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FALLA DEL SERVICIO DEL DAS - Publicación de informe errado en prensa

hablada, escrita y televisada / MASACRE DE CALOTO / INFORMACIONES DE


PRENSA - Contenido constituye un indicio respecto de la fuente de la
información / RESPONSABILIDAD DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN -
Inexistencia / HOMONIMO

Con fundamento en la lectura de la demanda, resulta claro que se pretende, en


este proceso, la indemnización del perjuicio sufrido por Gilberto Márquez Henao,
como consecuencia de las publicaciones efectuadas, en los principales diarios y
telenoticieros del país, los días 16 y 17 de enero de 1992. En dichas
publicaciones, se presenta el contenido de un informe que, según se afirma en
todas ellas, fue suministrado por el Departamento Administrativo de Seguridad, y
concretamente por el director de dicho organismo en esa época, el doctor
Fernando Brito Ruiz. Se divulga la fotografía del demandante, así como su
número de cédula, y se dice que el mismo figura, en el informe citado, como
posible autor intelectual de la masacre de indígenas cometida en el Municipio de
Caloto, Cauca, el 16 de diciembre de 1991. Debe decirse que el daño reclamado
no provino directamente de la expedición de la orden de captura contra el
demandante, por parte del citado despacho judicial, sino de la divulgación de la
información sobre la identificación de los posibles autores de la masacre, en los
principales medios de comunicación, en la forma antes indicada. En efecto, fue a
consecuencia de tal divulgación que se afectó la vida personal y social del
demandante, dado que, por la trascendencia del hecho cuya autoría se le
imputaba, así como la amplísima cobertura de los medios a través de los cuales
se hizo la publicación, se propició la formación de una idea errónea en la opinión
pública; se puso en peligro, además, la vida del demandante, y se afectaron su
tranquilidad y estabilidad familiar. Debe advertirse que si bien los periódicos y el
video que contiene las grabaciones de los noticieros constituyen documentos
privados que, en principio, sólo dan fe de los términos en que fue divulgada una
noticia, en este caso el contenido de las publicaciones constituye indicio suficiente
de que la información respectiva fue suministrada por el Departamento
Administrativo de Seguridad. En efecto, en todas ellas se indica la fuente y, en
varios de los noticieros grabados, se presentan declaraciones del director de dicha
institución, refiriéndose al mismo asunto. Por otra parte, no puede olvidarse que
uno de los objetivos principales de la divulgación de la noticia lo constituyó la
publicación del ofrecimiento de recompensas a quienes colaboraran con el
suministro de información que facilitara la captura de las personas buscadas,
función que, como lo recalca la propia entidad demandada, le correspondía a su
director, conforme a la ley. Adicionalmente, es obvio que para la efectividad de la
colaboración ciudadana, resultaba muy importante la presentación pública de las
fotografías. Debe descartarse de plano que exista, en este caso, responsabilidad
de los medios de comunicación, los cuales se limitaron a presentar una noticia de
cuya certeza no podían dudar, esto es, el contenido del informe del Departamento
Administrativo de Seguridad, con el despliegue que merecía, dado el interés
legítimo que tenía la ciudadanía en conocer los resultados de las investigaciones
adelantadas en relación con la Masacre de Caloto, así como la necesidad de
divulgar el ofrecimiento de recompensas por el director de dicha entidad. Así las
cosas, resulta claro que funcionarios del Departamento Administrativo de
Seguridad tuvieron conocimiento, desde el mismo día en que se profirió la orden
de captura contra el demandante, de que sus características físicas y sus
condiciones profesionales no coincidían con las de la persona contra la cual se
libró dicha orden. Adicionalmente, conocían su dirección y la de varios de sus
parientes. Considera la Sala, entonces, que la entrega por parte del D.A.S. a los
medios de comunicación de un informe en el que se mencionaba al demandante
como posible autor intelectual de la masacre de Caloto, y se incluía su fotografía,
constituyó un acto negligente. En efecto, contaba esta entidad con información
suficiente para considerar que, posiblemente, la orden de captura se había librado
contra una persona equivocada, o se trataba de un homónimo. Debe decirse,
además, que si la dirección del Departamento Administrativo de Seguridad no
conocía los resultados de las diligencias efectuadas en la ciudad de Cali, por sus
propios funcionarios, este hecho sólo evidencia una ausencia total de coordinación
interna, cuyas consecuencias, en este caso, resultaron funestas para el individuo
afectado. Al respecto, comparte esta Sala los argumentos expuestos por el a quo
en el fallo apelado.

FALLA DE LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA - Debe examinarse en cada


caso si se produjo un daño indemnizable / DAÑO ANTIJURIDICO - Acusación
injusta de participación en masacre

La Sala considera necesario aclarar que, en casos como el que hoy la ocupa, la
responsabilidad de la administración no se compromete, exclusivamente, cuando
el daño ha sido causado como consecuencia de una falla en el servicio. En
efecto, bien podría haberse desarrollado de manera impecable la función de apoyo
a la justicia por parte del Departamento Administrativo de Seguridad y, sin
embargo, causarse a un particular un daño que, por su gravedad y anormalidad,
resultara antijurídico, siendo procedente, entonces, ordenar la indemnización
correspondiente. Es bien sabido que el Estado cuenta con mecanismos para
lograr la captura de personas requeridas por los jueces, mediante órdenes
proferidas dentro de los procesos adelantados para investigar los delitos. A ello se
refiere, precisamente, el apoderado de la parte demandada, cuando expresa que
el director del D.A.S. tiene facultades legales para ofrecer recompensas a los
ciudadanos que colaboren en el cumplimiento de dicha labor, proporcionando
información, y para publicarlas, a fin de darlas a conocer a toda la ciudadanía. Sin
embargo, es evidente que tales órdenes se producen, generalmente, en etapas
previas a la expedición de la sentencia respectiva y, por lo tanto, cuando no existe
prueba definitiva sobre la responsabilidad del procesado, por lo cual puede
resultar demostrada posteriormente, en el mismo proceso y con fundamento en la
práctica de nuevas pruebas, la inocencia de la persona requerida. Es ésta la
razón por la cual, en algunos eventos, a pesar de la legalidad de la actuación
judicial, la misma puede dar lugar a la responsabilidad del Estado, cuando se ha
causado a un particular un daño antijurídico. Y dadas ciertas condiciones, también
puede resultar comprometida la responsabilidad del organismo que ha apoyado al
juez en el cumplimiento de sus decisiones, ejecutando sus propias acciones.
Deberá, entonces, el fallador determinar, en cada caso concreto, si el daño
causado al ciudadano es de tal manera anormal e injusto que no esté obligado a
soportarlo y constituya, por lo tanto, un daño indemnizable. En el caso concreto
se encuentra demostrado que los días 16 y 17 de enero de 1992, importantes
noticieros de televisión, tanto nacionales como de la localidad de Cali, informaron
que el director del Departamento Administrativo de Seguridad presentó ante los
medios de comunicación fotografías y retratos hablados de las personas
identificadas como posibles autores de la masacre ocurrida en Caloto (Cauca), en
el mes de diciembre anterior. Entre ellas, se mencionó especialmente al
demandante, quien fue presentado como autor intelectual del hecho y cuya
fotografía fue publicada en tales noticieros, con la advertencia de que la entidad
citada ofrecía una recompensa a quien suministrara información que permitiera su
captura. Está demostrado, adicionalmente, que la investigación penal respectiva
era adelantada por el Juzgado Octavo de Instrucción Criminal del Cauca,
despacho que ordenó, el 26 de diciembre de 1991, la captura del demandante, y
revocó dicha decisión el 31 de enero del año siguiente, disponiendo, en su lugar,
la captura de Gilberto Márquez Quintero, identificado con cédula de ciudadanía
No. 6.377.981 de Palmira. De igual manera, se encuentra acreditado que el
demandante no fue vinculado, con posterioridad, al mismo proceso. Lo anterior se
desprende de la certificación expedida por el Juez Penal del Circuito Especializado
de Popayán, en cuyo despacho se encuentra actualmente el expediente
respectivo. Este hecho resulta fundamental para la Sala, en la medida en que
permite establecer la antijuridicidad del daño sufrido por el demandante, la cual se
deriva, en este caso, en gran parte, de la injusticia de la acusación, que resulta,
entonces, claramente acreditada. En efecto, si se tiene en cuenta que el
demandante no tuvo participación alguna en la masacre cometida en el municipio
de Caloto, Cauca, el 16 de diciembre de 1991, se concluye que no estaba
obligado a soportar el perjuicio causado como consecuencia de la publicación de
la noticia según la cual el D.A.S. lo había presentado ante la opinión pública como
posible autor intelectual de dicha masacre. Otro elemento cuyo análisis resulta
importante, en orden a establecer la antijuridicidad del perjuicio reclamado, lo
constituye la anormalidad del padecimiento sufrido, la cual, en opinión de la Sala,
se encuentra también suficientemente establecida. Al respecto, debe tomarse en
consideración que la noticia –en la que, como se vio, se incluyó la fotografía del
demandante– fue publicada en los diarios de mayor importancia y circulación en el
país y en la ciudad de Cali, así como en los noticieros de televisión de mayor
audiencia, donde se explicó que la información respectiva fue suministrada por el
director del Departamento Administrativo de Seguridad, en ese entonces, el señor
Fernando Brito Ruiz, persona que, dada la importancia del cargo que ocupaba,
gozaba de credibilidad entre la ciudadanía. Estas circunstancias dieron lugar, sin
duda, a que se generara un fuerte impacto en la opinión pública y, por lo tanto,
una grave afectación de la imagen y el prestigio de la persona destinataria de las
acusaciones formuladas. Por lo demás, tales acusaciones estaban referidas a la
participación del demandante, como autor intelectual, en un hecho que, por su
atrocidad, había conmovido a la sociedad entera y que, por su ocurrencia reciente,
estaba en la memoria de sus miembros, que esperaban los resultados de las
investigaciones adelantadas por las autoridades. No cabe duda, entonces, de que
el demandante sufrió un daño antijurídico, como consecuencia de la acción del
Departamento Administrativo de Seguridad.

PERJUICIOS MORALES - Reconocimiento / DAÑO MORAL - Indemnización /


DAÑO A LA VIDA DE RELACION - Indemnización / DERECHO A LA HONRA -
Violación / RECTIFICACION - No siempre garantiza la reparación del daño
causado a la honra de una persona

En relación con la naturaleza del perjuicio causado, la Sala advierte que se solicitó
en la demanda la indemnización de los perjuicios materiales y morales sufridos por
el demandante. Encontró el a quo demostrado sólo el daño moral sufrido y
condenó a la entidad demandada al pago de la suma solicitada, esto es, el valor
equivalente a mil gramos de oro. La Sala considera apropiada la condena
impuesta por el tribunal; sin embargo, es importante aclarar que, en el presente
caso, el demandante sufrió, a más de un daño moral, un daño a la vida de
relación, y respecto de la solicitud de indemnización de ambos rubros, bien podía
el fallador encontrarla en la demanda, haciendo uso de sus facultades
interpretativas. En efecto, aunque en ella sólo se solicita la indemnización del
daño extrapatrimonial de carácter moral, al presentarse los hechos que sirven de
fundamento a las pretensiones, se alude no sólo al estado de zozobra, angustia y
temor generado en el demandante –que supone la existencia de padecimientos
que constituyen, sin duda, afecciones directas a los sentimientos y
consideraciones íntimos del ser humano, y que generan, por lo tanto, un típico
daño moral–, sino a la necesidad que tuvo, como consecuencia de tal estado, de
separarse de su esposa y su hijo recién nacido, cambiando de domicilio durante
algún tiempo, así como a la violación de su derecho a la honra. Estos últimos
hechos dan lugar a la existencia de un daño extrapatrimonial diferente del moral,
que rebasa la esfera interna del individuo y se sitúa en su vida de relación. En el
caso que ocupa a la Sala, resulta evidente que el demandante sufrió tanto daño
moral como daño a la vida de relación. Las afectaciones que constituyen el
primero han sido explicadas con anterioridad y se refieren, especialmente, a la
preocupación, el temor y la angustia que le produjo el hecho de ser acusado
públicamente de haber participado, como autor intelectual, en la comisión de un
delito tan grave como lo fue la masacre de Caloto, ocurrida el 16 de diciembre de
1991. Pero la misma publicación generó, para el demandante, una grave
afectación extrapatrimonial en su vida exterior. Varios de los testigos se refieren,
por una parte, al hecho de que su primer hijo acababa de nacer, cuando se
produjeron las publicaciones citadas, y a la necesidad en que se vio Márquez
Henao de separarse de él y de su esposa, mientras se aclaraba la situación, dado
que temía por su vida. Algunos se refieren, inclusive, a llamadas amenazantes
recibidas en su casa. Lo anterior implicó, sin duda, una alteración importante de su
vida de relación y concretamente de sus relaciones familiares y sociales, que se
vieron suspendidas por un período determinado. Adicionalmente, mencionan
algunos testigos la afectación sufrida por el demandante en su derecho a la honra,
afectación que también puede inferirse, en este caso, con fundamento en el
contenido y el grado de difusión de las publicaciones efectuadas, teniendo en
cuenta que aquél, conforme se encuentra establecido en el proceso, había sido
siempre considerado por sus allegados y conocidos como una persona íntegra,
correcta y trabajadora, incapaz de cometer un acto tan atroz como el que se el
imputaba. Si bien en este caso no puede considerarse que exista responsabilidad
de los medios de comunicación, que, como se ha demostrado, se limitaron a
publicar una noticia cierta, esto es, el contenido del informe del Departamento
Administrativo de Seguridad, es claro que la argumentación expuesta por la Corte
Constitucional en sentencia T-512 del 9 de septiembre de 1992, es pertinente
para comprender la vulneración que se produjo en el derecho a la honra del
demandante, que resulta imputable a la citada entidad estatal, la cual, a través de
dichos medios, difundió la información. En lo que atañe a la reparación del
perjuicio y tratándose, concretamente, de la vulneración del derecho a la honra, se
ha aceptado que ella se realiza mediante la rectificación efectuada por quien
distribuyó la información errónea, utilizando los mismos medios y con una difusión
similar. Así las cosas, habría sido procedente, en principio, ordenar que la
rectificación se efectuara en debida forma, por parte del director del D.A.S.; sin
embargo, para efectos de establecer el contenido de la condena por imponer, el
juez debe buscar, en cada caso, el mecanismo que, de mejor manera, garantice la
reparación del daño causado, y en el que hoy se resuelve, es necesario tomar en
consideración que la rectificación debe efectuarse, normalmente, dentro de un
período determinado, a fin de garantizar la compensación efectiva del perjuicio,
dado que, cuando ha pasado mucho tiempo, el recuerdo de un hecho que ha
dejado de ser actual podría tener en la ciudadanía un efecto contraproducente.
Los hechos objeto del presente proceso ocurrieron hace casi nueve años, de
manera que, en opinión de la Sala, la condena en dinero constituye la solución
más apropiada.

Nota de Relatoría: Ver sentencia del 19 de julio, expediente 11842, Ponente: Alier
Hernández Enriquez.

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCIÓN TERCERA

Consejero ponente: ALIER E. HERNANDEZ ENRIQUEZ

Bogotá, veinticinco (25) de enero de dos mil uno (2001)

Radicación: 11413

Actor: GILBERTO MÁRQUEZ HENAO

Demandado: NACIÓN - D.A.S.

Conoce la Sala el recurso de apelación interpuesto por la parte demandada


contra la sentencia del 25 de agosto de 1995, proferida por el Tribunal
Administrativo de Valle del Cauca, Sección Segunda, por la cual se declaró
responsable a la Nación - Departamento Administrativo de Seguridad, de los
perjuicios sufridos por el señor Gilberto Márquez Henao, como consecuencia de
las declaraciones dadas a los medios de comunicación por el director de dicha
entidad, en el sentido de señalarlo "como uno de los autores intelectuales del
genocidio ocurrido en jurisdicción de Caloto (Cauca)", se la condenó a pagar al
demandante, por concepto de perjuicios morales, la suma equivalente en moneda
nacional a mil gramos de oro, y se negaron las demás súplicas de la demanda.

I. ANTECEDENTES:

1. Mediante demanda presentada el 9 de diciembre de 1993, el señor


Gilberto Márquez Henao, obrando a través de apoderado, solicitó que se declarara
a la Nación - Departamento Administrativo de Seguridad D.A.S., responsable de
los daños y perjuicios sufridos con ocasión de los hechos sucedidos el 17 y el 18
de enero de 1992, cuando, de manera imprudente, el director de esa entidad
"PUBLICÓ A LA PRENSA HABLADA, ESCRITA Y TELEVISADA" que el
demandante era uno de los autores intelectuales del "GENOCIDIO" de la hacienda
El Nilo, en jurisdicción de Caloto (Cauca), lo que trajo como consecuencia la
violación de su derecho a la honra. Solicitó, además, que se condenara a la
entidad demandada a pagarle, por concepto de perjuicios materiales, el valor que
se demostrara en el proceso, y por concepto de perjuicios morales, la suma de
dinero equivalente a mil gramos de oro (folios 18 a 26).

Estas pretensiones se fundaron en los siguientes hechos:

a. El 17 de enero de 1992, el señor Gilberto Márquez Henao, ingeniero


mecánico de la Universidad del Valle, fue informado por sus hermanos
Jaime y Hernando Márquez Henao, de que unos individuos de la Policía
judicial habían ido a sus casas, las habían requisado y habían preguntado
por él. Estos visitantes estaban "comandados" por un teniente de apellido
Morales.

Los familiares de Gilberto Márquez les informaron que éste se encontraba


en su apartamento y les dieron su dirección.

b. El teniente Morales y sus auxiliares visitaron a Gilberto Márquez ese


mismo día y lo citaron para que se presentara, a las 4:00 p.m., en las
dependencias de la Sijín de Fray Damián, a donde acudió. Allí le hicieron
varias preguntas, le tomaron huellas dactilares y le informaron que había
una orden de captura en su contra, pero que sus características físicas no
correspondían con las de la persona buscada, por lo cual no iban a hacerla
efectiva. Así se enteró de que estaba vinculado a la investigación de la
masacre de Caloto.

c. Ese mismo día, en los noticieros nocturnos de radio y televisión, apareció


la noticia de que Gilberto Márquez Henao, identificado con la cédula de
ciudadanía No. 14.971.802 de Cali, era el autor intelectual de la citada
masacre. La información fue proporcionada por el director del
Departamento Administrativo de Seguridad, señor Fernando Brito Ruiz. Se
publicó, además, en los noticieros de televisión, la foto del señor Márquez
Henao.

d. El 18 de enero siguiente, en la prensa escrita nacional, concretamente en


los diarios EL TIEMPO, EL ESPECTADOR, EL PAÍS y OCCIDENTE, se
publicó la noticia, incluyendo la misma foto del señor Márquez Henao. Ese
día, nuevamente los noticieros nacionales de televisión presentaron al
director del D.A.S., señalando al demandante como autor de la "terrible
conducta criminal".

e. Se publicó en los diarios de circulación Nacional que el Gobierno ofrecía


una recompensa en dinero a quien suministrara información que permitiera
dar con el paradero de Gilberto Márquez Henao. Esto es sorprendente,
porque desde el 21 de diciembre de 1991, agentes del D.A.S. habían
ubicado a Gilberto Márquez Henao, visitándolo en su propia residencia de
Cali, en la finca Villa Lolita, en Dagua, y en las residencias de varios de sus
familiares, de manera que el D.A.S. conocía perfectamente dónde se
encontraba.

f. Esa noche y durante los días siguientes, Gilberto Márquez Henao vivió
una "pesadilla". Se presentaron llamadas "incógnitas" a las casas de sus
familiares, por personas que se hacían pasar por agentes que exigían su
presencia inmediata en la Policía, en la Sijín y en el D.A.S. Algunas
llamadas eran insultantes, otras amenazantes, lo que desbordó la
"resistencia" de la familia. La zozobra y la angustia se apoderaron de sus
miembros, "y fue así cómo un hombre tranquilo, de vida apacible y normal
se convirtió en el criminal más detestable, pues ese genocidio al decir de
muchos no tiene antecedentes en la historia de Colombia".

Al publicarse la foto de Gilberto Márquez Henao, éste comenzó a correr


peligro de muerte, "pues fácilmente los familiares y/o amigos de las víctimas
quieren borrar de la faz de la tierra al criminal".

g. Como consecuencia de lo anterior, Márquez Henao tuvo que suspender


su actividad productiva, su vida familiar y social. Se vio precisado a
cambiar de domicilio y a separarse de su esposa y su hijo recién nacido.

h. En un comunicado de prensa del Departamento Administrativo de


Seguridad se expresó que la vinculación de Márquez Henao a la masacre
de Caloto se originó por una orden de captura expedida por el Juzgado
Octavo de Instrucción Criminal de ese municipio. Se indicó en el mismo
comunicado que el D.A.S. había verificado en la Registraduría Nacional del
Estado Civil la identidad del sindicado, entidad que certificó que sólo existía
en Colombia una persona con ese nombre.

Con este comunicado, la entidad demandada trata de "disculpar la GRAVE


FALLA COMETIDA EN EL SERVICIO", y ello es tan evidente, que se omitió
explicar que en la orden de captura se incluyen las características
antropomórficas del sindicado, así como sus condiciones sociales, laborales
y "domiciliarias", las cuales, en este caso, no correspondían a las de
Gilberto Márquez Henao, al punto que los policías que fueron a buscarlo
inicialmente, al comprobar lo anterior, se abstuvieron de capturarlo.

Lo que hizo el director del D.A.S. fue METER A LA BRAVA A... GILBERTO
MÁRQUEZ HENAO EN LA DESCRIPCIÓN QUE LE HABÍA SIDO
SUMINISTRADA POR EL JUZGADO 8o DE INSTRUCCIÓN DE CALOTO,
PUES LO IMPORTANTE ERA ENCONTRAR CUALQUIER (sic) PERSONA
PARA ACALLAR EL CLAMOR NACIONAL QUE EXIGÍA JUSITICIA",
poniendo en la picota pública a un ciudadano de bien.

2. Admitida y notificada en debida forma la demanda, el Departamento


Administrativo de Seguridad le dio contestación (folios 38 a 45), expresando que el
Juzgado Octavo de Instrucción Criminal del Cauca remitió al director de dicha
entidad la boleta de captura No. 27 del 26 de diciembre de 1991, proferida en
contra de Gilberto Márquez Henao, dentro del proceso adelantado por el delito de
homicidio, como consecuencia de los hechos sucedidos en la Hacienda El Nilo, en
el municipio de Caloto.

En cumplimiento de dicha orden, se iniciaron las diligencias tendientes a la


localización del señor Márquez Henao. Se ofició a la Registraduría Nacional del
Estado Civil, para verificar su identidad, y esta entidad, mediante oficio 0545 del
23 de enero de 1992, comunicó que la única persona que aparecía en el archivo
con el nombre de Gilberto Márquez Henao estaba identificada con la c.c.
14.971.802, expedida en Cali, el 11 de julio de 1972.

El 31 de enero de 1992, el Juzgado de Instrucción de Orden Público canceló


la orden de captura proferida contra Gilberto Márquez Henao, y expidió otra en
contra de Gilberto Márquez Quintero, identificado con c.c. 6.377.981 de Palmira,
abogado de profesión, egresado de la Universidad de San Buenaventura.

Así las cosas, "es absurdo... pretender atribuirle responsabilidad a la


entidad...", ya que el Departamento Administrativo de Seguridad, conforme a lo
dispuesto en el artículo 310 del Código de Procedimiento Penal y en el Decreto
512 de 1989 (y ahora de acuerdo con el decreto 2110 de 1992), cumple funciones
de Policía Judicial, auxiliando a la administración de justicia. El artículo 70 de ese
decreto faculta al director del D.A.S. para determinar los casos en que se pueden
reconocer recompensas a quien suministre informes que permitan cumplir una
orden de captura, o informaciones o pruebas eficaces para fundamentar la
responsabilidad penal, y lo faculta también para disponer que las ofertas sean
hechas públicas, autorizando la determinación anticipada de su monto.

Precisó que la primera información sobre la autoría intelectual de la masacre


de Caloto no fue proporcionada por el D.A.S., ya que el periódico El Tiempo, del
viernes 3 de enero de 1992, hizo una publicación al respecto, en su página 8A,
indicando que se había ordenado la captura de Gilberto Márquez Henao, de 55
años de edad, natural de Cali, donde ejercía la profesión de abogado, como
asesor de la sociedad Inversiones Piedras Blancas Ltda.
Así, es claro que las informaciones a que hace alusión el apoderado del
demandante fueron suministradas "con base en diligencias adelantadas por otros
organismos investigadores..., que trajeron como consecuencia... que el Juzgado
Octavo de Instrucción Criminal del Cauca librara orden de captura" en su contra, y
la fotografía que se publicó correspondía a la persona identificada con la cédula de
ciudadanía mencionada en dicha orden y constatada en la Registraduría.

De otra parte, expresó que en el comunicado de prensa del D.A.S, a que se


refiere el demandante, se hicieron las aclaraciones correspondientes en relación
con la primera orden de captura proferida por el juzgado, la verificación de la
identidad de Márquez Henao solicitada a la Registraduría y la cancelación
posterior de dicha orden.

Respecto de la descripción física contenida en la boleta de captura, dijo que,


con el transcurso del tiempo, la fisonomía humana puede cambiar, y esto puede
suceder también por el hecho de que la persona se deje el bigote o use gafas,
cambie de color su cabello, suba o disminuya de peso.

Concluyó, entonces, que no se presentó falla en el servicio. Propuso,


además, la excepción de inepta demanda, por no haberse razonado debidamente
la cuantía, al no establecerse el monto de los perjuicios materiales solicitados.

3. El Tribunal decretó pruebas mediante auto del 18 de abril de 1994 (folios


47 a 49). Agotado el período probatorio, citó a audiencia de conciliación (folios
128, 129), que no se realizó, debido a que no acudió el apoderado de la parte
demandada.

4. Corrido el traslado respectivo, la parte demandada presentó alegatos de


conclusión y el representante del Ministerio Público rindió concepto. Expresaron lo
siguiente:

La parte demandada reiteró los argumentos expuestos al contestar la


demanda y concluyó que no está demostrado que se hubiera presentado una falla
en el servicio, dado que el D.A.S., en ejercicio de sus funciones de policía judicial,
dio cumplimiento a la orden de un juez, tomando como base, además, la
información suministrada por la Registraduría Nacional del Estado Civil. Así, si la
fotografía que apareció en los medios de comunicación correspondía,
efectivamente, al señor Gilberto Márquez Henao, fue precisamente porque era la
persona poseedora de la cédula de ciudadanía suministrada por la Registraduría y
cuya captura había sido ordenada por el Juez Octavo de Instrucción Criminal del
Cauca.

Citó, además, apartes de la sentencia del 1o de diciembre de 1994, proferida


por el Consejo de Estado, en la que se expresó que si se le imputa a un
organismo del Estado la información que aparece publicada en el periódico El
Tiempo, debe probarse quién la suministró, ya que la noticia de prensa, por sí
sola, no constituye una prueba de ello. El periódico es un documento privado y el
ejemplar acompañado al expediente sólo prueba que allí apareció una noticia, no
la veracidad de su contenido (folios 149 a 153).

El representante del Ministerio Público se refirió, inicialmente, a la excepción


de inepta demanda, considerando que la misma no debía prosperar, dado que la
irregularidad no fue advertida oportunamente, y que, en todo caso, debía
interpretarse la demanda, para concluir que la cuantía, estimada en
$14.000.000.oo, correspondía al total de los perjuicios solicitados.

Sobre el fondo del asunto, consideró que, con fundamento en los testimonios
que obran en el proceso, se puede concluir que el D.A.S. se abstuvo de capturar
al señor Márquez Henao, al verificar que sus rasgos morfológicos y sus
características personales y profesionales no coincidían con la descripción
contenida en la orden del juzgado octavo de orden público.

Manifestó que podría calificarse de "anómala o irregular" la divulgación hecha


por los medios de comunicación de la fotografía del actor. Sin embargo, no puede
asegurarse que tal divulgación hubiera sido propiciada por el D.A.S., de manera
que no está acreditada la falla del servicio alegada por la parte demandante (folios
135 a 148).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia del 25 de agosto de 1995, el Tribunal Administrativo de


Valle del Cauca resolvió acceder a algunas de las pretensiones formuladas en la
demanda y negar otras, en la forma indicada en la primera parte de esta
providencia. Fundamentó su decisión en la siguiente forma:

Se refirió, en primer término, a la excepción de inepta demanda, haciendo


suyos los argumentos expuestos por el representante del Ministerio Público.

De otra parte, hizo relación a cada una de las pruebas obrantes en el


proceso, y concluyó que los funcionarios del D.A.S. tuvieron conocimiento, antes
de la emisión de los noticieros, de que había una posible confusión de identidades
en la orden de captura proferida por el Juzgado Octavo de Instrucción Criminal del
Cauca, ya que el mismo día en que ésta se profirió, esto es, el 26 de diciembre de
1991, se iniciaron las pesquisas para ejecutarla y tuvieron evidencia de que el
actor no correspondía a la descripción de la persona que debían capturar, por lo
que desistieron de aprehenderlo. Se pregunta, entonces, cómo es posible que 22
días después, se diera a la publicidad, por el propio director de la institución, una
orden que presentaba serias inconsistencias.

Manifestó, además, que si los funcionarios del D.A.S. que visitaron al señor
Márquez Henao en el mes de diciembre no le comunicaron a sus superiores o al
citado juez lo que acababan de verificar, debe concluirse que actuaron con
absoluto desdén, en relación con los intereses de una persona inocente. Agregó
que si bien es cierto que el D.A.S. debe auxiliar a la justicia, no debe hacerlo como
un ente pasivo, ya que estando en capacidad de detectar las inconsistencias de
una orden judicial, como ocurrió en este caso, es inexcusable que se limitara su
director a repetir "la actuación errónea", en su afán de tranquilizar a la opinión
pública, que justamente conmovida, reclamaba medidas de la autoridad en
relación con la masacre de Caloto. Concluyó, entonces, que está demostrada la
falla del servicio

Indicó que si la rueda de prensa ofrecida por el director del D.A.S. tenía por
objeto publicar el ofrecimiento de una recompensa, debió actuar con mucho
cuidado al verificar la información correspondiente. Así, poco importa quién
suministró la fotografía a los medios de comunicación, si lo hizo el mismo D.A.S o
si éstos la obtuvieron de la Registraduría Nacional, ya que es claro que la noticia
la divulgó Fernando Brito Ruiz, director del D.A.S..

Adicionalmente, expresó que si la revocatoria de la orden de captura se


produjo el 31 de enero de 1992, es inexplicable que sólo el 30 de marzo siguiente,
esto es, dos meses después, apareciera el comunicado de prensa del D.A.S.,
explicando lo sucedido.

Sobre la publicación realizada por el periódico El Tiempo el 3 de enero de


1992, indicó que ese hecho no justifica la actuación del D.A.S. Hubo un
señalamiento irresponsable, hecho con gran despliegue publicitario, contra un
ciudadano, sobre cuya identidad había serias dudas.

Respecto de los perjuicios materiales solicitados, manifestó que no se


cuantificaron en el proceso, lo que impide hacer su reconocimiento. En relación
con los morales, consideró que debían reconocerse, para compensar al
demandante el daño que le causó el tratamiento injusto a que fue sometido (folios
154 a 186).

III. RECURSO DE APELACIÓN:

Dentro del término de ejecutoria del fallo de primera instancia, interpuso


recurso de apelación el apoderado de la parte demandada (folio 189). El recurso
fue concedido el 13 de octubre de 1995 (folio 191) y, corrido el traslado respectivo,
fue sustentado en la siguiente forma (folios 195 a 201):

Manifestó que, con fundamento en las pruebas practicadas, se concluye que


el juzgado octavo de instrucción criminal del Cauca libró orden de captura contra
el actor y solicitó al D.A.S. apoyo para su ejecución. Recibida la orden, la
dirección de dicha entidad, mediante misión de trabajo 1463 del 27 de diciembre
de 1991, comenzó la labor necesaria para auxiliar al juzgado, asignando unidades
que adelantaron las siguientes diligencias:

a. El 27 de diciembre de 1991, se desplazaron a la ciudad de Cali, a fin de


localizar y capturar a las personas requeridas.

b. Se consultaron los archivos de laboratorio e identificación de la seccional


del D.A.S. en Cali, donde apareció una tarjeta de guía civil, con una
dirección de Gilberto Márquez Henao, así como el directorio telefónico de la
misma ciudad, donde aparecía otra dirección del mismo. En ninguna de
ellas fue posible localizarlo.

c. Se libró oficio a la Registraduría Nacional del Estado Civil, y se verificó la


identidad de Gilberto Márquez Henao.

Explicó que la actuación del D.A.S. se ajustó a derecho y se concretó en dar


cumplimiento a la ley y a la orden judicial. No fue aquella entidad la que endilgó a
Márquez Henao la autoría de los hechos de Caloto. Y la fuente de la información
que dio lugar a la demanda no fue el D.A.S., ya que ésta tuvo origen en el juzgado
octavo de instrucción criminal del Cauca.

Por otra parte, expresó que cuando dicho señor tuvo conocimiento de su
eventual vinculación al proceso penal, se ocultó, en vez de acudir ante las
autoridades competentes, para aclarar su situación. En su lugar, se presentó su
hermano Guillermo Márquez Henao, para concertar la forma y términos en que
aquél se presentaría ante las autoridades (folios 196 a 201).

IV. ACTUACIÓN EN SEGUNDA INSTANCIA:

El recurso de apelación fue admitido el 6 de marzo de 1996 (folio 203).

Corrido el traslado para alegar, sólo intervino la parte demandada. Expresó


su apoderado que la información que suministró a los medios el director del
D.A.S., mediante el comunicado de prensa del 16 de enero de 1992, no tuvo otro
alcance que el de informar a la opinión pública que una autoridad judicial había
dispuesto la captura de unas personas, entre ellas Gilberto Márquez Henao, y
ofrecer recompensas por el suministro de datos que permitieran lograr su
aprehensión.

Agregó que el D.A.S. debe cumplir su obligación de auxiliar a la justicia,


"independientemente de si el despacho judicial comitente cometió errores o
inconsistencias en la persona requerida o en su nombre o señales particulares".
El D.A.S. no puede discutir o revisar, sin orden judicial, las señas o la situación
personal del requerido, so pena de excederse en sus funciones, y no puede
responder por las equivocaciones de los jueces.

Mediante auto del 7 de septiembre de 2000, la Sala decretó, de oficio,


algunas pruebas adicionales, conforme a lo dispuesto en el artículo 169 del
Código Contencioso Administrativo.

V. CONSIDERACIONES:

Con fundamento en las pruebas que obran en el proceso, se encuentran


demostrados los siguientes hechos:
1. El 26 de diciembre de 1991, el Juzgado Octavo de Instrucción Criminal
del Cauca expidió las boletas de captura números 26 y 27, dirigidas,
respectivamente, al Cuerpo Técnico de la Policía Judicial de Popayán y al Director
General del Departamento Administrativo de Seguridad, mediante las cuales se
solicitó capturar y poner a disposición de la Dirección Seccional de Orden Público
de la ciudad de Cali, a las siguientes personas (folios 216, 217):

"GILBERTO MARQUEZ HENAO, individuo canoso, de edad aproximada 54


años, dice ser abogado de la ciudad de Cali, trigueño claro, alto, gordo,
sábese reside en la ciudad de Cali y tiene la oficina en el edificio Zacur
ubicado en el parque de Caicedo.

N.N., individuo de las siguientes características: Alto, joven, color trigueño


claro, ojos color café y pequeños, pelo castaño, cejas arqueadas y
pobladas, nariz larga y recta, labios delgados, boca grande, orejas
regulares, carifino, se peina hacia atrás, no usa bigote, tiene un tatuaje de
color azul en los brazos o manos". (Se subraya).

2. El 31 de enero de 1992, uno de los miembros de la Comisión Especial


del Orden Público que investigaba los hechos ocurridos el 16 de diciembre del año
anterior en jurisdicción del Municipio de Caloto (Cauca), remitió un oficio al
Director Seccional de Orden Público de Cali, por el cual hizo, entre otras
manifestaciones, la siguiente (folio 218):

"...la persona reconocida por indígenas es GILBERTO MARQUEZ


QUINTERO y no HENAO, quien se identifica con la c.c. 6.377.981 de
Palmira, de profesión Abogado, egresado de la Universidad de San
Buenaventura. Por tanto, lo requiero con el debido respeto para que se
cancele la orden de captura contra GILBERTO MARQUEZ HENAO y se
profiera otra contra GILBERTO MARQUEZ QUINTERO". (Se subraya).

3. El mismo día, el Juzgado de Instrucción de Orden Público de Cali,


atendiendo las solicitudes formuladas en el oficio a que se refiere el numeral
anterior, adoptó, entre otras, la siguiente decisión, dentro del proceso radicado
bajo el No. 3299 (folios 213, 214):

"Cancelar la orden de captura que se había impartido en contra de Gilberto


Márquez Henao y en su lugar, disponer la CAPTURA DE GILBERTO
MARQUEZ QUINTERO, titular de la cédula de ciudadanía Nro. 6.377.981
de Palmira, abogado de profesión, egresado de la Universidad San
Buenaventura". (Se subraya).

4. El 4 de febrero de 1992, la jefe de la Sección Jurisdiccional de orden


Público de Cali, remitió oficios al jefe del Departamento Administrativo de
Seguridad en Bogotá y a los jefes de la misma entidad en Cali y en Popayán, por
los cuales informó que un Juez de Instrucción de Orden Público de Cali, mediante
providencia del 31 de enero de 1992 dispuso cancelar la orden de captura
proferida en "ENERO 16 DE 1991", contra Gilberto Márquez Henao, dentro del
proceso No. 3299, correspondiente a la investigación adelantada contra Carlos
Alberto Flórez Alarcón y otros, por el delito de homicidio y otros (folios 215, 219,
220).

Se advierte que en estos oficios se citó, equivocadamente, el 16 de enero


de 1991, como fecha en que se profirió la orden de captura contra Gilberto
Márquez Henao, dentro del citado proceso. Conforme a los demás documentos
que obran en el proceso, a los que se ha hecho referencia, es evidente que dicha
orden se profirió el 26 de diciembre de 1991. Por lo demás, los hechos
investigados tuvieron ocurrencia el 16 de diciembre del mismo año.

5. Las copias auténticas de los documentos y decisiones a que se refieren


los anteriores numerales fueron remitidas por el Juez Penal del Circuito
Especializado de Popayán, en cumplimiento de lo solicitado por esta Sala
mediante auto del 7 de septiembre de 2000. Adicionalmente y según lo solicitado
en el mismo auto, en el sentido de certificar si, con posterioridad a la expedición
de la providencia del 31 de enero de 1992, ya mencionada, el señor Gilberto
Márquez Henao, identificado con la c.c. No. 14.971.802 de Cali, estuvo vinculado
al proceso, el citado juez hizo constar lo siguiente (folio 221):

"Que revisado el proceso que se adelanta en contra de NEIMBER MARIN


ZULUAGA, CARLOS ARTURO FLOREZ ALARCÓN, LUIS ALBERTO
BERNAL SEIJAS, CARLOS ARTURO VAHOS MEJIA, GILBERTO
MARQUEZ QUINTERO Y OTROS, sindicados por los punibles de
HOMICIDIO, TORTURA Y OTROS no se encontró RESOLUCIÓN DE
ACUSACIÓN ni SENTENCIAS CONDENATORIAS que hubieren sido
proferidas en contra del señor GILBERTO MARQUEZ HENAO".

6. Conforme al video aportado por la parte demandante, el 16 de enero de


1992, el noticiero de televisión 24 Horas informó lo siguiente, en relación con la
matanza ocurrida en Caloto, Cauca, en el mes de diciembre de 1991:

"Hoy Fernando Brito, director del DAS, mostró fotografías y retratos


hablados de los implicados en el genocidio. Las autoridades ofrecen
recompensa de un millón de pesos a quien dé información que conduzca a
la captura de estas personas, y de dos millones a quien ayude a identificar
a otros autores de la matanza".

Se presentaron las fotografías de las personas buscadas, entre ellas la de


Gilberto Márquez Henao, demandante en el presente proceso, y se dijo:

"De las personas que participaron en la matanza, el DAS ya identificó a


cuatro... Como autores intelectuales hasta el momento aparecen Gilberto
Márquez Henao, con cédula de Cali, de 54 años de edad y registrado como
abogado, con oficina en el edificio Zaccour de Cali...".

Posteriormente, se presentaron declaraciones del señor Brito Ruiz,


expresando que: "Se ha encontrado que algunas de estas personas... manejan
importantes cantidades de dinero, que tienen propiedades cercanas a la misma
finca donde ocurrieron los hechos".

7. Aparecen en el mismo video apartes del noticiero Noti 5, que abre su


emisión del viernes 17 de enero de 1992, con la siguiente noticia, al tiempo que se
presentan las fotos respectivas, entre ellas la de Gilberto Márquez Henao:

"El DAS asegura que éstas son las personas responsables de la masacre
de Caloto, en el norte del Cauca.. La persona que aparece en esta foto y
que corresponde supuestamente al abogado Gilberto Márquez Henao habla
esta noche en Noti 5 y asegura que hay una grave confusión".

Se publican las mismas fotografías que aparecieron en el noticiero 24 Horas


y se dice que el DAS puso al descubierto a los autores de la masacre de Caloto y
que ofreció recompensas a quienes suministraran información que permitiera su
captura. Se mencionan sus nombres, entre ellos el de Gilberto Márquez Henao, y
se dice: "Es uno de los autores intelectuales de la matanza".

Luego se presenta una entrevista de Gilberto Márquez Henao, quien habla


desde su casa. Dice que su foto aparece en el informe del DAS y manifiesta su
sorpresa por tal situación. Dice que no se explica cómo pudo ocurrir algo así.
Precisa que tiene 41 años y es ingeniero mecánico, lo que no coincide con la
información del DAS. Además, expresa que ese mismo día, se presentó a la Dijín,
aproximadamente a las 4:00 p.m., y habló con un teniente de apellido Morales,
encargado de la investigación, y que luego de ese encuentro quedó tranquilo, por
lo que quedó sorprendido al ver el noticiero 24 horas, de las 7:00 p.m.

En el mismo noticiero, por la importancia de la información, se repite la


noticia, presentando nuevamente los nombres y fotografías de los implicados en la
masacre, indicando que éstas y aquéllos fueron suministrados por el DAS.

8. También aparece en el video la emisión del noticiero QAP, del 17 de


enero de 1992, en la noche, donde se informa que el DAS dio a conocer los
nombres y las fotografías de los autores de la matanza de Caloto. Se presentan
tales nombres y fotografías, incluyendo los de Gilberto Márquez Henao. Se alude,
igualmente, a que el DAS ofrece recompensas por el suministro de información
que permita dar con el paradero de las personas buscadas.

9. Aparece en el video, igualmente, una emisión del Noticiero Nacional, en


la que se informa que la foto que se repartió a la prensa es de una persona
inocente. Se presenta una entrevista de Gilberto Márquez Henao, quien dice que
no hubo la suficiente investigación y explica cuáles son sus circunstancias y
condiciones personales. Pide al DAS que haga una rectificación, con el mismo
despliegue con que se presentó la noticia sobre su sindicación. No hay constancia
de la fecha en que se produjo esta emisión.

10. Se grabó en el video una emisión del noticiero 90 Minutos, en la que se


dice que diez días después de la matanza, las autoridades allanaron la casa de
Gilberto Márquez Henao y descartaron que fuera él la persona requerida por la
autoridad, por lo cual le sorprendió que, un mes después, el director del DAS lo
vinculara a la misma investigación.

Se informa, además, que la Sijín desmintió la culpabilidad del señor


Márquez. Se presenta la grabación de una comunicación telefónica sostenida con
un oficial de dicho servicio, quien dice: "El problema es del DAS, se equivocaron
allá con él... El señor precisamente aquí se presentó y aquí no hubo problema".

Se informa, además, que la fotografía que ha aparecido en los medios de


comunicación corresponde a la del pasado judicial de Gilberto Márquez Henao.

Por otra parte, se presenta una entrevista de Fernando Brito Ruiz, director
del DAS, quien expresa:

"Nosotros, en la información que sacamos el día de ayer, señalamos que el


señor no es un abogado, es un supuesto abogado, dice el boletín, y así está
reclamado por las autoridades judiciales. Y nosotros hemos dispuesto su
captura porque así lo ha requerido un juez; ya su situación, él deberá
clarificarla, obviamente, ante las autoridades respectivas".

No hay constancia de la fecha de esta emisión.

11. También se grabaron en el video emisiones del Noticiero 24 Horas y del


Noticiero de las 7, de cuyas fechas no hay constancia, en las que se informa,
respectivamente, que Gilberto Márquez Henao no tiene homónimos, según la
información suministrada por la Registraduría, y que éste no se ha presentado
ante las autoridades. Se informa, además, en ambos noticieros, que la familia del
actor acudió al DAS, en la ciudad de Cali, para aclarar su situación, llevando
pruebas de que sus características no coinciden con las de la persona buscada.

12. En el mismo video aparece una grabación del noticiero Noti 5, en la que
se informa que la foto que divulgó el DAS corresponde a un ingeniero mecánico, y
no a un abogado. Se presentan, luego, declaraciones del señor Rodrigo Salazar,
director de la Asociación Colombiana Popular de Industriales ACOPI, quien
manifiesta que está plenamente seguro de que Gilberto Márquez Henao es un
hombre integérrimo, incapaz de cometer un delito, y que el DAS se precipitó.

13. Contiene también el citado video una grabación del noticiero QAP,
correspondiente a la emisión del 20 de enero de 1992, donde se hace referencia al
"calvario de un inocente". Se explica lo sucedido a Gilberto Márquez Henao y se
dice que fue voluntariamente ante las autoridades el viernes anterior, esto es, el
17 de enero, y ese mismo día el DAS ofreció una millonaria recompensa por el
suministro de información que permitiera su captura. Se agrega que el director del
DAS, Fernando Brito Ruiz, manifestó al noticiero que "fue un desafortunado caso
de homonimia".

Finalmente, expresa que Márquez afirma que teme por su vida.


14. Aparece igualmente una emisión del Noticiero 24 Horas, en la que no se
indica la fecha y se informa que los sobrevivientes de la masacre de Caloto dicen
que Gilberto Márquez Henao no es la persona que los amenazó días antes de los
hechos. El hombre que los amenazó es mucho más alto, robusto y viejo, de
cabello liso, canoso.

15. Por último, aparecen en el video grabaciones de los noticieros 90


Minutos y Noti 5, sin constancia de sus fechas. En la primera se hace referencia
al comunicado del DAS, donde se aclara la situación del actor y se dice que es
posible que se trate de un caso de homonimia o de suplantación. Se presenta una
declaración del director de la seccional de dicha institución en el Valle del Cauca,
quien manifiesta que las características físicas del sindicado son diferentes a las
del ingeniero Gilberto Márquez Henao. En la segunda, se informa que el DAS
emitió un comunicado aclarando la situación de éste último.

16. El 3 de enero de 1992, el diario EL TIEMPO publicó, en su página 8A,


una noticia titulada "Un abogado entre los requeridos. Tres órdenes de captura
por masacre de indígenas". Se indicó allí que tres personas, entre ellas el
abogado asesor de la Sociedad Inversiones Piedras Blancas Limitada, figuraban
en el informe preliminar del Cuerpo Técnico de Policía Judicial del Cauca, como
presuntos involucrados en la matanza de veinte indígenas paeces, ocurrida el 20
de diciembre en Caloto (Cauca). También se incluyó en el artículo
correspondiente, entre otras informaciones, lo siguiente (folios 1 y 2 del cuaderno
3):

"Se trata del abogado Gilberto Márquez Henao, de 55 años de edad, natural
de Cali, ciudad en donde ejerce su profesión, representante legal de la
mencionada firma y quien amenazó a los ocupantes de la finca.

(...)

La orden de captura fue dictada el pasado 31 de diciembre, día en que la


unidad especial que investigó el caso entregó el informe preliminar a un
juez sin rostro de Popayán que continuará la investigación".

17. El sábado 18 de enero de 1992, el diario El Tiempo publicó, en primera


página, una noticia titulada "Identifican a los posibles autores intelectuales.
Genocidio de Caloto: DAS descorre velo. Entre los sindicados en encuentran los
socios de la firma Piedras Blancas, que tiene sede en Cali", y se informó (folio 10
del cuaderno 1):

"El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) reveló ayer las


identidades de las personas que el 16 de diciembre ordenaron el asesinato
de 20 indígenas paeces en la hacienda El Nilo, en jurisdicción de Caloto
(Cauca).

Se trata de Liliana Díaz Cadena, Luis Alberto Bernal Seijas, Gilberto


Márquez Henao..., contra quienes un juez de Orden Público dictó auto de
detención.

Sobre estos hombres el DAS dijo que están vinculados a actividades de


manejo y control de grandes cantidades de dinero. Por esta razón, los
investigadores presumen que son miembros de una organización de
narcotraficantes que opera en Cauca y Valle.

El DAS dijo además que.... algunos de ellos actuaron en la consumación


material del genocidio de los indígenas".

En la página 9A del mismo diario, se publicaron las fotografías de cuatro


personas, indicándose debajo de una de ellas el nombre de Gilberto Márquez, y se
amplió la noticia en los siguientes términos:

"Dos de las personas vinculadas en la investigación..., aparecen como


socios de la compañía Piedras Blancas Ltda., con sede en Cali, que el 7 de
diciembre, a través de Gilberto Márquez Henao, quien se presentó como
abogado junto con un grupo de hombres armados, pidió a los indígenas el
desalojo de la hacienda.

En relación con el supuesto abogado, los investigadores dijeron que se trata


de un hombre de 54 años, canoso, quien posee varias oficinas en el edificio
Zaccour, ubicado en la Plaza de Cayzedo de Cali.

Las autoridades indicaron que Márquez aparece como la persona que hizo
una serie de visitas previas a El Nilo en compañía de un grupo de hombres
armados para presionar a los indígenas al desalojo.

Anoche Márquez, en diálogo con EL TIEMPO, dijo que "soy una persona de
Cali conocida ampliamente aquí, no soy abogado, ni tengo 54 años sino 41.
Mi foto está apareciendo como autor intelectual de una masacre y eso lo
está diciendo una foto, pero yo que soy una persona conciente, puedo
declarar que no tengo que ver absolutamente nada con es (sic) asunto allí
(sic)".

Márquez dijo además que las autoridades "tienen que verificar


suficientemente las cosas" y señaló que ayer fue hasta las instalaciones de
la Sección de Policía Judicial e Investigación (Sijín) de Cali donde habló con
un oficial que actúa en la investigación por masacre "y aclaramos que yo no
era la persona que estaban buscando".

(...)

El director del DAS, Fernando Brito Ruiz, informó de una recompensa de 2


millones de pesos para las personas que suministren información concreta
que conduzca a la identificación y captura de los autores materiales.
Brito dijo que una segunda recompensa, de un millón de pesos, se pagará
a las personas que entreguen información sobre el paradero de los
sindicados de ordenar el asesinato de los indígenas".

18. El periódico El Espectador publicó la noticia, en esa misma fecha, en su


página 10A, bajo el titular "Identificados autores de masacre indígena. El DAS
ofrece un millón de pesos a quien suministre datos sobre los sindicados" (folio 13
del cuaderno 1). En el centro del artículo se publicó una fotografía grande de
Gilberto Márquez Henao, y a la derecha, tres fotografías pequeñas y un retrato
hablado de las otras personas vinculadas a la investigación. El Espectador
informó, refiriéndose al DAS: "...Los identificados por el organismo de seguridad
como responsables del genocidio son: ...Gilberto Márquez Henao, un abogado
caleño con oficinas en el edificio Zacour...", y luego, haciendo referencia a los
antecedentes de la masacre, expresó: "Las amenazas continuaron y, días antes
del 17 de diciembre, "un abogado de los dueños", según dijeron los indígenas, los
amenazó con matarlos".

Se hizo referencia, igualmente, a las recompensas ofrecidas por el director


del D.A.S, Fernando Brito Ruiz, y se dijo que la información podía ser suministrada
a los directores seccionales de esa entidad en Cali o en Popayán, a los jefes de
las unidades regionales de inteligencia, a la dirección general de inteligencia o al
DAS en Bogotá.

19. El mismo día, el diario El País, de la ciudad de Cali (folio 4 del cuaderno
1), publicó en primera página una noticia titulada: "Por masacre de Caloto ordenan
seis capturas". Allí mismo se expresa que la determinación fue anunciada el día
anterior por el director del Departamento Administrativo de Seguridad D.A.S.,
Fernando Brito Ruiz, quien ofreció como recompensa 1 millón de pesos a quien
suministre información que conduzca a la aprehensión de los implicados, durante
una rueda de prensa. Se precisó que entre los "presuntos sindicados" se
encuentra un abogado.

En la página A3 del mismo periódico, se incluyeron cuatro fotos y un retrato


hablado, bajo las cuales aparece la siguiente nota:

"...el DAS suministró las fotografías y retratos hablados de las personas


sindicadas de la masacre de indígenas en Caloto. Primero de izquierda a
derecha, Gilberto Márquez Henao, presunto autor intelectual...".

Se informó, además, lo siguiente:

"...Entre los sindicados está Gilberto Márquez Henao, de casi 54 años, y


uno de los supuestos autores intelectuales de la masacre. Su cédula de
ciudadanía es de Cali y dice ser abogado en la capital del Valle del Cauca,
con oficinas en el edificio "Zaccour", localizado en el parque Caycedo de
esa ciudad...".

Al final del artículo, se incluyó la siguiente nota de la redacción:


"Al cierre de esta edición, el ingeniero mecánico Gilberto Márquez Henao,
vinculado al sector de las artes gráficas, informó que la fotografía entregada
por el DAS es la suya, pero que nada tiene que ver con el mencionado
caso.

"Soy ingeniero mecánico y no abogado y no tengo cuentas pendientes con


la justicia", afirmó".

20. También el 18 de enero de 1992, el periódico Occidente, de la ciudad


de Cali, publicó la siguiente noticia, en primera página, bajo el titular "Matanza en
Caloto. El DAS revela sindicados" (folio 11 del cuaderno 1):

"El director del DAS, Fernando Brito Ruiz, dio a conocer ayer la
identificación de los autores materiales de la masacre en la finca El Nilo,
jurisdicción de Caloto, Cauca, sucedida el pasado 16 de diciembre de 1991
con un saldo de 20 indígenas muertos.

"Tengo órdenes impartidas por las autoridades judiciales del país, que han
dispuesto la captura de las siguientes personas:... Gilberto Márquez Henao,
identificado con la cédula de ciudadanía número 14.971.802 de Cali, Valle,
individuo canoso de aproximadamente 54 años de edad, trigueño claro, alto
y robusto, quien dice ser abogado con oficina en el Edificio Zaccour de la
ciudad de Cali, ubicada (sic) en el Parque Cayzedo de la misma
ciudad..."...".

En la página 3A fue ampliada la noticia, indicando que el DAS ofreció como


recompensa la suma de un millón de pesos a quien suministrara información que
condujera a la aprehensión de las personas requeridas por las autoridades
judiciales, y que dicha entidad garantizaba, para tal efecto, la más absoluta
reserva. Se precisó que la información podía ser suministrada a los directores
seccionales del DAS en Cali y Popayán, a los jefes de las unidades regionales de
inteligencia, a la dirección general de inteligencia o a la dirección general del DAS
en Bogotá.

21. El 20 de enero de 1992, el diario El Tiempo publicó, en la última página


de la sección D, una noticia titulada "Tocayo de acusado de masacre hace
aclaraciones. 'Infortunada coincidencia me hace temer por mi vida' " (folio 5 del
cuaderno 1). Allí se informa que el ingeniero Gilberto Márquez Henao se presentó
el 19 de enero de 1992, a la redacción del periódico, en Cali, con el fin de aclarar
su situación, ante las revelaciones del DAS, que lo sindica como el abogado que
días antes de la masacre visitó y amenazó a los nativos en la hacienda El Nilo, y
expresó que, además de tener una profesión distinta, tiene 42 años, y no 51.

Se indicó también que el ingeniero afirmó que no tenía nada que ver con el
asunto y agregó: "temo por mi vida pues no han de faltar personas con oscuras
intenciones que obrando precipitadamente, me ocasionen daños irreparables".
Además, se declaró dispuesto a colaborar con las autoridades para esclarecer el
asunto.

22. En la misma fecha, en la página 5 de la separata El Tiempo Cali, del 20


de enero de 1992, se publicó un artículo titulado: "Homónimo me puso en la
picota. El DAS difundió la fotografía de un ingeniero, al que colocó como el
abogado involucrado en la masacre de indígenas en Caloto". En el centro del
artículo aparece la foto del ingeniero Gilberto Márquez Henao. Se expresó (folio
14 del cuaderno 1):

"Al ingeniero mecánico Gilberto Márquez Henao, un homónimo le frustró la


euforia por el nacimiento de su primer hijo.

A las seis de la tarde del viernes pasado, se encontró a boca de jarro con
su fotografía en un noticiero de televisión como el abogado implicado en la
matanza de indígenas, al nororiente del Cauca.

(...)

Para el ingeniero Márquez los acontecimientos empezaron unas semanas


antes. El 27 de diciembre un grupo de agentes del Das llegó hasta una finca
de la familia y luego se dirigió a su apartamento en el sur de Cali, donde lo
requirieron. Los detectives le dijeron que buscaban a un abogado con su
nombre, solicitado por un juzgado de Popayán. No se informaron los
motivos de la orden judicial pero el asunto pareció quedar claro porque
ninguna de las características de la descripción correspondía.

"Me olvidé de lo ocurrido porque terminaba el año y luego, el viernes diez


de enero, nació mi primer hijo".

(...)

"Me ha tocado sacar fotocopias autenticadas del título universitario y del


registro de nacimiento. También de una constancia de pérdida de cédula
en agosto de 1990. Con todos esos documentos me presenté el mismo
viernes a la Jefatura de la Unidad Investigativa en el barrio Fray Damián.

Después de la toma de huellas dactilares, no me detuvieron, precisamente,


porque está claro que hay una equivocación".

El ingeniero Márquez emitió un comunicado en el que señala que teme por


su vida "pues no han de faltar personas con oscuras intenciones, que
obrando precipitadamente, me ocasionen daños irreparables. Es muy grave
que el Das haya difundido mi fotografía sin siquiera cumplir con pruebas de
reconocimiento. No es sino mirar el directorio telefónico para apreciar la
cantidad de homónimos que pueden (sic) haber... Tengo 41 años y no 54
como la persona que buscan. Mi cabello es negro y el de él dicen que es
cano. Además soy delgado y no robusto. Mejor dicho, no soy el Gilberto
Márquez que buscan"...".
23. El 21 de enero de 1992, el diario El Tiempo publicó en su página 4A, lo
siguiente (folio 2 del cuaderno 1):

"Al parecer, según medios de prueba que ha logrado acumular el DAS, uno
de los responsables de la matanza ocurrida en Caloto, Cauca, en donde
veinte indígenas fueron asesinados, es un abogado de 51 años que con
anterioridad estuvo amenazando a los indígenas.

Infortunadamente el demonio de los homónimos no podía dejar de


intervenir. Y ocurre que hay otro ciudadano del mismo nombre del
sindicado, pero que no es abogado ni tiene 51 años. Este Gilberto Márquez
Henao es ingeniero mecánico de profesión y sólo tiene 42 años. Por cierto
que el 9 de agosto de 1990 se le extraviaron sus papeles de identificación, y
hay copia de la correspondiente denuncia.

Lo más serio del caso es que el DAS, sin tomarse el trabajo de algunas
verificaciones elementales, empezó a distribuir sin mayores reticencias la
fotografía de este profesional ajeno a los hechos. Ni tanta lentitud, ni tanta
precipitación, ha debido ser la norma, para no colocar bajo riesgo la
seguridad de estas personas que también resultaron contándose como
verdaderas víctimas".

24. El mismo día, el diario El País, de Cali, publicó en su página C8, una
noticia, bajo e titular ""Se equivocaron conmigo", dice el ingeniero Márquez. Afirma
no ser la persona buscada por masacre". Allí se publicó una foto grande de
Guillermo Márquez Henao, se presentaron las explicaciones ofrecidas por él a la
prensa sobre la injusticia de la sindicación hecha en su contra, y se citaron
declaraciones suyas en el siguiente sentido: "No puedo salir a hacer mis negocios
con entera libertad, porque me mantengo en un estado de zozobra; hay
recompensa por informes sobre los sindicados de ese hecho y, también, los
implicados en él podrían hacer algo para crear más confusión..." (folio 15 del
cuaderno 1).

25. El 22 de enero, el señor Poncho Rentería escribió sobre el caso en su


columna "Franquicia", publicada en la página editorial del periódico El Tiempo. Se
refirió el señor Rentería al "oso peludo" que hicieron la radio, los noticieros, los
periódicos "-y sobre todo el DAS, que soltó la 'noticia'– con la información sobre el
acusado de matar a 22 indígenas....", y agregó (folio 12 del cuaderno 1):

"Es el autogol del siglo. El señalado como autor intelectual de la masacre, y


cuya foto nos mostraron en prensa y televisión, es una buena persona que
no mata una mosca ni conoce a Caloto y jamás en su vida ha visto un
indígena. ¿Qué tal el lío en que metieron a ese buen hombre, que se le
perdió la cédula como se le pierde a tantos?.

...Fallida "chiva" le metieron a QAP, EL TIEMPO, El Espectador, La Prensa


y Yamid Amat y Gossaín, pasando por Darío Arismendi. Nadie fue más allá
del boletín oficial y todos, muy inocentes, pensaron que había brillado la
justicia.

(...)

...El doctor Fernando Britto, a nombre del DAS y del gobierno, tiene la
obligación de visitarlo, presentarle un millón de excusas y luego invitarlo a
almorzar. Que la invitación no la pague el DAS, que la pague de su bolsillo
el Dr. Britto, que fue a quien le metieron el "embuchado"...".

26. La parte demandada aportó al proceso fotocopia simple del oficio 0545
del 23 de enero de 1992, por el cual la Registraduría Nacional del Estado Civil
informó al jefe de la División de Inteligencia del DAS, en respuesta a lo solicitado
el 22 de enero de ese mismo año, lo siguiente: "Unico en el archivo MARQUEZ
HENAO GILBERTO cédula de ciudadanía número 14.971.802 expedida en Cali
(Valle) el 11-Jul-72" (folio 37 del cuaderno 1).

Requerida la Registraduría para que expidiera certificación sobre la


expedición de este documento, el jefe de la División de Cedulación de esa entidad
informó al Tribunal, mediante oficio del 12 de mayo de 1994, que, efectuada
nuevamente la búsqueda alfabética del nombre de MARQUEZ HENAO
GILBERTO, en la fecha sólo figura el titular de la cédula de ciudadanía No.
14.971.802, expedida en Cali el 11 de julio de 1972, y en cuanto a la expedición
del citado documento, manifestó que solamente conservan el archivo del año
inmediatamente anterior, por lo cual no es posible suministrar la copia solicitada
(folio 3 del cuaderno 3).

27. Obran en el proceso las siguientes declaraciones de familiares y amigos


del actor:

a. La señora Jenny Lucero Wartemgberger Aguilar, esposa de Gilberto


Márquez Henao (folios 1 a 3 del cuaderno 2), interrogada sobre si en el mes de
diciembre de 1991, éste fue buscado por agentes de la Policía, contestó que el 26
de diciembre de ese año, ambos se encontraban en su apartamento, cuando,
como a las 5:00 p.m., les anunciaron que iban a buscar a Gilberto, de parte del
DAS. Hicieron pasar a los visitantes. Éstos lo interrogaron sobre su nombre
completo y su profesión; Gilberto les mostró su cédula y el diploma que lo acredita
como ingeniero mecánico de la Universidad del Valle. Luego, le preguntaron a
Gilberto si tenía conocimiento de la masacre de indígenas ocurrida en Caloto, y él
les respondió que no sabía nada al respecto. Le preguntaron, además, que si
estaría dispuesto a presentarse ante un juzgado en Popayán, y él respondió que
sí. Posteriormente, solicitaron que se les prestara el teléfono e hicieron una
llamada, en la que dijeron que "las características físicas no coincidían con una
persona que ellos mencionaban en la conversación", y luego se retiraron.

Relató, igualmente, que el 16 de enero del año siguiente, se encontraba en


la misma residencia, cuando vio que la fotografía de su esposo aparecía en el
noticiero de televisión de las 7:30 p.m., donde se informaba que éste era el autor
intelectual de la masacre de los indígenas de Caloto. Se indicaron allí su nombre
completo y su cédula. Su esposo la llamó y le dijo que iría a averiguar qué
sucedía, y se dirigió a los noticieros de televisión. Dijo que, al día siguiente, fue
publicada la misma noticia, con la fotografía, en el diario El País, y agregó: "De ahí
en adelante eso se nos convirtió a nosotros en una pesadilla, ya que el despliegue
que se hizo a nivel nacional de la noticia e incluso internacional fue grandísimo".

Preguntada sobre quién había manifestado en televisión que su esposo era


el autor del hecho citado, dijo: "Yo oí y vi en la televisión de que (sic) era el señor
FERNANDO BRITO, Director del DAS quien había dado esa noticia". Y
posteriormente manifestó:

"...mi esposo no pudo volver a trabajar durante un período largo, porque


prácticamente tenía que estar escondido... porque nos hicieron unas
llamadas amenazantes de muerte, en ese momento él estaba corriendo
grave peligro de muerte, además en la televisión daban de recompensa por
la cabeza de mi esposo UN MILLON DE PESOS lo cual para los familiares
de los indígenas, ellos querían (sic) a toda costa, matar a mi esposo,
estaban dolidos... a raíz de esa noticia mi esposo quedó con un
desprestigio total...".

Precisó, finalmente, que su esposo no fue llevado a ningún despacho


policivo o judicial, y dijo que nunca recibieron alguna "manifestación por parte del
DAS ni de... la SIJIN de que había sido una equivocación, ni por escrito, ni
personalmente".

b. La señora Lucía Márquez Henao, hermana de Gilberto Márquez Henao


hizo el siguiente relato (folios 15 a 17 del cuaderno 2):

"Estábamos nosotros en la finca en un diciembre cuando aparecieron varios


tipos que decían que eran del DAS venían buscando a GILBERTO
MARQUEZ y nos pidieron la cédula... Gilberto no estaba en la casa,
estábamos con los otros hermanos y nos identificamos, hicieron una
cantidad de preguntas que si lo conocíamos, les dijimos que era hermano,
que cuál era su dirección, nosotros le (sic) dimos la dirección. Eso todo
quedó así. En el mismo diciembre, en semana, llamaron a la puerta de la
casa de mi hermano Jairo, Le allanaron su casa buscando también a
Gilberto. Después fueron a la casa de Javier..., por último estuvieron
llamando en la casa de Gilberto...".

Explicó que, en el mes de enero, apareció la noticia en los noticieros, en la


que se sindicaba a su hermano Gilberto de ser el autor intelectual de la masacre
de Caloto, ante lo cual ella llamó a Rodrigo Salazar, presidente de ACOPI, quien le
dijo que llamaría a los noticieros.

Y agregó:

"...Vivimos ocho días de angustia, la casa llena de gente, amigos que se


hacían presentes... Salió en los noticieros de televisión, por radio, a toda
hora causando en nosotros y en mi hermano un estado de angustia y de
desasosiego... ante la insistencia de la acusación y el acoso a que se vio
sometido... se fue a vivir a la casa de NAIN (sic) BERSE pues peligraba su
vida... al final él quedó en manos de siquiatra desatendiendo totalmente las
labores de asesoría en Imprenta Márquez... Gilberto en estos momentos
está empleado en CLIMACOL, porque al momento de la acusación tuvo que
abandonarlo todo por el inminente peligro que corría él y su familia, pues él
prácticamente se tuvo que esconder, porque estaba amenazado...".

c. El señor Rodrigo Salazar Giraldo, presidente de la Cooperativa de


Impresores y Papeleros de Occidente y director de la Asociación Colombiana
Popular de Industriales ACOPI (folios 4 a 7 del cuaderno 2), quien dijo conocer al
actor y a su familia desde hace más de treinta años, manifestó, refiriéndose a
aquél y a la masacre de Caloto:

"Me consta que fue sindicado inicialmente por el aparato represivo del
Estado de ese genocidio ya que cuando iba a ser capturado su hermana
Lucía Márquez me llamó... para que... interviniera por (sic) los medios de
comunicación a fin de que éstos enteraran a la opinión pública y a las
autoridades de la forma integérrima como ha actuado siempre GILBERTO
MARQUEZ. Así lo hice y logramos que EL PAIS, periódicos de Bogotá y
medios de comunicación radiales y televisiva (sic) explicaran quién era
Gilberto Márquez y demostraran que era una confusión puesto que Gilberto
a más de ser un excelente técnico en maquinaria industrial era y es un
hombre pacífico y un ciudadano ejemplar".

Interrogado sobre las consecuencias que tuvieron los hechos en la vida de


Gilberto Márquez, dijo:

"Fueron funestas moral y económicamente puesto que el despliegue dado


por las autoridades para capturarlo y señalarlo como presunto autor
intelectual fue de gran envergadura y estoy seguro que mucha gente que
leyó ese despliegue (sic) no se enteró después de las rectificaciones y le
quedó en la mente y en el ánimo la responsabilidad de Gilberto... el daño
patrimonial y moral fue inmenso".

Al respecto, agregó:

"...siendo una persona alegre, muy amigable, muy unida al sector de las
artes gráficas, se convirtió en una persona excesivamente tímida,
introvertida y enfermiza.

(...)

...Gilberto se adelantó a la apertura en cuanto a la reconstrucción de


equipos de artes gráficas y alcanzó a tener una demanda que abruptamente
se le vino al suelo porque muchos de sus clientes siguieron pensando que
Gilberto estaba vinculado al delito que las autoridades le imputaron y
porque anímicamente perdió el entusiasmo y la dinámica para atender
como era debido su empresa.

(...)

Pues es una familia que se ha venido a menos desde la sindicación a que


se ha hecho referencia, soportando un injusto INRI, puesto que estamos en
un país de intrigas, de odios y muy especialmente poco enterados de las
rectificaciones... Gilberto es una persona que apenas si responde a
preguntas con monosílabos".

Preguntado sobre si tuvo conocimiento de que Gilberto Márquez corriera


peligro, a raíz de estos hechos, expresó:

"Cuando Lucía Marque (sic) su hermana me llamó, yo le dije que mientras


me comunicaba con algunas personas pusiera a buen recaudo a Gilberto y
ella me dijo que ni siquiera a mí me informaba dónde estaba porque sabía
que corría peligro inminente su vida. Posteriormente y a pesar de las
rectificaciones siguió latente la amenaza ignorando de parte de quién, pero
entiendo que había personas interesadas en conseguir un chivo expiatorio".

Y agregó:

"Por lo que me he enterado no han tenido la gentileza siquiera esas


autoridades de ofrecerle a Gilberto mínimas disculpas por el grave daño
que le hicieron".

d. El señor Naim Berse Escobar, amigo de la familia, explicó que, apenas


escuchó la noticia presentada en televisión, se comunicó con el noticiero local y le
dijo al periodista responsable de la nota que debía existir alguna equivocación.
Igualmente, se puso en comunicación con Gilberto Márquez, y se fue a hacer acto
de presencia en su casa. Allí encontró a un grupo de amigos, quienes,
sorprendidos, se encontraban analizando las consecuencias que podía tener la
presentación de la noticia, y concluyeron que podía correr el riesgo de ser atacado
por los familiares de las víctimas de la masacre, de modo que, desde ese día,
Gilberto durmió en varios sitios, distintos de su casa, para evadir cualquier
atentado contra su persona. Explicó que, el primer día, le ofreció su casa a
Gilberto y allí durmió, y agregó: "...Me consta que a raíz de la situación a que se
vio avocado mi amigo Gilberto tuvo que ausentarse de su casa en donde (sic) su
esposa y su recién nacido hijo..." (folios 8 a 11 del cuaderno 2).

Preguntado sobre si, con posterioridad, se hicieron las rectificaciones del


caso, explicó:

"La noticia original respecto de las declaraciones que se dieron


posteriormente no guardan proporción ni en su extensión, ni en su
contenido, ya que la noticia que se difundió tuvo un despliegue
inmensamente dañino para la reputación de Gilberto y para alimentar odios
y dudas que en ningún momento considero que hayan sido subsanadas por
las rectificaciones que los medios dieron posteriormente".

Sobre las condiciones morales de Gilberto Márquez Henao, dijo:

"...lo conozco desde diferentes ángulos y he tenido una gran proximidad


con él, cosa que me permite emitir un juicio actualizado ya que... fue
alumno mío... durante un año... además... era mi vecino..., situación que
continuó después de finalizar los estudios de bachillerato durante varios
años, posteriormente fue... compañero de estudios mío..., realizamos y
presentamos en repetidas oportunidades trabajos juntos, tuve vinculación
comercial con la empresa de su familia..., durante el año inmediatamente
anterior a la divulgación de la noticia... vivió a cien metros de la residencia
que hoy ocupo y con (sic) repetidas oportunidades intercambiamos visitas,
todo lo anterior me permite declarar que nunca he visto a Gilberto Márquez
en actitudes agresivas, ni comprometido en ningún tipo de actividad ilícita,
por el contrario, puedo calificarlo como las (sic) personas más pacíficas que
conozco y más honorable y ese conocimiento profundo me motivó a llamar
al periodista que difundió la noticia local por considerarla absurda desde
todo punto de vista".

e. El señor Carlos Alberto Arango Fernández, amigo desde hace más de 35


años y colega del actor, explicó que el viernes 17 de enero de 1992, vio en los
noticieros de televisión de las 7:00 y las 10:00 p.m. que el director del DAS
presentaba a Gilberto Márquez Henao como acusado de ser autor de la masacre
de Caloto. Relató que sintió una gran sorpresa. Ese mismo día, recibió una
llamada de Márquez, quien "estupefacto y totalmente fuera de control", le comentó
que estaba aterrorizado y le pidió su opinión respecto de lo que debía hacer. Se
puso, entonces, en contacto con algunos amigos y colegas, para crear un frente
común para proteger a su amigo, de cuya integridad y caballerosidad nunca han
dudado (folios 11 a 13 del cuaderno 2).

Sobre las condiciones morales de Márquez Henao, agregó:

"...es una persona íntegra de las que necesita el clima profesional y la


comunidad local y nacional en este momento. Tradicionalmente el
ingeniero Marque (sic) no se ha visto en una situación similar a esta, la cual
le cambió su vida, casi le marcó un destino".

Respecto de la forma en que se vio afectado Márquez Henao como


consecuencia de lo ocurrido, dijo también:

"El primer efecto que notamos en Gilberto que (sic) acto seguido a este
hecho, él entra en un estado de nervios que lo hace prácticamente inútil a
cualquier actividad como ingeniero... debido además a que tiene que
dedicar todo su tiempo a aclarar su situación a defenderse... El primer hijo
del matrimonio de la pareja MARQUEZ, llevaba sólo días de nacido al
momento que se presenta (sic) esas circunstancias, las cuales generaron
también un estado altamente nervioso en la señora Jenny de Márquez, que
obviamente afeta (sic) todo el entorno, afecta al recién nacido, al esposo le
agrava más su situación, yo soy testigo de esas circunstancias; la familia
Márquez tuvo que refugiarse en casas de familiares no sólo por el deterioro
de su situación económica sino en búsqueda de apoyo emocional y
protección de parte de su familia."

Refiriéndose, luego, a la afectación de la reputación del actor, expresó:

"...Tan cierto es que esa situación afectó su reputación, que el Ingeniero


Marque (sic) quien a través de su carrera profesional es reconocido como
experto en maquinaria de impresión, tuvo que cambiar totalmente de
actividad después de varios meses de sufrir todos los efectos de esa
acusación, hasta el punto que el suscrito decidió ofrecerle un trabajo que le
permitiera subsistir, en mi empresa CLIMACOL LTDA."

Sobre si las autoridades efectuaron las rectificaciones respectivas, dijo:

"La aclaración de la situación del Ingeniero Márquez, por parte del Doctor
Brito, nunca se produjo en la misma forma ni con el mismo despliegue con
que fue causado... Y hasta el día de hoy a pesar de que soy un buen lector
de periódicos, leo tres periódicos diarios y veo todos los noticieros, no se
produce un despliegue publicitario que aclare un error de esa naturaleza y
mucho menos... se ha producido una compensación... de todos los daños
morales, materiales, profesionales, familiares, sicológicos causados".

f. El señor Carlos Alberto Sánchez Noreña, amigo de Gilberto Márquez


Henao, manifestó que se enteró de la noticia un sábado, cuando se encontraba en
el lago Calima, y el lunes siguiente, cuando volvió a Cali, recibió una visita de éste
último. Dijo que ese día, salieron juntos de su oficina y Gilberto hizo declaraciones
ante los periodistas de distintos noticieros, que lo estaban esperando a la salida,
explicando que era una persona de bien e informando sobre las actividades que
desarrollaba. Agregó el testigo que Márquez corría riesgo, porque había recibido
varias llamadas amenazantes e insultantes, lo que lo motivó a cambiarse de
domicilio, para proteger la vida de su familia y la suya propia (folios 14, 15 del
cuaderno 2).

Explicó también que conoce a Márquez desde la época en que estudiaban


en la universidad, y que es una persona de bien, dedicada a su trabajo, un hombre
intachable en su forma de ser, "como persona, profesional y amigo". Preguntado
sobre si éste sufrió perjuicios morales o daño a su reputación, dijo: "Pienso que la
gente que lo conocemos podemos (sic) dar fe de que lo que sucedió fue un gran
error por parte del DAS, pero moralmente sí se perjudicó con relación a su
negocio, llámese proveedores o clientes".

Conforme a lo anterior y al análisis que se realizará en seguida, la Sala


considera que el demandante sufrió un daño antijurídico, que resulta imputable a
la entidad demandada, por lo cual se confirmará el fallo apelado.

Se estima conveniente hacer referencia, en primer lugar, a los hechos que


permiten establecer que el daño causado es imputable al Departamento
Administrativo de Seguridad, para analizar, posteriormente, la existencia del
perjuicio y su antijuridicidad.

Con fundamento en la lectura de la demanda, resulta claro que se pretende,


en este proceso, la indemnización del perjuicio sufrido por Gilberto Márquez
Henao, como consecuencia de las publicaciones efectuadas, en los principales
diarios y telenoticieros del país, los días 16 y 17 de enero de 1992, de las que –
como se vio– existe constancia en el proceso.

En dichas publicaciones, se presenta el contenido de un informe que, según


se afirma en todas ellas, fue suministrado por el Departamento Administrativo de
Seguridad, y concretamente por el director de dicho organismo en esa época, el
doctor Fernando Brito Ruiz. Se divulga la fotografía de Gilberto Márquez Henao,
así como su número de cédula, y se dice que el mismo figura, en el informe citado,
como posible autor intelectual de la masacre de indígenas cometida en el
Municipio de Caloto, Cauca, el 16 de diciembre de 1991.

Manifiesta la parte demandada que es absurdo pretender atribuirle


responsabilidad, dado que se limitó a auxiliar a la administración de justicia,
cumpliendo sus funciones de policía judicial, conforme a lo previsto en las normas
pertinentes, que facultan a su director para definir, en qué casos se pueden
ofrecer recompensas para facilitar la obtención de informaciones que permitan
ejecutar una orden de captura, y para disponer que las ofertas sean publicadas,
con la determinación anticipada de su monto. En efecto, dice, la información
suministrada tenía fundamento en las diligencias adelantadas por otros
organismos investigadores, que, a su vez, sirvieron de sustento a la orden de
captura librada por el Juzgado Octavo de Instrucción Criminal del Cauca contra el
señor Gilberto Márquez Henao. De otra parte, aduce que la fotografía
corresponde a la persona identificada con la cédula de ciudadanía mencionada en
dicha orden y constatada por la Registraduría Nacional del Estado Civil.

Frente a estos argumentos, debe decirse que el daño reclamado no provino


directamente de la expedición de la orden de captura contra Gilberto Márquez
Henao, por parte del citado despacho judicial, sino de la divulgación de la
información sobre la identificación de los posibles autores de la masacre, en los
principales medios de comunicación, en la forma antes indicada. En efecto, fue a
consecuencia de tal divulgación que se afectó la vida personal y social del
demandante, dado que, por la trascendencia del hecho cuya autoría se le
imputaba, así como la amplísima cobertura de los medios a través de los cuales
se hizo la publicación, se propició la formación de una idea errónea en la opinión
pública; se puso en peligro, además, la vida del señor Márquez Henao, y se
afectaron su tranquilidad y estabilidad familiar. A estos aspectos se hará
referencia nuevamente más adelante, al analizar las circunstancias que permiten
demostrar la existencia y la antijuridicidad del perjuicio sufrido.
También es necesario tener en cuenta que, contrario a lo expresado por el
D.A.S., la identificación contenida en las boletas de captura citadas en el numeral
primero de estas consideraciones no contiene el numero de la cédula de la
persona afectada con la misma. En efecto, allí se solicita la captura de
"GILBERTO MÁRQUEZ HENAO", e inmediatamente se presenta su descripción
física: "individuo canoso, de edad aproximada 54 años, dice ser abogado de la
ciudad de Cali, trigueño claro, alto, gordo", y se agrega: "sábese reside en la
ciudad de Cali y tiene la oficina en el edificio Zacur ubicado en el parque Caicedo".

Conforme a lo anterior, puede inferirse que el número de la cédula de


ciudadanía del demandante, así como su fotografía, fueron obtenidos por el
Departamento Administrativo de Seguridad, en desarrollo de investigaciones
posteriores. Y no es cierto que con anterioridad a las publicaciones, esa
institución hubiera recibido una respuesta de la Registraduría Nacional del Estado
Civil, en relación con la identificación de Gilberto Márquez Henao, dado que la
copia del oficio aparentemente remitido por ésta última entidad al jefe de la
División de Inteligencia –que no obra en el proceso en original o en copia
auténtica- tiene fecha 23 de enero de 1992, de manera que su expedición debió
producirse siete días después de dichas publicaciones.

No obstante que, en la mayor parte de sus intervenciones en el curso del


proceso, la parte demandada se refiere al citado informe, aceptando tácitamente
su autoría y su entrega a los medios de comunicación, y, como se acaba de
explicar, orienta su defensa a la demostración de que su contenido tenía
fundamento en una decisión judicial y en las normas que facultan a su director
para tomar determinadas decisiones, en cumplimiento de sus funciones de policía
judicial, se observa que, al presentar sus alegatos de conclusión –en primera
instancia-, el apoderado de la citada entidad manifiesta que no está probado que
ésta hubiera suministrado la información cuya publicación dio origen al presente
proceso. En el mismo sentido, el representante del Ministerio Público expresó que
no puede asegurarse que la divulgación de la fotografía del demandante hubiera
sido propiciada por el D.A.S.

La Sala no comparte estos planteamientos. Por una parte, debe advertirse


que si bien los periódicos y el video que contiene las grabaciones de los noticieros
constituyen documentos privados que, en principio, sólo dan fe de los términos en
que fue divulgada una noticia, en este caso el contenido de las publicaciones
constituye indicio suficiente de que la información respectiva fue suministrada por
el Departamento Administrativo de Seguridad. En efecto, en todas ellas se indica
la fuente y, en varios de los noticieros grabados, se presentan declaraciones del
director de dicha institución, refiriéndose al mismo asunto. En uno de ellos,
inclusive, el señor Brito Ruiz reitera lo expresado en el informe respecto de
Márquez Henao y manifiesta que, si hay un error, deberá ser aclarado por éste
ante las autoridades judiciales (ver resumen de la grabación citada en el numeral
10 de estas consideraciones).

Por otra parte, no puede olvidarse que uno de los objetivos principales de la
divulgación de la noticia lo constituyó la publicación del ofrecimiento de
recompensas a quienes colaboraran con el suministro de información que facilitara
la captura de las personas buscadas, función que, como lo recalca la propia
entidad demandada, le correspondía a su director, conforme a la ley.
Adicionalmente, es obvio que para la efectividad de la colaboración ciudadana,
resultaba muy importante la presentación pública de las fotografías. Por lo demás,
debe advertirse que no hay indicio alguno de que el señor Brito Ruiz hubiera
solicitado rectificación a los medios de comunicación, por haber divulgado una
información falsa, al presentar el informe citado, como proveniente del D.A.S..

Tampoco son atendibles los argumentos expuestos por la parte demandada


cuando expresa que el periódico El Tiempo había publicado la misma noticia el 3
de enero de 1992, de manera que la primera información sobre la autoría
intelectual de la masacre de Caloto no fue proporcionada por el D.A.S., con lo cual
pretende explicar que el daño causado al demandante no le es imputable. Varias
son las circunstancias que permiten establecer una clara diferencia entre dicha
publicación y la efectuada en diarios y telenoticieros el 16 y el 17 de enero
siguientes. En efecto, en la publicación del 3 de enero no se presentó como
fuente de la noticia al director del D.A.S, y tampoco se publicaron fotografías. Se
mencionó el nombre de Gilberto Márquez Henao, de quien se dijo que "amenazó a
los ocupantes de la finca", y se incluyó su descripción, así: "Se trata del
abogado..., de 55 años de edad, natural de Cali, ciudad donde ejerce su profesión,
representante legal de la mencionada firma..." (Sociedad Inversiones Piedras
Blancas). Se precisó que se dictó orden de captura contra ésta y otras personas,
atendiendo las conclusiones de un informe prelimitar del Cuerpo Técnico de
Policía Judicial del Cauca.

Según se encuentra demostrado, Gilberto Márquez Henao no era abogado,


sino ingeniero civil, y no tenía 55 años, sino 41. Así las cosas, si bien no puede
descartarse que la publicación aludida hubiera generado algún perjuicio al
demandante –hecho cuya demostración no es objeto del presente proceso–,
parece claro que quienes lo conocían y leyeron la noticia, publicada en una página
interna del diario mencionado, en un espacio pequeño, pudieron pensar que se
trataba de un homónimo.

Las condiciones en que fueron hechas las publicaciones del 16 y el 17 de


enero de 1992, son completamente distintas; como se ha explicado, se informó
que el director del D.A.S. presentó las fotografías y retratos hablados de los
posibles autores de la masacre y ofreció cuantiosas recompensas a los
ciudadanos que ayudaran a su captura. Tales fotografías fueron publicadas en los
periódicos y noticieros citados, con lo cual no quedó duda alguna para los lectores
y televidentes que conocían al demandante de que la imputación se hacía contra
él y no contra otra persona. Por lo demás, en estas fechas, la noticia fue
publicada en primera página en la mayoría de los diarios, y con ella se abrieron las
emisiones de la mayor parte de los noticieros, circunstancia que se explica, sin
duda, por la gravedad de la imputación y la existencia de fotografías, así como por
la seriedad de la fuente del informe, suministrado por el director del organismo de
inteligencia más importante del país, y el ofrecimiento de cuantiosas recompensas.
Es ésta la razón por la cual, además, debe descartarse de plano que exista,
en este caso, responsabilidad de los medios de comunicación, los cuales se
limitaron a presentar una noticia de cuya certeza no podían dudar, esto es, el
contenido del informe del Departamento Administrativo de Seguridad, con el
despliegue que merecía, dado el interés legítimo que tenía la ciudadanía en
conocer los resultados de las investigaciones adelantadas en relación con la
Masacre de Caloto, así como la necesidad de divulgar el ofrecimiento de
recompensas por el director de dicha entidad.

De otra parte, con fundamento en las declaraciones de varios de los


testigos citados anteriormente, la Sala encuentra demostrado que, el 26 de
diciembre de 1991, funcionarios del Departamento Administrativo de Seguridad se
presentaron en la casa de Gilberto Márquez Henao, en la finca de su familia y en
las casas de algunos de sus hermanos, formulando preguntas sobre las
ocupaciones del demandante. El día que fueron a su casa, según relata su
esposa, lo interrogaron sobre su nombre y profesión, ante lo cual Gilberto Márquez
Henao les mostró su cédula y el diploma que lo acredita como ingeniero mecánico
de la Universidad del Valle. Además, lo interrogaron sobre la masacre de Caloto;
él dijo que no sabía nada al respecto, y cuando le preguntaron si estaría dispuesto
a presentarse ante un juzgado en Popayán, respondió afirmativamente.

Manifiesta la esposa del señor Márquez Henao, adicionalmente, que los


funcionarios del D.A.S. hicieron una llamada telefónica desde su casa, y escuchó
que dijeron que las características físicas no coincidían con las de una persona
que mencionaban en la conversación.

A pesar de la relación existente entre esta testigo y el demandante, la Sala


considera que su declaración es digna de credibilidad, por su coherencia y
precisión, así como por ser coincidente, en lo que se refiere al relato de otros
hechos, con los demás testimonios que obran en el proceso. Debe advertirse
también que no existe en el expediente prueba alguna que permita demostrar lo
expresado por el apoderado de la parte demandada, al sustentar su recurso de
apelación, en el sentido de que, a partir del 27 de diciembre de 1991, se
adelantaron infructuosamente diligencias tendientes a localizar a Márquez Henao,
lo cual resulta poco probable si se tiene en cuenta que, conforme al dicho de
varios de los declarantes, por razón de su desempeño en el área comercial, era
una persona conocida en la ciudad de Cali.

Así las cosas, resulta claro que funcionarios del Departamento


Administrativo de Seguridad tuvieron conocimiento, desde el mismo día en que se
profirió la orden de captura contra Gilberto Márquez Henao, de que sus
características físicas y sus condiciones profesionales no coincidían con las de la
persona contra la cual se libró dicha orden. Adicionalmente, conocían su dirección
y la de varios de sus parientes.

Considera la Sala, entonces, que la entrega por parte del D.A.S. a los
medios de comunicación de un informe en el que se mencionaba a Gilberto
Márquez Henao como posible autor intelectual de la masacre de Caloto, y se
incluía su fotografía, constituyó un acto negligente. En efecto, contaba esta
entidad con información suficiente para considerar que, posiblemente, la orden de
captura se había librado contra una persona equivocada, o se trataba de un
homónimo.

Afirmó el apoderado de la demandada, al contestar la demanda, que, con el


transcurso del tiempo, la apariencia física de una persona puede cambiar, por el
hecho, por ejemplo, de que se deje el bigote o use gafas, o cambie el color de su
cabello, aumente o disminuya de peso. Frente a ello debe replicarse que, si bien
tal cosa puede suceder, hay cambios que resultan imposibles, como la
modificación de la estatura de una persona adulta o de su color de piel, aspectos
que, en este caso, marcaban las diferencias entre Gilberto Márquez Henao y la
persona requerida por la autoridad judicial. De cualquier manera, es evidente que
existía duda sobre que Gilberto Márquez Henao, quien había sido visitado en su
propia casa e interrogado por funcionarios del D.A.S., fuera el destinatario de la
orden de captura, circunstancia que imponía a esta entidad la realización de
diligencias adicionales para aclarar la identidad de la persona buscada, antes de
entregar a los medios de comunicación el informe en que se incluía su fotografía,
con lo que se corría el grave riesgo de dañar a una persona que probablemente no
tenía vínculo alguno con los hechos investigados. Por lo demás, conocida la
dirección de Gilberto Márquez Henao, es obvio que el ofrecimiento de una
recompensa para facilitar su captura –hecho que, sin duda, contribuyó a generar
un fuerte impacto ante la opinión pública- resultaba totalmente innecesario.

Debe decirse, además, que si la dirección del Departamento Administrativo


de Seguridad no conocía los resultados de las diligencias efectuadas en la ciudad
de Cali, por sus propios funcionarios, este hecho sólo evidencia una ausencia total
de coordinación interna, cuyas consecuencias, en este caso, resultaron funestas
para el individuo afectado. Al respecto, comparte esta Sala los argumentos
expuestos por el a quo en el fallo apelado.

Pero adicionalmente, la Sala considera necesario aclarar que, en casos


como el que hoy la ocupa, la responsabilidad de la administración no se
compromete, exclusivamente, cuando el daño ha sido causado como
consecuencia de una falla en el servicio. En efecto, bien podría haberse
desarrollado de manera impecable la función de apoyo a la justicia por parte del
Departamento Administrativo de Seguridad y, sin embargo, causarse a un
particular un daño que, por su gravedad y anormalidad, resultara antijurídico,
siendo procedente, entonces, ordenar la indemnización correspondiente.

Es bien sabido que el Estado cuenta con mecanismos para lograr la captura
de personas requeridas por los jueces, mediante órdenes proferidas dentro de los
procesos adelantados para investigar los delitos. A ello se refiere, precisamente,
el apoderado de la parte demandada, cuando expresa que el director del D.A.S.
tiene facultades legales para ofrecer recompensas a los ciudadanos que colaboren
en el cumplimiento de dicha labor, proporcionando información, y para publicarlas,
a fin de darlas a conocer a toda la ciudadanía. Sin embargo, es evidente que tales
órdenes se producen, generalmente, en etapas previas a la expedición de la
sentencia respectiva y, por lo tanto, cuando no existe prueba definitiva sobre la
responsabilidad del procesado, por lo cual puede resultar demostrada
posteriormente, en el mismo proceso y con fundamento en la práctica de nuevas
pruebas, la inocencia de la persona requerida. Es ésta la razón por la cual, en
algunos eventos, a pesar de la legalidad de la actuación judicial, la misma puede
dar lugar a la responsabilidad del Estado, cuando se ha causado a un particular un
daño antijurídico.[*] Y dadas ciertas condiciones, también puede resultar
comprometida la responsabilidad del organismo que ha apoyado al juez en el
cumplimiento de sus decisiones, ejecutando sus propias acciones. Deberá,
entonces, el fallador determinar, en cada caso concreto, si el daño causado al
ciudadano es de tal manera anormal e injusto que no esté obligado a soportarlo y
constituya, por lo tanto, un daño indemnizable. Procede la Sala en seguida a
hacer el análisis de este aspecto, en el caso concreto.

Conforme a lo expuesto, se encuentra demostrado que los días 16 y 17 de


enero de 1992, importantes noticieros de televisión, tanto nacionales como de la
localidad de Cali, informaron que el director del Departamento Administrativo de
Seguridad presentó ante los medios de comunicación fotografías y retratos
hablados de las personas identificadas como posibles autores de la masacre
ocurrida en Caloto (Cauca), en el mes de diciembre anterior. Entre ellas, se
mencionó especialmente al señor Gilberto Márquez Henao, quien fue presentado
como autor intelectual del hecho y cuya fotografía fue publicada en tales
noticieros, con la advertencia de que la entidad citada ofrecía una recompensa a
quien suministrara información que permitiera su captura.

La misma noticia fue publicada en los periódicos más importantes del país,
de circulación nacional y en la ciudad de Cali. Allí también se divulgaron las
fotografías de las personas investigadas, entre ellas la de Gilberto Márquez
Henao, presentado como autor intelectual de la matanza, y se informó sobre la
recompensa ofrecida por el D.A.S.

De los testimonios obrantes en el proceso, resulta evidente que Gilberto


Márquez Henao sufrió una gran angustia y fue sometido a un grave estado de
zozobra y desasosiego, como consecuencia de las citadas publicaciones. Y dada
la gravedad del hecho que se le imputaba, así como la difusión y magnitud de la
publicación, sintió, adicionalmente, un gran temor por su vida, lo que lo obligó a
separarse de su familia, buscando el apoyo de parientes y amigos, mientras se
aclaraba la situación.

Está demostrado, adicionalmente, que la investigación penal respectiva era


adelantada por el Juzgado Octavo de Instrucción Criminal del Cauca, despacho
que ordenó, el 26 de diciembre de 1991, la captura de Gilberto Márquez Henao, y
revocó dicha decisión el 31 de enero del año siguiente, disponiendo, en su lugar,
la captura de Gilberto Márquez Quintero, identificado con cédula de ciudadanía
No. 6.377.981 de Palmira. De igual manera, se encuentra acreditado que Gilberto
Márquez Henao no fue vinculado, con posterioridad, al mismo proceso. Lo
anterior se desprende de la certificación expedida por el Juez Penal del Circuito
Especializado de Popayán, en cuyo despacho se encuentra actualmente el
expediente respectivo.

Este hecho resulta fundamental para la Sala, en la medida en que permite


establecer la antijuridicidad del daño sufrido por el demandante, la cual se deriva,
en este caso, en gran parte, de la injusticia de la acusación, que resulta, entonces,
claramente acreditada. En efecto, si se tiene en cuenta que Gilberto Márquez
Henao no tuvo participación alguna en la masacre cometida en el municipio de
Caloto, Cauca, el 16 de diciembre de 1991, se concluye que no estaba obligado a
soportar el perjuicio causado como consecuencia de la publicación de la noticia
según la cual el D.A.S. lo había presentado ante la opinión pública como posible
autor intelectual de dicha masacre.

Otro elemento cuyo análisis resulta importante, en orden a establecer la


antijuridicidad del perjuicio reclamado, lo constituye la anormalidad del
padecimiento sufrido, la cual, en opinión de la Sala, se encuentra también
suficientemente establecida. Al respecto, debe tomarse en consideración que la
noticia –en la que, como se vio, se incluyó la fotografía del demandante– fue
publicada en los diarios de mayor importancia y circulación en el país y en la
ciudad de Cali, así como en los noticieros de televisión de mayor audiencia, donde
se explicó que la información respectiva fue suministrada por el director del
Departamento Administrativo de Seguridad, en ese entonces, el señor Fernando
Brito Ruiz, persona que, dada la importancia del cargo que ocupaba, gozaba de
credibilidad entre la ciudadanía.[*] Estas circunstancias dieron lugar, sin duda, a
que se generara un fuerte impacto en la opinión pública y, por lo tanto, una grave
afectación de la imagen y el prestigio de la persona destinataria de las
acusaciones formuladas.

Por lo demás, tales acusaciones estaban referidas a la participación de


Márquez Henao, como autor intelectual, en un hecho que, por su atrocidad, había
conmovido a la sociedad entera y que, por su ocurrencia reciente, estaba en la
memoria de sus miembros, que esperaban los resultados de las investigaciones
adelantadas por las autoridades.

No cabe duda, entonces, de que el demandante sufrió un daño antijurídico,


como consecuencia de la acción del Departamento Administrativo de Seguridad.

Ahora bien, en relación con la naturaleza del perjuicio causado, la Sala


advierte que se solicitó en la demanda la indemnización de los perjuicios
materiales y morales sufridos por el demandante. Encontró el a quo demostrado
sólo el daño moral sufrido y condenó a la entidad demandada al pago de la suma
solicitada, esto es, el valor equivalente a mil gramos de oro.

Por lo expresado anteriormente, la Sala considera apropiada tal condena;


sin embargo, es importante aclarar que, en el presente caso, el demandante
sufrió, a más de un daño moral, un daño a la vida de relación, y respecto de la
solicitud de indemnización de ambos rubros, bien podía el fallador encontrarla en
la demanda, haciendo uso de sus facultades interpretativas. En efecto, aunque en
ella sólo se solicita la indemnización del daño extrapatrimonial de carácter moral,
al presentarse los hechos que sirven de fundamento a las pretensiones, se alude
no sólo al estado de zozobra, angustia y temor generado en el demandante –que
supone la existencia de padecimientos que constituyen, sin duda, afecciones
directas a los sentimientos y consideraciones íntimos del ser humano, y que
generan, por lo tanto, un típico daño moral–, sino a la necesidad que tuvo, como
consecuencia de tal estado, de separarse de su esposa y su hijo recién nacido,
cambiando de domicilio durante algún tiempo, así como a la violación de su
derecho a la honra. Estos últimos hechos dan lugar a la existencia de un daño
extrapatrimonial diferente del moral, que rebasa la esfera interna del individuo y se
sitúa en su vida de relación.

Sobre el contenido y alcance del concepto citado, tuvo esta Sala


oportunidad de pronunciarse en fallo reciente, en el que se precisaron las
diferencias existentes entre el daño moral y el daño a la vida de relación.
Respecto de este último, se dijo:

"...aquella afectación puede tener causa en cualquier hecho con virtualidad


para provocar una alteración a la vida de relación de las personas, como
una acusación calumniosa o injuriosa, la discusión del derecho al uso del
propio nombre o la utilización de éste por otra persona (situaciones a las
que alude, expresamente, el artículo 4º del Decreto 1260 de 1970), o un
sufrimiento muy intenso (daño moral), que, dada su gravedad, modifique el
comportamiento social de quien lo padece, como podría suceder en
aquellos casos en que la muerte de un ser querido afecta profundamente la
vida familiar y social de una persona. Y no se descarta, por lo demás, la
posibilidad de que el perjuicio a la vida de relación provenga de una
afectación al patrimonio, como podría ocurrir en aquellos eventos en que la
pérdida económica es tan grande que – al margen del perjuicio material que
en sí misma implica – produce una alteración importante de las
posibilidades vitales de las personas...".[*] (Se subraya).

En el caso que ocupa a la Sala, resulta evidente que el demandante sufrió


tanto daño moral como daño a la vida de relación. Las afectaciones que
constituyen el primero han sido explicadas con anterioridad y se refieren,
especialmente, a la preocupación, el temor y la angustia que le produjo el hecho
de ser acusado públicamente de haber participado, como autor intelectual, en la
comisión de un delito tan grave como lo fue la masacre de Caloto, ocurrida el 16
de diciembre de 1991. A ello se aluden varios de los testigos citados, familiares y
amigos del señor Márquez Henao. Por lo demás –como se ha advertido–, la
ocurrencia de esta masacre había conmovido profundamente a toda la ciudadanía,
que esperaba prontos resultados de las investigaciones de las autoridades,
circunstancia que explica, sin duda, la amplia difusión de la noticia y la importancia
capital atribuida al informe del D.A.S. en los medios de comunicación, y permite
inferir fácilmente la gravedad de la afectación moral sufrida por quien resultó
erróneamente sindicado –frente al país entero– de haber participado en su
realización.
Pero la misma publicación generó, para el demandante, una grave
afectación extrapatrimonial en su vida exterior. Varios de los testigos se refieren,
por una parte, al hecho de que su primer hijo acababa de nacer, cuando se
produjeron las publicaciones citadas, y a la necesidad en que se vio Márquez
Henao de separarse de él y de su esposa, mientras se aclaraba la situación, dado
que temía por su vida. Algunos se refieren, inclusive, a llamadas amenazantes
recibidas en su casa. Lo anterior implicó, sin duda, una alteración importante de
su vida de relación y concretamente de sus relaciones familiares y sociales, que
se vieron suspendidas por un período determinado.

Adicionalmente, mencionan algunos testigos la afectación sufrida por el


demandante en su derecho a la honra, afectación que también puede inferirse, en
este caso, con fundamento en el contenido y el grado de difusión de las
publicaciones efectuadas, teniendo en cuenta que aquél, conforme se encuentra
establecido en el proceso, había sido siempre considerado por sus allegados y
conocidos como una persona íntegra, correcta y trabajadora, incapaz de cometer
un acto tan atroz como el que se el imputaba. Como se ha advertido, es innegable
la gran influencia que ejercen los medios de comunicación, y especialmente, la
televisión, en la opinión pública, que puede fácilmente modificar sus convicciones,
con fundamento en la difusión de una información. A ello se ha referido la Corte
Constitucional, al pronunciarse sobre la responsabilidad social que el artículo 20
de la Constitución Política señala para los medios de comunicación:

"A propósito de esta responsabilidad, ella crece en la medida en que


aumenta la ya de por sí muy grande influencia que ejercen los medios no
solamente en la opinión pública sino en las actitudes y aún en las conductas
de la comunidad. Un informe periodístico difundido irresponsablemente, o
manipulado con torcidos fines; falso en cuanto a los hechos que lo
configuran; calumnioso o difamatorio, o erróneo en la presentación de
situaciones y circunstancias; inexacto en el análisis de conceptos
especializados, o perniciosamente orientado a beneficios políticos o a
ambiciones puramente personales, resulta mucho más dañino cuanto
mayor es la cobertura (nivel de circulación o audiencia) del medio que lo
difunde...

La honra y el buen nombre de las personas... constituyen, junto con el


derecho a la intimidad, los elementos de mayor vulnerabilidad dentro del
conjunto de los que afectan a la persona a partir de publicaciones o
informaciones erróneas, inexactas o incompletas. Resulta de gravedad
extrema olvidar, en aras de un malentendido concepto de libertad de
información, el impacto que causa en el conglomerado una noticia, en
especial cuando ella alude a la comisión de actos delictivos o al trámite de
procesos penales en curso, y el incalculable perjuicio que se ocasiona al
individuo involucrado si después resulta que las informaciones difundidas
chocaban con la verdad de los hechos...".[*] (Se subraya).

Si bien en este caso no puede considerarse que exista responsabilidad de


los medios de comunicación, que, como se ha demostrado, se limitaron a publicar
una noticia cierta, esto es, el contenido del informe del Departamento
Administrativo de Seguridad, es claro que la argumentación expuesta por la Corte
es pertinente para comprender la vulneración que se produjo en el derecho a la
honra del demandante, que resulta imputable a la citada entidad estatal, la cual, a
través de dichos medios, difundió la información.

En lo que atañe a la reparación del perjuicio y tratándose, concretamente,


de la vulneración del derecho a la honra, se ha aceptado que ella se realiza
mediante la rectificación efectuada por quien distribuyó la información errónea,
utilizando los mismos medios y con una difusión similar. De otra manera,
continuará la confusión generada en los destinatarios de la información, quienes
mantendrán la duda respecto de la rectitud y honorabilidad de la persona cuyo
derecho ha sido vulnerado. Y esta rectificación, como lo ha sostenido la Corte
Constitucional, "no equivale a servir de conducto público para que el afectado
presente su propia versión sobre lo afirmado... en violación de los derechos
constitucionales, pues semejante criterio rompería abruptamente el principio de
equidad...".[*]

No puede decirse, entonces, que el daño causado a la honra del


demandante haya sido resarcido, en este caso. Si bien se advierte que varios
medios de comunicación dieron la oportunidad al señor Gilberto Márquez Henao
de controvertir públicamente las afirmaciones del director del Departamento
Administrativo de Seguridad, e incluso que algún columnista llamó la atención de
este funcionario y algunos colegas periodistas sobre la equivocación cometida,
solicitando la reparación debida, no obra en el proceso prueba alguna de que se
hubiera publicado, con la misma difusión y dándole la misma importancia, la
noticia relativa a la rectificación del informe del D.A.S.. Por el contrario, obra en el
expediente una grabación del Noticiero 90 Minutos, en el que se entrevista al
señor Fernando Brito Ruiz, quien reitera los términos del informe de prensa
divulgado, explicando que Gilberto Márquez Henao ha sido reclamado por un juez,
mediante una orden que el D.A.S. se ha limitado a ejecutar; recalca que en la
información difundida por esa entidad el día anterior, no se dijo que fuera
abogado, sino un "supuesto abogado", y manifiesta, finalmente, que es el señor
Márquez Henao quien tiene que clarificar su situación ante las autoridades
respectivas. También algunos testigos se refieren a la ausencia de una
rectificación por parte del Departamento Administrativo de Seguridad.

Así las cosas, habría sido procedente, en principio, ordenar que la


rectificación se efectuara en debida forma, por parte del director del D.A.S.; sin
embargo, para efectos de establecer el contenido de la condena por imponer, el
juez debe buscar, en cada caso, el mecanismo que, de mejor manera, garantice la
reparación del daño causado, y en el que hoy se resuelve, es necesario tomar en
consideración que la rectificación debe efectuarse, normalmente, dentro de un
período determinado, a fin de garantizar la compensación efectiva del perjuicio,
dado que, cuando ha pasado mucho tiempo, el recuerdo de un hecho que ha
dejado de ser actual podría tener en la ciudadanía un efecto contraproducente.
Los hechos objeto del presente proceso ocurrieron hace casi nueve años, de
manera que, en opinión de la Sala, la condena en dinero constituye la solución
más apropiada.

Hechas estas aclaraciones, entiende la Sala que en la condena impuesta


por el a quo, por concepto del daño moral sufrido por el actor –equivalente al valor
total que, por dicho concepto, fue solicitado en la demanda–, se encuentra
comprendida la indemnización de todo el daño extrapatrimonial que le fue
causado, esto es, tanto el daño moral propiamente dicho, como el daño a la vida
de relación, cuyo contenido se acaba de precisar.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso


Administrativo, Sección Tercera, administrando justicia en nombre de la República
de Colombia y por autoridad de la ley,

FALLA:

CONFÍRMASE la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo de Valle


del Cauca, Sección Segunda, el 25 de agosto de 1995, dentro del presente
proceso.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

MARÍA ELENA GIRALDO GÓMEZ ALIER E.HERNÁNDEZ ENRÍQUEZ


Presidenta de la Sala

RICARDO HOYOS DUQUE GERMÁN RODRÍGUEZ VILLAMIZAR

JESÚS MARÍA CARRILLO BALLESTEROS

*
Ver, al respecto, las sentencias proferidas por esta Sala el 18 de septiembre de 1997,
expediente 11.754, y el 27 de septiembre de 2000, expediente 11.601.
*
Este aspecto ha sido tenido en cuenta por la Corte Constitucional en varias ocasiones, para
establecer la existencia de un estado de indefensión por parte de quien solicita la tutela de su
derecho a la honra, frente a personas que, gozando de una cierta posición de supremacía social,
difunden informaciones en su contra. Ver, entre otras, sentencia T-697 del 6 de diciembre de 1996.
Igualmente, dicha corporación se ha referido a la facilidad con que se puede causar daño mediante
la difusión de informaciones a través de los medios de comunicación, dada, entre otros aspectos,
su extendida cobertura (Sentencia T-611 del 15 de diciembre de 1992).
*
Sentencia del 19 de julio de 2000, expediente 11.842, actor: José Manuel Gutiérrez
Sepúlveda y otros.
*
Sentencia T-512 del 9 de septiembre de 1992.
*
Sentencia T-332 del 12 de agosto de 1993.

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