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LA GLORIA DE DIOS

Exo. 33:18  “El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.”

I.- INTRODUCCION

¿Qué es la Gloria de Dios?

Esto es algo que el Señor me ha venido enseñando durante este último tiempo en las
Escrituras en mis momentos de devocional.

Primero haciéndome ver que Dios hace todo para su gloria, pero luego surgían
preguntas como: ¿Qué es la Gloria de Dios? Porque si Dios hace todo para Su Gloria,
entonces que es esa Gloria.

Y es en la misma Escritura que he podido hayas respuesta. Algunos libros de consulta


me han podido ayudar, pero nada como que el Señor mismo por medio de su Espíritu
Santo te haga entender esta verdad.

Por tanto mi enfoque o mi propósito el día de hoy es indagar o escudriñar las Escrituras
para saber: ¿Qué es la Gloria de Dios?. Confieso que ha sido algo difícil para mí, pero
quiera el Señor darnos espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él
para que nuestras mentes puedan estar abiertas a esta valiosa y grande verdad, y que sea
nuestro pedido el de Moisés: Te ruego que me muestres tu gloria.

II.- ¿QUE ES LA GLORIA DE DIOS?

Por ello solamente nos vamos a enfocar en el hecho de: ¿Qué es la gloria de Dios?

Busquemos significado a partir de los siguientes tres pasajes, no son los únicos que hay
pero nos ayudarán en esta búsqueda:

A.- Moisés y la Gloria de Dios

Exo 33:18  “El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.”

Tenemos aquí un acontecimiento muy grandioso. Moisés nuevamente, luego de


haber emitido juicio contra el pueblo por hacerse el becerro de oro, va al Tabernáculo
de reunión donde se manifestaba la presencia de Dios.

Primero le pide a Dios que le muestre su camino para que se sepa conducir con al
Pueblo de Israel, y el Señor le dice que Él iba a estar con su presencia.

Moisés hizo una primera petición de ayuda y socorro para llevar al pueblo hacia la
tierra prometida, pero luego hace una petición, si podríamos decir, más atrevida y le
dice a Dios: Te ruego que me muestres tu gloria.
Esto no es algo usual que vemos en las Escrituras, o de aquellos hombres que
anduvieron con Dios, no hicieron una petición tal como esta. Pero he aquí a Moisés
haciendo esto.

El pueblo de Israel había visto La Gloria de Dios ciertamente en la nube y columna


de fuego, pero lo que Moisés aquí pide es ver a Dios mismo, su esencia.

Pero lo más resaltante aquí, es la respuesta de Dios, o mejor dicho que es lo que le
mostró como su gloria.

Le dice que vería sus espaldas, porque nadie podía ver su rostro y quedar vivo. Por
tanto lo que Dios le mostró a Moisés fue la luz de su ser, le mostró su gloria.

Moisés pidió que Dios le muestre su gloria, y he aquí lo que Dios le mostró:

Exo. 34:1-7  “Y Jehová dijo a Moisés: Alísate dos tablas de piedra como las
primeras, y escribiré sobre esas tablas las palabras que estaban en las tablas
primeras que quebraste. Prepárate, pues, para mañana, y sube de mañana al monte
de Sinaí, y preséntate ante mí sobre la cumbre del monte. Y no suba hombre
contigo, ni parezca alguno en todo el monte; ni ovejas ni bueyes pazcan delante del
monte. Y Moisés alisó dos tablas de piedra como las primeras; y se levantó de
mañana y subió al monte Sinaí, como le mandó Jehová, y llevó en su mano las dos
tablas de piedra. Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando
el nombre de Jehová. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová!
¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en
misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la
iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al
malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de
los hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Entonces Moisés, apresurándose,
bajó la cabeza hacia el suelo y adoró.”

Aquí está cumplida la petición de Moisés, lo que el Señor hizo fue mostrarse así
mismo en su personalidad, si miran el texto Dios manifiesta algunos de sus atributos:

• Fuerte o Todopoderoso • Veraz


• Misericordioso • Justo
• Piadoso • Amor

Con solo este pasaje podríamos sacar ya una definición de lo que es La Gloria de Dios,
pero veamos los otros:
B.- Isaías y La Gloria de Dios

Jn. 12:41  “Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él.”

Vemos en el contexto que Jesús había hecho muchas señales delante de los
hombres, pero aún así ellos no creyeron, y esto daba cumplimiento a lo dicho por el
profeta Isaías, el cual dijo esta profecía cuando vio su gloria. Nuestro punto aquí es:
¿Qué vio Isaías?, para ello vayamos a:

Isa 6:1-5  “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un
trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había
serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían
sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo,
santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. Y los quiciales
de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de
humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de
labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis
ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”

Aquí notamos algo resaltante por encima de todo: La Santidad de Dios, aquel
atributo que lo hace distinto y separado de todo, es decir, lo hace único en todo el
sentido de lo que significa la palabra único.

Isaías tuvo un gran avistamiento de la Gloria de Cristo, de la Gloria de Dios, y de


cómo Dios mismo se reveló nuevamente en sus atributos tales como:

• Soberanía • Dignidad
• Señorío • Temible
• Autoridad • Santidad
• Majestad • Rey

En este pasaje encontramos otros detalles que añadiremos a nuestra definición, veamos
el último pasaje:

C.- David y La Gloria de Dios

Salmo 19:1  “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la


obra de sus manos.”

Tenemos aquí David dando un himno de alabanza porque Dios se ha dado a conocer
por medio de las cosas creadas, por medio de su creación. Pero ¿Qué es lo nos dice
la creación acerca de La Gloria de Dios, que es lo que Dios ha manifestado?

Rom. 1:20  “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se
hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por
medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.”
Entonces la creación también nos manifiesta algunos atributos de Dios, tales como:

• Todopoderoso • Inteligencia
• Divino • Eternidad
• Sabiduría • Maravilloso

Por tanto, cada uno de estos tres pasajes que hemos visto nos hablan algo acerca de La
Gloria de Dios, ahora si respondamos a nuestra pregunta: ¿Qué es La Gloria de Dios?

Va a ser difícil hacerlo, pero vamos a tratar de hacerlo:

La Gloria de Dios es el resplandor, el brillo, la claridad, la manifestación de Su


Suprema y Grandiosa persona o sus atributos, de manera que se hace ver
extremadamente glorioso y maravilloso.

La Gloria de Dios es Dios dándose a conocer a toda la humidad de una manera


espléndida y divina, es la muestra de su: Poder, Misericordia, Piedad, Veracidad,
Justicia, Amor, Soberanía, Señorío, Autoridad, Majestad, Dignidad, Terror, Santidad,
Reinado, Divinidad, Sabiduría, Inteligencia, Eternidad.

Cuando hablamos de La Gloria de Dios estamos hablando de Dios mismo, es por ello
que las palabras quedan cortas para poder definirlo. Aún hallándole un explicación,
Dios mismo esta mas allá de la forma en que lo podamos definir, es totalmente
insondable.

He aquí algunas definiciones de La Gloria de Dios o el Ser de Dios:

Nuevo Diccionario Bíblico Certeza – F.F. Bruce, J.I. Packer: “La Gloria de Dios
denota la revelación del ser de Dios, su naturaleza y presencia ante la humanidad”

Tozer – El Conocimiento del Dios Santo: “Lo que tú eres, no puede ser pensado ni
dicho, porque tu gloria es inefable”

John Piper: “La gloria de Dios es el infinito valor de Dios manifestándose, haciéndose
público”

Otros: “Gloria es el esplendor de su belleza y perfección”

“La Gloria de Dios es la manifestación de sus atributos”

“La Gloria de Dios es la suma de sus múltiples perfecciones”

Pero hay una forma en que Jonathan Edwards habla de La Gloria de Dios que va a
ayudar en lo que pasaremos a decir luego, escuchen las palabras de Edwards:

“[La] gloria de Dios [no] consiste meramente en la percepción de sus criaturas de la


perfección de Dios: porque la criatura puede percibir el poder y la sabiduría de Dios
sin deleitarse en ellos, sino aborreciéndolos. Las criaturas que hacen esto no glorifican
a Dios. La Gloria de Dios tampoco consiste especialmente en hablar de sus
perfecciones: porque las palabras no sirven más que para expresar el sentimiento de la
mente. Esta gloria de Dios, entonces, [consiste] en la admiración y el gozo de las
criaturas [y] en la exaltación de la manifestación de su belleza y excelencia […]”

Entonces La Gloria de Dios no solamente consiste en la manifestación de sus múltiples


bellezas y excelencias, sino en que también las criaturas o los seres creados se admiren,
se gocen, se deleiten en esta muestra de Dios.

Ahora podríamos decir: Esta bien, entendemos un poco lo que es La Gloria de Dios,
pero lo que dices acerca de gozarse, deleitarse, honrarla, lo estas tomando de una
definición humana. A lo que respondería: No. ¿Por qué? Porque de los mismo pasajes
que desprendimos el significado de La Gloria de Dios vemos la reacción que tuvieron
estos hombres al contemplar el Ser de Dios:

Ex. 34:8  “…Moisés bajo la cabeza y adoró”

Moisés entendió quien era Dios, porque ante la muestra de su Gloria, se inclinó en
muestra de reverencia, de acción de gracias, de homenaje a la realeza.

Isaías 6:5  “Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre
inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han
visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”

Isaías al ver, al comprender quien estaba enfrente de él, hizo una exclamación ¡Ay de
mí! Soy un hombre pecador, soy inmundo y mi pueblo también Dios es tremendamente
Santo, Justo. Isaías adora al Señor por su Santidad, por su Justicia, por lo que Dios es,
es decir, por su Gloria.

Salmo 19:1  “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra
de sus manos.”

David adora y alaba Dios por sus maravillas y lo expresa en las palabras de este cántico,
de este himno. David puede ver todo lo creado y puede decir en verdad: “Dios ha
manifestado su gloria, la creación habla de eso, estoy completamente gozoso y
maravillado por lo que Dios es”

Entonces hermanos, La Gloria de Dios no solamente consiste en lo que Él ha


manifestado de sí mismo, sino que también de cómo nosotros nos gozamos, nos
regocijamos y nos deleitamos de lo que Dios nos ha mostrado.

Diremos entonces: Ahora entiendo la reacción que debemos de tener frente a la


maravillosa Gloria de Dios, dime: ¿Dónde Dios ha manifestado su gloria? para que yo
también pueda responder de la forma en que lo hicieron estos hombres
III.- ¿DONDE SE HA MANIFESTADO LA GLORIA DE DIOS?

Ya hemos visto que Dios ha manifestado Su Gloria en su carácter, en su persona,


veamos ahora dos más, una de ellas es más gloriosa y más espléndida que la anterior.

A.- La Creación y La Gloria de Dios

La obra de la Creación es una de las obras donde Dios ha plasmado Su Gloria, la


cual nos deja asombrados por lo grandioso y espléndido de ver a todos los seres
creados, veamos como lo expresa el Salmo 104:

La tierra vs. 5-9  “El fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás
removida. Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban
las aguas. A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;
Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste. Les
pusiste término, el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra.”

El mar vs. 10-13  “Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos; Van entre los
montes; Dan de beber a todas las bestias del campo; Mitigan su sed los asnos
monteses. A sus orillas habitan las aves de los cielos; Cantan entre las ramas. El
riega los montes desde sus aposentos; Del fruto de sus obras se sacia la tierra.”

La Vegetación vs. 14-17  “El hace producir el heno para las bestias, Y la hierba
para el servicio del hombre, Sacando el pan de la tierra, Y el vino que alegra el
corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la
vida del hombre. Se llenan de savia los árboles de Jehová, Los cedros del Líbano
que él plantó. Allí anidan las aves; En las hayas hace su casa la cigüeña.”

¿No son acaso todas las obras de Dios, efectuadas en la creación, grandiosas?

El hecho de saber que nuestro planeta está colocado en el lugar exacto, no tan
cercano al sol ni tan lejano de Él, nos hace glorificar a Dios porque Él es perfecto y
manifiesta su perfección en todo lo creado.

El ver lo infinito que es el universo, compuesto por billones y billones de estrellas,


galaxias inimaginables, todo tan extenso y tan grande que aún los hombres no han
podido ni van a poder descubrir todo lo que allí hay, nos hace hablar y glorificar al
Dios Todopoderoso.

Las grandes montañas que nunca han sido escaladas, volcanes, picos, nevadas, que
escapan a nuestro alcance. Las profundidas del anchuroso mar, corales, arrecifes. El
que existan miles de especies de animales en la tierra que no han sido descubiertas y
miles de distintas flores, nos hace maravillar de la Inteligencia y Hermosura del
Creador.

Y ver al hombre, un ser creado a la imagen de Dios, con un cuerpo que habla de
maravillas en sus distintas composiciones, un aparato digestivo, circulatorio, óseo,
respiratorio, reproductor, nervioso, que aún los mismos científicos no logran
explicar cómo es que funciona todo con tanta perfección y unidad, nos habla de una
manera gloriosa de Nuestro Dios lleno de Sabiduría, Conocimiento, Majestad y
Gloria.

Es por ello que el Salmista explota en adoración, oigan que es lo que dice:

Vs. 24, 21-34  “¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas
ellas con sabiduría;……. Sea la gloria de Jehová para siempre; Alégrese Jehová en
sus obras. El mira a la tierra, y ella tiembla; Toca los montes, y humean. A Jehová
cantaré en mi vida; A mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi
meditación en él; Yo me regocijaré en Jehová.”

Salmo 148:1 “Alabad a Jehová desde los cielos; Alabadle en las alturas.
Alabadle, vosotros todos sus ángeles; Alabadle, vosotros todos sus ejércitos.
Alabadle, sol y luna; Alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. Alabadle, cielos
de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová;
Porque él mandó, y fueron creados. Los hizo ser eternamente y para siempre; Les
puso ley que no será quebrantada. Alabad a Jehová desde la tierra, Los monstruos
marinos y todos los abismos; El fuego y el granizo, la nieve y el vapor, El viento de
tempestad que ejecuta su palabra; Los montes y todos los collados, El árbol de
fruto y todos los cedros; La bestia y todo animal, Reptiles y volátiles; Los reyes de
la tierra y todos los pueblos, Los príncipes y todos los jueces de la tierra; Los
jóvenes y también las doncellas, Los ancianos y los niños. Alaben el nombre de
Jehová, Porque sólo su nombre es enaltecido. Su gloria es sobre tierra y cielos. El
ha exaltado el poderío de su pueblo; Alábenle todos sus santos, los hijos de Israel,
El pueblo a él cercano. Aleluya.”

B.- Jesucristo: La Gloria de Dios

Pero todo esto no es nada, comparado con Lo Refulgente que brilla La Gloria de
Dios en la Persona de Nuestro Señor Jesucristo.

El esplendor de la creación y su brillo, es tenue y opaco frente a la gloriosa


manifestación de Dios, a la muestra visible de su gloria en la Persona de
Jesucristo.

No hay nada en esta creación que nos pueda mostrar de una manera perfecta, real,
grandiosa, sin sombre ni figuras, la Gloria de Dios, si no solamente el punto más
alto de la Revelación o Manifestación de Dios, es decir: Jesucristo.

Por tanto la creación por sí misma es inanimada para darnos a conocer de una forma
cierta y plena La Gloria de Dios, es solamente un chispa de luz comparado con lo
refulgente y luminoso que es Cristo.

Es por ello que La Gloria de Dios se hace evidente y patente, como dice Pablo, en
La Faz de Jesucristo (2 Cor. 4:6). No sólo en lo que Él, es decir Cristo, era
eternamente, sino que también más claramente a la humanidad en su faz, en su ser,
en su humanidad real se dio a conocer como La Gloria de Dios.
Escuchen, vean y saboreen La Magnifica Gloria de Dios: Cristo es el resplandor de
La Gloria de Dios (Heb. 1:3), de su Padre; Él emite La Gloria de su Padre, la pone
en evidencia en su humanidad, es por ello que el Apóstol Juan nos dice:

que el Verbo, aquel Logos eterno que ha existido desde la eternidad con su Padre,
El Hijo se hizo carne, tomo forma humana, y fue que en esta condición humana que
ellos vieron la gloria suya, del único Hijo engendrado del Padre, aquel que daba a
conocer real y fielmente la esencia o Gloria del Padre. (Jn. 1:14)

No es La Gloria de un engendro, sino mas bien es La Gloria del Hijo engendrado


eternamente por el Padre, aquel Verbo que estaba en el principio, el cual estaba
con Dios y el cual era Dios (Jn. 1:1).

Lo que Cristo es, es lo que Dios es en sí mismo. La Gloria que Dios manifiesta, es
decir sus atributos, su esencia, su carácter, es lo que Cristo nos da a conocer en su
persona. Es por ello que La Gloria de Dios son sus múltiples perfecciones
mostradas de una forma perfecta en la Faz de Jesucristo.

La Gloria de Dios el Padre, es La Gloria de Dios el Hijo, porque en Él, en el Hijo,


habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad (Col. 2:9). Cristo emite el
brillo de La Gloria de Dios, es por ello que Cristo es la imagen, lo visible, del Dios
invisible; Cristo es la imagen misma de la sustancia de Dios, del Ser de Dios. (Col.
1:15)

Cuando contemplamos a Jesús el Cristo lo grandioso y majestuoso de La Gloria de


Dios.

Aquel Glorioso Ser que se vistió de carne, que nació de una virgen, que creció en
una de las ciudades más despreciadas, Galilea, que aprendía, meditaba, se deleitaba
en la ley de su Padre, que estaba ocupado en los negocios de su Padre.

Aquel Ser Glorioso que ni Juan el Bautista no era digno de desatar sus sandalias;
aquel hombre piadoso y lleno de misericordia que andaba haciendo bien a todos:
dando vista a ciegos, limpiando leprosos, levantando paralíticos, bendiciendo niños,
resucitando muertos, echando fuera demonios, enseñando con autoridad inigualable,
silenciando escépticos, reprendiendo a sus discípulos, curando gripes, parando flujos
de sangre, resucitando muertos, multiplicando panes y peces.

Ese Glorioso Ser en el cual su Padre se complacía, lleno de gracia y de verdad,


lleno de celo por Su Gloria, por la Gloria de su Padre, aquel compasivo Maestro,
Rabí, Raboni, el Hijo del Dios Altísimo, el Hijo de David, el Hijo del Hombre, que
con autoridad alejaba a los hipócritas, que con amor acogía a los contritos de
corazón; aquel maravilloso Ser que pastoreaba sus ovejas; que se ofrecía como
verdadera bebida y comida; la vid verdadera, el camino, la verdad y la vida; la
puerta estrecha, el camino angosto; el pan del cielo; el pan de vida.

Aquel Hombre Dios ó Dios hombre que decía: El que me ha visto a mí, ha visto al
Padre; aquel que es El Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el
último; el cordero, el león; el Amo y Siervo.
Aquel que era uno con el Padre, el que estaba en su seno, Él es aquel en quien el
Padre, en el que Dios brilla más que el Sol con todo su esplendor, es aquel que nos
muestra como gloria suya, La Gloria de Dios del Dios eterno e infinito.

No había ser creado que nos hubiera podido dar a conocer La Gloria de Dios como
lo hace y lo es Jesucristo.

Todo su vida apuntaba a Glorificar a su Padre y a mostrar La Gloria que juntos


compartían.

Todo esto es lo que los profetas añoraron ver, pero no pudieron contemplar a este
insondable Ser, esta indescriptible Gloria, la cual se hizo evidente en un momento
en la Historia. Estos profetas hubieran quedado boquiabiertos, anonadados,
perplejos al ver al Mesías, La Gloria de Dios hecha carne.

Y es en la cruz donde se revela el Clímax de la Gloria de Dios en la Faz de


Jesucristo sobre la tierra.

Es como si todas las perfecciones de Dios se juntaran en la más hermosa puesta de


sol en ese viernes con el Cristo Crucificado, como un sol de rojo sangre en el cielo
carmesí. Pues Pablo nos dice que El Cristo Crucificado es Sabiduría y Poder de
Dios, es decir, manifestación de Dios.

Para todo aquel que tenga ojos para ver, hay Gloria Divina en la muerte de Jesús.

Allí brilla: La Justicia, la rectitud, la Santidad, la Veracidad, la Sabiduría y el


Poder de Dios, en la persona y faz del Cristo Crucificado.

Pero es también como si todos colores más brillantes de La Gloria de Dios se


juntaran en el más hermoso amanecer del primer día de la semana con el Cristo
Resucitado, como un sol resplandeciente dorado en toda su fuerza.

Cristo es La Gloria de Dios resucitando con Gloria. Fue La Gloria de Dios quien
resucitó a Cristo, y fue a La Gloria de Dios adónde resucitó. Pues la Escritura dice:
Por La Gloria del Padre resucitó y, el Padre mismo le dio Gloria.

Para todo aquel que tenga ojos para ver, hay Gloria Divina en la resurrección de
Jesús:

Allí brilla: El Poder, la Soberanía, la Potestad, la Misericordia, la Majestad, el


Honor y Autoridad de Dios en la persona y faz del Cristo Resucitado.
Escuchen como describe al Rey de Gloria el Dr. Shadrach Meshach Lockridge:

Mi Rey nació Rey La Biblia dice que Él es Rey en siete formas. Él es Rey de los
Judíos – Rey de un pueblo. Él es Rey de Israel – Rey de una nación. Él es Rey de
justicia. Él es Rey de los siglos. Él es Rey de los cielos. Él es Rey de gloria. Él es
Rey de reyes y el Señor de señores. ¡Él es mi Rey!.
Me pregunto si lo conoces. ¿Lo conoces? No trates de engañarme. Conoces a Mi
Rey. David dijo que los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la
obra de sus manos. Mi Rey es el único del cual ninguna forma de medida puede
definir su amor infinito. Ningún telescopio, por potente que sea, puede mostrar los
límites de su provisión. No hay barrera que pueda detenerlo de derramar sus
bendiciones.

Me pregunto si lo conoces. ¿Lo conoces? No trates de engañarme. Conoces a Mi


Rey. David dijo que los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la
obra de sus manos. Mi Rey es el único del cual ninguna forma de medida puede
definir su amor infinito. Ningún telescopio, por potente que sea, puede mostrar los
límites de su provisión. No hay barrero que pueda detenerlo de derramar sus
bendiciones. Bien, bien, Mi rey es un rey Soberano. Él es por siempre fuerte. No
hay manera de medir su amor ilimitado. Él es completamente sincero. Él es
eternamente constante y firme. Él es inmortalmente lleno de gracia. Él es
majestuosamente poderoso. Él es imparcialmente misericordioso.

Él es el fenómeno más grande que ha atravesado el horizonte de este mundo. Él es


el Hijo del Dios viviente. Él es el salvador de los pecadores. Él es el punto central
de la civilización. Él es inigualable. Él es imprescindible. Él es firme en sí mismo.
Él es honesto. Él es único. No tiene paralelo. No tiene precedente. Él es supremo. Él
es preeminente.

Es el tema más elevado de la literatura. Él es la más alta personalidad en filosofía.


Él es el más grande problema para los críticos. Él es la doctrina fundamental de la
verdadera teología. Él es la necesidad carnal de una religión espiritual. Él es el
único cualificado para ser suficiente salvador. Él es el milagro de los tiempos. Él es
el superlativo de toda cosa buena que seas capaz de llamarlo. Éste es mi Rey!. Me
pregunto ¿Lo conoces?

Él es el único capaz de suplir todas nuestras necesidades simultáneamente. Él da


fortaleza a los débiles. Él siempre está disponible para el que es tentado y para el
que está cansado. Él tiene misericordia y salva. Él es el Dios que fortalece y
sostiene. Él guarda y guía. Él sana a los enfermos. Él limpia a los leprosos.

Él perdona a los pecadores. Él quita la carga a los deudores. Él libera a los


cautivos. Él defiende a los débiles. Él bendice a los jóvenes. Él sirve a los menos
afortunados. Él cuida a los ancianos. Él recompensa a los diligentes y embellece a
los mansos de corazón. ¿Lo conoces?

Bien, Mi Rey es la llave del conocimiento. Él es fuente de sabiduría. Él es la puerta


de la liberación. Él es el camino de paz. Él es la senda de justicia. Él es la autopista
hacia la santidad. Él es la puerta de gloria. Él es el Señor de los poderosos. Él es el
capitán de los conquistadores. ¿Lo conoces?

Él es la cabeza de los héroes. Él es el líder de los legisladores. Él es el supervisor


de los vencedores. Él es el gobernador de los gobernadores. Él es el príncipe de
príncipes. Él es el Rey de reyes y Señor de señores. ¡Él es mi Rey!! Sí, sí! ¡Él es mi
Rey! ¡Mi Rey! ¡Sí!.
Bueno, su vida es inigualable. Su ministerio es múltiple. Sus promesas son seguras.
Su luz es sin igual. Su bondad es ilimitada. Su misericordia es para siempre. Su
amor nunca cambia. Su Palabra es suficiente. Su gracia es suficiente. Su reino es
justo y verdadero. Su yugo es fácil y ligera su carga.

Bueno, quisiera poder describírtelo pero Él es indescriptible. Sí. Él es


incomprensible. Él es invencible. Él es irresistible. Vengo a decirles, que los cielos
no lo pueden contener, mucho menos un hombre tratar de describirlo. No puedes
sacarlo de tu mente. No te puedes deshacer de Él. No puedes vivir más allá de Él.
Y no puedes vivir sin Él.

Los fariseos no lo soportaban Y se dieron cuenta que no lo podían detener. Pilatos


no pudo encontrar falta en Él. Los testigos no pudieron coincidir en sus
testimonios. Herodes no pudo matarlo. La muerte y la tumba no pudieron detenerlo.
Este es mi ¡Rey!. ¡Sí!.

Él siempre ha sido y siempre será. Les digo que Él no tiene predecesor y no tendrá
sucesor. No hay nadie antes que Él y no habrá nadie después de Él. No puedes
acusarlo y Él no va a renunciar. ¡Él es mi Rey!

Tratamos de tener prestigio y honor y gloria para nosotros, pero la gloria es toda
suya. ¡Sí! Suyo es el reino, el poder y la gloria, por siempre y siempre y siempre y
siempre ¿qué tan largo es esto? Y siempre y siempre y siempre y siempre y cuando
hayas terminado con todos estos siempres entonces, ¡Amén!

Escuchen a Pablo:

El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él


fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra,
visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas
las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el
principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la
preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por
medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como
las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a
vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente,
haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio
de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él;
si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza
del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está
debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.

Citar Romanos 11: 33-36  ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la


ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!
Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él
primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las
cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.
IV.- APLICACIONES

A.- Creyentes - La esperanza de ver y saborear La Gloria de Dios

Hermanos, esta verdad es realmente gloriosa, es en verdad muy hermosa.

Pedro, Jacobo y Juan vislumbraron esta Gloria cuando el Señor corrió el velo de la
encarnación para mostrarse más brillante que el Sol, con sus vestiduras blancas y
resplandecientes, que tal vez quedaron como ciegos ante tal vistazo. Es mucho más que
ver al Sol brillando en el cielo al mediodía que te enceguece, pues este vistazo sí que ha
de haber sido algo maravilloso.

Pero también nosotros esperamos un vislumbrante Ser en Gloria. Jesús le pide a su


Padre lo siguiente:

Jn. 17:24  “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también
ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado
desde antes de la fundación del mundo.”

Y concuerda con lo que dice el Apóstol Pablo:

1Co 13:12  “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a
cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.”

Si nuestra esperanza es de ver a este Ser En Gloria, nuestro corazón debe de estar
latiendo y ardiendo en pasión esperando aquel día.

No vamos a ver a un simple hombre, vamos a ver A Dios lleno de Gloria y de


Majestad; no vamos a quedar enceguecidos al mirarlo, sino que como seres
glorificados lo vamos a ver cara a cara, frente a frente, a los ojos, y nos vamos a
postrar y lo vamos a adorar por la eternidad.

Solamente ahora conocemos en parte, y nos hemos gozado y nos seguiremos gozando
mientras conozcamos mas en esta vida, pero nos vamos a gozar mas aún en ver al Señor
coronado de Gloria y de Honra. No vamos a tener necesidad de Sol, porque el Señor
nos va a iluminar.

Vamos a morar bajo la presencia del Altísimo, del Todopoderoso, delante del cual los
seres ardientes tapan sus ojos, de aquel ante el huyen los cielos y la tierra.

No importa cuánto suframos en esta vida, el gozo de la gloria de Dios será tan grande
que nos hará sentir que nuestros años y décadas de sufrimiento fueron nada.

Los más espléndido y deleitoso en la eternidad no van a ser las calles de oro; las puertas
de perla, los muros hechos de jaspe, zafiro, ágata, esmeralda, ónice, cornalina, crisólito,
berilo, topacio, crisopraso, jacinto, amatista, piedras muy hermosas; los ángeles, los
serafines, querubines, todos los seres que puedan haber allí, ¡NO!, lo mas deleitoso,
sublime, admirable, digno de gloria y alabanza va a ser DIOS MISMO EN LA FAZ DE
JESUCRISTO.

Apocalipsis 5:11-14  “Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y


de los seres vivientes y de los ancianos; y el número de ellos era miríadas de miríadas,
y millares de millares, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado digno es de
recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la
alabanza. Y a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra
y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el
trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de
los siglos. Y los cuatro seres vivientes decían: Amén. Y los ancianos se postraron y
adoraron."

Vamos a ver la Gloria de Dios, la hermosura del Dios nuestro (Is. 35:2);

Si no somos inundados en esta mañana con gozo ante la perspectiva de ver y tener parte
en esa Gloria, entonces necesitamos orar ahora mismo para que Dios abra los ojos de
nuestro corazón, despierte nuestro afecto y nos dé la capacidad de deleitarnos en su
gloria.

Sal. 27:4  “Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;


Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.”
B.- Amigos - La desdicha de ser apartados de La Gloria de Dios

Señor, Señora, Joven, Señorita, Niño, Niña, tú has oído hoy la hermosura de La Gloria
de Dios en la faz de Jesucristo y la hermosa esperanza que sus Hijos tienen en el Cristo
Crucificado y Resucitado.

Te hago una pregunta: ¿Tienes esta misma esperanza? ¿Te puedes gozar de vas a ver a
Dios? ¿Arde tu corazón en deseo por Dios? ¡NO! No lo hacen, ni lo pueden hacer
porque hasta ahora viven rechazando y negando a Dios, que terrible y espantosa es tu
condición. ¡Ay de ustedes que no tienen este gozo de complacerse en Dios! ¡Ay de
ustedes!

Viven ignorando al Rey de Gloria, al Ser más Sublime que los, no les interesa El Hijo
de Dios, no se inmutan al oír estas verdades porque están muertos en sus delitos y
pecados, no hay Dios en ninguno de sus pensamientos, no pueden arder en pasión por
Dios.

Escucha lo que dice el Señor:

Jer. 2:11-13  “¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son
dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha.
Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová.
Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y
cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.”

Mira lo terrible de tu condición, no es que no seas rico o no tengas dinero, no es que no


tengas una profesión o que no hayas culminado tu carrera, no es que no tengas una casa,
no es que no tengas un auto, ¡NO!, puedes tener todo esto y puedes conseguirlo, sino
que lo terrible y horrible de tu persona es que No tienes a Dios, estas desperdiciando tu
vida.

El Ser incalculable en valor y más hermoso sobre la tierra no te pertenece y tú no le


perteneces a Él. Tus pecados te hacen detestable y aborrecible delante de sus ojos, tu
manera de acercarte por tus propios medios te hace despreciable. Jer 2:22 “Aunque te
laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún
delante de mí, dijo Jehová el Señor.”

Aunque amontones buenas obras y moralidad sobre tu vida de nada te va a servir, por tu
pecado siempre está delante de Dios.

¡Oh! Mira lo calamitoso de tu condición: ¡No tienes a Dios y Él no te tiene a ti!

Y escucha lo que va a ser tu condenación:

Fil. 1:7-9  “cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su
poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni
obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de
eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,”
Vas a sufrir eternamente una condenación de fuego y azufre, vas a estar eternamente
con los seres más crueles y detestables sobre la tierra, y también vas a estar con los
moralistas y los más religiosos que han existido. Tú al lado de Hitler, y al lado de los
fariseos.

El fuego nunca se va a apagar, vas a estar consciente de tu castigo, atormentado en una


terrible llama, en lloro y crujir de dientes, pero todo esto no es nada comparado con lo
más terrible y esto es que vas a estar Eternamente separado de la presencia gloriosa y
asombrosa de Dios, de La Gloria de Su Poder, y vas a sufrir bajo su mano poderosa
toda la Ira que te mereces.

Lo desastroso del infierno es que Dios no es favorable, y que no lo vas a poder gozar
eternamente, sino que vas a sufrir su Ira, su Santa Indignación y su Justo Juicio por tus
pecados y por preferir otras cosas antes que a Dios mismo.

¡Oh! cuánta mayor es la tragedia y la aflicción que tendrá la persona que llegue al fin de
sus días y tenga que decir adiós por siempre a la gloria de Dios. El corazón fue hecho
para disfrutar la gloria de Dios. Dios es nuestro verdadero hogar. ¡Su gloria es
grandiosa! Y sin ella usted siempre estará desconsolado. No viva una vida que termine
en la exclusión de la presencia del Señor y de la gloria de su potencia.

Es por ello que Cristo vino para redimirnos, es por ello que el Dios glorioso se vistió de
carne, fue obediente hasta la muerte y muerte de Cruz, se hizo maldición, el Padre lo
hizo pecado, lo trato como pecador, para que podamos ser hechos justicia de Dios en Él.

Este Cristo Crucificado y Resucitado al tercer día con Gloria, fue tratado como injusto,
para que nosotros podamos ser llevados a Dios, para que nos gocemos y deleitemos en
Dios para siempre.

Hoy has escuchado la voz de Dios, ¡No endurezcan, oh hombres, sus corazones! ¡No
tapen sus oídos a esta verdad! ¡Ven a Cristo! ¡Corre a Dios! ¡Haya en Él vida eterna!
Cristo pagó, y es segura la salvación en Él.

¡Arrepiéntete! ¿Qué has podido lograr siguiendo tus propios caminos?, ¡Creen en
Cristo! ¿Qué has logrado confiando en ti o en los hombres? ¡Aférrate a Cristo, añóralo
como tu único Señor y salvador!

Escucha: Is. 55: 6-7  “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en
tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus
pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios
nuestro, el cual será amplio en perdonar.”

El Señor promete tener misericordia y ser amplio, grande, rico en perdonar. No digas en
tu corazón: ¡No lo necesito, ahora no, no quiero cambiar de religión, yo me siento bien
así!, Necio, escucha entonces lo que el Señor te dice:

Rom. 2:5  “Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti
mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,”
Jn. 3:36  “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el
Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.”

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