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UNA CRISIS EN EL ARTE
Buropa, segunda mitad del
Hacia 1520, todos los amances del arte, en las ciudades italianas, parectan
estade"aciterdo en que la pineura habia alcanzado su cima de perfeccidn. Ho
BreésGomo Miguel Angel y Rafael, Ticiano y Leonardo habian coriseguido ple
rnamente algo que sélo pudo ser intentado por las genctaciones anteriores. Nin
iin problema de dibujo es parecia demasiado difcil, ai desnasiado complicado
nitigiit tena Ellos demostraron cémo sé podtan combinar la belleza la atmo-
nia con la correccibn, ¢ incluso sobrepasaron —as! se deefa— a las més famosas
‘estaruas griegas y romanas en su dominio de los detalles. Para un muchacho que
deseara llegar aseralgin dia un gran pincor, esta generalizada opinién no debia
resultar del todo halagiefa. Por mucho que admirara las obras maravillosas de
los grandes maestros de su época, debia preguntarse si efectivamente algo que
daba atin por hacer, puesto que todo lo posible en arte se habia conseguido ya
Algunos parecieron aceptar esta idea como inevitable y se aplicaron con ahinco
al estudio de cuanto llegs a saber Miguel Angel, eimitaron lo mejor que pudie
ron su estilo.
coe deliberadament 2 de crear algo nuevo ¢ inesperado, aun a cost de la
Mors 830, belleza natural establecida por los grandes maestros, aeaso sean los primeros 9
tener sus rafces en un imperativo andlogo de soslayar lo vulgar y conseguir efec
ce tos que se diferencien de la belleza natural convencional
Otros artistas de este extrafio periodo, a la sombra de los gigantes de are
dlesesperaron menos de sobrepasares, ateniéndose a un eriterio normal de des-
tteza y virtuassmo, Podemos no estar de acuerdo con cuanto realizaron, pero
agut también nos vemos obligados a admitir que algunos de sus esfucrzo fae
ron muy sobresdlientes. Un ejemplo tipioo es la estatua de Mercutio el mensaje-
ro de los dioses, de un escultor flamenco, Jean de Boulogne (1529-1608), al que
Jos italianosllamaron Giovanni da Bologna o Giambologna (lustracién 235),
quien se propuso conseguir lo imposible: una estatua que superase la gravedad
dl la materia inert y creata la sensacién de un répido vuelo por ef ate. Y hasta
cierto punto lo consigui, Su famoso Mercurio slo con la punta de uno de sus
dedos toca en tetra, y més que en éta, en un chorro de are que sale de a boca
de un rosto que representa al viento sut, Toda la estatua esté equilbrada con
tanto tino que parece realmente floar en la atmésfera, y deslizarse por ela gra
ciosa y velozmente. Tal ver un escultor lisico, 0 incluso Miguel Angel, hubiera
juzgado un efecto semejante impropio de una estatua que debfa recordar un
pesado bloque de la materia con que se forms, pero Giambologna, no mcnos
aque Parmigianino, pref desafiar esas normas establecidas y mostrar ls sor-
prendentes efectos que era capaz de conseguir.
Quiz’ el mas grande de todos estos maestros de Ia lima mitad del siglox68
XVI vivi6 en Venecia. Se llamé Jacopo Robusti, apodado Tintoretto (1518-
1594). Tambin ase hastié de la sencilla bellea de formas y colores que Ticiano
hhabfa revelado a los venecianos, pero su descontento debié ser algo més que un
mero deseo de realizar lo ins6lito. Parece haber advertido que, pese a set Ticiano
un incomparable pintor de la belleza, sus cuadros tendian a ser ms agradables
{que emotivos, no impresionando lo sufciente como para que los grandes relatos
de la Biblia y de las leyendas sacras adquiricran vida para el comtemplador. Si
estuvo en lo cierto 0 no, de todos modos debié resolver plasmar esos relatos de
manera dstinta, haciendo que el espectador sintiese el drama intenso y conmo-
vedor de los acontecimientos que pint6. La ilustracién 236 pone de manifiesto
que realmente triunf al hacer que sus euados fueran inséltos y cautivasen. A
primera vista tal pintura parece confusa y desconcertante. En lugar de una clara
distibucién de las figuras principales en la superficie del cuadro, como lo consi-
sguiese Rafael, penctramos en la profundidad de una béveda extrafia; vemos a un
hombre de gran estarura, con la cabeza nimbada, en la esquina de la izquierda,
levantando el brazo como para detener algo que esta sucediendo y, si seguimos
su ademén, podemos ver que éste se relaciona con lo que ocurte ariba, bajo la
comisa de la béveda, en el ocro lado del cuado, Alli, dos hombres estin descen:
diendo un cadaver de wn sepulero, el cual tiene la tapa levantada, y un tercero,
con turbance, les ayuda, mientras un caballero, cn cl fondo, y a la huz de una
antorcha, trata de lect Ia inscripcién de otra sepuleura, Estos hombres, evidente
mente, se hallan expoliando una catacumba. Uno de los cadsveres est4 extendi-
do en el suelo sobre una alfonbra, en violento eseorzo, mientras un respetable
anciano vestido suntuosamente se atrodilla ance al y lo contempla, En el extre-
mo de la derecha hay un grupo de hombres y mujeres lenos de terror y miran
lo con asombro al santo, pues la figura mimbada de la izquierda tiene que ser
un santo. Si observamos més atentamente, veremos que éste tiene un libro: es
san Marcos, el evangelista, patrono de Venccia. ;Queé significa tal escena? El cua-
do representa el tema de las reliquias de san Marcos, que fueron traidas de Ale-
jandria (la ciudad de los sinfieles» musulmanes) a Venecia, donde para albergat-
las se conseruyé el famoso sepulero de la iglesia de San Marcos. Este gilimo fue
obispo de Alejandrfa, siendo enterrado en una de las catacumbas allfexistentes.
Cuando los venecianos penetraron en ella para cumplir cl dflcl y piadoso
encargo de descubrir el cuerpo del santo, pensaron cuil de las muchas catacum:
bas contendria las preciadas reliquias, Pero cuando toparon con la verdadera,
san Marcos aparecié de pronto, revelando asf el lugar donde reposaban los restos
de su existencia terrena. Este es el momento elegido por Tintoretto. El santo
ordena a los hombres que no continden registrando las tumbas. Su cuerpo ha
sido hallado; yace a sus pies bariado por la luz, y con su sola presencia ya esta
obrando milagros. El hombre atormentado que aparece a derecha es iberado del
demonio que lo posetay y a éste lo vemos sali de la boca de aqueél en forma de
nube de humo. EI noble arrodillado en prueba de gratitud y adoracién es el27
Tinweeus
Sonor yds
Risse
PBs socio
167.5» 103 em
INatioa! Caley,
onde
tra oimo la fantéstica claridad y los tonos quebrados aumentan la sensacién de
tirantez y conmocién. Aqui se aprecia que el drama ha alcanzado su climax. La
princesa parece salir del cuadro en direecién al espectador, mientras que el
héroe, contra todas las reglas, ha sido trasladado al fondo de la atormentada
Giorgio Vasari (1511-1574) el gran ertico y bidgrafo florentino de la épo-
ca, escribié de Tintoretto que «si no hubiera abandonado el camino usual y
hubiera seguido el hermoso estilo de sus predecesores, habria llegado a ser uno
Jc los mayores pintores vistos en Venecian. Tal como fue, Vasari consideré que
sus obras se echaron a perder por la ejccucién descuidada y el gusto excéntrico.
Le desconcerté lo inaeabado de las obras de Tintozetto. «Sus esboros —dice
son san rudos que los trazas de su lépiz revelan mis vigor que reflexién, pare
ciendo obedccer a la casualidad.» Es éste un reproche que, mucho més adelant
sc ha dirigido con frecuencia a los artistas modernos. Acaso no deba soxpre
del todo, pus los grandes innovadores on a menudo en las
cosas esenciales sin preocuparse por la téenica en el sentido cortiente. En épocas
como la de Tintorert, el dominio de la téenicaaleanzé tanta aleuray se genera
lizé tanto que cualquiera con alguna aptitud mecénica podis aduefiarse de
muchos de sus recursos. Un artista como Tintoretto quiso mostrar las cosas a
tuna nueva luz, explorando otros modos de representar los mitos y leyendas del
pasado, Consideré completo un cuadro cuando tradujo su visién de esta legen
daria escena, Un acabado unido y esmerado no le interes6 por no servir a sus
fines, Por el contrario, tl cosa pocta distraer Ia atencidn del dramético aconteci
miento que sucedia en el cuadro. Acostumbr6, pues, a dejario asi, haciendo que
la gente se asombrara
Durante el siglo XVI, nadie levé ran lejos un procedimiento semejante
como un pintor de la isla griega de Creta, Domenikos Theotokopoulos (15412
1614), llamado El Greco. Llegé a Venecia procedente de un lejano lugar que no
habla desarrollado ninguna especie de arte durante el medievo. En su pais nat
debié acostumbrarse a ver las imagenes de los saneos, solemnes, en actitudes
rigidas y sin ninguna semejanza de apariencia navural, segiin la manera bizanti-
na. No habiendo sido educado para perseguir la correccidn del dibujo, no hallé
nada horrible en el arte de Tintoretto, sino que lo encontr ante. También
fue, al parecer, un hombre apasionado y fervoroso, y sintié la necesidad de
plasmar los temas sagrados cle manera distinta y lena de agitacién. Tras su
cstancia en Venecia se establecié en Toledo, Espafia, donde no era facil que le
distrajeran o molestaran los crticos exigiéndole un dibujo correcto y natural, ya
que en Espana persistian en grado elevado las ideas medievales acerca del arte
Esco puede explicar por qué el arte de El Greco supera incluso al de Tintoretto
n su atrevido desdén hacia las formas y colores naturales, asi como en sus dr
avicas y agitadas visiones, La figura 238 muestra uno de sus cuadros mas arre
batados y sugestivos. Representa un pasaje del Apocaipsis de san Juan, siendo ade Are, Nuewt York
a
Cuando abrié el quinto sella, vi debajo dealer
asa de Ia Palabra
las almas de los degollados a
de Dios y del testimonio que mancavieros
positon a gritar con fuerte wr: «¢Hasia cudndo,
Duefio santo y vera, vasa estar sin hacer justicia
sin somar venganvea por nuestra sangre de los
habitances de la tierra? Entonces se le dio a cada
fodavia un paco, hasta que se completara
nimero de sus consiervos y hermanos que iban a
Las figuras desnudas con sus agitada:
actitudes son, pues, los martires que salen de
sus tumbas y claman venganza al cielo, y ade
lantan sus manos para recibir de éste las blan
cas vestiduras, Seguramente ningin dibujo
ajustado y correcto podria haber expresado
esa terrible visién del dia del juicio final,
cuando los mismos santos clamen por la des-
truccién de este mundo. No resulta difleil
dabservar que El Greco aprendié mucho del
dimiento nada ortodoxo de desequili
brat la composicién empleado por Tintoretto, asi como también adopts cl
jecismo de alargar las figuras como en la artificiosa madona del Parmigiani-
no (iluscracién 234), Pero también advertimos que El Greco empled este proce
dimiento para una nueva finalidad, Vivia en Espafa, donde la religibn. posey6
un fervor mistico que dificilmente se hallarfa en otro lugar, en esta atmésfera,
arte artificioso del manierismo perdié mucho de su cardcter como arte pa
coleccionistas. Aunque su obra nos sorprende por su modernidad incre‘ble, no
parece que sus contemporineos espafoles le dirgiesen ninguna objecién, como
las de Vasari a la obra de Tintorerto, Sus mejores reratos (ilustracién 239) pi
Su est
dlen eqiparase sin duela a los de Ticiano (pég, 333 ilustracin 212
dio se hallaba siempre atareadoy al parecer, empled a mumerosos ayudantes para
atender los muchos encargos que recibi6, lo que puede explicar por qué no
todas las obras que oscentan su firma son de la misma calidad. Slo a parti de la
gencracién siguiente se empezé a censurar sus formas y colores antinatutales, y &
mirar sus cuadros como si fuesen una broma pesada; y sélo despues de la prime
ra guerra mundial, cuando los artistas modeenos nos han ensefiado a no emplear
al mismo crtetio de correccién pata todas las obras de arte, latte de BI Greco
se ha wuelto a descubrir ya comprender.
cos, en Alemania, Pafses Bajos e Inglaterra, los artistas se
En los paises né1
italianos y espafi
enfrentaron con una ctsis mucho més seria que sus colegles, Estos Gikimos s6lo renfan que resolver el problema de eémo pintar de up
‘modo distinto y que causara una impresién mayos, En el nore, el problema re
convirté de pronto en si se podia y se debia continuar pincando, Esta ean exists
fue producida por la Reforma, Muchos protetantes puseron objeciones » los
cuadtos y estatuas que representaban a los santos en las iglesias, considerdndoloe
signo dela idolatta papal. De este modo, los pintores dela regiones protesan
tes perdieron su mejor fuente de ingresos: la de la pincura de retablos de altan
Los més estrictos entre los calvinistas rechazaron incluso lujos de ota indole
tales como las alegres decoraciones de las casa, pero hasta cuando éstas eran
Permitidas en teorfa, la atmésfera y el estilo de las construcciones resultaben
inadecuados por lo general para grandes frescos como los que os nobles ital
fos encargaban con el fin de adornar sus palacios. Todo lo que quedé como
‘ented ingrsos habitual para los artistas fuel iluteacidn de libros y la pint
rade retrtos, lo que sin duda no era sufciente para vivir
Podemos observar los efectos de esta crisis en la carrera del mayor pintor
alemin de su generacién, en la vida de Hans Holbein el Joven (1497-1543)
Holbein cenia veintistisafos menos que Duero y sélo tes més que Celi,
Tabla nacido en Augsburgo, una rica ciudad mercantil que se hallaba en este
has relaciones con Italia, wasladéndase muy pronto a Basilea, renombrado cen
tro de la nueva cultura,
Los conocimicntas que tan apasionadamente se esfor26 por conseguir Dure-
ro a lo largo de su vida llegaron ficilmente a Holbein. Procedente de una fami
fs de Pintores (su padre fue un maestro enido en mucha consderaién), y
hallindose extraondinariamente dotado, asimilé con prontitud los adelantes dh
los artistas, tanto nérdicos como itlianos. Tenia poco mds de teintaafos cean
do Pinté un mareilloso cuadeo de altar representando a la Virgen acomipafada
de os donantes, la familia del burgomaestre de Basilea(lustraciSn 240), Su for
ma fue la tradicional en todos los paises, y cuya aplicacién ya hemos visto ene]
Diptica de Wilton (pigs. 216 y 217, ilutracién 143) y en la Madona com la
familia Pesaro de Ticiano (pig, 330, ilustracisn 210). Mas, com todo, el cand
dle Holbein sigue siendo uno de los exponentes mas perfectos de esta case La
manera en que estén situados los donantes, en grupos, aparentemente sia