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SANTIAGO (100) 2003

Mayrena Ruiz Medina

Etica ambiental: Hacia el


desarrollo de una cultura
ambiental

1.a. Presupuestos teóricos, objetivos y tareas de la ética


ambiental

Para comprender el porqué de la llamada ética ambiental es


recurrente reflexionar sobre algunos momentos en la evolución y
desarrollo de la moral eny su devenir histórico, sólo así podremos
comprender el enfoque ético del medio ambiente.
La moral como forma específica de la conducta humana tiene sus
orígenes en la propia formación del hombre como ser social que
éste es. La misma presupone la orientación de los individuos a
partir de un conjunto de principios y valores que responde a una
determinada necesidad social y a una determinada formación
social, según la moral que se exprese esencialmente en la conno-
tación que tiene para el hombre las relaciones con sus semejantes
.Por tanto el pensamiento ético ,desde sus albores en la antigüedad
ha tenido por objeto el estudio de la moral, por supuesto que ese
objeto de estudio no siempre es el mismo, ha variado durante
siglos, Esa transformación ha estado acaecida en la moralidad en
consonancia con las peculiaridades de las distintas formaciones
económicas, si al inicio de la humanidad formaron parte de la
propia filosofía esto fue apartándose hasta convertirse en una 39
ciencia independiente y además a llegar a relacionarse con otras
ramas del conocimiento humano que estudian parcialmente el
fenómeno social, decimos parcialmente por que la única Ciencia
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que aborda la moral como objeto de estudio es la ética. A esto se


añade que la vinculación de diversas ciencias sociales como la
pedagogía y la psicología con las cuestiones morales resultan
indiscutibles. A esas disciplinas les interesa la moral como objeto
de estudio desde el ángulo educativo, investigativo y funcional de
ahí que hayan aparecido objetivos científicos interdisciplinarios,
así es como existeuna gran perspectiva de colaboración entre la
ética y los especialistas que laboran en diferentes campos del
conocimiento de la realidad. Se habla además que dentro de las
funciones de la propia ética han aparecido en el seno de esta
ciencia componentes o especializaciones como son: Ética norma-
tiva, profesional, ética descriptiva, etcétera.
Esta reflexión no es suficiente para poder definir que para enten-
der por ética ambiental es necesario explicar que al inicio de la
humanización se superó la intintividad que establecía una relación
equilibrada en la ecofera. Entre el animal y la naturaleza, comenzó
una perturbación en la relación hombre-naturaleza ya que aquél no
se adecuaba a ésta sino que inició su transformación adaptando el
medio ambiente a sus necesidades. Durante miles de años el
desarrollo de esta técnica de producción del Homo sapiens pudo
considerarse como una explotación progresiva e inocua de los
recursos naturales. En la actualidad una especie de transforma-
ción dialéctica de la cantidad, en una nueva cualidad caracteriza
el estadío crítico de la nueva fase de la evolución inaugurada por
el Homo sapiens. Así llegamos hoy, preguntándonos, ¿qué se
plantea la fuerza de producción por medio de la ciencia y la
técnica?
Para el desarrollo de la productividad es necesario una progresiva
destrucción en la ecofera, es decir, para que haya progreso y
civilización será necesario la progresiva perturbación del equili-
brio natural, con la consecuente puesta en peligro de la vida.
Hecho este simple diagnóstico es cuando se presenta la reflexión
ética, no como una normatividad espontánea y romántica de
superación de la problemática, sino como una nueva racionalidad
adecuada a la época de la tecnocracia, mentalidad que hay que ir
elaborando para superar el desafío actual. Hoy la racionalidad
técnica desarrollada durante miles de años por el homo sapien
40 llega a un limite amenazador y presenta un reto a la razón práctica
del Hombre que como racionalidad compensadora debe propor-
cionar un control moral responsable de las consecuencias del
desarrollo de la tecnoconciencia, la concepción aristotélica como
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paradigma ético –el ser y el deber ser– retomado por Kant, quién
para el estudio de las ciencias como para la racionalidad ética
decía: "Que el hombre actúa por una voluntad que debe conver-
tirse en ley natural universal"1 . Pero en la modernidad el avance
de la tecnociencia y su verificación experimental ha demostrado
que es imposible fundamentar racionalmente la ética y desalojarla
de la ordenación natural al presentar la falacia naturalista. La
racionalidad de la ciencia expresada en discursos normativos
prescriptos en verdad objetiva y universalmente aceptada no es
tan evidente como la de la tecnociencia que tiene como objeto un
material objetivable he aquí, el surgimiento quizás de una gran
interrogante: ¿Será posible que la normatividad moral respaldada
por la racionalidad ética está llamada a un puro subjetivismo?.
Esto plantea un problema a la ética ambiental que requiere del
concurso de toda la humanidad para abarcar el gran desafío
ecológico. Este análisis nos permite arribar a una sencilla conclu-
sión. Lo que amenaza la sobre vivencia del planeta y del hombre
no es solo la destrucción de los recursos y bienes de la naturaleza
sino la limitación o la sola posibilidad de encauzar a un solo tipo
de pensamiento, la racionalidad tecnocientificista que deslumbra
a todos con una promesa alentadora del desarrollo.
Explicando el problema desde otra visión a partir de la llamada
eco–ética muchos se refieren a la calidad de vida. La calidad de
vida no se toma aquí como sentido de felicidad individual, sino las
condiciones concretas de vida, que afectan a la ética ambiental y
que deben ubicarse y aceptarse universalmente.
El objetivo de la ética en general es procurar dentro de sus
posibilidades un orden humano de condiciones de vida acordes
con la dignidad humana, esto explica que estamos llamado a
buscar un mundo más humano, donde el desafío se presenta tanto
para la reflexión ética como para las responsabilidades morales.
Para la búsqueda respecto a la ética ambiental se presentan
algunos enfoques que ayudan a buscar y orientar la vida del
hombre hacia una mejor calidad de vida.
¿Cuáles son los campos de reflexión de la ética ambiental?
La ética del ambiente está centrada en cuestiones relacionadas con
todo lo que tiene que ver con la manipulación de seres no humanos
y de su medio, por la conservación de las especies, de los recursos 41
naturales, por la normalidad de la tecnología de la vida, vegetal,
animal y humana. Queda impuesto el imperativo ético ambiental
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formulado así: "Obra de tal forma que las consecuencias de tu


acción sean compatibles con la permanencia de una vida auténti-
camente humana sobre la tierra". Esto es formal, si no se tiene en
cuenta la ética de la comunicación, que por medio de la subjetivi-
dad llegue a tener unos contenidos legitimados y aceptados
universalmente
Dentro de la ética ambiental hemos encontrado en el texto de José
Ocampo1 , 4 campos de reflexión ellos son los siguientes:
. Ética de la comunicación
. Enfoque de la solidaridad antropocósmica
. Las virtudes éticos ambientales
. Rechazo de la autonomía de la tecnociencia
Todo esto nos demuestra que el desafío humano se presenta tanto
para la reflexión ética, como para las responsabilidades morales.
El eminente investigador Enrique Leff² planteó que la visión ética
del medio ambiente se condicionó cuando:
. El crecimiento económico manifestó la destrucción de las
bases de los recursos naturales, el desequilibrio ecológico y
biológico en sentido general.
. La contaminación ambiental y la degradación de la calidad de
vida llevó a revisar los principios morales que guían la conducta
de los hombres.
A partir de aquí las fuerzas sociales debemos plantearnos en
nuestra visión ética una revolución de pensamiento, es decir
ninguna propuesta ética de épocas precedentes nos permite asumir
con éxitos la grave responsabilidad que nos asignan las nuevas
tecnologías. La ética ha dejado de ser un asunto confinado a las
relaciones sociales, para extenderse al hábitat ecológico del que
somos parte, responderemos ahora sobre el futuro no solo de
nuestra propia especie de la historia humana que podría extinguir-
se como resultado de nuestras acciones y omisiones, sino la
exterminación de otras especies que cohabitan con nosotros. Se
42
1
J. A. Ocampo, Desafíoecológico. Medio ambiente y desarrollo, Santiago
de Chile, 1999.

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necesita un rediseño de nuestra cosmovisión y de nuestras socie-


dades, asegurarnos un futuro que podía permitir que la historia
humana prosiga su curso. Es un asunto de políticas intelectuales,
empresarios, organizaciones políticas y de cada ciudadano en
particular. Sin una cultura responsable en lo político, económico
y social no puede erigirse una civilización responsable en lo
ecológico.
Por ello esta argumentación, según Leff, indica que los presu-
puestos actuales de la ética ambiental señala una objeción:
. A una cultura que por necesidad intrínseca resulta excluyente
de sectores sociales completos.
. A la desmovilización de la sensibilidad transformadora de las
personas en pasivos consumidores.
. A un sistema tecnológico lineal de traducción y comercio de
efectos tóxicos y contaminantes del medio ambiente.
. A una postura intelectual que acepta la realidad del fin del
milenio como individualismo hedonista.
. A una estructura oligárquica de decisión sobre la realidad
internacional, nacional y local.
. A la intolerancia y discriminación hacia otras naciones,
creencias, género, razas y estilos de vida de orientación sexual.
. A que la lógica de maximizar ganancias en el mercado determine
la política, la cultura y los derechos humanos.
Se necesita además:
. Que se genere una cultura ecológica para transformar las
relaciones del hombre con la naturaleza que se traduce como
una toma de conciencia de los diferentes protagonistas sociales,
por otra parte se necesita una movilización por parte de la
ciudadanía para proteger el ambiente ésta debe concebirse en
un marco más amplio en el cual estos procesos ideológicos
transforman las relaciones de producción y las relaciones de
poder entre estado y sociedad, se extiende así la construcción
de una racional ambiental mediante los siguientes procesos. 43
. El establecimiento del marco axiológico de una ética ambiental
donde se forjan los principios morales que legitiman las
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conductas individuales y el comportamiento social frente a la


naturaleza.
. La construcción de una teoría ambiental por medio de la
transformación de los conceptos técnicos e instrumentos para
conducir los procesos socioeconómicos hacia estilos de
desarrollo sustentable.
. La de gestión ambiental participativa fundados en los principios
y objetivos del medio ambiente.
En la actualidad estas estrategias del ecodesarrollo están fundadas
en un conjunto de principios morales algunos de ellos están
asociados:
. Con la racionalidad de los agentes económicos.
. Con una ética conservacionista de la naturaleza.
Otras con nuevos valores relacionados con la democracia, la
calidad de vida y los derechos humanos. Estos principios se
traducen en una práctica política para transformar las relaciones
de poder asociados al orden económico establecido y para movi-
lizar nuevas fuentes de productividad orientados al desarrollo de
las fuerzas productivas sobre la bases de la sustentabilidad,
elevando en última instancia a construir una racionalidad social
alternativa.
Antes estas diversas tendencias y estrategias que se plantea en el
discurso ambiental los nuevos principios éticos a consideración
de Leff deben orientarse:
. Teniendo en cuenta la diversidad de la globalidad que en la
práctica se manifiesta, como el fortalecimiento de una
hegemonía que reorienta el poder en el campo del saber y del
conocimiento hacia un pragmatismo funcional, las cuestiones
éticas en los países industrializados están relacionados con las
de la abundancia, el desperdicio y el uso del tiempo libre. En
el tercer mundo, imbricados en los problemas de la supervivencia
y la dignidad humana, la satisfacción de las necesidades
básicas y la eliminación de la pobreza, por ello se plantea en
la gestión ambiental del desarrollo sustentable, la necesidad de
44 sistematizar los principios éticos del medio ambiente, se trata
en fin de ver funcionar estos principios éticos como sistema
que rige la moral individual y la normatividad social, el
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derecho internacional y su aplicación en nuevos estilos de


desarrollo así como nuevas prácticas de producción, distribución
y consumo de satisfacciones .
. Intensivar la creatividad y participación social para construir
los medios eco tecnológicos de producción para un desarrollo
igualitario, descentralizado, autogestionado, ecológico,
equilibrado, sustentable capaz de satisfacer las necesidades
básicas de la población.
. Plantear la coherencia en un conjunto de enunciados valorativos
plasmados en el discurso ambientalista y ver el sentido de su
cuestionamiento.
La ética ambiental contra la cultura tecnológica dominante, debe
generar una corriente crítica de los principios y fines de la
racionalidad económica. Frente a la centralización económica ,la
concentración de poder y la congestión de macrourbes y los
megasistemas de producción y distribución, debe lograr reivindi-
car los valores íntimos del individuo, la producción a escala
humana, la diversidad cultural y la democracia participativa, se
busca valores de autogestión y auto confianza sobre todo en las
comunidades, se trae a la escena política los valores del humanis-
mo, integridad humana, sentido de existencia, solidaridad social
y hasta el sentido de lo bueno de la vida.
La ética ambiental incluye los derechos humanos relativos al
ambiente que emergen como una reivindicación fundamental para
elevar la calidad de vida, está entendida no sólo como la satisfac-
ción de necesidades básicas y de cierto nivel de bienestar social,
sino como el derecho a una vida digna, el pleno derecho de sus
facultades y a la realización de las aspiraciones morales, afectivas,
estéticas, mediante la reconstrucción del ambiente sustentado en
valores de la paz, la solidaridad, etcétera.
Las fronteras de esta calidad de vida desbordan las fronteras de
clase permeando los nuevos derechos del hombre a un ambiente
sano, productivo y una economía de bienestar, la conciencia ética
ambiental orienta que todas las conciencias de clase de la sociedad
como sujeto moral apele a la movilización y reconstrucción del
mundo a partir de estos principios del medio ambiente. Calidad 45
de vida y calidad ambiental debe ser entendida como un sistema
de valores, significaciones y normas culturales caracterizados por
su diversidad.
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La calidad de vida está imbricada en las satisfacciones de necesi-


dades básicas con el aprovechamiento integrado de los recursos
naturales y con la sustentabilidad ecológica del hábitat y formas
inéditas de identidad, cooperación, solidaridad y participación,
incluye además junto con las necesidades mencionadas las nuevas
aspiraciones mediante nuevos procesos de trabajo.
La ética ambiental orienta que dentro de los derechos civiles,
políticos, económicos y sociales se incluyan los nuevos derechos
de solidaridad, el derecho de todos los hombres de beneficiarse del
patrimonio común de la humanidad. Estos derechos son un avance
en la incorporación de principios de propiedad colectiva sobre los
recursos naturales, sobre todo la orientada a la conservación y
administración de los bienes comunes con el fondo marino y el
espacio ultraterrestre, se podría mencionar el espacio fronterizo y
el patrimonio cultural de la humanidad, pero en la política de
muchos estados no explícita la participación de la sociedad civil
en la gestión ambiental. En la legislación de estos países no se
traduce los principios de cooperación y solidaridad con sus
propios recursos y los recursos comunes de las naciones.
La ética debe plantearse tanto la conservación de la diversidad
biológica, como el respeto a la heterogeneidad étnica y cultural de
la humanidad, de los derechos ideológicas, religiosas, mitos,
rituales ,etcétera que hace que se establezca un sistema cultural de
significaciones sobre la naturaleza y de normas sociales sobre el
acceso y uso de los recursos.
Sin comprender estas necesidades que van mas allá del marco
conceptual no podemos trascender el mundo de hoy, pues para
cambiarlo tenemos que iniciar el camino de nuestro pensamiento
y de nuestra forma de actuar atendiendo a la comprensión de
nuestras propias circunstancias, sólo así podremos trazarnos un
nuevo proyecto hacia el porvenir de la humanidad.
E. Lefft, 1993, Ecología y Capital. Hacia una perspectiva am-
biental de desarrollo, México, 1993.

1.b Necesidad de una formación ética ambiental en


46 Cuba

En nuestro país los problemas del medio ambiente tienen una


traducción muy especial esto por supuesto no significa en modo
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alguno que los problemas que de manera universal afectan al ser


humano y a su entorno, a su calidad de vida no tenga que
plasmarse en nuestro discursos ambientales, en nuestra política
económica en la vida social, todo lo contrario, estamos sumergi-
dos en los problemas de carácter general que se enumera por la
mayoría de los grandes personalidades y estudiosos de la proble-
mática ambiental, sólo un sistema justo en lo social no determina
que estén resueltos las aterradoras consecuencias que la propia
agresión de la especie humana a provocado en el descursar de su
propio desarrollo estamos llamados a esa búsqueda de valores y
principios éticos que nos permitan lograr mejorar la calidad de
vida del hombre y a preservar la cuna de la que somos parte.
En nuestro país a los problemas ambientales se le ha dado un rango
constitucional plasmado en la constitución del año 1976. Pero en
1992, con el objetivo de fortalecer la integración del medio
ambiente con el desarrollo económico y social, en el artículo 26 de
la constitución se ratifica la responsabilidad estatal de la protec-
ción del medio ambiente y los recursos naturales en función de las
actuales y futuras generaciones, establece además la obligación de
cada ciudadano a contribuir a la protección del agua, la atmósfera,
la conservación de los suelos, la flora y la fauna y de todo el uso
potencial de la naturaleza, esta y otras medidas como la creación
del ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, la
aprobación del programa nacional de medio ambiente y la promul-
gación de la ley de medio ambiente por el parlamento cubano en
1997 son muestra de la continuidad de la política ambiental
auspiciada por el estado cubano .y sustentado en los principios y
logros del pueblo a partir el triunfo de la Revolución, en eliminar
la pobreza extrema, así como el analfabetismo y la obtención de
altos niveles de salud.
Paralelamente a estos logros han existido errores y deficiencias
dada por la insuficiente educación ambiental, la carencia de una
mayor exigencia en la gestión, insuficiente presencia de la dimen-
sión ambiental en los programas y planes de desarrollo, así como
por la limitada introducción y generalización de los resultados
científicos en esta temática.
Todo este análisis demuestra la necesidad que encierra el estudio
del medio ambiente pero entendida ya no solo por el mantenimien- 47
to del ecosistema, ni por la solución en los gastos de energía, sino
como hemos manifestado en párrafos anteriores, es ya la voluntad
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humana en acometer acciones de tipo conductual que permitan


conducir al hombre a mantener y conservar su medio ambiente.
Hacia donde debemos encaminar la cultura ecológica de nuestro
país. Entendemos que son varios los factores que inciden en el
desarrollo de una ética ambiental, para ello recurrimos nuevamen-
te a lo que apuntábamos que la ética tiene su propio objeto de
estudio, pero queda claro también que muchas ciencias enfocan
diversos problemas tomando en cuenta la dimensión ética que está
presente en la mayoría de nexos, relaciones e intercambios del
hombre, que es el portador de una moral determinada por las
condiciones económicas y sociales de su medio que la expresa en
diferentes etapas de su vida. Todo lo anterior apunta que una de
las vías para lograr una adecuada actitud del hombre ante la
dimensión medio ambiental es la acción educativa que se adopte
para potenciar y promover el desarrollo de los procesos que hacen
posible la adquisición de información, ordenamiento, estructura-
ción significativa y su transformación en el conocimiento. Por lo
que unos de los fines de la educación nacional es el desarrollo de
la moral, del intelecto artístico, espiritual y físico de las personas
mediante la transmisión y cultivo de valores, conocimientos y
destrezas enmarcadas con nuestra identidad nacional, capacitán-
dolas para convivir y participar en forma responsable y activa en
la comunidad, en la sociedad.
Por todo lo expresado en el párrafo anterior la formación ética
debe estar dirigida en tres dimensiones:
. El desarrollo y la voluntad para autorregular la conducta.
. El desarrollo de una personalidad integrada emocionalmente
equilibrada y capaz de conocer los códigos del mundo en que
vive.
. El desarrollo de la capacidad de interacción social y de
responsabilidad por los otros.
Si queremos lograr una calidad en la formación ética y moral de
los niños, jóvenes y población en general estás deben estar regidas
por valores universales entre los que se destacan libertad, respon-
sabilidad, verdad, justicia, respeto mutuo, solidaridad, equidad,
48 tolerancia. Educar en valores es educar moralmente y naturalmen-
te esto implica una perspectiva distinta, lo que significa considerar
las formas en que los nos relacionamos los seres humanos con el
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mundo, con nuestro entorno y como aprendemos a resolver


conflictos, a dialogar y a cooperar. Además implica reflexionar
sobre los valores y buscar las formas de compartirlos.
Educar en valores significa además encontrar espacios de re-
flexión tanto individuales como colectivos, para que las personas
sean capaces de elaborar en forma racional y autónoma los
principios de valor que le van a permitir enfrentarse críticamente
en la realidad.
La educación en valores puede y debe ser un ámbito emancipador
que ayude a descubrir y adherir los valores universales reconoci-
dos y a incorporar otros que permitan actuar de manera consciente
en la solución de conflictos de problemas que dañan y perjudican
al hombre y su entorno, así como la forma de relacionarse con este
último. Entonces la educación ambiental, en específico debe
procurar ser la instancia que permita capacitar al hombre para
participar activa y conscientemente en la construcción de un
mundo mejor, libre de contaminación, de destrucción. El futuro
que queremos lograr de nuestros niños, jóvenes y de toda la
población cubana deberá ser el de hombres libres, íntegros,
autónomos, responsables de su vivir, de lo que hacen individual-
mente, su relación con otros y principalmente reconocerse como
hombres, mujeres, ancianos sensibles y amorosos conscientes de
la necesidad de salvar sus vidas como seres sociales, de preservar
y salvar el planeta del que también somos parte.
Por último queremos apuntar sin dejar palabras concluidas en esta
materia que educar en valores desde una dimensión ambiental en
lo que respecta a nuestras comunidades en la que transcurre parte
de nuestra vida diaria significa para los investigadores los trans-
formadores, organizadores de muchos proyectos en que forma-
mos parte que los mismos encaminen la protección del medio
ambiente hacia un sistema de valores de cierta prioridad que tenga
en cuenta la vida cotidiana de las personas, su identificación con
el medio, sus criterios básicos, edad, género, sus principales
preferencias colectivas, patrones de vida .etcétera
Por otro lado los indicadores locales que podrán ayudarnos a
encaminar un desarrollo sustentable y elevar a su vez una conduc-
ta adecuada de los seres humanos con su medio pueden ser las
siguientes y por supuesto no las únicas. 49
. Lograr que la comunidad identifique sus visiones y prioridades
para el futuro.
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. Promover la articulación de distintos actores sociales.


. Buscar herramientas que estimulen la acciones de los individuos
para resolver sus obstáculos.
. Mejoría en la calidad de vida de estas comunidades.
. Respetar la diversidad, promover la tolerancia y el respeto.
. Modificar actitudes y prácticas personales, entre ellas nuestra
forma de producir y consumir.
Todos los cubanos deseamos un futuro en donde exista un equili-
brio entre la vida social, económica y ambiental, anhelo éste que
podrá lograrse cuando seamos capaces de comprender que el
mundo en que vivimos es el que legaremos a nuestras generacio-
nes futuras; proyectar y elevar a escala superior la conducta ética
de nuestra población es, sin duda, un buen principio para vivir
alegres, sanos y seguros en nuestra sociedad.

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