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REGISTRO

y PREVENCIÓN de la
violencia institucional
Proyecto piloto en el Sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la
localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires.
REGISTRO Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL
Proyecto piloto en el Sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
en la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires.

DIRECCIÓN EDITORIAL
Guemureman Silvia, Directora del Observatorio de Adolescentes y Jóvenes del Instituto Germani
de la Universidad de Buenos Aires (OAJ).
Liwski Norberto, Presidente de Defensa de Niños y niñas internacional (DNI)
Monath Hernán, Especialista de Protección, (UNICEF-Argentina)

COORDINACIÓN DE CONTENIDOS
Dinard María, Consultora del Área de Protección (UNICEF-Argentina)
Misuraca Mariángeles, Oficial de Protección (UNICEF-Argentina)

AUTORÍA
Avila Mónica (DNI)
Azcorra Adriana (DNI)
Carmen Celiz (DNI)
Guemureman Silvia (OAJ) (Capítulos II y III)
Liwski Norberto (DNI)
Molinari Liliana (DNI)
Torre Melanie (DNI)
Zajac Joaquin (OAJ) (Capítulos II y III)

RESPONSABLE INSTITUCIONAL DEL PROYECTO


Celiz Carmen (DNI)

COORDINADORA DEL PROYECTO


Ávila Mónica (DNI)

EQUIPO INTERDISCIPLINARIO DE CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES.


Allende Santiago
Di Pasquale Sebastián
Kranevitter Nicolás
Pintos Gloria
Ramos Gabriela
Torre Melanie
Yñiguez Antonella

EQUIPO INTERDISCIPLINARIO DE LA LOCALIDAD DE SAN MARTÍN


Molinari Liliana
Guiñazu Nicolás
Salinas María José
Torres Eva

EDICIÓN
Dinard María, Consultora del Área de Protección, UNICEF

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Laje María Florencia
© Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Defensa de los niños y niñas internacional
(DNI), Observatorio de Adolescentes y Jóvenes del Instituto Gino Germani (OAJ)

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REGISTRO Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL
Proyecto piloto en el Sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y
en la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires.

Primera edición. Noviembre de 2020, Argentina.

Este documento recupera la experiencia de trabajo de Defensa de Niñas y Niños Interna-


cional (DNI) con el apoyo de UNICEF Argentina y el asesoramiento técnico del Observato-
rio de Adolescentes y Jóvenes (OAJ) del Instituto Gino Germani en el marco del Proyecto
de registro y prevención de la violencia institucional. Los análisis y conclusiones que aquí
se detallan forman parte de los desafíos y aprendizajes encarados durante este año de
cooperación y deben ser entendidos en ese contexto. Los contenidos de esta publicación no
reflejan necesariamente la opinión de las tres instituciones mencionadas.

Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados, siempre y cuando
no sean alterados, se asignen los créditos correspondientes y no sean utilizados con fines
comerciales.

Para citar este libro:


Avila, M.; Azcorra, A.; Celiz, C.; Guemureman, S.; Liwski, N.; Molinari, L.; Torre, M.; Zajac,
J.(2020). Registro y prevención de la violencia institucional: Proyecto piloto en el Sur de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la localidad de San Martín, provincia de Buenos
Aires: OAJ-DNI-UNICEF.

Observatorio de Adolescentes y Jóvenes del Instituto Gino Germani (OAJ)


www.observatoriojovenesiigg.sociales.uba.ar
Defensa de los niños y niñas internacional (DNI)
www.dni-es.org
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)
www.unicef.org.ar

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Prólogo ..................................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
.
Introducción ............................ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

I. PRESENTACIÓN DEL PROYECTO DE REGISTRO Y PREVENCIÓN DE LA


VIOLENCIA INSTITUCIONAL
1. Fundamentos y objetivos del proyecto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2. Localizaciones elegidas ............. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
3. Actores territoriales participantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

II. MARCO TEÓRICO Y METODOLÓGICO


1. Historicidad de la violencia institucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
2. Las políticas de seguridad y sus consecuencias para niñas, niños y adolescentes. . . . . . . 17
3. Experiencias de buenas prácticas homologables al proyecto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

III. SISTEMATIZACION DE DATOS SOBRE VIOLENCIA INSTITUCIONAL


1. Metodología ............................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
2. Análisis cuantitativo ................. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
3. Análisis cualitativo ................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

IV. ESTRATEGIAS DE ABORDAJE Y PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA


INSTITUCIONAL
1. Intervención y acompañamiento a víctimas de violencia institucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
2. Articulación interinstitucional para el abordaje de los casos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
3. Capacitación para la prevención de la violencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

REFLEXIONES FINALES .......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99

AN EXOS
I. Pautas de abordaje para casos de violencia institucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
II. Guía de entrevista .................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
III. Legajo personal ....................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147

4

Prólogo
El trabajo de cooperación entre UNICEF Argentina y Defensa de Niñas y Niños Inter-
nacional (DNI) con el asesoramiento técnico y metodológico del Observatorio de Adoles-
centes y Jóvenes (OAJ) del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de
la Universidad de Buenos Aires (UBA) tuvo como eje central el registro de casos y acompa-
ñamiento integral de víctimas de violencia institucional.

La violencia ejercida por las fuerzas de seguridad contra niños, niñas y adolescentes
es un tema urgente de la agenda actual de derechos humanos que no podría visibilizarse
sin el compromiso de las organizaciones sociales que trabajan a nivel local, los organismos
estatales, el poder judicial, la academia y las organizaciones de derechos humanos. Estos
actores trabajan desde abordajes distintos, pero con un interés común en avanzar hacia la
prevención de la violencia y generar las herramientas técnicas, conceptuales y humanas en
pos de ese objetivo.

Con la finalidad de elaborar estrategias para la prevención de la violencia institucio-


nal que sufren los y las adolescentes de barrios populares, DNI estableció una serie de
acciones específicas. En primer lugar, se implementó un registro de prácticas de violencia
institucional contra niñas, niños, adolescentes y jóvenes en los que intervinieran agentes
de las fuerzas de seguridad. En segundo lugar, se acompañó a las víctimas en el proceso de
acceso a la justicia, generando mecanismos de protección integral a partir del trabajo de
equipos interdisciplinarios. También se favorecieron instancias de diálogo y articulación
intersectorial entre organizaciones sociales con base territorial, de la sociedad civil y or-
ganismos e instituciones públicas, a fin de lograr un sistema de seguimiento del accionar
local de las fuerzas de seguridad y dejar capacidad instalada para la atención de víctimas
de violencia institucional y apoyo en las instancias de acceso a la justicia. Por último, se
desarrolló un programa de capacitación para la prevención comunitaria y asistencia de
niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia institucional destinado a líderes sociales,
comunitarios y a operadores institucionales que permitió abrir espacios de reflexión sobre
la problemática y las herramientas y recursos disponibles para su prevención.

Estas acciones de trabajo se enmarcan en lo señalado por el Comité de los Derechos


del Niño al Estado argentino en sus Observaciones Finales de 2018, mediante las cuales

5
se analizó la implementación de la Convención sobre los Derechos del Niño en el país1. El
Comité manifestó su profunda preocupación por “las denuncias de actos de violencia per-
petrados por efectivos de las fuerzas de seguridad federales y provinciales durante la deten-
ción policial, con frecuencia contra niños y adolescentes en situación de marginación social,
y del uso desproporcionado de la fuerza contra niños y adolescentes por parte de agentes del
orden(…)”. Concretamente, en sus recomendaciones, instó al Estado a que se investiguen
las denuncias de tortura, violencia, acoso y maltratos y que sean sancionados los respons-
ables. También señaló la necesidad de que se “establezca un sistema de gestión de la infor-
mación para hacer un seguimiento del número de casos de tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes contra los niños en todos los entornos.”

Es importante recordar que bajo ningún concepto los Estados pueden ejercer tortura
o tratos crueles inhumanos y degradantes. Los hechos y acciones que violen la integridad
física y psíquica de niños, niñas y adolescentes se encuentran prohibidos por el derecho
internacional.

Los hechos de violencia institucional se agudizan en los adolescentes pertenecientes a


barrios y sectores populares, quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad.
A su vez, la edad de las víctimas es un factor que acentúa las vulneraciones de sus derechos
fundamentales generando daños graves debido a que son personas que se encuentran en
pleno proceso de desarrollo. Por ello, es necesaria la presencia de los organismos del Es-
tado en los territorios de manera efectiva, orientados en la protección de sus derechos, la
prevención de los actos de violencia, y la garantía para la investigación en los casos en caso
de que sucedan.

Es relevante destacar que el presente proyecto no tuvo como objetivo reemplazar la


actividad estatal, sino aportar ideas y metodologías participativas para fortalecerlo en el
cumplimiento con sus compromisos en materia de Derechos Humanos. Se espera que las
experiencias recabadas en este trabajo sean una herramienta eficaz para que el Estado
mejore sus capacidades y recursos para proteger los derechos de las y los adolescentes,
que tengan un efecto multiplicador y sean de utilidad en otros espacios y localizaciones
tanto estatales como comunitarios. Para ello, es de vital importancia generar las redes que
hagan posible un trabajo articulado, que permita visibilizar las situaciones de violencia y

1- https://acnudh.org/comite-onu-realizo-observaciones-a-argentina-sobre-derechos-de-la-infancia/

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fortalecer las instituciones del Estado que deben garantizar el acceso a derechos y la erra-
dicación de los abusos. En el mismo sentido, es fundamental que el país genere sistemas
de información y registro de los casos de violencia institucional, y en base a esa eviden-
cia pueda diseñar estrategias de prevención, abordaje y reparación cuando sucedan estos
hechos.

Agradecemos especialmente a las relevantes personalidades que conformaron el Con-


sejo Asesor Honorario del proyecto, a los profesionales del Observatorio de Adolescentes
y Jóvenes (OAJ) del Instituto Gino Germani de la UBA por su trabajo serio y apoyo técnico
para la construcción metodológica del registro de casos de violencia y sistematización de
los datos. Nuestro reconocimiento a la valiosa contribución de los integrantes del proyecto
tanto a los Curas Villeros de las localizaciones donde se desarrolló como así también a la or-
ganización La Poderosa. Manifestamos especial consideración a todas las organizaciones
sociales, académicas, religiosas y organismos públicos que participaron en las diferentes
actividades de este proyecto cooperando y confiando en la convocatoria del mismo. La par-
ticipación ciudadana en la protección de derechos de las y los adolescentes se testimonió
a través de la interacción de actores de la comunidad, vecinos y vecinas, adolescentes y
jóvenes, quienes al sumarse a esta iniciativa favorecieron bajo diversas modalidades la pro-
tección de derechos de las y los adolescentes.

Es necesario seguir aunando esfuerzos para promover la protección de los derechos de


los niños, las niñas y los y las adolescentes contra la violencia institucional. Es una respon-
sabilidad impostergable, un compromiso del Estado en su conjunto, con participación de
las organizaciones y de la sociedad en general para poder alcanzar ese objetivo.

Luisa Brumana Representante UNICEF - Argentina


Norberto Liwski – Presidente de DNI Argentina

7

Introducción

El presente documento es el resultado de la sistematización del trabajo de implemen-


tación del Proyecto de Registro y Prevención de la violencia institucional contra niñas,
niños y adolescentes desarrollado por DNI Argentina entre junio 2019 y junio 2020, con el
apoyo de UNICEF Argentina y el asesoramiento técnico y metodológico del Observatorio
de Adolescentes y Jóvenes (OAJ) del Instituto Gino Germani.

Los aportes y reflexiones que a continuación se presentan son producto de la expe-


riencia de DNI en el trabajo con víctimas de graves violaciones de derechos humanos y de
los aprendizajes recabados en el marco de la implementación del proyecto de cooperación
vinculados al registro y abordaje de situaciones de violencia hacia niñas, niños y adoles-
centes ejercida por las fuerzas de seguridad.

Luego de esta introducción presentaremos brevemente los fundamentos del proyecto,


las localizaciones en las que se desarrolló y los actores que participaron en él (apartado I).
Seguidamente, presentaremos el marco teórico y metodológico utilizado para la ejecución
del proyecto (apartado II), la sistematización de los datos recabados (apartado III) y las
diferentes estrategias de abordaje para el trabajo con víctimas de violencia institucional
(apartado IV). Para finalizar, haremos algunas reflexiones finales sobre la experiencia.

Como anexos se incluyen los materiales elaborados para el desarrollo del proyecto, en-
tre los que se destaca, en particular, las Pautas de abordaje para casos de violencia institu-
cional. Se trata de una recopilación de buenas prácticas y recomendaciones para referentes
comunitarios y operadores que trabajen en el abordaje de casos de violencia institucional.

Esperamos que este material sea de utilidad para todos aquellos que trabajan pro-
blemáticas que atraviesan a las infancias y adolescencias. Si bien la sistematización de
esta experiencia se limita a un campo específico, puede aportar herramientas de diseño y
ejecución de propuestas para ser utilizadas por otros dispositivos en pos de la prevención
de la violencia.

8
Presentación del Proyecto
de REGISTRO Y PREVENCIÓN
DE LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL

9

1. Fundamentos y objetivos del proyecto
La consolidación de la vida democrática en la República Argentina solo se afirma con
el respeto a los derechos humanos en los diversos ámbitos institucionales. En el transcurso
de los 30 años de vigencia de la Convención sobre los Derechos del Niño se han dado pasos
muy importantes en el orden legislativo con algunas variaciones distritales o regionales.

En este proceso, Defensa de los Niños y Niñas Internacional (DNI), el Observatorio de


Adolescentes y Jóvenes (OAJ) del Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Ai-
res y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) desde sus respectivas
competencias llevaron adelante acciones para el avance de la agenda de derechos de las
infancias y adolescencias. No obstante, aún se reconocen en este escenario marcadas defi-
ciencias.

En un contexto de graves dificultades económicas, las niñas, niños y adolescentes de


las barriadas populares sufren situaciones cotidianas que los sitúan como potenciales víc-
timas del uso desproporcionado de la fuerza pública, traducida en actos contrarios a la ley
que muestran la vigencia de prácticas violentas.

Detenciones ilegales o arbitrarias, hostigamiento, abusos de diferente tipo, maltrato


físico o psicológico, son algunas de las prácticas advertidas en el marco del proyecto. A esto
se suma el clima de amenaza ante las eventuales denuncias de estos hechos, episodios que
en su mayoría no quedan registrados ni son judicializados y generan en las víctimas, en
sus familiares, y en la comunidad a la que pertenecen, un estado de constante inquietud y
alarma.

Frente a estas circunstancias, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en el área me-
tropolitana de Buenos Aires (AMBA) se observa con frecuencia que el acompañamiento y
contención primaria de las víctimas es realizado por las organizaciones de las barriadas
populares. Entre ellas se destaca la labor de las parroquias y Hogares de Cristo incluidas en
la pastoral de los Curas Villeros, las organizaciones sociales de gran trayectoria como “La
Poderosa”, algunos equipos interdisciplinarios locales del Sistema de Justicia Penal Juvenil

10
y organizaciones de la sociedad civil. Son ellos quienes, en definitiva, permiten integrar res-
puestas que, aun siendo parciales, evitan que se agraven los efectos de la violencia.

Por otro lado, la ausencia de registros oficiales construidos sobre fuentes genuinas y
particularmente de inserción territorial sigue siendo un punto pendiente en la agenda de
la lucha contra la violencia institucional.

En vista de ello, el “Proyecto de registro y prevención de la violencia institucional


contra niños, niñas y adolescentes”, buscó visibilizar las situaciones de violencia insti-
tucional que sufren los niñas, niños y adolescentes de las localizaciones mencionadas,
darles la entidad que estos hechos tienen y trabajar en pos de su prevención generando
redes de intervención con los actores territoriales e institucionales abocados a esta pro-
blemática.

Como objetivos específicos del proyecto se plantearon los siguientes:

1. Implementar un método de sistematización de prácticas de violencia insti-


tucional contra niñas, niños y adolescentes en los que intervinieran agentes de
las fuerzas de seguridad de manera directa, indirecta o por aquiescencia (acuer-
do, consentimiento o tolerancia).

2. Acompañar a las víctimas en el proceso de acceso a la justicia, propiciando


mecanismos de protección integral a partir del trabajo de equipos interdiscipli-
narios mediante el desarrollo de una estrategia asistencial.

3. Generar instancias de diálogo y articulación intersectorial entre or-


ganizaciones sociales con base territorial, organizaciones de la sociedad
civil y organismos e instituciones públicas a fin de lograr un sistema de
seguimiento y monitoreo del accionar local de las fuerzas de seguridad y
dejar una capacidad instalada para la atención inmediata de víctimas de
violencia y/o garantizar instancias de acceso a la justicia.

4. Desarrollar un programa de capacitación para la prevención y asistencia de


niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia institucional destinado a líderes
sociales, comunitarios y a operadores institucionales para reflexionar sobre la
problemática y abordar las herramientas y recursos claves para su prevención.

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2. Localizaciones elegidas
El Proyecto fue realizado en el sector de barriadas populares, villas y asentamientos
del Sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), y en el partido de San Martín
(AMBA), particularmente, en la localidad de José León Suárez.

Al denominar barriadas populares, villas y asentamientos en zona sur de CABA nos


referimos a tres espacios físicos en los que se desarrolló la actividad. En primer lugar, el
Barrio Ramón Carrillo, surgido en los años 1990 como un plan de vivienda con baja urbani-
zación y servicios básicos. La ausencia de políticas públicas en infraestructura y desarrollo
comunitario generó un mecanismo de iniciativa privada-familiar con una población que
superó ampliamente a la planificación original. En dicho ámbito se instala la Parroquia
Virgen Inmaculada, donde se realizaron parte de las acciones del proyecto. La zona de in-
cidencia se completa con la Villa Fátima, y el “Núcleo Habitacional Transitorio Zavaleta” o
simplemente, Villa Zavaleta, surgida como consecuencia de un plan de “erradicación” de la
villa 21-24 en 1966 que nunca llegó a instrumentarse.

Según la proyección del censo del año 2010, la zona descripta abarca aproximadamente
40.000 personas. Los hogares están compuestos predominantemente por familias numero-
sas y con gran porcentaje de personas migrantes de países limítrofes (Paraguay y Bolivia,
principalmente) y de las provincias del norte argentino. Esta realidad se percibe claramente
en la vida comunitaria ya que sus costumbres y tradiciones están muy presentes.

Por su parte, la localización correspondiente a José León Suárez, Partido de San


Martín también se destaca por una alta concentración demográfica, siendo la Avenida
Márquez la arteria principal de la zona (conurbano norte de la provincia de Buenos Ai-
res). El río Reconquista surca buena parte del territorio en cuestión y a sus orillas se han
instalado numerosos barrios populares, villas y asentamientos. En esta zona la actividad
del proyecto se desarrolló principalmente en el barrio de “La Cárcova”. Sobre la zona de
incidencia total se calcula una población de 50.000 habitantes aproximadamente.

12
3. Actores territoriales participantes
El diálogo constante y el trabajo articulado entre actores territoriales, diferentes sec-
tores de la sociedad civil y espacios gubernamentales resultó central para la implemen-
tación del proyecto de cooperación. En ese marco, se destaca particularmente la alianza
establecida entre DNI, la organización La Poderosa y el movimiento de Curas Villeros
quienes formaron parte central del proyecto y trabajaron activamente en la detección, re-
gistro y abordaje de las situaciones de violencia.

Ambos actores desarrollan su trabajo con especial atención a la situación de niñas,


niños y adolescentes. La organización social La Poderosa, movimiento de alcance nacional
con epicentro en la Villa Zavaleta (CABA) trabaja intensamente en la visibilización del ac-
cionar de las fuerzas de seguridad en las villas y asentamientos. Algunos episodios de gran
relevancia en los últimos años, tanto por las consecuencias en las víctimas como por la
repercusión en la sociedad fueron abordados y visibilizados por esta organización. Por su
parte, el movimiento de Curas Villeros propone la estrategia de las “3C”: Capilla, Colegio y
Club como herramienta para alejar a niñas, niños y adolescentes de la violencia. Otro de
los pilares fundamentales de la obra de este movimiento son los Hogares de Cristo, espa-
cios para personas en situación de consumo problemático de sustancias, donde numerosos
adolescentes encuentran un lugar para poder sobreponerse al consumo con el acompa-
ñamiento adecuado.

En este proyecto se articuló principalmente con:

* La comunidad franciscana de la Parroquia Inmaculada Concepción, en José


León Suárez.

* El Padre Pepe Di Paola, referente de la comunidad católica, también en la


localidad de José León Suárez, en Villa La Cárcova, y barrios aledaños.

* El Padre Adrián Bennardis, referente de la comunidad católica de Villa Solda-


ti- CABA, con presencia en dos parroquias principalmente: Virgen Inmaculada
(dentro del barrio Ramón Carrillo) y San Juan Diego.

13
MARCO TEÓRICO
metodológico.

14
1. Historicidad de la violencia institucional

La noción de violencia institucional, asociada al ejercicio de las violencias estatales


punitivas y letales, remonta su genealogía al pasado reciente, es decir, al contexto de re-
torno de la democracia en 1983 entre fines de 1980 y principios de 1990. Para entonces, las
denuncias por violaciones sistemáticas a los derechos humanos infligidas desde el aparato
estatal a través de las fuerzas de seguridad cobraron centralidad y se fueron instalando
como temas en la agenda pública del gobierno democrático. La ocurrencia de episodios
letales y/o de uso excesivo de la fuerza que involucraban a efectivos de las fuerzas de se-
guridad aparecían hasta ese momento desdibujados en su especificidad, ya que no admitían
parangón con los casos de torturas y apremios que, para entonces, se conocían a través del
informe elaborado por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP)
y los testimonios en el juicio a las Juntas Militares que gobernaron durante la última dicta-
dura militar (1976-1983).

Casos como la “Masacre de Ingeniero Budge” (1987), la detención y asesinato de Walter


Bulacio (1991), la Masacre de Floresta (1991), la muerte de Sergio Schavini (1991) y la desapa-
rición de Miguel Bru (1993), entre otros casos, se convirtieron en símbolos que atravesaron
el tiempo y colocaron al Estado en el centro de los reclamos.

Fue la lucha de un nuevo activismo conformado por abogadas/os, organizaciones socia-


les y políticas, asociaciones y organismos de derechos humanos, pero también, de manera
muy significativa, por grupos de amigos y familiares de víctimas (Pita, 2010; Galar, 2016), la
que permitió la visibilización de esas muertes con miras a la obtención de castigo a los cul-
pables. La politización de estos casos puso a la justicia como ámbito de disputa de la arena
pública (Pereyra, 2012) e imbricándose con las iniciativas ciudadanas por la memoria, verdad
y justicia logró instalar esas muertes como “muertes que importan” (Kessler & Gayol, 2018).

A la par que esas distintas maneras de nominar las violencias letales de las fuerzas
represivas del Estado, una parte de las organizaciones políticas y sociales, asociaciones
de la sociedad civil, organismos nacionales e internacionales de derechos humanos y gru-
pos de familiares de víctimas, pergeñaron otro concepto distinto: uno que permitía hacer
referencia no solo a las formas más letales y altamente lesivas de la violencia punitiva
del Estado, sino también a formas mucho más cotidianas, sistemáticas e invisibilizadas
(Tiscornia, 2017).

15
El concepto de violencia institucional.

Para María Pita (2017), la categoría “violencia institucional” posee un “doble valor”. En primer
lugar, un valor descriptivo. Se trata de una categoría construida desde el saber experto y la “ex-
periencia distante” de las y los investigadores especializados, que permitió sistematizar infor-
mación y nominar un conjunto de prácticas habituales (algunas de ellas ilegales, otras, aunque
legales y legitimadas, violentas y arbitrarias), así como señalar sus vínculos con otras normas
y discursos, principalmente el de la “inseguridad”. Pero su principal valor fue político: se trató
desde sus comienzos de una forma de conocimiento “popular” a partir de la experiencia próxi-
ma e inmediata de algunos de los movimientos de víctimas y sus allegados. Adquirió su sentido
en el contexto local, aunque su objetivo fuera la intervención en el debate público, y está atrave-
sada por valoraciones morales y políticas (sobre la violencia del Estado, las fuerzas de seguridad,
los derechos humanos, etc.). Es según la autora, un producto histórico, progresivo, acumulativo,
es decir, fruto de acuerdos, disputas y tensiones.

Consideramos en este sentido, que, sin ignorar su centralidad y referencia en el debate


público, se torna necesario recuperar otra definición más precisa para dar cuenta de las si-
tuaciones de violencia que son cometidas por agentes del Estado. Una definición que ponga
en primer plano la manera en que los agentes de las instituciones del Estado contribuyen en
muchos casos con sus intervenciones activas o pasivas, acciones u omisiones, a perpetuar la
vulneración de derechos, la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Una definición que
reponga en forma irrefutable la responsabilidad del Estado en su conjunto por las violencias y
vejaciones de derechos sufridas por niñas, niños y adolescentes. En definitiva, una definición de
la “violencia estatal”2, que intenta abarcar sus múltiples modulaciones, intensidades y combi-
naciones observadas en esta investigación. Esta violencia puede observarse por acción (o “vio-
lencia estatal proactiva”, como lo es, por ejemplo, gran parte de las violencias ejercidas por las
fuerzas de seguridad), pero también por omisión3. Puede ser directa (como cuando las fuerzas
de seguridad o los servicios penitenciarios ejercen directamente y sin interposición alguna vio-
lencia punitiva sobre determinados grupos), o indirecta (como, por ejemplo, cuando los servi-

2 -Los autores propician el uso del concepto de violencia estatal para reponer la centralidad del Estado en su ejercicio. No
obstante la reserva, los autores acuerdan con la utilización estratégica del concepto de violencia institucional.
3- Omisión que, a su vez, puede ser activa (como cuando las fuerzas de seguridad deciden deliberadamente “liberar zonas”
para que organizaciones criminales ejerzan un dominio territorial violento), o simplemente pasiva (cuando existen barreras
administrativas, presupuestarias, o de cualquier otra índole en el acceso a derechos fundamentales por parte de grupos de la
población).

16
cios penitenciarios delegan el gobierno de sectores de las cárceles en determinados grupos de
presos). Posee a su vez diferentes grados de intensidad punitiva y lesividad. Las hay de elevada
y muy elevada intensidad lesiva y punitiva (tortura, desaparición, asesinatos, abuso sexual, etc.),
de intensidad punitiva media y alta (golpes, empujones, patadas, reducciones violentas, etc.) y de
baja intensidad lesiva (violencia verbal, amenazas, controles injustificados y constantes, “verdu-
gueo”, humillaciones e insultos, etc.).

Consideramos en este sentido, que es imposible concebir las violencias de las fuerzas de
seguridad, sin tener en consideración su conexión sistemática con las acciones u omisiones
estatales que son su condición de posibilidad y su sostén: impunidad judicial, ausencia de con-
troles políticos efectivos, marginación habitacional y laboral de determinados segmentos so-
ciales, tolerancia a determinados ilegalismos, estigmatización mediática de ciertos grupos,
etc.

2. Las políticas de seguridad y sus consecuencias para


niñas, niños y adolescentes
Las violencias sistematizadas, descriptas y analizadas en este informe se producen en el
marco de una relación particular entre niñas, niños y adolescentes (en especial, de sectores
socialmente vulnerables) con el Estado y sus instituciones (las fuerzas de seguridad inclui-
das), que se enmarca en una historia de largo aliento de control social sobre este grupo etario
que se inscribe ya a fines del siglo XIX y se consolida con la ley de Patronato de menores de
1919. A lo largo de las distintas épocas, una articulación y yuxtaposición variable de estrate-
gias estatales de administración pesa sobre las y los “menores” según la cuestión social de
cada momento histórico (Daroqui-Guemureman, 1999). La “cura”, la corrección, la represión,
la protección, el disciplinamiento, la segregación y, en el extremo, la incapacitación y la elimi-
nación, son todas medidas posibles orientadas a “gobernar” a niñas, niños, adolescentes y
jóvenes, construidos en proporción variable a la vez como grupo “problemático” y como el
sector más “vulnerable” (Guemureman, et. al. 2010).

En lo que respecta a lo penal, y más específicamente, a las relaciones con las fuerzas
de seguridad se observa, según Daroqui y López (2012), el papel clave que desempeña la
policía en los “procesos de constitución de trayectorias juveniles penalizadas”. Para las y
los jóvenes en conflicto con la ley penal, el encierro en “institutos de menores” no es por
lo general una experiencia “iniciática”. Mucho antes, los/as niñas, niños y adolescentes de

17
sectores populares padecen una serie de prácticas habituales y rutinarias de “baja intensi-
dad punitiva” que se combinan en ocasiones con expresiones más severas (lesiones, malos
tratos, torturas, y heridas con armas de fuego); prácticas recurrentes que apuntan al mol-
deado de sus trayectorias vitales y penales.

En este sentido, es de destacar cómo en los últimos 10 años, el Área Metropolitana de


Buenos Aires (AMBA) y, en particular, la zona sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(CABA) han sufrido una intensificación del control y la vigilancia que, por supuesto, afecta
de manera directa a niñas, niños y adolescentes que se ven más frecuentemente expuestos a
este tipo de violencias. Estas políticas se enmarcan en una tendencia creciente en el mundo y
en nuestro país desde la década de 1990: la emergencia y expansión de mecanismos/disposi-
tivos de control sobre las poblaciones pobres “marginalizadas”, marcadas como “problemáti-
cas” y “peligrosas” y cada vez más administrados por el Estado a través de las agencias penales
(Wacquant, 2001; Young, 2003; De Giorgi, 2006; Daroqui, López y Cipriano García, 2012; Castel,
2013; Daroqui, 2014). Planes de seguridad focalizados, incorporación de cámaras de video vigi-
lancia, y especialmente, despliegues masivos de policías y de fuerzas de seguridad “interme-
dias” -con características militares- (Frederic, 2018) como la Gendarmería Nacional Argentina
(GNA) y la Prefectura Nacional Argentina (PNA). Desde diciembre de 2010, con el Operativo
Centinela (que desplegó 6.000 gendarmes en distintos puntos del conurbano bonaerense), y
julio de 2011 con el “Operativo Cinturón Sur”4 , por primera vez, reemplazarían en casi todas
sus atribuciones y responsabilidades (a excepción de unas pocas funciones judiciales y ad-
ministrativas) a la entonces policía jurisdiccional (la Policía Federal, cuyos agentes dedicados
a la seguridad metropolitana fueron transferidos a la Policía de la Ciudad recién en 2016), en
las comisarías 24,30, 32, 34, 36 y 52, ubicadas en los barrios del sur porteño de Parque Patricios,
La Boca, Barracas, Villa Lugano, Villa Soldati, Nueva Pompeya y Bajo Flores5.

Si bien el Operativo Cinturón Sur fue derogado en enero de 2017 (decreto 66/2017) y la
Policía de la Ciudad recuperó la jurisdicción sobre gran parte del territorio, Gendarmería y
Prefectura permanecieron apostadas en varias villas de la zona, a partir de un tipo de des-
pliegue conocido como “policía barrial”. Los “Cuerpos Policiales de Prevención Barrial” se
conformaron a partir de una división especial de la PFA transferida a la Policía de la Ciudad
en 2012 que fue disuelta no mucho tiempo después (Pita, Corbelle y Brescia, 2019). Así, se esta-

4- El Operativo Cinturón Sur implicó la llegada de 1.250 gendarmes y 1.250 prefectos al sur de CABA.
5 - Ambas fuerzas de seguridad con características militares poseen rutinas de actividad diferentes a las que despliegan las
policías como la Bonaerense o la actual Policía de la Ciudad.

18
blecieron una serie de consideraciones especiales para el despliegue de fuerzas de seguridad
en el “interior” de villas o asentamientos: la construcción de puestos de vigilancia fijos en
“puntos emblemáticos” de los barrios, y una presencia constante de las fuerzas a partir de la
constitución de “trinomios” (grupos de 3 efectivos) que patrullaran “cuadrantes” del territorio
a pie (Ministerio de Seguridad, 2012). Más recientemente, el “Programa Barrios Seguros”, dio
continuidad a estos despliegues, a la vez que amplió su alcance y reforzó en algunos casos el
número de efectivos (como las villas 1-11-14 y 21-24, y Zavaleta -localización del proyecto-).

La Provincia de Buenos Aires, mientras tanto, mostró más resistencia a la incorporación de


estas nuevas modalidades policiales. Los operativos de Gendarmería y Prefectura en la juris-
dicción han sido mucho más esporádicos, siempre en concurrencia, nunca en reemplazo de la
Policía Bonaerense (Perelman y Tufró, 2015). A su vez, las “policías locales” que se proponían un
enfoque de “proximidad” y habían sido habilitadas normativamente en una resolución del 2014
(831/14), fueron recientemente reabsorbidas por la Policía Bonaerense (Bu-llorini, 2018).

3. Experiencias de buenas prácticas homologables


al proyecto
Como primer paso en la elaboración del marco conceptual y metodológico de un registro
de casos de violencia, se propuso recuperar otras experiencias de registro de torturas y malos
tratos, en los cuales su manera de resolver distintos dilemas teórico-metodológicos aportó
conocimiento y referencias imprescindibles para pensar el propio proceso6 .

Entre ellos merece destacarse el Registro Nacional de Casos de Tortura (RNCT) cuyo
objetivo es conocer las modalidades de tortura, apremios y malos tratos que se producen
dentro de las cárceles federales, las dependientes de la Provincia de Buenos Aires y los dis-
positivos penales que alojan adolescentes infractores a la ley penal. El RNCT está integrado
por la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN), por el Grupo de Estudios sobre Sistema

6- Muchas de estas experiencias se dieron cita en la Jornada de Encuentro: El trabajo en banco de datos y formas de registro
de torturas y malos tratos, organizada por el CELS en Santa Fe en 2012, que luego tuvo un segundo encuentro en Buenos Aires
en 2013, organizado por el GESPYDH en el Instituto Gino Germani, en el cual los participantes presentaron los resultados
empíricos y sus respectivos análisis conceptuales.

19
Penal y Derechos Humanos (GESPyDH) y la Comisión Provincial por la Memoria (CMP) y
fue creado en el año 20107.

Otras experiencias que constituyen conocimiento acumulado son:

1. La Unidad de Registro, Sistematización, y Seguimiento de hechos de tortura


y otras formas de violencia institucional de la Defensoría General de la Nación,
banco de datos creado en 2011.
2. El Banco de datos de casos de tortura y otros tratos o penas inhumanas y
degradantes de la Defensoría de Casación de la Provincia de Buenos Aires, creado
en 1999, a cargo del Dr. Mario Coriolano.
3. El Registro de casos de tortura, penas crueles, inhumanas y degradantes,
malas prácticas y abusos policiales y demás afectaciones de derechos humanos
provenientes del Sistema Judicial de la Defensoría Provincial de la Defensoría de
Santa Fe.

Las experiencias mencionadas se agrupan en aquellas que constituyen “registros”, es


decir, usinas de producción de información a través de fuentes diversas, pero principal-
mente, a través del trabajo de campo en terreno: la información se va a buscar en forma
intencional. Por otro lado, están los “bancos” de datos que receptan información, pero no la
producen directamente. Si bien constatan lo que sucede, el dato no es obtenido a través de un
trabajo de campo voluntario y directo, sino que llega a ellos de forma indirecta o secundaria
en forma de denuncia de comunicación confidencial.

Las diferencias entre bancos y registros son múltiples y también abarcan los criterios
metodológicos para el relevamiento y procesamiento de la información. En cualquier caso,
tanto bancos como registros han contribuido de manera decisiva a la visibilización de la
tortura, los apremios y los malos tratos como fenómeno extendido en forma de prácticas
complejas que se articulan en una variedad de actos. Es decir, como ya hemos mencionado,
el actual contexto institucional democrático no está exento de la ocurrencia sistemática de
hechos de violación de derechos humanos por parte de agentes estatales y los/as niñas, ni-
ños, adolescentes y jóvenes no han sido la excepción. Es decir, se trata de prácticas que no se

7- En 2014 se creó un Registro de casos sobre malos tratos y torturas por parte de policías y otras fuerzas de seguridad en el
espacio público y centros de detención no penitenciarios en CABA y Provincia de Buenos Aires.

20
producen de forma espasmódica o casual sino que se producen como modalidad cotidiana
de gestión de los centros de privación de libertad de adolescentes y jóvenes, o de gobierno de
estos en los territorios por parte de las fuerzas de seguridad8. La sistematicidad, regularidad,
articulación y concatenación de dichas prácticas de torturas, apremios y malos tratos les
confieren un carácter estructural que muta permanentemente, por lo que se requiere del tes-
timonio y la voz de las víctimas tal y como ha afirmado Carlos Motto, como “documento vivo”
(Andersen, 2014:241) para captar su reconfiguración continua. Así como las víctimas son la
fuente primaria de información y su voz es insoslayable, los instrumentos de registro con
diseños apropiados para relevar esa información de tipo cualitativo, es imprescindible.

El punto de partida para el Registro de casos de Violencia Institucional que se construyó


en el marco del presente Proyecto es el carácter de “registro” y no de “banco”. Un “registro
activo” de producción de información que sea una herramienta que pueda incidir en la
transformación de la realidad. La rigurosidad metodológica en la construcción de la infor-
mación desde la voz de las víctimas es el adecuado respaldo para confrontar las posiciones
que asignan a la violencia dentro de las cárceles o los territorios el carácter de ocurrencia
derivada de los conflictos interpersonales entre adolescentes y jóvenes institucionalizados
o entre grupos con rivalidades, es decir, las posiciones que buscan minimizar o eludir las
responsabilidades de las violencias estatales punitivas por acción o por omisión.

Así como en experiencias previas el punto de partida de Registros y Bancos de casos de


tortura, apremios y malos tratos fue el de establecer una conceptualización del concepto
de “tortura, apremios, malos tratos, tratos inhumanos y degradantes”, en este proyecto fue
fundamental precisar los alcances del concepto de “violencia institucional” y la pers-
pectiva de la “violencia estatal” (Guemureman et. al, 2018), que, como hemos visto, se
produce por acción u omisión y se desagrega en un abanico de prácticas que difieren en
grado de intensidad, frecuencia, lugar y modalidad, también tomando en cuenta las expe-
riencias de los Bancos y Registros existentes. Si bien la mayor experiencia acumulada pro-
cede de los Registros y Bancos de casos de tortura, apremios y malos tratos producidos en
espacios de encierro punitivo (policiales o centros de privación de libertad), las decisiones
teóricas y metodológicas adoptadas en dichos relevamientos, los instrumentos utilizados y
los posicionamientos éticos y epistemológicos, configuran antecedentes imprescindibles
al momento de confeccionar un registro que satisfaga la doble pretensión de conocer y

8- Vale hacer la extrapolación que desde el RNCT hacen sobre la gestión de la cárcel al gobierno de los territorios donde habi-
tan poblaciones socialmente vulnerables y blanco de control y vigilancia.

21
prevenir la violencia contra niños, niñas y adolescentes.

Un punto fundamental para rescatar de dichos antecedentes es que se observa en ellos


la consideración de que no es necesario la judicialización de los casos recibidos u obtenidos
en carácter de denuncia. Los casos que llegan a conocimiento de los actores que integran
y llevan adelante dichos Bancos o Registros (colectivo heterogéneo según la dependencia
funcional de los Bancos o Registros: defensores públicos o letrados, funcionarios estatales,
operadores de organismos de contralor, profesionales con distinto grado de especialización,
etc.) pueden ser casos “denunciados” o bien casos “comunicados” pero “confidenciales”.
Mariana Lauro, del Registro Nacional de Casos de Tortura impulsado por la Procuración
Penitenciaria de la Nación, estimó en este sentido que, de circunscribirse únicamente a ca-
sos judicializados, el Registro estaría perdiendo un mínimo de 80% de los casos (Andersen,
2014:243). El único requisito “sine qua non” que se observa en los antecedentes para consig-
nar a los hechos de violencia como casos en un Registro, es el consentimiento de la víctima,
preservando la confidencialidad de los datos sensibles. Esta decisión permite subsanar en
gran medida el alto nivel de subregistro de este tipo de hechos, ocasionado por el temor a
las consecuencias que puedan derivar de las “denuncias” o la “puesta en conocimiento” del
caso.

Por esto mismo, otra enseñanza que arroja la lectura de los antecedentes, ya sea que
se trate de un Banco o un Registro, es que la “captación” de los casos no puede ser nunca
una tarea de tipo burocrática ya que exige una sensibilidad enorme para empatizar con
las personas que vienen de sufrir situaciones de vulneración. Se requiere de una gran
sensibilidad y profesionalismo para “captar” la información, sin “sesgar” el testimonio.
Debe tenerse en cuenta que el instrumento de recolección no es un cuestionario en el cual
se suceden preguntas de las que se esperan respuestas estandarizables, sino que el instru-
mento contiene una cantidad de “campos” a completar (variables, dimensiones y propie-
dades) pero su obtención se produce a través de una entrevista en la cual prevalece la inter-
acción personal y en cuyo transcurso se relevan los contenidos de la ficha y se recupera la
vivencia de la víctima. Este tipo de relevamiento supone una vocación de conocimiento sin
pretensiones cuantitativas, ya que el objetivo último, a través de la intervención institucio-
nal o política, es la transformación de una realidad que produce y reproduce la violencia
estatal punitiva desde una matriz estructural.

En suma, la construcción de los instrumentos del Registro ha requerido de un rico y


arduo proceso de intercambio en el cual tanto el equipo central de DNI, los técnicos y es-
pecialistas académicos y los técnicos de UNICEF fueron consensuando los contenidos y
22
el diseño del instrumento en una cuidadosa relación entre los marcos teóricos de las pro-
puestas, el contexto social e institucional de cada localización y el reconocimiento de las
prácticas, los alcances y las limitaciones de los integrantes de los equipos a nivel territorial.
Dentro de la metodología de trabajo, cada uno de los equipos territoriales planificó sendas
reuniones semanales destinadas a examinar los casos nuevos incorporados y realizar el
seguimiento de aquellos iniciados con anterioridad. El intercambio entre los integrantes de
los equipos permitió realizar ajustes en la toma de datos de los casos, a la vez que intercam-
biar perspectivas disciplinarias. Así la posibilidad de ampliar la información contribuyó al
proceso central de consolidar el registro correspondiente. La estrategia de recolección de
información prevista reconoció múltiples vías (testimonio directo de la víctima y testimo-
nio indirecto de allegados y referentes sociales relacionados con ella), así como la posibili-
dad de completar la información en más de un encuentro o intercambio.

Asimismo, tal como el Proyecto previó, se establecieron contactos y vínculos de trabajo


con instituciones y organizaciones que trabajan en el registro de la violencia institucio-
nal a nivel local y a nivel nacional. Se avanzó en un plan interinstitucional que permitió
compartir casos que fueron registrados simultáneamente por distintas instituciones u
organizaciones. Aun considerando estas múltiples instancias, se detectaron casos en los
que resultó muy difícil el registro y la intervención (algunas situaciones, debido al alto
grado de vulnerabilidad y exclusión institucional y social de las víctimas denunciantes,
en otros por el carácter indirecto de la denuncia y/o el temor de las víctimas a ampliar
las denuncias por las posibles consecuencias). En algunos de estos casos se pudieron
obtener los indicadores considerados mínimos para integrar el registro (la edad, la ubi-
cación del hecho o residencia de la víctima en las locaciones definidas por el proyecto, y
los hechos de violencia padecidos, la fuerza perpetradora de los mismos, y algunos datos
de individualización de la víctima), pero no se pudieron completar de manera precisa y
detallada todos los indicadores que el proyecto se proponía recabar.

Cabe resaltar que las preguntas a la víctima e informante se plantearon en el marco


de entrevistas donde se priorizó la construcción de un vínculo de confianza con el/los
profesionales intervinientes (escucha activa, empática y flexible), de modo de habilitar la
emergencia de otros temas que los denunciantes estén interesados en visualizar o dar tes-
timonio. La ausencia de otros espacios de escucha se tradujo en la multiplicación de episo-
dios que excedieron en mucho las previsiones iniciales del diseño del Proyecto, orientado a
captar los hechos de violencia institucional cometidos contra niñas, niños y adolescentes.

23
SISTEMATIZACIÓN DE DATOS SOBRE
violencia institucional

24
1. Metodología
El registro de los casos de violencia institucional constituye una herramienta que posi-
bilita la visualización de todos los hechos ocurridos. El objetivo que persigue la creación de
un Registro de Violencia Institucional es dar a conocer un fenómeno social determinado,
en este caso la violencia institucional, con toda la densidad conferida al concepto, a través
de una descripción exhaustiva de sus dimensiones y características.

Como ya hemos mencionado, a diferencia de los Bancos de datos, el Registro es “activo”.


Un registro activo supone una particular manera de recabar la información por medio de
un interlocutor que es quien ha padecido el hecho de violencia. Por lo tanto, a partir del
relato de las víctimas, se sistematiza una serie de información relevante que nos brinda
conocimiento sobre la violencia institucional como así también nos permite establecer dis-
tintas estrategias en los planos de la prevención, la asistencia psicosocial de la víctima y su
familia y las posibilidades de acceso a la justicia.

La información sistematizada permitió no solo cuantificar la actuación represiva, sino


también caracterizarla de manera cualitativa: reconocer prácticas, patrones y regularidades
de control, hostigamiento y violencia por parte de las fuerzas de seguridad sobre niñas, niños y
adolescentes de los barrios. Esta información resulta clave para poner de relieve la problemáti-
ca en el debate público, así como aportar insumos para la elaboración de políticas públicas.

También, la objetivación y sistematización de los casos, promovió instancias de diálogo


y articulación entre los diferentes actores territoriales, tendientes a avanzar en la proyec-
ción e implementación de un programa de capacitación relativo a la prevención y asisten-
cia a niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia institucional.

El Registro de Violencia Institucional está conformado por una serie de instrumentos


que contribuyen al relevamiento de los casos de violencia institucional de niñas, niños y
adolescentes. Entre ellos se encuentran: la Base de Datos, la Guía de Entrevista y el Legajo
de las víctimas.

La Base de Datos es un espacio en el cual se almacenan los datos de manera organizada


para poder acceder a ellos ágilmente. La misma fue elaborada sobre una hoja de cálculo de
Excel y está formada por un conjunto de filas y columnas que guardan los datos relevados.
Cada una de las filas contiene un registro, y cada columna contiene parte de la información
de la tabla.

25
Por su parte, la Guía de Entrevista y el Legajo (ver anexos) constituyen dos herramien-
tas que fueron diseñadas con el propósito no solo de recoger datos en torno al hecho de
violencia institucional, sino también poder avanzar hacia la comprensión de las perspec-
tivas que tienen las víctimas respecto de sus vidas, experiencias o situaciones transitadas,
en forma esporádica, eventual o recurrente.

Para Freidin (2008) la “operacionalización de variables complejas” es una instancia fun-


damental del proceso de la investigación, en la que se trabaja para integrar dos niveles
interrelacionados de dicho proceso: el conceptual/teórico y el observacional/empírico. La
operacionalización es en un camino que lleva desde la “imagen inicial” o “representación
literaria” de los conceptos (primera noción que se tiene de lo que se está estudiando, la
representación mental de determinados rasgos del objeto de estudio), hasta la “selección
de indicadores”, las variables que presentan la propiedad de ser directamente observables,
referentes empíricos de los conceptos o variables teóricas. En el marco de este proceso de
operacionalización, hemos confeccionado una extensa lista de indicadores que se corres-
ponden con el marco conceptual antes explicitado.

Sexo Datos de la víctima.


Conocer los distintos perfiles de despliegue
de violencias estatales.

Edad Datos de la víctima.


Conocer los distintos perfiles de despliegue
de violencias estatales.

Fecha del hecho (OM/HP) o de la denuncia Reconstruir patrones espacio-temporales


(HR/Hechos sin identificación de víctimas) de violencias estatales.

Día de la semana Reconstruir patrones espacio-temporales


de violencias estatales.

Horario Reconstruir patrones espacio-temporales


de violencias punitivas estatales.

26
Tipo de denuncia (hecho puntual, violencias Identificar los tipos de violencia punitivas
recurrentes, u omisión) estatales sufridas.

Cantidad de víctimas Calcular una tasa entre la cantidad


de víctimas y la cantidad de hechos
denunciados, para saber si las fuerzas de
seguridad reprimen mayormente a grandes
grupos o a individuos solos.

Lugar (cruce de calles, nombre del estable- Reconstruir patrones espacio-temporales de


cimiento o espacio público, calle y altura violencias estatales.
aproximada)

Localización del contacto con las fuerzas de Reconstruir patrones espacio-temporales de


seguridad violencias estatales.

Tipo de espacio/establecimiento dónde se pro- Reconstruir patrones espacio-temporales de


dujo el contacto con las fuerzas de seguridad violencias estatales.

Tipo de movilidad al momento del contacto con Reconstruir patrones espacio-temporales de


las fuerzas de seguridad violencias estatales.

Actividad al momento del contacto con las Reconstruir patrones espacio-temporales


fuerzas de seguridad de violencias estatales. Identificar el grado
en que las violencias estatales están
perjudicando actividades que tienden a la
inclusión de las y los jóvenes.

Fuerzas de seguridad (GNA/PNA/PCBA/PFA/ Realizar un análisis para cada fuerza


Policía de la Provincia de Buenos Aires/ sobre intensidad, patrones y regularidades
Policías Locales/Policía sin identificar/Cuerpo represivas de las distintas fuerzas, la
de seguridad del Sistema Penal Juvenil con distribución de roles y territorios, y su grado
dispositivo de privación de libertad) de articulación.

27
Cantidad de efectivos que participaron del Establecer el aspecto cuantitativo de
hecho las dinámicas grupales que sostienen el
ejercicio de la violencia por parte de las
fuerzas de seguridad (agentes solitarios,
“trinomios”, operativos razias de muchos
efectivos, etc.).

Cantidad de efectivos que ejercieron violencia Establecer el aspecto cualitativo de las


dinámicas grupales de ejercicio de
la violencia por parte de las fuerzas de
seguridad (distribución de roles, pasividad,
complicidad o ejercicio activo de la violencia
entre los miembros de los grupos).

Cantidad de personas que fueron detenidas Reconstruir la intensidad de los


encadenamientos punitivos: si se trata de
formas de violencia ejercida únicamente
en el territorio, o si, por el contrario, hay
una circulación por la justicia penal y el
encierro.

Cantidad de personas que sufrieron hechos Calcular una tasa entre la cantidad
de violencia (además de la propia víctima) de víctimas y la cantidad de hechos
denunciados, para saber si las fuerzas
policiales reprimen mayormente a grandes
grupos, o a individuos solos.

Cuántos eran menores de edad Calcular una tasa entre la cantidad de


víctimas menores de edad y no punibles
para conocer la intensidad punitiva sobre
niñas, niños y adolescentes.

Fue revisado por las fuerzas de seguridad al Reconstruir los patrones/regularidades de


ser interceptado/retenido violencia punitiva más frecuentes según
distintos grupos.

28
La revisación fue hecha por un/a efectivo/a de Conocer la dimensión de violencia de género
las fuerzas de seguridad de su mismo género de las violencias estatales punitivas.

Fue reducido/esposado al ser interceptado/ Reconstruir patrones/regularidades y niveles


retenido de lesividad de las violencias punitivas más
frecuentes según distintos grupos.

Considera que sufrió malos tratos al ser Reconstruir patrones/regularidades y niveles


parado de lesividad de las violencias punitivas más
frecuentes según distintos grupos.

Tipos de violencia (al ser interceptado/


retenido, al ser trasladado y en el lugar de Reconstruir patrones/regularidades y nive-
detención): les de lesividad de las violencias punitivas
Insultos/Humillación/Trato degradante; Re- más frecuentes según distintos grupos.
ducción/esposamiento doloroso y/o brusco
Intimidación/Amenazas; Requisa invasiva de la
intimidad/lo obligaron a desvestirse;
Empujones; Golpes; Patadas; Lo/a tiraron al
piso; Sustracción de pertenencias; Pedido de
soborno/Extorsión; Implantación de eviden-
cias; Abuso sexual; Simulacro de fusilamien-
to; Golpe con objetos; Pasaje de corriente
eléctrica; Quemaduras; Inmersión de cabeza;
Submarino seco; Disparo con arma de fuego
(amenazante); Herida con arma de fuego;
Homicidio

Fue trasladado Analizar si la violencia se produce de


manera directa en el propio territorio o en
espacios de encierro, así como los distin-
tos tipos de “encadenamientos punitivos”
(justicia penal, instituciones de encierro).

Duración/Características del traslado

29
Lugar de traslado Analizar si la violencia se produce de man-
era directa en el propio territorio o
en espacios de encierro, así como los
distintos tipos de “encadenamientos pu-
nitivos” (justicia penal, instituciones de
encierro).

Cantidad de horas detenido Analizar las características e intensidad de


las violencias en situación de encierro.

Tipos de violencia: Armado de causa Reconstruir las violencias indirectamente


lesivas que afectan los derechos y ga-
rantías de niñas, niños, adolescentes y
jóvenes.

Sufrió hechos de violencia con anterioridad Identificar la recurrencia/reiteración de


las violencias por parte de las fuerzas de
seguridad.

Reiteración de paradas Identificar la recurrencia/reiteración de


las violencias por parte de las fuerzas de
seguridad.

Denuncia por omisión: hecho que originó la Identificar las características de las violen-
denuncia cias estatales por omisión.

Medio por el que intentó denunciar Reconstruir las condiciones de posibilidad


institucionales de los hechos de violencia
estatal (impunidad, falta de controles, etc.).

Motivos por los que no hizo la denuncia Reconstruir las condiciones de posibilidad
institucionales de los hechos de violencia
estatal (impunidad, falta de controles, etc.).

30
El Registro se completa a partir de las denuncias recibidas por los equipos en el territo-
rio. Para ello, la Guía de Entrevista (ver Anexo II) cuenta con una batería de preguntas que
cubren cada posible instancia de la actividad de las fuerzas de seguridad en la que pueden
producirse hechos de violencia: el contacto, el traslado y la detención. El instrumento per-
mite dar cuenta de distintas cuestiones sobre los hechos: lugar, momento del día y de la
semana, formas de violencia padecidas, fuerzas intervinientes, cantidad de efectivos invo-
lucrados, etc. Así mismo, está orientado según una definición amplia de la violencia institu-
cional, que permite recoger información no solo de hechos puntuales más o menos graves
de violencia, sino también formas reiteradas de hostigamiento de baja o media “intensi-
dad”, así como la omisión de intervención ante situaciones de riesgo (entendiendo dicha
omisión como una forma específica de violencia por parte de las fuerzas).

En cuanto a la carga y consolidación de la información, ambas se realizaron a través


de la coordinación del Proyecto, que recibía la información de cada caso recogido por
los equipos locales a efectos de incluirla dentro de una matriz diseñada y consensuada
entre DNI, UNICEF y los expertos académicos integrantes del Observatorio de Adoles-
centes y Jóvenes del Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA), siendo en este
tema de particular preocupación la preservación total de anonimato de cada una de las
víctimas.

Parte fundamental del proceso de elaboración del Registro ha sido la búsqueda de con-
sistencia que ha implicado una constante reformulación de la matriz inicial de modo de
permitir el volcado de la nueva información obtenida por los equipos en las sucesivas en-
trevistas. La matriz es “un modo de ordenar los datos de manera que sea particularmente
visible la forma tripartita” (Galtung, 1966:3). Cada unidad de análisis de nuestro proyecto de
la que necesitamos almacenar información cuenta con su propia “submatriz”, no solo a los
fines del conocimiento sino también de elaborar estrategias de intervención: entrevistas (a
los efectos de profundizar el conocimiento a la vez que validar la consistencia y veracidad
de la información), víctimas y casos. Cabe aclarar que, si bien la investigación presenta un
diseño que combina lo cualitativo y lo cuantitativo, su alcance es exploratorio/descriptivo
(Hernández Sampieri et. al.,2006). Su potencia inductiva, radica en la exploración de re-
gularidades y patrones de comportamiento, perfiles de victimización, generación de cate-
gorías e instalación de debates públicos. La imposibilidad metodológica de generalizar los
resultados, no le quita relevancia ni significatividad al trabajo realizado, ya que como se
refirió en el apartado anterior de antecedentes de Registros y Bases de datos de casos, no
se busca la representatividad estadística sino la producción de conocimiento relevante

31
que sea instrumentalmente útil para objetivar fenómenos poco visibilizados y propen-
der eficazmente a su prevención y reproducción.

En cuanto a la estrategia de recolección de información, esta ha hibridado la toma


estructurada y no estructurada de información. La recolección en sí se basa en entrevistas
semi-estructuradas que los equipos técnicos del proyecto toman a las víctimas y/o sus alle-
gados en un contexto de confianza y fluidez de la conversación. Los operadores memorizan
las dimensiones e indicadores más importantes, e intentan cuando es posible guiar la con-
versación según estas cuestiones, pero evitando tener el instrumento a la vista o seguirlo
de manera secuencial, para no generar en el interlocutor una sensación de temor o rechazo
por el carácter burocratizado y aséptico de la entrevista estructurada. Luego, en el mo-
mento de la carga, los investigadores completaban la matriz a partir de la transcripción del
relato directo de las víctimas.

En suma, el proceso de investigación, ha sido una lenta y cuidadosa acumulación, que


debía hacer equilibrio entre la preservación de las relaciones que hacen la investigación
posible, y el deseo de ampliar y mejorar la calidad de la información obtenida. Con esta es-
trategia mixta y heterodoxa, se intentaron superar los temores y tabúes de las víctimas de
hechos de violencia en relación a la denuncia judicial/administrativa y a las consecuencias
de la individualización. En cada localización, el Registro debió ser adecuado a las dinámicas
territoriales distintas. La estrategia recupera del método etnográfico el cuidado por el “ac-
ceso al campo” (Guber, 2014). Sin embargo, el proceso no está exento de matices y compleji-
dades que es preciso mencionar: 1. Las incompatibilidades muchas veces difíciles de resolver
entre los datos no estructurados obtenidos (los relatos) y los datos estructurados que se
debían analizar (la matriz); 2. La manera relativamente libre y singular en que operadoras
y operadores aplicaron las entrevistas; 3. La división tajante entre roles (operadores que
cargan los datos, e investigadores que los procesan), con la imposibilidad (en pos de preser-
var la confianza entre operadores y víctimas en cada territorio), de visitar el terreno para
ajustar instrumentos y métodos de recolección. Todas estas dificultades se tradujeron en
una mayor complejidad a la hora de analizar la información y sobre todo, en “iluminar” a
partir de la propia percepción el análisis cualitativo de los casos. Aunque, la mayor parte
de esa complejidad pudo ser subsanadas con un arduo y minucioso trabajo de consisten-
cia, el análisis cualitativo se vio resentido ya que la experiencia de observación y vivencia
son intransferibles, el encuentro entre sujeto cognoscente y sujeto conocido no se produce
(Vasilachis De Gialdino, 2003).

32
2. Análisis cuantitativo

Resumen estadístico del universo de hechos, víctimas y casos

Los datos que se presentan a continuación constituyen una descripción estadística


sucinta del total de casos, hechos y víctimas recabadas por el registro. Como ya hemos
adelantado en las secciones anteriores, el registro contiene información únicamente de
hechos de los que se ha tomado conocimiento. En muchos casos, debido a la anterior-
mente mencionada dificultad de mantener entrevistas largas y estructuradas que per-
mitan completar todos los indicadores, la información muestra un carácter heterogéneo
y fragmentario, con algunos indicadores con gran proporción de respuestas, y otros cuya
obtención ha sido insuficiente. El valor del instrumento, por lo tanto, no es el de presen-
tar una muestra representativa y generalizable, sino un conocimiento de valor heurís-
tico, descriptivo, y exploratorio: es decir, que, con los recaudos apropiados, permitirán e
invitarán a la comparación con otros contextos similares, y a la formulación de nuevas
preguntas de investigación (Hernández Sampieri et. al, 2006). La lectura se complementa
y amplía con un extenso análisis de datos cualitativos que se exponen en la siguiente
sección.

Antes de proceder al análisis, cabe remarcar qué unidades de análisis se consideran


en este apartado del proyecto. En primer lugar, tenemos como unidad de análisis a las
víctimas, es decir, las personas que sufrieron hechos de violencia en una o más situa-
ciones, y realizan la denuncia a los operadores del Proyecto (ellos/as, o algún allegado/a
o familiar). Los hechos de violencia, por otra parte, refieren a situaciones puntuales de
violencia por parte de las fuerzas de seguridad en un determinado lugar y tiempo, o bien,
una serie de hechos reiterados también en un lugar y momento del día particular, a una
o más personas. En cada uno de estos hechos las fuerzas de seguridad pueden haber vic-
timizado a más de una persona. Cada víctima, a su vez, puede haber padecido violencias
en más de un hecho. Por lo tanto, se incluye una tercera unidad de análisis que permite
combinar ambas a fines analíticos: los casos. Cada caso está compuesto por una persona
o víctima, que denuncia voluntariamente al Registro violencias sufridas en el marco de
un determinado hecho.

Por último, corresponde aclarar que para asegurar la coherencia con las definiciones
teóricas y los objetivos de investigación fijados al comienzo del Proyecto, así como asegu-

33
rar mínimos niveles comunes en la de calidad de la información, no todos los casos que
componen este universo de hechos, víctimas y casos recabados fueron considerados en la
muestra que se describe y analiza más detalladamente en el próximo apartado. Los casos
que se ha decidido no incluir en la muestra para el análisis incumplían alguno de dichos
criterios de selección muestral: jóvenes con una edad mayor a lo establecido previamente
por el Proyecto; casos en que la residencia de las víctimas se encontraban fuera del al-
cance geográfico predefinido por el Proyecto; hechos de violencia estatal que ocurrieron
en lugares de encierro; casos en los que el tipo de violencia padecidas/denunciadas era in-
suficiente o ambigua y hechos de violencia institucional que ocurrieron en un marco tem-
poral previo al preestablecido por el Proyecto9. La muestra finalmente delimitada para
el análisis contempla entonces casos de violencia de fuerzas de seguridad a niñas, niños,
adolescentes jóvenes y adultos (hasta 24 años), ocurridos en la zona sur de CABA, barrios
populares de la cuenca del Reconquista o el partido de San Martín, o a jóvenes que residen
en estas locaciones, entre enero de 2019 y junio de 2020.

Cuadro 1. Resumen estadístico del registro

Total Considerados para análisis

Hechos 149 132

Víctimas 159 148

Casos 215 196

Fuente: Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

9- No obstante, todos estos casos fueron incluidos en elabordaje integral de las víctimas realizado por DNI en el marco del
Proyecto.

34
Caracterización de la muestra de víctimas

En cuanto al perfil de las víctimas, la mediana de la muestra es de 16 años (es decir,


hasta el 50% de las víctimas de la muestra tienen 16 años o menos), y el promedio es de
14,36. Analizando más detalladamente, casi la mitad de las víctimas son niñas, niños y ado-
lescentes no punibles (47%). Este dato es relevante ya que es el grupo más vulnerable y
que más protecciones demanda según la legislación. Del total de las víctimas, un 65% fue-
ron menores de 18 años. Un porcentaje significativo de víctimas (35%) resultaron adultos
jóvenes, de entre 18 y 24 años. Es decir, más de una tercera parte de las víctimas incluidas en
los casos registrados si bien jóvenes, no eran ni niños/as ni adolescentes.

Gráfico 1. Niños, niñas, adolescentes y jóvenes adultas/os víctimas de violencia de fuerzas de


seguridad por rango de edad. AMBA y CABA. 2019-2020

35,14%

30,41%

18,24%

16,22%

Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

El género de las víctimas denunciantes es, en coherencia con estudios previos, predomi-
nantemente masculino, aunque las mujeres alcanzan un porcentaje significativo (un tercio).

35
Gráfico 2. Niños, niñas, adolescentes y jóvenes adultas/os víctimas de violencia de fuerzas de
seguridad por sexo. AMBA y CABA. 2019-2020

Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

El 60% de las víctimas del Registro residía en CABA al momento de su denuncia. Es


importante recordar que, en las categorías de CABA, se agrupan casos denunciados en
tres locaciones distintas: Villa 3 (Barrio Fátima), Ramón Carrillo y Zavaleta. Esto explica
su mayor representación en el registro. En el Partido de General San Martín (la otra sede
del Proyecto), mientras tanto, se recibieron denuncias en una única locación: la Parro-
quia San Juan Bosco, en la localidad de José León Suárez, próxima a la villa “La Cárcova”.
Con casi un tercio del total (32,49%) presenta un porcentaje acorde a su despliegue terri-
torial. En el 85% de los casos, se ha podido constatar que los/as niñas, niños, adolescentes
y jóvenes adultos/as denunciantes residían al momento de haber sufrido hechos de vio-
lencia en diversas variantes de barrios informales/populares (como villas, asentamientos
y otras)10 .

10- Tomamos en este trabajo la definición de María Cristina Cravino (2008): “Denominamos formas (o modalidades) de hábitat
popular al conjunto de las prácticas habitacionales de los sectores populares en todo su abanico: urbanizaciones informales,
situaciones de tenencia extra-legal como las ocupaciones de viviendas o construcciones vacantes, formas de autoconstruc-
ción en lote propio, barrios por cooperativa o por ONGs, conventillos, hoteles pensión, conjuntos habitacionales construidos

36
Cuadro 2. Niños, niñas, adolescentes y jóvenes adultas/os víctimas de violencia de las fuerzas
de seguridad según ubicación y tipo de barrio de residencia. AMBA. 2019-2020.

Casos %

CABA (barrios populares) 81 55

CABA (otros barrios) 9 6

San Martín (barrios populares) 44 30

San Martín (otros barrios) 5 3

Otros partidos (PBA) 3 2

Sin datos 6 4

Total 148 100,0

Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

Análisis de la muestra de casos de violencia de las fuerzas de seguridad

Como anticipamos, los hechos y también casos de violencia analizados en este registro
pueden ser de tres tipos: a) hechos puntuales (ocurridas en un lugar y tiempo concretos),
b) hechos reiterados (situaciones de violencia que se reiteran en forma frecuente en deter-
minado lugar y/o momentos del día) o; c) hechos de violencia por “omisión”, es decir, situa-
ciones puntuales en dónde la policía omitió intervenir, dejando que ocurriesen situaciones
de peligro y/o violencia interpersonal. Se consideran como muestra para los 196 casos

por el Estado, etc. Cuando se trata de barrios en sí mismos podemos denominarlos también barrios informales, que defini-
mos como aquellos que tienen problemas de dominio, es decir, barrios sin escrituras (como los productos de los loteos que se
realizaron particularmente entre las décadas del 40 y del 70), barrios mixtos (compuestos por zonas con problemas de dominio
y ocupaciones de lotes, por ejemplo), villas, asentamientos, barrios producidos por el Estado donde nunca se otorgaron las
escrituras o que se pensaron como alojamiento transitorio y que luego se consolidaron, etc.” (p. 46).

37
(ocurridos a 148 víctimas, en 132 hechos). Estos números permiten calcular un prome-
dio aproximado de 0,98 víctimas por situación y de 1,12 denuncias por víctima. La ma-
yoría de los hechos denunciados son “hechos puntuales” de violencia (152 denuncias,
más del 75% del total). Los “hechos reiterados” y los “hechos de violencia por omisión”
aparecen con menos frecuencia. Es probable que eso responda al diferente grado de
instalación de formas de violencia de menor “intensidad” punitiva, pero una mucho
mayor cotidianeidad, así como la muy incipiente problematización de la omisión de
intervención como forma de violencia institucional/estatal indirecta por parte de las
fuerzas de seguridad.

Cuadro 3. Distribución de situaciones, denuncias y víctimas. AMBA. 2019-2020

Hechos % Casos (hechos + %


víctimas)

Hecho puntual 97 73,48 152 77,55

Hechos reiterados 30 22,73 30 15,3

Omisión 5 3,79 14 7,14

Total 132 100 196 100

Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

Localización de los casos

Las tres locaciones de CABA concentraron más del 65% del total de los casos denun-
ciados (66,5%), en concordancia con el porcentaje de víctimas incluidas (66,91%). En San
Martín las denuncias se reparten entre barrios populares de la cuenca del río Reconquista
(21,4%), y otras localidades del Partido (6,12%). Se registran algunos casos de violencia que
ocurrieron a las niñas, niños y adolescentes en otros puntos del AMBA (3,57%), y algunos
casos sin datos precisos de localización de los hechos.

38
Cuadro 4. Casos de violencia de las fuerzas de seguridad sobre niñas, niños, adolescentes y
jóvenes adultos/as según barrio de ocurrencia de los hechos. AMBA. 2019-2020

Casos %

CABA (barrios populares) 112 57,1

CABA (otros barrios) 19 9,7

San Martín (barrios populares) 42 21,4

San Martín (otros barrios) 12 6,12

Otros partidos (PBA) 7 3,57

Sin datos 4 204

Total 196 100,0

Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

Por otra parte, es interesante observar lo que ocurre cuándo se evalúa tipo de lugar
en donde ocurrieron los hechos. El espacio público se lleva el mayor porcentaje de casos
(57,64% acumulado, si contemplamos en conjunto los hechos ocurridos en la calle y los es-
pacios públicos abiertos).

Esto da cuenta de un tipo de violencia que se ejerce primordialmente en el espacio


público, para su vigilancia, control y mantenimiento del “orden”. Sin embargo, los hechos
de violencia de fuerzas de seguridad ocurridas en domicilios y otros establecimientos
particulares, presentan un elevado porcentaje de víctimas. Se observan tanto modali-
dades tradicionales de ejercicio de la violencia punitiva estatal por parte de las fuerzas
de seguridad en barrios informales mediante el recurso de los allanamientos masivos
en los barrios, como la gran relevancia que tuvieron estos procedimientos durante el
período analizado en CABA. En varias ocasiones, estos procedimientos son presentados
a la prensa como “golpes al narcotráfico” o “desarmado de bunkers”. Esta modalidad de
violencia de las fuerzas de seguridad focalizada fue una más de las múltiples formas de

39
intensificación del castigo punitivo a las y los jóvenes como excusa o con “fundamento”
en la “guerra contra las drogas”.

Cuadro 5. Casos de violencia de las fuerzas de seguridad sobre niñas, niños, y jóvenes adul-
tos/as según tipo de espacio de ocurrencia de los hechos. AMBA. 2019-2020.

Casos %

Vía Pública 93 47,44

Parque o espacio baldío 20 10,2

Establecimiento particular 70 35,71

Transporte público 5 2,55

Centros educativos/comunitarios/sanitarios 3 1,53

Comisaría 4 2,04

Total 195 100,0

Sin datos 1

Total 196

Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

Fuerzas de seguridad involucradas en los casos

Los victimarios directos o indirectos de hechos de violencia denunciados responden a


fuerzas de seguridad federales y policías provinciales que actúan en sus territorios especí-
ficos. Dado que en algunos lugares hay intervención multiagencial, esta pregunta contem-
pla una respuesta múltiple, cada caso podía tener como participes a más de una fuerza de

40
seguridad, y cada víctima, por lo mismo, denunciar a más de una.

Dentro de las fuerzas de seguridad denunciadas la Policía de la Provincia de Buenos


Aires es la que mayor cantidad de casos posee: (32,14%). Le sigue la Prefectura (27,04%), la
Policía de la Ciudad (22,45%), y, por último, la Gendarmería (19,39%).

La lectura de la información presentada permite apreciar una diferencia fundamental


entre Provincia de Buenos Aires y CABA. En la primera, la Policía Bonaerense conserva el
cuasi monopolio de la seguridad y la violencia punitiva estatal en su jurisdicción. Mientras
que, en la CABA, y en particular, en las zonas socialmente vulnerables, la Policía de la Ciu-
dad de Buenos Aires se articula para ejercer la vigilancia con la Prefectura y la Gendarmería
tal como se fundamenta en los apartados iniciales.

Cuadro 6. Fuerzas de seguridad denunciadas por violencia sobre niños, niñas, adolescentes y
jóvenes adultas/os (respuesta múltiple). AMBA. 2019-2020.

Respuestas % sobre casos

Gendarmería 38 19,39

Prefectura 53 27,04

Policía de la Ciudad 44 22,45

Policía Bonaerense 63 32,14

Otras fuerzas de seguridad 7 3,57

Policía de civil 27 13,78

Total de casos 196

Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

41
Tipos de violencia denunciados según intensidad lesiva

En este apartado describimos y analizamos los tipos de violencia denunciados en cada uno
de los casos de la muestra. Al ser una pregunta con respuesta múltiple, las respuestas que indi-
can los distintos tipos de violencia sufridos en cada caso superan ampliamente al total de casos:
746 respuestas indicando distintos tipos de violencia sufridos, para los 196 casos del registro. Los
hechos se agrupan en la siguiente tabla por intensidad lesiva, a fines del orden y la presentación
de la información, pero es importante remarcar que esto no constituye una clasificación tajante,
sino un esquema arbitrario para los fines de la exposición.

Se observa en la tabla que la gran mayoría de reportes de violencias se dan en el mo-


mento de contacto con las fuerzas de seguridad (663 respuestas, 88,8% de las 746).

Las violencias de “baja intensidad” (violencias psicológicas o verbales) son las que pre-
sentan mayor cantidad de reportes: amenazas/intimidación (64,29% de los casos), insultos/
trato humillante (39,29% de los casos) y requisas arbitrarias (27,55% de los casos) son sus
formas más comunes. El 53,08% de las respuestas a esta pregunta por los tipos de violencia
sufridos en cada caso (396 sobre las 746 respuestas con opciones múltiples), corresponden
a violencias de este tipo. Este primer conjunto corresponde a una modalidad de violencia
principalmente verbal y psicológica, conocida en la jerga popular como “verdugueo”. Con-
figura una modalidad de intervención de las fuerzas de seguridad, que como anticipamos
en el marco teórico-metodológico, permite a estas ejercer una permanente y cotidiana ru-
tina de vigilancia, control, y sometimiento (GESPyDH, 2016) de niñas, niños, adolescentes y
jóvenes de sectores socialmente vulnerables, en los mismos territorios que estos habitan,
degradando su condición de sujetos de derecho y de ciudadanos plenos.

Le siguen en términos de frecuencia de ocurrencia las formas de intensidad lesiva me-


dia y alta (en total 167 respuestas, 22,38% de las 746). Los golpes (29,59% de los casos), las
técnicas de reducción violentas (25,51% de los casos) y los empujones y agarrones (15,82% de
los casos) son sus expresiones más comunes.

En tercer lugar, se puede comprobar viendo el final de la tabla una cantidad muy sig-
nificativa de reportes de comportamiento ilegal altamente vulneratorios de los derechos y
garantías de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, aun cuando la lesividad de estas prácti-
cas sea de carácter indirecto. Entre otras, aparecen los allanamientos irregulares y/o vio-
lentos (30,1% de los casos), manipulación/implantación de evidencias (11,22% de los casos),
las retenciones informales -en vía pública, garitas de vigilancia o patrulleros- (10,71% de los

42
casos). Esto demuestra que la violencia estatal punitiva que padecen niñas, niños, adoles-
centes y jóvenes no solo suele ser altamente lesiva y dañina, sino también ilegal, y vejatoria
de sus derechos y garantías fundamentales como ciudadanos y sujetos de derecho.

Por último, se presentan en un nivel considerable formas de violencias de muy elevada


intensidad lesiva. El disparo de armas de fuego es su manifestación más común (9,69% de
los casos).

En suma, se puede verificar como por cada hecho grave o muy grave denunciado que
constituyen la “punta del iceberg” de las violencias punitivas estatales, existen infinidad
de otras formas de violencia de menor lesividad, que permanecen ocultas, sin sanción, y
que se reproducen de forma cotidiana. Estas vejaciones con distintos grados de lesividad
(algunas, lesivas solo de manera indirecta), se combinan y atraviesan toda la cadena pu-
nitiva, y redundan en considerables secuelas físicas, psicológicas y de incidencia en las
trayectorias vitales de las niñas, niños y adolescentes que las padecen.

Cuadro 7. Tipos de violencia denunciadas (respuesta múltiple). AMBA. 2019-2020

Respuestas
Tipos de violencias % de los
Contacto Traslado Detención Total casos
Insultos/humillación 62 3 12 77 39,29
VIOLENCIA DE INTENSIDAD LESIVA BAJA

Amenazas/intimidación 116 2 8 126 64,29

Requisa arbitraria 54 0 54 27,55

Requisa invasiva/vejatoria de la 14 2 16 8,16


intimidad
Arrojado de pertenencias a la vía 14 14 7,14
pública
Rotura/robo de pertenencias 46 1 25 23,98

Reducción contra la pared 13 12 6,63

Apuntamiento con armas de 48 1 49 25


fuego
TOTAL 367 5 24 396

43
VIOLENCIA DE INTENSIDAD LESIVA MEDIA Y ALTA

Respuestas
Tipos de violencias % de los
Contacto Traslado Detención Total casos
Reducción violenta/lo tiraron al 49 1 50 25,51
piso
Empujones/ Agarrones 30 1 31 15,82

Golpes 43 3 12 58 29,59

Patadas 21 1 22 11,22

Aceleración de vehículo para 2 2 1,02


abrir heridas
Gas pimienta/lacrimógeno 4 4 2,04

TOTAL 147 5 15 167

Respuestas
VIOLENCIA DE INTENSIDAD LESIVA MUY ALTA

Tipos de violencias % de los


Contacto Traslado Detención Total casos
Asfixia 2 2 1,02

Golpe con objetos contundentes/ 6 1 1 8 4,08


tonfas
Disparo de armas de fuego 18 1 19 9,69

Herida por arma de fuego 6 1 7 3,57

Homicidio 4 4 2,04

Abuso sexual 1 1 2 1,02

TOTAL 37 1 4 42 21,42

44
Respuestas
Tipos de violencias % de los
Contacto Traslado Detención Total casos
Omisión 21 21 10,71
VIOLENCIAS INDIRECTAMENTE LESIVAS

Pedido de sobornos/Extorsión 3 1 4 2,04

Manipulación de evidencias/ 8 14 22 11,22


armado de causa/irregularidades
legales
Denegación de atención médica/ 3 3 1,53
alimentos/agua (encierro)
Incomunicación (detención) 11 11 5,61

Retención informal 21 21 10,71

Allanamiento violento y/o 59 59 30,1


irregular
TOTAL 112 0 29 142

663 11 72 746 196


TOTAL
(respuestas) (casos)

Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

Por último, cabe mencionar que se registraron 33 traslados/detenciones como parte


de las estrategias de las fuerzas de seguridad para vigilar y castigar a niñas, niños, ado-
lescentes y jóvenes de los barrios: un 16,83% de los casos registrados. Sin embargo, es de
notar que casi un tercio de estos casos en los que hubo traslado o detención (33,33%), cor-
responden a retenciones informales, principalmente, en “garitas” que las fuerzas de segu-
ridad federales poseen en el interior o los alrededores de los barrios populares. Esto nos
lleva a constatar, nuevamente, la impronta crecientemente territorial y no judicializada
de la violencia punitiva sobre niñas, niños y adolescentes del AMBA.

45
Cuadro 8. Denuncias de violencias a niños, niñas, adolescentes y jóvenes adultas/os en las
que se produjeron traslados y/o detenciones. AMBA. 2019-2020.

Casos % sobre casos


con detenciones/
traslados

1. Centro de Admisión y Derivación CAD (Úr- 2 6,06


sula Llona de Inchausti)

2. Comisaría 15 45,45

3. Garitas de fuerzas de seguridad en el barrio 11 33,33

Hospital 4 12,12

Patrullero 1 3,03

Total (casos con detenciones/traslados) 33 100

Fuente: Base de datos del Registro de Violencia Institucional UNICEF-DNI-IIGG

3. Análisis cualitativo
En esta sección realizaremos un análisis cualitativo y descriptivo de la información
contenida en este registro. El objetivo es ampliar y profundizar el análisis del apartado
anterior, para reconstruir y caracterizar así los patrones, rutinas y regularidades que se
observan en las prácticas desplegadas por las fuerzas de seguridad, así como los encade-
namientos que se producen entre distintas modalidades de la violencia y la explicación
de estas a partir de relacionarlas con estructuras de violencia estatal de largo aliento, por
un lado, y con las políticas de seguridad vigentes durante el período en que se relevaron
los casos, por otra parte. El propósito, finalmente, será el de contribuir a la visibilización
y denuncia de las violencias punitivas estatales, así como también mostrar como las for-

46
mas más extremas y altamente lesivas de violencia estatal conviven y se articulan per-
manentemente con otras rutinas mucho más cotidianas e invisibilizadas, que también
es necesario denunciar y desarticular para garantizar la plena ciudadanía y vigencia de
los derechos de niñas, niños y adolescentes. Tal como se dijo ut supra, el análisis se hace
a través de los testimonios que fueron recabados por los operadores territoriales del Re-
gistro. Esto significa que para nosotros se convirtió en “fuente secundaria”, y por lo tanto,
el análisis requirió de un esfuerzo adicional de interpretación que prescinde de la obser-
vación y captación directa.

La sección se estructura en torno a cinco ejes que resumen el tipo de situaciones de


interacción en las que se producen las violencias estatales punitivas de las fuerzas de
seguridad de diferente intensidad lesiva que contiene este registro. El interés de dividir
el análisis de esta forma es que permite distinguir y exponer con claridad cuáles son las
prácticas de las fuerzas de seguridad en territorio y en sede de los respectivos organismos
en los que las violencias se combinan y articulan de manera regular. Exponer estos pro-
cedimientos, prácticas y tácticas en su sistematicidad y recurrencia, es el primer paso para
denunciarlas y desarticularlas.

En cada una de las situaciones de violencia institucional que se presentan en este do-
cumento las víctimas han sido sometidas a distintas situaciones de violencia que se han
presentado en modalidades diversas combinando agravio, daño físico y psicológico o moral
predominantemente con amenaza de represalia en caso de que la víctima denunciara la
situación de padecimiento experimentada por los integrantes de las fuerzas de seguridad.

En primer lugar, situaciones en las que la violencia se produce en el espacio público por
tareas de “prevención del delito”. Esta sección abarca a su vez dos formatos típicos de ac-
tuación policial en las que se producen violencias. A) Controles poblacionales “proactivos”
en vía pública, vehiculares y en el transporte público y B) Acciones de “despeje” del espacio
público en el marco de una política de “prevención situacional del delito” (Garland, 2005).

En segundo lugar, analizamos situaciones en las que la violencia policial se produce


en situaciones “reactivas”, incluyendo situaciones de enfrentamientos y violencia policial
en el marco de persecuciones, o de intervenciones policiales ante conflictos vecinales o in-
terpersonales, como también de situaciones de flagrancia, o supuesta comisión de delitos
en flagrancia.

En tercer lugar, reponemos las graves consecuencias en términos de violencias puni-

47
tivas que produjeron una serie de allanamientos irregulares, especialmente en CABA du-
rante el 2019.

En cuarto lugar, analizamos casos de violencia estatal por omisión cometidos por las
fuerzas de seguridad, es decir, casos en que deberían intervenir para evitar que una situa-
ción de violencia se agrave, y no lo hacen, ya sea por negligencia deliberada (“liberación de
zona”), o por fallas operativas. Este es un tipo de violencia estatal poco problematizado que
suele tener consecuencias altamente lesivas para sus víctimas.

Por último, en un apartado especial registramos y analizamos los hechos de violen-


cia estatal (punitiva directa o por omisión), asociados con el cumplimiento de las medidas
de aislamiento social obligatorio (ASPO) registradas entre los meses de marzo y junio de
2020.

1) Violencia estatal punitiva proactiva en el espacio público

A. Control proactivo en el espacio público

El primer tipo de situaciones en las que niñas, niños y adolescentes padecen la violen-
cia de las fuerzas de seguridad es el de los controles proactivos de fuerzas de seguridad en
el espacio público. Estos controles son realizados con el argumento de que, al realizarlos,
están contribuyendo a prevenir el delito. Estas prácticas se enmarcan en las mencionadas
políticas de “Cuerpos Policiales de Prevención barrial” mencionadas en la introducción, en
particular el más reciente “Programa Barrios Seguros”11. En dichos programas, se pondera
la construcción de “vínculos de confianza” con vecinas y vecinos, así como la intervención
ante situaciones de conflictividad interpersonal que no necesariamente configuran deli-
tos. Sin embargo, en la práctica para las y los jóvenes, representó, como veremos, nuevas
formas de exposición a la violencia punitiva del Estado. Estas formas podrían agruparse
según la intensidad lesiva de dichas violencias.

11- En abril de 2016, se lanzó el “Programa Barrios Seguros” en la villa 31/31 bis, con un operativo policial masivo, que incluyó
42 allanamientos simultáneos realizados por 600 efectivos de Policía Federal y Gendarmería. Posteriormente, el programa fue
ampliado a otros barrios de CABA (1-11-14 y 21-24/Zavaleta, en septiembre de 2016), el AMBA (Carlos Gardel –3 de febrero- y Bar-
rio Borges –Vicente López-) e incluso del interior -Barrio Alto Verde, en Santa Fe- (Ministerio de Seguridad, 2019). El programa
es, en gran medida, una continuidad, ampliación y reformulación parcial de políticas de seguridad lanzadas durante el
gobierno del Frente para la Victoria. En primer lugar, el “Programa de Protección Integral de Barrios” de 2003 (Sánchez, 2008)

48
En primer lugar, tenemos un gran número de estos controles efectuados por las distin-
tas fuerzas de seguridad que consisten en contactos breves, pero cotidianos con las fuer-
zas, en los que se presenta una combinación de distintas violencias de baja intensidad
punitiva y lesiva. Detención en la vía pública, pedido de DNI y antecedentes penales (por
radio/teléfono), revisación invasiva o agresiva de las pertenencias, rotura o sustracción
de objetos personales, insultos, amenazas y humillaciones verbales (lo que los mismos
jóvenes denominan “verdugueo”), ser apuntado/as a distancia con armas de fuego, y en
algunos casos, la obligación de permanecer contra alguna pared. En ocasiones, estas ac-
ciones pueden tener una lesividad mayor. Este segundo conjunto de casos de intensidad
punitiva mayor puede incluir retenciones informales en la vía pública o en puestos de
vigilancia de duración breve, así como técnicas violentas para la reducción e incapaci-
tación (zarandeos, empujones, agarrones, golpes en los tobillos o piernas para separar-
las, y en algunos casos, cachetazos u otros golpes que buscan no dejar marcas para difi-
cultar su posterior denuncia), que no dejan representar un diferencial punitivo respecto
al primer grupo de casos, en los que solo se dan formas de violencia psíquica.

Se observa cómo la mayoría de estos despliegues de violencia de intensidad lesiva baja


y media (especialmente para el caso de Gendarmería y Prefectura), se producen en el mar-
co de la búsqueda de sustancias o drogas en pequeñas cantidades. Se trata de numerosos
casos en los que los jóvenes señalaban que los efectivos les sacan la droga para “consu-
mirla ellos”. En el marco de estas acciones, es posible observar que las fuerzas de seguridad
podrían vulnerar y exponer a niveles elevados de sufrimiento psíquico y físico a personas
que ya se encuentran en situaciones de extrema fragilidad.

Se trata, en suma, de prácticas consistentes con aquello que Pita, Corbelle y Brescia
(2019) han llamado “hostigamiento policial”. Prácticas de difusa legalidad, baja o media in-
tensidad lesiva, muy difíciles de individualizar y denunciar. Hechos de violencia menos
lesivos, pero cotidianos, que pocas veces llegan a ser denunciados o adquirir visibilidad
pública, por varios motivos: 1. Porque dada su baja lesividad, dificultad y legitimidad que
tiene entre algunos sectores de los barrios, no son concebidos como “violencia institucional”

y los Cuerpos Policiales de Prevención Barrial de 2012 (Basualdo, 2012). Sin embargo, la retórica punitiva con la que el gobierno
decidió comunicarlo, así como una serie de casos resonantes de violencia estatal que ocurrieron en su marco desde los inicios
(la represión a la murga “Los Reyes del Ritmo” en la villa 1-11-14 en febrero de 2016, el secuestro y tortura de Iván Navarro y
Ezequiel Villanueva de la villa 21-24 en septiembre de 2016), generaron críticas muy resonantes desde la sociedad civil. Tanto
investigadores especializados (Pita et al., 2019; Skliar, 2016; Tellería, 2018), como de organismos de derechos humanos (Centro
de Estudios Legales y Sociales, 2017; Procuración Penitenciaria de la Nación et al., 2015), lo han colocado en serie con otras
medidas de incremento de la vigilancia, la captura penal, y la violencia policial sobre las clases populares.

49
(Zajac, 2018); 2. Porque, tal y como se observa en los casos de este registro, la rotación de tur-
nos dificulta la individualización de los efectivos de las fuerzas de seguridad, permitiéndoles
eludir las denuncia; 3. Porque los habitantes de los barrios comparten representaciones y
creencias sobre la burocracia judicial, su mal funcionamiento, y los niveles de impunidad
esperables ante este tipo de hechos, así como sobre las posibles consecuencias y peligros
de resistir, y formalizar denuncias contra las fuerzas. Ese temor a las represalias y el
deseo de evitar una escalada de violencia punitiva mayor disuade a las víctimas en mu-
chos casos (especialmente en los menos lesivos) de hacer una denuncia formal.

Un segundo subgrupo de hechos vinculados con el control en el espacio público pre-


senta niveles elevados y altamente lesivos de violencia institucional: puñetazos, piso-
tones, patadas, golpes con la “tonfa” o la culata del arma, entre otras formas frecuentes
de violencia de elevada intensidad punitiva y lesividad física y psicológica. En muchos
casos, también se producen retenciones informales en las garitas de la fuerza o en los ba-
ños químicos de éstas. Las mencionadas prácticas le permiten a la fuerza desplegar un
régimen de encierro ilegal que le facilita aplicar violencia de duración breve que no queda
registrada formalmente, evadiendo los riesgos de denuncia que implica trasladar a las y los
adolescentes y jóvenes a las dependencias fijadas por la ley vigente, instancia en que im-
plica de hecho la oficialización de las detenciones, amén de la posible puesta en evidencia
de los malos tratos que pueden emerger en la revisión médica.

Es sumamente significativo, además, notar como, especialmente en el caso de Prefectu-


ra y Gendarmería, la violencia institucional se dispara en cuanto a su intensidad punitiva
ante cualquier tipo de reacción o resistencia por parte de las y los jóvenes: insultos, adver-
tencias sobre el conocimiento de sus derechos, intentos de huida o de esconder o descartar
droga, e incluso, respuestas en forma esquiva o dubitativa ante la pregunta de los efecti-
vos sobre si tienen “algo que los comprometa”. En cualquiera de esas situaciones, las y los
adolescentes y jóvenes se vuelven pasibles de recibir castigo físico por parte de los efectivos,
así como de ser retenidos de manera informal (en patrulleros, en la vía pública, o en las gari-
tas que las fuerzas tienen en las proximidades y el interior de los barrios), o formal (en comi-
sarías o en el CAD). También, si el o la adolescente o joven tienen antecedentes, pedidos de
captura o cualquier otra situación de conflicto con la ley penal, es también altamente posible
que reciban castigo físico por parte de las fuerzas de seguridad que los detienen.

Lo que se observa entonces, es que las fuerzas de seguridad aplican “correctivos”, usos
de la fuerza que los efectivos suponen legítimos, por un lado, porque constituyen una “res-

50
puesta” a lo que perciben como faltas al “respeto” que merecen (Garriga Zucal, 2014). Es-
tas prácticas violentas, como el “correctivo”, son herramientas consideradas válidas por
los agentes para encauzar la relación en el camino que ellos conciben como “normal”. Así
mismo, dichas reacciones se asocian a la percepción compartida por los efectivos de las
fuerzas de que la administración de justicia es respecto a niñas, niños y adolescentes en
conflicto con la ley penal demasiado indulgente/blanda (Zajac, 2018). Por esto, en muchos
casos consideran legítimo asumir ellos mismos la función punitiva como una forma de
compensación (Fassin, 2016). Al decir de Fassin (2016), estas rutinas mortificantes suponen
una verdadera “educación física”, mediante la cual las fuerzas de seguridad buscan inte-
riorizar en los jóvenes una sumisión pasiva a sus órdenes y preceptos. Las fuerzas de se-
guridad se erigen de tal suerte no solo en guardianes de la seguridad, sino también de la
moralidad, o como afirma Tiscornia (1999), un poder de policía “moralizante”.

B. Violencia institucional ejercida por las fuerzas de seguridad en situaciones


de “despeje” del espacio público

Un subconjunto particular de situaciones de violencia, se presentan cuando las fuer-


zas de seguridad llevan adelante en los barrios tácticas para lograr el despeje del espacio
público. Esta utilización de la represión de las fuerzas de seguridad tiene en las áreas urba-
nas argentinas una tradición que se remonta a la existencia y represión con base en edic-
tos policiales, códigos de convivencia o códigos contravencionales (Tiscornia, 1999; Pasín y
Zajac, 2014; Pita y Pacecca, 2017). Pero la extensión de estas prácticas al espacio público de
barrios populares/informales es mucho más reciente. Se enmarca además en una estrate-
gia criminológica neoliberal denominada “prevención situacional y ambiental del delito”
(Crawford, 1997; O´Malley, 1996; Garland, 2005). El objetivo principal consiste en reducir a
partir de intervenciones de tipo urbanístico y ambiental la “oportunidad” para la ocurren-
cia de delitos. La referencia a estas teorías aparece explícitamente en el documento sobre
el “Programa Barrios Seguros”.

En particular, el “Manual” de ese programa especifica la necesidad de controlar espa-


cios o sectores sin uso y/o actividad, áreas desvinculadas o segregadas, o “abandonadas” por
el Estado y la comunidad, alejados de las viviendas, sin posibilidad de “control” de lo que
allí ocurre. Llaman a estos espacios “tierras de nadie”, que hacen que las personas dejen de
transitar, pasear, permanecer, recrearse y en definitiva desincentiven el “uso y ocupación”,
lo que conlleva una falta de “vigilancia natural” de los propios vecinos, aumentando su-

51
puestamente, la posibilidad de los delitos (Ministerio de Seguridad, 2019: 185-186).

A nivel de la conducta de las fuerzas de seguridad entonces, esto implica mantener


esos espacios “despejados, evitar los usos que desde el Ministerio califican como “negati-
vos”, es decir, usos que supuestamente incentivan sensación de inseguridad y/o falta de
control. Este tipo de prácticas que implementan las fuerzas de seguridad se observa en
espacios abiertos como basurales, terrenos linderos a las vías del ferrocarril u otros terre-
nos baldíos, en los que se reúnen para cartonear u otras actividades jóvenes en situaciones
de extrema vulnerabilidad. En los barrios en que se implementó el Registro, se detectaron
casos en los que hubo prevalencia de prácticas de alta intensidad lesiva y vulneración de
derechos.

Sea cual sea el nivel de violencia observado, un emergente del análisis de estas situa-
ciones evidencia un núcleo duro de “exclusión dentro de la exclusión”. Personas en “situa-
ción de calle” o “en situación de pasillo”12 aún dentro de los barrios populares. En muchos
casos estas situaciones reconocen su origen en problemáticas familiares de violencias y
consumos problemáticos que “expulsan” a algunos habitantes de la convivencia. Las ca-
racterísticas distintivas de estas poblaciones pueden resumirse en:

* fuerte grado de invisibilización de las violencias sufridas


* habitan en un espacio que está “marcado” por las fuerzas de seguridad
* gran temor al acercamiento, al contacto, a hablar con los equipos
* enérgica desconfianza a brindar sus datos personales

En este sentido, en el proceso de construcción del registro de violencia institucional,


los equipos territoriales de ambas localizaciones comenzaron a reconocer a estas subpo-
blaciones en situación de vulnerabilidad extrema que padecen de manera sistemática y re-
currente violencia por parte de las fuerzas de seguridad y que no resultaba posible obtener
sus datos personales para integrarlos como casos en la matriz elaborada.

Los equipos territoriales comenzaron a registrar algunos de sus relatos, parciales, te-
merosos y atravesados en algunos casos por trastornos emocionales vinculados a la depresión,
estrés postraumático, consumo problemático de sustancias psicoactivas producto de violen-
cias previas, insuficientes espacios comunitarios para la convivencia y la ansiedad perma-

12- Se denomina “pasillo” a las calles internas de los asentamientos y villas.

52
nente frente a las amenazas continuas de ser agredidos. A esta situación se suma, además, la
extrema pobreza y desamparo de estos grupos. Las entrevistas en estos casos dejaron de ser
un espacio individual, para transformarse en uno de reflexión colectiva.

En CABA, muchos de los hechos de violencia que se describen en este apartado ocu-
rrieron en las inmediaciones de un espacio abierto no parquizado. De forma sistemática
y cotidiana, alrededor de diez efectivos pertenecientes a las fuerzas de seguridad se pre-
sentan durante la noche en el lugar, rotando para evitar las denuncias, y pidiendo refuer-
zos si observan cualquier manifestación de resistencias. Una vez allí, los someten a un
control de rutina que incluye el desnudo total y la requisa invasiva que incluye prácticas
vejatorias de la integridad sexual. Buscan además la reacción de jóvenes y de adultos con
todo tipo de provocaciones, para poder arrestarlos. Los insultan y humillan, los golpean
y torturan (hay, incluso, denuncias de quemaduras)13. Muchas de las víctimas habitan
en dicho lugar y algunos tienen sus domicilios en locaciones lindantes con este. Todos
ellos se encuentran en situación de consumo problemático de sustancias y pertenecen a
sectores de altísima vulnerabilidad social en el marco de una manifiesta exclusión social
y marginalidad.

En San Martín, mientras tanto, se registran casos de desalojo violento de personas que
se encontraban habitando un predio en situación de extremo desamparo (agravado por
haber ocurrido en el marco de las medidas de aislamiento por la pandemia de COVID-19, y
que se analizan más adelante en este informe).14

Es significativo que, en nombre de preservar la seguridad, la intervención estatal


a través de los efectivos policiales termina perjudicando y obstaculizando el traba-
jo de otras agencias estatales y no estatales que se dedican a la contención, cuidado y
reparación de daños a estos grupos vulnerables.

Casos de “pseudo-flagrancia”. Denuncias vecinales y persecuciones

Por último, se registran situaciones de violencia en casos que constituyen un límite


difuso entre vigilancia proactiva y “flagrancia” cuando Prefectura, Gendarmería, Policía

13- DNI realizó una denuncia penal ante la gravedad de estos hechos. La investigación está en trámite a cargo del Juzgado
Federal en lo Criminal y Correccional Nro. 3 de la Capital Federal. (año 2020)
14- En este caso también se radicaron denuncias penales y notas institucionales para prevenir la reiteración de estos hechos.
(año 2020)

53
Federal, Policía de la Ciudad o Policía de la Provincia de Buenos Aires reciben un “llamado”
o “denuncia” de algún vecino/a, o se encuentran “persiguiendo” a algún joven por un su-
puesto delito. En estos casos, se sienten justificados/habilitados para detener y castigar
físicamente no solamente a las niñas, niños y adolescentes supuestamente en conflicto con
la ley penal, sino a todos en general. En muchos de los casos, aparecen técnicas de captura
“al boleo” de adolescentes que se encuentran en ese momento en la vía pública y que pre-
sentan características similares a los perseguidos o denunciados. En estos casos de cuasi
o pseudo flagrancia, la intensidad lesiva de la violencia desplegada es alta en comparación
con las modalidades de vigilancia proactiva analizadas en los apartados anteriores, aunque
quizás no tanto como las desplegadas en los casos de flagrancia plena que se analizan más
adelante en el próximo apartado.

2) Situaciones de violencia en casos de flagrancia

Cuando los efectivos de las fuerzas de seguridad actúan en situaciones de flagrancia


o supuesta flagrancia de delitos se observa prácticas de violencia física y letal/potencial-
mente compatibles con las prácticas más duras de violencia punitiva estatal: tanto aquella
que el activismo ha construido como “violencia institucional” o “gatillo fácil” (Pita, 2010), como
aquellos casos que se mantienen invisibilizados, presentados por los medios, las fuerzas de
seguridad y la justicia como muertes “legitimas” en el marco de supuestos “enfrentamientos”
entre policías y “delincuentes” (Daroqui, 2009). Como trasfondo de estas situaciones, se ha-
llan estructuras estatales represivas de largo aliento.

Para el caso de las localizaciones analizadas en CABA como en la Provincia de Buenos


Aires, estas formas extremas de violencia punitiva se producen en el mismo territorio, y
recaen en muchos casos en jóvenes que ya habían sido previamente víctimas de violencias
ejercidas por las fuerzas de seguridad de menor lesividad. Esas formas más cotidianas de
control permiten ir seleccionando y “marcando” a los jóvenes que luego sufrirán formas
más extremas de castigo, especialmente, cuando son “atrapados” en cualquier situación de
conflicto con la ley penal, no importa cuál sea en ellas su grado real de involucramiento.

Así mismo, en San Martín, es significativo como en una proporción relativamente ma-
yor de los casos, la violencia de altísima intensidad lesiva y letal sobre los jóvenes se pro-
duce en espacios de encierro (comisarías) y/o en otros barrios, lejos del lugar de residencia.
Esto puede estar indicando respecto de CABA, tanto diferentes dinámicas delictivas, como

54
un diferente modelo de policiamiento predominante, con modalidades de violencia más
lesivas, extraterritoriales y “reactivas” en lugar de “proactivas”.

3) Allanamientos

En este apartado se exponen y analizan situaciones de allanamientos realizadas sobre


todo en CABA, que tuvieron lugar en 2019. Se caracterizan en primer lugar, por su irregu-
laridad: órdenes de allanamiento que no se muestran, o se muestran tarde, o presentan
incorrecciones (como referirse a otras viviendas a la allanada); testigos que ingresan varios
minutos después de iniciado el procedimiento; sustracción y rotura de pertenencias sin
ningún criterio. En segundo lugar, por su violencia. Los efectivos ingresan pateando y/o
rompiendo la puerta, a los gritos, amenazando y apuntando con armas. Además, en muchos
casos, despliegan reducciones agresivas y violencias físicas de variada intensidad lesiva.

Pero, sobre todo, se destaca la nula consideración especial que estas fuerzas tienen
para con las niñas, niños y adolescentes, a pesar de que toda la reglamentación nacional
vigente así lo establece. Por ejemplo, el “Protocolo General de Actuación para la Realización
de Allanamientos y Requisas Personales”, Resolución 535-E/2017 del Ministerio de Segu-
ridad de la Nación, establece en el apartado 4.8 inciso J el “resguardo de los niños, niñas,
adolescentes, personas con capacidad restringida, incapaces, capacidades diferentes y mu-
jeres embarazadas”. Así, cuando en el lugar a allanar se encontraren menores de edad, con
discapacidad, y mujeres embarazadas, se debe procurar alejarlos del accionar policial, ha-
ciéndolos permanecer a la guarda de un familiar o de “personal idóneo para preservar su
integridad”. Se debe comunicar además a la autoridad judicial “a efectos de solicitar indi-
caciones con relación a la guarda de los menores”. Nada de esto se observa en los procedi-
mientos denunciados, evidenciándose una clara violación al “interés superior del/a niño/a”
presente la legislación nacional e internacional respectiva.

En varios de los casos, las fuerzas se hacen presentes buscando a acusados de delitos.
Estos allanamientos esporádicos para cumplir órdenes judiciales constituyen la forma más
común de “entrada” a las villas por parte de policías y fuerzas de seguridad, previo a los
regímenes de policiamiento “barrial” al interior de estas (Basualdo, 2012).

Otro tipo de allanamientos que se desprenden de los relatos registrados, manifiestan


que la justificación del ingreso en domicilios y comercios, se enmarca en la política de “com-
bate contra el Narcotráfico” y a la Trata (el “crimen organizado” en general). Por ejemplo,

55
en el plan “Argentina sin Narcotráfico”, aparece explícitamente como parte del “Compro-
miso para la erradicación del ‘paco’”, el objetivo de “Detectar y destruir cocinas, bunkers
y centros de distribución” (Ministerio de Seguridad, 2018). Se trata de intervenciones con
débiles efectos en términos de política criminal, así como de prevención de los consumos
problemáticos.

El hecho de que los espacios allanados como “bunkers” o “puntos de venta”, no sean
en muchos casos, más que comercios informales (kioscos, bares) o incluso viviendas
familiares, demuestra la compleja imbricación que existe en algunos barrios entre pro-
blemas de hábitat, la economía informal y economía ilegal, y la dificultad que existe
para brindar soluciones efectivas en torno al problema de la venta y consumo de sus-
tancias y drogas.

En suma, independientemente de la crítica de estas intervenciones con arreglo a su


eficacia, estos tipos de allanamientos pueden otorgar a las fuerzas de seguridad oportuni-
dades de estigmatizar, perseguir y ejercer altos niveles de violencia estatal punitiva sobre
individuos o familias enteras, incluyendo a niñas, niños y adolescentes. En el mismo sen-
tido que los controles proactivos en la vía pública, o las técnicas de “despeje” de espacios
abiertos, puede constituir o generar, en ciertos casos, una administración estatal violenta
de la pobreza urbana.

4) Omisiones

En este apartado se analizan casos de violencia estatal por abandono/omisión de inter-


vención ante graves situaciones de violencia con riesgo vital para las niñas, niños y adoles-
centes que los padecen. Este tipo de violencia se encuentra poco problematizado a pesar
de la elevada letalidad que comporta, en contextos en los que los niveles de violencia inter-
personal son muy altos.

Estas escaladas de violencia potencialmente letales se pueden presentar ante diversos


tipos de conflictos: disputas o enfrentamientos armados entre “bandas” dedicadas a las
economías informales; acciones violentas por la apropiación del espacio urbano y las vivien-
das; conflictos interpersonales de distinta índole (vecinal, familiar, violencia de género).

La falta de intervención policial para hacer cesar la violencia, la dificultad de acceso a la


justicia, y de dispositivos especializados de gestión de los conflictos, se evidencian en estas

56
escenas. También la negativa a tomar denuncias por diversos delitos, incluidos la propia
violencia policial. Problematizar estas omisiones como formas denunciables de violencia
por parte del Estado, especialmente, en los casos en los que aparecen niñas, niños y adoles-
centes como víctimas, es una tarea pendiente.

Además de casos de omisión deliberada, existen situaciones en las que las fuerzas de
seguridad se hacen presentes para atender situaciones de violencia vecinal, familiar o de
género, y en lugar de cumplir su función de hacer cesar la violencia, terminan por agravar
la situación, desplegando violencias punitivas de lesividad alta sobre las y los jóvenes que
se ven involucrados en ellas.

5) Casos registrados en el contexto de Aislamiento Social Preventivo y


Obligatorio (ASPO) por COVID 19

Por último, en este apartado analizamos situaciones de violencia estatal ocurridas


desde que fueron dictadas las medidas de aislamiento social obligatorio, que a la fecha de
escritura de este informe (junio de 2020), seguían vigentes para el AMBA15.

En estas situaciones, se evidencia el riesgo de que dichas medidas, puedan actuar como
una situación de excepción que respalde y legitime el despliegue de las fuerzas de segu-
ridad de violencias punitivas altamente lesivas sobre la población, en especial, las y los
jóvenes. Así, existen casos de violencia institucional con la excusa de hacer cumplir la cua-
rentena. Se han presentado situaciones tanto en CABA como en el distrito de San Martin
que incluyen operativos de las fuerzas de seguridad con ejercicio de violencia despropor-
cionada en nombre del cumplimiento de las medidas de aislamiento social, preventivo y
obligatorio (ASPO).

También, casos de desalojos que son particularmente graves, dado que expone a las
familias desalojadas, y en especial, a los niños, niñas y adolescentes de esa familia, a una
situación de grave desamparo debido al contexto que estamos atravesando.

15- Luego de que el 11 de marzo del 2020 la OMS declarara al virus Covid-19 como una pandemia mundial, el Poder Ejecutivo
resolvió, mediante el DNU 297/2020 el aislamiento preventivo social y obligatorio por el plazo de 15 días, prorrogado hasta la
fecha de redacción de este informe.

57
En barrios en los que se combinan factores sociales críticos que dificultan el cumpli-
miento de las medidas, como el hacinamiento en las viviendas (existen casos en los que lle-
gan a convivir varios grupo familiares simultáneamente en unos pocos metros cuadrados),
la falta de ingresos económicos por la suspensión de actividades de la economía informal,
o el precario acceso a la salud y a los servicios públicos esenciales (como el agua corriente),
y los productos de higiene, la exigencia del Estado a estas poblaciones, tendría que tenerse
en cuenta la particularidades atravesadas en estos territorios.

58
estrategias de Abordaje
y prevención
de la violencia institucional

59
En los apartados anteriores se describieron los hechos de violencia de distinta
intensidad relevados por las y los referentes de las localizaciones en las que se desar-
rolló el proyecto. En este capítulo abordaremos las acciones desplegadas para la pre-
vención de la violencia institucional a partir de tres estrategias: 1) la intervención y
acompañamiento a víctimas de violencia institucional; 2) la articulación con actores
sociales e institucionales vinculados a la temática; y3)la capacitación de referentes y
operadores comunitarios.

1. Intervención y acompañamiento a víctimas de violencia


institucional.
Referencias conceptuales básicas para el trabajo con víctimas

Para las acciones del proyecto se tomaron como base las definiciones de tortura y
otros tratos o penas crueles, inhumanos y/o degradantes definidos por el derecho interna-
cional de los derechos humanos, en consonancia con las definiciones de nuestro derecho
local.16

Como prohibición absoluta, los instrumentos de derecho internacional de los derechos


humanos la colocan dentro de la categoría más alta de las normas internacionales, una
norma jus cogens, es decir, imperativa, respecto de la cual ningún Estado puede sustra-
erse. Este carácter absoluto implica que, a diferencia de lo que ocurre con la gran mayoría
de los derechos humanos consagrados internacionalmente, no puede restringirse ni sus-
penderse en ninguna circunstancia.17

La Convención contra la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y/o degra-
dantes de Naciones Unidas (art. 1.1) establece que es tortura todo acto intencional por el
que se inflija dolores o sufrimientos graves: “A los efectos de la presente Convención, se
entenderá por el término “tortura” todo acto por el cual se inflija intencionadamente
a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de
obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que

16- El art 144 ter inc. 3 Código Penal Argentino define tortura: “Por tortura se entenderá no solamente los tormentos físicos,
sino también la imposición de sufrimientos psíquicos, cuando éstos tengan gravedad suficiente.”
17- Nash Rojas, Claudio,Alcance del concepto de tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes** ANUARIO DE
DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO. AÑO XV, MONTEVIDEO, 2009, PP. 585-601, ISSN 1510-4974, pág. 588.

60
haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o
a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos
dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejer-
cicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia.
No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencia únicamente
de sanciones legítimas, o que sean inherentes o incidentales a éstas.” 18 (el destacado nos
pertenece)

Por su parte, la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la tortura de


la Organización de Estados Americanos19 (OEA) establece en el mismo sentido, aunque
amplía el concepto: “Se entenderá por tortura todo acto realizado intencionalmente por
el cual se inflija a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de
investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo corporal, como medida
preventiva, como pena o cualquier otro fin.” (el destacado nos pertenece)

Como puede advertirse, esta Convención regional contiene una definición de mayor
amplitud ya que no exige las finalidades requeridas por el Sistema Universal, sino que
agrega que la tortura, además de los fines que describe, puede tener “cualquier otro fin”.
Esta diferencia no resulta un problema ya que el art. 1 inc. 2 de la Convención de la ONU
establece que deberá utilizarse “cualquier instrumento internacional o legislación nacional
que contenga o pueda contener disposiciones de mayor alcance” (el destacado es propio).
Es decir, del juego armónico de los instrumentos internacionales y nacionales se conside-
rará aquella noción de mayor alcance.

Estas definiciones básicas ponen en el centro de la escena al sufrimiento de las vícti-


mas. La violencia puede tener efectos prolongados, lo que adquiere una singular trascen-
dencia en niñas, niños y adolescentes porque aumenta la potencialidad del sufrimiento. La
violencia no solo alcanza a las víctimas directas, sino también a su familia y la comunidad,
e involucra a la sociedad en general.

Sara Slapak señala que ...“cuando el Estado ampara, en virtud del imperio de la ley, los
individuos y los grupos reconocen ese amparo no solo por el accionar del Estado de Derecho

18- Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos y/o degradantes.Adoptada por la Asamblea Gen-
eral de Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1984, entrada en vigor 1987 y con jerarquía constitucional desde 1994).
19- Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, adoptada en Cartagena de Indias, Colombia, el 9 de
diciembre de 1985 en el decimoquinto período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la Organización de Estados
Americanos. Ratificada por Argentina el 31 de marzo de 1989.

61
sino también porque ese amparo se conjuga con vivencias interiorizadas de protección y
esperanza.”20

En cambio, una sociedad en la que el Estado favorece la impunidad o groseras omi-


siones en el campo de la salud, la educación, el trabajo, o la justicia, posibilita que se ani-
den sospechas y temores, acentuándose las vivencias de desamparo de los ciudadanos y
dificultándose cualquier intento de reparación. La impunidad no sólo alienta la repetición
futura de los hechos, sino que además impide el efecto de reparación que tiene para la víc-
tima que se reconozca lo sucedido y se sancione a los responsables.

A pesar de que la reparación no es sino “simbólica” porque no se obtiene aquello que


se ha perdido, sino lo que lo representa, “no puede negarse (...) el efecto de apaciguamiento
del dolor que un acto de justicia produce sobre quien ha sufrido una situación traumática,
sobre todo si ésta ha sido producida por el Estado, o alguno de sus representantes. (...) El
acto de justicia, la definición de las responsabilidades y la aplicación de la pena correspon-
diente, son en sí mismos actos reparatorios. Se podría decir que la víctima puede comenzar
sólo a partir de allí a vislumbrar alguna cicatrización de la herida, la cicatrización que sea
posible.”21

Sufrimiento diferencial de niñas, niños y adolescentes

La edad de las víctimas puede ser un factor que acentúe la vulnerabilidad de una
persona y limite el ejercicio pleno de sus derechos.22 Las niñas, niños y adolescentes son
propensos a sufrir más intensamente las vulneraciones de sus derechos fundamentales
porque se encuentran en pleno proceso de desarrollo. Esto se agudiza en los adolescentes
pertenecientes a barrios y sectores en situación de vulnerabilidad. A su vez, el contexto se
conjuga con una presencia parcial o insuficiente de organismos del Estado orientados en
la protección de sus derechos.

20 - Slapak, Sara: “Efectos psicológicos de las medidas con características de impunidad” en La protección de los Derechos
Humanos hacia el tercer milenio. Norberto Liwski (comp.). Ediciones CODESEDH. Buenos Aires, mayo 2001.
21 - Graciela Guilis y Equipo de salud mental del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), “el concepto de reparación
simbólica”, disponible en www.cels.org.ar
22 - MPF Procuvin/Dovic, Guía para la recepción de testimonios de víctimas de violencia institucional. Disponible en https://
www.fiscales.gob.ar/violencia-institucional/recuperar-la-palabra-de-las-victimas-procuvin-y-dovic-elaboraron-una-guia-
para-la-recepcion-de-testimonios-por-hechos-de-violencia-institucional/

62
En la sentencia de la Corte IDH en Villagrán Morales, un caso en el que cuatro niños de
la calle fueron secuestrados, torturados y asesinados por agentes de la Policía Nacional de
Honduras, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte)IDH sostuvo por primera
vez que los hechos probados en el caso violaban la prohibición de tortura contenida en el
artículo 5 de la Convención Americana. Según la Corte IDH, en el caso había numerosas y
concurrentes evidencias “de que la integridad personal de los cuatro jóvenes fue vulnerada
y de que ellos fueron víctimas de graves maltratos y de torturas físicas y psicológicas por
parte de agentes del Estado...” 23

Sobre las pruebas y su valoración la Corte Interamericana señaló: “Por lo que respec-
ta específicamente a las pruebas de la tortura, la Corte estima pertinente señalar que, en
orden a establecer si se les ha cometido y cuáles son sus alcances, deben tenerse pre-
sentes todas las circunstancias del caso, como por ejemplo, la naturaleza y el contexto
de las agresiones de que se trata, la manera y método de ejecutarlas, su duración, sus
efectos físicos y mentales y, en algunos casos, el sexo, la edad y el estado de salud de las
víctimas.”24 (el destacado nos pertenece)

En este sentido, la Corte IDH fijó como estándar para evaluar si un trato resulta cruel,
inhumano o degradante, “la calidad de niños de los afectados por ellos”.25 En otro caso en
que el Estado argentino fue condenado, la Corte IDH dijo que el sufrimiento “se acentúa
cuando se trata de niños”.26 Es por su calidad de niñas, niños y adolescentes, entonces, que
cualquier trato cruel puede ser aún más intenso que si la víctima fuera un adulto.

Por su parte, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), analizando el


alcance del artículo 19 que consagra la protección de los derechos del niño ha dicho que: “A
la luz del artículo 19 de la Convención Americana la Corte debe constatar la especial gravedad

23 - Corte IDH, caso “Villagrán Morales y otros”, (caso de los“niños de la calle”), sentencia del 19 de noviembre de 1999, párrafo
157 en Bueno, Gonzalo, “El concepto de tortura y de otros tratos crueles, inhumanos o degradantes en el derecho internacional
de los derechos humanos”, en “Nueva Doctrina Penal”, 2003/B, Editores del Puerto. Buenos Aires, pág. 623.
24 - Corte IDH, caso “Villagrán Morales”, párr. 74.
25 - Corte IDH, caso “Instituto de Reeducación del Menor” vs. Paraguay, sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112,
párr 162. “En íntima relación con la calidad de vida, están las obligaciones del Estado en materia de integridad personal de
niños privados de libertad. La calificación de penas o tratos como crueles, inhumanos o degradantes debe considerar necesari-
amente la calidad de niños de los afectados por ellos.”
26 - Corte IDH Caso Bulacio vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de 2003. Serie C No.
100, párr. 98. “Es propio de la naturaleza humana que la persona sometida a detención arbitraria experimente un profundo
sufrimiento, que se acentúa cuando se trata de niños. Es razonable concluir que estas aflicciones se extiendan a los miembros
más cercanos de la familia, particularmente aquéllos que tuvieron un contacto afectivo estrecho con la víctima. No se requi-
ere prueba para llegar a esta conclusión.”

63
que reviste el que pueda atribuirse a un Estado Parte en dicha Convención el cargo de haber
aplicado o tolerado en su territorio una práctica sistemática de violencia contra niños en
situación de riesgo. Cuando los Estados violan, en esos términos, los derechos de los niños
en situación de riesgo, como los “niños de la calle”, los hacen víctimas de una doble agresión.
En primer lugar, los Estados no evitan que sean lanzados a la miseria, privándolos así de
unas mínimas condiciones de vida digna e impidiéndoles el “pleno y armonioso desarrollo
de su personalidad”, a pesar de que todo niño tiene derecho a alentar un proyecto de vida
que debe ser cuidado y fomentado por los poderes públicos para que se desarrolle en
su beneficio y en el de la sociedad a la que pertenece. En segundo lugar, atentan contra
su integridad física, psíquica y moral, y hasta contra su propia vida. (…)”27 (el destacado es
propio).

A lo largo del Proyecto pudo visibilizarse el temor que implica para niñas, niños, ado-
lescentes y sus familias realizar una denuncia por los hechos de violencia institucional
que experimentan -en la mayoría de los casos de manera casi cotidiana por parte de las
fuerzas de seguridad. La posibilidad de sufrir represalias (mediante amenazas, intimida-
ciones, hostigamiento, y hasta serio riesgo de afectar su integridad física) es un factor muy
importante que condiciona y generalmente impide tomar la decisión de exponer su caso
ante los tribunales.

Resulta muy valiosa la conducta de aquellos/as adolescentes que, superando las dudas,
temores e incertidumbres luego de haber sido víctimas de violencia institucional, asumen
la decisión de denunciar, acompañados/as por sus familias y por instituciones defenso-
ras de derechos humanos, aun dudando de la efectividad del procedimiento por el cual se
deberá juzgar a los perpetradores. Estos casos permiten visibilizar las vulneraciones de
derechos y exponer las falencias que requieren de políticas específicas, tanto a nivel de
justicia y reparación como a través de decisiones administrativas que pongan freno a los
abusos.

Por otra parte, algunas de las prácticas de violencia institucional denominadas de “baja
intensidad” (tales como los controles de rutina con abuso de poder, insultos, humillaciones,

27 - Comisión Interamericana de Derechos Humanos (1996).Punto IV,Párrafo. 191. Disponible en:


https://www.corteidh.or.cr/CF/jurisprudencia2/ficha_tecnica.cfm?nId_Ficha=321

64
denigraciones, empujones, etc.) en muchas situaciones son naturalizadas y asimiladas como
“prácticas comunes”, “como algo normal”, no reconociéndolas como hechos de violencia y
mucho menos como hechos factibles de denunciar. En este sentido, se destaca la impor-
tancia de un trabajo de concientización sobre los derechos de niñas, niños y adolescentes
como ciudadanos/as y de las vulneraciones que padecen diariamente. El acompañamiento
y fortalecimiento de su grupo familiar, junto a la concientización e información sobre sus
derechos, son un paso fundamental en el proceso reparador.

Muchas situaciones dolorosas se marcan en la historia de niñas, niños y adolescentes


de las barriadas populares. Por ello, es necesario acompañar el proceso de búsqueda sos-
tenida de la verdad, alentando una construcción colectiva permanente de la legalidad y la
preservación de espacios de confianza y esperanza en los que apoyarse para la transfor-
mación del terror en temor y del temor en dolor. Esta transformación hace posible cierta
tolerancia del dolor psíquico, necesaria para el encuentro de caminos individuales y colec-
tivos de mitigación de ese dolor y de reparación simbólica.

Tanto el individuo como las sociedades son herederos y transmisores de la historia.


La impunidad va dejando marcas que pueden ser transmitidas como legado a las nuevas
generaciones como algo que no puede ponerse en ideas, ni darle causas y sentidos. La im-
punidad produce una nueva situación traumática, que desencadena descreimiento, nue-
vas sensaciones de pérdida, pasando a regir la anomia, es decir, la falta de confianza en las
leyes.28 Sin embargo, cuando un Estado es capaz de hacerse cargo de sus propios excesos
y restablecer sus valores morales y éticos a través de la puesta en marcha de mecanismos
jurídicos adecuados, también es capaz de trazar un futuro en donde los derechos de cada
individuo y de la sociedad en su conjunto no puedan ser avasallados.

El reconocimiento y la reparación por parte del Estado de las violaciones que provocó
y/o posibilitó, como así también el enjuiciamiento de los responsables son aspectos funda-
mentales en las estrategias asistenciales a las víctimas, ayudando a salir del silencio, de la
ambigüedad, de la confusión, de la culpa y de la marginación. Ello les permitirá reiniciar su
vida, lograr una nueva coherencia tanto en su interioridad como con el medio que lo rodea.
Desde esta perspectiva, “reconocer las funciones indelegables del Estado en su campo con-
creto de acción, identificando el campo de complementación entre la política del estado y

28 - Silvia Amati: “La modesta omnipotencia” en Democratización y Protección de la Dignidad Humana. Ediciones
CODESEDH. Buenos Aires, mayo 1999.

65
las organizaciones comunitarias orientadas hacia el bien común”29 es un paso ineludible a
la hora de pensar una reparación integral del sujeto.

Modalidad de intervención

En el contexto descripto en el apartado anterior, el abordaje asistencial debe atender a


múltiples aristas, pero sobre todo debe priorizar la protección de las víctimas. En algunos
casos, es preciso poner en marcha dispositivos cuidadosos de los espacios que transitan,
generar encuentros con los referentes con quienes se mantiene un vínculo de confianza,
participar en los espacios comunitarios de reflexión, entre otros.

Durante los últimos 15 años DNI desarrolló una metodología de abordaje para el trabajo
con víctimas de graves violaciones de derechos humanos que fue aplicada a este Proyecto.
Se trata de un dispositivo de intervención transdisciplinar que articula diferentes planos y
donde la perspectiva de derechos humanos está presente de forma transversal. El abordaje
se realiza teniendo en cuenta tres parámetros esenciales: 1) la valoración ética del vínculo
con la víctima y su grupo familiar y social; 2) el fortalecimiento de la cualidad ciudadana
en el ejercicio pleno de sus derechos; y 3) el trabajo con la víctima, su familia y su entorno
social. Sobre estos principios se organizó el trabajo de los equipos transdisciplinarios de
cada localización, compuestos por profesionales de diferentes disciplinas y referentes co-
munitarios que llevaron adelante estrategias diversas de intervención de acuerdo con las
características específicas de cada caso.

Las buenas prácticas vinculadas a la intervención y acompañamiento de las víctimas


de violencia institucional se sostienen sobre cuatro componentes esenciales: 1) Desarrollo
del vínculo institucional y profesional. Se promueve un vínculo de trabajo con las víctimas
que fomenta la autonomía y genera confianza, seguridad, validación técnica y científica en
las intervenciones, una estructura ética que afirmada en valores explicitados permite forjar
una interacción dinámica, transparente, respetuosa y confidencial. Bajo este concepto el/
la asistido/a adopta una actitud activa en su proceso reparatorio; 2) Visión integral de la
víctima basada en el enfoque de Derechos Humanos. El sufrimiento de la víctima recorre
diferentes planos de la condición humana y los efectos físicos de la violencia se conjugan
con los psíquicos. Bajo esta definición central, se estimula la movilización de las capacidades

29 - Norberto I.Liwski. Salud Comunitaria. Derecho Humano Fundamental .El rol de las Organizaciones Comunitarias y del
Estado. Ediciones CODESEDH. Argentina. Febrero 2002

66
reparatorias de la víctima en diferentes planos como la reconstrucción de sus vínculos fa-
miliares, la reafirmación de valores ligados a la libertad, la solidaridad, el respeto, la verdad
y la justicia. A su vez, estos valores se articulan con proyectos perso-nales y colectivos de
inclusión e integración social. La recuperación psicofísica y social se une fuertemente a un
ejercicio pleno de la ciudadanía; 3) Estrategia asistencial. El trabajo transdisciplinario po-
tencia cada saber disciplinario y, a su vez, posibilita que ninguna disciplina pierda su iden-
tidad. Asimismo, se combina la asistencia individual con espacios de trabajo colectivo que
pueden incluir al grupo familiar, vecinos, compañeros de trabajo, u organizaciones comu-
nitarias y del Estado; 4) Estudio e investigación casuística. Bajo la modalidad de ateneos30,
el equipo transdisciplinario analiza un caso testigo examinando de manera crítica la inter-
vención y elaborando conclusiones de aprendizaje colectivo. Las estrategias de interven-
ción de los equipos territoriales son diseñadas y evaluadas conti-nuamente, adaptándose
según la singularidad del caso.

Las experiencias traumáticas impactan en la subjetividad de las víctimas. El contexto


social, lo colectivo, se constituye en un factor ineludible a la hora de considerar la supe-
ración de un evento traumático. El proceso reparatorio es un camino necesariamente colec-
tivo en tanto todo sujeto es ser individual y también social. Desde esta perspectiva psico-
social y comprendiendo el proceso como dinámico, las estrategias asistenciales tienen en
cuenta las historias particulares que se inscriben y concretan en las relaciones sociales de
cada persona.

Programa de asistencia a las víctimas.

La estrategia de trabajo integral con víctimas se basa en la restitución de los derechos


vulnerados, situando a la víctima como protagonista del proceso reparador y evitando la
patologización del stress post traumático.

El concepto de víctima que utilizamos es el definido en la “Declaración sobre los principios


fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder”31:“....se entenderá
por “víctimas” a las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido daños, inclusive
lesiones físicas o mentales, sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo sustancial

30 - Modalidad de capacitación que se caracteriza por ser un espacio de reflexión y de socialización de saberes y consiste en la
exposición de casos para analizar colectivamente desde diferentes ejes propuestos.
31- Adoptada por la Asamblea General en su resolución 40/34, del 29/11/1985

67
de sus derechos fundamentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legis-
lación penal vigente en los Estados Miembros, incluida la que proscribe el abuso de poder... inde-
pendientemente de que se identifique, aprehenda, enjuicie o condene al perpetrador e indepen-
dientemente de la relación familiar entre el perpetrador y la víctima. En la expresión “víctima”
se incluye además, en su caso, a los familiares o personas a cargo que tengan relación inmediata
con la víctima directa y a las personas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a la
víctima en peligro o para prevenir la victimización…”.

Desde DNI se considera a las víctimas como sujetos de derecho y, desde este enfoque, se
promueve la construcción de un lugar de protagonismo activo que conduce a la restitución
de derechos vulnerados. Por medio de este abordaje se propone evitar y/o desactivar la cons-
trucción de identidades a partir de la condición de víctimas, con el consecuente efecto es-
tigmatizador. Las diversas intervenciones están dirigidas a acompañar el empoderamiento
de cada persona/familia asistidas en la búsqueda de reparación individual y colectiva.

El abordaje y elaboración de una estrategia asistencial es personalizado, como son es-


pecíficas las herramientas que se utilizan. Esto significa que, si bien existen elementos co-
munes expresados en protocolos de intervención, no es aconsejable la aplicación de una
receta única para el abordaje de los casos.

Ante un hecho de violencia, el equipo transdisciplinario se contacta con cada víctima


para acompañar e implementar las acciones necesarias, partiendo de la convicción y el cono-
cimiento de que estas circunstancias pueden desestabilizarlas y provocar una sintomatología
de stress post traumático que puede manifestarse en un plano físico y/o psíquico, y es experi-
mentada, por lo general, luego de situaciones traumáticas que afectan a la dignidad.

La gravedad de los efectos de la violencia institucional en niñas, niños


y adolescentes

Las niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia institucional en su gran mayoría


padecen los efectos de modo sostenido en el tiempo, es decir, los efectos no concluyen con el
acto de violencia. Esta consideración es muy importante al momento de pensar la estrate-
gia de abordaje de cada caso. Además, como se dijo, el efecto traumatizante alcanza no sólo
al individuo sino que también influye en el contexto social más cercano, en los familiares
de la víctima y en los miembros de la comunidad. Así, su alcance es analizado en dos dimen-
siones: 1) Los efectos inmediatos son aquellos que implican un daño físico y/o psíquico de

68
las niñas, niños y adolescentes víctimas cuando se encuentran en manos de quienes vulne-
raron gravemente sus derechos a la integridad física, psíquica y dignidad. En los familiares
de las víctimas directas, los efectos pueden manifestarse en la esfera psicológica como an-
gustias, temores, fobias, etc.; 2) Los efectos mediatos son aquellos que se presentan a largo
plazo y pueden agudizarse ante situaciones traumáticas del contexto social.

Teniendo en cuenta que este Proyecto estuvo orientado a la promoción y protección de


derechos de niñas, niños y adolescentes es importante señalar que en la consideración del im-
pacto de la violencia contra ellos/as se prestó particular atención al momento evolutivo que es-
tán transitando y al ámbito de contención con que cuentan. Las niñas, niños y adolescentes, son
sujetos en desarrollo y maduración, y deben ser apoyados para que puedan hacer frente a las
emociones, impulsos y sentimientos que la experiencia de violencia vivenciada ha despertado.

El esquema de intervención asistencial del equipo transdisciplinario consiste en asistir,


contener y acompañar a las niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia institucional, sus
familias y comunidades. La asistencia integral tiene como objetivo facilitar un proceso repara-
torio en las víctimas. Algunas de las acciones que se incluyen en este esquema son:

* Trabajar para el fortalecimiento de la víctima en su identidad e integralidad;


* Generar mecanismos comunitarios y familiares que contribuyan a la supe-
ración de los efectos de estrés post traumático;
* Promover la reparación de los daños provocados de acuerdo con la situación
de cada víctima, articulando con los sectores correspondientes del Estado;
* Llevar adelante acciones que eviten nuevas exposiciones, tales como con-
tribuir a la confirmación de los hechos relatados por la víctima; visibilizar el
hecho de violencia; contribuir a proceso de desnaturalización de las violencias;
restituir los derechos vulnerados; y colaborar con la sanción y/o condena de los
responsables.

En relación al dispositivo asistencial las intervenciones de los equipos siguieron los


siguientes pasos:

* El equipo toma conocimiento de un hecho de Violencia Institucional (a través de la


víctima directa, un familiar del mismo, un/a vecino/a, un/a referente comunitario, etc.) y
realiza una evaluación de la urgencia de la intervención;
* Identifica a las víctimas que posiblemente se irán incorporando al dispositivo;
* Recopila información y antecedentes respecto al hecho traumático y el contexto, del
69
perpetrador, de la situación familiar de la víctima, antecedentes personales y de la comuni-
dad y actores positivos para el proceso reparador;
* Se realizan entrevistas con la víctima, familiares y/o referentes institucionales que
hayan establecido el primer contacto. En estas primeras entrevistas se hace hincapié en: a)
Comenzar a generar/construir un vínculo de confianza; b) Desarrollar el relato del testimonio;
c) Llegar a ciertos acuerdos con la víctima, familia, referentes y/o quien se esté entrevistando,
para llevar a cabo las estrategias de acompañamiento correspondientes a cada caso;

* Elabora una aproximación a la situación de cada persona (en relación con su estado
psicológico, médico, social y legal) e identifica el estado de vulnerabilidad de la víctima;
* Diseña una estrategia asistencial que será específica según la singularidad de cada
caso. Las acciones se seleccionan en función de cada persona y pueden abarcar denuncias
judiciales, entrevistas psicológicas, consultas médicas, actos comunitarios de reparación
simbólica, inserción en proyectos personales o grupales, entre otros;
* Implementa y desarrolla acciones psicosociales adecuadas teniendo en cuenta los
criterios anteriores para lograr un proceso reparador y de restitución de derechos;
* Evalúan las diferentes modalidades de intervención en el plano legal (acciones de
amparo, Amicus Curiae, Habeas Corpus, denuncias y/o querellantes, acciones legales de
reparación en el fuero civil).

En los casos en los que las víctimas quieren denunciar penalmente los hechos se debe
garantizar la debida protección de la persona, su entorno familiar y comunitario. En este
sentido, las denuncias que se realizaron en el marco del Proyecto se presentaron como ins-
titución (DNI), es decir, en el carácter de organización de derechos humanos que trabaja en
la promoción y protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes, y preservando la
identidad de las víctimas y testigos hasta tanto puedan garantizarse las medidas de segu-
ridad adecuadas. Esta modalidad de intervención coloca al sujeto-víctima-testigo bajo un
paraguas de protección que lo preserva de los riesgos que pudiesen correr por el solo hecho
de ejercer sus derechos.

Intervenciones en contexto de Aislamiento Social Preventivo y


Obligatorio (ASPO)

A partir de la declaración del ASPO, que comenzó a regir en nuestro territorio a partir
del 20 de marzo de 2020, las intervenciones descriptas debieron ser modificadas sustan-
cialmente. El COVID19 afectó con más intensidad a la zona del AMBA (área metropolitana)

70
-CABA y Gran Buenos Aires- como producto de las grandes concentraciones poblaciona-
les.

Entre las zonas más afectadas se destacan las barriadas populares y asentamientos
implicados en el proyecto, lugares con condiciones de desigualdad extrema, caracterís-
ticas habitacionales y prácticas sociales y comunitarias que hacen difícil cumplir con el
aislamiento ordenado más allá de la buena voluntad de quienes habitan estas zonas (nos
referimos a condiciones de hacinamiento, falta de servicios esenciales como agua potable,
luz, etc.). En este escenario, no sólo se modificaron las costumbres habituales de la comu-
nidad, sino, además, se advirtieron prácticas ilegales relacionadas con el “deber de control”
del cumplimiento de la cuarentena.

Por su parte, nuestro trabajo institucional también se vio obligado cambiar sustancial-
mente, particularmente en lo referido al trabajo territorial y de cercanía con la población.
Mediante un reacomodamiento a la nueva coyuntura, los equipos transdisciplinarios elabo-
raron nuevas estrategias para no afectar los objetivos fijados, y seguir acompañando a las
niñas, niños y adolescentes pero tomando recaudos, a su vez, para garantizar el debido cuida-
do sanitario. Así, se sustituyó la modalidad presencial por una virtual (llamados, WhatsApp,
video llamadas, correos electrónicos, etc.). Esta modalidad fue implementada, excluyendo las
situaciones de urgencia que ameritaron presencialidad, las que se realizaron tomando todas
las medidas de prevención sanitaria requeridas. Las reuniones de los equipos, tanto la coordi-
nación central como los equipos territoriales también fueron realizadas de manera virtual.

En este contexto, el vínculo y coordinación con las organizaciones comunitarias del te-
rritorio y sus respectivos/as referentes, quienes continuaban en contacto directo con las ni-
ñas, niños y adolescentes (curas de las villas y barrios populares, hogares de Cristo, organiza-
ciones sociales, etc.) se acentuó aún más, volviéndose indispensable para la actualización del
estado de situación de los barrios como así también para el seguimiento de los casos.

Asimismo, el rol de las y los operadores comunitarios integrantes de los equipos trans-
disciplinarios cumplió un lugar central en este contexto, siendo ellas/os las/os transmisores/
as diarios del estado de situación de los territorios y posibilitando la constante adecuación
de las estrategias de intervención y acercamiento según las situaciones por las que venían
atravesando cada uno de los barrios.

En el plano jurídico, también debimos adaptarnos a nuevas prácticas nunca antes uti-
lizadas previamente por el Poder Judicial, pero que, a la luz de estas circunstancias extraor-

71
dinarias, resultaron modalidades novedosas que hicieron posible mantener los vínculos y
continuar las investigaciones penales iniciadas antes de la cuarentena. Las presentaciones
se pudieron realizar por vía de los correos electrónicos de los juzgados, fiscalías y organis-
mos administrativos, además de llamados telefónicos y comunicaciones por WhatsApp.

Si bien estos nuevos procedimientos no fueron fáciles de incorporar a las prácticas


habituales y quizás llevaron más tiempo del deseado en implementarlos, nada impidió que
el trabajo legal, psicosocial y comunitario tuviera eficacia. A su vez, las acciones de articu-
lación con las áreas de salud y educación continuaron gracias a las comunicaciones man-
tenidas con sus referentes y la participación de los equipos transdisciplinarios en las redes
territoriales. La constante actualización de la información referida a los servicios y recur-
sos disponibles en el territorio, así como de los canales y vías de comunicación con organ-
ismos públicos fue fundamental para continuar con las estrategias de acompañamiento a
víctimas, a sus familias y a las comunidades. Sin dudas, estas circunstancias llevaron un
plus en cuanto a tiempos, creatividad en la intervención, cambios en estrategias y reaco-
modamientos profesionales, pero se mantuvo el acompañamiento y comunicación perma-
nente.

2. Articulación interinstitucional para el abordaje


de los casos32
Las redes territoriales en el marco del Sistema de Protección de Derechos

Otra de las estrategias para la prevención de la violencia institucional es el trabajo de


articulación con otras organizaciones y/o actores que participan de modo formal o infor-
mal en el abordaje de esta problemática.

Como organización de la sociedad civil, DNI tiene un rol en el Sistema de Protección


Integral de los Derechos de niñas, niños y adolescentes (art. 32 de la Ley Nacional 26.061) y,
por tanto, contribuye a su consolidación en el ámbito local.

32- Los contenidos de este capítulo no reflejan necesariamente la opinión de todas o cada una de las personas e instituciones
u organizaciones mencionadas en las redes o espacios intersectoriales. Tampoco implica en todos los casos participación
directa en las acciones del proyecto.

72
En los territorios las instituciones, organizaciones sociales y religiosas llevan adelante
importantes iniciativas para mancomunar esfuerzos y acciones en el abordaje de diversas
problemáticas. Así, se fomenta el trabajo en red para abarcar la mayor cantidad de espacios
por los que los niños, niñas y adolescentes transitan.

Como se dijo en el apartado anterior, las niñas, niños y adolescentes de los barrios po-
pulares se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad y muchos de sus derechos son
afectados o están en riesgo. Por eso, el abordaje debe ser desarrollado desde un enfoque
de derechos, es decir, desde la perspectiva de que sus derechos deben ser garantizados de
modo integral.

En el marco de este Proyecto, las redes consisten en agrupaciones de organizaciones e


instituciones que luchan por objetivos comunes y fines similares para conseguir resulta-
dos de forma más eficaz, esto es, maximizando los recursos disponibles. En tal sentido, los
esfuerzos de DNI se concentraron en la consolidación de un entramado interagencial para
abordar la problemática de la violencia institucional.

Siguiendo a Hantouch y Sola Álvarez entendemos que las redes constituyen una prác-
tica de acción colectiva en la medida en que las organizaciones se agrupan en torno a una
demanda, cuestión o causa, con la intención de hacerla trascender al espacio público: “en
las redes las organizaciones interactúan, se influencian mutuamente y producen esquemas
simbólicos necesarios para el desarrollo de este tipo de acción.”33

“La “red” es una metáfora que permite hablar de relaciones sociales aportando los
atributos de “contención”, “sostén”, “posibilidad de manipulación”, “tejido”, “estructura”,
“densidad”, “extensión”, “control”, “posibilidad de crecimiento”, “ambición de conquista”, “for-
taleza”. El término es aplicable a dos fenómenos diferentes: por una parte, a un conjunto de
interacciones espontáneas que pueden ser descritas en un momento dado, y que aparecen
en un cierto contexto definido por la presencia de ciertas prácticas más o menos forma-
lizadas; por otra parte, puede también aplicarse al intento de organizar esas interacciones
de un modo más formal, trazarles una frontera o un límite, poniéndoles un nombre y gene-
rando así un nuevo nivel de complejidad, una nueva dimensión”34.

33 - Hantouch, J.; Sola Álvarez, M. (2007) “Redes de organizaciones de la sociedad civil. Prácticas de acción colectiva”, en Orga-
nizaciones de las Sociedad Civil en Argentina. Similitudes y Divergencias, CENOC, Buenos Aires, pág. 73.
34 - Núñez, Rodolfo. (2007) “Redes comunitarias: afluencias teórico metodológicas y crónicas de intervención profesional”,
Espacio Editorial, pág. 51.

73
Identificación de organizaciones sociales, instituciones territoriales y
organismos públicos

Todos los actores vinculados con el proyecto han realizado aportes significativos. Sin
embargo, destacamos particularmente a los aliados que formaron parte de las acciones de
modo directo tales como el Padre Adrián Bennardis, referente de Villa Soldati (CABA), el
Padre Pepe Di Paola referente de la localidad de José León Suárez, en Villa La Cárcova (San
Martín), y barrios aledaños y la comunidad franciscana de la Parroquia Inmaculada Con-
cepción y la organización social La Poderosa. Su conocimiento de la temática y su inserción
territorial posibilitó tanto el mapeo de los actores relevantes como de la convocatoria al
diálogo. El rol que cada uno de los aliados desempeñó incluyó su participación en todos
los espacios de red y la constante consulta y asesoramiento sobre las situaciones generales
y puntuales en los barrios. Ello contribuyó especialmente al análisis de las estrategias de
abordaje en múltiples casosy a su adecuada implementación.

“Pueblo, grupos sociales, clase, estratos, sociedad civil: no son simplemente denomina-
ciones o títulos que las ciencias sociales colocaron a un fenómeno, sino que constituyen el
centro del torbellino en torno al cual han girado conflictos políticos y debates teóricos de
las ciencias sociales. Cada uno de estos términos representa, a su vez, las construcciones so-
ciales de cada época respecto de los lazos que se construyen entre las personas y los grupos
y cuál es justamente el contenido, la fibra de ese lazo: la solidaridad, los espacios comparti-
dos, los sufrimientos comunes, la identidad.”35

DNI junto con los referentes del movimiento de curas villeros y La Poderosa, elabo-
raron un esquema de trabajo que comenzó con identificar, en primer lugar, a los actores
que debían ser convocados a los espacios de articulación. Esto permitió reconocer las redes
existentes en cada localización del proyecto, algunas de las cuales ya abordaban incluso la
problemática de la violencia institucional.

Luego del mapeo de actores se definieron los tres objetivos claves propuestos para las
acciones de diálogo y articulación: 1) promover el fortalecimiento de espacios preexistentes
que abordaran la problemática de la violencia Institucional contra niñas, niños y adoles-
centes; 2) conformar espacios de abordaje específico donde no existiera, e 3) incidir en la

35 - De Piero, Sergio (2005) Organizaciones de la Sociedad Civil. Tensiones de una agenda en construcción. Paidós, pág. 41.

74
agenda de las redes consolidadas para que abordaran los temas de las infancias y adoles-
cencias en general.

Una vez establecido este primer paso, los equipos transdisciplinarios generaron los
primeros contactos con referentes de distintas agencias para difundir el programa del
proyecto y promover el diálogo y la articulación esperados. El contacto directo y las reu-
niones presenciales fue esencial para construir un vínculo de confianza, condición nece-
saria para todo trabajo en red.

En cuanto a los organismos públicos con participación en la temática, se promovieron


reuniones institucionales en los niveles nacionales, provinciales y jurisdiccionales con
aquellas oficinas que, por sus incumbencias, tuvieran vinculación con las poblaciones ni-
ñas, niños y adolescentes y/o con el abordaje de la violencia institucional.

En estas primeras reuniones con cada actor se presentó el Proyecto, sus objetivos y
alcances y se identificaron los puntos de encuentro y los posibles obstáculos y desafíos
para el trabajo en articulación en cada localización. Entre las reflexiones producto de esos
intercambio podemos destacar: el reconocimiento de una mayor intensidad y nuevas for-
mas de violencia por parte de las fuerzas de seguridad hacia las niñas, niños, adolescentes
y jóvenes; la existencia de tensiones y una línea argumental tendiente a desestimar las de-
nuncias de violencia institucional justificada por los discursos hegemónicos de los medios
masivos de comunicación; ciertas advertencias sobre la violencia por omisión de interven-
ción de las fuerzas de seguridad y escasos programas tanto en la esfera pública como en
la de las organizaciones sociales que aborden la problemática desde un enfoque integral,
incluyendo el aspecto del acompañamiento psicosocial a las víctimas de violencia institu-
cional y sus familias.

A partir del reconocimiento de estos obstáculos se establecieron las estrategias de ar-


ticulación, generando sinergia entre las instituciones, los referentes sociales y el equipo
transdisciplinario territorial; evitando cualquier modalidad de superposición en las ac-
ciones. Así mismo, los organismos públicos se sumaron a esta iniciativa, no solo manifes-
tando coincidencias acerca de la necesidad de trabajar conjuntamente con la comunidad
sino también proveyendo respuestas rápidas en sus competencias institucionales.

En la interacción con los diversos actores se fueron construyendo modalidades de diá-


logo que responden a las características de las instituciones participantes. Entre ellas se
destacan principalmente tres:

75
1) Interacción bilateral: reuniones y entrevistas con actores públicos invo-
lucrados en la temática como jueces y organismos de niñez. Estos encuentros
tuvieron por objetivo además de presentar el Proyecto, proponer y construir
una vía de articulación y diálogo continuo.

2) Realización de Mesas de Articulación: la construcción de este espacio


en cada una de las localizaciones permitió que exista una red de articulación
y diálogo entre actores territoriales entre sí, y entre éstos y los organismos
públicos, con la finalidad de contribuir a la detección temprana de las situa-
ciones de violencia; la rápida acción de los actores territoriales y/u organis-
mos públicos; la denuncia de estas situaciones; la protección a las víctimas
denunciantes y sus familias; el acceso a la justicia por parte de las víctimas
con acompañamiento institucional; acciones de prevención de la violencia.
Estas mesas se caracterizaron por una participación con alta representativi-
dad institucional.
3) Participación de DNI en las redes territoriales y espacios interinstitu-
cionales: los objetivos de la participación en estos espacios incluyeron instalar
la problemática de la violencia institucional en la agenda de aquellos espacios
donde esta temática no era un tema prioritario. En otras redes donde estaba su-
ficientemente desarrollada pudimos aportar herramientas de fortalecimiento
para su abordaje. Por último, en casos como el Observatorio de Violencia Insti-
tucional de San Martín, donde su finalidad es específica y consiste en una red
creada por Ordenanza Municipal, la participación contribuyó a la articulación
con los referentes del territorio.

Desarrollo metodológico de las mesas de articulación

Las mesas de diálogo y articulación se promovieron como espacios multisectori-


ales donde confluyeran diferentes miradas y abordajes acerca de la violencia institu-
cional y se generaran propuestas de trabajo colectivo. A partir de los encuentros y por
medio de una metodología común pero adecuada a las singularidades socio culturales
de cada localización, se reconoció la necesidad de visibilizar la violencia institucional
de baja intensidad y desnaturalizar algunas de las prácticas que ejercen las fuerzas de
seguridad cotidianamente sobre adolescentes y jóvenes de los sectores en situación de
vulnerabilidad.

76
También hubo algunas perspectivas contrapuestas o dispares en lo que respecta a le-
gitimar, por parte de algunas voces, el accionar de las fuerzas de seguridad. En ese con-
texto, se generaron profundos debates que convergieron en intercambios provechosos. El
proceso de reflexión colectivo permitió, en muchos casos, revisar algunas de las posturas
legitimantes del accionar policial y complejizar los discursos y posicionamientos de ma-
nera tal de poder abordar la problemática desde un lugar de respeto de los derechos fun-
damentales de niñas, niños y adolescentes y el deber actuación de las fuerzas de seguridad
en un marco de legalidad.

La metodología de taller utilizada tuvo como propósito promover la mayor participación


posible por parte de cada uno de los asistentes y generar una visión compartida acerca de la
violencia institucional, que favorezca la articulación entre las distintas organizaciones. En tal
sentido, trabajar bajo una metodología participativa supuso aprovechar una herramienta que
permite transformar miradas individuales o aisladas, en una visión compartida.

Consejo asesor honorario

Además de los espacios de articulación con los actores de los territorios, el proyecto
contó con el asesoramiento y acompañamiento de un Consejo asesor honorario compuesto
por integrantes de la comisión directiva de DNI y actores con experiencia en el abordaje de
la problemática y los referentes territoriales del proyecto.36

El consejo cumplió el rol de asesorar, generar instancias de análisis crítico de las ac-
ciones llevadas a cabo en el proyecto y de las potencialidades y posibilidades del proyecto
en términos innovadores. A su vez, los expertos aportaron lineamientos para la adecuación
de las acciones, cuando así fue necesario, de acuerdo con los obstáculos y/o limitaciones
que se fueron presentando en la concreción de algunos objetivos.

Este asesoramiento fue constante durante el desarrollo del proyecto, por diver-
sas vías que incluyeron reuniones periódicas con el equipo del área de Protección de
Derechos y Acceso a la Justicia de UNICEF e integrantes de los equipos interdiscipli-

36 - El consejo se conformó por las siguientes actores especializados en la materia, provenientes de diversos sectores de gobi-
erno, poder judicial, academia, organizaciones sociales y territoriales y religiosas: Dr. Liwski Norberto, Dra. Mary Bellof, Dra.
María Eugenia Arbeletche, Lic. Alicia Blasco, Dr. Martiniano Terragni, Padre Pepe Di Paola, Dr. Gerardo Frega, Padre Adrián
Bennardis, Integrantes de la Organización La Poderosa, Lic. Gabriel De Menech, Dra. Maria Silvia Oyhamburu, Dra. Carmen
Celiz y Dr. Rómulo Gabriel Peñoñori.

77
narios y múltiples espacios de consultas bilaterales.

Articulación en contexto de Aislamiento Social Preventivo y


Obligatorio (ASPO)

En el contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio, las instancias de diálogo y


articulación continuaron por medios remotos (telefónicos y virtuales) en las diversas modali-
dades: reuniones bilaterales, mesas de articulación y participación en redes existentes.

Del mismo modo, las medidas del ASPO y algunos de sus emergentes, tales como la
falta de trabajo, los cambios en la educación, y los hechos de violencia institucional relacio-
nados con dichas medidas, fueron motivo de nuevas instancias de reflexión comunitaria.
Los intercambios se concretaron en encuentros virtuales con participación de los equipos
transdisciplinarios.

El dispositivo para relevar las situaciones de violencia institucional e iniciar las ac-
ciones de pronta atención en contexto de ASPO tuvo como actores principales a los y las
vecinas pertenecientes a organizaciones territoriales. Ellos/as fueron los/as encargados/as
de detectar las situaciones y ponerlas en conocimiento del resto de los actores vinculados
por los espacios de diálogo y articulación para iniciar el dispositivo de abordaje. La con-
tinuidad en la comunicación también permitió llevar adelante las acciones de articulación
en la asistencia a las víctimas de violencia institucional en diferentes áreas disciplinares:
salud, educación, desarrollo social y judicial.

A continuación, se presenta un listado de instituciones que mantuvieron diálogo, ar-


ticulación y/o colaboración en las acciones llevadas a cabo en el marco del Proyecto:

ORGANISMOS PÚBLICOS ÁMBITO NACIONAL:

Agencias Territoriales de Acceso a la Justicia (A.T.A.J.O) del Ministerio Público


Fiscal de la Nación: Julián Axat
Procuraduría de Violencia Institucional (P.R.O.C.U.V.I.N) del Ministerio Público
Fiscal de la Nación: Héctor Andrés Heim
Dirección General de Derechos Humanos del Ministerio Público Fiscal de la
Nación: Mary Beloff
Dirección de Violencia Institucional del Ministerio de Seguridad de la Nación:
Natalia D’Alessandro.

78
ORGANISMOS PÚBLICOS ÁMBITO C.A.B.A

Dirección General de Responsabilidad Penal Juvenil- Consejo de los derechos de


Niñas, Niños y adolescentes: Directora Alicia Blasco
Defensoría Zonal Comuna 8
Asesoría Tutelar- Ministerio público tutelar: Dr. Gustavo Moreno- Irene Marco.
Programa de Atención de Niñez, Adolescencia y Género- Defensoría del Pueblo:
María Elena Naddeo
Servicio Social Zonal 8 -Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat - GCBA

INSTITUCIONES LOCALIZACION CABA

Iglesia Caacupé - Villa 21-24


Comedor Evita - Zavaleta
Espacio Cultural Orilleres
Profesorado “Pueblos de América” Villa 21-24
Asesoría Tutelar Zavaleta
Hogar de Cristo” El Hurtado” Zavaleta
Escuela N° 10 Zavaleta
Comedor “Los changuitos” Villa 21-24
Comedor “Amor y Paz” Villa 21-24
Casa Cambalache- Zavaleta
Local de “La Cámpora”
Comedor de Mabel
Zavaleteros
Atajo (Villa 21-24)
Sede Fines 2 - Zavaleta
Comedor Rincón de la familia
CeSac Nº 24
Escuela infantil nº 4
Escuela primaria, Evaristo Carriego
Escuela 19
Centro No Formal (CENOF) Ramón Carrillo
Centro de Acceso a la Justicia (C.A.J). – Ramón Carrillo
Agencias Territoriales de Acceso a la Justicia (A.T.A.J.O) – Ramón Carrillo-Fátima

79
Casapueblo – Ramón Carrillo
Centro Educativo Comunitario (CEC) – Ramón Carrillo
Comedor La Familia (Asunción) – Ramón Carrillo
Club Atlético Virgen Inmaculada (CAVI) - B. Carrillo
Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) Movimiento Lu-
cha y Rebelión – Ramón Carrillo
Construyendo Sueños Centro comunitario.
Hogar de Cristo Juan Pablo II
Hogar de Cristo San Expedito
Parroquia Nuestra Señora de Fátima
El refugio Fátima
Agrupación La Salamanca VILLA 20
Cooperativa El Manantial de Villa Soldati
El Hormiguero
Peronismo Militante
Bachillerato Popular 2 de diciembre – Villa 21-24
Comedor Niño Belén
Escuela de Boxeo de Villa Zavaleta
C.A.D – Centro de Admisión y Derivación (Ex-Inchausti)
Programa PAIAS.
Programa DyAT (Derechos y Alianzas Territoriales)
Escuela de Reingreso E.E.M. 5 DE 19 - Villa Soldati
Escuela Secundaria Inmaculada Concepción.
Escuela de Educación Técnica – UBA - Villa Lugano.
Casa de la Cultura de Villa 21-24
Instituto Nuestra Señora de Fátima
CeSac N° 6 (Soldati)

ESPACIOS COLECTIVOS LOCALIZACION CABA

* Red territorial de la Villa 21-24


Acumar (Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo)
IVC (Instituto de Vivienda de la Ciudad)
ICMUS (Investigación, Comunidad y Clínica Musicoterapeutica).
PACJU (Programa Acceso Comunitario a la Justicia- Poder judicial de la Ciudad de

80
Buenos Aires)
Cooperadora de la Nutrición Infantil (CONIN) (Barracas)
Red institucional de Villa SOLDATI
Bachillerato Popular Sol del Sur
Escuela 7 DE 19 - Villa Soldati
Casa Fátima
Casa Lucero.
Junta Vecinal Los Piletones

* Mesa BICE Argentina


Fundación Suma Qamaña
Fundación Lasalle
Hermanos Maristas- Provincia Marista Cruz del Sur
Comisión de niñez y adolescencia en riesgo. De la Arquidiócesis de Buenos Aires.
FAERA (Federación de Asociaciones Educativas Religiosas de Argentina

* Organizaciones Chicos del Pueblo:37


ORGANISMOS PÚBLICOS ÁMBITO PROVINCIAL

Comisión Provincial por la Memoria: Secretario Roberto Cipriano García.


Defensoría de Casación: Defensor Dr. Mario Luis Coriolano.

ORGANISMOS PÚBLICOS ÁMBITO LOCAL

Juzgado de responsabilidad penal juvenil Nº 1 San Martín: Dr. Rómulo Gabriel


Peñoñori
Juzgado de Garantías del Joven Nº 1 San Martín: Dra. María Eugenia Arbeletche.
CTA – Cuerpos Técnicos Auxiliares del Poder Judicial de San Martín

INSTITUCIONES LOCALIZACIÓN SAN MARTIN

Capilla Virgen de Luján


Capilla Sagrado Corazón

37 - Este movimiento está conformado por un grupo de organizaciones que también forman parte de otras redes por esta
razón no se especifican.

81
Capilla Virgen del Milagro
Capilla Virgen Caacupé
Capilla San Francisco Solano
Capilla Virgen de Itatí
Capilla Medalla Milagrosa
Capilla Virgen de Itatí
SALITA “Del fondo” CESAC N°20 (Cárcova)
SALITA “Agote” N°4
SALITA “Juan Pereyra” (13 de Julio)
ESCUELA PRIMARIA N°50
ESCUELA PRIMARIA N°51
Centro Universitario San Martín (CUSAM)
Escuela Secundaria UNSAM
Jardín maternal Santa Ana
Centro educativo infantil “Tren Blanco”
Hogar de abrazo maternal (Capilla Virgen de Luján)
Hogar de Cristo “ Gauchito gil”
Capilla Sagrado Corazón
Centro deportivo (Sede central: Sagrado corazón)
Centro Deportivo San Francisco Solano (Barrio curita)
Centro Educativo de Nivel Secundario (Capilla Solano)
Centro Juvenil (Capilla Medalla)
Espacio Comunitario El Tropezón
Centro Cultural América Mestiza - Barrio 9 de Julio.
Biblioteca Popular la Cárcova
Escuela Popular de música
Centro de encuentro para la Comunidad “Casa de Elena y Salvador”
Programa Atajo (Gorriti 4301 e/Zeballos y 9 de Julio, Lanzone
Servicio Local Suárez Norte
Servicio Local José León Suárez
Dirección de Protección de los Derechos N, N y Adolescentes
Hogar de niños “Asunción de la Virgen” - San Andrés
Campaña Nacional contra la Violencia Institucional y Observatorio contra la
Violencia Institucional San Martín
Centro Educativo Capilla Luján

82
Casa de la Mujer “ Kuña Guapa” Movimiento Evita - Loma Hermosa
Programa Despegar de la Municipalidad de San Martín
C.A.D – Centro de Admisión y Derivación San Martín
Escuela Primaria 61
Bachillerato Popular Taller Escuela María Asunción Guglielmi (TEMAG)
Espacio de Primera Infancia (EPI) - barrio 13 de Julio

ESPACIOS COLECTIVOS LOCALIZACIÓN SAN MARTÍN

* Observatorio de Violencia Institucional de San Martín38


* Consejo Local Protección de Derechos:
Centro Socio comunitario de Responsabilidad Penal Juvenil de la Provincia de
Buenos Aires
Centro de Promoción de Derechos – Villa Zagala
Centro Provincial de Adicciones de Villa Maipú
Centro de Orientación Familiar (C.O.F.) Provincia de Buenos Aires
Colegio de Profesionales
Dirección General de Protección de Derechos niñas, niños y adolescentes de la
Municipalidad de San Martín
Dirección General de Cultura y Educación – Inspectoras Distritales – Provincia de
Buenos Aires
Dirección de Primera Infancia de la Municipalidad de San Martín
Dirección de Políticas Juveniles de la Municipalidad de San Martín
EIPRI Provincia de Buenos Aires
Hogares Convivenciales que se encuentran dentro del distrito de San Martín
Juzgado de Familia de San Martín
Juzgado de Garantías Juvenil de San Martín
Obispado de San Martín
Programa Despegar de la Municipalidad de San Martín
Programa de Responsabilidades Compartidas de la Municipalidad de San Martín
Programa de Justicia Juvenil Restaurativa de la Municipalidad de San Martín

38 - Las Instituciones que lo conforman se encuentran incluidas en otros puntos de este listado, razón por la cual no se especi-
fican.

83
Programa de Autonomía Joven de la Municipalidad de San Martín
Programa de Salud Mental y Adicciones de la Municipalidad de San Martín
Secretaria de Salud de la Municipalidad de San Martín
Secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad de San Martín
Subsecretaria de Inclusión e Integración Social de la Municipalidad de San Martín

* Mesa Reconquista:
Organización La Colmena
Radio Comunitaria Reconquistza
Cooperativa Bella Flor
Cooperativa 9 de agosto
Cooperativa de Trabajo Proin.
Centro Cultural y Biblioteca Popular Crecer de a Poco
Bachillerato Popular “La Esperanza”
Centro Comunitario 8 de mayo
Crecer de a Poco
Centro Cultural América Mestiza
Colectivo de Mujeres Osadía
Jardines Colmenita 1 y 2
Asociación Civil Diego Duarte
Puntos de Encuentro
Centro Cultural Los Amigos del Barrio Sarmiento
Parroquia Inmaculada José León Suárez
Asociación Civil Codo a Codo – Barrio Independencia
Asociación Civil ENRAISUR
Jardín Itatí – Barrio Independencia
Proyecto Convenio UBA – CEAMSE. Complejo CEAMSE

Percepciones sociales e institucionales sobre el accionar de las


fuerzas de seguridad

Luego de sistematizar lo trabajado en los espacios de diálogo y recuperar los relatos de


las víctimas, se han podido esbozar algunas características generales del accionar de las
fuerzas de seguridad en los territorios, en particular con respecto a niñas, niños y adoles-

84
centes. Entre ellas se destacan la ausencia de pautas o guías específicas de procedimiento,
agravadas por la falta de instancias de capacitación. Esto promueve la autonomización de
grupos operativos de las distintas fuerzas en la periferia y en el interior de las villas, asen-
tamientos y barrios populares. Por otro lado, también se advierten posibles redes de ilegali-
dad. Algunos referentes señalan la promoción de conductas ilícitas o relaciones extorsivas
particularmente con aquellos niñas, niños y adolescentes dedicados a tareas de cartoneo
o que participan en la búsqueda de elementos de algún valor en basurales de cielo abierto.
Además, se advierte un comportamiento agravado contra disidencias y/o adolescentes que
denunciaron o interpelaron el comportamiento ilícito de las fuerzas de seguridad.

Las autoridades nacionales que asumieron la conducción del Estado el 10 de diciembre


de 2019 señalaron que iban a adoptar una serie de medidas destinadas a deslegitimar las
acciones de violencia institucional por parte de las fuerzas de seguridad. No obstante, di-
cha orientación de las políticas de seguridad a nivel nacional no ha logrado aún impactar
en las acciones autonomizadas de las fuerzas de seguridad en territorio de sectores popu-
lares. Cabe destacar también serias las falencias que se detectan en el proceso de justicia,
tanto en la recepción de denuncias como en el desarrollo de las investigaciones y sanciones
de los responsables.

3. Capacitación para la prevención de la violencia


Objetivos y contenidos

El programa de capacitación del Proyecto de Registro y Prevención de la Violencia Ins-


itucional estuvo dirigido a referentes comunitarios e institucionales el objetivo de brindar
herramientas conceptuales y prácticas para la prevención, registro y acompañamiento a
víctimas de violencia institucional.

Como sostiene el pedagogo Paulo Freire: «Saber qué enseñar no es transferir cono-
cimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción»39. En ese
sentido fue construida la metodología de trabajo de los talleres. Los conceptos y/o saberes
fueron objeto de análisis y debate, y se construyeron nuevas herramientas a partir de los
aportes de todos los actores involucrados en el proceso.

39 - Freire, P. (1997). Pedagogía de la Autonomía. México DF: Siglo XXI (Trabajo original publicado en 1996), pág. 47.

85
Las capacitaciones se desarrollaron bajo la modalidad de talleres participativos. La
agenda de los encuentros se ideó en conjunto con las instituciones y organizaciones par-
ticipantes en las mesas de articulación de cada territorio, y teniendo en cuenta las reco-
mendaciones del Consejo Asesor. Al mismo tiempo, la tarea que desarrollaron los equipos
transdisciplinarios en cada una de las localizaciones permitió identificar intereses especí-
ficos.

La necesidad de profundizar el debate y la formación sobre los derechos de niñas,


niños y adolescentes constituye para la comunidad un punto crucial para el abordaje y
prevención de las problemáticas referidas a la niñez y adolescencia.

De los intercambios comunitarios también surgió un especial interés por diseñar un


taller/encuentro de capacitación destinado a adolescentes y jóvenes, como así también
se relevó una fuerte demanda de la comunidad por contar con información sobre sus
derechos frente al accionar de las fuerzas de seguridad en el territorio y los canales de
asesoramiento y denuncia.

Los temas de interés identificados por la comunidad fueron incorporados a los talleres
y se llevaron a cabo encuentros dirigidos a adolescentes y jóvenes. Su principal objetivo
fue, en general, la conceptualización de la violencia que sufren niñas, niños y adolescentes
cotidianamente en los territorios donde viven y transitan y, en particular, el reconocimien-
to de ciertas situaciones de violencia institucional muchas veces naturalizadas.

Algunas de las reflexiones y debates de los talleres realizados giraron en torno a los si-
guientes aspectos:

* La multiplicidad de miradas con respecto al accionar de las fuerzas de segu-


ridad en el barrio, como así también a la de los adolescentes y jóvenes en conflicto
con la ley y su impacto en la legitimación o deslegitimación del uso de la fuerza por
parte de agentes de seguridad;
* Las características de las denominadas “zonas liberadas” (zonas territoriales
y/o franjas horarias donde la presencia de las fuerzas de seguridad es nula, por de-
cisión de las mismas) en el marco del fenómeno de la violencia institucional;
* El rol de los referentes en el acompañamiento integral a las víctimas y sus
familias y la necesidad de acompañar el proceso reparatorio;
* La importancia del registro de las situaciones de violencia institucional para
su visibilización y para generar acciones de incidencia;

86
* El uso de los instrumentos internacionales como herramienta para analizar,
incidir y favorecer la planificación, implementación y evaluación de las políticas
públicas en torno a la niñez y adolescencia referidas a la violencia institucional.

El primero de los talleres estuvo dedicado principalmente a abordar las estrategias de pre-
vención y la importancia del rol de la comunidad en este sentido. Promoviendo una mirada críti-
ca de los discursos existentes y propiciando la reflexión ante las tensiones que se suscitan con
frecuencia en el interior de las comunidades. El taller fue llevado adelante por el Dr. Liwski.

El segundo taller se enfocó en los componentes de registro de casos de violencia insti-


tucional y trabajo con víctimas. Los objetivos fueron, en primer lugar, recuperar la impor-
tancia del registro de los hechos de violencia institucional como instrumento de incidencia
en políticas públicas; aportar herramientas conceptuales y metodológicas para dimensio-
nar los efectos de la violencia institucional en diversos planos y trabajar con las víctimas
con un enfoque integral de derechos.

El tercer taller, llevado a cabo en contexto de ASPO, se orientó a reflexionar sobre el accionar
de las fuerzas de seguridad en los territorios en el marco de las medidas dictadas por el Poder
Ejecutivo Nacional. Frente a una situación extraordinaria y de alcance mundial, se observó gran
preocupación por un escenario que para muchos referentes implicaba un mayor grado de vul-
nerabilidad de niñas, niños y adolescentes de los barrios, principalmente respecto de la actuación
de las fuerzas de seguridad. En ese marco, se identificaron situaciones en las que las fuerzas de
seguridad en nombre de reclamar el cumplimiento de las medidas de aislamiento tuvieron in-
tervenciones desproporcionadas con diferentes niveles de violencia y, en algunos casos, hasta
con disparo de balas de goma, lanzamiento de gas pimienta o detenciones infundadas. Además,
los participantes tuvieron acceso diversos materiales de difusión sobre las características de la
pandemia y la importancia de asumir responsablemente los cuidados sanitarios individuales y
colectivos adecuados en la medida de las posibilidades de cada comunidad.

Desarrollo y metodología de los talleres

Los talleres de capacitación configuran espacios de interacción fructífera, no sólo en cuanto


a debates y reflexiones, sino también en términos de generación misma de saberes en torno a
la problemática de la violencia institucional. La horizontalidad en el diálogo y el reconocimien-
to de los saberes previos de los y las participantes son fundamentales para crear un espacio
democrático de aprendizaje.

87
En tal sentido, el rol de los talleristas se desarrolló en base a lo que Romero y Magro des-
criben de los pedagogos Ranciere y Jacotot: “Los maestros Ranciere/Jacotot nos interpelan a
redefinir tanto la función del maestro como la del alumno. Ninguna de las dos figuras volverá a
ser la misma (...) la figura del maestro se despoja de su aura de inteligencia superior…podríamos
hablar de pares, de iguales que se acompañan en un proceso de aprendizaje continuado, vital,
único pero que también puede ser compartido.”40

A su vez, los equipos transdisciplinarios territoriales realizaron un trabajo de mapeo y con-


vocatoria a cada una de las organizaciones, instituciones y referentes comunitarios que per-
mitió que cada participante se involucre en el Proyecto de manera directa y forme parte de la
red interinstitucional. Se destaca el grado de participación de las instituciones invitadas y su
compromiso con los objetivos del proyecto.

La metodología de los talleres fue pensada teniendo en cuenta la eventual heterogeneidad


de los asistentes. Esto incluyó la entrega de material bibliográfico, la interacción activa entre los
participantes y un espacio propicio para que los asistentes pertenecientes a organismos públi-
cos con presencia en el territorio pudieran informar de primera mano a la comunidad sobre los
recursos disponibles.

TEMARIO - Presentación de los componentes del Proyecto


- Prevención Comunitaria de la Violencia Institucional
- Programas, recursos, espacios del territorio.

LOCALIZACIÓN CABA SAN MARTÍN

FECHA 16 DE AGOSTO DE 2019 23 DE AGOSTO DE 2019

LUGAR Comedor La Familia Ramón Carrillo- Parroquia San Juan Bosco- Bº La


Villa Soldati Carcova- José León Suárez

40 - Romero E., Magro C.: (2016)”La emancipación intelectual en la sociedad digital: El Maestro Ignorante de Ranciére en nues-
tros días.” Revista LETRAL, pág. 93. https://revistaseug.ugr.es/index.php/letral/article/view/4931

88
Programas, - Programa ATAJO -Bº FÁTIMA Y Programa ATAJO- San Martín
recursos, VILLA 20
espacios del - La Poderosa- Dispositivo de Con-
territorio trol de las Fuerzas de Seguridad.

* “Comedor
Corriente Villera-Barrio La Esperanza-
* Biblioteca popular La Carcova
*Lugano- vecinos solidarios “Villa 20- *La Cárcova
Centro deportivo San Juan Bosco-

* Cooperativa René Salamanca-Villa Soldati.


* Escuela Primaria
* Vecinas del Barrio 1-11-14 René Salamanca
*BarrioCentro cultural América Mestiza-
* Comedor El Refugio-Fátima
Organización Latinoamericana-Cooperativa
* Integrantes de la Organización “Peronismo * EPI
*Militante” * Servicio Local José León Suárez
*Suárez
Salita de Salud Nº 4 José León
* Integrantes del “Comedor la Familia”
* Integrante de UNICEF
*Martín
Hogar Asunción de la Virgen - San
* Vecina/os de Villa 15
Vecinos/as de Soldatti
* Movimiento “La Dignidad” *Ballester
Escuela Popular de Música de Villa
ASISTENTES

* Integrantes de“El Hormiguero”-Villa Soldati.


* Vecinas del barrio “Los Pinos”-René * CENS Nº -La Cárcova
*Salamanca * Consejo Local de San Martín

*de María
la UBA
José Lubertino. Profesora de DDHH

*de Se pudo relevar una multiplicidad de miradas con respecto al accionar de las fuerzas
seguridad en el barrio, como así también de los adolescentes y jóvenes en conflicto
con la ley.
* El debate puso de manifiesto que esas miradas pueden operar o bien como legitim-
CONCLUSIONES

antes del uso desproporcionado de la fuerza en los barrios, o bien contribuyendo a su


prevención.
PRINCIPALES

Las llamadas “zonas liberadas41” son una preocupación de la comunidad en ambas


*
localizaciones.
* Los y las adolescentes en situaciones de consumo problemático de sustancias son
más vulnerables frente al accionar de las fuerzas de seguridad.

41 - Zonas territoriales, y/o franjas horarias en donde no hay presencia de las fuerzas de seguridad por su decisión.

89
*niñas,
La comunidad reconoce la necesidad de capacitación en torno a los derechos de
niños y adolescentes y a las potestades de las fuerzas de seguridad.
* SiLabien
prevención comunitaria es un trabajo a desarrollar necesariamente en red.
*trabajan enexisten diferencias conceptuales y/o metodológicas entre los sectores que
torno esta problemática, todos coinciden en que “las fuerzas de seguridad no
PRINCIPALES CONCLUSIONES

pueden actuar fuera de la ley”.


* Se advierte una naturalización de la violencia especialmente la descripta como de “baja
intensidad” en los barrios en situación de vulnerabilidad.
* La violencia institucional se agrava cuando el contexto político avala el uso despropor-
cionado de la fuerza.
* Existe un subregistro de casos de violencia y cierta deslegitimación de muchas de las
instituciones producto de su incapacidad de dar respuestas eficientes que contribuye a la
falta de registro .
* Es preciso atender particularmente al acompañamiento a las víctimas cuando deciden
realizar la denuncia judicial dado que en muchas oportunidades los procesos se extienden
en el tiempo y las víctimas tienden a querer desistir de su continuación.
* Se requieren más políticas públicas para la prevención de las problemáticas de niñez y
adolescencia.

TEMARIO - Registro de hechos de violencia institucional


- Asistencia a víctimas de violencia institucional

LOCALIZACIÓN CABA SAN MARTÍN

FECHA 7 DE NOVIEMBRE 2019 5 DE NOVIEMBRE 2019

LUGAR Comedor EVITA - Zavaleta Parroquia Inmaculada Concepción


José León Suárez

Programas, Programas territoriales de Observatorio de Violencia


recursos, La Dirección General de Institucional de San Martín
espacios del Responsabilidad Penal Juvenil de
territorio CABA: PAIAS y DYAT

90
*21-24
Centro de Acceso a la Justicia CAJ - Villa
* Espacio de Primera Infancia EPI
* Servicio Local de Suárez
* Hogar de Cristo Hurtado
* América Mestiza
Sala de Salud del Bº 13 de julio
*24 Profesorado“Pueblos de América” Villa 21-
* Hogar Asunción de la Virgen
* Campaña Nacional de Violencia
ASISTENTES

* Espacio cultural Orilleres


*Institucional
* Comedor “Los changuitos” Villa 21-24
asesoría tutelar Zavaleta
* Comedor “Amor y Paz” Villa 21-24 *Suárez
Escuela Primaria Nº 50- José León
* Comedor de Mabel
* Zavaleteros *Suárez
Escuela Primaria Nº61 - José León
*

*experiencia.
Cada institución tiene un abordaje singular de la problemática de acuerdo con su
No obstante, es importe diseñar estrategias de prevención en la violencia
institucional con objetivos comunes.
* Es preciso afianzar los mecanismos de articulación interinstitucional que tengan en
cuenta ciertos modos de abordaje de los casos.
PRINCIPALES CONCLUSIONES

* Se necesita profundizar las capacitaciones y trabajar con casos paradigmáticos para


cuestionar las dinámicas institucionales.
* Los espacios de capacitación comunitaria sirven para revisar las prácticas algunas
veces naturalizadas y propiciar nuevas respuestas.
* El enfoque de género debe ser incluido en el análisis de la problemática de la
violencia institucional.
* El acompañamiento a las víctimas directas, su familia y la comunidad en la que
viven son cruciales para avanzar en un proceso reparatorio. Para lograrlo, es necesario
trabajar en la organización comunitaria.
* Las denuncias de los hechos de violencia deben ser visibilizadas.
* Es preciso profundizar en el estudio del POST-STRESS, mostrar respeto y cuidado
con el proceso de cada víctima.

Capacitaciones en contexto de Aislamiento Social Preventivo y


Obligatorio (ASPO)
Para dar continuidad a esta metodología de taller, adaptamos los encuentros al contex-
to de aislamiento social. En una primera etapa se establecieron comunicaciones individua-
les con la convocatoria a la iniciativa y correspondiente explicación de la metodología. Con

91
el fin de que pudiera participar toda la comunidad, se difundió el material de lectura por
WhatsApp y vía correo electrónico. Asimismo, se acordó un plazo de trabajo y por las mis-
mas vías fueron recuperados los aportes y comentarios los que fueron sistematizados en
un documento de “conclusiones del taller” que luego fue difundido entre todos los partici-
pantes.

TEMARIO - Violencia institucional en contexto de ASPO.

LOCALIZACIÓN CABA SAN MARTÍN

FECHA 12 A 22 DE MAYO

LUGAR Taller realizado por vía virtual

Programas, Información de comunicación y contacto, adaptados en contexto de


recursos, espacios aislamiento, referidos a:
del territorio - denuncias de violencia institucional
- vulneración de derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

* Bachiller Popular Sol del Sur


*Mestiza
Centro cultural y social América
* Dirección General de la Mujer- Sede Minerva
Defensoría niñas, niños y adolescentes
*Mirabal- CABA- GMUJ * Escuela
CENS Capilla Milagro.
*Suárez Primaria nº 50 - José León
ASISTENTES

* Casa Fátima
* Casa Lucero
Escuela Educación Especial (EEE) Nº7
*Suárez.
Escuela Primaria nº 61- José León
* Hogar de Cristo Niño Belén (Zavaleta)
* Hogar de Cristo Hurtado (21.24) Hogar *violencia
Campaña Nacional contra la
*de Cristo Juan Pablo II (B° Carrillo) * institucional.

92
* Hogar de Cristo San Expedito (B° La Paloma) *Concepción.
Parroquia Inmaculada

* Fortalecimiento de Vínculos
*Capilla
Espacio de Primera Infancia (EPI)
*Atención de la Primera Infancia CEPAPI
Centro Educativo para la Prevención y
Milagro.

* Formando Ciudadanos * Cooperativa Bella Flor.


Capilla San Francisco Solano.

* Centro de Intervención Asistencial Comunitaria-


Derecho a la Defensa * Centro asesoria legal Capilla
*V. Soldati CIAC *Milagro.
* Cesac 24 *Judicial
Cuerpo Técnico Auxiliar del Poder
de San Martín.
*Fátima (EOE Fátima)
Equipo de Orientación Escolar - Colegio
* Programa Despegar San Martín
Consejo Local San Martín.

* Asesoría Tutelar * Capilla Sagrado Corazón.


* Programa de Acompañamiento e Inclusión
Servicio Social Zonal 8 * Asociacion Diego Duarte
*en el Ámbito Sociocomunitario (DGRPJ) -Zona 1 * Escuela Técnica UnSam
* Organización 8 de Mayo.
(PAIAS) Zona 1 *
* Comedor La Familia
* Comedor Los Pinos
ASISTENTES

* Centro Educativo Comunitario Carrillo


* Instituto Virgen Inmaculada
* Centro de Primera Infancia CPI Piletones
* Frente de géneros de La Poderosa (Villa 21 24)
* Asamblea Barrio Fátima La Poderosa
* Asociación Civil Hilar

*hacinamiento
Es de gran preocupación el acceso a la alimentación y educación y el contexto de
en que muchos niñas, niños y adolescentes viven con relación al deber de
cumplimento del ASPO.
* El contexto de ASPO ayuda a legitimar el lugar que ocupan las fuerzas en las
CONCLUSIONES

dinámicas de los barrios. Antes de la cuarentena co-existían miradas que tendían a


legitimar el accionar represivo y violento de las fuerzas de seguridad. Es decir, este
PRINCIPALES

nuevo rol de control vinculado al ASPO también significó, en líneas generales, que se
respalde su accionar, incluso ante posibles abusos.
* Los abusos siguen perpetrándose contra grupos vulnerables, como son los y las
adolescentes y jóvenes o los habitantes de las zonas más precarias de los barrios.

93
*dad,Seenadvierten situaciones de al abuso de autoridad por parte de las fuerzas de seguri-
muchos casos, persiguiendo, hostigando y violentando a los más afectados en
CONCLUSIONES

el contexto actual. Esto se observa en las acciones diarias desplegadas por las fuerzas
de seguridad en los barrios populares y, principalmente, en los reiterados intentos de
PRINCIPALES

desalojos que se llevaron adelante en los barrios Independencia y 13 de julio.


* Muchos niños, niñas y adolescentes salen a las calles aún en contexto de ASPO por
las condiciones de hacinamiento y situaciones problemáticas intrafamiliares referidas.
Por ello se deben reforzar las estrategias de prevención.

-
Los talleres de capacitación fueron evaluados por los equipos locales, la coordinadora
del proyecto y el Consejo Asesor. Entre las principales conclusiones se destacan:

*
La participación activa de los y las asistentes a los talleres, en particular el espacio
dirigido a niñas, niños y adolescentes.
* Los aportes realizados interpelaron sobre cómo enriquecer el abordaje de la temáti-
ca con ejes transversales, como el enfoque de género.
* Los dispositivos, programas y recursos existentes deben ser difundidos a la comu-
nidad para fortalecer el sistema de promoción y protección de derechos.

94
reflexiones finales
La violencia institucional es una problemática sensible que requiere ser identificada y
abordada en su especificidad y complejidad desde distintas dimensiones. Tanto el registro
de los hechos como el abordaje integral de las víctimas y sus familiares son estrategias
fundamentales en la búsqueda de su prevención. Esta publicación pretende dar cuenta
de las estrategias de trabajo implementadas por DNI en el sur de CABA y San Martín para
proteger los derechos de las y los adolescentes víctimas de violencia institucional.

En los primeros apartados hemos mostrado un panorama de situación de dicha vio-


lencia que se caracteriza, en primer lugar, un perfil de victimización muy definido: adoles-
centes menores de 16 años42 (47%), varones (68%) que habitan al interior de barrios popu-
lares. En relación con las fuerzas de seguridad denunciadas, todas las desplegadas en las
zonas relevadas por el Registro (Policía de la Ciudad de Buenos Aires, Policía Bonaerense,
Gendarmería y Prefectura) mantienen una proporción significativa de reportes. Dentro
de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) la presencia de varias fuerzas policiales en la misma
jurisdicción genera que las y los jóvenes puedan verse expuestos a una frecuencia mayor
de victimización.

Si bien una proporción significativa de casos se produce en los domicilios de las vícti-
mas (explicada en su mayoría por situaciones de violencia en el marco de allanamientos),
gran parte de estos hechos ocurren en el espacio público de los propios barrios. Esto da
cuenta de la importancia que tiene la violencia de las fuerzas de seguridad como técnica
para gobernar esos espacios, siendo los adolescentes y jóvenes de sectores populares que
viven en estos barrios estigmatizados muchas veces como “sujetos peligrosos” y el princi-
pal grupo a controlar a partir del despliegue de diversas violencias. En este mismo sentido,
se observa que la gran mayoría de esas violencias ocurren en el momento de contacto con
las fuerzas de seguridad.

Los tipos de violencia reportados en los distintos casos muestran un predominio de las
violencias verbales y psicológicas –“verdugueo”–; violencia física de media y alta intensidad; y

42 - De los datos desagregados se registró un 30,41% de 0 a 12 años, 16,22% de 13 a 15 años, 18,24% de 16 a 17 años y 35,14% de 18 a 24 años.

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violencia de lesividad indirecta, que afecta severamente los derechos y garantías de niñas,
niños, adolescentes y jóvenes. Lo que se evidencia es como por cada hecho de violencia de
lesividad grave y letal o potencialmente letal de violencia institucional –hechos que son
los que suelen adquirir estado público más frecuentemente–, ocurren cotidianamente otra
gran cantidad de manifestaciones de violencias de las fuerzas de seguridad con consecuen-
cias menos lesivas, pero que en su reiteración y sistematicidad no dejan de tener conside-
rables efectos negativos sobre la subjetividad, la salud física y emocional y la condición de
ciudadanía plena de niñas, niños adolescentes y jóvenes.

Un análisis cualitativo, por cierto, mostró en detalle cómo se despliegan, especialmente


en CABA políticas de control del espacio público “proactivas” (es decir sin que medien de-
nuncias), de distinta intensidad lesiva vinculadas todas ellas a la “prevención del delito”,
y en particular, al control del consumo y la venta de drogas en pequeñas cantidades. El
control proactivo de relativa baja intensidad lesiva, puede derivar en formas más graves de
violencia cuando las niñas, niños y adolescentes demuestran cualquier forma de reacción,
poseen antecedentes penales o son aprehendidos en situaciones de pseudo-flagrancia. Ello
reafirmaría el carácter punitivo de algunas acciones de las fuerzas de seguridad, más que
su eficacia en términos de políticas de seguridad.

Asimismo, el examen cualitativo de las denuncias permitió verificar la continuidad de prác-


ticas altamente lesivas y/o letales especialmente en casos de flagrancia, el auge en los barrios
populares de los allanamientos y desalojos irregulares y violentos en los que no existe por parte
de las fuerzas el menor respeto por los protocolos y normativas en relación a niñas, niños y ado-
lescentes durante esos procedimientos, así como el problema relativamente poco visibilizado de
la violencia estatal “por omisión” (cuando la fuerzas de seguridad no intervienen ante un hecho
de riesgo físico para los habitantes de los barrios, o intervienen incrementando la violencia en
lugar de disuadirla).

Por último, se registran y analizan casos de abuso en el marco de las medidas de Ais-
lamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) por COVID 19 en los cuáles se evidencia
cómo la presencia y actividad policial termina volviendo contradictoria la acción del Estado
para garantizar el cumplimiento de estas medidas, en contextos en los que existen serias difi-
cultades habitacionales y sociolaborales que se acrecientan en este contexto tan difícil.

Las situaciones de violación de los derechos humanos por parte de las diferentes agencias
del sistema penal (las fuerzas de seguridad –policía federal, provincial o comunal; gendarmería;
prefectura, policía de seguridad aeroportuaria–, el sistema penitenciario y las instituciones del

96
sistema judicial penal y contravencional) no deben ser pensadas como acciones individuales
sino como problema estructural de violación de derechos que requiere de un abordaje inter-
agencial para ser combatida.

Los actos de violencia suelen constituir eventos traumáticos con gran potencial desestruc-
turante de la personalidad y de la salud mental para quienes los padecen. El alcance de la violen-
cia ejercida sobre niñas, niños y adolescentes debe tener en cuenta la interacción entre las
vulnerabilidades individuales de este grupo y otras generadas por el contexto.

En ese sentido, como ya se señaló, los niños, niñas y adolescentes aparecen como un
grupo particularmente vulnerable por su edad y desarrollo, a los que la violencia afecta
de forma diferencial y con efectos más graves que en los adultos. Pero, además, bajo las
prácticas de violencia institucional subyacen una gran cantidad de conflictos sociales que
suelen quedar encubiertos por el ejercicio de dicha violencia: la desigualdad de clase, la dis-
criminación de sectores sociales vulnerabilizados, la desigualdad de género, entre otros.
Se trata de un tema urgente de la agenda actual de derechos humanos que no podría visi-
bilizarse sin el compromiso de las organizaciones que trabajan a nivel local.

A través del Proyecto de “Registro y Prevención de la violencia institucional” se pretendió


generar redes que hagan posible un trabajo articulado, que permita visibilizar las situaciones de
violencia y trabajar para fortalecer las instituciones del Estado que deben garantizar el acceso a
derechos y la erradicación de los abusos.

El proyecto de cooperación se encaró desde lugares y con perspectivas distintas, pero con
un interés común en avanzar hacia la prevención de la violencia y generar las herramientas
técnicas, conceptuales y humanas para trabajar en pos de ese objetivo.

En este documento se describieron las acciones desplegadas, las estrategias implementadas


y los resultados obtenidos en este plazo para reducir la violencia institucional. Sucintamente, se
puede decir que entre junio de 2019 y junio de 2020 se generaron las bases para:

* Identificar las situaciones de violencia de dos barrios del sur de CABA y la localidad de
San Martín, caracterizarlas y registrarlas;
* Generar herramientas para acompañar a las víctimas en el proceso de elaboración de los
hechos sufridos y restitución de derechos;
* Generar lazos y redes de articulación para el trabajo de prevención y de asistencia a las
víctimas de violencia;
* Visibilizar las situaciones de violencia y problematizar su vigencia, construyendo junto
97
con las niñas, niños y adolescentes y sus comunidades algunas herramientas para combatirlas;

Las niñas, niños y adolescentes en tanto víctimas de violencia institucional son propen-
sos a sufrir más intensamente las vulneraciones de sus derechos fundamentales porque se
encuentran en pleno proceso de desarrollo. La edad de las víctimas puede ser un factor que
acentúe la vulnerabilidad de una persona y limite el ejercicio pleno de sus derechos.43 Esto
se agudiza en los adolescentes pertenecientes a los barrios y sectores más vulnerables de la
sociedad, contexto que se conjuga, a su vez, con una presencia parcial o insuficiente de orga-
nismos del Estado orientados en la protección de sus derechos.

El objetivo principal del dispositivo de asistencia y acompañamiento integral a niñas,


niños y adolescentes es, precisamente, acompañar a las víctimas de violencia institucional,
a sus familias y comunidades en el proceso de acceso a la justicia y búsqueda de reparación
simbólica. La articulación con los distintos actores territoriales, asistenciales y gubernamen-
tales es fundamental para el diseño de estas estrategias. El trabajo integrado entre los equi-
pos transdisciplinarios y las organizaciones que trabajan en el territorio –sean comunitarias,
organizaciones de la sociedad civil y/o espacios gubernamentales– es central en el abordaje
integral de situaciones de vulneración de derechos.

Además del trabajo concreto territorial en las localizaciones abarcadas, el proyecto tuvo
como objetivo aportar ideas, herramientas y metodologías participativas para las comunidades
y referentes territoriales. La articulación con la comunidad permite atender a la singularidad de
cada niña, niño y/o adolescente y su medio social cercano.

Esperamos que la difusión de esta experiencia y de los resultados obtenidos sean de utili-
dad para fortalecer el abordaje y seguimiento del trabajo con víctimas de violencia institucional
en otros espacios tanto estales como comunitarios. El marco de actuación no es estático, sino
dinámico, con lo cual las estrategias deberán ser adaptadas a cada caso concreto y su contexto.
No obstante, consideramos que las herramientas recabadas en esta experiencia piloto pueden
ser orientadoras para el despliegue de acciones basadas en evidencia que contribuyan al obje-
tivo de proteger a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes contra la violencia institucional.

43 - MPF Procuvin/Dovic, Guía para la recepción de testimonios de víctimas de violencia institucional. Disponible en https://
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103
anexos

Anexo 1
Pautas para el abordaje de situaciones
de violencia institucional contra niños,
niñas y adolescentes
Índice

1. Introducción.......................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
1.1 La necesidad de pautas de intervención . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
1.2 Alcance y propósito ................ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
1.3 A quiénes están dirigidas ........ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
1.4 Flexibilidad y participación ..... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
1.5 Finalidad ............................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108

2. Definiciones y marco conceptual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109


2.1 Concepto de violencia institucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
2.2 Noción de víctima ................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
2.3 Enfoque de protección integral de derechos de niñas, niños y adolescentes . . . . . . . . . . 116
2.5 Efectos de la violencia institucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
2.6 La dimensión comunitaria del impacto de la Violencia Institucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121

3. Herramientas para el trabajo con niñas, niños y adolescentes víctimas


de violencia institucional .......... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
3.1 Pautas y lineamientos generales para el abordaje de los casos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
3.1.1 Equipo transdisciplinario de intervención . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
3.1.2 Consentimiento informado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
3.1.3 Confidencialidad .............. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
3.1.4 Deber de evitar la revictimización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
3.1.5 Consideraciones materiales de la entrevista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127

3.2 Recomendaciones para el trabajo con víctimas de violencia institucional . . . . . . . . . . . . 128


3.2.1 Diseño de la estrategia de abordaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
3.2.2 Componentes del dispositivo de asistencia integral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
3.2.3. Pautas para el abordaje de los casos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
3.2.4 Acciones de asistencia y acompañamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
3.2.5 Seguimiento y reevaluación de estrategias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

4. Marco normativo básico ..... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136

5. Bibliografía de referencia ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138

105
1. Introducción

El presente documento recoge la experiencia de trabajo de más de 35 años de DNI Ar-


gentina (Defensa de Niñas y Niños Internacional) y CODESEDH (Comité para la Defensa
de la Salud, Ética y Derechos Humanos) en la atención y acompañamiento de víctimas de
graves violaciones de derechos humanos.

Las pautas de orientación que a continuación se detallan son el producto de la


sistematización de algunas definiciones teórico conceptuales y a las intervenciones inter-
disciplinarias concretas mantenidas con las víctimas, sus familias y la comunidad en estos
años de trabajo. Esta experiencia fue puesta al servicio del Proyecto de cooperación con
UNICEF Argentina para el abordaje de casos de violencia institucional y sistematizadas
para su difusión.

1.1 La necesidad pautas de intervención


La problemática de la violencia institucional contra niñas, niños y adolescentes requie-
re de la construcción de herramientas concretas para el acompañamiento y asistencia de
las víctimas. Al llevar adelante este trabajo, nos propusimos sistematizar una metodología
de intervención para lograr prácticas uniformes respetuosas de sus procesos y subjetivi-
dades. Este instrumento es un aporte en ese sentido, para que las intervenciones de los
operadores y referentes comunitarios resulten más efectivas.

1.2 Alcance y propósito


El enfoque propuesto pretende encarar situaciones de violencia institucional de dife-
rentes intensidades, incluidas aquellas que habitualmente no son percibidas como tales.
De esta forma, se busca abordar las situaciones de violencia desde que son relatadas por
las víctimas, con independencia de la judicialización de los casos.

Las pautas y/o recomendaciones que aquí se proponen pueden y deben ser enrique-
cidas por otras experiencias. El documento está pensado para fortalecer el abordaje y
seguimiento del trabajo con víctimas de violencia institucional pero su contenido no es

106
estático, al contrario, pretende ser una herramienta de orientación para adaptar buenas
prácticas. Los aportes que aquí se proponen serán profundizados de acuerdo con el diag-
nóstico de cada caso concreto.

En este sentido, existen instrumentos de gran interés para el trabajo con víctimas en
sede judicial tanto a nivel local como de los estándares del Sistema Interamericano de
Derechos Humanos que pueden poner luz sobre las estrategias de abordaje aun cuando los
casos no se judicialicen.

1.3 A quiénes están dirigidas


Este instrumento está dirigido a todas aquellas personas cuyo rol incluya la asisten-
cia y/o contención de víctimas de violencia institucional y la prevención de nuevos suce-
sos. Se destacan principalmente a los operadores y referentes sociales y comunitarios
pertenecientes a:

* Organizaciones sociales, sus equipos interdisciplinarios y redes de intervención;


* Organizaciones públicas que actúan en territorio (escuelas, centros de salud, fuer-
zas de seguridad, etc.);
* Organizaciones de la sociedad civil con trabajo de acompañamiento a niños, niñas y
adolescentes (en adelante niñas, niños y adolescentes);
* Operadores judiciales y actores gubernamentales con trabajo territorial (Centros
de Acceso a la Justicia, Defensorías, Fiscalías);

1.4 Flexibilidad y participación


Las pautas de trabajo que aquí se presentan constituyen una herramienta que debe
adaptarse al contexto, recursos humanos y materiales disponibles y a los aprendizajes pre-
vios de cada organización.

Un aspecto fundamental de este documento es que recupera la voz de los diferentes


actores involucrados, con particular atención a la voz testimonial de las niñas, niños y ado-
lescentes tanto en forma individual como colectiva a través de sus organizaciones.

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“Las voces de los niños, niñas y adolescentes no sólo como registro de sus vi-
vencias, anhelos y expectativas, sino también como ciudadanos plenos, son
la piedra angular del nuevo contrato social entre los Estados, los niños, sus
organizaciones, familia y comunidad. El eje del protagonismo nos impulsa
a una reafirmación de esperanza para la construcción de sociedades más
justas, integradas y respetuosas de los derechos humanos en general y de
los niños en particular” 44.

1.5 Finalidad
Se persiguen los siguientes objetivos específicos:

* Aportar herramientas para asegurar el ejercicio pleno de derechos deniñas, niños y


adolescentes ante cualquier intervención de las fuerzas de seguridad y/o del sistema
penal juvenil.
* Fortalecer el abordaje y seguimiento de casos de violencia institucional por parte
de los operadores jurídicos y psicosociales, para una mejor contención de las vícti-
mas y la prevención de nuevos casos.
* Sistematizar la experiencia del trabajo interdisciplinario en el marco del proyecto
y las “buenas prácticas” o “prácticas recomendadas de actuación” para hacer más efec-
tivo el acompañamiento y la asistencia de las víctimas de violencia institucional.
* Lograr una metodología de intervención y unificación de prácticas para el abordaje
de casos de violencia institucional respetuosa de los derechos de los los niñas, niños
y adolescentes y de las circunstancias que atraviesan.

Para el logro de estos objetivos se considera necesario trabajar en algunos aspectos


específicos, tales como la definición de los hechos traumáticos que originan la interven-
ción; la detección temprana de los efectos psicofísicos y sociales que produce la violencia
institucional; la asistencia física y psicosocial en el plano individual, grupal y comunitaria;
la integración educativa, social y laboral en las acciones de asistencia.

44 - Liwski, N. I. (2009). Prólogo. En M. Liebel & M. Martínez Muñoz. (coord.), Infancia y Derechos Humanos. Hacia una ciuda-
danía participante y protagónica (pp. 9-10). Buenos Aires, Argentina: IFEJANT.

108
Asimismo, resulta esencial promover la reparación ética y/o material de las víctimas, me-
diante, por ejemplo, acciones públicas ligadas con la denuncia e investigación de los hechos o a
través de la capacitación y difusión de la problemática, de modo tal de favorecer a la prevención
y/o reparación de los efectos de la violencia, tanto a nivel individual como colectivo.

2. Definiciones y marco conceptual


En este apartado se presentan las definiciones conceptuales vinculadas a la pro-
blemática de la violencia institucional de acuerdo con las leyes, tratados, principios, proto-
colos y guías vigentes tanto en el orden internacional como regional.

En tal sentido, deben tenerse especialmente en cuenta las Convenciones y Directrices


del Sistema Universal y del Sistema Interamericano de protección de derechos que esta-
blecen pautas fundamentales del Derecho Internacional de los Derechos Humanos apli-
cados a esta materia, y en particular, referidos a la niñez y adolescencia. En cuanto a este
último, nos referimos primordialmente a la Convención Americana de Derechos Humanos
y a sus principios y disposiciones a través de las directivas de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Además, nuestro país ha desarrollado una intensa actividad legislativa en materia de


derechos humanos desde la recuperación de la democracia en diciembre de 1983 que se re-
fleja en la ratificación de los Tratados de Derechos Humanos y su posterior incorporación
a la Constitución Nacional Reformada de 1994.

En esta dirección, destacamos particularmente la Ley de Promoción y Protección In-


tegral de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, la Ley Nacional de Educación, la Ley
Nacional de Educación Sexual Integral, entre otras.

Se debe atender, también, en virtud del carácter federal de nuestro país, de las legisla-
ciones provinciales que completan en la mayoría de las jurisdicciones un plexo normativo
para garantizar los derechos de niñas, niños y adolescentes en todo el territorio nacional.

Resulta de utilidad mencionar algunos de los principales Instrumentos internaciona-


les, Tratados Internacionales, Directrices, y Legislación Nacional de referencia:

* ONU, Asamblea General, Convención sobre los Derechos del Niño, 20 noviem-
bre 1989.

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* ONU, Asamblea General, Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Pe-
nas Crueles, Inhumanos o Degradantes, 10 diciembre 1984.
* OEA, Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de San José de
Costa Rica”, 22 noviembre 1969.
* OEA, CIDH, Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tor-
tura, adoptada el 9 de diciembre de 1985.
* ONU, Asamblea General, Protocolo Facultativo de la Convención contra la
Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes: Resolución
aprobada por la Asamblea General, 9 enero 2003, A/RES/57/199.
* ONU, Asamblea General, Declaración sobre los principios fundamentales de
justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder. Adoptada por la Asam-
blea General en su resolución 40/34, de 29 de noviembre de 1985.
* ONU, Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos (ACNUDH), Ma-
nual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes (“Protocolo de Estambul”), 2004.
* 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condición
de vulnerabilidad.
* Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes
(Ley 26.061). Promulgada de hecho el 21 de octubre de 2005.
* Ley de Derechos y Garantías de las Personas Víctimas de Delitos (Ley 27.372,
Decreto N° 421/2018).
* Código Penal - agravantes para homicidios, hurtos y robos cometidos por in-
tegrantes de fuerzas de seguridad, policiales o penitenciarias (Ley 25.816).
* Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interper-
sonales (Ley 26.485).
* Sistema Nacional de Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes (Ley 26.827).

2.1 Concepto de violencia institucional


El concepto Violencia institucional es una categoría socio histórica, construida progresiva-
mente como resultado de la articulación entre la reflexión y la acción del activismo de derechos
humanos ligado a organizaciones sociales y de familiares. Se trata de un concepto que reúne

110
diferentes vertientes, desde aportes profesionales y académicos hasta el conocimiento popular
proveniente de las distintas experiencias de las violencias de Estado y la capacidad de resisten-
cia y denuncia de los miembros y organizaciones de una comunidad.45

Hablamos de violencia institucional para hacer referencia a un amplio conjunto de


situaciones que, ejercidas desde instituciones públicas por medio de sus funcionarios y
funcionarias, amenazan y/o restringen el ejercicio de algún derecho. De este modo, la voz
violencia institucional se constituye como una categoría capaz de dar cuenta de una de las
formas que encarna el ejercicio de la violencia estatal.

La violencia institucional puede tener lugar en diferentes espacios: hospitales, comisarías,


centros de detención, albergues, refugios, hogares, residencias, lugares para el tratamiento
de consumo problemático, salud mental, y demás establecimientos en donde niñas, niños
y adolescentes reciben servicios o se encuentran bajo el cuidado y supervisión de personal
de alguna de estas instituciones. Se trata de prácticas de violaciones de derechos por parte
de funcionarios pertenecientes a fuerzas de seguridad, fuerzas armadas, servicios peniten-
ciarios, operadores judiciales y efectores de salud en contextos de restricción de autonomía
y/o de libertad.

Las situaciones de violencia también se pueden dar en espacios públicos y medios de trans-
porte. Muchas veces incluyen agresiones físicas o psicológicas de alta o baja intensidad. Como
cualquier tipo de violencia, la ejercida por funcionarios públicos genera sufrimiento y tiene con-
secuencias negativas en la vida de las víctimas. Además de perjudicar su salud psíquica y física,
afectar su desarrollo y debilitar su autoestima, la violencia institucional puede provocar descon-
fianza y temor en tanto ocurre como resultado de la acción u omisión de agentes estatales que
tienen el deber de proteger y/o garantizar el acceso a derechos.

La violencia policial es una de las manifestaciones de la violencia institucional e implica


prácticas específicas de agentes de las fuerzas de seguridad, sea por acción u omisión. De-
tenciones arbitrarias, violencia física, malos tratos, tortura, abuso sexual, intimidaciones,
amenazas, hostigamientos y/o persecución son algunas de las prácticas de violencia insti-
tucional que pueden someter a las víctimas individual o colectivamente. Pero la violencia
también puede tener lugar en situaciones de acceso a derechos, como por ejemplo cuando

45 - Pita, Maria Victoria (2017). Pensar la Violencia Institucional: vox populi y categoría política local. Universidad de Buenos
Aires. Facultad de Filosofía y Letras. Instituto del Teatro; Espacios de crítica y producción; 53; 9-2017; pp 34.

111
se desoye el relato de las víctimas sobre los hechos sufridos.

Según el Cuadernillo de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación46 , se pueden


diferenciar los siguientes tipos de violencia:

Violencia Física: es la que se emplea contra el cuerpo de las personas


produciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de
maltrato o agresión que afecte su integridad física.

Violencia Psicológica: es la que causa daño emocional y disminución


de la autoestima; perjudica y/o perturba el pleno desarrollo personal; bus-
ca degradar o controlar las acciones, comportamientos, creencias y deci-
siones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación,
deshonra, descrédito, manipulación y/o aislamiento. Incluye también la
culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia o sumisión,
coerción verbal, persecución, insulto, indiferencia, abandono, chantaje, ri-
diculización y limitación del derecho de circulación o cualquier otro medio
que cause perjuicio a la salud psicológica y a la autodeterminación.

Violencia Simbólica: es la que (a través de patrones estereotipados,


mensajes, valores o signos) transmite y reproduce dominación, desigualdad
y discriminación en las relaciones sociales.

Violencia de Género: es aquella ejercida contra cualquier niño, niña


y/o adolescente sobre la base de su sexo y/o identidad de género y que
impacta de manera negativa en su identidad y bienestar social, físico y/o
psicológico.

El alcance de la violencia ejercida sobre niñas, niños y adolescentes debe tener en


cuenta la interacción entre las vulnerabilidades individuales de este grupo y otras ge-
neradas por el contexto (político, social, económico o institucional).

46 - Arminda, M. J. y col. Los derechos humanos frente a la violencia institucional. Cuadernillo de la Secretaría de Derechos
Humanos, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. 2015, pág. 24.

112
“... las nociones del ejercicio de la violencia física, pero también la amenaza
abandono y omisión; la violencia directa conectada con la violencia estruc-
tural que limita el desarrollo y la simbólica que legitima; y (...) la violencia
vinculada con una concepción relacional del poder que implica posibles re-
sistencias, que se destaca por su capacidad productora de subjetividad y
no simplemente represiva. En este sentido el control social se ejerce a través
de la represión y coerción como violencia directa y normalizante, pero tam-
bién desde la persuasión y búsqueda de consenso, como violencia simbólica
y moralizante.” 47

Las prácticas de violencia institucional varían según el grado de afectación de derechos:


de intensidad elevada (tales como desapariciones forzadas, homicidios y abusos sexuales),
media/alta (golpes, empujones, patadas, reducciones violentas, etc.) y baja (violencia ver-
bal, amenazas, controles injustificados, humillaciones, insultos). 48

Esta distinción entre alto/bajo grado de violencia es meramente analítica, es decir, solo in-
tenta indicar el mayor o menor grado de afectación de derechos individuales. Muchas veces, los
hechos de violencia de bajo grado pueden ocasionar en las víctimas sufrimiento de alto nivel. 49

2.2 . Noción de Víctima


Concibiendo a las víctimas como sujetos de derecho, se promueve la construcción de
un lugar de protagonismo en la restitución de sus derechos vulnerados. En esta línea, las
diversas intervenciones asistenciales están dirigidas a acompañar el empoderamiento de
cada niña, niño y adolescente y de sus familias para lograr una reparación tanto individual
como colectiva. Este abordaje se propone evitar y/o desactivar la construcción de identi-
dades a partir de la condición de víctimas, con el consecuente efecto de estigmatización.

47 - Bianchi, E., Guemureman, S., Otamendi, Sander, J. & A., Zajac, J. (2017). Violencias y Violencias estatales: hacia un ejercicio de
conceptualización. Revista Ensambles, año 4, n.7, pp. 17.
48 - Perelman, Marcela y Tufró, Manuel, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), revista Ciencias Sociales n° 92, Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, octubre de 2016.
49 - Dinard, María y Díaz, Rosa Matilde, “La producción del testimonio en el litigio estratégico de causas de violencia institucio-
nal: bases conceptuales, pautas y retos desde una mirada interdisciplinaria”, en el Centro de Documentación del Grupo de Acción
Comunitaria, 2019, pág. 4. Disponible en www.psicosocial.net.

113
Las niñas, niños y adolescentes son atravesados, como todo sujeto, por historias y
trayectorias singulares. Por eso, se debe trabajar para contemplar todas las aristas que
hacen a la persona y pensar las líneas de acción desde una mirada integral. En este docu-
mento se establece un abordaje que considerará la potencialidad de cada niña, niño y ado-
lescente, buscando encauzar y poner en valor su capital de conocimiento, y que esto sirva
para su cuidado y resguardo ante los abusos y las injusticias.

Los actos de violencia suelen constituir eventos traumáticos con gran potencial deses-
tructurante de la personalidad y de la salud mental para quienes los padecen. Por evento
traumático puede entenderse aquello que desborda la capacidad de percepción y asimilación
de la realidad de un sujeto sensible. Puede tratarse de un hecho, una secuencia de hechos o
las condiciones de vida deshumanizantes a las que un ser humano es sometido. 50

“Se entenderá por “víctimas” a las personas que, individual o colectivamente,


hayan sufrido daños, inclusive lesiones físicas o mentales, sufrimiento emo-
cional, pérdida financiera o menoscabo sustancial de los derechos funda-
mentales, como consecuencia de acciones u omisiones que violen la legis-
lación penal vigente en los Estados Miembros, incluida la que proscribe el
abuso de poder.” La consideración como víctima es independiente “de que
se identifique, aprehenda, enjuicie o condene al perpetrador” (...) En la ex-
presión “víctima” se incluye, además, en su caso, a los familiares o personas
a cargo que tengan relación inmediata con la víctima directa y a las perso-
nas que hayan sufrido daños al intervenir para asistir a la víctima en peli-
gro o para prevenir la victimización.” 51

Las niñas, niños y adolescentes en tanto víctimas de violencia institucional son propen-
sos a sufrir más intensamente las vulneraciones de sus derechos fundamentales porque
se encuentran en pleno proceso de desarrollo. La edad de las víctimas puede ser un factor

50 - ONU, Asamblea General, Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso
de poder. Adoptada por la Asamblea General en su resolución 40/34, de 29 de noviembre de 1985. Disponible en: https://www.
ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/victimsofcrimeandabuseofpower.aspx
51 - ONU, Asamblea General, Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso
de poder. Adoptada por la Asamblea General en su resolución 40/34, de 29 de noviembre de 1985. Disponible en: https://www.
ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/victimsofcrimeandabuseofpower.aspx

114
que acentúe la vulnerabilidad de una persona y limite el ejercicio pleno de sus derechos.52
Esto se agudiza en los adolescentes pertenecientes a los barrios y sectores más vulnerables
de la sociedad. Este contexto se conjuga, a su vez, con una presencia parcial o insuficiente
de organismos del Estado orientados en la protección de sus derechos y por ende las vul-
neraciones adquieren múltiples dimensiones.

La pobreza, la marginalidad, y la ausencia de oportunidades dificultan y obstruyen el


acceso a la justicia, la educación, la salud, y en general, a los derechos humanos fundamen-
tales de los niños, niñas y adolescentes, generando situaciones de alto riesgo, particular-
mente el incremento de la violencia y la inseguridad por la que atraviesan.

Las niñas, niños y adolescentes de sectores social y económicamente excluidos son es-
pecialmente vulnerables a la violencia institucional. Quienes no asisten a la escuela o lo
hacen de forma discontinua, quienes no pueden referenciarse en ningún espacio institu-
cional con sentido de pertenencia ni cuentan con referentes afectivos que puedan acom-
pañarlos en su crecimiento se encuentran más expuestos a la violencia institucional. Esta
situación se agrava en algunos casos ante la falta de conocimiento de sus derechos, favo-
reciendo el sometimiento a situaciones de hostigamiento y persecución por parte de las
fuerzas de seguridad.

“Se consideran en condición de vulnerabilidad aquellas personas que, por


razón de su edad, género, estado físico, mental, circunstancias sociales,
económicas, étnicas y/o culturales, encuentran especiales dificultades para
ejercitar con plenitud ante el sistema de justicia los derechos reconocidos
por el ordenamiento jurídico”. 53

52 - MPF Procuvin/Dovic Guía para la recepción de testimonios de víctimas de violencia institucional. Disponible en https://
www.fiscales.gob.ar/violencia-institucional/recuperar-la-palabra-de-las-victimas-procuvin-y-dovic-elaboraron-una-guia-para-la-
recepcion-de-testimonios-por-hechos-de-violencia-institucional/
53 - Reglas de Brasilia sobre Acceso a la Justicia de las Personas en condición de Vulnerabilidad, XIV Cumbre Judicial Iberoame-
ricana Brasilia, 4 a 6 de marzo de 2008.

115
2.3. Enfoque de protección integral de derechos de
niñas, niños y adolescentes
El enfoque de protección integral de derechos de niñas, niños y adolescentes se opone
a la fragmentación de la infancia. Pretende proteger los derechos humanos esenciales ha-
ciendo caso a las particularidades de ese grupo etario de manera integral. En este sentido,
el enfoque de protección de derechos abarca todas las dimensiones de la vida y desarrollo
de las niñas, niños y adolescentes.
En Argentina, en el año 2005 se sancionó la Ley Nº 26.061 de Protección Integral de los
Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. En su artículo 9° la ley hace referencia expresa al
derecho de los niñas, niños y adolescentes a la dignidad e integridad personal.

“Derecho a la dignidad y a la integridad personal. Las niñas, niños y


adolescentes tienen derecho a la dignidad como sujetos de derechos y de
personas en desarrollo; a no ser sometidos a trato violento, discrimina-
torio, vejatorio, humillante, intimidatorio; a no ser sometidos a ninguna
forma de explotación económica, torturas, abusos o negligencias, ex-
plotación sexual, secuestros o tráfico para cualquier fin o en cualquier
forma o condición cruel o degradante. Las niñas, niños y adolescentes
tienen derecho a su integridad física, sexual, psíquica y moral. La per-
sona que tome conocimiento de malos tratos, o de situaciones que
atenten contra la integridad psíquica, física, sexual o moral de un
niño, niña o adolescente, o cualquier otra violación a sus derechos,
debe comunicar a la autoridad local de aplicación de la presente ley.
Los Organismos del Estado deben garantizar programas gratuitos
de asistencia y atención integral que promuevan la recuperación de
todas las niñas, niños y adolescentes.” 54 (el destacado nos pertenece)

En la misma línea, la Convención sobre los Derechos de Niños55 (aprobada por ley
nacional Nro. 23849 e incorporada en el art. 75 inc. 22 de la CN), prevé expresamente la pro-

54 - Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Ley 26.061). Promulgada de hecho el 21 de
octubre de 2005.
55 - ONU, Asamblea General, Convención sobre los Derechos del Niño, 20 noviembre 1989. Artículo 37. Disponible en: https://www.
unicef.es/publicacion/convencion-sobre-los-derechos-del-nino

116
moción y protección de los derechos de las niñas, niños y adolescentes.

Del juego armónico de la Convención (arts. 19 y 37) y de la Opinión Consultiva Nro.


1756,surge la protección de los derechos de los menores de edad a las garantías judiciales
y a la protección judicial, y por ende, también a otros derechos reconocidos cuya vigencia
depende de la efectividad de las garantías judiciales como los derechos a la integridad per-
sonal, a la libertad, a la protección de la honra y la dignidad, y a la protección de la familia.

En este sentido, la OC-17 establece: “conviene observar que para asegurar, en la mayor
medida posible, la prevalencia del interés superior del niño, el preámbulo de la Convención
sobre los Derechos del Niño establece que éste requiere “cuidados especiales”, y el artículo
19 de la Convención Americana señala que debe recibir “medidas especiales de protección”.
En ambos casos, la necesidad de adoptar esas medidas o cuidados proviene de la situación
específica en la que se encuentran los niños, tomando en cuenta su debilidad, inmadurez o
inexperiencia.”57

Luego agrega en referencia a la especial vulnerabilidad de las niñas, niños y adoles-


centes: “Entre estos valores fundamentales figura la salvaguarda de los niños, tanto por su
condición de seres humanos y la dignidad inherente a éstos, como por la situación especial
en que se encuentran. En razón de su inmadurez y vulnerabilidad, requieren protección
que garantice el ejercicio de sus derechos dentro de la familia, de la sociedad y con respecto
al Estado.” 58

La interdependencia de los derechos de las niñas, niños y adolescentes exige que su


protección sea integral. Por tanto, se debe evaluar cualquier situación que importe una
vulneración, amenaza o restricción, atendiendo a los efectos sobre los demás derechos in-
volucrados. De esta manera, las estrategias a implementar siguiendo el enfoque integral de
protección de derechos deben abarcar las múltiples dimensiones que supone el desarrollo
de la niñez y adolescencia. Esta perspectiva supone el involucramiento de distintos actores e
instituciones para dar respuesta a las necesidades que surgen desde un enfoque multidimen-
sional. Así, la intersectorialidad se concibe como un medio para abordar la complejidad que
deriva de la multiplicidad de dimensiones implicadas en la protección integral de derechos.

56 - Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión consultiva OC-17/2002 del 28 de agosto de 2002, solicitada por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño.
57 - OC- 17/2002, párr. 60.
58- OC- 17/2002, pár. 93.

117
Por ello, destacamos la centralidad en el abordaje propuesto del sistema integral de
promoción y protección de derechos, con los servicios locales y los Consejos Locales en la
Provincia de Buenos Aires como así también las Defensorías dependientes de la Ciudad de
Buenos Aires. Estos espacios abarcan a distintos actores e instituciones implicados en el
ejercicio de los derechos de la infancia y adolescencia, en busca de la construcción de una
visión común y compartida sobre sus derechos.

2.4. Efectos de la violencia institucional


La Violencia institucional -en todas sus modalidades- produce daños que, en algunos
casos, pueden ser muy graves, en particular para niñas, niños y adolescentes. Los hechos
de violencia se caracterizan por tener efectos sostenidos en el tiempo, que no se reducen
al momento concreto de la situación de violencia. Estas prácticas generan una trauma-
tización y en situaciones extremas pueden incluso aniquilar la personalidad. Por eso se
requieren intervenciones tempranas, complejas y profesionalizadas con mirada interdisci-
plinaria, y un enfoque particular.

En este sentido, la Corte IDH fijó como estándar para evaluar si un trato resulta cruel,
inhumano o degradante, “la calidad de niños de los afectados por ellos”.59 En otro caso en
que el Estado argentino fue condenado, la Corte IDH dijo que el sufrimiento “se acentúa
cuando se trata de niños”.60 Es por su calidad de niñas, niños y adolescentes, que cualquier
trato cruel puede ser aún más intenso que si la víctima fuera un adulto.

Los hechos de violencia institucional dejan huellas en tres dimensiones: psicológica,


física y social. Todo acto de violencia institucional, aunque sea físico, tiene un efecto psi-
cológico. Por lo cual, al maltratar el cuerpo también se puede lesionar y dañar profunda-
mente a la persona en el campo psicológico y emocional ya que también puede provocar

59 - Corte IDH, caso “Instituto de Reeducación del Menor” vs. Paraguay, sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112,
párr 162. “En íntima relación con la calidad de vida, están las obligaciones del Estado en materia de integridad personal de ni-
ños privados de libertad. La calificación de penas o tratos como crueles, inhumanos o degradantes debe considerar necesari-
amente la calidad de niños de los afectados por ellos.”
60 - Corte IDH Caso Bulacio vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de Septiembre de 2003. Serie C No.
100, párr. 98. “Es propio de la naturaleza humana que la persona sometida a detención arbitraria experimente un profundo
sufrimiento, que se acentúa cuando se trata de niños. Es razonable concluir que estas aflicciones se extiendan a los miembros
más cercanos de la familia, particularmente aquéllos que tuvieron un contacto afectivo estrecho con la víctima. No se requi-
ere prueba para llegar a esta conclusión.”

118
estigmatización social. Sólo el abordaje integral de estos aspectos permite que la víctima
pueda integrar la vivencia traumática y así comenzar su proceso reparatorio de reflexión
sobre lo vivido y de restitución de derechos.

Los efectos de la violencia institucional tanto para las víctimas como para sus fami-
liares y miembros de la comunidad61 pueden ser analizados desde diferentes perspectivas.
De acuerdo a la experiencia de trabajo de DNI, en este documento nos centraremos en dos
dimensiones:

a) Efectos inmediatos: implican el daño físico y psíquico de la víctima cuando se en-


cuentra bajo custodia de los perpetradores, o inmediatamente posterior a los hechos. En
lo que refiere a niñas, niños y adolescentes se ha notado que en lo inmediato se producen
sensaciones de vulnerabilidad, exposición, reproducción de la violencia, asociación de las
fuerzas de seguridad con prácticas violentas, rechazo y miedo.
b) Efectos mediatos: tanto en las víctimas como en su núcleo familiar y comunitario
se advierten efectos a largo plazo que en ocasiones se agudizan ante determinadas situa-
ciones traumáticas del contexto social general. Estos efectos se mantienen en el largo plazo
según la singularidad de cada individuo, al devenir de cada niña, niño y/o adolescente, su
familia y comunidad, y también de acuerdo al contexto social.

Además, teniendo en cuenta que los hechos de violencia, en general, suelen darse en el
mismo ámbito de desarrollo de la vida cotidiana de la víctima, ciertos jóvenes experimen-
tan temores que pueden derivar en cambios en su rutinas, como recurso para no volver a
pasar por esas situaciones.

Los efectos de la violencia institucional en las víctimas son siempre singulares e im-
predecibles.62 Las características personales de cada individuo influyen en su habilidad
para describir y hablar sobre la violencia sufrida. En algunas niñas, niños y adolescentes
se advirtieron dificultades para la expresión de lo sucedido e interferencias en la construc-
ción de subjetividades necesarias en el proceso madurativo. En general se han observado
los siguientes efectos:

61 - Los efectos de la violencia alcanzan, muchas veces, al medio social circundante de la víctima, e incluso pueden extenderse
más allá del contexto social inmediato para alcanzar grupos sociales más amplios. En los familiares y contexto social más
cercano, la violencia también repercute en la esfera psicológica (angustias, fobias, temores, trastornos psicosomáticos, etc.).
62 - Dinard, María y Díaz Rosa Matilde, “La producción del testimonio en el litigio estratégico de causas de violencia institu-
cional: bases conceptuales, pautas y retos desde una mirada interdisciplinaria”, en el Centro de Documentación del Grupo de
Acción Comunitaria, 2019, pág.14.

119
* Pérdida de autoestima.
* Imposibilidad de poner en palabras los hechos traumáticos acontecidos.63
* Sentimientos de apatía y resentimiento con el otro/a, con la sociedad que los
excluye y estigmatiza.
* Sentimientos de rencor, odio, enojo, frustración, desinterés general.
* En ocasiones dependencia a ciertas sustancias psicoactivas, como un modo
de paliar el malestar/angustia.
* Dificultad para la construcción de vínculos de confianza con otros.
* Imposibilidad para la construcción de proyectos de vida.
* Naturalización de los hechos de violencia.
* Negación de ciertos sentimientos de malestar/angustia/tristeza.
* En algunos casos se presenta el insomnio, la dificultad para conciliar el sueño,
la rememoración de hechos traumáticos vividos y/o pesadillas recurrentes.

El sufrimiento que produce un hecho de violencia institucional y las demandas afec-


tivas que supone todo el proceso de búsqueda de justicia deben ser considerados especial-
mente. La identificación de los modos de presentación del sufrimiento en cada caso, de
los factores ligados a la naturaleza de los hechos de violencia, y de las condiciones de vida,
edad, género y otras vulnerabilidades de la víctima, resulta fundamental.64

“Toda intervención debe evaluar el daño que le produjo a la víctima lo sufri-


do, procurando individualizar los derechos vulnerados y los bienes jurídi-
cos afectados. Para realizar una pertinente evaluación del daño entre otros
indicadores se pueden emplear los siguientes: edad, gravedad del hecho en
sí mismo, contexto social en el que está inserta la víctima, recursos simbóli-
cos con los que cuenta, capacidad de contención por parte de sus redes vin-
culares, etc.”. 65

63 - El silencio es una sintomatología muy común en jóvenes víctimas de violencia institucional.


64 - Dinard, María y Díaz Rosa Matilde, “La producción del testimonio en el litigio estratégico de causas de violencia institu-
cional: bases conceptuales, pautas y retos desde una mirada interdisciplinaria”, en el Centro de Documentación del Grupo de
Acción Comunitaria, 2019, pág. 10. Disponible en www.psicosocial.net.
65 - PROCUVIN/DOVIC (2020). El testimonio por hechos de violencia institucional. Guíapráctica para integrantes del Ministe-
rio Público Fiscal de la Nación. pp 18

120
2.5. La dimensión comunitaria del impacto de la
Violencia Institucional
La violencia institucional conlleva, de forma explícita o implícita, una amenaza y
ataque contra toda la comunidad y su sistema de valores, creando un ambiente dominante
de amenaza, miedo, temor e inhibición. Los actos de violencia institucional pueden oca-
sionar una alteración sustancial en la calidad de vida de la familia: problemas de salud,
cambio forzado de domicilio, pérdida de trabajo y/o disminución del apoyo social. A nivel
comunitario, puede crearse un estado de inseguridad generalizada, falta de confianza y
ruptura del tejido social, dejando así efectos duraderos en el comportamiento colectivo.

Pero a pesar de los graves efectos negativos que conlleva, en el interior de las comu-
nidades diferentes organizaciones asumen el compromiso de acompañar a los/as niñas,
niños y adolescentes víctimas de violencia conformando redes, generando espacios de es-
cucha. La comunidad es quien mejor conoce la realidad e historia de los territorios en los
que las víctimas desarrollan su vida cotidiana.

Las reacciones de los miembros del contexto social circundante a la víctima ante situa-
ciones de violencia ejercidas por las fuerzas de seguridad en los barrios más vulnerables
son variadas. Mientras que algunos logran identificar estas prácticas de violencia como
abuso, otros parecen justificar este accionar violento alegando conceptos tales como “pe-
ligrosidad” o “inseguridad”. En este escenario, la reflexión colectiva sobre el impacto de la
violencia institucional en la vida de los niñas, niños y adolescentes es fundamental para
repensar las estrategias de prevención de modo comunitario.

3. Herramientas para el trabajo con niñas, niños y


adolescentes víctimas de violencia institucional
Al introducirnos en el campo de trabajo con niñas, niños y adolescentes víctimas de vio-
lencia, debemos partir de los desarrollos conceptuales que hemos logrado sistematizar a partir
de diferentes experiencias institucionales que generaron las bases de un pensamiento crítico y
dinámico en la materia específica.

Consideramos que un abordaje integral debe atender a las historias personales, fami-
liares, a los componentes culturales que marcan pautas y comportamientos dentro de la

121
comunidad e incluso al contexto socio histórico e institucional en el que se sitúa el episodio de
violencia registrado. Creemos que este análisis integral no diluye lo específico del acto de violen-
cia institucional, por el contrario, logra interpelarlo en su multidimensionalidad.66

a) Desarrollo del vínculo institucional y profesional.

El principal sostén del trabajo con niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia
institucional es promover un vínculo que fomente la autonomía y genere confianza, segu-
ridad, validación técnica y científica en las intervenciones y una estructura ética que, afir-
mada en valores como la libertad, la solidaridad, el respeto, la verdad y la justicia, permita
forjar una interacción dinámica, transparente y respetuosa incluyendo la necesaria con-
fidencialidad. Esto implica también lograr que el/la asistido/a adopte una actitud activa
logrando, en la mayoría de los casos, ser el protagonista de su proceso reparatorio.

La condición necesaria para la construcción y desarrollo del vínculo profesional e ins-


titucional puede sintetizarse en la visión ética que atraviesa cada uno de los actos trans-
disciplinarios: desde el cuidadoso respeto por la privacidad e intimidad, hasta el cumpli-
miento efectivo de los acuerdos establecidos, se va forjando un vínculo que en la mayoría
de los casos trasciende en el tiempo y constituye en un eje motivador para el despliegue de
las mejores potencialidades de las víctimas.

b) Visión integral de la víctima de violencia basada en el enfoque de


Derechos Humanos.

Como ya se dijo, el sufrimiento de la víctima involucra diferentes planos: los efectos físicos
se conjugan con los psíquicos, comprometiendo varios aspectos de la subjetividad. En este con-
texto, la percepción de la víctima directa y sus allegados debe abordarse integralmente desde
una perspectiva de derechos humanos, con herramientas de las ciencias vinculadas al campo
de la salud, el derecho y las ciencias sociales.

Bajo esta definición central en nuestra práctica institucional, se estimulan las capaci-
dades reparatorias de la víctima mediante la reconstrucción de vínculos familiares, la re-

66 - En esta perspectiva se inscribe el trabajo de CODESEDH (Comité para la Defensa de la Salud, Ética y Derechos Humanos)
presentado en el “Taller de expertos en reparación y rehabilitación de las víctimas de tortura en contextos de emergencia y
necesidades de larga duración de las víctimas” organizado por la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los
Derechos Humanos con sede en Ginebra - Suiza (abril de 2015).

122
afirmación de valores ligados a la libertad, la solidaridad, el respeto, la verdad y la justicia.
Estos valores se alientan en proyectos personales y colectivos de inclusión e integración
social que la institución acompaña mediante la promoción del ejercicio pleno de la ciuda-
danía y de acciones que establezcan algún tipo de reparación desde la justicia para que
estos hechos no vuelvan a repetirse.

3.1. Pautas y lineamientos para el abordaje de los casos


El objetivo principal del dispositivo de asistencia y acompañamiento integral a
niñas, niños y adolescentes es, precisamente, brindar apoyo a las víctimas de violen-
cia institucional y sus familiares en el proceso de acceso a la justicia y búsqueda de
reparación simbólica.

A continuación se desarrollan una serie de pautas que pueden resultar de utilidad


para el abordaje de situaciones de violencia institucional que involucren a niñas, ni-
ños y adolescentes. Estos lineamientos generales pretenden aportar un piso mínimo
de buenas prácticas que los operadores deben tener en cuenta pero que deberán ser
ajustadas según las características de cada caso.

3.1.1 Equipo transdisciplinario de intervención

Frente a una realidad social compleja y dinámica, la articulación con los distintos ac-
tores territoriales, asistenciales y gubernamentales se vuelve fundamental para poder di-
señar las estrategias de acompañamiento y asistencia de modo integral. Para lograr un tra-
bajo interagencial se recomienda que se involucren en el proceso profesionales de distintas
disciplinas que puedan abordar la problemática desde sus diferentes saberes. Profesiona-
les del derecho, medicina, psicología, trabajo social, operadores comunitarios, entre otros,
trabajarán de modo articulado para diseñar las estrategias asistenciales.

La transdisciplinariedad, si bien es un término acuñado por las ciencias exactas, puede


aplicarse también a las ciencias humanas. “Se refiere a aquello que está a la vez entre las
disciplinas, a través de las disciplinas y más allá de toda disciplina. Su finalidad es, precisa-
mente, comprender el mundo actual, por lo cual, es un enfoque que no niega la disciplinarie-
dad, la interdisciplinariedad y la pluridisciplinariedad, pero subraya su dimensión no exhaus-
tiva, ya que su supuesto central es superar la parcelación y fragmentación del conocimiento

123
que reflejan las disciplinas particulares y comprender las complejas realidades del mundo
actual de un modo más transversal.” 67

En este sentido, se parte desde un nuevo supuesto teórico organizador. Entendemos


que la mirada transdisciplinaria permite reconocer la realidad singular de cada niña, niño
y/o adolescente víctima de violencia institucional y habilitar una multiplicidad de respues-
tas. A partir de esta noción, el equipo de trabajo puede evaluar y adaptar las estrategias de
intervención adecuadas para cada situación.

“Los problemas desafiantes que nos presenta el mundo actual no vienen


organizados en bloques disciplinarios, y además desbordan cada vez más
los métodos y las teorías que se han elaborado dentro de la organización
disciplinaria del saber, que a su vez justificaban una perspectiva del cono-
cimiento simplificador, disyuntor/reductor de la complejidad de lo real.” 68

A su vez, la transdisciplina reclama, necesariamente, la construcción colectiva de cono-


cimientos y prácticas en tanto se rige por el principio de complementariedad. Al considerar
al sujeto como integral se reconoce la complejidad y multidimensionalidad que caracteriza
a la realidad social y a los sujetos que la componen.

Por ejemplo, desde el campo de la salud y con un abordaje médico psicológico pueden
atenderse los síntomas del estrés post traumático en sus distintas expresiones; desde las
ciencias sociales, se incorporan datos relevantes socio ambientales y de la trayectoria de
la víctima, su familia y su comunidad; el campo del derecho brinda apoyo vinculado a los
aspectos legales y las estrategias de acceso a la justicia; los operadores comunitarios incor-
poran la mirada y el saber de la vida cotidiana, la cultura, los hábitos y características de
la comunidad. Así, los profesionales de cada disciplina aportan su conocimiento y se en-
riquecen incorporando los saberes de las restantes disciplinas. En este esquema se plantea
el desafío de “desdisciplinar disciplinas” 69 en relación con el recorte del objeto de estudio que
hace cada una de ellas, lo cual conlleva, en cierto punto, una fragmentación del individuo.

67 - Osorio García (2012). El pensamiento complejo y la transdisciplinariedad. Fenómenos emergentes de una nueva racionali-
dad (pp. 281). En: rev.fac.cienc.econ., Vol. XX (1), pág. 285.
68 - Osorio García, óp. cit.
69 - Fernández, A.M. (1999) Notas para la constitución de un campo de problemas de la subjetividad (pp. 277-278). En Institu-
ciones Estalladas. EUDEBA –Buenos Aires, pág. 278.

124
El trabajo de los equipos se desarrolla a partir de reuniones periódicas en las que se fa-
vorece el intercambio y análisis de las estrategias a desarrollar en cada caso en modalidad
de ateneo. El equipo transdisciplinario elabora propuestas de intervención integral para
lograr un abordaje acorde a la singularidad de cada caso.

El registro de las intervenciones permite un seguimiento periódico sobre los resulta-


dos alcanzados. A su vez, la comunicación fluida entre los miembros del equipo habilita la
coordinación de intervenciones, tanto internamente como de redes tanto comunitarias e
interinstitucionales.

3.1.2 Consentimiento informado


El consentimiento informado resulta un elemento central que hace a la ética profesio-
nal. Consiste en otorgar, de manera clara, información vinculada al objetivo de la interven-
ción, los deberes de confidencialidad y el eventual uso de la información recolectada, los
procedimientos disponibles, los beneficios y riesgos que se esperan de las intervenciones
que se proponen. Esto incluye aclarar expresamente que si la intervención propuesta no se
ajusta a sus expectativas, la persona puede rechazarla.

“Todas las declaraciones relativas al deber asistencial ponen de relieve la


obligación de actuar en el mejor interés del sujeto asistido”. (...) Un precepto
absolutamente fundamental de la ética médica moderna es que son los pro-
pios pacientes quienes mejor pueden determinar sus propios intereses.” 70

3.1.3 Confidencialidad

El ambiente de confianza que se pueda promover a nivel institucional y profesional está


garantizado gracias a la confidencialidad, otro principio básico y ético de la intervención que se
vincula directamente con la información que se recibe y el uso que de ella se hace. Este principio

70 - ONU, Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos (ACNUDH), Protocolo de Estambul, 9 de agosto de 1999 (pp. 19).
Disponible en: https://www.ohchr.org/Documents/Publications/training8Rev1sp.pdf. En su artículo 64 se explícita “tiene la
obligación de obtener el consentimiento voluntario e informado de los pacientes mentalmente competentes para cualquier ex-
amen o tratamiento. Esto significa que los pacientes necesitan conocer las consecuencias que puede tener su consentimiento o
su rechazo. Por consiguiente, antes de examinar al paciente el profesional de la salud deberá explicar con toda franqueza cuál
es el objetivo del examen y el tratamiento.”

125
se encuentra íntimamente ligado con el principio de consentimiento informado.

Quienes en el desarrollo de sus actividades toman conocimiento de situaciones de violencia


deben guardar reserva de la información y, a su vez, garantizar que, sea la forma que adopte
(física, digital, informes, etc.), ésta sea adecuadamente archivada, comunicada y custodiada. Tra-
tándose de niñas, niños y adolescentes es imperativo garantizar el almacenamiento seguro de
cualquier información que pueda identificarles.

Asimismo, las personas deben ser informadas sobre los límites de la confidencialidad, por
ejemplo, en aquellos casos en los que se encuentre en riesgo la vida o la integridad personal de
la víctima o ante requerimientos específicos de autoridades judiciales.

“El deber de confidencialidad no es absoluto y se puede suspender ética-


mente en circunstancias excepcionales cuando el no hacerlo podría previ-
siblemente provocar graves daños a personas o graves perturbaciones a la
justicia. En general, el deber de confidencialidad respecto de la información
identificable sobre el estado de salud de un paciente sólo puede suspenderse
con la autorización expresa de éste”. 71

3.1.4 Deber de evitar la revictimización

La persona que sufre violencia institucional es vulnerable a experimentar situaciones


en las que revive los momentos dolorosos padecidos y es asaltada por emociones asociadas
a su experiencia traumática. En reiteradas circunstancias, niñas, niños y adolescentes víc-
timas de violencia institucional son estigmatizados, se los percibe como diferentes y son
señalados con características que los alejan del grupo, produciéndose de este modo una
nueva victimización.

71 - ONU, Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos (ACNUDH), Protocolo de Estambul, 9 de agosto de 1999 (pp. 20). Dis-
ponible en: https://www.ohchr.org/Documents/Publications/training8Rev1sp.pdf, art. 65. Además, explicita que “El dilema se plantea
cuando el profesional de la salud se ve presionado o requerido por la ley para que revele información identificable que pueda poner
en peligro a un paciente. En esos casos prima la obligación ética fundamental de respetar la autonomía y los mejores intereses del
paciente, así como hacer el bien y evitar dañarle. Esta obligación prima sobre todas las demás consideraciones”.

126
A la par, muchas veces las inadecuadas intervenciones de profesionales de ámbitos de la sa-
lud y del derecho contribuyen a reforzarla revictimización. También se destacan las inadecua-
das, insuficientes o en algunos casos inexistentes acciones reparatorias por parte del Estado.

“Las personas afectadas por la violencia institucional que acuden al sistema


de administración de justicia para formular denuncias, buscar la verdad so-
bre los hechos, pedir que se imparta justicia, junto a la reparación del daño
generado, se enfrentan constantemente a reacciones adversas por parte del
propio sistema. En este sentido, es importante destacar que el perfil de estas
víctimas requiere especial apoyo, asistencia, acompañamiento y protección
debido al elevado riesgo de victimización secundaria o reiterada” 72

Para evitar los procesos de revictimización, se pueden tomar en consideración las si-
guientes recomendaciones:

* Evitar entrar en aspectos o que puedan interpretarse como algún tipo de jus-
tificación del acto violento, eximir de responsabilidad al agente de la agresión o
responsabilizara la víctima.
* No poner en duda el relato de la víctima con preguntas o aseveraciones que
o puedan transmitir dudas acerca de la veracidad de su experiencia.
* Acoger las necesidades de la víctima, comprender su sufrimiento y fortalecer su
confianza brindándole un espacio seguro y cálido donde poder hablar de lo ocurri-
do. Para ello se requiere un trabajo sin prejuicios, sin minimizar las posibles secuelas
y dando espacio a las emociones experimentadas.
* Fomentar un sistema de apoyo psicológico y de las medidas de seguridad oportu-
nas en el caso de que el riesgo siga vigente.

Para evitar la revictimización resulta clave no solo trabajar a nivel individual, sino tam-
bién en el ámbito familiar y comunitario.

72 - PROCUVIN/DOVIC (2020). El testimonio por hechos de violencia institucional. Guía práctica para integrantes del Ministerio
Público Fiscal de la Nación (pp. 17).

127
“La entrevista debería ser lo más cálida, amable y flexible posible, ayudando
a que la víctima derribe sus ideas previas acerca de un sistema judicial hos-
til y poco empático. Es primordial que cada entrevista sea abordada desde
la singularidad. Si bien pueden existir patrones comunes a los hechos de
violencia, ninguna entrevista es igual a otra, porque quienes padecen los
hechos lo viven de manera distinta. Conocer el universo simbólico y la afec-
tación que el hecho produce es necesario para conocer la “perspectiva de
actor”.” (Guber, 2004) 73

3.1.5. Consideraciones materiales de la entrevista

La entrevista se desarrollará en el marco de los siguientes aspectos y componentes:

* El lugar físico debe ser apropiado, es decir, deben garantizarse condiciones de pri-
vacidad y seguridad.
* Participarán de la entrevista la víctima, familiar o referente adulto y los profesio-
nales intervinientes. Según la circunstancia se recomienda la participación de duplas (dos
integrantes del equipo de trabajo).
* Contenido básico de la entrevista: presentación tanto personal como institucional,
escucha del relato de los hechos y su contexto, relevamiento de datos traumáticos psico-
somáticos.
* Generación de acuerdos: es importante que se expliciten los acuerdos y compro-
misos asumidos entre los participantes.

Se recomienda poner en práctica habilidades positivas de comunicación y escucha


atenta. En todos los casos debe prestarse especial atención a que las niñas, niños y ado-
lescentes puedan expresarse libremente y su mirada sea considerada especialmente para
definir la estrategia de intervención.

73 - PROCUVIN/DOVIC (2020). El testimonio por hechos de violencia institucional. Guía práctica para integrantes del Ministe-
rio Público Fiscal de la Nación (pp. 25).

128
3.2 Recomendaciones para el trabajo con víctimas de
violencia institucional
3.2.1 Diseño de la estrategia de abordaje
La definición de una estrategia asistencial tiene por objetivos:

1) Facilitar un proceso reparador;


2) Visibilizar el hecho de violencia;
3) Propiciar la restitución de derechos;
4) Aportar elementos para la investigación del hecho y sanción de los responsables;
5) Prevenir nuevos hechos.

Como parte del proceso reparador de la subjetividad de la víctima con relación a lo


vivido, su desarrollo debe incluir los siguientes aspectos fundamentales:
* Fortalecer a la víctima en su identidad e integralidad;
* Generar mecanismos comunitarios y familiares que contribuyan a la superación de
los efectos del stress post traumático;
* Promover acciones que reparen los daños provocados de acuerdo a la situación de
cada víctima;
* Promover acciones que eviten nuevas exposiciones;
* Tomar medidas para evitar represalias.
La estrategia integral de trabajo con víctimas de violencia institucional se basa en la
restitución de los derechos vulnerados, situándola como protagonista del proceso repara-
dor y evitando la patologización del stress post traumático. Para eso, debe abor-darse la
situación de cada víctima en su singularidad, considerando su historia de vida, los hechos
traumáticos sufridos, y los antecedentes comunitarios, familiares y personales.

De esta manera, el abordaje y elaboración de una estrategia de asistencia o de apoyo es


siempre personalizada, como así también son específicas las herramientas que se utilizarán en
cada caso. Esto significa que, si bien existen elementos comunes que pueden operar como pau-
tas de intervención, no es aconsejable la aplicación de una modalidad única.

Luego del primer encuentro con las niñas, niños y/o adolescentes y/o algún miembro
de su grupo de crianza, contando ya con un diagnóstico aproximado de la situación, se
procede a elaborar una estrategia asistencial integral implementando las acciones repara-
torias, terapéuticas y de seguimiento.

129
3.2.2 Componentes del dispositivo de asistencia integral

El dispositivo de asistencia integral incluye diferentes procedimientos entre los que se


destacan:

* Construcción de un vínculo de confianza y resguardo de la confidencialidad, con


acuerdos explícitos entre los profesionales intervinientes y la víctima;
* Elaboración de una aproximación diagnóstica del estado de situación de cada víc-
tima (médica – psicológica – social) e identificación de la situación de vulnerabilidad;
* Recopilación de información y antecedentes del hecho de violencia institucional y
su contexto;
* Elaboración de la estrategia asistencial por parte del equipo interdisciplinario in-
cluyendo el acceso a la justicia;
* Producción del testimonio;
* Implementación de acciones terapéuticas y de seguimiento y reevaluación de es-
trategias.

3.2.3 Pautas para el abordaje de los casos

Para establecer un primer acercamiento con niñas, niños y adolescentes víctimas de


violencia institucional resulta imprescindible reconocer los vínculos cercanos y de convi-
vencia e identificar a sus referentes institucionales y/o comunitarios.

Las instituciones y organizaciones sociales con trabajo territorial insertas en la comu-


nidad forman parte del medio social inmediato de las niñas, niños y adolescentes por lo
que suelen ser los que primero toman conocimiento de los hechos. Por eso, para el primer
acercamiento del equipo transdisciplinario se considera de particular importancia el rol
del operador comunitario o del referente institucional/comunitario que tuvo conocimien-
to directo de la situación.

En este primer acercamiento, la tarea se centrará en recopilar toda la información del


caso, antecedentes del hecho y contexto de la niña, niño y/o adolescente, lo que permitirá
considerar y comprender la singularidad del caso.

En este sentido, resulta fundamental elaborar un estado de situación contemplando


las distintas dimensiones del caso con el fin de poder conocer y evaluar su estado de vul-
nerabilidad. Este diagnóstico o estado de situación inicial permitirá identificar, además,

130
el grado de urgencia de la intervención. En este punto debe valorarse cuál es la asistencia
que la víctima puede requerir de manera inmediata, es decir, si responde más bien a una
urgencia médica, psicológica o legal.

Un último elemento primordial de este primer abordaje es poder brindar la infor-


mación necesaria a cada niña, niño y/o adolescente sobre la confidencialidad de su relato.
Esto colabora a que en el vínculo que comienza a construirse se vaya gestando la confianza
necesaria para que se puedan elaborar lo sucedido.

Entonces, el primer abordaje incluye dos etapas:

1) Registro y recopilación de información del caso, antecedentes del hecho y del contexto:
se realiza en función de los relatos directos de víctimas, referentes sociales y testigos.
2) Elaboración de aproximación diagnóstica del estado de situación de cada víctima
(médica – psicológica – legal – social): se implementa por medio de la intervención profe-
sional de cada una de las disciplinas y mediante la integración de la información para una
evaluación integral de la situación.

En todo momento deberán garantizarse los mecanismos de protección adecuados de


las víctimas en las distintas etapas del desarrollo de la estrategia asistencial, tal como se
describe en el apartado siguiente.

3.2.4 Acciones de asistencia y acompañamiento

A continuación, se explicitan una serie de acciones o medidas posibles de acompa-


ñamiento y asistencia de niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia institucional,
como ejemplo concreto de lo desarrollado en el punto 1 (diseño de la estrategia).

El eje rector que atraviesa toda estrategia de asistencia integral es la articulación de las
diversas intervenciones que atiendan a la subjetividad de cada niña, niño y /adolescente y
que permitan cumplir con el objetivo de restitución de derechos, acompañando a la vícti-
ma en ese proceso. Para esto es clave poner en el centro el valor de la palabra, el testimonio
que relata los hechos de violencia sufridos.

Asistencia y acompañamiento psicosocial:

Uno de los ejes que atraviesa el campo asistencial es el del fortalecimiento de la estruc-
tura psicoemocional de la niña, niño y/ adolescente dentro de los contextos sociales,

131
económicos y culturales a los que pertenecen.

El abordaje psicosocial constituye una trama en la cual se pretende abordar una situa-
ción traumática construyendo, con la participación de la víctima, una estrategia de alivio
al sufrimiento a partir de un trayecto reparatorio integral que incluya la restitución de
derechos y el acceso a la justicia.

El protagonismo de niñas, niños y adolescentes debe ser garantizado para que puedan
recuperar su palabra y paulatinamente ir narrando los hechos sufridos. En este sentido, se
debe apelar a la veracidad del testimonio, generando un ambiente de confianza y escucha
y sin juzgar o poner en discusión el relato. Desde el equipo interviniente se debe dar valor
a los hechos relatados y visibilizarlos, lo que supone un permiso de abandonar el silencio,
migrar los hechos del ámbito privado y singular, hacia lo público y colectivo. Esto permite
el esclarecimiento de los hechos, tanto para sí como para aquellas personas que forman
parte de su contexto social inmediato ya que el dispositivo de acompañamiento y asisten-
cia alcanza también al grupo de crianza y su contexto.

En este sentido, es necesario poder establecer un vínculo estrecho con la familia y para
ello se debe tener permanente contacto a través de los medios disponibles (entrevistas/
encuentros/comunicación telefónica). Los encuentros pueden llevarse a cabo en algún
espacio de referencia para la niña, niño y/ adolescente o mediante visitas domiciliarias.
También es importante poder canalizar las consultas o dudas sobre expedientes o estado
de las causas y acompañar en las gestiones y trámites que sean necesarios. Estas acciones
colaboran con el establecimiento de un vínculo de confianza con la víctima.

Asesoramiento y patrocinio legal:

La búsqueda de la verdad y el acceso a la justicia son un componente de gran impor-


tancia en el proceso reparador de aquellos cuyos derechos han sido vulnerados. Mediante
la identificación de los canales posibles de acceso a la justicia se inicia el proceso para la de-
terminación de los hechos y castigo de los responsables. Muchas veces la víctima identifica
a este proceso como el componente esencial para la restitución de sus derechos dado que el
proceso de justicia genera la expectativa de sanción de los responsables. No obstante, con
frecuencia concluye en una situación frustrante.

Es importante considerar que el proceso de acceso a la justicia para las niñas, niños y
adolescentes puede implicar algunos riesgos, por lo cual sólo se recomienda avanzar en tanto

132
se establezcan los mecanismos de protección adecuados (tanto a nivel individual como co-
munitario) para no generar ninguna otra situación de riesgo o de revictimización.

En este sentido, algunas de las estrategias pueden ser: mantener reserva de la identi-
dad con pedido expreso en el nivel jurisdiccional donde se presenta la denuncia; solicitar
a la autoridad judicial la adopción de medidas de protección para la víctima y su familia;
favorecer un clima comunitario de alarma temprana para la protección de la víctima y su
familia; brindarle atención psicosocial adecuada para fortalecer sus recursos; entre otras.

La asistencia legal a niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia institucional puede


ser ejercida bajo dos modalidades: asesoramiento legal y/o patrocinio jurídico. El asesoramiento
legal consiste en acercar toda la información sobre las posibilidades de intervención de las dis-
tintas oficinas del Estado para propiciar el acceso a la justicia y el acompañamiento en situa-
ciones en las que la víctima decide iniciar un reclamo o denuncia. En este caso se articula con los
organismos que tienen por función desarrollar la tarea (defensorías, fiscalías, juzgados).

En el patrocinio jurídico, por su parte, se asume la representación de la persona a fin de


iniciar una estrategia de intervención directa de la organización, siempre con la decisión de
la víctima y su familia. Como se dijo, en el caso en que se decida efectivizar una denuncia
es fundamental tomar todos los recaudos de protección a los efectos de que la denuncia no
perjudique aún más a los involucrados.

La estrategia jurídica involucra también acciones para fomentar el acceso a la justicia


de las víctimas en lo que respecta a otras vulneraciones de derechos por parte de institu-
ciones públicas diferentes de las fuerzas de seguridad, como aquellas vinculadas a la sa-
lud y la educación o en instituciones cerradas (institutos de menores, centros de privación
de libertad, etc.). Por eso, deben considerarse todas las herramientas jurídicas existentes
a fin de garantizar la restitución de los derechos vulnerados. Las intervenciones pueden
traducirse en: a) acciones de Hábeas Corpus; b) presentación de posicionamientos como
“amigos del tribunal” (o amicus curiae); c) denuncias individuales o colectivas; d) presenta-
ciones administrativas ante organismos gubernamentales, por ejemplo, ante el Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos, Ministerio de Seguridad, oficinas específicas dependien-
tes de la Procuración General y/o Defensoría General, entre otras; y e) articulación con los
organismos de Protección de Derechos de niñas, niños y adolescentes.

La presentación de denuncias institucionales ante hechos reiterados y sistemáticos de vio-


lencia, identificando los lugares, horarios y la modalidad suele ser una herramienta eficaz para

133
búsqueda de investigación y sanción de los responsables. Sin embargo, siempre deben efectuar-
se teniendo el mayor de los cuidados, respetando, en primer lugar, la voluntad de la víctima y/o
familiares y las posibilidades ciertas de su protección ante eventuales represalias.

Acciones de visibilización y concientización colectiva:


Otro componente central en el diseño de la estrategia integral de asistencia es el comu-
nitario, en tanto la elaboración de un hecho traumático de violencia tiene un eje de cons-
trucción colectiva en la que se incluye a otros actores, organizaciones sociales y referentes.
El comportamiento solidario, o la red, actúa como un sistema de protección, seguridades y
desestigmatización. La dimensión colectiva de toda acción que se lleve a cabo resulta fun-
damental en el proceso reparatorio de la víctima, ya que contribuye a la confirmación de
los hechos vividos y les brinda un reconocimiento y visibilización desde la comunidad.

En términos generales, el reconocimiento de los derechos de las niñas, niños y adoles-


centes suele ser muy escaso entre los sectores populares, en parte a raíz de su continua vul-
neración. Entre otros factores, hemos notado que la posibilidad de hacer respetar y valorar los
derechos humanos de cada persona varía de acuerdo al conocimiento que se tenga de ellos.

En este escenario, la naturalización de los hechos de violencia producto de la frecuen-


cia con la que es ejercida en los territorios hace que muchas veces ni las niñas, niños y
adolescentes ni sus propias familias puedan advertirlas con claridad. En tal sentido, co-
bran especial valor las actividades de difusión de derechos, la actividad de los referentes
comunitarios y los encuentros de capacitación.

Como parte de la estrategia de abordaje, es necesario brindar herramientas desde dis-


tintos enfoques que permitan fortalecer las aptitudes de las niñas, niños y adolescentes,
permitiéndoles empoderarse de sus derechos y estar informados sobre de qué forma y
ante quién hacerlos exigibles.

De esta manera, introducir el concepto de injusticia, de ilegalidad, y la búsqueda de ac-


ceso a la justicia a través de diferentes modalidades comunitarias e institucionales genera
un efecto positivo. Asimismo, brindar información concreta y accesible sobre los derechos
y obligaciones de niñas, niños y adolescentes y las potestades y alcances del accionar de las
fuerzas de seguridad también colabora con su protección y cuidado.

Como toda estrategia, las acciones de concientización y visibilización necesariamente


requieren de la participación comunitaria y de las instituciones con anclaje territorial. Es-

134
tas pueden traducirse en talleres y/o jornadas de sensibilización y prevención, asambleas
comunitarias y/o mesas de articulación y debate. En estos espacios se recuperan las discu-
siones sobre los derechos de cada individuo, se problematizan las situaciones y experien-
cias vividas y se dan a conocer recursos disponibles para acompañamiento y contención en
casos de violencia institucional, creando así las llamadas redes de sostén comunitarias.

En algunos casos, además, se convoca a la reflexión de niñas, niños y adolescentes so-


bre los mecanismos de violencia a los que pudieron haber sido sometidos. Frente a ello, el
equipo transdisciplinario debe brindar el apoyo material y simbólico, trabajando con la
víctima en trazar un proyecto de vida que trascienda las vivencias violentas. En este esce-
nario, los niños, niñas y adolescentes superan la sensación de soledad al encontrar otros
actores dentro de la comunidad que reconocen la violación de sus derechos y lo/la apoyan
y acompañan en su proceso.

3.2.5 Seguimiento y reevaluación de estrategias

Debido a la complejidad y singularidad de cada situación de violencia institucional con-


tra niñas, niños y adolescentes, una vez diseñada la estrategia de intervención es necesaria
la constante revisión y seguimiento de su implementación. El seguimiento es efectuado de
manera personal y sostenida en el tiempo, atendiendo y escuchando a las demandas de las
víctimas y en coordinación con la red de organizaciones comunitarias territoriales.

Es central que se garantice la continuidad del vínculo institucional con la víctima, su


familia y entorno social, en tanto nuevas circunstancias de distinto orden pueden acarrear
una conmoción emocional tanto individual como grupal y pueden requerir un nuevo abor-
daje adecuado a esa circunstancia.

El equipo deberá poder asumir el proceso de reevaluación de la estrategia para brin-


dar la respuesta más adecuada a las circunstancias que se presentan. Como se dijo, esta
intervención integral posibilita el comienzo de un proceso de reparación simbólica que for-
talece a la víctima en un plano integral y genera los mecanismos comunitarios necesarios
para la elaboración de los efectos de la violencia institucional y, en última instancia, su
prevención.

135
4. Marco normativo básico

* Constitución de la Nación Argentina, 22 de agosto de 1994. Artículo 75, inciso 22. Disponible en:
https://www.congreso.gob.ar/constitucionNacional.php

* OEA, Convención Americana sobre Derechos Humanos “Pacto de San José de Costa Rica”, 22 noviem-
bre 1969. Disponible en: https://www.cidh.oas.org/Basicos/Spanish/Basicos2.htm

* OEA, CIDH, Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, adoptada el 9 de


diciembre de 1985. Disponible en: https://www.oas.org/es/cidh/mandato/Basicos/tortura.asp

* ONU, Asamblea General, Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhu-
manos o Degradantes, 10 diciembre 1984, United Nations, Treaty Series, vol. 1465. Disponible en:
https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/cat.aspx

* ONU, Asamblea General, Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las
víctimas de delitos y del abuso de poder. Adoptada por la Asamblea General en su resolución 40/34,
de 29 de noviembre de 1985. Disponible en: https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/
victimsofcrimeandabuseofpower.aspx

* ONU, Asamblea General, Convención sobre los Derechos del Niño, 20 noviembre 1989. Artículo
37. Disponible en: https://www.unicef.es/publicacion/convencion-sobre-los-derechos-del-nino

* ONU, Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos (ACNUDH), Manual para la investi-
gación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degra-
dantes (“Protocolo de Estambul”), 9 de agosto de 1999. Disponible en: https://www.ohchr.org/Docu-
ments/Publications/training8Rev1sp.pdf

* ONU, Asamblea General, Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y Otros


Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes: Resolución aprobada por la Asamblea General,
9 enero 2003, A/RES/57/199. Disponible en: https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/
OPCAT.aspx

* ONU: Comité de los Derechos del Niño. Observaciones finales sobre los informes periódicos
quinto y sexto combinados de la Argentina, 1 de octubre 2018, CRC/C/ARG/CO/5-6. Disponible en:
https://www.onu.org.ar/informes-y-documentos-de-argentina/

* 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las personas en condición de vulnerabilidad.
136
* Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Ley 26.061). Pro-
mulgada de hecho el 21 de octubre de 2005.
* Ley de Derechos y Garantías de las Personas Víctimas de Delitos (Ley 27.372, Decreto N°
421/2018).

* Código Penal - agravantes para homicidios, hurtos y robos cometidos por integrantes de fuerzas
de seguridad, policiales o penitenciarias (Ley 25.816).

* Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres
en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales (Ley 26.485).

* Sistema Nacional de Prevención de la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o


Degradantes (Ley 26.827).

137
5. Bibliografía de referencia

* Arminda, M. J. y col. Los derechos humanos frente a la violencia institucional. Cuadernillo de la


Secretaría de Derechos Humanos, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. 2015.
Disponible en: http://www.jus.gob.ar/media/2932203/violencia_institucional.01.pdf

* Bianchi, E., Guemureman, S., Otamendi, Sander, J. & A., Zajac, J. (2017). Violencias y Violencias
estatales: hacia un ejercicio de conceptualización. Revista Ensambles, año 4, n.7.

* CELS (2019). Trabajo psico-jurídico. Trabajo interdisciplinario en casos de violaciones a los


derechos humanos. Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Disponible en https://www.cels.
org.ar/web/publicaciones/el-trabajo-psico-juridico-documento-para-el-seminario-estrategias-de-
trabajo-interdisciplinario-en-casos-de-violaciones-a-los-derechos-humanos/

* Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos “Dr. Fernando Ulloa” (2011). Pro-
tocolo de Intervención para el Tratamiento de Víctimas-Testigos en el marco de Procesos Judiciales. Bue-
nos Aires, Argentina: Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos.

* Corte Interamericana de Derechos Humanos y UNICEF, Violencias contra niñas, niños y adolescentes
en América Latina y el Caribe, San José C.R., Corte IDH, 2019. Disponible en https://www.corteidh.or.cr/
sitios/libros/todos/docs/violencias_spa.pdf

* Fernández, A.M. (1999) Notas para la constitución de un campo de problemas de la subjetividad.


En Instituciones Estalladas. EUDEBA –Buenos Aires.

* Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF Uruguay, (2019). Protocolo para el
abordaje de situaciones de maltrato a niñas, niños y adolescentes en el marco del Sistema Nacional
Integrado de Salud. Uruguay: Grafica Mosca.

* IIDH (2009). Atención integral a víctimas de tortura en procesos de litigio. Propuesta psico-
jurídica. San José, Costa Rica: Producción Editorial-Servicios Especiales del IIDH.

* Instituto Nacional de las Mujeres (2018). Guía para la prevención e intervención de situaciones
de violencia contra las mujeres en las organizaciones. Buenos Aires, Argentina.

* Liwski, N. I. (2009). Prólogo. En M. Liebel & M. Martínez Muñoz. (coord.), Infancia y Derechos
Humanos. Hacia una ciudadanía participante y protagónica. Buenos Aires, Argentina: IFEJANT.

* Osorio García (2012). El pensamiento complejo y la transdisciplinariedad. Fenómenos emergen-


tes de una nueva racionalidad. En: rev.fac.cienc.econ., Vol. XX (1).

138
* Perelman, Marcela y Tufró, Manuel, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), (2016) revista
Ciencias Sociales n° 92, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

* Pita, Maria Victoria (2017). Pensar la Violencia Institucional: vox populi y categoría política lo-
cal. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras. Instituto del Teatro; Espacios de
crítica y producción; 53; 9-2017.

* PROCUVIN/DOVIC (2020). El testimonio por hechos de violencia institucional. Guía práctica


para integrantes del Ministerio Público Fiscal de la Nación. Buenos Aires, Argentina.

139
Anexo 2
Guía de preguntas para el diseño de
encuentros con niños, niñas y adolescentes
víctimas de violencia institucional

140
Guía de preguntas para el
encuentro/entrevista

1. Datos sobre el encuentro y la víctima o el informante.


Fecha de la entrevista:
Lugar de la entrevista:
Barrio:
Hora de la entrevista:
¿Quiénes están presentes al momento de la entrevista?
1.1.1. Víctima.
1.1.2. Familiar (indicar parentesco).
1.1.3. Vecino/a.
1.1.4. Amigo/a.
1.1.5. Adulto acompañante.
1.1.6. Otro (detallar).
¿Quién brinda la entrevista?
1.1.7. Víctima.
1.1.8. Familiar (indicar parentesco).
1.1.9. Vecino/a.
1.1.10. Amigo/a.
1.1.11. Adulto acompañante.
1.1.12. Otro (detallar).
Nombre y apellido de la víctima:
DNI de la víctima:
Edad de la víctima:
Nombre y apellido del entrevistado:
Teléfono de contacto:
2. Datos sobre el hecho.
Relato del hecho (fecha, fuerza de seguridad, dónde ocurrió, ¿hubo golpes?,
¿hubo detención?):
Secuelas físicas y/o psicosociales:
3. Datos sobre la situación actual de la víctima.
Domicilio
Con quién/quiénes vive:
Asiste a la escuela:
Participación en espacios comunitarios (detallar):

141
4. Entrevistadores/as:
5. Ampliación de la información.
Fecha de la entrevista:
Lugar de la entrevista:
Barrio:
Hora de la entrevista:
¿Quién brinda la entrevista?
5.1.1. Víctima.
5.1.2. Familiar (indicar parentesco).
5.1.3. Vecino/a.
5.1.4. Amigo/a.
5.1.5. Adulto acompañante.
5.1.6. Otro (detallar).
Relato de la ampliación del hecho.
6. Anexo de preguntas de referencia sobre la información a solicitar
durante el encuentro.
¿Cuándo sucedió el hecho?
6.1.1. Fecha
6.1.2. Día de la semana
6.1.3. Horario
6.1.3.1. Mañana
6.1.3.2. Mediodía
6.1.3.3. Tarde
6.1.3.4. Noche
6.1.3.5. Madrugada
Lugar (Completar con calle y altura aproximada, o cruce de calles, o nombre
del lugar específico).
Localización del lugar de contacto con la policía:
6.1.4. Adentro del propio barrio de residencia
6.1.5. Adentro de otro barrio: ¿Cuál?
6.1.6. En una de las entradas/salidas del propio barrio
6.1.7. En una de las entradas/salidas de otro propio barrio ¿Cuál?
6.1.8. Cerca del propio barrio de residencia
6.1.9. Cerca de otro barrio ¿Cuál?
6.1.10. En zona comercial de la propia comuna o localidad de residencia
6.1.11. En otra zona comercial (CABA, de otra localidad, del partido, etc.)
¿Cuál?
6.1.12. Otro:
Tipo de lugar en dónde se produjo el contacto con la policía:
6.1.13. Vía pública

142
6.1.14. Espacio abierto no parquizado (baldío, esquina, etc.)
6.1.15. Espacio parquizado (plaza, parque, etc.)
6.1.16. Estación de ferrocarril
6.1.17. Parada de colectivo
6.1.18. Local comercial
6.1.19. Club deportivo
6.1.20. Centro educativo
6.1.21. Centro comunitario
6.1.22. Centro religioso
6.1.23. Centro de salud
6.1.24. Casa de amigo/pariente/familiar/vecino
6.1.25. Otro:
¿Qué estaba haciendo en ese lugar?
6.1.26. Reunión con grupo de pares
6.1.27. Yendo/volviendo de casa de amigos/parientes
6.1.28. Yendo/volviendo de la escuela
6.1.29. Yendo/volviendo de club deportivo
6.1.30. Yendo/volviendo del trabajo
6.1.31. Yendo/volviendo de actividad comunitaria/política
6.1.32. Yendo/volviendo de centro religioso
6.1.33. Yendo/volviendo de espectáculo deportivo
6.1.34. Yendo/volviendo de actividad recreativa nocturna
6.1.35. Otro:
¿Fue revisado por la policía?
6.1.36. Sí
6.1.37. No
En caso de ser mujer o identidad trans: ¿fue revisada por una policía de su
mismo género?
6.1.38. Sí
6.1.39. No
¿Qué fuerzas de seguridad participaron del hecho?
6.1.40. Gendarmería Nacional (uniforme verde oscuro).
6.1.41. Prefectura Naval Argentina (uniforme beige).
6.1.42. Policía de la Ciudad de Buenos Aires (uniforme bordó).
6.1.43. Fuerza de seguridad sin identificación / de civil
6.1.44. Otras:
¿Cuántos efectivos de fuerzas de seguridad estaban presentes?
6.1.45. 1
6.1.46. 2-5
6.1.47. 6-10
6.1.48. Más de 10

143
¿Cuántos ejercieron algún tipo de violencia directamente?
6.1.49. Todos.
6.1.50. La mayoría.
6.1.51. Solo algunos.
6.1.52. Solo uno/a.
¿Cuántas personas sufrieron el hecho de violencia?
¿Cuántas personas fueron detenidas?
¿Cuántas eran menores de edad?
¿Sufrió maltratos al ser parado?
6.1.53. Sí
6.1.54. No
¿Qué maltratos?
6.1.55. Insultos / humillación
6.1.56. Intimidación / amenazas
6.1.57. Requisa invasiva de la intimidad
6.1.58. Empujones
6.1.59. Golpes
6.1.60. Patadas
6.1.61. Lo/a tiraron al piso
6.1.62. Sustracción de pertenencias
6.1.63. Implantación de evidencias
6.1.64. Simulacro de fusilamiento
6.1.65. Golpe con tonfa
6.1.66. Disparo con arma de fuego
6.1.67. Heridas de arma de fuego
6.1.68. Otros
¿Fue trasladada la víctima?
6.1.69. Sí
6.1.70. No
¿Sufrió maltratos durante el traslado?
6.1.71. Si
6.1.72. No
Características/duración del paseo
6.1.73. Lo/a llevaron directo al centro de detención
6.1.74. Lo/a llevaron primero a otro lugar del barrio, luego al centro de
detención
6.1.75. Lo/a llevaron primero a la comisaría, luego al centro de detención
6.1.76. Lo “pasearon” en el auto durante un tiempo, luego lo llevaron al
centro de detención
6.1.77. Lo “pasearon” durante un tiempo y luego lo soltaron en otra
parte del barrio

144
6.1.78. Otro:
¿Dónde fue trasladado?
6.1.79. CAD (Centro de Admisión y Derivación)
6.1.80. Comisaría
6.1.81. Garita de FFSS en el barrio
6.1.82. Otro:
¿Sufrió maltratos durante la detención?
6.1.83. Sí
6.1.84. No
¿Cuáles?
6.1.85. Insultos / humillación
6.1.86. Intimidación / amenazas
6.1.87. Requisa invasiva de la intimidad
6.1.88. Denegación de atención médica
6.1.89. Incomunicación
6.1.90. Empujones
6.1.91. Golpes
6.1.92. Patadas
6.1.93. Lo/a tiraron al piso
6.1.94. Sustracción de pertenencias
6.1.95. Golpe con tonfa
6.1.96. Disparo con arma de fuego
6.1.97. Heridas de arma de fuego
6.1.98. Otros
¿Cuántas horas estuvo detenido?
¿Sufrió formas de maltrato o violencia durante la detención?
¿Cuáles?
6.1.99. Insultos / humillación
6.1.100. Intimidación / amenazas
6.1.101. Empujones
6.1.102. Golpes
6.1.103. Patadas
6.1.104. Me tiraron al piso
6.1.105. Sustracción de pertenencias
6.1.106. Aislamiento / incomunicación
6.1.107. Denegación de atención médica
6.1.108. Golpe con tonfa
6.1.109. Disparo con arma de fuego
6.1.110. Heridas de arma de fuego
6.1.111. Otros
Con anterioridad a este hecho, ¿había sufrido otros hechos de violencia

145
por parte de las fuerzas de seguridad?
6.1.112. Sí
6.1.113. No
¿Con qué frecuencia es detenido por las fuerzas de seguridad?
6.1.114. Varias veces por semana.
6.1.115. Al menos una vez por semana.
6.1.116. Algunas veces en el mes.
6.1.117. Nunca.
En caso de que sea una denuncia por omisión, qué pasó:
6.1.118. Conflicto vecinal
6.1.119. Robo
6.1.120. Enfrentamiento entre bandas
6.1.121. Problema familiar
6.1.122. Violencia de género
6.1.123. Otro:
Medio de la denuncia
6.1.124. 911
6.1.125. Garita de FFSS
6.1.126. Comisaría
6.1.127. Fiscalía
6.1.128. Otro:
Ante esta situación:
6.1.129. La policía nunca vino
6.1.130. La policía llegó tarde
6.1.131. La policía vino, pero no dio una respuesta satisfactoria y se retiró
6.1.132. Otro:
¿Hizo la denuncia?
6.1.133. Sí
6.1.134. No
¿Por qué no? (Motivo principal)
6.1.135. No sirve para nada
6.1.136. No tenía tiempo
6.1.137. Tengo miedo a represalias
6.1.138. Otro:
Secuelas del hecho de violencia
6.1.139. Físicas (lesiones, marcas, dolor, traumatismos, etc.)
6.1.140. Psicológicas (angustia, miedo)
6.1.141. Otro

146
Anexo 3
Legajo personal del entrevistado

147
LEGAJO PERSONAL
VÍCTIMAS DE VIOLENCIA INSTITUCIONAL

LOS DATOS PERSONALES SON CONFIDENCIALES Y NO SE PUBLICARÁN NI UTILIZARÁN


EN NINGÚN LUGAR.

1. Datos personales.
1.1. Nombre y apellido:
1.2. Fecha de nacimiento:
1.3. Lugar de nacimiento:
1.4. Domicilio: R. Carrillo
1.5. Teléfono de contacto:
1.6. Cómo se contactó con el proyecto:

2. Datos sociodemográficos.
2.1. Composición familiar.

Nombre y apellido Vínculo Edad Ocupación Observaciones

2.2. Antecedentes educativos.


2.2.1. Máximo nivel educativo completado:
2.2.2. ¿Cursa actualmente?:
2.2.3. ¿Qué nivel?:
2.2.4. Otras formaciones:
2.3. Trabaja actualmente:
2.3.1. Carga horaria:
2.3.1.1. Tiempo completo (8 horas o más):
2.3.1.2. Medio tiempo (4-6 horas):
2.3.1.3. Ocasionalmente (changas):
2.3.1.4. Cuentapropista:
2.3.2. Descripción del trabajo:
2.4. ¿Cómo accede al servicio de salud?
2.4.1. Hospital público:

148
2.4.2. Monotributo social:
2.4.3. Obra social sindical:
2.4.4. Otro:
2.5. Antecedentes de patologías previas: _
2.6. Tratamientos realizados:
2.7. Vivienda
2.7.1. Tipo de vivienda:
2.7.1.1. Casa
2.7.1.2. Departamento
2.7.1.3. Pieza en hotel / inquilinato
2.7.1.4. Otro:
2.7.2. En dónde está la vivienda:
2.7.2.1. Zona urbanizada (en la misma comuna)
2.7.2.2. Zona urbanizada (en otra comuna)
2.7.2.3. Zona no urbanizada (en el barrio)
2.7.2.4. Zona no urbanizada (en otro barrio): ¿Cuál?:
2.7.3. Régimen de tenencia:
2.7.3.1. Propietario formal
2.7.3.2. Propietario informal
2.7.3.3. Inquilino formal (contrato)
2.7.3.4. Inquilino informal
2.7.3.5. Inquilino a título gratuito
2.7.3.6. Otro:
2.7.4. Cantidad de personas que habitan la vivienda: Cantidad habita-
ciones que se usan para dormir en la vivienda:

3. Hecho de violencia (fecha, lugar, breve descripción del hecho,


denuncias realizadas etc.).
4. Situación actual en relación al hecho de violencia.
4.1. Descripción de la asistencia que se realizará:
4.2. Articulación con otras Instituciones:
4.3. Daños y secuelas del hecho traumático tanto físicas, psicológicas y
sociales:
4.5. Acuerdos alcanzados con la víctima y su familia:
4.6. Estrategia asistencial:

5. Seguimiento.

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