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COLEGIACION PROFESIONAL.

ANTECEDENTES

Históricamente, la existencia de los Colegios Profesionales se remonta a la época


gremial, en la Edad Media.
La Corporación y el Gremio medievales sirven inicialmente a la causa de la libertad de
los mercaderes y artesanos frente al feudalismo y en los siglos siguientes constituirán la
base de la disciplina económica, fijando la competencia entre los oficios, determinando
los precios, facilitando la distribución de la materia prima y reglamentando todo cuanto
hace referencia al trabajo de los oficios. En un principio eran asociaciones voluntarias,
pero con el tiempo se pasará a imponer la obligatoriedad de la adscripción para poder
ejercer cualquier oficio o profesión, si bien con altibajos como el periodo revolucionario
francés o el siglo diecinueve, por el predominio de las ideas liberales contrarias a la
colegiación obligatoria.
A salvo la ley reguladora de la enseñanza, de mil ochocientos cincuenta y siete, que al
establecer una clara correspondencia entre títulos educativos y profesiones, supuso un
impulso a la organización colegial. También, y en concreto para los abogados, la Real
Orden del Ministerio de Gracia y Justicia de seis de junio de mil ochocientos cuarenta y
cuatro, publicada en la Gaceta de Madrid, el sábado quince de junio de dicho año,
supuso un impulso definitivo a dichas organizaciones al establecer, tras varios vaivenes
legislativos, la obligatoriedad de la colegiación.

Actualmente, el artículo  14 de la Constitucion Nacional contempla el derecho de


asociación con fines licitos y por el art 31 además contara con una ley que regulará
las peculiaridades propias del régimen jurídico de los colegios profesionales y el
ejercicio de las profesiones tituladas, por lo que si bien no establece un modelo
predeterminado de colegio profesional sí impone que su estructura interna y
funcionamiento deberán ser democráticos.
La justificación de la creación de los colegios profesionales y la atribución a aquellos de
potestades de auto-organización, administración y sancionadoras, la encontramos en
el interés público que genera el correcto ejercicio de algunas profesiones tituladas.
Respecto a la naturaleza jurídica de los colegios profesionales, si bien la doctrina no es
unánime, la interpretación más asentada los define como asociaciones de derecho
publico no estatal , por su composición y organización, que realizan una actividad que,
en parte, es privada aunque tengan atribuidas por ley o delegadas funciones públicas. Se
las define como « Corporaciones no territoriales, asociaciones forzosas de particulares,
creadas (formalmente) por el Estado que igualmente les atribuye personalidad jurídica
pública para, sin perjuicio de gestionar y defender intereses privativos de sus
miembros,  desempeñar funciones de interés general con carácter monopolístico ».
La Constitución establece el derecho de asociación por lo que por ley surge la
necesidad de cada regulación tanto de los colegios profesionales como del ejercicio de
las profesiones tituladas, correspondiendo al Estado, en base a las atribuciones
realizadas ., la legislación básica, entre lo que se incluye, el establecimiento de las
condiciones que aseguren el libre ejercicio de la actividad profesional y la regulación de
los aspectos organizativos y competenciales básicos de estos entes.
Por su consideración como administración pública, les son de aplicación los principios
del procedimiento administrativo, las garantías del procedimiento sancionador en los
expedientes disciplinarios y el régimen jurídico de los actos administrativos, esto es, la
normativa relativa al procedimiento administrativo común, contemplado en la Ley de
Régimen Jurídico de Administraciones Públicas y Procedimiento administrativo
común; y por tanto, los actos emanados de los órganos de los Colegios, en cuanto
sujetos al derecho administrativo, una vez agotados los recursos corporativos, serán
directamente recurribles ante la Jurisdicción ORDINARIA .
Ahora bien, más allá de las competencias estatales respecto de los «criterios básicos
de organización y competencias» de los colegios, corresponde a las provincia  lo que
exceda de la legislación básica, en base a las competencias que hayan asumido por
medio de sus Estatutos de Autonomía correspondientes; lo que de hecho ha sucedido en
diversas autonomías.
La organización y competencias de los colegios profesionales son establecidos, sin
perjuicio de las leyes que regulen la profesión de que se trate, por sus Estatutos
Generales y por los Reglamentos de Régimen interno.
Por otra parte, territorialmente a nivel nacional se integran en Federaciones  que tienen
ámbito nacional y que cuentan entre sus funciones las de elaborar los mencionados
Estatutos Generales y visar los reglamentos de régimen interior de los Colegios, así
como asumir la representación de los profesionales ante las entidades similares en otras
naciones, entre otras.
La obligación de asociarse a determinados colegios que nuclean a diversos
profesionales ha sido y es cuestionada hoy como un requisito legal que vulnera el libre
ejercicio de la actividad profesional, máxime si se tiene en cuenta que el propio Estado
es el que expide los títulos habilitantes por intermedio de las distintas universidades o
institutos de nivel terciario. Por otra parte, la libertad de asociación consagrada en la
constitución nacional lleva implícito a su vez el derecho de cualquier persona a no
asociarse. Desde su propia creación se han presentado numerosos reclamos judiciales
que han llegado hasta la Corte Suprema cuestionando la colegiación obligatoria
 Sin embargo , desde hace décadas, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha venido
reconociendo que la potestad de reglar lo atinente al desempeño de las profesiones
liberales es resorte de los gobiernos provinciales en uso del poder de policía que les es
inherente. Se trata de potestades reglamentarias que forman parte de los poderes
reservados por las provincias (fallos 7:150), sin más limitaciones que las que surgen del
artículo 108 (hoy artículo 126) de la Constitución Nacional (fallos 7:373).

También el máximo tribunal, ha admitido la constitucionalidad de las leyes que


establecen la colegiación obligatoria como requisito para el ejercicio de las profesiones
universitarias (fallos 237:397), fundándose en que se ha preferido atribuir el gobierno de
las profesiones a sus miembros, por ser quienes están en mejores condiciones para
ejercer la vigilancia permanente e inmediata, ya que se hallan directamente interesados
en mantener el prestigio de la profesión y se les reconoce autoridad para vigilar la
conducta ética en el ejercicio de la misma.

Incluso la Comisión Interamericana de Derechos Humanos creada por la Convención


Americana sobre Derechos Humanos, conocida como Pacto de San José de Costa Rica,
que fuera suscripto por nuestro país el 22/11/69, aprobado por ley nacional 23.054, e
incluido en el artículo 75 inciso 22 de la Constitución Argentina, según la reforma
introducida el año 1994, publicada en B.O.N. del 23-8-94, como uno de los "tratados y
concordatos que tienen jerarquía superior a las leyes" y, además, que "en las
condiciones de su vigencia tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno
de la primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los
derechos y garantías por ella reconocidos", resolvió una queja de profesionales .

Cuestionada la colegiación profesional ante la referida Comisión y considerando que


de la interpretación armónica de los artículos 5°, 31, 33, 36, 37, 75 incisos 22) y 23),
121 y sgtes., 129 y concordantes de la Constitución Nacional y afines de la
Constitución local, en correspondencia con los reiterados pronunciamientos del Tribunal
Supremo de la Nación, fallos del derecho comparad, ya no puede existir duda alguna
que ha quedado definitivamente afianzada la doctrina en el sentido de que la colegiación
legal no viola en absoluto la libertad de asociación, es perfectamente compatible con el
régimen de constitucionalismo y Estado de Derecho y no es contraria a los derechos
fundamentales del hombre.    De esta forma ha quedado expresamente afianzado un
derecho que, jurisprudencial y doctrinariamente, se venía reconociendo, pero ahora goza
de respaldo constitucional.

Habitualmente se le confiere a los colegios profesionales la naturaleza jurídica de


personas de derecho público no estatal, y en otras oportunidades se las denomina
organizaciones paraestatales o entidades intermedias.
  Para Tomás Hutchinson, en su obra “Las corporaciones profesionales”, ellos son
centros representativos de interés de la sociedad, ya que su misión consisten en
canalizar la participación colaborativa del grupo profesional para la satisfacción del bien
común.

  En consecuencia, los colegios no son grupos sectoriales, sino los propios profesionales
organizados, que a través de sus legítimos representantes, procuran la adecuada
prestación de un servicio para toda la comunidad.

 Los presupuestos en que se fundamenta la colegiación resultan como común


denominador : a) Capacidad de las corporaciones para dictar normas de ética
profesional. b) Existencia de un régimen disciplinario. c) Atribución de imponer
contribuciones. d) Facultad de dictar normas administrativas. e) Existencia de Consejos
Federales y locales de Supervisión.

COLEGIACION DE LOS PROFESIONALES INGENIEROS EN SALTA


SU HISTORIAL (*)

Hacia fines de 1961,las circunstancias politicas configuraron la posibilidad, que sin


mayores inconvenientes, llevaron a la creación del Consejo Profesional.

En el orden profesional existía un Consejo Profesional integrado por los directores de


las reparticiones oficiales, que cumplía la habilitación en la matrícula y se pronunciaba
sobre honorarios pertenecientes a peritos actuantes en la justicia. Regía el arancel de
honorarios contenido en la Ley 3713 promulgada al final del Gobierno de Biella.
Funcionaba la Asociación de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores como entidad de
tipo gremial. Pero no existía norma alguna que regulara el ejercicio de la agrimensura,
arquitectura e ingeniería, que obligara a facturar honorarios por la citada ley, o que
estableciera una precisa relación entre profesional y comitente. Es decir, primaba la que
comúnmente se llama “ley de la selva”.

Como se puede apreciar, se presentaban circunstancias muy propicias para actualizar el


régimen de ejercicio profesional en similitud con el que ya funcionaba en otras
provincias. Un Interventor Federal con facultades ejecutivas y legislativas, dos
profesionales de la ingeniería en puestos claves de su gobierno y una asociación
profesional unificada que podía propiciar el cambio que se consideraba necesario.

Es así que en febrero de 1962 se dicta el decreto-ley 29/62 por el cual se crea el
CONSEJO PROFESIONAL DE AGRIMENSORES, ARQUITECTOS, INGENIEROS
Y PROFESIONES AFINES, que contenía, para lo que existía en la Provincia con
cambios fundamentales para el ejercicio profesional de tales disciplinas, a saber:

El Estado delegaba en un Consejo elegido y regido por los propios profesionales el


poder de policía sobre algunas profesiones, que le es propio, porque a su vez no lo ha
delegado en la Nación. En otras palabras, le otorgaba la habilitación y el gobierno de la
matrícula, la potestad disciplinaria sobre ella y la función de ser el único organismo
competente para dictaminar sobre honorarios profesionales. Todo ello vertido en un
claro articulado:1)Implantaba el cobro indirecto de los honorarios por intermedio del
Consejo, con la obligación de aportarle al mismo el 5% de sus importes con destino al
mantenimiento del organismo.2)Incorporaba a su régimen a las profesiones
afines.3)Integraba el Consejo mediante el voto directo y obligatorio de los matriculados.

Tras las elecciones de abril/62 se constituyo la primera comisión directiva cuyo primer
objetivo fue poner en vigencia el sistema de cobro indirecto previsto por el citado
decreto-ley y reglamentado por el decreto 1451/62, que se dictó poco después de la
citada norma básica.

Ello representaba poner en marcha una acción poco menos que revolucionaria, que
partiendo de un ejercicio profesional que se desarrollaba sin norma y seguridad alguna,
llegaba a implantar la orden de trabajo, la factura o liquidación de honorarios, el visado
de los planos por el Consejo previo al ingreso a las reparticiones oficiales, el depósito de
los honorarios en una cuenta especial habilitada en el entonces Banco Provincial de
Salta, la emisión de cheques de reintegro y la retención del 5% de las sumas facturadas.
Todo ello, sumado a la rematriculación obligatoria, puso de manifiesto la necesidad de
crear la Gerencia Técnica con su respectivo complemento administrativo.

Implantado en firme el sistema de cobro indirecto de los honorarios, tarea primordial


que insumió los seis meses del 62, tanto por su complejidad, como por las resistencias
que encontró entre profesionales, propietarios y determinadas reparticiones oficiales o
municipios, que no querían aceptar que los legajos técnicos debían llevar la previa
intervención del Consejo en cumplimiento del citado decreto 1451/62, se estaba en
condiciones de ir adoptando otras disposiciones, que cumplimentando la ley de
creación, dotara al Organismo de los instrumentos necesarios para su normal
desenvolvimiento, al mismo tiempo que pudiera contar con suficiente asesoramiento
legal y contable. Transcurría ya 1963.

Pero antes, los ingresos provenientes de las retenciones obligatorias del 5% de los
honorarios, habían dado ya al Consejo un rápido e inesperado crecimiento económico.
Se adoptó el primer Código de Ética.

La ley 4356, cuyo trámite de aprobación y dictado de la norma iniciado en 1.969,


culminó, previa intervención de autorización del poder central en Buenos Aires, con la
sanción y promulgación de la citada ley en junio de 1.970. De acuerdo a dicha ley se
creó, con la denominación de Obra Social, una dependencia financieramente autárquica
en el seno del Consejo Profesional. Es decir, que por ley, se le atribuyó al Consejo una
nueva función, la de “procurar para sus profesionales matriculados los beneficios de una
asistencia social eficiente y digna”.
Para el cumplimiento de sus fines, la ley le brindó a la Obra Social recursos financieros,
como el haber duplicado el aporte obligatorio del 5% de los honorarios establecidos en
el Decreto-Ley 29/62, con la obligación de destinar el incremento a los beneficios
sociales antes señalados, los que sumados a otros recursos fijados por la misma norma,
le brindan el carácter de financieramente autárquica, que significa bastarse a sí misma,
funcionar con sus propios recursos. Pero es, administrativamente, dependiente del
propio Consejo, que designa y remueve a los integrantes del Comité Ejecutivo que la
dirige, el que debe rendirle cuentas mensualmente.

En el mismo año 69 se inicia, paralelamente, otra gestión de carácter legislativo para


sustituir la ley de aranceles 3713 por otra que la perfeccionara y tuviera en cuenta
aspectos locales para la determinación de honorarios. Finalmente promulgada como ley
en el 1.972, que no es otra que la 4505, que hasta el presente rige en la materia.

La ley tenía, porque la desregulación del 93 los dejó sin efecto, aspectos muy
interesantes que protegían al profesional en su constante lucha por el cobro de su
honorarios. El artículo 25 ratificaba y ampliaba el sistema de cobro indirecto contenido
en el Decreto-ley 29/62, llevándolo a las obras públicas en cuanto referidas a los
honorarios de los representantes técnicos. En tanto, el artículo 26 fijaba el
procedimiento para aplicar ante las discrepancias entre profesional y comitente en la
fijación de honorarios, y facultaba al Consejo para actuar, nada menos que por la vía
ejecutiva, en el cobro de los honorarios adeudados mediante la “orden de trabajo” y la
factura aprobada por el Consejo.

El 15 de mayo de 1973 promulgaron la ley 4591 como una reestructuración del Consejo
creado por aquel mencionado decreto-ley. Entre las principales modificaciones o
agregados, corresponde mencionar: ampliación de las condiciones para ser consejero,
exigencia de la presentación del título original para proceder a la matriculación,
definiciones sobre los distintos casos de incompatibilidad que se pueden presentar en el
ejercicio profesional; lo mismo que en lo referente al uso del título, asambleas anuales
de carácter meramente informativo, en las que se aprueba u observa lo actuado por el
Consejo durante un período, sin necesitar ésta de someter a aprobación previa de la
asamblea ninguna de las resoluciones que adopta. Como se aprecia, el Consejo
constituye un organismo plenamente ejecutivo.

El Consejo posee la función de revisor de la correcta aplicación de las normas


sismorresistentes en los cálculos estructurales, por lo que se relacionó con otras
entidades que entienden en el tema sísmico o, simplemente con otras referidas a la
construcción de edificios, a la luz de las últimas reglamentaciones vigentes o de los
avances de la técnica.

Debe tenerse presente que el Consejo es el único organismo de su tipo que en el país
cumple una función revisora de tal naturaleza. Por ese año completó la nómina de
secretarías y corresponsalías a su cargo según el siguiente detalle:
C.I.R.S.O.C. (Centro de Investigación de los Reglamentos Nacionales de Seguridad
para las Obras Civiles)
I.N.P.R.E.S. (Instituto Nacional de Prevención Sísmica).
A.A.T.H. (Asociación Argentina de Tecnología del Hormigón).
Asociación Internacional de Control de Calidad, Patología y Recuperación de la
Construcción.

Por ley 6574, se crea la Caja de Previsión Social para Agrimensores, Arquitectos,
Ingenieros y Profesionales Afines.

En 1991 se promulgó la ley 6639 de creación del Colegio de Arquitectos, que como tal
comenzó a funcionar exactamente el 27 de abril de 1992. Ello originó una serie de
medidas administrativas para llevar a cabo la correcta separación de esa parte de la
matrícula.
Al arribar el año 93 el criterio desregulatorio estaba en consonancia con la política
económica adoptada por el gobierno nacional, el que, a través de los pactos fiscales,
trataba que las provincias siguieran parecida senda. Siendo Gobernador Ulloa, Salta
adoptó el criterio dictando en noviembre del 93, el decreto de necesidad y urgencia
2155, por el cual se desreguló el comercio de bienes y servicios por lo que en adelante
se dispuso:
1. La derogación del sistema de cobro indirecto de los honorarios
2. La derogación del carácter de orden público del arancel de honorarios, que pasó a ser
indicativo.

Pero quedaron firmes y obligatorias tanto la matrícula como los aportes establecidos
en leyes anteriores (para el Consejo, su Obra Social y la Caja de Previsión), los aportes
seguían siendo obligatorios ,lo mismo el pago del derecho anual de renovación de
matrícula.

El tema de la potestad disciplinaria ejercida por el Consejo, se trata de una atribución y


un deber, que desde un principio la ley concedió al Consejo : juzgar la conducta de sus
matriculados cuando se entiende que se han violado, tanto la ley del ejercicio
profesional, como las disposiciones del Código de Ética.

En esta especial materia, el Consejo ha dejado perfectamente aclarado que es el único


organismo facultado legalmente para juzgar tales conductas y para aplicar las sanciones
disciplinarias que la gravedad de cada causa determine, sin que en tal sentido sean
válidas las que puedan ejercer cualquier otro organismo provincial o municipal.
La ley y el citado Código establecen que antes de aplicar cualquiera de las sanciones
previstas, se mandará instruir un sumario con audiencia de parte, dando así lugar al
debido derecho de defensa.
DEL EJERCICIO PROFESIONAL EN SALTA Marco regulatorio Ley 4591(15 de
Mayo de 1973)
En virtud de la autorización del Gobierno Nacional concedida por el artículo 1°, inciso
1°, ítem 1 del decreto N° 717/71, y la política Nacional N° 126, se promulgo en el año
1973 la ley marco del ejercicio del Ingeniero en nuestra Provincia, tras restructúrase el
organismo creado por el Decreto Ley 29/62, bajo la denominación de Consejo
Profesional de Agrimensores, Arquitectos, Ingenieros y Profesiones Afines, quedando
sujeto el ejercicio profesional de la agrimensura, arquitectura, ingeniería y profesiones
técnicas conexas, en todo el territorio de la provincia de Salta con disposiciones y
reglamentaciones de habilitación , administración ejercicio mas normas de ética
profesional .
Por su Artículo 2° – Se considera ejercicio profesional de las profesiones aquí
reglamentadas, todo acto que suponga, requiera o comprometa la aplicación de los
conocimientos propios de personas con diploma de las profesiones a que se refiere esta
Ley y especialmente si consisten en:
a) El ofrecimiento o realización de servicios y obras.
b) El desempeño de cargos, funciones, comisiones o empleos por designación de
autoridades públicas de cualquier jurisdicción, incluso nombramientos judiciales de
oficio o a propuesta de partes.
c) La emisión, evacuación, expedición, presentación de: laudos, consultas, estudios,
consejos, informes, dictámenes, compulsas, pericias, mensuras, tasaciones, escricuentas
(¿? ), análisis, certificados, proyectos, etc., destinados a autoridades públicas o
particulares.
En el caso del ejercicio de la docencia por parte de las personas comprendidas
en el régimen del COPAIPA , será regida por la legislación vigente sobre los
respectivos regímenes de enseñanza, con excepción de lo relativo a la ética profesional,
y cuando sea exigible el título profesional para ocupar un cargo docente, a cuyo efecto
aquéllas deberán inscribirse en la matrícula respectiva .
Entre las CONDICIONES PARA EL EJERCICIO PROFESIONAL el
articuloo 4° establece como requisito haber inscripto previamente el título original
correspondiente en los registros del Consejo Profesional y estar matriculados .

Artículo 5° – Para ser inscripto en los registros, a que se refiere el artículo anterior, se
requiere poseer algunos de los siguientes títulos:
a) De Ingeniero, Arquitecto o Agrimensor, en cualquiera de sus ramas, expedido por
una Universidad Argentina oficialmente reconocida, o que en adelante expidan esas
universidades y que correspondan a nuevas profesiones conexas con las regidas por la
presente Ley; con tal que su otorgamiento requiera estudios completos de la enseñanza
media, previos a los de carácter universitario y que éstos acrediten conocimientos
superiores en las respectivas disciplinas.
b) De Ingeniero, Arquitecto o Agrimensor expedidos por Universidades extranjeras que
hayan sido reconocidos o revalidados por una Universidad Nacional o por el Gobierno
Nacional en virtud de tratados internacionales.
c) Diplomas no universitarios expedidos por escuelas, colegios o institutos de enseñanza
nacionales, provinciales o particulares, oficialmente reconocidos, que involucren la
posesión de conocimientos técnicos conexos con los de las profesiones de Ingeniero,
Arquitecto y Agrimensor, como son los de Maestros Mayor de Obras, Constructor de
Obras, Técnicos Electricistas, Técnicos Mecánicos, Técnicos en Obras Sanitarias, etc.
d) Poseer a la fecha de promulgación del Decreto – Ley 29/62, matrícula municipal
vigente de constructor de 2° ó 3° categoría con determinación de lugar de ejercicio.
e) Poseer a la fecha del Decreto – Ley 29/62, inscripción en los registros del consejo
Profesional de conformidad con lo dispuesto por la Ley 1039.
Artículo 6° – El Consejo Profesional podrá acordar autorizaciones especiales, a título de
excepción, para el ejercicio profesional sin llenar los requisitos establecidos en el
artículo 5° en los casos y condiciones siguientes:
a) A las personas que por sus conocimientos especiales hayan sido contratadas por
alguna autoridad pública o universitaria o por particulares, para el desempeño de tareas
no corrientes, las que deberán ejercer sus actividades exclusivamente en lo
indispensable para el cumplimiento de sus contratos.
b) A las personas que al entrar en vigencia el Decreto – Ley 29/62 estuvieran
desempeñando en propiedad, cargos, funciones o comisiones propias de las profesiones
que esta Ley reglamenta, solamente mientras permanezcan en el cargo y exclusivamente
para el mismo.
c) A las personas que a juicio del Consejo Profesional, formulado en base a pruebas o
antecedentes satisfactorios, puedan desempeñar en casos excepcionales y con carácter
precario, alguna función técnica en sitios en que no haya o sean insuficientes los
profesionales en condiciones legales. Las licencias serán acordadas por un período
máximo de un año, renovables a juicio del Consejo. Después de diez renovaciones
consecutivas, estas personas tendrán derecho a la habilitación definitiva para ejecutar las
tareas que se les autorizó.
Al mencionar el alcance de las funciones a que habilitan los
títulos enumerados menciona la norma:
a) Para los profesionales universitarios las competencias que determinen las
universidades o institutos que los expidieron o revalidaron, o las autoridades que
los reconocieron o expendieron.
b) En todos los casos el ejercicio profesional individual deberá consistir única y
exclusivamente, en la ejecución personal de los actos enunciados en el artículo
2°, pudiendo el profesional emplear la colaboración de ayudantes, solamente en
tareas que puedan ser íntegramente controladas por el mismo, quedando
expresamente prohibida la prestación de la firma profesional.
El ejercicio profesional realizado por reparticiones públicas de cualquier
clase, empresas, sociedades o particulares no habilitados, sólo podrá efectuarse bajo la
dirección técnica inmediata de un profesional que haya llenado las condiciones
establecidas en el artículo 4° y en la especialidad y categoría correspondiente.
Las disposiciones sobre el ejercicio profesional, decláranse de orden
público y nulo todo convenio o pacto que las contravengan, así como los contratos y
nombramientos para cargos, empleos o comisiones, hechos por cualquier autoridad, en
contraposición a aquellas disposiciones.
DE LAS INCOMPATIBILIDADES
Artículo 12° – Los profesionales pertenecientes a reparticiones públicas tendrán las
siguientes incompatibilidades, además de las propias e inherentes a cada cargo, y de las
que pudieran existir a juicio del Consejo Profesional:
a) El desempeño de un cargo público con la ejecución, tramitación, dirección y demás
actuaciones profesionales en trabajos particulares que tengan relación directa con la
municipalidad o repartición provincial a que pertenezca el profesional.
b) El desempeño de un cargo público con la contratación y/o dirección de obras,
asesoramientos, ejecución de proyectos o cualquier otro trabajo profesional encarado
por el poder público a que pertenezca el profesional.
c) El desempeño de funciones técnicas en organizaciones, empresas o para particulares
que tengan a su cargo la prestación de servicios al poder público al cual pertenezca el
profesional.
Artículo 13° – Es incompatible para cualquier matriculado, el ejercicio profesional
simultáneo, destinado a particulares con intereses opuestos, sin el consentimiento
expreso de los comitentes.
Es importante destacar que se entiende en la normativa por DEL
USO DEL TITULO, ya que según el Artículo 14° es toda manifestación que permita
referir a una o más personas, la idea del ejercicio de alguna de las profesiones regidas
por la presente Ley, tal como el empleo de términos como academia, estudio, instituto,
asesoría, cálculo, proyectos, planos, mensuras u otros similares, en avisos, leyendas,
chapas, dibujos, carteles, membretes, emisiones orales, radiofónicas, etc.
Artículo 15° – El uso del título propio de los profesionales objeto de la presente Ley,
estará sometido a las normas siguientes:
a) Sólo será permitido a las personas de existencia visible que lo posean y que hayan
cumplido los requisitos que esta Ley exige para su ejercicio.
b) En las asociaciones, sociedades o cualquier clase de agrupación de profesionales
entre sí o con otras personas, corresponderá individualmente a cada uno de los
profesionales y en las denominaciones que adopten las mismas, no se podrá hacer
referencia a títulos profesionales si no lo poseen la totalidad de sus componentes y en la
especialidad y categoría a que se haga referencia.
c) En todos los casos deberá determinarse con precisión el título de que se trata,
excluyendo toda posibilidad de error o duda al respecto.
La defensa del COPAIPA ante el uso indebido de titulo surge del
Artículo 17° por que ell Consejo Profesional querellará según lo establecido por el
artículo 247 del Código Penal a la persona que se arroge un título de cualquiera de las
profesiones sin poseerlo.
Siendo un código normativo de derechos y deberes nomina en su
artículo 18° que la violación a la Ley y demás reglamentos que se dicten, será
reprimida por el Consejo Profesional, el que podrá aplicar las siguientes correcciones
disciplinarias:
a) Advertencia.
b) Amonestación privada.
c) Censura pública.
d) Multas de 500,00 a 50.000,00 pesos Ley 18.188.
e) Suspensión en el ejercicio profesional hasta dos años.
f) Cancelación de la matrícula.
Las penas previstas en los puntos a), b) y c) sólo darán recurso de revocatoria ante el
mismo Consejo Profesional; las previstas en los puntos d), e) y f) tendrán recurso de
apelación ante el Poder Judicial en el término de cinco días hábiles.

DE LA MATRICULA PROFESIONAL: Es requisito indispensable para el ejercicio


profesional tener vigente la correspondiente matrícula, la que se renovará a cada año
mediante el pago de un derecho a fijar por el Consejo Profesional.
El profesional a quien se niegue la inscripción en la matrícula, o aquel
cuya matrícula hubiese sido cancelada, tendrá recurso de apelación ante el Poder
Judicial, el que deberá interponerse dentro del término de cinco días de notificada la
resolución.
Entre las funciones del CONSEJO PROFESIONAL se encuentran :
1) Vigilar el cumplimiento fiel de la presente Ley y demás disposiciones que se dicten
reglamentando el ejercicio profesional de la Agrimensura, Arquitectura, Ingeniería y
Profesiones Afines, ejercitando todas las acciones administrativas, judiciales o de
cualquier naturaleza que correspondan a ese fin.
2) Someter a la aprobación del Poder Ejecutivo el dictado y las modificaciones de los
proyectos de leyes y decretos de la materia que se hiciesen necesarias, así como las
correspondientes reglamentaciones.
3) Dictar las instrucciones generales que exija el cumplimiento de esta Ley y demás
disposiciones de la materia.
4) Dictar el Código de Etica Profesional.
5) Actualizar periódicamente, por sí, los coeficientes fijos o aquellos valores expresados
en unidad monetaria del arancel, de acuerdo a los índices oficiales de variaciones del
costo de la vida.
6) Llevar los registros profesionales y crear el registro de sociedades profesionales,
reglamentando su funcionamiento.
7) Extender las matrículas profesionales estableciendo en cada caso el alcance y límite
del ejercicio profesional a que da derecho la matrícula extendida.
8) Confeccionar los padrones profesionales en base a las matriculas vigentes de cada
profesión.
9) Aplicar las penalidades que establece la Ley y las que establezcan los reglamentos,
códigos de ética profesional y demás disposiciones de la materia e imponer las costas
que dichas actuaciones ocasionaran.
10) Acusar, querellar y representar en juicio en los casos de uso indebido de títulos.
11) Dictaminar sobre los honorarios profesionales que deban ser fijados por autoridades
públicas o en caso de distinta interpretación de los aranceles vigentes.
12) Resolver los casos de incompatibilidad.
14) Convocar a elección anual para elegir los reemplazantes de los miembros que
terminan su mandato.
15) Administrar los fondos que ingresen al Consejo y designar el personal necesario
para su funcionamiento.
16) Convocar la asamblea anual de matriculados, a cuya consideración someterá la
memoria anual y el balance.
17) Mantener a disposición de los interesados, un libro de denuncia sobre transgresiones
o incumplimientos de las reglamentaciones profesionales.
18) Integrar organismos que reúnan a instituciones similares y designar representantes
ante los mismos. Participar en Congresos y Conferencias de carácter nacional o
internacional.
19) Apoyar económicamente actuaciones de extensión técnica y cultural que desarrollen
las asociaciones profesionales.
20) Opinar sobre asuntos de interés de una o más especializaciones profesionales.
22) Realizar todos los demás actos que sean conducentes al cumplimiento de sus fines,
atribuciones y deberes.
Su órgano ejecutivo de gobierno se constituye por ocho miembros,
seis de categoría universitaria y dos de profesiones técnicas no universitarias. Entre las
de categoría universitaria deberá haber uno, por lo menos, con título de cada una de las
siguientes disciplinas: Agrimensura, Ingeniería Civil, y otro por las restantes
Ingenierías registradas en el padrón.
Los miembros titulares, e igual número de suplentes son elegidos por voto
secreto y obligatorio de los profesionales empadronados en su categoría, duran dos
años en su mandato , pudiendo ser reelectos, contando con tres años de antigüedad en la
matrícula dos años de residencia inmediata en la provincia de Salta, no ser deudor
moroso del Consejo ni de su Obra Social, carecer de sanciones por falta de ética o
profesionales graves en los diez años anteriores a su incorporación al cuerpo y no tener
sentencia judicial en su contra que haga inconveniente su incorporación al Consejo a
juicio de los dos tercios de sus miembros.
Las autoridades son presidente, un vicepresidente y un secretario de
categoría universitaria y un tesorero, un pro-tesorero y un pro-secretario elegidos entre
los miembros de ambas categorías; todos a simple mayoría de sufragios,siendo carga
pública y desempeño “ad-honorem”.

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