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Haz realidad tu negocio

Cómo crear empresas y generar empleo con jóvenes emprendedores

© Coprytigh: Colectivo Integral de Desarrollo (CID)

Presentación
EL PRESENTE DOCUMENTO es una sistematización del concurso “HAZ REALIDAD TU NEGOCIO”. Este
evento, cuya primera edición se llevó a cabo en 1996, cuenta a la fecha, con 5 concursos realizados, a
través de los cuales se ha llegado a no menos de 26,000 jóvenes. De ellos, 7608 han participado como
concursantes inscritos, siendo 822 los que han creado sus propios negocios, generando así poco más de
2,700 puestos de trabajo.

Los jóvenes de hoy enfrentan dificultades de diverso orden en el tema del empleo, y constituyen, sin
lugar a dudas, el segmento de la población activa más golpeado por las duras condiciones de trabajo y la
escasez de oportunidades de empleo. Sin embargo, estamos convencidos d e que existen luces de
esperanza reflejadas en la gran lección de optimismo que nos brindan los jóvenes creadores de empresas.
El éxito del programa radica, precisamente, en valorar y potenciar las capacidades de los jóvenes, de
modo que puedan crear negocios sostenibles.

CAPÍTULO 1

1.1.- Origen de la iniciativa

En marzo de 1996, se lanzó el primer concurso "HAZ REALIDAD TU NEGOCIO” – Premio INFOJUVE
UNESCO al joven creador de empresas. Pocos pudieron suponer en ese momento que esta iniciativa
terminaría por institucionalizarse y constituir una referencia en lo que a promoción de nuevas empresas y
generación de empleo con jóvenes se refiere.

Luego de varios años transcurridos, 5 ediciones realizadas y poco más de 7,600 jóvenes participantes, se
presenta este balance del concurso y señala a la comunidad los principales resultados del trabajo llevado a
cabo.

En este período, entre 1992 y 1995, se aprendió qué no se debía hacer. Esto tuvo como consecuencia el
desprenderse de una serie de prejuicios e ideas preconcebidas en torno a la creación de empresas, así como
dejar de lado viejas y arraigadas prácticas de trabajo con sectores de menores recursos. A manera de
referencia, se mencionará algunas ideas previas, formuladas como interrogantes o afirmaciones susceptibles de
ser cuestionadas:

Idea Preconcebida 1:
“¿La base del proceso de creación de negocios es el crédito?"

La realidad de los creadores de empresas es que por regla general inician sus negocios con capitales propios
provenientes del ahorro personal y, en un tercio de los casos, con aporte de familiares. El problema no es
tanto crediticio al inicio, sino de capacidades de gestionar un negocio nuevo. Como s e v e r á más
adelante, el centro de nuestro acompañamiento se desplaza hacia lo que se denomina "servicios de
desarrollo empresarial", es decir, información, capacitación y asistencia técnica. El financiamiento es
importante, pero como parte de un proceso de desarrollo de capacidades empresariales. Más que un matiz
se trata de un enfoque muy diferente, que si bien hoy en día tiende a popularizarse en diferentes ámbitos
de la promoción de la pequeña empresa, el CID lo realiza, desde fines del 95, específicamente, con jóvenes
creadores de empresas.

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Idea Preconcebida 2: "¿Todos los jóvenes pueden ser empresarios?"

Los proyectos suelen partir de esta idea preconcebida según la cual la suma de capacitación técnica,
capacitación en un perfil de proyecto y un financiamiento o capital-semilla darán como resultado una
empresa exitosa. Probablemente, si en el Perú se trabajara con mayor dedicación el desarrollo de aptitudes y
actitudes para la creación de negocios, desde la formación básica inclusive, habría más y mejores
empresarios actualmente. Sin embargo, no todos los jóvenes pueden ser empresarios. Es más, de acuerdo con
las investigaciones, prácticamente la mitad no tiene ningún interés en desempeñarse en forma independiente
o en su propia empresa. Por lo tanto, el cuestionar este mito implica admitir conceptos tan elementales y a
veces controvertidos en materia de proyectos sociales, como la selección de los usuarios o la identificación y
posterior formación de características proclives a la actividad empresarial entre las cuales se encuentra, por
ejemplo, el deseo de superación personal. En el Perú, al parecer, se ha pasado de un entorno desfavorable
para estas iniciativas hacia un desbordante entusiasmo de un sinnúmero de proyectos y programas de
generación de empleo a través de la creación de nuevas empresas. El justo medio aconseja a ser prudentes
en este tema.

Idea Preconcebida 3: "¿Pueden ser los proyectos de inversión, académicamente reconocidos, el


eje principal de la calificación de las iniciativas de los jóvenes?"

Se suele creer que una buena empresa depende de un buen proyecto o estudio de factibilidad. En negocios
de pequeña envergadura, como los millones que hay en el Perú, esto no es necesariamente así. El enfoque
tradicional y académico, propio de esferas universitarias, ha revelado ser inadecuado, al menos con los
jóvenes emprendedores de zonas de menores ingresos. Este enfoque privilegia el análisis económico-financiero
para horizontes de duración relativamente largos y parte de supuestos mensurables y verificables. Es
coherente y útil dentro de una perspectiva de crédito bancario, pero, formulado bajo esas características,
totalmente lejano a la realidad de los pequeños inversionistas. En estos casos, los negocios son, por lo general,
unipersonales y reflejan lo que el emprendedor posee o carece, particularmente, en términos de experiencia en
el mercado, contactos con clientes, destrezas en aspectos productivos, etc. Por otro lado, se trata,
generalmente, de iniciativas que en su inicio son informales y cuyo promedio de duración es de menos de 30
meses de acuerdo a nuestras investigaciones. En este contexto, la evaluación de los proyectos se desplaza
hacia la coherencia persona – proyecto en entornos de incertidumbre difícilmente medibles y verificables y
dentro de una lógica no exclusivamente crediticia.

Idea Preconcebida 4: "Los negocios pequeños y autoempleos no son viables":

La década del 90 en el Perú ha visto la emergencia de cientos de miles pequeños negocios. Trabajadores
adultos que perdieron sus empleos, mujeres que se incorporaron al mercado laboral o jóvenes fuertemente
impregnados de un deseo de independencia se decidieron a formar sus propias fuentes de trabajo. Es un
error creer que en ellos no existe innovación y que de antemano están condenadas al fracaso. A nuestro
entender, es necesario crear las condiciones para potenciar y canalizar el ímpetu empresarial de todos y cada
uno de los emprendedores de nuestro país, sobre todo de los que menos tienen. No es materia de esta
sistematización entrar en el detalle de las condiciones para la emergencia de un empresariado más calificado
y con mayor visión empresarial, condiciones que son incipientes en nuestro país, por decir lo menos. Lo
que se pretende, por un lado, es reivindicar el potencial creativo e innovador de los jóvenes peruanos sobre
bases realistas y prácticas. Por otro lado, es necesario insistir en que no se debe perder de vista que se
trata de un proceso de aprendizaje empresarial. Asimismo, que en cada micro-iniciativa existen, en el fondo,
posibilidades de crecimiento que sólo se harán realidad si se crean entornos adecuados y se desarrollan
competencias empresariales en los individuos y las organizaciones.

Igualmente, es necesario recordar cuál era el contexto en esos años en lo que se refiere al trabajo con
jóvenes, no sólo empresarios sino jóvenes en general. Desde el estado, no existía ninguna iniciativa ni mucho
menos política clara con relación a la promoción del empleo juvenil. El programa PRO-JOVEN, dirigido más
bien a brindar capacitación técnica práctica sobre la base de un modelo de intervención inspirado de sus
pares chileno y argentino, se inicia con fuerza recién en 1997.

Desde la sociedad civil, y anterior a PRO-JOVEN, hubo diversos proyectos orientados a la inserción laboral de
jóvenes, vía la capacitación laboral en oficios y un período de prácticas en empresas. Ejemplos como los de

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SENATI, CARE, FE y ALEGRIA o FONDEMI (Proyecto de la Unión Europea con el Ministerio de Industria) son
dignos de mencionar. En realidad, el modelo de intervención, centrado en la formación técnica como
elemento fundamental para la mejora de las condiciones de empleabilidad, se expandió por diversas zonas del
país.

Sin embargo, la inserción a través del trabajo dependiente no es la única forma de promover el empleo de
los jóvenes. Tal vez, uno de los méritos de PRO–JOVEN es el de haber planteado muy tempranamente la
creación de empresas o autoempleo, ya desde 1993, como un mecanismo igualmente válido como el anterior
y, a mediano plazo, con repercusiones más interesantes en términos de empleo. Es necesario mencionar la
resistencia de parte de diversas instituciones y organismos que veían con escepticismo trabajar con jóvenes
emprendedores. Además, en el espectro de programas y proyectos, no existían iniciativas de promoción de
nuevas empresas, mucho menos de jóvenes.

Hoy en día, 7 u 8 años después, la crisis económica, la escasez de puestos de trabajo y la mayor presión
demográfica de los jóvenes (recordemos que en el 2002 habrá la mayor proporción de jóvenes en la población
en la historia peruana) han obligado a las instituciones y diversas instancias de toma de decisiones a encarar el
tema con mayor energía. No obstante, en los últimos dos años, han aparecido proyectos específicos de apoyo a
jóvenes empresarios aunque, es bueno decirlo, desde el Estado persiste aun una ausencia notoria y de
políticas relacionadas con el tema. Estamos convencidos de que el concurso "HAZ REALIDAD TU NEGOCIO"
ha contribuido a la sensibilización de la opinión pública sobre el tema.

Esta breve reseña indica claramente que, detrás del concurso, existe un diseño muy elaborado cuya finalidad
no se reduce a repartir premios o realizar vistosas ceremonias de clausura. Existe en el fondo una propuesta
concreta y ambiciosa de promoción de una cultura emprendedora en jóvenes de menores recursos que se
expresa en la creación de negocios sostenibles cuyo impacto en las economías locales puede ser de suma
importancia. Se expresa en iniciativas empresariales que en el fondo representan opciones de vida para los
jóvenes que ven en ellas un instrumento de autorrealización personal e inserción social plena.

CAPÍTULO 2

2. 1. ¿POR QUÉ TRABAJAR CON JÓVENES?

"Los jóvenes son el futuro del país" o "juventud divino tesoro" son sólo algunos de los dichos populares que
suelen utilizarse cuando de jóvenes se trata. Qué grande, sin embargo, es el contraste entre esta visión
idílica de un período del desarrollo de las personas y la imagen que, en términos prácticos, pesa como un
estigma sobre los jóvenes en términos reales.

En los medios de comunicación, joven es sinónimo de pandillas, delincuencia, drogadicción, embarazos


precoces de adolescentes, ritmo de vida desenfrenado, etc. La juventud suele ser la protagonista de las
páginas policiales e informes sensacionalistas de medios en búsqueda de ratings fáciles y mayores ventas.

Por el lado del mundo intelectual, las cosas no parecen ser muy diferentes. Tal vez, el tratamiento del tema
revista un carácter más científico, objetivo o neutro. En realidad, en la mayoría de dependencias u
organizaciones que trabajan con jóvenes suele predominar el enfoque del joven-problema: comunidades
terapéuticas para jóvenes drogadictos, casas u hospicios para madres adolescentes, programas de
rehabilitación o reinserción social de pandilleros, etc.

Nadie discute la necesidad de atender a grupos poblacionales en dificultades extremas. Sin embargo, ¿es
posible trabajar también con jóvenes que no representen un riesgo, peligro o problema inminente para la
sociedad? ¿Son los jóvenes un cúmulo de problemas o una fuente de oportunidades? ¿Puede el Estado
orientar lo esencial de sus esfuerzos en consolidar lo positivo que ya están construyendo los jóvenes en el
Perú?

El concurso "HAZ REALIDAD TU NEGOCIO" estuvo orientado, desde un principio, a jóvenes creadores de
negocios residentes en distritos pobres de diferentes ciudades y regiones del Perú. Lo que estos jóvenes

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necesitan son oportunidades de realización personal y profesional, como cualquier otro joven. Lo que tal
vez diferencie a estos jóvenes de otros es que están dispuestos a asumir riesgos mayores desde el punto
de vista financiero e incluso personal con la perspectiva de crear empresas y, consecuentemente, de
generar puestos de trabajo.

No es una minoría, como veremos más adelante; no representan un problema en términos de seguridad
ciudadana; y son, más bien, una oportunidad que no es debidamente valorada. El hecho de crear una
empresa es casi un acto heroico en nuestro país, con mayor razón, si se trata de personas de escasos
recursos que, con mucho esfuerzo y sacrificio, logran ahorrar algunos soles e invertirlos en un pequeño
negocio.

La competencia por la primera plana es dura. Difícilmente, un joven que abre un negocio de ferretería en
el lugar más inhóspito de la desértica periferia de Lima puede ganarle el titular de un diario a un joven
policía particular que en un arranque de celos se destapa los sesos de un balazo. La competencia es
desigual, total "bad news is good news" (malas noticias son buenas nuevas).

Finalmente, puede ser poco relevante si el protagonismo mediático no es favorable a los jóvenes que no
venden ni sexo, ni droga, ni sangre. Lo preocupante es que el joven que no es noticia, el joven que no
es problema, como los miles que cada año se inventan su propio empleo, no aparece en el imaginario
colectivo, en el disco duro de los intelectuales tan proclives a ver la "problemática" de los jóvenes antes
que su "solucionática". Asimismo, no figura en las mentes de las personas que toman decisiones a los más
altos niveles, en los programas y planes operativos de los Ministerios o Municipalidades. Hay excepciones,
como siempre, pero que sólo confirman la regla.

¿Sabe usted cuántos jóvenes crean una empresa cada año en nuestro país? De acuerdo con nuestras
estimaciones, sólo en lo que se refiere a negocios formales inscritos en la SUNAT son cerca de 60,000. Del
total de negocios formados, cerca del 25% pertenece a personas que al momento de hacerse
empresarios tenían menos de 26 años.

¿Por qué trabajar con jóvenes empresarios? Esa es la pregunta con la que se inicia este capítulo. Son
varias las razones que motivan el trabajo. Estas van desde el tema netamente empresarial y estadístico (un
cuarto de las nuevas empresas son formadas por jóvenes) hasta asuntos más complejos como el de la
inserción laboral de los jóvenes y la integración social de un segmento de la población altamente
vulnerable. Existe la convicción de que la autogeneración de empleo es un mecanismo válido de
incorporación de los jóvenes al mercado laboral, paso esencial en la construcción de un desarrollo
armonioso y pleno de ellos como personas.

Es cierto, la baja calidad del empleo y las precarias condiciones de trabajo podrían poner en
cuestionamiento un razonamiento de esta naturaleza. Sin embargo, toda realidad debe ser enfocada en
su adecuado contexto. Efectivamente, los negocios de los jóvenes duran poco, son frágiles y no les
proveen, en la mayoría de casos, de ingresos que les permitan vivir dignamente. No son "empleos
decentes" para utilizar una terminología de la OIT, en la mayoría de situaciones. Sin embargo, en el
caso de jóvenes empresarios de zonas de pobreza, sus ingresos y tasas de ocupación, así como las
posibilidades de desarrollo personal sobre la base de los recursos obtenidos y acumulados en la vida
empresarial, son significativamente mejores que en los jóvenes que no se dedican a los negocios.

Con la finalidad de comprender el por qué se trabaja con jóvenes empresarios y, sobre todo, por qué se
desarrolló una metodología peculiar de trabajo que tiene como eje el concurso "HAZ REALIDAD TU
NEGOCIO", s e h a realizado, en los últimos años, diversas investigaciones sobre los jóvenes
emprendedores. Estas han tomado en cuenta diversas fuentes:

◗ Jóvenes usuarios de los servicios del CID (en 8 años, se calcula haber llegado a no menos de 50,000
jóvenes en forma directa).

◗ Investigaciones llevadas a cabo en 1995, 1998, 1999 y 2000, tanto a jóvenes empresarios como a fuentes
directas de información empresarial. En el primer caso, se dispone de datos exhaustivos de poco más de
1000 jóvenes empresarios de todo el Perú, ya sea a través de encuestas, grupos focales y entrevistas a

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profundidad.

A continuación, se r e se ña rá los principales datos de esta información, sobre todo la obtenida en una
encuesta a nivel nacional realizada en 1999 a 800 jóvenes empresarios (600 con negocios en funcionamiento
y 200 que tuvieron, en algún momento, un negocio propio). En la mayor parte de casos se ha comparado
ambos tipos de público. Como se podrá apreciar, existen diferencias entre quienes gestionan con éxito su
negocio, con todo lo relativo que puede ser este término, y aquellos que por determinadas circunstancias
abandonan la vida empresarial.

2. 2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS JÓVENES EMPRESARIOS EN EL PERÚ

a. Perfil promedio
El perfil promedio del joven empresario peruano residente en zonas urbanas C y D (Clase media baja y clase
baja) es el siguiente:

EDUCACIÓN Secundaria o técnica


 La ocupación de los padres no influiría directamente en la
FAMILIA
decisión de crear un negocio y en el rubro en el que el joven
desea invertir.
 Sin embargo, el apoyo familiar es clave: económico,
máquinas, local, contactos para los negocios.
 Tiene padres o hermanos con negocios.
 Inició el negocio a los 19 años.
CARACTERÍSTICAS
AL MOMENTO DE  Estudiaba y trabajaba.
CREAR EL NEGOCIO  Crean negocios para mejorar ingresos aunque el deseo de
independencia y autonomía es una motivación importante
para crear negocios.
 No tuvo ni asesoría, ni capacitación, no hizo un estudio de
mercado, no elaboró un Plan de Negocios o un Proyecto.
 Comercio o servicios (1 a 2 trabajadores)
NEGOCIO
 U$ 440 de ventas mensuales
 Entre U$ 100 y 130 de ingresos netos mensuales
 U$ 813 de inversión inicial (de los cuales U$ 300 para
INVERSIONES
capital de trabajo)
 Recursos provienen de ahorros personales y/o préstamos
familiares, pero invierten solos.
 Mercado (mucha competencia, baja demanda)
PROBLEMAS
ENFRENTADOS  Falta de experiencia
 Trámites
 Falta de capital suficiente

Cuadro 1
Fuente: Dino Linares - CID

Como se puede apreciar, este primer perfil arroja información valiosa e inédita. No se sabe de antecedentes o
investigaciones sobre la materia. En todo caso, se pretende poner en evidencia lo frágil de ciertos supuestos
que, a menudo, se encuentra detrás de comentarios, apreciaciones o críticas al tema de jóvenes empresarios.

Los jóvenes que poseen negocios tienen, sobre, todo formación técnica o han concluido solo su
secundaria. Aprenden lo que hacen como negocio, ya sea en una experiencia laboral previa y/o en el
medio familiar. Es más, el núcleo familiar directo, padres y hermanos, tiene un rol doblemente
importante, ya que no sólo transmiten un saber-hacer, sino que contribuyen a construir una red de
relaciones y de apoyo a la nueva iniciativa.

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Resulta igualmente relevante que lo esencial del esfuerzo económico proviene de los jóvenes, es decir, de su
capacidad de ahorrar y asumir riesgos. Cuentan con sus propias fuerzas y enfrentan problemas de mercado,
de falta de experiencia y conocimiento de los negocios. El tema financiero sólo es mencionado en tercer
lugar y por menos del 15% de los encuestados.

Definitivamente, los ingresos promedio son ligeramente superiores al sueldo mínimo y los tipos de negocios
que crean son, a la larga, el reflejo de lo que los jóvenes poseen o carecen: la mayoría de pequeños comercios
evidencia que, si bien hay enormes ganas de ser independiente –característica por demás esencial en los
emprendedores– es muy estrecho el marco por donde discurre la innovación y la creatividad. Si bien es cierto
que la situación de estos jóvenes es mejor que la de aquellos que no se dedican a los negocios, es obvio
que no se trata de una base empresarial sólida y con perspectivas de generar negocios de mayor
envergadura.

Esta situación puede ser explicada por elementos del contexto, como la pérdida del poder adquisitivo y la
retracción de la demanda o por razones de política económica, débil integración a los mercados, etc. En estos
estudios, se pretende poner el acento en lo que está dentro de cada persona y, en consecuencia, puede ser
controlado, modificado o alterado con menor dificultad por ella misma. Nos referimos a las capacidades de
las personas para crear negocios sostenibles. El entorno es fundamental, pero tal vez más importante
sea para los nuevos negocios, en su mayoría unipersonales, el grado de competencias empresariales que
posea cada creador de empresas.

b. Grado de instrucción

Desde el punto de vista del grado de instrucción, se puede reagrupar a los jóvenes emprendedores hasta en
3 segmentos claramente definidos: 32,8% con secundaria o menos, 40,9% con formación técnica u
ocupacional y 26.3% con grado universitario. Se trata, por lo tanto, de un nivel promedio de instrucción que,
en el mejor de los casos, llega a la formación técnica. Esto no es necesariamente un elemento alentador
cuando cruzamos esta variable con estudios actuales y tipo de negocio. En efecto, sólo 33,8% se encuentra
estudiando y 66,2% ha abandonado sus estudios, por lo general en forma definitiva (la edad promedio del
cese es 17.5 años en los que tienen negocios y 20.5 años entre los que tuvieron negocios). Entre los que
estudian, la proporción de jóvenes que ya no tienen negocios y son universitarios llega al 47.4%.

A nivel de especialidad de estudio, aplicable a los que tienen formación ocupacional, técnica o universitaria,
existe una clara orientación hacia ramas de servicios, como por ejemplo Computación (9.6%), Administración
(5.6%), Contabilidad (4.4%), Educación (5.1%), secretariado (4.4%). Ahora bien, existe un importante
desfase entre las actividades que desarrollan empresarialmente y la especialidad estudiada. Esto podrá ser
constatado más adelante en el ítem sobre giro del negocio. Sin embargo, y a manera de ejemplo, entre los
194 encuestados que tuvieron negocios, parte de la muestra de 1000 jóvenes, sólo se pudo
identificar 3 casos de nexo directo entre especialidad y tipo de negocio.

Se puede esbozar algunas preguntas sobre la base de la información estadística. Por ejemplo, si se observa
que los jóvenes tienen un grado de instrucción técnica o menos, altos índices de deserción estudiantil y
formación en especialidades poco relacionadas con la actividad empresarial que están desempeñando,
¿dónde han aprendido lo que están haciendo actualmente? La respuesta no parece estar en el sistema
educativo formal. Si es así, ¿cuál es el grado de utilidad de la formación recibida en el sistema educativo formal
para jóvenes de estratos pobres de la población cuyas posibilidades de inserción en el sector "moderno" de
la economía vía el trabajo dependiente son muy limitadas?

Aquellos que se iniciaron en el negocio propio a más temprana edad, generalmente al terminar o abandonar
sus estudios por razones económicas, tienen, paradójicamente, más posibilidades de éxito, con todo lo
relativo que puede significar este término, pero a la vez tienen un grado de instrucción formal menor. A la
inversa, quienes guiaron sus objetivos por la formación universitaria y el trabajo dependiente se inician en los
negocios más tarde que los de instrucción menor y ven esta actividad como un ingreso complementario. Sus
posibilidades de éxito en los negocios son menores por cuanto carecen de experiencia, han sido formados
para especialidades muy diferentes a las que están ejerciendo y, además, prevalece en ellos la idea de hallar
un empleo y no el de generárselo uno mismo.

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c. Experiencia

Precisamente, uno de los espacios fundamentales de aprendizaje de la actividad empresarial es la experiencia


tanto en forma dependiente como independiente. La mayoría tiene algún grado de experiencia (54%); sin
embargo, existe un nada despreciable 46% que no ha adquirido experiencia previa al lanzamiento del negocio.
Cabe aclarar que la pregunta se formuló en torno a las diferentes actividades que pueden ser consideradas
como parte de la experiencia, es decir sean esta formales o informales.

Asimismo, existen diferencias en cuanto a la duración de la experiencia, en particular, si está relacionada con
el rubro. De este modo, s e a pr e c ia que 39.7% tiene una experiencia laboral previa en el rubro del negocio
que tuvo entre el 94 y el 97 o tiene actualmente. Sin embargo, sólo 22.3% posee una experiencia en el rubro
de más de doce meses.

La experiencia laboral previa a la formación del negocio tiende a ser mayor entre los que tienen negocio que
entre los que han tenido: 62.1% versus 48.5%. Sucede lo mismo con el tiempo de duración de la experiencia
previa relacionada con el rubro: 70.9% de los que tienen negocios posee una experiencia de más de 1 año
relacionada con el rubro, mientras que, entre los que tuvieron negocios 53.7%, posee una experiencia de
menos de 1 año.

La experiencia y la práctica tanto en empresas formales como informales es, por consiguiente, un espacio de
aprendizaje clave en la formación del futuro empresario. Esto sugiere la necesidad de estimular procesos de
inserción laboral y de adquisición del saber-hacer necesario para la actividad empresarial. Las cifras confirman
la tendencia hacia la independencia laboral de los jóvenes y cuyas motivaciones examinaremos más adelante.

Sin embargo, nos preguntamos si estos niveles de experiencia son los óptimos. No se debe olvidar que el
46% de los jóvenes no tiene ninguna experiencia antes de emprender un negocio y 29.6% sólo tiene menos
de 6 meses de experiencia relacionada con el rubro del futuro negocio. La incipiente experiencia sumada al
grado de instrucción señalado más arriba sólo puede dar como resultado un bajo nivel de calificación así como
de adquisición de competencias técnico-productivas y empresariales idóneas para la creación de negocios
innovadores, sostenibles o que generen valor agregado.

El análisis de la situación previa a la creación del negocio permite comprender mejor sobre qué base
enfrenta el joven la futura actividad empresarial. En ése sentido, se ha indagado sobre las modalidades que
los jóvenes consideran más importantes desde el punto de vista del aprendizaje empresarial. Los resultados
muestran que 40.6% de los jóvenes emprendedores aprende lo que están haciendo en el negocio mismo,
expresión del empirismo característico de las PYMES. Aparece, de igual modo, la experiencia previa bajo dos
modalidades: el contexto familiar con 27.4% -factor "herencia" por llamarlo de algún modo- y un trabajo
anterior con 16.6%. Los estudios en el sistema formal son mencionados solamente por el 13.9% de los
encuestados.

d. Entorno familiar

La familia es clave en la formación de los futuros empresarios, incluso en la creación misma del negocio. Sin
embargo, la influencia de la familia no queda en ése plano:

Familiares con actividad empresarial


Del total de encuestados, 65% declara tener al menos un familiar con negocio. Lo relevante de la
pregunta era conocer el grado de parentesco de los jóvenes con familiares empresarios. No existen
mayores diferencias entre los jóvenes que han tenido negocios y los que tienen uno actualmente en lo
que concierne al entorno familiar. En una pregunta de respuestas múltiples destacan, nítidamente,
como parte del 65% mencionado, los jóvenes con hermanos (entre 40.8% y 28.1%) o padres
que tienen negocios (38.8% y 42.2% respectivamente. Luego, mencionan parientes de menor
cercanía (tíos o primos).
Lo interesante del caso es mencionar que provienen en su mayoría de familias en donde al menos un familiar
directo, padre o hermano, es empresario. Como dato adicional, se puede mencionar que el 70.5% de los
negocios de estos familiares son formales. Existe pues una importante dinámica emprendedora en estas

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familias, factor que, sin duda, ha contribuido en la formación de lo que algunos llaman el "espíritu
empresarial". En todo caso, hay un tema de competencias, y actitudes y valores que son transmitidos de
generación en generación que bien ameritarían un estudio aparte.

Influencia de la ocupación de los padres

Es difícil determinar las diferentes modalidades de transmisión de una cultura emprendedora y de las
competencias necesarias para crear un negocio. En el caso de e s t e estudio, se les preguntó a los jóvenes si
creían que la ocupación de los padres había influenciado en que ellos pusieran un negocio. La respuesta
promedio es positiva para el 71.9% de los encuestados.

A nuestro entender, es necesario resaltar las percepciones relacionadas con la transmisión de padres a hijos
de actitudes o valores. Se puede apreciar que tan importante como el aprendizaje de un negocio específico es
el deseo de superación, la necesidad de independencia o la percepción del negocio como ocupación más
rentable que el trabajo dependiente. Todo esto se aprende sobre todo en el entorno familiar directo.

e. Ocupación e ingresos

Con respecto a la ocupación e ingresos, habría al menos dos ideas importantes:

◗ Los que tienen negocios parten de situaciones con algún nivel de ocupación en trabajos dependientes,
incluye el trabajo familiar remunerado o no remunerado, proporcionalmente mayores que los que han
tenido negocios: 71.4% versus 58.3%, sobre todo en el caso de los empleados (23.7% versus 8.2%). Esto
confirmaría, por un lado, la tendencia mencionada líneas arriba sobre la importancia de la experiencia
laboral previa de los jóvenes empresarios en la permanencia de los negocios.

◗ Los niveles actuales de desocupación son más altos en los que han tenido negocios, ya que llegan a
39,6% si consideramos a los que sólo estudian (24,7%). Esta proporción solo llega a 10.8% en el caso de
los que tienen negocios y está constituida casi en su totalidad por estudiantes.

Las bases del aprendizaje empresarial quedan reflejadas igualmente en la situación p r e v i a a la formación
ocupacional. El hecho de crear un negocio representa, en buena parte de los casos, una transición
ocupacional, como por ejemplo, pasar de una situación de trabajador dependiente a otra de trabajador
independiente. La tendencia identificada es que los que han tenido negocios se han insertado en el
mercado laboral como trabajadores dependientes, están estudiando o simplemente se encuentran
desocupados. La situación es muy diferente para los que crearon negocios y se desempeñan, actualmente,
como conductores-propietarios de los mismos.

La mejor situación ocupacional de los jóvenes con negocios, aparentemente, se ve reflejada en el plano de los
ingresos, a juzgar por las cifras del gráfico siguiente:

INGRESOS MENSUALES JOVENES EMPRENDEDORES (%)

Cuadro 2
Fuente: Dino Linares - CID

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Se puede apreciar que la proporción de jóvenes con negocios tiende a aumentar conforme se aumenta,
también, el rango de ingresos. En términos porcentuales, 58.8% de estos jóvenes tiene ingresos superiores al
sueldo mínimo vital en el momento en el que el CID recogió la información es decir, en 1999, (S/ 340
nuevos soles), mientras que entre los que tuvieron negocios esta proporción solo llega al 42.8%.
Evidentemente, la mayor proporción de desocupados influye en el promedio global de ingresos de este grupo
de jóvenes. Sin embargo, se cree que existe una correlación entre ocupación actual e ingresos que
favorecería a jóvenes con negocios.

2. 3. NEGOCIOS CREADOS POR JOVENES EMPRESARIOS EN EL PERU

a. Tipos de negocios creados

Los negocios creados por jóvenes se caracterizan por ser de los giros de comercio o servicio
principalmente. Entre ambos, se encuentra el 78.6% de todas las iniciativas registradas. En el
cuadro siguiente, se ha preferido consignar, lo más detalladamente posible, los tipos de negocios
creados:

NEGOCIOS CREADOS POR JOVENES EMPRESARIOS

➜ Comercio

Venta de ropa 11.1


Bodega y panadería 7.9
Venta de comida / Restaurante 7.6
Venta de productos de belleza 6.4
Venta de abarrotes y golosinas 5.2
Librería bazar 4.8
Venta de fruta / verdura 3.7
Venta de calzado 2.6
Comerciante 2.0
Venta de electrodomésticos 2.0
Venta de pollo / Carne 1.6
Ferretería 1.5
Venta de adornos 1.3
Botica 0.8
Venta de plásticos / juguetes 0.6
Video juegos / billar 0.5
Venta de repuestos 0.4
Venta de casetes 0.4

SUB –TOTAL 60.4

➜ Servicios

Peluquería / Salón de belleza 3.8


Dictado de clases 2.7
Service 1.7
Electricista 1.4
Mecánica 1.3
Tipeos 1.3
Taller de reparaciones, artefactos y otros 1.0

9
Trabajo con computadoras 0.9
Juguería 0.8
Servicio de prótesis dental 0.8
Alquiler de video 0.6
Serigrafía / estampado 0.6
Renovadora de calzado 0.5
Cerrajería / Soldadura 0.4
Taxi 0.4
SUB –TOTAL 18.2

➜ Producción
Carpintería 1.3
Elaboración de yogurt 0.8
Modista / Taller de costura 0.6
Artesanía 0.5
Tapicería / Carpintería 0.4
SUB –TOTAL 3.6

➜ Otros 17.8

Fuente: Dino Linares / CID N=806 encuestados / 946 negocios registrados

La intención es mostrar la variedad de posibilidades, aunque dentro de giros que bien reflejan las características
de los jóvenes señaladas hasta el momento. Se trata de actividades de bajo riesgo que demandan un mínimo
nivel de competencias y que están orientadas, sobre todo, a consumidores finales provenientes, se presume, de
estratos pobres de la población. Esta apreciación se sustenta en las siguientes cifras obtenidas sobre la
localización de los negocios en funcionamiento, los mismos que se concentran en tres principales modalidades:
37.1% de los negocios funciona en quioscos o puestos de mercados, 25.2% en las viviendas de los jóvenes y
10.9% son ambulantes.

Los negocios nuevos son el reflejo de las personas que los crean y, evidentemente, de las condiciones en las
que éstas nacen y se desarrollan. La innovación y creatividad deben ser entendidas en el estrecho marco de
oportunidades y acceso a recursos que los jóvenes de estratos pobres tienen para hacer empresa. Así como no
se puede afirmar que la competitividad del país se puede construir con negocios de este tipo, se debe ser
honestos en reconocer que aún un precario negocio de expendio de golosinas constituye una alternativa real
de inserción laboral y generación de ingresos -y por qué no hasta de realización personal- para jóvenes que
no tienen nada que perder.

b. Inversiones e información complementaria sobre los negocios

Está profundamente arraigada en la población la creencia de que para iniciar un negocio se necesitan
importantes sumas de dinero. Este sería el obstáculo principal para crear empresas, sobre todo, para los que
tienen ideas de negocios, mas no el capital. La evidencia recogida de los jóvenes empresarios ofrece una
perspectiva bastante diferente y alentadora desde muchos puntos de vista.

El promedio de inversiones realizado por los jóvenes empresarios, jóvenes con negocios y jóvenes que han
tenido negocios, es de U$ 813, de los cuales U$ 438 en activos fijos y U$ 375 en capital de trabajo. Los
jóvenes con negocios invierten U$ 1,000 en total, mientras los que han tenido negocios invirtieron U$ 656.

Estas cifras revelan, por un lado, que los jóvenes inician sus negocios con pocos recursos. Aparentemente no
sería necesario contar con grandes capitales para crear una empresa. Por otro lado, existe un gran dinamismo
emprendedor en los jóvenes, el mismo que se refleja en la capacidad que tienen de invertir y arriesgar en un

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negocio, lo que, sin duda, debe repercutir positivamente en las economías locales (ámbito de acción directo de
estos negocios). Si bien es cierto lo relativamente exiguo de los montos invertidos puede explicar en parte por
qué invierten en negocios de comercio y servicios, lo concreto es que se trata de las primeras experiencias
empresariales llevadas a cabo por personas que sólo tienen entre 19 y 23 años en la mayoría de casos.

Ahora bien, ¿de dónde provienen las inversiones de los jóvenes empresarios? Las estadísticas son bastante
elocuentes: Las principales fuentes de las inversiones son el ahorro y el apoyo familiar (50,6% y 50,5%
respectivamente, respuestas múltiples). Aquí reside una de las principales lecciones que se debe aprender de
los jóvenes empresarios: la creación de negocios en estratos pobres se debe al esfuerzo personal de los
emprendedores y/o de sus familiares directos que realizan inversiones en pequeña escala. Esto invita a
relativizar el trillado concepto de "estrategia de supervivencia", cargado además de una fuerte connotación
peyorativa cuando es utilizado en sectores académicos.

La dinámica económica en localidades de estratos pobres descansa, en buena parte, en las capacidades de
invertir y arriesgar de sus propios pobladores. Estas capacidades se correlacionan positivamente con actitudes,
valores y hábitos ya señalados, como el deseo de superación, de progreso, de independencia, de solidaridad
(en este caso intergeneracional) o la práctica del ahorro personal. Una vez más, la familia es el núcleo inicial y
principal de los procesos formativos, en este caso específico, de lo relacionado con la creación de actividades
económicas.

(1) Versión adaptada del documento:

COLECTIVO INTEGRAL DE DESARROLLO (CID) “Haz Realidad tu negocio”


En: www.cinterfor.org.uy/public/spanish/region/ampro/.../doc/.../libro276.pdf

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