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La Sala considera necesario aclarar que, en casos como el que hoy la ocupa, la
responsabilidad de la administración no se compromete, exclusivamente, cuando
el daño ha sido causado como consecuencia de una falla en el servicio. En
efecto, bien podría haberse desarrollado de manera impecable la función de apoyo
a la justicia por parte del Departamento Administrativo de Seguridad y, sin
embargo, causarse a un particular un daño que, por su gravedad y anormalidad,
resultara antijurídico, siendo procedente, entonces, ordenar la indemnización
correspondiente. Es bien sabido que el Estado cuenta con mecanismos para
lograr la captura de personas requeridas por los jueces, mediante órdenes
proferidas dentro de los procesos adelantados para investigar los delitos. A ello se
refiere, precisamente, el apoderado de la parte demandada, cuando expresa que
el director del D.A.S. tiene facultades legales para ofrecer recompensas a los
ciudadanos que colaboren en el cumplimiento de dicha labor, proporcionando
información, y para publicarlas, a fin de darlas a conocer a toda la ciudadanía. Sin
embargo, es evidente que tales órdenes se producen, generalmente, en etapas
previas a la expedición de la sentencia respectiva y, por lo tanto, cuando no existe
prueba definitiva sobre la responsabilidad del procesado, por lo cual puede
resultar demostrada posteriormente, en el mismo proceso y con fundamento en la
práctica de nuevas pruebas, la inocencia de la persona requerida. Es ésta la
razón por la cual, en algunos eventos, a pesar de la legalidad de la actuación
judicial, la misma puede dar lugar a la responsabilidad del Estado, cuando se ha
causado a un particular un daño antijurídico. Y dadas ciertas condiciones, también
puede resultar comprometida la responsabilidad del organismo que ha apoyado al
juez en el cumplimiento de sus decisiones, ejecutando sus propias acciones.
Deberá, entonces, el fallador determinar, en cada caso concreto, si el daño
causado al ciudadano es de tal manera anormal e injusto que no esté obligado a
soportarlo y constituya, por lo tanto, un daño indemnizable. En el caso concreto
se encuentra demostrado que los días 16 y 17 de enero de 1992, importantes
noticieros de televisión, tanto nacionales como de la localidad de Cali, informaron
que el director del Departamento Administrativo de Seguridad presentó ante los
medios de comunicación fotografías y retratos hablados de las personas
identificadas como posibles autores de la masacre ocurrida en Caloto (Cauca), en
el mes de diciembre anterior. Entre ellas, se mencionó especialmente al
demandante, quien fue presentado como autor intelectual del hecho y cuya
fotografía fue publicada en tales noticieros, con la advertencia de que la entidad
citada ofrecía una recompensa a quien suministrara información que permitiera su
captura. Está demostrado, adicionalmente, que la investigación penal respectiva
era adelantada por el Juzgado Octavo de Instrucción Criminal del Cauca,
despacho que ordenó, el 26 de diciembre de 1991, la captura del demandante, y
revocó dicha decisión el 31 de enero del año siguiente, disponiendo, en su lugar,
la captura de Gilberto Márquez Quintero, identificado con cédula de ciudadanía
No. 6.377.981 de Palmira. De igual manera, se encuentra acreditado que el
demandante no fue vinculado, con posterioridad, al mismo proceso. Lo anterior se
desprende de la certificación expedida por el Juez Penal del Circuito Especializado
de Popayán, en cuyo despacho se encuentra actualmente el expediente
respectivo. Este hecho resulta fundamental para la Sala, en la medida en que
permite establecer la antijuridicidad del daño sufrido por el demandante, la cual se
deriva, en este caso, en gran parte, de la injusticia de la acusación, que resulta,
entonces, claramente acreditada. En efecto, si se tiene en cuenta que el
demandante no tuvo participación alguna en la masacre cometida en el municipio
de Caloto, Cauca, el 16 de diciembre de 1991, se concluye que no estaba
obligado a soportar el perjuicio causado como consecuencia de la publicación de
la noticia según la cual el D.A.S. lo había presentado ante la opinión pública como
posible autor intelectual de dicha masacre. Otro elemento cuyo análisis resulta
importante, en orden a establecer la antijuridicidad del perjuicio reclamado, lo
constituye la anormalidad del padecimiento sufrido, la cual, en opinión de la Sala,
se encuentra también suficientemente establecida. Al respecto, debe tomarse en
consideración que la noticia –en la que, como se vio, se incluyó la fotografía del
demandante– fue publicada en los diarios de mayor importancia y circulación en el
país y en la ciudad de Cali, así como en los noticieros de televisión de mayor
audiencia, donde se explicó que la información respectiva fue suministrada por el
director del Departamento Administrativo de Seguridad, en ese entonces, el señor
Fernando Brito Ruiz, persona que, dada la importancia del cargo que ocupaba,
gozaba de credibilidad entre la ciudadanía. Estas circunstancias dieron lugar, sin
duda, a que se generara un fuerte impacto en la opinión pública y, por lo tanto,
una grave afectación de la imagen y el prestigio de la persona destinataria de las
acusaciones formuladas. Por lo demás, tales acusaciones estaban referidas a la
participación del demandante, como autor intelectual, en un hecho que, por su
atrocidad, había conmovido a la sociedad entera y que, por su ocurrencia reciente,
estaba en la memoria de sus miembros, que esperaban los resultados de las
investigaciones adelantadas por las autoridades. No cabe duda, entonces, de que
el demandante sufrió un daño antijurídico, como consecuencia de la acción del
Departamento Administrativo de Seguridad.
En relación con la naturaleza del perjuicio causado, la Sala advierte que se solicitó
en la demanda la indemnización de los perjuicios materiales y morales sufridos por
el demandante. Encontró el a quo demostrado sólo el daño moral sufrido y
condenó a la entidad demandada al pago de la suma solicitada, esto es, el valor
equivalente a mil gramos de oro. La Sala considera apropiada la condena
impuesta por el tribunal; sin embargo, es importante aclarar que, en el presente
caso, el demandante sufrió, a más de un daño moral, un daño a la vida de
relación, y respecto de la solicitud de indemnización de ambos rubros, bien podía
el fallador encontrarla en la demanda, haciendo uso de sus facultades
interpretativas. En efecto, aunque en ella sólo se solicita la indemnización del
daño extrapatrimonial de carácter moral, al presentarse los hechos que sirven de
fundamento a las pretensiones, se alude no sólo al estado de zozobra, angustia y
temor generado en el demandante –que supone la existencia de padecimientos
que constituyen, sin duda, afecciones directas a los sentimientos y
consideraciones íntimos del ser humano, y que generan, por lo tanto, un típico
daño moral–, sino a la necesidad que tuvo, como consecuencia de tal estado, de
separarse de su esposa y su hijo recién nacido, cambiando de domicilio durante
algún tiempo, así como a la violación de su derecho a la honra. Estos últimos
hechos dan lugar a la existencia de un daño extrapatrimonial diferente del moral,
que rebasa la esfera interna del individuo y se sitúa en su vida de relación. En el
caso que ocupa a la Sala, resulta evidente que el demandante sufrió tanto daño
moral como daño a la vida de relación. Las afectaciones que constituyen el
primero han sido explicadas con anterioridad y se refieren, especialmente, a la
preocupación, el temor y la angustia que le produjo el hecho de ser acusado
públicamente de haber participado, como autor intelectual, en la comisión de un
delito tan grave como lo fue la masacre de Caloto, ocurrida el 16 de diciembre de
1991. Pero la misma publicación generó, para el demandante, una grave
afectación extrapatrimonial en su vida exterior. Varios de los testigos se refieren,
por una parte, al hecho de que su primer hijo acababa de nacer, cuando se
produjeron las publicaciones citadas, y a la necesidad en que se vio Márquez
Henao de separarse de él y de su esposa, mientras se aclaraba la situación, dado
que temía por su vida. Algunos se refieren, inclusive, a llamadas amenazantes
recibidas en su casa. Lo anterior implicó, sin duda, una alteración importante de su
vida de relación y concretamente de sus relaciones familiares y sociales, que se
vieron suspendidas por un período determinado. Adicionalmente, mencionan
algunos testigos la afectación sufrida por el demandante en su derecho a la honra,
afectación que también puede inferirse, en este caso, con fundamento en el
contenido y el grado de difusión de las publicaciones efectuadas, teniendo en
cuenta que aquél, conforme se encuentra establecido en el proceso, había sido
siempre considerado por sus allegados y conocidos como una persona íntegra,
correcta y trabajadora, incapaz de cometer un acto tan atroz como el que se el
imputaba. Si bien en este caso no puede considerarse que exista responsabilidad
de los medios de comunicación, que, como se ha demostrado, se limitaron a
publicar una noticia cierta, esto es, el contenido del informe del Departamento
Administrativo de Seguridad, es claro que la argumentación expuesta por la Corte
Constitucional en sentencia T-512 del 9 de septiembre de 1992, es pertinente
para comprender la vulneración que se produjo en el derecho a la honra del
demandante, que resulta imputable a la citada entidad estatal, la cual, a través de
dichos medios, difundió la información. En lo que atañe a la reparación del
perjuicio y tratándose, concretamente, de la vulneración del derecho a la honra, se
ha aceptado que ella se realiza mediante la rectificación efectuada por quien
distribuyó la información errónea, utilizando los mismos medios y con una difusión
similar. Así las cosas, habría sido procedente, en principio, ordenar que la
rectificación se efectuara en debida forma, por parte del director del D.A.S.; sin
embargo, para efectos de establecer el contenido de la condena por imponer, el
juez debe buscar, en cada caso, el mecanismo que, de mejor manera, garantice la
reparación del daño causado, y en el que hoy se resuelve, es necesario tomar en
consideración que la rectificación debe efectuarse, normalmente, dentro de un
período determinado, a fin de garantizar la compensación efectiva del perjuicio,
dado que, cuando ha pasado mucho tiempo, el recuerdo de un hecho que ha
dejado de ser actual podría tener en la ciudadanía un efecto contraproducente.
Los hechos objeto del presente proceso ocurrieron hace casi nueve años, de
manera que, en opinión de la Sala, la condena en dinero constituye la solución
más apropiada.
Nota de Relatoría: Ver sentencia del 19 de julio, expediente 11842, Ponente: Alier
Hernández Enriquez.
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN TERCERA
Radicación: 11413
I. ANTECEDENTES:
f. Esa noche y durante los días siguientes, Gilberto Márquez Henao vivió
una "pesadilla". Se presentaron llamadas "incógnitas" a las casas de sus
familiares, por personas que se hacían pasar por agentes que exigían su
presencia inmediata en la Policía, en la Sijín y en el D.A.S. Algunas
llamadas eran insultantes, otras amenazantes, lo que desbordó la
"resistencia" de la familia. La zozobra y la angustia se apoderaron de sus
miembros, "y fue así cómo un hombre tranquilo, de vida apacible y normal
se convirtió en el criminal más detestable, pues ese genocidio al decir de
muchos no tiene antecedentes en la historia de Colombia".
Lo que hizo el director del D.A.S. fue METER A LA BRAVA A... GILBERTO
MÁRQUEZ HENAO EN LA DESCRIPCIÓN QUE LE HABÍA SIDO
SUMINISTRADA POR EL JUZGADO 8o DE INSTRUCCIÓN DE CALOTO,
PUES LO IMPORTANTE ERA ENCONTRAR CUALQUIER (sic) PERSONA
PARA ACALLAR EL CLAMOR NACIONAL QUE EXIGÍA JUSITICIA",
poniendo en la picota pública a un ciudadano de bien.
Sobre el fondo del asunto, consideró que, con fundamento en los testimonios
que obran en el proceso, se puede concluir que el D.A.S. se abstuvo de capturar
al señor Márquez Henao, al verificar que sus rasgos morfológicos y sus
características personales y profesionales no coincidían con la descripción
contenida en la orden del juzgado octavo de orden público.
Manifestó, además, que si los funcionarios del D.A.S. que visitaron al señor
Márquez Henao en el mes de diciembre no le comunicaron a sus superiores o al
citado juez lo que acababan de verificar, debe concluirse que actuaron con
absoluto desdén, en relación con los intereses de una persona inocente. Agregó
que si bien es cierto que el D.A.S. debe auxiliar a la justicia, no debe hacerlo como
un ente pasivo, ya que estando en capacidad de detectar las inconsistencias de
una orden judicial, como ocurrió en este caso, es inexcusable que se limitara su
director a repetir "la actuación errónea", en su afán de tranquilizar a la opinión
pública, que justamente conmovida, reclamaba medidas de la autoridad en
relación con la masacre de Caloto. Concluyó, entonces, que está demostrada la
falla del servicio
Indicó que si la rueda de prensa ofrecida por el director del D.A.S. tenía por
objeto publicar el ofrecimiento de una recompensa, debió actuar con mucho
cuidado al verificar la información correspondiente. Así, poco importa quién
suministró la fotografía a los medios de comunicación, si lo hizo el mismo D.A.S o
si éstos la obtuvieron de la Registraduría Nacional, ya que es claro que la noticia
la divulgó Fernando Brito Ruiz, director del D.A.S..
Por otra parte, expresó que cuando dicho señor tuvo conocimiento de su
eventual vinculación al proceso penal, se ocultó, en vez de acudir ante las
autoridades competentes, para aclarar su situación. En su lugar, se presentó su
hermano Guillermo Márquez Henao, para concertar la forma y términos en que
aquél se presentaría ante las autoridades (folios 196 a 201).
V. CONSIDERACIONES:
"El DAS asegura que éstas son las personas responsables de la masacre
de Caloto, en el norte del Cauca.. La persona que aparece en esta foto y
que corresponde supuestamente al abogado Gilberto Márquez Henao habla
esta noche en Noti 5 y asegura que hay una grave confusión".
Por otra parte, se presenta una entrevista de Fernando Brito Ruiz, director
del DAS, quien expresa:
12. En el mismo video aparece una grabación del noticiero Noti 5, en la que
se informa que la foto que divulgó el DAS corresponde a un ingeniero mecánico, y
no a un abogado. Se presentan, luego, declaraciones del señor Rodrigo Salazar,
director de la Asociación Colombiana Popular de Industriales ACOPI, quien
manifiesta que está plenamente seguro de que Gilberto Márquez Henao es un
hombre integérrimo, incapaz de cometer un delito, y que el DAS se precipitó.
13. Contiene también el citado video una grabación del noticiero QAP,
correspondiente a la emisión del 20 de enero de 1992, donde se hace referencia al
"calvario de un inocente". Se explica lo sucedido a Gilberto Márquez Henao y se
dice que fue voluntariamente ante las autoridades el viernes anterior, esto es, el
17 de enero, y ese mismo día el DAS ofreció una millonaria recompensa por el
suministro de información que permitiera su captura. Se agrega que el director del
DAS, Fernando Brito Ruiz, manifestó al noticiero que "fue un desafortunado caso
de homonimia".
"Se trata del abogado Gilberto Márquez Henao, de 55 años de edad, natural
de Cali, ciudad en donde ejerce su profesión, representante legal de la
mencionada firma y quien amenazó a los ocupantes de la finca.
(...)
Las autoridades indicaron que Márquez aparece como la persona que hizo
una serie de visitas previas a El Nilo en compañía de un grupo de hombres
armados para presionar a los indígenas al desalojo.
Anoche Márquez, en diálogo con EL TIEMPO, dijo que "soy una persona de
Cali conocida ampliamente aquí, no soy abogado, ni tengo 54 años sino 41.
Mi foto está apareciendo como autor intelectual de una masacre y eso lo
está diciendo una foto, pero yo que soy una persona conciente, puedo
declarar que no tengo que ver absolutamente nada con es (sic) asunto allí
(sic)".
(...)
19. El mismo día, el diario El País, de la ciudad de Cali (folio 4 del cuaderno
1), publicó en primera página una noticia titulada: "Por masacre de Caloto ordenan
seis capturas". Allí mismo se expresa que la determinación fue anunciada el día
anterior por el director del Departamento Administrativo de Seguridad D.A.S.,
Fernando Brito Ruiz, quien ofreció como recompensa 1 millón de pesos a quien
suministre información que conduzca a la aprehensión de los implicados, durante
una rueda de prensa. Se precisó que entre los "presuntos sindicados" se
encuentra un abogado.
"El director del DAS, Fernando Brito Ruiz, dio a conocer ayer la
identificación de los autores materiales de la masacre en la finca El Nilo,
jurisdicción de Caloto, Cauca, sucedida el pasado 16 de diciembre de 1991
con un saldo de 20 indígenas muertos.
"Tengo órdenes impartidas por las autoridades judiciales del país, que han
dispuesto la captura de las siguientes personas:... Gilberto Márquez Henao,
identificado con la cédula de ciudadanía número 14.971.802 de Cali, Valle,
individuo canoso de aproximadamente 54 años de edad, trigueño claro, alto
y robusto, quien dice ser abogado con oficina en el Edificio Zaccour de la
ciudad de Cali, ubicada (sic) en el Parque Cayzedo de la misma
ciudad..."...".
Se indicó también que el ingeniero afirmó que no tenía nada que ver con el
asunto y agregó: "temo por mi vida pues no han de faltar personas con oscuras
intenciones que obrando precipitadamente, me ocasionen daños irreparables".
Además, se declaró dispuesto a colaborar con las autoridades para esclarecer el
asunto.
A las seis de la tarde del viernes pasado, se encontró a boca de jarro con
su fotografía en un noticiero de televisión como el abogado implicado en la
matanza de indígenas, al nororiente del Cauca.
(...)
(...)
"Al parecer, según medios de prueba que ha logrado acumular el DAS, uno
de los responsables de la matanza ocurrida en Caloto, Cauca, en donde
veinte indígenas fueron asesinados, es un abogado de 51 años que con
anterioridad estuvo amenazando a los indígenas.
Lo más serio del caso es que el DAS, sin tomarse el trabajo de algunas
verificaciones elementales, empezó a distribuir sin mayores reticencias la
fotografía de este profesional ajeno a los hechos. Ni tanta lentitud, ni tanta
precipitación, ha debido ser la norma, para no colocar bajo riesgo la
seguridad de estas personas que también resultaron contándose como
verdaderas víctimas".
24. El mismo día, el diario El País, de Cali, publicó en su página C8, una
noticia, bajo e titular ""Se equivocaron conmigo", dice el ingeniero Márquez. Afirma
no ser la persona buscada por masacre". Allí se publicó una foto grande de
Guillermo Márquez Henao, se presentaron las explicaciones ofrecidas por él a la
prensa sobre la injusticia de la sindicación hecha en su contra, y se citaron
declaraciones suyas en el siguiente sentido: "No puedo salir a hacer mis negocios
con entera libertad, porque me mantengo en un estado de zozobra; hay
recompensa por informes sobre los sindicados de ese hecho y, también, los
implicados en él podrían hacer algo para crear más confusión..." (folio 15 del
cuaderno 1).
(...)
...El doctor Fernando Britto, a nombre del DAS y del gobierno, tiene la
obligación de visitarlo, presentarle un millón de excusas y luego invitarlo a
almorzar. Que la invitación no la pague el DAS, que la pague de su bolsillo
el Dr. Britto, que fue a quien le metieron el "embuchado"...".
26. La parte demandada aportó al proceso fotocopia simple del oficio 0545
del 23 de enero de 1992, por el cual la Registraduría Nacional del Estado Civil
informó al jefe de la División de Inteligencia del DAS, en respuesta a lo solicitado
el 22 de enero de ese mismo año, lo siguiente: "Unico en el archivo MARQUEZ
HENAO GILBERTO cédula de ciudadanía número 14.971.802 expedida en Cali
(Valle) el 11-Jul-72" (folio 37 del cuaderno 1).
Y agregó:
"Me consta que fue sindicado inicialmente por el aparato represivo del
Estado de ese genocidio ya que cuando iba a ser capturado su hermana
Lucía Márquez me llamó... para que... interviniera por (sic) los medios de
comunicación a fin de que éstos enteraran a la opinión pública y a las
autoridades de la forma integérrima como ha actuado siempre GILBERTO
MARQUEZ. Así lo hice y logramos que EL PAIS, periódicos de Bogotá y
medios de comunicación radiales y televisiva (sic) explicaran quién era
Gilberto Márquez y demostraran que era una confusión puesto que Gilberto
a más de ser un excelente técnico en maquinaria industrial era y es un
hombre pacífico y un ciudadano ejemplar".
Al respecto, agregó:
"...siendo una persona alegre, muy amigable, muy unida al sector de las
artes gráficas, se convirtió en una persona excesivamente tímida,
introvertida y enfermiza.
(...)
(...)
Y agregó:
"El primer efecto que notamos en Gilberto que (sic) acto seguido a este
hecho, él entra en un estado de nervios que lo hace prácticamente inútil a
cualquier actividad como ingeniero... debido además a que tiene que
dedicar todo su tiempo a aclarar su situación a defenderse... El primer hijo
del matrimonio de la pareja MARQUEZ, llevaba sólo días de nacido al
momento que se presenta (sic) esas circunstancias, las cuales generaron
también un estado altamente nervioso en la señora Jenny de Márquez, que
obviamente afeta (sic) todo el entorno, afecta al recién nacido, al esposo le
agrava más su situación, yo soy testigo de esas circunstancias; la familia
Márquez tuvo que refugiarse en casas de familiares no sólo por el deterioro
de su situación económica sino en búsqueda de apoyo emocional y
protección de parte de su familia."
"La aclaración de la situación del Ingeniero Márquez, por parte del Doctor
Brito, nunca se produjo en la misma forma ni con el mismo despliegue con
que fue causado... Y hasta el día de hoy a pesar de que soy un buen lector
de periódicos, leo tres periódicos diarios y veo todos los noticieros, no se
produce un despliegue publicitario que aclare un error de esa naturaleza y
mucho menos... se ha producido una compensación... de todos los daños
morales, materiales, profesionales, familiares, sicológicos causados".
Por otra parte, no puede olvidarse que uno de los objetivos principales de la
divulgación de la noticia lo constituyó la publicación del ofrecimiento de
recompensas a quienes colaboraran con el suministro de información que facilitara
la captura de las personas buscadas, función que, como lo recalca la propia
entidad demandada, le correspondía a su director, conforme a la ley.
Adicionalmente, es obvio que para la efectividad de la colaboración ciudadana,
resultaba muy importante la presentación pública de las fotografías. Por lo demás,
debe advertirse que no hay indicio alguno de que el señor Brito Ruiz hubiera
solicitado rectificación a los medios de comunicación, por haber divulgado una
información falsa, al presentar el informe citado, como proveniente del D.A.S..
Considera la Sala, entonces, que la entrega por parte del D.A.S. a los
medios de comunicación de un informe en el que se mencionaba a Gilberto
Márquez Henao como posible autor intelectual de la masacre de Caloto, y se
incluía su fotografía, constituyó un acto negligente. En efecto, contaba esta
entidad con información suficiente para considerar que, posiblemente, la orden de
captura se había librado contra una persona equivocada, o se trataba de un
homónimo.
Es bien sabido que el Estado cuenta con mecanismos para lograr la captura
de personas requeridas por los jueces, mediante órdenes proferidas dentro de los
procesos adelantados para investigar los delitos. A ello se refiere, precisamente,
el apoderado de la parte demandada, cuando expresa que el director del D.A.S.
tiene facultades legales para ofrecer recompensas a los ciudadanos que colaboren
en el cumplimiento de dicha labor, proporcionando información, y para publicarlas,
a fin de darlas a conocer a toda la ciudadanía. Sin embargo, es evidente que tales
órdenes se producen, generalmente, en etapas previas a la expedición de la
sentencia respectiva y, por lo tanto, cuando no existe prueba definitiva sobre la
responsabilidad del procesado, por lo cual puede resultar demostrada
posteriormente, en el mismo proceso y con fundamento en la práctica de nuevas
pruebas, la inocencia de la persona requerida. Es ésta la razón por la cual, en
algunos eventos, a pesar de la legalidad de la actuación judicial, la misma puede
dar lugar a la responsabilidad del Estado, cuando se ha causado a un particular un
daño antijurídico.[*] Y dadas ciertas condiciones, también puede resultar
comprometida la responsabilidad del organismo que ha apoyado al juez en el
cumplimiento de sus decisiones, ejecutando sus propias acciones. Deberá,
entonces, el fallador determinar, en cada caso concreto, si el daño causado al
ciudadano es de tal manera anormal e injusto que no esté obligado a soportarlo y
constituya, por lo tanto, un daño indemnizable. Procede la Sala en seguida a
hacer el análisis de este aspecto, en el caso concreto.
La misma noticia fue publicada en los periódicos más importantes del país,
de circulación nacional y en la ciudad de Cali. Allí también se divulgaron las
fotografías de las personas investigadas, entre ellas la de Gilberto Márquez
Henao, presentado como autor intelectual de la matanza, y se informó sobre la
recompensa ofrecida por el D.A.S.
FALLA:
*
Ver, al respecto, las sentencias proferidas por esta Sala el 18 de septiembre de 1997,
expediente 11.754, y el 27 de septiembre de 2000, expediente 11.601.
*
Este aspecto ha sido tenido en cuenta por la Corte Constitucional en varias ocasiones, para
establecer la existencia de un estado de indefensión por parte de quien solicita la tutela de su
derecho a la honra, frente a personas que, gozando de una cierta posición de supremacía social,
difunden informaciones en su contra. Ver, entre otras, sentencia T-697 del 6 de diciembre de 1996.
Igualmente, dicha corporación se ha referido a la facilidad con que se puede causar daño mediante
la difusión de informaciones a través de los medios de comunicación, dada, entre otros aspectos,
su extendida cobertura (Sentencia T-611 del 15 de diciembre de 1992).
*
Sentencia del 19 de julio de 2000, expediente 11.842, actor: José Manuel Gutiérrez
Sepúlveda y otros.
*
Sentencia T-512 del 9 de septiembre de 1992.
*
Sentencia T-332 del 12 de agosto de 1993.