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1955, AÑO QUE MARCÓ LA HISTORIA DE TAMPICO

En el mes de septiembre de 1955, la historia de Tampico quedó


marcada por un trágico suceso, conocida como "La Tragedia de
1955" ésta comenzó con las constantes lluvias propias de la
temporada, aunado al caudal que trajo el Huracán Gladis, el azote
directo del Huracán Hilda y finalmente las torrenciales lluvias y el
caudal arrojado por el Huracán Janet, haciendo en conjunto que se
registrara la inundación más asombrosa del siglo que hasta el
momento se conociera en el mundo entero, trayendo como
consecuencia que la región y principalmente a Tampico fuera
declarada Zona de Desastre.

Todo inició a partir del mes de junio cuando se dejaron sentir


constantes lluvias en la zona, mismas que fueron aumentando poco
a poco el caudal de ríos y lagunas. Para agravar aún más la
situación, el 3 de septiembre el Huracán Gladis aún cuando se
disolvió en el Golfo de México produjo grandes precipitaciones
pluviales en la región provocando inundaciones en las partes bajas
de Tampico.

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A mediados del mes de septiembre se anunciaba en la prensa la
formación del Huracán Hilda, acontecimiento que no alarmó a los
habitantes de la ciudad, ya que se pensaba que no sería tan fuerte
o bien que eran pocas las probabilidades de que afectara a la
ciudad, sin embargo nada estaba más lejos de la verdad.

Fue hasta las 23:00 Hrs. que la radio de PEMEX informaba que el
ciclón entraría en pocas horas a Tampico, lamentablemente la
población se encontraba dormida, es así que entre 2 y 3 de la
madrugada del 19 de septiembre, el Huracán Hilda entró a tierra
por esta ciudad alcanzando vientos superiores a los 270 kilómetros
por hora desplazándose tierra adentro hacia el poniente, arrasando
a su paso los poblados y rancherías de las Huastecas Tamaulipeca,
Veracruzana y Potosina. El vértice o parte central del huracán pasó
sobre Tampico entre las 4:15 y 5:50 AM del día 19 de septiembre
habiendo registrado el barómetro una depresión máxima de 728
milímetros. Centenares de casas y chozas no pudieron resistir los
terribles vientos que produjo la embestida del huracán,
aumentando como consecuencia el número de damnificados a
11,432 personas.

Durante las horas en las cuales el ciclón Hilda azotó el puerto, los
buques, chalanes, lanchas y todo tipo de embarcaciones sufrieron
grandes daños al romper sus amarras y golpearse unos con otros,
siendo algunas de ellas arrastradas por la corriente hasta Las
Escolleras o hasta alta mar. Al terminar la embestida del huracán
Tampico se quedó sin comunicación y sin energía eléctrica viéndose
afectadas sus instalaciones industriales y portuarias.

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La precipitación pluvial fue de menor intensidad y duración que la
provocada por el Huracán Gladis, pero las grandes marejadas
ocasionadas por este ciclón, motivaron mayores desbordamientos
de ríos y lagunas agravando considerablemente la situación del
Puerto y la región.

El 29 de septiembre aún cuando la población no se recuperaba del


asombro causado por la embestida del Huracán Hilda, el Huracán
Janet entró a tierra por Tuxpam, Veracruz, disolviéndose al chocar
con la Sierra Madre Oriental, descargando gran cantidad de agua
sobre la cuenca de los Ríos Pánuco, Pantepec y sus afluentes,
creciendo su cauce. Se estima que la corriente llevaba 18 millas por
hora bajando por los grandes torrentes de agua una gran cantidad
de árboles y ramas que arrasaban con todo a su paso provocando
inundaciones terribles en los puertos de Tuxpam y Tampico.

Las autoridades advirtieron a la población sobre el peligro que se


corría pero nunca se pensó que fuera a causar una inundación de
esta magnitud, el desbordamiento de los ríos y lagunas así como el
de la Presa La Esperanza motivó que se inundara casi el 50% de la
ciudad, la fuerza de la corriente levantaba las casas desde sus
cimientos provocando que se formara una barrera que impedía el

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libre flujo del agua llegando a niveles nunca antes vistos, las aguas
del Pánuco se cruzaron con la Laguna del Carpintero
desapareciendo las colonias aledañas. Los mercados municipales
fueron tapados casi en su totalidad, el agua llegaba hasta la Plaza
de la Libertad inundando la mayoría de la zona comercial, las calles
eran ríos con una fuerte corriente, las partes bajas de la ciudad
quedaron totalmente inundadas teniendo que buscar la gente
resguardo en las azoteas de los edificios.

La cresta de la inundación registró un nivel de 5.88 metros sobre la


marea media máxima en el Puerto de Tampico, sobrepasando en
1.30 metros el máximo nivel alcanzado con la inundación de 1933
haciendo estragos en aproximadamente 6,400 Km2 lo que afectó a
más de 250,000 personas habitantes de Tampico, Cd. Madero y la
región sur de Veracruz y algunas poblaciones de San Luis Potosí
aumentando el número de damnificados tan solo en Tampico a
52,530 personas lo que representaba el 50% de la población total.
A pesar de que Cd. Madero sufrió también los embates del huracán
destruyendo la mayor parte de sus viviendas, la inundación solo
afectó los terrenos pegados al Río Pánuco, gracias a ello pudo dar
refugio a más de 30,000 afectados.

La falta de comunicaciones, corriente eléctrica y agua potable,


convirtió la situación en caótica mereciendo el calificativo de "gran
desastre". La situación de las poblaciones vecinas fue realmente
dramática al encontrarse cortadas las carreteras, como en el caso
de Pánuco, Ver. a cuyos pobladores para satisfacer sus necesidades

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más elementales hubo que llevarles víveres y medicinas por medio
de lanchas que navegaron río arriba sorteando los peligros
causados por el río y lo que éste traía. La agricultura y la ganadería
se vieron muy afectadas estimándose una pérdida durante del
desastre de 20,000 cabezas de ganado.

Los habitantes de Tampico trataban de dejar la


ciudad lo cual resultaba casi imposible ya que
se encontraba totalmente incomunicada por
tierra. Sus límites llegaban a lo que ahora
conocemos como Zona Dorada, alcanzando el
agua 4 metros a la altura de "7 Leguas"
teniendo que cruzar en lancha hacia el
aeropuerto que por encontrarse en la parte alta
no estaba inundado. El paso hacia el estado de
Veracruz que se hacía por medio de chalanes
era imposible por la fuerza de la corriente y lo
que traía a su paso, la carretera Tampico-
Monterrey estaba cortada así como la Tampico-
Valles.

Inmediatamente después de desencadenarse esta tragedia, se


trasladaron a este Puerto el presidente de la república Don Adolfo
Ruiz Cortines, el Ing. Eduardo Chávez Secretario de Recursos
Hidráulicos, el Gobernador del Estado Lic. Horacio Terán, quienes
junto al Presidente Municipal de Tampico Manuel A. Ravizé
coordinaron esfuerzos con la Marina y la Armada de México para
prestar ayuda inmediata a la población. Jóvenes marinos se
dedicaron a rescatar a las personas que se encontraban atrapadas
en las azoteas de los edificios, también trabajaron en el acarreo de
víveres y agua potable o bien efectuaron labores de vigilancia en
las zonas de peligro. Para aliviar el dolor causado por los ciclones y
las inundaciones, la Cruz Roja Mexicana llevó a cabo una ardua
labor brindando más de 40,000 curaciones, consultas médicas y
aplicaciones de vacunas..

Invaluable fue la ayuda inmediata proporcionada por la Cruz Roja


Norteamericana presidida por el Sr. Carlos Paterne en su sección de
desastres, que auxiliados por gigantescos aviones C-46 de la
Fuerza Aérea de EUA realizaron diariamente entre 2 y 3 viajes,

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trayendo a esta ciudad desde Harlingen, Texas designada como
base temporal para estas operaciones de auxilio, mercancías
diversas por valor superior a los $78,000.00 dlls. (casi un millón de
pesos mexicanos) que aliviaron en gran medida la angustiosa
situación de los damnificados.

Otra ayuda que cabe destacar en el salvamento y auxilio a nuestro


pueblo afectado, es la ofrecida por la Armada de EUA cuyo
portaviones Saipan, al mando del Comandante del Quinto Distrito
Naval de los EUA con base en Panamá, Contralmirante Edward
Miles, llegó a nuestras costas el sábado 1° de octubre anclando a 8
millas de La Bocana. Su primera acción fue efectuar un
reconocimiento de la zona afectada en compañía del Comandante
Luis Cueto Ramírez, Comandante de la VIII Zona Militar, para luego
realizar una junta en donde definirían las acciones a seguir
coordinadamente entre las tropas norteamericanas con los 14
helicópteros de su portaviones y las tropas mexicanas,
definiéndose como su base las instalaciones del Country Club, hoy
Club Campestre de Tampico. Desde el primer día, los helicópteros
hicieron vuelos de reconocimiento por las cuencas de los Ríos
Pánuco y Tamesí aprovechando para llevarles víveres y medicinas a
quienes se encontraban incomunicados. Más adelante llegó el
portaviones Siboney y el destructor Basset.

Como reconocimiento a la invaluable ayuda prestada en este


terrible evento por la Armada de Estados Unidos, el 18 de octubre
de 1955 le fue entregada al Contralmirante Milton Edward Miles el
Águila Azteca, máxima presea de México, corriendo la ceremonia a
cargo del Subsecretario de Marina Ing. Naval Alfonso Poiré Ruelas
en representación del presidente de la república, teniendo como

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testigos al General Cueto, al Senador Manuel Guzmán Willis y como
invitados de honor al embajador de EUA en México Sr. Francis
White y a la Sra. Wilma Slinton de Miles.

Al bajar el nivel de las aguas se presentó un terrible panorama;


casas destruidas, calles arrasadas, industrias en ruinas, cuerpos de
personas y animales sin vida, escombros y una gran cantidad de
deshechos esparcidos por doquier que no causaron más daño
gracias a la oportuna intervención de la Secretaría de Salubridad
que frenó todo tipo de epidemias en la zona.

Es difícil saber a cuanto ascendieron las pérdidas humanas durante


la catástrofe, algunos estiman que en la región fueron cerca de diez
a doce mil el número de muertos pero la cifra nunca se conocerá
debido a que muchos se perdieron en el mar y la mayoría tuvo que
ser cremados para evitar brotes de epidemias.

Fueron días de angustia y dolor para los habitantes de Tampico y


las ciudades vecinas, días que dejaron honda huella en todos los
que se vieron afectados pero también en todos los que participaron
con su esfuerzo y noble disposición en las labores de salvamento y
ayuda para el pueblo afectado pero gracias a la ayuda recibida, al
arduo trabajo por parte de las autoridades y a la fortaleza y
entusiasmo de los tampiqueños la reconstrucción de Tampico y la
región afectada se logró en mucho menos tiempo del esperado.

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