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REPÚBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL

TRIBUNAL SUPERIOR DE ANTIOQUIA

SALA DE DECISIÓN PENAL

(Aprobado Acta No. 028 de la fecha)

MEDELLÍN, veintiocho (28) de marzo de dos mil seis (2006).

VISTOS

La Unidad de Fiscalía Delegada ante esta Corporación Judicial,


por conducto de la Fiscalía Quinta, luego de adelantar y clausurar la etapa
de investigación, por medio de resolución interlocutoria del 3 de
noviembre de 2004, formuló acusación contra el procesado doctor
MIGUEL ALFREDO PAREDES VILLALOBOS en calidad de presunto
autor del concurso material de dos conductas punibles de Concusión,
consumadas en detrimento de la administración pública, y una de Abuso
de Autoridad por Acto Arbitrario e Injusto, variada esta última por el
ente acusador en la audiencia pública por la de Constreñimiento Ilegal.
Ejecutoriada la resolución acusatoria, el expediente fue remitido a
la Sala Penal del Tribunal y repartido a esta Sala de Decisión Penal,
órgano que, atendiendo los factores foral y territorial (arts. 76, ordinal 2º,
81 y 83, C. P. Penal), asumió el conocimiento del asunto en primera
instancia.

En el curso de la etapa de juzgamiento, el Magistrado


Sustanciador decretó la práctica de varias pruebas, unas solicitadas por el
Defensor y otras de oficio, algunas de las cuales fueron evacuadas
durante el período probatorio antecedente de la vista pública.

Celebrada la audiencia pública, agotadas todas las ritualidades


propias del juicio y no columbrándose irregularidad sustancial alguna
constitutiva de nulidad de la actuación, la Sala se ocupa ahora de
pronunciar la sentencia de primera instancia que en Derecho
corresponda.

FILIACIÓN DEL PROCESADO

Sujeto pasivo de la acción penal es el doctor MIGUEL ALFREDO


PAREDES VILLALOBOS, hijo de Nelson Paredes Perea y Teodolinda
Villalobos Poveda; nacido el 22 de septiembre de 1958 en Bogotá; casado
con la señora Martha Elena Solórzano Velandia; tiene dos hijos: Miguel
Andrés e Iván Felipe; identificado con la C. de C. Nro. 19.314.800
expedida en Bogotá; abogado de profesión. Ha ocupado los cargos de
Juez Penal Municipal y Juez Penal del Circuito de Bogotá por encargo.
También ha ejercido en calidad de abogado litigante. Para la época de los
hechos materia de la presente actuación se desempeñaba como Juez 42
de Instrucción Penal Militar de Puerto Berrío (Ant.), adscrito a la Décima
Cuarta Brigada del Ejército.
FUNDAMENTOS FÁCTICOS

En la resolución acusatoria, los hechos materia de investigación


fueron compendiados por la Fiscalía en estos términos:

“Cuando el soldó regular Rodián Fabián Durango Martínez, es


vinculado, por segunda oportunidad, a investigación adelantada por
evadirse del puesto de mando atrasado en junio 15/2002, en esa
diligencia de indagatoria, rendida ante el Juzgado 40 de instrucción Penal
Militar con sede en el Batallón bombona de Puerto Berrío, Antioquia, da a
conocer una serie de irregularidades cometidas por el Juez 42 de
Instrucción Penal Militar del mismo batallón cuando adelantaba en su
contra investigación (la primera) por delito similar, irregularidad
consistente en el pedido que dicho Juez efectúa para le consiguiente un
millón de pesos en calidad de préstamo, pues debía cancelar una deuda
por cuatro millones que le había dejado una persona, y para facilitar la
consecución de tal dinero, para lo que debía salir de las instalaciones del
batallón, le suscribió boletas de salid.

“Luego de contactar a varias personas de la localidad que conocía


como prestamistas, logra contactar al abogado José Arcesio Marín
Montoya, con quien se entrevista un cierto día en que el profesional del
derecho asistía a un partido de fútbol, para tal menester era incluso
conducido por el mismo Juez, en su vehículo, lográndose efectivamente la
consecución del dinero fungiendo como fiador el mismo secretario del
funcionario. Pasados unos días vuelve a pedir el Juez le consiga
$500.000, asunto este último que no logra concretarse.

“Cuando el doctor Paredes Villalobos conoce los cargos que


Durango Martínez había lanzado en su contra que hicieron incluso parte
de memorial escrito suscrito con antelación por el mismo soldado, dirigido
al Comandante de la Base, bastante molesto lo busca y lo conduce ante
la Fiscalía de Puerto Berrío el 23 de septiembre de 2002, donde eleva en
su contra denuncia por el delito de Falsa Denuncia; con posterioridad y
transcurridos algunos meses, cuando estaba privado de la libertad por la
segunda investigación, convoca a Rodián a su despacho para exponerle
que debía retirar o retractarse de los cargos, son pena de pagarle
cuantiosa suma de dinero por haber enlodado su reputación o en su
defecto pagar largos años de prisión, por lo que, con posterioridad y en su
propio despacho el Personero Municipal, bajo juramento, le recibiera
retractación respecto de los cargos formulados en su contra, diligencia
que, al parecer, se lleva a cabo el 03 de febrero de 2002.” (fls. 757 y ss.,
Cuad. 2).

SÍNTESIS DE LA ACUSACIÓN

1. Al calificar el mérito de la investigación, por medio de resolución


interlocutoria expedida el 3 de noviembre de 2004, la Fiscalía Quinta
Delegada adscrita a la Unidad Delegada ante esta Corporación Judicial
formalizó acusación contra el procesado doctor MIGUEL ALFREDO
PAREDES VILLALOBOS en calidad de presunto autor del concurso de
dos (2) conductas punibles de Concusión, tipificadas y castigadas por el
artículo 404 del C. Penal, cometidas en desmedro de la administración
pública, y una de Abuso de Autoridad por Acto Arbitrario e Injusto,
descrita y reprimida por el artículo 416 de la mencionada codificación,
igualmente ofensiva del bien jurídico de la administración pública (fls. 735
y ss., Cuad. 2)

Al efecto, expuso el ente acusador que en el proceso obra prueba


fehaciente sobre la calidad de servidor público que ostentaba el doctor
PAREDES VILLALOBOS al momento de los hechos, en calidad de Juez
42 de Instrucción Penal Militar de Puerto Berrío (Ant.) y que las dos
infracciones punibles especificadas “se ejecutaron en desarrollo o
cumplimiento de la labor de Juez 42 de Instrucción Penal Militar, y en
directa relación con tal función”, por cuanto adelantaba una investigación
criminal por el delito de Deserción contra el soldado Rodián Fabián
Durango Martínez (fls. 810). Sostiene que para el momento de los
hechos, el aludido soldado se encontraba privado de libertad a órdenes
de su Despacho, aunque en contrario exponga el procesado PAREDES,
por cuanto ordenó “continuar con un disfrute de una libertad que en
ningún momento había dispuesto”, lo que constituyó “el apropiado medio
comisivo para hacerle creer al soldado que estaba investigando que su
suerte jurídica dependía del cumplimiento de la exigencia o pedido de
“colaboración” con la consecución de un préstamo de un millón de pesos,
y así él también le colaboraría, para lo que se precisaba permitirle el
egreso de la sede del Batallón hacia el pueblo mediante la emisión de
permisos ...” (fls. 811).

Advierte establecida en los autos la relación de causalidad entre el


cargo desplegado y la específica función desarrollada en el
adelantamiento del proceso radicado 113 que en su contra adelantada
contra el soldado nombrado.

Así mismo, “prueba coherente, armónica y por ende creíble de que


el Juez desplegó diversos medios a efecto de solicitar, insinuar y sugerir y
por último obtener de su investigado una dádiva para así favorecerlo,
prueba conformada por el testimonio del propio afectado con el
despliegue de la conducta concusionaria, el mismo soldado DURANGO
MARTÍNEZ, versión que este despacho continuará estimando creíble ...”
(fls. 812). Y lo es porque en fecha próximas a la de privación de libertad,
aparecen tramitados dos permisos de salida del Batallón del soldado,
egresos que en su concepto “fueron definitivamente para los fines
denotados por el mismo soldado –consecución de un millón de pesos en
préstamo- porque efectivamente para esas fechas a que se hace mención
fueron efectivamente vistos, el soldado con el Juez que lo estaba
procesando, en el propio pueblo y en el vehículo, color vino tinto, del
funcionario, dando perfectamente de ello los miembros de la familia del
soldado que les correspondió incluso atender tan digna visita ...” (fls. 813).

Encuentra corroborada la exposición del soldado DURANGO en


las testificaciones de Isabel, su madre, y de su hermana Diana Senovia,
quienes dijeron “haber escuchado de sus labios lo de la irregular solicitud
por parte del Juez, asunto éste que si bien constituyen testimonios de
oídas no por ello han de ser demeritados, máxime que confirman en su
amplitud la dinámica de los acontecimientos frente al efectivo
acompañamiento, inusual por demás, que el mismo funcionaria hacia de
RODIÁN hasta su propia residencia ...” (fls. 814).

Expresa que el testimoniante Nicolás Francisco Zapata Arroyave,


peluquero de oficio, afirma que, por la misma época de los hechos,
Rodían le solicitó en préstamo un dinero, momento en que se encontraba
acompañado de una persona que le fue presentada como juez, pero él lo
pone en contacto con la profesora Mercedes, quien tampoco accede al
préstamo solicitado.

Por ello, frente al delito de Concusión, expone: “... se cuenta con


un nutrido, armónico y consistente haz probatorio que claramente
converge en objetivar, demostrar y comprobar ese primer comportamiento
concusionario desplegado por el ahora procesado, denotando con
meridiana claridad que RODIÁN FABIAN DURANGO MARTÍNEZ no
mintió cuando dijo haber sido objeto de pedido para resultar favorecido en
su proceso ...” (fls. 815).

Sigue puntualizando el señor Fiscal que adicionalmente a la


exigencia de obtención en préstamo de la cantidad de un millón de pesos,
posteriormente el mismo juez hizo otra al mismo soldado Durango
Martínez por la suma de quinientos mil pesos, conducta independiente y
autónoma que también estructura un adicional delito de Concusión (fls.
816 y ss.). “Existe entonces conexidad, para por esta misma cuerda
investigar la Concusión cometida por Paredes Villalobos cuando le solicita
al Soldado Regular Rodián Fabián Durango Martínez, le consiga otros
quinientos mil pesos, así este no llegara a feliz término ...” (fls. 817).

Y la otra delincuencia imputada por la Fiscalía al procesado doctor


MIGUEL ALFREDO PAREDES, consiste en la de Abuso de Autoridad por
Acto Arbitrario e Injusto, tipificada por el artículo 416 del C. Penal, sobre la
base de que el sujeto activo exigió del soldado Durango Martínez que se
retractara de las inculpaciones formuladas en su contra en la denuncia
penal, “para lo que se convoca la presencia del Personero que atiende la
diligencia en el mismo despacho del Juez y con el auxilio de su secretario,
como lo demuestra la copia de tal retractación surtida en las condiciones
anotadas ...” (fls. 818).

Retractación que no encuentra probatoriamente admisible en este


proceso, toda vez que, como lo declara la H. Corte Suprema de Justicia,
“La retractación no destruye lo afirmado “per se” por el testigo arrepentido
en sus declaraciones precedentes, ni torna verdad apodíctica lo dicho en
sus nuevas intervenciones, por ello se deberían analizar las versiones
antagónicas de los testigos y con criterio razonado, desestimarían la
retractación, después de tomar en cuenta los relatos inicialmente
vertidos.” (fls. 820).

Y agrega que “la retractación que de su denuncia efectuó


DURANGO MARTÍNEZ ante el Personero Municipal de Puerto Berrío,
ningún efecto probatorio negativo alcanza a traslucir respecto de su inicial
dicho, no sólo porque logra clarificar con posterioridad como es que llega
a ello, sino porque en su producción se violentó nuevamente por parte del
Juez la ley penal, al abusar de su cargo y mediante violencia moral
consistente en la amenaza de un mal mayor, como pago de cuantiosa
suma de dinero o cárcel por largo espacio de tiempo, lo conduce a la
ejecución de un acto contrario a derecho o injusto.” (fls. 821 y ss.).

2. Variación de la calificación jurídica provisional.

Empero, en la diligencia de audiencia pública, haciendo uso de las


facultades establecidas por el artículo 404 del C. de P. Penal, la Fiscalía
varió la calificación jurídico provisional emitida sobre una de las
conductas, por error en la adecuación típica. Consideró que la acción
calificada como Abuso de Autoridad por Acto Arbitrario e Injusto,
realmente corresponde a la infracción penal de Constreñimiento Ilegal,
prevista por el artículo 182 del Capítulo Quinto del Título III, Libro II del C.
Penal, de los delitos contra la autonomía personal.

Y expuso las razones del cambio de la calificación jurídica en


estos términos:

“Al observar que la conducta de intimidar al soldado con las


posibles consecuencias de la investigación promovida en contra no fue
desplegada por causa de sus funciones de Juez, no puede afirmarse que
constituye un acto de abuso de sus propias atribuciones, presupuesto de
dicha hipótesis es que el agente obre de manera funcional, por medio de
actos relacionados con la función pública, los cuales usa ilegítimamente y
de ello no se trató, pues para cuando se sucede el diálogo, febrero de
2003, ya el Juez no tiene ninguna relación con el soldado porque también
lo ha denunciado y se ha apartado de la investigación que conocía. De la
exposición de RODIÁN FABIÁN se deduce que el Juez le hizo referencia
a las eventuales consecuencias del a denuncia por calumnia promovida
en su contra, por el poder de su cargo con el que podía influir para que lo
enviaran a la cárcel y lo obligaran a pagar una cuantiosa indemnización,
lo cual lo intimidó por acceder a la retractación, mas porque tenía
conocimiento de que el 23 de septiembre del 2002 el doctor PAREDES
había presentado denuncia ante la Fiscalía Seccional de Puerto Berrío, a
su entender por calumnia. Sin duda, la investidura del funcionario, de cara
a su humilde condición de soldado, fue factor decisivo para crear en el
joven RODIÁN el convencimiento acerca de las consecuencias de una
acción legal promovida por éste. Más se reitera, no fue esta conducta
constrictiva desplegada en el ejercicio de su potestad de Juez o ámbito de
sus funciones sino como particular. El bien jurídico afectado con este
comportamiento fue entonces la autonomía personal y no la
Administración Pública.”

“... el tipo alude a la acción de constreñir o compeler física o


moralmente a otro para que se haga, tolere u omita algo concreto dentro
de la esfera que les toque, lo cual para el caso que nos interesa se
concentra en la coacción sicológica ejercida por el Juez PAREDES
VILLALOBOS sobre RODIÁN DURANGO para que se retractara de la
denuncia formulada en su contra, lo que efectivamente hace. De la
ejecución de esta conducta da cuenta el soldado ofendido, así como el
escrito mismo de retractación, siendo determinante lo manifestado por su
compañero de guarnición CARLOS MARIO AGUIRRE en declaración
rendida ante la Fiscal destacada ante la Sijín sobre el antecedente de que
el Juez le había solicitado le ayudara con DURANGO convenciéndolo de
que retirara lo dicho sobre él dado el perjuicio que le estaba ocasionando.
Por estos planteamientos que iteran la probidad de sus lesionamientos de
convicción tenidos en cuenta para la formulación de la acusación, los
cuales señalan la comisión de las conductas punibles e Concusión y
Constreñimiento Ilegal por parte del doctor MIGUEL ALFREDO
PAREDES VILLALOBOS, se solicita en consecuencia al Honorable
Tribunal de Antioquia, profiera en su disfavor fallo condenatorio. “

Por consecuencia, el Tribunal imprimió el trámite establecido en el


citado artículo 404 citado y como ninguno de los intervinientes procesales
solicitó la práctica de pruebas, ni requirió de la suspensión del acto
procesal para estudio de la nueva calificación, se dio continuación a la
vista pública.

ALEGATOS DE LOS SUJETOS PROCESALES

En sus intervenciones en el curso de la audiencia pública de


juzgamiento, los sujetos del proceso propusieron a la Sala los siguientes
planteamientos y peticiones:

1. Fiscalía Delegada ante el Tribunal.


La Fiscalía reafirma la acusación aduciendo que tuvo soporte en
“prueba necesaria y suficientemente demostrativa de la comisión de los
ilícitos endilgados y sobre las cuales no ha de hacerse nueva y
pormenorizada recapitulación, excepto para aludir a la deducción concreta
que puede hacerse de la misma de los elementos integrantes de la
punibilidad.”

Declara que los elementos de cognición incorporados al plenario


en la etapa del juicio no varían o alteran su apreciación “frente a la
conducta y responsabilidad del sindicado; la declaración del Capitán
retirado, DIEGO GERMÁN VARGAS GUARÍN, se revela subjetiva, alusiva
a la personal opinión acerca del funcionario y el soldado y su incredulidad
con relación a la conducta endilgada desde su particular punto de vista.
Ahora, lo mismo hay que decir con respecto a la declaración de la
abogado MIRYAM SOFÍA SOCARRAS, pero advirtiendo la extrañeza e
incredulidad que genera el contenido de su declaración cuando afirma
presencia y participación en el escenario de los acontecimientos para
cuando el doctor PAREDES VILLALOBOS alude a la necesidad de un
préstamo de dinero, situación que por lo mismo no puede tener ninguna
credibilidad, máxime cuando es evidente la cercana relación derivada del
ejercicio de su profesión ante el Despacho Judicial que el señor Juez
regentaba.”

De otro lado, significa que “Lo expuesto por el Oficial del Ejército,
FLAVIO HUMBERTO LOZANO, tampoco hace ningún aporte novedoso,
pues no afirman ni niegan sobre los aspectos que se le interrogan, podría
decirse que eludió las respuestas al esgrimir en forma constante el no
recordar sobre lo que se le preguntaba.”

Por ello considera que en la actuación se encuentra plenamente


demostrada la responsabilidad del procesado, pues los elementos de
prueba allegados en el juicio no le merecen credibilidad alguna.
Luego procede a examinar los “elementos tipicidad, antijuridicidad
y culpabilidad en el despliegue de las conductas para reclamar ante esta
Honorable Corporación la sanción penal.”

Y reitera que la conducta desplegada por el doctor MIGUEL


ALFREDO PAREDES, como Juez 42 de Instrucción Criminal Penal de
Puerto Berrío, de solicitar o sugerir colaboración al soldado RODIÁN
FABIÁN DURANGO MARTÍNEZ para la obtención de un préstamo de
dinero a cambio de beneficio de liberación cuando le adelantaba
investigación por deserción, realiza el tipo penal de Concusión de que
trata el artículo 404 del C. Penal, comportamiento repudiable que lesiona
el bien jurídico de la Administración Pública tanto más por la naturaleza
que investía la función. Este tipo de conducta, que se concreta en la
solicitud de un favor, doctrinariamente se conoce como concusión
implícita, pues dado el poder que el agente detenta, la petición indebida
se supone obligatoria para la víctima por la posibilidad de recibir un
perjuicio en el evento de no acceder a lo pretendido. Y se sabe que el
dicho favor efectivamente fue realizado, pues el soldado puso al Juez en
contacto con el abogado ARCESIO MARÍN en inmediaciones del estadio,
lo que deriva en la concreción del préstamo al día siguiente con el aval del
Secretario del Despacho, CARLOS INFANTE. Del esmero del soldado
para cumplir con este cometido, fueron testigos su progenitora y hermana,
así como su paisano NICOLÁS ZAPATA ARROYAVE. Este último alude
al hecho de haberse movilizado en el automotor del procesado con
ocasión de la búsqueda de una o un posible prestamista.

Agrega que también fueron varios los soldados que escucharon a


RODIÁN FABIÁN manifestarse sobre estos hechos, entre ellos
EUCLIDES RODRÍGUEZ CRUZ y CARLOS MARIO AGUIRRE, aún
cuando este último, de gran importancia por lo que fue su ingerencia para
la retractación, que también es motivo de debate, ha querido desligitimar
su declaración incriminante inicial, pero comparadas sus versiones, es
aquella primigenia la que le merece entero crédito al observarse conteste
con la demás prueba arrimada; por demás, fácil es deducir manipulación
al testigo cuando es que no hubo reparos en hacerlo con el mismo
denunciante.

Y, no obstante sus imprecisiones, es finalmente el abogado


ARCESIO MARÍN quien dilucida la participación de RODIÁN FABIÁN al
admitir que un soldado le habló de un préstamo para un Juez, así mismo,
porque acepta que se entrevistó en el estadio con el Juez PAREDES,
hallándose éste en compañía de otra persona y que conviene el préstamo
condicionándolo al aval del Secretario, lo que se surte al día siguiente.

Al abordar el estudio del aspecto subjetivo de estos


comportamientos, afirma que no le queda la menor duda de que
corresponde al dolo. Las circunstancias particulares de tratarse de un
Juez Penal y de quien por él era investigado, lo revela con elocuencia,
pues era fácil predecir la anuencia del soldado hacer el favor solicitado
dado se trataba de que tenía la disposición de su libertad.

Y esto último, de suyo, impone reclamar se tenga en cuenta la


circunstancia de mayor punibilidad prevista en el numeral 9 del
artículo 58 del Código Penal, referida a la distinción del cargo, pues
como lo ha signado variada jurisprudencia, los Jueces, por la función que
representan en la sociedad, están obligados como los que más, a
obedecer la ley, aquella misma ley por cuyos cumplimientos sancionan a
otros; la calidad de servidor público es no sólo entonces presupuesto de
la pena sino factor de incremento de la misma.

Solicita, en consecuencia, al Tribunal impartir condena en contra


del procesado PAREDES VILLALOBOS en calidad de autor del concurso
de delitos de Concusión y Constreñimiento Ilegal.

2. Agente del Ministerio Público.


Anota que este juicio ha sido promovido por la acusación que la
Fiscalía General de la Nación endilga contra el doctor MIGUEL ALFREDO
PAREDES VILLALOBOS en calidad de autor material de un concurso de
conductas punibles de Concusión y de Constreñimiento Ilegal, conforme a
la variación introducida en el mismo acto por el ente acusador.

La Fiscalía funda la acusación por el delito de Concusión en la


inducción que el justiciable dirigió al soldado RODIÁN FABIÁN
DURANGO MARTÍNEZ, para que interviniera en la búsqueda de un
dinero que necesitaba en préstamo, lo que efectivamente éste hizo, en
espera también de obtener un beneficio, pues se creía sub judice y
detenido dentro de un caso penal cuya investigación estaría a cargo del
Juez. Y el funcionario hoy procesado reiteró esa misma conducta cuando
“reclamó de nuevo la participación de este soldado en la participación de
otro préstamo que al final no necesitó”.

En torno a la comisión de las acciones delictivas contra la


administración pública expone: “La materialización de las conductas de
Concusión y la participación dolosa en ellas del Juez enjuiciado está
ciertamente acreditada en esta actuación. Debe de una vez advertirse, el
Juez inculpado investigaba al señor RODIÁN FABIÁN, está probado en
los autos; como lo está aquella concesión procesal que surgió para este
soldado incurso en un delito de deserción por el que se le fue librada
orden de aprehensión y una vez puesto a disposición del funcionario
competente. Lo era el Juez procesado como Juez 42 de Instrucción
Penal Militar, oído en indagatoria, no fue colocado en libertad,
permaneciendo su situación y detención en una especie de limbo injusto
definido sólo al momento de la resolución de su situación jurídica cuando
se abstiene de proferir medida en su contra y se anuncia que
permanecerá en libertad como si ésta hubiere sido decretada en momento
alguno, tal cual lo afirma la Fiscalía que instruyó este proceso en serio
estudio y análisis que hace de este evento a partir del folio 57 del acto
acusatorio.”
Funda el punible de Constreñimiento Ilegal en la presión para la
“retractación que hiciera ante el Personero Municipal de Puerto Berrío, el
soldado RODIÁN FABIÁN DURANGO MARTÍNEZ. El enjuiciado
presionaría el acto de retractación que el Personero Municipal a
instancias suyas recibió al denunciante en la propia oficina del Juez,
donde el Secretario de éste fungió, como el del mismo Personero en la
celebración de un acto cuya realización no le estaba en principio
autorizada al mismo, representante del Ministerio Público Local.”

Al abordar el examen probatorio, el representante del Ministerio


Público observa: “Los múltiples acertos jurados que el soldado RODIÁN
FABIÁN tiene a lo largo de esta instrucción, en la que formula tal cargo al
Juez enjuiciado, aparecen apoyados en testimonios de su propia
progenitora y hermana, señoras ISABEL MARTÍNEZ DURANGO y ANA
SENOVIA DURANGO MARTÍNEZ, aquélla por conocer el hecho y al Juez
cuando visitaba con su hijo su residencia en pos de la consecución de tal
dinero; ésta porque intervino ante la esposa del abogado prestamista
ARCESIO MARÍN para ayudar así a su hermano en la consecución del
mismo y porque vio a su propio consanguíneo en una cancha de fútbol
hablando con el prestamista y el Juez en la realización del acto
encomendado por su investigador. También en el testimonio que rinde a
la Fiscalía NICOLÁS FRANCISCO ZAPATA ARROYAVE, estilista de
profesión y quien conociera al Juez inculpado cuando lo visitó en su
peluquería con el soldado RODIÁN FABIÁN y en la búsqueda de dinero
que con desespero buscaba este soldado para el Juez investigado, a lo
cual ayudó sin resultados positivos, porque las personas que él buscó en
tal propósito y en compañía del propio Juez investigado no pudieron
ayudarle en su consecución; incluso en el testimonio que el abogado
prestamista ARCESIO MARÍN MONTOYA rinde al final, cuando
tácitamente admite la existencia de un intermediario, que habría llegado
ante la esposa de éste, conocida de su hermana DIANA SENOVIA
DURANGO MARTÍNEZ, en la búsqueda de dinero para el Juez acusado,
ese no era otro que RODIÁN FABIÁN que en la realización de la tarea
asignada por su investigador visitó a la cónyuge del abogado MARÍN
MONTOYA quien da así aval a la versión de este soldado. “

Insiste en declarar, que, como aceradamente lo puntualizó la


Fiscalía, el doctor PAREDES VILLALOBOS utilizó en su favor la confusión
jurídica que su propia desidia creó al interior del proceso de deserción que
seguía a RODIÁN FABIÁN, al silenciarse sobre la situación jurídica inicial
del reo y la cancelación de la captura librada en su contra. Y gracias a ello
utilizó “medios no necesariamente coactivos sino velados pero inductivos,
una derivada utilidad traducida en la consecución a préstamo de un dinero
que solicitó inicialmente en cuantía de un millón de pesos colocados a
interés por el abogado ARCESIO MARÍN MONTOYA y gracias a la
oportuna y exitosa gestión del soldado RODIÁN FABIÁN quien puso hasta
a su hermana en esta intervención pues era amiga, reiteramos, o
conocida de la esposa del abogado prestamista. Luego en la de
quinientos mil pesos, en cuya obtención desistió el Juez implicado ...”.

Significa que el concurso de conductas de Concusión imputables


al enjuiciado, está materializado y su autoría directa en ellas debidamente
acreditada, y lo propio afirma respecto del delito de Constreñimiento Ilegal
por el que ha sido llamado a responder en juicio y a cuenta del acto de la
retractación que el Personero de Puerto Berrío recibía en su propio
Despacho, del Juez al soldado RODIÁN FABIÁN en acto que firmó
incluso su Secretario, el del Juez acusado, y en la cual una vez más
mediaría la actividad de este enjuiciado quien presiona a RODIÁN
FABIÁN directa e indirectamente para su retractación, tal cual éste lo
declara y admite y propicia la visita del Personero Local.

En consecuencia, demanda del Tribunal le emisión en este asunto


de una sentencia de condena por estar dados los presupuestos de ley e
imposición de las penas correspondiente en Derecho al concurso de
ilicitudes penales.
3. Procesado.

El acriminado parte de la base de que necesitaba de un dinero


para realizar una especialización, la que al fin de cuentas no logró
adelantar por falta de tiempo. Pero niega que RODIÁN FABIÁN
DURANGO MARTÍNEZ hubiera intervenido como prestamista o
intermediario, pues nunca le solicitó al soldado dinero o su intervención
para conseguir suma alguna de dinero. Al comentarle al Secretario de su
Despacho CARLOS INFANTE sobre la necesidad de ese dinero, éste le
mencionó el nombre de varios prestamistas, entre ellos el doctor MARÍN y
partir de ese momento y con la intermediación de INFANTE inició las
gestiones para conseguir el dinero que necesitaba, el que “al fin conseguí
personalmente y sin ayuda del soldado DURANGO, nunca necesité de su
ayuda para ese trámite”. El dinero le fue entregado en la oficina del doctor
MARÍN a quien le firmó una letra de cambio como garantía, contrato en el
que actuó como fiador el citado INFANTE. Corroboran mi versión, agrega,
los señores CARLOS ALFONSO, ALFONSO INFANTE SÁNCHEZ, JOSÉ
ARCESIO MARÍN MONTOYA y NANCY STELLA MONTOYA CAMPIN,
personas de reconocida honorabilidad y con las cuales no existe ningún
vínculo familiar. Y aún así, la Fiscalía no les otorgó ningún valor
probatorio.

Por el contrario, concedió entera credibilidad a las inculpaciones


vertidas por los testimoniantes ISABEL MARTÍNEZ DURANGO, DIANA
SENOVIA DURANGO MARTÍNEZ y NICOLÁS FRANCISCO ZAPATA
ARROYAVE, las que en su concepto “no son dignas de credibilidad en
razón a que DIANA E ISABEL son familiares, hermana y mamá
respectivamente, del denunciante” y “no son testigos presenciales de los
hechos, sólo de oídas y además porque ninguna de ellas guarda relación
directa con las otras entre sí, es decir, entre todos cuatro, incluida la del
señor DURANGO, hay infinidad de contradicciones, contradicciones que
tampoco le sirvieron a la Fiscalía para entender la cantidad de mentiras
que se crearon en mi contra.”
Examina con detenimiento las exposiciones del soldado RODIÁN
FABIÁN DURANGO MARTÍNEZ y advierte que ha incurrido en varias
contradicciones, amén de que el contenido de sus dichos ha sido desvirtuado.
Inicialmente declaró que el dinero que él requería era para sacar un certificado
de conducta y luego que era para cancelar una deuda. Pero también refirió en
otra exposición (declaración del 17 de julio del 2004, rendida ante la
Fiscalía de Puerto Berrío): “El me dijo que si quería salir rápido de la pieza
de detenidos, que le consiguiera un millón de pesos”., de donde se
desprende que ha dado tres versiones sobre la misma circunstancia.

Y la madre de RODIÁN FABIÁN, ISABEL MARTÍNEZ, aseveró en


testimonio del 16 de enero del 2004, que éste le comentó que “el Juez le
dijo que le ayudara, para ayudarlo que necesitaba un millón de pesos
para mandárselo a mi señora”, o sea, que ella tampoco secunda las
explicaciones cambiantes de su hijo.

Deja en claro que si tiene en cuenta que DURANGO realmente no


estuvo privado de libertad por cuenta de su despacho, hecho del cual él
mismo era consciente, no tiene sustento la afirmación de que el dinero
que requería el juez era para ponerlo en libertad. En diligencia del 27 de
enero de 2003 se le interrogó sobre el punto por la señora Jueza 40 Penal
Militar y RODIÁN contestó: “Yo he estado detenido dos veces por el delito
de deserción pero es sólo por el que usted me adelanta, o sea, por el que
le adelantaba la señora Juez 40 Penal Militar” y no yo como Juez 42; eso
se lo dijo a la Juez 40 Penal Militar.”

Situación que confirma la inspección realizada el 16 de julio del


2004 a los libros sobre relación de detenidos militares de cualquier rango
en la Sala de reclusión del batallón, en los cuales se pudo verificar que el
señor RODIÁN FABIÁN DURANGO MARTÍNEZ no estuvo detenido. En
estos libros el Suboficial de administración, que es quien lleva el libro de
control de presos internos, no registra a DURANGO detenido entre los
meses de enero y agosto del 2002. Entonces no es cierto que en mayo
hubiera estado detenido por cuenta mí.
Y la misma progenitora de RODIÁN refrenda que éste en verdad
no estuvo privado de libertad en declaración rendida en la investigación
que por el delito de Deserción adelantó el Juzgado 42 de Instrucción, que
en copias obran en este plenario: “no sabía, él duró como dos meses en
mi casa pero él venía acá cada rato y se presentaba al batallón, dice que
se la pasaba haciéndose el tratamiento para la Leismaniasis”. ¿Entonces
en qué fecha fue que estuvo detenido el señor RODIÁN DURANGO?, se
pregunta el doctor PAREDES.

. Dice RODIÁN que la notificación de la resolución de la situación


jurídica del 14 de mayo del 2002 es falsa. A renglón seguido dice: que eso
fue como en mitad del mes. Entonces yo me pregunto. La notificación si
se hizo con la fecha que aparece realizada pues es del 14 es más o
menos la mitad del mes como él mismo lo afirma, entonces la notificación
en efecto es verdadera y es legítima. ISABEL DURANGO MARTÍNEZ
dice además en la declaración del 30 de enero del 2003 que para el mes
de junio su hijo RODIÁN se encontraba en el Hoyo, una vereda de
Remedios, Antioquia. Esto no coincide con lo dicho por RODIÁN, pues en
la indagatoria rendida el 27 de enero dijo que se estuvo todo el mes de
junio en la casa y regresó en julio al batallón. Y es esta misma señora que
dijo que su hijo RODIÁN le dieron siete u ocho días de permiso y además
se quedó todo el mes de junio en la casa; es decir que RODIÁN no volvió
al batallón desde el 22 de mayo hasta principios de julio. Dice además la
señora ISABEL que ese día el Sargento LUNA fue buscando a su hijo a
la casa pero él no estaba, que no recuerda si fue en agosto o en
septiembre.

Por otra parte, sostiene que, de acuerdo a las explicaciones dadas


por RODIÁN FABIÁN, no se sabe si fue en mayo, en junio, en julio o en
agosto cuando este muchacho pretende que estuvo detenido por cuenta
de su despacho.
También advierte contradicción de DURANGO respecto de la
fecha en que supuestamente le solicitó su concurso para conseguir el
dinero. Inicialmente dice que ello sucedió en fue en julio del 2002. Pero,
“... como dice que se quedó un mes en la casa, indica al parecer que fue
todo el mes de junio que estuvo evadido y en su casa. Pero el mismo
RODIÁN FABIÁN en declaración del 17 de junio del 2004 dice que en el
mes de mayo lo llevaron detenido a manos del Juez MIGUEL y que a los
ocho días lo mandé a llamar que estuvimos solos y fue cuando le pedí la
ayuda para conseguir el dinero, que eso fue para finales de mayo y
principios de junio.”

Y su señora madre refirió que a finales de mayo estuvo siete u


ocho días de permiso y además todo el mes de junio, y que para el 15 de
junio del 2002 su hijo estaba en el Pollo, o sea que no estaba en su casa
como lo dijo RODIÁN. Además, la misma ISABEL DURANGO comentó en
testimonio del 30 de enero del 2003: “entonces yo ese día, no recuerdo si
fue en agosto o en septiembre me tocó ir a hablar con la policía para que
se lo llevaran para el Bomboná y se lo llevaron como a las diez de la
noche, ahí fue cuando el Juez PAREDES tomó el caso, al otro día el Juez
lo mandó a sacar y le dijo, vea soldado, ayúdeme usted y yo también lo
ayudo”, estas palabras son textuales como lo señala el mismo Despacho
que recepcionó la diligencia, nunca fueron pronunciadas por el señor
RODIÁN en ninguna de sus declaraciones.”

No se sabe a ciencia cierta, entonces, si RODIÁN estaba en el


Pollo o estaba en su casa. “¿Cómo es posible que si no estuvo en el
batallón 37 o 38 días, yo hubiera hablado con él para solicitarle
supuestamente que me consiguiera dinero?”, inquiere.

De otro lado, la señora DIANA SENOVIA, hermana del


denunciante, dice que estando en el estadio, su hermano dijo que
necesitaba hablar con el abogado para ver si le prestaba una plata, lo cual
ocurrió a comienzos de agosto. “Entonces ya la señora DIANA, la
hermana del soldado, ni fue en mayo, ni fue en junio, ni fue en julio, ahora
ella dice que fue en agosto. Resulta todavía más increíble pensar que eso
fue a principios de agosto, pues DURANGO el 17 de julio del 2004 dijo:
“viajé a Bogotá, eso fue cuando el Presidente se montó a la Presidencia,
es decir, que para comienzos de agosto este muchacho no estaba en
Puerto Berrío y mucho menos en el batallón.”

Insiste en sostener que en el mes de agosto no pudo él realizar


conjuntamente con el soldado alguna gestión APRA la consecución de
dinero, toda vez que RODIÁN se encontraba en Bogotá y él se había
desplazado a Segovia a adelantar investigaciones de carácter penal. Se
pregunta, finalmente: “¿Entonces en qué fecha fue que supuestamente yo
concusioné a RODIÁN FABIÁN DURANGO?. Señores Magistrados, la
respuesta es nunca, nunca señores Magistrados, en ningún momento ni
en el mes de mayo, ni en junio, ni en julio y mucho menos en agosto o
septiembre solicité yo algún favor o ayuda del señor RODIÁN para
conseguir algún préstamo de dinero ...”.

Otra inconsecuencia establecida en el testimonio del soldado


DURANGO radica en que él afirma que el doctor PAREDES iba a
almorzar con alguna frecuencia a su casa y se hizo amigo de la familia, lo
cual es rebatido por la señora ISABEL, progenitora de RODIÁN.
“Contradice lo que ha dicho el señor DURANGO cuando dice que iba a
almorzar varias veces a su casa y que me hice amigo de la familia; si me
hubiera hecho amigo de la familia, la señora ISABEL hubiera respondido
claramente que sí me conocía, pero por el contrario ella dice que me
distingue así, quiere significar de lejos.“

Y aunque DIANA SENOVIA declara que el Juez PAREDES en


varias oportunidades fue a la casa de RODIÁN FABIÁN, estima
inverosímil esa referencia, pues ella misma expone que “yo en esos días
no vivía en la casa”. Por todo lo anterior, encuentra serias contradicciones
entre sí en los testimonios del denunciante, su madre y su hermana.
Por otro aspecto advierte inconsecuencia en el atestado de
DURANGO. Cuando se le inquirió sobre la relación que tenía con el
doctor MARÍN, dijo claramente: “es que yo nunca había tratado con ese
man, hasta el día que fui con el Juez al estadio”. Y por lo tanto cuestiona
así: “Si esto hubiera sido cierto, que fuimos él y yo al estadio y que nunca
había tratado con ese man, como se refiere al doctor MARÍN, me
pregunto yo señores Magistrados, cómo es que hizo intervención
entonces para que me prestaran el dinero, si nunca había hablado con él.”

Menciona también que la señora ISABEL MARTÍNEZ en


exposición del 30 de enero del 2003 a folios 12, refirió: “mi hijo habló con
la prestamista y ella aceptó prestarle la plata, entonces mi hijo llamó al
Juez y él vino y la prestamista le prestó al Juez personalmente”., versión
que se encuentra completamente desmentida por el testimonio de la
señora NANCY ESTELLA MONTOYA, a quien ella llama la prestamista,
pues ni la señora NANCY ni mucho menos su esposo, el doctor MARÍN,
han tenido contacto alguno, ni con el señor RODIÁN FABIÁN DURANGO,
ni mucho menos con sus familiares. No sabe de dónde saca la señora
ISABEL ese comentario, que no pudo salir de boca de su hijo RODIÁN,
pues éste ha manifestado que él directamente hizo la gestión con el
doctor MARÍN y nunca mencionó a NANCY ESTELLA.

Además, precisa el doctor PAREDES, ha dicho de forma reiterada


que “quien me prestó el dinero fue el doctor ARCESIO MARÍN, diligencia
de préstamo que se realizó en la oficina de este abogado, previa
intervención del señor CARLOS INFANTE y no en el estadio como lo dice
DURANGO.” Y aunque en alguna parte de sus intervenciones DURANGO
dijo que sí había hecho gestión con la señora NANCY, ésta manifestó en
declaración posterior que eso no es cierto.

De esta manera, percibe “totalmente desvirtuado lo dicho por el


señor DURANGO y sus testigos”, mientras que su exposición injurada se
encuentra ampliamente corroborada con los testimonios de CARLOS
ALFONSO INFANTE, del 17 de junio del 2004, cuando dice: “Fuimos el
doctor y yo hasta la oficina de él, de el doctor MARÍN, no recuerdo si fue
en el día o en la noche, hablamos con él y dijo que sí, que después como
al otro día se nos entregó, se nos prestó una letra que firmó el doctor
PAREDES y yo como fiador.” Además, con base en este testimonio
queda acreditado que la atestación de la señora ISABEL MARTÍNEZ
DURANGO es mendaz, cuando precisó que su hijo había firmado los
papeles del préstamo.

De otra parte, se le interrogó al doctor MARÍN si DURANGO


MARTÍNEZ había firmado algún título valor y respondió: “En cuanto al
soldado como lo he dicho en estos momentos, no sé de quién se trata, no
lo recuerdo.” También se le preguntó si el soldado DURANGO le solicitó
un préstamo para el Juez Militar, y manifestó: “Es mentira, porque yo le
presté al doctor PAREDES, él personalmente acudió a mi oficina a
solicitarme el préstamo, y si mal no recuerdo, creo que lo hizo en
compañía de su Secretario de apellido INFANTE. Y sobre la pregunta si el
préstamo fue en la cancha de fútbol el doctor MARÍN dijo: eso es
totalmente falso”

Por lo que concluye precisando: “Entonces es mentira lo


manifestado por RODIÁN DURANGO y la mamá y la hermana, pues es
imposible que RODIÁN DURANGO hubiera hecho algún contacto o
diligencia con una persona que no lo conoce, y además lograr de esa
persona que no conoce, un préstamo de una suma de dinero que ni
siquiera era para él, si no supuestamente para un tercero, según la
versión de DURANGO.”

Menciona que el testimonio de la señora NANCY ESTELLA


MONTOYA, rendido el 1ª de septiembre del 2004, avala sus afirmaciones
y las de su esposo el doctor MARÍN. De ese medio de prueba desprende
la conclusión de que “yo fui personalmente, y en la oficina del doctor
MARÍN que solicité el dinero prestado y que el señor CARLOS INFANTE
actuó como fiador. Los testimonios del doctor MARÍN y la señora NANCY
ESTELLA MONTOYA, muestran claramente a este Honorable Tribunal,
que nunca han tenido contactos con el señor RODIÁN, no lo conocen”.

Luego se refiere al testimonio rendido por el señor CARLOS


MARIO AGUIRRE SERNA el 17 de junio del 2004, ante la Fiscalía de
Puerto Berrío, y estima que “es un testigo de oídas. Señores Magistrados,
con la breve exposición hecha anteriormente, está claramente
demostrado que RODIÁN DURANGO miente cuando me acusa ...”

Insiste a continuación en destacar en que RODIÁN, su madre y su


hermana, han emitido declaraciones distintas sobre los mismos aspectos
y “ni siquiera la mamá y la hermana confirman lo manifestado por el señor
DURANGO MARTÍNEZ a través de toda la investigación penal, le da
diferentes destinaciones y le da diferentes sitios y le da diferentes
personas ...”.

Así mismo, reitera que “Está probado con los testimonios del
doctor JOSÉ ARCESIO MARÍN MONTOYA, NANCY ESTELLA
MONTOYA CAMPILLO, que fue a ellos a quienes directamente yo solicité
el dinero y yo mismo les pagué en julio de 2002, y quien inicialmente
habló con ellos fue el señor CARLOS ALFONSO INFANTE SÁNCHEZ.
RODIÁN DURANGO no conoce a la esposa del doctor MARÍN ...”

En alusión al delito de Abuso de Autoridad por acto Arbitrario e


Injusto o de Constreñimiento Ilegal, dice que el señor RODIÁN FABIÁN lo
acusa de haberlo amenazado para que desistiera de las acusaciones ante
el señor Personero, acusación que se encuentra desmentida totalmente
en la declaración del señor Personero, quien en su calidad de Defensor
del Pueblo recibió el desistimiento voluntario. El Personero atestiguó que
le explicó claramente a RODIÁN que se trataba de una declaración bajo
juramento, libre de coacción, presión o apremio, y la declaración la recibió
con apoyo del Secretario CARLOS INFANTE, quien le sirvió como
digitador, que el Juez llegó en el momento pero se retiró del recinto y no
volvió a entrar.
Desprende del testimonio del Personero que RODIÁN fue quien
voluntariamente buscó al Personero para desistir de sus acusaciones en
contra mía; y es que si yo lo hubiera coaccionado, hubiera aprovechado
ese momento para informar al señor Personero o con posterioridad se
hubiera presentado a la Procuraduría o a la Personería a informar sobre
la presunta coacción. Por lo tanto este testimonio del señor Personero es
digno de toda credibilidad y deja sin piso alguno la afirmación del señor
RODIÁN frente a la coacción o el constreñimiento.

Y la exposición del Personero Municipal encuentra corroboración


en el testimonio de. Secretario del Juzgado, CARLOS INFANTE, cuando
afirma que el Juez no estuvo presente en la recepción del desistimiento,
descartándose la presión o amenaza ejercida por el juez contra RODIÁN
FABIÁN para que desistiera de sus acusaciones.

Luego avoca el examen de la atestación de NICOLÁS ZAPATA


ARROYAVE, rendida el 17 de junio del 2004 ante la Fiscalía de Puerto
Berrío, “dijo él, sí, llegó un carro vinotinto, me presentó un señor y me dijo
que era el Juez del Batallón y que el objeto de la visita era si conocía o
distinguía alguna persona que prestara plata que necesitaba uno o dos
millones de pesos y que él también necesitaba una plata, que se montó al
carro y fueron a donde MERCEDES SEPÚLVEDA pero que en últimas no
se concretó nada con ella y que RODIÁN siguió visitándolo y nunca más
le habló del tema.” Y dice que no merece credibilidad alguna, pues ni
siquiera lo describe correctamente. “Qué me da a pensar esto. Señores
Magistrados, que este señor ZAPATA no me ha visto nunca, no me
conoce, entonces está mintiendo cuando dice que fui a buscarlo en
compañía de este otro muchacho RODIÁN para pedirle que interviniera
por mí para que me consiguieran un dinero.”

“Este testigo es más falso que todas las falsas acusaciones juntas
hechas por RODIÁN Señores Magistrados; y me atrevo a decir que es
más falso que todas las acusaciones juntas, pues porque ustedes me
están viendo, soy una persona delgada, como lo dije anteriormente, peso
62 kilos, para la época de los hechos tenía 43 años, la diferencia entre la
descripción hecha por él y mi edad verdadera en esa época está entre 7 y
12 años, eso es mucho tiempo, dice que soy bajito, pues yo la verdad no
me considero bajito, pienso que tengo una estatura promedio del
Colombiano normal; y que soy acuerpado pues no creo, como lo dije
anteriormente, peso 62 kilos.”

También alude al testimoniante EUCLIDES RODRÍGUEZ RUIZ,


quien declara que supo por boca de RODIÁN FABIÁN que
supuestamente el doctor PAREDES le estaba cobrando un millón de
pesos para salir, cuando RODIÁN FABIÁN DURANGO de manera distinta
menciona que le pidió colaboración para conseguir el dinero:
“RODRÍGUEZ RUIZ dice que yo le pedí un millón para sacar a RODIÁN
FABIÁN y RODIÁN FABIÁN dice que yo le pedí que me ayudara a
conseguir un dinero, ni siquiera RODRÍGUEZ coincide con la acusación
hecha por el señor RODIÁN FABIÁN DURANGO MARTÍNEZ.”

En conclusión, observa el procesado, ninguno de los testigos


traídos a la investigación por el señor RODIÁN FABIÁN DURANGO
confirman sus mentiras y acusaciones. Por consiguiente, no advierte que
la prueba incorporada al plenario conduzca a certeza de la comisión del
delito de concusión. NO le asiste ninguna duda en torno a su inocencia,
“pero si en algún momento ustedes consideran que existe alguna duda,
con todo respeto les solicito que esas dudas sean resueltas en mi favor y
se me absuelva de los cargos imputados por el señor DURANGO
MARTÍNEZ.”

Señores Magistrados, quiero mencionar dos declaraciones


tomadas como fotocopia simple y no como prueba trasladada, solamente
como referencia, voy a mencionar la declaración tomada al señor
DAVISON GIOVANNY JARAMILLO AGUIRRE, y la declaración del señor
JOSÉ ALBEIRO GARCÍA CERÓN, tomadas del sumario E 094 que
adelanta la Fiscalía 5ª ante el Tribunal Superior de Antioquia, voy a
permitirme leer una parte de cada una de ellas: referente de la
declaración del señor JARAMILLO AGUIRRE. PREGUNTADO: Dentro de
estas diligencias dice el ex soldado regular RODIÁN FABIÁN DURANGO
MARTÍNEZ, con relación a los hechos que ya fueron objeto de
investigación por parte de esta Fiscalía, lo siguiente: supongo que se dio
cuenta JARAMILLO porque ellos eran muy amigos, es que él mismo
decía que el Juez le debe una platica, debe una platica pero cuando ya
estábamos solos, qué dice al respecto?. CONTESTO: No, antes una vez
me comentó RODIÁN a mí como todo berraco, me preguntaba,
JARAMILLO, usted cuándo sale, y le dije que no sabía, no sé hasta
cuándo porque el Juez apenas está en el proceso y eso lo mandan a
Bucaramanga, y entonces me dijo, es que ese Juez no me quiere dejar
salir, así todo berraco me dijo, no sabe que de hijueputa me voy a tirar en
ese Juez; le dije, cómo así, me dijo, sí, entonces me dijo sí, voy a decir
que él me pidió plata, RODIÁN dijo, es que me voy a tirar en ese Juez, es
que yo le digo a él que me saque o que me mande pa´la fila y dice que no
tiene el proceso sabiendo que sí lo tenía, que iba a decir que él le había
pedido un millón de pesos si lo dejaba libre, el Juez en ningún momento le
pidió esa plata, es que decía que se iba a meter a los paracos, es que
hablaba mucho.

4. Defensor.

El Letrado encargado de la defensa comienza su exposición


destacando la importancia jurídica del principio y derecho de
contradicción, componente del debido proceso. Dice: “Sabemos muy bien
que dentro de esas garantías cumple un papel importante lo que es el
derecho de contradicción de la prueba, garantía que es de rango
Constitucional consagrada en el artículo 29 y que establece previamente
de que toda la prueba que se aporte dentro del proceso debe ser puesta a
disposición de las partes para poder ejercer el derecho de controversia.”
Partiendo de esa premisa, el Defensor plantea que respecto de
algunos medios de prueba allegados al plenario se le obstaculizó el
ejercicio del derecho de contradicción, pues en la audiencia preparatoria
se le negó por el Tribunal la práctica de pruebas solicitadas con
antelación, decisión contra la cual interpuso el recurso de apelación y H.
Corte Suprema de Justicia confirmó la decisión del Tribunal, aduciendo de
que hubo oportunidades previas para controvertir la prueba de cargo.

Luego se ocupa del examen de las pruebas de cargo obrantes en


el plenario. Y advierte que la primera imputación formulada por el señor
RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ en contra del doctor MIGUEL PAREDES
VILLALOBOS, “no pudo haber sido controvertida por la Defensa aquí
presente o por la anterior que él ostentaba.” Y tampoco respecto de la
“tercera o segunda declaración que él hace en junio 17 del 2004, que la
hace en Puerto Berrío y bajo diligencia que fue comisionada o exhortada
al Fiscal 23 Seccional de la localidad. Hay que tener en cuenta que en el
proceso, en el cuaderno uno, a folios 118 y siguientes aparecen los
exhortos emitidos por el Fiscal 5° Delegado, doctor Guillermo Valencia
Cossio, el primer exhorto que él hace lo hace dirigido al Fiscal 23
Seccional de la localidad de Puerto Berrío en el momento que avoca
conocimiento y ordena pruebas en una instrucción preliminar antes de
abrir la investigación. De ese exhorto en ningún momento tuvo
conocimiento mi defendido para poder ejercer un derecho de
controversia”

“Luego encontramos la declaración que surte el señor RODIÁN


DURANGO MARTÍNEZ cuando se comisiona ante la Fiscalía Delegada
ante la Sijín, Fiscalía Seccional 26, en este momento ya se encontraba
vinculado el señor MIGUEL PAREDES VILLALOBOS, quien en ese
momento como era vinculado y como surgía la diligencia de RODIÁN
DURANGO MARTÍNEZ; como ya hubo unas preliminares y determina
abrir el auto de apertura de instrucción, comisiona posteriormente,
primero para que sea escuchado en diligencia de indagatoria por lo cual
ya no se encontraba en Puerto Berrío sino en la ciudad de Pasto ...”. Dice
que las pruebas que se realizaron allá el 17 de junio no fueron
controvertidas, porque apenas iba a ser vinculado como procesado a la
investigación. De modo que las tres declaraciones iniciales de RODIÁN
DURANGO MARTÍNEZ, no pudieron ser controvertidas por la Defensa.

“La ley lo está estableciendo, y es la misma doctrina, que el


derecho de contradicción es una garantía constitucional a la cual tiene
todo procesado desde el momento en que se le está ejecutando una
acción pública por un petitorio o un llamamiento a juicio. Bajo eso la ley
está estableciendo es de que la prueba tiene dos etapas en su producción
y en su valoración como tal, y se le cercenó el derecho a controvertir la
prueba sobre la parte del cargo del delito de Constreñimiento. Si bien está
en el proceso, no podemos decretar la nulidad de dichas pruebas, pero es
una prueba que a mi sentir no debe ser tenida como prueba ...”.

Se refiere a los testimonios de cargo obrantes en el plenario, esto


es las testificaciones de DURANGO MARTÍNEZ, su madre y hermana, y
su amigo el estilista FRANCISCO ZAPATA ARROYAVE, “declaraciones
que cuando se miran en su momento, son contradictorias, y no lo deniega
directamente en contradicción con RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ, sino
con las personas que verdaderamente ejecutaron el préstamo, como es el
señor ARCESIO MARÍN y la señora NANCY ESTELLA MONTOYA.”

Considera que de todos los testimonios rendidos en este proceso


por DURANGO MARTÍNEZ, el único que en su concepto tiene poder
probatorio el el rendido el “6 de septiembre del 2004 ante el Fiscal
Delegado de aquí del Tribunal y en presencia de este apoderado, pero es
un testimonio en el momento que se pudo controvertir”.

Por otra parte, estima que los cargos que lanzados por el señor
RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ, con el apoyo de uno de los soldados,
como es GIOVANNY JARAMILLO AGUIRRE, se encuentran totalmente
desvirtuado. Además, analiza la deponencia del soldado CARLOS MARIO
AGUIRRE SERNA que obra a folios 188 y 189, como también en el
interrogatorio que se le pudo controvertir y se realizó el primero de
septiembre del 2004, una de las pruebas que se practicó en Puerto
Berrío, Antioquia. Entonces empieza ciertas declaraciones, donde él
expone que lo que él dice ahí es referenciado directamente por
DURANGO MARTÍNEZ, donde los actos irregulares que supuestamente
CARLOS MARIO AGUIRRE tuvo conocimiento del despacho del señor
MIGUEL PAREDES fueron por comentarios que le había realizado el
señor RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ. El testigo señala que “RODIÁN
DURANGO MARTÍNEZ tenía la intención de hacer perjudicar al señor
MIGUEL PAREDES VILLALOBOS únicamente porque no lo podía dejar
salir de la pieza puesto que él no estaba manejando el proceso, o quien
supuestamente emitió la orden de captura contra RODIÁN DURANGO
MARTÍNEZ fue la Juez 40 Penal Militar de Calibio, no directamente el
doctor MIGUEL PAREDES en calidad de Juez 42 Penal Militar.” Señala
que el testimonio de AGUIRRE SERNA pudo controvertirse por la
Defensa el 1º de septiembre del 2004, en Puerto Berrío. Advierte que este
testigo es de los denominados de referencia.

Procede a examinar y valora rl dicho de DIANA SENOVIA


DURANGO MARTÍNEZ fue citada en las pruebas que se iban a realizar el
primero de septiembre de 2004 en Puerto Berrío, ordenada directamente
por el Honorable Despacho del Fiscal. No compareció ni presentó excusa.
Por qué no compareció. Porque normalmente una persona que va a
declarar algo que no le consta, tiene miedo que le cojan la mentira, y para
eso se hace lo que es la controversia sin generar presión. Y testimonio
que rindió en este proceso no alcanzó a ser controvertido por la defensa.
Sin embargo, procede a hacerlo en la audiencia. Advierte en su contenido
algunas incoherencias que sí son substanciales.

“Entonces si ella dice que quien ejerció la consecución del dinero


fue el señor CARLOS INFANTE, por qué entonces le vamos a dar
credibilidad a una declaración que nunca se pudo controvertir, ni siquiera
el señor RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ, y que no hay otra declaración
que pueda corroborar lo mismo, que tenga plena credibilidad en el
momento de someterla al tamiz de la valoración de la sana crítica por los
principios que se debe hacer, de la lógica y de la sana crítica.”

Destaca que el único permiso que aparece normalmente firmado


dentro del proceso por parte del señor Juez Penal Militar, es el que
aparece en computador para que se desplazara al hospital a que le
hicieran el tratamiento de la Lesmaniasis, los otros son chulos, grafías
que no se pueden descifrar, y la Fiscalía consideró en su momento de
que eran similares.

En su concepto, las declarantes DIANA SENOVIA DURANGO


MARTÍNEZ, ISABEL MARTÍNEZ DURANGO, son dos testigos de
referencia, que refieren lo que escucharon de su hijo para que éste le
pudiera ayudar, porque al parecer su hijo dentro de la vida militar no era
una de las personas más idóneas en su comportamiento.

Miremos otro de los testigos que pueden considerar como de


referencia, que es la declaración de NICOLÁS FRANCISCO ZAPATA
ARROYAVE, el estilista, este señor manifiesta que se montó al carro del
señor Juez, que fueron a buscar a un prestamista a ver si les facilitaba la
plata, durante un lapso de tiempo, y da una descripción morfológica del
doctor PAREDES errada, pues no concuerda con la realidad. De milagro
no dijo que medía dos metros.

En cuanto al señor EUCLIDES, cuñado de RODIÁN DURANGO


MARTÍNEZ, éste lo está llamando también como prueba para asegurar el
dicho de que la consecución de los dineros fue cierta, cuando en realidad
se trata de una prueba acomodada. El señor EUCLIDES expone a folios
315 a 319 en declaración del 24 de junio del 2004, que rindió ante la
Fiscalía 26 Delegada de la Sijín, cuando se hizo el segundo exhorto y
cuando inmediatamente se estaba vinculando consecuencialmente al
doctor PAREDES, y que no se pudo controvertir. Lo que no mira el señor
EUCLIDES, o lo que no mira el señor RODIÁN DURANGO, es que
primero hay que mirar la idoneidad del testigo, la moralidad del testigo
que está haciendo referencia, expone previamente de que el señor
RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ le había comentado de que el señor
Juez le había solicitado un millón y medio de pesos para poderlo dejar en
libertad. Cómo lo va a dejar en libertad si no estaba detenido. Y segundo,
cómo le iba a levantar la orden de captura si le corresponde a otro Juez.

De RODÍAN FABIÁN declara que se trata, entonces, de un testigo


único, “Porque el soporte que él presenta de su señora madre y hermana,
como también la del peluquero, el estilista, como también la de su
cuñado, demuestra de que son testigos de oídas o de referencias,
técnicamente es de referencia.”

Dice que “LANCINI, en uno de sus libros de criminología, en la


página 364, 366, en el cual establece que al hablar de los testigos
singulares debemos tener en cuenta que se deben seguir los principios de
la razón, pues la falta de cualquier otro testimonio inspira sin duda alguna
desconfianza hacía el testigo singular; mas no por esto debe impedirse si
ante la circunstancia que puede alterar impunemente los hechos que
relata, se le ha de tener en todo caso como mendaz. Así pues, antes de
rechazar los dichos de un testigo por el solo motivo de que es único, es
necesario emplear el mayor cuidado en investigar los motivos que
pudieron inducirlo a declarar en contra o a favor, lo mismo que sus
cualidades morales que lo hagan presumir inaccesible o inclinado a los
impulsos de esos motivos; además, si estaba en condición de conocer los
hechos atestados, si no tuvo ninguna razón plausible para desfigurarlos,
si sus cualidades personales lo favorecen, si sus declaraciones no
presentan nada de irregular o de extraño, si por último, concuerda con los
demás elementos de que se dispone el proceso, averiguando ésto, nada
impide que el Juez se atenga a su declaración prefiriéndola a una o varios
testigos que no se encuentran respaldados por estas imponentes
garantías”.

No entiende el Letrado por qué la Fiscalía desestimó los


testimonios de la señora NANCY ESTELLA MONTOYA y del doctor
ARCESIO MARÍN MONTOYA. ARCESIO, y no la señora NANCY
ESTELLA MONTOYA, afirma que él le prestó la plata al doctor PAREDES
por intermedio del señor INFANTE, en ningún momento por intermedio de
nadie más. También estudia la exposición juramentada del señor
CARLOS INFANTE SÁNCHEZ, Secretario del Juzgado 42 Penal de
Instrucción Militar por un período de trece años, o sea que no toda la vida
estuvo directamente en subordinación o a cargo del señor MIGUEL
PAREDES sino en el período que estuvo allá. Este manifiesta que en
razón de la primera investigación RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ no
estuvo detenido porque fue escuchado el mismo día en que lo trajeron y
se dejó a disposición de sus superiores. Y así aparece en el libro donde
aparece radicado las actuaciones del proceso, como también aparece en
el libro de guardia de que el señor RODIÁN DURANGO había sido
presentado a su superior del Batallón, del continente del Batallón ocho al
cual pertenecía, que en ningún momento estuvo privado de su libertad el
señor RODIÁN DURANGO, la primera deserción fue dada directamente
por el proceso 119 y la segunda del 133 que es la que hace relación aquí
el doctor presentada para el mes de agosto, de la cual fue posteriormente
declarado impedido y fue trasladado el proceso para otro despacho.

CARLOS INFANTE reitera a folios 211 a 222 del proceso, que él


personalmente adelantó las gestiones enderezadas a la consecución de
los dineros, él mismo se presentó con el doctor MIGUEL PAREDES y
firmó la letra en calidad de codeudor, testimonio ampliamente confirmado
por el señor ARCESIO MARÍN, quien prestó la plata, y por la misma
señora NANCY ESTELLA MONTOYA. Todo lo cual conduce a robustecer
la exposición del acriminado.

Descarta cualquier mérito probatorio del atestado de DURANGO


MARTÍNEZ, por cuanto “no veo otra prueba dentro del plenario que pueda
corroborar ese dicho de él, de que él sí efectivizó la consecución de ese
préstamo, ni siquiera JARAMILLO que fue el primero que dijo que fue el
que lo llevó para que le prestaran la plata; ni siquiera el señor CARLOS
MARIO AGUIRRE SERNA ...”.
Califica la personalidad del denunciante como carente de criterio
moral, pues sus mismos “compañeros manifiestan “que es una lepra”, que
acostumbra a robarle a los compañeros, que acostumbra evadirse del
batallón, que tiene los delitos no únicamente de estos, sino quién sabe
cuántos más, como manifiesta el Capitán GÓMEZ en declaración que fue
recepcionada bajo la petición de la Fiscalía ante este Despacho, que ese
señor no tiene un comportamiento digno dentro de una Institución Militar,
que antes por el contrario, es un desorden total ...”. Por lo tanto, carece de
las condiciones morales y éticas necesarias para aceptarlo como
auténtico testigo en estas diligencias. “Yo considero de que aquí el señor
RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ ha burlado directamente la dignidad de
la justicia ...”.

En cuando el punible de Constreñimiento Ilegal alega que “es el


mismo Personero quien el primero de septiembre del 2004 cuando se le
interroga en el Despacho de Puerto Berrío, cómo fue la procedencia del
desistimiento y expone cosas diversas, cosas que son coherentes con las
presentadas por todas las partes del proceso y que son diversas a las que
soporta la pretensión del señor RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ y sus
familiares que le están coadyuvando su petición. “

Y miente el señor RODIÁN DURANGO cuando dice que el señor


CARLOS INFANTE no estaba presente en la diligencia del desistimiento,
cuando es el mismo Personero y es el mismo el que transcribe, sirve de
Secretario para hacer la declaración o lo que quería el señor RODIÁN
DURANGO.

Precisa que el doctor MIGUEL PAREDES no tuvo oportunidad de


cometer constreñimiento cuando ni siquiera estuvo presente en la
diligencia del desistimiento, ni es cierto que le hubiera mandado a decir
con CARLOS MARIO AGUIRRE SERNA que desistiera, como éste lo
sostiene en diligencia del primero de septiembre del 2004.
Acude al testimonio del Capitán GERMAN VARGAS GUARÍN,
quien sostiene que en su concepto no es “posible que el señor MIGUEL
PAREDES le vaya a favorecer al señor RODIÁN DURANGO un proceso,
cuando él no es el competente, cuando él no lo tiene, si él siempre ha
estado es por cuenta es de Calibio.”

Luego declara que de la inspección judicial practicada al despacho


del Juzgado 42 de Instrucción Penal Militar, se llega a la conclusión clara
de que el soldado RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ no estuvo privado de
libertad por cuenta de esa organismo judicial.

Finalmente, suplica la emisión de un fallo absolutorio a favor de su


patrocinado judicial, “porque no hay prueba fehaciente que pueda
determinar la existencia y la veracidad de los mismos”.

CONSIDERACIONES DE LA SALA

1. Análisis de los medios de prueba allegados a la actuación.

El Brigadier General, José Arturo Camelo Piñeros, puso en


conocimiento del señor Fiscal General de la Nación algunas actuaciones
judiciales dejadas primeramente a su disposición, consistentes en la
ampliación de indagatoria del soldado RODIÁN FABIÁN DURANGO
MARTÍNEZ y algunos testimonios, tomados de una actuación penal, por
cuanto de ellas podría desprenderse la comisión de alguna infracción a la
ley penal. Y, a su turno, las remitió a la Unidad de Fiscalía Delegada ante
los Tribunales de Distrito Judicial de Antioquia y Medellín, que dio inicio a
la investigación penal y en ejercicio de esa tarea recopiló la siguiente
prueba:

Diana Senovia Durango Martínez, hermana del soldado RODIÁN


FABIÁN, atestiguó que como a comienzos del mes de agosto, ella se
encontraba con su compañero viendo un partido de fútbol en el estadio de
Puerto Berrío. Allí se encontraba el doctor ARCESIO. De pronto llegaron
al lugar su hermano y el Juez. Y RODIÁN manifestó que necesitaba
hablar con el abogado ARCESIO para que les prestara una plata. Pero
no dijo Senovia si el abogado le prestó o no el dinero requerido y si lo hizo
o no en el mismo estadio (fls. 18 y ss.).

Obra en el proceso oficio 218, fechado el 1º de julio de 2003,


mediante el cual el Juez 42 Penal Militar con sede en Puerto Berrio (Ant),
responde al Fiscal Delegado ante este Tribunal que en su Despacho no
adelantaba para esa fecha investigación penal contra el soldado
DURANGO MARTÍNEZ RODIÁN FABIAN, advirtiendo que investigación
de esa índole iniciada por el delito de Deserción fue remitida a la Fiscalía
15 Penal Militar con sede en la segunda división en la ciudad de
Bucaramanga, una vez concluida la etapa instructiva. Informa además,
que por similar delito es investigado por el Juzgado 40 Penal Militar, con
sede en el Municipio de Cimitarra (Santander). Allega copia de la
declaración -sin fecha- rendida por DURANGO MARTÍNEZ ante el
Personero Municipal de Puerto Berrío (fls. 30 C-1), la misma que aportara
de manera legal y oportuna el Fiscal instructor (fls. 117 C-1).

En la aludida declaración que en fotocopia se allegó, el Soldado


RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ manifestó que todo cuanto
anteriormente había imputado al Juez 42 Penal militar, relacionado con la
solicitud que éste le había hecho para la consecución de $ 1.000.000, no
era cierto, lo que explica diciendo que se trató fue de una invención suya
en procura de que no fuera recluido en la pieza donde venía privado de la
libertad.

De folios 34 bis a 108 C-1, obra fotocopia del proceso penal


adelantado en contra del soldado RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ, por el
Fiscal 15 Penal Militar, radicado 339, por el delito de Deserción. En dichas
diligencias, se observa a fls. 47 C-1, la apertura de la instrucción de la
investigación, ordenada por el Juez MIGUEL ALFREDO PAREDES
VILLALOBOS, quien practica algunas pruebas, tales como la indagatoria
del soldado RODIÁN FABIAN DURANGO MARTÍNEZ (fls. 55 y 56 C-1), la
ratificación de la denuncia y algunas declaraciones fls. 74 y ss C-1.
Además, emitió providencia por medio de la cual se abstuvo de proferir
medida de aseguramiento contra el soldado procesado, fechada el 10 de
mayo de 2002 y notificada personaolmente al procesado el 14 de los
mismos mes y año (fls. 66 a 68 C-1)

A fls. 127 y ss, obra copia de la Resolución 1217 del 12 de


agosto de 2000, acto administrativo por el cual se nombró al doctor
MIGUEL ALFREDO PAREDES VILLALOBOS como Juez 42 Penal Militar,
adscrito a la Décimo Cuarta Brigada con sede en el Municipio de Puerto
Berrio (Ant); y a fls. 609 C-2 reposa la correspondiente el acta de
posesión del cargo.

Rindió declaración el abogado JOSÉ ARCESIO MARÍN


MONTOYA, quien al ser interrogado por el conocimiento que tuviera del
soldado RODIÁN FABIÁN DURANGO RODRÍGUEZ y del doctor MIGUEL
ALFREDO PAREDES VILLALOBOS, manifestó no recordar al primero,
empero sí conoce de tiempo atrás al segundo, a quien le ha suministrado
dineros en calidad de préstamo. Manifestó que el doctor PAREDES
acudió personalmente a su oficina a solicitarle en compañía del Secretario
de su Despacho, de apellido Infante, a solicitarle un préstamo de dinero.
Ambos le suscribieron una letra de cambio. Descarta que algún soldado
hubiera servido de fiador o codeudor de la obligación asumida por el
doctor PAREDES, lo mismo que la negociación se hubiera adelantado en
el estadio o cancha de fútbol. Precisó: “... mal podría prestarle dinero a un
funcionario y exigiéndole como codeudor un soldado ...” (fls. 138).

Posteriormente, a fls 330 C-1, el abogado MARÍN MONTOYA


amplió su testimonio, introduciéndole algunos cambios significativos.
Ahora manifiesta que su esposa o compañera Nancy Estela lo llamó por
teléfono y le preguntó si conocía al doctor PAREDES, quien estaba
necesitado de una plata. El le dijo que sí lo conocía, pero le insinuó que le
informara que debía conversar personalmente con él sobre el asunto.
Señaló que el doctor PAREDES se presentó en el estadio y allí
conversaron sobre el préstamo. PAREDES iba acompañado, pero “no se
de quién”. Le hizo saber a PAREDES que le prestaba la plata bajo
condición de que su Secretario le firmara la letra. Y declara posible que la
hermana de RODIÁN hubiera hecho contacto con su compañera Nancy
para obtener dicho préstamo, pues no puede negar ni afirmar el hecho,
máxime que dicha hermana ha ido varias veces ante él y su esposa a
solicitar préstamos de dinero. Y finalmente declara que no recuerda
cuántas veces la prestó dineros al Juez PAREDES.

La señora Isabel Martínez Durango, madre del soldado RODIÁN


FABIÁN, atestiguó a fls. 10 y ss., en torno al dinero requerido por el Juez
PAREDES, que su hijo trató el punto personalmente con una mujer
prestamista y ella le entregó el dinero personalmente al Juez.

Y en la diligencia de fls. 156 y ss., Isabel Martínez explicó que ella


no estuvo presente en el momento del préstamo del dinero. Pero insiste
en que la gestión para la consecución del mismo la adelantó
personalmente su hijo RODIÁN FABIÁN ante NANCY, “mujer de un
abogado”. Y agrega que posteriormente, el mismo Juez le pidió a su hijo
que e consiguiera oros $500.000 y RODIÁN le dijo que no. De otra parte,
afirma que su descendiente cambió la versión inicial porque el mismo
Juez así se lo solicitó, pues de hacerlo podría ayudarle, colaboración que
no se produjo, toda vez que la boleta de libertad nunca apareció. Explica
que cuando su hijo se retractó del dicho inicial, se encontraba en una
pieza privado de la libertad, a órdenes del Juez Militar, sin que la familia
se hubiese dado cuenta cuando fue llevado por éste a rendir dicha
declaración.

En diligencia de indagatoria, MIGUEL ALFREDO PAREDES


VILLALOBOS acepta haber iniciado un proceso por el delito de Deserción
contra el soldado RODIÁN FABIÁN DURANGO MARTÍNEZ, pero niega
haberle solicitado dinero o pedido que se lo consiguiera con otras
personas, y menos en calidad de fiador. Dice que tuvo necesidad de
conseguir dinero para cancelar un post grado en Derecho Penal ofrecido
por la Universidad Militar, tema del cual trató con su Secretario Carlos
Infante, conversación que el soldado en mención escuchó, por lo que éste
manifestó que era amigo del abogado Arcesio Marín y le podía ayudar a
conseguir el dinero, pero, a pesar de la insinuación, prefirió realizar
personalmente esa diligencia y Carlos Infante le sirvió como codeudor,
préstamo que canceló rápidamente debido a que no pudo acceder al
estudio pretendido. Considera sin arraigo en la realidad procesal las
acusaciones que en su contra ha expuesto el soldado RODÍAN, pues si el
dinero o la ayuda para conseguirlo tenía la motivación de obtener la
libertad en contraprestación, ello no era posible porque RODIÁN nunca
estuvo detenido por cuenta de su despacho, sino por el Juzgado 40 Penal
Militar, quien le inició otro proceso por similar delito. Aunque, dice, por
causa de las acusaciones hechas por el soldado, decidió declararse
impedido y remitió el proceso que se encontraba en su despacho a otro
funcionario. Admite haber firmado boletas de salida al soldado RODIÁN,
pero sólo con fines de realizar vueltas del Batallón, mas no personales
suyas. Menciona que conoció a la madre y a la hermana del soldado
porque un día que iba a jugar fútbol, RODIÁN le presentó a su
progenitora y a la hermana, quien le hacía el aseo a su oficina y cuando
se enteró de dicho parentesco decidió que no continuara cumpliendo
esas labores (fls. 179 y ss C-1).

En ampliación de la injurada (fls. 537 y ss C-2), insiste en que no


es cierto que le hubiera solicitado dinero al soldado RODIÁN FABIÁN;
tampoco que lo hubiera coaccionado para que desistiera de las
acusaciones que en una diligencia penal había formulado en su contra. Y
niega haberle solicitado al soldado Aguirre que intercediera por él ante
RODIÁN para que desistiera de las inculpaciones aludidas. Y en relación
con las boletas de salida firmadas por él, dijo que realmente consistían en
simple visto bueno, pues los únicos empleados autorizados para firmar las
salidas son los oficiales de servicio y como le preguntaron a él si el
soldado podía salir o no, él respondió que si y autorizó el visto bueno.
Dejó a disposición de la Fiscalía un manuscrito al parecer obra del
soldado RODIÁN (fls. 187 C-1), copia de la declaración rendida ante su
Despacho por el soldado regular Carlos Mario Aguirre Serna y fotocopia
de la retractación rendida en declaración del soldado DURANGO
MARTÍNEZ ante el Personero Municipal, pruebas que en su concepto
convergen a demostrar que las acusaciones de RODIÁN son falsas.

Carlos Alfonso Infante Sánchez, Secretario del Juzgado 42 de


Instrucción Penal Militar, aseveró que al soldado RODIÁN FABIÁN
DURANGO se le adelantaron dos procesos penales, ambos por el delito
de Deserción, que fueron remitidos por competencia a otros Despachos.
Es tajante en advertir que el soldado no estuvo detenido por cuenta del
Despacho donde labora, a lo sumo dos días en el último de los procesos,
pero fue dejado en libertad por vencimiento de términos para recibir
indagatoria por falta de abogado que lo asistiera en la diligencia. No
considera posible que el Juez MIGUEL ALFREDO le hubiera exigido
dinero a este soldado; primero porque el soldado no tiene capacidad
económica para entregar el dinero y segundo porque el dinero que el
doctor PAREDES necesitaba fue conseguido por él mismo con el
abogado Arcesio Marín. Y explica que el soldado pudo haberse enterado
de que al doctor MIGUEL ALFREDO le urgía ese dinero al escuchar la
conversación entre ellos al respecto. Señaló que el Juez necesitaba el
dinero para adelantar unos estudios y que él sirvió de codeudor ante el
doctor Marín. Y el dinero prestado fue restituido realmente en un corto
tiempo. En cuanto a la retractación del soldado RODIÁN, atestó que éste
solicitó la presencia del Personero Municipal, quien concurrió a las
instalaciones del Batallón y allí, en las oficinas donde funciona el Juzgado
42 de Instrucción Penal Militar, se le recibió el testimonio, en el cual, libre
de amenaza o coacción, y debidamente advertido por el funcionario, se
retractó de las acusaciones que antes había presentado contra el doctor
PAREDES (fls. 211 y ss C-1).

En la declaración de fls. 6 y ss., el soldado RODIÁN FABIÁN


DURANGO MARTÍNEZ asegura que él habló directamente con el doctor
ARCESIO MARÍN sobre el préstamo del dinero requerido por el Juez
PAREDES y mientras el declarante miraba un partido de fútbol, ARCESIO
le prestó la plata al Juez PAREDES. Por lo tanto, el préstamo y entrega
del dinero se realizaron en el estadio. Enseguida sostiene DURANGO
que 4 días de3spués, PAREDES nuevamente lo requirió APRA que le
consiguiera otros $ 500.000, “entonces yo empecé a buscarle los $
500.000 y como a los ocho días me dijo que yo no le consiguiera esa
plata y que fuera a la oficina para firmarme la libertad que me había
prometido ...” (fls. 6). Es de destacar que en esta diligencia RODIÁN no
declara que hubiera firmado letra de cambio o cualquier otro documento
en calidad de fiador o codeudor del doctor PAREDES.

El 17 de junio de 2004, mucho tiempo después de haber rendido


la declaración ante el Personero Municipal de Puerto Berrío, RODIÁN
FABIÁN DURANGO MARTÍNEZ amplio su testimonio y reitera que el
Juez Penal Militar le inició procesos por el delito de Deserción y a cambio
de su libertad le exigió que le consiguiera prestada con otra persona la
suma de un millón de pesos que necesitaba para cancelar una deuda de
$4.000.000.oo, contraída por haber servido de fiador a un amigo. Y con
esa finalidad, le firmó varias boletas de salida del Batallón. Atendiendo la
petición, habló con varias personas para conseguir el dinero que el Juez
requería en préstamo. Por último, por conducto de su hermana Cristina, le
planteó el tema a la esposa del abogado ARCESIO y después él
personalmente trató con dicha señora: “…yo le mandé a decir con mi
hermanita y ella me mandó a decir que fuera yo y hablara con ella, yo fui y
le comenté que trabajaba con un mayor que si algo, que ella sabía dónde
vivía yo, que yo era un vecino de ella, que cuando a él le llegara una
plata, él pagaba, ella dijo que había que hablar con el marido, el doctor
Arcesio, y lo cierto es que ella habló con él, él le dijo que si, que le llevara
al mayor para que ellos hablaran (...) lo cierto es que le prestó esa plata,
no se si se la entregó, al terminar me dijo mañana hablamos en el batallón
a las diez de la mañana para cuadrarle lo suyo, y al otro día fui contento
porque él me mostró una cosa que decía que quedaba en libertad…” (fls.
249, C-1). Afirma que PAREDES y ARCESIO se entrevistaron en el
estadio, pero no sabe si allí le hizo entrega o no del dinero.

Y más adelante, en referencia a la retractación que hizo en


declaración juramentada ante el Personero Municipal, dijo lo siguiente:
“Vea el Juez me mandó a decir con AGUIRRE que él necesitaba hablar
conmigo, porque yo era el único que lo podía sacar de un problema, que
si no me ponía las pilas me tocaba pagarle una plata, un poco de millones
(...) él me dijo que yo sabía que lo tenía embalado aquí y en Medellín y
usted dañó mi nombre, mi reputación, que lo tenía jodido en la fama, que
entonces por eso le tenía que pagar a él trescientos sesenta y cinco
millones de pesos, sino él que por calumnia podía hacer que me
mandaran a cualquier parte del país a pagar varios años de cárcel (...)
entonces lo trabajan a uno a punta de psicología y uno se tiene que dejar
llevar por él, entonces que en el desistimiento que dijera que todo había
sido mentiras que era mejor que estuviera el personero…” (fls. 255 C-1).

También mencionó RODIÁN que el doctor PAREDES le pidió


luego que le consiguiera otros $ 500.000 y él le dijo que no tenía en
dónde (fls. 257).

Aludió a la deponencia del soldado Aguirre Serna, de quien


sostuvo que en ella había dicho mentiras, pues él mismo le comentó que
el Juez PAREDES le había pedido que rindiera declaración en contra de
DURANGO MARTÍNEZ, quien “lo tenía embalado” y a cambio él lo
ayudaría. De otro lado, admitió haber elaborado el manuscrito que dejó el
Juez PAREDES a disposición de la Fiscalía, explicando que procedió así
para “no meterse en problemas”, y aunque no recibió amenazas, sí
consejos de la gente que le comenta que a raíz de ese problema el Juez
puede perder el puesto (fls 257 C-1). También explicó que después de la
consecución del millón de pesos, el Juez PAREDES le insinuó que le
consiguiera otros quinientos mil, petición que rehusó. En torno a la
exposición del Secretario del Juzgado 42 Penal Militar, dijo que no es
cierto que éste hubiera acompañado al Juez para conseguir el dinero, ni
que él hubiera solicitado la presencia del Personero Municipal para
efectos de la retractación. Y en testimonio del 6 de septiembre de 2004,
reafirma las inculpaciones hechas en diligencias anteriores.

En ampliación de sus atestados, DURANGO MARTÍNEZ reiteró


que el Juez PAREDES lo mandó llamar por conducto del soldado Aguirre,
a fin de que se retractrara o desistiera de las inculpaciones que había
lanzado en contra de dicho funcionario (fls. 471 y ss.).

Nicolás Francisco Zapata Arroyave aseveró que alguna vez el


joven RODIÁN FABIÁN lo visitó en su negocio; llegó en un carro vinotinto
acompañado de quien dijo ser el Juez Penal Militar del Batallón Bombona
y arribaron con la finalidad de pedir en préstamo uno o dos millones de
pesos, mas como no tenía esa suma, los acompañó donde una amiga
suya, Mercedes Sepúlveda, quien eludió el tema y al final el Juez le dejó
su número de celular por si se daba cuenta quién le podía conceder el
préstamo (fls 260 C-1).

El también soldado Carlos Mario Aguirre Serna, dijo haber estado


privado de la libertad, procesado por el delito de Deserción, por cuenta del
Juzgado 42 de Instrucción Penal Militar, del cual era titular el doctor
PAREDES VILLALOBOS. Y aunque nunca tuvo problemas con dicho
funcionario, se rumoraba que en ese Juzgado había corrupción y lo dice
porque el Sargento Lancheros le dio al Juez $2.000.000.oo exigidos por el
funcionario para ayudarle en un caso. Otro asunto fue el del cabo Urbano,
quien iba a vender una granada y el Juez, por plata, lo sacó de ese
problema, no sabe cuánta recibió, pero como él hacía el aseo en la oficina
del Juzgado, vio cuando el cabo entregó la tarjeta para que el Juez sacara
el dinero. Declara que el Juez le firmaba permisos para salir al pueblo, a
cambio de nada, pero se imagina que era para que se abstuviera de
revelar todo que había observado en ese despacho. Además, sabe que al
soldado RODIÁN le pidió dinero para sacarlo del lío, que éste le consiguió
plata y logró la libertad, pues el propio RODIÁN le hizo el comentario.
Niega rotundamente haber dicho lo que aparece escrito en una
declaración que se le enseñó durante la rendida en esta oportunidad,
habiendo explicado que el Juez le hizo firmar varios documentos bajo el
pretexto de que era para tramitar los permisos de salida, los cuales no
leyó. Además, dijo haber sido cierto que con él el Juez le envió una razón
al RODIÁN, con la finalidad de que desistiera de las imputaciones que le
había hecho anteriormente, a fin de que no resultara perjudicado. Afirma
que el Juez PAREDES le solicitó que declarara en contra del soldado
RODIÁN, pero que no le ofreció dinero por (fls. 262 y ss C-1).

En ampliación del testimonio (fls. 532 y ss), expuso que todo


cuanto él refirió sobre la corrupción en el Juzgado del doctor PAREDES
llegó a su conocimiento por comentarios del soldado RODIÁN FABIÁN,
pues la verdad es que el doctor PAREDES no mostró ninguna actuación
ilegal durante el tiempo que estuvo en el Batallón Bombona; por el
contrario, era una persona rígida y que hacía cumplir la ley. Y en alusión
al dinero que dijo le había exigido el Juez a RODIÁN, reiteró que éste fue
quien le hizo esos comentarios, recalcando en que dicho soldado hablaba
mucho y decía cosas que no eran reales (fls. 533 C-2). Niega haber
estado presente en el momento en que supuestamente el doctor
PAREDES le dijo al soldado RODIÁN que desistiera de las inculpaciones
que le había hecho. Y respecto del problema del Sargento Lancheros,
cambió su versión, significando ahora que todo cuanto atestiguó a ese
respecto lo había sabido por comentarios del soldado RODIÁN, pues
personalmente nada le consta. Observa que al soldado RODÍAN no se le
creó la historia de que el Juez PAREDES le había exigido la suma de un
millón de pesos, por cuanto en realidad DURANGO se encontraba privado
de libertad por cuenta del Juez de Calibío. Es enfático en atestar que
jamás intervino entre el doctor PAREDES y el soldado RODIÁN para que
éste desistiera de las acusaciones que había lanzado contra el
funcionario. Finalmente, reconoció que muchas de sus afirmaciones
contenidas en la anterior son falsas y que aquella declaración la recibió la
Fiscal en horas de la noche en su casa y para tal efecto utilizó un
computador portátil. De todo lo cual se desprende que el soldado Aguirre
se retractó de la declaración precedente.
Obra a fls. 268, diligencia de inspección judicial, en la que se
constató que bajo el radicado 139, del folio 186 al 311, aparece registrada
la actuación adelantada contra el Sargento Segundo Porfirio Lancheros
Benítez, por el delito de Abandono de Comando. En el tomo IV, página
127, radicado Nro. 126, aparece registrada la actuación preliminar contra
del Cabo Urbano por el delito de Posesión ilícita de material de guerra.
Ambas actuaciones se archivaron y de ellas se tomaron copias para
agregarlas al proceso.

También reposa en la actuación, copia de las diligencias


preliminares adelantadas en contra del Soldado RODIÁN FABIÁN
DURANGO MARTÍNEZ, archivadas por cuanto en ellas se emitió
resolución inhibitoria (fls. 274 a 311 C-1).

El declarante Euclides Rodríguez Ruiz manifestó que por


comentarios del soldado RODIÁN, quien fue su compañero de rejas, se
enteró que el Juez 42 de Instrucción Penal Militar le había exigido la suma
de un millón de pesos “para salir”. Dijo también que a él y a otro detenido,
Quintana Vélez, la abogada defensora les cobraba la suma de trescientos
mil pesos, dinero que debía cancelarse personalmente al Juez. Declara
que Quintana Vélez pagó esa suma, pero él no lo hizo. Sin embargo, el
Juez PAREDES le hizo firmar un papel referente a ese dinero. Se enteró
por cometarios de varios problemas de dinero del doctor PAREDES con
casi todos los reclusos. Por ejemplo, el Cabo García, quien afamaba de
“Biblia” al Juez, decía al propio tiempo que lastima que tuviera problemas
de dinero. En cuanto a la expresión de que el Juez a él también se le
había “torcido”, dijo haberla dicho por lo del dinero de la abogada, pues
que si le pagaba los honorarios a la abogada salía en 15 días, pero como
no hubo dinero, lo dejó como seis meses privado de la libertad (fls. 315 y
ss., C-1).

Al plenario se allegó el testimonio del Personero Municipal de


Puerto Berrio, señor Gustavo Alberto Ruiz Londoño, quien le recibiera
declaración al soldado RODIÁN FABIÁN en las instalaciones del batallón
Bombona. Precisó el funcionario que en principio se negó a recibirle el
testimonio al soldado, mas como éste insistió en que debía atestiguar
ante él, procedió a realizar la diligencia. La exposición versó sobre el
desistimiento de unas acusaciones que él había hecho contra el Juez
PAREDES (fls. 364 y 365 C-1). Posteriormente, a fls. 525 y ss., Cuad-2,
en ampliación del atestado, manifestó que el 7 de febrero de 2003, se
desplazó a las instalaciones del Batallón Bomboná a entrevistarse con el
Coronel Fuentes comandante de la unidad táctica; y al salir de la oficina
de este oficial, lo abordó una persona para él desconocida y le preguntó si
era funcionario público; cuando le expuso que era el Personero Municipal,
le solicitó que le recibiera una declaración debido a un problema que
venía sufriendo de tiempo atrás. Trató de contactarse con los
Procuradores Judicial y Provincial para exponerles la situación, pero como
no se encontraban procedió a recibir la declaración solicitada y luego
remitió el acta a las autoridades correspondientes para lo de su
competencia. Y precisa que como se encontraban cerca de las oficinas
del Juzgado 42 de Instrucción Penal Militar, procedió a ingresar allí, le
solicitó al señor Infante, secretario del Despacho, que le permitiera utilizar
el equipo de cómputo para recibir la declaración y le sirviera de digitador.
Y estando en la diligencia arribó el titular del Juzgado, el doctor
PAREDES, pero cuando advirtió que recibía un testimonio se retiró de allí
y no volvió a ingresar durante todo el tiempo de la diligencia (fls 526). Y
refrenda sus atestaciones en nueva ampliación a fls. 562 y ss.

Janson Alexander Urbano Tulcán manifestó que fue procesado


por el Juez 42 de Instrucción Penal Militar, concretamente el doctor
PAREDES VILLALOBOS. Puntualiza que la actuación se adelantó de
manera normal y el Juez era muy estricto y correcto, y nunca le hizo
peticiones inusuales. Dijo no conocer al soldado RODIÁN debido a que la
tropa es muy numerosa (fls. 414 y ss C-1). En posterior ampliación del
testimonio (fls. 528 C-2), desvirtuó las imputaciones hechas por RODIÁN,
en el sentido de que le hubiera ofrecido dinero al Juez Militar y sobre el
mismo particular dijo, que si ese soldado manifestó eso es por falta de
conocimiento o porque él busca armar escándalo a cualquier persona. Y
destacó que las personas autorizadas para firmar las boletas de salida del
batallón son el oficial de servicio o el oficial de inspección, también el
ejecutivo o el comandante de la unidad.

Los documentos de fls. 482 y 483 (C-1) contienen autorizaciones


o permisos de salida del batallón del soldado DURANGO MARTÍNEZ
RODIÁN FABIÁN, suscritas por el Juez 42 de Instrucción Penal Militar,
MIGUEL ALFREDO PAREDES VILLALOBOS.

Nancy Estella Montoya Campillo atestiguó haberse enterado del


préstamo de dinero que su compañero Arcesio le hizo al Juez PAREDES
VILLALOBOS, a quien le sirvió de codeudor un señor de apellido Infante y
que se enteró porque ella maneja la cuenta y fue quien retiró el dinero.
Tajantemente declara que no es cierto que la hermana del soldado
RODIÁN hubiera ido a su casa en procura de un préstamo de dinero para
el Juez Militar (fls. 522 C-2).

Por su parte, la doctora Miriam Sofía Socorras D’anetra manifestó


rotundamente que el doctor PAREDES VILLALOBOS es una persona
correcta y de buenos modales. Lo conoció porque ella era abogada
litigante y el doctor PAREDES fungía como Juez Penal Militar de Puerto
Berrío. Conoció también al soldado RODIÁN FABIÁN, a quien asistió
como defensora contractual en una actuación penal. En cuanto a los
honorarios profesionales, ella los cobraba haciéndoles firmar a los
soldados procesados una autorización para que se les retuvieran al
momento del retiro la suma de dinero pactada, negocios en los que nunca
intervino el Juez. Del dinero que el doctor PAREDES VILLALOBOS
requería, se suscitó ese comentario en el despacho del Juez, en
presencia suya y del secretario Infante; en esas llegó el soldado RODIÁN
con quien se practicaría la diligencia y éste sin nadie preguntarle adujo
que él sabía quien prestaba dinero y efectivamente se ratificó a instancias
suyas que el abogado Arcesio prestaba dinero y le indicaron al Juez
dónde se podía localizar, pero nunca RODIÁN intervino en esa
negociación (fls 1088 C-3).

El Capitán Diego Germán Vargas Guarín manifestó conocer al


doctor PAREDES VILLALOBOS y al soldado RODIÁN FABIÁN, el primero
por ser Juez de Instrucción Penal Militar en el Batallón Bomboná de
Puerto Berrío (Ant) y el segundo, un soldado, aunque aclara que éste no
pertenecía a dicho Batallón sino al de Segovia (Ant). Observa que
RODIÁN era un soldado indisciplinado, “más bien malito”, a quien se le
adelantaron varios procesos por Deserción. En relación con los hechos
materia de investigación, declaró que alguna vez el soldado DURANGO
MARTÍNEZ se acercó a su oficina y le comentó de un dinero que el Juez
PAREDES le había solicitado para darle la libertad a cambio, situación
que le pareció absurda o ilógica, puesto que el soldado no se encontraba
detenido por cuenta de ese Juez, sino del Juez de Calibio. Del doctor
PAREDES VILLALOBOS testificó que se trata de persona honesta,
correcta e incapaz de exigirle dinero a un soldado, y menos para
favorecerlo en contraprestación en alguna actuación judicial (fls. 1098 y ss
C-3).

Álvaro Alfonso Luna Manzano declaró en torno al conocimiento y


comportamiento del soldado RODIÁN DURANGO MARTÍNEZ: “Sí lo
conozco, lo conozco desde el año 2.002 (...) recuerdo muy bien, que yo
tenía la costumbre de advertirle a todos los soldados que llegaran al
puesto de mando atrasado en Puerto Berrío Antioquia, sobre su
comportamiento, ya que este pueblo se presta para la indisciplina de los
soldados. Fue así como ese día le advertí en especial a él, pues ya
tenía conocimiento de la indisciplina de este soldado y era conocedor de
un problema que había tenido con un sargento no recuerdo el apellido, el
cual por un chisme del soldado y digo chisme, porque después se
comprobó de que todo lo que había dicho el soldado era mentira…” (fls.
1211 C-3). Más adelante precisó: “Es de anotar que este soldado tiene
una facilidad para involucrar a las personas en problemas, ya que
después que lo capturé, le informó al Comandante de la Brigada que yo le
había ido a maltratar a la casa de él. Referente al doctor PAREDES,
aclaro que no soy amigo personal de él, pero que yo sí frecuentaba
mucho la oficina de él y era testigo de la rectitud con que él manejaba su
profesión. Es así como al soldado no lo pasó detenido, sino que lo dejó
trabajando en la oficina de él, para que le ayudara…Recuerdo como si
fuera hoy, que le dije al doctor que con este soldado no actuara o no
procediera sino de acuerdo a la ley…Como a los dos (2) meses, el doctor
PAREDES, me comentó que el soldado estaba diciendo que él, el doctor,
le había pedido una plata para que lo dejara libre. Y fue así como le dije
al doctor con estas palabras: „…si ve doctor, que lo que yo le decía no era
mentira‟. Y el doctor me dijo, que él no se preocupaba por eso, porque
eso no era cierto…” (fls. 1212 C-3).

Menciona que él fue quien le remitió el informe al doctor


PAREDES, sobre las anomalías del soldado RODIÁN FABIÁN, quien no
regresaba a las instalaciones del Batallón, lo que dio lugar a la iniciación
del proceso penal por el delito de Deserción y también rindió informe
sobre el ataque al superior de que fue victima por parte de dicho soldado.
Otro hecho que llegó a su conocimiento, relacionado con este soldado, se
produjo cuando estuvo en Machuca, en donde un pelotón se hurtó un
cerdo y el soldado manifestó que había sido por orden del Sargento,
siendo eso mentiras porque así se estableció en el proceso disciplinario
que se adelantó contra el sub-oficial. Más adelante atestiguó:
“Personalmente si lo conozco desde el 2.002 y no se necesita tener una
relación muy estrecha con una persona para darse cuenta de las
calidades como son las del doctor PAREDES” (fls. 1215, c-3). Resalta el
Sargento que se encuentra sorprendido por la capacidad de mentir del
soldado.

2. Del estudio anterior de los medios de prueba incorporados a la


actuación, la Sala advierte con perplejidad que las inculpaciones que el
soldado RODIÁN FABIÁN DURANGO MARTÍNEZ ha lanzado contra el
doctor PAREDES VILLALOBOS, que pretenden tener eco en las
exposiciones de su hermana y de su progenitora, realmente no contienen
la contundencia, firmeza y coherencia que de ordinario se precisa de los
medios de prueba. A medida que se introduce el intérprete y apreciador
de la prueba en los pormenores y circunstancias de los hechos
supuestamente punibles materia de la investigación, se descubren
sutilmente múltiples discordancias y contradicciones, no sólo internas del
testimonio de RODIÁN, sino también de éste en relación con sus
consanguíneas, a algunas de las cuales hizo referencia la parte
Defensora a lo largo de sus intervenciones en audiencia pública. Si se
parte de la base de que las situaciones fácticas no albergaban ninguna
complejidad especial, no tendría por qué el soldado DURANGO
MARTÍNEZ haber incurrido en numerosas inexactitudes y distorsiones, lo
mismo que sus familiares, a no ser que actuara con prevención y mala
intención contra el funcionario PAREDES VILLALOBOS.

Lo primero que debe significarse es que el soldado DURANGO


MARTÍNEZ se retractó en declaración juramentada ante la Personería
Municipal de Puerto Berrío de las inculpaciones que hasta entonces había
lanzado contra el Juez Penal Militar, explicando que había hecho aquellas
imputaciones con el ánimo de obtener que no fuera mantenido en la pieza
o celda donde venía cursando su privación de libertad. Esta es, desde
luego, la contradicción más protuberante en que incurrió el nombrado en
sus intervenciones procesales y que obliga a valorar las imputaciones que
formula a PAREDES con beneficio de inventario. Pero, aún así,
posteriormente volvió a reiterar las acusaciones contra el doctor
PAREDES, mostrando por lo menos objetivamente que se trata de una
persona que tiene capacidad para variar a su antojo sus declaraciones y
de mentir, y que el juramento no le arredra en lo más mínimo.

Pero, a más de la retractación aludida, RODIÁN FABIÁN, internamente,


y en cotejo con las versiones de su hermana y su madre, ha incurrido en graves
discordancias e inexactitudes que ponen en tela de juicio la credibilidad de sus
atestados. Obsérvese: 1) DURANGO MARTÍNEZ manifestó tajantemente a fls.
6 que él personalmente habló con el doctor ARCESIO MARÍN y, mientras se
dedicaba a mirar el partido de fútbol, el abogado MARÍN le prestó la plata allí
en el estadio al doctor PAREDES. En cambio, a fls. 247 y ss., RODIÁN
manifestó que, por insinuación de su hermana Cristina, había hablado
directamente con “la mujer del doctor Arcesio”. Pero, en el acta de fls. 6, no
dijo que inicialmente había conversado con la señora del abogado Arcesio. Por
lo tanto, se trata de un agregado que varía fundamentalmente el sentido de la
exposición. 2) En la deponencia de fls. 6 y ss., DURANGO MARTÍNEZ
manifestó claramente que MARÍN le prestó el dinero en el estadio a PAREDES,
mientras que a fls. 247 y ss., dubitativamente señala que no sabe si en ese
lugar ARCESIO le entregó o no el dinero al hoy inculpado. 3) En el testimonio
de fls. 6 y ss., RODÍAN manifestó que 4 días después de la consecución del
millón de pesos, el doctor PAREDES volvió a pedirle que le consiguiera otros
$500.000. Y realizó algunas diligencias tendientes a ese cometido: “entonces
yo empecé a buscarle los $ 500.000”, y ocho días después el mismo doctor
PAREDES le dijo “que ya no le consiguiera esa plata”. Véase cómo a fls. 257,
el soldado cambió la versión, pues expuso que ante la nueva petición del Juez,
de inmediato le replicó “que no tenía en dónde”. 4) A fls. 247 y ss, RODÍAN
afirma que las solicitudes formuladas por el Juez PAREDES, encaminadas a
que le consiguiera las cantidades de dinero mencionadas, tuvieron ocurrencia
a “finales de mayo o principios de junio” del año 2002. Pero su hermana Diana
Senovia atestiguó que ello sucedió a comienzos de agosto (fls. 18 y ss.). 5)
Sobre el destino o fin del dinero solicitado en préstamo por el Juez, el
soldado RODIÁN FABIÁN a fls. 248 declaró: “me dijo que como conocía
más gente aquí, que si le podía ayudar que él me ayudaba, le pregunté en
qué, entonces me dijo que si quería salir de la pieza ligero que le ayudara
a conseguir un millón de pesos prestado, que era que estaba embalado
porque tenía que pagar una plata a fines de junio, que porque él había
sido fiador de un man y tenía que pagar cuatro millones de pesos y le
faltaba uno ...”, versión ya consignada en la diligencia de fls. 5, Cuad-1.
Pero cosa bien distinta le confió a su madre: “Mi hijo me comentó que el
Juez le dijo que lo ayudara para él ayudarlo, que necesitaba un millón de
pesos para amdnarselo (sic) a la señora.” (fls. 156 y ss.).

Como puede apreciarse, el testimonio de RODIÁN FABÍAN no es


firme y consistente a lo largo de sus múltiples intervenciones procesales.
Adolece de contradicciones internas graves y múltiples, y la misma
consideración emerge si se le coteja con las declaraciones de su
hermanan Senovia y su madre Isabel Martínez. Esas disparidades de
datos sobre aspectos básicos de hechos aparentemente sencillos,
conduce a la Sala a poner en tela de juicio la credibilidad de sus
deponencias.

Y no se diga que RODIÁN encuentra al menos un aval parcial en


el testimonio de su madre Isabel Martínez Durango, pues ella ha sido
enfática en puntualizar que no estuvo presente durante ninguno de los
momento de la negociación adelantada por su hijo, de modo que todo
cuando sabe al respecto, que no es mucho, llegó a su conocimiento por
comentarios de otras personas, concretamente de sus hijos. Ella afirma
que su hijo trató directamente sobre el préstamo del dinero con la “mujer
de un abogado” de nombre Nancy. Y ya hemos visto que RODIÁN unas
veces dice que conversó sobre este tópico directamente con el abogado
ARCESIO MARÍN y otras que con su compañera Nancy. También su hijo
le dio información discordante sobre el destino del préstamo requerido por
el Juez PAREDES, pues indicó que era para enviárselo a su esposa,
mientras que RODIÁN insiste en que era para pagar una deuda de la cual
había servido como fiador. De manera que la progenitora de RODÍAN,
testigo de oídas, no puede infundirle credibilidad a un testimonio que,
como el de su hijo, se manifiesta en el curso de la actuación vacilante,
cambiante y contradictorio.

Y aunque Diana Senovia Durango intenta erigirse en testigo


directo de algunos fragmentos de los hechos al manifestar que,
hallándose en el estadio, casualmente vio allí al doctor ARCESIO y luego
aparecieron su hermano y el Juez, y su consanguíneo afirmó que debía
conversar con el abogado para que les prestara una plata, no deja de ser
muy extraño tan coincidente encuentro en horas de la noche y
precisamente cuando RODÍAN viene citando como testigos de oídas o
directos de los hechos precisamente a los miembros de su familia. Y a
pesar de que la declarante afirma que no era asidua visitante de la casa
de su progenitora, allí se entera de que su hermano andaba buscando
una plata, pero al final de cuentas omite referir si Marín la prestó o no,
circunstancias que generan fuerte sospecha sobre su credibilidad, con
mayor que sus declaraciones son poco explicativas y huérfanas de
detalles.

A más de las glosas señaladas, que ensombrecen la fiabilidad y


verosimilitud de los atestados mudables y contradictorios de RODIÁN
FABIÁN, el Tribunal tampoco percibe que otros medios de prueba
allegados al plenario le prodiguen un apoyo serio y contundente, y antes
por el contrario, algunos lo contradicen, para dejarlo finalmente sumido en
el aislamiento y generando profundas dudas e inquietudes en torno a su
veracidad.

Es el caso, por ejemplo, del soldado Carlos Mario Aguirre, que si


bien inicialmente refuerza las acusaciones expuestas por su compañero
RODIÁN FABIÁN, hasta el punto de manifestar que fue testigo directo de
algunos pasajes de los hechos, posteriormente recogió todas sus
afirmaciones y procedió a puntualizar que el inicial atestado obedeció, no
a su percepción directa, sino a los comentarios que le hiciera el mismo
DURANGO MARTÍNEZ, posición procesal que implica sin duda alguna
contradicción y retractación. Ante estas inestables deposiciones, la Sala
no puede menos que llegar al convencimiento de que Aguirre no es
portador de serios motivos de credibilidad y que, en consecuencia, no
constituye fuente de prueba que pueda reforzar con eficacia las ya
endebles exposiciones de RODIÁN. Un testimonio inseguro y veleidoso
como el de Aguirre, no podría conferir fuerza persuasiva a otro como el de
RODIÁN, de la misma manera inestable y contradictorio.

Y aunque el señor Nicolás Francisco Zapata Arroyave aseveró que


alguna vez el joven RODIÁN FABIÁN lo visitó en su negocio y llegó en un
carro color vinotinto, acompañado de quien se dijo era Juez Penal Militar
del Batallón Bombona, con la finalidad de pedir en préstamo uno o dos
millones de pesos, pero que por no ser portador de esas sumas los
condujo donde una amiga suya, Mercedes Sepúlveda, quien eludió el
tema, y al final el Juez le dejó su número de teléfono celular para el caso
de que se enterara sobre quién podría concederle el préstamo, del
contexto de la situación descrita por el deponente se desprende que el
doctor PAREDES intervino activa y personalmente en la mencionada
diligencia encaminada a conseguir el dinero que requería y que
DURANGO más bien actuaba como su acompañante. A esa conclusión
llega la Sala si se repara en que al final de la gestión, el doctor PAREDES
le suministró el número de su teléfono a Zapata Arroyave y que éste por
parte alguna afirma que RODIÁN era quien pretendía contraer la
obligación o servir de fiador al doctor PAREDES, quien, por las razones
expuestas, estuvo personalmente interesado en tomar el dinero en
préstamo. Por lo tanto, es difícil para la Sala extraer de este testimonio el
convencimiento firme y seguro de que el Juez PAREDES constreñía o
exigía a RODIÁN la realización de alguna conducta que le representara
un beneficio económico, pues simplemente el soldado le sirvió de
acompañante en esa actividad.

También es manifiesta en el proceso, la descalificación rotunda y


reiterada que el señor Carlos Alfonso Infante Sánchez, Secretario del
Juzgado 42 de Instrucción Penal Militar, hace de los hechos narrados por
DURANGO MARTÍNEZ. Infante ha sido enfático en atestiguar que sólo él
y el doctor PAREDES concurrieron a la oficina del abogado ARCESIO con
el fin de solicitarle un préstamo de dinero, dinero que éste entregó al día
siguiente, habiendo firmado ambos una letra de cambio, él como fiador
del doctor MIGUEL ALFREDO (fls. 218). El Secretario del Juzgado ha
sido explícito y rotundo en alto grado al puntualizar que él mismo puso en
contacto a los doctores PAREDES y Marín Montoya. Y en que esa
operación no intervino para nada el soldado DURANGO MARTÍNEZ,
como éste pretende hacerlo creer. Además, explica que el militar RODIÁN
FABIÁN pudo haberse enterado de que al doctor MIGUEL ALFREDO le
urgía dinero, al escuchar la conversación habida entre ellos sobre el tema.

Aquí encuentra pertinente la Colegiatura mencionar que el


abogado ARCESIO MARÍN MONTOYA incurrió en una muy grave
contradicción, por cuanto en un principio sostuvo con seguridad que el
doctor PAREDES había concurrido a su oficina a solicitarle un préstamo
de dinero, en compañía de su Secretario de apellido Infante, préstamo
que en efecto le otorgó, y ambos suscribieron una letra de cambio como
garantía de pago. Dijo que en ese negocio no estuvo presente ni intervino
para nada el soldado RODIÁN, pues “mal podría prestarle dinero a un
funcionario exigiéndole como codeudor un soldado ...”. Más aún,
descartó tajantemente que hubiera celebrado el contrato o entregado
dinero en la cancha o estadio de fútbol, como lo pregona DURANGO
MARTÍNEZ (fls. 137 y ss.): Sin embargo, en ampliación de su testimonio,
refiere que su esposa Nancy fue quien lo llamó a preguntarle si conocía al
doctor PAREDES, quien requería una suma de dinero en mutuo. Ahora
admite que habló personalmente con el Juez PAREDES en el estadio e
incluso declara que el funcionario iba acompañado de una persona, “no
sé de quién”, cuando antes había sostenido que en la cancha no sostuvo
entrevistas, ni celebró negocios con el Juez. Con todo y las
contradicciones internas que se advierten en este deponente, frágil
resultaría sostener que el acompañante del doctor PAREDES en esa
ocasión lo fue DURANGO MARTÍNEZ, pues ARCESIO se cuida de
descubrir la identidad del acompañante, que no pudo ser Infante, pues el
mencionado sí conocía ampliamente al Secretario del Juzgado. Por lo
tanto, en discrepancia con las alegaciones de la Fiscalía, el Tribunal
considera que un testimonio variable y contradictorio como el
suministrado por Marín Montoya, quien tampoco elucida la identidad del
personaje que acompañaba al doctor PAREDES en el estadio, dista
mucho de erigirse en prueba idónea enderezada a avalar las
inculpaciones hechas por RODÍAN contra el hoy acriminado.

Por su parte, la compañera del abogado Marín Montoya niega


haber tratado el tema del préstamo del dinero personalmente con el
soldado RODIÁN FABIÁN, como éste lo puntualizó en alguna de sus
declaraciones, que no en todas.

Del análisis en conjunto de los elementos de prueba antes


indicados, advierte la Sala que los atestados de RODIÁN FABIÁN, de
Carlos Mario Aguirre y del abogado Marín Montoya se muestran
discrepantes, contradictorios e inseguros, no sólo desde la crítica interna,
sino también entre sí, situación que genera dudas protuberantes y serias
en torno a la real intervención del doctor PAREDES VILLALOBOS, por lo
que no existe certeza o convicción firme y segura sobre su
responsabilidad penal respecto de la comisión de los delitos de Concusión
materia de la acusación fiscal, pues la fiabilidad y credibilidad de esos
testimoniantes está en entredicho.

Y justamente a virtud de la percepción objetiva de las cambiantes y


movedizas exposiciones de esos tres personajes, la Sala ordenará la
expedición de copias de sus correspondientes intervenciones para que la
Fiscalía competente decida si ha lugar o no a la iniciación de investigación
penal por el posible delito de Falso Testimonio.

Además, al Tribunal tampoco puede pasarle inadvertido que en el


curso de la actuación el soldado DURANGO MARTÍNEZ ha sido calificado
como una persona conflictiva, indisciplinada, que gusta de acusar a sus
superiores y que se ha visto envuelto en varios procesos penales por
Deserción, adjetivos que refuerzan aún más la convicción de que no se
trata de un testigo confiable y serio.

El artículo 277 del C. de P. Penal contiene los criterios para la


apreciación del testimonio por parte del funcionario judicial: “Para apreciar el
testimonio, el funcionario tendrá en cuenta los principios de la sana crítica y,
especialmente, lo relativo a la naturaleza del objeto percibido, al estado de sanidad del
sentido o sentidos por los cuales se tuvo la percepción, las circunstancias de lugar,
tiempo y modo en que se percibió, a la personalidad del declarante, a la forma como
hubiere declarado y las singularidades que puedan observarse en el testimonio.”

De esta disposición se desprende que el legislador no sólo tiene


en consideración como bases para la evaluación testimonial las
características de la exposición, sino también la confiabilidad del testigo
mismo, a través del escudriñamiento de su personalidad y el estado de
sanidad de los sentidos aplicados en la percepción. En la presente
actuación, se desprende que el soldado RODIÁN FABIÁN ha mostrado
una personalidad díscola, conflictiva, indisciplinada, y una serie de
exposiciones contradictorias, tanto en lo interno como en lo externo,
inestables e inseguras, que no permiten al sentenciador forjar la
convicción firme en torno a la existencia de las acciones punibles materia
de la acusación y la responsabilidad penal que en su realización pudiera
deducírsele.

Por otra parte, ya en torno a la imputación que tiene por centro el


delito de Constreñimiento Ilegal o Abuso de Autoridad por Acto Arbitrario
e Injusto, el Personero Municipal de Puerto Berrío, señor Gustavo Alberto
Ruiz Londoño, le ha dado un contundente mentís a las aseveraciones del
soldado DURANGO MARTÍNEZ. En efecto, precisó que por motivos de la
insistencia de este soldado, le recibió una declaración en la cual de forma
libre y consciente se retractó de todas las inculpaciones que
anteriormente había formulado contra el Juez Penal Militar doctor
PAREDES. El Personero es sumamente explícito y objetivo al mencionar
los detalles de tiempo, modo y lugar que rodearon esta actuación, y en
todas sus intervenciones procesales ha sido armónico y seguro al hacer el
mismo relato de lo acontecido. De las plurales atestaciones del señor Ruiz
Londoño, la Sala extrae en conclusión que el soldado RODIÁN actuó libre
y voluntariamente, sin presiones de ninguna índole, cuando se decidió a
solicitarle la recepción de la mencionada declaración, situación que pone
una vez más en evidencia la poca fiabilidad inculpatoria que emana de las
exposiciones del mencionado soldado. Por lo tanto, la deponencia del
Personero Municipal de Puerto Berrío contribuye, de un lado, a sustentar
la conclusión de la Sala sobre la menguada credibilidad de las
exposiciones de RODIÁN FABIÁN, y a demostrar consecuentemente que
el constreñimiento a que éste se refiere, supuestamente ejercido por el
doctor PAREDES, para que se retractara de las inculpaciones anteriores
vertidas en su contra, no tiene piso probatorio alguno. El señor Ruiz
Londoño le merece a la Sala la más alta credibilidad, no sólo porque
ejercía como servidor público con funciones de defender a la sociedad,
sino además porque sus múltiples declaraciones son contestes, firmes,
detalladas y en ellas anida “la razón de su dicho”. Por consiguiente, las
imputaciones del soldado, enderezadas a mostrar que el hoy acusado lo
presionó o coaccionó para que desistiera de las inculpaciones hechas en
su contra, en las que la Fiscalía ha sustentado el cargo por el delito de
Constreñimiento Ilegal o el de Abuso de Autoridad por Acto Arbitrario e
Injusto, tampoco ofrecen confiabilidad y verosimilitud alguna.

De acuerdo con el artículo 247 del Código de Procedimiento


Penal, es la prueba objetivada en la actuación el medio que debe conducir
a la certeza o al estado de duda sobre el hecho punible y la
responsabilidad del acusado. La certeza o la incertidumbre, deben
derivarse, no de la simple apreciación subjetiva o especulativa del
funcionario judicial, sino de la racional, objetiva y ponderada valoración e
interpretación de los medios de cognición incorporados al expediente. Y
en este caso, la personalidad del procesado y las múltiples
contradicciones y variaciones sustanciales del contenido de las
imputaciones presentadas por el soldado RODIÁN FABIÁN contra el
doctor PAREDES VILLALOBOS, eje probatorio fundamental de la
acusación, generan desconfianza en sus exposiciones y duda en torno a
la existencia de los delitos juzgados y la responsabilidad penal del
justiciable, y los demás elementos de prueba analizados por la Sala, que
pretendían irrogarle fuerza demostrativa, también adolecen de los mismos
defectos, como ha quedado demostrado. Con mayor razón que, por otra
parte, al proceso se incorporaron otros medios de prueba que alaban las
calidades éticas y la solvencia moral del doctor PAREDES, contribuyendo
a acentuar aún más la precariedad y debilidad persuasiva de los
elementos fundantes de la acusación.

Por estas razones, la Sala no comulga con la posición del ente


acusador y del representante del Ministerio Público, quienes concediendo
credibilidad plena a las inculpaciones propuestas por el soldado
DURANGO MARTÍNEZ, eje probatorio central respecto del cual
encuentran aval en otros elementos de cognición, demandan un fallo
absolutorio, elementos probatorios que a juicio de la Colegiatura no
generan la certitud exigida por el artículo 232 del C. de P. Penal, como se
ha demostrado a través del análisis individual y de conjunto de esos
medios de prueba.

Por consiguiente, con apoyo en los principios de presunción de


inocencia, in dubio pro reo y ausencia de la prueba necesaria para
condenar, la Sala dictará sentencia absolutoria a favor del acusado doctor
PAREDES VILLALOBOS en relación con todos y cada uno de los delitos
imputados en la resolución de acusación, uno de los cuales sufrió
variación en el curso de la audiencia pública, por no contener el
expediente medios probatorios eficaces y aptos conducentes a la certeza
sobre al existencia de las conductas punibles y la responsabilidad penal,
conforme al artículo 232 del C. de P. Penal, decisión que implica
aceptación de la pretensión principal de la parte Defensora, e
inaceptación de los argumentos y peticiones de la Fiscalía y la
Procuraduría General de la Nación.

Y como consecuencia, se ordenará su liberación provisional (art.


365, ord. 3º, C. P. Penal), siempre y cuando constituya caución prendaria,
para lo cual le servirá la que anteriormente otorgó para gozar de
detención domiciliaria. Una vez suscrita la diligencia de compromiso de
expedirá la correspondiente orden de libertad a favor del procesado
PAREDES VILLALOBOS, siempre y cuando no sea requerido por otra
autoridad judicial por asunto diferente del presente.

Esta decisión se comunicará a la autoridad que ordenó la


suspensión del doctor PAREDES VILLALOBOS en el cargo de Juez 42 de
Instrucción Penal Militar de Puerto Berrío (Ant.), para lo de su
competencia.

En mérito de lo expuesto, el TRIBUNAL SUPERIOR DE


ANTIOQUIA, SALA DE DECISIÓN PENAL, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley,
FALLA :

PRIMERO. ABSOLVER al procesado doctor MIGUEL ALFREDO


PAREDES VILLALOBOS de los cargos que por los delitos de Concusión y
Constreñimiento Ilegal o de Abuso de autoridad por acto arbitrario e
injusto, se le imputaron por la Fiscalía en este proceso.

SEGUNDO. DECRETAR la libertad provisional del doctor


PAREDES VILLALOBOS, siempre y cuando constituya caución prendaria,
para lo cual le servirá la que anteriormente otorgó para gozar de
detención domiciliaria. Una vez suscrita la diligencia de compromiso, se
expedirá la correspondiente orden de libertad, salvo que exista
requerimiento pendiente de otra autoridad judicial por asunto diferente.

TERCERO. COMUNICAR esta decisión a la autoridad que ordenó


la suspensión del doctor PAREDES VILLALOBOS en el cargo de Juez 42
de Instrucción Penal Militar de Puerto Berrío (Ant.), para lo de su
competencia.

CUARTO. ORDENAR que, por la Secretaría de la Sala, se


compulsen las copias y para los fines indicados en la parte motiva.

QUINTO. Contra esta decisión procede el recurso de apelación.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, DEVUÉLVASE Y CÚMPLASE.

JAIME NANCLARES VÉLEZ


Magistrado

YACIRA ELENA PALACIO OBANDO


Magistrada
EDILBERTO ANTONIO ARENAS CORREA
Magistrado

WILLIAM ESCOBAR GIRALDO


Secretario

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