Sei sulla pagina 1di 7

Curso sobre Derecho a la Comunicación. Proyecto Comunicarnos.

Política y economía de la Comunicación: una historia posible.

En estos años de logros tan relevantes en los procesos de democratización de la comunicación


en la Argentina y en muchos de los países de la región, resulta muy importante historizar.
Darnos cuenta de que estamos haciendo historia.
El ejercicio colectivo de hacer memoria se convierte en la estrategia más pertinente y
poderosa para que la realidad no nos aparezca como un todo dado de antemano y para
siempre.
En los años noventa, fueron declarados filosófica y políticamente el fin de las ideologías, el
fin de la historia, en definitiva se estaba proclamando el fin de las posibilidades de
transformar la injusticia y cambiar el mundo.
El presidente argentino de aquella década solía sostener esa idea, acuñada por Francis
Fukuyama, quien expresaba que “El fin de la historia será un tiempo muy triste. En la era
poshistórica no existirá ni arte, ni filosofía; nos limitaremos a cuidar los museos de la
historia de la humanidad Personalmente siento, y me doy cuenta que otros a mí alrededor
también, una fortísima nostalgia de aquellos tiempos en que existía la historia” 1
En estos tiempos tan diferentes de aquellos, en los que los pueblos de América Latina nos
proponemos hacer nuestra historia de Patria Grande, hermanados, fraternos, nos proponemos
construir una historia desde las perspectivas políticas y económicas de la comunicación, con
el fin de reinterpretar este presente a la luz de su historización.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual de la Argentina, sancionada en Octubre de
2009, ha reemplazado después de 27 años de democracia -y 72 proyectos de ley presentados
que nunca vieron la luz- al Decreto-Ley de la última Dictadura cívico-militar firmado en 1980
por Jorge Rafael Videla y José Alfredo Martínez de Hoz, entre otros.
Esto implica un avance cultural, con implicancias inconmensurables en la subjetividad
colectiva, que constituye un hecho histórico por sí mismo. Fundamentalmente gracias a la
lucha popular de décadas que derivó en este logro compartido de gran parte de la sociedad
argentina.
Sin embargo, hacer realidad la Ley de Medios es un proceso histórico que recién encarnará en
las prácticas cotidianas del ejercicio del Derecho a la Comunicación, cuando hayamos logrado
producir la necesaria educación para la participación en el nuevo paradigma democrático que
esta Ley implica.

Desmontar los mecanismos de la concentración mediática en el mundo y en nuestros países


(estructuras todas en las que se replica la desigualdad de poder entre el “centro” que produce
sentidos y la “periferia” que los re-distribuye) implica un cambio tan radical de los modos de
diálogo social que desarrollamos y en los que nos hemos constituido como sujetos y como
colectivos, que es imperioso desarrollar urgentemente estrategias de aprendizaje en la
afirmación del Derecho a la Comunicación en todos los espacios comunicacionales de todas
las realidades que habitamos: en la vida cotidiana, en la escuela, en los medios comunitarios,
en las organizaciones sociales y políticas, en las prácticas de las artes, de las ciencias, en
nuestras interacciones con los medios masivos, en las universidades, en las redes sociales, en
la Web, etc.
Con ese objetivo fue forjado este Proyecto de Comunicarnos.

Un poco de historia
1
Fukuyama, Francis: El fin de la historia y el último hombre, Hyspamérica, 1995.
A partir de la línea de tiempo que adjuntamos, realizada con recursos multimediales,
desarrollaremos brevemente un recorrido por algunos hechos históricos relacionados con la
comunicación en el mundo con la intención de pensarlos en sus dimensiones político-
económicas, como también en sus interrelaciones.
Del mismo modo, la semana próxima lo haremos focalizando en algunos de los hechos
producidos en Argentina y en América Latina.

María Fernanda Ruiz


Coordinación Pedagógica – Proyecto Comunicarnos

Sobre la desigualdad comunicacional en el mundo


En 1977, por encargo de la UNESCO se crea la Comisión Internacional de Estudio sobre los
Problemas de la Comunicación, presidida por el irlandés Sean MacBride, único caso de
alguien galardonado con el Premio Nóbel de la Paz y el Premio Lenin, su equivalente en la
órbita de los países socialistas. Intelectuales, académicos y cientistas de la comunicación
identificarían de allí en más tanto a la Comisión como a su Informe, por el apellido de quien
la presidió.

Con este encargo, la UNESCO pretendía demostrar y legitimar las denuncias formuladas por
el Movimiento de Países No Alineados en Argel, en 1973: "La acción del imperialismo no se
ha limitado a los dominios político y económico, sino que comprende igualmente los
dominios cultural y social, imponiendo así una dominación ideológica extraña a los pueblos
en vías de desarrollo".

¿De dónde viene todo esto? Se pensaba buscar un “Nuevo Orden Económico Internacional”
validado en que uno de los aspectos del desarrollo era lo económico, pero había un error:
dejaban de lado el aspecto de la comunicación-información, la importancia que tenía como eje
fundamental del desarrollo. En correspondencia con esa afirmación, los países No Alineados
exigirán a partir de ese momento, avanzar hacia la concreción fundamental para la edificación
de un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación (NOMIC).

Las propuestas del NOMIC en 1980:

1. Eliminación de los desequilibrios y desigualdades que caracterizan la situación vigente.


2. Eliminación de los efectos negativos de determinados monopolios, públicos o privados, y
de las excesivas concentraciones.
3. Remoción de los obstáculos internos y externos para un libre flujo y más amplia y
equilibrada diseminación de informaciones e ideas.
4. Pluralidad de fuentes y canales de información.
5. Libertad de prensa y de información.
6. Libertad para los periodistas y todos los profesionales, en los medios de comunicación,
una libertad inseparable de la responsabilidad.
7. Preparación de los países en desarrollo para lograr mejoras en sus propias situaciones,
sobre todo en lo que respecta a la adquisición de equipamiento propio, capacitación del
personal, recuperación de infraestructura, además de tornar sus medios de información y de
comunicación sintonizados con sus propias necesidades y aspiraciones.
8. Compromiso sincero de los países desarrollados para ayudarlos a alcanzar dichos
objetivos.
9. Respeto a la identidad cultural de cada pueblo y al derecho de cada nación para informar
el público internacional sobre sus intereses, aspiraciones y respectivos valores sociales y
culturales.
10. Respeto al derecho de todos los pueblos para participar del intercambio internacional de
información, basándose en la igualdad, justicia y beneficio mutuo.
11. Respeto al derecho de la colectividad, así como de los grupos étnicos y sociales, para
tener acceso a las fuentes de información y participar activamente en los flujos de
comunicación.

A manera de síntesis: se partía de la comprobación de la existencia de un profundo


desequilibrio entre los países del hemisferio norte y del sur en los planos político jurídico y
técnico financiero. En el primero estaba el problema del flujo noticioso generado en un 80%
por los países desarrollados; luego la falta de regulación de la información y, finalmente, la
estructura absolutamente desigual de la red de telecomunicaciones expresada en la hegemonía
de los medios técnicos que hacen posible la comunicación.

En cuanto a lo financiero, el planteamiento buscaba “descolonizar” el régimen económico que


sometía a los países de menor desarrollo, la mayoría de la humanidad, a la hegemonía
financiera y política de los países de mayor desarrollo. También se proponía corregir el
marcado desequilibrio prevaleciente en la posesión y manejo de los recursos de la
información que favorecía a los países avanzados en desmedro de los rezagados. Denunciaron
estos una concentración de grado extremo del poder comunicativo en manos de los Estados
Unidos de América y de los países de Europa Occidental. Ello en términos de disponibilidad
de medios masivos y de acceso a modernas tecnologías de comunicación, así como en sentido
de número, escala y alcance de agencias noticiosas, empresas publicitarias y servicios
propagandísticos. Tal régimen oligopólico de comunicación, señalaron los denunciantes,
demostraba que el ponderado “libre flujo de la información” venía a ser nominal y que los
contenidos de esa información desfavorecían a los países pobres, desdibujando sus realidades
y debilitando sus identidades. Así, a la dependencia económica se sumaba la dominación
cultural. Y, por tanto, para desmontar esa configuración “neocolonial” de las relaciones
internacionales, había que reformar ambos órdenes injustos y perjudiciales.

Estados Unidos y Reino Unido se retiran de la UNESCO

El informe se aprobó, pero quedaba un largo camino para llegar al establecimiento de un


acuerdo sobre el Nomic. Los EEUU lanzaron entonces la acusación de que quienes lo
impulsaban pretendían implantar un sistema de censura gubernamental sobre los medios y
acabar con la libertad de prensa. Tal ofensiva fue apoyada por los propietarios de medios de
masas y los lobbies correspondientes. ¿Les suena conocido esto?

Finalmente, a causa de estas tomas de posición, en 1984 el Reino Unido se retiró de la Unesco
y al año siguiente lo hicieron los Estados Unidos; también se fue Singapur. Abandonada por
sus principales contribuyentes, una crisis política y económica disminuyó fuertemente las
posibilidades de actuar de la institución. De todos modos, por dos años más la Unesco
reivindicó al Nomic hasta que la idea desapareció del escenario definitivamente en 1989 con
la adopción de la llamada Nueva estrategia de comunicación, adaptada a la finalización de la
Guerra Fría.

Esta nueva estrategia se formuló en términos muy diferentes que el Nomic. No habla de
derechos humanos, sino que promete fomentar la libre circulación de la información –tanto en
lo nacional como en lo internacional– de modo más amplio y equilibrado, y sin obstaculizar la
libertad de expresión. Los países en desarrollo recibirían apoyo para fortalecer la capacidad de
comunicación y aumentar su participación en ella, por ejemplo mediante la instauración de
cátedras universitarias.

Las Cumbres de la Sociedad de la Información y de la Comunicación: 2003 y 2005

A 25 años de la aprobación del Informe MacBride por parte de la Unesco la Organización de


Naciones Unidas convocó, por tercera vez en su historia, a un espacio de deliberación en
torno al diagnóstico y al diseño de políticas internacionales del sector infocomunicacional 2
con la realización de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información.

Aunque la inclusión de la sociedad civil en la Cumbre aspira a consolidar un modelo


"tripartito" de actuación en el diseño de políticas en las cumbres mundiales (gobiernos - sector
corporativo privado - sociedad civil) que resulta novedoso en el marco de la discusión
internacional sobre políticas de comunicación, la CMSI exhibe las limitaciones y
condicionantes que aparecen cuando se pretende influir en la agenda que domina el
ordenamiento de un sector medular en la estructura de las sociedades contemporáneas como el
de las tecnologías de la información y la comunicación.

En efecto, la CMSI certifica la metamorfosis de la agenda mundial sobre políticas de


infocomunicación, si se toma como indicador las estrategias y actores identificados para el
desarrollo del sector por parte de los documentos oficiales aprobados en la primera etapa
realizada en Ginebra y ratificados por las posiciones conocidas en vísperas de la segunda
etapa que concluirá en Túnez en noviembre de 2005. La tendencia de la CMSI a confiar en la
diseminación de infraestructuras tecnológicas como vía para "alcanzar el objetivo de
integración en el ámbito digital" y propiciar "el acceso universal, sostenible, ubicuo y
asequible a las TIC para todos" (CMSI, 2004b: 3), contrasta con la orientación del NOMIC
sobre políticas de comunicación, que se centraba tanto en los contenidos como en las
infraestructuras.

Las estrategias propuestas por la CMSI merecen destacarse como continuidad de las
directrices políticas trazadas por el proyecto de la sociedad de la información. El difusionismo
tecnológico ocupa un lugar esencial en el diseño de dichas políticas, que consagran a la
actividad privada, notablemente a la vinculada con el sector de infraestructura y servicios de
telecomunicaciones e informática, como el actor privilegiado del entorno de diseminación
tecnológica.

Dicho entorno es promovido al rango de ideal con el presupuesto de que dicha diseminación
de infraestructuras infocomunicacionales favorecerá la modernización, el desarrollo y la
superación de los desequilibrios que, en el esquema semántico prevaleciente en la CMSI, son
reducidos a la expresión "brecha digital".

El acceso es una de las pocas nociones que sobrevivieron del naufragio padecido por la
agenda del NOMIC, aunque resignificada: acceso corresponde, en el marco de la CMSI, al
acercamiento a las infraestructuras de tecnología infocomunicacional. Otros conceptos clave,
como participación, democratización, desmonopolización o descolonización, han sido
2
El concepto de info-comunicación que se utiliza en el presente texto se destaca por su utilidad analítica porque refiere
tanto a la industrialización creciente de la información, de la cultura y de los intercambios sociales, como al rol
desarrollado por las tecnologías de la comunicación acompañando cambios sociales y culturales. El concepto de info-
comunicación plantea la articulación entre economía, comunicación y cultura.
ausentados de los debates. Esta ausencia se debe a una intención expresa de eludir el
tratamiento de temas que, por el peso que han tenido en el pasado en la deliberación sobre
políticas infocomunicacionales, pueden considerase verdaderos tabúes. El mayor tabú es el
que rodea al término comunicación, prudentemente evitado en las declaraciones oficiales de la
Cumbre.

El derecho a la comunicación (que supone el derecho a comunicar, a comunicarse y a estar


comunicado), principio introducido en los sesenta en las políticas internacionales de
comunicación por Suecia y Francia, es otro de los principios eliminados de la CMSI.

El desplazamiento de la Unesco a la UIT como ámbito de diagnóstico y regulación de las


políticas internacionales de comunicación, que fuera tempranamente observado en los años
ochenta como directa consecuencia del Informe MacBride (Reyes Matta, 1984 y Schmucler,
1984), queda patentado en una Cumbre que a su vez confirma los principios del proyecto de
sociedad de la información -liberalización, desregulación y competitividad- como rectores.

La UIT fue la agencia escogida por el Secretario General de la ONU para organizar la CMSI
por el perfil técnico que invoca el organismo, que sin embargo fue en la década pasada un
activo promotor de la estrategia mundialmente concertada de privatización de las
telecomunicaciones. La elección de la UIT como anfitriona de la Cumbre es coherente con
otro de los supuestos ideológicos del proyecto de la sociedad de la información: lo político
supeditado al ámbito presuntamente neutral de lo técnico como si ello no fuese, en definitiva,
una opción esencialmente política.

Entendidas como estrategias de ordenamiento, gestión y regulación del sector, las políticas de
comunicación, información y cultura revelan su determinación por parte del contexto
socioeconómico en el que son formuladas: las políticas de comunicación distintivas de la
CMSI, a 25 años del Informe MacBride, son tributarias del orden mundial que afloró en los
años ochenta y se expandió en los noventa, con las referencias de los procesos de
globalización y de diseminación y convergencia tecnológica infocomunicacional. Ello ha
provocado el cambio del orden mundial de la información (Carlsson 2003), así como el
cuestionamiento al orden económico establecido había precipitado en los setenta el debate
acerca del orden informativo y comunicacional que le era consustancial.

Los problemas que surgen del diagnóstico del Informe MacBride bien podrían haber inspirado
la agenda de la CMSI 25 años más tarde. La concentración de las industrias culturales y la
conformación de mercados oligopólicos [20], los efectos de la internacionalización de la
actividad infocomunicacional, las amenazas sobre la diversidad cultural y sobre el pluralismo
informativo que encierra el orden infocomunicacional, la relación entre medios de
comunicación y educación, cuestiones relativas a la censura y a la auto-censura, fueron
enunciados como cuestiones medulares en el marco del NOMIC y hoy están expulsados de
una agenda de construcción de sociedades informacionales sostenidas por mercados de
tecnologías e infraestructuras cada vez más potentes.

La sociedad civil, cuya participación auspicia la posibilidad de un espacio de intervención de


un sujeto colectivo sin ánimo de lucro que no presenta (necesariamente) vínculos orgánicos
con los proveedores de infraestructuras y servicios de infocomunicación, ha logrado
introducir en la CMSI referencias a los derechos humanos básicos como esencia del proyecto
de sociedad de la información. No obstante, la heterogeneidad de los actores de la sociedad
civil y la ausencia de espacios claros de incidencia en la agenda general de la Cumbre han
atemperado gran parte de las iniciativas impulsadas por el sector.

A la luz del paradigma difusionista en políticas de comunicación sostenido por los actores
público y corporativo privado en la CMSI, las voces múltiples a las que aspiraba respaldar el
Informe MacBride en un mundo cada vez más interconectado siguen siendo parte de los
problemas irresueltos, antes que de las soluciones exhibidas, en el panorama internacional de
la comunicación.

Extracto del texto:

Martín Becerra. Las políticas de infocomunicación ante la Cumbre Mundial de la Sociedad


de la Información (CMSI). Publicado en http://www.portalcomunicacion.com

Bibliografía:
Becerra, Martín (2003b), Lección Básica: La Sociedad de la Información, publicada en el Portal del Instituto de
la Comunicación Universidad Autónoma de Barcelona. En línea. Barcelona, 23 p.

Bustamante, Enrique (1997), "Mitos y utopías de la Sociedad de la Información: las nuevas tecnologías también
tienen sus gurús y chamanes", en El Viejo Topo nº106 (abril), El Viejo Topo, Barcelona, p. 36-49.

Capriles, Oswaldo (1980), De las Políticas Nacionales de Comunicación al Nuevo Orden Internacional de la
Información: algunas lecciones para la investigación, ponencia presentada en la Conferencia de Caracas, 1980,
de AIERI-IAMCR, Caracas, mimeo, 83 p.

Castells, Manuel (1995), La ciudad informacional: tecnologías de la información, reestructuración económica y


el proceso urbano-regional, Alianza Editorial, Madrid, 504 p.

Comisión Europea (1998), Oportunidades de empleo en la Sociedad de la Información: explotar el potencial de


la revolución de la información, Informe al Consejo Europeo COM (98) 590 final, Comisión Europea.
Consultado en septiembre de 1999 en el sitio web: www.europa.eu.int/comm/dg05/soc-
dial/info_soc/jobopps/joboppes.pdf

Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) (2004a), Declaración de Principios: Construir la
Sociedad de la Información: un desafío global para el nuevo milenio, Ginebra, mimeo, documento WSIS-
03/GENEVA/4-S, 10 p.

Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) (2004b), Plan de Acción, Ginebra, mimeo,
documento WSIS-03/GENEVA/5-S, 18 p.

Ford, Aníbal (2002), "Toma "this" América Latina: contextos de la exclusión o de la domesticación", en
Diálogos nº65, FELAFACS, Lima, p. 72-83.

Hamelink, Cees (1985), Hacia una autonomía cultural en las comunicaciones mundiales, Ediciones Paulinas,
Buenos Aires, 176 p.

Hamelink, Cees (1997), "MacBride with Hindsight", en Golding, Peter y Phil Harris, Beyond cultural
imperialism. Globalization, communication & the new international order, SAGE, Londres, p. 69-93.

Mastrini, Guillermo y Diego de Charras (2004), "20 años no es nada: del NOMIC a la CMSI", bibliografía de la
cátedra de Políticas y Planificación de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires, mimeo, 13 p.

Mattelart, Armand (2002), Historia de la sociedad de la información, Paidós, Barcelona, 193 p.


Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) (2003), Seizing the benefits of ICT in a
digital economy, OCDE, París, 26 p.

Quirós, Fernando y Ana Segovia (1996), "La Conferencia de San José de Costa Rica (1976)", en CIC nº2,
Universidad Complutense de Madrid, p. 63-80.

Reyes Mata, Fernando (1984), "El nuevo orden informativo reubicado: de la UNESCO a la UIT", en
Comunicación y Cultura nro. 11, Comunicación y Cultura, México, p. 9-16.

Schmucler, Héctor (1984), "Año mundial de la comunicación. Con penas y sin gloria", en Comunicación y
Cultura nº11, Comunicación y Cultura, México DF, p. 3-8.

Sociedad Civil en la CMSI (2003a), CMSI-Cumbre Mundial Sociedad Información: puntos de referencia
esenciales para las sociedad civil para la CMSI, documento de trabajo, Ginebra, mimeo, 7 p.

Sociedad Civil en la CMSI (2003b), "Construir sociedades de la información que atiendan a las necesidades
humanas", Declaración de la sociedad civil a la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, Ginebra,
mimeo, 27 p.

Tremblay, Gaëtan (1996), "La sociedad de la información: del fordismo al gatesismo", en Comunicación na
periferia atlántica. Actas do I Congreso Internacional, Universidad de Santiago de Compostela, Santiago de
Compostela, p. 31-38.

UNESCO (1979), Actas de la 20º Conferencia General (París) de 1978, Volumen I, Resoluciones, UNESCO,
París, 211 p.

UNESCO (1977), Actas de la 19º Conferencia General (Nairobi) de 1976, Volumen I, Resoluciones, UNESCO,
París, 186 p.

UNESCO (1980), Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e información en nuestro tiempo, Fondo de
Cultura Económica y UNESCO, México, 508 p.

Potrebbero piacerti anche