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Nº USOS FUNDAMENTO
10 Inmunoestimulante Inmunoestimulante
11 Inflamación Antiinflamatorio
13 Dolor Antiinflamatorio
17 Tumores Inmunoestimulante
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USO EXTERNO:
El aloe se utiliza en todo tipo de afecciones dérmicas, no solo como cosmético, sino también
como antiséptico y cicatrizante, ya que con sus nutrientes naturales ayuda a la regeneración
de las células de todas las capas de la piel. Sus características bactericidas y regeneradoras
lo convierten en un buen remedio en caso de granos, abscesos y forúnculos. El aloe ha
proporcionado excelentes resultados en el tratamiento de algunos tipos de herpes y puede
reducir notablemente la duración del acné. Otras afecciones que pueden tratarse son:
verrugas, sabañones, eczemas, psoriasis, dermatitis seborreica, pie de atleta, micosis,
callosidades y picaduras de insectos. En las quemaduras parece que detiene en poco tiempo
el proceso de necrosis dando paso a la regeneración de tejidos y a la cicatrización. Las
cicatrices resultan mucho menos notorias y además el aloe restablece la sensibilidad perdida.
Alivia con rapidez el dolor en golpes, esguinces, luxaciones, dolores musculares, artríticos y
reumáticos y puede ser empleado también en pequeñas heridas, llagas, ulceraciones externas,
escoriaciones y escaras por largas permanencias en cama.
USO INTERNO:
El aloe tiene una función reguladora de los distintos sistemas orgánicos: cardio-vascular,
hepato-biliar, respiratorio, digestivo, excretor, inmunológico, urinario y reproductor. También
ejerce un efecto beneficioso sobre articulaciones, tendones y músculos.
Regula el ritmo cardíaco, disminuyendo los riesgos de infarto y otras cardiopatías igualmente
graves. Es un eficaz broncodilatador que facilita la respiración y el intercambio gaseoso
oxígeno/monóxido de carbono a nivel celular, por lo que resulta indicado en enfermedades
crónicas y semi-crónicas, como alergias y bronquitis crónicas o espasmódicas. Los efectos
analgésicos, antiinflamatorios y antivirales del aloe lo hacen recomendable en afecciones
bucales o laríngeas: anginas, afonía, resfriados, gripes comunes y dolores dentales. La
mayoría de las dolencias estomacales, crónicas u ocasionales, pueden prevenirse mediante
una dosis regular de aloe: acidosis crónica, digestión lenta, pesadez, úlceras estomacales o
duodenales, etc. Sus propiedades bactericidas y antisépticas lo hacen particularmente
indicado para las hemorroides, mientras que sus virtudes antiinflamatorias y analgésicas
disminuyen el dolor y la congestión. Puede ser utilizado en enfermedades crónicas de las
articulaciones como reuma, artritis, artrosis aunque los resultados se manifiestan tras varios
meses de tratamiento y frente a luxaciones, dislocaciones, tendinitis, esguinces y afecciones
musculares.
Es de destacar el papel que ejerce el aloe en las enfermedades autoinmunes en las que se
produce un ataque contra los propios tejidos del cuerpo, por lo que su efecto
inmunoestimulante es considerado muy importante en este caso.
Las investigaciones sobre el SIDA, aunque interesantes, están todavía en sus comienzos y en el
caso del cáncer, algunos artículos parecen poner de manifiesto que el aloe puede ser efectivo
en animales.