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¿Por qué es importante hablar de este tema?

El suicidio es un hecho que se ha presentado a lo largo de la historia de la humanidad y en todas las culturas. Esto
aparentemente abriría la puerta a pensar “¿Y porqué preocuparnos ahora por algo que siempre ha sucedido? ¿Porqué
ahora es un problema y antes no?”
Más allá de la universalidad en el tiempo y las culturas, hay hechos en la actualidad que hacen de las conductas suicidas
(ideación, intento y consumación) un problema de salud pública a nivel mundial.
Cada vez es más evidente que las personas más vulnerables y susceptibles son los jóvenes. Esto de por si, es ya un
motivo de preocupación, pero también una razón para tomar acciones.
¿Qué tanto se presenta?
1. En la actualidad, globalmente mueren más personas por suicidio que por homicidio, incluso si se tienen en
consideración los casos en los conflictos armados. (3).
2. Hasta los años 50, el suicidio se presentaba prevalentemente en las personas mayores de 45 años. Es decir, era
una problemática de adultos. En los últimos 30 años, se ha registrado un sorprendente incremento del suicidio en las
personas menores de 25 años. En algunos países, es la segunda o tercera causa de muerte entre las personas entre
los 15 y 25 años de edad (3,4).
3. A mediados de los años 60, el suicidio infantil (por debajo de los 12 años) era algo impensable. Hoy, muy a nuestro
pesar, ya se reconoce la existencia de niños menores de 12 años que han optado por el suicidio.
4. En el caso concreto de Colombia, si bien la tasa general de suicidio viene en descenso desde el año 2000 y dicha
tasa está catalogada como baja dentro de la escala mundial, la mayor incidencia de suicidio está precisamente entre
los 15 y 24 años de edad (Fuentes varias Medicina Legal).
5. Comparando el suicidio con otras problemáticas socialmente relevantes en Colombia, por cada 5 muertes por
VIS/SIDA hay 9 muertes por suicidio.
6. Teniendo en consideración la ideación suicida, el estudio de salud mental realizado en el 2003, pone de manifiesto
que el 11.0% de los adolescentes habían considerado seriamente la idea de suicidarse. Haciendo la diferenciación
por sexo, las mujeres duplican a los hombres en esta idea: 14.3% y 7.6% respectivamente.
7. La edad en la que se encontró se manifestó por primera vez, mostró alguna variación de acuerdo al sexo. Mientras
que los hombres lo piensan alrededor de los 12 y 13 años, las mujeres lo hacen entre los 14 y 15 años (Posada,
Torres y más, 2010).
8. En el segundo estudio de salud mental de adolescentes (Torres de Galvis & cols., 2010) se encontró que el 24.5%
de los adolescentes han considerado la idea suicida, el 13.3% han realizado un plan y el 14.4% ya han realizado una
tentativa suicida.

¿Qué cree la gente acerca del suicidio?


Dependiendo de lo que creemos, decidimos. Es así, como alrededor del suicidio se han construido una serie de mitos o
creencias erróneas que llevan a tomar decisiones equivocadas. Entonces es falso creer que: 

1. El que amenaza con el suicidio es porque no lo va a hacer: Se parte de la creencia popular de que “Perro que
ladra no muerde”. Las evidencias muestran que 8 de cada 10 personas que mueren por suicidio han dado a entender
directa o indirectamente sus intenciones
2. Los que amenazan con suicidarse, lo hacen para manipular o llamar la atención: No necesariamente, pero en
caso de que fuera cierto, surge la pregunta ¿Por qué alguien tiene que recurrir a una amenaza suicida para llamar la
atención? Ese solo hecho ya dice que hay algo que no está bien en quien realiza la amenaza, bien sea como forma
de manipulación o como mecanismo para llamar la atención.
3. El suicidio no es prevenible porque es resultado de una conducta impulsiva: Aquí se confunde la actuación
aparentemente precipitada a causa de un evento desencadenante con la impulsividad.  Muchas de las personas que
terminan suicidándose, han estado considerando la idea del suicidio con meses o años de anticipación.
4. Hablar sobre suicidio con una persona en riesgo lo puede incitar a que lo ejecute: Esta falsa creencia está
muy arraigada en muchos terapeutas. Hablar sobre las ideas de suicidio puede tener incluso un efecto liberador en la
posible persona en riesgo.
5. Una persona que se va a suicidar no da señales de sus intenciones: En los estudios de autopsia psicológica
son muy frecuentes los hallazgos de señales explícitas o encubiertas de las ideas e intenciones del que fuera
después un suicida. Parte de la labor de prevención es saber identificar a tiempo algunas de estas señales.
6. El suicida está decido a morir: las investigaciones muestran que la persona con ideación suicida se encuentra en
una condición de ambivalencia entre vivir y morir.
7. El que amenaza con suicidarse solo lo hace por manipular: No hay que confundir la manipulación con la
intención suicida. Aun cuando hay personas que efectivamente usan la amenaza suicida como herramienta de
manipulación hacia otros, esto no disminuye el riesgo existente. De hecho, sería un indicador más de la necesidad de
ayuda para la persona.
8. La mejoría después de una crisis suicida significa que el riesgo se ha superado: Normalmente se confunde el
aparente estado anímico eufórico y de tranquilidad con la superación de la problemática que desencadenó la crisis.
Hay que verificar que efectivamente los hechos han sido superados y no dejarse guiar simplemente por un estado de
ánimo de aparente alegría.
9. Realizar intentos con medios aparentemente poco peligrosos significa que la persona no está
considerando seriamente el suicidio: Lo más importante en las tentativas suicidas no es el posible método a
emplear sino la intención subyacente en la persona.
10. Quien hace un intento de suicidio y sobrevive a él, nunca más lo volverá a realizar: La evidencia muestra que
los intentos previos de suicidio son indicadores de mayor riesgo a futuro (5, 6, 7).

¿Cómo identifico señales de riesgo en mi hijo o hija?


Afortunadamente el suicidio es algo que se puede llegar a evitar o prevenir, si se identifican a tiempo las señales que dan
indicios del malestar emocional de la persona.
A continuación se presenta una lista de preguntas que le permitirá conocer las señales más frecuentemente observadas y
utilizar esta información a manera de herramienta. Por favor responda si o no a cada una de las preguntas según
corresponda y al finalizar realice el conteo de respuestas afirmativas
1. Existe un intento previo de suicidio
2. Presenta ideas de suicidio que se hacen evidentes en amenazas verbales o escritas: Amenazas directas por
suicidarse al decir cosas como: “Mejor quisiera morirme!” “Mi familia estaría mejor sin mí” o “No tengo razón para
vivir”, “Yo soy un estorbo”. Estas amenazas hay que tomarlas siempre en serio
3. Se queja de ser “malo” o de sentirse “abominable”
4. Lanza indirectas como: “no les seguiré siendo un problema”, “nada me importa”, “para que molestarse” o “no te
veré otra vez”
5. Entrega las pertenencias más preciadas a otros
6. Presenta cambios en los hábitos de sueño: dormir poco o dormir en exceso
7. Presenta cambios en los hábitos alimenticios (episodios de inapetencia o sino comer demasiado)
8. Se retrae socialmente: Se aparta de sus amigos habituales, de su familia o de sus actividades convencionales.
9. Actúa de manera violenta, presenta comportamiento rebelde, desmotivado o se escapa de casa
10. Usa y/o abusa de sustancias psicoactivas, incluidos alcohol y cigarrillo
11. Descuida su presentación personal o hábitos de aseo
12. Se hacen evidentes cambios pronunciados de estados de ánimo (parece triste, aislado, irritable, ansioso, cansado,
indeciso o apático)Tiene dificultades para concentrarse: Se traducen en aburrimiento persistente y deterioro en la
calidad de su trabajo escolar.
13. Presenta quejas frecuentes de dolores físicos, tales como dolores de cabeza, de estomago y fatiga, asociados con
su estado emocional.
14. Presenta anhedonia: Pérdida de interés en sus  pasatiempos y otras distracciones o en las cosas que
anteriormente le generaban placer y satisfacción.
15. Presenta anergia: Pérdida de energía vital. Se le nota cansado, abatido, aburrido.
16. Poca receptividad o rechazo a los elogios o los premios.
17. Ha pasado recientemente por un evento desencadenante de pérdida: Un cambio drástico en su vida o una pérdida
de un ser querido (ya sea por causa de muerte, divorcio, separación o relación fracasada)
18. Tiene un bajo nivel de autoestima (no siente que tiene valor alguno, sentido de culpabilidad desmedido u odio hacia
sí mismo).
19. Falta de esperanza: Carencia de expectativas sobre el futuro (siente que nada va a mejorar, que nada cambiará) o
percepción fatalista sobre el futuro
20. Presenta inquietud persistente por música, arte o reflexiones personales alusivas a la muerte o a la idea del
suicidio.
21. Se pone muy contento después de un período de depresión sin una explicación justificada de dicha
recuperación (1,2)
 
Es relevante tener en consideración que varias de estas señales deben estar presentes por un espacio de tiempo no
inferior a un mes. Se puede observar que muchas de estas señales indicadoras de riesgo de suicidio son consistentes con
algunos de los criterios para el diagnóstico de un episodio depresivo. De hecho, la ideación suicida también se considera
un criterio clínico para el diagnostico de una depresión mayor.

¿Qué son factores de riesgo y de protección?


 
Cuando se habla de factores de riesgo y de protección, estamos hablando de condiciones,variables o situaciones que
tienen el potencial de aumentar o disminuir el riesgo de que suceda un evento determinado. En ese sentido, los factores de
riesgo, aumentan la probabilidad de que se presente el suicidio y los factores de protección la disminuyen.
¿Cuáles factores aumentan el riesgo?
Los factores de riesgo para el suicidio más frecuentemente identificados son los siguientes:
 

A.    Ideas, planes o intentos previos: El factor de riesgo de mayor importancia es la existencia de la idea de suicidio. Las
actuaciones suicidas previas, aumentan significativamente riesgosa posibilidad de un nuevo intento que podrá llegar a ser
letal. Nos dan a entender que la persona ya fue capaz de pasar de la idea al hecho. Estos son quizás los dos factor y señal
de riesgo más importantes de todos.
B.    Suicidio de personas cercanas: La muerte de amigos o personas cercanas puede operar como un evento
desencadenante para realizar un intento de suicidio. En los adolescentes puede operar el llamado “efecto dominó”.
C.    Antecedentes familiares de suicidio: Los profesionales de la salud mental siempre tienen en consideración si
existen antecedentes familiares de suicidio. Bien sea los antecedentes familiares de depresión (genética) o el resultado de
un aprendizaje social (cultura), en cualquier caso hay que considerar los antecedentes familiares como un factor de riesgo
importante. 
D.    Abuso de alcohol y otras sustancias psicoactivas (SPA): Para todos los especialistas en esta temática, es muy
clara la conexión que existe entre el abuso de sustancias y el riesgo de suicidio. Las evidencias muestran que el 40% de
las personas muertas por suicidio, a quienes se les practicaron exámenes toxicológicos, dieron positivo a la presencia de
sustancias. La sustancia más frecuentemente encontrada ha sido el alcohol.
E.    Presencia de un evento desencadenante: Que es la mal llamada “Causa del suicidio”. Pérdidas como la muerte de
un ser querido, un fracaso académico, un rompimiento amoroso o un quebranto económico puede operar como el evento
que activa las ideas de suicidio que se podían haber estado gestando con mucho tiempo de anticipación.
F.    Debilidad en la red de soporte social: Las personas que tienen la percepción de disponer de poco apoyo afectivo a
su alrededor tienen mayor riesgo de suicidio comparativamente con quienes tienen la percepción de tener más personas
que están dispuestas a ayudarlos.
G.    Estilo de afrontamiento evitativo: Dentro de las múltiples formas que existen para regular el estrés, se ha
encontrado que quienes tienden a inclinarse por un estilo de afrontamiento de evitación pueden concebir más fácilmente
las ideas de suicidio.
H.    Enfermedad mental: La depresión, la psicosis y algunos trastornos de personalidad, son algunos de los trastornos
mentales que están más asociados con el riesgo de suicidio.

Los trastornos de personalidad son quizás un poco complejos de entender para el público en general. Se refieren a
alteraciones en los patrones de comportamiento y que tienden a ser relativamente constantes. Causan un marcado y serio
desajuste de la persona en su proceso de adaptación al entorno social. Un criterio para diagnosticar estos trastornos, es
que la persona sea adulta. Es por eso que se tiene cierta reserva en hacer este tipo de diagnóstico en los adolescentes.
¿Cuáles factores protegen y/o disminuyen el riesgo?
Al hablar de factores de protección, no necesariamente coinciden con la ausencia de factores de riesgo aunque
pueden guardar cierto nivel de relación la presencia o ausencia de unos o de otros. A continuación
mencionaremos los factores de protección más frecuentemente identificados:

A.    Alta tolerancia a la frustración: Cuando se le enseña a los niños y a los jovenes a enfrentar situaciones
de pérdida, fracaso o frustración, los estaremos preparando para este tipo de circunstancias que
inevitablemente estarán presentes a lo largo del curso de la vida. No hay que confundirse con la expresión
coloquial “Ese es un tipo frustrado” que hace referencia a una persona que nunca logró un anhelo que tenía y
por lo tanto, se muestra amargado, resentido y con rabia hacia la vida.
B.    Alta tolerancia al rechazo: Se diferencia de la tolerancia a la frustración en la medida en que se relaciona
específicamente con el manejo de las relaciones sociales. Si bien en el desarrollo de las habilidades sociales es
muy importante saber formar parte de un grupo, saber reconocer jerarquías, saber entablar nuevas relaciones
con miembros tanto del mismo sexo como del opuesto, saber conservar dichas relaciones y saber colocar
límites sanos en ellas; en dicho proceso el rechazo será algo inevitable. No es algo que podamos escoger: Así
como a algunas personas les pareceremos alguien agradable, para otras seremos absolutamente detestables.
Para nustro gusto o disgusto, será necesario aprender a tolerar el rechazo de algunas personas que se
encuentran a nuestro alrededor. En esa medida, saber tolerar el rechazo se convierte en un factor altamente
protector.
C.    Consolidación de una buena red de soporte social: Si bien es importante construir nuevas relaciones,
también es importante saber conservarlas y nutrirlas. En tanto que se tiene la percepción de contar con muchas
y variadas personas que nos pueden brindar apoyo, ayuda y soporte, la percepción de desamparo disminuirá
significativamente. Una de las necesidades afectivas más importantes para los seres humanos es sentir que
son importantes, amados y valorados por otras personas, de manera real y genuina.
D.    Ausencia de consumo de sustancias psicoactivas o retraso en su edad de inicio: El consumo de
sustancias psicoactivas puede ser la consecuencia de problemas previos y a su vez se convierte en un factor
generador de otros nuevos. En un marco de vida ideal, se esperaría que los niños y jóvenes nunca lleguen a
consumir sustancias psicoactivas ilegales y que si llegaran a acceder a las sustancias psicoactivas legales, lo
hagan siendo adultos y de una manera responsable y regulada.
E.    Manejo del estrés de la vida cotidiana basado en la búsqueda de soporte social y la solución de
problemas:Las investigaciones muestran que las personas que desarrollan este tipo de formas de manejo del
estrés, basados en la búsqueda de soporte social y en la solución de problemas, tienden a inclinarse
significativamente menos, a concebir ideas de suicidio o a incurrir en el consumo de sustancias psicoactivas.
F.    Control emocional: Debemos entenderlo no como la ausencia de emociones molestas. Hay dos puntos
fundamentales al hablar de control emocional. Primero, postergar la toma de decisiones relevantes estando bajo
una emoción particularmente intensa (bien sea alegría o tristeza). Segundo, que las emociones que se
experimentan sean proporcionales a la magnitud del evento que se está viviendo. 
G.    Estilos de pensamiento sobre la causa de los hechos: La explicación que le damos al origen o causa
de los eventos es algo que se aprende. Cuando desarrollamos los mecanismos que nos permiten hacer las
atribuciones o evaluaciones ajustadas, la vida se puede vivir con mayor o menor sensación de control. El
ejemplo más conocido sería el tipo de explicación que puede dar un estudiante ante una mala nota: “El profesor
me rajo” (explicación externa) frente a “No estudié lo suficiente” (explicación interna). La forma como nuestro
pensamiento da explicación de la causa de los eventos, tiene una íntima relación con la responsabilidad, es
decir, la habilidad para responder por las consecuencias de nuestras decisiones.
H.    Consistencia normativa: tener normas claras, justas y firmes, apoyados en un manejo abierto y sincero
del afecto, suele ser un factor que tiene un poder de protección supremamente efectivo. Para que esto se de, es
necesario cuidar la comunicación, de tal manera que sea oportuna y prudente.
¿Qué puedo hacer como padre o madre?

El punto más importante que deben tener los padres y las madres se centra en el desarrollo de una relación de
proximidad, comunicación y soporte con los hijos. El desarrollo de una relación no es cuestión de un par de
momentos sino que es un proceso constante y permanente. Mencionaremos a continuación algunos tópicos
muy generales que pueden ayudar en la construcción de una relación sana con nuestros hijos e hijas y que les
puede ayudar a consolidar mecanismos de protección no solo frente al suicidio sino frente a muchas otras
situaciones indeseables (8).

A.    Ser modelos de autoridad congruentes y coherentes: Quizás la primera idea que se viene a la mente
de la mayoría de las personas al mencionar la palabra autoridad es sanción y castigo. Si, una parte de sus
funciones son corregir, sancionar y castigar. Sin embargo, la autoridad tiene otra dimensión poco asociada:
Apoyo, protección y dirección. Si estamos siendo víctimas de un atraco en la calle, lo que más quisiéramos es
que apareciera un policía que nos socorriera. Estamos acudiendo al papel protector de la autoridad. Por encima
de cualquier otra, la cualidad más valorada en una figura de autoridad es la justicia. Y esta a su vez, es la base
para la edificación de la coherencia y la congruencia.
B.    Comunicación abierta, clara y permanente: El sustrato principal para que se de este tipo de
comunicación es que los adultos proyectemos una idea de confiabilidad ante nuestros hijos y esto también se
traduce en ser justos. La principal queja de muchos adolescentes frente a sus padres se centra en la percepción
de injusticia en algunas de sus formas de proceder. Si bien no es una regla, en muchos casos los adolescentes
pueden llegar a tener razón en ese sentido.
C.    Manifestación del afecto: No importa saber que somos queridos. Nunca estarán de sobra las
manifestaciones de dicho afecto. Palabras de afirmación, tiempo de calidad, contacto físico son algunas de las
formas de manifestar nuestro afecto hacia alguien y nuestros hijos no son la excepción. Erróneamente algunos
padres creen que una excelente provisión económica es suficiente manifestación de su afecto. Para un niño,
más importante que tener la última consola de video juegos, es poderse sentar junto con su padre a jugar. Para
una jovencita, más importante que tener el pantalón de la marca de moda, es poder salir con su madre a
comprarlo y poder visitar el mayor número de tiendas en ese proceso. ¡Ella y mamá solas! Otra creencia
erronea con respecto a la manifestación del afecto es que si nos mostramos sensibles ante nuestros hijos, eso
es una señal de debilidad y nos resta autoridad ante ellos. Nada más alejado de la realidad que eso. De hecho,
ofrecerles disculpas cuando nos hemos equivocado, fortalece nuestra imagen de autoridad: Les estamos
enseñando la humildad.
D.    Unidad de mando entre padre y madre: Si los niños y niñas perciben que papá y mamá poseen el mismo
criterio en decisiones referentes a normas, permisos, premios o restricción de privilegios, esto ayuda a
aumentar su sensación de seguridad y protección. No es fácil de lograr para los progenitores pero no es una
tarea imposible.
E.     Promoción explicita de valores: Se habla ampliamente de la formación en valores pero pocas veces se
tienen precisadas acciones claramente intencionadas en este sentido. Desde muy pequeños los niños y niñas
deben tener mensajes claros por parte del padre y de la madre con respecto a valores como el respeto, la
obediencia, la honestidad, la solidaridad, la confianza, el cumplimiento y la responsabilidad entre otros.
¿A quien puedo acudir en busca de ayuda?

Los servicios telefónicos de atención en crisis, son mecanismos muy útiles para poder atender situaciones de urgencias
relacionadas con posible riesgo de suicidio. A continuación encontrarán algunos teléfonos que pueden ser de inmensa
utilidad:

Para Colombia

Línea Nacional del Ministerio de la Protección Social y Naciones Unidas: 01 8000 113 113
Línea Nacional del ICBF: 018000918080 
Número único de seguridad y emergencia: 123
Línea de los Niños (Bogotá, Cali y Medellín): 106

En Bogotá:

Teléfono de la Esperanza (571) 3 23 24 25
PhonoAyuda del Minuto de Dios (571) 5 87 44 40

En Medellín:

Secretaría de Salud de Medellín (574) 4 44 44 48


Teléfono de la Esperanza (574) 2 84 66 00 ó 2 84 54 34

En Barranquilla:

Teléfono de la Esperanza (575) 3 72 27 27

Si sabe o conoce otras entidades que trabajen este tema en el país infórmenos a mailpapaz@redpapaz.org

¿Qué se contempla en la inducción al suicidio?


El suicidio es una opción de escape que algunas personas consideran cuando se encuentran frente a situaciones vitales
difíciles, generalmente un suicida comete el acto de terminar con su vida de manera autónoma, responsabilizándose por
cada una de las actividades necesarias para que el acabar con su vida sea exitoso, sin embargo, hay condiciones y
situaciones especificas en que un individuo no puede por sí mismo acabar con su vida a pesar de querer hacerlo, es así
como otras personas a su alrededor pueden involucrarse prestando ayuda para que el suicida logre su cometido.

Esta ayuda puede darse por compartir posiciones similares frente a la vida o por razones humanitarias al considerar que el
acto acabará, por ejemplo, con dolores producto de una enfermedad terminal. 
No obstante en Colombia el intento de suicidio no es considerado un delito. Inducir, ayudar o instigar a otra persona al
suicidio sí es considerado un delito y puede ser penalizado con 1 a 6 años de prisión, dependiendo de la existencia o no de
una intención humanitaria. La ley 599 de 2000 por la cual se expide el Código Penal, en su artículo 107 reza así:

“Inducción o ayuda al suicidio. El que eficazmente induzca a otro al suicidio, o le preste una ayuda efectiva para su
realización, incurrirá en prisión de dos (2) a seis (6) años. 

Cuando la inducción o ayuda esté dirigida a poner fin a intensos sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad
grave e incurable, se incurrirá en prisión de uno (1) a dos (2) años.
¿Qué se considera como ayuda efectiva?
Partimos del hecho que el individuo ha gestado por sí mismo las ideas y un tercero le facilita medios, formas o mecanismos
para que pueda lograr sus fines suicidas. Por Ejemplo: facilitarle un arma, un medicamento o algún otro procedimiento.

Existe una situación muy especial de ayuda al suicidio que implica directa y explícitamente a ciertos trabajadores de la
salud y hace referencia al límite de la confidencialidad. Si bien es cierto que la confidencialidad entre médico y paciente es
una relación muy íntima y celosamente guardada, tiene sus limitaciones. En el caso de psiquiatras y psicólogos, es
obligación en el encuadre terapéutico informar a sus pacientes que la confidencialidad está limitada por estar en riesgo su
propia vida o la de terceros. Es decir, si un paciente le informa a su terapeuta que está contemplando seriamente la idea
del suicidio, el terapeuta debe proceder y romper el secreto profesional. No hacerlo, se consideraría ayuda efectiva para el
suicidio. 

En estos casos se podría procesar al terapeuta por homicidio culposo, la ley contempla 4 condiciones bajo las cuales se
puede entender dicha omisión:

•    Impericia: no tiene el conocimiento profesional suficiente y desestimó la amenaza suicida. 


•    Imprudencia: teniendo el conocimiento, se arriesga a guardar el secreto con su paciente, y éste procede a suicidarse. 
•    Negligencia: pudiendo proceder a informar a terceros (familia o personas cercanas), omite hacerlo. 
•    No contemplar las leyes vigentes: esto hace conexión no solo con los códigos de ética profesional sino también con el
artículo 131 del código penal,. 

Lo anterior, cobijaría al personal de la salud, como médicos, enfermeras, psicólogos, personal paramédico y entidades
prestadoras de salud. 

Otra situación que puede considerarse como ayuda efectiva bastante compleja y polémica de analizar, es cuando el
paciente hace uso de la medicación prescrita por parte del médico. Se considera responsabilidad del médico, valorar
previamente que el paciente no tenga una condición de riesgo de suicidio. Si lo tiene y es imperativo medicarlo, debe
hacerlo con un medicamento seguro, es decir, que en la eventualidad de que la persona llegase a emplear los fármacos, el
riesgo de muerte por intoxicación sea mínimo. Además debe tener en cuenta el hacerlo en el marco de una hospitalización
o buscar el apoyo de familiares o allegados.

Otra situación que puede involucrar a las entidades prestadoras de salud, es no prestar la ayuda terapéutica necesaria a
un paciente con riesgo de suicidio. Es decir, en ciertos casos es recomendable que la persona tenga un manejo
hospitalario con internación de varias semanas, sin embargo, se le trata ambulatoriamente o mediante una hospitalización
de un par de días. No son pocos los casos en que un paciente se ha suicidado después de una corta hospitalización y
sobre todo, cuando a criterio del equipo de profesionales a cargo del caso, aun  existía el riesgo.
El Artículo 131
“Omisión de socorro.  El que omitiere, sin justa causa, auxiliar a una persona cuya vida o salud se encontrare en grave
peligro, incurrirá en prisión de dos (2) a cuatro (4) años.” 

Este artículo de nuestro código penal, muy probablemente fue incluido dentro de la normatividad existente con el fin de
prevenir que
se abandone a una persona víctima de un accidente o una enfermedad que le aqueje en vía pública, sin embargo, también
puede ser aplicado a un trabajador de salud quien conociendo la intención suicida de un paciente, la cual puede verse
como un pedido de socorro, no busca evitar un desenlace fatal. 

Si bien con anterioridad se mencionó ciertas improcedencias en la práctica médica como ayuda efectiva frente al suicidio,
el artículo 131 podría cobijar a cualquier persona. 

No prestarle ayuda a una persona que tiene en curso un intento de suicidio o quizás omitir información con respecto a la
ideación suicida de alguien y que posteriormente termine en un intento efectivo, podría llegar a considerarse una
interpretación admisible para el artículo 131, por parte del sistema judicial.
Links de interés
Para obtener más información sobre prevención del Suicidio Infantil y juvenil visite:

En Español:
¿Cómo prevenir el suicidio en adolescentes?
Asociación internacional para la prevención del suicidio
¿Cómo se puede prevenir el suicidio? - Organización mundial de la salud
Prevención del suicidio

En inglés
Reasons to go on living
Center for suicide prevention
Canadian Association for Suicide Prevention
American Association of Suicidology

Para obtener más información sobre estadísticas para Colombia visite:


Medicina legal

Para obtener más información sobre los temas de ley visite:


Artículo 107 de la ley 599 del 2000
Artículo 131 de la ley 599 del 2000

Para obtener apoyo visite:


Buscando ánimo
Fundación Lazos
Bibliografía

1. Arizona Adolescent Health Coalition (AAHC) (2000). Observe las Señales – Evite el suicidio: Ideas para adultos
interesados. Phoenix: AAHC. http://www.aahc.info/pdf/suicideSPA4_24_02.pdf
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OMS. http://www.bvspublica.org.ni/doc/salud_mental/Prevencion.pdf
3. Fleischmann, A.; Bertolote, J.M. (2002). Multisite Intervention Study on Suicidal Behaviours – Supre-Miss: Protocol
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4. Kachur, P.; Potter, L.; James, S. y más. (1995) Suicide in the United States: 1980 – 1992. Atlanta: National Center
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5. Vasquez, R. Una urgencia singular: el intento de suicidio en niños y adolescentes. En Revista AVANCE, Suicidio:
neurobiología, factores de riesgo y prevención. (2005) p 166 – 173. Bogotá: Asociación Colombiana de Psiquiatría
Biológica. http://www.psiquiatriabiologica.org.co/paginas/publicaciones/documentos/10-URGENCIA.pdf
6. Aja Eslava, L. (Abril  de 2007). El Suicidio y los Factores indicadores de riesgo. Congreso Latinoamericano de
Educación Bogotá: Hotel Tequendama.
7. Wekstein, Louis. (1979). Handbook of Suicidology. New York: Brunner/Mazel Publisher.
8. Aja Eslava, L. (Junio 2008). La Familia: Soporte Básico en la Prevención del Suicidio. En  Forensis 2007: Datos
para la vida. Bogota: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro de Referencia Nacional
sobre Violencia. Bogotá.
9. Asociación Americana de Psiquiatría (APA). (1995). DSM – IV: Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
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11. Posada, J.; Torres de Galvis, Y.; y más. (2010) Situación de Salud Mental del Adolescente en Colombia – Estudio
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REFERENCIAS ESPECIFÍCAS DE MÉDICINA LEGAL:

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10. González Ortiz, J.O.; Hernández Cardozo, H.W. (Abril 2008). Epidemiología de los Suicidios: Colombia 2007. En
Forensis 2007: Datos para la vida. Bogotá: Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro de
Referencia Nacional  sobre Violencia.
11. Valenzuela Cortes, D. (Junio, 2009). Suicidios: Colombia 2008. En Forensis 2008: Datos para la vida. Bogotá:
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro de Referencia Nacional  sobre Violencia.
12. Valenzuela Cortes, D. (Junio, 2010). Suicidios. Colombia, 2008. Epidemiología del suicidio. En Forensis 2009:
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Nacional  sobre Violencia.
13. Aja Eslava, L. (Junio, 2010). ¿Qué ha pasado con el suicidio en Colombia en los últimos 13 años? En Forensis
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14. Forero, J. Pérez, Isabel Exploración de Algunas Relaciones entre Suicidio, Alcohol y Otras Sustancias
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16. Suárez Rangel, G.I. Hernández, W. (1998) Lesiones de Causa Externa, Colombia 1998. Bogotá: Instituto Nacional
de Medicina Legal y Ciencias Forenses – Centro de Referencia Nacional sobre Violencia.

Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses da a conocer cifras sobre suicidios en
menores de edad

El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, a través del Centro de Referencia Nacional sobre Violencia, dio a conocer
cifras sobre suicidios en adolescentes. Un total de 174 personas entre 9 y 17 años se quitaron la vida en Colombia, 114 hombres y 60
mujeres en 2012*. Durante enero y febrero del presente año, en la misma población se han presentado 30 suicidios*.

Las cifras muestran, además, como los generadores de asfixia fueron las principales causas de muerte en suicidios en menores de
edad, llegando a un total de 109 casos en 2012*. Sin embargo, es interesante hacer notar la diferencia entre hombres y mujeres cuando
se analizan las causas, pues, mientras que para el mismo año la principal causa de suicidios en hombres fueron los generadores de
asfixia, para el caso de las mujeres la intoxicación o el envenenamiento ocupó el primer lugar.

En cuanto a los departamentos del hecho que registraron el mayor número de suicidios, están Bogotá en primer lugar con 28 casos,
seguido de Antioquia con 22 y Nariño 17.

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