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Sigue empujando

Francisco Javier Nieves Aguilar

Eugenio, campesino de la montaña, vivía deprimido porque sus cosechas no satisfacían las necesidades de su familia ni llenaban los
sueños de su corazón.

Una tarde que dormía, su habitación se iluminó. El Señor Dios lo llamó por su nombre dos veces y le dijo que tenía una tarea para él.
Le mostró una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujar las piedras con todas sus fuerzas.

Eugenio obedeció. Días tras día; semana tras semana y por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, empujaba la fría
piedra, pero ésta no se movía.

Cada noche regresaba a su cabaña muy cansado y frustrado. Satanás entró en escena, haciéndole sentir que su trabajo era en vano
y no tenía sentido.

-- Has estado empujando esa roca por mucho tiempo y no se ha movido. Es inútil. Eres un fracasado.

Estos pensamientos incrementaron su desilusión. Satanás con una sonrisa irónica, añadió.

-- Ni insistas ni te esfuerces. No hay nada más deprimente que no obtener resultado de lo que se hace. ¿Por qué esforzarte entonces
todo el día en esta tarea inútil?

Eugenio estaba escuchando precisamente lo que él muchas veces había pensado, pero antes de renunciar a su tarea, decidió
reclamarle a Dios:

-- Quiero renunciar a esta faena que no da resultados. Es absurdo y hasta deprimente estar intentando una misión imposible. Por
más esfuerzo, no he logrado mover la roca ni un milímetro.

El Señor le respondió con compasión:

-- Querido Eugenio, te dije que tu tarea era empujar la roca con todas tus fuerzas y lo has hecho con perseverancia. Yo no esperaba
que la movieras. Tu tarea era empujar, sólo empujar. No has fracasado. Mira ahora tus brazos, están musculosos; tu espalda fuerte;
tus manos robustas por la constante presión, tus piernas se han vuelto firmes. A pesar de la adversidad, tus posibilidades para
encarar otros retos se han agigantado. Este ejercicio era sólo el campo de entrenamiento para que pudieras enfrentar con
persistencia otros desafíos. Mi plan no era que movieras la roca, si no que te movieras tú, que te fortalecieras y no claudicaras
cuando no ves los resultados que tú esperabas.

En muchas ocasiones Dios nos pide “empujar la roca” con todas nuestras fuerzas, sin claudicar. No porque espere que la movamos,
sino para fortalecer nuestra voluntad, afianzar nuestro carácter y aumentar la confianza en nosotros mismos.

Cuando las mujeres van aquella mañana al sepulcro de Jesús, recuerdan que la piedra que lo cubría era demasiado grande. Pero a
ellas no les toca moverla, sino seguir caminando. Jesús dice a todos nosotros:

Cuando todo parezca ir mal o estés agotado por el trabajo… ¡Sólo empuja!

Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería… Sólo empuja!

Cuando te traicionen los amigos… ¡Sólo empuja!

Cuando no tienes dinero para pagar tus cuentas… ¡Sólo empuja!


Cuando te sientas agotado y sin fuerza… y te parezca que yo no percibo tus esfuerzos… ¡Sólo empuja!

Cuando seas tentado al desánimo, porque no ves fruto alguno de tu trabajo… ¡Sólo empuja!

Cuando la piedra de tus problemas no se mueva un solo milímetro y la piedra del sepulcro, que representa todo tipo de muerte, sea
muy grande… ¡Sólo empuja!

Dios te ha enseñado su camino. ¡OBEDECELE Y PERSEVERA!


Cuando todo parezca ir mal... ¡OBEDECELE Y PERSEVERA!
Cuando parece que no tiene sentido... ¡OBEDECELE Y PERSEVERA!
Cuando estés agotado por el trabajo... ¡OBEDECELE Y PERSEVERA!
Cuando la gente simplemente no comprende tu fidelidad a Dios... ¡OBEDECELE Y PERSEVERA!

AHORA MEDITA LA PALABRA DE DIOS

En efecto, la leve tribulación de un momento nos produce, sobre toda medida, un pesado caudal de gloria eterna, a
cuantos no ponemos nuestros ojos en las cosas visibles, sino en las invisibles; pues las cosas visibles son pasajeras,
mas las invisibles son eternas. -II Corintios 4,17-18

Que no les defrauden, antes bien muestren una fidelidad perfecta para honrar en todo la doctrina de Dios nuestro
Salvador. -Tito 2,10

CONFIANZA

Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? -Lucas 16,11

Esta es la confianza que tenemos delante de Dios por Cristo. No que por nosotros mismos seamos capaces de
atribuirnos cosa alguna, como propia nuestra, sino que nuestra capacidad viene de Dios. -II Corintios 3,4-5

Así como hemos sido juzgados aptos por Dios para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos, no buscando agradar a
los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones. -I Tesalonicenses 2,4.

Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me consideró digno de confianza
al colocarme en el ministerio. -I Timoteo 1,12

Pondré en él mi confianza. -Hebreos 2,13

Pues hemos venido a ser partícipes de Cristo, a condición de que mantengamos firme hasta el fin la segura confianza
del principio. -Hebreos 3,14

No perdáis ahora vuestra confianza, que lleva consigo una gran recompensa. -Hebreos 10,35

De modo que, aun los que sufren según la voluntad de Dios, confíen sus almas al Creador fiel, haciendo el bien. -I
Pedro 4,19

Confiadle todas vuestras preocupaciones, pues él cuida de vosotros. -I Pedro 5,7

Y ahora, hijos míos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza
y no quedemos avergonzados lejos de él en su Venida. -I Juan 2,28

Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios, -I Juan 3,21

En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, pues como él
es, así somos nosotros en este mundo -I Juan 4,17

En esto está la confianza que tenemos en él: en que si le pedimos algo según su voluntad,
nos escucha. -I Juan 5,14

PERSEVERANCIA

Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. -Marcos 13,13

Pues hemos tenido sobre nosotros mismos la sentencia de muerte, para que no pongamos nuestra confianza en
nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos. -II Corintios 1,9

Lo que en buena tierra, son los que, después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan
fruto con perseverancia. -Lucas 8,15

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. -Lucas 21,19

Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas. -Lucas 22,28

Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre
de Jesús, y de sus hermanos. -Hechos 1,14

Confortando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a perseverar en la fe y diciéndoles: «Es necesario que
pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios.» -Hechos 14,22

A los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna Romanos 2,7

Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración. Romanos 12,12

Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias -Colosenses 4,2

Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a
los que te escuchen. -I Timoteo 4,16

Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quiénes lo aprendiste -II
Timoteo 3,14

De forma que no os hagáis indolentes, sino más bien imitadores de aquellos que, mediante la fe y la perseverancia,
heredan las promesas. -Hebreos 6,12

Y perseverando de esta manera, alcanzó la Promesa. -Hebreos 6,15

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