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1-Menciona qué técnica narrativa se pone de manifiesto en este fragmento.

Explica en
qué consiste.

En la primera parte de El Quijote, cuando Alonso Quijano regresa vapuleado de su primera


salida, el ama y la sobrina piden al barbero y al cura (licenciado en Sigüenza) que quemen
los libros de la biblioteca, a los que acusan de haber secado el cerebro del hidalgo. El cura y
el barbero suben a la biblioteca y comienzan a elegir los libros que irán a la hoguera, de los
que se salvan pocos: Amadís de Gaula, Tirant Lo Blanc, La Galatea, del propio Cervantes, y
poco más.

—Este es —siguió el barbero— el Cancionero de López Maldonado1.

—También el autor de ese libro —replicó el cura— es grande amigo mío, y sus versos en su
boca admiran a quien los oye, y tal es la suavidad de la voz con que los canta, que encanta.
Algo largo es en las églogas, pero nunca lo bueno fue mucho; guárdese con los escogidos.
Pero ¿qué libro es ese que está junto a él?

—La Galatea2 de Miguel de Cervantes —dijo el barbero.

—Muchos años ha que es grande amigo mío ese Cervantes, y sé que es más versado en
desdichas que en versos. Su libro tiene algo de buena invención: propone algo, y no concluye
nada; es menester esperar la segunda parte que promete: quizá con la emienda alcanzará del
todo la misericordia que ahora se le niega; y entre tanto que esto se ve, tenedle recluso en
vuestra posada, señor compadre.


Gabriel López Maldonado: poeta toledano fallecido en 1615, miembro de la Academia de
los Nocturnos de Valencia y autor de  El Cancionero, publicado en Madrid en 1586, que
recoge dos composiciones poéticas de Cervantes.

La Galatea: novela de Miguel de Cervantes publicada en 1585 en Alcalá de Henares con el
título Primera parte de La Galatea, dividida en seis libros. El autor habla de sí mismo al citar
«la segunda parte que promete», pues Cervantes nunca llegó a escribirla.
2-Lee los siguientes fragmentos y citas de la obra. Señala los temas que figuran en ellos.

Fragmento 1:

Don Quijote alzó los ojos y vio que por el camino que llevaba venían hasta doce hombres a
pie, ensartados, como cuentas, en una gran cadena de hierro por los cuellos, y todos con
esposas a las manos. Venían asimismo con ellos dos hombres de a caballo y dos de a pie; los
de a caballo, con escopetas de rueda, y los de a pie, con dardos y espadas; y que así como
Sancho Panza los vido, dijo:

-Ésta es cadena de galeotes, gente forzada del rey, que va a las galeras.

-¿Cómo gente forzada? -preguntó don Quijote-. ¿Es posible que el rey haga fuerza a ninguna
gente? […]. Aquí encaja la ejecución de mi oficio: desfacer fuerzas y socorrer y acudir a los
miserables.
 

Fragmento 2:

En decir que maldecía mi fortuna dijiste mal, porque antes la bendigo y bendeciré todos los
días de mi vida, por haberme hecho digno de merecer amar tan alta señora como Dulcinea del
Toboso.

Fragmento 3:

—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.

—Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener
algunos de casi dos leguas.

—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son
gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que,
volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.

—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos
son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a
entrar con ellos en fiera y desigual batalla.

Fragmento 4:

Has de saber, amigo Sancho Panza, que fue costumbre muy usada de los caballeros andantes
antiguos hacer gobernadores a sus escuderos de las ínsulas o reinos que ganaban y yo tengo
determinado de que por mí no falte tan agradecida usanza, antes pienso aventajarme en ella.

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