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abcdiario

semestral número 10 diciembre 2018

por-venir
de una clínica:
infancia y
adolescencia
abcdiario
semestral número 10 diciembre 2018

Coordinaciones 2018 – 2020:

Coordinación General:
Iván Sandoval Carrión

Coordinación de Enseñanza:
Edda Paimann

Coordinación de Publicaciones:
Patricio Moreno Parra

Secretaría y Comunicaciones:
Edison Villavicencio

Coordinación Financiera:
Gonzalo Rodríguez

Coordinación Biblioteca:
Patricio Moreno Parra

Atención eventos:
Ketty Grun

Comité Editorial:
Marlene Aguirre
María Isabel Durango
Patricio Moreno Parra
Virna Pinos Z.
Iván Sandoval Carrión
Edison Villavicencio

Colaboraron en este número:


Iván Sandoval Carrión
Norma Erazo Guerrón
Edda Paimann
Patricio Moreno Parra
Diego Blanco
Valentina Peri
Jean-Louis Chassaing
Olivier Douville
Virna Pinos Z.
Paúl Moposita
Edison Villavicencio
Marlene Aguirre

Diseño y maquetación:
Iván Villafuerte

Quito - Ecuador
ISSN: 2602-8123 Costo de cada ejemplar: 8 USD
4 Editorial
sumario
6 La repetición (explicada por los niños)
Iván Sandoval Carrión

12 Una mirada al niño…sujeto de trabajo


Norma Erazo Guerrón

20 Los padres en el análisis con niños


Edda Paimann

24 El niño juga(n)do en el grafo


Patricio Moreno Parra

30 De las palabras perdidas


Diego Blanco y Valentina Peri -
Grupo Plus (Santiago de Chile)

38 El manifiesto adolescente y el “muro blando”


Jean-Louis Chassaing

52 La errancia adolescente, la pulsión, lo sexual


Olivier Douville

60 “Fama”
Virna Pinos Z.

64 Entrevista a Paúl Moposita


Edison Villavicencio

72 Reseña de la Jornada de junio del 2018


de a..b..c..dario Freud↔Lacan del 2018
Virna Pinos Z.

73 Reseña del Seminario de verano 2018 de la A.L.I.


“Las estructuras freudianas de las psicosis”
Iván Sandoval Carrión

74 De libros y lectores
“Austerlitz”
Marlene Aguirre

78 Actividades de enseñanza
editorial
En un recorrido alternativo al del En la segunda parte, los lectores halla-
“porvenir de una ilusión”, el número rán textos sobre el trabajo clínico con los
10 de la revista abcdiario propone a sus adolescentes, que apunta a ese momento
lectores una revisión sobre la actuali- de encrucijada en la definición de una
dad y el por-venir de la clínica psicoa- posición sexuada y afirmación de su con-
nalítica en un campo siempre abierto a dición de sujetos, y la responsabilidad
la sorpresa y a la invención, en conso- ética del analista con los jóvenes. El tema
nancia con los tiempos: la práctica con se trabaja en los artículos de Jean-Louis
los niños y los adolescentes. Una clíni- Chassaing, Olivier Douville y Virna Pi-
ca donde, un siglo después de Juanito y nos. La entrevista de este número la rea-
su fobia infantil, se verifica la vigencia lizó Edison Villavicencio a Paúl Moposi-
del pensamiento de Sigmund Freud y ta, cantante quiteño de hip-hop, quien
de Jacques Lacan en torno a los proce- habla de sus experiencias de adolescente
sos de constitución subjetiva durante que le llevaron a dar un lugar a la palabra
la niñez, y la actualidad de las obser- de los jóvenes en el género que él cultiva.
vaciones de Donald Woods Winnicott
acerca de los adolescentes. En el tercio final de este número, están las
reseñas de la Jornada de nuestra institu-
La primera parte de este número reco- ción en junio del presente año, y del Semi-
ge algunos textos que transmiten una nario de Verano 2018 de la Asociación La-
reflexión renovada sobre el proceso de caniana Internacional que tuvo lugar en
inscripción en el lenguaje y en la lógica París en los últimos días de agosto, en el
del inconsciente en los niños, con cier- que participaron dos miembros de a..b..c..
tas consideraciones desde la topología dario Freud ↔ Lacan. La sección De libros
psicoanalítica, en los artículos de Iván y lectores pone a consideración del público
Sandoval y Patricio Moreno. La prác- lo que la lectura de la novela Austerlitz de
tica clínica con los más pequeños, la W.G. Sebald suscitó en Marlene Aguirre,
pregunta por la demanda y el lugar de en la perspectiva de los efectos subjetivos
los padres en ese ejercicio es materia de del desarraigo muy temprano, con la pér-
análisis y elaboración en los artículos de dida de factores fundamentales.
Norma Erazo y Edda Paimann. Ade-
más, en esta sección, abcdiario incluye Esperamos que los lectores interesados
un artículo de Diego Blanco y Valenti- en la transmisión del discurso del psi-
na Peri, del Grupo Plus de Santiago de coanálisis encuentren temas de interro-
Chile, sobre la experiencia de la Casa del gación en este nuevo número de abcdia-
Encuentro, un lugar de acogida para ni- rio, y se decidan a hacer comentarios,
ños menores de 6 años y sus cuidadores. sugerencias y aportes.

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La Repetición
(explicada por los niños)

Un juego que
inicialmente requiere
Iván Sandoval Carrión el auxilio del Otro, en
ese ejercicio reiterativo
e incomprensible
para los padres, en el
que la criatura arroja
repetidamente un
objeto al piso desde
su pequeño trono (su
sillita de bebé), para
que el adulto lo recoja,
se lo pase y ella lo
vuelva a arrojar.

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Valga el parafraseo del conocido título de Lyotard sobre la pos-
modernidad, para proponer que no hay azar ni casualidad en
el hecho de que Sigmund Freud haya concebido el más allá del
principio del placer, observando el juego de su nieto de un año
y medio de edad, lanzando y recuperando un carrete atado a
una piola mientras emite alternativamente un “ooo-daaa”.
No hay casualidad, sino causalidad. Seguramente, la posición
de los abuelos permite una distancia, una temporalidad y una
oportunidad de elaboración distintas a las de un papá y una
mamá ocupados en hacer de padres. La universalidad del jue-
go del Fort-Da está sujeta a las variaciones particulares y sin-
gulares de cada infante en el proceso de simbolización, y a las
variaciones temporales, sociales, linguales, culturales y tecno-
lógicas. Un juego que inicialmente requiere el auxilio del Otro,
en ese ejercicio reiterativo e incomprensible para los padres, en
el que la criatura arroja repetidamente un objeto al piso des-
de su pequeño trono (su sillita de bebé), para que el adulto lo
recoja, se lo pase y ella lo vuelva a arrojar. Un sinsentido que
demanda sentido, ante el que los padres responden con el can-
sancio y la exhortación a los “buenos modales”.

Amelia jugó el juego con el Otro y el otro, hasta que aprendió


a caminar. Cuando cumplió veinte meses, ya prescindía del
auxilio del otro. Simulaba que se le caía un juguete que lleva-
ba entre brazos, para fingir sorpresa y exclamar: ¡O-ño! (“¡Oh,
no!”). Luego recogía la pieza, la limpiaba, le daba un besito, y re-
petía la escena varias veces hasta que se interesaba por otra cosa
y cambiaba de actividad. El ¡O- ño! de Amelia, escuchado por
ella en alguna serie infantil televisiva, era el acompañamiento
vocal y significante necesario para que la repetición motora pro-
duzca simbolización. La repetición de la misma secuencia (pre-
sencia-ausencia, proximidad-distancia, aquí-allá, está-no está)
que en determinado momento produce la diferencia. Podríamos
escribirla o-ño, igual que Fort-Da, o cualquier expresión seme-
jante, sosteniendo la necesaria alternancia bifonemática que ge-
nerará el significante binario S1 → S2, fundamento de todo len-
guaje, pero insuficiente aún para producir gramática y sintaxis.

Porque a los veinticuatro meses de edad, Amelia recién em-


pieza a producir frases sencillas, y aún no puede decir “yo”,
aunque desde hace rato se reconoce y juega con su imagen en
el espejo, y responde a la pregunta por su nombre: “-¿Cómo te
llamas? -Ameya”. A los veintiséis meses, todavía se refiere a sí
misma como Bebé cuando demanda su turno de participación
en un juego o actividad familiar. Una “tercera persona” que ya
sabe contar hasta tres antes de brincar a los brazos de su padre
desde el borde de la piscina, pero que todavía no puede “des-

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Iván Sandoval Carrión

contarse” a sí misma del Otro ni del otro: un “tú” que precede


a la enunciación de un “yo”. Una niña que transmite aquello
que Freud llamaba Befriedigung (satisfacción) cuando corretea
eufóricamente y muestra que ya puede saltar, o cuando can-
turrea emitiendo ruiditos incomprensibles sin parar, con la
sola intención (aparente) de explorar su capacidad de emitir-
los. Una satisfacción supuesta e imaginaria para el abuelo que
observa, participa y envidia (¿porque no puede recordar-se?).
Una satisfacción que trasciende la mera funcionalidad del
acto, los límites del placer (para el adulto), el propósito de la
“comunicación”, y en la que Sigmund Freud fundamentó la
reflexión que posteriormente Jacques Lacan elevaría a la cate-
goría de concepto: el goce.

Un goce ligado a una repetición incesante, repetición de lo mis-


mo para producir una pequeña diferencia en cada vuelta, porque
no se vuelve exactamente al mismo punto. Repetición que tras-
ciende la lectura conductista que explica el aprendizaje median-
te la mera repetición de lo mismo sin generación de lo distinto.
Repetición que permite el paso del bifonema o-ño al significan-
te binario a través de la intervención del Otro. Así, a los veinte
meses de edad, Amelia ya recibía a los visitantes con una “noti-
cia”: una jerigonza incomprensible en la que ellos apenas podían
distinguir un solo significante con el que toda la familia estaba
familiarizada: “Mima” (para nombrar tanto a “Mickey” como a
“Minnie Mouse”). Entonces la mamá de la pequeña intervenía
para hacer la “traducción”: “Amelia está contando que los papás
le compraron la carpa de Mickey y de Minnie, y la instalaron en
el patio”. La anticipación de un relato en la lógica del significante
binario, mediante la función del Otro que inscribe a la niña en el
lenguaje y en la palabra, gracias a la metáfora paterna: la función
del Nombre-del-Padre que tacha el deseo-de-la-madre.

Pero a los veintiséis meses de edad, en esta secuencia reiterada


de repetición-producción de la diferencia, el “Mima” ya apa-
rece distinguido entre “Miki” y “Mini”, con una evidente pre-
ferencia por acunar y arrullar a la ratoncita antes que a su com-
pañerito. De la misma manera, a esta edad ya se observa una
clara diferencia y una alusión definida y correcta a “el niño” y
a “la niña”, reconociéndose como una de ellas, y estableciendo
modalidades de juego y relaciones diferentes con unos y con
otras. Una inicial diferencia de género, primeramente, ima-
ginaria, que deberá constituirse en sexuación, a través de un
proceso de anudamiento constituyente con el real del recono-
cimiento y asunción de la diferencia anatómica de los sexos y
su simbolización, en aquel drama que Freud llamó “complejo
de Edipo”, y que Lacan escribió en algoritmos.

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La Repetición (explicada por los niños)

Amelia goza de la repetición de los juegos, y de los ejercicios


con su cuerpo y con su voz. Aunque ella “no sabe” que así se
goza en el comienzo del goce. El gesto de rechazar la mano que
se le ofrece para que no se caiga en el pavimento, y lanzarse a co-
rretear chillando, es una afirmación del dominio de su cuerpo y
de su autonomía ante el otro aprehensivo y el Otro de estruc-
tura. El “¡Ñó!” (¡No!), en este momento, es su respuesta casi
habitual ante las demandas-propuestas que le llegan desde el
Otro. El “¡Ti!” (¡Sí!), recién aparece algunos meses después del
No, por oposición al “No” que le viene desde el otro: “A mí no
me gusta que juegues con el teléfono celular”, enseña la abuela.
“Bebé tí”, riposta Amelia con firmeza y decisión. Un embrión
de deseo que pasa por el deseo del Otro. Una alternancia sí/no
que se convierte en un juego con el otro entre risas y supuestos
forcejeos, o en un dramita con los padres a la hora del baño, o
de ir a la cama. O en el clásico juego de las “escondidas”, donde
ella se oculta detrás de un sillón y hay que buscarla.

Es en este momento, al cumplir los veintiséis meses de vida,


cuando Amelia recibe la llegada de un nuevo miembro de su
familia: su hermanita Micaela que acaba de nacer. Una “ña-
ñita” (hermanita) anunciada, nombrada y palpada en el vien-
tre de su madre desde hace varios meses, haciendo creer a los
ilusionados padres que Amelia la recibirá con alegría y entu-
siasmo. Pero el deseo-de-la-madre no es el deseo-de-Amelia,
y se representa una pequeña novela familiar. La niña recibe
a su hermanita con evidente y casi estudiada indiferencia, o
al menos eso es lo que parece desde la mirada de los adultos.
Durante las primeras semanas la ignora olímpicamente y más
bien retoma el juego del o-ño con pequeñas y significantes va-
riaciones: ahora lanza a sus muñecas favoritas desde el segun-
do piso, mientras ríe divertida observando como los adultos
se las recogen preguntándose con inquietud: “¿Qué nos está
queriendo decir con este juego?”.

Entonces aparece una primera alusión o reconocimiento a la


presencia de la pequeña Micaela a través de su negativa inicial
de que su padre tome a la bebé en sus brazos, y su conminación
de que su madre sea la única que se encargue de ello: “Papi-mío,
mamá-ñaña”, es su argumento inapelable. Amelia “marca
territorios” de manera inicial, pero en medio de su pronun-
ciamiento aparece algo nuevo y desconocido para sus padres,
algo semejante a un duelo, marcado por momentos en los que
ella pierde su habitual alegría y actividad y aparece abstraída y
evidentemente triste sin un claro motivo desencadenante. En
esos momentos, la pequeña doliente busca a su madre y logra
ser nuevamente acunada y reconfortada por ella. Se trata de la

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Iván Sandoval Carrión

demanda a la madre, en lo más inmediato, pero se trata de la


pérdida de una condición original e innombrable que la acom-
pañará toda su vida en aquellas situaciones que actualicen una
primera y mítica pérdida. La llegada de la hermanita desenca-
dena (mas no causa) la actualización de la pérdida original: su
advenimiento al mundo de los seres hablantes y al lenguaje.
Así, en esa etapa, los padres y el abuelo asisten a un episodio
significante. Amelia juega con el teléfono celular de su papá,
y al manipularlo abre un video de cuando ella tenía un año de
vida; entonces, parece reconocerse, pierde momentáneamente
su habitual alegría y gruesas lágrimas ruedan por sus mejillas.
De inmediato busca el arrullo de su mamá, y la escena resulta
conmovedora para todos. ¿Asistimos a un micro-proto-duelo?

Repetición de alternancias que producen cambios, adquisicio-


nes y pérdidas. Repetición de presencias y ausencias que evi-
dencian un vacío irreversible y constituyente, un agujero que
siempre fue. Un cero inicial que permite el paso del primer
binario (más/menos) a un ternario (1-2-3) constituido por la
agrupación azarosa de los “más” y los “menos” en triadas, que
ya toma la figura de un grafo con recorrido, y finalmente a un
cuaternario (alfa, beta, gamma, delta) mínimo y necesario para
fundar una lógica y una gramática, la del lenguaje, y la del in-
consciente estructurado como un lenguaje. Un recorrido y una
progresión que Jacques Lacan explica en su seminario sobre “La
carta robada”, estableciendo los fundamentos de la arquitectura
tetraédrica de todos sus esquemas, grafos y discursos, sobre un
“al-menos-cuatro” lugares para poder hablar de una estructura,
trascendiendo la representación triangular que las lecturas di-
vulgadoras del Edipo freudiano han difundido.

La pequeña Amelia está en ese camino y no hay vuelta atrás,


como sus micro-proto-duelos y sus progresos evidentes sema-
na a semana lo sugieren. Una repetición de secuencias aparen-
temente azarosas, de ensayos y errores reiterados que en algún
momento produce lo nuevo, le permite “monear” (manipular
traviesamente) los aparatos y los gadgets electrónicos, para
abrir nuevas posibilidades y descubrir lo inesperado. Una re-
petición en la que la niña inventa juegos nuevos, que quizás
le sirven para asumir y simbolizar el trastorno y los enigmas
causados por la llegada de su hermanita Micaela: el juego de
“la gata”, el del “terremoto” y el del “fantasma”.

En el primero de ellos, Amelia juega a ser una “gata” igual


que la mascota de la casa. Entonces gatea por el piso, dice
“miu” y se acerca a los adultos para frotarse en sus piernas
buscando que le acaricien y le rasquen la pancita. La pers-

10
La Repetición (explicada por los niños)

picacia de su abuela le permite descubrir que esta “gatita”


se comunica mediante un código binario: ante la preguntas
que se le dirigen (¿Quieres una galleta? ¿Quieres que te lle-
ve donde el doctor pediatra?), la “gatita” responde con un
“miu” para “sí”, y un “miu-miu” para “no”. Definitivamen-
te, los niños advienen al lenguaje si se les habla, y no es ne-
cesario “enseñarles” el primer binario. La pregunta es acerca
del sentido de este juego, en la hipótesis de la regresión cau-
sada por la venida de la “ñaña”.

En el juego del “terremoto”, Amelia pide que la cubra con


cojines y almohadones, mientras los adultos simulan que la
buscan y la llaman. En principio parece una variante actua-
lizada del juego de las “escondidas”, pero de pronto ella grita
“¡Temeboto!” (Terremoto) y emerge riendo a carcajadas de
entre los cojines mientras los grandes simulan sorpresa. ¿Una
simple variante o una forma de elaborar el enigma acerca de
cómo y por dónde salió Micaela de la panza de la mamá? En esa
vía, el juego del “fantasma” podría representar la misma pre-
gunta: Amelia se cubre con una manta, mientras los adultos
preguntan por ella, y de pronto se despoja de su cobertura gri-
tando “¡Fantama!” (Fantasma) para producir el mismo efecto.
¿Asistimos “en vivo y en directo” al proceso de la construcción
de los fantasmas infantiles?

Pero también están los juegos que ella descubre en los telé-
fonos celulares descuidados por los adultos, para encontrar
usos que sus dueños desconocían. Antes de cumplir los dos
años y medio de edad, Amelia ha verificado el viejo eslogan
del mercadeo con los teléfonos de los abuelos: “Tan fácil que
hasta los niños pueden manejarlo”. Pero ella lo hace más fá-
cilmente y aprende más rápido que los viejos, probando que
aquel otro dicho acerca del “juego de niños” es una falacia,
porque su desciframiento encierra tal complejidad que a los
adultos interesados nos demanda -al menos- un semestre
de trabajo intenso sobre los textos de Jacques Lacan y Marc
Darmon, para poder reconstituirlo en la secuencia algorítmi-
ca derivada de “la carta robada”.

Todo ello parece asombroso y excepcional, y sin embargo es


parte del proceso de simbolización que se da en todos los niños
en circunstancias ordinarias, y en una niña común, aunque no
lo sea para sus padres y sus abuelos, que se sorprenden todo el
tiempo con aquello que la repetición produce. Porque para los
adultos inadvertidos, la repetición es “de lo mismo” y no tiene
sentido más allá del principio del placer, a menos que puedan
“recordar-se” en sus niños.

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Una mirada
al niño…
sujeto de
trabajo

Hay que tomar en


cuenta que, para que un
cuerpo tome tono, tenga
Norma Erazo Guerrón tonicidad, se levante,
se enderece, levante la
cabeza, se eleve del suelo,
tome estatura humana,
camine, suba, trepe,
corra, toque objetos, se
toque, toque a otros, es
necesaria una operación
que no es natural.
Alguien debe operar.

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Niño es un significante complicado reconocer la especificidad de cada uno.
porque está saturado de significacio- Es decir, diferenciar tiempos, por una
nes. Si fuera posible circunscribirlo, se parte, y también dentro de lo que nos
podría decir que niño es un lugar en el compete diferenciar tiempos en la in-
fantasma del adulto y, más específica- corporación de la estructura humana.
mente, en el fantasma neurótico.
Este ser de humanidad no es natural.
Términos como niño, adolescente, adulto Incorporar los rasgos humanizantes dis-
en general parecen remitirnos a un pro- ta de ser gratuito. El sujeto no nace, se
ceso evolutivo, pero si nos despojamos hace. El precio de adquirir la condición
del ideal de progreso al que la cuestión de sujeto implica justamente una con-
evolutiva invita, podremos tal vez allí dición: algo se pierde, se pierde allí “la

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Norma Erazo Guerrón

identidad”, la identidad y la univocidad ganización semiótica que tiene que ver


precisamente porque el niño es un ser de con la imagen y la representación para
lenguaje y esto tiene consecuencias. la condición de humanidad.

La entrada al lenguaje determinará Ahora bien, la realización de este destino


el pasaje de un cuerpo biológico a un humano requiere tiempo y este tiempo es
cuerpo de goce y también, si ha de pro- solidario de esta pérdida de identidad que
ducirse o no, la separación de un goce es aquello que justamente va a permitir
unificador, absoluto. Que este goce se que haya identificación. El destino del ser
pierda será también disparador para su humano se va a producir entonces en una
búsqueda y para su redistribución. dinámica que se juega, si hay juego, o sea,
si hay movilidad.
Hay que tomar en cuenta que, para que
un cuerpo tome tono, tenga tonicidad, El primer juego que juega el niño es a
se levante, se enderece, levante la cabe- desatarse. Lacan lo recuerda en el Se-
za, se eleve del suelo, tome estatura hu- minario X “La angustia”. Este juego es
mana, camine, suba, trepe, corra, toque paradigmático de aquel de la presen-
objetos, se toque, toque a otros, es nece- cia-ausencia: toma la teta, luego la deja,
saria una operación que no es natural. lo cual se realiza por la vía de la deman-
Alguien debe operar. De allí se produce da del Otro, la inversión de la demanda
el desprendimiento de un significante, hará que las madres digan: “Tomó la
el significante fálico. teta hasta los tantos meses…”.

El significante incide en la capacidad Si se equivoca el estatuto de la demanda


creativa de imaginar con todos los y se otorga una respuesta colmante, equi-
sentidos y esta combinación refuerza vocando justamente este estatuto, el suje-
los significados. to puede quedar sin recursos o bien apelar
al recurso de la acción: “comer nada”.
La imagen del cuerpo viene a consti-
tuir la huella estructural de la historia En estos primeros tiempos, ahí donde
emocional del ser humano. Es el lugar los recursos simbólicos son pocos, qui-
inconsciente en el cual se elabora toda zás no se pueda hablar de psicoanálisis,
expresión del sujeto, es el lugar de emi- pero sí se puede realizar una interven-
sión y de recepción de las emociones ción analítica ya que estos son tiempos
interhumanas fundadas en el lenguaje. para producir nuevos recursos sim-
bólicos que renueven la distribución
Desde lo semiótico, la imagen del cuerpo productiva del goce, pues en la escena
viene a ser la huella estructural y el lugar misma del juego se enmarca, se delimi-
inconsciente en el cual se elabora toda ta esa relación, en tanto fantasmática.
expresión del sujeto, e incluso el nombre
que tiene es el o los fonemas que acompa- Hay que recordar que el niño no repro-
ñan el sensorio del niño, primero en re- duce en el juego la re-captación de una
lación con los padres y luego con el otro, escena. El juego no es reproductor, sino
desde el nacimiento hasta la muerte. productor de una diferencia. Allí se pier-
de la identidad al objeto. En este senti-
La corporeidad sitúa las fronteras entre do podríamos decir: si algo reproduce el
lo biológico, real anatómico y una or- juego es la reproducción que no hay.

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Una mirada al niño… sujeto de trabajo

Una referencia que hace Lacan en el Asumiendo entonces esta diferencia qui-
Seminario “La angustia” para pensar la zá es posible pensar el lugar del analista en
cuestión del juego. Es aquella que se relación con el movimiento de este tercer
refiere a los tiempos de la escena. Aquí tiempo, el de la escena sobre la escena.
plantea que la primera escena es la que
se da en el mundo. El segundo tiempo El tiempo del sujeto es el de recrear-
de esta dimensión es la escena sobre se fuera del lugar en el que estaba
la que le hacemos entrar, es crear ese originalmente ubicado por el Otro.
mundo. Una vez que está montado so- Cuando el juego se inicia, se va a
bre la escena, ya todo ocurre como esa iniciar perturbando el campo del
puesta en escena que tiene que ver con Otro. Dialécticamente va del sujeto
la historia, su historia. al Otro que implica la dimensión del
a. De la tolerancia que el Otro pre-
Una manera de poder encontrar esto sente a esta perturbación de su cam-
mismo en Freud es cuando, por ejem- po, dependerá la continuación o su
plo, hablando de los recuerdos, dice que detención, es decir, se dará o no, la
en realidad los recuerdos no son repro- posibilidad de jugar.
ducciones de acontecimientos vividos,
sino que son producciones sustitutivas. Digo “se necesita tolerancia a la pertur-
Y agrega que una de las maneras en que bación” ya que un nuevo ser nunca será
se presenta ese recuerdo es con imá- lo esperado, más bien será algo nuevo,
genes plásticas similares a las que nos alguien que introduce lo inesperado, eso
ofrece el teatro. Sólo que allí lo llamativo de lo desconocido en el Otro.
es que el sujeto se ve, se ve en la escena.
“Si todo anda bien”, como decía Win-
El tercer tiempo es la dimensión de la es- nicott, en la relación entre el niño y el
cena sobre la escena, el teatro mismo. Allí Otro hay incomodidad, ya que el goce
el personaje trata de dar cuerpo a algo, a fálico incomoda el goce del Otro. Refi-
algo que no es él y a su vez a algo de él. riéndose a lo mismo, Freud dirá, el niño
tendrá “perturbadoras costumbres”.
Uno podría decir que, efectivamente,
ubicarse en el lugar del personaje re- Si todo anda bien aparece la perturba-
quiere dejar de ser uno. Por eso hacía ción, el niño llora y no se sabe qué le
notar que se trata de una pérdida de pasa...el niño come...de más o de menos,
identidad, de identidad con uno mis- el niño tira los peluches al suelo donde
mo. Jugar a ser el personaje, jugar a no es difícil e incómodo encontrarlos, rom-
ser él mismo, implica un lugar de des- pe los hermosos juguetes bien armados
prendimiento. Un lugar de diferencia. que le regalamos, en fin, rompen...los
esquemas; introduciendo su marca di-
El teatro tradicional plantea que, en reali- ferencial. Introducción del rasgo del
dad, el movimiento de aquello que llama- sujeto en el lugar donde el Otro con su
mos “puesta en escena” va de lo que sería presencia también ofrece su falta.
el texto a su reproducción en la escena, o
sea, se parte del texto y se va de allí a la Los niños de inicio necesitan jugar con
escena. El teatro de la muerte, en cambio, objetos reales, luego algunos de estos,
plantea un movimiento inverso. Es a par- objetos, se harán simbólicos, lleván-
tir de la escena que se produce el texto. dolo a simbolizar la privación. Con

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Norma Erazo Guerrón

el juego creará un argumento que, si toridad y la fuente de toda creencia”1, y


bien no desconoce su lugar de ficción, es por la vertiente del saber que también
requiere de cierta verosimilitud, en los padres nos suponen a nosotros y los
relación con la verdad que implica llevan a la consulta. Su lugar en la estruc-
para él, una inmensa carga afectiva. tura no es contingente y, por lo mismo,
no cabría responder a la consulta de los
Hay que tomar en cuenta que la in- padres con teorías neuróticas que apun-
fancia se cursa con síntomas, es decir, tan a que la causa de la consulta está en
con desajustes. Las manifestaciones las insuficiencias paternas. Por ejemplo,
sintomáticas de la infancia dicen de al decir que el problema es porque la ma-
una dialéctica en la constitución de la dre no da lugar al padre o porque es una
neurosis. Su movilidad, entonces, va madre colmante o un padre ausente.
a evidenciarse con los desajustes pro-
pios de una estructura que requiere Los padres consultan en el límite de su
de un re-anudamiento dinámico en el función y le otorgan un supuesto saber
camino de su constitución. de niños, al analista de niños. Nos dicen
de su incapacidad de autorizarse en una
Atendiendo entonces a la clínica en función, por eso creo que lo importante es
relación con los niños, sería necesa- tener en cuenta la transferencia con ellos
rio plantearnos la siguiente pregun- en el sentido de devolverlos a su función.
ta: ¿cuándo el desajuste es soporte en
la constitución misma y cuándo entra Si consideramos que en el niño no hay
en el orden del perjuicio subjetivo? demanda de “verdad”, en el sentido que
Es decir, ¿cuándo es parte del juego, Lacan nos enseñó a pensar, en relación
del juego de la estructura, y cuándo es con el inicio del análisis y a pesar de po-
síntoma de su detención? ¿Qué apunta ner en cuestión que exista o no analizan-
a pensar que el juego se ha detenido? te en un tiempo instituyente, eso no im-
Esta pregunta es por la ética del psi- pide que exista ahí un analista, es decir,
coanalista, en tanto su intervención. que pueda haber acto analítico.

Se hace necesario, además, tomar en Existen otros casos en los que la de-
cuenta algunas especificidades en el tra- manda no viene de los padres. Pue-
bajo ya que la consulta por el niño siem- de venir de varios campos como, por
pre la hace el otro. El niño llega porque ejemplo, el escolar, los recreativos, los
es otro quien se inquieta. Cuando hay judiciales, etc. Estas terceridades in-
quietud, cuando todo está quieto no tervienen a veces donde los padres no
hay consulta, aquellos que demandan, hacen lugar al juego. Para ellos “todo
los que llegan a la consulta no deben ser anda bien” y entonces la campana sue-
un obstáculo en nuestra práctica clínica, na desde otro lugar.
sino una razón de estructura ya que en
el niño no hay sustitución de la neurosis Así, una de las primeras tareas que co-
ordinaria por la neurosis de transferen- rresponde al análisis con niños es dis-
cia, la neurosis de transferencia se jue- tinguir el lugar que el niño ocupa en el
ga con los padres, a ellos se les otorga el discurso del Otro, de aquel que hace la
saber. Como nos recuerda Freud en su demanda. Con esto es posible romper
texto “Sobre las Teorías Sexuales Infan- esa creencia de continuidad, al conside-
tiles”: “los padres son al comienzo la au- rar que aquello que le pasa al niño es una

16
Una mirada al niño… sujeto de trabajo

prolongación directa de lo que escucha- Justamente hablando de tiempos, creo


mos en el discurso de los padres. que es tiempo de recordar algunas re-
flexiones necesarias en el recorrido del
El análisis con niños precisa transformar tiempo, del tiempo en la constitución
el lenguaje de la palabra, con el que pen- del sujeto desde el campo del lenguaje
samos la interpretación, en un lenguaje y su advenimiento al mundo hasta la
de acción o lúdico, según sea posible. articulación de la palabra en el sujeto
del discurso. Todos estos son momen-
Cabe aquí, otra pregunta: ¿será suficien- tos diferentes y hace falta tiempo…Sin
te decir que el punto donde el juego se embargo, en la infancia hay tiempos que
detiene justifica la intervención analíti- determinan la diversidad de nuestras
ca? En este sentido es necesario anotar y intervenciones en el reconocimiento de
recordar que el niño no se analiza, él jue- una estructura que se estructura y de
ga y nuestras intervenciones serán dife- una distribución del goce, desde el goce
rentes según los tiempos. Considero que masturbatorio hasta el tiempo en que
es jugar en ese movimiento de la escena puede disponer del acto sexual.
sobre la escena, conociendo y recono-
ciendo que jugamos y a lo que jugamos. Desde el juego de la infancia hasta el
juego contingente del amor y los juegos
En este tiempo el juego tiene el valor de una amorosos, el juego se juega toda la vida,
experiencia que trasciende, usa y desborda sólo que los objetos con los que se va a re-
la palabra. Estamos en un territorio donde crear nuestro destino siempre son otros
no basta con el mundo representacional, que los de la satisfacción. Este juego por
hace falta el cuerpo. “Siempre implica un lo tanto se juega en los desajustes.
hacer algo con cosas o personas, con algo
no-yo de la realidad externa y no con fanta- Hay que recordar además que la in-
sías”2. Se trata de un hacer que intenta rea- terpretación en el sentido clásico no
lizar una experiencia completa que permita fue una herramienta utilizada en este
que algo nuevo aparezca, ya que hay una proceso psicoterapéutico. Hay que
gramática inconsciente que determina ac- rescatar el valor del “experienciar”,
ción y comportamiento, es lo no verbal. como dice Winnicott.

1 Freud, Sigmund. “La novela familiar de


los neuróticos”, in Obras completas, tomo
IX. Buenos Aires: Amorrortu, 1992, p. 217.

2 Toporosi, Susana et al. La interpre-


tación en el análisis de niños: cuan-
do la palabra no es posible. Extraído el
30 de septiembre del 2018 de: https://
www.topia.com.ar/articulos/la-inter-
pretaci%C3%B3n-en-el-an%C3%A1li-
sis-con-ni%C3%B1os-cuando-la-pala-
bra-no-es-posible

17
Norma Erazo Guerrón

Si el analista en todo tratamiento basa algo sutil y similar a la lectura que hace
su labor en soportar y no en compren- Lacan del caso Dora, al destacar la in-
der, podrá permanecer en el sinsentido. versión dialéctica operada por Freud
Aguardar. Ya advendrá otro momento –“¿Qué tienes que ver tú con esto de lo
más cercano al de “dar sentido”, no para que te quejas?” 3.
ser rápidamente enunciado, sino para
esperar el momento y la forma en que Es importante tener presente que pa-
pueda ser escuchado. labra y corporeidad son indisociables
y que también desde nuestra llegada al
El niño será quien modifique la estructura mundo, la sexualidad tiene una impor-
familiar a través de su análisis. Y, aunque tancia enorme y no cesa de expresarse
sea muy pequeño, terminará abandonando día a día, con el vocabulario del cuerpo.
la cama de los padres, o poniéndole límites
al padre pegador, o a la madre asfixiante. Las pulsiones genitales generan una
comunicación intrapsíquica que es
Así, en el encuentro con un niño, el ana- permanente entre los seres humanos.
lista apuesta por crear las condiciones para
que pueda haber un trabajo analítico po- Es notorio que no se ha considerado la
sible que permita al sujeto-niño, median- dignidad del cuerpo y si no se sabe cómo
te el juego, el dibujo y la interpretación, ocuparse del propio cuerpo, de mante-
expresar algo de su malestar y tomar la nerlo de respetar su ritmo y su creci-
palabra en relación con lo que realmente miento hay descompensación. Hay una
hace síntoma para él. Dejar atrás su lugar carencia, en el ser humano mantenida
como síntoma del Otro, y construir su pro- por la omisión sistemática de hablar de
pio síntoma, supone para el niño un alivio ello tanto en la casa como en la escuela.
porque le permite despegarse en parte de Hay una incapacidad para asumir lo que
los fantasmas familiares y continuar con la le llega al niño de su cuerpo. Por ello, el
construcción de su neurosis infantil. campo imaginario de la infancia es ab-
solutamente incompatible con el campo
La intervención del analista debe apun- de racionalidad a través del cual el adulto
tar a instaurar las operaciones irreali- asume su responsabilidad sobre el niño.
zadas, aquellas que son fundantes del
pasaje de una etapa a otra. Los adultos tienen miedo de liberar
ciertas fuerzas, ciertas energías que los
La idea es darle al niño la posibilidad pequeños evidencian y que ponen en
de modificar aquello de lo que se que- cuestión su autoridad, sus conquistas,
ja, es decir de lo que goza. Es como ese sus privilegios sociales.

18
Una mirada al niño… sujeto de trabajo

Ellos proyectan sobre los niños sus de- de captar la imagen, la actividad, pero ¿qué
seos contrariados, su malestar, y les pasa con el sentir, con ese deseo de ser de cada
imponen sus modelos, olvidando que el sujeto? ¿Acaso el deseo se lo puede filmar?
tiempo de las preguntas del sujeto en la
infancia guarda el germen de la trans- Los niños son testigos de lo que viven
ferencia que, en el juego con los padres, en casa y tienen inteligencia para aten-
podrá más tarde enlazarlo con otros. der y aprender. Son sujetos de afecto
y efecto del lenguaje y necesitados de
La privatización del espacio supone pa- ternura y de palabra.
ralelamente una evolución de la vida
familiar, pero para el niño el espacio va Debemos tener presente que el tiempo de
siendo reducido, brindándole una pro- la infancia está poblado de inhibiciones,
tección ilusoria, cuando realmente es angustias y síntomas, que son índices de
con las experiencias, el intercambio con su misma conformación de estructura,
el otro, el conocimiento, el juego que en el desajuste que le es propio.
realiza etc. que el niño busca satisfacer
curiosidades y esto le permitirá inmu- Es el psicoanálisis que va más allá de lo
nizarse frente a los peligros que el me- experimental ya que permite entrar en
dio en el afuera le plantee. contacto con la búsqueda de comunica-
ción que tiene un sujeto. En tal circuns-
Hoy la vida cotidiana es poco relajada. tancia, la clínica psicoanalítica con niños
La seriedad el cansancio crispa el ros- no se plantea en los mismos términos
tro de los adultos. Pocas son las perso- que la clínica con adultos.
nas que aún están dispuestas a jugar
con los niños, a escucharlos a atender Hay además un punto en el que me pa-
sus preguntas. Los juegos de palabras, rece importante que estemos atentos y
las canciones infantiles que no hace es ese, en el que Freud pudo evitar enre-
mucho divertían a los pequeños, ahora darse los pies: el ideal del “niño feliz”, “el
son reemplazados por los videos en el paraíso perdido de la infancia”. Lo que
celular o la Tablet, perdiéndose poco a cabe revisar una y otra vez, es el ideal
poco la interdicción. propio de nuestra constitución subjetiva.

La tecnología de punta, día a día, parece po- Finalmente me parece fundamental


ner fin a la integración familiar y, al mismo tener presente que “el Niño” con N
tiempo, se ha convertido en una amenaza de mayúscula no existe como tal, que lo
libertad e individualidad para los niños. Es que tenemos es un sujeto en la etapa
como si desde el adulto existiría la necesidad de su infancia.

3 Lacan, Jacques. “Intervención sobre la


transferencia”, in Escritos, tomo I. México:
Siglo XXI Editores, 2009, p. 213.

19
Los padres en el
análisis con niños

Edda Paimann Un niño nace ya dentro


de una cultura que le
antecede. Antes de
nacer ya está bañado
en el lenguaje, hace
escuchar su voz,
escucha hablar, es
hablado y nombrado.
Ingresa por lo tanto al
mundo de lo simbólico.

20
Recibo la llamada de una mujer angustia- cultura que le antecede. Antes de nacer ya
da que me pide una cita ya que su hijo ha está bañado en el lenguaje, hace escuchar
sido diagnosticado con “algo grave”. Al su voz, escucha hablar, es hablado y nom-
día siguiente la recibo. Ella viene solamen- brado. Ingresa por lo tanto al mundo de lo
te con su hijo de 4 años, a quien llamaré simbólico. Su cuerpo puede entonces ex-
“Luisito”, pese a haberle pedido que venga presar algo más que las necesidades y ma-
ella con su marido. Su marido, el padre del nifestaciones biológicas. Queda sujetado
niño en cuestión, es un profesional muy al significante. El cuerpo hablado ya no es
ocupado y no puede venir. En realidad, él el puro organismo de la biología.
no está de acuerdo con consultar con una
psicóloga, sino con un médico para que se Es justo decir que un niño no viene a
resuelva el problema a la brevedad posible. consultar por su cuenta y, en la mayoría
de los casos, no sabe ni por qué, ni para
Me sirvo de esta pequeña viñeta para qué lo traen, ni se le pregunta su opinión.
plantear una de las dificultades y par- Viene porque lo traen otros, general-
ticularidades que presenta el trabajo mente los padres, a quienes les angustia,
de análisis con niños: los otros involu- preocupa, sorprende y/o molesta algo en
crados, específicamente, los padres. relación con el niño. Con mucha frecuen-
cia es a partir de la escolarización que los
Es preciso recordar la dependencia abso- padres reciben estas llamadas de alerta
luta del infante humano respecto de otros sobre algún comportamiento que llama
quienes son los encargados de su super- la atención a los maestros o psicólogos de
vivencia. Un niño nace ya dentro de una la institución educativa.

21
Edda Paimann

Los padres son entonces los Otros pri- ellos, así como acerca de sus propios
mordiales encargados de cuidarlo, aten- síntomas. Este modo abre una mejor
derlo y, en cuyo entramado de goce, de- posibilidad a una transferencia y es
seo, pérdidas, amores y desamores, se la que todo analista espera, ya que es
aloja un niño. Cómo se arme la estruc- la más apta para nuestro trabajo. Nos
tura particular de un niño, me refiero al recuerda al padre de Juanito.
anudamiento de los registros Real, Sim-
bólico e Imaginario, dependerá de la es- 2) Padres que buscan alivio para su
tructura de cada uno de los padres y el angustia y solo buscan calmarse.
entrelazamiento de deseo entre ellos. Las No les interesa saber y su expec-
entrevistas preliminares con los padres tativa es la de que el niño deje de
nos dan la oportunidad de ubicar el nudo producir problemas. No tienen
de los padres y el lugar que el niño ocupa preguntas sino pedidos y colocan
como objeto de amor, de goce y de deseo. la responsabilidad de “arreglar el
problema” en el analista.
Para retomar el caso de Luisito, la madre vie-
ne dispuesta a hablar, mientras que el padre Es el caso de la madre de Luisito.
está molesto y quiere una solución rápida. Ella quiere venir, quiere que Luisito
venga, pero no se cuestiona acerca
Alba Flesler, psicoanalista argentina, en de la situación.
su libro El niño en análisis y el lugar de los
padres1 plantea tres modalidades de de- 3) Padres que no preguntan ni piden,
manda de los padres respecto de sus hijos: sino que vienen porque los mandan. 1 Flesler, Ana. El
Generalmente son padres cuyo niño en análisis y
1) Padres que llegan con preguntas malestar no está relacionado con el lugar de los pa-
y deseo de saber. su hijo sino con la institución que
dres. Buenos Ai-
Hacen preguntas, se preguntan sobre los envía a consultar. A veces es la
el síntoma del niño y la relación con escuela –maestra o psicóloga-, a res: Paidós, 2007.

22
Los padres en el análisis con niños

veces el médico pediatra o alguna baja con niños se ve confrontado tarde


otra autoridad con la que están en o temprano:
contacto y lo sienten como una in-
terferencia improcedente e imper- ● ¿Cómo delimitar el lugar de los padres?
tinente en su vida familiar. En es-
tos casos la posibilidad de trabajo ● ¿De qué manera, cuándo
es muy escasa. y para qué incluirlos?

Yo añadiría un cuarto grupo confor- ● ¿Qué tipo de intervenciones


mado por los padres, como en el caso van a promover o impedir el trabajo?
del padre de Luisito, que no quieren
venir, no están de acuerdo, que dele- ● ¿Se debe derivar a los padres a otro ana-
gan a la madre, pero exigen resulta- lista o seguir un tratamiento paralelo?
dos. En estos casos en particular, me
atengo a la sugerencia de Françoise ● ¿Cómo evitar caer en la consejería y,
Dolto, que recomendaba que de to- sin embargo, intervenir psicoanalí-
das maneras se lo incluya al padre por ticamente?
vía de pedirle su consentimiento para
que el niño pueda asistir al análisis. Son preguntas que siguen vigentes y
Me parece que esta modalidad per- abiertas.
mite hacer evidente a padre, madre y
niño que un hijo siempre es respon- En el caso de Luisito me decidí por to-
sabilidad de dos y no propiedad y ob- mar también a la madre en análisis y
jeto de preocupaciones y cuidados de funcionó. En ocasiones me he visto en
uno. Además, libera al niño de culpas la necesidad de dar explicaciones, reco-
y juegos de lealtades o explicaciones mendaciones y sugerencias específicas a
que no le corresponden. Funcionó en padres muy desamparados o desinfor-
el caso de Luisito y pudo asistir a sus mados. Por ejemplo, el caso de madres
sesiones con regularidad. muy jóvenes que no saben qué ni cómo
hacer cuando su bebé llora y no duer-
Los padres están siempre presentes en me o no come. Intento que mis inter-
todo trabajo psicoanalítico a través del venciones apunten al acto analítico. No
discurso, pero en el caso de un niño es- siempre lo logro.
tán además presentes en la realidad. Por
ello, hay que recibirlos y escucharlos. Le corresponde a cada analista en su propia
Entonces se suscitan las preguntas del práctica y con cada uno de sus pacientes
millón a las que todo analista que tra- dar respuesta a las preguntas planteadas.

23
El niño,
juga(n)do en
el grafo
Es Émile Benvéniste
quien en los años ’50
comienza a desarrollar
en sus ensayos
Patricio Moreno
ciertos problemas
Parra de lingüística. Son
formulaciones
contemporáneas de la
teorización lacaniana
en su propuesta
del inconsciente
estructurado como un
lenguaje.

24
Hay una
distinción
en los térmi-
1 Lacan, Jacques. nos relaciona-
El Seminario, li- dos con la niñez
bro V, Las forma- en Lacan puesto
que, de entrada, él hace
ciones del incons-
una lectura estructural.
ciente. Buenos Ai- Esta lectura se sitúa en tiempos niño: “Por un
res: Paidós, 2010, lógicos. No se trata de un tiempo crono- tiempo, el niño
p. 417. lógico, menos aún de etapas del desarro- está capturado por entero en el juego
llo. El infans1, término utilizado por La- de las dos líneas 3”, son las dos líneas
2 Lacan, Jacques. can, es un nivel del discurso, en la que la que corresponden a los dos pisos del
El Seminario, li- cría humana todavía no habla, pero en la grafo del deseo. Este grafo comienza a
bro VI, El deseo y que el molino de palabras ya ha comen- ser elaborado en 1957, durante el Se-
zado a dejar sus huellas sobreimpresas minario V Las Formaciones del incons-
su interpretación.
a las necesidades2. Un segundo tiempo ciente4, aunque ya es efecto de la cons-
Buenos Aires: implica que el juego de elementos y trucción del esquema Lambda y el modelo
Paidós, 2017, p. funciones en la estructura han permi- óptico. Estas dos líneas corresponden a
22. tido el articular una intención de signi- aquella del proceso del enunciado y la
ficación. Es decir que nos situamos ya del proceso de la enunciación. Lacan
3 Ibid., p. 90. una lectura que distingue la concepción añade que en el niño todavía no hay
4 Cfr. Lacan, Jac- de la infancia relacionada con un de- una distinción neta entre ambas, lo
ques. El Semina- sarrollo cronológico en relación con la que es ya una indicación clínica: “[…]
maduración biológica, en contraste con algo no ha sido aún acabado, precipi-
rio, libro V, Las
la concepción que es la que interesa al tado por la estructura, no ha sido dis-
formaciones del psicoanálisis, la constitución del sujeto tinguido por la estructura.”5 Es decir
inconsciente. Bue- por ser hablante. que la aproximación estructural laca-
nos Aires: Paidós, niana nos coloca en una vertiente muy
Tomemos una frase de Lacan de 1958 diferente de las aproximaciones psico-
2016. que va a servir de orientación para lógicas con enfoques de etapas del de-
5 Ibid., p. 94. esta lectura del acto de palabra del sarrollo, o aun las evolucionistas. Más

25
Patricio Moreno Parra

bien apuntamos hacia una concepción El primer piso del grafo del
de la estructura del sujeto y cómo ésta deseo sirve a Lacan para ex-
se va a relacionar con su historia.6 plicar la relación del infans
con el lenguaje en el mo-
Ahora bien, la cuestión recae en los ele- mento de su encuentro
mentos implícitos del discurso del niño con él:
que permitirían establecer distinción de los
procesos de enunciación y del enunciado. En la primera etapa, lo
En otras palabras, a través de este abordaje que articula la cadena
topológico se trata de postular algo sobre del discurso como algo
el surgimiento de la palabra en el niño, del que existe más allá del
efecto de la articulación de los elementos en sujeto le impone a éste
la estructura del lenguaje que tienen como su forma, quiéralo o no.
resultado la asunción del acto de palabra. […] Aquí el sujeto recibe,
Ese momento en el que el niño accede a la soporta, esta estructura. […]
palabra como sujeto de su enunciación es El sujeto que está en juego
correlativo al surgimiento de la dimensión aquí no es el sujeto hablante, es
del sujeto del inconsciente. el sujeto acerca del cual siempre se
habla.”8
Es Émile Benvéniste quien en los años
’50 comienza a desarrollar en sus en- Es decir que Lacan subraya cómo el
sayos ciertos problemas de lingüística. lenguaje, que preexiste al sujeto, se
Son formulaciones contemporáneas de impone a él. Es el momento de la po-
la teorización lacaniana en su propuesta sición teórica lacaniana de la primacía
del inconsciente estructurado como un de lo simbólico a la que estamos asis- 6 Entiéndase his-
lenguaje. Entre las aportaciones teóricas tiendo. De este proceso, se operará una toria en el sentido
del lingüista, la distinción entre sujeto identificación primaria que, antes de
del enunciado y sujeto de la enunciación representar en el grafo la función del que Lacan le da
es de gran valor para la teorización la- Ideal del Yo, escribe que se han inscri- en su seminario
caniana. Él define la enunciación como to efectos de la marca de la relación al “Los escritos téc-
“poner a funcionar la lengua por un acto Otro al pasar por la articulación signi-
nicos de Freud”.
individual de utilización […] es el acto ficante. Es lo que más tarde será escri-
mismo de producir un enunciado y no to con una I(A) en su grafo. No obs- 7 Benveniste, Émi-
el texto del enunciado […]”7, y de pro- tante, señalemos que estos procesos, le. Problemas de
ducción de la lengua, en un contexto de- de este infans como sujeto supuesto linguística gene-
terminado, teniendo así por resultado el son elementos teóricos que se los tiene
enunciado. De esta manera, la enuncia- en suspenso en la práctica, puesto que ral, tomo II. Mé-
ción se define como un el proceso para la clínica con niños también pone en la xico: Siglo XXI
que se efectúe un acto de creación cuyo mesa las dificultades de incorporación Editores, 1999, p.
resultado es el enunciado. El grafo del de la estructura. El autismo infantil
83.
deseo de Lacan va a tomar en conside- precoz es un ejemplo de ello.
ración esta diferencia. En él, los procesos 8 Lacan, Jacques.
están situados en diferentes pisos. El de Por otro lado, cuando nos situamos en El Seminario, li-
abajo señala las funciones y elementos el segundo piso del grafo del deseo, te- bro VI, El deseo y
necesarios para poder concebir el pro- nemos elementos y funciones que de-
ceso del enunciado mientras que el piso terminan una posición diferente que su interpretación.
superior aquellos de la enunciación. aquella de la toma del niño en el lengua- Op. cit., pp.23, 38.

26
El niño, juga(n)do en el grafo

je, operación que tuvo Otro. La sanción del Otro a la demanda


lugar en el primer piso del niño es importante, ya que el senti-
como nivel infans: “[…] do de la demanda del sujeto es efecto de
se producirá algo distinto los significantes elegidos en la respuesta
que se funda en esa expe- del Otro a ese llamado. Es una elección
riencia de lenguaje, a saber, de significantes dentro de la batería del
la aprehensión del Otro como Otro; elección que no es anodina puesto
tal por parte del sujeto”9. Es aquí que la función de sustitución y similitud,
donde Lacan da una importancia metáfora y metonimia, operan ya en esa
a la función del llamado. El llamado elección. Es entonces la sanción del Otro
concierne y tiene como contrapunto la la que instituye el paso del grito del niño
respuesta del Otro, a su presencia: “Hay, en llamado, y del llamado al más allá de
en sentido estricto, relación con el Otro, él que está relacionado con el deseo.
en la medida en que hay llamado al Otro
como presencia, presencia sobre el fon- Lacan elabora aquí el tiempo lógico en
do de ausencia”10. Pero ante la eventual que el niño asume el acto de palabra: “En
respuesta o ausencia de ella en cuanto el segundo piso del grafo, el sujeto es algo
inscribe la posibilidad de presencia de la distinto del sujeto que pasa bajo los des-
sanción del Otro, se articula una nueva filaderos de la articulación significante.
dimensión. Esta nueva dimensión es un Es el sujeto que asume el acto de hablar,
elemento clave para la inscripción de dos el sujeto en calidad de yo [Je]”11. Se trata
funciones en relación con la conmutati- entonces ahí de algo clave, pues se trata
vidad de los procesos de sucesión y de del surgimiento de la palabra que Lacan
9 Ibid., p. 23. elección del primer piso. Son el princi- intenta atrapar en ese tiempo.
10 Ídem.
pio de sustitución y el de similitud, am-
bos en relación con el significante. Esta Para ejemplificar y articular la relación
11 Ibid., p. 42. nueva dimensión es el deseo del Otro. entre la asunción del acto de hablar con
12 Freud, Sigmund. el surgimiento del sujeto del inconscien-
“La interpreta- Es por ello por lo que Lacan hace alusión te y la represión, Lacan se va a servir de
al libro de Jacques Cazzotte “El diablo un sueño de Anna Freud. Es un sueño
ción de los sue-
enamorado”. En el “Che vuoi?” se inte- que tuvo lugar cuando tenía diecinueve
ños”, in Obras rroga el deseo del Otro en la medida que meses, y que Freud narra en su libro La
completas, tomo es también la función con la cual se or- interpretación de los sueños12. Éste tiene un
IV. Buenos Aires.
ganizará el deseo que se va a reconocer gran valor demostrativo y es paradigmá-
como propio. Se produce ahí un paso más tico ya que se sitúa en ese momento el
Amorrortu, 1991, del surgimiento del sujeto como sujeto comienzo de una toma de palabra y la su
p. 149. de la enunciación, en su articulación al relación con la entrada en la dimensión

27
Patricio Moreno Parra

del inconsciente, una palabra que co- De ahí que, lo que llama la
mienza a articularse como Otra escena. atención de este sueño es
que “en primer lugar nos
Mi hija menor, que tenía diecinueve detengamos en el hecho
meses, había vomitado cierta mañana de que Anna Freud arti-
y por eso se la tuvo a dieta el resto del cula palabras. […] Pero,
día. La noche que siguió a ese día de en segundo lugar, quie-
hambre se la oyó proferir, excitada, ro que nos detengamos
en sueños: “Anna Freud, Er(d)bber, en el hecho de que la es-
Hochbeer, Eir(s)peis, Papp.13 tructuración significante
de la secuencia del sueño
Notemos que en este enunciado tenemos coloca a la cabeza un men-
una nominación del enunciador y una saje […]”16. Así, rescatamos
sucesión de significantes “fresas, flan, un elemento importante en la
papilla”. Y Freud añade: lectura de este sueño, el hecho
de que hay una nominación de
Utilizaba su nombre para expresar la quien en el acto de enunciar enun-
toma de posesión; el menú abarcaba cia una frase.
todos los platos que debían parecerle
codiciables; el que las fresas aparecie- Ahora bien, Lacan añade: “En el nivel
ran en dos variedades era una pro- del sueño de Anna Freud, las cosas […]
testa contra la política sanitaria del se presentan de un modo problemático,
hogar, y tenía su explicación en la cir- ambiguo, que hasta cierto punto legiti-
cunstancia colateral, bien observada ma la distinción que Freud efectúa entre
por ella, de que la niñera había atri- el sueño del niño y el del adulto. ¿Dónde
buido la indisposición de Anna a un se sitúa la cadena de las nominaciones 13 Lacan, Jacques.
atracón de fresas; contra ese dictamen que constituye el sueño de Anna Freud?
incómoda para ella, tomó entonces en ¿Sobre la cadena superior o sobre la ca- El Seminario, li-
sueños su revancha.14 dena inferior?”17. Es algo problemático bro VI, El deseo y
en verdad, por lo que Lacan viene a con- su interpretación.
Para Lacan, lo que le da un valor para- testar “Por un tiempo, el niño está cap-
Op. cit., p. 75.
digmático a este sueño es que sea pro- turado por entero en el juego de las dos
nunciado mientras Anna Freud dor- líneas.” 18 Es decir que está jugado en los 14 Ídem.
mía: “Sabemos que Anna Freud sueña dos pisos del grafo del deseo. 15 Ibid., p. 82.
porque articula Anna Freud, Er(d)beer, 16 Ibid., p. 83.
Hochbeer, Eir(s)peis, Papp. […] la elección Lacan recurre a su grafo para mostrar
de los elementos no es indiferente […] se elementos de este sueño. En el piso 17 Ibid., p. 84.
trata de todo lo que le fue interdicto”15. inferior, es necesario que la necesidad 18 Ibid., p. 91.

28
El niño, juga(n)do en el grafo

pase por la batería significante del decir verdad, allí reside lo esencial
Otro. Allí se produce ya una defor- de la implicación del sujeto huma-
mación, puesto que la necesidad en- no en el acto de la palabra: en ésta,
tra en desfiladero de significan- él se cuenta, se nombra. Por con-
tes. Y Lacan afirma que “[…] de siguiente, ésa es la expresión más
modo deformado, por cierto, natural, […] la que mejor cuadra. El
pero al menos monolítico, niño meramente no ha encontrado
salvo porque el monoli- la buena fórmula, Somos tres her-
to en cuestión está, en manos, Pablo, Ernesto y yo.”21
ese nivel, constituido
por el propio sujeto” 19. El enunciado engloba a la enunciación
Es decir, que leemos en la nominación que la designa. Este
ahí cómo la cadena del tiempo en el que el niño aún no se des-
enunciado engloba a cuenta del enunciado se explica ya que
la enunciación. Anna existe una anterioridad lógica de la es-
Freud se nombra en el tructura de lenguaje en relación con el
sueño en el punto mis- sujeto. El hecho de que una batería sig-
mo donde se articulan nificante marque al sujeto en un pri-
los significantes que mer tiempo, lo aliena a significantes
hacen articulación para del enunciado del Otro. Es decir que
la metonimia del deseo. aún no se ha descontado. La operación
Ella está contándose allí, de sustracción es segunda con respecto
es decir que está insertada a las primeras marcas del significante.
en la cadena significante, ya Primeramente, es el lenguaje el que
que se cuenta nombrándose: le la una posición en una sucesión, en
“[…] cuando el sujeto humano este caso de la marca de los hermanos,
opera con el lenguaje, se cuenta, y un lugar entre ellos. Es decir que es
ésta es incluso su posición primitiva.” “uno” de la serie de los hermanos de la
secuencia significante del enunciado.
Para explicar este punto, Lacan toma Está marcado y contado por el Otro.
el ejemplo de una frase de la prueba Es ahí cuando leemos que no llega a
de Binet Simon –“Tengo tres hermanos: distinguirse como el que lo enuncia, es
Paul, Ernest y yo”- para mostrar que el decir en el acto de enunciación. Por ello
niño no puede resolver aún este pro- la sustracción de su posición de enun-
blema de una distinción neta entre el ciador no está aún lograda.
enunciado y el acto de enunciación.
En la prueba, se trata de que se perciba Si este es el modo del posicionamiento
que hay algo que no está del todo bien del niño en relación con la estructura
en la frase. Binet hace de la respuesta del lenguaje, varias cuestiones se sus-
a esta pregunta una articulación con citan en relación con la intervención
el franqueamiento de una etapa, y La- del analista en la praxis clínica. Una de
can está de acuerdo con esta idea. La- ellas que abre campo al trabajo es: ¿se
can lo formula así: puede operar una interpretación? Una
interpretación requiere una separación
19 Ibid., p. 84.
Hasta una edad bastante avanzada, neta de los dos pisos del grafo del de-
20 Ibid., p. 85. eso le parece muy natural, y por la seo. Es una pregunta que nos seguirá
21 Ídem. mejor razón del mundo, ya que, a haciendo trabajar.

29
De las palabras
perdidas:
Una experiencia
de Casa Verde en
Latinoamérica 1

Dolto propone la
Casa Verde como
un dispositivo para
Diego Blanco y la prevención de la
Valentina Peri violencia, planteando
que la prevención
de la separación
es lo mismo que la
prevención de la
violencia.

30
Casa del Encuentro es un lugar ubicado en Santiago de Chile que,
inspirado en la Casa Verde fundada por la psicoanalista Françoise
Dolto, acoge a niños entre 0 a 6 años que asisten junto a sus cui-
dadores: padres, madres, abuelos, abuelas, tíos, o quienes cumplan
las funciones de cuidado. También son bienvenidas las mujeres
embarazadas. Casa del Encuentro es un espacio de socialización
temprana, de juego y escucha, donde los niños y niñas pueden
encontrarse desde los primeros días de vida, y donde los padres y
madres, a veces solos ante las inquietudes cotidianas de la crian-
za, encuentran compañía. Lo anterior está sobre un marco don-
de no hay talleres ni programas definidos, sino que se da lugar al
azar, a lo espontáneo, ya que esto permite favorecer la escucha y
permitir la singularidad de cada cual. Un espacio donde el juego
es pre-texto para encontrarse con otros, pero también como po-
sibilidad de atender a lo que se va intentando poner en palabras.
Donde para asistir no hay una exigencia terapéutica o un motivo
particular, sino simplemente el deseo de estar en un lugar para
compartir, hablar y ser escuchado. Aquí se comparte un cotidiano
cuyo tiempo se enmarca en la crianza, pero también las formas
por las cuales los niños con sus madres y padres van conociendo a
otros y poniendo en común sus primeras palabras.

Dolto propone la Casa Verde como un dispositivo para la preven-


ción de la violencia, “se trabaja para la prevención del destete,
que equivale a la prevención de la violencia y, por lo tanto, de
los dramas sociales.”2, planteando que la prevención de la sepa-
ración es lo mismo que la prevención de la violencia. En refe-
rencia a lo anterior, en Casa del Encuentro pensamos la violencia
que ocurre en los vínculos desde un marco político y social, cu-
yos efectos desubjetivantes recaen al interior de las familias, en
tanto estos se constituyen a partir de las historias por donde los
abuelos, padres y niños han circulado en un barrio y ciudad.

1 Diego Blanco: Psicoanalista, Director Clíni-


co Casa del Encuentro. Magíster en Teoría
y Clínica Psicoanalítica Universidad Diego
Portales. Miembro Grupo Plus.
Valentina Peri: Psicoanalista. Coordinado-
ra Casa del Encuentro. Magíster en Clínica
Psicoanalítica con Niños y Jóvenes Univer-
sidad Alberto Hurtado.
2 Dolto, Françoise. La causa de los niños.
Cuarta Parte, capítulo 4: Iremos a la Casa
Verde. Buenos Aires: Paidós, 1985, p. 396.

31
Diego Blanco y Valentina Peri

Casa del Encuentro se ubica en dos sectores de la ciudad que han


sido víctimas de violencia política y vulneración de derechos
por parte del Estado, dejando a familias separadas y fractura-
das. Esto ha tenido como consecuencia importantes dificulta-
des en los lazos familiares y sociales, los que desde las políticas
públicas se categorizan actualmente como sectores de alta vio-
lencia escolar, social e intrafamiliar.

Retomando a Dolto, ella propone que la violencia sería efecto de una


separación temprana sin la mediación de la palabra, que deja al niño
desprovisto de alguien de quien depende su identidad. Entonces,
para que un niño pueda estar sin su madre o quien cumpla esta fun-
ción, será necesario que previamente ella lo haya sostenido con pa-
labras justas que permitan al niño situarse. Estas palabras serán las
que garanticen la prevención de la violencia, en la medida que sean
dichas por alguien a quien ama y que lo ama, y desde ese lugar pue- 3 Janin, Beatriz. “La violencia en
dan simbolizar para ofrecer seguridad en sí mismo y en los demás.
la estructuración subjetiva”, in

Desde esta perspectiva, el lugar de la palabras es fundamental para Revista digital: Cuestiones de la
la prevención de la violencia. Sin embargo, ¿qué palabras pueden infancia, 2009, extraído el 21 de
ofrecer los adultos y cuidadores cuando ella, a propósito de la his- marzo de 2018 desde: http://dspa-
toria, ha quedado perdida?
ce.uces.edu.ar:8180/xmlui/bits-
En la experiencia de Casa del Encuentro, hemos visto que es tream/handle/123456789/804/
en la cotidianeidad donde surgen las primeras dificultades La_violencia_en_la_estruct._subje-
vinculares: las mudas de ropa y el control de esfínteres, la ali-
tiva.pdf?sequence=1
mentación, el comienzo de la marcha, entre otros. Estos son
tiempos de separación a través de los cuales el niño va adqui- 4 Ibid., p. 20.
riendo mayor autonomía en una relación que se comienza a 5 Janin, Beatriz (s/f). Violencia y
establecer de sujeto a sujeto, desencadenando en ocasiones subjetividad. Extraído el 21 de
angustia, rabia y desbordes en quienes los cuidan.
marzo de 2018 desde: http://dspa-
Hace un tiempo, una madre en Casa del Encuentro contaba que ce.uces.edu.ar:8180/xmlui/bits-
mientras hacía aseo en su casa, su hijo que recién comenzaba a tream/handle/123456789/438/
caminar se “le desaparece” por unos minutos: “Me di vuelta y no
Violencia_Janin.pdf?sequence=3
estaba…empiezo a buscarlo por la casa y cuando entré al baño lo vi con
todo revuelto…acababa de limpiar el baño y lo quería…” no termina de 6 Dolto, Françoise. La causa de los
decir la frase, pero hace un gesto empuñando sus manos y con un niños. Cuarta Parte, capítulo 4:
tono de voz de mucha rabia, dice: “Lo agarré y me vine para acá”. Iremos a la Casa Verde. Buenos Ai-
res: Paidós, 1985.
Esta situación remite a una escena que se escucha con mucha fre-
cuencia en los cuidadores, cuya intención de golpear no aparece 7 Bleichmar, S. Violencia social-vio-
desde lo correctivo, sino que pareciera tener el propósito de hacer lencia escolar. De la puesta de lí-
desaparecer al otro. ¿A quién se maltrata cuando se maltrata a un
mites a la construcción de lega-
niño? Esta pregunta es trabajada por Beatriz Janin, quien refiere
que desde el adulto que maltrata podríamos pensar en un desinves- lidades. Buenos Aires: Noveduc,
timiento del niño, un ataque a los lazos3. La demanda de los niños 2008, p. 60.

32
De las palabras perdidas: Una experiencia de Casa Verde en Latinoamérica

muchas veces aparece como excesiva para los padres, incluso vivida
como un golpe. Mientras el niño exige conexión, a través del mal-
trato se intenta dormirlo, acallarlo, como un intento de destruir lo
insoportable de sí mismo que retorna desde el otro.

Esto último es fundamental, aquello que retorna desde afuera es lo


que se quiere destruir, aniquilar y silenciar4. Lo de uno mismo que
ha quedado sin representación y por lo tanto sin poder ser pen-
sado, entonces ¿cómo un cuidador puede simbolizar para el niño
aquello que a él mismo le resulta irrepresentable?

Esta situación se complejiza cuando la soledad propia de la crianza


se traduce en un repliegue al hogar, en un contexto donde lo exter-
no resulta amenazante, aislándose el vínculo en un cuerpo a cuerpo
escaso de palabras.

Es sabido que la violencia tiende a producirse en grupos o familias


muy cerradas, en las que se da una clausura de los vínculos. Ci-
tando a Janin que refleja muy bien lo que solemos ver en Casa del
Encuentro, ella señala lo siguiente:

“Lo que ocurre en ellas es que los vínculos se estancan, de-


jan de circular, para transformarse en algo quieto. Cada uno
está aislado, absolutamente solo y a la vez no se puede se-
parar de los otros. No hay espacios individuales y tampoco
se comparte. Todo es indiferenciado y el contacto es a tra-
vés del golpe o a través de funcionamientos muy primarios,
como la respiración, la alimentación o el sueño”.5

Dolto señala que allí donde el lenguaje se detiene, lo que sigue ha-
blando es la conducta, en miras a ser escuchada y “lenguajeada”6.
Sin embargo, desde la experiencia en Casa del Encuentro es frecuente
escuchar a cuidadores que cuando se han acercado a instituciones
a pedir ayuda para evitar situaciones de violencia, esta se termina
por doblegar. Bajo categorías como rezago en el desarrollo, retraso
psicomotor, trastornos temprano del lenguaje y también según las
habilidades parentales, un médico, enfermera o psicólogo que se
ha visto por primera vez termina por clasificar una dificultad coti-
diana del vínculo.

La mayoría de los programas de prevención en primera infancia


en Chile consisten en talleres o atenciones esporádicas, que por su
discontinuidad y características se vuelven una fotografía de un
momento del vínculo sin historia. Bleichmar señala que “para que
los adultos sean responsables, tienen que ser ellos en primera ins-
tancia reinstituidos en su capacidad de sentirse en condiciones de
responsabilizarse”7; no obstante, lo que se ofrece para trabajar el

33
Diego Blanco y Valentina Peri

vínculo son evaluaciones de habilidades o del desarrollo del niño,


que retratan la superficialidad de la conducta, sin atender lo que
allí pretende ser escuchado, desautorizando y desconsiderando lo
que los niños y cuidadores traen a propósito de su historia.

Esto recuerda a lo planteado por Agamben en su libro “Infancia


e Historia”, en donde aborda cómo actualmente se pareciera vi-
vir una serie de acontecimientos que no terminan por constituir-
se como experiencia, quedando ésta expropiada de las personas.
Expropiada cuando el sujeto es alienado a un saber otro, un saber
institucional, no puede dar cuenta de su experiencia si no es por
la resignificación que otro le da, una resignificación -digámoslo-
desubjetivante. Sin embargo, si pensamos un trabajo con la expe-
riencia tal como lo señala Agamben, es posible señalar que es por la
constitución misma del sujeto en el lenguaje y a través del lenguaje
donde esa experiencia “muda” es más bien desde siempre un ha-
bla. Señala Agamben:

Una experiencia originaria, lejos de ser algo subjetivo,


no podría ser entonces sino aquello que en el hombre 8 Agamben, G. Infancia e Historia.
está antes del sujeto, es decir, antes del lenguaje: una Editorial: Adriana Hidalgo Edito-
experiencia “muda” en el sentido literal del término,
res, 2004, p. 63.
una  infancia del hombre, cuyo límite justamente el
lenguaje debería señalar.8 9 Ibid., p. 68.
10 Janin, B. Violencia y subjetividad,
Bajo el lente anterior, la idea de infancia, lenguaje y verdad se s/f. Extraído el 21 de marzo de
constituyen mutuamente en tanto experiencia por devenir, que
no acaba nunca. “Que el hombre no sea desde siempre hablante, 2018 desde: http://dspace.uces.edu.
que haya sido y sea todavía infante, eso es la experiencia”9. De ar:8180/xmlui/bitstream/hand-
este modo, cuando el acontecimiento en muchas familias o vín- le/123456789/438/Violencia_Ja-
culos se categoriza desde un diagnóstico, sin quedar integrados
nin.pdf?sequence=3
como parte de una experiencia o inscritos en una historia de ese
vínculo, la historia no sólo queda fragmentada e interrumpida, 11 Blanchot, Maurice. “El habla
sino, ante todo, deslegitimada. Pensamos que, en estos contex- cotidiana”, in La conversación
tos de trabajo como los de Casa del Encuentro, a cambio de cate- infinita. Madrid: Arena Libros,
gorías diagnósticas o de supuestas habilidades no desarrolladas
por los padres, las palabras justas terminan por perderse, pro- 2008, p. 308.
duciéndose zonas de silencio representacional, que dificultan el 12 Ibid., p. 309.
tramado de caminos creativos en el vínculo. 13 Se denomina Equipo de Acogida a
los tres integrantes que dan la aco-
Es fundamental que para que un cuidador pueda ofrecer pala-
bras a los niños cuente con otros, que sostengan su saber respecto gida a cada Jornada en Casa del
al niño y a sí mismo, en un recorrido que hay que ir a palabrear Encuentro. Son siempre tres, dife-
más que educar. En un dispositivo que se ofrece sin ningún pro- rentes cada día de la semana para
grama ni planificación previa, permite que simplemente haya
alguien dispuesto a escuchar aquello que se habla, o jugar lo que facilitar un trabajo con la transfe-
el niño propone. Circulan palabras en un colectivo pudiendo ser rencia multi-referencial.

34
De las palabras perdidas: Una experiencia de Casa Verde en Latinoamérica

tomadas - o no - por niños y cuidadores. Se ofrece la posibilidad


de ir armando con otros, ciertos tejidos representacionales como
señala Janin, que hagan de sostén tanto para el niño como para
el cuidador1. Tejido que permite volver experiencia aquello que
muchas veces en la crianza es vivenciado como acontecimiento,
para luego ser ofrecido a modo de palabras justas al niño que
cuida. Será justamente en este trabajo sobre lo cotidiano lo que
permitirá escuchar las múltiples formas de la violencia.

Desde que se comenzó s con la Casa del Encuentro, se suele invitar di-
ciendo que es un lugar para lo cotidiano de la crianza. Seguido a esto,
se complementa con algo que surja más familiar para esos tiempos:
inquietudes, cansancio, juego, entre otras cosas. Sin embargo, la in-
vitación se sostiene a partir de la vida cotidiana de las familias.

Resulta difícil hablar de la vida cotidiana puesto que es hablar de


lo inconsciente. Sin embargo, intentando dar una aproximación a
ello, Maurice Blanchot señala: “Sean cuales fueren sus aspectos, lo
cotidiano tiene ese rasgo esencial: no se deja aprehender. Se esca-
pa…”11. Luego más adelante, añade: “Vivir cotidianamente es man-
tenerse en un ámbito de la vida que excluye la posibilidad de un
comienzo, es decir, de un acceso”12. Parece entonces, que trabajar
sobre la vida cotidiana, es trabajar asumiendo la distancia que el
otro propone para hablarnos o estar en un lugar. Sin adelantarnos
y programar la forma o el tema para hablar, se invita a estar.

Al recurrir a la vida cotidiana, hemos podido escuchar la for-


ma en que las familias han trabajado la palabra, es decir, las
formas que han tenido por expresar el lenguaje que han reci-
bido. En este sentido, lo cotidiano no sólo sostiene prácticas,
sino que también otorga empleo al lenguaje y también al si-
lencio. Sostiene los devenires de cada cual.

En estos caminos, es que un día en una conversación con la ma-


dre de Igor, se pudo ver las formas que se tienen para hacer cuan-
do se pierden las palabras y se presenta la desesperación. Igor de
tres años, que estaba jugando en la Casa del Encuentro, lloraba
con frecuencia ese día. A veces una niña le quitaba un tren con
el cual estaba y lloraba, otras veces lloraba porque se le recordaba
que había cruzado la línea roja que delimita un espacio al inte-
rior de Casa del Encuentro por lo que debía retroceder, y otras
porque no podía levantar una torre con legos. Lloraba fuerte y se
dejaba caer al piso. Cada vez que lo hacía su madre que hablaba
con uno del Equipo de Acogida13 en ese entonces, se levantaba,
lo tomaba, le ofrecía el pecho y luego lo dejaba. Se veía en estas
escenas que la saliva, las lágrimas del llanto que terminaban en
los labios y la leche, todo se confundía. Pasado unos minutos,

35
Diego Blanco y Valentina Peri

esta mamá contaba que su marido era muy malo para hablar por
lo que ella creía que su hijo era igual a él, por eso es que quizás
a Igor le costaba hablar. De pronto, se escucha a su hijo llorar
nuevamente. Las personas que estaban en el lugar se voltean
para mirar a este niño tirado en el piso llorando muy fuerte. La
mamá toma el bolso que está al lado suyo, y se ve que lo hace
para irse de la Casa del Encuentro. Se le dice que no lo haga, que
veamos cómo calmarlo. Que quizás no sólo está cansado, sino
que necesita compañía para jugar ya que sólo no le está yendo
bien hoy. Decide esta mamá quedarse, y con rabia y lágrimas
en los ojos dice que su hijo a veces la supera. Lo trae y lo sienta
en sus piernas y ya no le ofrece su pecho, sino que un juego que
había cerca. En eso, cuenta que no ha comido nada durante todo
el día, y quizás debe estar con rabietas por eso. Cuando se escu-
cha esto, un integrante del Equipo de Acogida se da vuelta y le
pregunta a otra mamá que estaba cerca –y a quien se sabía que
han intercambiado otras veces alguna conversación- cómo lo
hizo ella para enseñarle a comer a su hijo. Esta mamá le dice que
su hijo comió cuando le quitó el pecho. Enseguida, otra mamá
más lejos que escuchaba la conversación que manteníamos con
la mamá de Igor, le sugirió unas recetas de hierbas medicinales
para abrir el apetito. Así de pronto, se fue creando una conver-
sación entre varias personas que transmitían e intercambiaban
un saber acerca de la crianza, y que, a la vez, servía de contención
frente a ese no saber de la madre de Igor.

Se trae esta situación porque se ha pensado que, en la vida cotidia-


na en los tiempos de la crianza, hay momentos donde se asoma la
extrañeza acerca del otro, y es el habla popular que presta palabras
para trabajar un lenguaje de otro modo, que ofrezca posibilidades
y palabras ahí donde hay silencios, o un no-saber. En este sentido,
más allá de la heterogeneidad de relatos o experiencias, son las pa-
labras que se escuchan las que permiten aliviar y sostenerse para
luego hablarle a un hijo.

Días después, Igor fue con su abuela a la Casa del Encuentro. Mien-
tras se lo acompañaba en su juego, de pronto llegó otro niño y le
quitó el balde de arena. Igor cayó al suelo y comenzó a llorar. Se le
comenzó a hablar diciéndole que se había puesto triste porque no
pudo decirle que no. Que cuando hubiera algo que él no quería, po-
día decir que no. Sin embargo, nada de eso sirvió, al menos en ese
momento, ya que Igor seguía con su rostro pegado en la tierra, sin
moverse y llorando fuerte. Un integrante del Equipo de Acogida lo
tomó en brazos y le fue hablando. Se escuchaba el llanto al lado de la
oreja mientras se atoraba con su saliva. Su voz disuelta y mezclada
en saliva y espasmos de llanto. Se le hablaba y se le intentaba mirar,
pero era difícil ya que él se aferraba al hombro de quien lo tenía en

36
De las palabras perdidas: Una experiencia de Casa Verde en Latinoamérica

brazo, no se dejaba ver. Se lo llevó y acompañó donde su abuela que


estaba sentada más allá mientras se le iba diciendo a Igor: “Pienso
que estás llorando porque no pudiste decir que no”. Su abuela lo toma
en brazos y le comienza a cantar. Fue difícil separarse de él para
hablarle por más que se intentaba hacerlo pues su cuerpo estaba
pegado a quien lo cargaba; lo mismo que se vio días antes con su
madre. La huella de esa dificultad fue una mancha que quedó en la
camisa de uno de nosotros hecha de lágrimas y saliva de Igor cuan-
do se lo tomó en brazos. Al respecto, escribe el poeta Ronald Kay:
“La mancha es la impronta húmeda, la letra primordial de dicha
escritura corporal; es la huella inmediata que el organismo traza
de su interior (…) El sujeto sólo se hace posible como diferencia,
como negación de la mancha. De ahí el terror que habita toda man-
cha: ella es la marca de la ausencia del sujeto”14. La mancha dejada
por Igor es lo que su cuerpo desprendió del interior de aquello que
no está simbolizado. Sin embargo, unas semanas después ocurrió
algo distinto. Igor jugaba con unos trenes, y Manuel, un niño toma
uno para jugar con él, pero Igor va y le pega con el tren en la cara
al otro niño. La mamá de Igor se levanta y se enoja mucho con él,
pero se ve que es un reto lleno de palabras. Más tarde, Manuel llega
nuevamente, e Igor toma sus trenes y le grita: “¡No!”. Ante esto,
su madre dice: “¿Será que tengo que retarlo para que hable?”. Uno
de nosotros le dice que no lo sabemos, pero que sí vimos que sirvió
que le hablara, y complementamos: “¿Ves que hoy no cayó al piso,
sino que de pie le habló a otro?”.

Se piensa que trabajar sobre lo cotidiano es ocasión para traba-


jar la palabra. No sólo escuchando, sino para que otros hablen
lo que en su historia han hecho con las experiencias. En el caso
de Igor, el golpe sobre otro es signo de deseo e interés tal como
señala Françoise Dolto15, y más bien se cree que mediante estas
ocasiones es que se puede pensar en palabras que sirvan para
liberarse de la presencia inquietante del otro.

A propósito de un intercambio sin palabras, Dolto señalaba


que la violencia puede ser pensada del siguiente modo: “Cuan-
do no se dice o no se dice más, entonces uno se lanza sobre otro,
en un cuerpo a cuerpo”16. Desde allí surge la pregunta: ¿cómo
14 AKay, Ronald. Del espacio de ofrecer un espacio para que las situaciones de violencia tengan
lugar y no sean censuradas mediantes técnicas re-conducentes
acá. Santiago: Ediciones Nómade,
a normalizar la conducta? ¿Qué es lo que aterroriza de la
1980, p. 30. emergencia pulsional del cuerpo? Pensamos que a las violen-
15 Dolto, Françoise. Une psychanalys- cias es necesario diferenciarlas tanto en su conceptualización
como también en su abordaje, puesto que abordar la violencia
te dans la cité. París: Gallimard,
pulsional del sujeto es distinto a un abordaje con la violencia
2009, p. 251. política, ambas no excluyentes, pero sí necesarias de articular-
16 Íbid. se para un trabajo con las palabras perdidas.

37
El manifiesto
adolescente
y el “muro
blando”1

Cuando se habla
Jean-Louis Chassaing2 de la adolescencia,
hay que señalar
como necesaria
esa referencia a la
sociedad. Hoy en
día aún más, con las
incesantes y diversas
informaciones,
la sociedad está
permanentemente
con nosotros, dentro
nuestro.

38
André Borguignon, psiquiatra, psicoana- - Es también por eso que vengo a
lista, profesor agregado de psiquiatría en la verlo… Para agradecerle por lo que
Universidad de París XII y en el centro hos- fue para mí. Usted fue, disculpe por
pitalario universitario de Créteil, narraba decirlo así, pero usted fue como era
la esta pequeña historia. Una joven viene a necesario en ese momento. Usted fue
verlo un día a su consulta en el hospital. Él un muro blando…”
recuerda que ya la había visto sin embar-
go la reconoce con algo de dificultad. Tiene Siempre me gustó esa historia. No es de
una curiosa sensación, un cierto malestar. una gran teoría y sin embargo refleja
De repente le viene el recuerdo. Fue su pa- muy bien nuestros titubeos –¿“duro”
ciente, otrora adolescente “que le mostró o “blando”?- y una actitud a la vez de
1 Chassaing, Jean- quién era ella”, que dio mucho de qué ha- espera y de intervención, de oposición y
blar en su servicio, dividiendo al equipo en de compostura, de entereza y de com-
Louis. « Le ma-
cuanto a las actitudes que tenía hacia ella… prehensión. No creo que se trate de un
nifeste adolescent Su malestar se explica porque esa joven fue punto intermedio, de una vergüenza
et le ‘mur mou’ », una paciente sumamente difícil, turbulen- (ciertamente puede serlo, lo que a mi
in La Revue La-
ta. Pero finalmente, es como muchos ado- forma de ver puede ser formulado al
lescentes, lo que hace que verdaderamente adolescente, dándole un poco nuestro
canienne, No 18, no la recuerde como tal enseguida. límite en juego, sin no obstante aban-
mayo 2017, dos- donar la partida), sino más bien de una
sier Le mal de la La joven se acerca a él y dulcemente, con posición de sabiduría, de espera atenta.
una bonita sonrisa le dice: “Señor, ven- Una posición de fondo (¡ciertamente
jeunesse? París:
go a agradecerle.” Él está sorprendido, como la de un corredor de relevos con el
Ediciones Ères, su rostro se ilumina, “De nada querida adolescente!) que recuerda las observa-
2017, pp. 78-89. señora”, es él que sonríe, una bella son- ciones de Donald W. Winnicott.
2 Psiquiatra, psi-
risa de un hombre ahora de edad, pero
deportivo, tranquilo, cordial, pero de un Winnicott one more time!
coanalista. aspecto “que se impone” con tesón y con
3 Winnicott, D.W. la bella serenidad de su edad… Siempre es interesante releer a Winni-
“L’adolescen- cott, en quien encontramos una cierta
“-Vengo a agradecerle por haberme frescura; un buen sentido de observa-
ce” (1962), in
ayudado, haberme curado, estaba tan ción clínica. ¿Qué teorizar cuando es su-
De la pédiatrie à mal…Y fui muy difícil con usted y el ficiente con esperar? ¡Si después de todo
la psychanalyse. personal de su servicio… no se trata solo de observar…y escribir!
París: Payot, col.
Releamos su famoso artículo sobre la
-De nada, era nuestro trabajo… Pero adolescencia de 19623. ¡Vamos a retener
“Petite Biblio- claro, me acuerdo, ¡usted no era para aquí solamente algunos pasajes a la luz
thèque”, 1969. nada tranquila! de ayer y de hoy!

39
Jean-Louis Chassaing

Atravesando la zona inercia maduración, factores que, actuando en


forma conjunta, conducen finalmen-
“Actualmente existe en todo el mundo te al surgimiento de la persona adulta.
un gran interés por la adolescencia y los No se los puede acelerar ni retrasar, ya
problemas del adolescente. En casi to- que interviniendo hay el riesgo de inte-
dos los países hay grupos de adolescen- rrumpirlos y de destruirlos, o inclusive
tes que resaltan de una u otra manera. pueden llegar a marchitarse desde sí y
Hay numerosos estudios sobre esta fase terminar en una enfermedad mental.”
del desarrollo, y ha surgido una nueva
literatura, constituida por autobiogra- Uno de los capítulos sufrió algunas
fías de autores jóvenes o bien por no- transformaciones, sin duda alguna, des-
velas cuyos personajes principales son de 1962 (Léase además los tres cambios
adolescentes. No es arriesgado suponer sociales de su época, según él):
que existe una relación entre esta nueva
conciencia social y las condiciones so- El medio
ciales especiales nuestra época.
“En esta etapa, el medio desempeña
Aquellos que exploran este campo de un papel extremadamente significa-
la psicología deben reconocer desde tivo, tanto que, si se quiere hacer una
el comienzo que el adolescente -chico exposición descriptiva, es preferible
o chica- no desea que se lo entienda, y partir de la hipótesis que el padre y la
los adultos deben guardar para sí los madre, así como el grupo familiar más
conocimientos que adquieren sobre la amplio, no han cesado de existir y de
adolescencia. Sería absurdo escribir un interesarse en el niño. Buena parte
libro para adolescentes sobre la ado- de las dificultades de los adolescentes
lescencia porque ésta es una época que por las que se consulta derivan de una
debe vivirse, una época de descubri- carencia del medio: solo este hecho su-
miento personal. Cada individuo está braya la importancia esencial del me-
comprometido en una experiencia, la dio y del marco familiar para la gran
de vivir; en un problema, el de existir.” mayoría de los adolescentes que, efec-
tivamente, alcanzan la madurez adul-
Remedio a la adolescencia ta, aunque den a sus padres muchas
dificultades durante dicho proceso.”
“Existe un solo remedio efectivo para
la adolescencia, pero que por supuesto, La influencia del medio ciertamente es
no encierra el menor interés para el jo- importante. Hoy, este medio se ha “am-
ven que la está padeciendo: el transcurso pliado” desde el exterior. Por un lado, el 4 Es el autor quien
del tiempo4 y los procesos graduales de del adolescente sometido a muchas in- lo destaca.

40
El manifiesto adolescente y el “muro blando”

fluencias y presiones que escapan a la fa- mir, con los ideales que hay que moderar,
milia, aun si ella las conoce o incluso las pero también conservar o incluso cambiar,
persigue -en los dos sentidos del término con esos enfrentamientos sociales? ...):
(persiguiéndose “como metas fijas”; y pa-
radójicamente se instauran en la sobrevi- “Los jóvenes adolescentes son in-
gilancia con los efectos deletéreos, de los dividuos aislados agrupados, que
que el tema de las drogas es un excelente intentan por diversos medios cons-
ejemplo). Exterior, igualmente represen- tituir un agregado adoptando una
tado en nuestros días por el número de identidad de gustos. Pueden agru-
mujeres, de madres, que trabajan. parse si son atacados como conjun-
to, pero se trata de una organización
Asimismo, otro cambio en relación con paranoide que reacciona frente al
la apreciación anterior, la palabra ‘aisla- ataque; cuando la persecución desa-
miento’ es compleja: parece, vuelven a ser un agregado de
individuos aislados.”
El aislamiento del individuo
Bella capacidad de observación, y bella
“El adolescente es en esencia un simplicidad de escritura, muy exacta.
ser aislado. Es a partir de ese ais-
lamiento que se inicia un proceso La sexualidad aparece antes de
que puede culminar en relaciones la aptitud para asumirla
entre individuos y, eventualmente,
en la socialización.” “Las experiencias sexuales de los jó-
venes adolescentes están marcadas
Pero Winnicott no se equivoca (el adoles- por este fenómeno de aislamiento, y
cente de hoy está en relación con numerosos también por el hecho de que el chico
otros que importan [¿cómo?]. ¿No está por y la chica no saben aún si él o ella será
ello menos solo? ¿Cuál es su soledad, si no la homosexual, heterosexual o simple-
encontrarse con aquel real que hay que asu- mente narcisista.”

41
Jean-Louis Chassaing

¿Es todavía una pregunta, en tanto es lle- zones; es el que se queda feliz en su casa.
vada ante la escena pública como una bi- El diccionario etimológico del francés
sexualidad, incluso una asexualidad, en el de Jacqueline Picoche5 lo matiza: familia
sentido privativo o en el sentido de que hay derivada del griego idios “que pertenece
sexualidad sea cual sea? ¿O es que se ha propiamente a alguien”, “particular”. Por
instalado una cierta indiferencia en cuanto extensión, “simple particular”, “hom-
a la pregunta? No puede ser tan simple ya bre de condición modesta”, “ignorante”.
que esos jóvenes están en el consultorio del Winnicott vio exactamente un falicismo
analista… ¡Y de ello nos hablan! replegado sobre sí, que se abstiene de una
confrontación con el otro, con el diferente 5 Ediciones “Le
“En muchos casos hay un largo perío- de la sexualidad, con el otro partener, por Robert”, colec-
do de incertidumbre durante el cual un lado, pero sobre todo con el otro de la ción “Les usuels”,
uno se pregunta si se manifestará so- diferencia sexual, el Otro. ¿Se deriva de
lamente una necesidad sexual.” una actitud fóbica compleja? ¿Tiene una 2002.
coloración particular -aún más “particu- 6 Freud, Sig-
Esa incertidumbre se manifiesta hoy lar”- hoy, incluso bajo cubierta de rela- mund. Cartas a
como una molestia, pero también como ción “modernizada”? Pensemos en Freud
Fliess. Carta del
una banalidad… Sin embargo, nueva- quien ya sugería en una carta a Fliess6
mente en las entrevistas, cuando son que la masturbación era la matriz de las 22 de diciembre
entrevistados con interrogaciones cuida- conductas de adicción futuras, el Urbild de 1897. París:
dosas, hay inquietudes o al contrario una de las adicciones. Es interesante subra- PUF, 2006.
afirmación de peso que pueden cambiar yar ese pasaje del pene al objeto droga, la
en una modernidad completamente des- detumescencia de esos objetos siempre 7 Melman, Charles.
orientada… casi “a la mano” que presentan algunas Postfacio, in J.-L.
particularidades. Charles Melman ha Chassing, P. Pe-
“Una actividad masturbatoria com- evocado7, por un lado, el hecho que los
tit, A. Dufour, B.
pulsiva puede representar una manera toxicómanos no almacenan sus objetos
de librarse de la sexualidad antes que de goce. Esto permitiría primeramente Balbure, F. Far-
una forma de experiencia sexual.” incrementar la relación por una intensi- ges, Escritos psi-
dad de la falta, goce del toxicómano se- coanalíticos sobre
¿Debido a qué enuncia esto Winnicott? gún Melman (en el sentido freudiano del
Una esclaración puede darse con lo que término en efecto, haciendo subir la ten- las toxicomanías.
Lacan dice de la masturbación, que enun- sión, eso sin intencionalidad obligatoria- París: Ediciones
cia ser ¡“el goce del idiota”! ¿Aquello nos mente, pero es suficiente escucharlos en de la A.L.I., co-
lo aclara?... Hicimos la búsqueda del sen- ese afrontamiento físico, en ese combate
lección “El dis-
tido del vocablo “idiota”. Es aquel que no tan doloroso). Enseguida, justamente en
se abre al exterior, que se niega o no se ese mecanismo ante el ascenso en poten- curso psicoanalí-
interesa en el mundo por diferentes ra- cia de los efectos del objeto, eso permite tico”, 1998.

42
El manifiesto adolescente y el “muro blando”

una pausa, que se vuelve atroz de inme- “Este tipo de unión aparece más bien
diato. Por un lado, en ese mismo artícu- al comienzo en los juegos sexuales en
lo, Melman evoca esa sustitución -total o que la meta está inhibida, o bien en la
no- en relación con la cuestión fálica y sus conducta afectuosa en el aspecto sen-
avatares. Lo que Lacan había radicalizado, timental. Aun ahí, el esquema perso-
pero cortándolo de raíz8, “la droga es lo nal espera integrarse a los instintos,
que rompe el matrimonio con el pequeño pero en ese intervalo, que es largo, es
pipí…No hay otra definición9”. necesario encontrar alguna manera
de aliviar la tensión sexual…”
Volvamos a algunas partes del texto
de Winnicott. Doble o nada en el sentido de provo-
carla y luego descargarla, en una al-
“Incluso las actividades hetero- ternativa “dominada”, a voluntad y
sexuales o homosexuales compul- saciedad, y en una intensidad sea para
sivas a esa edad pueden servir para “vivir”, sea para morir en el intento…
librarse de la sexualidad o para des- ¡Y de intensidad!
cargar tensiones y no representan
una forma de unión entre seres hu- ¿Qué más dice Winnicott?
manos completos.”
“Sin embargo, mi objetivo aquí no es
8 Lacan, Jacques. Librarse de la sexualidad… Curiosa enseñar el psicoanálisis, sino consi-
época actual en la que la sexualidad es derar la adolescencia bajo otro ángu-
Cartas de la Es-
tan expuesta hasta la saturación incluso lo, de tratar de establecer una relación
cuela, Jornadas hasta lo nauseabundo, y o “a contrario” entre la urgencia actual del tema de la
sobre los carteles, la sexualidad parece siempre difícil de adolescencia y los cambios sociales de
asumirse en privado. Pero también es los últimos cincuenta años.”
abril 1975.
ahora cuando la ciencia viene a tras-
9 Chassaing, J.-L. tornar las técnicas por su eficacia en La adolescencia en ese momento -1962-
“Rompre le ma- lo real, y por ese hecho a trastornar las era también aquella de una postguerra
riage”, in Cahie- representaciones. En fin, hoy cuando para los padres y los adolescentes. La
es difícil simplemente congregarse, y sociedad se sostenía en esa diferencia de
res de l’A.L.I., Sa-
cuando los sitios de los grandes mer- generaciones.
vons-nous encore cados de citas abren sus puertas. Es
ce qu’est le pha- difícil para el adolescente encontrarse “Las numerosas crisis adolescen-
ya que su nueva condición lo lleva en tes requieren una actitud de to-
llus ? Jornadas del
ese alboroto de contradicciones que se lerancia y de cuidados; asimismo,
3 y 4 de diciembre mezclan (véase este tema de la mezcla esta nueva forma de ser provoca
del 2005. más adelante). tensiones en la sociedad, pues a

43
Jean-Louis Chassaing

los adultos a quienes no se les per- tt, anotación justa y con profundo valor.
mitió pasar por este período les Pero de aquí en adelante, el adolescente
resulta sumamente penoso verse ha aprendido a vivir con todas esas re-
rodeados de jóvenes y muchachas presentaciones que le llegan por la in-
que atraviesan por un estado de formación. Está sin duda consternado y
resplandeciente adolescencia.” curado. ¡Una mezcla!

Winnicott subraya los tres cambios so- La inaceptabilidad de la solución falsa


ciales que importan para este tema de la
adolescencia, según él: “Una característica básica de los ado-
lescentes consiste en que no aceptan
“1. Las enfermedades venéreas ya no falsas soluciones. Esta feroz moralidad
son una monstruosidad. […] basada en lo real y lo falso pertenece
también a la infancia y a la enferme-
2. El desarrollo de los métodos anti- dad de tipo esquizofrénico.
conceptivos ha proporcionado al ado-
lescente libertad para explorar. […] El único remedio para la adolescen-
cia es el transcurso del tiempo, hecho
3. La bomba atómica es tal vez el fac- que para el adolescente carece ma-
tor responsable de cambios aún más yormente de sentido. El adolescente
profundos que los producidos por las busca una solución inmediata, pero al
dos características de nuestra épo- mismo tiempo rechaza una solución
ca mencionadas […] Ahora debemos tras otra porque percibe en ella algún
marchar hacia adelante sobre la base elemento de falsedad.
de que no habrá otra guerra.
Cuando el adolescente ya está en
Cuando se habla de la adolescencia, hay condiciones de tolerar una transac-
que señalar como necesaria esa referen- ción de compromiso, está en posi-
cia a la sociedad. Hoy en día aun más, ción de descubrir diversas maneras 10 Serres, Michel.
con las incesantes y diversas informacio- de atenuar el carácter inexorable de Les cinq sens. Phi-
nes, la sociedad está permanentemente las verdades esenciales.”
con nosotros, dentro nuestro. Este tema losophie des corps
merecería ser abordado, la influencia de Este punto es para nosotros importante. mêlés. París :
esta información permanente, esa “nueva Después de haber evocado el tema de las Grasset et Fas-
droga” como ya lo sugería Michel Serres10. identificaciones, Winnicott prosigue:
quelle, 1985.
Esto modifica tal vez, y también desor- “En verdad, solemos quedar perple- 11 Es nosotros que lo
ganiza, esa anotación que hace Winnico- jos frente a esa curiosa característica subrayamos.

44
El manifiesto adolescente y el “muro blando”

de los adolescentes, la mezcla11 de de- llamar “la zona de inercia” adolescen-


safío y dependencia. Quienes tienen te. La sociedad debe comprender que
adolescentes a su cargo se sienten se trata de un rasgo permanente y to-
desconcertados cuando comprueban lerarlo, reaccionar activamente frente
que chicos y chicas pueden mostrarse a él, salirle activamente al encuentro,
sumamente desafiantes y, al mismo pero no tratar de curarlo. Todo el meo-
tiempo, infantilmente dependientes, llo es saber si nuestra sociedad es lo su-
con patrones de dependencia infantil ficientemente saludable para ello.”
que datan de las primeras épocas de
la vida. Además, los padres de pronto Justamente:
descubren que están invirtiendo di-
nero en capacitar a sus hijos para que La adolescencia y la tendencia antisocial
éstos desafíen su propia autoridad.
Éste constituye un buen ejemplo de “Las dificultades normales de la ado-
la forma en que quienes teorizan, es- lescencia y la desviación de la norma,
criben y hablan, en realidad actúan lo que se podría llamar ‘la tendencia
en un estrato distinto de aquél en que antisocial’ están muy próximas y el
viven los adolescentes, y en el que los estudio de su relación es muy revela-
padres o sus sustitutos deben afron- dor. La diferencia entre ambas radi-
tar urgentes problemas de manejo. Lo ca no tanto en el cuadro clínico como
que cuenta aquí no es la teoría, sino el en la dinámica y la etiología de cada
impacto recíproco entre el adolescen- una de ellas. En la raíz de la tendencia
te y el progenitor.” antisocial, hay siempre una carencia.
Puede haber ocurrido que la madre,
Antes de retomar esta constatación a la en un momento crítico, se mostrara
luz de los “síntomas” de hoy -preferimos retraída o deprimida, o que la fami-
decir ‘manifestaciones’ o para especificar lia se haya desintegrado. Incluso una
la ‘población’ adolescente, el ‘manifiesto carencia pequeña, si se produce en un
adolescente’-, terminemos rápidamente momento difícil, puede tener conse-
nuestra lectura. cuencias perdurables porque somete
las defensas existentes a un esfuerzo
La “zona de inercia” excesivo. Detrás de la tendencia anti-
social siempre hay un período de sa-
“Repitámoslo: para que el adolescente lud y luego una interrupción, después
atraviese por esta fase del desarrollo de la cual las cosas ya nunca vuelven
siguiendo un proceso natural, inevi- a ser como antes. El niño antisocial
tablemente debemos esperar la apari- busca de alguna manera, violenta o
ción de un fenómeno que podríamos amablemente, conseguir que el mun-

45
Jean-Louis Chassaing

do reconozca su deuda, o bien trata de “El problema es: ¿cómo ser


que el mundo restablezca el marco que adolescente en el momento de la
le fue roto. Por lo tanto, en la raíz de la adolescencia?14 Es extremadamente
tendencia antisocial, está una caren- difícil para cualquiera. Algunos de
cia. Pero no es posible afirmar que la estos adolescentes están tratando de
adolescencia en general sea necesaria- serlo. Esto no significa que los adul-
mente el producto de una frustración, tos debemos decir: “Miren a estos
y, no obstante, hay algo que es similar encantadores adolescentes dedica-
pero que, debido a que se produce en dos a vivir su adolescencia; debemos
forma más difusa y menos intensa, no tolerar cualquier cosa y dejar que
somete a las defensas disponibles a un nos rompan las ventanas”. El pro-
esfuerzo excesivo.” blema no es ese, sino que a nosotros
es a quienes se desafía, y debemos
12 Chassing, Jean.-
Captamos la dificultad que existe al apli- enfrentar ese desafío como parte
car a la adolescencia, sin previa reflexión, de la función de la vida adulta. Pero Louis. Drogue
los conceptos habitualmente aplicados al nuestro rol es el de asumir ese de- et langage. Du
adulto, incluso conceptos definidos en la safío y no de proponerse curar algo
corps et de lalan-
clínica con niños. que es básicamente sano.”
gue. Toulouse:
Y este comentario pasado de moda: “La amenaza que representa el adoles- Ediciones Ères,
cente se dirige a esa parte de nosotros col. «Humus»,
“Todo tipo de cosas en la lucha de los que no ha tenido realmente su adoles-
2011.
adolescentes, el robo, los cuchillos, el cencia, y que hace que nos sintamos
fugarse y los cohechos, etc., todo debe agraviados frente a ellos que pueden 13 L’addiction est-
incluirse en la dinámica de ese grupo hacer ese pasaje. Hay centenares de elle devenue
allí sentado en círculo escuchando jazz falsas soluciones; nos equivocamos
notre norme?,
o entregándose a una borrachera.” en lo que decimos o hacemos. Si los
apoyamos, estamos en lo incorrecto; J.F.P., no 43, 2016
¿Qué decir de las evoluciones musicales, si retiramos nuestro apoyo, también 14 En itálicas en el
del jazz a los géneros musicales de hoy? nos equivocamos.” texto original.
Ciertamente en 1962, el medio jazzista
15 Colbeaux,
no era necesariamente clean12, ¡pero ac- Como lo escribe Christian Colbeaux en
tualmente parecen un niño de coro en su blog15, “el discurso de D. W. Win- C. Colblog :
relación con los medios musicales actua- nicott es una huella de humanismo, de blog.lemonde.
les! En la medida en que ese medio adic- optimismo y de humor”. Recuerda que
fr/2010/02/27/
tivo en el seno de esas prácticas es uno de “la zona de inercia es esa especie de nave-
ellos (cfr. nuestro dosier “La adicción, gación situada entre los dos hemisferios, adolescen-
¿se ha convertido en nuestra norma13?”). llamada zona de convergencia intertro- ce-de-winnicott

46
El manifiesto adolescente y el “muro blando”

pical, en la que ‘no se sabe de qué lado va ves”: cannabis, sobre todo, tabaco y al-
a venir el viento, o si va a venir´. La ex- cohol, de “manera festiva”, con otros
presión “zona de inercia” fue igualmen- (La fiesta no se conjuga forzosamente
te utilizada en el siglo XIX a lo largo del con la convivialidad. Cuando Clavreul
juego de Colin-Millard, cuando alguien habla de consumo racionalizado de alco-
que tenía los ojos vendados se podía hol, habla de convivialidad16). Este chico
golpear contra algo, hacerse daño. Por dice estar en peligro, pero evoca, a título
extensión, esta expresión designa una justo, el pánico excesivo de sus padres.
situación poco clara, un poco escabrosa y Padre musulmán, que le ha prohibido las
peligrosa.” ¿Turbulencias y ceguera? salidas de fin de semana desde que co-
noce “de la movida”. Este chico está en
Mezcla un último año de bachillerato, está cen-
trado en la elección de sus estudios, con
Intervenir o amarse de paciencia. San- mucha razón. Habría querido -¡su padre
cionar y/o cuidar. Prohibir o (¿y?) au- también!- ejercer un oficio que demande
torizar. Aquí la temática de las leyes se mucho trabajo para ser exitoso en ello.
impone. ¡Los toxicómanos son, una vez Este chico (¿adolescente?) se reveló con-
más, un “buen modelo”! Las reglas, tra ello, y también en relación con sus ca-
institucionales, ¿a cuáles delitos se apli- pacidades, pero también, lo que dirá más
can?: ¿al estupefaciente y su conjunto, tarde, para “quitarse de encima” la pre-
a ciertas detenciones, a ciertas edades, a sión parental. Con relación a su primer
ciertos comportamientos…? ¿A partir de anhelo, escogió una profesión más fácil
qué posición? de obtener. Fuma hace algunos meses,
incluso uno o dos años, y el peligro viene
El “muro blando” es una respuesta, una del placer que experimenta con ello. Un
mezcla… placer complejo, en el que intervienen los
efectos de las sustancias, pero también su
Pero nos parece que las conductas to- historia familiar, la cual se despliega rá-
16 Clavreul, Jean. xicómanas lo son también a su manera. pidamente en el transcurso de las sesio-
“L’alcoolisme est- Evidentemente, hay conductas, tipos de nes, no centradas en las drogas después
personalidades, tipos de drogas… ¡Pero de haber establecido una lista “de pros
il une maladie?”,
la población adolescente invita aquí a li- y contras”, sin orientarse más sobre la
in Le désir et la mitar en este estudio la aprehensión de cuestión, pero sin esquivarla tampoco.
loi. Approches ese fenómeno social! Una mezcla. Después de los silencios en
los que se manifiesta su desconfianza,
psychanalytiques.
Ayer recibía a una madre y su hijo. Un habla y asocia. El padre es rígido, des-
París: Ediciones chico de 17 años, que pronto tendría 18, crito como fuerte y autoritario, que no
Denoël, 1987. que abusa de los estupefacientes “sua- da ningún aliento, que no da ninguna

47
Jean-Louis Chassaing

apreciación agradable, lo que confirma no-saber sobre las drogas y sobre sus
la madre. La madre es de origen fran- propios comportamientos, ¡sobre sus lí-
cés, es una mujer sensible e inteligente, mites al querer separarse de ellos! Igual-
y bastante desconcertada. Ella es sostén mente es una mezcla.
del padre, y matiza las intervenciones
demasiado brutales y directivas de éste. Recordaré aquí la entrevista con Jean
“Es así, pero tiene sus cualidades”. ¡De Clavreul18 en la cual retoma el caso de
lo cual el hijo está convencido cuando se una joven heroinómana, hija de una
le pregunta si conoce las cualidades de su pareja de psicoanalistas que saben
progenitor! “¡Es un duro trabajador!”. todo sobre todo…salvo sobre la heroí-
La madre se siente contrariada, con justa na, la única manera, dice Clavreul, de
razón, por mis explicaciones que son en escapar al Saber parental que no deja-
parte tranquilizadoras. El chico, según ba ningún lugar al decir de su hija, las
la educación, “de tradición”, no puede interpretaciones incesantes que ve-
salir durante las noches entre semana, nían a taponar la menor subjetividad
hasta que cumpla los 18. Así, parece que de su descendiente.
el consumo “festivo” de las drogas, y era
a lo que quería llegar, son una escapato- Síntoma y conducta
ria para este chico. Según él y su madre,
es imposible discutir con el padre sobre Lo que Clavreul no comenta es el otro 17 Entrevista con
este yugo impuesto. Manifestación (“sa- aspecto de esa conducta, aspecto no ne- Jean Clavreul,
car a la luz” “puesta en evidencia”, “ha- cesariamente escogido como tal, aspecto
realizada por M.
cer conocer”, según el diccionario de J. que apela a la preocupación justificada del
Picoche) antes que palabra y lenguaje17. otro. No es porque esa inquietud puede Sánchez. Annales
A medida que pasan las sesiones, este hacerles falta a los padres que esa vertien- de médecin inter-
chico expresa igualmente su resignación, te no existe, muy al contrario. La expe- ne, vol. 151, supl.
no pasiva en las reflexiones - ¿una cierta riencia clínica muestra a menudo cómo
sabiduría? - en cuanto a la personalidad esa escenificación, esa puesta en acto, “de- A, abril 2000.
de su padre, y también su rebeldía, más bería” provocar la angustia terrorífica en 18 Entrevista con
bien débil, y actúa por la vía de las drogas el otro, que no la domina. Me parece que Jean Clavreul,
y las salidas con sus compañeros. Diré a la noción de acto hay que manejarla con
realizada por M.
la madre que ella tuvo razón al venir y prudencia. Manifestaciones crónicas, re-
preocuparse por su hijo, una inquietud y petitivas en el sentido popular del térmi- Sánchez. Annales
una consulta que podrán hacer acto. no, como toxicomanías, escarificaciones, de médecin inter-
trastornos de conductas alimentarias, ac- ne, vol. 151, supl.
Le diré al hijo que de todos modos “en- tos delictivos, ¿acaso están del lado de lo
contró” una “buena” manera de preo- que el psicoanálisis ha llamado acto? Que A, abril 2000.
cupar a sus padres, molestarlos en un sean un pasaje al acto, acting-out o acto 19 Ibid., nota 17.

48
El manifiesto adolescente y el “muro blando”

analítico, cada cual con su distinción, más Freud y las neurosis actuales
bien he preferido hablar de conducta19. Es
dar importancia al cuerpo, al movimien- En este texto tan actual, “La moral se-
to, es la repetición o más bien la repro- xual ‘cultural’ y la nerviosidad moder-
ducción, para mantener la precisión del na”22 (1908), texto que hemos estudia-
vocabulario psicoanalítico, la repetición do hace tiempo con Patrick Petit, por
que está justamente ligada al lenguaje, a recomendación suya, Freud habla, antes
las propiedades del significante. de “El malestar en la cultura”, de la re-
nuncia a las pulsiones, de su represión,
20 Lacan, Jacques. Así, me pareció que estas conductas con exigidas para entrar en la civilización,
El Seminario, su doble aspecto, tanto de escapatoria para vivir en sociedad. “Quien, a conse-
libro VIII, La como de llamado, de corte y de man- cuencia de su indoblegable constitución,
tenimiento del lazo, un lazo particular no pueda acompañar esa sofocación de
transferencia.
que lleva hacia un vínculo perverso ha lo pulsional enfrentará a la sociedad
Lección del 14 de hecho así que estas manifestaciones se como «criminal», como outlaw {«fuera
junio de 1961. presentaran entonces como un sínto- de la ley»}, toda vez que su posición
ma. Es una formación de compromiso. social y sus sobresalientes aptitudes no
21 Forget, J.M.
La diferencia mayor es que esta forma- le permitan imponérsele en calidad de
L’adolescent face ción, estas manifestaciones se presentan gran hombre, de «héroe».”
à ses actes…et en el actuar más que en el lenguaje. En
aux autres. Tou- efecto, todo lo que se llama hoy adic- Indoblegable, como lo sugería Winnicott
ciones parece situarse en el registro de en relación con el tema del adolescente,
louse: Ediciones
los comportamientos, en apariencia, o más precisamente de una intolerancia
Erès, col. « Psy- pero también en la realidad (la “reali- a lo falso, a las falsas soluciones. Éste úl-
chanalyse et cli- dad” -no digo lo real-, es justamente la timo es muy propenso a impugnar esa
[suma] de certidumbres acumuladas represión, aun si sus pulsiones se mani-
nique », 2013.
por la adición de una serie de acciones fiestan y le exigen ahora el “¡entregarse
22 Freud, Sigmund. anteriores…20”). ¡Aun si la palabra y el en cuerpo y alma!”.
“La moral se- lenguaje no están ausentes!
xual cultural y el En este bello texto, Freud retoma su par-
De esta manera, desemboco por otras tición de las neurosis -¡tiende a esa uni-
nerviosismo mo-
vías, por otras prácticas sin duda, en las cidad!- y al lado de las psiconeurosis de
derno“, in Obras interrogaciones y reflexiones de Jean defensa (histeria, neurosis obsesiva, etc.)
Completas, vol. Marie Forget21, quien de forma brillante sitúa las neurosis tóxicas, a entender-
intenta trazar una teorización sobre esta se como aquellas que no dependen de la
IX. Buenos Aires:
nueva clínica -léase sobre todo acerca de represión de las representaciones como
Amorrortu Edi- su noción de síntoma-out-, y también la las primeras, sino de la química, sobre
tores, p. 168 de la perversión en la clínica actual. todo de la química sexual. Frente a sus

49
Jean-Louis Chassaing

pupilos y compañeros que le referían la proceso. ¿Y qué se jugaba entre el padre


existencia de una curiosa enfermedad y la droga (utilizo ese vocablo más im-
en los Estados-Unidos, la neurastenia preciso)? Para la droga, un rol de pan-
de Beard, Freud replica: ¡El psicoanálisis talla, de atenuación y eventualmente,
exige la presencia de la libido, versus las aquí en todo caso, de provocación. Ese
descripciones esencialmente sociales de padre persigue -está tomado/prendado
sus alumnos-colegas! Es el factor sexual por- una tradición que el hijo no com-
de esas neurosis -neurastenia entonces, prende, sobre todo en relación con el ex-
hipocondría, angustia, y en varias ocasio- terior; sus amigos y amigas. Él le exige.
nes también asociará las toxicomanías-, el La dimensión superyoica es agobiante.
factor sexual, la libido, y no la represión de Él hurga en su cuarto, en sus mochilas;
los significantes, que están en primer pla- el hijo va a tener 18 años y no sale. Le
no. Actuales entonces, no ligadas de entra- está prohibido. ¿Cuál es del padre real
da a la represión sino del lado del afecto, en esta historia? Pregunta que hago en
o del comportamiento. Freud habla en ese relación con ese hecho de la castración,
texto de capacidades -o falta de ellas- de “evitada” en esas conductas en las que
sublimación, de perversión por desvío del todo se toma a su antojo, cuando se
fin, pero lo importante es el hecho que este quiere, lo que se quiere.
“actual” es casi factual, ligado al afecto
más que al lenguaje, a los significantes. Doy otro ejemplo. Las opiniones de los
jóvenes entrevistados cuando brindan
Pulsión, afecto, lenguaje (con sus ries- en vivo y en directo por Internet las
gos23), ¿no están acaso agitados en las re- soluciones a los problemas escolares o
organizaciones adolescentes? universitarios que otros no llegan a re-
solver solos en sus casas. Click, clack.
Para terminar, voy a retomar dos pun- Así, estudiantes que se encuentran en
tos en el caso de ese chico llevado por lugares diferentes son pagados para res-
su madre (el padre no estaba al tanto ponder a los jóvenes (no importa cómo,
de ello). Su rebeldía legítima a la vez es verdad, lo que no es poco interesante,
adormecida y manifiesta en el compor- a decir verdad). Para el joven en dificul-
tamiento adictivo, aquí a mínima (nun- tades es gratuito. ¿Por qué llamar? “Es
ca se sabe… de ahí las comillas cuando gratuito”; “No hay que movilizarse”
hablaba del padre que “conocía” de ello), pero, sobre todo: “No tenemos vergüen-
esa rebeldía particular, más o menos za de preguntar… de no saber hacerlo… 23 Cf. Chassaing,
oculta, y derivada, ¿en qué se converti- no tenemos que vernos con alguien, es
Jean-Louis. Dro-
rá más tarde, con el pasar del tiempo? la pantalla… No veo al profe y él no me
Que haya podido ser entablada, aborda- ve…tal vez ya no lo volvamos a ver… ¡Es gue et langage.
da por su decir modificará, lo espero, el eso lo que es chévere!”. Op. cit.

50
El manifiesto adolescente y el “muro blando”

El padre real es el agente de la castra- El padre de este chico, desgraciadamente,


ción, dice Lacan. ¿Este padre de aquí no conversa con su hijo. Se muestra con
encarna el padre real? ¡Encarna las tres una autoridad implacable, y se toma a sí
dimensiones del padre, real, simbólico e por la ley. Estimo a esa mujer, la madre
imaginario! Prohíbe un goce -del hijo- del chico, de quien pienso que saca de los
con la droga, un Otro goce, pero también aprietos, tanto al padre como al hijo. Al
“prohíbe” un goce con otras mujeres, padre, no despreciándolo, lo sostiene y re-
quiere controlarlo en su hijo, en el nom- conoce humildemente la alienación que él
bre de la tradición, la que ya no es ade- instaura. Y sostiene también al hijo, lo que
cuada a la situación; es más bien incom- da cuenta de su preocupación y por eso lo
prendida que entendible. “El padre real lleva a la consulta, sin a priori. Este chico
es el agente de la castración en tanto que no quiso continuar las sesiones. Evidente-
instaura una cortina, un velo, un me- mente no se los impuse, dejando la puerta
dio-decir exacto en cuanto lo que es del abierta. Él se las ingenia para fumar a es-
goce de esa mujer; estable para le niño condidas de manera cada vez más y más
un no-saber de su goce de hombre en lo reducida, según lo que dice. El tema del
que concierne a tal mujer. ¡Una cortina! alcohol y de la religión no son para él una
Lo real es ese imposible que demostrar pregunta, pero los conoce. Él se solidariza
por un saber de lo verdadero del goce”. con su madre, la hace entrar en razón para
“El padre real es el imposible a saber de quitarle su preocupación. Esta mujer, en
24 Julien, Philippe. lo verdadero del goce paterno”24. Así, su soledad y valentía, estaba lista para ayu-
en lo que concierne al padre no se trata dar, lo que intenté hacer paralelamente,
Le manteau de
solamente del padre real en tanto padre no por compasión o empatía, sino porque
Noé. Essai sur la de la realidad, sino de un imposible. Es sus palabras sobre el padre del chico deja-
paternité. Brujas: una figura de la castración, aquella que ban un lugar a esto, a la vez gratificante y
Editorial Des- fue definida por Lacan y retomada por desesperado, pero también sostenido. Y las
Philippe Julien como ese imposible de entrevistas con el chico podían permitir
clée de Brouwer, demostrar, como ese no-saber del padre que sea discutido el RSI del padre, y de la
1991. sobre el goce, sobre ese goce implicado. madre. Un caso particular, como siempre.

51
La errancia
adolescente,
la pulsión, lo
sexual1

La maduración
del objeto en
la adolescencia
implica una errancia
transitoria que a
veces se logra por un
llamado a una figura
que reintroduce
al joven en una
comunidad ideal, es
decir comunidad de
discurso, comunidad
fraterna unida
alrededor de la figura
Olivier Douville2 idealizada y peligrosa
de la excepción, que
no solamente tiene
el monopolio del
goce sin ser por ello
destruida.

52
El adolescente se sitúa en una encrucija-
da difícil, dolorosa, contradictoria, a ve-
ces urgente para él, de la responsabilidad
y la deuda, deuda de vida. Así, el adoles-
cente trata de constituirse como un here-
dero, deja de recusar, hasta cierto punto,
las deudas con las que se le agobia con el
fin de encontrar sin duda el hilo que lo ata
a la sucesión de las generaciones. Además, si-
tuarse como heredero tiene una doble vertien-
te. Ese trabajo psíquico no puede reducirse a la
única expresión de un deber de herencia o de inven-
tario, en la medida que supone situarse o inventarse
como una persona destinada a una transmisión. Para ello,
el adolescente explora la sociedad que lo rodea. Ese movi-
miento demuestra que su vida psíquica está marcada por
un cambio de alteridad, no por una sustitución, sino por
un cambio. La alteridad de referencia, el progenitor del
complejo edipiano, no desaparece, sino que pasa a segun-
do plano en favor de otras alteridades como la alteridad
sexual, alteridad del otro sexo.

¿Qué sujeto resulta entonces de la operación adolescente?


1 Douville, Olivier. Que ese sujeto no sea un reajuste de una condición in-
“L’errance ado- fantil es lo que podría validar una teoría lacaniana de la
adolescencia. Mientras más la adolescencia revela lo que
lescente, la pul-
tiene de opaco el significante, más sujeto produce ella. La
sion, le sexuel”, opacidad aquí no es sino lo que permite a cada uno y a
in La Revue La- cada una afirmarse en la medida que ser sexuado, en co-
canienne, No 18, nexión con lo heterogéneo, no puede reducirse al ideal de
su sexo. Esa distancia entre la identificación normativa y
mayo 2017, dos- el trabajo de subjetivación de lo heterogéneo es una fuen-
sier Le mal de la te de angustia, y un factor de errancia, en la medida que
jeunesse? París: es marcada la diferencia presente entre los montajes que
preconizan tal o cual valor idealizado de lo viril y de lo
Ediciones Ères,
femenino y la resonancia del goce en lo inconsciente. Se
2017, pp. 144-149 produciría así, en la adolescencia, una disyunción entre
2 Psicólogo clíni- el sujeto edificado según las normas míticas que derivan
co, psicoanalista, de las versiones sociales y culturales del Edipo y el suje-
to conectado y en conflicto con la pulsión. Pues siempre
conferencista en podemos orientarnos con lo que conscientemente perdura
psicología clínica de los mitos edipianos, sean las identificaciones ideales,
en la Univesidad lo que no garantiza en absoluto que la vida pulsional esté
bien arreglada. La distancia demasiado presente entre el
París X, Asocia-
semblante y lo real es uno de los nombres de la dificultad
ción francesa de adolescente, que por un momento más o menos prolonga-
antropólogos. do está destinada a errar.

53
Olivier Douville

La maduración del objeto en la adolescencia


implica una errancia transitoria que a veces
se logra por un llamado a una figura que
reintroduce al joven en una comunidad
ideal, es decir comunidad de discurso,
comunidad fraterna unida alrededor
de la figura idealizada y peligrosa
de la excepción, que no solamente
tiene el monopolio del goce sin ser
por ello destruida; figura del padre
mítico según las elucubraciones ló-
gicas de Freud, goce de todos los ob-
jetos a. Esa figura mítica, que viene
a interrumpir en la crueldad y la vio-
lencia del ideal la operación adoles-
cente, no permite en nada una apertura
a la introducción del otro sexo y del otro
goce, sino que más bien abre al adolescente
a la posibilidad terrible de vivir en un mun-
do donde priman el disgusto por la alteridad y
la fascinación por la objetalización del otro. El goce
fálico queda en el estado infantil de un autoerotismo no
apto para sostenerse en un intercambio con otro goce.

Es una puesta en marcha de la incertidumbre de los goces


por una fachada edipiana que prescribe un goce autoeróti-
co centrado en la reducción de lo heterogéneo al objeto a,
con que el montaje se hace sin el menor pudor del punzón,
o una fecunda errancia en búsqueda de un amor. Ahí es
cómo se trazaría, muy rápidamente sin duda, la cuestión
adolescente, que sería un rebasamiento de los ideales edi-
pianos por una civilización de la pulsión que podría, al fin
de cuentas, implicar la escena de dos.

Propongo entonces la hipótesis de que, sin lugar a duda,


es la manera que tiene el joven al tratar la alteridad del
cuerpo, la que indica la forma de inventarse una alte-
ridad auxiliar, con la que podría tratar las marcas del
origen que le retornan para reapropiarse mediante un
corte, y las de la prohibición del incesto a las que trata
como un mito individual.

Entonces, el cuerpo.

A propósito de los jóvenes, para explicar lo que ocurre o más


bien lo que no ocurre, se utiliza un vocabulario con una to-
nalidad antropológica. El ritual, por ejemplo. Además, este

54
La errancia adolescente, la pulsión, lo sexual

término, porque supone de entrada una eficacia de


los montajes simbólicos, no conviene mucho para
designar lo que se repite de manera monótona
en el tratamiento del tiempo y del espacio, en
el uso del territorio. En resumen, ese tér-
mino de aire antropológico no nos aclara,
ya que positiviza demasiado, sobre lo que
la repetición puede tener de mortífero. El
ritual no se reduce al hábito.

Al contrario, parece que desde el mo-


mento en que se deja caer ese aparato ni-
velador del revestimiento antropológico,
se comprende mejor. La mayoría del tiem-
po, el sujeto no hace uso de su cuerpo como
una página de escritura sobre la cual dibuja-
ría o depositaría la invención de patrones más
o menos eflorescentes. Más bien se trata para él
de marcar su cuerpo con un corte, a fin de poder
soportar el enigma de lo informe de lo corporal que lo
deja pasmado de angustia.

Esto interroga a la modernidad ya que produce en nuestra


sociedad una cierta fatalidad de la errancia, que es igual-
mente la degradación de las cosas del amor. Lo que permite
al adolescente salir de la crisis de la adolescencia puede ser
el vivir una historia de amor. No necesariamente la pasión
narcisista, sino algo que llamo la dicha adolescente. Idea
nueva en materia de adolescencia, la dicha es el encuentro
con otra alteridad diferente a la alteridad parental, otra al-
teridad que la alteridad del espejo, encuentro entre la de-
gradación y el trauma, y que permite al sujeto anudar de
otra manera su relación con el lenguaje. Así, esas historias
de amor en la que el chico parece, sobre todo, estar de golpe
encantado con la posibilidad que encuentra en la manera
de hablar de la chica que ama, mediante una nueva relación
con la lengua que lo descoloniza de la lengua materna.

3 Wedekind, F. Es muy posible que los adolescentes errabundos nos en-


señen, no solamente sobre su historia, sobre su infancia,
El despertar de
sobre su cuerpo, sobre su lenguaje, sino también que nos
la primavera enseñen sobre lo que el siglo o la época hacen, respecto del
(L’éveil du prin- pudor y del amor. Bajo esa óptica, errar sería tal vez el
temps). París: último sentido de una búsqueda cortés, que buscaría de
buena fe un otro con quien contar, no para encontrarse
Ediciones Galli- sino para perderse con fecundidad, es decir para esperar
mard, 1974.

55
Olivier Douville

un evento que, como en El despertar de


la primavera 3 de Frank Wedekind,
revele el lazo tejido entre los de-
seos, la gloria y el misterio y
otorgue a la anamorfosis ado-
lescente un refugio, a la vez
soberano y precario.

En la sociedad moderna, los


adolescentes deambulan, los
adolescentes erran. Se in-
teresan en la sociedad en la
medida en que se interesan en
su cuerpo. Salir de la sociedad,
entrar en la sociedad, deambu-
lar. Aquel circuito es casi un cir-
cuito psíquico: salir de una lengua,
encontrar otra lengua. Los cuerpos no
son solo para ser guiados, para viajar.
Las palabras migran y viajan. Pero migran
y viajan en la medida en que la sociedad en la
que nosotros migramos y viajamos continúa siendo
una sociedad que ama los efectos del lenguaje y que distrae
a todo individuo, cualquiera sea su edad, de la servidumbre
al código y de la coerción a la adaptación enajenada.

Una vez que se piensa que un adolescente puede ser reci-


bido solo, pero que tal vez hay que verlo en los pequeños
grupos efímeros que forma, una vez pensado en ello, retor-
namos a cosas extremadamente básicas, fundamentales.
Las de tomar el tiempo de hablarse y de escucharse.

Puedo añadir que no es necesario ir enseguida a explorar


la infancia o preguntarles sobre papá, mamá, los prime-
ros años, etc. -aún si eso viene inevitablemente- y que es
muy importante escuchar los fenómenos del cuerpo que
experimentan y de los que padecen. Si toman drogas, hay
que hablar de ello, sin minimizar que son conductas de
riesgo. Hay que adoptar una posición firme y decidida de
que nosotros no estamos ahí para asistir pasivamente a la
destrucción del otro.

Para nosotros es importante escuchar lo que sucede para


ellos con lo sexual. Una buena parte de nuestro trabajo
consiste en tomar en serio y permitir al sujeto, al mismo
tiempo, desdramatizar y pasar a otra cosa. Tomar en serio,
por ejemplo, que la primera relación sexual haya podido

56
La errancia adolescente, la pulsión, lo sexual

ser una fuente de angustia, de ansiedad, sin ser necesa-


riamente traumática. Tomar en serio las decepciones
de los sujetos. A veces están decepcionados y tal vez
esperaban algo mejor en muchos aspectos.

Si no es la exploración de la neurosis infantil, de


la “pequeña historia” que pasa al primer plano,
es necesario entonces ver cómo esos jóvenes se
vinculan con la gran Historia. Ya que ésta es de
importancia para ellos. Por ejemplo, que mu-
chos jóvenes errantes no van por cualquier par-
te. Van a acampar ahí donde el relato colectivo
está en falta. Para ser concretos, las fábricas en
desuso, los lugares donde ocurrió algo de lo que
ya no se habla; al menos, los lugares que concer-
nían tal vez a las generaciones de los abuelos o bis-
abuelos. Hay una obstinación en el adolescente por
hacer hablar a la Historia y por hacer hablar a esa espe-
cie de conjunción entre lo real de la ruina o del no-lugar y
la palabra olvidada.

Lo que quería decir, en primer lugar, es que el adolescente


va a hacer arreglos con las huellas del pasado para intentar
encontrar una muesca donde podría situar la firma de su
presencia en el mundo. La gran dificultad del adolescente,
de la que se da cuenta, sucede en lo que se llama el Otro y
sus figuras. Hay un momento en que el Otro no nombra,
hay un momento en el que no se está jamás seguro de reci-
bir una nominación por el Otro.

Además, ¿cómo separarse en la adolescencia del vértigo de


la muerte con el objetivo de inventarse un destino? ¿Cómo
soportar la obstinación biológica que nos atormenta con el
fin de realzar la condición de viviente? Ahí también se per-
fila un entrelazado de apuestas y de desafíos que encuentra
el adolescente, pero que los encuentra cuando interroga la
capacidad metafórica de la cultura para hablar del deseo, es
decir de mantener para todos y cada uno una cierta digni-
dad que enlace tal vez al sujeto con el objeto. Pero no hay
que confundirse. En otros términos, lo que el adolescente
interroga es la relación de una cultura con sus imposibili-
dades y a sus impotencias. Sería muy vano, a menos de ser
un dealer de buenos sentimientos, a veces incluso peores
que la droga, pensar que el adolescente quiere vivir en un
mundo sin imposibles y sin impotencias. Las teorías melo-
sas de ciertos sociólogos que nos fatigan tanto pretendien-
do que la adolescencia es el tiempo de las posibilidades,

57
Olivier Douville

son de lo más vanas en la medida en que en


la clínica hay que despojarse de ese tipo de
impostura. La construcción sexual de la
adolescencia no puede ser pensada ex-
clusivamente a partir de la infancia,
sino que implica ver en perspectiva
aquello que se repite del malestar
adolescente por el hecho de que
el abordaje del otro sexo ya no
se limita, en su imposible, a la
ley del padre del Edipo, sino que
se encuentra con los impases de
la relación real. Evoco aquí muy
rápidamente, que la atracción que
ejerce sobre muchos adolescentes
de ambos sexos, la promesa hecha
por las oficinas de reclutamiento de
Daesh, para encontrar un partener se-
xual y matrimonial, no funciona, no por-
que tal oferta abriría a los jóvenes que buscan
una relación para vivir el sexo, sino porque más
bien forcluye el meollo del evento adolescente en su
confrontación con lo que lo real del sexo llama como inven-
ción para suplir la incompletud de la relación sexual.

La obstinación de la maduración biológica, por ejemplo, es


a menudo vivida no como una oportunidad, como un so-
porte, sino como una intrusión. La nueva forma del cuerpo
es entonces vivida, no necesariamente como una añadidura
sino como una distorsión, una anamorfosis. Recordemos
que las épocas culturales que en Occidente han valorizado
la adolescencia bajo la figura del conquistador, del joven
sabio -tomemos aquí al Renacimiento- son figuras que
igualmente han precedido al barroco, es decir finalmente
a la solución de la anamorfosis en sus pinturas. La adoles-
cencia es un momento en el que el espejo va al compás del
cuerpo, en el que el sujeto está atrapado por ese más allá
del espejo. Conocen bien hasta qué punto en la adolescen-
cia existen anorexias, dismorfofobias en las que los jóvenes
de ambos sexos presentan torsiones o anestesias del cuerpo,
anestesias parciales. El cuerpo está distorsionado; el mun-
do en el cual estaba situado y a gusto se vuelve retorcido, un
mundo flotante que pesa cada vez más, que se vaticina en
el silencio sin respiro y sin llamado. El hecho es que hablar
crea paradójicamente una levedad, y crea igualmente peso,
porque hablar hace gozar y porque hablar da una cierta re-
sistencia del cuerpo con y contra ese goce. Hablar da leve-

58
La errancia adolescente, la pulsión, lo sexual

dad y peso. Es un oxímoron no contradictorio porque si


no se tiene ese movimiento de báscula entre los dos,
no tenemos orientación. Al igual que escribir da
una levedad y una profundidad. Eso se llama la
profundidad de campo. La resolución de este
antagonismo levedad/profundidad tiene un
nombre, es la profundidad del campo.

Tratemos ahora de ver el funcionamiento


psíquico inédito propio de este estado. Haré
la hipótesis de que este funcionamiento que
favorece la experiencia vivida implica un re-
curso al lenguaje sin organizarse, haciendo
del acto de palabra lo que permite una figura-
bilidad. Ahí donde la actividad representativa
encuentra dificultades, el adolescente inventa,
cuando está bien, acontecimientos de cuerpo y de
lenguaje con el fin de constituirse un saber sobre su
relación con el cuerpo, con el lenguaje, con lo sexual y
con la muerte. Es una invención que los teóricos lacania-
nos de la adolescencia -y pienso obviamente a Jean-Jacques
Rassial- llaman sinthoma. Pero el sinthoma, no es solamen-
te una declaración de sexo: el sinthoma “él”, el sinthoma
“ella”. El sinthoma es la invención requerida cuando se sabe
que no hay un garante último de la nominación.

Cuando Lacan inventa el sinthoma -es un poco complejo,


voy a ir rápido, es una simple observación, una pequeña
idea- lo sitúa como una invención para preparar aquel des-
cubrimiento traumático. “Traumático” dice, con su senti-
do de la poesía del cual hemos escuchado pepitas insólitas y
preciosas, en fin, la solución del sinthoma (sinthoma “él”,
sinthoma “ella”) ajusta el hecho de que no hay garantía de
la nominación; después de todo, hay que inventar cada vez
cómo se nombra y lo que nos nombra. Entonces, se trata de
una mutación de la relación con el lenguaje: ¿cómo se opera
y en qué se transforma esa migración entre el hablar infan-
til y el del joven? ¿Ahí donde se sitúa?

Tendremos en cuenta a qué punto las historias de traición,


por ejemplo, y de esperanza son cada vez más cruciales para
los adolescentes. La apuesta para el joven aquí es inventar
su relación con el decir, y ahí llamo la atención en relación
con la temática de la poesía diciendo que es fundamental,
porque se necesita que el mundo conserve su capacidad
poética y mitopoyética. Así, el adolescente va a arreglárse-
las para poder hacerse lugar en este mundo.

59
“Fama”

Nada que no nos


suene conocido
desde hace varias
décadas cuando al
término adolescencia
Virna Pinos Z. se asociaba con
rebeldía, transgresión
e irreverencia, como
características que
dan cuenta de un
tiempo tormentoso,
como dice Winnicott,
en el que el sujeto se
encuentra a la espera
de lo que será su
posición sexuada en el
lenguaje.

60
Hace unos meses, escuché a uno de parezca ver locura y confusión. Los
mis pacientes adolescentes en la con- padres, muy necesarios en esta fase,
sulta usar el nombre “Los Fama”, al no tienen claro su propio papel.1
aludir a una nominación que actual-
mente es usada entre los jóvenes de El pasaje por la adolescencia sea cual
nuestro medio para referirse a aque- fuere su condición, estará siempre
llos otros que gustan mostrar sus ac- sometido a la prueba de lo que en la
tos sexuales en redes sociales. infancia se ha determinado por la es-
tructuración del Edipo. El despertar
La descripción que el paciente hacía de lo pulsional sexual busca su rea-
era la de jóvenes que obtienen de ese lización en el encuentro con el Otro,
modo un “reconocimiento”, una “po- como lugar en donde se anudarán las
pularidad” que los torna atractivos promesas que se establecieron en la
a la mirada, al mismo tiempo que su infancia y que exigirán, en la ilusión
atrevido ímpetu es considerado trans- del encuentro con el semejante, ser
gresor y rebelde. A la fama que se pro- llevadas a cabo. En ese sentido autores
curan de ese modo, le acompaña ade- como Jean Jacques Rassial encuentran
más algún otro rasgo como el consumo que en la adolescencia quizá uno de
de sustancias, el poco interés por la los puntos que sitúan su complejidad
escolaridad o los conflictos familiares. está determinado por lo tramposo de la
promesa edípica, según la cual, la re-
Nada que no nos suene conocido desde nuncia al objeto será la condición de
hace varias décadas cuando al térmi- alcanzarlo, sin embargo, el adolescente
no adolescencia se asociaba con rebel- tendrá que confrontarse con la impo-
día, transgresión e irreverencia, como sibilidad de la relación sexual.
características que dan cuenta de un
1 Winnicott, Do-
tiempo tormentoso, como dice Winni- La relación sexual no existe, es el punto
nald. El cuida- cott, en el que el sujeto se encuentra de partida desde el cual el sujeto fun-
do hospitalario a la espera de lo que será su posición dará su lugar en el lenguaje. Al buscar
que complemen- sexuada en el lenguaje. remediar esta falta fundamental re-
correrá por los penosos avatares de un
ta la psicotera-
No debemos tratar de curar a los reencuentro del objeto, reencuentro
pia intensiva en adolescentes como si padecieran un siempre fallido. De esta constante pér-
la adolescencia. trastorno psiquiátrico. Yo he em- dida y desencanto hablan los adolescen-
pleado la frase “desaliento malhu- tes en la consulta, sus historias de amor
Extraído el 30 de
morado del adolescente” con refe- de un día o dos, expresadas en platóni-
septiembre del rencia a esos pocos años durante los cas construcciones, procuran mantener
2018 de: http:// cuales el individuo no tiene más sa- el objeto intacto, solo alcanzable en la
psicopsi.com/ lida que esperar, sin conciencia de fantasía, como modo privilegiado para
lo que sucede. En esta fase el niño evitar encontrarse con sus fisuras, sal-
El_cuidado_hos- no sabe si es homosexual, hetero- vaguardando así al propio narcisismo.
pitalario_que_ sexual o narcisista… La adolescen-
complementa_la_ cia en sí puede ser una época tor- Construcciones imaginarias a las que
mentosa. El desafío mezclado con el adolescente recurre, como lo plantea
psicoterapia_in-
la dependencia, incluso a veces con Rassial, con la finalidad de recubrir
tensiva_en_la_ la dependencia extrema, hace que un real al que se ve confrontado, el del
adolescencia.asp en el cuadro de la adolescencia nos sexo y el de la muerte. El esfuerzo del

61
Virna Pinos Z.

adolescente es un esfuerzo en particular toma, al mismo tiempo que haría parte


por reconstruir una realidad imagina- de hacer funcionar la inscripción sim-
ria que recubra un poco mejor un real bólica pasando del campo de la mirada
que lo desborda permanentemente.2 al hacerse escuchar.

La ubicación de la muerte real de los En la adolescencia, el reconocimiento


padres, en tanto pierden su lugar de del Otro constituye un punto de apoyo
excepción para pasar a reconocer- importante en la construcción de una
se como otros, se asocia a la caída de identidad sexuada, de ahí que el plano
los ideales que han sostenido su lugar de la mirada sosteniendo la imagen en
simbólico y que el adolescente pondrá la que se anudarán las identificaciones
en interrogación. Recorrido que dará requiere del lugar simbólico desde el
lugar a la constatación de la barradura cual el interlocutor viste de palabra las
del Otro y a la asunción de éste como representaciones que ese intercambio
un lugar de operación simbólica en el produce. Sin embargo, la clínica con
cual el adolescente estará confrontado adolescentes y sus manifestaciones ac-
a hacer funcionar su inscripción. tuales nos conduce a nuevas interroga-
ciones que dicen de los cambios estruc-
Es quizá esta la razón por la cual la turales a los que estamos asistiendo.
adolescencia es un momento complejo
y delicado en su desenvolvimiento, ya Si volvemos a “Los Fama” de los cua-
que la posibilidad de inscripción del les habla mi paciente, encontramos
sujeto en el orden simbólico o la falla a ahí la exhibición de un goce que tien-
ese nivel se hará presente en este tiem- de a “naturalizarse” al ser expuesto al
po con mayor evidencia. anonimato de una pantalla que, lejos
de cumplir con el pretendido objeti-
La variabilidad y excentricidad de las vo de un reconocimiento, que el mismo
manifestaciones de ese sujeto recubier- nombre incita, tiende a quedar en una
to de vestiduras imaginarias que apla- captura como una mirada sin posibi-
quen la angustia del encuentro con la lidad de dialectización. El hacerse ver
castración constituye uno de los puntos en la desnudez del acto impide que la
complejos en la clínica con adolescentes. marca significante haga de ese cuerpo
En ella, el síntoma, casi siempre puesto un objeto causa de deseo en el que la
en acto, puede desviar al clínico en sus intimidad dé lugar a una pérdida, a un
apreciaciones. Por otra parte, esta pues- no-todo a la mirada y se convierta en
ta en acto que generalmente se realiza de un puro objeto de consumo masivo a
forma sorpresiva y exhuberante, desen- ser expuesto en las redes sociales. ¿A
cadena la movilización del entorno del quién se dirigen estos actos adolescen-
adolescente, pero al mismo tiempo muy tes que dificilmente encontrarán un
poco de su propio compromiso en él. Es interlocutor que permita hacer operar
decir que aún frente a los actos más lla- los tres registros imaginario, real y
mativos el adolescente se presenta como simbólico en anudamiento?
si no estuviera concernido en ellos por
lo que casi nunca nos encontramos con Jean Marie Forget reflexionando so-
su demanda. Hacer explícito un pedido bre la actualidad de la clínica con
de ayuda implicaría tomar la palabra adolescentes plantea que: “La web”
asumiendo una pérdida de goce del sín- constituye una dirección estrictamente

62
“Fama”

anónima, en donde no hay una autori- las tensiones interiores en las cua-
dad simbólica en el sentido de una au- les se encuentran atrapados. La fal-
toridad moral que asegure su curso. La ta de interlocutor con una palabra
web hace oficio de autoridad colectiva.3 consistente por parte de los adultos
2 Rassial, Jacques.
que les rodea empuja a los jóvenes
« Le sinthome De lo que pulsa en el social dan cuen- a la puesta en acto de llamados e
adolescent », in ta los adolescentes con sus prácticas y impulsos que no reencuentran una
Les mercredis
sus jergas, haciendo saber de la fuer- dirección confiable.4
za de un mundo virtual en el que los
de Sainte-An- intercambios privilegian la mirada y Hacerse una “fama” a través de la ex-
ne sur l’enfant en donde la imagen habla por el suje- hibición del goce sexual, como intento
et l’adolescent. to, transformando la palabra en signos de hacerse un lugar en el Otro, deja en
que empobrecen la interlocución. lo efímero de la construcción imagina-
París : Associa-
ria suspendida del instante de la mi-
tion Lacanienne A la falta de interlocutores, la posi- rada y del anonimato, la interrogación
Internationale, bilidad de alteridad queda afectada y del sujeto por-venir, dificultando su
2001, p. 93.
una sola vía casi metonímica se ante- estatuto simbólico.
pone a pesar de las interrogaciones que
3 Forget, la adolescencia implica y que, lejos de Es el efecto de esta dinámica lo que
Jean-Marie. In- poder entrar en la dialéctica signifi- los adolescentes denuncian en sus re-
cidence des écrans cante, en la actualidad permanecen en latos o en sus extravagantes manifes-
el mudo vacío de una pantalla de in- taciones ávidas de respuesta. Y es así,
sur la structura-
ternet. sin palabra, tan solo en el silencio de la
tion de l’enfant masificación de la web, como los ado-
et de l’adolescent. Es importante para los jóvenes en- lescentes nos hacen saber de un mun-
Toulouse : Ères,
contrar un interlocutor en el mun- do de imágenes precipitadas y sordas
do que los rodea, encontrar una en las que se tejen intercambios fuga-
2017, p. 15. forma de atención benevolente que ces, donde cada uno siempre puede te-
4 Ídem. les permita un reconocimiento de ner su minuto de fama.

63
entrevista a

Paúl
Moposita
líder de la banda de hip-hop
“Mugre Sur”

Edison Villavicencio

Cuando he trabajado con


los chicos, he salido más
aprendiendo que puedo
mostrarles algo de mi
experiencia. Ellos tienen
una capacidad de poder
transmitir una experiencia
de la calle.

64
EV: Paúl, ¿qué nos quisieras compartir EV: ¿Qué dirías sobre la experiencia de
sobre tu adolescencia? trabajar en la adolescencia y de ganar tu
dinero en esa época? ¿Cómo consideras
PM: Mi adolescencia fue, no sé si un poco que esto aportó a tu vida?
complicada o fui yo quien la hice compli-
cada. Al salir de la escuela, casi al último PM: Creo que tener dinero propio a tem-
año, casi me jalo el grado. Estuve en una prana edad, me sirvió para valorarlo mu-
escuela católica, un poco estricta. Hubo cho y para lograr uno de mis sueños que
muchos problemas en mi escuela con al- era tener mis propias cosas y poder sen-
gunos profesores que a punta de canute- tirme feliz. Lo puedo lograr, comprar mi
ro y golpes nos educaron. Salí de allí a un propia música. Es muy difícil que tus pa-
colegio fiscal y la educación fue tal cual dres te puedan dar el diskman o los CDs.
también: que bien puesto el uniforme, Creo que ahí empecé a cumplir mis sue-
obligaban a tener el pelo súper corto, y ese ños. Creo que a veces es como duro decir
tipo de reglas, que lo de afuera importaba que el dinero es también parte de, pero yo
mucho más que lo que estábamos pensan- creo que ahí empecé a lograr mis sueños, a
do o lo que teníamos que decir. Creo que, hacerlos realidad.
a temprana edad, a mis doce o trece años
me cansé mucho de la educación que re- EV: ¿Qué significa para ti la música?
cibí. No por falta de lo que mis padres me ¿Cómo forma parte de tu vida? ¿En qué
quisieran dar, sino más bien por esa, tal lugar la tienes?
vez rebeldía, de no querer seguir las reglas
en el colegio. Seguí el primer curso, des- PM: La música definitivamente es mi
pués en el segundo año me expulsaron del prioridad. Ha sido algo que me ha ayuda-
colegio. Tuve que ir a un colegio particular do a salir de muchos problemas. Siempre
porque no me pudieron ya recibir otra vez está allí y la puedes caminar, es como un
en un fiscal. Luego definitivamente mis bálsamo. Ha sido esa almohada, ese hom-
viejos se cansaron, dijeron: “Bueno, ya no bro, por eso yo le tengo en mucha priori-
podemos seguir pagando una educación dad a mi música definitivamente y a la
privada porque no aprovechas” y era eso música en general.
de que me exigían mucho, el uniforme, el
cómo me veía desde afuera. EV: Entiendo que haces hip-hop. ¿Hay
alguna particularidad del hip-hop que te
Lo que decidí desde mis trece o catorce permite algo?
años fue trabajar. Lo que recuerdo es que
mi primer trabajo fue en una imprenta. PM: La reflexión que hago de elegir el hip-
Ese fue uno de los trabajos en los que más hop en la actualidad es, creo que como la
pude ir porque uno de mis primos traba- de la mayoría de nosotros los jóvenes,
jaba ahí. Me dio un trabajo y aprendí un cuando hemos sido niños siempre fuimos
poco el oficio de la imprenta, de colores, reprimidos. Siempre fuimos ese guagua
del offset y ese tipo de cosas. Mi adoles- travieso que apenas le ponían su ropa lim-
cencia entre mis trece y mis dieciséis o pia se revolcaba en el suelo. Cuando tenía
diecisiete años estuve trabajando en im- un crayón, un marcador, una pintura, un
prentas, haciendo mandados, cosas así. Ya esfero, siempre le gustaba rayar en las pa-
tenía mi dinero en ese tiempo y lo que ha- redes; cuando aprendí a hablar siempre
cía era comprarme mis cosas, ayudar en la dije malas palabras; cuando mi papá y mi
casa. Así recuerdo mi adolescencia. mamá se ahorraron ese dinero para poder

65
Paúl Moposita

comprarse el equipo de sonido Panasonic pero yo creo que no hay una etapa de de-
nuevo, y yo empecé a monear las perillas y cir “hay algo más allá”. Hay un lapso en
el acetato, entonces toda esa represión, eso el que fumas, te ríes, te da hambre y te da
que me reprimieron de no hacer. Cuando sueño, y no va más allá de eso. Entonces, a
crecí vi en el hip-hop esa libertad de po- mí, personalmente no es que me inspiró a
der hacerlo, de bailar el break dance en el hacer canciones tampoco. Después de que
suelo, de decir lo que se me ocurra, lo que las dejé, empecé a escribir mucho, mucho,
quiera, mediante el rap, de tocar el pincha mucho más. Entonces, digo que si hay al-
discos de cualquier forma que quiera, de guien que quiere conocer o meterse en ese
pintar las paredes como lienzos en toda la tipo de cosas pues siempre hay que ver un
ciudad. Creo que el hip-hop ha sido parte ejemplo o mirarse al espejo primero para
de mi vida, me ha dado esa libertad de po- ver si es que se animan o no.
der hacer cuando de chico no pude hacer.
Yo por lo menos no recomendaría que se
EV: ¿Tú escribes tus canciones? tiren directamente al precipicio si alguien
más se lanza. Primero hay que reflexionar
PM: Sí, escribo la mayoría de mis temas. quien sale de ahí y quien no. El precipicio
Creo que tengo por ahí unas 50 ó 60 can- es muy hondo y hay muchos que no salie-
ciones y, bueno, no sé, ha sido como mi ron y hay muchos que sí salimos.
orgullo el poder escribir canciones que
en la actualidad mucha gente escucha. A EV: ¿Qué particularidades encuentras en
muchos les gusta, a muchos no les gusta, la adolescencia ecuatoriana? ¿Hay algo
pero bueno, escuchan y eso es lo más bo- que podrías decir que la diferencia? ¿Qué
nito que uno puede hacer con la música. la particulariza?

EV: ¿Quisieras compartirnos algo sobre PM: El ecuatoriano en particular tiene


alguna situación difícil que has atravesa- esa chispa de poder ser un poco más libre.
do, ¿Alguna vez tuviste alguna situación Pero en esa libertad hay esos abismos que,
complicada con alcohol o drogas? cuando vamos ciegos, es muy difícil salir.
Puede ser que haya un mínimo de mucha-
PM: Creo que siempre la adolescencia chos adolescentes que caen en verdad en
cuando entras al colegio y hay otras que un precipicio de estos, y creo que ahí está
pasan del colegio a la universidad. Siem- la música y ahí está la gente que ya pasó
pre hay un lapso en que las drogas siem- por eso para decirles: “Loco pilas, por ahí
pre van a estar presentes en la vida de no es”; sino más bien hay otros caminos y
cada uno de nosotros y nosotras. otras cosas para poder elegir, creo yo.

Cuando tenía esa edad era como un poco EV: Hablemos sobre estas palabras “pre-
más fresco la nota de las drogas, porque el cipicio”, “abismo”.
alcohol y el tabaco – porque considero que
el alcohol y el tabaco forman parte de las PM: No siempre se puede hablar del ado-
drogas, de estupefacientes legales. Y bue- lescente como más propenso a caer en un
no, después la marihuana llegó como parte precipicio, porque creo que cualquiera de
de esa misma socialización con compañe- nosotros es propenso a caer en él. Hablo
ros, con amigos del colegio en la noctur- de precipicios muy profundos porque son
na; y ahí conocí la marihuana que bueno, los que no te dejan salir; como el vicio de
es una de las drogas “ilegales” que probé, las drogas, el alcohol, y todo aquello que

66
Entrevista

no te deja ver más allá. Por eso hablo de beres con ellos.
estos huecos. Creo que la mayoría de los
chicos que han tenido familias inestables EV: ¿Tuviste una experiencia en el Centro
son mucho más propensos a caer, más de Adolescentes Infractores Virgilio Gue-
que de las familias que están un poco más rrero, cierto?
unidas, o de padres divorciados que están
un poco más pendientes de sus hijos. He PM: Sí, en el Virgilio Guerrero fuimos a
tenido amigos que han caído muy feo en dar unos talleres con adolescentes porque
lugares así, por esa falta de unión fami- la mayoría de los que están ahí son me-
liar, por esa falta de cariño, por esa falta nores de edad. A los chicos les interesa
de comprensión por parte de sus padres. mucho el rap porque siempre ha sido más
En mi caso tengo la gracia de tener a mis urbano, más de la calle, más del barrio. Ya
viejos juntos y tal vez por eso no me he saben lo que es el hip-hop, lo que significa,
aferrado a quedarme en esos huecos por- lo que es bailar, lo que es estar pintando
que siempre he visto que mis viejos están las paredes, ya tienen una noción bastante
juntos y me están apoyando entonces yo amplia de lo que es el hip-hop. Por ejem-
creo que también es por ellos que no he plo, yo no fui a enseñar nada sino más
caído ahí tan profundo. bien a dar unos tips pequeños para que
ellos fluyeran un poco más.
EV: ¿Qué ha significado para ti el contacto
con los jóvenes? La primera vez que fui tenía un temor de
que me recibieran como a un profesor;
Hace por lo menos 15 o 20 años…siempre como “él es más que yo”. Yo fui al mis-
he sido el más grande de la mayoría de mo nivel por así decir. Nos llevamos bien,
mis amigos, ellos siempre han sido como conversamos, era como estar entre panas
un poco más jóvenes, pero cuando en- diciéndonos las cosas. Ahí no había au-
tramos a hacer proyectos con los jóvenes toridad y era por eso por lo que fue muy
ha sido esa nota de incentivarles a que no cercana la amistad. Y por eso encontré a
vayan por esa onda que te digo, porque el muchos de ellos acá afuera, fueron a mis
hip-hop y el rap siempre han sido catalo- conciertos, quedábamos en vernos afuera
gados de muy machistas, de estar siempre al final de los conciertos, etc. Desde que
en las drogas, las pandillas, etc. Hay gente entramos siempre hubo amistad, nunca
que se ha metido a eso y ha sacado mucha hubo un roce, ni algo así, jamás.
experiencia por medio de la música, de la
pintura, del baile. Cuando he trabajado Tengo una anécdota en el Virgilio Gue-
con los chicos, he salido más aprendiendo rrero la primera vez que fui. Estuve en un
que puedo mostrarles algo de mi expe- taller un par de meses. Un día estuve tan
riencia. Ellos tienen una capacidad de po- mal del estómago, tenía una diarrea mal-
der transmitir una experiencia de la calle. dita. Le llamé a la coordinadora y le dije
Yo no fui tan callejero, pero ellos me han que no podía ir al taller. Me dijo que era
contado muchas experiencias de la calle imposible que falte, a menos que tuviera
y es asombroso decir: “¿En serio estuvis- un reemplazo. Conseguir un reemplazo
te en ese lapso, en esa crisis tan mala?”, y ese día para mí era muy difícil. Vivía an-
ellos dicen: “Sí, es así, por eso estoy ence- tes en el centro y trasladarme al Inca era
rrado en este lugar y he pasado por eso”. full lejos y dije: “Me tengo que ir de ley”.
Entonces, se aprende más de lo que uno Me tomé una pastilla, me tomé un agua
les va a enseñar porque es compartir sa- de orégano y me fui. Y como decía en el

67
Paúl Moposita

bus, iba con “el alma en un aire”, sudan- quieres escúpelo en un micrófono, déjalo
do frío, me dolía el estómago en verdad. grabado, y eso ya está ahí afuera, afuera de
Llegué al Virgilio Guerrero y de pronto ti, es una curación, una sanación.
cuando entré con los chicos eso se me olvi-
dó, el dolor, todo eso que tenía mal en mi EV: ¿Piensas que los victimarios de los
cuerpo se fue. Definitivamente fue como chicos, padres u otros chicos más grandes,
muy mágico ese día porque de ahí salí intentan decir algo a través de las situa-
curado. Mi coordinadora ni siquiera me ciones de violencia y los actos violentos?
creía que estaba enfermo, pero le dije que
es la vibra que mantenemos ahí, una onda PM: Creo que todo es el sistema en el que
que a veces parece mágica. Salí de ahí muy estamos. Desde ahí se genera todo. La te-
contento y dije: “Wow, ¡qué locura!”. Ya levisión, lo que se ve, te dice lo que tienes
renovado de ahí, era brutal, muy bacán. o no que hacer, te impone, entonces creo
De eso nunca me voy a olvidar porque que desde ahí se genera esta violencia, y
fue algo de lo que me di mucho cuenta de la gente afuera asume eso. Si no tienes di-
cuando entré, con los chicos hicimos el ta- nero para comer, eres violento por robar
ller, nos reímos, y cuando salí ni siquiera y ahí se genera un conflicto. Desde ahí se
me acordaba que estaba mal. Muy bacán. desencadena todo. Y muchos chicos que
están fuera de su casa, creo que ellos re-
EV: ¿En el Virgilio te compartieron expe- ciben esa ola expansiva de violencia de los
riencias de cuestiones violentas que ellos adultos.
vivieron?
Desde la educación mismo, porque me
PM: Definitivamente viven en un mun- crie en una escuela donde desde el primer
do de violencia, desde sus casas, prime- grado hasta el sexto grado había violencia.
ramente. Cuando salen a la calle siempre Decían: “La letra con sangre entra”. Es
están en ese círculo de violencia, y como esa ideología tan caduca que manejaban.
son muy chicos los grandes se aprovechan Ahora ya no se maneja tanto, pero en ese
mucho de ellos. Lo que hacen es unirse tiempo creo que nuestros padres inclusive
como la manada para defenderse de los a veces aceptaban que tu profesor te die-
más grandes. Contaban que había mucha ra con el cabestro cuando no llevabas las
violencia en la calle y tenían que defen- tareas. Duele mucho a veces y queda en
derse con uñas y dientes para no ser agre- la psiquis. Hay mucha gente que, si tu
didos. Vivían la violencia a diario, desde profesor te violenta y cuando eres grande,
sus casas, en la calle, en el círculo donde de profesor también vas a hacer lo mis-
se manejaban. Por eso es por lo que sus mo con tus alumnos. Es toda una cadena.
letras decían mucho de eso, mucho de de- Romper esa cadena ya es cuestión de no-
fenderte, de querer ser como David frente sotros, el poder hablar de esto. Venimos
a Goliat. Había esa furia en sus letras. Es arrastrando un montón de cosas desde
lo que ellos palpaban, lo que sintieron y guaguas.
sienten en las calles. Creo que el rap es una
herramienta con la que te puedes sacar Incluso desde la colonización misma,
todo eso. Utilizar el rap para sacar esa fu- porque vinieron con una violencia a con-
ria y que no estés llevando como esa male- quistar supuestamente y creo que eso se
ta pesada, que tengas ahí ese peso feo de lo nos va quedando por generaciones en la
que traes de la calle o de lo que hiciste, o de cabeza, en el ADN, y a veces lo sacamos
lo que pasó. Sácalo ahí, déjalo plasmado, si inconscientemente. Eso venimos arras-

68
Entrevista

trando y mientras no podamos admitir- PM: Mugre Sur lleva 18 años ya. Cuando
lo, conversarlo, dialogarlo, reflexionarlo, lo creamos fue más bien un nombre en el
no vamos a poder cambiar. Es muy difí- que quisimos identificar primeramente la
cil, pero creo que no es imposible porque parte donde vivíamos. Siempre mi com-
a nuestros hijos no les vamos a criar así. pañero, con el que fundamos la banda, y
Muchos que ya nos damos cuenta pues no yo, decíamos: “Somos del sur”. Entonces,
vamos a seguir engranando ese sistema tiene que decir algo del sur. Lo de “mu-
para nada. gre” siempre ha estado vinculado con la
forma de decir las cosas, así como direc-
EV: ¿Cómo ha sido tu experiencia como tamente, a veces nos dicen: “Eres muy di-
padre? recto, muy sucio”. El Mugre Sur es el que
habla directamente y que no se cohíbe de
PM: Trato de llevarme bien con ellos. decir. Por eso la gente que tiene un poco
Más que ser una autoridad, he querido más de medios, no quiere ir a la parte del
ser como un amigo, que me vean como un sur. No quiere comprar una casa en el sur.
amigo, no como el que tenga que ordenar- Siempre quieren ir al valle de los Chillos, o
les a hacer lo que ellos de pronto tampoco a la parte norte de Quito y dicen: “No, en
no quieran. Más bien llegar a acuerdos. el sur no”. Nos menosprecian, pero noso-
Por ejemplo, “Tienen que hacer las tareas. tros siempre nos sentiremos orgullosos de
Tienen que dejar a un lado los teléfonos, ser del sur, los longos del sur. Siempre nos
la tele…”. Tienen que hacer los deberes es vamos a sentir orgullosos porque somos
algo que sí toca, no obligar, pero sí llegar a de ahí y es lo que hacemos y tratamos de
esos acuerdos. Creo que, como experien- cumplir nuestros sueños siendo de donde
cia de ser padre, me encanta. Mi familia es somos.
lo mejor que tengo en la vida, mis padres
y mis hijos. EV: ¿Por qué piensas que hay esta cues-
tión de menospreciar?
EV: Pensaba que la educación de nuestras
generaciones fue una réplica de la lógica PM: Es por lo que te decía de la coloniza-
del colonizador/colonizado. Por un lado, ción. El colonizador blanco que vino a de-
el que impone, el que dice: “Yo soy el que cir como “Eres menos que yo. Yo soy más
mando y tú obedeces”. que tú”, “Yo vengo de un lugar donde
se utiliza ropa. Nosotros tenemos esto y
PM: Exactamente. Hay que romper eso. aquello y ustedes no”. Eso en el mestizaje
Es un sistema en el que nos han inmiscui- se ve cuando alguien tiene la piel más clara
do sin querer. Nosotros no hemos queri- y cuando te ven a ti un poco más moreni-
do ese sistema. Hay mucha gente que va to, te dicen: “Ah, este man es de los subur-
y engrana en el sistema 8 horas diarias, y bios o es del sur”. Desde ahí creo que viene
de ahí va a su casa a ver la tele y duerme. esa parte de la colonización que hay que
Al otro día repite lo mismo y así décadas romper. Esos despectivos como “longo”,
y décadas. No se han tomado el tiempo por ejemplo. En el pasado cuando el jefe
para reflexionar sobre el por qué está así de hacienda se refería al originario como
el mundo, porque no estamos parándonos “longo”, “Tú eres un longo”, sin saber que
a reflexionar de dónde viene todo esto que la palabra “longo” es el joven en nuestro
está jodido en la actualidad. idioma originario, el quichua. El dueño de
la hacienda longueaba a todos y eso se iba
EV: ¿Por qué el nombre “Mugre Sur”? arrastrando de generación en generación.

69
Paúl Moposita

Los hijos de los dueños de la hacienda lla- toda mi manera de verme, mi música.
maban así a los hijos de los empleados, y Empecé a escuchar otro tipo de música,
se fue transmitiendo eso y ese despectivo me ponía la ropa de mis primos mayores
siguió siendo así en la ciudad y se regó. que influenciaron mucho en mis nuevos
Nosotros decimos: “Si te dicen ‘longo’ no gustos; y obviamente, me quedaba muy
tienes por qué ofenderte porque esa pa- grande. Me ponía súper a escondidas de
labra es originaria de nosotros mismos, mi mamá para que no me viera, pero un
de nuestros antepasados y significa ‘jo- día me cachó, me vio y me dijo: “¿Y ahora
ven’”. Así, la gente empieza a reflexionar. de qué estás disfrazado?”. Yo vivía en una
Rompemos esa cadena arrastrada desde vecindad donde mis amigos estaban ahí
la colonización, esa estigmatización de ir en el patio y todos empezaron a señalar-
señalando al uno o al otro por el color de me como “el Disfraz”, ya no era el Polo. Y
piel, o por el estatus social, las posesiones, pues así se regó el apodo y ahora la gente
o porque ha podido viajar, etc., y a veces me dice el “Disfraz”.
eso les hace creer que son más personas
que otros. Eso es lo que recalco en mis Luego empecé a reflexionar sobre el apo-
canciones, que porque seas blanco o ten- do e hice una canción. Dije: “Creo que
gas más dinero puedas hacer de menos al todos somos un disfraz. Todos estamos
resto. Por eso digo que la calavera es ñata, disfrazados para poder caber en ciertos
porque todos somos iguales, a la final to- lugares, en ciertos estatus”. Un tipo de
dos nos vamos al mismo hueco. oficina tiene que ir disfrazado de ternura
(terno) para poder ser aceptado ahí, y el
EV: Entonces Mugre Sur se ubica de una cura igual tiene que ponerse su sotana, y
manera tal que busca romper con esta ló- el policía también, etc. En la canción que
gica del colonizador/colonizado. se llama “El disfraz” hablo sobre esto. Por
eso digo: “Desnudos nacemos, disfraza-
PM: Por ahí es que Mugre Sur se define. dos nos vemos”.
Es esa herramienta de comunicación para
que el resto pueda defenderse también y EV: ¿Hay alguna canción en particular en
tener un concepto así: “Yo escuché de ellos relación con lo que hemos hablado para
y te lo voy a decir”. Tratamos de abarcar o recomendarnos?
coger toda la información, ponerla en rit-
mo y darles para que escuchen. No a todos PM: Esta canción del “disfraz” tiene mu-
nos gusta leer muchos libros, por eso fluye cho que ver con esto de cómo nos vemos,
mejor con la música que escuchas o lo que cómo actuamos. A veces sólo por la for-
ves también. En la actualidad, desde hace ma de vernos, actuamos diferente, y por
unos seis años, también mostramos en lo eso yo creo que hablo mucho en esta can-
visual lo mismo que estamos tratando de ción del disfraz. Si la gente quiere mirar
decir. y escuchar, porque esta canción no sólo es
para escuchar sino también para mirar.
EV: ¿Qué nos puedes decir sobre tu so-
brenombre “Disfraz”? EV: Quisiera compartirte una idea. En
cierto sentido, podría considerarse que
PM: Ese es mi apodo. Desde chico siem- la adolescencia es una creación cultu-
pre los tuve. Mis primos, mis viejos, mis ral. Basado en tu propia experiencia, hay
allegados en lugar de decirme Paúl me varios casos de personas que al cumplir
decían “Polo”. En la adolescencia cambié doce o trece años ya se ponen a trabajar.

70
Entrevista

A veces inclusive se evitan muchas situa-


ciones nocivas precisamente por eso, por
no darle “chance” a la adolescencia. ¿Qué
piensas?

PM: No sé si me tocó a mí o yo me decidí.


Yo habría podido decir: “No quiero estu-
diar, quiero trabajar”, y mi vieja podría
haberme dicho: “No. Tienes que estu-
diar”. Y de pronto conocía el rap a los 18
años terminando el colegio y decía: “Esto
no me gusta, quiero seguir estudian-
do, quiero ir a la universidad, quiero ser
abogado, doctor”, etc. En la adolescencia
pude palpar el haberme ganado mi dine-
ro y poder ser un poco más independien-
te en ese aspecto y decidir lo que quería.
Creo que por eso fue. No sé si yo lo quise
o fue el destino el que quiso para yo po-
der en la actualidad estar haciendo lo que
hago. Si no habría sido como fue, no esta-
ría yo haciendo esto.

EV: ¿Te dedicas 100% a la creación musi-


cal?

PM: Me considero definitivamente un


activista del hip-hop ecuatoriano. No
cambiaría por nada esto que estoy ha-
ciendo. Desde que me levanto hasta que
me acuesto estoy en esto.

EV: ¿Algunas palabras finales que quieras


decir?

PM: A la gente que esté leyendo esta en-


trevista le diría que si tienen un sueño,
que vayan por él. Al final de la vida no
tenemos que llegar nuevos, tenemos que
llegar lo más gastados posibles, sin cabe-
llo, remellados, al final para decir: “Uff,
valió la pena”. Hay que llegar al final sin
nada de nada. Todo hay que gastarlo en
esta vida porque nada te lo vas a llevar.

71
Reseña de la
jornadas de
junio del 2018 Virna Pinos Z.

El 30 de junio se llevó a cabo la jornada El caso presentado por Norma Erazo tam-
de cierre de actividades de a..b..c..dario bién nos aportó en la misma línea de re-
Freud ↔ Lacan del ciclo 2017-2018. Con flexión. Ella constata la dificultad en la que
ese motivo se presentaron varios trabajos se encuentran algunas mujeres cuando al ser
con temáticas diferentes que, sin embar- confrontadas en su saber sobre la castración,
go, coincidieron en reflexiones alrededor a partir de ser nombradas como “madre”,
de la clínica contemporánea y las pregun- quedan en la imposibilidad de operar como
tas que las nuevas modalidades de goce agente que promueva la falta en la que el niño
plantean al psicoanálisis. responda al llamado de la palabra.

La primera mesa trabajó alrededor de En la segunda mesa de nuestra jorna-


textos relacionados con la clínica con da Marlene Aguirre, apoyándose en el
niños en articulación con la lectura del trabajo clínico desarrollado con un pa-
Seminario IV “La Relación de Objeto”. ciente joven, reflexionó acerca de los lí-
Las colegas Natalia Cisneros y Marcela mites y fronteras entre locura y psicosis.
Parreño presentaron reflexiones que tu- A partir de la pregunta, ¿lo contem-
vieron como eje la interrogación respecto poráneo nuestro se trata de un desvane-
de la intromisión cada vez más evidente cimiento de la estructura?, hizo un mi-
de la tecnología en la vida cotidiana de nucioso análisis del lenguaje del que hace
los niños, privilegiando el campo de la uso su paciente y de la transferencia que
mirada en detrimento de la palabra. sostiene este trabajo, mostrándonos la
complejidad de la clínica actual al mo-
Los trabajos dieron cuenta, a partir de mento de dirigir la cura.
la lectura clínica desarrollada desde dis-
tintos ámbitos como lo educativo o la Finalmente, Gonzalo Rodríguez nos
consulta, de la actualidad de los avatares compartió su comentario alrededor de
del objeto en un orden simbólico perma- la pregunta sobre el deseo del analista,
nentemente cuestionado. Es así como las enlazándola a las formulaciones sobre
viñetas clínicas que trajeron las colegas el fantasma. Sus ideas resultaron perti-
aludieron a la proliferación de objetos nentes a los temas tratados ya que en-
tecnológicos, los gadgets que, conectados contramos que la clínica actual exige un
incluso al cuerpo de los niños, hacen sa- posicionamiento riguroso y sostenido
ber de cómo el plano de lo imaginario y de quienes nos inscribimos en el dis-
de la objetivación de la mirada han veni- curso psicoanalítico, para el cual queda
do a sustituir al campo del lenguaje y a la abierta la pregunta sobre su lugar y su
función de la palabra. vigencia hoy en día.

72
Reseña del Seminario de
verano 2018 de la ALI
París, 29, 30 y 31 de agosto

Iván Sandoval Carrión


Como todos los años, en esta época y des- las conferencias plenarias en las mañanas,
de hace algunas temporadas, la Asocia- y los talleres de topología en grupos más
ción Lacaniana Internacional ALI con- pequeños en la tarde.
vocó en París a centenares de miembros
y participantes para compartir y discutir Nuestra institución, a..b..c..dario Freud ↔
sus escritos. Los textos presentados son el Lacan, tuvo participación en el Seminario de
efecto del trabajo de sus miembros y de Verano 2018 mediante la presentación de dos
las instituciones vinculadas con la Aso- textos. En la mañana del viernes 31 de agosto,
ciación, y han sido realizados sobre un Marlene Aguirre expuso su escrito “¿Psicosis
tema propuesto con un año de anteriori- o locura? Una pregunta millenial”, en el que
dad. En esta ocasión, se trataba de propo- la autora puso a consideración sus argumen-
ner y discutir diferentes trabajos a propó- tos teóricos y clínicos respecto a la pregunta
sito del Seminario de Jacques Lacan Las que abría el título de su trabajo. El texto de
estructuras freudianas de las psicosis (1955 Marlene suscitó interés e interrogación en el
– 1956). Los escritos dieron cuenta de la público, empezando por la originalidad del
actualidad de todo tratamiento posible a planteamiento y su elaboración. El mismo
partir de las alternativas que la topología día, en la tarde, Iván Sandoval presentó en
aporta a la clínica psicoanalítica. uno de los talleres de topología, un texto ti-
tulado “El inquilino: ¿qué lugar para un psi-
¿Cómo debe entenderse la forclusión del cótico?”, el mismo que provocó comentarios
Nombre-del-Padre desde la topología y aportes de algunos asistentes.
de los nudos? ¿Hay anudamientos
alternativos que les den a algunos Durante estas jornadas, se realizó el cam-
psicóticos un lugar en el lazo social? bio de directiva de la ALI. Marc Darmon,
¿Cuál es la relación entre la paranoia y la el presidente saliente, agradeció a sus co-
forclusión? ¿Cuál es el lugar del analista laboradores que lo han acompañado en es-
en la transferencia con los psicóticos? tos tiempos complejos para la Asociación,
¿El de un anudamiento alternativo? y entregó la posta a Jean-Paul Beaumont,
¿Hay otras escrituras del nudo para los quien convocó al trabajo a todos los presen-
psiconeuróticos? ¿Qué anudamiento tes junto con el equipo que lo acompañará al
es posible si el Esquema I de las psicosis frente de la institución. Finalmente, queda-
plantea un espacio hiperbólico en estas mos convocados para el próximo Seminario
estructuras? Estas son algunas de las pre- de Verano que se realizará en Lisboa, a fines
guntas que se trabajaron colectivamente de agosto de 2019, sobre el seminario La re-
a lo largo de tres jornadas divididas -en lación de objeto y las estructuras freudianas
esta ocasión- en dos espacios diferentes: (1956 – 1957) de Jacques Lacan.

73
De libros y lectores

Austerlitz
Winfried G. Sebald
Barcelona, Anagrama, 2004, 296 páginas

Por Marlene Aguirre

Entre escribir un libro, leerlo y comentarlo, hay distancias y


cercanías que ponen al lector del comentario en un cuarto mo-
mento, que puede ser de cierre o apertura respecto del escrito
original. He ahí la contingencia de hacer un comentario que,
en este caso, desearía abrir el interés por la lectura de esta no-
vela llamada por su autor: Austerlitz.

Para los lectores más asiduos es probable que sean conocidas


las premiaciones que al autor ha recibido. Para quienes no lo
conocen, ese podría ser el motivo inicial de su lectura, pero
luego descubrirán, de línea en línea, de página en página, los
caminos que llevan a lugares aparentemente desconocidos, que
parecen dolorosamente reconocibles, pero a la vez angustiosa-
mente innombrables, y que tuvieron que quedarse colgados
del vacío de un tiempo sin tiempo.

La primera resonancia que nos generó el nombre de Austerlitz,


fue la Gare d’Austerlitz, o ‘Estación de Austerlitz’, la conocida
parada de transporte público en París. Si bien fue una relación
inmediata más bien banal, conforme avanzó la lectura, esta
primera asociación cobró peso y encontró sentido.

La novela Austerlitz, quinta y última escrita por W. G. Se-


bald1 nos ofrece un relato increíblemente minucioso de los
acontecimientos de la Europa de los años cuarenta, de la Eu-
ropa de la guerra y del delirante afán del exterminio judío.
¿Por qué ese despliegue minucioso no nos aburre y nos lleva
más bien a la siguiente, y siguiente página hasta el final, par-
ticipando de algo parecido a una agonía interminable?

74
Sebald elige la forma de narrar a través de un relator convincente,
en una alteridad tan cercana que, en muchos momentos, a pesar
del insistente y aclaratorio “dijo Austerlitz”, seguimos a dos per-
sonajes que se funden en uno solo que está contándonos una auto-
biografía. De hecho, una de las imágenes que lo acosó por muchos
años a Austerlitz, fue la de un hermano gemelo que compartió su
viaje interminable, sentado en un rincón, sin nunca hablarle.

En el mismo hilo tendido entre el psicoanálisis y la literatura,


Fernando Savater2 dice: Son los poetas los que aciertan a transmi-
tir la entraña dudosa e inmanejable de la vida. En ese hilo vamos.

Con esa certeza entramos en la novela a través de una estación,


la estación de Amberes en Bélgica, la oscura nave de la estación,
y terminamos la novela en otra estación, la Gare d’Austerlitz,
habiendo hecho un recorrido agobiante por múltiples estacio-
nes europeas, habiendo subido y bajado de múltiples trenes, ca-
minado incansablemente por parques, zoológicos, bibliotecas,
archivos, edificios oscuros, túneles, cementerios…para llegar al
final de una búsqueda que tuvo que “contentarse” con referen-
cias, imágenes supuestas, sueños, voces, que finalmente fraca-
san en darle a Austerlitz, el personaje de nuestra novela, las pie-
zas suficientes para armar el rompecabezas de su existencia, de
sus orígenes, de su historia, de los que encontró solo fragmentos.

Austerlitz es uno de los cientos de niños judíos que, a la edad de cua-


tro años y medio, en algún momento entre 1934 y 1939, luego del es-
tallido de la guerra, fue puesto en alguno de los transportes de niños
que salieron de Praga rumbo a Inglaterra. Pudo haber sido el trasbor-
dador Prague u otro barco cualquiera. Continuará un largo viaje en
tren, a cuyo término se encontrará en una familia extraña, un país
extraño, una lengua extraña, una vestimenta ajena, un nombre aje-
no. Fue su madre quien, al borde de la desesperación, consiguió que
su hijo fuera incluido en la lista de aquellos niños. El destino que le
esperaba a Austerlitz era un pueblito inglés donde sus padres serían
un predicador calvinista y su oscura y silenciosa mujer; aquella casa
1 Winfried Georg Maximilian Sebald,
desgraciada que estaba aislada del pueblo…Tener que comprender cada
(1944 – 2001) nacido en Wertach, pequeño día otra vez que no estaba ya en casa. No es difícil entender cómo la
pueblo de Baviera en Alemania. Conside- cabecita del pequeño Austerlitz empezaría a llenarse de añoranzas,
imaginaciones y preguntas: ¿Cómo una paloma que se suelta desde un
rado uno de los autores alemanes más so-
barco en medio de una tempestad de nieve encuentra el camino de vuel-
bresalientes de finales del s. XX. ta a casa? ¿Cómo puede dirigirse a su lugar de origen? ¿Si todo se vuelve
2 Savater, Fernando. “Compañía”. Ex- blanco, ¿cómo sabrán las ardillas donde han guardado sus provisiones?
traído el 30 de septiembre de: https://
Habrán de morir estos padres galeses para que, a sus 15 años,
elpais.com/elpais/2018/08/30/opi-
en el colegio, le develen que el nombre que lleva. Dafydd Elias
nion/1535638282_910008.htm no es el suyo, ya éste oculta otro, su verdadero nombre: Jacques

75
Marlene Aguirre

Austerlitz. Nunca había oído ese nombre; no podía imaginar cómo


se deletreaba aquella palabra extraña que me pareció semejante a
una contraseña.

Excuse me, Sir, but what does it mean?

Creo que descubrirá que es un pequeño lugar de Moravia, es-


cenario de la famosa batalla, ya sabe…

¿Pero dónde…reanudar mi historia?

Basta cierto grado de infortunio personal para cortarnos de todo


pasado y futuro.

Por un impulso interior que nunca he comprendido, me he opuesto


siempre al poder del tiempo, excluyéndome de la llamada actuali-
dad, con la esperanza, como hoy pienso, de que el tiempo no pasara,
no haya pasado, de que todos los momentos del tiempo coexistieran
simultáneamente, de que nada de lo que la historia cuenta fue-
ra cierto, lo que, naturalmente, abre por otra parte la desoladora
perspectiva de una miseria continua y un dolor que nunca cese…

Y será el alumno más brillante de su curso, un asombroso co-


nocedor de la historia de la arquitectura, pero también, en su
eterno deambular de ciudad en ciudad, lo encontraremos en los
lugares más oscuros y siniestros de Londres, o en el banco de un
parque, junto a otros viajeros y personas sin hogar. O recibiendo
una moneda de limosna en Nuremberg, de manos de una mujer
que lo cree un necesitado.

Y con la misma lucidez de su relato, nos contará cómo y cuándo


empezó a desmoronarse, a sentir que empezaba a sufrir un tras-
torno, una enfermedad insidiosa que le atacaba cada vez más los
nervios, y lo obligó a suspender sus investigaciones y ser inter-
nado por un año: Por mi derrumbamiento nervioso, en el verano
de 1992. Era como si alguna enfermedad ya latente en mí se dis-
pusiera a declararse… y poco a poco lo paralizara todo. Sentía ya
tras mi frente la infame apatía que precede al desmoronamiento
de la personalidad. Y vendría: la paralización casi completa de mi
capacidad lingüística…las alucinaciones que tenía cada vez con
más frecuencia…

¿Y cuál fue el diagnóstico?

Luego de haber sufrido el primero de sus desmayos en el metro,


de haber estado en algunos hospitales, de haber sido internado
por un año en alguno de ellos, el mismo Austerlitz responde: En

76
Austerlitz

los manuales de psiquiatría se denomina con la expresión de “epi-


lepsia histérica”. No le sirve de nada este diagnóstico médico:
Los signos de mi trastorno me siguen acosando una y otra vez.

¿Ante qué manifestación de locura nos encontramos? Ante nin-


guna. La locura está del otro lado, del lado del Führer.

Lo que nos ofrece Austerlitz es un extraordinario testimonio de


los efectos subjetivos de un desarraigo tan radical y temprano.
¿Dónde encontrar una sonoridad más devastadora para la pala-
bra huérfano, que cuando él la pronuncia aquel día en que cami-
na solo en una calle dominicalmente despoblada de París?

A los cuatro años y medio, este niño que disfrutaba de su infan-


cia en la cotidianidad hogareña de una madre artista que salía
diariamente al teatro, y un padre que se dedicaba al comercio
mientras él iba con la niñera al parque, es alejado abruptamente
de su casa, sin explicaciones, sin referentes, llevando en su mo-
chila, que no abandonará nunca, el horror de la muerte. ¿Qué
lugar en el Otro le es posible a un sobreviviente de un colapso tan
brutal? Un clivaje, una fractura tan profunda que anula una len-
gua, la lengua materna, la lalengua del inconsciente, un nombre
propio, el rastro más básico de un padre y una madre presentes,
a quienes dirigir la mirada, las preguntas…

Y pudo ser peor. Porque Austerlitz encontró sustitutos – de sus pa-


dres – que le ayudaron a construir lugares, precarios quizá, incone-
xos, pero existentes: los libros, la fotografía, los estudios de historia.
Pero esa mochila sin tiempo que se vuelve un símbolo estaba cargada
de sombras y ruidos que no le daban descanso, que teñían de oscuri-
dad los días más soleados, que igual que su obsesión por las estaciones
y las líneas férreas, alimentaban su fascinación por los cadáveres de
polillas que organizaba en cajitas, o convertían la alegre música del
circo en marcha fúnebre. Que perdido en el tiempo y en los espacios
indiferenciados entre el adentro y el afuera, le diera igual conside-
rarse un vivo entre los muertos o un muerto entre los vivos.

Nos dice finalmente: Nuestra historia…es una dedicación a imá-


genes prefabricadas grabadas en el interior de nuestras mentes, a
las que no hacemos más que mirar mientras la verdad se encuen-
tra en otra parte, en algún lugar todavía no descubierto por nadie.

Y cerramos este comentario, señalando la actualidad de la novela,


cuando tantos niños refugiados, cuya procedencia puede ser Mé-
xico, Siria, Sudáfrica o Venezuela, siguen sufriendo el desprendi-
miento de sus lugares de origen ocasionados por violencias políticas
y económicas que no tienen explicación.

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actividades de
enseñanza
seminario
seminario 2019 El Seminario de
a..b..c..dario Freud↔Lacan
Con MARC DARMON
sobre “La topología lacaniana” El Seminario I de Lacan:
“Los escritos técnicos de Freud”
Lunes 25 de febrero: 18h00. Conferencia Responsables:
abierta al público en la PUCE: “¿Por qué la Marlene Aguirre e Iván Sandoval Carrión
topología en el psicoanálisis?”.
Horario, inicio:
Martes 26, miércoles 27 y jueves 28, en Los miércoles cada quince días, a las
doble horario de 10h00 a 12h30, y de 17h00 19h30, a partir del 12 de septiembre
a 19h30. Lugar: Centro Cultural Benjamín
Carrión, calle Jorge Washington y Páez. Lugar:
Guangüiltagua N34-541 planta baja,
Introducción. ¿Existe una topología en teléfonos (02)2453771 y 0998526744 (Iván
Freud? Significante y topología. Topología Sandoval) y (02)2246229 y 0998002444
y estructuras clínicas. Esquemas, gra- (Marlene Aguirre).
fos, superficies, nudos. La topología es el
tiempo.

Viernes 1 de marzo: 11h00. Conferencia seminario


abierta al público en el hospital psiquiá-
trico: “¿Qué lugar para el psicoanálisis en Psicoanálisis y psiquiatría
el hospital psiquiátrico?”. Lugar: Instituto
Psiquiátrico del Sagrado Corazón. Responsable:
Iván Sandoval Carrión
En enero se dará información más detallada sobre el evento.
Horario, inicio:
El 2° sábado de cada mes,
a partir del 13 de octubre, de 9h30a 11h45.

otras actividades Lugar:


Auditorio del Instituto Psiquiátrico Sagra-
do Corazón de Parcayacu.
Teléfonos (02)2453771 y 0998526744.
JORNADAS

Presentación y discusión de trabajos.


grupo de lectura
Primera jornada:
sábado 26 de enero de 2019, desde las 9h30. Una topológica para el psicoanálisis

Segunda jornada: Responsable:


sábado 29 de junio de 2019, desde las 9h30 Iván Sandoval Carrión

Lugar: Horario, inicio:


Centro Cultural Benjamín Carrión, calle Jorge Todos los viernes de 14h15 a 16h00,
Washington y Páez. a partir del 7 de septiembre.

PRESENTACIÓN DE REVISTA Lugar:


Guangüiltagua N34-541 planta baja,
abcdiario
teléfonos (02)2453771 y 0998526744.
Presentación del Número 11:
miércoles 12 de junio de 2019, a las 18h30. Para información adicional se puede
Lugar: escribir a la dirección electrónica
Centro Cultural Benjamín Carrión, calle Jorge grupoa.b.c.dario.freudlacan@gmail.com
Washington y Páez.

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grupo de lectura cartel
Lecturas de la Adolescencia No-Todo, Aún. Lectura del Seminario XX
de Jacques Lacan
Responsable:
Virna Pinos Z. Responsable:
Isabel Durango
Horario, inicio: teléfonos 0984073473 – 2462881.
Miércoles, cada quince días, de 18:00-
19h30, a partir del 3 de octubre del 2018. Horario, inicio: :
El 2º y 4º martes de cada mes, de 10:30 a
Lugar: 12:30, a partir del 11 de septiembre.
Edif. Moscú Platz, calle Moscú N33-11 y
Noruega. Of. No 6. Lugar:
Pasaje Tinajero E3-01 y Jorge Drom,
Teléfono 0999009731, teléfonos (593)984073473 y (593)22462881.
virnapinos@hotmail.com

grupo de lectura presentaciones


Nuevas lecturas de la sublimación: clínicas
de la teoría a la práctica (Participación con inscripción
y requerimientos previos).
Responsable:
Nora Sigal Responsables:
Edda Paimann, Iván Sandoval Carrión, y
Horario, inicio: Marlene Aguirre.
El 2º martes de cada mes a las 18h00, a
partir del 11 de septiembre. Horario:
23 de marzo y 18 de mayo del 2019
Lugar: a las 09h30.
Hotel Marriott, edificio de suites,
suite #608, teléfono 0999821774, Lugar:
norasigal1@gmail.com Edificio Kandalama,
calle Sergio Játiva N33-99 y Bosmediano.
Teléfono 0999821774,
Información al telf.:
norasigal1@gmail.com
0998246356 (Edda Paimann),
0998526744 (Iván Sandoval),

cartel 0998002444 (Marlene Aguirre)

Nudos

Responsable:
Marlene Aguirre

Horario, inicio: :
1° y 3er. viernes de cada mes, de 11h30 a
abcdiario
13h00, a partir del 7 de septiembre.
próximo número:
Lugar:
la alteridad
Edificio Kandalama, calle Sergio Játiva
junio 2019
N33-99 y Bosmediano. Of. N° 3., teléfonos
0998002444 y (593)2246229.

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