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U.N.P.S.J.

B
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales
Cátedra: Problemáticas del Mundo Actual II

Las Fabricas Recuperadas como experiencia de resistencia antisistemica


Luciana Lago

Mientras el neoliberalismo se presentaba como la etapa triunfante del capitalismo, desde


la periferia económica se desarrollaron nuevas alternativas al modelo de exclusión y
desigualdad imperante de la lógica capitalista. Así salen a la luz propuestas como
las fábricas recuperadas argentinas, donde los trabajadores se han hecho de los medios de
producción, recuperando así la fuente de trabajo y generando una salida alternativa a la
crisis económica y social, desde una concepción basada en una economía social y
solidaria que permita recuperar la dignidad y a la vez, siente las bases de un país más
justo y equitativo.

En el presente ensayo se intentara indagar la experiencia del movimiento de las fábricas


recuperadas en la Argentina, vinculado con los principios que comparte con los llamados
Nuevos Movimiento Sociales (NMS). Se considerara particularmente el caso de los
talleres Brukman, por ser este un caso emblemático de un modelo de economía solidaria
y democrática, surgido en el contexto de la revuelta social de diciembre de 2001, y en el
que se destaco particularmente el rol desempeñado por las mujeres trabajadoras.

Una Fábrica o Empresa recuperada se define sobre todo por la autogestión obrera de una
empresa fallida. Las recuperadas nacen como respuesta al cierre o quiebra de una
empresa cuando sus trabajadores se organizan como forma de evitar el desempleo,
ocupando las instalaciones, poniéndolas en funcionamiento, para lo cual forman
cooperativas de trabajo, sin establecer distinción alguna entre sus integrantes.
Si bien la toma u ocupación de fabricas no es en si mismo un proceso nuevo, lo radical de
estos nuevos casos en Argentina son los principios de autonomía, horizontalidad y
democratización que se generaron en torno a la experiencia de la recuperación, a la vez
que la base del reclamo se sostiene desde el derecho al trabajo y a la dignidad de los
sujetos, lo que genera una ruptura respecto a las formas de concebir el trabajo y a las
relaciones sociales generadas en torno a <el.

La fase actual que atraviesa el capitalismo es llamada globalización, y supone la


culminación de un proceso iniciado en los siglos XV y XVI tendiente a la
hegemonizacion de las relaciones capitalistas de producción, incorporando así (y
sometiendo) a los sujetos y los distintos territorios del globo a las leyes del valor y la
circulación del capital.
Tal como afirma Andrés Piqueras Infante1 los movimientos sociales se forman en
función de las circunstancias históricas generadas a partir de las relaciones capitalistas
influyéndose mutuamente. Pues como sea que el capital se organice, el trabajo le opondrá
resistencia; ya que cualquier forma de dominación conlleva, al menos potencialmente,
una forma de resistencia.
La organización de las fábricas recuperadas significa una forma alternativa de resistencia
a la globalización neoliberal, supone una alternativa económica y social surgida en la
concreta articulación histórica de la Argentina a partir de los 90’, pero que requiere ser
comprendida en relación a las múltiples formas de resistencia al sistema capitalista
desplegadas desde los Nuevos Movimientos Sociales (NMS).

En la historia de los Movimientos Sociales Anticapitalistas pueden establecerse distintas


etapas2:

1
Andrés Piqueras Infante (2002): Movimientos sociales y capitalismo. Historia de una mutua influencia;
Ed. Germania, Valencia,.
2
Para la reconstrucción de estas etapas se siguen los lineamientos definidos por Emmanuel Wallerstein
(1999): Movimientos antisistemicos; Akal, Madrid.
1) Una etapa inicial o formativa caracterizada por rebeliones dispersas, donde las
formas de resistencia estaban sostenidas por el deseo del retorno a formas
precapitalistas
2) A partir del siglo XIX con el advenimiento del capitalismo industrial (y sus
consecuencias sociales sobre el sector de los trabajadores) las formas de
resistencia al capitalismo comenzaron a organizarse formalmente en instituciones
estables, con objetivos políticos de largo plazo. El eje central de los conflictos es
la contradicción capital- trabajo. Pueden reconocerse en esta etapa las distintas
formas de socialismo (utópico, científico, etc.), con un fuerte protagonismo del
movimiento obrero, como así también movimientos nacionales en que la opresión
capitalista era reforzada por el dominio de un grupo étnico sobre otro. Ambos
tienen en común el tener como objetivo prioritario el control del Estado, para lo
cual era necesario llegar al poder o por la senda de la persuasión política o por la
vía de la insurrección. Una vez obtenido el poder, el Estado podría utilizarse para
la emancipación de la sociedad. Fue en Rusia, en 1917, donde se produjo la
primera revolución claramente anticapitalista. A partir de la década del 30’, varias
corrientes surgieron a partir del marxismo- leninismo: entre ellas, el troskismo, el
maoísmo, y el foquismo o guevarismo.

3) Con el agotamiento del Estado de bienestar, junto al descrédito (y posterior


agotamiento) del socialismo “real” imperante en los países del bloque del Este,
emergen con fuerza los nuevos movimientos sociales. Junto al eje tradicional de
la contradicción capital-trabajo, se incorpora con el Mayo Francés de 1968, el eje
complejo de las contradicciones de orden cultural, dando lugar a la emergencia de
movimientos estudiantiles, feministas, de lucha por la obtención de derechos
civiles, antimilitaristas, etc. Después de 1968, todos estos nuevos movimientos
han ido abandonando las viejas formas de organización jerárquicas, piramidales,
rígidas y estructuradas bajo una lógica y una disciplina cuasi militares, para
sustituirlas por nuevas estructuras organizativas mucho más horizontales,
descentralizadas, laxas y conformadas bajo lógicas más consensuales. La mayoría
de ellas son pequeñas estructuras con base territorial, micro organizaciones
sociales e iniciativas, que permiten prácticas de autogestión, de autovaloración, de
autonomía y también de mediación más directa entre los múltiples agentes que
actúan en el mundo de la vida cotidiana. Existen un lenguaje común y una
comprensión común entre las diferentes luchas que se entablan en todo el mundo
en contra de la dictadura del capital, todas las formas de opresión están
interconectadas, por lo cual taxativamente apelan a una pluralidad de sujetos:
trabajadores, mujeres, homosexuales, minorías étnicas, etc., sin establecer
ninguna jerarquía entre ellos. Esta es una diferencia fundamental entre el nuevo
anticapitalismo y las tradiciones de izquierda, ya que esta última confiaba en que
era la “clase obrera” el grupo social que protagonizaría el camino hacia la
emancipación, mientras que el nuevo anticapitalismo concibe al sujeto como algo
más indefinido, móvil y plural.

La eterna disputa Trabajo vs. Capital

Desde los postulados clásicos de la teoría marxista, el trabajo realizado por los obreros
bajo las leyes internas del capitalismo implica explotación, ya que el valor de la fuerza de
trabajo para producir mercancías no es reconocida en el salario que este percibe. El
salario representa el precio de la venta de la fuerza de trabajo que el obrero esta obligado
a hacer para subsistir. Esa diferencia entre el valor de su trabajo y lo que percibe es
expropiada por el capitalista burgués (que posee los medios de producción)

Se expropia a los trabajadores no sólo el producto de su labor, sino el control sobre el


proceso laboral y el conocimiento sobre el mismo, al mismo tiempo que cosifica su
percepción del producto, reemplazando relaciones sociales, por relaciones económicas.
El trabajo se vuelve mercancía, a la vez que las mercancías producidas mediante el
trabajo humano ocultan su origen para parecer producto del capital. De ese modo, se
rompe la conciencia de las cadenas causales y el vínculo con saberes y prácticas del
pasado3.

3
Néstor Kohan (2001): El capital: historia y método, Buenos Aires, Universidad Popular Madres de Plaza
de Mayo, 2001.
Así desde el marxismo se argumenta que el capitalismo como sistema supone una lucha
de clases continua y fundamental entre la burguesía y el proletariado o clase obrera. Este
es el sujeto historico destinado a vencer al capitalismo y así emancipar la sociedad de las
condiciones de explotación y subordinación generadas por el sistema.
Analizado desde este plano, las fabricas recuperadas presentan un gran desafió de análisis
para el marxismo mas rígido, ya que el tener en sus manos los medios de producción es
un cambio radical en la conciencia del trabajador y trabajadora, porque para ello se viola
el principio capitalista de la propiedad privada.
Para poner en uso esos medios, los trabajadores conforman cooperativas de trabajo
debiendo tomar a su cargo la gestión, por lo que deben redefinir su rol dependiente y
subordinado en el contrato y la organización del trabajo frente a la lógica de
funcionamiento del mercado de capitales.

Aunque también, en este tipo de emprendimientos, se cuestionan las modalidades


tradicionales del trabajo asalariado. Este cuestionamiento se centra en la explotación del
trabajo supuesta en las relaciones de dependencia salarial y en la subordinación
organizativa, a la que se oponen mecanismos diversos de autogestión y cooperación en el
trabajo. Por ejemplo, en las fábricas recuperadas no existen diferencias de salarios, y en
el ejercicio de cada oficio se mezclan misiones de ejecución y de concepción. Ésa sería la
única manera aceptable de distribuir las ventajas y las obligaciones del trabajo social. Lo
que se pretende es propiciar unas nuevas relaciones económicas que sean capaces de
cohabitar con el capital y, sobre todo, que sean capaces de ir sustituyéndolo.

La contradicción capital-trabajo, indudablemente sigue siendo, quizá, la más importante


de las dimensiones en cuanto a los efectos que provoca el modelo neoliberal.

En el caso de la Argentina, desde los 70’ en Argentina se adopto un modelo de renta


financiera, cuyo resultado fue el desmantelamiento de la industria nacional, provocando
el cierre y la quiebre de miles de fábricas, dejando el consecuente desempleo y
pauperización de los sectores populares. A partir de la década de los 90’ estas políticas de
corte neoliberal se continuaron y agudizaron sumado a la incapacidad del estado en
desarrollar políticas sociales de protección social, lo que se tradujo en la exclusión de
vastos sectores y la constante condición de vulnerabilidad para quienes aun conservaban
la fuente de trabajo. No sólo las privatizaciones masivas dejaban en la calle a empleados
del sector público, sino que además la eliminación de las restricciones a las importaciones
generó un flujo de productos extranjeros haciendo que la pequeña industria nacional no
pudiera competir con ellos. Este proceso de desalarizacion y “flexibidad” laboral
eclosiona en el contexto de la crisis social del 2001.

Cuando todo estallo: Diciembre de 2001

El 19 y 20 de diciembre de 2001 fueron fechas claves para los movimientos sociales en


Argentina. Por un lado se potenciaron algunas organizaciones ya existentes (como los
movimientos de desocupados) y a su vez fueron incubándose distintas organizaciones y
agrupaciones que cuestionaban el orden del sistema dando lugar al desarrollo de
experiencias alternativas.

Lecowitz4 plantea que para comprender o comenzar a analizar lo sucedido en diciembre


de 2001, es necesario partir del reconocimiento del agotamiento del Estado y de su
condición de productor de subjetividades. Este agotamiento seria resultante de los
condicionamientos de la globalización en torno a las prácticas, representaciones y
significaciones de los Estados Nacionales. Agotada esta posibilidad los Estados pasan a
constituirse como meros administradores.
Ante el agotamiento del Estado como productor de subjetividades, lo que define e
instituye al sujeto- ciudadano es su condición de consumidor, quienes carezcan de esta
posibilidad son expulsados, se prescinde e invisibiliza su existencia.

Quizás por esto, diciembre de 2001, representa una ruptura, pues fue allí donde estos
sujetos “del afuera” irrumpieron en la escena publica y desde su lugar de exclusión
instauraron nuevas practicas, tales como las asambleas, los comedores populares, que
significaron nuevos modos de subjetivacion desde la exclusión.
4
Así, el país que durante años había sido el modelo de conducta y de aplicación ortodoxa
de las recetas neoliberales impulsadas por los organismos internacionales,
se convirtió en un modelo de desobediencia civil y proveyó al marco de las luchas
globales de nuevos repertorios de acción directa (piquetes, escraches,
cacerolazos, tomas de fabricas, etc.), asomándose formas de autoorganización “desde
abajo5”.

Maristella Svampa6 investigo particularmente el surgimiento de los movimientos de


desocupados piqueteros, en los ex – pueblos petroleros de General Mosconi y Cutral- co.
Ideológicamente críticos al neoliberalismo, los piqueteros crecen en número con la
exclusión y la exposición mediática. Esta autora lo que destaca de este movimiento es la
capacidad de construir lazos sociales a través de una experiencia comunitaria de
resistencia ante la privatización y desmantelamiento del modelo productivo sostenido en
torno a la petrolera estatal Y.P.F. En esta experiencia de movilización se reforzaron lazos
de pertenencia generando nuevas identificaciones en un contexto de aislamiento y
exclusión social.

Si los piqueteros han sido básicamente la encarnación de los trabajadores desempleados,


y las asambleas vecinales la expresión de capas medias organizadas con base territorial,
sectores de trabajadores que aun tenían empleo (y en riesgo alto estaban de perderlo),
lograron preservar sus fuentes de trabajo y buscar nuevas formas de organización a partir
de volver a poner en funcionamiento a empresas cerradas o a punto de estarlo.

Esta autora también señala que la crisis de 2001 también conllevo una demanda doble, así
como por un lado se instauraban nuevas formas de institucionalidad basadas en la
autoorganización de lo social, por otro lado se transmitía un llamado a la normalidad,
demandando “el regreso” del Estado para garantizar el orden y la seguridad7.

El caso de los talleres Brukman

6
Svampa, Maristella & Pereyra, Sebastián. (2003) Entre la ruta y el Barrio. La experiencia de las
organizaciones piqueteras. Biblos. Buenos Aires.
7
www.maristellasvampa.net/archivos/ensayo22.pdf
En el caso de las trabajadoras de los talleres Brukman, estas se habían adelantado en 24
horas a la vigorosa revuelta popular que reclamaba “Que se vayan todos, que no quede ni
uno solo”. El mismo 18 de diciembre ante la incertidumbre de meses de salarios
adeudados, un grupo de mujeres costureras decidieron no regresar a sus hogares
ocupando las instalaciones del taller textil8, mientras en las calles comenzaba a tomar
fuerza la rebelión popular.

La textil Brukman rápidamente se convirtió en un símbolo de la Argentina del 19 y 20 de


diciembre. Despertó la solidaridad de las asambleas barriales que surgieron por entonces,
también de los movimientos piqueteros, estudiantiles y de los partidos de izquierda.

Un aspecto clave del caso de los talleres Brukman es que este movimiento fue liderado
por mujeres. El capitalismo siempre ha propiciado el sometimiento femenino, la idea de
su atraso técnico y político. La precarización del empleo, la reducción de la protección
social, la marginalización de las poblaciones más vulnerables, son también consecuencias
de esta globalización económica cuyo peso soportan especialmente las mujeres.
Lorraine Guay destacó que la globalización “capitalista, neoliberal y sexista” afecta
especialmente a las mujeres, en forma de pobreza y violencia de todo tipo, y se apoya
tanto “en un sistema inhumano regido por la competencia más absoluta y centrado en la
privatización, la desregulación, el sometimiento de los derechos humanos
fundamentales a la dictadura de los mercados” como en “una ideología patriarcal que
continua manteniendo a las mujeres en una inferioridad cultural, en una desvalorización
social, en una marginación económica, en una invisibilidad de sus existencias y de su
trabajo, una mercantilización de su cuerpo, situaciones todas que configuran un
verdadero apartheid9”.

Así, por ejemplo, en períodos recesivos del nivel de empleo, son millones las mujeres
despedidas .Es por ello que esta experiencia constituye una afirmación de la capacidad de

8
Le Monde Diplomatique, Ediciones Cono Sur, N 38, Agosto de 2002. ‘Apropiarse de la fuente de trabajo”
Pablo Stancanelli.
9
citado en Ezequiel Adamovsky: Mas allá de la vieja izquierda, Prometeo, Bs. As, 2003, pp. 77
iniciativa, organización y vocación de enfrentamiento con el sistema de las mujeres
trabajadoras10

En el caso de Brukman reaparece el tema de la autonomía, de la no dependencia de los


patrones, ni del estado, ni de los partidos políticos, retomando consignas tradicionales del
movimiento obrero, pero con contenidos renovados. La finalidad de la recuperación no es
sólo la preservación de la fuente de trabajo y la mejora de las condiciones, sino que se
proyecta en seguida a la cuestión de la capacidad de autoorganización, iniciativa y control
de la producción por parte de los trabajadores11.

En la experiencia de la ocupación, la resistencia a la represión y la puesta en marcha del


emprendimiento se gestan nuevas formas de subjetividad, lo que implica otros modos de
estar juntos, sobre las bases de la igualdad y la dignidad de las personas, en un marco de
horizontalidad.

La democracia es otro encuentro con la práctica antisistémica en la medida en que el


capitalismo es inherentemente antidemocrático. Las fábricas se han convertido en
asambleas donde todos y todas votan sobre el curso que habrá que dar a la producción y a
las políticas internas12. Entre todos y todas tienen que enfrentar un enemigo poderoso
como es el capital trasnacional (los nuevos “leviatanes” a decir de Boron) y la clase
política empresarial argentina.

Los trabajadores de empresas recuperadas buscan consolidar su comunidad de trabajo. Su


articulación en redes con otros actores se realiza con la finalidad de ampliar la escala de
sus actividades y para fortalecer los lazos solidarios y políticos que compensen su
precariedad jurídica y económica. Esas estructuras autogestionadas ya formaron "una red

10
11
Le Monde Diplomatique, Ediciones Cono Sur, Septiembre de 2005. ‘En Argentina : ocupar, producir y
resistir ‘.Cecile Raimbeau
12
Maria Isabel Ackerley (2002): “Fabricas recuperadas y comunicación horizontal. Un modelo que redefine
el poder” en Poder e novas tecnologías. Tesis Maestría, Universidad Federal de Río de Janeiro. UFRJ,
Brasil
internacional de solidaridad que reúne las trescientas empresas recuperadas en Argentina,
Venezuela, Brasil y Uruguay"13.

Un hito clave de la experiencia de Brukman fue la resistencia a los distintos intentos de


desalojo y represión por parte del gobierno nacional, lo que hizo del caso Brukman un
referente en cuanto a la resistencia y suscito formas de solidaridad muy extendidas entre
otros movimientos, como así también por parte de las universidades nacionales, entre
otros.

Algunas críticas

No puede hablarse de una experiencia sistémica totalmente autónoma respecto al sistema


hegemónico capitalista. Puede haber rasgos, tendencias, características, asomos, pero
nadie se puede sustraer todavía de manera autónoma e independiente del capitalismo. Ya
que pese al intento de generar una alternativa diferente, no se puede dejar, abandonar o
prescindir tan fácilmente del papel moneda, del dinero, del sistema bancario, de los
bienes que produce el capital, de la dependencia de las trasnacionales, del empleo y el
salario, del mercado, de la ganancia, etcétera.

Los mismos trabajadores se definen como pequeñas islas en u mundo capitalista, ya que
navegan contra la corriente en un mercado capitalista que les obliga a comprar y vender,
debiendo atender a las llamadas leyes del mercado y a la oposición de los grandes grupos
económicos nacionales o las corporaciones multinacionales. Además son muchas las
dificultades a las que se enfrentan, por ejemplo la escasez de capitales para mejoras en los
bienes de las fábricas (ej maquinaria) y la nebulosa del marco legal respecto a las
expropiaciones de los bienes, lo cual genera una situación de incertidumbre e
impedimentos para la comercialización de su producción.

13
Le Monde Diplomatique Ediciones Cono Sur, N 86, agosto de 2006. “Ultimas noticias de utopía”, Serge
Halimi
En lo que se refiere a la praxis política, quienes vieron en el movimiento de fábricas una
experiencia que cristalizaba la utopía de una economía social y participativa, reclaman la
necesidad de profundizar el proceso.

Michael Albert (intelectual muy cercano a Chomsky y miembro de la red Znet14), quien
viajó a la Argentina con la intención de investigar el “fenómeno” de las fabricas
recuperadas como movimiento antisistemico, manifiesto su decepción al respecto: a su
entender, los empleados de las empresas recuperadas no trataban de extender su
conquista a otras fábricas y talleres, la recuperación de la fabrica solo habría sido una
respuesta espontánea a la crisis de supervivencia, y los trabajadores no toman real
conciencia de las posibilidades de multiplicar la experiencia, desde un posicionamiento
político15. Es entonces, cuando ante la falta de una “conciencia revolucionaria” los
partidos políticos de izquierda tradicionales tratan de colonizar los movimientos sociales
para imponerles sus valores jerárquicos y autoritarios

Breves conclusiones
Las experiencias antisistémicas no necesariamente abarcan toda la gama de
características antisistémicas, sino a un conjunto de características o condiciones de vida
que no son expresión del capitalismo y de los valores que este promueve.

Las fabricas recuperadas además de un modelo de producción económica, construyen


nuevas subjetividades si se considera que desde su organización se favorece la inclusión
social de los trabajadores generando vínculos sostenidos desde la concepción de la
dignidad e igualdad de los sujetos.
Estas subjetividades están relacionadas con el modo de organización horizontal y las
formas democráticas que utilizan para la generación de consensos en torno a las

14
www.znet.org
15
Le Monde Diplomatique Ediciones Cono Sur, N 86, agosto de 2006. “Ultimas noticias de utopía”, Serge
Halimi
decisiones que deben tomarse para sostener y funcionar como emprendimiento, evitando
generar cualquier tipo de diferencia o privilegios.
También la distribución equitativa de los ingresos y de los excedentes es otro elemento
que contradice y revierte la lógica acumulativa del capitalismo.

Las empresas recuperadas siguen inscribiendo nuevas experiencias, y combinándose con


otras formas de organización y lucha para aumentar su fuerza actual y potencialidad
futura. Algunas fábricas y empresas recuperadas expresen solidaridad con las luchas
sociales no solo de otras igualmente recuperadas, sino de distintos movimientos sociales.
Por ejemplo algunos centros de trabajo se han convertido también en centros sociales y
culturales, donde el tipo de actividades que se proponen realizar tienen un énfasis
marcado en la lucha y agitación cultural, en la creación y difusión de valores
anticapitalistas y libertarios.

Por ultimo, indagando en la experiencia de las fabricas recuperadas puede reconocerse el


esfuerzo y la voluntad de estrechar los límites de lo posible, mostrando que hay otro
destino para los trabajadores que acatar la dirección de los empresarios, o tratar de dejar
de ser obreros mediante el ascenso social, poderosa promesa del capitalismo.

Bibliografía

Adamovsky, Ezequiel (2007) Más allá de la vieja izquierda. Para un nuevo


anticapitalismo. Prometeo. Bs. As.

Arrigui, Gloria., Wallerstein, Imanuel (1999): Movimientos antisistemicos; Akal, Madrid.

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Cecena, Ana Esther (¿?)”La resistencia como espacio d construcción del nuevo mundo”,
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Mirza, Christian Adel. (2006) Movimientos sociales y sistemas políticos en América


Latina: la construcción de nuevas democracias. . Programa Regional de Becas
CLACSO, Buenos Aires, Argentina. 2006

Pablo González Casanova, Bernardo Mancano Fernandes, Franklin Ramírez Gallegos,


Esmeralda Prada, Emilio Taddei, Daniel Campione, Eduardo Toche, Carlos Figueroa
Ibarra, Atilio A. Boron, Osavaldo Martinez, Héctor de la Cueva, Walden Bello.OSAL,
Observatorio Social de América Latina, no. 11: 2003.

Svampa, Maristella & Pereyra, Sebastián. (2003) Entre la ruta y el Barrio. La


experiencia de las organizaciones piqueteras. Biblos. Buenos Aires.

Le Monde Diplomatique, Edicion Cono Sur

Sitios:
www.lavaca.org
www.nodo50.org
www.eldiplo.org
www.fabricasrecuperadas.org.ar

Documental
“The Take” (2002) Avi Lewis y Naomi Klein

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