamiento y desarrollo de estas cuestiones véase Flora Sussekind «Retratos &
Egos» (2003:63).
12. Entrevista a Olga Borelli por Arnaldo Franco Júnior. Suplemento literario Minas Gerais, nº 1091,
19/12/1987, pp 7–8. Citado en: Battella Gotlib (2007:456).

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Bibliografía inicial
· Lispector, Clarice (2010). Agua viva. Buenos Aires: El cuenco
de plata.

Bibliografía secundaria
· Aguilar, Gonzalo (2007). «La experiencia creativa en tiempos
de indigencia.» En Florencia Garramuño; Gonzalo Aguilar y Lu-
ciana di Leone (comps.). Experiencia, cuerpo y subjetividades.
Rosario: Beatriz Viterbo Editora, pp. 267–276.
· Battella Gotlib, Nádia (2007a). «La desficcionalización ¿y
ahora Clarice?» En Clarice. Una vida que se cuenta. Buenos
Aires: Adriana Hidalgo Editora., pp. 446–448.
· — (2007b). «Sin ser escritora.» En Clarice. Una vida que se
cuenta. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, pp. 453–456.
· Blanchot, Maurice (1969). «El diario íntimo y el relato.» En El
libro que vendrá. Caracas: Monte Ávila, pp. 207–212.
· Didier, Béatrice (1996). «El diario ¿forma abierta?» En Revista
de Occidente, nº 182–183. Madrid, pp. 39–46.
· Garramuño, Florencia (2009). La experiencia opaca. Litera-
tura y desencanto. Buenos Aires: FCE.
· Girard, Alain (1996). «El diario como género literario.» En
Revista de Occidente, nº 182–183. Madrid, pp. 31–38.
· Moriconi, Italo (2000). «La hora de la basura.» En Radar
Libros. Suplemento de Página 12, nº 123. Buenos Aires. Tam-
bién disponible en http://www.pagina12.com.ar/2000/suple/
libros/00-03/00-03-12/nota.htm
· Schwartz, Jorge (1978). «Cultura e política, 1964–69.» En
O pai de familia e outros estudos. Rio de Janerio: Paz e Terra.
· Sussekind, Flora (2003). «Literatura y vida literaria. Polémicas,
diarios y retratos.» En Vidrieras astilladas. Ensayos críticos sobre
la cultura brasileña de los sesenta a los ochenta. Buenos Aires:
Corregidor, pp. 15–145.

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