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UNA IRONIA DE LA HISTORIA

Introducción

El siguiente articulo es producto de mi colaboración simul­


tánea en dos proyectos de investigación: Emancipación e
identidad latinoamericana: 7492 - 799.2 y El nacimiento del
Mundo Libre a partir del espiritu del copita/. Las conclusiones
que han ido surgiendo de ambos proyectos a lo largo de los
años pueden servir de ejemplo de una lógica férrea del proce­
so histórico que resulta a nivel subjetivo deprimente, y en
términos políticos y científicos sorprendente - y eso incluso
habiendo aceptado como correcta la teoría marxista que con­
cibe la historia como una 'historia de luchas de clases'.
Este 'shock' a nivel personal que se produce con frecuencia
a la hora de extrapolar verdades concretas de las a bstractas
resulta sobre todo de los siguientes dos resultados obtenidos.
Primero: El sistema internacional de dominio y explotación
instaurado desde 1492 por Occidente ha sabida neutra lizar
todos los intentos de emancipación de los pueblos a los que
ha saqueado. Es decir, que las luchas de los pueblos america­
nos, dolorosas y marcadas por sacrificios humanos, en casi
500 años ni han conducido, por ejemplo, a una mejora en las ,,

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condiciones de vida reales de un 95% de
las masas latinoa­
a un desa rrollo propio que fuera
mericanas, ni al derecho
resul tado , depr imen te, de los intentos
fáctico y autónomo. Este
contradicción con
históricos concretos de liberación - muy en
ías concretas de
el optimismo de la Ilustración y de las utop
a dramática en
una Sociedad sin clases- se manifiesta de form
y Polonia, donde
los actuales procesos en marcha en Hungría
restructura bur­
la restauración del capitalismo y de la supe
íso de la Coca
guesa reconvierten el socialismo en un para
Axel Springer.
Cola, de los McDonald y del consorcio de
cia que se da
El segundo aspecto resulta de la coinciden
y dom inio naci onal soéialista y la
entre la lógica de expansión
La relación entre
división actual en Primer y Tercer Mundo.
y Hork heim er, con unos fines y dentro
ambos era de esperar,
o diciendo que el
de un contexto distinto, la había formulad
el capitalismo (lo
que habl a de fascismo no puede silenciar
Pero precisamente
que vale, por supuesto, también al revés).
a generalizada. El
esto es lo que se ha convertido en norm
ma acerca de la
silencio de las clases dominantes del siste
capit alismo - fascis­
relación social y política existente entre
cter orga nizado y la
mo - capitalismo está tapando el cará
prod uce de dos maneras:
continuidad de esta relación. Esto se
tanto que la resta uración
a) a lo largo de la Historia, en
de las élites del gran capital,
sistemática y a nivel mundial tiene
y crim inale � de guer ra, ya no
compuestas por fascistas
a para la conc ienci a polít 1ca ac­
una importancia constitutiv
la aplic ación siste mátic a y a nivel
tual; igual que no la tiene
burgués y de los
mund ial de las formas de terrorismo estatal
se han seguido en
métodos de represión antidemocráticos que
ués de 1945 .
l a reco nstru cció n de las metr ópo lis desp
en el sentido de
b) adem ás, en el momento histórico actual,
iencia política
que, por un lado, ha desaparecido de la conc
a espe cíficamente
colectiva la correlación viva entre la form
alista y su presencia
nacionalsocialista de la barbarie capit
paric ione s, ases inatos
diaria en el Tercer Mundo (tortura, desa
se ha desp laza do de esta
políticos etc...) Y, por el otro,' que
princ ipale s conte nidos capi­
conciencia la continuidad de los
ción actual y la
talistas/fascistas en los que se basa la •situa
riqueza de las metrópolis.
y formas de
Todo un sistema de aparatos ideológicos
ra de Orwell, estas
indoctrinación sirve para excluir, a la mane

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relaciones estructurales del ámbito de la 'pensable'. Incluso
una parte de los movimientas de solidaridad contribuye a ella,
.
neg �ndo Slstema\ic � mente estas relaciones estructurales y en­
tendiendo � u traba¡o como algo exótico. Como ejemplo de
este traba¡o de solidaridad exótica podemos mencionar
a.quéllos cuyas actividades consisten, en general y en su esen­
Cia, en la presentación de personajes exóticos (revoluciona­
. .
nos, cns\ianos de base, luchadores por los derechos huma­
nos), mostrando su vida, lucha y muerte en las regiones som­
.
bnas del Pnmer Mundo, con lo que se transmite a la audiencia
nueva� motivaciones para el trabajo mediante la empatía y la
catarSIS . .(Cuanto más heroico y derrotado el representado,
tanto me¡or para este proceso.) Efectivamente, la liturgia y
es!ética de lo trágico, tal como se concretaron en el teatro
gnego, so� paradigmas excelentes para entender gran pcirÍe
de los movimientos de solidaridad que se mueven por razones
de can dad y refor�as en las metrópolis de Europa y América,
.
f;e
es dem, este subsistema ideológico del lm rio de los 500
años1•
//
f: diferencia de esto, la tarea riÍás importante de la re­
flexión y del trabajo intelectual sobre el «V. Centenario del
Descubrimiento de América>> consiste en la corrección de esta
: m� gen narc! sista producida por conocimientos típicamente
pnmermund1stas' y de determinadas actividades de solidari­
dad en el Primer Mundo, mediante la demostración de las
.
realidades del Imperio de los 500 años. Esta corrección es
dolorosa y difícil como cualquier corrección antinarcisista del
ego; pero, ¿a quién le gustará vivir tranquilamente en la
consc1enc1a de ser un beneficiario económico del 'Cuarto
Re1ch'? La honradez intelectual y disposición del pensami �nto
de Sartre tendente o superar la situación privilegiada de lo
que él llamó 'pueblos jefes' para llegar a justificar de manera
radical la némesis* de la violencia de los pueblos margina­
dos, no suele estar muy extendida en las sociedades del bie-

*. {(Todo hombre que incurre en 'desmesura' provoca la ira de los


dtoses
.
o su� celo�, >':. s� atrae la venganza, personificado en Némesis,
_
repn�sentacton mlfológtca de la justicia y suerte personal y del ritmo del
destmo, que. a menudo hace que los excesos de prosperidad o de orgullo
vayan segu1dos de grandes desgracias.)) Ene. lorousse

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nestar de las años 80 . Y difícil nos resulta también el pas ? del
teatro clásico al teatro épico, dado por Brecht, es dec1r, el
cambio de papel, del espectador de la tragedia que s1ente
pena de los distinto s personajes, al del .qu� toma part1do d �
. manera radical . Pero, puesto que nmgun deus ex machma
terminará con la tragedia del Imperio de los 500 años, ante el
12 de octubre de 1992, ' lo negativo que termma con lo m­
mediato' (Hegel) tiene que ser un enfoqu� científico,_ crít1co Y
de solidaridad. Ambos tienen que contnbu1r, en el me1or senti­
do de la ilustración, a la desintegración de los mitos y sistemas
de domina ción existentes de este Cuarto Reich.

El nacimiento del <<Mundo Libre» de la Gran Depre­


sión capitalista de los años 30:

El «Mund o Libre>> , tal como lo conocemos hoy en día, es en


su esenci � el resultado de las estrategias de solución de la
crisis de las metrópolis dominantes a finales de los años 30, es
decir del Japón, de Aleman ia y del mundo anglosa1on IJde�a­
do por los EEUU.
Estas tres potencias habían buscado su salvaci ón de la
Gran Depresión en el intervencionismo capitalista del Estado:
los EEUU en el Keynesianismo' civil del New Deo/ de Roose­
velt, los japoneses y nazis en uno de carácter militar. �os
espacios pol íticos habían sido lim1tados por las burges1as
correspondientes en todos estos países, pero de forma espe­
cialmen te extensiva en Aleman ia con el desarro llo de una
nueva forma totalitaria de poder burgués, el fascismo. Puesto
que los japoneses y nacion alsocia listos fracasaron en e_ l _mten­
to de imponer sus soluciones impena les, la construcc1on del
Orden Mundial después de la Segunda Guerra Mund1a l se
convirtió en privileg io de los EEUU: el «imperi alismo republi­
cano>> venció al imperia lismo colonia l; la forma de explota­
ción global con criterios de mercado, adecuada a las neces1-

*. Como principio centro/ de las teoríC!s económicas de �eynes se


puede considerar la reivindicación de inversto� es_ estatales en ·•epocas de
vacas flacas" para reanimar el mercado cop¡faf,sto.(nola del traductor)

lOO
dades del siglo XXI, se impuso a la variante anacrónica de un
saqueo del planeta controlado militarmente.
Mientras los totalitarismos políticos burgueses, debido a su
derrota militar en 1945/4 6, volvieron a desaparecer en un
primer momento dentro del cajón de sastre de las estructuras
burguesas de superficie, los contenidos económicos de los
intentos de solución de las crisis imperiales se impusieron, no
obstante, sin alteraciones. Estas soluciones estratégicas y es­
tructurales de la crisis político/social de las años 30 a que
llegaron las élites de poder capitalistas, entonces (y hoy en día
otra vez) hegemónicas, están ya contenidas en el concepto del
Espacio Vital (Lebensraum) de los nacionalsocialistas, en el de
la Gran Area (Grand Areo) de las élites de poder norteameri­
canas y en la llamada Esfera Moyor de Ca-prosperidad de
Asia del Este (Greoter Eost Asia Co-Prosperity Sphere) de los
Japoneses. Su esencia se ha materializado en lo que hoy en
día conocemos como Primer y Tercer Mundo y en lo que el
discurso propagandístico del capital internacional ha acaba­
do por llamar el «Mundo Libre». No obstante, la mencionada
continuidad histórica y la situación desesperante de los «Con­
denados de esta tierra>> (F. Fan. o n) que resulta de ella hacen
políticamente nécesario y científicamente justificado sustituir
el término Mundo Libre por el de IV Reich'.
Esperamos que una descripción breve de las estrategias
expansionistas de solución de la crisis que emprenden el gran
capital japonés, alemán y norteamericano, junto con referen­
cias comparativas a la división actual del mundo en países de
Primer y Tercer Mundo, le permita al lector adentrarse en el
problema. Dedicaremos más espacio a la discusión de las
estrategias de los nazis y de los EEUU por dos razones:
a) porque el discurso de los primeros formula con más preci­
sión la lógica brutal de explotación del IV. Reich que el discur­
so liberal de las élites de poder de los EEUU, y b) porque el
modelo de solución de crisis norteamericano se ha impuesto
finalmente a nivel mundial .
Entendemos que hace falta una investigación sistemática y

IV. Reich, es decir IV. IMPERIO, el que sucedió en 1945 al 111.


*

Reichllmperia de los nacionalsocialistas alemanes.

101
la profundización en los conocimientos sobre las simi litudes
estructurales que se observan entre los conceptos de Mundo
Libre y de Cuarto Reich, ambos utilizados para designar una
etapa del Imperio de los 500 años de los Pueblos de Señores
(Herrenvi:ilker)* del Atlántico, al igual que, además, es nece­
sario un discurso nuevo, liberador. El presente artículo quiere
ser una contribución a este proceso.

---- La estrategia de crisis del capital japonés: «La Esfera


Mayor de Ce-prosperidad de Asia del Este» ( Greater
East Asia Co-Prosperity Sphere)
De forma parecida a la concepción del Espacio Vital (Le­
bensraum) de los nazis «La Esfera ... » japonesa no constituye
un plan de expansión elaborado hasta el último detalle, sino
que se refiere a metas estratégicas cuyos contenidos concre­
tos se fueron formulando a lo largo de la expansión misma.
Tradicionalmente, la élite de poder japonés había seguido
una ruta de expansión en dirección noroeste que tenía como
núcleo Manchuria. Pero esta tendencia cambió a mediados de
los años 30, para perder su importancia completamente a
comienzos de los años 40 con las agresiones en el sureste
asiático.
La primera mención oficial de la Esfera Mayor de Ce­
prosperidad de Asia del Este se produce en un Consejo de
.
Ministros el 7.8. 1936, conocido como el de las Directrices de
la política nacional (National Policy Standards). En ella las
responsables de Guerra, Marina, Hacienda y Asuntos Ex­
teriores declararon, bajo la dirección del Presidente de Go­
bierno, el sudeste asiático como zona de interés y desarrollo
nacional. Una segunda conferencia ministerial que tuvo lugar
el mismo día (acerca de «Política Diplomática Imperial) l legó
a la conclusión de que esta región representaba «una zona

cualquier parte del mundo a las materias primas, la mano de obra y las
* Es decir, pueblos que reclaman para ellos el derecho a recurrir en

gurar el bienestar material propio. Y esto, incluso, a costa de la miseria en


ideologías mercantiles {por ejemplo el liberalismo} necesarias poro ase­

el resto del mundo.

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i
importante para el comercia mundial e-- ndispensable para el
desarrollo industrial y la defensa del Imperio»'.
Estas reivindicaciones a nivel estatal de la necesidad de
incorporar mediante la expansión el Sudeste asiático y algu­
nas otras zonas del Pacífico, para asegurar el desarrollo y la
defensa del Imperio, se correspondían can ciertas manifesta­
ciones del espíritu de la época. En el libro de Takanobu
Murobu Nanshinron, (A Thesis on Southward Avance- Una
Tesis sobre el Avance hacia el Sur) publicado en 1936 se
puede leer que <da hegemonía de Europa había pasado>> y
que el dominio del mundo en el futuro se decidiría entre los
EEUU, Rusia y, en el este, Japón. La edad del liberalismo
había terminado y los conflictos se resolverían en el futuro
entre naciones, bloques y continentes. En esta época el «des­
tino nacional» de Japón, su pacto con la historia, había de
estar en la expansión hacia el sur.3
En agosto de 1939 el profesor Kamikawa Hikomatsu escri­
bió en su artículo Las doctrinas Monroe americanas y ¡opone­
sos que las relaciones de Japón con el Continente Asiático
eran similares a las de los EEUU con el Continente Americano,
y que la política japonesa hacia Manchukuo se podía llamar
« Doctrina Monroe» japonesa. Ambas doctrinas se considera­
ban como parecidas aunque distintas en sus características de
desarrollo y de sus campos de operación.
Además insiste Hikomatsu en que «los EEUU se habían '
convertido en el líder de las naciones del mundo» porque
habían sido los primeros «en formular la idea del regionalis­
mo en la política internacional». Japón, en su opinión, había
seguido el ejemplo estadounidense y podía esperar de los
EEUU que ellos, «puesto que tenían más experiencia en este
tema, deberían, en interés propio, guiar e inspirar a su socio
con menos experiencia, Japón».
Política y militarmente hablando la Doctrina Monroe japo­
nesa significaba que «en el caso de que las potencias occi­
dentales intervinieran y extendieran su influencia política en
esta región, esta política había de ser interpretada como per­
turbadora de la paz y del orden de Asia del Este, y a la misma,
por tanto, se tenía que oponer vigorosamente Japón, como
guardián de la paz en esta zona». Los principios de «no­
colonización, no-intervención y no-adquisición territorial (por

103
parte de las potencias occidentales, se entiende. HD) se consi­
deraban como las reivindicaciones básicas de Japón en los
términos de su Doctrina Monroe)}4,
A nivel económico la Doctrina Monroe japonesa apuntaba
hacia un «Continentalismo del Asia Orienta l » . Se partía de la
base de que las países del este de Asia, a tenor de sus aspec­
tos geográficos e históricos, formaban ya una comunidad
homogénea y habían comenzado ahora el desarrollo de una
comunidad económica. «Japón en este momento está experi­
mentando un proceso de industrialización rápida, mientras los
otros paises de la región se encuentran todavía en una fase de
economía agraria. Pero precisamente por eso se complemen­
tan manteniendo una relación de ayuda mutua. Por l o tanto,
las necesidades de Japón, a consecuencia de su sistema capi­
talista, igual que las necesidades de su vecinos que a su vez
son consecuencia de su economía agraria, son mutuamente
armoniosas y fáciles de acomodar . Es por tanto un error
considerar la Doctrina Monroe japonesa como una doctrina
del imperialismo.>>5
El concepto de orden político-económico jerárquico en
cuyo centro se encuentra Japón como beneficiario, implícito
en este razonamiento, se resalta también en el siguiente ar­
tículo del destacado economista Takahashi Kamekichi. La Es­
fera de Ca-prosperidad planeada, escribe en el The Jopan
Times Advicer en noviembre de 1942, requería la superación
de muchos problemas de los países del sur que resultaban de
la época colonial. La principal tarea consistía en organizar
nuevos sistemas económicos y políticos que fomentaran «el
desarrollo de una consciencia regional>>. A continuación, ha­
bía que determinar «qué nación debía tomar el papel de líder
en la región>>. Con respecto a esto se debía acordar que la
nación más desarrollada y más poderosa tenía la autoridad
de «guiar y asesorar la construcción del tejido de prosperidad
común.>> Finalmente Takahashi Kamekichi propuso que era
necesaria la elaboración de una base adecuada «para deter­
minar el lugar justo y adecuado de cada nación en términos
de sus capacidades intrínsecas, potencial económico, capaci­
dad de defensa e importancia para el mantenimiento y la
seguridad de la vida en la región>>.
Se sobreentendía que esta concepción regional de Gran

104
Potencia tenía que estar de acuerdo con el nuevo orden mun­
dial que se estaba gestando. Pero independientemente de los
conflictos bélicos actuales se podio prever que al final «domi­
nasen armonías regionales en las d istintas partes del univer­
SO» . El Mundo Blanco tendría probablemente una «zona de
prosperidad común en Europa y otra en el hemisferio occiden­
tal » . La Mayor Esfera de Ca-prosperidad del Este asiático se
iba a imponer también y «la combinación de estas distintas
esferas de prosperidad llevará al surgimiento de un nuevo
orden internacionaln6 Se trata, sin lugar a dudas de una
'
previsión estratégica sorprendente de Kamekichi.
El futuro desarro llo de la Esfera Mayor de Ca-pro sperida d
de As1a del Este se aceleró fundamentalmente por tres facto­
res: los ex1tos mi11tare s de los nazis, el estancamiento de la
gue rra de expans ión japonesa en la China continental y la
_
pol1t1ca cada vez más clara de los EEUU de no aceptar a
Jo pon como soc1o menor en el papel de potencia hegemónica
reg1ona l en el Pacífico . El 1 de agosto de 1940 el término se
usó por primera vez públicamente y de forma oficial en una
conferencia de prensa del Ministe rio de Asuntos Exteriores
¡aponés, para definirl o el 6 de septiembre en una conferencia
ministe rial como «'bloqu e imperia l' (Espaci o vital) para la
constru cc1on _ de u nuevo orden
� en Asia Oriental ... con JapÓn1
Manchu kuo y Chma como nucleo y compre ndiendo las islas
antenormente adminis tradas por Aleman ia, la lndochi na fran­
cesa junto con los islotes franceses en el Pacífico, Thailandia
la Malasia británic a, el Borneo británico, Las Indias Orienta �
les holande s�s, B� rmania A stralia, Nueva Zeland a, la India y
� �
otros terntonos>> . Las Fi11p1na s se excluyeron en un primer
momento para evitar un conflicto con EEUU, pero se incluye­
ron en la esfera a finales de 194 r.
En el acuerdo tripartito de Berlín del 27 de septiembre de
1940 (ampl1ado el 1 1 de diciembre de 1941 a una alianza
militar), Japón y la Alemania nazi acordaron el respeto mutuo
de sus planes hegemónicos para la superación de la crisis. Por
un lado se prometieron ayuda mutua y cooperación para el
establecimiento y mantenimiento de un «orden nuevo» en la
Asia Mayor Oriental y en Europa, estableciendo además en el

Es decir, cuando Japón se encontraba ya en guerra con EEUU.

105
artículo uno del tratado que «Japón reconoce y respeta el
liderazgo de Alemania (e Italia) en la construcción de un
nuevo orden en Europa>> mientras Alemania e Italia se com­
prometieron en el segundo artículo a «reconocer y respetar el
liderazgo de Japón en un nuevo orden para Asia Mayor
Oriental>>'.
Con el ataque a Pearl Harbour (al que volveremos más
abajo) el 7 de diciembre de 1 94 1 la tradicional política de
expansión japonesa sufrió una modificación cualitativa: si
hasta ese momento había apuntado a la construcción de un
nuevo orden en el Asia Oriental, enfatizando el anticomunis­
mo y la cooperación con Manchukuo y China, la «Mayor
Esfera de (o-prosperidad del Este asiático» entró ahora en su
fase de realización como meta estratégica de la guerra y del
desarrollo.
Ya en noviembre de 1941 se habían formulado los «Princi­
pios de la político económica hacia el sun>. En ellos se decía:
«Haciendo hincapié en la satisfacción de lo demanda de
recursos esenciales y la contribución al esfuerzo inmediato de
· la guerra, tenemos planes para el establecimiento-de un siste­
ma autárquico en la «Mayor Esfera de Ca-prosperidad del
Este asiático para completar de esta manera rápidamente el
fortalecimiento económico del imperio>> (Policy Guideline 1,
n' 1). De acuerdo con su importancia para el abastecimiento
del imperio japonés con materias primas se dividieron las
regiones australes en dos grupos (Policy Guideline 1, n' 2). El
grupo «A>> incluía las Indias Orientales holandesas, la Mala­
sic británica, Borneo y las Filipinas, el grupo « B>> la lndochina
francesa y Thailandia (Policy Guideline 1, n' 3).
De especial importancia era el control de recursos estraté­
gicos como el caucho, el estaño y, sobre toda, las reservas de
petróleo, que se pusieron, como más tarde las minas de car­
bón, bajo administración militar. Para prevenir las tendencias
inflacionistas en las territorios ocupados - y con ellas los
sentimientos y desórdenes antijaponeses - se practicó una
política monetario restrictiva. Así se quería evitar la repetición
de las experiencias habidas en la China continental con el uso
excesivo de los «Certificados de pago militares>>. Los sueldos
se fijaron lo más bajo posible para mantener los precios
estables y posibilitar de esta manero una explotación óptima

106
de la mano de obra local. « Los durezas económicas impues­
tas a la forma de vivir de las poblaciones locales>>, que eran
resultado de la explotación de muchos recursos vitales y de la
adquisición de víveres para las tropas japonesas, <<tenían que
ser soportadas». El comercio exterior y las transferencias de
divisas al exterior se sometieron a control. El papel fundamen­
tal de la «periferia>> del sudeste asiático, dentro del «espacio
vital>> japonés, consistía en proveer al núcleo, es decir a Ja­
pón, Manchukuo, Corea y el norte de China, de las materias
primas necesarias, y poner a disposición del ejército japonés,
durante la fase de la guerra, los productos básicos (por ejem­
plo los alimentos). Una industrialización a niveles generales
no estaba prevista para esta zona. Las poblaciones de las
distintas naciones se debían llevar de manera «que se trans­
mitiera una sensación de confianza en las Fuerzas Imperiales
y evitando alentar de forma prematura movimientos de inde­
pendencia ... El estatus definitivo de las áreas ocupadas y su
futura disponibilidad serían determi .nadas en cada caso por
las autoridades centrales>> del Imperio Japonés.10

La Gran Area: la estrategia imperial de los EEUU


para superar la crisis

Antes de dedicarnos al intento de la élite norteamericana


d e solucionar la crisis, conocido como Gran Area, y sus rela­
_
Ciones can la construcción del orden mundial después de la
guerra, conviene dirigir ·nuestra atención al Newspeak* (dis­
cursa propagandístico) occidental. Este sigue dificultando el
acceso a los acontecimientos reales de la posguerra después
de más de 40 años de la gran confrontación entre las burgue­
sías nacionales imperialistas.
En los EEUU, igual que en todas las saciedades modernas
burguesas, la transmisión de las ideas dominantes se produce
mediante distintos códigos lingüísticos, o discursos, que dis­
ponen de estructuras que son específicas de las distintas cla-

do libro 1984.
*. Lo palabro inglesa fue acuñada por George Orwell en su conoci­

107
ses o grupos para asegurar su asimilación por los destinata­
rios." Desde el punto de vista de la comunicación de masas, y
para los fines de nuestro artículo, podemos distinguir tres
niveles principales de discurso, o niveles de comunicación/in­
doctrinación . Estos se diferencian por el contenido (relación
entre información y propaganda), y por los mecanismos de
manipulación, estructura, función etc.
El nivel de transmisión más elemental y rudimentario de la
ideología dominante es aquel que sirve a las necesidades de
la indoctrinación de las masas. Lo llevan a cabo periódicos
como 8/LD, Readers Digest, Washington Times, las llamadas
«revistas del corazón» y la gran mayoría de los programas de
radio y de televisión.
El segundo nivel de discurso, el intermedio, no sirve en
·

primer lugar para la manipulación de las masas, sino para el


entendimiento de los distintos sectores de la clase dominante.
A este nivel intermedio la discusión de alternativas políticas­
dentro de un marco establecid o - no sólo es pos_ible (porque
se trata de aspectos tácticos), sino también deseada, ya que
impulsa la homogeneización de las élites a favor de alguna de
las principale s posibilidades de acción, convirtiéndolas al
mismo tiempo en transmiso ras de un discurso dominante
coherente frente a las masas. Los medios de este discurso
intermedio representan, además, una instancia de corrección
muy importante con vistas a posibles abusos de poder (por
ejemplo la corrupción) por parte de determinados sectores de
la élite del estado y de la sociedad . Los New York Times,
Washington Post, Frankfurter Allgemeine Zeitung, Frankfurter
Rundschau, Spiegel, Neue Züricher Zeitung, El País, El Inde­
pendiente, etc ... cumplen esta función imprescindible para el
ejercicio de la hegemonía de la clase dominante.
El tercer nivel de discurso de la dominación es aquél de los
planificadores estratégicos, que piensan en términos del cru­
do poder y de intereses a puerta cerrada en los consejos de
administración, las oficinas ministeriales y en las Fábricas de
iáeas (think tanks) sin preocuparse por las necesidades de
-

transmisión de la propaganda y de la comunicación pública.


Este tercer nivel de la comunicación del sistema, por regla
general, es secreto, ya que, en él se muestran sin tapujos la .
esencia de los intereses económicos y políticos dominantes y

108
la brutalidad de sus estrategias de imposición". A veces, sin
embargo, los documentos de estas reuniones sobre estrategia
llegan a la luz pública (generalmente a posterion) y permiten
una mirada íntima a los laboratorios de la política reaL Este es
el caso de la planificación secreta de los EEUU sobre los·
objetivos de la 2' Guerra Mundial diseñada por los jecnócra­
tas como marco de las actuaciones norteamericdnas en el
mundo y de su funcionamiento óptimo. A estas planificaciones
se tiene acceso hoy en día gracias al hecho de que casi todos
los documentos oficiales norteamericanos pierden su carácter
secreto al cabo de 25 años para ser accesibles a los investiga­
dores. La importancia de estos documentos es aún mayor si
tenemos en cuenta que la construcción del Mundo Libre des­
pués de 1945 es el resultado de una planificación imperial, la
cual, a su vez, constituye un ejemplo histórico y actual de la
dimensión estratégica de la actuación a nivel mundial de la
política :norteamericana. Veamos ahora, en primer lugar, có­
mo se presentaron los objetivos norteamericanos de dicha
guerra en los dos primeros niveles de discurso, para pasar
luego a lo que constituye el aspecto de mayor interés, la
descripción de la planificación secreta norteamericana en
cuanto a la construcción del orden mundial después de 1945.
El presidente Franklin D. Roosevelt dio el 6 de enero de
1941 ante el Congreso norteamericano las siguientes razones
para los gastos militares, los preparativos para la guerra y la
-
posible entrada de los EEUU en ella: «En el futuro que intenta­
mos asegurar nos veremos confrontados con un mundo cuya
base serán cuatro libertades esenciales. La primera es la
Libertad de Expresión - en todos los lugares del mundo. La
segunda es la libertad para cualquier persona de venerar a
Dios a su manera - en todos. los lugares del mundo. La tercera
es la de estar libre de miseria ... La cuarta es la libertad contra
el miedo» 13• •

Desde esta declaración histórica de Roosevelt la pretendi­


da lucha por la defensa mundial de estas «Cuatro libertades»
es el lema-de la propaganda norteamericana y aliada." La
meta principal de esta propaganda, que no tiene nada que ver
con los verdaderos intereses norteamericanos en la guerra,
era el cumplimiento de dos funciones. En primer lugar, intentó
provocar en los EEUU el hasta entonces inexistente entusias­
mo por la guerra, para unir a la población de forma chauvi-

109
nista en apoyo del programa de guerra de las élites. En segun­
do lugar, se trataba de ganar a aquellas naciones no afecta­
das directamente por el conflicto como socios contra el Eje
fascista y Japón. El empleo agresivo del potencial cultural y
propagandístico nacional para provocar la euforia por la
guerra deseada iba mano a mano con la ejecución de campa­
ñas de propaganda globales para ganarse la opinión pública
mundial.15 En esta «Cuarta dimensión» de la política exterior
era necesario no limitar la propaganda a estrechos intereses
angloamericanos. En el lenguaje de los planificadores estra­
tégicos de aquellos años: «Si se formulan melas de la guerra
que sólo parezcan afectar intereses del imperialismo ameri­
cano, éstas ofrecerán poco. a la gente en el resto del mundo y
serán vulnerables a las contra-propuestas de los nazis ... Se
debería poner el acento en los intereses de los otros pueblos, no
sólo de los de Europa, sino también de los de Asia, Africa y
Latinoamérica. Esto tendría un mejor efecto propagandístico>>."
U n ejemplo clásico para el nivel intermedio del discurso
bélico norteamericano, cuya función era la de informar a las
élites del poder sobre la planificación interna de las melas de
la guerra y la de ganar su apoyo, lo encontramos en el famoso
artículo de Henry Luce The American Century. Luce, editor de
la influyente revista Life, formuló en febrero de 1941, en los
siguientes términos la raison d'etre y las melas de la guerra
defendidas por aquellos sectores de la élite que estaban a
favor de ella. Consideró que la guerra para las EEUU no era,
en primer lugar, «una cuestión de necesidad y de superviven­
cia>>, sino «de elección y cálculo ... ¿Debían participar las
EEUU en la guerra? Y, en caso de una respuesta afirmativa,
¿por qué?>>
La respuesta de Luce es afirmativa. Los EEUU, en su opi­
nión, habían dejado pasar la ocasión de jugar el papel de
potencia mundial, a pesar de que en el siglo XX se habían
convertida en la potencia «más fuerte y más vital del mundo>>
- y eso había Ira ido consecuencias catastróficas para ellas y
para la humanidad. El remedio era aceptar «con todo cora­
zón>> este liderazgo mundial y usar el poder de EEUU plena­
mente para influir en las demás naciones, «para los propósi­
tos que consideremos útiles y mediante los métodos que consi­
deremos útiles>>. La Pax Americana relevaría a partir de ahora
la Pax Británica, siempre que los EEUU aprovecharan su opor-

110
!unidad histórica y no dejaran pasar otra vez cda oportunidad
de ora de asumir el liderazgo mundial>>, tal como hizo el
Presidente Wilsan en 19 19 . Era tarea de EEUU «Crear el pri­
mer gran siglo americana>>17.
Lo que esto iba a significar en la práctica, aparece formu­
lado de manera brutal y racional en los documentos estratégi­
cos de los dos grupos más importantes de planificación de las
melas de la guerra de la élite del poder: el Proyecto para
Estudios sobre la Guerra y la Paz (War-Peace Studies Proiect)
del Consejo para las Relaciones Exteriores ( Council on Fo­
reign Relations!CFR) y en las documentos del Equipo de Plani­
ficación Política (Policy Planning Staff¡ del State Department
(Ministerio de Asuntos Exteriores).

Las metas de guerra de la política real de EEUU: La


Gran Area ( Grand Area)

Los conflictos militares se llevan a cabo para determinar


quién y en qué condiciones esiructura el orden de paz que les
sigue18• Esa es la razón de ser de los guerras. De manera
parecida se manifiestan, en los objetivos que se quieren con­
seguir can las guerras, las intereses de los sectores hegemóni­
cas .de su clase dominante. Estos intereses se suelen llamar
<<intereses nacionales».
Durante la Segunda Guerra Mundial, igual que en la pri­
mera", cada una de las élites que lideraban los tres principa­
les bloques imperialistas (Alemania, USA, J?pón) tenia ideas
muy claras sobre lo que esperaban ganar con su entrada en la
guerra. En términos generales se trataba de lo que los nacio­
nalsacialistas llamaban Lebensraum («espacio vital>> o «espa­
cio necesario para vivir>>), las japoneses Esfera Mayar de
Co-prosperidqd de Asia del Este y los EEUU La Gran Area
(The Grand Area}. La esencia común de estas variantes fascis­
tas, militaristas y liberal-capitalistas de las programas de ex­
plotación y conquista imperialistas radicaba en la idea de la
<eauto-suficiencia o autarquía económica>>, es decir, en la ne­
cesidad de conseguir y consolidar ·el control sobre una serie
de materias primas y mercadas como conditio sine qua non
para el bienestar interior y la estabilidad política. En el centro
de las respectivas planificaciones para la guerra y la paz

111
estaba par tanta, primera, la determinación de las materias
primas y de las mercadas necesarias para conseguir la autar­
quía económica y, segundo, la programación de las condicio­
nes políticas y militares que iban a permitir la realización de
esta conditio sine quo non.
La planificación de las metas de la guerra de los EEUU
empezó dos semanas después de comenzar la Segunda Gue­
rra Mundial en el marco del llamado Proyecto para Estudios
sobre la Guerra y la Paz (Wor-Peace Studies Proiect). Era un
grupo de estudios muy amplio que reunía, bajo la dirección
del Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Re­
lotions), a científicos eminentes, representantes del gran capi­
tal, y altos funcionarios del Stafe Deporfmenf (Ministerio de
Asuntos Exteriores de EEUU) para permitir una planificación
estratégica conjunta. El punto de origen de sus discusiones fue
la pregunta de que si los EEUU se podían considerar autárqui­
cos y capaces de sobrevivir, económicamente hablando, sin
los mercados y materias primas del Imperio Británico, del
Hemisferio Occidental (América) y de Asia. El grupo llegó a la
conclusión de que esto no era posible, y de que los EEUU
tenían que entrar en la guerra para poder definir a su favor el
Nuevo Orden mundial que de allí iba a surgir o, al menos,
para poder influir de manera decisiva en su construcción. La
concepción imperial necesaria para la hegemonía mundial de
EEUU fue desarrollada por el grupo en los siguientes seis
años bajo el nombre de Gran Area.
Las «guerras relámpago» de Hitler en el oeste europeo y la
sorprendente derrota militar de Francia en mayo y junio de
1940 ortorgaron una importancia dramática a estos esfuerzos
de planificación. El colapso militar previsible de Gran Bretaña
y, como resultado de ello, el control de la flota británica por
los nacionalsocialistas alemanes hubiera convertido a éstos
en primera potencia hegemónica del continente europeo y del
antiguo Imperio Británico. Esto hubiera permitido a los alema­
nes, en alianza con los japoneses, apartar a los EEUU de las
materias primas y mercados necesarios para su autarquía.
Para las élites norteamericanas se hizo, por tanto, absoluta­
mente necesario determinar el número mínimo imprescindible
de a 'luellos territorios que eran necesarios para la supervi­
vencia de su economía imperial.
El mundo lo dividieron en distintas zonas, y de cada zona

112
analizaron el lugar y volumen de producción, junto con el
volumen comercial de todas las mercancías y productos in­
dustriales. Se llegó a incluir, mas o menos, el 95% del total del
comercio mundial de cada grupo de mercancías y productos.
Mediante estadísticas de las relaciones netas entre exporta­
ciones e importaciones, se determinó el nivel de autarquía
económica (economic self-sufficiency) de las regiones más
importantes, es decir, del Hemisferio Occidental (el continente
americano), del Imperio Británico, de la Europa continental y
de la zona del Pacifico. Los resultados demostraron que la
«auto-suficiencia>> del continente europeo, dominado por los
alemanes, era bastante más alta que la del Hemisferio Occi­
dental. Para darle a los EEUU un grado de seguridad econó­
mica e independencia parecido al «espacio vital>> europeo
dominado por los nazis, el Hemisferio Occidental tuvo que ser
fusionado con otro bloque. Nuevas análisis económicas y
estadísticos sobre las estructuras industriales y comerciales
complementarias y competitivas de las distintas zonas de inte­
gración resaltaron que el «interés nacional>> de los EEUU
requería, como mínimo, el libre acceso a los mercados y las
materias primas del Imperio Británico, del Lejano Oriente y de
todo el Hemisferio Occidental. Esta zona se iba a llamar más
adelante la Gran Area.
·En octubre de 1940 los planes de dominio imperia l para lo
que Henry Luce había llamado el «siglo americano>> fueron
presentados al Presidente Roosevelt y al Ministerio de Asuntos
Exteriores, junto al requerimiento de «poner en marcha las
necesidades políticas, mil itares, territoriales y económicas de
los EEUU para su posible liderazgo de la zona del mundo
no-alemana incluyendo el Reino Unido, el Hemisferio Occi­
dental y el Lejano Oriente»20•
La condición más importante para imponer esta concep­
ción «en un mundo en el que (los EEUU) se proponen ejercer el
poder de forma in contestada, es el cumplimiento rápido de un
programa completo de rearme». Otros requisitos de una «po­
lítica integrada para conseguir la supremacía militar y econó­
mica de los EEUU dentro del mundo no-alemán>> consistían en
«asegurar la limitación en el ejercicio de la soberanía por
parte de otras naciones, que constituyen una amenaza para la
zona mundial mínima necesaria para la seguridad y el bienes­
tar económico de los EEUU y deln·emisferio occidental>>21•

113
El hecho de que se en tendiera el mundo después de la
guerra como Siglo Americano y que fuera parte esencial de
ello la Gran Area, condujo a dos implicaciones muy importan­
tes para la historia mundial. la primera consistió en que el
dominio mundial británico del siglo XIX se había roto definiti­
va e irreversiblemente. Norman Davis, el presidente del Con­
sejo de Relaciones Exteriores observó en mayo de 1942 que
«El Imperio Británico tal como había existido en el pasado
nunca volvería a reaparecen> y que <dos EEUU a lo mejor
tendrían que ocupar su lugar»".
la segunda significó que los EEUU no podían permitir una
derrota de Gran Bretaña o un avance japonés en el Pacífico y
sudeste asiático, ya que de esta manera zonas reservadas a la
Gran Area hubieran caído en manos de Alemania y de Japón.
Cada uno de estos dos aspectos significó por tanto un casus
belli para los EEUU - exceptuando naturalmente la posibili­
dad irreal de que la élite del poder de EEUU volviera a
renunciar a su «Oportunidad de oro» para una expansión
mundial. El problema de la entrada de EEUU en la guerra no
era, por tanto, una cuestión estratégica, sino que se redujo a
una cuestión meramente táctica, es decir, si sucedía1 y cucindo
sucediera uno de los dos acontecimientos mencionados.
la consecuencia inevitable de esta lógica situacional con­
sistía en dejar que la fuerza decidiera entre derechos imperia­
listas iguales. Pero en este tema las élites del poder de los
EEUU tenían una desventaja muy grande en comparación con
sus rivales. Puesto que actuaban, a diferencia del régimen
fascista y totalitario alemán y militar/totalitario japonés, den­
tro de un marco burgués, formalmente democrático, y dada,
además, la oposición de gran parte de la población (22') y del
Congreso contra la entrada de los EEUU en la guerra, la élite
norteamericana no pudo iniciar una guerra de agresión para
la realización de su «espacio vital». Se vió obligada, por
tanto, a provocar un cambio de la opinión pública para una
entrada en la guerra. A nivel de la política interior se hizo esto
mediante una campaña de propaganda concentrada - para
ello se usó una voluminosa y secreta <<Campaña de guerra
psicológica» de la British Security Coordina/ion (BSC: Coordi­
nadora de Seguridad Británica) llevada a cabo con la colabo­
ración de importantes medios de comunicación norteamerica­
nos22b. Y a nivel de política exterior mediante la provocación

114
de un ataque o declaración de guerra de un rival imperial que
hiciera aparecer la entrada de EEUU como un acto defensivo
contra una agresión no provocada.
En el área europeo/atlántica Roosevelt resolvió este pro­
blema político/propagandístico mediante la llamada «políti­
ca de cuasi-guerra» (short of war-policy). Por ejemplo, me­
diante el apoyo de los esfuerzos de guerra británicos a través
del Programa de Prestar y Alquilar (Lend-Lease Program) del
11 de marzo de 1941 ** ; mediante la confiscación de barcos
mercantes alemanes en puertos norteamericanos, la confisca­
ción de cuentas bancarias alemanas, y el cierre de los consu­
lados alemaryes. en los EEUU a partir de junio de 1941; me­
diante la ocópóción militar «preventiva» de Islandia en julio
de 1941; m.ldiante los· barcos de protección contra ataques
alemanes en el Atlántico Norte (agosto de 1941); y mediante
la guerra marítima no declarada -pero existente de facto -
contra la armada de Hitler a partir de septiembre de 1941
(Orden de disparar de la armada norteamericana del 11 de
septiembre de1941 ). etc ... Algunas de estas medidas excedían
la competencia ejecutiva del Presidente y le exponían de jure
al peligro de un impeachmenf, es decir de un procedimiento
político/jurídico que se basa en el delito de violación de la
Constitución. Pero Roosevelt y las élites que le apoyaban vie­
ron esto como una posibilidad poco probable y, en cualquier
caso, como mal menor en comparación con las posiciones de
neutralidad de los «aislacionistas».
En el conflicto del Pacífico el Gobierno de los EEUU utilizó
la invasión del sudeste asiático por Japón y la continuidad del
gobierno chino nacionalista (de Chiang Kai-Chek) como cata­
lizadores de la política de agresión contra Japón. la interven­
ción en lndochina fue contestada por el Gobierno de los
EEUU, y de acuerdo con Gran Bretaña y Holanda, con un
embargo comercial total. Esto hizo estadísticamente calcula­
ble cuándo la máquina de guerra japonesa se colapsaría
debido a la falta de materias primas estratégicas (especial­
mente petróleo). Japón, en consecuencia, sólo tenía la posibi-

**. Lo cesión de destructores norteamericanos a la Armada Británica


a cambio del derecho de uso de las bases británicas en el hemisferio
occidental.

11 5
lidad de continuar en el papel de socio imperialista menor de
EEUU y Gran Bretaña, aceptado en la conferencia de Was­
hington de 1921/22, o de romper este rol militarmente". Los
EEUU aumentaron la polarización de esta alternativa aún más
estableciendo la condición inaceptable para los japoneses de
garantizar el carácter intocable del régimen de Chiang Kai­
Chek. La guerra de Japón contra EEUU de manera declarada
o, como sucedió, no declarada, en forma de ataque a Pearl
Harbour, fue la consecuencia inevitable y deseada de esta
política .
Esto no sólo se deduce de los documentos secretos de
planificación, sino que es admitido sin rodeos por destacados
políticos de las élites norteamericanas . John Foster Dulles,
ministro de Asuntos Exteriores de los EEUU de 1953 a 1959,
escribe, por ejemplo en su libro Guerra y Paz ( War and Pea­
ce), que los EEUU insistían cada vez más en la supervivencia
de una «China libre y amistosa», y que estaban dispuestos en
sus negociOciones con los iaponeses «a soportar una guerra
antes que consentir la sustitución del gobierno chino naciona­
lista por un régimen satélite japonés: «El 26 de noviembre de
1941, en uno de los últimos documentos previos a la guerra,
nuestro gobierno pidió a los japoneses su consentimiento al
siguiente compromiso: ' El Gobierno de los EEUU y el deJa­
pón no apoyarán militar, política ni económicamente a ningún
gobierno o régimen chino que no sea el Gobierno Nacional
de la República China que, de momento, tiene su capital en
Chungking. ' La respuesta fue la guerra y, realmente fue la
respuesta que nuestro gobierno esperaba.»24
Cuando, a lo largo de la guerra, se fue haciendo cada vez
más evidente que Alemania y Japón iban a perderla, y que los
EEUU saldrían de ella como la potencia mundial más fuerte, la
Gran Area siguió expandiéndose. Si. la planificación de la
guerra había intentado en un principio «conseguir una ventaja
militar y económica para EEUU dentro del mundo no germáni­
CO» y parar la expansión ¡aponesa -«por medios pacíficos, si
era posible, o por la fuerza» -, la Gran Area incluía ahora
todo el Mundo Libre, organizado bajo el dominio norteameri­
cano, y dotado de las instituciones económicas (Banco Mun­
dial y Fondo Monetario Internacional) y pol íticas (Naciones
Unidas) que garantizaban los intereses de los EEUU.

116
Ya en 1941, el grupa de estudias del War Peace Studies
Project llamó la atención sobre el hecha de que las medidas y
estructuras económicas iban a jugar un papel importante en la
integración y estabilidad de la Gran Area. La recomendación
P-B23 de julio de 1941 insistió en la necesidad de instituciones
financieras de alcance mundial para asegurar <da estabilidad
monetaria y los incentivos para las inversiones de capital en
las zonas atrasadas y subdesarrolladas»".
A comienzos de febrero de 1942, las deliberaciones ha­
bían madurado hasta el punto de planificar dos instituciones
financieras con funciones de ámbito mundial para los años
posteriores a la guerra: «Uno, un organismo de estabilización
de los cambios monetarios, y otro, un banco internacional
dedicado a las transacciones a corto plazo y no directamente
a la estabilización»". Sin problemas se puede reconocer aquí,
en su status nascendi, lo que fue creado dos años más tarde en
Bretton Woods, New Hampshire, con el nombre de Fondo
Monetario Internacional y Banco Internacional para la Re­
construcción y el Desarrollo.
Las Naciones Unidas nacen en el mismo marco de la plani­
ficación de la Gran Area para la posguerra, como el FMI y el
Banco Mundial. Con ellos se reparten la función de asegurar
(jurídica y pol íticamente) la hegemonía norteamericana en el
Mundo Libre. No obstante, con miras al surgimiento del nacio­
nalismo en muchos países del Tercer Mundo durante los últi­
mos años de la guerra, no era oportuno para la nueva poten­
cia mundial el querer imponer sus planes sobre la Gran Area
con las medidas tradicionales del colonialismo europeo.
Usando palabras de un destacado miembro de la élite de la
política exterior de los EEUU, se trataba para este país de
emplear el poder necesario para garantizar sus intereses en
materia de seguridad, pero evitando al mismo tiempo las
«formas convencionales del imperialismo» (lsaiah Bowman,
1942) 27• La solución consistía, para él, en darle un .carácter
internacional al ejercicio de este poder a través de un organis­
mo de las Naciones Unidas. Poco después, en enero de 1943,
se nombró un comité secreto de planificación para el desarro­
llo de la estructura institucional correspondiente a las Nacio­
nes Unidas. Sus concepciones más importantes llegaron a
formar parte, en su substancia, de la Carta Magna de las
Naciones Unidas, a pesar de las concesiones que los EEUU

117
tuvieron que hacer a las otras superpotencias a lo largo de las
negociaciones internacionales de D umberton Oaks y San
Francisco (1944/45).

Lebensraum (Espacio Vital): la estrategia imperial de


solución de la crisis de los nazis

Hitler resumió de forma muy escueta, en un discurso secre­


to para Jóvenes oficiales e/30 de mayo de 1942, el problema
de la crisis estructural económica y política del capital, conse­
cuencia de la crisis económica mundial. Contestando a la
pregunta retórica de que si la política económica del rearme
había sido correcta, dijo: «Si en 1933 no hubiéramos empren­
dido el camino de nuestra nueva política económica hubiéra­
mos sido barridos por la revolución bolchevique de las masas
en paro. No tuvimos otra opción. Había ya 7 millones de
parados. Pero cuando el hambre alcanza poco a poco a 1O o
20 millones, empieza a perderse la razón. Entonces ya no
domina la razón sino la pasión. Entonces las masas ocupan
las calles, destruyen el Estado y el Imperio Alemán hubiera
muerto. Había que buscar, por tanto, una última salida de
nuestra miseria económica. Y esta sólo podía ser la política
económica de los nacionalsocialistas: La construcción de un
sistema europeo de intercambio de los rendimientos del tra­
ba¡o. Este .fue el único, el último camino.»28
El problema fue el mantenimiento de las condiciones de
producción capitalistas; su solución, el control y la explota­
ción de una zona económica grande, lejos del valor del oro,
del bloque de la libra esterlina y del poder del dólar. Lo que
Hitler silenció era que el intercambio de las distintas cuotas
del rendimiento del trabajo iba a ser desigual, que se estaba
planeando un sistema que premiaba los rendimientos del tra­
bajo alemán más que los de los «pueblos de la periferia» . Así
se quería asegurar una acumulación acelerada de riqueza en
la metrópolis alemana.
Geopolíticamente hablando, había dos posibilidades para
la planeada conquista del Macroespacio o Espacio Vital. O
seguir el ejemplo de/ Imperio Británico y de/Imperio Colonial
Francés y conseguir colonias en ultramar, o bien continuar la

118
rula de la llamada «colonización interior», es decir la de la
tradicional expansión germánica hacia Europa Oriental. Con­
frontados con el poder naval dominante, de Gran Bretaña y
EEUU, que planteó problemas insolubles para la protección
de colonias tradicionales, y puesto que en Europa Oriental
existían las materias primas más importantes (petróleo y ali­
mentos), junto con espacios para la colonización, el nacional­
socialismo alemán decidió que las «Indias» de Alemania esta­
ban en el Este."
Hitler explicó en septiembre de 1941, en su cuartel general,
la analogía entre e/ Imperio Colonial Británico y el Alemán de
la siguiente manera: «El l ugar de nacimiento de la conciencia
inglesa es la India. Hace 400 años los ingleses no habían
tenido nada de ello. Pero los grandes espacios de la India les
obligaron a gobernar millones de personas con la ayuda de
pocos. Un papel importante en esto lo tuvo el abastecimiento
de grandes unidades europeas con alimentos y productos de
uso diario ...
Cuando nosotros colonicemos el espacio ruso, los «colo­
nos alemanes>> deberán vivir en asentamientos extraordina­
riamente bonitos. La administración y las instituciones alema­
nas habrán de tener edificios maravillosos y los gobernadores
deben residir en palacios. Alrededor de estas administracio­
nes se plantará lo que contribuye al mantenimiento de la
existencia. Y alrededor de la ciudad se diseñarán en un radio
de 30 /40 kilómetros de distancia pueblos muy hermosos,
comunicados entre sí por las mejores carreteras. Luego em­
pieza el otro mundo, donde dejaremos vivir a los rusos como
quieran. Sólo que nosotros los vamos a dominar. En el caso de
una revuelta sólo tenemos que tirar entonces unas cuantas
bombas sobre sus ciudades y el asunto está resuelto. Una vez
al año se pasea además un grupo de Kirguises por la capital
de/ Imperio para llenar su imaginación con la fuerza y gran­
deza de sus monumentos de piedra.
Lo que para Inglaterra ha sido la India, será para nosotros
el espacio en el Este. ¡Si sólo pudiera transmitir al pueblo
alemán la importancia de este espacio para el futuroh>30
Aliado de los asentamientos y ,los palacios, el «otro mun­
do», el mundo «de los rusos» que dominamos. «En el caso de
una revolución sólo hace falta entonces tirar unas cuantas

119
bombas ... y el asunto está resuelto». Imágenes muy desa­
gradables se nos vienen a la mente, de Soweto, de los Towns­
hips y los Bantustanes de 20 millones de africanos que rodean
las islas de bienestar de Africa del Sur; desagradables, pero
soportables: ¿quién no ha de estar en contra del sistema
bárbaro del Apartheid y la separación en ghettos según el
color de la piel? La imagen, no obstante, se convierte en
desagradable e insoportable cuando lo dicho por Hitler acer­
ca de un orden mundial dicotómico de palacios y chozas,
señores y dominados, se muestra como presagio fatídico de la
barbarie civilizada del Primer y del Tercer Mundo. A pesar de
que las pantallas de la televisión muestran casi a diario la
miseria del «Otro mundo>>, de cómo se les da alguna vuelta a
«los Kirguises>>, y cómo se tiran bombas sobre las revolucio­
nes del Tercer Mundo, posibles comentarios sobre lo agrada­
ble que es la vida dentro de la concha de la concepción
económica mundial Hitleriana sólo producirían una indigna­
ción generalizada y, en los circulas más sensibles y sinceros, a
lo mejor, un silencio avergonzado.
La máxima a seguir por el nacionalsocialismo para la
construcción de la «India alemana>> fue la misma que la del
gran ejemplo británico y, en última instancia, la de cualquier
potencia colonial: explotación económica mediante el empleo
de la fuerza31• La condición previa para ello era la destrucción
de la estructura política existente en la URSS. Había un acuer­
do entre los sectores más importantes del ejército, la élite
política y la económica para destruir el régimen soviético y el
bolchevismo31", y para debilitar en substancia a Rusia como
potencia de la posguerra mediante la Balcanización, la ane­
xión de partes de ella (Báltico), despoblación, desindustriali­
zación, etc... «Cualquier organización estatal es de evitar, y
los miembros de estos grupos étnicos deberían ser manteni­
dos al nivel cultural correspondiente. Hay que partir del hecho
de que estos pueblos, en primer lugar, tienen la tarea de
servirnos económicamente a nosotros»31b.
La consecuencia de este programa, que de forma anacró­
nica intentó realizar la lógica colonial del siglo XIX en el siglo
XX, fue el empleo del terrorismo estatal. Hitler explicó que
«era imposible conservar con métodos democráticos lo que
antes se había conseguido mediante el empleo de la fuerza».
Por otro lado la fuerza era imprescindible para alcanzar las

120
metas a largo plazo de la política alemana en el Este, tal como
Hitler las formuló en la primera conferen cia después de co­
menzar la invasión de la URSS. Dijo que no se debería conver­
tir al pueblo en enemigo «de forma prematura e innecesa ria)}
pero que el mando alemán debería ser conscien te de que «de
allí ya no saldremo s nunca más». No haría falta «pregon ar las
metas alemana s en todo el mundo>>, pero «todas las medidas
necesari as - ejecució n, evacuac ión, etc. ..- se llevarán a cabo
y se podrán hacer a pesar de todo>>. El tema del día era:
l. dominar
2. admin istrar
3. explotar.32
También Goering, en su directriz del 8 de noviembre de
1941, indicó, con vistas a la política económica a largo plazo,
que «los territorios recientemente ocupados del Este se explo­
tarán bajo puntos de vista coloniales y con métodos colonia­
les»33.
Esta máxima cruel se desentendía de los cálculos de una
guerra llevada bajo criterios políticos, es decir, del intento de
romper la lealdad política de las naciones « l iberadas» de la
URSS para emplearlas contra el sistema soviético. Pero este
tipo de medidas políticas acerca de cómo llevar a cabo la
guerra fueron totalmente insign ificantes en la planificación
del Unternehmen Barbarossa desde sus inicios: debido al
menosprecio del adversario soviético y a la soberbia de los
éxitos en las guerras relámpago, una guerra a medio o largo
plazo pareció de entrada inverosímil. Por tanto, se impuso la
pol ítica «colonial>> de explotación cruel y despiadada sin
mayores cambios. Sólo después del fracaso definitivo del
concepto de guerra relámpago (después de la batalla de
Kursk en el verano del 43) se escuchó algo más a los defenso­
res de una manera más política de llevar la guerra - y de una
política económica más « recíproca con el Este». Finalmente,
no obstante, éstos no llegaron a imponerse.
Estaba pensado que la explotación del potencial económi­
co del Espacio Oriental ( Oslraum) cumpliera sobre todo tres
funciones: 1) cubrir a posteriori las enormes deudas del déficit
presupuestario causadas por el keynesianismo militar de los
nazis; 2) cubrir las necesidades de la máquina de guerra
alemana hasta la victoria final; y 3) garantizar a largo plazo

121
unas relaciones de explotación imperialistas que aseguren la
riqueza económica y la estabilidad de la metrópolis.
Según Rath las gastas militares para la máquina militar de
las nazis alcanzaran las 60 mil millones de marcas a l comen­
zar la guerra, es decir, más del 60% del total de gastas de
Alemania. De ellas 20 mil millones se financiaban mediante
impuestas, otras 20 mil millones mediante créditos y «el resta
a través de hipotecas estatales secretas, letras Mefo, vales
para impuestas, etc ... »34• Se financiaran par tanto alrededor
de 40 mil millones de marcas para la preparación de la
guerra mediante deficit spending («gastas que causan un défi­
cit») cuyas efectos inflacionarias tenían que ser frenadas -
cama en cualquier programa económica keynesiana - me­
diante una producción más grande, la donación a el raba de
productos de valar real.
Cama era de esperar, esta carga se pensaba cobrar a las
«territorios orientales»: se quería pedir a las víctimas de la
guerra de agresión que pagasen las costes de la misma. Hitler
dijo el 25 de marzo de 1 942 que la política de rearme había
requerida desde la introducción del servicia militar obligato­
ria· «ingentes cantidades de dinero, hasta este momento com­
pletamente sin cubrir. Hay par tanta sólo das pasibilidades: a
estas deudas públicas se cobran can el tiempo a las ciudada­
nas alemanes, a se pagan can las ganacias pasibles en las
lerrilarias orientales ocupadas.» Esta última pasibilidad debía
ser la más lógica y el «caudilla, par tanta, opina que se deben
congelar las precias y las sueldas en las lerrilarias ocupadas
del este, y par tanta también el nivel de vida de su población.
Las ganacias derivadas de estas diferencias de las precias
entre el Este y el terrilaria del Reich deben beneficiar exclusi­
vamente a este última>>35•
Un documenta de planificación secreta del Instituto Labo­
ral Científica del Frente del Traba jo Alemán (Arbeitswissens­
chaftliches lnstituf der Deufschen Arbeitsfront) de diciembre de
1941 sobre el Aprovechamiento de las territorios ocupadas
par el puebla alemán expresa la misma lógica: «Si un poder
conquista territorios de un enemiga hay muchas pasibilidades

' En 1 935

122
para su usa. Básicamente, éstas pueden consistir a en la incor­
poración de las lerrilarias nuevos y de su población cama
nueva provincia y en igualdad de derechos al conjunta del
estada anterior o en su dominio en términos del derecha
estatal pera cansideróndalas cama objeta de usa y adminis­
trándolas separadamente . . . Cuanta más alta el porcentaje de
pueblas na-germánicas, tanta menar su aptitud para la incor­
poración en términos de igualdad en el territorio original.
Estas tendrán que ser administradas cama balín de forma
separada. Naturalmente, estas territorios tienen que rendir un
beneficia para el puebla del Estada. Este beneficia puede ser
de naturaleza política; en este casa el vencedor decidirá jun­
tar las lerrilarios ocupadas en un estada más a menas inde­
pendiente para conformarse can mantenerla en una cierta
dependencia (véase Eslovaquia, Craacia ele.). El aira extrema
consiste en la explotación económica exclusiva, que va acom­
pañada de medidas que eviten el surgimiento de cualquier
formación de un estada independiente en las territorios ocu­
padas. Este casa se dará par.razanes políticas inevitables en
la mayar parle de las territorios ahora ocupadas ... >>
«Para la economía de un puebla vale el principia de que la
suma de las producciones equivale a la del consuma, es decir,
cada economía produce tanta cama consume. En esta ecua­
ción se basa lada economía fundada en el reparta del iraba­
jo . ... Ahora bien, si se quiere que los lerrilarias ocupadas
traspasen una parle de su superávit al puebla del Estada
(alemán, H.D.), hay que romper, para el casa de estas territo­
rios, la mencionada fórmula básica: a las habitantes de estas
territorios sólo se les permitirá el consuma de parle de su
producción. La otra parle estará reservada al puebla del
Estada (alemán) en recompensa par su papel de líder política.
Debe producirse, par tanta, en la relación entre las pueblas
dominadas y sus señores, alga que la teoría económica llama
plusvalía cuando se produce en la relación entre el trabajador
y el patrón>>35'.
En cuanta a las necesidades económicas de la explotación
de las «lerrilarias orientales>> originadas par la guerra, el
principia y el fin de la política alemana de ocupación estaba
en la apropiación de cantidades suficientes de víveres, petró­
leo y airas materias primas. Las científicas (brain frusts) nacia­
nalsacialistas, responsables del usa de materia prima exlran-

123
de la invas}ón de la
jera, habí an calc ulad o ya meses antes
oest e de la llam ada «line a AA»
URSS que el territorio al
n) sería sufic ie te para supe �ar las
(Arc hang els - Astracha �
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dos es, por enci ma de todo, gana r la pre� �
sten o para los Terri­
las Directrices para la economía del Mm1
cont nbu1 r a .ello de
torios Ocupados. Los territorios tenían que
y las mate nas ���­
forma extensiva «ase gura ndo los víveres
o plaz o era tamb 1en
mas para Euro pa». «Esta meta a cort !
s med 1das nece sanas par� a
prioritaria en los casos, en qu � la. .
CIOn con la futur a ordenac1on
guerra estuvieran en cantradiC
del espacio orie ntal>>".
eada. a largo
La relación estructural de explotación plan
del espa cio vital y la penfen ? . s.e
plazo entr e los núcleos
mod el ?s y anal ts1s
corresponde de forma casi exacta con los
nden cia. «A lar� o
conocidos a través de la teoría de la depe
omía de expl?t(Jclon
plaz o habí a que sustituir la primitiva econ
uctura econom1ca a
por una adap tació n planificada de la est� .
entonces estana
las necesidades del pueb lo alem án. Solo
el pueb lo ale­
garantizada una verdadera «gan anci a>> para
mán »36o.
a.lista, la indu�­
Según los conceptos de la élite nacionalsoci
ados exte nores desp � es
tria europea ya no necesitaría merc
n so iétic a "'ba a v1�1r a
de la guerra, puesto que la pobl ació �
com ere�a hzar allt. practica­
un nivel tan bajo que permitiría
el agua >> (H1tl er).
mente todo, empezando por los vasos para
rtarí a del Este mate nas pnm as Y
La indu stria alem ana impo
productos semi-acabados para lueg o ter�
�narlos, Y pagar
c1 n, y, a su vez, la
estas importaciones mediante la reexporta ?
b1en es de produc­
exportación de. productos de consumo y
ción. (Góring)
las economías
Allí donde existieran industrias competitivas
ndustrialización Y
habrían de ser reducida s - mediante la desi
sario , e� deci :, com­
({naturalizació n» - al nivel primitivo nece_
plem enta rio y no-competitivo. En las ya _ c¡tad as � 1rectnces dt;l
a1as econ om1c as Y polt­
Ministerio del Este se resu men las vent de la
de la Unió n Sovi ética
ticas de esta desindustrialización
siguiente man era: 1 ) Se evita la conc entra ción, no dese ada

124
por razones políticas, de la población en centros industriales;
2) la producción y el aprovechamiento de productos con un
alto coste en mano de obra se reserva al « Reich>> y a los
demás países con tradición industrial, asegurándoles de esta
manera un nivel de vida satisfactorio.
En junio de 1940, el Ministro de Economía y Presidente del
Bimco Alemán, Walter Funk, precisó el «Nuevo Orden Econó­
mico Europeo>> tal como el gran capital alemán lo planeaba
con la ayuda de los nacionalsocialistas: Como moneda princi­
pal dentro del macro-espacio económico europeo, serviría el
Reichsmark, desvinculado a su vez del valor del oro, de la
libra y del dólar. Su estabilidad iba a ser avalada por el poder
económico alemán. Un nivel de cambio fijo entre las distintas
monedas nacionales y el Reichsmark, inferior en un 40% al
real, existente en 1940, deberían posibilitar el establecimiento
de un sistema mercantil central de compensación, la llamada
'1
,,

Caja Alemana de Compensación. Estos sistemas de cambios


estables y de compensación monetaria (clearing), centraliza­
dos en Berlín, harían posible un flujo sin obstáculos de mer­
cancías y capitales, que1 a su vez, ocasionaría la animación
de la coyuntura. De la misma manera en que Berlín sería el
centro del tráfico de capitales y créditos, se acometería una
planificación central de las inversiones y una reestructuración
del sistema europeo de división del trabajo. Los territorios de
Europa que estuvieran incluidos en el macro-espacio euro­
peo, cumplirían, según su estructura productiva, su nivel de
desarrollo, y los intereses alemanes, la función de «asegurar
al imperio alemán un máximo de seguridad económica, y al
pueblo alemán un máximo en el consumo de productos para
aumentar el bienestar populan>38•
En este sistema de explotación, a) Europa Occidental, es­
pecialmente Francia y Bélgica servirían como centros de in­
versión adicionales del capital alemán; b) Escandinavia y el
« Protectorado de Bohemia y Moravia>> concentrarían sus es­
fuerzos en la producción de energía, aluminio y vehículos; e)
el Sudeste de Europa estaba previsto para la agricultura inten­
siva, la producción de materias primas, y la producción limita­
da de productos baratos de consumo en masa; d) la Goberna­
ción General de Polonia (Generalgouvernement) y la U RSS se
querían mantener como países agrarios subdesarrol lados que
pondrían mano de obra y determinadas materias primas39•

125
También el sistema de carreteras y de comunicaciones
correspondería a l paradigma conocido hoy en día como típi­
co de la estructura del Primer y Tercer Mundo. En el centro de
esta red estaría Berlín y, saliendo de allí, una red de autopis­
tas", ferrocarriles y medios de comunicación unirían los nú­
cleos del espacio vital y los centros de producción y explota­
ción más importantes entre sí. Amplias medidas en el ámbito
de licencias, patentes y «cárteles» fortalecerían la hegemonía
de la metrópolis aún más.
El papel pensado para la metrópolis alemana en este ma­
cro-espacio económico europeo o, dicho de otra manera, la
relación entre la agresión imperialista y la explotación estruc­
tural duradera de «pueblos de la periferia>> por un lado, y la
prosperidad económica interna y estabilidad política en la
metrópolis por el otro, se ve resaltada, a modo de ejemplo, en
un discurso del Presidente de la Cámara Económica del Reich
y Director General del Ministerio de Economía, Hans Kehrl, en
septiemBre de 1940. Dice, que en el futuro «se ofrecerá al
trabajador alemán lo mejor en cuanto a condiciones de vida y
sueldos ... y en lo que sea posible técnicamente en cuanto a l
aprovechamiento d e su fuerza d\' trabajo>>. N o obstante; se­
mejante revolución de la intensidad del trabajo y de los suel­
dos sólo se podía producir en el «macro-espacio europeo>>:
«En el macro-espacio los trabajadores alemanes sólo podrán
ser empleados en los trabajos más cualificados y mejor paga­
dos que permitirán el nivel de vida más alto; la producción de
productos que no cumplan estos requisitos se cederá, y se
tendrá que ceder cada vez más, a los pueblos de la periferia.
En cuanto a la producción industrial de Europa, nosotros esco­
geremos para el trabajador alemán las guindas>>41•
Dentro de esta macro-estructura de explotación la perife­
ria tenía la tarea de alcanzar unos excedentes de producción
lo más grandes posibles para su apropiación por la metrópo­
lis. Alguna forma de desarrollo dependiente sería posible
siempre que siguieran aumentando al mismo tiempo los exce­
dentes de producción para la metrópolis. U n documento del
Departamento de Investigación Económica de la Defensa del
Consejo del Delegado para el Plan Cuatrienal de enero de
1941 , dice con respecto al Sudeste Europeo que no existían
obstáculos para el desarrollo económico general de esta re­
gión en el marco de los tipos de producción previstos para

126
ellos, siempre que �sto no limitara las posibilidades de apro­
_ de la metropohs:,
p1ac1on «tenemos un gran interés por tener
vecmos fuerte� e� �érminos económicos. Pero, aparte de esto,
tenemos que lnSISilr en la necesidad de unos excedentes de
producción lo más grandes posibles, por lo cual no podremos
oy�dor nunca � un t1po de desarrollo destinado a aumentar

. olh el mvel de v1da a costa e los excedentes disponibles paro
-
nosotros. En este caso hub1eramos alcanzado justo lo contra­
no d � 1� que debe ser nuestra meta por razones de política
econom1ca y de defensa>>.
«Si nos proponemos de una manera muy general la mela
de desar�ollar la; :conomías del Sudeste Europeo, este peli­
g ro podna se r facdmente una realidad. En ese caso realiza­
. _
nomos 1nvers1ones que nos obligarían a desembolsar recur­
\
sos d e fo ;ma inmediata pero que, en un primer lugar, sólo
_
contnbu1nan a un aumento del poder adquisitivo en estos
países. La consecuencia inmediata serían balanzas de pago
n:gat1vas con estos países. Más tarde, el aumento de produc­
. prov cado por estas inversiones, aumentaría segura­
Cion, ?
mente el � 1vel de prod � ctividad del Sudeste en general pero
no pondna a d1spos1clon de Alemania más productos de los
que harían falta para amortizar los intereses de nuestras in­
versiones anteriores ... »
«Cualquier aume�to de los ingresos que nosotros posibili­
.

ta �amos med1ante cred1tos y otros medidas parecidas no ten­


d rra, P? r t? nto/ como consecuencia un aumento del ahorro,
.
smo mos b1en un a umento del consumo. Esto significa que una
.
parte cada vez mas grande de la producción revertiría en el
propro consumo. Podría ser que, en este caso, se consiguiera
un au �ento de la producción con la ayuda alemana, pero que
la cant1dad de las exportaciones sólo aumentara l igeramente
a que mcluso mostrara una tendencia a la baja. En el caso de
que el nivel de consumo de los pueblos del Sudeste Europeo
sub1ero tanto que alcanzara el nuestro, no sólo bajarían los
exc:dentes de exportación del Sudeste Europeo de alimentos
Y p1enso, s1na que ad�más se produciría un déficit tan grande
en el sum1n1stra de ahmentos y materias primas paro Europa
que ya na padna _ ser compensado de ninguna de las mane­
ras>>.
Se considera por tanto aconsejable «emplear menos me-

127
dio s para el de sa rro lla
de me did as so cia les y gra
tas ec on óm ico s (que pre nd es proyec­
cis an mu ch os añ os de rea
qu e los créditos y pro du liza ció n) ya
cto s ec on óm ico s ne ce sa
au me nta ría n los ing res rio s para ell o
os y las po sib ilid ad es
estos países, pe ro no au de co nsu mo en
me nta rían de forma inm
tro s be ne fic ios . Nu est ra ed iat a nu es ­
ay ud a ma ter ial tie ne qu
má s bie n a la me ior a de e ori en tar se
aq ue lla s téc nic as de pro
pe rm ita n un os be ne fic du cc ión qu e
ios rá pid os y pri ma r la
aq ue llo s tip os nu ev os ins tal ac ión de
de pro du cc ión qu e pu
en poco tie mp o y qu e ed an rea liza rse
no s provean de pro du
tar ios ». cto s co mp lem en ­
El d<osarro llo de l Su de
ste «ti en e qu e reg irs e
cri ter ios me no s am pli os po r tan to po r
qu e los po stu lad os co
la ide a de pr op or cio n fre cu en cia , y
na rle un niv el de vid
po bla ció n no pu ed e se a más alt o a su
r pr ior ita ria pa ra noso
po dre mo s da r pr ior ida tros. Tampoco
1,
1
d a me did as de fome
de sti na da s a ha ce r de nto de em ple o
sa pa rec er el «p aro en


zo na s ag ra ria s qu e se cu bie rto » en las
ma nifiesta en su sup erá
ció n . Me ior se po dr á vit de po bla ­
em ple ar este excedente
ob ra en n uestro pr op io
pa ís ...
de ma no de i
fs un hecho que es/
os excedentes de ma
paises del Sudeste no de obra en los
representan el pro
más valioso que est du cto de exportación
os países nos pued
y
después de la guerr en mandar, ahora
a ...
Ha y qu e ba rai ar po r
tan to la po sib ilid ad de
'ue ra úti l ad iud ica rle , qu e qu izá
en el int erc am bio co me
)ud es te y Al em an ia, un rci al en tre el
pa pe l má s im po rta nte
Je gra nd es ca nti da de s a la ab so rci ón
de tra ba iad ores inm igr
Este tip o de po líti ca no an tes ...
s protegería de l pe lig
ná s arr iba , de ten er qu ro , descrito
e ve r alg ún día có mo
os pu eb los de l Su de ste el co nsu mo de
crece má s ra pid am en
uc ció n, y qu e para la te qu e su pr o­
im po rta ció n aq uí só lo
en tes de pr od uc ció n mu qu ed an ex ce ­
y pe qu eñ os y má s ca ro
Lo má s im po rta nte es da s ...
rse cu en ta de qu e no co
nu es tro s intereses ex po rre sp on de
rta r de fo rm a int en siv a
rovocar un cre cim ien ca pit al para
to rápido del po de r ad
Jdeste, sin o que or gá qu isit ivo en el
nic am en te es má s co rre
az o inc lus o para es os cto - a lar go
mi sm os países - ap ro ve
�nte de ma no de ob rw ch ar su exce­
) 42•
Este do cu me nto extra or
din ar io, que refle¡a de
forma eie m-
12 8
. .
piar la loglca del pensa � 'ento l estratégico capitalista merece-

tos estructurales. En el
�� �
ría ser tratado en un a rl l l a arte que resaltara sus elemen-
r o e nuestro trabaio puede cans í ­
.

derarse sufiCiente, na o stante resaltar el aspecto central de
' .
.
su d1scurso, que su braya 1 a esenc1a del sistema de dominio
.
.
atlantlco, y que ¡am b'' én esta en e l fo ndo de los conceptos .
de
la Gran Area y de ¡ a E sf ro Mayor de Co-prospenda d : E s
:
dec�r, que es Imposible a u entar el nivel de vida de los pue­
. �nu .
bias de la penfena Sin dls � ir a l mismo tiempo el de los
«pue bl os ·¡e fes» de las metropo ¡ ·IS. N o es factible extender a
. 1 d e v''d· a de los paises industnallza . .
todo el mundo el nlve d os,
ya sea me d .IOn ¡e u na amp ¡ IOCIOn . . de la producción, o bien
mediante la redlsl n'b uclon . . de los excedentes disponl'bi es a
.
n1vel mun d'lO 1 Y q ue de mamen to son consumidos de formo
.
d
totalmente desproporclon d a por las metrópolis. Puesto que
el pastel na da para Ia os, na es que los pueblos de la
pen. fena . no pu edan 0 btener, en principio una parte mós
. '
gran d e, SinO q ue eso de hecho, sólo sería así, cuan d o no
' .
dismi nuyera por e 11 o ¡ a part e correspondiente a las metropo-
lis.
.
Reformulemos este lmporta nte to una vez mas Y d e otra
b :: ���
·

manera: los producto sobra t a producción mundial, y


las materias pnmas tsponl l
� de forma l imitada, harían
'
posibl � a 1 genero h u mano su exts · ¡ ene ·, a , a un nivel de consu-
.

mo mas ba¡o, pero libre del cuadro si ntomático del Tercer


M u n d o (ha mbre, � nferme dades endémicas, paro mas tvo
.
etc .. . ) siempre q �e este estuviera o anizado en una sociedad
�;
democrática y stn clases. Pero p sto ue la especie existe
'
dentro de un Sistema naclona ¡ mundi l de sociedades de
: �
clase, es decir, en un SIStema d relaciones de explotación y
domi � i o nac.ional e tnte n ct 1 los centros del poder de
este Sistema �nternaCiona . � � �;�
e n t;an en sus manos, y al máxi­
m o posl'bl e, 1 os excedentes mun d.lO 1 es de producción y las
.
. pnmas E to no se d e be a la nl a l i cia falta de .
fi lantro-
mate nas . s '
pía o de mformoe�on/sen�t. . 'bil idad de las él ites dom�na ntes en
dichos centros - por constguten . te, e 1 cambio de esta situaCton
tampoco es cuesfton · · d e_ u na me¡or . .tn formac·, a· n ' educación, o
de seres h_uman �s _ me¡ re S u actuación no es de indole
� \
sub¡etiva, Sino ob¡ellva . n e la se manif i estan dos condic i ones
.
decisivas y caractenslicas del ser· en su función de clase
domi nante a ntvel economtco se deiine por el poder de dispo­

129
ner sobre la plusvalía, y, en la política, la razón de ser de esta
actuación se define por el afán de conservar su poder como
dominante. Puesto que la estabilidad política de cualquier
sociedad de clases - y por tanto la existencia de su élite de
poder - depende a medio plazo, sobre todo, del nivel de
abastecimiento de la población, cada clase dominante intenta
escoger para sí <das guindas del pastel que es el mundo».
Pero puesto que no hay guindas suficientes para todos, un
80% de la especie tiene que vivir de lo que deja el 20% de
«pueblos jefes». Y así se cierra el círculo.
Estas máximas de una racionalidad económica capitalista
formuladas por los políticos y tecnócratas naciondlsocialistas
no son expresión de su especial bajeza en comparación, por
ejemplo, con el discurso de las democracias liberales moder­
nas. Solamente documentan, sin ninguna manipul ación ni
amortiguación retórica del discurso del tipo de las que se dan
en el dominio liberal occidental, las inhumanidades del Cuar­
to Reich con los pueblos de la periferia, es decir, del Tercer
Mundo. Son más claras y por tanto más brutales. Y además
demuestran que los planificadores que actúan desde los des­
pachos de los dirigentes capitalistas saben muy bien que sus
promesas neocolonialistas de desarroll o para el Tercer Mun­
do Y ahora también para determinados países sócialistas
-

como Polonia y Hungría - representan un arma ideológica


excelente en la lucha internacional de clases, pero que no
ofrecen una perspectiva de desarrollo real para el Tercer
Mundo, es decir, para un 75% de la especie.
Si, por un lado, la élite alemana del poder quería pacificar
a sus trabajadores mediante la estrategia de la «aristocracia
obrera», que en términos económicos y sociales fu � cionaba
" gracias a los mecanismos de explotación de los pueblos de la
' periferia, por el otro, la nueva ordenación del mundo imperia­
lista debía de asegurar al gran capital alemán la tanto tiempo
deseada hegemonía en el macro-espacio económico europeo
y, si era posible, también en el mercado mundial. Sectores
dominantes del Gran Capital (IG Farben, Deutsche Bank etc.)
coincidieron en los elementos esenciales y el empuje de «un
macro-espacio económico europeo, ordenado según criterios
de auto-abastecimiento» que eran elementos estratégicos y
operativos imprescindibles para su real ización . A comienzos
de junio· de 1940, todavía antes de la capitulación de Francia,

1 30
la IG Farben preparó un documento de planificación para los
países ocupados donde se decía: «Hay que recordar que
nosotros, al elaborar la nueva ordenación, hemos seguido los
principios de la llamada política del macro-espacio decreta­
dos por el Gobierno. Al elaborar este documento estábamos
esperando la derrota completa de Francia y la posible capitu­
lación de Inglaterra>>.
En el mes de agosto la IG Farben presentó docu-mentos en
el Ministerio de Economía que se referían a los intereses de
las empresas químicas alemanas en el proceso de reordena­
ción de Francia, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Noruega,
Dinamarca, Inglaterra y del Imperio Británico. Documentos
sobre « Polonia y el Protectorado estaban también en prepara­
ción puesto que se estaban esperando decisiones básicas a l
respecto**>> ... «<os trabajos preparatorios para la verdadera
ordenación del macro-espacio europeo como tal, donde se
incluyen los países escandinavos, el espacio del Sudeste Euro­
peo y Suiza, han sido iniciados>>. Sin tapujos se reclama el
derecho al liderazgo alemán para el nuevo «espacio vital>> a
ordenar: «Tanto más justificado debe parecer atribuirle en la
planificación del macro-espacio europeo a las empresas quí­
micas alemanas otra vez el papel de líder que corresponde a
su nivel tecnológico, económico y científico>>. Y también los
planes con respecto al último rival serio, los EEUU, eran ine­
quívocos. El miembro del Consejo de Administración de IG
Farben, Georg van Schnitzler, declaró en octubre de 1945:
«Hay que recordar que nosotros conocíamos muy bien las
metas y las maneras políticas de proceder del Gobierno:
sabíamos que era la intención del Gobierno fortalecer su
posición frente a los países de fuera de Europa . Y esto signifi­
caba, naturalmente, frente a los EEUU, ya que eran, fuera de
Europa, el único país fuerte con el que tenía que contar Ale­
mania»43.
La variedad de medidas para la conquista económica del
macro-espacio y del mercado mundial era muy variada. Al
gran capital alemán se quería asegurar el estatus imperial
necesario, mediante la coordinación de los principales círcu­
los financieros, la gran industria, y de una política de interven­
ción estatal y capitalista. A estas medidas pertenecían, entre

**
De parte del Gobierno alemán, se entiende.

1 31
otras: «a) la penetración can capital alemán de empresas que
representaran una competencia dentro del bloque del Reich­
smark (marco imperial) con el fin de formar mayorías de
acciones alemanas y de situar a alemanes en los puestos
claves, etc ... b) asegurarse el monopolio de patentes, ventajas
impositivas especiales y ventajas en la localización para la
gran industria alemana; e) conseguir el monopolio sobre to­
das las fuentes centrales de materias primas; d) asegurarse el
monopolio en los cárteles de precios y contingentes del «ma­
cro-espacio» para poder comenzar desde a l l í la lucha por la
posición de líder en los cárteles internacionales»".
Como suele ser necesario generalmente en los proyectos
imperiales o imperialistas, también la estrategia hegemónica
y de superación de la crisis del Lebensraum tenia que estar
asegurada mediante medidas técnicas de dominación y de
terronsmo estata l. Una de las medidas concebidas y emplea­
das para ello era la geopolítica del hambre. Para despejar a
los conquistadores el «espacio oriental de colonización», los
pueblos que vivían allí tenían que correr la misma suerte que
los colonizados de Norteamérica, iban a ser, o bien liquida­
dos (los judíos, inti, etc. . ), o desplazados a territorios margina­
les, o convertidos en ilotas***. Según los planes del Reichssi­
cherungshauptamt (Organismo Central de Seguridad del
Reich), de los 45 mil lones de personas que en 1941/42 vivían
todavía al oeste de la frontera oriental del espacio de coloni­
zación alemana, 31 mil lones iban a ser deportados a Siberia y
el resto «convertidos en alemanes)) en 30 años.45
La suerte tercermundista pensada para ellos se puede de­
ducir de los documentos de planificación de los equipos de
coordinación política y económica para el «espacio oriental».
Estos partían del «hecho» de que el consumo de al imentos
había de ser reducido en el Este para que Alemania tuviera
bastante que comer. « Este hecho es la clave en la que se
tienen que apoyar nuestras medidas y nuestra política econó­
mica»46.
De forma consecuente se dividía al este en «Zonas silves­
tres» y «zonas de tierra negra))****, es decir en zonas de


" la casta de esclavos de Esparta.
**
"

n alemán Schworzerdegebiete, es decir, lns zonas fértiles co­


mo Ucronro.

132
subvenciones y de superávit. Los planificadores nacionalso­
cial istas se dieron cuenta de que los imperativos de su política
del «espacio vital>> significaban «necesariamente la destruc­
ción del equilibro económico existente en este momento en la
URSS . ... El tratamiento dado a las distintas zonas tendrá que
ser necesariamente distinto. Sólo se darán incentivos econó­
micos y se mantendrá el orden en aquellas zonas en las que
puedan ser explotadas reservas importantes de petróleo y
al imentos•>. Las zonas fértiles de superávit del Sur (por ejem­
plo Ucrania) ya no deberían ser disponibles para el resto de
la URSS en el futuro, sino que «tendrían que mirar hacia
Europa>>. Esto implicaba para el norte lo siguiente: «No existe,
con respecto a esta zona, un interés alemán por mantener una
fuerza productiva que exceda las necesidades de las tropas
estacionadas all í>>. Por tanto había que evitar también cual­
quier «transporte de alimentos del Sur fértil al Norte .. . Las
poblaciones de estas zonas (del Norte), especialmente de las
ciudades, se verán abocadas, por tanto, a grandes hambru­
nas, y será i mportante desviar a estas poblaciones hacia los
espacios siberianoS>>. Los intentos de salvar a estas poblacio­
nes, no incluidas en la política de ali mentación, «de la muerte
por inanición mediante el desvío de superávits del Sur, sólo
serian posibles a costa del abastecimiento de Europa. Esto
minaría las posibilidades de aguante de Alemania en la gue­
rra y evitaría una postura dura contra el bloqueo de Alemania
y de Europa. Esto tiene que estar clarísimo ... De allí se deduce
necesa riamente la muerte de la industria y de una gran parte
de las personas que habitan las zonas ahora subvencionadas
(de Rusia)>>47.
Para darse cuenta mejor de que hoy en día son las vastas
zonas del Tercer Mundo las que representan estas «zonas
subvencionadas» en las que «necesariamente se produce la
muerte de personas>>, sólo hace falta consultar las estadísticas
relevantes de la UNESCO sobre la mortandad infantil, las
expectativas de vida y las causas más corrientes de la muerte
en el Tercer Mundo, o combinar estos datos - para sal i rse de
este medio abstracta mente cuantitativo - con las imágenes de
las hambrunas en Africa que periódicamente se pueden ver en
las pantallas. Naturalmente esta muerte en las zonas sub­
vencionadas del Tercer Mundo no se planea directa y ad­
ministrativamente como en el caso de los tecnócratas nazis.

133
¿Quién se atrevería a acusar a los lideres económicos de
OCCidente de ello? La geopolítica del hambre se realiza en el

cap1ta 1 �mo liberal mediante el «mercado>>, es decir, mediante
la polihca de las empresas multinac ionales que siguen las
leyes del valor y de la renta máxima, y la de sus socios
capitalistas el FMJ ( �ando 0onetario Internaci onal) y el Banco
Mund1 � L Pero la d 1ferenc1a entre ambas situaciones es de
transm1s1on, Y no �e contenido:
las mismas estadísticas que
s1rv�n para descnb1r la � 'seria del Tercer Mundo pueden
serv1r de base para pronost1.cos estadísticas exactos acerca
_
del numero de personas que «necesariamente se mueren en
las �onas subvencionadas>> si los banqueras de Nueva York y
Tok1o, Londres y Frankfurt deciden aumenta r en un punto las
tasas _mternac1onales de interés.
En el momento presente, la situación actual es incluso más
rep�gn� nte � ue la h istórica descrita. Los naciona lsocialistas
pod1an ¡ushflcarse, hente a una acusación eventual, de mane­
ra demago. g�ea, med1ante el argumento de las necesidades de
la gue rra. P� ro los centros económicos internacionales de la
_
actual1d ad n1 se encuentran en estado de g uerra, ni padecen
u � a falta de al1mentos. Todo lo contrario, se derrochan sumas
g1ga ntescas e;n la destrucción de alimentos sobrantes y en
_
med1das destmad as a la reducción de la producción de ali­
m� ntos" El capital libe�al, a diferencia de la máquina ad­
:
mmls!rahva de destrucc1on del nacionalsacialismo, mata pri­
mordialmente ? través del me cado. Pero, puesto que Jos
aparatos 1de� /og¡cos de mdoctnn _r
ación del Mundo Libre cum­
plen su funoon a la perfección, la «muerte necesaria>> de Jos
seres humano s del Tercer Mundo no representa ningún escán­
dalo, smo sencillamente uno de estos cursos inevitables de las
cosas que suelen asolar al mundo.
Las limitaciones de las posibilidades de la educaci ón Ja
.
h1 !iJ 1ene, Y el cu1dado médico de los pueblos del «espdcio

on ��tal>>, _representa an otras medidas importantes de domi­
nac¡o�. H1tler declaro que «para el dominio de Jos pueblos
conqu1s tados del E ste ... el supremo principi o tenia que ser
co_rresponder al max1mo_ a sus deseos de libertad individu al
_
ev1tando cualqu1e r organización estatal y manteni endo d �
esta manera a los miembros de estos pueblos a un nivel
cultural /o más bajo posible>>".

134
En un tratado sobre «El Trato de los no-germánicos en el
Este>> Himmler consideró en junio de 1940 el tema de la esco­
larización como básica para la solución de todos estos pro­
blemas. El tema escolar era para él una cuestión de «revisión
y selección de la juventud. Para la población no-alemana del
Este no debían existir más de cuatro años de escolarización a
nivel de EGB. Las metas de esta enseñanza básica habían de
limitarse a : cálculos sencillos hasta un máximo de 500, saber
escribir ·el nombre propia ... Saber leer no hace falta para
'
nada. A parte de esto no debe funcionar ningún tipo de escue­
la en el Este>>50•
Las ideas de Hitler correspondían a las de su jefe de las SS:
«Sobre todo no debemos permitir que nuestros maestros se
acerquen a los territorios orientales. En este caso perderíamos
a los padre� y a los niños. Perderíamos a todo el pueblo
porque no les serviría para nada lo que les meten en la
cabeza. Lo mejor seria enseñarles sólo a hablar por señas. A
través de la radio se les da a las comunidades lo que más les
conviene: música sin l imites. Pero el trabajo intelectual no lo
deberían aprenden> 51•
De manera parecida al tema de un sistema educativo
coherente y estatal había que «evitar la creación de religiones
unitarias para grandes zonas rusas. Sólo puede ser nuestro
interés que cada pueblo tenga su propia secta, que desarrolle
sus propias ideas sobre Dios. Incluso nos convendría que se
formaran en algunos pueblos, de esta manera, cultos mágicos
como los tienen los negros y los indios. Esto aumentaría aún
más el número de elementos de separación en el espacio
ruso»52•
Si consultamos de nuevo las estadísticas de la UNESCO
vemos que en muchos paises del Tercer Mundo la educación
real de más de un 50% de la población no sobrepasa los 4
años propuestos como meta por Himmler, y esto a pesar del
inmenso crecimiento de las capacidades productivas durante
el último medio siglo. Por el otro lado, el fomento sistemático
de sectas oscurantistas y religiosas/fundamentalistas (Hare
Krishna, Moonies, etc... ) junto con el de determinados grupos
políticos que se autoproclaman marxistas pero cuya raison
d'étre consiste en sembrar la confusión y el nihilismo, es, como
sabe cualquier conocedor de la situación del Tercer Mundo y

135
r
r
de las Metrópolis un
método emp1 eado por
Imperialismo conÍempo excelencia por el
ráneo Para aprovecha
mundos, de gente equiv rse, en ambo s
ocada .rnge nua y srn
. . ' escrú p ulos.
Sr el n acro nalsocialismo co nsr.d e
capacida d de pensar �aba la adquisición de la
��
de co o . mrentos
puebl os de la periferi
del 111 Reich lo mism
: como rs uncr onal para
objetivos entre los
los intereses
" · ' o va 1"ra para la hig r·
h rgrene de los �ne: " E n cua nto a la
puebl os sometidos, n
nuestras conocimientos � nos rnteresa tra nsmitir
les
con 1 os ue es crear
un inmenso crecimient � íamos la base de
� d
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desea do por ellas mism o, lo c¡ ue n i siqui era
os sería
a cabo allí campañas Prohr be, por tan to, lleva
nosotros. Asimismo la .�
de sal ud h rgren_
e como las tenemos
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zonas sólo debe valer �
obl" torre ad e las
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pa : a bl a ron
vac unas en esta s
consi derar también com alema na ... Hay que
los puebl os sometidos �� :
o una nterra querer
hacer felices a
con nuestros canacrmre
po de la odontología . ntos en el cam­
Per h d ue proceder en este te
cuida do, para que la
llame la ate nción »"
� ��
dire ci e nuestras actua crone
ma con
s no les
. En un artíc ulo de un colaborador . '
d e la Agenc ra
rrca na para el Desa
naliona/ Development)
rrollo lntern cronal
� (U. S. A
Norteame­
gency for lnter­
1
publ reo a recre nteme
Tribune se p uede leer ' nte en el Hera/d
· nos ha n que «men os de 1a mr·ta d
a frrca sido vacu n 0 d os contra de 1 os niños
portantes que ya han las epr· d e ras más
·

sido erradic odas en � im-


dente » Y, además, que los parses de Occi­
: «los
. . africa nos que conta gran la mala-
rra resrstente a la clor
oqurnr na se mueren
que ' a «terapia fansid can frecuencia, ya
ar» resulta demas . a do
a pesar de que cues � ca ra para Africa ,
ta menos de d os d o l
ores» ,4 .
Permítanme insistir .
de nuevo · e1 d rscurs
hoy en día impensable o de Hitler sería
_ al menos en 1 o me .
Clan - pero las con d los d e com u nica -
(
· ·

secue ncias 1as realrd :


las mismas. ¿O se ades del sistema son
atrevería a gure n a
del poder de Occid afrrmar que a las élites
ente les ca usa moral
dolor de cabeza que : mente habla ndo más
a 1os lecnoc rata s · '
srs
· tema ntreg a, sin nazrs, �a ber que su
.e: posib ilida d de d efens a,
de los nrnos africanos a mas de la m itad
a la muer te por enfer
una muerte que se meda d epid émica
. podría ev¡tar con una
pocos penrq uesZ Sólo . fante vacu na que cu esta'
po d na .
·

mantener esta tesis.


u n srco del s · 1emo o un
rs n ecio

1 36
Como quedó claro en las declaraciones de Hitler que se
citaron más arriba, los planificadores del «espacio vital » atri­
buyeron la máxima importancia a la destrucción de la identi­
dad nacional de los «no germánicos del Este» mediante la
parcelación in extremis de su vida estatal, religiosa y social.
Hitler insistió en que <do única que se tiene que organizar en
los territorios rusos ocupados es el tráfico; puesto que hacer el
país accesible al tráfico representa la condición previa im­
prescindible para su control y explotación económica••". De
la misma manera había que «organizar la formación de nú­
cleos rurales de forma que no se pudieran desarrollar carac­
terísticas comunes entre pueblos colindantes••"·
Himmler describe la política del divide el impera en los
siguientes términos: «Quiero decir con esto que na sólo no
tenemos ninguna intención de unificar a los pueblos del Este,
sino, todo lo contrario, de dividirlos al máximo en un sinfín de
partes. Y, también, en cuanto a cada uno de estos pueblas no
nos interesa en absoluta l levarlos a la unidad y a la grandeza
transmitiéndoles a lo mejor, poco a poco, conciencia nacional
y una cultura nacional, sino todo la contrario, dividirlos al
máximo y disolverlos en partículas mínimas••" ·
También, en el caso de los pueblos del «espacio oriental>>
que se iban a integrar, se pretendía erradicar cualquier con­
ciencia nacional. Igual que los puritanos anglosajones, colo­
nizadores, querían «civilizar y convertir>> a aquellos indios
que no habían matado (lo civilize you, and make you as white
men58), los nazis pertendían l levar a cabo los procesos de
«civilización>> de los pueblos asimilables mediante su «germa­
nización>>. Himmler escribió en 1 940: «Dentro de muy pocos
-
años - me imagino que en 4 o 5 el término Kaschuben (un
pueblo eslava occidental, H.D.) tiene que ser desconocido
puesto que ya no habrá entonces un pueblo de este nombre
(esto se refiere de especial manera a la población de la Prusia
Occidental). En un espacio de tiempo alga más largo debería
ser también posible erradicar en nuestro territorio los nom­
bres de Ucranianos, GaraJes y Lemken. Lo mismo que se dice
sobre estas unidades étnicas minúsculas, vale, en un marco
algo más grande, para los Polacos••".
En aquellas zonas del «espacio vital >> en las que se preveía
la necesidad de servicios de las ilotas (por ejemplo en la

137
Gobernación Genero/ de Polonia)
se que ría tener una pob la­
ción «dis pon ible com o masa sin líde
res que podía proveer a
Ale man ia todos los años de trabajad
ores inm igrantes y mano
de obra para necesidades especia
les»60• «La cuestión de có­
mo cub rir con masas de trab ajad ores
las necesidades espon­
táneas de man o de obra, es fáci
l de contestar. Millones de
personas de la Gobernación Gen
eral y de otros países veci­
nos, en busca de una mej or exis
tencia, podrán y querrán
ofrecerse como man o de obra-61•
Naturalmente estaba claro
que no podía haber relación algu
na entre «ho mbres de este
tipo », es dec ir, los que habitan
esas reservas giga ntes de
man o de obra industrial, y «nu estr
o pue blo - igua l que ésta no
existe entre nosotros y los negros.
Esta idea tiene que ser
asim ilad a, a nive l sentimental, por
todos los alem ane s ... »62•

La esencia común de las estr


ategias imperialistas de
solución de la crisis:
Un aná lisis comparativo de las
pla nificaciones para el
Espacio Vital, la Gra n Area y la Ma
yor Esfera de Ca-prosperi­
dad demuestra que la esencia eco
nómica de los tres proyec­
tos imperialistas de salvación es
idéntica y que también exis­
ten coin cide ncia s imp ortantes con
respecto a elementos de su
sup erestructura.

1) La génesis de las tres estrateg ias


tiene su origen directo
- para el caso de Jap ón y de Ale man
ia - e indi recto - para el
caso de los EEU U - en la gra
n crisis mun dia l económica
capitalista de los años 30, que
resultó de la contradicción
capitalista clás ica entre los modos
de producción soc iale s y su
apropiación privada. Para evitar
la inestab ilida d política, re­
sultado de la crisis estructural eco
nómica y la amenaza revo­
luci ona ria en las metrópolis, las
élites del poder de las tres
potencias líde r dec idie ron amp liar
la zona hegemónica pro­
pia hasta que garantizara la «au
tarquía eco nóm ica» (econo­
mic self-sufficiency) de las met
rópolis. Como se dem ostró,
esto imp lica ba para la burguesía
imperialista alem ana , en su
esencia, el control de la Europa Con
tinental, del Este y Sudeste
Europeo. Para el imp eria lism o japo
nés estaban en juego Las
Indias Orientales hola ndesas, Ma
nch uku o, el norte de Chi na,

138
Corea, lndochina, Tailandia, Birmania, Malasia Filipinas y

algunas islas del Pacífico. Para los EEUU l ?s terntonos de la
Gran Area tal como se especificaron antenormente.

De forma correlativa este intento de salva ción económi­


.
co/político implicaba a nivel mi litar la autarquta de la defe ­ ¡
sa es decir, la imposibilidad de forzar un de_senlace n a
'
J
gu erra mediante el bloqueo, tal como esto habta ocurn. o en
. .
la primera gran guerra tmpenaltsta.
.
La expansión de la zona de explotación propta de parte de
los ·a
nar J establecida estructura de dommacton y �xp
liderada a nivel mundial, por el mund ? angl ?sa¡on.
�f�
' oneses y los alemanes significaba, no ?bstante, cuest �o­
� cton,
uevo

Orden ostulado por el imperialismo ¡opones y al <;n;an, . p e­ �
veía u � reparto del mundo en tres zonas hegemontcas, as
cuales eran explotadas de forma preferente par el poder
dominante respectivo y protegida cada una por una Doctnna
Monroe propia .
Como consecuencia de estas reivindicaciones de un Nuevo
Orden los EEUU se vieron enfrentados a las stgutentes alter­
¡
nativa ; : a) aceptar la propuesta de revisión global y onsenttr
de esta manera la pérdida de poder de Franctad lng a err y
Holanda, a cuya costa iba a ser el .aumento e po er e
� �
Japón y de Alemania, y renunciar al mtsma ttemp � a su sueno -
del Sigla Americano o, b) conservar la constelacton d � poder
anterior y mantener la meta deseada de la hegemonta mun­
dial·" Pero esto a costa de una guerra. Los EEUU se dectdteron
po, la segunda opción y el desarrollo de la guerra mundtol,
u al que la historia de la posguerra demuestran que esto fue,
Jesde el punto de vista de los élites norteamencanas, una
decisión estratégica acertada.

2) La existencia de una zona hegemónica iba a �ompaña a


de una estructura jerárquica de metropolts - satelttes, en a


cual /os pueblos lim ítrofes tenían que cumpltr tres functon s en
un sistema de reparto dependiente del traba¡o: l . Pra UCII.
materias primas, alimentos y productos baratos para l a me­
t . o 1 " . 2 Consumir los productos mdustnales de los ·: pue­
�: � .
� � s,; y, 3. Servir como reserva gigantesca de un e¡erctto

de ano de obra industrial. Un sistema de mecantsmos de
mercado (the lerms of lrade - «las condiciones del comercto •· 1
y de carácter adm
inistra tivo (siste ma del
fijado s por la admi nistra clearing, precio s
ción) funci onaba com o
esclusas, por las cuales cauces con
se transfería los exce
pueb las de la perife ria dentes de las
a las metrópolis.

3) El terc er elem ento


comú n de los proyectos
en su varia nte fascista, impe rialistas
milita rista y demo crátic o
de asegu rarles a las era el intento
altas
altos media nte una explo burgu esías unos ben eficios muy
tació n labo ral más dura
feren cia acele rada de y la tran s­
los ben eficios, proc
nas hege mónicas ampl eden tes de las zo­
iada s. Al mismo tiemp
crea r una <<aristocra cia o se intentaba
obre ra» en las metróp
ciara a las tende ncias olis que renu n­
revolu ciona rias contra
cido, a camb io de su el orde n estab le­
pacificaci ón e integ ració
de un aume nto de su n aco mpaña da
nivel de vida.

4) Tambi én en el ámbi
to ideol ógico había , en
dencia s sorp rende ntes parte, coinc i­
entre las distin tas élites
japo neses (tal com o impe riales . Los
hem os visto más arriba
ale manes , fund aron su ), igual que los
derec ho a conseguir una
anterior orde n mundi revis ión del
al y una estru ctura de
tripo lar en los prin cipios domin io mund ial
de la Doct rina Monr
desde hace más de l OO oe pract icada
años por los EEUU . Así,
los razon amie ntos de por ejemp lo,
Carl Schm itt (un desta
fasci sta en el camp o cado ideó logo
del derec ho) se basa
Mon roe com o «pre cede n en la Doctrina
nte de un princi pio
macro -espa cio en el Dere con carácter de
cho Inter nacio nal («Or
Derecho Internacio nal
del macro -espa cio con denaci ón del
de interv enci ón para la proh ibició n
potencias aiena s a la
miento que debía legiti zona ))), un razo na­
mar y legal izar, en el
cho Internaci onal, el marco del Dere ­
«mac ro-espacio del
Euro pa», donde el Impe Centro y del Este de
rio Alem án ejercía la
ra nosotros es decisiv hege monía . «Pa­
o que la Doctrina
1 823, es la prime ra Monro e, origi nal de
decla ració n en la histo
Inter nacio nal mode rno ria del Dere cho
que habla de un macro
estab lece para este mac -esp acio y que
ro-esp acio el prin cipio
venci ón poro pote ncias de la no inter­
ajenas a él . . Des de el
del Dere cho Inter naci . punt o de visto
onal Científ ico, el espa
politi cas no se pued en cio y las ideas
sepa rar. Para nosotros
polit ices en el vacío, ni existe n idea s
ni, al revés , espa cios
c i a l e s, vacío s de o conce ptos espa ­
ideas . Una idea políti
ca definib le se apoy
a
140
.
necesanamente en u n determinado pueblo y tiene la mirada
.
puesta en un deh��mlna d o a dv e a io así adquiere entonces
la calidad de poll l ico . . . . E s q u e
�� �
ú cÍ eo de la gran Doctrina
. · . . .
Monroe ongma 1 ' un verdadero pnnc1 p lo de macro-espacio,
._ ..
representa 1? un ion e ntre u p ueblo que despierta politlca­
..
� �
mente, una Idea pollti O y n macro-espacio dominado por
.
esta idea donde se exc uyen In tervenciones extranjeras . N o la
Doctrina Monroe en SI,_ Sino e. ste, s u n ú cleo, la idea de un
orden para un acro - espacio basa do en el Derecho lnterna-
.
f
cional, es trans en"bl e a o Iros �spacios, otras situaciones h ISto­
. .
.
.
neos y otras com binaciones d e a m"l gos - enemigos . . . Qu tero
insistir otra vez, que no es nuest �·a intención proponer oqul una
·

;
.

Doctrina Monroe Alemana, .lnO qu simp lemente estamos


descubriendo el nucleo sf1 ICO d o e la Doctrina Monroe
� J
original, es decir la Idea e q ue ia in t ervencián de potencias
. . ado por otra es inadmiSI-
a¡enas en un macro-espaCIO d omtn .
. .
ble en termtnos d e 1 Derecho . ·
lnternaclona 1 ,, " .
. .
Ambos, el impenal lsmo a le mon y e1 ·a ones, hablaban
correctamen t e, en termmos h 1ston co s , d �� n Nuevo Orden
. .
que quenan es ta bl ece r . .Puesto que l os EEUU no persegu1an
.
.
nlngun N uevo 0 1·den ' s1no e 1 m antenimiento del status qua
.
con o 1 gunos ca mbiOS O SU fOVOI. ' su discurso del "espaCIO ·
. . ones de probada ef1cac1o .
vital" se l .l n1 1·ta b a 0 las pos1c . d e
� 1
1776/89 más a lgunos e leme os d e 1 E todo social (las cuatro
:
l i bertades), es decl l· se l lnl lta a a l a d fensa de estas posicio­
.
nes frente a 1 a taqu e del total1tammo.
.
La movilizoclon de .Ideo 1 og íos nacional istas y anticolonla-
. .
listas constituyo. o t1. o elemento comun o los tres proyectos
.
imperio ¡ ·1stos. L os aponeses quei iOn desplazar de su zona d e
·

.
1 l pete
.

e x plotación la con"' � .
O h e ge mOnica angloomencana,
·I
franceso y holandesa, me IOn te l a l"'lovi lizaci O n de sentimien­
.
tos de identl·d a d naclon 0 l y reg1ona 1 · "' As IO pma los asiáticos"'
era, por tan t o, uno de los 1 emas .d 1 e ola · gicos centrales de su
.
discurso propagandtSt �
. lco. D lo mismo manera " Europa poro
_ s ) " o el·o poro los nazis . Puesto que
los europeos (germanlco __

. .
las elites d e po d el. ang l oome1 1Cona s ten ían que defender un
. . .
impeno colonial un iVel. sa 1 , su ideología para la dom i i10CIOn
no se podio l i mitm a un mocro- es j� �; �
. geopolítico especifico .
Adoptaron, en consecuencla , , o �- , geneml de defensa y
. .
propogoclon . d e 1 os vo lores d emocl.o t.cos
1 y de lo civil izoclon
' do ­
occidental, contra l o b Ol·barie militol· ista Y fascista . Ei ver

1 -1 1
dero contenido de este discurso se iba a explicar a los pueblos
de las colonias después de 1 945 mediante bombas y napalm.
Un último elemento común de las tres estrategias imperia ­
listas para superar la crisis era que, a lo largo del tiempo,
cambiaban las dimensiones de sus espacios y los métodos y
formas de su imposición. Los territorios previstos para la ex­
pansión, ocupación y explotación aumentaban o disminuían
en las mesas de los planificadores según los éxitos obtenidos
o los reveses sufridos por sus ejércitos. En los momentos cum­
bres de los respectivos éxitos nacionales, milita res, los planes
regionales para los macro-espacios mostraban la tendencia a
convertirse en diseños a nivel mundial . Pero esta suerte sólo
estaba reservada para la Gran Area. Los tecnócratas nazis
iban reduciendo sus planes más soberbios lentamente a di­
mensiones más realistas, a partir de 1943, como consecuencia
de las derrotas militares. Los programas maximalistas de 1940
se convertían así, poco a poC01 en planes para una «Comuni­
dad Económica Europea» , liderada por· Alemania, lo que,
desde el punto de vista actual, representaba para el capital
alemán una perspectiva del macro-espacio y de la explota­
ción a nivel mundial indiscutiblemente más realista que aque­
lla basada en la expansión militar y que fracasó poco antes de
11\'gar a las puertas de Moscú.

la realización del N uevo Orden Internacional:

Con el fin del gran conflicto imperial, la política norteame­


ricana pasó de la fase de planificación estratégica del orden
internacional de la posguerra a su fase de realización. En
vista de que las condiciones para su realización estaban cam­
biando rápidamente, se precisaba de un equipo que pudiera
desarrollar un concepto homogéneo de los intereses estraté­
gicos y de política exterior norteamericana y que pudiera
imponerlos a nivel mundial. Eso era necesario debido a las
derrotas o el debilitamiento, respectivamente, de los anterio­
res centros imperialistas (Alemania, Inglaterra, Francia, Ho­
landa, Italia, Bélgica y Japón} que habían causado vacíos de
poder locales, debidos al despertar nacional de las masas

1 42

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