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lectio divina
para cada día del año

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Lectio divina GIORGIO ZEVINI y PIER GIORDANO CABRA (eds.)
para cada día del año
Plan general de la colección

LECTIO DIVINA
PARA CADA DÍA DEL AÑO
*1. Adviento
*2. Navidad
*3. Cuaresma y Triduo pascual
*4. Pascua

Ferial - Tiempo Ordinario - año par (sem. 1-8)


Ferial - Tiempo Ordinario - año par (sem. 9-17) volumen 4
Ferial - Tiempo Ordinario - año par (sem. 18-25)
Ferial - Tiempo Ordinario - año par (sem. 26-34)

Ferial - Tiempo Ordinario - año impar (sem. 1-8) Tiempo de pascua


Ferial - Tiempo Ordinario - año impar (sem. 9-17)
Ferial - Tiempo Ordinario - año impar (sem. 18-25)
Ferial - Tiempo Ordinario - año impar (sem. 26-34)

Domingos - Tiempo Ordinario (A)


Domingos - Tiempo Ordinario (B)
Domingos - Tiempo Ordinario (C)

* Publicados.

EDITORIAL VERBO DIVINO


Avda. d e P a m p l o n a , 41
3 1 2 0 0 Estella ( N a v a r r a ) E s p a ñ a
2001
En este volumen han colaborado: La liturgia de la Palabra
Para la lectio divina (leccionario festivo):
en el Tiempo de pascua
ANNA MARIA CÁNOPI y
COMUNIDAD DE LA ABADÍA BENEDICTINA MATER ECCLESIAE,
ISOLA S. GIULIO.

Para la lectio divina (leccionario ferial):


GIORGIO ZEVINI (lectio del evangelio);
PTER GIORDANO CABRA (todas las partes restantes)

Para la presentación litúrgica de la Palabra:


GIANFRANCO VENTURI

1. El misterio de La pascua
Traducción: e n el corazón del hombre actual
MIGUEL MONTES
La vida como «paso»: morir-para-resurgir
Siempre que ha sido posible, el texto bíblico se ha tomado de la
Biblia de La Casa de la Biblia. La vida está marcada por el movimiento, es un conti-
nuo «pasar». Desde el estado embrionario pasamos al
de feto: morimos como embrión y resurgimos como
feto. Si no sucediera esto, estaríamos ante la muerte
verdadera. Del mismo modo, llegamos a niños sólo
cuando dejamos el seno materno muriendo a la con-
dición de feto. Y lo mismo cumple decir de todos los
sucesivos «pasos».
Todo -el hombre, la naturaleza, la historia, el progre-
so...- está marcado por el signo del «pasar» desde una
situación de partida a la siguiente. Es preciso abando-
nar u n a posición («morir» a ella) si queremos conquis-
tar otra («resurgir», asumir la nueva posición): es una
condición de vida, una ley a la que nada se sustrae. Lo
que se define como «hilemorfismo pascual», preten-
© 2000 by Editrice Queriniana, Brescia - © Editorial Verbo Divino, diendo dar a entender que la pascua, concebida como
2001 - Es propiedad - Printed in Spain - Impresión: GraphyCems, «paso», como un «morir-para-resurgir», está inscrito en
Villatuerta (Navarra) - Depósito legal: NA. 593-2001 todo, y nada se sustrae a su influjo.
ISBN 84-8169-457-6
Tiempo de pascua La liturgia de la Palabra 7
6

Cada hombre, sea creyente o no, vive marcado por la el paso definitivo a la vida eterna. En efecto -escribí"
pascua. Con todo, existe un problema: ¿no será acaso san Pablo-, «Cristo resucitó de entre los muertos como
este continuo paso el indicio de u n carácter incompleto primicia de los que murieron. Porque, habiendo venido
por parte del ser humano? ¿Hasta cuándo continuará? por un hombre la muerte, también por un hombre viene
¿Tendrá un término? ¿Nos conduce el último paso a la la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo
muerte definitiva (el fracaso) o a la vida que no termi- que por Adán mueren todos, así también todos revivirán
na, es decir, a la plenitud? en Cristo. Pero cada cual en su rango: Cristo como primi-
cia; luego los de Cristo en su venida» (1 Cor 15,21-23).

La fiesta, celebración de la vida


2. El misterio de la pascua,
El hombre confía a la fiesta la respuesta a estas pre- proclamado e n la liturgia
guntas. En efecto, «toda fiesta es u n a afirmación, u n sí
a la vida, un juicio favorable sobre nuestra existencia y E L LECCIONARIO DOMINICAL Y FESTIVO
sobre la del m u n d o entero» (J. Mateos). Quien celebra
u n a fiesta no dice: «Todo h a terminado», «Todo carece El misterio del domingo de pascua: los evangelios
de sentido». Quien celebra u n a fiesta vive en la abun-
dancia - d e alimento, de dones...-, ya n o le preocupa En el segundo domingo de pascua, Jesús, que se hace
el tiempo... En la fiesta, y a través de varios signos, presente de nuevo en medio de los apóstoles como el
manifiesta el hombre la confianza que tiene en alcan- (primer) domingo de pascua, consagra el ritmo domini-
zar y pregustar ya hoy como primicia la «plenitud de cal y revela su sentido: es el día en que el Señor se hace
la vida». presente en medio de la comunidad reunida, le habla
La fiesta es el lugar de la memoria y de la esperanza. para revelarle el sentido de las Escrituras, le hace expe-
En la memoria aparece la historia personal y colectiva rimentar - c o m o a santo Tomás- su misterio pascual y le
en su designio orgánico y recibe la luz necesaria para da la paz.
sus distintos momentos. La memoria nos impulsa ha- En el tercer domingo, prosiguiendo la revelación del
cia el futuro y mantiene despierta la expectativa de la misterio del «primer día después del sábado», se mani-
plenitud de la vida. fiesta Jesús en la fracción del p a n a los viajeros (ciclo
A), en el acto concreto del comer (B) y en la prepara-
ción de la mesa a quienes echan la red porque él lo
La pascua de Cristo ilumina la vida del hombre
dice (C).
El misterio de la pascua de Cristo brinda u n a res- En el cuarto, y siempre revelando el misterio del do-
puesta a las preguntas del hombre. El Señor Jesús, con mingo, se manifiesta Jesús resucitado como Señor y
su resurrección, nos dice que el continuo «pasar» no pastor que habla a los suyos y los reúne (A) los salva
tiene como término final la muerte, sino la vida. Y en (B), dando por ellos su propia vida (C). En este do-
la fiesta nos anticipa y nos hace vivir, c o m o primicia, mingo se celebra el día de las vocaciones.
8 Tiempo de pascua La liturgia de la Palabra 9

En el quinto domingo se manifiesta Jesús como «Ca- Si quisiéramos reducirlo todo a u n esquema, podría-
mino, Verdad y Vida» (A), como «Vid verdadera» (B) que mos presentar de este modo las diferentes etapas cine
da el mandamiento del amor (C). La Iglesia vive de este hemos perfilado:
mandamiento (así en los tres ciclos: A-B-C). - la comunidad de los que creen en Cristo, muerto y
En el sexto domingo, Jesús resucitado da a la comu- resucitado, surge con unas características bien pre-
nidad el mandamiento del a m o r (A-B-C) y promete el cisas, presentadas a través de los «compendios» de
don del Espíritu (A) a todos (B), como guía de la Igle- los capítulos 2 y 4 de los Hechos de los Apóstoles
sia (C). El a m o r y el Espíritu hacen de la Iglesia la nue- (segundo domingo);
va Jerusalén, templo del Señor (C). - la predicación de los apóstoles se centra en Cris-
El día de la ascensión, antes de subir al cielo, envía to muerto y ahora resucitado (tercer y cuarto do-
Jesús sus apóstoles al m u n d o como sus testigos. En mingo);
este misterio revela el destino del hombre y de la his- - la comunidad se recoge y se organiza: tiene lugar
toria. Como es sabido, esta solemnidad se celebra en la elección de los diáconos y comienza el ministerio
España el séptimo domingo de pascua. En el Lecciona- apostólico de Pablo y Bernabé (quinto domingo);
rio para la Iglesia universal, sin embargo, en el sépti- - el anuncio de salvación se extiende a los paganos gra-
mo domingo, Cristo, glorificado por el Padre (A), no cias a la acción del Espíritu Santo (sexto domingo).
abandona a los suyos; les hace partícipes de sus dones;
ora al Padre para que los guarde en la verdad (B) y en
la unidad (C) mediante la fuerza del a m o r y del Espí- Las segundas lecturas
ritu.
Las segundas lecturas anuncian la resurrección de
En Pentecostés, por último, el Espíritu Santo lleva a Cristo y su presencia en medio de los suyos (desde el
cabo la plenitud de la pascua de Cristo por medio de la segundo al quinto domingo), así como el don del Espí-
Iglesia. Los apóstoles, empujados por el poder de Jesús ritu (sexto domingo y domingo de Pentecostés).
resucitado y por la fe en Él, parten para su misión en el Se leen la Primera carta de Pedro (A), que es la
mundo. catequesis bautismal de Pedro, donde se presentan las
exigencias morales que derivan del b a u t i s m o ; la
catequesis de Juan sobre el mandamiento del amor (B),
Las primeras lecturas: el misterio de la comunidad pascual y la visión de la glorificación de Cristo según el Apoca-
lipsis (C).
Durante este tiempo no se lee el Antiguo Testamento.
La razón de esto es que el tiempo de la «profecía» ha
pasado y está presente la realización de la misma. La Lecturas para una mistagogia
lectura continua de los Hechos de los Apóstoles traza el
camino paradigmático de la Iglesia: su aparición, su or- El conjunto de las lecturas, y en particular los evan-
ganización, su desarrollo. gelios y las segundas lecturas, constituye el esqueleto de
Tiempo de pascua La liturgia de la Palabra I I
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la mistagogia pascual: el sentido del domingo; la euca- 3. El misterio de la pascua,


ristía como presencia del Resucitado que explica las Es- celebrado e n la liturgia
crituras y rompe el pan; Jesús, buen pastor, puerta del
redil y guía para quien cree en Él; las exigencias que de- En apariencia, el Tiempo pascual se presenta como
ben seguir quienes se han adherido a Cristo, el Señor, a un conjunto de fiestas. Sin embargo, en realidad es
través de la fe; escuchar-practicar su palabra: en parti- como una única gran fiesta, «el sacramento de los cin-
cuenta días», esto es, un acontecimiento que comienza
cular, vivir el mandamiento del amor; la perspectiva fi-
el día de pascua, resurrección de Jesús, pasa a través de
nal de la glorificación en Cristo.
su ascensión-glorificación y culmina con la efusión del
Espíritu Santo en Pentecostés. Este día lo viven todos
los cristianos, y en particular los neófitos y los peniten-
E L LECCIONARIO FERIAL
tes, como una fiesta prolongada, anticipo de la fiesta sin
fin, al son del canto del aleluya. A su luz, y partiendo de
En el Leccionario ferial se recogen los temas de los esta experiencia, los cristianos interpretan toda la his-
domingos. toria como lugar donde tiene lugar el gran duelo entre
La primera lectura está tomada de los Hechos de los la vida y la muerte, pero donde acaece también el triun-
Apóstoles en forma de lectio semicontinua: se trata de fo de la vida.
la narración en clave teológica de la vida de la Iglesia,
Por eso se convierte esta fiesta en afirmación de la
que se va implantando poco a poco. La primera y so-
vida, renovada por la resurrección de Cristo. El cristia-
lemne revelación es que, tras la muerte y resurrección
no vive con la seguridad de que ahora es radicalmente
del Señor, se ofrece el Espíritu a todos {Pentecostés). El
libre, sin tener que temer ya nada por su vida. Esta fies-
Espíritu guía a la Iglesia para que vaya rompiendo las ta se vive en una alegría prolongada junto a los otros
numerosas barreras que los hombres levantan de con- hermanos en la fe y se explícita en muchos otros moti-
tinuo entre ellos. Se manifiestan diferentes resisten- vos de fiesta: fiesta de la comunidad parroquial, de las
cias, pero - a partir del primer concilio de Jerusalén- la primeras comuniones, de la confirmación, de las orde-
Iglesia se hace autónoma del judaismo, aunque no sin naciones, del final del año catequético, del mes de Ma-
que se produzcan continuas tensiones, para convertir- ría, del día de la madre...
se en luz de todo el m u n d o y en sal de la tierra.
Los acontecimientos que se narran y los discursos
que los acompañan hacen aparecer, como en filigrana, 4. El misterio de la pascua,
la fuerza del Espíritu. vivido en la vida de cada día

La historia, compuesta siempre a partir de odios, desen- Vivir la resurrección, hoy, significa proclamar con fe
cuentros y sangre, continúa. Pero aquellos que aceptan vivir que Jesús, muerto por nuestros pecados» (1 Cor 15,20)
a diario en la luz de la pascua pueden creer y participar aho- «ha resucitado de entre los muertos» (1 Cor 15,20) y que
ra en esta tendencia de la historia humana, que camina con-
tra corriente: en el Espíritu que hace germinar ya desde aho- «El que vive... vive por los siglos de los siglos» (Ap 1,17s).
ra un mundo de amor (R. Johanny). Ésa era la convicción de los primeros testigos: «Pues
12 Tiempo de pascua La liturgia de la Palabra 13

bien, tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto de la existencia y también el de la creación, dado que la
es lo que habéis creído» (1 Cor 15,11). Y resulta decisiva: resurrección se extiende a toda la realidad cósmica. Este
«Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, va- aspecto está muy bien expresado por el apóstol Pablo:
cía también vuestra fe» y «¡somos los hombres más dig- «Sabemos, en efecto, que la creación entera está gimiendo
nos de compasión!» (1 Cor 15,14.17-19). Ésta es la pre- con dolores de parto hasta el presente. Pero no sólo ella;
dicación de los apóstoles que se nos propone de nuevo también nosotros, los que poseemos las primicias del Espí-
en las lecturas del tiempo pascual (primeras lecturas de ritu, gemimos en nuestro interior suspirando por que Dios
los ciclos A-B-C y segundas lecturas del ciclo C). nos haga sus hijo y libere nuestro cuerpo. Porque ya esta-
mos salvados, aunque sólo en esperanza» (Rm 8,22-24a).
La resurrección de Cristo representa asimismo el
paso obligado del hombre para llegar a la «esperanza Las actitudes fundamentales del cristiano durante
viva» (1 Pe 1,3). Y se trata de una garantía (Hch 17,31). este tiempo han de ser:
En efecto, «5/ hemos muerto con Cristo, creemos que - la alegría expresada en el canto del aleluya: esta ac-
también viviremos con él, sabiendo que Cristo, una vez titud nace de la fe en que Cristo ha resucitado de ver-
resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que dad y que nos ha hecho partícipes de su resurrección,
la muerte no tiene ya señorío sobre él» (Rm 6,8s). E in- así como de la continua presencia del Resucitado en
cluso: «Una vez resucitado con Cristo» debemos «buscar medio de los suyos, como indica el cirio pascual, que
las cosas de arriba» (Col 3,1). Nuestra resurrección con permanece encendido siempre durante estos cin-
Cristo encuentra en Él su fundamento y su cumpli- cuenta días;
miento, y se apoya en la certeza de que Cristo ha resu- - la libertad vivida en los sacramentos pascuales: el
citado de entre los muertos de una vez para siempre. En cristiano da testimonio de ella y se compromete en la
Jesucristo hemos pasado nosotros de la muerte a la liberación de sus hermanos;
vida. Ahora bien, ese paso de la muerte a la vida -esta fe - la comunión fraterna: Cristo, con su sacrificio, ha
en Jesús, basada en una certeza- debemos vivirlo en la hecho de todos los hombres u n solo pueblo, derri-
esperanza (véanse las segundas lecturas del ciclo A). bando toda división, y ha purificado a su Iglesia. To-
El carácter problemático de la experiencia cristiana, dos los que han accedido a la fe pascual forman un
el aspecto trágico de la existencia h u m a n a y la tensión solo corazón y una sola alma en la alabanza a Dios
entre el ya y el todavía no de la historia de la salvación por su salvación y en el servicio a los hermanos.
nos sitúan entre esta certeza y el paso obligado por la
La celebración de la eucaristía, durante este tiempo
esperanza en la vida. ¿Cómo vivir esta situación? ¡Con el pascual, significa en particular reconocer todas las ma-
amor! En efecto, «sabemos que hemos pasado de la muerte nifestaciones del Jesús resucitado en su Iglesia: hacer-
a la vida porque amamos a los hermanos» (1 Jn 3,14; nos instrumentos de estas manifestaciones, como miem-
véanse las segundas lecturas del ciclo B). bros del pueblo sacerdotal; dar gracias al Padre por la
Una vez arraigados en la resurrección de Cristo, de- continua presencia entre nosotros de Jesús resucitado.
bemos vivir en el Resucitado toda la realidad humana,
con sus alegrías, sus sufrimientos y sus luchas. Y, asi-
mismo, en esa resurrección debemos descubrir el sentido
Domingo de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 10,34a.37-43

En aquellos días tomó Pedro la palabra y dijo:


- Verdaderamente ahora comprendo que Dios no hace dis-
tinción de personas." Ya conocéis lo que ha ocurrido en el
país de los judíos, comenzando por Galilea, después del bau-
tismo predicado por Juan. 3S Me refiero a Jesús de Nazaret, a
quien Dios ungió con Espíritu Santo y poder. Él pasó hacien-
do el bien y curando a los oprimidos por el demonio, porque
Dios estaba con él. 39 Nosotros somos testigos de todo lo que
hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. A él, a quien ma-
taron colgándolo de un madero, 40 Dios lo resucitó al tercer
día y le concedió que se manifestase 41 no a todo el pueblo,
sino a los testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros
que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre
los muertos. 42 Él nos mandó predicar al pueblo y dar testi-
monio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos.
43
De él dan testimonio todos los profetas, afirmando que todo
Por lo que se refiere a las ferias del Tiempo Pascual, y el que cree en él recibe el perdón de los pecados por medio de
su nombre.
durante las tres primeras semanas, daremos prioridad a
la lectura de los Hechos de los Apóstoles en el enfoque de
la lectio divina; durante las restantes semanas, en cam- »*• Pedro, lleno del Espíritu Santo, resume en un den-
bio, daremos prioridad al evangelio de Juan. so y escultural discurso todo el itinerario de Jesús de
16 Tiempo de pascua Domingo de pascua VI

Nazaret. Por medio de Pedro, que ya ha dejado caer las Segunda lectura: Colosenses 3,1-4
barreras de la estricta observancia judía, llega por pri-
mera vez a los paganos el anuncio de la salvación -el Hermanos: Así pues, ya que habéis resucitado con Cristi>,
-kerigma-. Muchos de estos paganos llegan a la fe por- buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado ;\ \:\
derecha de Dios. 2 Pensad en las cosas de arriba, no en las de
que su corazón está abierto a la escucha. la tierra. 3 Habéis muerto, y vuestra vida está escondida con
Al relatarnos este discurso nos transmite Lucas algu- Cristo en Dios; 4 cuando aparezca Cristo, vuestra vida, enton-
nos fragmentos auténticos del ministerio de la «prime- ces también vosotros aparecéis gloriosos con él.
ra evangelización» de la Iglesia naciente. El tema de la
predicación es único: la persona misma de Jesús de Na- **• En la Carta a los Colosenses - u n a de las llamadas
zaret, el Mesías consagrado por Dios en el Espíritu San- «cartas de la cautividad»-, la reflexión de Pablo, que parte
to (v. 28). Los apóstoles pueden atestiguar que Jesús, como siempre del acontecimiento pascual (cf. Col 1,12-14),
durante su vida terrena, hizo milagros, curó a enfermos, llega a captar las dimensiones cósmicas del misterio de
liberó del maligno a los que estaban bajo el poder de Cristo, denominado con algunos atributos fundamenta-
Satanás. Con todo, la fe, el impulso misionero y la in- les. Es creador junto con el Padre (1,16), primogénito de
contenible alegría de sus discípulos proceden de la ex- la creación y nuevo Adán (1,15), cabeza del cuerpo que es
periencia del misterio pascual, del encuentro con Cris- la Iglesia y redentor del mundo (1,16-20). El cristiano,
to resucitado, al que creían muerto para siempre. por medio del bautismo, que le hace partícipe de la muer-
Y de eso mismo d a n testimonio: aquel Jesús que, re- te y resurrección del Señor, mediante una vida de fe que
chazado, murió crucificado, «Dios lo resucitó», ratifi- lleva a su pleno desarrollo el germen bautismal, se con-
cando así la verdad de su predicación. Es importante vierte en miembro vivo de Cristo. Esto trae consigo no
sólo el compromiso de renunciar al pecado para cami-
señalar que la resurrección está atribuida aquí a Dios y
nar en una vida nueva, sino también una orientación re-
no al propio poder de Cristo; eso es lo que atestigua la
suelta a las realidades celestes, sostenida por la con-
antigüedad de este fragmento kerigmático.
ciencia de nuestra propia identidad de hijos de Dios,
Y Pedro insiste en su fogosidad: no se trata de fábu- peregrinos a la ciudad eterna, hacia la que, por una par-
las o sugestiones, sino de u n a realidad tan concreta que te, tiende, mientras que, por otra - e n Cristo resucitado-,
puede ser descrita con dos términos muy cotidianos: se encuentra ya.
«Comimos y bebimos con él». Jesús se ha manifestado a De ahí la necesidad de elegir bien y de buscar «las
«a los testigos elegidos de antemano por Dios», pero esta cosas de arriba», de acuerdo con una vida resucitada,
elección está orientada a una apertura católica, univer- celeste. De ahí procede asimismo la invitación a pres-
sal. Los apóstoles han recibido el encargo de anunciar, cindir de todo lo que vuelve la vida demasiado exterior
porque todos deben saber que Dios ha constituido juez y vacua (3,3). El cristiano ha muerto «a las cosas de la
de vivos y muertos (cf. Dn 7,13; Mt 26,64) al Crucifica- tierra» y vive escondido en Aquel que vive. Cuando
do-Resucitado, que, mediante su propio sacrificio, ha Cristo se manifieste en la gloria, entonces se revelará
obtenido la remisión de los pecados para todo el que también, a los ojos de todos, la belleza espiritual de
cree en él (w. 42s). aquellos que, actuando por la fe en adhesión a Cristo
Tiempo de pascua Domingo de pascua I"
18

en la vida diaria, han encontrado en él la unidad y la de suerte que pueda presentarse a Dios con piuvztt \
plenitud (3,4). autenticidad, como el pan nuevo de la pascua (v. 8).

O bien:
Evangelio: Juan 20,1-9

El domingo por la mañana, muy temprano, antes de salir


Segunda lectura: 1 Corintios 5,6b-8
el sol, María Magdalena se presentó en el sepulcro. Cuando
vio que había sido rodada la piedra que tapaba la entrada, 2 se
Hermanos: ¿No sabéis que un poco de levadura hace fer- volvió corriendo a la ciudad para contárselo a Simón Pedro y
mentar toda la masa? 7 Suprimid la levadura vieja y sed masa al otro discípulo a quien Jesús tanto quería. Les dijo:
nueva, como panes pascuales que sois, pues Cristo, que es - Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dón-
nuestro cordero pascual, ha sido ya inmolado. 8 Así que cele- de lo han puesto.
bremos fiesta, pero no con levadura vieja, que es la de la mal- 3
Pedro y el otro discípulo se fueron rápidamente al sepul-
dad y la perversidad, sino con los panes pascuales de la sin- cro. 4 Salieron corriendo los dos juntos, pero el otro discípulo
ceridad y la verdad. adelantó a Pedro y llegó antes que él. 5 Al asomarse al interior
vio que las vendas de lino estaban allí, pero no entró. 6 Siguién-
dole los pasos llegó Simón Pedro, que entró en el sepulcro 7 y
**• El encuentro con Cristo resucitado y vivo deter- comprobó que las vendas de lino estaban allí. Estaba también
mina la conducta moral del cristiano, libre ahora de el paño que habían colocado sobre la cabeza de Jesús, pero no
u n sistema de normas más o menos severas o detalla- estaba con las vendas, sino doblado y colocado aparte. 8 En-
das. Por eso, Pablo, sin forzar las cosas en modo algu- tonces entró también el otro discípulo, el que había llegado
no, puede remitirse al misterio pascual cuando consi- primero al sepulcro. Vio y creyó. 9 (Y es que, hasta entonces,
los discípulos no habían entendido la Escritura, según la cual
dera que debe intervenir con autoridad firme en
Jesús tenía que resucitar de entre los muertos.)
ciertas situaciones lamentables que se dan en la co-
munidad de Corinto.
Pablo, refiriéndose al rito de la pascua judía, que Je- **• Los discípulos, antes de encontrar al Señor resuci-
sús llevó a cabo como memorial de su propia muerte tado, pasan por la dolorosa experiencia de la tumba vacía:
salvífica, recuerda la costumbre de quemar antes de la constatan la ausencia del cuerpo de Jesús. El cuarto
fiesta toda la levadura vieja, en cuanto signo de co- evangelista subraya sobremanera este elemento, intro-
rrupción que no debe contaminar la vida nueva (v. 7). duciendo una dialéctica de visión-fe-visión espiritual
que recorre de manera creciente los capítulos 20-21,
Vosotros mismos -dice a los corintios- debéis ser pan
puro, nuevo, que Cristo consagra con la ofrenda de sí interpelando también al lector y a todos aquellos que
mismo. Él es la verdadera pascua, el cordero inmolado, creen sin haber visto (20,29). En esta perícopa se expre-
cuya sangre nos protege del exterminador (Ex 12,12s). sa esto mismo mediante el uso de tres verbos diferentes,
El cristiano, consciente del alcance de ese sacrificio, está traducidos en nuestro texto por «ver y comprobar», y
llamado a vivir en la novedad, eliminando de su corazón que indican matices diferentes (w. 1.5; v. 7; v. 8).
el fermento de las viejas costumbres, de los pequeños y Los relatos de la resurrección se abren con dos preci-
de los grandes vicios con los que muestra connivencia, siones cronológicas: «El domingo por la mañana» y
20 Tiempo de pascua Domingo de pascua .'I

«muy temprano, antes de salir el sol». El día inicial de fe oscura, como muestran el v. 9 y la continuación del
una nueva semana se convertirá así en el comienzo de relato. De éste se desprende que la fe no es, para el hom-
una creación nueva, en verdadero «día del Señor» (dies bre, una posesión estable, sino el comienzo de un cami-
dominica), en el que la fe amorosa, no iluminada toda- no de comunión con el Señor, una comunión que ha tío
vía por la luz del Resucitado, camina, a pesar de todo, ser mantenida viva y en la que hemos de ahondar más y
en la oscuridad y va más allá de la muerte. más, para que llegue a la plenitud de vida con él en el
María Magdalena es el prototipo de esta fidelidad. Al reino de la luz infinita.
llegar al sepulcro -probablemente no sola, como mues-
tra el plural del v. 2 b - «captó con la mirada» (blépei, v. 1) O bien se pueden leer los evangelios de la vigilia pascual
que la piedra que tapaba la entrada había sido rodada. (véase vol. 3): Mateo 28,1-10; Lucas 24,13-35.
Como dominada por la realidad que ve, no se da cuen-
ta de nada más, y corre enseguida a denunciar la au-
sencia del Señor a Pedro -cuya importancia en los acon- MEDITATIO
tecimientos pascuales es realzada por toda la tradición-
y «al otro discípulo a quien Jesús tanto quería», proba- «Mi alegría, Cristo, ha resucitado.» Con estas pala-
blemente el mismo Juan a quien remonta la tradición bras solía saludar san Serafín de Sarov a quienes le vi-
del cuarto evangelio. Este último fue el primero en lle- sitaban. Con ello se convertía en mensajero de la alegría
gar al sepulcro, pero no entró enseguida; también él pascual en todo tiempo. En el día de pascua, y a través
«captó con la mirada» (blépei, v. 5) primero las vendas del relato evangélico, el anuncio de la resurrección se
mortuorias de lino. Llega Pedro, entra y «se detiene a con- dirige a todos los hombres por los mismos ángeles y,
templar» (theoréi, v. 6) las vendas «mortuorias» -lo que después de ellos, por las piadosas mujeres a la vuelta del
permite pensar que se habían quedado en su sitio, afloja-
sepulcro, por los apóstoles y por los cristianos de las ge-
das por estar vacías del cuerpo que contenían- y el suda-
neraciones pasadas, ahora vivas para siempre en El que
rio que cubría el rostro, enrollado en u n lugar aparte.
vive. Sus palabras son u n a invitación, casi u n a provoca-
El evangelista nos suministra unas notas preciosas. ción. Esas palabras hacen resurgir en el corazón de
Resulta significativa la diferencia entre estos detalles cada uno de nosotros la pregunta fundamental de la
y los correspondientes a la resurrección de Lázaro vida: ¿quién es Jesús para ti? Ahora bien, esta pregunta
(11,44). El lento examen a que somete la mirada de se quedaría para siempre como una herida dolorosa-
Pedro cada detalle particular dentro del sepulcro vacío mente abierta si no indicara al mismo tiempo el cami-
crea u n clima de gran silencio, de expectante interroga- no para encontrar la respuesta. No hemos de buscar en-
ción... «Entonces entró también el otro discípulo, el que tre los muertos al Autor de la vida. No encontraremos a
había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó» (v. 8). El Jesús en las páginas de los libros de historia o en las
verbo usado aquí es éiden; para comprender su signifi- palabras de quienes lo describen como uno de tantos
cado basta con pensar que de él procede nuestra pala- maestros de sabiduría de la humanidad. Él mismo, libre
bra «idea». Ahora el discípulo, al ver, intuye lo que ha ya de las cadenas de la muerte, viene a nuestro encuen-
sucedido. Pasa de la realidad que tiene delante a otra tro; a lo largo del camino de la vida se nos concede en-
más escondida, llega a la fe, aunque se trata aún de u n a contrarnos con él, que no desdeña hacerse peregrino
22 Tiempo de pascua Domingo de pascua \

con el hombre peregrino, o mendigo, o simple hortela- A ti queremos acercarnos en esta mañana de pascua,
no. Él, el Inaprensible, el totalmente Otro, se deja en- con los pies desnudos de la esperanza, para tocarle con
contrar en su Iglesia, enviada a llevar la buena noticia la m a n o vacía de la pobreza, para mirarte con los ojos
de la resurrección hasta los confines de la tierra. puros del amor y escucharte con los oídos abiertos de la
E n consecuencia, sólo hay una cuestión importante de fe. Y mientras, angustiados, vamos hacia ti, invocamos
verdad: ponernos en camino al alba, no demorarnos más, tu nombre, que resuena como música y como canto en
encadenados como estamos por los prejuicios y los lo más íntimo de nuestro corazón, donde el Espíritu,
temores, sino vencer las tinieblas de la duda con la es- con gemidos inefables, llora nuestro dolor y con dulzura
peranza. ¿Por qué no habría de suceder todavía hoy y vigor nos envía por los caminos del amor.
que encontráramos al Señor vivo? Más aún, es cierto
que puede suceder. El modo y el lugar serán diferentes,
personalísimos para cada uno de nosotros. El resulta- CONTEMPLATIO
do de este acontecimiento, en cambio, será único: la
transformación radical de la persona. ¿Encuentras a Estarás en condiciones de reconocer que tu espíritu
un h e r m a n o que no siente vergüenza de saludarte di- ha resucitado plenamente en Cristo si puede decir con
ciendo: «Mi alegría, Cristo ha resucitado»? Pues bien, íntima convicción: «¡Si Jesús vive, eso me basta!». Estas
puedes estar seguro de que ha encontrado a Cristo. ¿En- palabras expresan de verdad una adhesión profunda y
cuentras a alguien entregado por completo a los herma- digna de los amigos de Jesús. Cuan puro es el afecto que
nos y absolutamente dedicado a las cosas del cielo? Pues puede decir: «¡Si Jesús vive, eso me basta!». Si él vive,
bien, puedes estar seguro de que ha encontrado a Cris- vivo yo, porque mi alma está suspendida de él; más aún,
to... Sigue sus pasos, espía su secreto y llegará también él es mi vida y todo aquello de lo que tengo necesidad.
para ti esa hora tan deseada. ¿Qué puede faltarme, en efecto, si Jesús vive? Aun cuan-
do me faltara todo, no m e importa, con tal de que viva
Jesús... Incluso si a él le complaciera que yo me faltara
ORATIO a mí mismo, me basta con que él viva, con tal que sea
para él mismo. Sólo cuando el amor de Cristo absorba
Haz, Señor, que también nosotros nos sintamos lla- de este modo tan total el corazón del hombre, hasta el
mados, vistos, conocidos por ti, que eres el Presente, y punto de que se abandone y se olvide de sí mismo y sólo
podamos descubrir así el valor único de nuestra vida en se muestre sensible a Jesucristo y a todo lo relaciona-
medio de la inmensa multitud de las otras criaturas. do con él, sólo entonces será perfecta en él la caridad
Danos un corazón humilde, abierto y disponible, para (Guerrico de Igny, Sermo in Pascha, i, 5).
poder encontrarte y permitir que nos marques con tu
sello divino, que es como u n a herida profunda, como ACTIO
u n dolor y u n a alegría sin nombre: la certeza de estar
hechos para ti, de pertenecerte y de no poder desear Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
otra cosa que la comunión de vida contigo, nuestro «Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de
único Señor. arriba» (Col 3,1).
24 Tiempo de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Lunes


En el fluir confuso de los acontecimientos hemos descubierto un de la octava de pascua
centro, hemos descubierto un punto de apoyo: ¡Cristo ha resucita-
do! Existe una sola verdad: ¡Cristo ha resucitado! Existe una sola
verdad dirigida a todos: ¡Cristo ha resucitado!
Si el Dios-Hombre no hubiera resucitado, entonces todo el mun-
do se habría vuelto completamente absurdo y Pilato hubiera tenido
razón cuando preguntó con desdén: «¿Qué es la verdad?». Si el
Dios-Hombre no hubiera resucitado, todas las cosas más preciosas
se habrían vuelto indefectiblemente cenizas, la belleza se hab na
marchitado de manera irrevocable. Si el Dios-Hombre no hubiera
resucitado, el puente entre la tierra y el cielo se habría hundido
para siempre. Y nosotros habríamos perdido la una y el otro, por-
ue no habríamos conocido el cielo, ni habríamos podido defen- LECTIO
3 ernos de la aniquilación de la tierra. Pero ha resucitado aquel ante
el que somos eternamente culpables, y Pilato y Caifas se han visto
cubiertos de infamia.
Un estremecimiento de júbilo desconcierta a la criatura, que Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2,14.22-32
exulta de pura alegría porque Cristo ha resucitado y llama junto a
él a su Esposa: «¡Levántate, amiga mía, hermosa mía, y ven!». El día de Pentecostés, Pedro, en pie con los once, levantó la
Llega a su cumplimiento el gran misterio de la salvación. Crece la voz y declaró solemnemente:
semilla de la vida y renueva de manera misteriosa el corazón de - Judíos y habitantes todos de Jerusalén, fijaos bien en lo que
la criatura. La Esposa y el Espíritu dicen al Cordero: «¡Ven!». La pasa y prestad atención a mis palabras.
22
Esposa, gloriosa y esplendente de su belleza primordial, encontrará Israelitas, escuchad: Jesús de Nazaret fue el hombre a quien
al Cordero (P. Florenskij, // cuore cherubico, Cásale Monferrato 1999, Dios acreditó ante vosotros con los milagros, prodigios y señales
pp. 172-174, passim). que realizó por medio de él entre vosotros, como bien sabéis.
"Dios lo entregó conforme al plan que tenía previsto y determi-
nado, pero vosotros, valiéndoos de los impíos, lo crucificasteis
y lo matasteis. 24 Dios, sin embargo, lo resucitó, rompiendo las
ataduras de la muerte, pues era imposible que ésta lo retuviera
en su poder, 25 ya que el mismo David dice de él:
Tengo siempre presente al Señor,
porque está a mi derecha
para que yo no vacile.
26
Por eso se regocija mi corazón,
se alegra mi lengua
21
y hasta mi carne descansa confiada;
porque no me entregarás al abismo,
ni permitirás que tu fiel
vea la corrupción.
28
Me enseñaste los caminos de la vida,
y me saciarás de gozo en tu presencia.
26 Octava de pascua Lunes 27

29
Hermanos, del patriarca David se os puede decir franca- Ellas se acercaron, se echaron a sus pies y lo adoran ni,
mente que murió y fue sepultado, y su sepulcro aún se con- 10
Entonces Jesús les dijo:
serva entre nosotros. ,0 Pero, como era profeta y sabía que - No temáis; id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea,
Dios le había jurado solemnemente sentar en su trono a un allí me verán.
descendiente de sus entrañas, " vio anticipadamente la resu- 11
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guar-
rrección de Cristo y dijo que no sería entregado al abismo, ni dia fueron a la ciudad y comunicaron a los jefes de los sacer-
su carne vería la corrupción. " A este Jesús Dios lo ha resuci- dotes todo lo ocurrido. 12 Éstos se reunieron con los ancianos
tado, y de ello somos testigos todos nosotros. y acordaron en consejo dar una buena suma de dinero a los
soldados, " advirtiéndoles:
- Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron su
**• El discurso de Pedro en Pentecostés presenta el cuerpo mientras dormíais. '4 Y si el asunto llega a oídos del
kerigma, el anuncio fundamental: Jesús, hombre acre- gobernador, nosotros le convenceremos y responderemos por
ditado por Dios en vida con milagros de todo tipo, fue vosotros.
15
rechazado por los hombres. Pero Dios ha confirmado la Los soldados tomaron el dinero e hicieron lo que les
justedad de su causa y le ha expresado su aceptación habían dicho, y ésta es la versión que ha corrido entre los
exaltándolo con la resurrección. El sello de Dios sobre judíos hasta hoy.
Jesús, tanto en vida como en su muerte, está completo.
Es más, todo estaba previsto en el plan de Dios, como se *+• El pasaje bíblico narra dos encuentros diferentes:
deduce del Sal 15, donde expresa David su esperanza de el primero, entre Jesús y las mujeres, cuando éstas iban
no verse abandonado a la corrupción de la muerte. Lo de camino para llevar el mensaje de la resurrección a
que no llegó a realizarse en David, se realiza ahora en los discípulos (w. 8-10); el segundo, entre los sumos sa-
Jesús de Nazaret, al que Dios resucitó de entre los muer- cerdotes y los guardianes del sepulcro, que se dirigen a
tos. «Y de ello somos testigos todos nosotros.» Pedro los jefes del pueblo para informarles de las cosas que
anuncia hechos reales, como la vida ejemplar de Jesús; han pasado (w. 11-15). El hecho central sigue siendo la
su muerte como obra conjunta de los presentes y de los tumba vacía, y, sobre ésta, Mateo nos ofrece dos posi-
paganos; su resurrección; el testimonio de los apóstoles. bles interpretaciones: o bien Jesús ha resucitado, o bien
Todo ello forma parte del plan de Dios diseñado en las ha sido robado por sus discípulos. Al lector le corres-
Escrituras. El pasaje ofrece, por tanto, un ejemplo de la ponde la fácil elección, que no es, ciertamente, la de la
primera predicación apostólica, centrada en Jesús de Na- mentira organizada por los sumos sacerdotes, sino la
zaret, sobre su extraordinario acontecimiento humano, del testimonio dado por las mujeres. A ellas les dice Jesús:
sobre la responsabilidad de quienes le rechazaron, so- «Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me
bre la absoluta presencia de Dios en su vida. verán» (v. 10). El acontecimiento de la resurrección es
un hecho sobrenatural, y sólo la fe puede penetrarlo,
como es el caso de la fe de las mujeres, discípulas y
Evangelio: Mateo 28,8-15 mensajeras de Cristo resucitado.
No es difícil ver en el texto el trasfondo de una polé-
En aquel tiempo, las mujeres salieron a toda prisa del se-
pulcro y, con temor pero con mucha alegría, corrieron a llevar mica entre los jefes del pueblo y los discípulos de Jesús
la noticia a los discípulos. " Jesús salió a su encuentro y las en torno a la resurrección de Jesús. Mateo escribió su
saludó. evangelio cuando todavía estaba vivo el contraste cu lio
Octava de pascua Lunes 29
28

la comunidad cristiana del siglo I, que con la resurrección también a mí, también a nosotros, «de las aladmas </<• la
del Señor ve inaugurados los tiempos del m u n d o nuevo muerte», de la última y de las penúltimas; de quien sabe
e inaugurado el Reino de Dios basado en el amor, y las que ahora su amor está en acción para llevarlo lodo ha-
autoridades judías, que, una vez más, rechazan a Jesús cia la Vida.
como Mesías, esperando a otro salvador. Me pregunto hoy si soy apóstol y si lo soy como Pe-
La resurrección será siempre u n signo de contradic- dro o bien a mi manera, como anunciador inconsciente
ción para todos y cada uno de los hombres: para los que de mensajes, ideas y pensamientos más bien periféricos
están abiertos a la fe y al amor, es fuente de vida y sal- respecto al hecho fundamental de la resurrección.
vación; para los que la rechazan, se vuelve motivo de
juicio y condena.
ORATIO

MEDITATIO Al comienzo de este tiempo pascual, un tiempo apos-


tólico, quiero rogarte, Señor, que, por la intercesión de
María, hagas crecer en mí un corazón de apóstol. Haré
«Vosotros le matasteis, pero Dios le ha resucitado»:
mías aquellas hermosas palabras del padre Lelotte: «Se-
ésta es la primera predicación apostólica, y es y será la
ñora nuestra, reina de los apóstoles, tú diste a Cristo al
perenne predicación de la Iglesia basada en los apósto-
mundo. Fuiste apóstol de tu Hijo por primera vez lle-
les. Pedro y la Iglesia existen para repetir a lo largo de
vándolo a Isabel y a Juan el Bautista, presentándolo a
los siglos este anuncio. Un anuncio sorprendente, aun-
los pastores, a los magos, a Simeón. Tú reuniste a los
que no de u n a idea, sino de u n hecho inimaginable, im-
apóstoles en el retiro del cenáculo, antes de su disper-
previsible, que contiene toda la dimensión negativa de sión por el mundo, y les comunicaste tu ardor. Concé-
la historia y toda la dimensión positiva de la voluntad deme un alma vibrante y generosa, combativa y acoge-
de Dios, que reasume todo el poder destructivo de la dora. Un alma que me lleve a dar testimonio, en cada
maldad h u m a n a y todo el poder de reconstrucción de la ocasión, de que Cristo, tu Hijo, es la luz del mundo, que
bondad ilimitada de Dios. sólo él tiene palabras de vida y que los hombres encon-
Soy apóstol en la medida en que anuncio esta reali- trarán la paz en la realización de su Reino».
dad, me siento identificado con este anuncio, tengo el
valor de descubrir y de repetir, en las mil formas dife-
rentes de la vida diaria, que el mal ha sido vencido y que CONTEMPLATIO
será vencido, que el amor ha sido y será más fuerte que
el odio, que no hay tinieblas que no puedan ser vencidas Nuestro Redentor aceptó morir para liberarnos del
por el poder de Dios, porque Cristo ha resucitado, «pues miedo a la muerte. Manifestó la resurrección para sus-
era imposible que la muerte lo retuviera en su poder». Soy citar en nosotros la firme esperanza de que también
apóstol si anuncio la resurrección de Cristo con mi nosotros resurgiremos. Quiso que su muerte no durara
boca, con una actitud positiva hacia la vida, con el opti- más de tres días porque, si su resurrección se hubiera
mismo de quien sabe que el Padre quiere liberarme demorado, habríamos podido perder toda esperanza en
30 Octava de pascua Lunes
ti

lo que corresponde a la nuestra. De él dice bien el pro- hay muros de cárceles que resistan. Aunque encerrado en una c«l-
feta: «Mientras va de camino, bebe del torrente, por eso da, encadenado, flanqueado por cuatro guardias, el ángel dol Sí-
levantará la cabeza» (Sal 110,7). En efecto, él se dignó ñor vendrá y lo despertará del sueño de fa muerte, le hará atrave-
sar la cárcel y nada lo detendrá. Éstos son los milagros que Dio$
beber del torrente de nuestro sufrimiento, pero no pa- hace en el cielo y en la tierra. Nosotros somos personas maravillo-
rándose, sino yendo de camino, pues conoció la muerte sas, llenas de gracia, y estamos llamados a descubrir y a realizar
de paso, durante tres días, y no se quedó en esta muer- nuestro ser (E. Drewermann, Vita che nasce dalla morte, Brescia
te que conoció, como sí lo haremos, en cambio, noso- 1998, 458s).
tros hasta el fin del mundo. Resucitando al tercer día
manifestó, pues, lo que está reservado a su Cuerpo, esto
es, a la Iglesia. Con su ejemplo mostró, ciertamente, lo
que nos tiene prometido como premio, a fin de que los
fieles, al reconocer que él ha resucitado, cultiven en
ellos mismos la esperan/.a de que al final del mundo
serán premiados con la resurrección (Gregorio Magno,
Comentario moral a Job, XIV, 68s).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«MÍ alma exulta en el Señor» (cf. 1 Sm 2,16).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Jesús fue condenado a muerte por los hombres, pero fue resuci-
tado por Dios [...]
Jesús, como ser humano que confiaba en Dios, se arriesgó has-
ta tal punto que no temía a la muerte, y empezó a vivir ya durante
su vida. Quien ha comprendido este hecho, a saber: que la muerte
ya no tiene ningún poder, que el miedo no es un argumento, que
los aplazamientos no sirven, sino que está bien empezar a vivir
hoy; quien ha comprendido todo esto verá lo que es una persona
real y en qué está oculta la dignidad del Mesías Jesús. Aquí no exis-
te ya la muerte, y la resurrección nos revelará que Dios está de par-
te de aquel que, en cuanto ser humano, se hace garante de la ver-
dad de lo divino. En virtud de este Cristo-rey también nosotros nos
despertamos como personas reales. Y Pedro, unos pocos capítulos
más adelante, lo experimentará en su propia persona. Aquí ya no
Martes 33

Señor y Mesías. La fe cristiana se fundamenta on el tes-


Martes timonio apostólico sobre la resurrección, que eleva a .le-
de la octava de pascua sús a la condición gloriosa de Señor y Mesías. Lucas usa
aquí precisamente los dos títulos del anuncio de la
buena noticia que llevaron los ángeles a los pastores
(Le 2,11), títulos plenamente realizados ahora. El testi-
monio de Pedro toca los corazones y se inicia la larga
cadena de las conversiones. El apóstol pide el cambio de
mentalidad y de comportamiento (ése es el sentido de
metánoia), y el bautismo «en el nombre de Jesús», lla-
mado simplemente «Cristo» (sin artículo): ahora ya es él
el Enviado, el Mesías, el Salvador. El bautismo es signo
LECTIO de la conversión y apertura a la nueva vida, hecha de la
destrucción del pasado de muerte y de la plenitud de
vida que procede del Espíritu Santo. De este modo se
cumplen las promesas tanto para los que están presen-
Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 2,36-41 tes como para los «de lejos», es decir, para los que están
fuera del judaismo.
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos:
- Así pues, que todos los israelitas tengan la certeza de Aparece, por último, la invitación a ponerse «a salvo
que Dios ha constituido Señor y Mesías a este Jesús a quien de esta generación perversa», esto es, de aquellos que con
vosotros crucificasteis. su religiosidad legalista no han sido capaces de acoger
37
Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón, la novedad revolucionaria del mensaje y de la realidad
así que preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: de Jesús, y lo hicieron condenar recurriendo a la menti-
- ¿Qué tenemos que hacer, hermanos? ra. La primera pesca del «pescador de hombres» fue ver-
38
Pedro les respondió:
- Arrepentios y bautizaos cada uno de vosotros en el
daderamente milagrosa: tres mil personas recibieron
nombre de Jesucristo, para que queden perdonados vuestros sus palabras y entraron en sus redes, unas redes que
pecados. Entonces recibiréis el don del Espíritu Santo. llevan a las aguas de la salvación.
39
Pues la promesa es para vosotros, para vuestros hijos e
incluso para todos los de lejos a quienes llame el Señor nues-
tro Dios.
40 Evangelio: Juan 20,11-18
Y con otras muchas palabras los animaba y los exhor-
taba, diciendo:
- Poneos a salvo de esta generación perversa. En aquel tiempo, María se quedó allí, junto al sepulcro,
41
Los que acogieron su palabra se bautizaron, y se les llorando. Sin dejar de llorar, volvió a asomarse al sepulcro.
12
agregaron aquel día unas tres mil personas. Entonces vio dos ángeles, vestidos de blanco, sentados en
el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabe-
cera y otro a los pies.
13
**• Pedro concluye su discurso con cierto énfasis: to- Los ángeles le preguntaron:
dos los israelitas deben tener la certeza de que Jesús es - Mujer, ¿por qué lloras?
Octava de pascua Martes
34 35

Ella contestó: el Cristo resucitado a través de los ángeles, que sólo


- Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han tienen una función de interlocutores: «¿Por qué lloras?»
puesto. (v. 13), sino sólo cuando Jesús la llama por su nombre:
14
Dicho esto, se volvió hacia atrás y entonces vio a Jesús,
que estaba allí, pero no lo reconoció. '5 Jesús le preguntó:
«¡María!» (v. 16), inaugurando en ella una nueva vida.
- Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién estás buscando? María, una vez ha reconocido al «rabboni» (v. 16), es in-
Ella, creyendo que era el jardinero, le contestó: vitada por Jesús a anunciar a los otros discípulos el
- Señor, si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto y acontecimiento de la resurrección. Es ahora cuando se
yo misma iré a recogerlo. convierte en el símbolo de la fe plena, haciéndose en
16
Entonces Jesús la llamó por su nombre: misionera y evangelizadora de la Palabra de Jesús: «Fue
- ¡María!
Ella se acercó a él y exclamó en a rameo: corriendo adonde estaban los discípulos y les anunció:
- ¡Rabboni! (que quiere decir «maestro»). "He visto al Señor"» (v. 18). El encuentro de Jesús con
17
Jesús le dijo: María Magdalena y el anuncio llevado por la mujer a los
- No me retengas más, poique todavía no he subido a mi hermanos contiene un gran mensaje para los discípulos
Padre; anda, vete y diles a mis hermanos que voy a mi Padre,
que es vuestro Padre; a mi Dios, que es vuestro Dios. de todos los tiempos: el Señor está vivo, y cada uno de
18
María Magdalena se fue corriendo adonde estaban los nosotros debe buscarlo a través de un camino de fe, con
discípulos y les anunció: la seguridad de que, si hace lo que le corresponde, el
- He visto al Señor. Señor, a su vez, no tardará en salirle al encuentro y en
Y les contó lo que Jesús le había dicho. hacerse reconocer.
**• La dinámica narrativa de Jn 20 está guiada por
u n ritmo creciente que muestra el nacimiento y la
consolidación de la fe de los primeros discípulos en MEDITATIO
Jesús resucitado. Tras el descubrimiento de la t u m b a
vacía (w. 1-10), donde la fe inicial del discípulo amado La conversión de una gran muchedumbre es, en ver-
constituye sólo un primer estadio de la plena fe pascual, dad, sorprendente y milagrosa. A decir verdad, el dis-
el fragmento presenta el segundo estadio, el de la pro- curso de Pedro no tiene nada de extraordinario o, al me-
fundización de la fe en el Resucitado a través de la nos, no parece irresistible. Pero estamos en Pentecostés,
experiencia personal de la Magdalena: de los signos vi- y el Espíritu no obra sólo en Pedro, sino también en los
sibles de la ausencia de Jesús se pasa a su presencia oyentes, cuyos corazones se sienten traspasados hasta
viva. El discípulo queda invitado a entrar en la óptica de el fondo de una manera irresistible. Se impone una con-
la fe en la persona del Señor. clusión clara: quien convierte es el Espíritu, que da fuer-
El fragmento se compone de dos partes: a) la apari- za a la Palabra y la convierte en una espada de doble filo
ción de los ángeles a María (w. 11-13); b) la aparición capaz de penetrar incluso en los corazones más endure-
de Jesús a la mujer (w. 14-18). María necesita ser libe- cidos. Todo el libro de los Hechos de los Apóstoles, en
rada de una adhesión aún demasiado sensible al Jesús especial los primeros capítulos, constituye la demostra-
terreno. La superación de esta visión terrena permite ción de esta verdad elemental: el protagonista de la
al discípulo encontrar al Señor. María no llega a la fe en evangelización es el Espíritu Santo, que toca los cora-
Octava de pascua Martes
36 17

zones cuando y como quiere, según sus designios mis- ojos ciertamente esos frutos tan esperados de mi tra ha-
teriosos. jo y del tuyo.
En estos años se ha reflexionado mucho sobre el
papel del Espíritu Santo en la evangelización, lo cual ha
representado u n progreso. Pero queda aún u n enorme CONTEMPLATIO
camino para considerarlo en su papel absolutamente
prioritario en el orden de lo cotidiano. Para llegar lejos Debemos considerar la resurrección [de Cristo], que
por este camino hace falta más oración y más paz, me- es modelo de nuestra resurrección, o sea, de nuestra
nos carreras y menos afanes. Toda palabra, también la suerte. Cristo, cabeza y modelo de nuestra resurrección,
Palabra, traspasa el corazón cuando es el Espíritu quien ha resucitado con este objeto, para asegurarnos a noso-
la lleva con su fuerza irresistible, con su poder a veces tros, sus miembros, nuestra propia resurrección; de otro
arrollador y a veces paciente, siempre misterioso, siem- modo sería una cosa monstruosa: resucitar la cabeza
pre más allá de nuestra comprensión, siempre digno de sin los miembros. Por esa razón argumentaba tan bien
adoración. y con tanta eficacia el Apóstol contra aquellos que nega-
ban la resurrección, diciendo: «Si los muertos no resu-
citan, tampoco Cristo ha resucitado». Ahora bien, si es
ORATIO necesario que Cristo haya resucitado, porque lo que
sucede ahora es imposible que no haya sucedido, es ne-
Oh Espíritu Santo, qué poco te invoco y qué poco me cesario, en consecuencia, que los muertos resuciten:
confío a ti y a tu acción misteriosa. Por momentos lo «En efecto, es necesario que este cuerpo corruptible se vis-
arrollas todo, en otras ocasiones pareces ausente. Pero ta de incorruptibilidad, y este cuerpo mortal, de inmorta-
eres necesario para la evangelización, porque sin ti las lidad». Por consiguiente, para sembrar en los corazones
palabras suenan vacías, mis esfuerzos son conatos esté- de los fieles la fe en la resurrección y remover la ambi-
riles, mis compromisos se quedan vacíos. ¿Cómo puedo güedad de la desconfianza y de la desesperación, dice:
llevar la salvación si tú estás ausente? Hazme com- «Si creemos, en efecto, que Jesús ha muerto y ha resucita-
prender interiormente tu absoluta necesidad, y la nece- do, también del mismo modo a aquellos que han muerto
sidad que tengo de ti, en mi acción de testigo y de evan- los reunirá Dios con él por medio de Jesús». Teniendo,
gelizados H a z m e c o m p r e n d e r que siempre estás pues, esta firme confianza, con el beato Job, no debemos
presente, incluso cuando el Evangelio tiene dificultades entristecernos de la muerte de ningún buen cristiano,
para ser acogido, dándome paz y no quitándome el va- «como aquellos que no tienen esperanza» (Buenaventura,
lor de sembrar sin tregua. Hazme ver claro que a mí me Sermones, 21,6).
pides la siembra y te reservas para ti los frutos. Dame,
sobre todo, la seguridad de que siempre estás conmigo ACTIO
en cada momento de mi trabajo apostólico, porque así
estaré seguro de que nunca será inútil ninguna siembra, Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
aun cuando la mayoría de las veces serán otros los que «Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón»
recojan. Y la seguridad de que, en el cielo, verán mis (Hch 2,37).
38 Octava de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Miércoles


Cuando seamos libres desde el punto de vista espiritual, no de-
de la octava de pascua
beremos mostrarnos ansiosos sobre lo que hayamos de decir o ha-
cer en situaciones inesperadas o difíciles. Cuando no nos preocu-
pemos de lo que los otros piensan de nosotros o de lo que vamos a
ganar con lo que hacemos, entonces brotarán las palabras y las
acciones justas desde el centro de nuestro ser, porque el Espíritu de
Dios, que hace de nosotros hijos de Dios y nos libera, hablará y
obrará a través de nosotros.
Dice Jesús: «Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de
cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comuni-
cará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que habla-
réis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros» LECTIO
(Mt 10,19-20).
Continuemos confiando en el Espíritu de Dios, que vive en noso-
tros, a fin de que podamos vivir libremente en un mundo que sigue
entregándonos a quien quiere valorarnos o juzgarnos (H. J. M. Nou-
wen, Pane per ¡I viaggio, Brescia 1997, p. 121 [trad. esp.: Pan
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 3,1-10
para el viaje, PPC, Madrid 1999]).
En aquellos días, Pedro y Juan subían al templo a la hora
de la oración, hacia las tres de la tarde. 2 Había allí un hom-
bre paralítico de nacimiento, a quien todos los días llevaban y
colocaban junto a la puerta Hermosa del templo para pedir
limosna a los que entraban. 3 Al ver que Pedro y Juan iban a
entrar en el templo, les pidió limosna. 4 Pedro y Juan lo mira-
ron fijamente y le dijeron:
- Míranos.
5
Él los miró esperando recibir algo de ellos. 6 Pedro le dijo:
- No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en nom-
bre de Jesucristo Nazareno, echa a andar.
7
Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó. En el acto
sus pies y sus tobillos se fortalecieron, 8 se puso en pie de un
salto y comenzó a andar. Luego entró con ellos en el templo
por su propio pie, saltando y alabando a Dios. ' Todo el pue-
blo lo vio andar y alabar a Dios. I0 Al darse cuenta de que era
el mismo que solía estar sentado junto a la puerta Hermosa
para pedir limosna, se llenaron de admiración y pasmo por lo
que le había sucedido.

*+• Pedro continúa la práctica liberadora de Jesús, no


sólo con el anuncio, sino también con las obras mil.i-
Octava de pascua Miércoles
40 41

19
grosas. Éstas manifiestan que ha llegado la salvación al Él les preguntó:
m u n d o . Este milagro dará ocasión a un nuevo discurso - ¿Qué ha pasado?
de explicación y de anuncio. También Pedro, gracias al Ellos contestaron:
- Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en
nombre de Jesús, aparece «acreditado por Dios median- obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo. 20 ¿No sabe,
te milagros, prodigios y signos» y, en consecuencia, au- que los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo en
torizado a anunciar la novedad cristiana. tregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron:'
21
El relato es vivaz: el templo figura aún en el centro de Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Y
la piedad de la primera comunidad cristiana, que toda- sin embargo, ya hace tres días que ocurrió esto. 22 Bien es ver-
dad que algunas de nuestras mujeres nos han sobresaltado,
vía no ha roto con las costumbres judías. Pedro, ante porque fueron temprano al sepulcro " y no encontraron su
una de las puertas más famosas del edificio, encuentra cuerpo. Hablaban incluso de que se les habían aparecido unos
a un mendigo paralítico de nacimiento y, como no tiene ángeles que decían que está vivo. 24 Algunos de los nuestros
«ni oro ni plata», le ordena que se levante y camine: «En fueron al sepulcro y lo hallaron todo como las mujeres decían,
nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar». Lo que si- pero a él no lo vieron.
25
Entonces Jesús les dijo:
gue es un relato «de resurrección»: el paralítico entra fi-
- ¡Qué torpes sois para comprender y qué cerrados estáis
nalmente en el templo -del que le había excluido su en- para creer lo que dijeron los profetas! 26 ¿No era preciso que
fermedad- «saltando y alabando a Dios». Es un h o m b r e el Mesías sufriera todo esto para entrar en su gloria?
27
«reconstruido» física y espiritualmente el que Pedro Y empezando por Moisés y siguiendo por todos los pro-
restituye a la vida. La resonancia que tuvo esta curación fetas, les explicó lo que decían de él las Escrituras. 28 Al llegar
fue enorme: la gente, llena «de admiración y pasmo», a la aldea adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.
29
Pero ellos le insistieron diciendo:
acudió en gran cantidad junto al pórtico de Salomón, - Quédate con nosotros, porque es tarde y está anoche-
donde Jesús discutía con los judíos y donde se reunían ciendo.
los cristianos de Jerusalén para escuchar las enseñanzas Y entró para quedarse con ellos. ,0 Cuando estaba sentado
de los apóstoles (Hch 5,12). Aquí se dispone Pedro a dar a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo
la explicación del acontecimiento. dio. " Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero
Jesús desapareció de su lado. 32 Y se dijeron uno a otro:
- ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el
camino y nos explicaba las Escrituras?
33
Evangelio: Lucas 24,13-35 En aquel mismo instante se pusieron en camino y regre-
saron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a
Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a una todos los demás, 34 que les dijeron:
aldea llamada Emaús, que dista de Jerusalén unos once - Es verdad, el Señor ha resucitado y se ha aparecido a
kilómetros. '" Iban hablando de todos estos sucesos. I5 Mien- Simón.
35
tras hablaban y se hacían preguntas, Jesús en persona se acer- Y ellos contaban lo que les había ocurrido cuando iban
có y se puso a caminar con ellos. I6 Pero sus ojos estaban ofus- de camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
cados y no eran capaces de reconocerlo. " Él les dijo:
- ¿Qué conversación es la que lleváis por el camino?
Ellos se detuvieron entristecidos, 1S y uno de ellos, llamado t* El episodio de la aparición de Jesús resucitado a
Cleofás, le respondió: los dos discípulos de Emaús presenta el camino de fe de
- ¿Eres tú el único en Jerusalén que no sabe lo que ha pa- la vida cristiana basado en el doble fundamento de la
sado allí estos días? Palabra de Dios y de la eucaristía. Esta experiencia del
Octava de pascua Miércoles •I l
42

Señor aparece descrita a lo largo de dos momentos de- medios de comunicación social los hacen espeetacnlu
cisivos: a) el alejamiento de los discípulos de Jerusalén, res y los «obradores de prodigios» corren el riesgo de
es decir, de la comunidad, de la fe en Jesús, para volver ser idolatrados. Pero tanto Pedro y Juan como Pablo y
a su viejo m u n d o (w. 13-29); b) la vuelta a Jerusalén Bernabé (Hch 14,14ss) corrigen al pueblo y dicen de
con la recuperación de la alegría y la fe por parte de la manera clara que no debe concentrarse en torno a sus
comunidad de los discípulos (w. 30-35). En el primer personas, sino en torno al poder del nombre de Jesús,
momento de desconcierto, Jesús, con el aspecto de un Quien tenga fe en este nombre, quien lo invoque, tam-
viajante, se acerca a los discípulos desalentados y tris- bién podrá obtener hoy milagros.
tes, y conversando con ellos les ayuda, por medio del También hoy es posible realizar prodigios, pero es
recurso a la Escritura, a leer el plan de Dios y a recupe- Dios el que los realiza a través de la oración y la fe. Hay,
rar la esperanza perdida: «Y empezando por Moisés y efectivamente, situaciones tan dolorosas y penosas que
siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que decían nos hacen invocar el milagro y nos impulsan a dirigir-
de él las Escrituras» (v. 27). Ahora que el corazón se les nos a personas consideradas particularmente próximas
ha calentado de nuevo, quieren llevarse con ellos al a Dios. Pero esas personas, la mayoría de las veces, no
peregrino a la mesa y, mientras parte el pan, reconocen tienen «ni plata ni oro»: viven en medio de la humildad
al Señor: «.Entonces se les abrieron los ojos y lo recono- y de la oración. Nosotros, alejados tanto del escepticis-
cieron» (v. 31). mo de quienes excluyen la posibilidad o la oportunidad
La catequesis de Lucas es muy clara: cuando una de los milagros, como del fanatismo con los curanderos
comunidad se muestra disponible a la escucha de la y el papanatismo más o menos supersticioso, nos con-
Palabra de Dios, que está presente en las Escrituras, y fiamos a la oración y a la fe para obtener la intervención
pone la eucaristía en el centro de su propia vida, llega extraordinaria de Dios en casos extremos, dejándole a
gradualmente a la fe y hace la experiencia del Señor re- él, que lo sabe todo, la decisión final. Dios no abandona
sucitado. La Palabra y la eucaristía constituyen la única a su pueblo, y lo socorre también con intervenciones
gran mesa de la que se alimenta la Iglesia en su pere- extraordinarias, especialmente a través de la oración de
grinación hacia la casa del Padre. Los discípulos de sus siervos, que, confiando sólo en él, no tienen necesi-
Emaús, a través de la experiencia que tuvieron con dad ni de oro ni de plata.
Jesús, comprendieron que el Resucitado está allí donde
se encuentran reunidos los hermanos en torno a Simón
Pedro. ORATIO

Concédeme, Señor, la actitud justa respecto a tu ac-


MEDITATIO ción en el mundo. Suprime en mí el papanatismo y la
búsqueda de «signos y prodigios», como si tú tuvieras
En nuestros días hay hambre y sed de milagros. La que demostrar que existes. Extirpa en mí el corazón ce-
Hente no sonríe ya con suficiencia, como hace algunos rrado a admitir que tú puedes intervenir, incluso de for-
a líos, con respecto a los presuntos prodigios, sino que ma extraordinaria, cuando y como quieras. Concédeme
los busca y acude a los lugares donde tienen lugar. Los el espíritu de discernimiento para que sepa reconocer In
44 Octava de pascua Miércoles 45

presencia y la distinga del papanatismo y la supersti- ACTIO


ción. Concédeme, sobre todo, la fe sencilla de quien no
se confía a los prodigios, aunque también la fe ardiente Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
de quienes se atreven a pedírtelos, sin enojarse cuando «No tengo plata ni oro, pero ¡en nombre de Jesús, echa
no los concedes. a andar!» (cf. Hch 3,6).
Hazme comprender asimismo que no debo poner mi
confianza exclusivamente en los medios humanos para
la implantación del Reino de Dios, sino que seré eficaz PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
011 la medida en que me mantenga alejado del oro y de
la plata. Porque el milagro más grande que nos brindas ¿Cómo podremos abrazar la pobreza como camino que lleva
a Dios cuando todos a nuestro alrededor quieren hacerse ricos?
os la existencia de personas que confían en ti de tal
La pobreza tiene muchas modalidades. Debemos preguntarnos:
modo que viven pobres y humildes. Es a ellas a quienes «¿Cuál es mi pobreza?». ¿Es la falta de dinero, de estabilidad
concedes, normalmente, la obtención de milagros para emotiva, de alguien que me ame? ¿Falta de garantías, de seguri-
el alivio y la alegría de tu pueblo. dad, de confianza en mí mismo? Cada persona tiene un ámbito
de pobreza. ¡Ése es el lugar donde Dios quiere habitar! «Biena-
venturados los pobres», dice Jesús (Mt 5,3). Eso signifi ca que
CONTEMPLATIO nuestra bendición está escondida en la pobreza.
Estamos tan inclinados a esconder nuestra pobreza y a igno-
A través del desprendimiento y la pobreza es como rarla que perdemos a menudo la ocasión de descubrir a Dios. El
podremos volver a encontrar nuestro lugar en el cora- mora precisamente en ella. Debemos tener la audacia de ver
zón de los pueblos. Cuanto más pobres y desinteresados nuestra pobreza como la tierra en la que está escondido nues-
seamos, menos exigentes seremos, más amigos seremos tro tesoro (H. J. M . Nouwen, Pane per ¡I viaggio, Brescia 1 9 9 7 ,
del pueblo y más fácil nos resultará hacer el bien. La po- p. 2 4 9 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).
breza es hoy más necesaria que nunca para luchar con-
tra el mundo, contra el lujo y contra el bienestar que
crece por doquier. Si el cristiano hace como el mundo,
¿cómo podrá guiarlo e instruirlo? Cuanto más grande es
el desprendimiento interior y exterior en un alma, más
abunda la gracia en ella, más abundan la luz y el Espí-
ritu de Dios en ella.
La conformidad exterior con nuestro Señor es un me-
dio para llegar a la conformidad interior. A través de la
pobreza, de la humildad y de la muerte es como Jesu-
cristo engendró a su Iglesia, y de ese mismo modo es
como la engendraremos nosotros. Toda obra de Dios
doho llevar, por encima de todo, el sello de la pobreza y
del sufrimiento (A. Chevrier).
Jueves 47

Jueves tiempos en que todo sea restaurado, como anunció Dios puf
boca de los santos profetas en el pasado. 22 Moisés, en ol'ivlo,
de la octava de pascua dijo: El Señor Dios vuestro os suscitará de entre vuestros her-
manos un profeta como yo; escuchad todo lo que os diga, " v <7
que no escuche a este profeta será excluido del pueblo. " Todos
los profetas, de Samuel en adelante, anunciaron estos días.
25
Vosotros sois los descendientes de los profetas y de la alian-
za que Dios estableció con vuestros antepasados, diciendo a
Abrahán: A través de tu descendencia serán bendecidas todas
las familias de la tierra. 26 Por vosotros, en primer término,
Dios ha suscitado a su siervo y os lo ha enviado como bendi-
ción, para que cada uno se convierta de sus maldades.

LECTIO *•• Con este discurso, bastante articulado, pretende


convencer Pedro de su error a los que rechazaron a
Cristo, ofreciéndoles la posibilidad de arrepentirse. Pe-
dro establece una distinción importante: antes de la re-
Primera lectura: H e c h o s d e los Apóstoles 3,11-26 surrección era el tiempo de la ignorancia, el tiempo en
que era posible cometer errores. Fue el tiempo que per-
En aquellos días, como el paralítico no se separaba de
mitió a Dios dar cumplimiento a las profecías. Pero des-
Pedro y de Juan, toda la gente, llena de asombro, se reunió
alrededor de ellos junto al pórtico de Salomón. pués del hecho clamoroso de la resurrección ya no se
12
Pedro, al ver esto, dijo al pueblo: admite la ignorancia, porque aquel que fue crucificado
- Israelitas, ¿por qué os admiráis de este suceso? ¿Por qué p o r los hombres ha sido resucitado por Dios, y los que
nos miráis como si nosotros lo hubiéramos hecho andar por lo rechazan merecen ser excluidos del pueblo de Dios,
nuestro propio poder o virtud? " El Dios de Abrahán, de Isaac como reincidentes. Por otra parte, el arrepentimiento y
y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha manifestado la
la aceptación de Jesús pueden apresurar los tiempos de
gloria de su siervo Jesús, al que vosotros entregasteis y recha-
zasteis ante Pilato, que pensaba ponerlo en libertad. M Voso- las bendiciones mesiánicas, cuando Dios, al final del
tros rechazasteis al Santo y al Justo; pedisteis que se indulta- m u n d o , enviará a Jesús por segunda vez, a fin de que
ra a un asesino l5 y matasteis al autor de la vida. Pero Dios lo tanto sus enemigos como los incrédulos le reconozcan
ha resucitado de entre los muertos, y nosotros somos testigos como Mesías. Ahora está en el cielo, desde su ascensión,
de ello. 16 Pues bien, por creer en Jesús se le han fortalecido hasta la restauración final.
las piernas a este hombre a quien veis y conocéis; la fe en
Jesús lo ha curado totalmente en presencia de todos vosotros. Pedro habla también de Moisés, que había dicho: «El
17
Ya sé, hermanos, que lo hicisteis por ignorancia, igual que Señor Dios vuestro os suscitará de entre vuestros herma-
vuestros jefes. la Pero Dios cumplió así lo que había anuncia-
do por los profetas: que su Mesías tenía que padecer. 19 Por nos un profeta como yo». Lucas lee «suscitará» en el sen-
tanto, arrepentios y convertios, para que sean borrados vues- tido de «volver a suscitar» un profeta como Moisés, es
tros pecados. 20 Llegarán así tiempos de consuelo de parte del decir, Jesús. A éste hay que escuchar. Y el que no lo
Señor, que os enviará de nuevo a Jesús, el Mesías que os esta- haga será excluido del pueblo santo. Podemos señalar
ba destinado. 2I El cielo debe retenerlo hasta que lleguen los que mientras Mateo considera a los cristianos como un
48 Octava de pascua Jueves

pueblo nuevo que sustituye al antiguo Israel, Lucas *»• El tema del fragmento evangélico, que completa c*l
subraya la continuidad del pueblo de Dios a través de relato de la aparición a los dos discípulos de l'.nmús,
los judíos que acogen a Jesús. Pedro afirma, por últi- subraya las pruebas sobre la realidad de la resurrección
mo, que sus oyentes forman parte del pacto a través de Jesús. También la primera comunidad cristiana pasó
del cual serán bendecidas todas las naciones en la des- por dificultades para penetrar en el misterio del Señor
cendencia de Abrahán. En suma, con su resurrección, resucitado, y las superó empleando una doble prueba.
Jesús trae la bendición a los judíos y la oportunidad de La prueba real y material del contacto físico de los dis-
la conversión. cípulos con Jesús, poniendo de relieve la corporalidad
del Cristo pascual: «Ved mis manos y mis pies; soy yo en
persona. Tocadme y convenceos» (v. 39), así como la ini-
Evangelio: Lucas 24,35-48 ciativa del Señor de comer algo ante los suyos: «¿Tenéis
algo de comer?» (v. 41). La otra prueba es la espiritual,
luí aquel tiempo, los discípulos [de Emaús] contaban lo que basada en la comprensión de la Palabra en las Escritu-
les h;ibía ocurrido cuando iban de camino y cómo lo habían ras: «Estaba escrito» (w. 46s).
reconocido al partir el pan. Lucas precisa que la historia de Israel adquiere su
"' Estaban hablando de ello, cuando el mismo Jesús se pre- sentido y se comprende sólo si culmina en el aconteci-
sentó en medio y les dijo:
miento histórico de Jesús de Nazaret muerto y resucita-
- La paz esté con vosotros.
17
Aterrados y llenos de miedo, creían ver un fantasma. do. Y, por otra parte, nos enseña que sólo cuando los
,B
Pero él les dijo: hombres se abren a la conversión y experimentan el
- ¿De qué os asustáis? ¿Por qué surgen dudas en vuestro perdón de Dios pueden comprender del todo el triunfo
interior? 39 Ved mis manos y mis pies; soy yo en persona. de la pascua del Señor. La salvación está abierta a todos,
Tocadme y convenceos de que un fantasma no tiene carne ni y la Iglesia tiene la tarea de anunciar la realidad física
huesos, como veis que yo tengo. de la pascua del Señor y su valor como nuevo inicio de
40
Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. 41 Pero la historia humana, a través de la acogida del perdón
como aún se resistían a creer, por la alegría y el asombro, les
de Dios. La resurrección de Jesús es el dato cierto so-
dijo:
- ¿Tenéis algo de comer?
bre el que se asienta la fe de los creyentes y la historia
42
Ellos le dieron un trozo de pescado asado. 4 ' Él lo tomó y de los hombres.
lo comió delante de ellos. 44 Después les dijo:
- Cuando aún estaba entre vosotros ya os dije que era ne-
cesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en la ley de MEDITATIO
Moisés, en los profetas y en los salmos.
45
Entonces les abrió la inteligencia para que comprendie- Habla Pedro de la segunda venida de Jesús como Me-
ran las Escrituras 46 y les dijo:
sías, y la presenta como la que nos trae los «los tiempos
- Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar
de entre los muertos al tercer día " y que en su nombre se de la consolación», «los tiempos de la restauración de
anunciará a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, todas las cosas». Propone una visión amplia y solemne
la conversión y el perdón de los pecados. 4S Vosotros sois tes- de la historia de Israel, una historia que es un camino
tigos de estas cosas. hacia los días de Jesús, el consolador de Israel y el res
50 Octava de pascua Jueves SI

taurador de todas las cosas. Todo concurre a preparar espera laboriosa, en los de la confianza, en los del opti-
este gran día de la bendición mesiánica sobre todas las mismo, en los de la aceleración de la venida de la con-
cosas, a partir de Israel y hasta «todas las familias de la solación de Dios.
tierra», incluso a toda la creación. La respiración de la Oh Señor, hazme caminar hacia estos tiempos defini-
Iglesia ya es universal desde el comienzo, e incluye toda tivos con paso ágil, con el corazón ardiente, con manos
la realidad redimida por la cruz de Cristo. laboriosas, con optimismo, porque estás preparando la
Pedro extiende la mirada al futuro de Dios con el op- reconstrucción de todo lo que nosotros hemos defor-
timismo de quien sabe que la resurrección es el hecho mado a lo largo de los milenios de nuestra historia.
decisivo, aunque también con la conciencia de que ha-
brá un acto final, donde el misterio salvífico de la resu-
rrección será revelado en plenitud y extendido a todos CONTEMPLATIO
los pueblos y a loda la creación. Se enuncia ya aquí el
ya y el todavía no de la historia cristiana: ésta se mueve La santa Iglesia soporta la adversidad de esta vida
entre el «ya» de la pascua y el «todavía no» de la re- con el fin de que la gracia divina la lleve a los premios
construcción definitiva de todas las cosas. Entre ambos eternos. Desprecia la muerte de la carne porque tiene fi-
límites se sitúa el tiempo oportuno para la conversión, jada la mirada en la gloria de la resurrección. Los males
para hacernos dignos de las bendiciones mesiánicas, las que sufre son pasajeros; los bienes que espera, eternos.
ya realizadas y las que vendrán. No alberga la menor duda sobre estos bienes porque po-
see ya, como fiel testimonio, la gloria de su Redentor.
Ve en espíritu su resurrección y refuerza vigorosa-
ORATIO mente su esperanza. Alimenta la segura esperanza de
que lo que ve ya realizado en su cabeza se realizará tam-
¡Qué estrecha es, Señor, mi perspectiva! Mi problema bién en su cuerpo. No debe dudar de su propia resurrec-
de hoy me atosiga, me preocupa, parece que es todo. ción, porque posee ya en el cielo, como testigo fiel, a
Sin embargo, me hace falta situar las cosas de cada día aquel que resucitó de entre los muertos. Por eso, cuando
en el vasto horizonte de la historia de la salvación, es- el pueblo creyente padece la adversidad, cuando pasa por
pecialmente entre el ya de la resurrección y el todavía la dura prueba de las tribulaciones, debe elevar el espíri-
no de la reconstrucción final. ¡Qué alivio tendrían con tu a la esperanza de la gloria futura y, confiando en la
ello mis pequeñas acciones y mis pequeñas o grandes resurrección de su Redentor, debe decir: «Tengo en el cie-
preocupaciones! lo mi testigo, mi defensor habita en lo alto» (Jb 16,19)
Ayúdame, Señor, a hacer cada día el encuadre de la (Gregorio Magno, Comentario moral a Job, XIII, 27).
situación, no tanto para relativizar mis cosas como para
insertarlas en el plano general de la historia de la salva-
ción. Ilumíname y ayúdame no a disminuir el valor de ACTIO
lo cotidiano, sino a comprender su seriedad y su alcan-
ce dentro de esta historia. Ya no vivo en los tiempos de Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
la ignorancia, sino en los de la conversión, en los de la «Vosotros sois testigos de estas cosas» (Le 24,48).
52 Octava de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Viernes


Esperar la segunda venida de Cristo y esperar la resurrección de la octava de pascua
son una sola y misma cosa. La segunda venida es la venida de
Cristo resucitado, que resucita nuestros cuerpos mortales con él
en la gloria de Dios. La resurrección de Jesús y la nuestra son
fundamentales para nuestra fe. Nuestra resurrección está tan ín-
timamente ligada a la resurrección de Jesús como el hecho de
ser predilectos de Dios está ligado al hecho de que Jesús es su
amado. Pablo se muestra absolutamente claro en este punto.
Dice, en efecto: «Si no hay resurrección de los muertos, tampo-
co Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predi-
cación, vacía también vuestra fe» (1 Cor 15,13s).
¿Esperamos de verdad que Cristo resucitado nos eleve con él LECTIO
a la vida eterna con Dios? De la perspectiva de resurrección de
Jesús y de la nuestra toman su vida y la nuestra su pleno signi-
ficado. N o hemos de ser compadecidos, porque, como seguido-
res de Jesús, podemos mirar mucho más allá de los límites de Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 4,1-12
nuestra breve vida sobre la tierra y confiar en que nada de lo
que vivamos hoy en nuestro cuerpo se perderá (H. J. M. Nouwen, En aquellos días, mientras Pedro y Juan hablaban a la gen-
Pane per il viaggio, Brescia 1997, p. 351 [trad. esp.: Pan para te, se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la guardia del
el viaje, PPC, Madrid 1999]). templo y los saduceos. 2 Estaban molestos porque enseñaban
al pueblo y anunciaban que la resurrección de los muertos se
había realizado ya en Jesús. 3 Los prendieron y los encarcelaron
hasta el día siguiente, pues era ya tarde. 4 Pero muchos de los
que habían oído el discurso creyeron, y el número de hombres
llegó a cinco mil.
5
Al día siguiente se reunieron en Jerusalén los jefes de los
sacerdotes, los ancianos y los maestros de la Ley: 6 Anas, sumo
sacerdote, y Caifas, Juan, Alejandro y todos los que pertene-
cían al linaje sacerdotal. 7 Hicieron comparecer a Pedro y a
Juan y les preguntaron:
- ¿Con qué poder o en nombre de quién habéis hecho esto?
8
Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
- Jefes del pueblo y ancianos de Israel, 9 hoy ha sido cura-
do un hombre enfermo, y nos preguntáis en nombre de quién
se ha realizado esta curación; 10 pues sabed todos vosotros y
todo el pueblo de Israel que éste aparece ante vosotros sano
en virtud del nombre de Jesucristo Nazareno, a quien voso-
tros crucificasteis y a quien Dios ha resucitado de entre los
muertos. " Él es la piedra rechazada por vosotros, los cons-
tructores, que se ha convertido en piedra angular. n Nadie mas
54 Octava de pascua Viernes 55

que él puede salvarnos, pues sólo a través de él nos concede Evangelio: Juan 21,1-14
Dios a los hombres la salvación sobre la tierra.
Poco después, Jesús se apareció otra vez a sus discípulos
**• Dos son los temas principales de este fragmento: la junto al lago de Tiberíades. 2 Estaban juntos Simón IVdio,
reacción de los jefes de Israel ante el éxito de los apósto- Tomás «El Mellizo», Natanael el de Cana de Galilea, los hijos
les y las importantes afirmaciones del discurso de Pedro. de Zebedeo y otros dos discípulos. ' En esto dijo Pedro:
Primer tema: sorprendentemente, el «caso Jesús» no - Voy a pescar.
Los otros dijeron:
se cerró con la crucifixión. Sus seguidores hacen prosé-
- Vamos contigo.
litos. Más aún, predican en el templo, convirtiéndose en Salieron juntos y subieron a una barca, pero aquella noche
maestros del pueblo (tarea reservada a los doctores de no lograron pescar nada.
la Ley), y anuncian la resurrección de los muertos (lo 4
Al clarear el día, se presentó Jesús en la orilla del lago,
que parece particularmente inoportuno a los saduceos). pero los discípulos no lo reconocieron. 5 Jesús les dijo:
Los jefes del pueblo, sorprendidos y exasperados, se les - Muchachos, ¿habéis pescado algo?
echan encima y los meten en la cárcel. Ésta fue la pri- Ellos contestaron:
mera persecución, a la que siguió un ulterior incremen- -No.
6
to numérico de discípulos. El Sanedrín, el mismo que Él les dijo:
pocas semanas antes había juzgado a Jesús, se reúne. - Echad la red al lado derecho de la barca y pescaréis.
Ellos la echaron, y la red se llenó de tal cantidad de peces
En él se concentran los diferentes poderes: el religioso,
que no podían moverla. 7 Entonces, el discípulo a quien Jesús
el económico, el teológico, el social y lo que queda del tanto quería le dijo a Pedro:
poder político. Unos poderes que se sentían amenaza- - ¡Es el Señor!
dos por el mensaje subversivo de Jesús y que, ahora, de- Al oír Simón Pedro que era el Señor, se ciñó un vestido,
ben ocuparse nuevamente de la cuestión. pues estaba desnudo, y se lanzó al agua. 8 Los otros discípulos
El segundo tema es el breve y vigoroso discurso de Pe- llegaron a la orilla en la barca, tirando de la red llena de pe-
dro. Éste, «lleno del Espíritu Santo», tal como había pro- ces, pues no era mucha la distancia que los separaba de tie-
metido Jesús, habla con una gran parresía, es decir, con rra; tan sólo unos cien metros.
9
una audacia y u n coraje inauditos, plantando cara a los Al saltar a tierra, vieron unas brasas, con peces colocados
sobre ellas, y pan. 10 Jesús les dijo:
jefes del pueblo y poniéndoles en una situación seria- - Traed ahora algunos de los peces que habéis pescado.
mente embarazosa. Parte del hecho de la curación para " Simón Pedro subió a la barca y sacó a tierra la red llena
anunciar la salvación, la curación radical. Las afirmacio- de peces; en total eran ciento cincuenta y tres peces grandes.
nes de Pedro son solemnes y claras: aquel a quien voso- Y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.
12
tros condenasteis a muerte ha sido resucitado por Dios; y Jesús les dijo:
la piedra que vosotros desechasteis Dios la ha convertido - Venid a comer.
en la piedra fundamental del nuevo edificio que pretende Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntar: «¿Quién
construir. Jesús, a quien los jefes rechazaron y mataron, eres?», porque sabían muy bien que era el Señor. " Jesús se
ha sido elegido por Dios para dar cumplimiento a sus acercó, tomó el pan en sus manos y se lo repartió, y lo mismo
hizo con los peces.
promesas. El conjunto está dominado por el «nombre de 14
Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discí-
Jesús»; en ningún otro nombre hay salvación. pulos después de haber resucitado de entre los muertos.
Octava de pascua Viernes 17
56

**• La «pesca milagrosa» presenta la tercera aparición MEDITATIO


del Resucitado a los discípulos-pescadores, reunidos
junto a la orilla del lago Tiberíades. El encuentro de Je- La seguridad de Pedro procede de la certeza intei ioi
sús con los suyos, que habían vuelto a su trabajo, des- de que Jesús es ahora el único Salvador. Toda la Iglesia
cribe de manera simbólica la misión de la Iglesia primi- de los orígenes vive de esta certeza, una certeza que la
tiva y el retrato de cada comunidad. Éstas permanecen hace fuerte, intrépida, gozosa, misionera, irresistible.
estériles cuando se quedan privadas de Cristo, pero se Las grandes epopeyas misioneras se han nutrido siem-
vuelven fecundas cuando obedecen a su Palabra y viven pre de esta conciencia. La Iglesia será siempre misione-
de su presencia. El texto se compone de dos fragmentos ra mientras se interese por la salvación del prójimo, a la
luz de Cristo salvador.
en el ámbito de la redacción: a) ambientación de la apa-
rición en Galilea (vv. 1-5); b) la pesca milagrosa y el re- Nuestros tiempos no resultan demasiado fáciles a
conocimiento de Jesús (vv. 6-14). este respecto: es preciso justamente respetar las con-
ciencias, está el diálogo interreligioso, es preciso pro-
El reducido grupo de los discípulos, con Pedro a la
mover la paz, existe la propagación de u n cierto relati-
cabeza, representa a toda la Iglesia en misión. Pero sin
vismo, está la desconfianza con respecto a todo tipo de
Jesús en la barca, el fracaso de la «pesca» (= misión) es
integrismo. A pesar de todo ello, Cristo, ayer como hoy
total y anda a tientas en la «noche» (v. 3). Frente a la y como mañana, sigue siendo el único Salvador. De lo
conciencia de no triunfar por sí solos en la empresa, in- que se trata es de convertir esta certeza no en un arma
terviene Jesús -«al clarear el día» (v. 4 ) - con el don de su contra nadie, sino en una propuesta paciente y firme, se-
Palabra, premiando a la comunidad que ha perseverado rena y motivada, testimoniada y hablada, orada y alegre,
unida en el trabajo apostólico: «Echad la red al lado de- suave y valiente, dialogadora y confesante. En todo am-
recho de la barca y pescaréis» (y. 6). La obediencia a la biente, en todo momento de la vida, aun cuando parezca
Palabra produce el resultado de una pesca abundante. tiempo perdido, incluso cuando parezca fuera de moda.
Los discípulos se fiaron de Jesús y experimentaron con De esta certeza nace una fuerza nueva: se liberan
el Señor la desconcertante novedad de su vida de fe. energías. Dejamos de tener miedo a los juicios de los
Jesús les invita después al banquete que él mismo ha hombres y nos convertimos en hombres y mujeres inte-
preparado: «Venid a comer» (v. 12). rior y exteriormente libres.
En el banquete, figura de la eucaristía, es el mismo Je-
sús quien da de comer, haciéndose presente de una ma-
nera misteriosa. Los discípulos son ahora presa del esca- ORATIO
lofrío que les produce el misterio divino. La conclusión
del evangelista es una invitación a la comunidad eclesial A menudo me siento, Señor, entre dos fuegos: el res-
de todos los tiempos para que vuelva a encontrar el sen- peto a las opiniones de los otros y la necesidad de co-
tido de su propia vocación y ponga a Jesús como Señor municar tu nombre y tu verdad. No quisiera ofender la
de la vida, de suerte que, a través de la escucha de la Pa- sensibilidad de quien está a mi lado, pero al misino
labra y de la eucaristía (= las dos mesas), la Iglesia haga tiempo siento la necesidad de comunicar tu nombre. N< >
fructuosos todos sus compromisos entre los hombres. quisiera parecer un atrasado, pero siento que sin li se
58 Octava de pascua Viemes S<)

retrocede. Debo confesarme y confesarte que estaba tada de una infinita majestad- se levantará delante de
más seguro en el pasado: las muchas certezas apoyaban nosotros. Él es el Alfa y la Omega, el principio y el I ni de
también esta certeza de tu unicidad. Pero debo admitir todas las cosas, el centro del orden cósmico, que nos
asimismo que ahora, en estos tiempos en que h a n veni- obliga a reconsiderar la dimensión de nuestra filosofía,
do a menos muchas certezas, siento que debo aferrarme de nuestra concepción del mundo, de nuestra historia
cada vez más a ti y arriesgarme más a reconocerlo, tanto personal. No hemos de sentirnos anonadados, como los
en público como en privado. Refuerza, Señor, mi pobre apóstoles en la montaña de la transfiguración. La hu-
corazón, para que ponga y vuelva a poner su centro sólo mildad del Dios hecho hombre nos confunde en la mis-
en ti como Señor y Salvador. ma medida que su grandeza. Sin embargo, ésta no sólo
Concédeme una experiencia vigorosa de esta realidad hace posible el diálogo, sino que lo ofrece y lo impone
para que pueda yo decir que tú eres mi salvación y mi (Pablo VI, Audiencia general del 3 de noviembre de 1976).
alegría. Concédeme una experiencia tan incisiva que su-
prima en mí toda inseguridad a la hora de anunciar tu
nombre, tu nombre santo de Salvador de todos. Concé- ACTIO
deme, Señor, la convicción de que la Buena Nueva rei-
niciará su carrera en el m u n d o cuando tú brilles en mi Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
corazón y en el de tus discípulos como el Insustituible, «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida
como el Incomparable, como el Único necesario. Con- eterna» (Jn 6,68).
cédeme esta luz para que pueda yo iluminar este pe-
queño ángulo del m u n d o que me has confiado.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

CONTEMPLATIO La vida es imprevisible. Podemos ser felices un día y estar tris-


tes al siguiente, estar sanos un día y enfermos un día después,
ser ricos un día y pobres al siguiente. ¿A quién podremos, en-
¿Quién es Cristo? ¿Quién es para mí? Cuando refle-
tonces, aferramos? ¿En quién podremos confiar para siempre?
xionamos sobre estas preguntas sencillas, aunque terri-
Sólo en Jesús, el Cristo. El es nuestro Señor, nuestro pastor,
bles, no nos damos cuenta de que nos sentimos tentados nuestra fortaleza, nuestro refugio, nuestro hermano, nuestro
a deslizamos hacia un nominalismo cristiano y a eludir guía, nuestro amigo. Vino de Dios para estar con nosotros. M u -
la lógica dramática del realismo cristiano. Si Cristo es rió por nosotros y resucitó de entre los muertos para abrirnos el
aquél fuera del cual no hay solución a las cuestiones camino hacia Dios, y se ha sentado a la derecha de Dios y nos
esenciales de nuestra existencia, si son verdaderas y ac- acogerá en su casa. Con Pablo, debemos estar seguros de que
tuales aquellas palabras de Pedro, «lleno del Espíritu «ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo
Santo» (Hch 4,1 ls), entonces nos sentiremos agitados y presente ni lo futuro, ni las potestades ni la altura ni la profun-
quizás descompuestos. Ya no podremos considerar el didad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de
Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro» (Rm 8,38s)
nombre de Jesucristo como una pura y simple denomi-
(H. J. M . Nouwen, Pane per ¡I viaggio, Brescia 1997, p. 383
nación que se ha insinuado en el lenguaje convencional
[trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).
de nuestra vida, sino que su presencia, su estatura - d o -
Sábado (.1

*» Pedro y Juan han recibido en verdad, según l;i pi < i


Sábado mesa de Jesús, «una elocuencia y una sabiduría a la <//<(•
de la octava de pascua no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversa
rios»: estos últimos se encuentran, evidentemente, ion
dificultades. El fragmento está dominado, por una pai-
te, por la fuerza de los hechos que se imponen y, por
otra, por la voluntad de ocultarlos. Los hechos son la cu-
ración constatada y clamorosa; son todo lo que Pedro y
Juan han visto y oído. Por otra parte, está el poder que
quiere defenderse de la irrupción de los hechos, con su
poder de desestabilización. Los hechos están acredita-
dos por «hombres del pueblo y sin cultura», que pasan de
LECTIO acusados a acusadores.
Frente a la idea de prohibir «enseñar en el nombre de
Jesús» -y en esto se muestra perspicaz el sanedrín, por-
que el peligro procede de ese «nombre», la verdadera
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 4,13-21. novedad-, la respuesta de Pedro y Juan es la apelación
a la evidencia: no pueden callar lo que han visto y oído.
En aquellos días, al ver la valentía con que se expresaban Se trata de la conciencia de que hablar de estas cosas
Pedro y Juan, no salían de su asombro, sabiendo que eran era voluntad de Dios, u n mandato divino frente al cual
hombres del pueblo y sin cultura. Los reconocían como los preceptos humanos pierden su consistencia. No hay
compañeros de Jesús; 14 pero, como veían con ellos en pie
al hombre curado, nada podían responder. 15 Entonces les
amenaza h u m a n a que pueda oponerse a la fuerza del
ordenaron salir del Sanedrín y se pusieron a deliberar entre testimonio de los apóstoles, porque está con ellos la
ellos: fuerza irresistible de Dios.
16
- ¿Qué haremos con estos hombres? El milagro que han
hecho es notorio y lo saben todos los habitantes de Jerusa-
lén; no podemos negarlo. " No obstante, para que no se di- Evangelio: Marco 16,9-15
vulgue más entre el pueblo, les intimidaremos con amena-
zas, para que no vuelvan a hablar a nadie en nombre de ése. Jesús resucitó en la madrugada del primer día de la se-
18
Así que los llamaron y les prohibieron terminantemen- mana y se apareció en primer lugar a María Magdalena, de
te hablar y enseñar en el nombre de Jesús. '" Pedro y Juan les la que había expulsado siete demonios. 10 Ésta fue a comu-
respondieron: nicárselo a los que le habían acompañado, que estaban tris-
- ¿Os parece justo delante de Dios que os obedezcamos a tes y seguían llorando. " Ellos, a pesar de oír que estaba vivo
vosotros antes que a él? 20 Por nuestra parte, no podemos de- y que ella lo había visto, no le creyeron.
jar de proclamar lo que hemos visto y oído. Después de esto se apareció, con aspecto diferente, a
21 dos de ellos que iban de camino hacia el campo. " También
Ellos los despidieron con amenazas, sin encontrar el
modo de castigarlos, a causa del pueblo, pues todos daban fueron a dar la noticia a los demás. Pero tampoco les cre-
gloria a Dios por lo sucedido. yeron.
Octava de pascua Sábado 63
62

14
Por último, se apareció a los once, cuando estaban a la MEDITATIO
mesa, y les echó en cara su incredulidad y su terquedad, por
no haber creído a quienes le habían visto resucitado. 15 Y Es mejor obedecer a Dios que a los hombres: se Uatu
les dijo: de un criterio que hemos de desenterrar frente a la pre-
-Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia a potencia del mundo. Éste, a través de los medios de co-
toda criatura. municación y de otros medios todopoderosos, pretende
nivelar el modo de pensar y de valorar típico del cristia-
**• El texto es un añadido que sirve de conclusión al nismo, tomando como rasero el nivel del consumo y de
evangelio de Marcos, lisia redactado por otra mano, los horizontes exclusivamente intramundanos. La iden-
aunque pertenece a la época apostólica. Incluye la apa- tidad cristiana está padeciendo una agresión cada vez
más abierta, aunque la mayoría de las veces soft y sola-
rición de Jesús resucitado a María Magdalena, que fue
pada, que hace pasar por normal y obvio lo que con fre-
a anunciar a los discípulos incrédulos el aconteci-
cuencia no es más que un comportamiento detestable.
miento de la resurrección (vv. 9-11); la aparición del
Señor con aspecto de peregrino a los dos discípulos de En nombre de la voluntad superior de Dios es preci-
Emaús, que se volvían a su pueblo (w. 12s) y, por últi- so entablar un verdadero «combate cultural» destinado
a desenmascarar el peligro de la homologación pagana.
mo, la aparición del Resucitado a los Once, reunidos
Pero éste presupone un «combate espiritual» en nom-
en torno a la mesa, esto es, recogidos en la celebración
bre de una experiencia fuerte de Cristo. No se puede
eucarística, a quienes reprocha su incredulidad y su acallar la experiencia de la salvación, la experiencia de
actitud refractaria ante el testimonio de algunos discí- ser amados y acompañados en la vida por el amor de
pulos (w. 14s). Dios. No se puede vivir como si este amor no existiera
Sólo la presencia directa de Jesús liberará a los após- ni actuara en la historia. Hay aquí una invitación ulte-
toles de su dureza de corazón y los transformará en ver- rior al testimonio abierto y valiente, que no quiere im-
daderos creyentes. Al subrayar la incredulidad de los poner nada, pero que tampoco quiere recibir imposi-
discípulos, típica de todo el evangelio de Marcos, el ciones para ocultar lo más querido, lo más dulce, lo más
evangelista pretende poner de relieve que la resurrec- importante que mueve nuestra vida.
ción no es fruto de una imaginación ingenua o de algu-
na sugestión colectiva de los seguidores del Nazareno,
ORATIO
sino don del Padre en favor de aquel que se había hecho
obediente hasta la muerte para la salvación de toda la
Ilumina, Señor, mi mente y mi corazón, para que me
humanidad. dé cuenta de con cuánta frecuencia obedezco en reali-
Como conclusión, el Resucitado envía a los discípu- dad más a los hombres que a ti, de lo contaminado que
los al m u n d o para que prolonguen su misión y desarro- estoy por la mentalidad de este mundo, de la gran can-
llen la actividad evangelizadora junto con el Señor: «Id tidad de seducciones de que soy víctima, de la gran can-
por todo el mundo y proclamad la buena noticia a toda tidad de sirenas que me fascinan. A veces me doy cuen-
criatura» (y. 15). ta, casi de improviso, de que, de hecho, estoy pensando
64 Octava de pascua Sábado
(vS

y juzgando según los criterios del m u n d o y no según los dero cristiano, nadie es tan razonable, virtuoso, ama
tuyos. Descubro que me inclino a los ídolos fáciles, lige- ble» {Pensamientos, 541) (Pablo VI, Audiencia general
ros, envolventes, omnipresentes. del 8 de enero de 1975, passim).
Ilumina las profundidades de mi ser, los estratos más
escondidos de mi personalidad, los puntos menos cons-
cientes de mi sensibilidad, para que tenga el valor de ACTIO
proceder a una revisión, de revisar mi modo de situar-
me frente a la mentalidad corriente. Haz, Señor, que tu Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Palabra descienda a los subterráneos de mi psique, a las «Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hom-
sinuosidades de mi corazón, para que piense siguiendo bres» (Sal 118,8).
tus criterios, para que te obedezca, para que nunca - p o r
inconsciencia o por temor, por homologación o debili-
d a d - lenga yo que obedecer a los hombres más que a ti PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
o en contra de ti.
Nosotros, hombres de hoy, aunque nos consideremos en co-
munión con la religión cristiana - u n a comunión que muy a me-
nudo se calla, se minimiza o se seculariza-, poseemos rara vez
CONTEMPLATIO o de forma incompleta el sentido de la novedad de nuestro esti-
lo de vida. A menudo nos mostramos conformistas.
Podemos preguntarnos: ¿pienso acaso, en concien- El miedo al «qué dirán» nos impide presentarnos por lo que
cia, como cristiano? ¿Se inspira mi estado de ánimo en somos, esto es, como cristianos, como personas que libremente
la verdad que Cristo nos ha enseñado? ¿No estamos in- han optado por un determinado estilo de vida, austero cierta-
clinados más bien a tomar como guía de nuestros pen- mente, aunque superior y lógico. La Iglesia nos dice entonces:
samientos, de nuestros juicios, de nuestras acciones, «Cristiano, sé consciente, coherente, fiel, fuerte. En una palabra:
nuestro estado de ánimo personal, con una autonomía sé cristiano». «Renovad el espíritu de vuestra mente» (Ef 4,23).
que con mucha frecuencia no admite consejos ni com- La palabra espiritual se refiere a la gracia, esto es, al Espíritu
paraciones? ¿Podemos afirmar de verdad, siendo celo- Santo. Por eso diremos con san Ignacio de Antioquía: «Apren-
damos a vivir según el cristianismo» {Ad Magnesios, 10). En esto
sos como somos de nuestra independencia, de nuestra
consiste la renovación del Concilio. «Quien tenga oídos para
libertad, que tenemos el ánimo libre? ¿No deberíamos
oír, que oiga» (Pablo VI, Audiencia general del 8 de enero de
admitir más bien que hay una gran cantidad de otros 1975, passim).
elementos que se sobreponen a nuestro juicio conscien-
te para forjar nuestra mentalidad? Ciertamente, no po-
demos escapar de su influencia, pero debemos perma-
necer con una actitud crítica frente a todo esto y
preguntarnos con una vigorosa libertad interior: ¿es
cristiano todo esto? ¿Pienso verdaderamente como cris-
tiano? El cristiano es un ser nuevo, original, feliz, como
afirma también Pascal: «Nadie es feliz como un verda-
Segundo domingo de pascua 67

Segundo domingo de pascua los Apóstoles, como parte esencial de la «Buena Nueva»,
el relato de los primeros pasos de la comunidad crislia
na, animada e impulsada por el Espíritu de Jesús.
Ciclo A En el primero de los «compendios» que describen a
la Iglesia naciente aparecen las líneas fundamentales de
la vida eclesial. Por eso se ha convertido este fragmento
en paradigmático para todas las comunidades cristia-
nas. Cuatro son las características que distinguen a los
creyentes (v. 42): la asiduidad a la enseñanza de los
apóstoles, o sea, el reconocerse necesitados de aprender
a vivir como cristianos; la «comunión»: la expresión koi-
nonía - q u e aparece sólo aquí en la obra lucana- ha de
LECTIO
ser entendida como aquella unión de los corazones que
se manifiesta también en el reparto concreto de los bie-
nes materiales; la «fracción del pan»: ese gesto, típico de
los judíos para iniciar la comida ritual, indica ahora la
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2,42-47
eucaristía, el «memorial»; y, por último, la oración.
Los hermanos perseveraban en la enseñanza de los após- De este modo, la primera comunidad cristiana está
toles y en la unión fraterna, en la fracción del pan y en las ora- totalmente abierta al don del Espíritu, que puede obrar
ciones. 41 Todos estaban impresionados, porque eran muchos milagros en ella «por medio» de los apóstoles (v. 43). El
los prodigios y señales realizados por los apóstoles. 44 Todos relato deja aparecer el clima de alegría y de sencillez
los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común.
45
Vendían sus posesiones y haciendas y las distribuían en- que nace de una vida de intensa caridad fraterna (v. 44)
tre todos, según las necesidades de cada uno. 4" Unánimes y y de la oración unánime (w. 46-47a). Y la cosa es tanto
constantes, acudían diariamente al templo, partían el pan en más sorprendente por el hecho de que el texto no ocul-
las casas y compartían los alimentos con alegría y sencillez de ta tampoco fatigas y persecuciones. No se trata, por tan-
corazón; " alababan a Dios y se ganaban el favor de todo el to, de un cuadro utópico; más bien es preciso ver en él
pueblo. el modelo ideal al que hay que conformarse. El estilo de
vida asumido por la Iglesia naciente es en sí mismo tes-
*• Según su promesa, Cristo resucitado y ascendido timonio elocuente e irradiador, una evangelización que
al cielo se queda, no obstante, con los hombres hasta el prepara los ánimos de muchos a recibir la gracia de
fin de los tiempos. Sin embargo, su presencia en el tiem- Dios (v. 47).
po de la Iglesia es diferente a la que tuvo durante su vida
terrena. Ahora es el Espíritu Santo, primer don del Re-
sucitado a los creyentes, el que prosigue su obra en la Segunda lectura: 1 Pedro 1,3-9
tierra y el que manifiesta el poder de su resurrección en
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
la historia. Por eso transmite Lucas, en los Hechos de por su gran misericordia, a través de la resurrección di- lesu-
68 Octava de pascua Segundo domingo de pascua o')

cristo de entre los muertos, nos ha hecho renacer para una es- el cumplimiento del designio de salvación en medio (li-
peranza viva, 4 para una herencia incorruptible, incontamina-
da e inmarchitable. Una herencia reservada en los cielos para las dolorosas situaciones por las que atraviesan. Los su-
vosotros, 5 a quienes el poder de Dios guarda mediante la fe frimientos no deben convertirse en motivo de escánda-
para una salvación que ha de manifestarse en el momento fi- lo, en piedra de tropiezo, sino en crisol purificado!', don-
nal. " Por ello vivís alegres, aunque un poco afligidos ahora, es de se purifica la fe para ser cada vez más pura y firme
cierto, a causa de tantas pruebas. 7 Pero así la autenticidad de (w. 6s). Esta fe será, en efecto, el documento con el que,
vuestra fe -más valiosa que el oro, que es caduco aunque sea el último día, daremos testimonio de nuestro amor a
acrisolado por el luego- será motivo de alabanza, gloria y ho-
nor el día en que se manifieste Jesucristo. 8 Todavía no lo ha- Cristo, mientras que, ya desde ahora, nos proporciona
béis visto, pero lo amáis; sin verlo creéis en él, y os alegráis un gozo inefable y radiante en el corazón y nos condu-
con un gozo inefable y radiante; " así alcanzaréis vuestra sal- ce a la meta: la salvación eterna de las almas (w. 8s).
vación, que es el objetivo ele la fe.

*+ Tras una breve presentación del remitente y de los Evangelio: Juan 20,19-31
destinatarios (vv. ls), en la que se ofrece ya un escorzo
Aquel mismo domingo, por la tarde, estaban reunidos los
contemplativo sobre la obra de la salvación realizada discípulos en una casa con las puertas bien cerradas, por mie-
por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la primera carta do a los judíos. Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo:
de Pedro desarrolla el mismo tema, en los w . 3-12, en - La paz esté con vosotros.
20
forma de bendición solemne. De este modo se introduce Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se lle-
a los oyentes en una atmósfera sagrada que ayuda a naron de alegría al ver al Señor. 21 Jesús les dijo de nuevo:
percibir el inmenso don que representa la vocación bau- - La paz esté con vosotros.
Y añadió:
tismal. - Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros.
22
El Padre, en su inmenso amor, nos ha hecho renacer Sopló sobre ellos y les dijo:
(cf. Jn 3,1-15), haciéndonos hijos suyos, a través de la - Recibid el Espíritu Santo. 2' A quienes les perdonéis los
pecados, Dios se los perdonará; y a quienes se los retengáis,
muerte-resurrección de su Hijo unigénito (v. 3a). Este
Dios se los retendrá.
nuevo nacimiento no tiene delante la perspectiva de la 24
Tomás, uno del grupo de los doce, a quien llamaban «El
muerte, sino «una esperanza viva», una promesa (v. 4) Mellizo», no estaba con ellos cuando se les apareció Jesús.
25
no condicionada por la corruptibilidad de las cosas de Le dijeron, pues, los demás discípulos:
este mundo. Su plena posesión está reservada para no- - Hemos visto al Señor.
sotros «en los cielos», pero tenemos ya desde ahora un Tomás les contestó:
- Si no veo las señales dejadas en sus manos por los clavos
«anticipo», una «señal», en la medida en que vamos y meto mi dedo en ellas, si no meto mi mano en la herida
transformándonos interiormente, en la medida en que abierta en su costado, no lo creeré.
26
pasamos de seres carnales a seres espirituales, por Ocho días después, se hallaban de nuevo reunidos en
medio de una vida conforme con la fe profesada en el casa todos los discípulos de Jesús. Estaba también Tomás.
bautismo. Aunque las puertas estaban cerradas, Jesús se presentó en
medio de ellos y les dijo:
Pedro, que se dirige a comunidades cristianas proba- - La paz esté con vosotros.
das por la persecución, ofrece consuelo y luz para leer 27
Después dijo a Tomás:
Segundo domingo de pascua 71
70 Octava de pascua

- Acerca tu dedo y comprueba mis manos; acerca tu mano tiempo y en el espacio y les concede el poder divino de
y mótela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino creyente. liberar del pecado.
28
Tomás contestó: El segundo cuadro (w. 24-29) personaliza en Tomos
- ¡Señor mío y Dios mío! las dudas y el escepticismo que atribuyen los sinópl icos,
m
Jesús le dijo:
- ¿Crees porque me has visto? Dichosos los que creen sin
de manera genérica, a «algunos» de los Doce, y que pue-
haber visto. den surgir en cualquiera. Tomás ha visto la agonía de su
,0
Jesús hizo en presencia de sus discípulos muchos más Maestro y se niega a creer ahora en una realidad que no
signos de los que han sido recogidos en este libro. " Éstos han sea concreta, tangible, en cuanto al sufrimiento del que
sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de ha sido testigo (v. 25). Jesús condesciende a la obstina-
Dios, y para que, creyendo, tengáis en él vida eterna. da pretensión del discípulo (v. 27), pues es necesario
que el grupo de los apóstoles se muestre firme y fuerte
*» Estos dos episodios, próximos y relacionados con en la fe para poder anunciar la resurrección al mundo.
u n mismo tema -el de la fe- son, el eco fiel de cuanto ha Precisamente a Tomás se le atribuye la confesión de fe
sucedido en los corazones de los apóstoles tras la muer- más elevada y completa: «¡Señor mío y Dios mío!» (v. 28).
te de Jesús. Aplica al Resucitado los nombres bíblicos de Dios, YHWH
y Elohím, y el posesivo «mío» indica su plena adhesión
En el primero de ellos (w. 19-22), el Resucitado se de amor, más que de fe, a Jesús. La visión conduce a
aparece a los once, que, a pesar del anuncio de María Tomás a la fe, pero el Señor declara, de manera abierta,
Magdalena (v. 18), están encerrados todavía en el cená- para todos los tiempos: bienaventurados aquellos que
culo por miedo a los judíos. Jesús supera las barreras crean por la palabra de los testigos, sin pretender ver.
que se le interponen: pasa a través de las puertas, ma- Éstos experimentarán la gracia de una fe pura y des-
nifestando que su condición es completamente nueva, nuda que, sin embargo, es confirmada por el corazón
aunque no ha desaparecido nada de los sufrimientos y lo hace exultar con una alegría inefable y radiante
que padeció en la carne. La insistente referencia al cos- (1 Pe 1,8). Los w. 30s constituyen la primera conclusión
tado traspasado de Jesús es propia de Juan, que, de este del evangelio de Juan: se trata de un testimonio escrito
modo, quiere indicar el cumplimiento de las profecías que no pretende ser exhaustivo, sino sólo suscitar y
en Jesús (Ez 47,1; Zac 12,10.14). El tradicional saludo de corroborar la fe en que «Jesús es el Cristo, el Hijo de
paz asume también en sus labios un sentido nuevo: de Dios» (cf. Me 1,1).
augurio -«la paz esté con vosotros»- se convierte en pre-
sencia -«la paz está con vosotros». La paz, don mesiá-
nico por excelencia, que incluye todo bien, es, por tanto, MEDITATIO
una persona: es el Señor crucificado y resucitado en me-
dio de los suyos («sepresentó»: w. 19b.26b y, antes, v. 14). Jesús quiere que expresemos nuestra unión con él y
Al verlo, los discípulos quedan colmados de alegría y que correspondamos a su amor viviendo en comunión
confirmados en la fe. El Espíritu que Jesús sopla sobre entre nosotros, dejándonos plasmar de verdad como
ellos, principio de una creación nueva (Gn 2,7), confie- criaturas nuevas que no viven aisladas, sino unidas, por
re a los apóstoles una misión que prolonga la suya en el haber sido incorporadas todas a él. Ése es el linio de la
72 Octava de pascua Segundo domingo de pascua 73

pascua del Señor. Los que han nacido del mismo seno has derramado en nosotros la abundancia de tu Espíri-
de la Iglesia forman una sola familia. La novedad con- tu de santidad.
siste precisamenlc en poder vivir con un solo corazón y Custodia esos tesoros tan grandes, urge en nuestro
una sola alma en el amor. ánimo el deseo de caminar hacia ti con pureza de cora-
En el evangelio se aparece Jesús a los discípulos zón y santidad de vida. Que podamos vivir con fe y
cuando están reunidos. Los abraza con su mirada, les amor, con serenidad y fortaleza, los pequeños y los
da la paz, les entrega el Espíritu Santo y les muestra sus grandes sufrimientos de la vida diaria, a fin de que, pu-
llagas, signos de la crucilixión. Jesús les hace consta- rificados de todo fermento de mal, lleguemos juntos al
tar a través de las dudas de Tomás que el que está de- banquete de la pascua eterna que has preparado desde
lante de ellos es de verdad el Señor resucitado. También siempre para nosotros, tus hijos, pecadores perdonados
nosotros estamos reunidos hoy para tocar las llagas de por medio de tu Cristo.
Jesús, unas llagas gloriosas ahora, aunque siguen visi-
bles en su cuerpo glorificado, como signo de su amor.
Aparecen justamente como la declaración escrita, en CONTEMPLATIO
su cuerpo, del amor que le llevó a morir por nosotros en
la cruz. Santo Tomás, después de la resurrección de Cristo,
fue el único que deseó y el único que obtuvo tocar los
Bienaventurados nosotros si, aunque no lo veamos miembros de Cristo con manos ciertamente curiosas,
con los ojos del cuerpo, creemos en el Señor, creemos aunque a buen seguro dignas. Procedía, en efecto, de un
en su amor y besamos sus llagas. ¿Cómo? Besaremos a ardiente deseo, no de la incredulidad, el hecho de que
Jesús cuando también nosotros seamos traspasados dijera a sus condiscípulos, que habían visto al Señor es-
por clavos, por esas espinas que son las pruebas de la tando él ausente: «Si no veo las señales dejadas en sus
vida. Porque es siempre él quien sufre en nosotros, es manos por los clavos y meto mi dedo en ellas, si no meto
siempre él quien es crucificado en nuestra humanidad, mi mano en la herida abierta en su costado, no lo creeré».
una humanidad que debe pasar también por el crisol Tenía, efectivamente, mucho miedo de no gozar tam-
del dolor. Es siempre él: es él quien ya ha sido glorifica- bién con los ojos a aquel en quien creía con el corazón;
do en nosotros y, por consiguiente, está lleno de alegría; tenía miedo de verse privado de la visión de aquella luz
es él quien sigue sufriendo y, por consiguiente, gime. con la que los otros apóstoles se gloriaban de haber sido
Por eso, si tenemos fe, también nosotros podremos su- iluminados.
frir juntos y alegrarnos, porque siempre estaremos uni- Se apareció por segunda vez a los apóstoles, para sa-
dos a él, en su misterio. tisfacer el deseo de Tomás, y su deseo les fue útil tam-
bién a los otros; ahora, tras ver a Cristo, Tomás no tiene
menos que los otros. Compensa, en efecto, la pérdida
ORATIO que le supuso no haber visto antes mediante la visión
combinada con el tacto. Si hubiera sido de verdad in-
Señor Dios nuestro, en la plenitud de tu amor nos has crédulo, como piensan algunos, Cristo no se habría dig-
dado a tu Hijo unigénito y, añadiendo don sobre don, nado aparecérsele después de su propia resurrección.
Segundo domingo de pascua 75
74 Octava de pascua

Que estuviera ausente, que hubiera pedido con cierta in- verdad. Cuando Tomás se ofrece, es un hombre el que se ofrece.
Y si ofrece a Cristo su propio corazón, es un corazón de hombre
sistencia ver y tocar al Señor..., todo eso estaba dispuesto
el que le ofrece. Y si inclina su cabeza ante él, es una cabeza de
para nuestra salvación. Así conoceríamos con mayor
hombre la que se inclina. De este modo comienza la adoración
evidencia la verdad de la resurrección del Señor, una «en espíritu y en verdad» (P. Mazzolari, La parola che non
verdad que Tomás, tras haber sido reprochado por su passa, Vicenza 1984, pp. 138s, passim).
necesaria curiosidad, confirmó diciéndole: «¡Señor mío
y Dios mío!» (Gaudencio de Brescia, Sermón XVII, 6-9).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«V no seas iucirdiilo, sino creyente» (Jn 20,27).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

En el evangelio de hoy encontramos un cenáculo y una puer-


ta cerrada. Una puerta cerrada por temor a alguien es una his-
toria de todos los días, anticipada en el siervo de la parábola
que entierro el talento por miedo a perderlo. Afortunadamente,
al Señor no le importan nada nuestros cerrojos, y entra y sale
como auiere su caridad. Camina o se detiene, trabaja y des-
cansa, habla o se calla, sin que le importen nuestros temores. El
Señor muestra que no se ofende por la incredulidad de Tomás,
incluso la convierte en un argumento para nuestra fe. N o es ver-
dad que al Señor le disgusten ciertas resistencias. Cuando se tra-
ta de resistencias razonables, cuando el hombre obra con leal-
tad, con honestidad, como un hombre que, antes de fiarse de
otro, prueba si puede hacerlo por sí solo, entonces el Señor no
puede estar descontento. Basta con profundizar un poco en el
episodio de Tomás.
Es cierto que este último se mostró reservado y reacio y que,
antes de exclamar «¡Señor mío y Dios mío!», quiso asegurarse
con la pequeña garantía que ofrecen los sentidos, pero añora el
Señor sabe que puede contar con él más que con los otros, que
ese grito es un credo que continuará también ante el martirio.
Los tipos como Tomás tardan algo en arrodillarse, pero cuando
lo hacen se arrodillan de verdad, cuando aman lo hacen de
Segundo domingo de pascua 77

Segundo domingo de pascua letra) del primer verdadero tesoro de la Iglesia: el Icsli-
monio de la resurrección de Jesús. Los creyentes oslan
unidos en la ayuda a las necesidades de los hermanos, y
manifiestan también la plena comunión en el modo ele
Ciclo B llevar a cabo la beneficencia. En efecto, sin dividir los
ánimos, depositan a los pies de los apóstoles todo lo que
deciden dar espontáneamente. Se cumple así la prome-
sa de Dt 15,4: «No habrá ningún necesitado entre voso-
tros», porque los creyentes obedecen el nuevo manda-
miento de Jesús. Y crece la benevolencia de todos hacia
la comunidad cristiana (v. 33b).

LECTIO
Segunda lectura: 1 Juan 5,1-6

Queridos míos: el que cree que Jesús es el Mesías, ha naci-


Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 4,32-35 do de Dios. Y todo el que ama al que da el se, debe amar tam-
bién a quien lo recibe de él. 2 Por tanto, si amamos a los hijos
El grupo de los creyentes pensaba y sentía lo mismo, y na- de Dios, es señal de que amamos a Dios y de que cumplimos
die consideraba como propio nada de lo que poseía, sino que sus mandamientos. 3 Porque el amor consiste en guardar sus
tenían en común todas las cosas. 33 Por su parte, los apóstoles mandamientos, y sus mandamientos no son pesados. 4 Todo el
daban testimonio con gran energía de la resurrección de Je- que ha nacido de Dios vence al mundo, y ésta es la fuerza vic-
sús, el Señor, y todos gozaban de gran estima. 34 No había en- toriosa que ha vencido al mundo: nuestra fe. 5 ¿Quién es el
tre ellos necesitados, porque todos los que tenían hacienda o que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de
casas las vendían, llevaban el precio de lo vendido, 35 lo ponían Dios?
6
a los pies de los apóstoles y se repartía a cada uno según su Éste es el que vino por agua y sangre, Jesucristo; no por
necesidad. agua únicamente, sino por agua y sangre; y el Espíritu es el
que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.
**• El fragmento presenta el segundo «compendio» de
la vida de la Iglesia naciente. Pone el acento en la «uni- **• Fe y caridad, amor a Dios y al prójimo son los ele-
dad fraterna». ¿Cómo es posible decir que «pensaba y mentos esenciales que caracterizan la vida del cristiano
sentía lo mismo» una multitud tan grande? El secreto se (cf. 3,23; 4,11-20). Juan no se cansa de repetir esta sen-
encuentra en la plena disponibilidad, hecha de caridad cilla verdad, ahondando en ella de un modo siempre
y pobreza evangélicas, que impulsa a los miembros a nuevo. En la conclusión de su primera carta recuerda
poner al servicio del bien común lo que antes poseían el renacimiento bautismal y sus implicaciones (v. I):
en privado. «Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de
Dios». La misma fe que nos hace hijos de Dios nos hace
El grupo de los apóstoles está unido y se muestra también hermanos entre nosotros: todos somos hijos
compacto en la «consignación» (así el v. 33, al pie de la del mismo Padre, y estamos unidos por el vínculo del
7K Octava de pascua Segundo domingo de pascua 7lj

amor. No se trata de «sentimiento», sino de adhesión a son las apariencias, sino la voz lo que le da a nttiorcí
su voluntad, de cumplir sus mandamientos, que no son Lo que dice Jesús acaece, cada palabra suya se vuelve
pesados, porque son «peso» de amor, sugerido por los acontecimiento: en consecuencia, su paz se comunica ¡1
delicados matices de la caridad hacia los hermanos los apóstoles. Tal como lo había prometido, .lesiis IH>
(cf. w. 2s). La vida filial-bautismal «vence al mundo» deja huérfanos a sus discípulos, sino que les enhena el
-en 2,13s había dicho Juan: «Habéis vencido al maligno»- Espíritu Paráclito, gracias al cual podrán comprender
cuando es vivida de manera consciente día tras día, todo lo que les había enseñado y proseguir su misión
puesto que participa de la victoria única y definitiva en el m u n d o , cooperando con él en la obra de la salva-
llevada a cabo por Cristo con su muerte y resurrección, ción.
a la que nos unimos en la fe (w. 4s).
Hasta Tomás, al oír la voz de Jesús, se abre para re-
En efecto, Jesús no vino sólo con el agua del bautis- cibir el don de la fe, e, iluminado por el Espíritu, pue-
mo que lo manifestó a Israel en el Jordán, sino también de renunciar ahora a su exigencia de ver y tocar de ma-
con la sangre de la cruz, por medio de la cual atestiguó nera sensible. Aferrado en lo íntimo por la voz del
de modo cabal su amor al Padre y a la humanidad, lle- Maestro, se postra de inmediato en actitud de adora-
vando a cabo nuestra redención (v. 6). Y no ha dejado a ción y realiza una solemne proclamación de fe: «¡Señor
su Iglesia sólo el agua bautismal, sino también el sacra- mío y Dios mío!».
mento de su cuerpo inmolado y de su sangre derrama-
da, para que, acercándonos a la gracia del bautismo y Jesús estará siempre junto a sus apóstoles, junto a la
de la eucaristía, podamos crecer en la comunión con Iglesia, aunque de otro modo: a través de la acción del
Dios y con los hermanos, mediante el don del Espíritu, Espíritu Santo. Éste nos ofrece como fruto excelente la
que, tras descender sobre los apóstoles, guía a la Igle- paz, fruto m a d u r o de la salvación y distintivo principal
sia hacia la verdad completa (Jn 16,13-15), dando de los discípulos de Cristo. Por eso debemos abrirnos
testimonio de las inconmensurables dimensiones de la continuamente a este don, poniéndonos a disposición
salvación. total de Dios. En cada situación deberemos preguntar-
nos: «¿Qué quiero realizar con estos pensamientos y
estos sentimientos? ¿Qué busco de verdad?».
Evangelio: Juan 20,19-31 Si nos damos cuenta de que perseguimos fines ego-
ístas, deberemos rectificar nuestra voluntad, confián-
(Cf. el evangelio del segundo domingo de pascua, ciclo A, dola a la acción del Espíritu Santo, para que nos haga
p. 69). capaces de creer y de a m a r con autenticidad. Estamos
llamados, en efecto, a participar de la misma vida de
Dios, es decir, a ser santos. La santidad consiste preci-
MEDITATIO samente en dejar que el Espíritu Santo oriente y dirija
totalmente hacia Dios nuestra voluntad. Eso es lo cinc-
Jesús resucitado pasa a través de las puertas cerradas realiza en nosotros el Espíritu Santo que el Resucitado
y les dirige este saludo: «La paz esté con vosotros». nos ha dado. Por eso, vivir el misterio pascual es una
Como había sucedido antes con María Magdalena, no aventura maravillosa.
80 Octava de pascua Segundo domingo de pascua Kl

ORATIO crean sin ver». ¿De quién hablaba, hermanos, sino de


nosotros? Y no sólo de nosotros, sino también do los
Concede, Señor, a tus hijos la gracia de ser capaces de que vengan detrás de nosotros. En efecto, poco tiempo
detenerse un momento para escuchar el sonido de tu después de haberse alejado de los ojos mortales, para
voz. Apenas un instante para pensar y gustar qué suce- que se reforzara la fe en los corazones, todos los que
dería si en cada familia, en cada comunidad, latieran han creído lo han hecho sin ver, y su fe ha tenido un
siempre todos los corazones al unísono del ritmo de tu gran mérito. Para tener esta fe se limitaron a acercar un
corazón. corazón lleno de piedad a Dios, pero no la mano para
¡Oh alegría, plenitud de la alegría! La humanidad, tocar (Agustín, Sermón 88, 2).
afligida y agotada, no desea, Señor, otra cosa más que
esta paz, fruto del amor, fruto de tu Espíritu. Ábrenos
para acogerla, Señor; porque moriste y resucitaste para ACTIO
que nosotros la experimentáramos ya desde ahora y
fuéramos testigos de ella en medio de los hermanos. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«La paz esté con vosotros» (Jn 20,19).

CONTEMPLATIO
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
El Señor considera por encima de los que ven y creen
a los que creen sin ver. En efecto, en aquel tiempo la fe. El mundo tiene una ardiente sed de la paz de Dios, anhela
ver resplandecer el arco iris de la divina gracia después de la
de los discípulos de Cristo era tan vacilante que, aun
tempestad, pero no consigue liberarse de la agitación y de la
viéndolo ya resucitado, tuvieron que tocarlo también inquietud, puesto que es un mundo caído al que se le ha infligido
para creer en su resurrección. No les bastaba verlo con el destino inexorable de no conocer la paz.
los ojos: tenían que acercar también las manos a sus Si se me preguntara en qué consiste esa paz, sólo podría su-
miembros, tenían que tocar también las cicatrices de las gerir la imagen de algo que sea transitorio para proporcionar
heridas recientes; de este modo, el discípulo que duda- la idea de lo que es imperecedero. Conocéis la paz de un niño
ba, después de haber tocado y reconocido las cicatrices, adormecido, también sabéis algo de la paz que experimenta un
exclamó de inmediato: «¡Señor mío y Dios mío!». Las hombre en sí mismo cuando encuentra a la mujer amada, algo
cicatrices hacían manifiesto al que había curado las he- de la paz que encuentra el amigo cuando mira a los ojos del
ridas de todos los otros. amigo fiel; conocéis algo de la paz que experimenta un niño en
brazos de su madre, de la paz que reposa en ciertos rostros ma-
¿Es posible que el Señor no pudiera resucitar sin duros en la hora de la muerte; de la paz del sol vespertino, de
cicatrices? Sí, pero conocía las heridas del corazón de la noche que lo cubre todo y de las estrellas perennes; conocéis
los discípulos y, a fin de curarlas, conservó las cicatrices algo de la paz de aquel que murió en la cruz. Pues bien, tomad
en su cuerpo. todo eso como signo caduco, como símbolo pobre de lo que
¿Y qué le responde el Señor al discípulo que ahora puede ser la paz de Dios. Estar en paz significa saberse seguro,
declaraba y decía: «¡Señor mío y Dios mío!»? «Has creído saberse amado, saberse custodiado; significa poder estar tran-
- le dijo- porque has visto; bienaventurados aquellos que quilo, tranquilo del todo; estar en paz con un hombre significa
82 Octava de pascua
i
i

poder construir firmemente sobre la fidelidad, significa saberse I Segundo domingo de pascua
una sola cosa con él, saberse perdonados por él.
La paz de Dios es la fidelidad de Dios a pesar de nuestra in-
fidelidad. En la paz de Dios nos sentimos seguros, protegidos y
amados. Es cierto que no nos quita del todo nuestras preocupa- Ciclo C
ciones, nuestras responsabilidades, nuestras inquietudes; pero
por detrás de todas nuestras agitaciones y de todas nuestras
preocupaciones se ha levantado el arco iris de la paz divina: sa-
bemos que es él quien lleva nuestra vida, que ésta forma unidad
con la vida eterna de Dios.
Que Dios haga de nosotros hombres de su paz incompara-
ble, hombres que reposen en él, aun en medio del trastorno de
las cosas del mundo, que esta paz purifique y serene nuestras
almas y que algo de la pureza y de la luminosidad de la paz LECTIO
que Dios pone en nuestros corazones irradie en otras almas sin
paz; que nos convirtamos el uno para el otro, el amigo para el
amigo, el esposo para la esposa, la madre para el hijo, en por-
tadores de esta paz que viene de Dios (D. Bonhoeffer, Memoria Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 5,12-16
e fedeltá, Magnano 1995, pp. 146-149, passim).
Los apóstoles realizaban muchos signos y prodigios en me-
dio del pueblo. Todos los creyentes se reunían en el pórtico de
Salomón, 13 pero los demás no se atrevían a juntarse con ellos.
El pueblo, sin embargo, los tenía en gran estima, l4 de modo
que una multitud de hombres y mujeres se incorporó al nú-
mero de los que creían en Jesús. I5 Incluso sacaban los enfer-
mos a las plazas y los ponían en camillas y parihuelas para
que, al pasar Pedro, al menos su sombra tocara a alguno de
ellos. 16 Un gran número de personas procedentes de las ciu-
dades cercanas acudían a Jerusalén llevando enfermos y po-
seídos por espíritus inmundos, y todos se curaban.

**• El fragmento presenta el tercero de los «compen-


dios» de los Hechos de los Apóstoles. Se trata de resú-
menes usados en la narración de Lucas como «puentes»
entre diferentes secciones. Muestran cómo vivía la co-
m u n i d a d cristiana en aquellos tiempos y, a la vez, c ó m o
debería vivir siempre. E n este compendio se encuen
tran, en efecto, siete verbos en imperfecto destinados ;i
indicar u n a situación habitual de la comunidad. Eslii h.i
hallado u n lugar estable de encuentro j u n t o al leinpl"
Octava de pascua Segundo domingo de pascua
84 8S

(el pórtico de Salomón), se reúne en torno a los apósto- el paciente trabajo de entrar en su lenguaje carpido di!
les y muestra poseer u n a identidad bien definida frente símbolos. Juan recibe esta revelación en favor de lo*
a los otros. hermanos mientras se encontraba confinado en l.i ¡sla
de Patmos a causa de la fe. La profunda experiencia os
En el centro de la narración aparece la presencia y la
piritual (v. 10) vivida por él tiene lugar precisamente el
acción de los apóstoles, en particular la de Pedro. Éstos
domingo, día memorial de la resurrección del Señor.
realizan signos y prodigios que atestiguan el poder del
Oye a su espalda una voz potente, «como de trompeta»,
Resucitado. El pueblo los exalta; aumenta el número de que le ordena escribir lo que vea. Los elementos con los
los creyentes; aumenta también la fe suscitada por el que se describe esta primera experiencia recuerdan la
poder de curación de los apóstoles, incluso por la som- revelación del Sinaí, comprendida, no obstante, en sn
bra de Pedro. Se perfilan aquí los rasgos de la Iglesia, plenitud gracias al misterio pascual. En efecto, Juan tie-
que, mientras se va formando, agrega siempre, por el ne que volverse (el verbo usado es epistréphein, el mis-
poder del Espíritu, nuevos miembros, sobre todo me- mo término que indica la «conversión» como retorno a
diante la actividad de los apóstoles. Dios) y precisamente porque se «convierte» puede ver.
Se presenta entonces ante sus ojos un misterioso perso-
naje, «una especie de figura humana» (v. 13) en medio de
Segunda lectura: Apocalipsis 1,9-1 la.12-13.17-19 siete candelabros de siete brazos.
9
Yo, Juan, hermano vuestro, que por amor a Jesús com- El único candelabro de siete brazos del templo de Je-
parto con vosotros la tribulación y la espera en la isla de rusalén se ha transformado, por consiguiente, en mu-
Patmos por haber anunciado la Palabra de Dios y haber dado chos candelabros a fin de indicar que ha tenido lugar
testimonio de Jesús. 10 Caí en éxtasis un domingo y oí detrás un paso desde el único ámbito del culto - o sea, el tem-
de mí una voz potente, como de trompeta, " que decía: plo- a la totalidad de la comunidad eclesial. En medio
- Escribe en un libro lo que veas y mándalo a estas siete
Iglesias: a Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadel- de ellos está Cristo resucitado, descrito con elementos
ña y Laodicea. tomados del Antiguo Testamento. Éstos expresan la
12
Me volví para mirar de quién era la voz que me hablaba, función mesiánica, que ha llegado a su culminación. La
y al volverme vi siete candelabros de oro, " y en medio de los larga túnica y la banda de oro (v. 13) son un rasgo dis-
candelabros una especie de figura humana que vestía larga tintivo sacerdotal (cf. Dn 10,5); el pelo blanco (v. 14a)
túnica y tenía el pecho ceñido con una banda de oro. alude al «anciano de los días» de Dn 7,9. El Hijo del
17
Cuando lo vi, me desplomé a sus pies como muerto, pero hombre es Dios mismo. Frente a él reacciona Juan con
él puso su mano derecha sobre mí diciendo:
el desconcierto propio de quien entra en contacto con
- No temas; yo soy el primero y el último; 18 yo soy el que
vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo en Dios, pero el personaje glorioso le tranquiliza y se pre-
mi poder las llaves de la muerte y del abismo. 19 Escribe, pues, senta con cinco expresiones que le califican como el Re-
lo que has visto, lo que está sucediendo y lo que va a suceder sucitado. En efecto, es «el primero y el último», es decir,
después de todo esto. el creador y señor del cosmos y de la historia (cf. Is 44,8;
48,12); «el que vive», a saber: el que tiene la vida en sí
**• El Apocalipsis es, por excelencia, el libro de la «re- mismo, según una terminología muy estimada por el
velación» de Jesús, aunque requiere por parte del lector Antiguo Testamento. No sólo es el que vive, sino el que
86 Octava de pascua
Segundo domingo de pascua H7
I
/
tiene las llaves -esto es, el poder- de la muerte y del ORATIO
abismo de los muertos.
Ven, quédate con nosotros, Señor, y aunque r u m e n
tres cerrada la puerta de nuestro corazón por leí ñor o
Evangelio: Juan 20,19-31 por cobardía, entra igualmente. Tu saludo de paz es bal
samo que hace desaparecer nuestros miedos; es don que
(Cf. el evangelio del segundo domingo de pascua, ciclo A, abre el camino a nuevos horizontes. Dilata los angostos
p. 69). espacios de nuestro corazón. Refuerza nuestra frágil es-
peranza y danos unos ojos penetrantes para vislumbrar
en tus heridas de amor los signos de tu gloriosa resu-
MEDITATIO rrección. Con frecuencia también nosotros nos mostra-
mos incrédulos, necesitados de tocar y de ver para po-
«Estaba muerto, pero ahora vivo para siempre.» Jesús der creer y ser capaces de confiar. Haz que, iluminados
vino a compartir en todo nuestra condición h u m a n a , y por el Espíritu Santo, podamos ser contados entre los
ahora también nosotros tenemos en él la certeza de bienaventurados que, aunque no han visto, han creído.
que la muerte n o es la última palabra pronunciada so-
bre nuestro destino. Esta certeza cambia de manera
radical la orientación de nuestro corazón. En él, vivo, CONTEMPLATIO
también nosotros vivimos una vida nueva. Así pues, es
importante que todos nuestros pensamientos, todas Cristo se apareció a los apóstoles escondidos en una
nuestras acciones, todos nuestros encuentros, estén casa y entró con las puertas cerradas. Pero Tomás, que
imbuidos de la alegría y de la novedad de la vida resu- no estaba presente durante esta aparición, permaneció
citada que Jesús ha venido a traernos. La comunidad incrédulo. Desea ver, no acepta ni le basta con oír ha-
cristiana es el lugar en el que podemos llevar a cabo y blar de ella. Cierra los oídos y quiere abrir el corazón.
alimentar de m a n e r a estable la experiencia de la vida Le quema la impaciencia.
nueva, repleta por fin de sentido y liberada de la an- Tomás, hombre de carácter exigente y desconfiado,
gustia y del miedo. pone por delante su incredulidad, esperando gozar así
de una visión. «Si él se me aparece -dice-, eliminará mi
Sin embargo, con excesiva frecuencia nos mostramos
incredulidad. Pondré mi dedo en las cicatrices de los
tardos e incrédulos, y nos reconocemos fácilmente en la
clavos y abrazaré al Señor a quien tanto amo. Me re-
figura de Tomás, el apóstol que quería tocar para creer. prochará también mi incredulidad, pero me colmará
Como él, también nosotros perseguimos, con frecuen- con su visión.» El Señor se aparece de nuevo, aplaca el
cia, certezas que sean conformes a nuestras mezquinas tormento y elimina la duda de su discípulo. Pero, más
medids. Y el Señor nos deja hacer. Nos da las pruebas que la duda, satisface su deseo.
que queremos y espera a que, ante la evidencia, llegue-
Entra con las puertas cerradas. Esta increíble apai i
mos a proclamar, con un ímpetu de fe y de amor, que él
ción confirma su increíble resurrección. Entornes le
es nuestro Señor, nuestro Dios.
toca Tomás, desaparece su desconfianza y, colmado de
MH Octava de pascua Segundo domingo de pascua 89

una fe sincera y de todo el amor que se debe al mismo miento de todo. En consecuencia, es mi fe la que tiene que ser
Dios, exclama: «¡Señor mío y Dios mío!». El Señor le reanimada...
responde: «Porque me has visto, has creído. Bienaventu- Pero ¿dónde se encuentra su debilidad? Creo, a buen segu-
ro, que Jesús es Dios que ha venido entre nosotros y ha dado
rados los que creen sin haberme visto. Tomás, anuncia la
vida a mi vida. Creo, ciertamente, en Jesús, verdadero hombre,
resurrección a quienes no me han visto. Arrastra a toda que murió crucificado y resucitó de entre los muertos: como Dios
la gente a creer no en lo que ven sus ojos, sino en lo que verdadero, «la muerte ya no tiene poder sobre él». Sí, Jesús,
dice tu palabra». creo que has resucitado. Tú, el Hijo de Dios encarnado, «la fi-
Éstos son los nuevos reclutas del Señor [...]. Han se- delidad encarnada de Dios», has resucitado con tu cuerpo de
hombre. Creo que has vencido a la muerte, también la mía.
guido a Cristo sin haberlo visto, lo han deseado, h a n
¿Pero creo de una manera vital en esta resurrección de la car-
creído en él. Lo han reconocido con los ojos de la fe, ne, de mi carne, como afirmo en el Credo? ¿Justamente como la
no con los del cuerpo. No han puesto sus dedos en la vivió Jesús y como la leo en los cuatro evangelios? N o entraré
herida de los clavos, pero se han unido a su cruz y h a n de verdad en la resurrección de Jesús más que si digo un «sí»
abrazado sus sufrimientos. No han visto el costado del incondicional a mi resurrección. Este «sí» a mi destino personal
Señor, pero se h a n unido a sus miembros a través de la es el que debo pronunciar antes que nada, más allá de todas las
gracia (Basilio de Seleucia, Omelia sulla Pasqua, cit. en falsas apariencia de los sentidos, un «sí» a un «yo que continúa
Padri della Chiesa, // mistero pasquale, Brescia 1991 3 , en una vida nueva».
pp. 171-175, passim). Es preciso que mi voluntad se comprometa con este «sí» a mi
supervivencia gloriosa, para aue mi «sí» a Cristo sea algo dife-
rente a un simple sonido vocal (J. Loew, Dios incontro alí'uomo,
Milán 1985, pp. 164-167, passim).
ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

¡Encontrar a Dios! M i r a , estoy sin luz. Me parece que podría


decir frases bonitas (y entusiasmarme con ellas), pero justamente
pronunciadas demasiado deprisa, de manera superficial. Me
<IK uentro en una situación en la que mi creer ya no se me pre-
i i n l a como un conocer algo sobre Dios, como un «Credo», sino
((uno la piedra de toque de mi fe. Si yo creyera de verdad, ¿se-
<l"iiici siendo aún presa de insignificantes contrariedades con
luíiid frecuencia? ¿Me sentiría alarmado por proyectos tan me-
il< •• ios? N o , entonces nada sería objeto de desprecio, sino que
I • I • quodaría iluminado por este inimaginable y rico cumpli-
Lunes ')|

Lunes *• La pequeña comunidad donde se refugiaron IVdi • >


de la segunda semana y Juan no reaccionó a la primera persecución de la i|iii'
fue objeto preparando estrategias humanas, sino con la
de pascua oración. Esa oración -la más detallada del Nuevo Tesla-
m e n t o - tiene una clara impronta veterotestamentaria.
Como en muchas oraciones de los profetas, aparece,
primero, la invocación a Dios creador; a continuación,
el recuerdo de las maravillas y de los beneficios, y, por
último, la petición.
Interesa señalar, en primer lugar, que lo que se pide
es poder anunciar la Palabra con toda libertad, es decir,
sin estar condicionados por las amenazas. No es que
LECTIO
les falte valor - n o tienen miedo a la persecución-; lo que
piden es poder difundir la Palabra sin impedimentos.
Hemos de señalar también, en segundo lugar, que la
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 4,23-31 oración gira en torno al Sal 2, donde se habla de la cons-
piración de los poderosos de la tierra -paganos, como es
En aquellos días, cuando los dejaron en libertad, los após- n a t u r a l - contra el rey ungido. Una persecución que tuvo
toles Pedro y Juan fueron a los suyos y les contaron todo lo
que les habían dicho los jefes de los sacerdotes y los ancianos.
lugar, en principio, contra Cristo, el Mesías; Dios se ríe
24
Al oír el relato, todos juntos invocaron a Dios diciendo: de estas persecuciones con su trepidante victoria de la
- Señor nuestro, tú has creado el cielo, la tierra, el mar y resurrección. Los perseguidores son los poderosos, y
todo lo que hay en ellos, 25 tú dijiste, mediante el Espíritu San- entre ellos hay «gente de Israel» que se ha vuelto aliada
to por boca de nuestro antepasado David, tu siervo: de los paganos.
¿Por qué se alborotan las naciones, La oración agrada a Dios, que la acoge con un signo
y los pueblos maquinan vanos proyectos? visible, con un envío renovado del Espíritu y con la
26
Los reyes de la tierra conspiran
y los príncipes se alian audacia del anuncio.
contra el Señor y contra su Mesías.
27
En esta ciudad, en efecto, se han reunido Herodes y Pon- Evangelio: Juan 3,1-8
cio Pilato, junto con extranjeros y gentes de Israel, contra tu
santo siervo Jesús, al que ungiste 28 para hacer lo que tu poder 1
y tu voluntad habían decidido de antemano que sucediera. Un hombre, llamado Nicodemo, miembro del grupo de
los fariseos y principal entre los judíos, 2 se presentó a Jesús
" Y ahora, Señor, mira sus amenazas y concede a tus siervos
de noche y le dijo:
anunciar tu palabra con toda libertad. 30 Manifiesta tu poder
- Maestro, sabemos que Dios te ha enviado para enseñar-
para que se realicen curaciones, señales y prodigios en el
nos; nadie, en efecto, puede realizar los signos que tú haces,
nombre de tu santo siervo Jesús. si Dios no está con él.
" Al terminar su oración, el lugar en el que estaban reuni- 3
Jesús le respondió:
dos tembló; todos quedaron llenos del Espíritu Santo y se pu- - Yo te aseguro que el que no nazca de lo alto no puede ver
sieron a anunciar la Palabra de Dios con toda valentía. el Reino de Dios.
Segunda semana de pascua Lunes \ y^
92
j
4
Nicodemo repuso: nacimiento del Espíritu que sólo Dios puede poner on
- ¿Cómo es posible que un hombre vuelva a nacer siendo marcha en el corazón del hombre con la fe en la perso-
viejo? ¿Acaso puede entrar de nuevo en el seno materno para na de Jesús (cf. Jn 1,12; Ez 36,25-27; ls 32,15; .11 3,ls).
nacer? Para entrar en el Reino hacen falta dos cosas: el agua,
5
Jesús le contestó: esto es, el bautismo, y el Espíritu que permite hacer bro-
- Yo te aseguro que nadie puede entrar en el Reino de Dios,
si no nace del agua y del Espíritu. " Lo que nace del hombre tar la fe en el creyente. Nicodemo, para pasar de la le
es humano; lo engendrado por el Espíritu es espiritual. 7 Que endeble a la fe adulta, debe aprender antes a ser humil-
no te cause, pues, tanta sorpresa lo que te he dicho: «Tenéis de ante el misterio, a hacerse pequeño ante el único
que nacer de lo alto». 8 El viento sopla donde quiere; oyes su Maestro, que es Jesús.
rumor, pero no sabes ni de dónde viene ni adonde va. Lo mis-
mo sucede con el que nace del Espíritu.
MEDITATIO
*•• El encuentro de Jesús con Nicodemo contiene el
primer discurso del ministerio público del Señor y tiene Frente a la persecución, los primeros cristianos se
una gran importancia en Juan. El tema fundamental es el pusieron a orar. No para ser liberados de las molestias
camino de la fe. El evangelista lo presenta a través de un de la persecución, sino para no dejarse bloquear por los
personaje, representante del judaismo, que, en realidad, obstáculos y para no perder el valor de anunciar la Pa-
por ser un verdadero israelita, cree sólo en los signos- labra. El resultado es la venida del Espíritu Santo, que
milagros y, en virtud de esta débil fe, le resulta difícil ele- les infunde energía y audacia. Para la evangelización se
varse para acoger la revelación del amor que propone Je- impone la oración, mucha oración. Y es que la evangeli-
sús (v. 11). Estamos frente a la doctrina de Jesús sobre zación es obra del Espíritu, que toca no sólo los corazones
el misterio del «nuevo nacimiento», sobre la fe en el Hijo de los oyentes, sino también el corazón, a veces tibio y
unigénito de Dios y sobre la salvación o la condena del vacilante, de los anunciadores.
hombre que recibe o rechaza la Palabra de Jesús. ¿Rezo de verdad por la difusión del Evangelio? ¿Rezo
La composición del fragmento se fija primero en la para tener la misma parresía de los primeros apóstoles y
ambientación del coloquio (w. ls) y, a continuación, discípulos? ¿Estoy verdaderamente convencido de que,
presenta el diálogo sobre el misterio del «nuevo naci- sin el Espíritu Santo, resuena vacío el anuncio? Los san-
miento» (w. 3-8). El itinerario de fe de Nicodemo em- tos oraban antes, durante y después del anuncio para
pieza en su disponibilidad, que llega incluso a captar al- que el Espíritu Santo tuviera libre curso. Otra pregunta:
gunas consecuencias a partir de los signos realizados «¿Pertenezco yo también a esos que dedican una gran
por Jesús. Con todo, anda todavía muy lejos de captar cantidad de tiempo a confeccionar planes y proyectos
pastorales y "pierden" poco tiempo en la oración?».
su significado interior y el misterio de la persona de
Cristo. Jesús, con una primera y una segunda revelacio- Hoy debería examinarme sobre el tipo de oración
nes, desbarata la lógica h u m a n a del fariseo y lo intro- que practico: ¿está más orientada a la segunda o a la
duce en el misterio del Reino de Dios, que está présen- primera parte del Padrenuestro? ¿Está más orientada a
le y obra en su persona: «El que no nazca de lo alto... Si mis necesidades o a las de las personas que conozco, o
no nace del agua y del Espíritu...» (w. 3.5). Se trata de un a la difusión del Evangelio, al «venga a nosotros tu lici
Lunes l
94 Segunda semana de pascua )S

no», a la difusión de la «Buena Noticia» en el mundo? El cia, como fuente psicológica de fuerza («beber en las
tipo de la oración que practico expresa la calidad evan- fuentes», «aprovisionarse» y otras fórmulas al uso), sino
gélica de mis preocupaciones. ¿Hay sitio en ella para la como el acto de adoración, debido al amor, que da gloria.
difusión de la Palabra? ¿Incluso para la difusión en la En este acto busca el hombre, de manera prioritaria,
que no participa mi grupo o yo mismo? responder desinteresadamente al amor de Dios, y de esle
modo da testimonio de que ha comprendido la man i Tes-
tación divina del amor (H. U. von Balthasar, Sólo el amor
es digno de fe, Sigúeme, Salamanca 1990).
ORATIO

Debo reconocer, Señor, que mi oración es poca, y ese


poco más bien narcisista. Te hablo de mis cosas, de mis ACTIO
preocupaciones, de mi prójimo, de lo que me angustia o
de lo que tiene relación conmigo. Pero te hablo poco del Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Reino, de la Palabra - q u e debería ser anunciada de «Venga tu Reino, Señor».
modo menos endeble-, de mí y de los cristianos que es-
tán a la defensiva, de la evangelización de los pueblos y
del pueblo en el que vivo. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
¿No será porque me he resignado al ocaso de la fe? La Iglesia ha sido llamada a anunciar la Buena Nueva de
¿No será acaso que me impresiona más la pobreza eco- Jesús a todos los pueblos y a todas las naciones. Además de las
nómica que la pobreza espiritual? ¿No será que también muchas obras de misericordia con las que la Iglesia debe hacer
yo me he adecuado a ese modo de pensar, tan difundi- visible el amor de Jesús, debe anunciar también con alegría el
do en nuestros días, de que lo importante es «hacer el gran misterio de la salvación de Dios, a través de su vida, del
bien»? Señor, sé que eso es verdad, pero dame la pro- sufrimiento, de la muerte, de la resurrección de Jesús.
funda convicción de que también es insuficiente. En La historia de Jesús ha de ser proclamada y celebrada. Algu-
nos la escucharán y se alegrarán, otros permanecerán indiferen-
efecto, si no te anuncio, ¿quién te amará? Y si no te
tes, y otros aún se mostrarán hostiles. La historia de Jesús no siem-
amamos, ¿qué vale la vida? Convénceme, Señor, del pri-
pre será aceptada, pero hemos de contarla. Nosotros, los que
mado de la Palabra, de la necesaria prioridad que he de conocemos esa historia e intentamos vivirla, tenemos la gloriosa
otorgarle a su anuncio, del hecho de que debo partici- tarea de contarla a los otros. Cuando nuestras palabras nacen de
par en la evangelización a partir de mi oración. Oh Se- un corazón lleno de amor y de gratitud, dan fruto, tanto si lo ve-
ñor, que amas a todos los hombres y toda la creación, mos como si no (H. J. M. Nouwen, Pane per il viagqio, Brescia
dirige a ti y a tu Palabra mi pobre oración. 1997, p. 334 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).

CONTEMPLATIO

I .a oración, sea personal o eclesial, está preordenada


a la acción: no debe ser considerada, en primera instan-
Martes l
>7

Martes el fruto de los mismos a disposición de todos. La se-


gunda práctica consiste en la venta de los bienes, segui-
de la segunda semana da de la distribución de lo recaudado. Esta distribución
de pascua la hacen los apóstoles después de que se deposita a sus
pies el importe de la venta. Estas dos prácticas de co-
munión no son las únicas: los Hechos de los Apóstoles
presentan otras. Pablo habla del trabajo de sus propias
manos para proveer a las necesidades de los suyos y de
«los débiles» (20,34s).
Lo que le importa a Lucas sobre todo es mostrar que
las distintas prácticas de comunión de bienes están
arraigadas en una profunda comunión de espíritus y de
LECTIO corazones. Del conjunto se desprende que estamos en
presencia de la comunidad mesiánica, heredera de las
promesas hechas a los padres: «No habrá ningún pobre
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 4,32-37 entre los tuyos, porque Yahvé te bendecirá abundante-
12 mente en la tierra que Yahvé tu Dios te da en herencia
El grupo de los creyentes pensaba y sentía lo mismo, y
nadie consideraba como propio nada de lo que poseía, sino para que la poseas, pero sólo si escuchas de verdad la voz
que tenían en común todas las cosas. 33 Por su parte, los após- de Yahvé tu Dios» (Dt 15,4s).
toles daban testimonio con gran energía de la resurrección de
Jesús, el Señor, y todos gozaban de gran estima. 34 No había
entre ellos necesitados, porque todos los que tenían hacienda
o casas las vendían, llevaban el precio de lo vendido, " lo po- Evangelio: Juan 3,7b-15
nían a los pies de los apóstoles y se repartía a cada uno según
su necesidad. En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «En verdad te
36
Éste fue el caso de José, un levita nacido en Chipre, a digo: Tenéis que nacer de lo nuevo. 8 El viento sopla donde
quien los apóstoles llamaban Bernabé, que significa «el que quiere; oyes su rumor, pero no sabes ni de dónde viene ni
trae consuelo». 37 Éste tenía un campo, lo vendió, trajo el di- adonde va. Lo mismo sucede con el que nace del Espíritu».
9
nero y lo puso a disposición de los apóstoles. Nicodemo replicó:
- ¿Cómo puede ser esto?
10
Jesús le contestó:
**• Éste es el segundo «compendio», o cuadro recopi- - ¿Tú eres maestro de Israel e ignoras estas cosas? " Yo te
aseguro que hablamos de lo que sabemos y damos testimonio
lador, donde Lucas presenta el nuevo estilo de vida de la de lo que hemos visto; pero vosotros rechazáis nuestro testi-
Iglesia, fruto del Espíritu. Se subraya aquí la comunión monio. 12 Si no me creéis cuando os hablo de las cosas terre-
de bienes, descrita de un modo más bien detallado. nas, ¿cómo vais a creerme cuando os hable de las cosas del
Aparecen dos prácticas de comunión: la primera con- cielo? " Nadie ha subido al cielo, a no ser el que vino de allí,
es decir, el Hijo del hombre. 14 Lo mismo que Moisés levantó
siste en poner en común los propios bienes o comunión la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene
de uso. Cada uno es propietario de sus bienes, pero se ( que ser levantado en alto 15 para que todo el que crea en él
considera sólo administrador de los mismos, poniendo tenga vida eterna.
98 Segunda semana de pascua Martes
99

*» El diálogo de Jesús con Nicodemo se transforma MEDITATIO


aquí en un monólogo ininterrumpido que el evangelista
pone en los labios de Jesús. Nos encontramos frente a El texto de Hechos de los Apóstoles es uno de los más
palabras auténticas de Jesús y a testimonios pospascua- frecuentados por parte de la tradición espiritual de la
les fundidos por el autor en un solo discurso. Se trata de Iglesia. A partir del primer monacato, en todos los mo-
una profesión de fe usada en el interior de la vida litúr- mentos de crisis o de dificultades en la vida cristiana se
gica de la Iglesia joanea. En ella se contiene, en síntesis, ha hecho referencia a este texto como a u n modelo fun-
la historia de la salvación. dador e insuperable de la vida de la Iglesia y, por consi-
guiente, como a una piedra sobre la que es posible cons-
El tema desarrolla lo que vimos en el fragmento de truir formas auténticas de vida cristiana.
ayer, centrado en el testimonio de Cristo, Hijo del hom-
bre bajado del cielo, el único que está en condiciones de En este fragmento aparecen toda la fascinación y la
revelar el amor de Dios por los hombres a través de su nostalgia de la fraternidad; más aún: de una Iglesia fra-
terna. En un momento en el que parecen desaparecer
propia muerte y resurrección (w. 11-15). El evangelista
otras perspectivas, he aquí la posibilidad de r e t o m a r el
insiste ahora en la importancia de la fe. Si ésta no crece
camino del renacimiento a partir de la fraternidad, la
con la revelación hecha por Jesús sobre su destino espi- fuente inagotable del estilo de vida cristiano. La nove-
ritual, ¿cómo podrá ser acogida la gran revelación rela- dad cristiana se expresa sobre todo en la fraternidad: a
cionada con su éxodo pascual? Los hombres deben dar través de comunidades fraternas, a través de una Iglesia
crédito a Cristo, aunque ninguno de ellos haya subido al fraterna, a través de una mentalidad fraternal que bus-
cielo para captar los misterios celestiales, ya que sólo él, ca por encima de todo crear relaciones fraternas, como
que ha bajado del cielo (v. 13), está en condiciones de signo de la venida del Reino de Dios.
anunciar la realidad del Espíritu, y es el verdadero
¿Qué lugar ocupa la fraternidad en mis preocupa-
puente entre el hombre y Dios. Sólo Jesús es el lugar
ciones? ¿Qué importancia tiene la construcción de la
ideal de la presencia de Dios. Y esta revelación tendrá fraternidad en mi vida espiritual? ¿Es acaso mi espiri-
su cumplimiento en la cruz, cuando Jesús sea ensalza- tualidad u n a espiritualidad individualista, de la que
do a la gloria, para que «todo el que crea en él tenga la están prácticamente excluidos los hermanos y las her-
vida eterna» (v. 15). manas?
La humanidad podrá comprender el escandaloso y
desconcertante acontecimiento de la salvación por me-
dio de la cruz y curar de su mal, como los judíos curaron ORATIO
en el desierto de las picaduras de las serpientes miran-
Señor, muéstrate bondadoso conmigo, que, de hecho,
do la serpiente de bronce (cf. Nm 21,4-9). El simbolis-
considero poco importante la fraternidad. Estoy preo-
mo de la serpiente de Moisés afirma la verdad de que la
cupado de que las cosas «funcionen» y, así, encuentro el
salvación consiste en someternos a Dios y dirigir nues-
pretexto para olvidarme de que los otros son mis her-
tra mirada al Crucificado, verdadero acto de fe que co- manos, cuando no los convierto en meros instrumentos.
munica la vida eterna (cf. Jn 19,37). Estoy preocupado por mi salud y, así, me olvido de que
100 Segunda semana de pascua Mulles 101

los otros también tienen sus problemas, quizás mucho ACTIO


más graves que los míos. Estoy preocupado por el bien
que debo hacer y, con frecuencia, no me pregunto si lo Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
hago de una forma fraterna, si lo hago de hermano a her- «Reina, Señor, glorioso en medio de nosotros».
manos. Estoy preocupado por llevarte a los alejados y
me olvido de los que tengo cerca.
Señor, concédeme unos ojos y un corazón fraternos. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
¡Qué alejado ando de todo esto! Estoy alejado, y la ma-
yoría de las veces ni siquiera me doy cuenta, porque no El fin de una comunidad no puede ser sólo ofrecer a
me tomo en serio la fraternidad: resulta demasiado sus componentes un sentimiento de bienestar. Su obje-
poco gratificante, no me hace lucir, no enciende mi tivo y su significado son más bien hacer que todos los
fantasía, no me hace sentirme u n héroe. miembros puedan incitarse unos a otros, día a día, a re-
correr juntos el camino de la confianza, con madurez,
Señor, para hacer que yo quiera ser de verdad her- con lealtad y en medio de la afectividad; que p u e d a n
mano y hermana de mi prójimo, debes iluminarme de aclarar los malentendidos que se producen; que p u e d a n
continuo con tu palabra y tu Espíritu, como hiciste en resolver los conflictos y, sobre todo, que puedan arrai-
los comienzos de tu Iglesia. garse en Dios. Y es que, en una comunidad, sólo podre-
mos vivir bien a la larga si dirigimos de continuo nues-
tra mirada a Dios como nuestra verdadera meta y causa
CONTEMPLATIO última de nuestra vida (A. Grün, A onore del cielo, come
segno per la tetra, Brescia 1999, p. 151).
Nuestro Creador y Señor dispone todas las cosas de
tal modo que si alguien quisiera ensoberbecerse por el
don que ha recibido, debe humillarse por las virtudes de
que carece. El Señor dispone todas las cosas de tal
modo que cuando eleva a uno mediante una gracia que
ha recibido, mediante una gracia diferente lo somete a
otro. Dios dispone todas las cosas de tal modo que
mientras todas las cosas son de todos, en virtud de cier-
ta exigencia de la caridad, todo se vuelve de cada uno, y
cada uno posee en el otro lo que no ha recibido, de tal
modo que cada uno ofrece como don al otro lo que ha
recibido.
Es lo que dice Pedro: «Que cada cual ponga al servicio
de los demás la gracia que ha recibido, como buenos ad-
ministradores de las diversas gracias de Dios» (1 Pe 4,10)
((¡i t'i'orio Magno, Comentario moral a Job, XXVIII, 22).
Miércoles Hit

*•• La Palabra de Dios no puede estar apnsion.id.i


Miércoles (cf. 2 Tim 2,9): este episodio constituye uiin cicmnsii.i
de la segunda semana ción de la verdad de esta afirmación. La casta sacudí >
de pascua tal anda preocupada: no sólo está el furor teológico que
produce a los saduceos ver anunciada la resurrección,
en la que no creen, sino que a esto se añade también la
envidia que sienten, es decir, el temor a perder la influen-
cia sobre el pueblo. Los apóstoles, encarcelados, experi-
mentan que «el ángel del Señor acampa en torno a los
que le temen y los salva» (Sal 34,8). Los salva para que
puedan ir al templo y ponerse a predicar «todo lo refe-
rente a este estilo de vida».
LECTIO Dios protege a los anunciadores del Evangelio. Cuan-
do Dios quiere una cosa, toda oposición h u m a n a resul-
ta inútil y ridicula. En efecto, el resto del relato está re-
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,17-26
pleto de humor: Dios se ríe de sus adversarios, según el
17
En aquellos días, el sumo sacerdote y todos los de su par- Sal 2, citado en la plegaria comunitaria de los creyentes.
tido, es decir, el grupo de los saduceos, llenos de rabia ,s pren- El gran despliegue de autoridad, dado que el Sanedrín
dieron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. está presente esta vez al completo, sólo sirve para verifi-
19
Pero el ángel del Señor abrió por la noche la puerta de la car la mofa divina: los apóstoles no están en la cárcel,
cárcel, los sacó les dijo: aunque en la cárcel todo se encuentra en orden. Sin
20
- Id y anunciad al pueblo en el templo todo lo referente embargo, llega alguien a decir que están de nuevo ense-
a este estilo de vida.
21
Dóciles a este mandato, entraron de madrugada en el ñando al pueblo. La mofa es completa, y el engorro crece
templo y se pusieron a enseñar. Entre tanto, el sumo sacerdo- de manera desmesurada. En efecto, ¿quién puede resis-
te y los de su partido convocaron al Sanedrín y a todos los tir a Dios?
ancianos de Israel y mandaron a buscarlos a la cárcel. 22 Pero,
al llegar allá los alguaciles, no los encontraron; así que se vol-
vieron y les dieron este informe:
23
- Hemos encontrado la cárcel bien cerrada y a los guar- Evangelio: Juan 3,16-21
dias custodiando las puertas, pero al abrir no hemos hallado 16
a nadie dentro. En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: Tanto amó Dios
24 al mundo que entregó a su Hijo único para que todo el que
Al oír esto, el prefecto del templo y los jefes de los sacer-
dotes se quedaron perplejos, pensando qué habría sido de crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. I7 Dios no
ellos, 25 hasta que alguien llegó diciendo: envió a su Hijo al mundo para condenarlo,' sino para salvai I< >
- Los hombres que metisteis en la cárcel están en el tem- por medio de él. 18 El que cree en él no será condenado; p< n el
plo enseñando al pueblo. contrario, el que no cree en él ya está condenado por no lialn'i
2k
Entonces el prefecto fue con los alguaciles y trajo a los creído en el Hijo único de Dios. 19 El motivo de esla ornid-na
; i postóles, aunque sin violencia, pues temían que el pueblo los ción está en que la luz vino al mundo y los hombres piclh le
apedrease. ¡ ron las tinieblas a la luz, porque hacían el mal. '" Todo el que
104 Segunda semana de pascua Miércoles 105

obra mal detesta la luz y la rehuye por miedo a que su MEDITATIO


conducta quede al descubierto. 21 Sin embargo, el que actúa
conforme a la verdad se acerca a la luz para que se vea que
todo lo que él hace está inspirado por Dios.
¿Quién puede detener la Palabra? Dios está dispues-
to a hacer prodigios en favor de los anunciadores de su
Palabra porque es palabra de vida. Pero pensamos a
**• La revelación puesta en marcha antes continúa su- veces: «¿Por qué no los hace también hoy? ¿No son ne-
biendo en este fragmento y llega hasta la fuente de la cesarias también hoy las intervenciones milagrosas
vida: es el amor del Padre el que entrega al Hijo para para hacer salir la Palabra del pequeño grupo, del gue-
destruir el pecado y la muerte. Entrevemos aquí conca- to a veces, de los ya no tan n u m e r o s o s fieles?». Sin em-
denadas dos categorías joaneas clásicas: el amor y el jui- bargo, será bueno señalar que el Señor no preserva de
cio. Los w. 16s expresan una idea muy entrañable para la cárcel a los anunciadores, sino que los libera, con
Juan: el carácter universal de la obra salvífica de Cristo, mayor o menor rapidez, de ella. La impotencia de la
que tiene su origen en la iniciativa misteriosa del amor de Palabra dura u n a noche, en ocasiones años, a veces
Dios por los hombres. El envío y la misión del Hijo, fru- épocas, pero la Palabra avanza irresistible «hasta los
to del amor del Padre por el mundo, son la manifestación confines de la tierra».
más elevada de un Dios que «es amor» (cf. 1 Jn 4,8-10).
A los que gemían bajo la bola del comunismo les
Ésta es la elección fundamental del hombre: aceptar o
parecía que había terminado la época de la fe. En aque-
rechazar el amor de un Padre que se ha revelado en
llas regiones sólo quedaban unos pocos viejos, los jóve-
Cristo. Sin embargo, este amor no juzga al mundo; es
nes parecían irremisiblemente perdidos para la fe y el
más, lo ilumina (v. 17).
futuro se presentaba oscuro. Después, de improviso,
Con todo, el amor que se revela entre los hombres, vino el hundimiento del régimen comunista. Ya ha su-
los juzga. Los hombres, situados frente a la propuesta cedido innumerables veces a lo largo de la historia.
de salvación, deben tomar posición manifestando sus li- Constantino llegó después de la más violenta de todas
bres opciones. Quien cree en la persona de Jesús no es las persecuciones. Una persecución que parecía poner
condenado, pero quien lo rechaza y no cree en el nom- en duda la misma existencia del cristianismo. Hay tan-
bre del Hijo de Dios hecho hombre ya está condenado tas formas de prisión como de liberación. El Señor va
(v. 18). Y la causa de la condena es u n a sola, a saber: a c o m p a ñ a n d o el camino de su palabra y, de diferentes
la incredulidad, mantener el corazón cerrado y sordo modos, se hace presente a sus anunciadores, acam-
a la Palabra de Jesús. Al final de esta revelación, a la p a n d o j u n t o a ellos y liberándolos de las presiones
que Jesús ha llevado a Nicodemo -y, con él, a todos los externas e internas.
hombres-, al discípulo no le queda otra cosa que hacer
suya la invitación a la conversión y al cambio radical
de vida. La luz de Jesús es tan penetrante que derriba ORATIO
toda seguridad h u m a n a y todo orgullo, hasta el más
rscondido. Quien acepta a la persona de Jesús y deja si- Debo convencerme, Señor, de que, cuando tú quieres
lii) a un a m o r que lo trasciende encuentra lo que nadie algo, eres irresistible. Pero no debo inquietarme ni tener
I Mu-tU- conseguir por sí mismo: poseer la verdadera vida. miedo, ni deprimirme, ni rendirme. Cuando tu Palabra
Segunda semana de pascua Miércoles 107
100

parece encadenada, cuando tus anunciadores parecen almas que ama son arrastradas tras ella. Y eso es algo
encarcelados en un gueto, no puedo perder la confianza que sucede sin presiones, sin esfuerzos. Es una conse-
en tu poder, aunque ésta sea quizás la tentación más pe- cuencia natural de su atracción hacia ti (Teresa del
ligrosa de hoy. Niño Jesús).
Concédeme la certeza interior de que tú estás con tus
anunciadores y los asistes; la certeza interior de que yo ACTIO
debo anunciar; de que me pides el anuncio, no el éxito.
Y es que el éxito te lo reservas para ti mismo, cuando Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
quieres abrir las puertas de los corazones, cuando quie- «El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen
res preparar un nuevo público y un nuevo pueblo, cuan- y los salva» (Sal 34,8).
do decides que tu Palabra debe reemprender la carrera
por el mundo, el mundo geográfico y el mundo de los
corazones. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Concédeme, Señor, no dudar nunca de tu ilimitado
poder, estar convencido de que debo sembrar siempre La Buena Noticia se convierte en mala noticia cuando es
tu Palabra, sin «adaptarla» demasiado, para que quizás anunciada sin paz ni alegría. Todo el que proclama el amor de
Jesús, que perdona y cura, con un corazón amargado es un
sea mejor aceptada y acogida. Hazme humilde, confia-
falso testigo.
do, fiel dispensador de tu Palabra en todo momento y
Jesús es el salvador del mundo. Nosotros, no. Nosotros esta-
circunstancia, incluso cuando siembro encerrado en la mos llamados a dar testimonio, siempre con nuestra vida y, en
cárcel de mi aislamiento. ocasiones, con nuestras palabras, de las grandes cosas que Dios
ha hecho en favor de nosotros. Ahora bien, ese testimonio debe
proceder de un corazón dispuesto a dar sin recibir nada a cam-
CONTEMPLATIO bio. Cuanto más confiemos en el amor incondicionado de Dios
por nosotros, más capaces seremos de anunciar el amor de Je-
Las almas sencillas no necesitan medios complica- sús sin condiciones internas ni externas (H. J. M. Nouwen, Pane
per ¡I viaggio, Brescia 1997, p. 239 [trad. esp.: Pan para el via-
dos: dado que yo me encuentro entre ellas, una maña-
je, PPC, M a d r i d 1999]).
na, durante mi acción de gracias, el Señor Jesús me dio
un medio sencillo para llevar a cabo mi misión. Me
hizo comprender este pasaje del Cantar de los Can-
lares: «Atráenos, nosotros correremos al olor de tus per-
fumes».
Oh Jesús, no es preciso decir por tanto: «Atrayéndo-
me, atrae a las almas que yo amo». Esta sencilla palabra,
«atráente», basta. Señor, ahora lo comprendo: cuando
un alma se deja cautivar por el olor embriagador de
I us perfumes, no puede correr sola, sino que todas las
Jueves MI')

Jueves Sanedrín hacia «el nombre de ése», nombre en loi n<> ,il
cual se está llevando a cabo el giro decisivo.
de la segunda semana
Las características de este breve discurso pueden
de pascua ser resumidas de este modo: en primer lugar, IVdro
reafirma el deber de someterse a Dios antes que a los
hombres, porque sólo a quien se somete a Dios se le
concede el Espíritu Santo (v. 32). En segundo lugar, a
Jesús se le vuelve a llamar, u n a vez más, «Príncipe» (o
autor o iniciador) y «Salvador». Jesús es el nuevo Moi-
sés que guía al pueblo hacia la liberación y la salvación.
En tercer lugar, la obra propia y originaria de este
Príncipe y Salvador consiste en «dar a Israel la ocasión
LECTIO de arrepentirse y de alcanzar el perdón de los pecados».
Se trata de u n a alusión a Jeremías: «Pondré mi Ley en
su interior y sobre sus corazones la escribiré, y yo seré su
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,27-33
Dios y ellos serán mi pueblo» (31,33). Gracias a Jesús,
27
En aquellos días, los guardias hicieron entrar a los Príncipe y Salvador, h a n llegado los tiempos de este
apóstoles para que comparecieran ante el Sanedrín, y el sumo don sublime. Por último, el Espíritu Santo es el garante
sacerdote les preguntó: de la autenticidad del testimonio tanto en favor de la
28
- ¿No os prohibimos terminantemente enseñar en nom- vida nueva como de la certeza y el valor que infunde y de
bre de ése? Y, sin embargo, habéis llenado Jerusalén con vues- los prodigios que realiza.
tras enseñanzas y queréis hacernos responsables de la muer-
te de ese hombre. La reacción, de rabia, es preocupante: tras la elimi-
29
Pedro y los apóstoles respondieron: nación física del Nazareno, se piensa también en la de
- Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El los apóstoles.
Dios de nuestros antepasados ha resucitado a Jesús, a quien
vosotros matasteis colgándolo de un madero. 31 Dios lo ha
exaltado a su derecha como Príncipe y Salvador para dar a
Israel la ocasión de arrepentirse y de alcanzar el perdón de Evangelio: Juan 3,31-36
los pecados. " Nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha dado
a los que le obedecen somos testigos de todo esto. En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: " El que viene de
33
Ellos, enfurecidos por tales palabras, querían matarlos. lo alto está sobre todos. El que tiene su Qrigen en la tierra es
terreno y habla de las cosas de la tierra; el que viene del cie-
lo 32 da testimonio de lo que ha visto y oído; sin embargo,
*• Es el cuarto discurso de Pedro, también delante nadie acepta su testimonio. " El que acepta su testimonio
del Sanedrín. En él responde a la doble acusación de reconoce que Dios dice la verdad, 34 porque cuando habla
haber desobedecido la prohibición terminante de «en- aquel a quien Dios ha enviado, es Dios mismo quien habla,
ya que Dios le ha comunicado plenamente su Espíritu. '"' l\l
calar en nombre de ése» y haber hecho a los notables Padre ama al Hijo y le ha confiado todo. 36 El que cree en el
del pueblo responsables de la muerte de Jesús. Es pre- Hijo tiene la vida eterna, pero quien no lo acepta no leiuln'i
i iso señalar la alergia que sienten los miembros del esa vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
I 10 Segunda semana de pascua Jueves I II

*» La perícopa con que concluye Jn 3 recoge en una conviertan. La obra de Jesús se presenta aquí coi no la
síntesis la reflexión del evangelista, expresada con una del iniciador y salvador destinado a dar a Israel la uni-
sucesión de dichos de Jesús muy estimados por la Igle- d a de la conversión y de la remisión de los pecados.
sia joanea. El tema central sigue siendo la figura de Je- Esto nos hace pensar: ¿por qué este tema está desa-
sús, único revelador del Padre y dador de vida eterna a pareciendo de la predicación y de la conciencia de no
través del Espíritu. El discípulo está invitado por la Pa- pocos cristianos? Presentar la salvación como perdón de
labra de Dios a comprobar su propia relación con Jesús.
los pecados está, por lo menos, fuera de moda. No se usa
Esto se lleva a cabo a la luz del ejemplo del Bautista,
mucho. Sin embargo, para quien tiene el sentido de Dios,
que renunció a sí mismo y se abrió con alegría a Cristo.
para quien se da cuenta de la importancia decisiva que
Cristo es «el que viene de lo alto» (v. 31a): pertenece al
tiene estar en comunión con él, para quien siente la
m u n d o divino y es superior a todos los hombres. El
experiencia de la tragedia que supone estar lejos de él,
hombre, sin embargo, aun cuando sea un gran profeta
para quien se toma en serio el hecho de que, en defini-
como el Bautista, «es terreno» (v. 31b) y sigue siendo un
ser terreno y limitado. En consecuencia, sólo Jesús pue- tiva, lo que cuenta es estar en amistad y en comunión
de hablar de Dios al hombre por experiencia directa. con Dios, el perdón de los pecados se presenta como el
Ahora bien, incluso ante estas palabras de vida eterna hecho decisivo de la vida.
que revela Jesús, se niegan los hombres a creer. ¿Quién no es pecador? ¿Quién no tiene necesidad de
perdón? ¿Quién es más «salvador» que aquel que, al
Con todo, existe un «resto» que vive de la fe: son los perdonar, restablece la amistad con Dios? Presentar la
creyentes que confiesan «que Dios dice la verdad» (v. 33). obra de Jesús como ligada al perdón de los pecados,sig-
Su fe es la que confirma que el obrar de Jesús forma nifica presentarla como la de alguien que restablece la
unidad con el del Padre. Ahora bien, Cristo no es sólo la comunión filial, amistosa, tranquilizadora, beatificante,
revelación de la Palabra de Dios: es la Palabra misma, es con Dios. Ése es el inicio de cualquier otro bien mesiá-
«Espíritu y vida» (Jn 6,63). Esta realidad profunda del nico. ¿Qué se puede construir sin este fundamento? Es-
ser de Jesús hace que no sólo sea el que recibe todo del tar lejos de Dios, sentirnos no aceptados por él, sentir-
Padre, sino también el que transmite a su vez cuanto nos ajenos a nuestro origen y a nuestro fin: ¿se puede
posee. Es el canal a través de cual se da el Espíritu. llamar a eso vida? Por eso anuncia Pedro a Jesús como
¿Cómo comunica Jesús este don? A través de su Pala- alguien que ha sido exaltado por Dios con el poder de
bra, cuando se deja que ella penetre en el interior del ofrecer el don del restablecimiento de la amistad entre
hombre, es como se da el Espíritu de Dios de una ma- el angustiado corazón del hombre y el-ardiente corazón
nera sobreabundante. Las palabras de Jesús y el Espíri- del Padre.
tu de Dios están en perfecta correspondencia.

ORATIO
MEDITATIO
Te doy gracias, Señor, por haber hecho que me en
Todos los discursos de Pedro concluyen con la pro- contrara hoy con esta Palabra que me recuerda el don
mesa de la remisión de los pecados para aquellos que se del perdón de los pecados. Me olvido demasiado pn>nl< >
Segunda semana de pascua Jueves I I\

di' las veces que me has perdonado, de la alegría de ritu Santo? (Gregorio Magno, Comentario al libro ¡>n
sentirme reconciliado por ti y contigo. En el intento de mero de los reyes, II, 107).
«actualizar» la palabra salvación para hacerla compren-
sible y aceptable por los otros, por los hermanos que
considero distraídos por las excesivas cosas de este ACTIO
inundo, corro el riesgo de olvidarme de que la salvación,
si bien se refleja también en este mundo, consiste fun- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
damentalmente en estar y en sentirse en comunión con- «Bienaventurado el hombre que se refugia en el Señor»
tigo. Para nosotros, pecadores, eso incluye y presupone (cf. Sal 2,12c).
que tú perdonas nuestros pecados.
Señor, ilumíname para que sepa hablar de tu salva-
ción en términos comprensibles, pero, al mismo tiem- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
po, no me olvide del núcleo insustituible de esta reali-
¿De qué modo trabajamos para la reconciliación? En primer
dad que es estar unido contigo. Haz, sobre todo, que no
lugar y sobre todo, reivindicando para nosotros mismos el he-
pierda la esperanza de tenerte como amigo benévolo cho de que Dios nos ha reconciliado consigo en Cristo. Pero no
cuando, oprimido por mis culpas, me dirija tembloroso basta con creer esto con nuestra cabeza. Debemos dejar que la
a ti: muéstrame entonces tu rostro benigno de salvador verdad de esta reconciliación penetre en todos los rincones de
y dame tu Espíritu «para el perdón de los pecados». nuestro ser. Hasta que no estemos plena y absolutamente con-
vencidos de que hemos sido reconciliados con Dios, de que es-
tamos perdonados, de que hemos recibido un corazón nuevo, un
CONTEMPLATIO espíritu nuevo, unos ojos nuevos para ver y unos nuevos oídos
para oír, continuaremos creando divisiones entre la gente, porque
esperaremos de ella un poder de curación que no posee.
El vigor de la conversión es el ardor de la caridad de-
rramada en nuestros corazones con la visita del Espíri- Sólo cuando confiemos plenamente en el hecho de que per-
tu Santo. Está escrito de este mismo Espíritu que es el tenecemos a Dios y podemos encontrar en nuestra relación con
perdón de los pecados. En efecto, cuando se digna visi- Dios todo lo que necesitamos para nuestra mente, nuestro cora-
zón, nuestra alma, podremos ser libres de verdad en este mun-
tar el corazón de los justos, los purifica con gran poder
do y ser ministros de la reconciliación. Esto es algo que no re-
de toda la impureza de sus pecados, porque, apenas se sulta fácil; muy pronto volvemos a caer en la duda y en el
derrama en el alma, suscita en ella de manera inefable rechazo de nosotros mismos. Necesitamos que se nos recuerde
el odio a los pecados y el amor a las virtudes. Hace que constantemente a través de la Palabra de Dios, de los sacra-
el alma odie de inmediato lo que amaba, ame ardiente- mentos y del amor al prójimo que estamos reconciliados de
mente aquello por lo que sentía horror y gima intensa- verdad (H. J. M. Nouwen, Pane per il viaggio, Brescia 1997,
nirnle por lo uno y lo otro, porque se acuerda de haber p. 385 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).
.uñado -para su condena- el mal y odiado el bien que
.una. I ',n electo, ¿quién se atreverá a decir que un hombre,
aunque esté cargado con el peso de todo tipo de peca-
dos, pueda perecer si es visitado por la gracia del Espí-
Viernes - I l«¡

en la resurrección. La intervención del doctor de l.i les


Viernes se muestra prudente y resulta decisiva. A parí ir de il<>\
de la segunda semana ejemplos de rebeliones, citados asimismo por el bislo
de pascua riador Flavio Josefo, que acabaron al poco de cnipr/ai,
enuncia un principio de no intervención, en nombre de
la constante intervención de Dios en favor de su pueblo.
No se puede ir contra el obrar divino mediante una in-
tervención humana.
Los apóstoles quedan en libertad después de -como
J e s ú s - haber sido azotados. Es digna de señalar la ale-
gría que sienten por haber merecido ese ultraje por
amor al Nombre. Aparece aquí un eco de la realización
LECTIO de la bienaventuranza de los perseguidos: «Bienaventu-
rados seréis cuando los hombres os odien, cuando os ex-
pulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,34-42
malo por causa del Hijo del hombre» (Le 6,22). Pero he-
En aquellos días, 34 un fariseo llamado Gamaliel, doctor de mos de señalar también que aquí se habla del Nombre
la Ley y respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, en absoluto para indicar a Jesús. En el judaismo se em-
mandó que sacaran fuera a los acusados unos momentos 35 y pleaba la expresión «el Nombre» para decir «Dios». Los
dijo: Hechos de los Apóstoles llevan a cabo está atrevidísima
- Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con estos hom- sustitución para expresar que Dios obra en Jesús, que
bres. 3Ó Porque hace algún tiempo apareció un tal Teudas con la Dios se identifica con él.
pretensión de ser alguien importante, y le siguieron unos cua-
trocientos hombres, pero fue ejecutado y todos lo que lo se- Más aún: el hecho de que los apóstoles enseñen en el
guían se dispersaron. 37 Después de éste, surgió Judas el Galileo templo significa que, a pesar de las incomprensiones y
en los días del empadronamiento, y arrastró detrás de sí al pue- los abusos de poder de las autoridades, la Iglesia de Je-
blo, pero también él pereció y todos sus secuaces se dispersa-
ron. 38 En este caso mi consejo es que no os preocupéis de estos
rusalén se consideraba aún en el ámbito del judaismo.
hombres y los dejéis en paz, porque, si su empresa y su obra Ahora diríamos: era aún u n a «corriente», una «secta»
son humanas, se desvanecerán, w pero si proceden de Dios no del judaismo. Éste, en aquel período, se mostraba, te-
podréis destruirlas. No corráis el riesgo de luchar contra Dios. niendo en cuenta todos los elementos, más bien tole-
40
Hicieron llamar a los apóstoles, los azotaron, les prohibie- rante. Hasta que llegó el ciclón Esteban, que obligó a
ron hablar en el nombre de Jesús y los soltaron. 41 Ellos salie- dar un decisivo y doloroso giro, aunque vital.
ron de la presencia del Sanedrín gozosos de haber merecido tal
ultraje por causa de aquel nombre.

Evangelio: Juan 6,1-15


*• Lucas presenta siempre a los fariseos bajo una luz
1
favorable. De Gamaliel dice que es fariseo, es decir, uno Algún tiempo después, Jesús pasó al otro lado del lu('<> <lc
de los que, además de llevar una vida observante, creen Tiberíades. 2 Lo seguía mucha gente, porque veían los si (.'.NON
I lo Segunda semana de pascua Viernes I 17

que hacía con los enfermos. 3 Jesús subió a un monte y se sen- hambre de la muchedumbre, como revelar la gloria do
ló allí con sus discípulos. " Estaba próxima la ñesta judía de Dios en Jesús, Palabra hecha carne. El texto está dividi-
la pascua. ' Al ver aquella muchedumbre, Jesús dijo a Felipe:
do de este modo: a) introducción histórica (w. 1-4); b)
- ¿Dónde podríamos comprar pan para dar de comer a
todos éstos? diálogo entre Jesús y los discípulos (w. 5-10); c) des-
6
Dijo esto para ver su reacción, pues él ya sabía lo que iba cripción del signo-milagro (w. 11-13); d) incomprensión
a hacer. 7 Felipe le contestó: de la muchedumbre y soledad de Jesús, que se retira a
- Con doscientos denarios no compraríamos bastante para rezar en el monte (w. 14s).
que a cada uno de ellos le alcanzase un poco.
8
Entonces intervino otro de sus discípulos, Andrés, el her- Para Juan, Jesús es aquel en quien se cumple el pasa-
mano de Simón Pedro, diciendo: do y se realizan todas las esperanzas de Israel. En efec-
9 to, el pan que el Maestro va a dar al pueblo perfecciona
- Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada
y dos peces, pero ¿qué es esto para tanta gente? -superándola- la pascua judía y pone el gran milagro
10
Jesús mandó que se sentaran todos, pues había mucha bajo el signo del banquete eucarístico cristiano. Jesús
hierba en aquel lugar. Eran unos cinco mil hombres. " Luego habla, en primer lugar, a la gente que le sigue de la nue-
tomó los panes y, después de haber dado gracias a Dios, los
distribuyó entre todos. Hizo lo mismo con los peces y les dio va alianza con Dios y de la vida eterna (a la que está
todo lo que quisieron. 12 Cuando quedaron satisfechos, Jesús destinada la humanidad). A continuación, toma la ini-
dijo a sus discípulos: ciativa y llama la atención del apóstol Felipe sobre la di-
- Recoged lo que ha sobrado, para que no se pierda nada. ficultad del momento. La solución humana no basta
13
Lo hicieron así, y con lo que sobró de los cinco panes para saciar las necesidades del hombre (v. 7). Es Jesús
llenaron doce cestos. quien va a satisfacer en plenitud todas las necesidades.
14
Cuando la gente vio aquel signo, exclamó:
El alimento se multiplica en sus manos. Todos quedan
- Este hombre tiene que ser el profeta que debía venir al
mundo. alimentados hasta tal punto que, por indicación de Jesús,
15
Jesús se dio cuenta de que pretendían proclamarlo rey. se recoge lo que ha sobrado en doce cestos «para que no
Entonces se retiró de nuevo al monte él solo. se pierda nada» (w. 12s). Con el signo del pan, Jesús se
presenta como el Mesías esperado que sacia el hambre
**• El milagro de la multiplicación de los panes intro- de su pueblo sin bajar a compromisos con el proyecto
duce, de manera simbólica, en el magno «discurso del que el Padre ha trazado.
pan de vida» y está situado en el centro de la actividad
pública de Jesús. Se trata de u n signo querido por el
Maestro para revelarse a sí mismo. Sin embargo, Juan MEDITATIO
presenta el signo como el nuevo milagro del m a n á
La intervención de Gamaliel resulta al final favorable
(cf. Ex 16), hecho por Jesús, nuevo Moisés, en un nuevo
a los apóstoles. Su principio de no intervención -si la
Éxodo, y como símbolo de la eucaristía, cuya institución
novedad no es de Dios, no durará; y si es de Dios, es inú-
durante la última cena, a diferencia de los sinópticos, no
til oponerse a ella- se cita con frecuencia como ejemplo
cuenta el cuarto evangelio.
de consejo sabio y prudente. Aunque no siempre está
El fragmento manifiesta un significado cristológico y dictado por la sabiduría, porque puede meterse por me-
sacramental preciso. Este sentido no es tanto saciar el dio la pereza, cierto deseo de vivir tranquilo, de dejar
I IK Segunda semana de pascua Viernes I 19

correr las cosas -incluso se podría incurrir en fatalismo-, y lo que a mí me corresponde. Concédeme hoy, sobre
sin embargo, cuando está dictado por un espíritu de fe todo, la humildad necesaria para aceptar lo que tú quie-
en el Dios que obra en la historia, es, a buen seguro, un res y para secundar de corazón tus planes, misteriosos
hecho positivo. con frecuencia, pero siempre infalibles.
I\s preciso poner en circulación, al menos en cir-
cunstancias parecidas, el criterio sugerido por Gama-
liel, especialmente en Occidente, donde todo parece de- CONTEMPLATIO
pender de nosotros y donde, hasta en las cosas de Dios,
es el principio de la eficiencia el que dicta la ley. Es ne- Os suplico que os establezcáis totalmente en Dios
cesario adquirir de nuevo el sentido de Dios, que obra para todos vuestros asuntos, sin fiaros de vuestro poder
de continuo, que puede obrar, que está presente tanto o saber, ni tampoco de la opinión humana. Con esta con-
en los fenómenos grandes como en los pequeños. Es dición, os considero armados contra todas las grandes
necesario que seamos más humildes frente a los proble- adversidades espirituales y corporales que os puedan
mas de la salvación. En ellos el protagonista es Dios; sobrevenir.
nosotros somos sólo pobres y pequeños colaboradores.
En efecto, Dios sostiene y fortifica a los humildes,
I .o que se nos pide es que no «arruinemos» los planes de
Dios, que discernamos más bien, con humildad, su especialmente a aquellos que, en las cosas pequeñas y
acción, para secundarla, no para ponernos por encima bajas, han visto sus debilidades como en un claro espe-
de ella. jo y se han vencido. Cuando esos hombres se sienten
presa de tribulaciones superiores a todas las que han
conocido, nada puede derrumbarlos, porque tienen la
seguridad, en virtud de la grandeza de su confianza en
ORATIO
Dios, de que nada puede acontecerles sin su permiso y
sin su consentimiento (Francisco Javier).
¡Qué presuntuoso y ciego soy, Señor, con mis progra-
mas, mis planes, mis organigramas, mis proyectos, mis
proyecciones, mi organización! Me ocurre a menudo,
Señor, que intento administrar tu «empresa» de salva- ACTIO
ción como si me perteneciera y debiera obtener de ella
la mayor utilidad posible. Cautivado del todo por mi Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
alan de eficiencia, me olvido de preguntarme sobre lo «Espera en el Señor y sé fuerte» (Sal 26,14a).
que eslás haciendo, me olvido de preguntar lo que estás
llevando a cabo.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Y así, sin darme cuenta, quisiera que tú entraras en
mis planes. Y, así, tus sorpresas -¡que son muchas!- me
Una lectura espiritual no significa sólo leer sobre personas o
i liquidan y me turban. Concédeme el espíritu de sabi- cosas espirituales. Es también leer espiritualmente, es decir, de
duría y de discernimiento para que sea capaz de encon- manera espiritual, a saber: leer con el deseo de que Dios venga
IIÍII el juslo camino entre lo que debo dejarte hacer a ti más cerca de nosotros.
120 Segunda semana de pascua

La mayoría de nosotros lee para adquirir conocimiento o Sábado


para satisfacer su propia curiosidad. El fin de la lectura espiri-
tual, sin embargo, no es apoderarse del conocimiento o de la in- de la segunda semana
formación, sino dejar que el Espíritu de Dios señoree sobre to- de pascua
dos nosotros. Por muy extraño que pueda parecer, la lectura
espiritual significa dejar que Dios nos lea. Podemos leer con cu-
riosidad la historia de Jesús y preguntarnos: «¿Ha sucedido de
verdad? ¿Quién ha compuesto esta historia y cómo lo ha he-
cho?». Pero también podemos leer la misma historia con aten-
ción espiritual y preguntarnos: «¿De qué modo me habla Dios
aquí y me invita a un amor más generoso?». Podemos leer las
noticias de cada día simplemente para tener algo de que hablar
en nuestro trabajo. Pero también podemos leerlas para hacer-
nos más conscientes de la realidad del mundo, que tiene necesi- LECTIO
dad de las palabras y de la acción salvífica de Dios. El proble-
ma no es tanto lo que leamos, sino cómo leamos. La lectura
espiritual es una lectura que se hace prestando una atención in-
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 6,1-7
terior al movimiento del Espíritu de Dios en nuestra vida exterior
e interior. Esta atención permitirá que Dios nos lea y nos explique
lo que verdaderamente estamos naciendo (H. J. M. Nouwen,
' En aquellos días, debido a que el grupo de los discípulos
Vivere nello Spirito, Brescia 1998", 64s).
era muy grande, los creyentes de origen helenista murmura-
ron contra los de origen judío, porque sus viudas no eran bien
atendidas en el suministro cotidiano. 2 Los Doce convocaron
al grupo de los discípulos y les dijeron:
- No está bien que nosotros dejemos de anunciar la Palabra
de Dios para dedicarnos al servicio de las mesas. ' Por tanto,
elegid de entre vosotros, hermanos, siete hombres de buena
reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a los
cuales encomendaremos este servicio 4 para que nosotros po-
damos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra.
5
La proposición agradó a todos, y eligieron a Esteban,
hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, Prócoro,
Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía.
6
Los presentaron ante los apóstoles, y ellos, después de orar,
les impusieron las manos.
7
La Palabra de Dios se extendía, el número de discípulo*
aumentaba mucho en Jerusalén e incluso muchos saivnluIrN
se adherían a la fe.

** Los problemas cotidianos de la joven COIIIIIIIHI.KI


obligan a tomar nuevas decisiones. Se trata de IIII.I inin
122 Segunda semana de pascua Sábado

muración, de un descontento: los apóstoles se lo toman comprender la divinidad de Jesús, prevenirles ante el
en serio y lo resuelven. Hay, en primer lugar, un proble- escándalo de la m u c h e d u m b r e e impedir su defección,
ma económico: probablemente son las viudas de los
hombres de la diáspora, que han venido a pasar los úl- Los discípulos están en la barca, ya es de noche. I lan
timos años de su vida a Jerusalén y se han quedado aho- remado fatigosamente y luchado contra las dificultades
ra sin apoyo familiar. Se trata de una necesidad real, y del momento, cuando ven a Jesús caminando sobre A
tiene que ser afrontada con sano realismo. Pero debía lago, y les entra mucho miedo (v. 19). La confrontación
de haber también un problema cultural: los helenistas con el Maestro constituye para ellos un examen de con-
hablan griego, leen la Biblia en la traducción griega de ciencia y una llamada a superar sus cortas miras y a
los Setenta, tienen una sensibilidad diferente. Es preci- confiar en el misterio del hombre-Jesús. Con las pala-
so disponer una estructura completa para ellos, dotada bras «Soy yo. No tengáis miedo» (v. 20), Jesús los tran-
quiliza y se hace reconocer revelándose como el Señor
de asistencia espiritual y material.
en quien reside la presencia poderosa y salvífica de
El pasaje tiene en cuenta estos dos aspectos: los «Sie- Dios; es decir, se autorrevela a sus discípulos no sólo
te», en realidad, son destinados tanto al servicio de la como Mesías que sacia su hambre, sino como persona
Palabra como al de las mesas. Aparecen como una or- divina que, una vez más, va a su encuentro con amor. A
ganización eclesiástica «sectorial», como una especie de continuación, en el momento en el que los discípulos
«clero indígena» para aquellos que tienen una lengua, acogen a Jesús y aceptan reconocer su identidad en un
una cultura y una situación económica diferentes de los ámbito superior, llegan de inmediato a la orilla a la que
judeocristianos de Palestina. se dirigían (v. 21). Jesús es el lugar de la presencia de
Dios entre los hombres. Bajo el rostro h u m a n o de Jesús
se ocultan su misterio y su identidad. Quien sabe leer en
Evangelio: Juan 6,16-21 la persona del Nazareno la manifestación misma de un
Dios que ama, se convierte en su discípulo y permanece
16
A la caída de la tarde, los discípulos bajaron al lago, " su- unido al Profeta de Galilea, a pesar del halo inaccesible
bieron a una barca y emprendieron la travesía hacia Cafar- que envuelve a su persona.
naún. Era ya de noche y Jesús no había llegado. 18 De pronto
se levantó un viento fuerte que alborotó el lago. " Habían
avanzado unos cinco kilómetros cuando vieron a Jesús, que se
acercaba a la barca caminando sobre el lago, y les entró mucho MEDITATIO
miedo. 20 Jesús les dijo:
- Soy yo. No tengáis miedo. El cuadro idílico de la comunidad «con un solo cora-
21
Entonces quisieron subirlo a bordo y, al instante, la barca zón y una sola alma», dibujado en las primeras páginas
tocó tierra en el lugar al que se dirigían.
de los Hechos de los Apóstoles, parece oscurecerse de
improviso. Surgen las primeras tensiones. Pero el rea-
*» Si el milagro de los panes tiene la finalidad de lismo de Lucas sale airoso del reto: los problemas exis-
revelar a Jesús como Mesías y profeta escatológico, el ten; hasta en las comunidades más perfectas hay pro-
signo del Señor caminando sobre las aguas, destinado blemas. Las tensiones y los problemas han de ser
sólo a los discípulos, tiene como finalidad hacerles afrontados de una manera creativa y comunitaria. Peto,
Sábado
124 Segunda semana de pascua 12*

sobre todo, no deben bloquear la comunidad con dis- las dificultades normales. Aparta de mi coia/.óii la
putas perennes, no deben impedir la difusión del Evan- amargura y la agresividad que surgen cuando no me
gelio. Todo ha de ser considerado con una mirada posi- siento comprendido, y dame en cambio el tono justo de
tiva; hasta el descontento, que ha de ser tomado en serio la crítica constructiva. Aparta de mi corazón la a n o
porque oculta problemas serios. gancia del poder que cree saberlo todo y no presta oídos
Los apóstoles no consideran el descontento y la críti- a lo que no estaba previsto.
ca como un gesto de rebelión, sino como el síntoma de Señor, veo que la fraternidad está construida a lia si'
un problema al que hay que hacer frente y resolverlo. Es de todo y de todos: desde la crítica a la escucha, por la
u n signo de sabiduría y de prudencia que no siempre se inteligencia y por el deseo de que todo se resuelva con
ha repetido en la historia de la Iglesia, con notables con- espíritu fraterno. Muéstrame, Pastor eterno, los cami-
secuencias. Hace falta una gran libertad y un gran des- nos cotidianos y concretos de la construcción paciente
prendimiento, además de clarividencia, por parte de y sabia de la vida fraterna, con los materiales de nues-
quien posee la autoridad, para hacer frente a las difi- tros límites, de nuestras exigencias, de nuestro amor.
cultades con espíritu creativo. Es preciso tener el senti-
do de la fraternidad cristiana, capaz de escuchar, de dia-
logar, de buscar juntos soluciones más avanzadas, que CONTEMPLATIO
correspondan mejor a las nuevas situaciones. Los após-
toles nos dan aquí u n ejemplo de flexibilidad y de guía El justo, que antes sólo prestaba atención a sus co-
sabia de la comunidad. sas y no estaba disponible para cargar con los pesos de
los otros y, como tenía poca compasión de los otros, no
estaba en condiciones de hacer frente a las adversida-
ORATIO des, va progresando de grado en grado y se dispone a
tolerar la debilidad del prójimo, llega a ser capaz de
¡Cuántos problemas surgen, Señor, cada día! ¡Cuán- hacer frente a la adversidad. Y, así, acepta con tanto
tas tensiones! ¡Y qué difícil resulta solucionarlas! A me- más valor las tribulaciones de esta vida por a m o r a
nudo, cuando me siento víctima, tengo la tentación de la verdad, mientras que antes huía de las debilidades
agredir y de atacar a quien posee la autoridad, mientras ajenas.
que cuando soy yo quien cargo con ella siento la tenta- Bajándose se levanta, inclinándose se distiende y le
ción de considerar a los que critican como eternos insa- fortalece la compasión. Dilatándose en el a m o r al
tisfechos, como gente imposible de contentar, como gen- prójimo, concentra las fuerzas para levantarse hacia
te sedienta de dinero y poder. su Creador. La caridad, que nos hace humildes y com-
Concédeme, Señor, la sabiduría prudente de los pasivos, nos levanta después a un grado más alto de
Doce, que escuchan, implican a toda la comunidad y contemplación. Y el alma, engrandecida, arde en de-
disponen. Haz que en nuestras comunidades circule la seos cada vez más grandes y anhela llegar ahora a la
misma sabiduría, la misma capacidad de escucha y de vida del Espíritu también a través de los sufrimienlos
participación. No dejes que nos falte la misma creativi- corporales (Gregorio Magno, Comentario moral a ./oh,
dad, capaz de hacer frente con serenidad y de resolver VII, 18).
120 Segunda semana de pascua

ACTIO Tercer domingo de pascua


Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
«Concédeme, Señor, el don de la escucha y de la creati-
Ciclo A
vidad».

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Una comunidad donde se vive con otros puede representar


para el individuo el espacio vital en el que se produce un inter-
cambio vivaz y una experiencia que hace madurar, un lugar de
confianza en el que cada uno puede crecer en el amor a sí mis- LECTIO
mo y al prójimo. Una comunidad de mujeres y de hombres ma-
duros estimula continuamente al individuo para que haga fren-
te a las tareas cotidianas y a los conflictos y, a través de éstos,
madure como persona y como cristiano. Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2,14a.22-33
La crítica fraterna en un círculo de adultos constituye asimis- El día de Pentecostés, 14 Pedro, en pie con los once, levan-
mo una fuerza creativa que sirve para mejorar en el conoci- tó la voz y declaró solemnemente:
miento de nosotros mismos y en vistas a un proyecto propio de - Judíos y habitantes todos de Jerusalén, fíjaos bien en lo
vida. Si la ejercemos con respeto y misericordia, nos ayuda a que pasa y prestad atención a mis palabras.
22
evitar o a protegernos de la tentación de escondernos en la casa Israelitas, escuchad: Jesús de Nazaret fue el hombre a
de nuestro propio cuerpo. También los conflictos, inevitables en quien Dios acreditó ante vosotros con los milagros, prodigios
una comunidad espiritualmente viva, sea entre ancianos y jó- y señales que realizó por medio de él entre vosotros, como
venes, o bien entre personalidades que chocan, podría conver- bien sabéis. 2J Dios lo entregó conforme al plan que tenía pre-
tirse en materia fértil para una provechosa cultura del conflicto, visto y determinado, pero vosotros, valiéndoos de los impíos,
lo crucificasteis y lo matasteis. 24 Dios, sin embargo, lo resuci-
necesaria sobre todo en los conventos, donde conviven personas
tó, rompiendo las ataduras de la muerte, pues era imposible
que no se han elegido y que no están unidas por vínculos de pa-
que ésta lo retuviera en su poder, 25 ya que el mismo David
rentesco o de amistad. Añádase a esto que, en una comunidad dice de él:
de este tipo, el individuo puede y debe confrontarse también
consigo mismo de un modo más radical del que lo haría si vi- Tengo siempre presente al Señor,
porque está a mi derecha
viera solo (A. Grün, A onore del cielo, come segno per la térra,
para que yo no vacile. '
Brescia 1999, pp. 129ss., passim). 26
Por eso se regocija mi corazón,
se alegra mi lengua
27
y hasta mi carne descansa confiada,
porque no me entregarás al abismo,
ni permitirás que tu fiel
vea la corrupción.
28
Me enseñaste los caminos de la vida
y me saciarás de gozo en tu presencia.
128 Tiempo de pascua Tercer domingo de pascua I ."i

'" Hermanos, del patriarca David se os puede decir fran- de gozo en la presencia del Padre. Los apóstoles, en vil hnl
camente que murió y fue sepultado, y su sepulcro aún se con- del Espíritu derramado sobre ellos, son testigos de |,|
serva entre nosotros. 30 Pero, como era profeta y sabía que
resurrección de Cristo y la anuncian con claridad a lodo
Dios le había jurado solemnemente sentar en su trono a un
descendiente de sus entrañas, 3 1 vio anticipadamente la resu- Israel y hasta los confines de la tierra.
rrección de Cristo y dijo que no sería entregado al abismo, ni
su carne vería la corrupción. 32 A este Jesús Dios lo ha resu-
citado, y de ello somos testigos todos nosotros. " El poder Segunda lectura: 1 Pedro 1,17-21
de Dios lo ha exaltado, y él, habiendo recibido del Padre el
Espíritu Santo prometido, lo ha derramado, como estáis Queridos: " si llamáis Padre al que juzga sin favoritismos y
viendo y oyendo. según la conducta de cada uno, comportaos con temor du-
rante el tiempo de vuestra peregrinación. 18 Sabed que no
**• La bajada del Espíritu Santo en Pentecostés trans- habéis sido liberados de la conducta idolátrica heredada de
vuestros mayores con bienes caducos -el oro o la plata-,
forma a los apóstoles en hombres nuevos, en testigos 19
sino con la sangre preciosa de Cristo, cordero sin mancha y
ardientes y animosos del Resucitado, conscientes de sin tacha. 20 Cristo estaba presente en la mente de Dios antes
que ahora se realiza la promesa escatológica de Dios de que el mundo fuese creado, y se ha manifestado al final de
(cf. Hch 2,16-21), mediante la cual hemos entrado «en los tiempos para vuestro bien, 2I para que por medio de él
los últimos tiempos». El cambio acontecido en el grupo creáis en el Dios que lo resucitó de entre los muertos y lo col-
de los discípulos está bien atestiguado en el primer dis- mó de gloria. De esta forma, vuestra fe y vuestra esperanza
descansan en Dios.
curso de Pedro referido en los Hechos de los Apóstoles.
Si bien el autor del texto sagrado ha retocado la forma
y la estructura, el contenido originario emerge de ma- *+• En su exordio, la primera carta de Pedro conduce
nera inconfundible. a los fieles a contemplar la gracia de la regeneración lle-
Los w. 22-24, prototipo del kerigma apostólico, con- vada a cabo por el Padre, a través de Cristo, en el Espí-
tienen expresiones propias de la cristología más anti- ritu (w. 3-5.10-12). Por eso se detiene a considerar en
gua: se habla en ella de Jesús como del «hombre a quien concreto qué significa vivir de la fe, ofreciendo una cla-
Dios acreditó»; se muestra que la cruz - q u e escandalizó ve de interpretación cristiana del misterio del sufri-
a todos los apóstoles- formaba parte de un sabio desig- miento, considerado como prueba purificadora y como
nio de Dios, el cual entregó a su Hijo único a los hom- participación en los sufrimientos de Cristo (w. 6-9). So-
bres por amor. Todos son responsables de lo sucedido: bre este sólido fundamento puede mostrar el apóstol,
«Vosotros lo matasteis. Dios, sin embargo, lo resucitó...» por tanto, las exigencias de la vida cristiana, una vida
(vv. 23s). que es camino de santificación y de configuración con
Cristo (w. 13-16; cf. Lv 19,2). Éstas no se reducen a
Al kerigma le sigue el testimonio de las Escrituras, prácticas exteriores, sino que son u n a actitud interior,
que sólo a la luz del misterio pascual son plenamente que determina toda la orientación de la existencia.
comprensibles. Por eso explica Pedro el Sal 15 (w. 25-31),
que ha encontrado en Cristo su plena realización: él es Por medio del bautismo nos convertimos en hijos de
el Mesías, y su alma no ha sido abandonada en el abismo Dios y recibimos el privilegio de llamar «Padre» al ¡lisio
ni ha conocido la corrupción, sino que ha sido colmado Juez de todos los seres vivos. La conciencia de semejau
I U) Tiempo de pascua
Tercer domingo de pascua
IM

le dignidad llena a los cristianos de «santo temor», tér- sin embargo, ya hace tres días que ocurrió esto. " Míen es ver
mino que no significa en la Biblia «miedo», sino más dad que algunas de nuestras mujeres nos han sobivsallmlu,
bion amor lleno de veneración y empapado del sentido porque fueron temprano al sepulcro 23 y no encontraron MI
tío la propia pequenez e indignidad. En efecto, la gracia cuerpo. Hablaban incluso de que se les habían apareeitlo unos
recibida le ha costado u n precio muy elevado al mismo ángeles que decían que está vivo. 24 Algunos de los nuestros
fueron al sepulcro y lo hallaron todo como las mujeres decían,
Cristo, el verdadero Cordero, cuya sangre ha librado a pero a él no lo vieron.
la humanidad de la esclavitud del pecado y de la muer- 25
Entonces Jesús les dijo:
to eterna (cf. Ex 12,23). La nueva relación de parentes- - ¡Qué torpes sois para comprender y qué cerrados estáis
co con el Señor hace ciertamente que la vida sobre la para creer lo que dijeron los profetas! 26 ¿No era preciso que
I ierra sea tomada como peregrinación, mientras que la el Mesías sufriera todo esto para entrar en su gloria?
27
verdadera patria es el cielo (v. 17). En este vuelco se ha Y empezando por Moisés y siguiendo por todos los pro-
llevado a cabo, en plenitud, el designio de Dios. Jesús, fetas, les explicó lo que decían de él las Escrituras. 28 Al llegar
a la aldea adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.
con su resurrección, ha inaugurado los «últimos tiem- 29
Pero ellos le insistieron diciendo:
pos», caracterizados por la tensión hacia lo alto. Esta - Quédate con nosotros, porque es tarde y está anoche-
tensión debe ser sostenida constantemente por una vida ciendo.
de fe y de esperanza (v. 21) y por la memoria viva de todo Y entró para quedarse con ellos. ,0 Cuando estaba sentado
lo que ha realizado el Señor para nuestra salvación. a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo
dio. 31 Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero
Jesús desapareció de su lado. 32 Y se dijeron uno a otro:
- ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el
Evangelio: Lucas 24,13-35 camino y nos explicaba las Escrituras?
33
En aquel mismo instante se pusieron en camino y regre-
13 saron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a
Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a
una aldea llamada Emaús, que dista de Jerusalén unos once todos los demás, 34 que les dijeron:
kilómetros. I4 Iban hablando de todos estos sucesos. ,5 Mien- - Es verdad, el Señor ha resucitado y se ha aparecido a
tras hablaban y se hacían preguntas, Jesús en persona se acer- Simón.
35
có y se puso a caminar con ellos. I6 Pero sus ojos estaban ofus- Y ellos contaban lo que les había ocurrido cuando iban
cados y no eran capaces de reconocerlo. " Él les dijo: de camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
- ¿Qué conversación es la que lleváis por el camino?
Ellos se detuvieron entristecidos, l8 y uno de ellos, llamado
Cleofás, le respondió: **• En esta aparición del Resucitado pone Lucas de re-
- ¿Eres tú el único en Jerusalén que no sabe lo que ha lieve un rasgo fundamental: la importancia que tiene la
pasado allí estos días? Sagrada Escritura para encontrar de verdad a Cristo re-
" Él les preguntó: sucitado. Para intuir su misterio es necesario recordar y
- ¿Qué ha pasado? creer la Palabra (w. 25-27.32; cf. asimismo los w. 6b.44s),
Ellos contestaron:
- Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en puesto que en ella se ha revelado el designio divino que
obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo. 20 ¿No sabes Cristo debía cumplir, a través del sufrimiento y do la
que los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo en- muerte, para entrar en la gloria (v. 26). De este modo
Ireunión para que lo condenaran a muerte y lo crucificaron? realiza, más allá de toda mesura, la esperanza de reden
'' Nosotros esperábamos que él fuera el libertador de Israel. Y ción alimentada por toda la h u m a n i d a d (v. 21). .lesus
I <.' Tiempo de pascua Tercer domingo de pascua IU

mismo, el desconocido compañero de camino, explica contrar a Jesús. Ser cristiano significa vivir en inctlii > de
bis escrituras a quien se pone a la escucha con un vivo un estupor siempre renovado, en un estado de continua
inicies (v. 29a). A lo largo del camino se produce así el espera de sorpresas. Cada momento puede ser el de la
paso de la tristeza desalentada (v. 17b) a la alegría que revelación del misterio, porque nuestra vida está ahora
pone ardiente el corazón (v. 32), hasta que llegan al reco- ligada indisolublemente a Jesús, invisible a los ojos,
nocimiento del Resucitado a través de un gesto tan coti- pero realmente presente entre nosotros. Toda realidad
diano como significativo: la fracción del pan (w. 30.35). es epifanía de su presencia como «Emmanuel». A noso-
El modo de realizar ciertos gestos revela, en efecto, la tros nos corresponde purificar de continuo nuestra mi-
identidad del que los hace. Por eso desaparece el pere- rada en la adoración para poder vislumbrarlo en la da-
grino. Sin embargo, ahora ha dejado de ser un desco- ma de los acontecimientos más pobres y cotidianos. Es
nocido: es el Señor, el Maestro, el Pan vivo siempre pre- él, siempre él, el que viene a nosotros a través de todo
sente en medio de los suyos; éstos, a su vez, de simples aquello que acogemos con fe.
viajeros se vuelven testigos, misioneros, adoradores en
espíritu y en verdad.
ORATIO
No será inútil subrayar que toda celebración eucarís-
tica vuelve a proponer el mismo camino de los discípu-
Quédate con nosotros, Señor, porque sin ti nuestro
los de Emaús: desde los ritos iniciales, pasando por la
camino quedaría sumergido en la noche. Quédate con
escucha de la Palabra y la liturgia eucarística, hasta la
nosotros, Señor Jesús, para llevarnos por los caminos
despedida final, se lleva a cabo, por obra de la gracia, un de la esperanza que no muere, para alimentarnos con el
encuentro cada vez más profundo y real con Jesús cru- pan de los fuertes que es tu Palabra.
cificado y resucitado.
Quédate con nosotros hasta la última noche, cuando,
cerrados nuestros ojos, volvamos a abrirlos ante tu ros-
MEDITATIO tro transfigurado por la gloria y nos encontremos entre
los brazos del Padre en el Reino del divino esplendor.
El reconocimiento de Jesús resucitado tiene lugar en
un instante, mediante una intuición resplandeciente; a
CONTEMPLATIO
continuación, todo vuelve a la normalidad. Así fue tam-
bién con los discípulos de Emaús. Después de aquel ins-
Dos discípulos de Jesús se dirigen caminando hacia
tante intuitivo, tras aquella mirada que penetra más allá
el pueblo de Emaús. Oh alma pecadora, detente un mo-
del velo de la carne, desaparece Jesús y todo vuelve a ser, mento a considerar con atención los distintos aspectos
aparentemente, como antes: la posada, la mesa, el pan, de la bondad y de la benevolencia de tu Señor. En pri-
los compañeros. Todo igual, pero, sin embargo, todo es mer lugar, el hecho de que su ardiente amor no le permi-
ahora distinto. Se trata de una experiencia inexpresable. ta dejar a sus discípulos vagar en medio de la desorienta-
También hoy todas las personas y todas las cosas nos ción y la tristeza. El Señor es, en verdad, un amigo lid
reservan sorpresas, porque en todas ellas podemos en- y un amoroso compañero de camino [...]
Tiempo de pascua Tercer domingo de pascua H!S
134

Y mira la humildad con que acompaña a estos dos: va zaban a comprender que su pequeña vida no era después do
con sus discípulos como si fuera uno de ellos, cuando, todo tan pequeña como pensaban, sino parte de un gran misto
rio que no sólo abarcaba varias generaciones, sino que se ex-
en realidad, es el Señor de todos. ¿No te da acaso la im-
tendía de eternidad en eternidad.
presión de haber vuelto a la sustancia misma de la hu- El desconocido no ha dicho que no hubiera motivo de triste-
mildad? Nos sirve de modelo para que nosotros haga- za, sino que su tristeza formaba parte de una tristeza más am-
mos otro tanto [...]. Observa, alma cristiana, cómo tu plia, en la que estaba escondida la alegría. El desconocido no
Señor realiza el ademán de proseguir más allá, con ob- ha dicho que la muerte que estaban llorando no fuera real, sino
jeto de hacerse desear más, de hacerse invitar y de que- ue se trataba de una muerte que inauguraba una vida verda-
darse como huésped de ellos; y, después, acepta efecti- era. El desconocido no ha dicho que no hubieran perdido a un
vamente entrar en la casa, toma el pan, lo bendice, lo amigo que les había dado nuevo valor y nueva esperanza, sino
rompe con sus santas manos y se lo da, haciéndose re- que esta pérdida había creado un camino para una relación
conocer así [...]. Mas ¿por qué se ha comportado de ese que habría ido mucho más allá que cualquier amistad. El des-
conocido no tenía el más mínimo miedo de derribar sus defen-
modo? Lo hizo para hacernos comprender que debe-
sas y de llevarlos más allá de su estrechez de mente y de cora-
mos practicar las obras de misericordia y la hospitali- zón. El desconocido tuvo que llamarlos tontos para hacerles ver.
dad, esto es, para decirnos que no basta con leer y escu- ¿Y en qué consiste el desafío? En tener confianza. Alguien tiene
char la Palabra de Dios si después no la llevamos a la que abrirnos los ojos y los oídos para ayudarnos a descubrir
práctica (anónimo franciscano del siglo XIII, Meditazione qué hay más allá de nuestra percepción. Alguien debe hacer
sulla vita di Cristo, Roma 1982, pp. 164-166, passim). arder nuestros corazones (H. J. M . Ñouwen, La forza della sua
presenza, Brescia 1997, pp. 31-35, passim).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«¡Quédate con nosotros, Señor» (Le 24,29).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Mientras los dos viajeros se encuentran de camino hacia su


casa llorando lo que han perdido, Jesús se acerca y camina con
ellos, pero sus ojos son incapaces de reconocerlo. De improviso,
ya no son dos, sino tres las personas que caminan, y todo se
vuelve distinto. El desconocido empieza a hablar, y sus palabras
requieren una seria atención. Lo que había empezado a con-
fundir hasta hace un momento, comenzaba a presentar hori-
zontes nuevos; lo que había parecido tan oprimente, comenzaba
a hacerse sentir como liberador; lo que había parecido tan triste,
empezaba a tomar el aspecto de la alegría. Poco a poco empe-
Tercer domingo de pascua I »'/

apóstol Pedro, a la luz de las antiguas profecías (v. IH),


Tercer domingo de pascua en particular las del cuarto poema del Siervo de Ynwn
(Is 53), ayuda a la muchedumbre a reconocer en Jesús
al Mesías no reconocido por su pueblo, rechazado v
Ciclo B condenado a una muerte injusta. Cuando se desconoce
el designio de Dios, se subvierten también los valores luí
manos: se indulta a un asesino y se condena a muerte al
«Jefe de la vida» (w. 14-15, al pie de la letra). Sin embar-
go, la muerte no es más fuerte que la vida; no son los
hombres quienes conducen la historia, sino Dios, que
con su poder ha resucitado de entre los muertos a su
Siervo fiel. Los apóstoles -y, en consecuencia, todos los
LECTIO creyentes- son testigos de este hecho y participan de la
vida divina que les ha comunicado el Resucitado. Pero
nada de esto obedece a un poder que tengan por sí mis-
mos; sólo en nombre de Jesús pueden realizar prodigios
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 3,13-15.17-19
y, sobre todo, exhortar con autoridad al arrepentimiento
En aquellos días, dijo Pedro al pueblo: ,3 El Dios de Abrahán, y a la conversión para que sean borrados sus pecados.
de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros antepasados, ha mani-
festado la gloria de su siervo Jesús, al que vosotros entregas-
teis y rechazasteis ante Pilato, que pensaba ponerlo en liber-
tad. '" Vosotros rechazasteis al Santo y al Justo; pedisteis que Segunda lectura: 1 Juan 2,1 -5a
se indultara a un asesino 15 y matasteis al autor de la vida. 1
Pero Dios lo ha resucitado de entre los muertos, y nosotros Hijos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis.
somos testigos de ello. " Ya sé, hermanos, que lo hicisteis por Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre un abogado, Jesu-
ignorancia, igual que vuestros jefes. 18 Pero Dios cumplió así cristo, el Justo. 2 Él ha muerto por nuestros pecados; y no
lo que había anunciado por los profetas: que su Mesías tenía solamente por los nuestros, sino por los del mundo entero.
3
que padecer. " Por tanto, arrepentios y convertios, para que Sabemos que conocemos a Dios, si guardamos sus man-
sean borrados vuestros pecados. damientos. 4 El que dice: «Yo lo conozco» pero no guarda sus
mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él. ' En
cambio, el amor de Dios llega verdaderamente a su plenitud
*+• Pedro y Juan acaban de curar a un mendigo tulli- en aquel que guarda su Palabra.
do de nacimiento -y, por eso, excluido del templo- con
el poder del «nombre de Jesús». El episodio suscita u n
**• Tras haber expresado, con el simbolismo de la luz
lira 11 estupor entre la gente. En esas circunstancias, el
y de las tinieblas, el contraste entre la justicia de Dios y
primero de los apóstoles toma la palabra y explica con
de Cristo (1,5.9; 2,1), por una parte, y el pecado del
autoridad el significado del acontecimiento.
hombre, por otra, Juan invita a los creyentes a consi-
I;.n la curación del tullido «el Dios de nuestros ante- derar, con detenimiento, la orientación que deben dar a
IHIMKIOS ha manifestado la gloria de su siervo Jesús». El su propia vida. El apóstol, que ha visto con sus ojos y
Tercer domingo de pascua
Tiempo de pascua l.v«
138

Tocadme y convenceos de que un fantasma no liene imilP in


tocado con sus manos al Verbo de la vida, nos escribe a huesos, como veis que yo tengo.
40
nosotros (2,1) con autoridad. Sus palabras son una exhor- Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. " IVro eoim >
tación a evitar el pecado y a reconocer la justicia divina, aún se resistían a creer, por la alegría y el asombro, les cllju:
que es, ante lodo, amor y misericordia. Si es verdad, en - ¿Tenéis algo de comer?
42
Ellos le dieron un trozo de pescado asado. " Él lo lomo \
efecto, que no hay nadie que no tenga culpa -verdad lo comió delante de ellos. 44 Después les dijo:
enunciada ya en el Antiguo Testamento (Prov 20,9; 28,13; - Cuando aún estaba entre vosotros ya os dije que ei.i
Eclo 7,20)-, también lo es -y en esto consiste la Buena necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en la lev
Noticia del Nuevo Testamento- que Dios, fiel y justo, de Moisés, en los profetas y en los salmos.
45
nos ofrece el perdón y la purificación por medio de la Entonces les abrió la inteligencia para que comprendie-
ran las Escrituras 46 y les dijo:
sangre de su Hijo (1,7.3). - Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar
El hombre, herido por el pecado, es «justificado» por de entre los muertos al tercer día 47 y que en su nombre se
medio del sacrificio de Jesucristo, el cual permanece anunciará a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén,
la conversión y el perdón de los pecados. 48 Vosotros sois testi-
para siempre como nuestro intercesor junto al Padre. En gos de estas cosas.
él se ha abierto de nuevo el camino del retorno a Dios y
de la plena comunión con él. Ahora bien, no podemos
hacernos la ilusión de amar a Dios -conocer en el len- *» Estamos en la noche del día de pascua. Los Once,
guaje bíblico equivale precisamente a amar- si no guar- reunidos en el cenáculo, esperan la puesta del sol y la
damos sus mandamientos y no cumplimos su voluntad caída de las tinieblas. Sin embargo, ahora, con la resu-
en las situaciones concretas de la vida. Humildad y obe- rrección de Cristo, la barrera entre el tiempo y la eter-
diencia son, por consiguiente, dos rasgos que deben ca- nidad -entre la muerte y la vida- ha sido derribada. De
racterizar al cristiano. Ambas le hacen capaz de dar improviso, el Resucitado, que ya se ha hecho reconocer
por los discípulos de Emaús, aparece en medio de ellos;
acogida al «amor perfecto» - o sea, al mismo Espíritu
mejor aún, «está» entre ellos: dicho de otro modo, «se
Santo-, que lo configura con Cristo, en total oblación y
manifiesta» como el que está presente y trae la paz como
gratuidad (w. 3-5).
don, o sea, él mismo una vez más (v. 36). El evangelio
subraya de nuevo la dificultad que les supone a los após-
toles creer, así como la benévola comprensión de Jesús,
Evangelio: Lucas 24,35-48 que no se cansa de ofrecer distintos modos de reconoci-
En aquel tiempo, los discípulos [de Emaús] contaban lo que miento: los signos inconfundibles de su crucifixión y la
les había ocurrido cuando iban de camino y cómo lo habían familiaridad de una comida compartida (w. 41-43).
reconocido al partir el pan. Hasta aquí el evangelista se ha limitado a presentar,
36
Estaban hablando de ello, cuando el mismo Jesús se por así decirlo, la «crónica» de los acontecimientos;
presentó en medio y les dijo:
ahora (w. 44-48) penetra en su significado bajo la guía
- La paz esté con vosotros.
37
Aterrados y llenos de miedo, creían ver un fantasma. de la Palabra de Dios. En efecto, este misterio de salva-
38
Pero él les dijo: ción es el cumplimiento de las Escrituras. De ellas se
- ¿De qué os asustáis? ¿Por qué surgen dudas en vuestro cita, en particular, algunos pasajes evocados también en
interior? w Ved mis manos y mis pies; soy yo en persona.
Tiempo de pascua Tercer domingo de pascua
lio 141

el relato de la pasión. En este contexto, y por tercera vez, ¿Cómo es posible obtener un don tan precioso, gra-
vuelve la afirmación de la necesidad de la muerte de Cris- cias al cual podremos vivir como verdaderos testigos del
to (en griego déi: «era preciso», «era necesario» [v. 44]) Resucitado y alegrarnos siempre, vayan como vayan las
para el cumplimiento del designio divino de salvación. cosas? Debemos desearlo con pureza de corazón y con
Y llegamos así al tercer pasaje del fragmento: la ex- humildad, pues así lo recibiremos, con gratitud, como
periencia viva y la comprensión de fe del acontecimien- don. Si existe esta disposición en nuestro interior, resi-
to de la resurrección abre la misión ante los apóstoles. de en nosotros verdaderamente la vida nueva: podemos
Ellos son testigos directos y se les ha hecho capaces de ejecutar el testamento que el Señor Jesús nos ha dejado,
dar razón de su fe y de anunciarla a todas las naciones ¡venga el canto nuevo, la alegría verdadera!
(v. 47), predicando «en el nombre de Jesús» - o sea, con
su autoridad- la conversión y el perdón de los pecados.
ORATIO
Jerusalén, que es, en Lucas, el centro y la cima de la mi-
sión de Cristo, se convierte ahora también en el punto
Por este camino por el que andamos siempre pere-
de partida de la irradiación del Evangelio.
grinos -con el peso de la soledad en el corazón- vienes tú,
el Viviente entre los muertos, a nuestro encuentro y par-
tes el pan del amor. En este largo camino, donde, a la
MEDITATIO puesta del sol, se extienden nuestras sombras, enciende,
oh Viajero envuelto de misterio, el vivido vivaque de tu
La alegría pascual crece y tendrá su plenitud en la Palabra y sabremos, por su fuego ardiente, que nuestra
vida eterna, en la resurrección futura. Por eso, nuestra esperanza ha resucitado más viva, más fuerte.
alegría está motivada por la esperanza de llegar a ser
Sí, abre nuestra mente para comprender la Palabra,
herederos del Reino de los Cielos, por la esperanza de re-
porque sólo ella puede disipar las dudas que aún surgen
surgir con Cristo también en cuerpo. Una alegría vivida,
en nuestro corazón. ¡Cuántas veces, incapaces de reco-
experimentada, pregustada en la tierra como peregri-
nocerte, hemos renegado de ti también nosotros! Pero
nos, aunque destinada a crecer hasta la meta de la eter- tú, el Justo, con manso padecer te has hecho víctima de
nidad bienaventurada. expiación por nuestros pecados. No nos dejes ahora va-
Esta alegría de peregrinos - q u e va unida siempre a la cilantes y turbados: que tu presencia infunda en noso-
fatiga y al sufrimiento del c a m i n o - requiere de nosotros tros la paz, que tu espíritu despeje nuestra mirada y nos
ascesis, conversión del corazón y empeño en su custo- haga alegres testigos de tu amor.
dia, porque puede verse, fácilmente, turbada y abruma-
da por el espanto, por el cansancio, por la angustia... En
una palabra, por todos los peligros que nos acechan CONTEMPLATIO
mientras vamos de viaje. De ahí que tengamos necesi-
dad de una fuerza interior, divina: eso que nosotros no Cuando «vino con las puertas cerradas y se plantó en
seríamos capaces de guardar por nosotros mismos es medio de ellos, aterrados y llenos de miedo, creían ver un
confiado al Espíritu, al Espíritu consolador. fantasma» (cf. Jn 20,26; Le 24,36s), pero él sopló sobre
142 Tiempo de pascua Tercer domingo de pascua
143

ellos y dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn 20,22s). Des- Alguien. La paz es un nombre de Dios. Es su «nombre, que se
pués les envió desde el cielo al mismo Espíritu, aunque acerca» (Is 30,27) y trae con él la bendición que funda la co-
como nuevo don. Estos dones fueron para ellos los tes- munidad, que toca personalmente y reconcilia. La paz es Al-
timonios y los argumentos de prueba de la resurrección guien, el Traspasado, que aparece en medio de nosotros y nos
y de la vida. En efecto, el Espíritu es la prueba que ates- muestra sus manos y su costado diciendo: «La paz esté con vo-
ligua que «Cristo es la verdad» (1 Jn 5,6), la verdadera sotros».
resurrección y la vida. Por eso los apóstoles, que habían La paz es verle a él: «¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28) y
permanecido también dudosos al principio, tras haber aceptar asimismo la muerte como algo que no puede ser sepa-
visto su cuerpo redivivo, «daban testimonio con gran rado de su amor. «El es nuestra paz. Paz para los que están
energía de la resurrección de Jesús» (Hch 4,33), después cerca y para los que están lejos» (Ef 2,17). En este pasaje en-
contramos la identificación más fuerte de la paz con el nombre
de haber gustado al Espíritu vivificador. De ahí que sea
de Jesús.
más provechoso concebir a Jesús en nuestro propio co-
razón que verlo con los ojos del cuerpo u oírle hablar; «El ha hecho de los dos pueblos uno solo» (Ef 2,14). A par-
tir de toda dualidad, desorden y separación, a partir de toda
y de ahí también que la obra del Espíritu Santo sea mu-
división, ha hecho el «Uno», ha fundado el Uno y «fia anulado
cho más poderosa sobre los sentidos del hombre inte-
la enemistad en su propia carne» (Ef 2,14). Quien por medio de
rior que la impresión de los objetos corpóreos sobre los la oración busca la paz con todo su corazón, busca a aquel que
del hombre exterior. es la paz, en el único lugar en que se entregan la reconciliación
Ahora bien, por eso mismo, hermanos míos [...], el perdón de los pecados y la paz: el lugar del sacrificio, e j
vuestro corazón se alegra dentro de vosotros y dice: Gólgota, el Moria eterno (B. Standaert, Pace e prighiera, e
en
G. Alberigo - E. Bianchi - C. M. Martini, La pace: dono e proftr
«He recibido este anuncio: ¡Jesús, mi Dios, está vivo! Y, 2
zia, Magnano 1 9 9 1 , pp. 129s). e-
al recibir esta noticia, mi espíritu, ya sumido en la triste-
za, languideciendo por la tibieza o dispuesto a sucumbir
al desánimo, se reanima» (Guerrico d'Igny, Sermo in
Pascha, I, 4).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Dios ha resucitado a Jesús de entre los muertos»
(cf. Hch 3,15).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

La paz no es una situación; ni siquiera un estado de ánimo,


ni tampoco es, ciertamente, sólo una situación política; la Paz es
Tercer domingo de pascua I4Í

entre el pueblo el favor de que goza la priiiu-r;» iinnii-


Tercer domingo de pascua nidad cristiana (w. 14-16), pero aumenta lanibicn el
odio de las autoridades judías, que llegan incluso a la
persecución. Mientras se suceden los arrestos, ¡IIUM ro-
Ciclo C gatorios y amenazas, resplandece cada vez más la ol>i a
del Espíritu Santo en los apóstoles.
Llevados por segunda vez ante al Sanedrín, dan
pruebas de libertad y de valentía (parresta). El criterio
de sus acciones es único: obedecer a Dios, no antepo-
ner n a d a a él ni a su testimonio (cf. w . 28s). Esta falta
de miedo hace aún más incisiva y eficaz su confesión
y su predicación. Pedro proclama u n a vez más el ke-
LECTIO
rygma (w. 30-39) y atribuye de nuevo a los jefes del
pueblo la responsabilidad de la muerte de Jesús
(una responsabilidad que aquellos querrían declinar:
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 5,27b-32.40b-41 v. 28b).
En aquellos días, " hicieron entrar a los apóstoles para Con todo, no se trata de una acusación estéril; es casi
que comparecieran ante el Sanedrín y el sumo sacerdote les un proyectar sobre otros la propia culpa. En efecto, la
preguntó: parte fundamental del discurso hemos de buscarla en la
28
- ¿No os prohibimos terminantemente enseñar en nom- afirmación que explica la finalidad del obrar de Dios:
bre de ése? Y, sin embargo, habéis llenado Jerusalén con «Para dar a Israel la ocasión de arrepentirse y de alcanzar
vuestras enseñanzas y queréis hacernos responsables de la
muerte de ese hombre. el perdón de los pecados». Otras veces acusa Pedro al
29 auditorio de la crucifixión de Cristo, pero el texto sa-
Pedro y los apóstoles respondieron:
- Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. 30 El grado añade siempre que, al arrepentirse y acoger sus
Dios de nuestros antepasados ha resucitado a Jesús, a quien palabras, «muchos creyeron».
vosotros matasteis colgándolo de un madero. " Dios lo ha
exaltado a su derecha como Príncipe y Salvador para dar a Cuando el corazón queda traspasado por el arre-
Israel la ocasión de arrepentirse y de alcanzar el perdón de pentimiento (2,37), el don de Dios se vuelve supera-
los pecados. 32 Nosotros y el Espíritu Santo que Dios ha dado bundante. Sólo cuando se rechaza la Palabra de ma-
a los que le obedecen somos testigos de todo esto.
33 nera obstinada, se endurece el corazón hasta llegar a
Ellos, enfurecidos por tales palabras, querían matarlos.
40
Hicieron llamar a los apóstoles, los azotaron, les prohi- la violencia (5,33.40). Es tarea de los apóstoles conti-
bieron hablar en el nombre de Jesús y los soltaron. 41 Ellos nuar con la predicación aun en medio de las persecu-
salieron de la presencia del Sanedrín gozosos de haber ciones, fortalecidos por el Espíritu, que los confirma
merecido tal ultraje por causa de aquel nombre. (v. 32) y los colma de alegría (v. 41). Desde ahora viven
ya la bienaventuranza proclamada por el Señor Jesús
**• El camino de la Iglesia es u n camino acompaña- y encuentran su recompensa en el amor a su nombre
do de luz y de tinieblas desde su origen: va creciendo (Mt 5,10-12).
I-lo Tiempo de pascua Tercer domingo de pascua 1-17

Segunda lectura: Apocalipsis 5,11-14 Cielo y tierra se encuentran unidos así en un movi-
miento circular: el h i m n o se inicia en el cielo, se ilcrní
Yo, Juan, " oí después, en la visión, la voz de innumerables ma, desciende sobre la tierra, se propaga en ella y huyo
ángeles que estaban alrededor del trono, de los seres vivientes vuelve a subir al cielo para concluir en el «Amén», acoi
y de los ancianos; eran cientos y cientos, miles y miles, 12 que de final de los cuatro seres vivientes, símbolo de todas
decían con voz potente: las realidades creadas. Se confirma así, de manera so
- Digno es el Cordero degollado
lemne, la plena adhesión a la voluntad de Dios. Y el si
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza. lencio adorador de los cuatro ancianos, primicia celes-
tial de todo el pueblo de Dios, prolonga la vibración del
Y las criaturas todas del cielo y de la tierra, de debajo de la
tierra y del mar, oí también que decían:
canto nuevo con la intensidad de la contemplación.
- Al que está sentado en el trono
y al Cordero, alabanza,
honor, gloria y poder Evangelio: Juan 21,1-19
por los siglos de los siglos.
Los cuatro seres vivientes respondieron: «Amén», y los En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a sus discípu-
ancianos se postraron en profunda adoración. los junto al lago de Tiberíades. 2 Estaban juntos Simón Pedro,
Tomás «El Mellizo», Natanael el de Cana de Galilea, los hijos
de Zebedeo y otros dos discípulos. 3 En esto dijo Pedro:
*•• Ante nuestra contemplación se nos brinda una es- - Voy a pescar.
cena majestuosa y terrible: Dios omnipotente está sen- Los otros dijeron:
tado en el trono, tiene en su mano el libro sellado de sus - Vamos contigo.
inescrutables designios, pero nadie puede abrirlo. Mo- Salieron juntos y subieron a una barca, pero aquella noche
no lograron pescar nada.
mentos de silencio cargados de expectación y de temor. 4
Al clarear el día, se presentó Jesús en la orilla del lago,
La situación parece desesperada. Pero, de repente, apa- pero los discípulos no lo reconocieron. 5 Jesús les dijo:
rece victorioso un Cordero como inmolado (5,1-7: en - Muchachos, ¿habéis pescado algo?
arameo, talja designa tanto «siervo» como «cordero»). Ellos contestaron:
-No.
Con este símbolo expresa, por tanto, Juan la reali- 6
Él les dijo:
dad de Cristo, verdadero Cordero pascual y Siervo de - Echad la red al lado derecho de la barca y pescaréis.
YHWH, que ha cargado con nuestras iniquidades, Ellos la echaron, y la red se llenó de tal cantidad de peces
t o m a n d o sobre sí el castigo que nos da la salvación que no podían moverla. 7 Entonces, el discípulo a quien Jesús
tanto quería le dijo a Pedro:
(Is 53, sobre todo el v. 7). El Cristo-Cordero inmolado - ¡Es el Señor!
está de pie en medio del trono (v. 6). En su presencia Al oír Simón Pedro que era el Señor, se ciñó un vestido,
se entona el canto de la solemne liturgia cósmica: u n a pues estaba desnudo, y se lanzó al agua. 8 Los otros discípulos
escuadra innumerable de ángeles recuerda triunfal- llegaron a la orilla en la barca, tirando de la red llena de pe-
ces, pues no era mucha la distancia que los separaba de tie-
mente el «motivo» (w. l i s ) , repetido por el coro de rra; tan sólo unos cien metros.
todas las criaturas (v. 13), que alaban por los siglos de 9
Al saltar a tierra, vieron unas brasas, con peces colocados
los siglos al Dios omnipotente y a Cristo, nuestra sobre ellas, y pan. 10 Jesús les dijo:
pascua. - Traed ahora algunos de los peces que habéis pescado.
Tiempo de pascua lercer domingo de pascua 149
148

11
Simón Pedro subió a la barca y sacó a tierra la red llena (w. 15-19), enfoca la relación entre Pedro y el discípulo
de peces; en total eran ciento cincuenta y tres peces grandes. amado (w. 20-23).
Y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.
12
Jesús les dijo: Los w. 1-14 hemos de leerlos recordando la vocación
- Venid a comer. de los primeros discípulos (cf. Le 5,1-11). Los discípu-
Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntar: «¿Quién los, cuando Jesús resucitado desaparece de sus ojos,
eres?», porque sabían muy bien que era el Señor. " Jesús se atraviesan u n m o m e n t o de incertidumbre sobre la
acercó, tomó el pan en sus manos y se lo repartió, y lo mismo
hizo con los peces. orientación que deben d a r a su futuro. La perspectiva
14
Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discí- más inmediata es la de volver a la vida de antes, ilumi-
pulos después de haber resucitado de entre los muertos. nada por la enseñanza de Jesús, al que reconocen vivo.
15
Después de comer, Jesús preguntó a Pedro: Aquí interviene la tercera aparición (v. 14), una apari-
- Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? ción que suena para los discípulos como una nueva lla-
Pedro le contestó: mada al seguimiento (v. 19), centrada en la continua
- Sí, Señor, tú sabes que te amo.
Entonces Jesús le dijo: presencia del Señor, reconocido, no obstante, por la fe
- Apacienta mis corderos. (w. 7.12), y al que e n c u e n t r a n concretamente en el
16
Jesús volvió a preguntarle: pan partido y c o m p a r t i d o de la eucaristía (v. 13). En
- Simón, hijo de Juan, ¿me amas? verdad, los apóstoles n o pueden hacer nada sin él
Pedro respondió: (cf. 15,5), no tienen alimento (v. 5, al pie de la letra),
- Sí, Señor, tú sabes que te amo. mientras que gracias a la obediencia de la le (v. 4b) a
Jesús le dijo:
- Cuida de mis ovejas. su Palabra realizan u n a pesca superabundante, como
17
Por tercera vez insistió Jesús: el día en que los llamó p o r primera ve/. (Le 5,9). Sin
- Simón, hijo de Juan, ¿me amas? embargo, la red no se r o m p e : la Iglesia católica debe
Pedro se entristeció, porque Jesús le había preguntado por permanecer indivisa a u n cuando recoja multitudes
tercera vez si le amaba, y le respondió: inmensas (v. 11).
- Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo.
Entonces Jesús le dijo: En la comunión de esta comida-con el Resucitado,
- Apacienta mis ovejas. ,8 Te aseguro que cuando eras más éste rehabilita a Simón Pedro al frente de los discípulos:
joven, tú mismo te ceñías el vestido e ibas adonde querías;
como tres veces renegó de Cristo, tres veces profesa que
mas, cuando seas viejo, extenderás los brazos y será otro
quien te ceñirá y te conducirá adonde no quieras ir. le ama. Y también por tres veces - d e manera solemne,
19
Jesús dijo esto para indicar la clase de muerte con la que por consiguiente- le confía Jesús el mandato de alimen-
Pedro daría gloria a Dios. Después añadió: tar y guiar su rebaño con u n espíritu de servicio, en re-
- Sigúeme. presentación del buen pastor (w. 15-17). Como tal, Pe-
dro deberá ofrecer la vida por las ovejas, glorificando a
*» Jn 21, colocado detrás de una primera conclusión Dios con el martirio: la invitación al seguimiento tiene
del cuarto evangelio, añade algunos elementos impor- ahora para Simón Pedro u n sabor muy diferente a la que
tantes al capítulo precedente: abre de nuevo la perspec- recibió «cuando era más joven»; tiene el sabor del amor
tiva sobre la Iglesia futura (w. 1-14), pone el fundamen- (v. 17), que le llevará tras las huellas de Jesús (1 Pe 2,21),
to del primado de Pedro entendido como servicio vicario a amar «hasta el final» (Jn 13,1).
ISO Tiempo de pascua
Tercer domingo de pascua

MEDITATIO frimientos, la multiforme persecución, aunque lampón»


la alegría de hacerle frente por amor a Jesús. Una alcj.'.i la
La liturgia de la Palabra traza hoy ante nosotros u n que inundará todo el cosmos en el día eterno en una
largo y apasionante camino que, partiendo del tiempo, única confesión coral de alabanza al Dios omnipotente, a
desemboca en la eternidad: vamos a indicar, brevemen- nuestro Creador, y a Cristo, Cordero inmolado, nuestro
te, las etapas del mismo y le vamos a pedir al Señor la Salvador, en el Espíritu Santo, vínculo de amor.
gracia de recorrerlo.
Al comienzo se encuentra la experiencia de u n en-
cuentro que se intercala en nuestros días más ordinarios, ORATIO
en medio de nuestras actividades habituales: se trata del
encuentro con el Resucitado, un encuentro para el que, Manifiéstate de nuevo, Señor. También nosotros,
con frecuencia, no estamos preparados, sino más bien como tus discípulos, deseamos ir contigo y desafiar la
«ciegos», como los apóstoles en el lago. «Los discípulos noche oscura. Sin ti no podemos hacer nada; nuestra
no lo reconocieron»; sin embargo, aceptaron el consejo, red sigue estando vacía y no sirve de nada el esfuerzo de
más tarde dan crédito a la intuición que se comunican de echarla al mar. Pero a tu palabra queremos repetir una
uno a otro y, por último, lo reconocen por medio de una vez más este gesto, pues tú nos quieres llevar más allá de
certeza interior (no a través de una evidencia sensible). nuestra lógica mezquina, que se detiene a calcular los
Del mismo modo que hizo Simón Pedro, también noso- riesgos de las pérdidas y las posibilidades de ganancia.
tros debemos dejarnos interpelar por la Palabra del Re-
Cuando tocamos el fondo de nuestra miseria, tú nos
sucitado, que pone al descubierto nuestro pecado, nues-
haces experimentar el poder de tu fuerza de Resucitado.
tra fragilidad pasada y presente, aunque nos pide un
Nosotros creemos que eres el Señor. Sin embargo, en
consentimiento de amor. Sólo después de haberle reco-
nocido a él y habernos reconocido a nosotros mismos medio de nuestra pobreza, que tú conoces tan bien, haz
bajo su luz, podremos ofrecérselo, ahora que ya no es que al alba de cada nuevo día renovemos el deseo de
obra de una autoilusión y sólo nos queda -¡aunque lo es seguirte, repitiendo humildemente: «Señor, tú lo sabes
todo!- el deseo ardiente de amarlo, como pobres. Ahora todo. Tú sabes que te amo».
es cuando él nos confía su tesoro: nuestros hermanos;
nos hace responsables de dar testimonio ante ellos, un
testimonio que nos llevará muy lejos en su seguimiento, CONTEMPLATIO
quizás a un lugar que -hoy al m e n o s - no querríamos.
No hay mejor medio para estar unido a Jesús que
A la luz de este encuentro con Cristo, siguiendo el eco cumplir su voluntad, y ésta no consiste en ninguna olía
de aquella pregunta interior -«¿Me amas?»- y de nuestra cosa que en hacer el bien al prójimo... «Pedro -pregunta
humilde respuesta, es preciso proseguir el camino con el Seño-, ¿me amas? Apacienta mis corderos» (Jn 21,15).
alegre valentía y abrir a muchos el camino de la fe con y, con la triple pregunta que le dirige, Cristo manifiesla de
nuestra confesión transparente del nombre de Jesús, cru- manera clara que apacentar los corderos es la prueba del
cificado por nuestros pecados y resucitado por el Padre amor. Y eso es algo que no se dice sólo a los sacerdotes,
para la salvación del mundo. No han de faltarnos los su- sino a cada uno de nosotros, por pequeño que sea el
152 Tiempo de pascua
Tercer domingo de pascua J 53

rebaño que le ha sido confiado. De hecho, aunque sea


pequeño, no debe ser descuidado, puesto que «mi Padre en otro hombre; no, conservó intacta su amistad, y precisamen-
-dice el Señor- se complace en ellos» (Le 12,32). te eso fue lo que le ayudó a Pedro a convertirse en otro hombre.
¿Crees que, sin esa fiel amistad de Cristo, se habría recuperado
Cada uno de nosotros tiene una oveja. Tengamos buen Pedro? ¿A quién le toca ayudar al que se equivoca, sino a quien
cuidado y llevémosla a los pastos convenientes. El hom- se considera su amigo, aun cuando la ofensa vaya dirigida
bre, apenas se levante de la cama, no debe buscar otra contra él?
cosa, tanto con la palabra como con las obras, que hacer
El amor de Cristo era ilimitado, como debe ser el nuestro
que su casa y su familia sean cada vez más piadosas. Vive cuando debemos cumplir el precepto de amar amando al hom-
de verdad sólo quien vive para los otros. En cambio, el bre aue tenemos delante. El amor puramente humano está siem-
que vive sólo para sí mismo desprecia a los otros y no se pre dispuesto a regular su conducta según el amado tenga o no
preocupa de ellos; es un ser inútil, no es un hombre, no Eerfecciones; el amor cristiano, sin embargo, se concilio con todas
pertenece a la raza humana [...]. Quien busca el interés is imperfecciones y debilidades del amado y permanece con él
del prójimo no perjudica a nadie, tiene compasión de to- en todos sus cambios, amando al hombre que tiene delante. Si
dos y ayuda según sus propias posibilidades; no comete no fuera de este modo, Cristo no habría conseguido amar nunca:
fraudes, ni se apropia de lo que pertenece a los otros; no en efecto, ¿dónde habría encontrado al hombre perfecto? (S. Kier-
da falso testimonio, se abstiene del vicio, abraza la virtud, kegaard, Gli afti deli'amore, Milán 1983, pp. 341-344, passim
reza por sus enemigos, hace el bien a quien le hace mal, _ [trad. esp.: Las obras del amor, Guadarrama, Barcelona, s. f.]).
no injuria a nadie y tampoco maldice cuando le maldicen
de mil formas diferentes [...]; si buscamos nuestro in-
terés, el de los otros irá por delante del nuestro (Juan
Crisóstomo, Comentario al evangelio de Mateo, 77,6).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo» (Jn 21,17).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El amor de Cristo por Pedro tampoco tuvo límites: en el amor


n Podro mostró cómo se ama al hombre que tenemos delante.
I I. < dijo: «Pedro debe cambiar y convertirse en otro hombre an-
l> . <l<! que yo pueda volver a amarlo». No, todo lo contrario.
I >i|. i «Podro es Pedro y yo le amo; es mi amor el que le ayuda-
i i n MU otro hombre». En consecuencia, no rompió la amistad
IH ii c i iinimpionderla quizás cuando Pedro se hubiera convertido
Lunes
155

Lunes palabras de Esteban están unidas a la «sabiduría» y al


Espíritu»: Esteban, como los apóstoles, está completa-
de la tercera semana mente inmerso en el plan de Dios, lo conoce, recibe la
de pascua fuerza del Espíritu para atestiguarlo y anunciarlo. Po-
see u n a personalidad h u m a n a de gran relieve y de es-
pesor «espiritual». Su predicación provoca de inmedia-
to un conflicto y, paradójicamente, con los judíos más
abiertos. Lucas alude a la sinagoga llamada «de los li-
bertos», es decir, los descendientes de aquellos que, lle-
vados a Roma como esclavos por Pompeyo (63 a. C ) ,
habían sido liberados y se habían instalado en un barrio
LECTIO de la ciudad. En torno a ellos se reunían, probablemente,
judíos de diferente procedencia. Pues bien, también
para ellos era la predicación de Esteban demasiado
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 6,8-15 radical: Esteban ataca al templo y las tradiciones mo-
saicas. En consecuencia, las acusaciones que se le di-
En aquellos días, 8 Esteban, lleno de gracia y de poder, ha- rigen no carecen de fundamento por completo.
cía grandes signos y prodigios en medio del pueblo. 9 Algunos
de la sinagoga llamada «de los libertos», a la que pertenecían Los ojos que se fijan en él con hostilidad están obli-
cirenenses y alejandrinos, y algunos de Cilicia y de la provin- gados a vislumbrar en ellos, no obstante, un esplendor
cia de Asia se pusieron a discutir con él, 10 pero al no poder particular, el de u n ángel que expresa la presencia
resistir la sabiduría y el espíritu con que hablaba, " sobornaron de Dios, algo semejante al rostro de Moisés cuando
a unos hombres para que dijeran:
bajó, resplandeciente, del Sinaí tras haber encontrado
- Hemos oído a éste blasfemar contra Moisés y contra
Dios. a Dios. Lucas presenta otro rasgo de Esteban: es u n
12
De este modo, amotinaron al pueblo, a los ancianos y a testigo escogido por Dios para dar a conocer su vo-
los maestros de la Ley. Luego salieron a su encuentro, lo luntad.
apresaron y lo llevaron al Sanedrín 13 y presentaron testigos
falsos, que decían:
- Este hombre no cesa de hablar contra el templo y con-
tra la Ley. 14 Le hemos oído decir que ese Jesús Nazareno
Evangelio: Juan 6,22-29
destruirá este lugar santo y cambiará las costumbres que 22
nos transmitió Moisés. Al día siguiente, la gente continuaba al otro lado del lago.
15
Todos los que estaban en el Sanedrín fijaron sus ojos en Se habían dado cuenta de que allí solamente había una barca
él, y les pareció que su rostro era como el de un ángel. y sabían que Jesús no había embarcado en ella con sus discí-
pulos, sino que éstos habían partido solos.
23
**• Entra Esteban en escena. Se le presenta con las Otras barcas llegaron de Tiberíades, y atracaron cerca del
lugar donde la gente había comido el pan después que el Se-
mismas características que los apóstoles: «Lleno de ñor había dado gracias a Dios. 24 Cuando se dieron cuenta de
)\i(icia y de poder, hacía grandes signos y prodigios». Las que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las bar-
Lunes 157
Tercera semana de pascua
156

cas y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús. 25 Lo en-


Dios exige la observación de nuevos preceptos y de otras
contraron al otro lado y le dijeron: obras. Pero lo que Jesús exige de ellos es una sola cosa:
- Maestro, ¿cuándo has llegado aquí? la adhesión al plan de Dios, a saber: «Que creáis en aquel
26 que él ha enviado» (v. 29). Sólo tienen que cumplir una
Jesús les contestó:
- Os aseguro que no me buscáis por los signos que habéis sola cosa: dejarse implicar por Dios y adherirse con le a
visto, sino porque comisteis pan hasta saciaros. " Esforzaos la persona de Jesús. Es la apertura a la fe lo que ofrece
no por conseguir el alimento transitorio, sino el permanente, un pan inagotable y lo que da la vida para siempre al
el que da la vida eterna. Este alimento os lo dará el Hijo del
hombre que acepta ser liberado de las tinieblas.
hombre, porque Dios, el Padre, lo ha acreditado con su sello.
28
Entonces ellos le preguntaron:
- ¿Qué debemos hacer para actuar como Dios quiere?
29
Jesús respondió: MEDITATIO
- Lo que Dios espera de vosotros es que creáis en aquel que
él ha enviado. Esteban es el primer apóstol de los helenistas. Suyo
fue el primer intento de inculturación, constituido por
*»• Tras la multiplicación de los panes, alude el evan- un decidido distanciamiento respecto al judaismo tradi-
gelista a la búsqueda de Jesús por parte de la muche- cional. Pero no consiguió su objetivo en algunos de los
dumbre. Lo encuentran en Cafarnaún y le dirigen al suyos. También hay conservadores entre los proceden-
Maestro u n a pregunta sólo para satisfacer su propia tes de la diáspora, quizás incluso más que entre los
curiosidad: «Maestro, ¿cuándo has llegado aquí?» (v. 25). propios judíos palestinenses. Probablemente se debie-
Jesús no responde la pregunta, sino que revela más bien ra a la necesidad de defender su propia identidad. La
a la muchedumbre las verdaderas intenciones que la primera aproximación al m u n d o judío de lengua y
h a n impulsado a buscarlo, y con ello desenmascara la cultura griega es rechazada también por los notables.
mentalidad demasiado material de las personas (v. 26). Esteban sigue así el destino de Jesús: es rechazado. Al
E n realidad, toda esa gente sigue a Jesús por el pan ma- parecer, el precio que hay que pagar para abrir nuevos
terial, sin comprender el signo realizado por el Profeta. caminos es ser incomprendido, malentendido, rechaza-
Buscan más las ventajas materiales y pasajeras que las do, calumniado y condenado. Sin embargo, también es
ocasiones de responder y de amar. verdad que del martirio de Esteban proceden frutos
Ante esta ceguera espiritual, Jesús proclama la dife- muy copiosos precisamente a partir de los griegos: y no
rencia entre el pan material y corruptible y «el perma- sólo de los judíos de lengua griega, sino de toda la cul-
tura griega.
nente, el que da la vida eterna» (v. 27). Jesús invita a la
gente a superar el estrecho horizonte en que vive y a pa- Esteban es un provocador, y, por eso, se mete él mis-
sar al de la fe y al del Espíritu, al que sólo su persona (la mo en el camino del martirio, como sucede en toda so-
de Jesús) les puede introducir. Él posee el sello de Dios, ciedad intolerante. Ahora bien, su provocación procede
que es el Espíritu y el dinamismo divino del amor. de una sabiduría superior, es fruto de una peculiar com-
prensión del plan de Dios. Este plan preveía que el
Los interlocutores de Jesús le preguntan ahora: «¿Qué
Evangelio fuera anunciado no sólo en Jerusalén, siim
debemos hacer para actuar como Dios quiere?» (v. 28).
«hasta los confines de la tierra». El Espíritu se sirve ilcl
Una nueva equivocación. La muchedumbre piensa que
Lunes
158 Tercera semana de pascua I Vi

carácter entusiasta y «belicoso» de Esteban para agitar negligencia e intenta arrancarlo del lazo del diablo, en
el ambiente: Esteban pierde, pero la causa del Evangelio cuanto es posible al hombre, imita a Dios.
recorrerá el mundo. ¿Existe acaso alguna acción que pueda compararse u
ésta? Ésta es la más grande entre todas las obras bue-
nas. Es la cumbre de toda virtud. Y es natural que así
ORATIO sea. Porque si Cristo derramó su sangre por nuestra sal-
vación, ¿no es justo que cada uno de nosotros ofrezca,
Señor, tenemos necesidad de testigos animosos como por lo menos, el aliento de su palabra y eche una mano
Esteban. Tenemos necesidad de anunciadores «impru- a quien por negligencia ha caído en los lazos del diablo?
dentes» como él, que agitan a los adversarios y a los (Juan Crisóstomo, Catequesis bautismal, VI, 18-20).
amigos, dentro y fuera de nuestros círculos. Tenemos
necesidad de profetas «incómodos», como se decía hace
algunos años, para difundir la Buena Nueva. Tenemos ACTIO
necesidad de hombres y mujeres que no tengan miedo
de hacer frente a las incomprensiones y los malentendi- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
dos a causa de tu nombre. Tenemos necesidad de perso- «Tus mandatos son mi delicia» (cf. Sal 118,14).
nas que sean capaces de recorrer nuevos caminos y no
tengan miedo a no ser comprendidos por esos mismos
por quienes se comprometen y se dejan la piel. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Señor, danos estos testigos fuertes y animosos.
Debemos dar un tono de valentía a nuestra vida cristiana,
Señor, no permitas que nos ceguemos hasta el punto tanto a la privada como a la pública, para no convertirnos en
de no comprenderlos e incluso aislarlos, calumniarlos, seres insignificantes en el plano espiritual e incluso en cómplices
contribuyendo con nuestra incomprensión a marginarlos del hundimiento general. ¿Acaso no buscamos, de manera ¡le-
y -¡no lo permitas, Señor!- a condenarlos. gítima, en nuestra libertad personal, un pretexto para dejarnos
imponer por los otros el yugo de opiniones inaceptables?
Sólo son libres los seres que se mueven por sí mismos, nos
CONTEMPLATIO dice santo Tomás. Lo único que nos ata interiormente, de mane-
ra legítima, es la verdad. Esta hará de nosotros hombres libres
La Iglesia tiene a gala, y es mandamiento del Salva- (cf. Jn 8,32). La actual tendencia a suprimir todo esfuerzo moral
dor, que no pensemos sólo en nosotros mismos, sino y personal no presagia, por consiguiente, un auténtico progreso
también en el prójimo. Considera la dignidad a la que se verdaderamente humano. La cruz se yergue siempre ante noso-
tros. Y nos llama al vigor moral, a la fuerza del espíritu, al sa-
eleva el que se toma seriamente a pecho la salvación de
crificio (cf. Jn 12,25) que nos hace semejantes a Cristo y puede
su hermano. Este hombre, en la medida en que ello es
salvarnos tanto a nosotros como al mundo (Pablo VI, Audiencia
posible al hombre, imita al mismo Dios. En efecto, es- general del 21 de marzo de 1975).
cucha lo que nos dice por boca de su profeta: «Quien
liana de un injusto un justo, será como mi boca». A sa-
ber: quien se aplica a salvar a su hermano caído en la
Martes lol

Martes **• Primer cuadro: recoge la parte conclusiva del dis-


curso de Esteban, un discurso durísimo. En él lee la his-
de la tercera semana toria de Israel como la historia de un pueblo de dura
de pascua cerviz, de corazón y de oídos incircuncisos, siempre
opuestos al Espíritu Santo. Mientras Pedro intenta ex-
cusar de algún modo en sus discursos a sus interlocuto-
res, casi maravillándose del error fatal de la condena a
muerte de Jesús, Esteban afirma, en sustancia, que no
podían dejar de condenar a Jesús, dado que siempre
han perseguido a los profetas enviados por Dios. Se tra-
ta de una lectura extremadamente negativa de toda la
historia de Israel. Una lectura que no podía dejar de
LECTIO suscitar una reacción violenta.
Segundo cuadro: el martirio de Esteban. Éste, frente
al furor de la asamblea, que está fuera de sí, aparece aho-
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 7 , 5 1 - 8 , l a
ra situado mucho más allá y muy por encima de todo y
En aquellos días, Esteban decía al pueblo, a los ancianos y
de todos, en un lugar donde contempla la gloria de Dios
a los escribas: 51 Vosotros, hombres testarudos, obstinados y y a Jesús, resucitado, de pie a la derecha del Padre. El pri-
sordos, siempre os habéis resistido al Espíritu Santo. Eso hi- mer mártir se dirige sereno al encuentro con la muerte,
cieron vuestros antepasados, y lo mismo hacéis vosotros. 52 ¿A gozando del fruto de la muerte solitaria de Jesús. Éste,
qué profeta no persiguieron vuestros antepasados? Ellos ma- ahora Señor glorioso, anima a sus testigos mostrando
taron a los que predijeron la venida del Justo, a quien voso- «los cielos abiertos», que se ofrecen como la meta glorio-
tros acabáis de traicionar y asesinar. 53 Vosotros recibisteis la sa, ahora próxima.
Ley por mediación de ángeles, pero no la habéis cumplido.
54
Al oír esto, se recomían de rabia en su corazón y rechi- Muere sereno y tranquilo, confiando su espíritu al Se-
naban los dientes contra él. 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu ñor Jesús, del mismo modo que éste lo había confiado al
Santo, mirando fijamente al cielo, vio la gloria de Dios y a Padre. La lapidación, que tenía lugar fuera de la ciudad,
Jesús de pie a la derecha de Dios 56 y exclamó: era la suerte reservada a los blasfemos: Esteban no tiene
- Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre de pie a la miedo de proclamar la divinidad de Jesús y, en este clima
derecha de Dios.
57
Ellos, dando grandes gritos, se taparon los oídos y se enardecido, debe morir. Saulo, el que habría de proseguir
arrojaron a una sobre él. 5S Lo echaron fuera de la ciudad y se la obra innovadora de Esteban, extendiéndola a los paga-
pusieron a apedrearlo. Los testigos habían dejado sus vestidos nos, resulta que está de acuerdo con este asesinato.
a los pies de un joven llamado Saulo. 59 Mientras lo apedrea-
ban, Esteban oraba así:
- Señor Jesús, recibe mi espíritu. Evangelio: Juan 6,30-35
60
Luego cayó de rodillas y gritó con voz fuerte:
- Señor, no les tomes en cuenta este pecado. En aquel tiempo, 10 replicó a Jesús la muchedumbre:
Y dicho esto, expiró. - ¿Qué señal puedes ofrecernos para que, al verla, le ctvn
81
Saulo estaba allí y aprobaba este asesinato. mos? ¿Cuál es tu obra? 31 Nuestros antepasudos emitieron el
Tercera semana de pascua Martes 163
Ir».'

\\\;\\\í\ en ol desierto, como dice la Escritura: Les dio a comer que el Padre regala a los hombres, porque él c. el
pulí del cielo. verdadero «pan de Dios que viene del cielo» (v. 33).
'•' Jesús les respondió: E n u n determinado m o m e n t o , la m u c h e d u n i b i c da
- Os aseguro que no fue Moisés quien os dio el pan del la impresión de haber comprendido: «Señor, dunas
cielo. Es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. " El
pan de Dios viene del cielo y da la vida al mundo.
siempre de ese pan» (v. 34). Pero la verdad es que la
34
Entonces le dijeron: g e n t e no c o m p r e n d e el valor de lo que piden y anda
- Señor, danos siempre de ese pan. lejos de la verdadera fe. Entonces Jesús, excluyendo
35
Jesús les contestó: c u a l q u i e r equívoco, precisa: «Yo soy el pan de vida, lil
- Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a tener que viene a mí no volverá a tener hambre» (v. 35). Él es
hambre; el que cree en mí nunca tendrá sed. el d o n del amor, hecho por el Padre a cada hombre. Él
es la Palabra que debemos creer. Quien se adhiere a
*•• La m u c h e d u m b r e , a pesar de las variadas pruebas él d a sentido a su propia vida y alcanza su propia feli-
cidad.
dadas por Jesús en el fragmento anterior, no se muestra
satisfecha aún ni con sus signos ni con sus palabras, y
pide más garantías para poder creerle (v. 30). El milagro
de los panes no es suficiente; quieren u n signo particu- MEDITATIO
lar y más estrepitoso que todos los que ha hecho ya. La
E s t e b a n tiene el encanto del testimonio valiente e in-
muchedumbre y Jesús tienen una concepción diferente
trépido, un testimonio que desafía a los adversarios,
del «signo». El Maestro exige una fe sin condiciones en
q u e n o les halaga, .que no intenta defenderse, sino que
su obra; las muchedumbres, en cambio, fundamentan p r o c l a m a con u n a lucidez impresionante su propia fe.
su fe en milagros extraordinarios que han de ver con sus T a m p o c o usa -y lo hace a d r e d e - ni pizca de diplomacia.
propios ojos. E s posible que quiera despertar y agitar a la misma co-
Nos encontramos aquí frente a un texto que manifies- m u n i d a d cristiana, que, atemorizada por las primeras
ta una viva controversia, surgida en tiempos del evange- persecuciones, corría el riesgo de convertirse en una
lista, entre la Sinagoga y la Iglesia en torno a la misión de s e c t a judía por a m o r a la vida tranquila o, al menos, por
Jesús. Éste no se dejó llevar por sueños humanos ni se la necesidad de sobrevivir. Esteban ve también el peli-
hizo fuerte en los milagros, sino que buscó sólo la volun- g r o que supone para la joven comunidad cristiana mi-
tad del Padre. La muchedumbre quiere el nuevo milagro r a r m á s al pasado que al futuro, el peligro que supone
del maná (cf. Sal 78,24) para reconocer al verdadero pro- u n a Iglesia más preocupada por la continuidad con la
t r a d i c i ó n que por la novedad cristiana.
feta escatológico de los tiempos mesiánicos. Pero Jesús,
en realidad, les da el verdadero maná, porque su alimen- E l diácono aparece presentado como alguien que ha
to es muy superior al que comieron los padres en el de- c o m p r e n d i d o a fondo el alcance de la novedad cristiana,
sierto: él da a todos la vida eterna. Ahora bien, sólo quien la r u p t u r a que implicaba la fe en Cristo con respecto a
tiene fe puede recibirla como don. El verdadero alimen- c i e r t a tradición fosilizada, la necesidad de no dejarse
to no está en el don de Moisés ni en la Ley, como pensa- a p r e s a r por compromisos de ningún tipo. Por algo será
ban los interlocutores de Jesús, sino en el don del Hijo S a u l o su continuador en la afirmación de la «diversidad»
164 Tercera semana de pascua Martes

cristiana, en la acentuación de las peculiaridades de la CONTEMPLATIO


nueva fe, en el correr los riesgos que traía consigo la
ruptura con el pasado. Esteban no está dispuesto a tran- Son los cielos abiertos los que iluminan mi tamiln>
sigir ni a bajar a compromisos... Su sacudida ha resul- Mirando estos cielos luminosos es como tengo vaha
tado beneficiosa, incluso por encima de lo necesario. para atravesar las tinieblas, para no dejarme ateinoi i
No se vive sólo de mediaciones, sino que, especialmen- zar por el vocerío, para no dejarme intimidar por el al-
te en determinados m o m e n t o s decisivos, se hacen nece- tísimo griterío del mundo; para no dejar caer los brazos
sarias las posiciones claras. Esteban es el prototipo de frente a quien «se tapa los oídos» para no escucharme;
la parresía cristiana, siempre necesaria, incluso para para no desistir cuando todos se precipitan en contra
evitar los riesgos del concordismo. de mí. Esos cielos abiertos son mi meta y mi gozo. Sé
que debo atravesar la aspereza y la oscuridad para lle-
gar a ellos. Debo mantenerlos de m a n e r a constante
ORATIO
ante mis ojos: cielos abiertos, cielos acogedores, cielos
habitados, cielos patria del Resucitado y de los resuci-
Señor mío, cuánto m e turba hoy Esteban. ¿Cómo es
que hoy me parece excesivo, exagerado, desmesurado? tados, mis cielos.
¿No será que soy yo demasiado moderado, mesurado,
equilibrado? Debo confesártelo: ya no estoy tan acos-
tumbrado a ver t a m a ñ a seguridad y capacidad de desa- ACTIO
fío. Por eso debo pedirte hoy que me concedas u n su-
plemento de tu Espíritu, para que comprenda la figura Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
de Esteban, para que también yo pueda tener al menos «Veo los cielos abiertos» (Hch 7,56).
un poco de su valentía para proclamarte como mi Se-
ñor, para no tener miedo de decir, en voz alta, que mis
opciones están apoyadas por los «cielos abiertos» y por PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
el hecho de que te contemplo como el Resucitado, glo-
rioso a la diestra del Padre. Para tener el atrevimiento Edith Stein, enviada al campo de concentración, escribía en
agosto de 1 9 4 2 : «Soy feliz por todo. Sólo podemos dar nuestra
de desafiar a los que querrían borrar las huellas de tu
aquiescencia a la ciencia de la cruz experimentándola hasta el
presencia, para tener la luz que necesita una lectura de
final. Repito en mi corazón: «Ave crux, spes única (Salve, oh
la historia y de los acontecimientos humanos de u n
cruz, única esperanza)».
modo no convencional.
Y leemos en su testamento: «Desde ahora acepto la muerte
Señor, qué tímida es mi fe cuando la comparo con la que Dios ha predispuesto para mí, en aceptación perfecta de su
de Esteban. Qué frágil es mi caminar. Cuántas veces santísima voluntad, con alegría. Pido al Señor que acepte mi
siento la tentación de acusar de intransigencia cual- vida y mi muerte para su gloria y alabanza, por todas las ne-
quier actitud de firmeza. Ayúdame a no quedarme pri- cesidades de la Iglesia, para que el Señor sea aceptado por los
sionero di' mi vivir tranquilo. Ayúdame a discernir. Ayú- suyos y para que venga su Reino con gloria, para la salvación
dame a no desertar de la tarea de ser tu testigo. de Alemania y por la paz del mundo. Y, por último, también por
1(1(1
Tercera semana de pascua

mis parientes, vivos y difuntos, y por todos aquellos que Dios me


lia dado: que ninguno se pierda».
Miércoles
Edith estaba preparada: «Dios hacía pesar de nuevo su mano de la tercera semana
sobre su pueblo: el destino de mi pueblo era el mío».
de pascua

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los A p ó s t o l e s 8,lb-8

1
Aquel día se desencadenó una gran persecución contra la
iglesia de Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersa-
ron por las regiones de Judea y Samaría. 2 A Esteban lo ente-
rraron unos hombres piadosos e hicieron gran duelo por él. 3
Saulo, por su parte, se ensañaba contra la Iglesia, entraba en
las casas, apresaba a hombres y mujeres y los metía en la
cárcel.
4
Los que se habían dispersado fueron por todas partes
anunciando el mensaje. 5 Felipe bajó a la ciudad de Samaría y
estuvo allí predicando a Cristo. 6 La gente escuchaba con
aprobación las palabras de Felipe y contemplaba los prodi-
gios que realizaba. 7 Pues de muchos poseídos salían los espí-
ritus inmundos, dando grandes voces, y muchos paralíticos y
cojos quedaron curados. 8 Y hubo gran alegría en aquella
ciudad.

**• Nos encontramos aquí en presencia de otro giro


decisivo en la historia de la frágil c o m u n i d a d cristiana:
su difusión fuera de los muros de Jerusalén. Se pasa de
la persecución a la dispersión y de la dispersión a la di-
fusión de la Palabra. Son los helenistas, los seguidores
Tercera semana de pascua Miércoles 169
lo8

de Esteban, quienes reciben los golpes. Tienen que huir (v. 36), a pesar de que la iniciativa amorosa del Padre se
y dispersarse por las regiones de Judea y Samaría. Con sirva de la obra del Hijo para darles la salvación y la
ello inician la carrera de la Palabra por el mundo, «has- vida (cf. Jn 3,14s; 4,14.50; 5,21.25s).
la los confines de la tierra». La Iglesia primitiva era consciente de este conflicto
Está también el contraste entre el «gran duelo» por la con la Sinagoga y, a través del evangelista, expresa su
muerte de Esteban y la «gran alegría» por la acción de profundo vínculo con el Maestro, subrayando que el de-
Felipe, otro de los Siete. Saulo «se ensañaba contra la signio de Dios se realiza mediante la acogida que todo
Iglesia», pero ésta se expande precisamente entre los creyente reserva a Jesús. Él ha lomado carne h u m a n a
que están al margen del judaismo: la salida de Jerusalén no para hacer su propia voluntad, sino la de aquel que
es un hecho no sólo geográfico, sino también cultural. le ha enviado. El plan de Dios es un plan de salvación, y
Cristo es predicado también a los samaritanos. El frag- el Padre, confiándolo al Hijo, proclama que los hom-
mento da la impresión de que se ha producido un nue- bres se salvan en Jesús, sin que se pierda ninguno. Más
vo Pentecostés, una nueva primavera de la Iglesia, des- aún, aquellos que h a n sido confiados por el Padre al
pués de la que tuvo lugar en Jerusalén y antes de la que Hijo, quiere que los «resucite en el último día» (v. 39). La
se produjo entre los paganos. El conjunto va acompa- expresión «último día» tiene u n significado preciso en
ñado de poderosos gestos de liberación: es un m u n d o Juan: es el día en que termina la creación del hombre y
que se renueva al contacto con la difusión de la Palabra. tiene lugar la muerte de Jesús, es el día del triunfo final
del Hijo sobre la muerte; en él, todos podrán probar «el
agua del Espíritu» que será entregada a la humanidad.
En ese día, Jesús dará cumplimiento a su misión me-
Evangelio: Juan 6,35-40 diante la resurrección y dará la vida definitiva. Esta úl-
En aquel tiempo, 35 dijo Jesús a la muchedumbre:
tima tiene su comienzo aquí en la fe, y su plena realiza-
- Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a te- ción en la resurrección al final de los tiempos. Los que
ner hambre; el que cree en mí nunca tendrá sed. 36 Pero voso- crean en Jesús, Hijo de Dios, no experimentarán la
tros, como ya os he dicho, no creéis, a pesar de haber visto. " muerte, sino que disfrutarán de una vida inmortal.
Todos los que me da el Padre vendrán a mí, y yo no rechaza-
ré nunca al que venga a mí. ,8 Porque yo he bajado del cielo
no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha en-
viado. w Y su voluntad es que yo no pierda a ninguno de los MEDITATIO
que él me ha dado, sino que los resucite en el último día. 40 Mi
Padre quiere que todos los que vean al Hijo y crean en él ten- El fragmento de los Hechos de los Apóstoles pone
gan vida eterna, y yo los resucitaré en el último día.
claramente de manifiesto que una de las causas de la
difusión del Evangelio a través del m u n d o es la perse-
**• La muchedumbre ha visto y escuchado la Palabra cución. Son objeto de la misma los irreductibles, los
de Jesús en el fragmento precedente, pero no ha re- «extremistas» compañeros de Esteban, los que no acep-
conocido en él al Hijo de Dios bajado del cielo, como taban componendas con el judaismo. Los apóstoles se
el maná del desierto. Entonces denuncia Jesús, con libran por ahora, posiblemente porque todavía confían
amargura, esta difundida incredulidad de los judíos en encontrar una solución a los delicados problemas
Tercera semana de pascua Miércoles
170 171

planteados con la tradición judía. La persecjución le ha Señor, estoy turbado, sobre todo, porque esta Palabra
ayudado a la Iglesia a no dormirse y a encontrar o reen- tuya me dice que yo debería estar alegre en las persecu-
contrar sus propias raíces misioneras. Éstas han sido ciones, que debería pedírtelas cuando me encuentro de-
después el secreto de su perenne juventud. La Revolución masiado bien y cuando me siento satisfecho de lo que
francesa, por poner un solo ejemplo, supuso una fuerte hago y de lo que me rodea. Pero te confieso que me fal-
prueba para la Iglesia, pero le hizo salir de la tormenta ta valor. Con todo, hay algo que debo pedirte para no
más delgada y más dispuesta a reemprender su itinera- morir de vergüenza: que frente a las posibles persecu-
rio misionero por el mundo. ciones, puedan ver al menos mis ojos que éstas tienen
Cuando existe el peligro de instalarnos cómodamen- u n sentido para ti y para tu Iglesia. Y, por consiguiente,
te en un lugar, cuando existe la tentación de considerar- también para mí.
nos integrados en un contexto social, cuando estamos
demasiado tranquilos, entonces es cuando interviene el
Espíritu para dar la alarma a través de diversas pruebas, CONTEMPLATIO
la más terrible de las cuales - a u n q u e quizás también la
más eficaz- es la persecución. Esta última da frutos Jesús invitaba [con sus palabras] a los judíos a que
cuando la Iglesia está viva, como en el caso de la comu- tuvieran fe, mientras ellos buscaban signos para creer.
nidad de Jerusalén. La Palabra se difunde para que los Sabían que habían sido saciados con cinco panes, pero
que están dispersos queden impregnados de la novedad preferían el m a n á del cielo a aquel otro alimento. Sin
cristiana, de la sorprendente realidad de la salvación en embargo, el Señor decía que era muy superior a Moisés:
la que se sentían implicados y corresponsables. Por eso éste no se había atrevido nunca a prometer el alimento
puede proceder del duelo la alegría, de la diáspora el «permanente, el que da la vida eterna» (cf. Jn 6,27). En
crecimiento, de la muerte de Esteban la multiplicación consecuencia, Jesús prometía algo más que Moisés. Éste
de los apóstoles. prometía llenar el estómago aquí en la tierra, aunque de
un alimento que perece; Jesús prometía el «alimento
permanente».
ORATIO El verdadero pan es el que da la vida al mundo. El
maná era símbolo de este alimento, y todas esas cosas
Esta Palabra, Señor, me turba una vez más, porque -dice el Señor a los judíos- eran signos que hacían refe-
me parece que tú prefieres más bien los medios rápidos rencia a mí. Os habéis apegado a los signos que se refe-
para alcanzar tus fines. Querías hacer salir el alegre rían a mí, y me rechazáis a mí, que soy aquel a quien se
mensaje de Jerusalén, y surge una violenta persecución. referían los signos. No fue, por tanto, Moisés el que dio
Me siento turbado, lo confieso. Y es que me gusta evitar el pan del cielo: es Dios quien lo da (cf. Jn 6,32). Ahora
las desgracias y vivir en paz. En mi \)tt, que no es exac- bien, ¿qué pan? ¿Acaso el maná? No, no el maná, sino
tamente la tuya. Con mi paz no crece la alegría en el el pan del que era signo el maná, o sea, el mismo Señor
inundo; con tu dinamismo, producido de una manera Jesús. Porque «el pan de Dios viene del cielo y da la vida
frecuentemente desagradable para mí, crece, en cam- al mundo» (Jn 6,33) (Agustín, Comentario al evangelio de
bio, la alegría en los que están fuera de mis intereses. Juan, 25,12s, passim).
Tercera semana de pascua

ACTIO \ Jueves
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: de la tercera semana
«Grandes son la obras del Señor» (Sal 110,2). de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


Existe una compenetración entre el sufrimiento -llamémoslo cruz,
una palabra que (o resume y transfigura- y el compromiso apostó-
lico, esto es, la construcción de la Iglesia. No es posible ser apóstol
sin cargar con la cruz. Y si hoy se ofrece el deber y el honor del
apostolado a todos los cristianos de manera indistinta, para que la LECTIO
vida cristiana se revele hoy tal cual es y debe ser, es señal de que
ha sonado la hora para todo el pueblo de Dios: todos nosotros de-
bemos ser apóstoles, todos nosotros debemos cargar con la cruz.
Para construir la Iglesia es preciso esforzarse, es preciso sufrir.
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 8,26-40
Esta conclusión desconcierta ciertas concepciones erróneas de la
vida cristiana presentada bajo el aspecto de la facilidad, de la co- En aquel tiempo, 26 el ángel del Señor dijo a Felipe:
modidad, del interés temporal y personal, cuando su rostro tiene - Ponte en marcha hacia el sur por el camino que va desde
que estar siempre marcado por el signo de la cruz, por el signo del Jerusalén a Gaza por el desierto.
27
sacrificio soportado y realizado por amor: amor a Cristo y a Dios, Él se puso en marcha y se encontró con un etíope, hom-
amor al prójimo, cercano o alejado. Y no es ésta una visión pesi-
bre de confianza y ministro de Candace, reina de los etíopes,
y encargado de todos sus tesoros. Había ido a Jerusalén a
mista del cristianismo, sino una visión realista. La Iglesia debe ser
cumplir sus deberes religiosos 28 y regresaba sentado en su
un pueblo de fuertes, un pueblo de testigos animosos, un pueblo carro, leyendo al profeta Isaías. 2" El Espíritu dijo a Felipe:
que sabe sufrir por su fe y por su difusión en el mundo, en silencio,
- Adelántate y ponte junto a ese carro.
de modo gratuito y con amor (Pablo VI, Audiencia general del 1 de 30
Felipe fue corriendo y, al oírle leer al profeta Isaías, le
septiembre de 1976). dijo:
- ¿Entiendes lo que estás leyendo?
31
Él respondió:
- ¿Cómo voy a entenderlo si nadie me lo explica?
Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él. 32 El pasaje
que leía era éste:
Como oveja fue llevado al matadero;
como cordero, mudo ante el esquÜador,
tampoco él abrió su boca.
" Por ser humilde no se le hizo justicia.
Nadie hablará de su descendencia,
porque ha sido arrancado de la tierra.
El etíope preguntó a Felipe:
I "1A Tercera, semana de pascua Jueves 175
\
- Te ruego que me digas de quién dice esto el profeta, ¿de El eunuco plantea con claridad la gran picgunla de
sí mismo o de algún otro? siempre desde los orígenes: «Te ruego que me d¡t>as de
,s
Felipe tomó la palabra y, partiendo de este pasaje de la quién dice esto el profeta, ¿de sí mismo o de uistiti olio?».
Escritura, le anunció la Buena Noticia de Jesús. ,6 Siguieron Con la mediación eclesial y con la gracia de Dios es po-
su camino y llegaron a un lugar donde había agua. Entonces sible disipar la duda de quien, pensativa aunque since-
el etíope dijo:
- Aquí hay agua. ¿Hay algún impedimento para que me ramente, va buscando la verdad. Al don de la le le sigue
bautices? el bautismo, y de ambos brota la salvación.
38
Acto seguido, el etíope mandó detener el carro, ambos
bajaron al agua y Felipe lo bautizó. w Después de subir del
agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope no lo
volvió a ver, pero continuó alegre su camino. 40 Por su parte, Evangelio: Juan 6,44-52
Felipe fue a parar a Asdod y, partiendo de allí, fue anuncian-
do la Buena Noticia en todas las ciudades por las que fue pa- En aquel tiempo, dijo Jesús a las muchedumbres:
44
sando hasta llegar a Cesárea. - Nadie puede venir a mí si el Padre, que me envió, no se
lo concede; y yo lo resucitaré el último día. 45 Está escrito en
los profetas: Y serán todos instruidos por Dios. Todo el que
*» Lucas prosigue su esmerada presentación de la di- escucha al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. 46 Esto no
fusión del Evangelio a grupos cada vez más alejados del significa que alguien haya visto al Padre. Solamente aquel que
judaismo oficial. Tras los samaritanos nos encontramos ha venido de Dios ha visto al Padre.
47
Os aseguro que el que cree tiene vida eterna. 48 Yo soy el
con un representante de la diáspora, probablemente al- pan de la vida. 49 Vuestros padres comieron el maná en el
guien que no era judío desde el punto de vista étnico y desierto y, sin embargo, murieron. 50 Éste es el pan del cielo, y
que, sin embargo, formaba parte de la comunidad judía ha bajado para que quien lo coma no muera.
51
en calidad de «prosélito». Se trata de un etíope; por con- Jesús añadió:
siguiente, viene de lejos y llevará lejos el Evangelio. Es - Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este
un eunuco, alguien que, para el Deuteronomio, no pue- pan vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne. Yo la doy
para la vida del mundo.
de ser admitido en la comunidad del Señor, aunque
para Isaías ya no será excluido. Es un personaje influ-
yente y rico, puesto que dispone de medios para realizar **• Las anteriores revelaciones de Jesús sobre su ori-
un largo viaje con todo su equipamiento y cuenta con la gen divino -«Yo soy el pan de vida» (v. 35) y «Yo he baja-
posibilidad de disponer de un costoso rollo manuscrito do del cielo» (v. 38)- habían provocado el disentimiento
tic la Biblia. y la protesta entre la muchedumbre, que m u r m u r a y se
A este personaje le envía Dios a Felipe a través de su vuelve hostil. Resulta demasiado duro superar el obs-
ángel, y por medio del Espíritu le guía hacia la obra que táculo del origen h u m a n o de Cristo y reconocerlo como
debe llevar a cabo. La ocasión se la brinda la Sagrada Dios (v. 42). Jesús evita entonces una inútil discusión
l'.sciilura, mientras que la mediación es apostólica. A con los judíos y les ayuda a reflexionar sobre la dure/.a
parí ir de la profecía de Isaías sobre el Siervo de YHWH de su corazón, enunciando las condiciones necesarias
lleva a cabo Felipe su misión salvífica de predicador del para creer en él.
l;.vaii|>el¡o, abriendo los ojos a la inteligencia plena de la La primera es ser atraídos por el Padre (v. 44), don v
KNCI ilnra. manifestación del amor de Dios por la humanidad. Na
I7(i Tercera semana de pascua Jueves 177

dic puede ir a Jesús si no es atraído por el Padre. La capacidad para interpretar la Escritura. Con otras pala-
segunda condición es la docilidad a Dios (v. 45a). Los bras: su convencida entrega a la causa del Evangelio y »
hombres deben darse cuenta de la acción salvífica de su «preparación». El resto lo ha hecho el Espíritu, que*
Dios respecto al mundo. La tercera condición es escuchar hizo posible el encuentro y favoreció el acercamiento
al Padre (v. 45b). De la enseñanza interior del Padre y de misionero.
la vida de Jesús es de donde brota la fe obediente del Quizás nos preguntamos hoy, con excesiva frecuen
creyente en la Palabra del Padre y del Hijo. cia, por el futuro de la misión, cuando, en realidad, de-
Escuchar a Jesús significa ser enseñados por el Padre beríamos preguntarnos por nuestra calidad de evangeli-
mismo. Con la venida de Jesús queda abierta la salva- zadores, por nuestra disponibilidad para ir a alguno de
ción a todo el mundo; ahora bien, la condición esencial los muchos «desiertos» de la ciudad secular, precisa-
que se requiere es dejarse atraer por él, escuchando con mente a los sitios donde parece inútil ir, porque son ári-
docilidad la Palabra de vida. Aquí es donde el evange- dos, lugares posiblemente desesperados. Sin embargo,
lista precisa la relación entre la fe y la vida eterna, prin- es posible que sea en alguno de estos lugares desiertos
cipio que resume toda regla para acceder a Jesús. Sólo donde puedan tener lugar encuentros decisivos. Depen-
el hombre que vive en comunión con Jesús se realiza y de del corazón ardiente del evangelizador, depende de
se abre a una vida duradera y feliz. Sólo «quien come» su capacidad para intuir la pregunta religiosa, una pre-
de Jesús-pan no muere. Jesús, pan de vida, dará la in- gunta que asume, a veces, una forma extraña. En cual-
mortalidad a quien se alimenta de él, a quien, en la fe, quier lugar, incluso en el más improbable, es posible en-
interioriza su Palabra y asimila su vida. contrar una pregunta y u n a inquietud a las que dar u n a
respuesta, a veces rechazada, y en alguna ocasión aco-
gida como liberadora.
MEDITATIO

La evangelización es, por encima de todo, obra divi- ORATIO


na, misteriosa, prodigiosa, por sus inicios y por sus éxi-
tos imprevisibles. En el fragmento de Hechos de los Te pido, Señor, tener más confianza en tu Evangelio.
Apóstoles que hemos leído, por ejemplo, nos encontra- Recuerdo haber sido abucheado o ridiculizado o hecho
mos muy lejos de una acción humana planificada. Es callar demasiadas veces cuando hablaba de ti como res-
Dios quien tiene su plan, un plan que nosotros hemos puesta a los problemas de nuestro tiempo: quizás por
de secundar. Felipe recibe la orden de ir por un camino eso me he vuelto demasiado cauto, casi me he retirado
que cruza por el desierto, a pleno sol, precisamente ha- y ya no me atrevo a hablar de un modo tan abierto de ti,
cia el sur. A decir verdad, no parece una buena premisa a no ser en los lugares donde pienso que seré escucha-
para la evangelización. Pero es aquí donde Dios ha pre- do. Ciertamente, me he procurado óptimos motivos
dispuesto un encuentro importante. De él ha hecho par- para obrar así: es necesario «respetar» los tiempos de
tir la tradición la evangelización de África. Lo que parece maduración y las opciones de los otros, no debemos ser
decisivo aquí es la disponibilidad de Felipe, su impulso «fanáticos», no debemos «forzar» las cosas y los tiem-
evaiifH-li/adoi', que no deja perder ninguna ocasión; su pos; pero el hecho cierto es que cada vez hablo menos
178 Tercera semana de pascua
Jueves
179

de ti. ¡Cuántas ocasiones he perdido para iluminar a núes de algunas palabras para hacerlos arder con u n
corazones inquietos, cuántas situaciones potencialmente purísimo amor a Dios (Gregorio Magno, Homilías sobre
abiertas a tu Palabra se me han escapado! Ezequiel, i, 3,5).
Es posible que tú, Señor, me hayas llevado desde la
excesiva seguridad a la desconcertante incertidumbre
para traerme a este momento, en el que me siento un ACTIO
humilde servidor de la Palabra, consciente de que no
soy yo quien decido las conversiones, sino de que eres Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
tú el dueño de la mies, y de que yo debería estar, como
«Señor, dame un corazón de evangelizados.
Felipe, sólo dispuesto a introducir en la comprensión de
tus caminos.
Gracias, Señor, por haberme indicado este camino. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Si el siglo XXI se convierte, será a través de una mirada nueva,


CONTEMPLATIO por medio de la mirada mística, que tiene la propiedad de ver las
cosas, por primera vez, de una manera inédita.
La vida de los predicadores resuena y arde. Resuena Cuando el ser humano se dé cuenta de que está amenazado en
con la Palabra y arde con el deseo. Del bronce incan- su esencia por la cocina infernal de los aprendices de brujos; en su
vida, por el peligro mortal de la polución, sin hablar de la polución
descente se desprenden chispas, porque de sus exhorta-
moral que acabará por darle miedo, quizás experimente entonces
ciones salen palabras encendidas que llegan a los oídos la necesidad de ser salvado; y este instinto de salvación es posible
de quienes las escuchan. Las palabras de los predicado- que le lleve a buscar en otra parte, muy lejos de los discursos ino-
res reciben justamente el nombre de «chispas» porque perantes de la política o del murmullo de una cultura exangüe, la
encienden el corazón de aquellos con quienes tropiezan. razón primera de lo que es él. Ahora bien, no la encontrará más
Hemos de señalar que las chispas son muy sutiles y de- ue a través del rejuvenecimiento integral de su inteligencia por me-
licadas. En efecto, cuando los predicadores hablan de la 3 io de la contemplación, del silencio, de la atención más extrema y,
para decirlo con una sola palabra, de la mística, que no es otra
patria celestial, más que abrir los corazones con las pa-
cosa que el conocimiento experimental de Dios (A. Frossard).
labras, los hacen arder de deseo. De sus lenguas llegan
a nosotros algo así como chispas, puesto que a partir de
su voz apenas se puede conocer levemente algo de la
patria celestial, aunque ellos no la a m a n precisamente
de una manera leve.
Sin embargo, la divina voluntad hace, ciertamente,
que estas menudísimas chispas enciendan una llama
cu el corazón de quien escucha. Y es que hay algunos
que con sólo escuchar unas pocas palabras se llenan
ilc un gran deseo y les basta con las chispas muy te-
Viernes IHI

i - Levántate, vete a la calle Recta y busca en la casa de .liuLr.


Vientes a un tal Saulo de Tarso. Está allí orando '2 y ha visto a un hoin
bre llamado Ananías que entra y le impone las manos pimi
de la tercera semana devolverle la vista.
de pascua 13
Ananías respondió:
- Señor, he oído a muchos hablar del daño que ese liniiiltrc
ha hecho en Jerusalén a los que creen en ti; '" y aquí eslá n m
poderes de los jefes de los sacerdotes para apresar a todos l<.
que invocan tu nombre.
15
Pero el Señor le dijo:
- Vete, porque éste es un instrumento elegido para llev.u
mi nombre a todas las naciones, a sus gobernantes y al pin*
blo de Israel. '" Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer poi
mi nombre.
17
LECTIO Ananías fue, entró en la casa, le impuso las manos y le
dijo:
- Saulo, hermano, Jesús, el Señor, el que se te ha apareci-
do cuando venías por el camino, me ha enviado para que re-
Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 9,1-20 cobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.
18
En el acto se le cayeron de los ojos una especie de escamas
1 y recuperó la vista, y a continuación fue bautizado. " Después
Entre tanto, Saulo, que seguía amenazando de muerte a tomó alimento y recobró las fuerzas.
los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote 2 y le - Después de pasar algunos días con los discípulos que ha-
pidió cartas para las sinagogas de Damasco, con el fin de llevar bía en Damasco, 20 Saulo empezó a predicar en las sinagogas,
encadenados a Jerusalén a cuantos seguidores de este camino, proclamando que Jesús es el Hijo de Dios.
hombres o mujeres, encontrara. 3 Cuando estaba ya cerca de
Damasco, de repente lo envolvió un resplandor del cielo,
4
cayó a tierra y oyó una voz que decía: *»• La que para Saulo era u n a secta se está difundien-
- Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues? do peligrosamente más allá de los confines de Judea y
5
Saulo preguntó:
- ¿Quién eres, Señor? Samaría, hasta Siria. Saulo quiere extirpar la herejía
La voz respondió: que está cosechando tanto éxito y obtiene para ello un
- Yo soy, Jesús, a quien tú persigues. " Levántate, entra en m a n d a t o especial. Sin embargo, en el camino hacia Da-
la ciudad y allí te dirán lo que debes hacer. masco, le envolvió un resplandor que lo cegó, y oyó una
7
Los hombres que lo acompañaban se detuvieron atónitos; voz que le preguntaba. Estamos ante u n relato típico de
oían la voz, pero no veían a nadie. 8 Saulo se levantó del sue- vocación, con la aparición de un fenómeno extraordi-
lo, pero, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada; así que
lo llevaron de la mano y lo introdujeron en Damasco, 9 donde nario y una voz que interpela. La voz aquí es nada menos
esluvo tres días sin ver y sin comer ni beber. que la del perseguido. Saulo se queda ciego y permane-
"' Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El ce en ayunas durante tres días, es decir, debe morir i\ su
Señor le dijo en una visión: ceguera interior para resurgir a la nueva comprensión
¡Ananías! de la realidad.
l'U respondió:
Aquí me tienes, Señor. Al reacio Ananías, un discípulo que no debemos i o n
" Y el Señor le dijo: fundir con el desdichado protagonista de Hch 5, U* li,i
I H2 Tercera semana de pascua Viernes im

sido revelado el «misterio» de Saulo, el alcance único de sus en su dimensión eucarística. Él es el p;m de vida,
su misión universal, su futuro de misionero discutido, no sólo por lo que hace, sino especialmente en el s¡i
controvertido y perseguido. El destino de Saulo está li- cramento de la eucaristía, lugar de unión del i icvenle
gado ahora al «nombre» de Jesús, nombre que deberá con Cristo. Jesús-pan se identifica con su Inmunidad,
llevar y atestiguar ante los paganos y ante sus gober- la misma que será sacrificada en la cruz para l.i salva
nantes, así como ante los hijos de Israel. No se podía ex- ción de los h o m b r e s . Jesús es el pan - c o m o 1'alalna di-
presar mejor el contenido de la misión y de la «pasión» Dios y como víctima sacrificial- que se hace don poi
de Saulo. Pasan sólo algunos días y vemos ya a Saulo amor al hombre. La ulterior murmuración de los judii ••..
manifestando su carácter de una pieza, pasando a la ac- «¿Cómo puede éste darnos de comer su carne?» (v. 52), de
ción más sorprendente que quepa imaginar: proclamar nuncia la mentalidad incrédula de los que no se de|an
«Hijo de Dios» al Jesús que, pocos días antes, le llenaba regenerar por el Espíritu y no tienen intención de adhe
de indignación y rabia, hasta el punto de perseguir a sus rirse a Jesús.
seguidores. Este insiste con vigor, exhortando a consumir el pan
eucarístico para participar de su vida: «Si no coméis la
carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no leu
Evangelio: Juan 6,52-59 dréis vida en vosotros» (v. 53). Más aún, anuncia los Ini-
tos extraordinarios que recibirán los que participen en
En aquel tiempo, 52 se suscitó una fuerte discusión entre los el banquete eucarístico: el que permanece en Cristo y
judíos, los cuales se preguntaban: toma parte en su misterio pascual permanece en él con
- ¿Cómo puede éste darnos de comer su carne?
53
Jesús les dijo:
una unión íntima y duradera. El discípulo de Jesús re-
- Yo os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hom- cibe como don la vida en Cristo, u n a vida que supera
bre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. 54 El toda expectativa h u m a n a porque es resurrección e in-
que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo mortalidad (w. 39.54.58).
resucitaré el último día. 55 Mi carne es verdadera comida y mi
sangre es verdadera bebida. 56 El que come mi carne y bebe mi Ésta es la enseñanza profunda y autorizada de Jesús
sangre vive en mí y yo en él. " El Padre, que me ha enviado, en Cafarnaún, cuyas características esenciales versan,
posee la vida, y yo vivo por él. Así también, el que me coma más que sobre el sacramento en sí, sobre la revelación
vivirá por mí. 5S Éste es el pan que ha bajado del cielo; no gradual de todo el misterio de la persona y de la vida de
como el pan que comieron vuestros antepasados. Ellos mu-
rieron, pero el que coma de este pan vivirá para siempre.
Jesús.
w
Todo esto lo expuso Jesús enseñando en la sinagoga de
Calarnaún.
MEDITATIO
*+ Este fragmento, que sirve de conclusión al «Dis-
curso del pan de vida», va unido a lo que el evangelis- Dios escoge a sus discípulos como y cuando quiere y
ta nos lia dicho antes. Sin embargo, el mensaje se vuel- del modo más imprevisto. Es posible contar innumera-
ve .u|ui más profundo y se hace más sacrificial y bles casos de hombres que han experimentado nn i ain
n ú ansí ico. Se trata de hacer sitio a la persona de Je- bio inesperado e impensable en la orientación de sus
IK4 Tercera semana de pascua Viernes
185

ciu-rgías. Antes las dedicaban a otra cosa y después las sé si lo estás también cuando te digo, con sentido de
lian consagrado a la causa del evangelio. desconfianza: «¿Hasta cuándo, Señor?».
I .a lista podrían encabezarla Saulo, Agustín y otros Incluso cuando te rezo por las vocaciones, lo hago
casos menos clamorosos, más o menos conocidos. Eso porque tú me lo has mandado, sin que esté convencido
significa que la misión está en las manos de Dios, que del todo de que tú me escuchas. Y es que te he rezado
sabe recoger a sus colaboradores donde le parece mejor. mucho, pero con tan escasos resultados, si es que no ha
Esto mismo nos hace pensar en ciertas inquietudes vo- sido en vano. Hoy, no obstante, me animas presentán-
cacionales, en ciertas intemperancias misioneras, en dome tu acción poderosa en Saulo. Permíteme que te
ciertos catastrofismos apostólicos, más bien extendidos, diga una sola cosa: renueva tus prodigios en medio de
que casi dan a entender algo así como si «el brazo de nosotros. Muestra una vez más tu poder y suscita gran-
Dios se hubiera... acortado». Como si casi fuera imposi- des evangelizadores. Yo seguiré rezando en medio del
ble que se produjera hoy la sorpresa de grandes cam- silencio y en público, pero tú no me dejes decepcionado.
bios decisivos en la misión. Muestra tu poder, para bien del pueblo.
El Dios que puede hacer surgir de las piedras hijos de
Abrahán, el Dios que pudo transformar a u n violento
perseguidor en un misionero imparable, puede hacer CONTEMPLATIO
surgir también hoy, precisamente en nuestro m u n d o
secularizado y secularizador, nuevas personalidades El Arquímedes de Siracusa dijo: «Dame u n a palan-
capaces de «llevar su nombre a las naciones» y de «pro- ca, u n punto de apoyo, y levantaré el mundo». Lo que
clamar a Jesús Hijo de Dios». aquel sabio de la antigüedad no pudo obtener, porque
A nosotros quizás se nos pida, sobre todo en este mo- su petición no se dirigía a Dios y porque sólo estaba
mento, rezar y dar testimonio: rezar para que de nuestra hecha desde el punto de vista material, lo h a n obteni-
constatada impotencia, pueda hacer brotar el Señor do los santos en plenitud. El Omnipotente les ha conce-
nuevos apóstoles, y dar testimonio para que -cual mo- dido un punto de apoyo: él mismo y sólo él. La palanca
destos Ananías- podamos servir de ayuda a los nuevos es la oración, que enciende todo con un fuego de amor.
apóstoles que el poder del Señor quiera suscitar. Y así fue como ellos levantaron el mundo. Así es como
los santos militantes lo levantan todavía y lo seguirán
levantando hasta el fin del m u n d o (Teresa del Niño
ORATIO Jesús).

Señor, mi pecado más cotidiano es la poca esperanza.


Mis ojos ven sobre todo el mal que invade el mundo: el ACTIO
odio, las luchas fratricidas, la vulgaridad, la pornogra-
fía, la droga, las separaciones... y no sigo porque tú co- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
noces bien mi lamento cotidiano. Y si bien estás con- «Muéstranos, Señor, tu poder y suscita grandes evan-
tento de que te recuerde en la oración estas miserias, no gelizadores».
I No Tercera semana de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Sábado


Ante las pruebas que agitan hoy a la Iglesia -el fenómeno de la
de la tercera semana
secularización, que amenaza con disolver o marginar la fe, la fal- de pascua
ta de vocaciones sacerdotales y religiosas, las dificultades con las
que se encuentran las familias para vivir un matrimonio cristiano-,
hace falta recordar la necesidad de la oración.
La gracia de la renovación o de la conversión no se darán más
que a una Iglesia en oración. Jesús oraba en Getsemaní para que
su pasión correspondiera a la voluntad del Padre, a la salvación del
mundo. Suplicaba a sus apóstoles que velaran y oraran para no
entrar en tentación (cf. Mt 26,41). Habituemos a nuestro pueblo
cristiano, personas y comunidades, a mantener una oración ar-
diente al Señor, con María (Juan Pablo II, Discurso a los obispos de LECTIO
Suiza, ¡ulio de 1984).

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 9,31-42


11
Entre tanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Ga-
lilea y Samaría; se consolidaba viviendo en el temor al Señor.
Y se extendía impulsada por el Espíritu Santo.
32
Pedro, en su recorrido por toda aquella región, visitó
también a los creyentes que residían en Lida. " Allí encontró
a un hombre llamado Eneas, que llevaba ocho años postrado
en cama porque era paralítico. 34 Y le dijo:
- Eneas, Jesús, el Mesías, te cura; levántate y arregla tu
lecho.
Y al instante se levantó. 35 Todos los habitantes de Lida y
de la región de Sarón lo vieron sano y se convirtieron al
Señor.
36
Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que signifi-
ca «Gacela», la cual hacía muchas obras buenas y repartía mu-
chas limosnas. " Por aquellos días se puso enferma y murió.
Lavaron su cadáver y lo pusieron en la sala del piso superior.
38
Como Lida está cerca de Jafa, los discípulos, al oír que Pedro
estaba allí, le enviaron dos hombres para pedirle que viniera
inmediatamente a su ciudad. 39 Pedro se levantó y se fue con
ellos. Al llegar, le llevaron a la sala del piso superior, donde lo
rodearon todas las viudas llorando y mostrando las túnicas y
mantos que les hacía Gacela cuando aún vivía. 40 Pedro echó a
todos fuera, se arrodilló y oró. Vuelto después hacia el cadáver,
dijo:
Sábado
188 Tercera semana de pascua 189

- Tabita, levántate. - ¿Os resulta difícil aceptar esto? 62 ¿Qué ocurriría si vieseis
Ella abrió los ojos, vio a Pedro y se incorporó. 41 Él la al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? 63 El Espíritu
tomó de la mano y la levantó» Luego llamó a los discípulos y es quien da la vida; la carne no sirve para nada. Las palabras
a las viudas y se la presentó viva. 42 Todos los habitantes que os he dicho son espíritu y vida. M Pero algunos de vosotros
de Jafa se enteraron de lo sucedido, y muchos creyeron en el no creéis.
Señor. Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no
creían y quién lo iba a entregar. ftS Y añadió:
- Por eso os dije que nadie puede aceptarme si el Padre no
**• El fragmento empieza con una consideración sin- se lo concede.
66
tética de la situación interna de la Iglesia. La comuni- Desde entonces, muchos de sus discípulos se retiraron y
dad cristiana «gozaba de paz», se mantenía en el santo ya no iban con él.
67
Jesús preguntó a los Doce:
temor de Dios y se extendía con el impulso del Espíritu - ¿También vosotros queréis marcharos?
Santo. Saulo ha sido llevado a Tarso, probablemente 68
Simón Pedro le respondió:
porque su presencia -discutida- creaba problemas a - Señor, ¿a quién iríamos? Tus palabras dan vida eterna.
65
causa de su temperamento combativo, semejante al de Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
Esteban.
A continuación, se presenta a Pedro no tanto como *•• Tras la extensa revelación de Jesús sobre el pan de
evangelizador, sino como jefe religioso que - d u r a n t e sus vida en la sinagoga de Cafarnaún, sus discípulos le co-
visitas pastorales- sostiene, ayuda y anima a los discí- m u n i c a n su malestar por las afirmaciones «irraciona-
pulos: visita algunas comunidades ya evangelizadas les» de su Maestro, unas afirmaciones que resultan difí-
(probablemente por Felipe) y, a su paso, se reproduce el ciles de aceptar desde el punto de vista h u m a n o . Frente
clima primaveral, sorprendente, milagroso, del paso de al escándalo y la murmuración de los discípulos, Jesús
Jesús. Pedro contribuye con dos prodigios a la difusión precisa que no se debe creer en él sólo después de la
del Evangelio. El apóstol se ha convertido ahora en el visión de u n a subida de él al cielo, como que Elias y
pastor taumaturgo que representa en la joven Iglesia no Henoc, porque eso significaría la no aceptación de su
sólo la Palabra, sino el poder de curación de Jesús. Lu- origen divino. Es algo que no tendría sentido, dado
cas no pierde la ocasión de recordar que Jesús vive y que él, el «Preexistente», viene precisamente del cielo
continúa obrando en la Iglesia apostólica como cuando (cf. Jn 3,13-15).
estaba vivo en medio de los suyos. La incredulidad de los discípulos con respecto a Je-
sús, sin embargo, se pone de manifiesto por el hecho
de que «el Espíritu es quien da la vida; la carne no sir-
Evangelio: Juan 6,60-69 ve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu
y vida» (v. 63). Juan afirma que tan real como la carne
En aquel tiempo, 60 muchos de sus discípulos, al oír a Jesús, de Jesús es la verdad eucarística. Ambas son un don
dijeron: con el mismo efecto: dar la vida al hombre. Con lodo,
- Esta doctrina es inadmisible. ¿Quién puede aceptarla?
muchos discípulos no quisieron creer y no dieron un
"' Jesús, sabiendo que sus discípulos criticaban su ense-
ñan/a, les preguntó: paso adelante hacia u n a confianza en el Espíritu, con
190 Tercera semana de pascua Sábado 191

lo que no consiguieron liberarse de la esclavitud de la de la Buena Nueva procede de la vida de la Iglesia, de


carne. \ la alegría que anima su sufrimiento, de su espíritu de-
A Jesús no le coge por sorpresa esta actitud de aban- servicio sin cálculos mezquinos y sin reservas. La Pa-
dono por parte de los que le siguen. Conoce a cada hom- labra y los milagros no caen en el vacío, sino que en-
bre y sus opciones secretas. Adherirse a su persona y a cuentran u n terreno bien dispuesto y producen frutos
su mensaje en la fe es un don que nadie puede darse a abundantes. El libro de los Hechos de los Apóstoles,
sí mismo. Sólo el Padre lo da. El hombre, que tiene en dedicado completamente a la difusión del Evangelio,
sus manos su propio destino, es siempre libre de recha- no se olvida de la vida cotidiana, en su sencillez y sus
zar el don de Dios y la comunión de vida con Jesús. Sólo exigencias, u n a vida que se va h u m a n i z a n d o en con-
quien ha nacido y ha sido vivificado por el Espíritu, y no tacto con el Evangelio y que se convierte, precisamen-
obra según la carne, comprende la revelación de Jesús y te gracias a él, en la base de todo anuncio posterior.
es introducido en la vida de Dios. A través de la fe es
como el discípulo debe acoger al Espíritu y al mismo
Jesús, p a n eucarístico, sacramento que comunica el Es- ORATIO
píritu y transforma la carne.
Te confieso, Señor, que m e gustaría ver, al menos al-
guna vez, u n buen milagro. Tampoco te oculto que, en
algunos momentos de debilidad, me gustaría incluso
MEDITATIO
hacer alguno, aunque no fuera más que para mostrar
que no estoy diciendo tonterías cuando hablo de tus
La perícopa de los Hechos de los Apóstoles leída hoy
cosas. Pero tú, aunque no m e dejas privado de signos
presenta otro pequeño cuadro de la jovencísima Igle-
del cielo, prefieres el milagro de la vida serena, traba-
sia. La c o m u n i d a d cristiana, extendida ahora en diver-
jadora, de u n a vida que confía en ti, que te deja t o m a r
sas comunidades, se enfrenta con los problemas de las grandes decisiones, que recibe todo de tus manos,
cada día: la enfermedad prolongada, la muerte inespe- que se preocupa de complacerte más a ti que a los
rada de personas comprometidas, etc. La vida cotidia- hombres y a las mujeres, que expresa la alegría de po-
na se caracteriza por el santo temor de Dios y por la der servirles y de sentirse a m a d o por ti.
asistencia reconfortante del Espíritu Santo. Los discí-
pulos viven bajo la mirada de Dios, con el sentido de Perdona mi debilidad que sueña con algún milagro,
su grandeza y de su soberanía. Miden su vida a partir aunque sea muy pequeño, y refuerza mi convicción de
de él y de su santa voluntad. Se interesan por los po- que lo que tú quieres es la transformación de mi vida,
bres y se preocupan por los enfermos. De este m o d o se el paso del temor al amor, del apego al desprendi-
miento, de la angustia a la confianza, del pesar a la ale-
va construyendo la Iglesia interiormente y se vuelve
gría, del escrúpulo a la confianza ilimitada en ti, de la
dócil a la acción del Espíritu Santo, que la extiende
inclinación sobre mis cosas a la apertura al dolor drl
también exteriormente.
otro. Dame tu Espíritu para que m e sea posible y ape-
La construcción interna y la difusión externa van es- tecible, amable y tranquilizador, un programa l.m
trechamente unidas. El anuncio más discreto y eficaz comprometido como éste.
J 92 \ Tercera semana de pascua Sábado
193

CONTEMPLATIO ¿Qué es, pues, lo más importante para un cristiano que vive en
el mundo? Realizar, en la fe, una opción radical por Dios, por el Se-
Se ha dicho con acierto de Job: «Era un hombre te- ñor y por su Reino, a pesar de todas las inclinaciones pecaminosas,
meroso de Dios y apartado del mal» (Jb 1,1). La santa y conservarla intacta a través de los acontecimientos ordinarios dé
cada día. Conservar, viviendo en el mundo, la libertad fundamen-
Iglesia de los elegidos inicia ahora su camino por la vía
tal respecto al mundo, en medio de la familia, de las posesiones y
de la sencillez y de la rectitud con temor, pero lo lleva a de la vida política, al servicio de Dios y de los hermanos. Poseer la
su consumación sólo con el amor. Se aleja verdadera- alegre prontitud aue permite ejercer esta libertad, en cualquier mo-
mente del mal aquel que empieza a partir de ahora a no mento, a través de la renuncia, y cuando estemos llamados a ha-
querer pecar nunca más por amor a Dios. cerlo, a través de la renuncia total. Sólo en esta libertad respecto al
mundo, buscada por amor a Dios, es donde el cristiano, que vive
Si alguien realiza todavía el bien por temor, da a en- en el mundo, pero recibe la libertad como don de la gracia de Dios,
tender que no se ha alejado por completo del mal: si encuentra la fortaleza, el consuelo, el poder y la alegría que son su
está dispuesto a pecar, en caso de que pueda hacerlo victoria (H. Küng, Liberta nel mondo. Sir Thomas More, Brescia
con impunidad, con eso mismo peca. Tras haber dicho 1966, 44s)
que Job temía a Dios, añade el texto sagrado que tam-
bién estaba apartado del mal: cuando el temor es reem-
plazado por el amor, entonces la culpa que había queda-
do en el alma queda eliminada por el firme propósito de
la voluntad. Así como el temor mantiene a raya el vicio,
el amor hace germinar las virtudes (Gregorio Magno,
Comentario moral a Job, i, 37).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Señor, yo soy tu siervo» (Sal 115,16a).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El ejemplo de Tomás Moro demuestra que le es posible a un cris-


tiano vivir en el mundo según el Evangelio y actuar en él a imita-
ción de Cristo; y ello en medio de su propia familia, de sus pose-
siones y de la vida política: es posible llevar una vida santa en
medio de estas distintas situaciones, con sobriedad, sencillez y ho-
nestidad, sin caer en fanatismos ni «beaterías», de modo serio y
alegre al mismo tiempo.
Cuarto domingo de pascua IMS

dida y clara, resume el apóstol toda la exposición pie


Cuarto domingo de pascua cedente: «Dios ha constituido Señor y Mesías a este 7c
sus a quien vosotros crucificasteis» (v. 36), es decir, (pie
le ha dado su propio n o m b r e divino (cf. Flp 2,9-1 1 ) v,
Ciclo A en consecuencia, su p o d e r - precisamente a aquel ;i
quien Israel rechazó y condenó a u n a muerte infame
(Hch 3,13-15), por considerar blasfema su pretensión
de ser el Hijo de Dios, el Enviado, el Cristo. El pueblo
esperaba, es cierto, al Mesías (en griego, Kristós), pero
como triunfador político. Como conocía estas expecta-
tivas, Jesús siempre había hecho callar a los demonios
que lo revelaban como el Mesías, como el Cristo, y ha-
LECTIO bía rechazado el título de rey que quería darle la mu-
chedumbre. Sólo en el momento en que fue condenado
se puso en la cruz u n a inscripción en tres lenguas que
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2,14a. 36-41 decía: «Jesús Nazareno, rey de los judíos» (Jn 19,19-22),
El día de Pentecostés, l4 Pedro, en pie con los once, levan- y el Padre ratificó con la resurrección que Jesús es, en
tó la voz y declaró solemnemente: verdad, «Señor y Mesías».
- Judíos y habitantes todos de Jerusalén, fijaos bien en lo Las palabras de Pedro llegaron hasta el fondo del co-
que pasa y prestad atención a mis palabras. razón de los presentes, mostrándoles la enormidad del
36
Así pues, que todos los israelitas tengan la certeza de que mal realizado. E n efecto, la Palabra de Dios, más cor-
Dios ha constituido Señor y Mesías a este Jesús a quien voso-
tros crucificasteis. tante que una espada de doble filo (Heb 4,12), ha sido
37
Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón, así enviada para discernir y salvar, no para condenar. La
que preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: muchedumbre percibe la gracia de esa predicación y se
- ¿Qué tenemos que hacer, hermanos? abre a la fe (v. 37). Pedro, siguiendo el mandato recibi-
38
Pedro les respondió: do del Resucitado (Le 24,47-48a), puede lanzarles aho-
- Arrepentios y bautizaos cada uno de vosotros en el nom-
bre de Jesucristo, para que queden perdonados vuestros pe- ra esta invitación: «Arrepentios y bautizaos cada uno de
cados. Entonces recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Pues la vosotros en el nombre de Jesucristo, para que queden
promesa es para vosotros, para vuestros hijos e incluso para perdonados vuestros pecados». Sumergirse sacramen-
todos los de lejos a quienes llame el Señor nuestro Dios. talmente en la persona del Crucificado-Resucitado sig
40
Y con otras muchas palabras los animaba y los exhorta- nifica hacer eficaz en nosotros la salvación que él h;i
ba, diciendo:
- Poneos a salvo de esta generación perversa.
llevado a cabo. Por eso, añade el apóstol: «Entonces iv
41
Los que acogieron su palabra se bautizaron, y se les agre- cibiréis el don del Espíritu Santo» (v. 38).
garon aquel día unas tres mil personas. Con el perdón de los pecados y el don del Kspírilu
Santo se cumple la nueva alianza prometida por los pro
*•• Este fragmento presenta la conclusión del primer fetas y dirigida ahora no sólo a Israel, sino a todos los
discurso de Pedro al pueblo. Con una afirmación deci- hombres (cf. Jr 31,31-34). Ahora bien, ésla sigue siendo
196 Tiempo de pascua Cuarto domingo de pascua l«>7

una oferta por parte de Dios, u n a oferta que requiere aún de su hogar» (2,11) en este mundo, y todos son .r.i
u n a acogida libre por parte de cada hombre (w. 40s.). mismo siervos de Dios.
Por eso, Pedro, dirigiéndose a gente que desanoll.ili.i
tareas humildes en la sociedad de entonces, les ofrece
Segunda lectura: 1 Pedro 2,20b-25 como modelo precisamente a Jesús, el verdadero Siervo
de YHWH, que, con paciencia y mansedumbre, cargó so-
Queridos: 20 Si hubieseis de sufrir castigo por haber faltado, bre sí mismo el pecado, que él no había cometido, para
¿qué mérito tendríais? Pero si hacéis el bien y por ello sufrís destruirlo en su propia humanidad.
pacientemente, eso sí agrada a Dios.
21 Así, gracias a su ofrecimiento, la humanidad quedó
Habéis sido llamados a comportaros así, pues también
Cristo sufrió por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis liberada de la única esclavitud, la del pecado, y puede
sus huellas. vivir «por la justicia», que es amor y misericordia. El
22
Él no cometió pecado, cristiano se convierte por el bautismo en miembro de
ni se halló engaño en su boca; Cristo, y por eso mismo está llamado a compartir su pa-
21
injuriado, no devolvía las injurias; sión, a fin de participar también en su gloria en el cielo,
sufría sin amenazar, junto a todos los hermanos a los que habrá cooperado
confiando en Dios, a salvar con su vida. El grupo de los discípulos -y,
que juzga con justicia. por consiguiente, toda la Iglesia-, de rebaño disperso
24
Él cargó con nuestros pecados, y desbandado, a causa del escándalo del sufrimiento
llevándolos en su cuerpo
(cf. Me 14,27s), vuelve a ser, en Jesús resucitado, un re-
hasta el madero
para que, muertos al pecado, baño compacto que camina siguiendo sus huellas (v. 25).
vivamos por la justicia.
Habéis sanado a costa de sus heridas, 25 pues erais como
ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al que es vues- Evangelio: Juan 10,1-10
tro pastor y guardián.
En aquel tiempo, dijo Jesús: ' Os aseguro que quien no
entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino por cualquier
*• El bautismo, al quitar el pecado original, da al otra parte, es ladrón y salteador. 2 El pastor de las ovejas en-
que lo recibe la nueva identidad de hijos de Dios. Para tra por la puerta. ' A éste le abre el guarda para que entre, y
caracterizar mejor esa transformación, emplea Pedro las ovejas escuchan su voz; él llama a las suyas por su nombre
unos términos muy precisos: los bautizados en la Igle- y las saca fuera del redil. 4 Cuando han salido todas las suyas,
se pone delante de ellas y las ovejas le siguen, pues conocen
sia son piedras vivas, linaje escogido, sacerdocio regio y su voz. 5 En cambio, nunca siguen a un extraño, sino que liu
nación santa (2,1-10). Ese «privilegio» exige, no obstan- yen de él, porque su voz les resulta desconocida.
6
te, la adquisición de una nueva mentalidad y de una Jesús les puso esta comparación, pero ellos no compren
conducta de vida conformes a las de Cristo. Las dife- dieron su significado.
7
rencias de condición social o cultural pierden consis- Entonces Jesús se lo explicó:
- Os aseguro que yo soy la puerta por la que deben culi .n
tencia, porque todos los discípulos encuentran su uni- las ovejas. 8 Todos los que vinieron antes que yo eran huli i me.
dad en Cristo y todos son igualmente «peregrinos lejos y salteadores. Por eso, las ovejas no les hicieron caso. ' Ye • •.< i\
Tiempo de pascua Cuarto domingo de pascua |<)'l
198

la puerta. Todo el que entre en el redil por esta puerta estará su propio rebaño, también Jesús conoce a sus ovejas, v
a salvo, y sus esfuerzos por buscar el sustento no serán en estas reconocen su voz. El buen pastor las saca l'ucru el
vano. 10 El ladrón va al rebaño únicamente para robar, matar
y destruir. Yo he venido para dar vida a los hombres y para Mesías guía al pueblo en un éxodo salvífico- «y las ore
que la tengan en plenitud. jas le siguen» con una intuición segura (w. 4s).
Dado que los oyentes no le comprenden, recurre Je-
**• El capítulo 10 del evangelio de Juan, u n capítulo sús a una nueva imagen (w. 6-10): él es «la puerta de las
dominado por la figura del buen pastor, deber ser leído ovejas», del mismo modo que es el camino, esto es, «el
en el contexto que le corresponde para comprenderlo único mediador entre Dios y los hombres» (1 Tim 2,5).
más a fondo. En efecto, en el capítulo 9, se había reve- Quien pasa a través de su mediación encontrará la sal-
lado Jesús como «luz del mundo» a través de la curación vación, la seguridad y el «sustento», o sea, la plenitud de
del ciego de nacimiento, y, al realizar ese milagro, puso la vida. La misión del pastor es precisamente ponerse al
asimismo de relieve la ceguera espiritual de los jefes de servicio de las ovejas, en contraposición a cuantos se
los judíos (9,40s). Ahora bien, el Henoc etíope - u n texto arrogan una autoridad sobre el pueblo que Dios no les
apócrifo contemporáneo- describe toda la historia de ha conferido (w. 9s) y, por eso, se convierten en una
Israel hasta la venida del Mesías como una alternación explotación egoísta, en atropello, en violencia.
de momentos de ceguera y de posesión de la vista por
parte de las ovejas, en virtud de los sucesivos represen-
tantes de Dios, los pastores de su pueblo. Eso significa
MEDITATIO
que Jesús, después de haber mostrado que tiene el po-
der de devolver la vista, puede afirmar que es el único Todas las lecturas de hoy tienen como fondo la pre-
pastor que lleva las ovejas a la salvación, el Mesías es- sencia de Cristo, buen pastor, enviado por el Padre a
perado.
reunir la grey. El Evangelio define también al pastor
Todo el pasaje está compuesto con materiales tradi- como la «puerta» que introduce en el redil. Él es quien
cionales y heterogéneos. En su origen debieron figurar hace entrar en la intimidad y en la comunión de vida
fragmentos inconexos y unidos sólo con sistemas mne- con el Padre. Ésta es la orientación de toda la vida de los
mónicos: eso explica la fluidez de las imágenes y la difi-
hombres: volver a casa, al seno del Padre, de donde ha
cultad para coordinar los discursos en una secuencia ló-
venido Cristo y a donde ha vuelto tras haber realizado
gica. En este primera perícopa se identifica Jesús, de
su misión de salvarnos.
manera implícita, con el pastor de las ovejas que entra
en el recinto (en griego, aulé) pasando por la puerta. En consecuencia, el tiempo presente es un tiempo de
Dado que el término aulé significa también el patio del camino, de retorno, de búsqueda, de nostalgia, y lodo lo
templo donde se reúne el pueblo de Dios, Jesús asume que nos sucede tiene un sentido referido a la me I a que
legítimamente la guía del mismo con una autoridad que debemos alcanzar. Pues bien, el designio de Dios se pre-
le viene de Dios, a diferencia de los «ladrones y saltea- senta, justamente, como un ir a buscar a los hombres
dores». Como los pastores de Palestina, que lanzaban dispersos para llevarlos a la salvación, a la vida. Y .lest'iM
una llamada característica para hacerse reconocer por es la puerta por la que es preciso que entremos: la piier-
Tiempo de pascua Cuarto domingo de pascua 201
200

ta de la salvación, de la vida, de la esperanza. Es t o d o buen pastor del rebaño. Pero el ostiario, el guardián de
eso y mucho, mucho más. esta casa, es el Espíritu Santo.
Sin embargo, ¡qué difícil resulta tener la humildad de ¡Oh, con cuánto a m o r y con cuánta bondad abre esta
reconocer su voz de verdadero pastor, que nos invita a puerta, este corazón paterno, y abre a todos siempre el
salir de las estrecheces de nuestro egoísmo para intro- tesoro escondido, la intimidad y la riqueza de esta casa!
ducirnos en el Reino de la verdadera libertad! Toda ¡Nadie puede imaginar ni comprender cuan abierto y
nuestra vida se juega en nuestra decisión de escuchar, bien dispuesto está Dios, cuan acogedor y cuan sedien-
to, y cómo corre a nuestro encuentro en todo instante y
seguir y entrar en Jesús.
a toda hora [...]!
El guardián saca fuera sus propias ovejas, y el pastor
ORATIO las lleva fuera, llamándolas por su nombre, va delante
de ellas y ellas le siguen. ¿Adonde? Al redil, al corazón
Jesús, pastor y sustento de tus fieles, guía seguro y del Padre, donde está su morada, su ser, su reposo. Aho-
sendero de vida, tú que conoces a todos por su n o m b r e ra bien, todos los que quieran incorporarse deben pasar
y nos llamas todos los días uno a uno, haznos c a p a c e s por la puerta que es Cristo en su humanidad. Éstas son
de reconocer tu voz, de sentir el calor de tu p r e s e n c i a sus ovejas, que tienen como meta y sólo buscan a Dios,
que nos envuelve, incluso cuando el camino sea estre- única y exclusivamente en sí mismo, y ninguna otra
cho, impracticable, y la noche, profunda e interminable. cosa que no sea su honor y su voluntad (Juan Taulero, /
Sermoni, Milán 1997, pp. 287s, passim [existe edición
Siguiéndote sin resistencias y sin miedos, llegaremos castellana de sus Obras, Fundación Universitaria Espa-
a los prados que verdean, a las fuentes frescas de t u m o - ñola, Madrid 1984]).
rada, donde nos harás beber y reposar,

ACTIO
CONTEMPLATIO
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Nuestro Señor nos ha dicho que es la puerta del redil.
«El Señor es mi pastor, nada me falta» (Sal 23,1).
¿Cuál es ahora el redil cuya puerta es Cristo? Es el c o -
razón del Padre. Cristo es precisamente la amable p u e r -
ta que nos ha abierto de par en par este amable c o r a z ó n ,
a i lies cerrado a todos los hombres. En este redil se h a n PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
i vi mido todos los santos. El pastor es el Verbo e t e r n o ; l a
¿Quién es Jesús? Jesús es el buen pastor. Es el mismo Señor
purria es la humanidad de Cristo. Por las ovejas de e s t e quien nos invita a que lo pensemos así: como una figura extrema-
irdíl entendemos ahora las almas humanas, a u n q u e damente amable, dulce, próxima. Sólo podemos atribuir al Señor
l.iiuliirn las naturalezas angélicas pertenecen a él. E l expresarse con una bondad infinita. Presentándose con este aspec-
Vri Itn r l r r n o ha abierto el camino en este amable r e d i l to, repite la invitación del pastor: establece una relación que sabe
.1 liul.is las criaturas razonables, y es el v e r d a d e r o y de ternuras y de prodigios. Conoce a sus ovejitas y las llama por su
202 Tiempo de pascua
203

nombre. Como nosotros somos de su rebaño, resulta fácil la posi-


bilidad de corresponder que antecede a la misma petición que le
Cuarto domingo de pascua
presentamos. Él nos conoce y nos llama por nuestro nombre; se
acerca a cada uno de nosotros y desea hacernos llegar a una re-
lación afectuosa, filial, con él. La bondad del Señor se manifiesta Ciclo B
aquí de una manera sublime, inefable [...].
El Cristo que llevamos a la humanidad es el «Hijo del hombre»,
como él mismo se llamó. Es el primogénito, el prototipo de la nue-
va humanidad, es el Hermano, el Compañero, el Amigo por exce-
lencia. Sólo de él puede decirse, con toda verdad, que «conocía
todo lo que hay en el hombre» (Jn 2,25). Es el enviado por Dios no
para condenar al mundo, sino para salvarlo. Es el buen pastor de
la humanidad. No hay valor humano que no haya respetado,
ensalzado y rescatado. No hay sufrimiento humano que no haya
comprendido, compartido y valorado. No hay necesidad humana LECTIO
-con excepción de las imperfecciones humanas- que no asumiera
y probara en sí mismo y propusiera a la inventiva y a la generosi-
dad de los otros hombres como objeto de su solicitud y de su amor, Primera lectura: H e c h o s d e l o s Apóstoles 4,8-12
por así decirlo, como condición de su salvación (Pablo VI, Discurso
del 28 de abril de 1968). En aquellos días, 8 Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:
- Jefes del pueblo y ancianos de Israel, 9 hoy ha sido cu-
rado un hombre enfermo, y nos preguntáis en nombre de
quién se ha realizado esta curación; 10 pues sabed todos vo-
sotros y todo el pueblo de Israel que éste aparece ante vo-
sotros sano en virtud del nombre de Jesucristo Nazareno, a
quien vosotros crucificasteis y a quien Dios ha resucitado de
entre los muertos. " Él es la piedra rechazada por vosotros, los
constructores, que se ha convertido en piedra angular. n Nadie-
más que él puede salvarnos, pues sólo a través de él nos conce-
de Dios a los hombres la salvación sobre la tierra.

**• La curación del paralítico ha b r i n d a d o a Pedro la


ocasión p a r a dirigir u n discurso a la multitud reunida
en el templo (3,12-26). Ésta, llena de estupor, se ha
abierto a la fe en Jesús. Los jefes de la c o m u n i d a d judía,
tras haber sido informados de los acontecimientos, ha-
cen arrestar a los apóstoles. Pedro responde ante el Sa-
nedrín «lleno del Espíritu Santo» (según la promesa de
Jesús: Le 12,1 ls).
Las afirmaciones fundamentales de su discurso van
definiendo cada vez mejor, con un ritmo creciente, la fi-
2oi Tiempo de pascua Cuarto domingo de pascua 205

cura del Mesías. En primer lugar, declara «en nombre de Padre, nos ha dado en u n a medida sobreabundante,
<lii¡cii se ha realizado» el milagro (v. 7): no se trata de una hasta el punto de enviar a su propio Hijo unigénito al
obra humana, sino «en virtud del nombre de Jesucristo m u n d o para que tengamos la vida por él (4,9). Me-
Nazareno». El prodigio se ha podido realizar -segunda diante su sacrificio (2,2), el h o m b r e ha sido no sólo
alirmación- porque el Nazareno, crucificado por los je- rescatado del pecado, sino elevado a una dignidad ma-
les de los judíos, ha sido resucitado por Dios. La curación yor. El bautismo, que es la inmersión sacramental en
del paralítico atestigua su presencia siempre operante, la el misterio pascual de Cristo, le confiere, en efecto, la
continuidad de su misión, que es precisamente la de identidad de hijo de Dios.
salvar (ése es el significado etimológico del n o m b r e Sin embargo, u n a realidad como ésta, tan grande e
«Jesús»), Y no sólo está aún vivo, sino que es -tercera inaudita, no siempre es comprendida, y por eso es ob-
afirmación- el único Salvador, como atestiguan las Es- jeto de desprecio. Como el mismo Jesús había predi-
crituras. Jesús, piedra rechazada por los constructores cho a sus discípulos, el m u n d o «odia» a los que no le
(Sal 118,22), piedra de tropiezo que discierne las in- pertenecen. Y por «mundo» no hay que entender sólo
tenciones de los corazones (Is 8,14), es el fundamento u n a realidad externa, sino también u n a dimensión in-
(Le 20,17s) en el que todo se apoya (Is 28,16). Pedro les terior, la realidad del pecado, la tendencia al mal, que
dice a los «constructores», es decir, a los jefes de la co- impulsa también a los que ya están bautizados a com-
munidad, que ningún hombre puede arrogarse el dere- portarse como enemigos del Evangelio.
cho de legislar sobre las personas, sino que tiene que li-
mitarse a disponer c o n sabiduría las piedras particulares, J u a n insiste, pues, en volver a llamar a los creyentes
de modo que el edificio se levante compacto: el funda- al «conocimiento de la fe», o sea, a mantener viva la
mento, estable y p r o b a d o a fondo por el sufrimiento de conciencia de la gracia recibida mediante la adopción
la pasión, ya está p u e s t o . «Nadie más que él puede sal- c o m o hijos de Dios, llamados a la visión del mismo, a
varnos. » la vida de plena comunión con él en la gloria, cuando
nos conoceremos de verdad a nosotros mismos en él.
Ahora bien, ver a Dios es la bienaventuranza pro-
m e t i d a a los puros de corazón (cf. Mt 5,8): en conse-
Segunda lectura: 1 J u a n 3,1-2
cuencia, nuestra realidad presente y nuestra condición
Queridos: ' Considerad el amor tan grande que nos ha de-
futura incluyen u n compromiso de continua conver-
mostrado el Padre, h a s t a el punto de llamarnos hijos de Dios, sión (v. 3), sostenido no tanto a partir de esfuerzos vo-
y en verdad lo somos. El mundo no nos conoce porque no lo luntaristas, sino alimentado por el deseo de contem-
ha conocido a él. 2 Queridos, ahora somos ya hijos de Dios, y plar a Dios y corresponder a su amor.
aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuan-
do se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos
tal cual es.
Evangelio: Juan 10,11-18
*•• En dos versículos nos hace considerar J u a n , c o n En aquel tiempo, dijo Jesús: " Yo soy el buen pastor. El
u n estupor intacto, l a realidad que sirve de f u n d a m e n - buen pastor da la vida por las ovejas; l2 no como el asalariado,
to a nuestra existencia cristiana: el a m o r que Dios, el que ni es verdadero pastor ni propietario de las ovejas. Éste,
Tiempo de pascua Cuarto domingo de pascua 207
206

cuando ve venir al lobo, las abandona y huye. Y el lobo hace El a m o r del buen pastor que aparece en los vv. 14s
presa en ellas y las dispersa. 13 El asalariado se porta así por- está expresado sobre todo en términos de «conocimien-
que trabaja únicamente por la paga y no tiene interés por las to», o sea, de comunión profunda entre Jesús y sus ove-
ovejas. 14 Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas jas. Éste es el reverbero transparente de la relación que
me conocen a mí, 15 lo mismo que mi Padre me conoce a mí y
yo le conozco a él; y yo doy mi vida por las ovejas. I6 Pero ten- existe entre el Padre y Jesús, una relación de entrega ab-
go otras ovejas que no están en este redil; también a éstas ten- soluta y desinteresada que se difunde y rebosa sobre los
go que atraerlas para que escuchen mi voz. Entonces se for- otros: «Lo mismo que mi Padre me conoce a mí y yo le
mará un rebaño único, bajo la guía de un solo pastor. conozco a él; y yo doy mi vida por las ovejas». Jesús no
17
El Padre me ama porque yo doy mi vida para tomarla de habla aquí de «sus» ovejas, sino de «las» (todas) ovejas,
nuevo. 18 Nadie tiene poder para quitármela; soy yo quien la aludiendo así a su misión respecto a toda la humanidad,
doy por mi propia voluntad. Yo tengo poder para darla y para
recuperarla de nuevo. Ésta es la misión que debo cumplir por que h a venido a reunir para volver a llevarla al Padre,
encargo de mi Padre. como esposa toda bella, sin arruga ni mancha.

**• En el «Discurso del buen pastor» prosigue y pro-


fundiza Jesús en la autorrevelación mesiánica: mientras, MEDITATIO
en la primera parte (w. 1-10), se define como el pastor
contrapuesto a los «ladrones y salteadores», en el fragmen- El Señor se presenta a nosotros como el buen pastor,
to de la liturgia de hoy se pone la atención en el adjetivo como aquel que defiende del peligro a sus ovejas y las
«buen» (lit., «bello»), que califica a Jesús como el pastor lleva a los pastos de la vida, invitándolas a seguirle con
ideal, modelo de los pastores, es decir, de los guías espi- confiada seguridad por el camino sobre el que las pre-
rituales y políticos del rebaño de Israel (cf. Sal 23 y 79). cede y las acompaña. ¿Es ésta u n a imagen demasiado
En este caso, la figura que se le contrapone es la del obsoleta para hablar a los hombres de nuestro tiempo?
«asalariado» (v. 12). En realidad, las dos características que connotan a Je-
sús como el verdadero, como el buen pastor, nos ayudan
El diferente modo de proceder de cada uno permite
a practicar un discernimiento entre las múltiples pro-
distinguir entre el verdadero pastor y el asalariado. El puestas que la sociedad de hoy nos avanza, encontrán-
primero no huye cuando llega el peligro, no abandona donos desprevenidos con frecuencia.
el rebaño, mientras que el segundo -que actúa por su in-
lerés personal- sólo tiene en cuenta salvar su propia Jesús afirma, en primer lugar, que el buen pastor «da
vida y sus intereses. Sin embargo, hemos de subrayar la vida por las ovejas» no sólo de palabra, sino con los
lambicn otro aspecto: el buen pastor que es Jesús llega hechos. Cuántas doctrinas, cuántos maestros de sabi-
incluso a ofrecer su vida no sólo a través del trabajo dia- duría o de ciencia se asoman al escenario y prometen
rio, sino a través de la muerte aceptada por sus ovejas, llevarnos lejos, hacia una realización plena... Ahora
en su lugar, demostrando así ponerlas por delante de sí bien, ¿quién puede liberar al hombre de la más pesada
mismo i\t^ manera absoluta. Eso no lo hace ningún pas- y desconocida esclavitud, de la que derivan todas las de-
loi tío ganado. Esta semejanza ilumina sobre todo el más, y que es la esclavitud del pecado? Jesús ofrece su
imor tic Dios, cuya realidad, no obstante, sigue siendo vida para despertarnos a una vida de horizontes infini-
nicxpiVNiíMc. tos, llena de esperanza y de belleza. Más aún, «conoce a
208 Tiempo de pascua Cuarto domingo de pascua 209

sus ovejas», establece con ellas una relación que es tabas en un lugar desierto y árido, te alimentabas de es-
como la que le une a él con el Padre, una relación de pinas y de maleza; estabas confiado a un asalariado, que,
amor tan oblativo y total que personaliza al otro, que lo al llegar el lobo, no te protegía. Ahora, en cambio, has
hace existir en su verdad y en su alteridad, que lo hace sido buscado por el verdadero pastor, que, por su amor,
capaz de expresarse en plenitud a través de la entrega de te ha cargado sobre sus hombros, te ha llevado al redil
sí mismo. Si recibimos la vida que el buen pastor ofre- que es la casa del Señor, la Iglesia: aquí es Cristo tu pas-
ce por nosotros, si queremos dejarnos conducir por él a tor y aquí han sido reunidas las ovejas para morar juntas.
una relación de conocimiento-comunión de amor, po- Este pastor no es como el asalariado bajo el que esta-
dremos descubrir, ya desde ahora, la maravilla de ser bas cuando te afligía tu miseria y debías temer al lobo.
realmente hijos del Padre, y nos encontraremos seme- La medida del cuidado que tiene de ti el buen pastor te
jantes a él en la eternidad. No endurezcamos nuestro la proporciona el hecho de que ha dado su vida por ti.
corazón, descartando la piedra angular que ha puesto Se ofreció él mismo al lobo que te amenazaba, dejándo-
Dios como fundamento de la nueva humanidad: Cristo se matar por ti. Ahora, por consiguiente, el rebaño está
es la única salvación verdadera del hombre; pongamos seguro en el redil, sin necesidad de otros que cierren y
nuestros pasos en sus huellas seguras. abran la puerta del recinto. Cristo es el pastor y es la
puerta, y es también el alimento y el que lo suministra.
Los pastos que el buen pastor ha preparado para ti y
ORATIO donde te ha puesto para apacentarte no son los prados
de hierbas mezcladas, dulces y amargas, que ahora exis-
Jesús, huésped divino y mendigo de amor a la puerta ten y mañana no, según las estaciones. Tu pasto es la
del corazón humano, haz que nada nos resulte más dul- Palabra de Dios, y sus mandamientos son los dulces
ce, nada más deseable, que caminar contigo y morar en campos donde te apacienta (Agustín, Sermón 366, 3).
ti. Ahora, en las estaciones de la trashumancia, en las
inclementes estaciones de los acontecimientos huma-
nos; después, durante los siglos eternos, en los soleados ACTIO
pastos del cielo. Haz todo esto por amor a tu nombre,
para manifestar tu gloria en la alegría de nuestra salva- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
ción. «La felicidad y la gracia nos acompañarán» a lo lar-
«No he de temer ningún mal, porque tú estás conmigo»
go del viaje de la vida presente no para que ya nada pe- (Sal 23,4).
noso nos suceda, sino porque contigo todo será gracia,
si lo vivimos con serenidad y paz.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
CONTEMPLATIO Cuando dice Jesús: «Yo soy el buen pastor y conozco a mis ove-
jas», es preciso atribuir al término conocer tocio cuanto hay de más
Tú, hombre, debes reconocer qué eras, dónde estabas profundo, de más amoroso en los labios del Señor Jesús. «Y mis
y a quién estabas sometido; eras una oveja perdida, es- ovejas me conocen», porque así debemos conocerle nosotros, por
210 Tiempo de pascua

nuestra parte, con ese conocimiento vital que supera todo conoci-
miento. Cuarto domingo de pascua
Un día comprendí de modo existencial lo que es el «conoci-
miento» del buen pastor. Estaba sentado a la mesa, a mediodía.
Habíamos trabajado durante toda la mañana, un trabajo sucio, con Ciclo C
sacos de azúcar que nos dejaban a todos embadurnados. Me en-
contraba en el lugar de presidencia de la mesa, y por eso, dada la
disposición de los sitios, veía de frente a todos mis compañeros de
trabajo. Me sorprendía el hecho de que sus rostros parecían cu-
biertos por una especie de máscara anónima, compuesta de polvo,
suciedad, cansancio... Todos se parecían. Después de la comida,
como nos quedaba un poco de tiempo libre, una media hora, an-
tes de reemprender el trabajo, me fui con cinco o seis de ellos a un
pequeño café, el bar Gaby, como se llamaba la dueña. Era una
auténtica marsellesa, próspera, vivaz, alegre; y cada vez que iba al LECTIO
bar Gaby, pensaba yo en la frase de Jesús: «Yo conozco a mis
ovejas y mis ovejas me conocen». En efecto, la dueña del bar Gaby
conocía a las ovejas que iban a su abrevadero; conocía el nombre,
el apellido y el apodo de cada uno. Y hasta los nombres que podí- Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 13,14.43-52
an resultar injuriosos en boca de otros, dichos por ella asumían un
tono amistoso. Ella me conocía. Para ella, yo era unas veces Jackie; En aquellos días, ,4 Pablo y Bernabé, pasando más allá de
otras, el «Gafotas». Cada uno era cada uno. Entonces, en contacto Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia. Allí entraron en la si-
con aquella mujer que conocía a sus ovejas y que sus ovejas la co- nagoga el sábado y se sentaron.
43
nocían, vi caer la máscara que tanto me había sorprendido hace un Disuelta la asamblea, muchos judíos y prosélitos que
momento en el comedor: ante aquella mujer se habían vuelto hom- adoraban al verdadero Dios siguieron a Pablo y Bernabé, que
bres de nuevo, con su propio nombre y apellido. Y - d e improviso- trataban de persuadirlos con sus palabras para que per-
surgía algo limpio y sencillo en sus miradas, que volvían a ser como manecieran fieles a la gracia de Dios.
44
la mirada de un niño (J. Loew, Gesú chiamato il Cristo, Brescia El sábado siguiente casi toda la ciudad se congregó para
1971, pp. 182s, passim [trad. esp.: Ese Jesús al que se llama Cristo, escuchar la Palabra del Señor. 45 Los judíos, al ver la multitud,
Euramérica, Madrid 1973]). se llenaron de envidia y se pusieron a rebatir con insultos las
palabras de Pablo. 46 Entonces, Pablo y Bernabé dijeron con
toda valentía:
- A vosotros había que anunciaros antes que a nadie la Pa-
labra de Dios, pero puesto que la rechazáis y vosotros mismos
no os consideráis dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a
los paganos. 47 Pues así nos lo mandó el Señor:
Te he puesto como luz de las naciones
para que lleves la salvación
hasta los confines de la tierra.
48
Los paganos, al oír esto, se alegraban y recibían con ala-
banzas el mensaje del Señor. Y todos los que estaban destina-
dos a la vida eterna creyeron.
212 Tiempo de pascua Cuarto domingo de pascua 1\ \

49
La Palabra del Señor se difundió por toda aquella región. Segunda lectura: Apocalipsis 7,9.14b-17
50
Los judíos, sin embargo, sublevaron a las mujeres distingui-
das que adoraban al verdadero Dios, y a los principales de la 9
Después de esto, yo, Juan, miré y vi una mucheduinbu-
ciudad, promovieron una persecución contra Pablo y Berna- enorme que nadie podía contar. Gentes de toda nación, ia/:i,
bé y los expulsaron de su territorio. 51 Ellos, en señal de pro- pueblo y lengua; estaban de pie delante del trono y del Coi dr
testa, se sacudieron el polvo de los pies y se fueron a Iconio. ro. Vestían de blanco, llevaban palmas en las manos.
52 14
Los discípulos, por su parte, estaban llenos de gozo y del Y uno de los ancianos dijo:
Espíritu Santo. - Éstos son los que vienen de la gran tribulación, los qui-
nan lavado y blanqueado sus túnicas en la sangre del Corde-
ro. I5 Por eso están ante el trono de Dios, le rinden culto día y
**• El Espíritu del Señor se ha querido reservar a Pa- noche en su templo, y el que está sentado en el trono habita-
blo y Bernabé (13,2) para una obra particular. Así pues, rá con ellos. 16 Ya nunca tendrán hambre ni sed, ni caerá so-
éstos se ponen en camino y emprenden el primer viaje bre ellos el calor agobiante del sol. " El Cordero que está en
medio del trono los apacentará y los conducirá a fuentes de
misionero. En cada ciudad que visitan, entran en la sina- aguas vivas, y Dios enjugará las lágrimas de sus ojos.
goga y se dirigen a los judíos de la diáspora anunciándo-
les «la buena nueva de que la promesa hecha a los padres
se ha cumplido con la resurrección de Jesús (w. 32s). Por *»• Con la visión de la enorme m u c h e d u m b r e de los
doquier se abre la gente a la fe. Especialmente en Antio- salvados, llega a su cima la «Sección de los sellos» del
quía de Pisidia, una gran multitud acogió con entusias- Apocalipsis. Al ir abriéndolos uno tras otro, el Cordero
mo el kerygma. inmolado -es decir, el Cristo crucificado y resucitado-
revela en plenitud el proyecto salvífico de Dios (5,1-8).
Sin embargo, el favor que encontraron los apóstoles Los sellos, en efecto, indican las dinámicas de la histo-
desencadenó los celos y la persecución por parte de los ria, y son siete, como los días de la creación. Al sexto
judíos, con la consiguiente crisis en las relaciones que día, dedicado a la creación del hombre, le corresponde
marcará u n a clara y dolorosa separación entre la Si- el sexto sello: la salvación de la humanidad mediante
nagoga y la Iglesia. Por otra parte, de este contraste la intervención escatológica de Dios, realizada en tres
saldrá libre la Palabra para llevar a cabo su propio re- tiempos.
corrido en el m u n d o (v. 49). Ésta, rechazada por los ju- En primer lugar, se destruye el mal por completo
díos, a quienes iba destinada en primer lugar (v. 46), (6,12-17). A continuación, aparece la muchedumbre de
no conoce ya límites nacionales y raciales y puede co- las ciento cuarenta y cuatro mil personas (número sim-
municar la vida eterna hasta los confines de la tierra: bólico que indica la totalidad de Israel), que han sido
Cristo, luz destinada a iluminar todas las naciones, tie- marcadas con el sello de Dios -la Tau, que en la antigua
ne que ser llevado a todas partes por los predicadores escritura tenía forma de cruz- y han sido salvadas de la
del Evangelio (v. 47). Quien rechaza el kerygma se en- catástrofe. Por último, la salvación llega a su estadio de-
cierra en unos estrechos horizontes, mientras que finitivo, descrito en la visión, e implica a una muche-
quien lo acoge en la fe conoce, ya desde ahora, la ale- dumbre enorme que nadie podía contar, de toda nación,
gría de la vida eterna (w. 48.52) y la exultación del Es- raza, pueblo y lengua. Como viven de la misma vida del
píritu, que consuela a los que son perseguidos por amor Cordero (están de pie: cf. 5,6) y mantienen una relación
a Jesús. personal con él, expresada por el hecho de que eslaban
Tiempo de pascua Cuarto domingo de pascua 215
214

«delante» de él, le miran a la cara. Los redimidos, partí- de Jesús. Se trata de u n rechazo total que les autoex-
cipes de su resurrección de manera definitiva {«vestían cluye del rebaño de Jesús (w. 25s). Mas, a pesar de tan-
de blanco»), comparten con él la victoria sobre el mal y ta hostilidad, Jesús se presenta una vez más a sí mismo
la vida inmortal {«llevaban palmas en las manos»). Han c o m o «buen pastor» (lo que supone, implícitamente,
pasado por la gran tribulación que es la pasión de Cris- presentarse como Mesías), que conoce-ama a sus ove-
to, en la que se resume todo el sufrimiento de la huma- jas y, por consiguiente, como alguien que espera en-
nidad. contrar en las ovejas escucha, obediencia y seguimiento
confiado.
Mediante el bautismo sacramental o bien mediante el El buen pastor les da «la vida eterna»: ésa es la obra
bautismo de la aflicción vivida en comunión con Jesús esencial para la que ha venido Jesús (6,39s; 17,2), y la
se han convertido en partícipes del misterio pascual que vida eterna es precisamente el conocimiento-comunión
regenera y santifica (v. 14); por eso rinden a Dios un cul- de amor con Dios y con su Enviado (17,3). Los w. 28b-30
to perenne y gozan de su protección y de su presencia m a r c a n un ritmo creciente en la intensidad de la per-
{«habitará con ellos»). La plena realización de todos tenencia: las ovejas -los creyentes, los discípulos- que
los deseos, el consuelo divino y la seguridad que el Se- reciben la vida de Jesús están siempre en sus manos
gundo Isaías había profetizado, vaticinando u n nuevo (17,12; 18,9), y por eso gozan de una seguridad perenne
éxodo en el que Dios mismo sería el guía de su pueblo (v. 28b). El mismo Padre se las ha confiado, y como
(Is 49,10; cf. Sal 23), se h a n realizado en Cristo. Él, ve- nadie es mayor que Dios, nadie se las puede arrebatar
nido en la carne, es el pastor de los redimidos para (v. 29). Se trata de afirmaciones que alientan a la comu-
siempre, el que los conduce a la fuente de la vida, esto nidad cristiana, que sigue estando sometida a prueba
es, a la intimidad con el Padre, alegría infinita (w. 16s). por la persecución (16,4) y sigue estando asediada por
las herejías.
Pertenecer a Jesús significa pertenecer a Dios mismo,
Evangelio: Juan 10,27-30 para siempre. Del mismo modo que el Hijo pertenece al
Padre y el Padre pertenece al Hijo, en la unidad del
En aquel tiempo, dijo Jesús: " Mis ovejas escuchan mi voz; a m o r que es el Espíritu Santo.
yo las conozco y ellas me siguen. 28 Yo les doy vida eterna
y no perecerán para siempre; nadie puede arrebatármelas.
29
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos, y nadie
puede arrebatarlas de manos de mi Padre. ™ El Padre y yo MEDITATIO
somos uno.
Jesús se define como «buen pastor» que conoce y lla-
** Como respuesta a la petición apremiante y casi m a a sus ovejas, y como «puerta del redil», que es la
ai IR-na/.adora de los judíos: «Si eres el Cristo, dínoslo cla- puerta de la esperanza, porque es capaz de dar al hom-
ranii'iitc de una vez» (v. 24), Jesús les habla empleando bre el bien absoluto: la salvación. En esto vuelve a reve-
la ¡Miaren del buen pastor. Pero éstos no se encuentran lar de nuevo todo su amor, respondiendo así, personal-
< mi la disposición adecuada para creer en sus afirma- mente, a nuestra necesidad fundamental de oír una voz
• H >nrs ni tampoco para dejarse convencer por las obras que sea verdadera y tranquilizadora, y de caminar en
216 Tiempo de pascua Cuarto domingo de pascua 217

comunión con todos nuestros hermanos por u n camino venes, para estar junto a ti en la soledad de los ancia-
seguro. nos. Que todo h e r m a n o nuestro sea pura transparen-
Ahora bien, si Jesús se hace por nosotros un pastor cia de tu rostro, hasta que, después de haberte a m a d o
que llama, nosotros debemos tener la humilde docilidad y servido en cada uno de ellos, gustemos la alegría de
de disponer nuestros oídos para oír su voz. Si se hace contemplarte eternamente en la luz sin ocaso de los
puerta, debemos disponernos a entrar por él sin miedo pastos eternos.
y sin vacilación. Es posible volver al pastor y guardián
de nuestras almas y, al recibir de él la vida, darla con él
por las otras ovejas, hasta que «formemos todos un solo CONTEMPLATIO
rebaño y un solo pastor» (Jn 10,16). Es posible, sí, pero
sólo si confiamos totalmente en Dios, pues la voluntad Nosotros, que estamos enfermos, tenemos necesidad
por sí sola es incapaz de vencer las insidias del m u n d o del Salvador; perdidos, tenemos necesidad de su guía;
y de superar las barreras del egoísmo. ciegos, necesitamos que nos lleve a la luz; sedientos,
Sólo el Espíritu de Jesús puede hacer percibir la cuer- tenemos necesidad de la fuente de la vida, de la que
da locura de las bienaventuranza evangélicas, continua- quien bebe no vuelve a tener sed; muertos, tenemos
mente objeto de burlas por la cultura dominante. Sólo necesidad de la vida; ovejas, del pastor; niños, del pe-
él puede abrir de par en par ante nosotros los horizon- dagogo; en suma, toda nuestra naturaleza h u m a n a tie-
tes insólitos del amor verdadero, el que sabe perder la ne necesidad de Jesús. Si queremos, podemos apren-
propia vida a causa de Jesús, para recuperarla en pleni- der la suma sabiduría que nos enseña el santísimo
tud. Es puro don suyo que, entre los eslóganes de lo efí- Pastor y Maestro, el omnipotente Verbo del Padre,
mero, podamos reconocer su voz como la única que cuando, sirviéndose de la alegoría, se proclama pastor
sabe dar palabras de vida eterna. de las ovejas [...]. Sí, oh Señor, aliméntanos con los pas-
tos de tu justicia. Oh Maestro, apacienta a tus ovejas en
tu santo monte: la Iglesia, que está en lo alto, más alio
ORATIO que las nubes, toca los cielos.
Quiere salvar mi carne revistiéndome con la (única
Señor Jesús, «pastor bello», venido a guiarnos a los de la incorrupción, por eso ha consagrado mi cuerpo.
pastos de la vida, haz que se nos conceda entrever, aun- No caeremos en la corrupción porque hemos sido lleva
que sólo sea u n instante, el fulgor de tu belleza, para dos a la incorrupción por el mismo que nos lleva de l.i
que arrebatados por ella te sigamos con ardor, sin que mano. Así demuestra que es el único buen pastor. I'.s
nunca más nada ni nadie nos lisonjee o nos seduzca. generoso y magnífico aquel que llega hasta el punió de
Nuestro corazón, en efecto, está cansado y decepciona- entregar su vida por nosotros. Está verdaderamente al
do por las inmundicias producidas por nuestros egoís- servicio de los hombres y lleno de bondad aquel que,
mos y busca u n sendero de esperanza. pudiendo ser Señor del hombre, quiso ser su hermano.
Panos ojos para reconocerte en la inocencia de los Bueno hasta el punto de morir por nosotros (Clemente
pequeños, para admirarte en la generosidad de los jó- de Alejandría, El Pedagogo IX, 83,3-85,2, passim).
218 Tiempo de pascua

ACTIO Lunes
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
de la cuarta semana
«Me conduce junto a aguas tranquilas» (Sal 22,2). de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Jesús, el buen pastor, dice de sí mismo que conoce a los suyos.


Ser conocidos por Jesús significa nuestra bienaventuranza, nuestra
comunión con él. Jesús conoce sólo a quienes ama, a aquellos que
le pertenecen, a los suyos (2 Tim 2,1 9). Nos conoce en nuestra ca-
lidad de perdidos, de pecadores que tienen necesidad de su gracia LECTIO
y la reciben, y, al mismo tiempo, nos conoce como ovejas suyas. En
la medida en que nos sabemos conocidos por él y sólo por él, se
nos da a conocer, y nosotros lo conocemos como el único al que
pertenecemos para la eternidad (Gal 4,9; 1 Cor 8,3).
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 11,1-18
El buen pastor conoce a sus ovejas, y sólo a ellas, porque le per-
tenecen. El buen pastor, y sólo él, conoce a sus ovejas porque sólo
En aquellos días, ' los apóstoles y los hermanos de Judea se
enteraron de que también los paganos habían recibido la
él sabe quién le pertenece para la eternidad. Conocer a Cristo sig-
Palabra de Dios. 2 Y, cuando Pedro subió a Jerusalén, los par-
nifica conocer su voluntad sobre nosotros y con nosotros, y llevaría
tidarios de la circuncisión le echaban en cara 3 que hubiese
a cabo; significa amar a Dios y a los hermanos (1 Jn 4,7s; 4,20). entrado en casa de incircuncisos y hubiese comido con ellos.
La bienaventuranza del Padre es reconocer al Hijo como hijo, y la Entonces Pedro comenzó a darles una explicación, punto
del Hijo es reconocer al Padre como padre. Este recíproco recono- por punto:
cimiento es amor, es comunión. Del mismo modo, la bienaventu- 5
- Estaba yo en Jafa orando, cuando caí en éxtasis y tuve
ranza del Salvador es reconocer al pecador como su propiedad una visión. Una especie de lienzo grande, colgado por las cua-
conquistada, y la del pecador es reconocer a Jesús como su Salva- tro puntas, descendía desde el cielo y llegó hasta mí. 6 Yo lo
dor. En virtud de que Jesús está ligado al Padre (y a los suyos) por miraba fijamente y vi que estaba lleno de cuadrúpedos, bes-
semejante comunión de amor y de conocimiento recíproco, puede tias, reptiles y aves. 7 Entonces oí una voz que me decía: «Pe-
entregar su propia vida por las ovejas y adquirir así el rebaño dro, levántate, mata y come». 8 «De ninguna manera, Señor
como propiedad suya para toda la eternidad (D. Bonhoeffer, -respondí- jamás ha entrado en mi boca cosa profana o im-
Memoria e fedeltá, Magnano 1979, pp. Ió3s). pura». 9 Pero la voz me habló por segunda vez desde el cielo y
me dijo: «Lo que Dios ha hecho puro no lo consideres tú im-
puro». I0 Esto se repitió tres veces, y después todo fue subido
de nuevo al cielo. " En ese mismo momento, se presentaron
en la casa donde estábamos tres hombres que me habían t'ii
viado desde Cesárea. 12 Y el Espíritu me dijo que lucia ion
ellos sin dudar. Vinieron conmigo también estos seis IUTIIWI
nos y entramos en la casa de aquel hombre. " El nos innli'i
cómo había visto un ángel que se presentó en su casa v le »ll|<>:
«Manda que vayan a Jafa en busca de Simón, llammlo l'riluij
220 Cuarta semana de pascua Lunes 221

14
sus palabras te traerán la salvación a ti y a todos los de tu dido Dios la conversión que lleva a la vida!». La suce-
casa». '5 Apenas había comenzado yo a hablar, cuando el Es- sión de los acontecimientos, guiados como es evidente
píritu Santo descendió sobre ellos, lo mismo que sobre noso- por la m a n o de Dios, ha abierto ahora el camino de la
tros al principio. I6 Entonces recordé aquello que había dicho
el Señor: «Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bauti- predicación a los paganos. La autoridad de Pedro es la
zados con Espíritu Santo». " Por tanto, si Dios les había dado garantía más segura.
a ellos el mismo don que a nosotros por creer en el Señor
Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?
18
Al oír esto, se callaron y alabaron a Dios diciendo:
- ¡Así que también a los paganos les ha concedido Dios la Evangelio: Juan 10,1-10 o bien Juan 10,11-18
conversión que lleva a la vida!
(Para Juan 10,1-10 remitimos al evangelio del cuarto
domingo de pascua, ciclo A, p. 197. Sin embargo, si esa
**• El pasaje presenta las dificultades que encontra-
lectura fue proclamada ayer, puede ser sustituida por
ban los ambientes judeocristianos respecto a la apertu-
Juan 10,11-18, o sea, por el evangelio del cuarto domingo
ra a los paganos. Incluso Pedro, el guía autorizado, se ve
de pascua, ciclo B, p. 205).
obligado a dar cuentas, de manera detallada y paciente,
para explicar cómo llegó a dar un paso tan atrevido. El
descontento nace por un motivo de tipo ritualista y ali-
menticio: nos vienen a la mente los reproches que diri- MEDITATIO
gían los fariseos a Jesús porque se sentaba a la mesa con
publícanos y pecadores (Le 5,30). Aunque también pue- Jesús se presenta como el buen pastor, pero hoy son
de ser un pretexto destinado a esconder el verdadero re- pocos los que desean asumir el papel de «oveja», y me-
proche: ¿cómo ha podido atreverse Pedro a bautizar sin nos aún el de oveja dócil. Menos todavía pertenecer a un
hacer aceptar primero toda la iniciación judía? rebaño. Existe en nuestros días u n a alergia innata a for-
Éste es el verdadero objeto del contencioso: ¿se puede m a r parte de un rebaño conducido por otros. ¿Se debe-
ser cristiano sin pasar por el judaismo? Pedro comprende rá al sentido de la dignidad personal? ¿Será la concien-
que los argumentos no habrían bastado para convencer, cia de los derechos de la persona? ¿Será la cultura
y por eso pasa a la narración de los hechos. De éstos se democrática la que nos impide aceptar de buen grado
desprende que ha sido claramente Dios quien, a través esta imagen -pastoral, es cierto, aunque también pater-
de una cadena de acontecimientos, le ha «obligado» a nalista-? Una imagen contaminada además por recuer-
tomar esta decisión. dos o por relatos de abusos por parte de pastores que
h a n «esquilado» al rebaño, en vez de apacentarlo con
El clima general del ambiente de la Iglesia de Jerusa-
benevolencia y discreción, por el recuerdo de no leja-
lén es de gran franqueza, pero también y sobre todo de
verdadera fraternidad y apertura a la acción del Espíri- nos guías políticos que engañaron a las masas con tlis
tu. Los obstáculos todavía no han caído del todo, ya que cursos fascinantes y trágicos.
sus convicciones están arraigadas y sus costumbres son Jesús, sin embargo, se presenta como el pastor de
inveteradas. Pero la conclusión muestra una satisfacción los pastos eternos que conoce senderos que ningún
admirada: «¡Asíque también a los paganos les ha conce- otro conoce, que muestra de un modo bástanle eficaz
222 Cuarta semana de pascua Lunes 223

que es un pastor diferente, que no se limita a decir, sino que te sienta como pastor dulce y guía digno de
sino que «llega a entregar su vida» para avalar su peti- confianza.
ción de convertirse en guía verdadero y b u e n o hacia
las metas definitivas. No hay por su parte ninguna pre-
tensión de dominio, ninguna petición de sometimien-
CONTEMPLATIO
to, ninguna condición de renuncia a nuestra propia
dignidad. Sólo pide que nos fiemos de él, que nos con-
El buen pastor se hace hierba del pasto para quien se
fiemos a él, para llegar a la meta. Está tan desprendi-
convierte en oveja suya. Por eso, lo primero que te ense-
do de todo poder, tan entregado a su acción de guía
manso y seguro, que da su propia vida por las ovejas. ña la Iglesia es que debes hacerte oveja del buen pastor
Por mí, de un modo particular y eficaz desde ahora, en y dejarte guiar por la catequesis hacia los pastos y las
la medida en que deseo ser guiado por él hacia la vida fuentes de la enseñanza, para ser sepultado con él me-
eterna. diante el bautismo en su muerte, y sin tener miedo de
una muerte semejante. Y es que no se trata de muerte,
sino de «sombra de la muerte», de una imagen [...].
Después, te apoya con el cayado del Espíritu Santo
ORATIO
porque el Espíritu Santo es el consolador. Prepara con
También yo me encuentro, Señor, no pocas veces, todo lujo para ti la mesa de la Palabra de Dios, frente a la
entre los que no desean ser guiados demasiado por ti. Sin mesa de tus adversarios, los demonios. Te perfuma la ca-
embargo, es entonces cuando me dejo guiar por este beza con el aceite del Espíritu. Te limpia el cáliz del vino
mundo. Queriendo huir de tu rebaño, me agrego al reba- que alegra el corazón y suscita en tu espíritu esa sobria
ño que camina sin meta y sin esperanza. O bien, sin pre- embriaguez que te disuade de las cosas pasajeras, su-
ocuparme por lo que pasará mañana, prefiriendo vivir mi mergiéndote en las eternas. Quien ha gustado esta ebrie-
jornada con mis opiniones, que son después las de la ma- dad pasa de esta vida fugaz a la eterna y habita en la
yoría que vagan por senderos que no llevan a ninguna casa del Señor a lo largo de los días (Gregorio de Nisa).
parte. Veo que estoy terriblemente condicionado por el
pensamiento de mi ambiente, que me resulta difícil salir
del rebaño de quien vive su propia vida tranquilamente. ACTIO
Te pido, Señor, que m e ilumines para que pueda com-
prender que tú eres la luz, el guía, el camino. E ilumína- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
me también para que comprenda que entrar en tu reba- «El Señor es mi pastor, nada me falta» (Sal 23,1).
ño no supone conducir mi cerebro al montón, sino
ponerlo en los senderos de la vida, unos senderos q u e
sólo tú conoces, porque has bajado del cielo para indi- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
carnos el camino que lleva al cielo. Especialmente en los
días serenos, cuando las luces de este m u n d o brillan y Los guías religiosos -sacerdotes, ministros, rabinos o /manes-
nos atraen, ilumina mi corazón para que no m e pierda, pueden ser admirados y reverenciados, aunque también odiados y
224 Cuarta semana de pascua

despreciados. Esperamos que nuestros guías religiosos nos lleven


más cerca de Dios con sus oraciones, su enseñanza, su guía. Por Martes
eso, vigilamos su comportamiento con atención y escuchamos de
manera crítica sus palabras. Pero precisamente porque esperamos de la cuarta semana
de ellos, a menudo sin darnos cuenta, algo más grande que un
comportamiento humano, nos sentimos fácilmente decepcionados o
de pascua
incluso nos sentimos traicionados cuando se muestran tan humanos
como nosotros. Nuestra admiración absoluta se transforma rápida-
mente en un odio ilimitado.
Intentemos amar a nuestros guías religiosos, perdonar sus culpas
y verlos como hermanos y hermanas. De este modo dejaremos que
ellos, a través de su humanidad rota, nos lleven más cerca del
corazón de Dios (H. J. M. Nouwen, Pane per ¡I viaggio, Brescia
1997, p. 113 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).
LECTIO

P r i m e r a l e c t u r a : H e c h o s d e los A p ó s t o l e s 11,19-26

En aquellos días, " los discípulos que se habían dispersado


a causa de la persecución provocada por el caso de Esteban
legaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, pero sin predicar
Ja Palabra a nadie más que a los judíos. 20 Había, sin embar-
go, entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, los cuales, al
llegar a Antioquía, predicaban también a los no judíos, anun-
ciándoles la Buena Noticia de Jesús, el Señor. 21 El poder del
Señor estaba con ellos, y fue grande el número de los que cre-
yeron y se convirtieron al Señor. * La noticia llegó a oídos de la
iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía. 2< Cuan-
do este llegó y vio lo que había realizado la gracia de Dios, se ale-
gro y se puso a exhortar a todos para que se mantuvieran fieles
al ^enor pues era un hombre bueno y lleno del Espíritu San-
to y de fe. Y una considerable multitud se adhirió al Señor.
Uespues fue a Tarso a buscar a Saulo. » Cuando lo encontró,
JJ
eyo a Antioquía, y estuvieron juntos un año entero en
aquella iglesia, instruyendo a muchos. En Anlioquía fue don-
de se empezó a llamar a los discípulos «cristianos».

* - L o que Pedro realizó con Cornelio lo llevan a cabo


también los discípulos perseguidos y dispersados y,
ademas, a gran escala. Los helenistas, expulsados de Je-
Cuarta semana de pascua Martes 227
226

25
rusalén, se transforman en misioneros y predican en Jesús les respondió:
Samaría, Fenicia, Chipre y Antioquía, dirigiéndose asi- - Os lo he dicho con toda claridad y no me habéis creído.
Las obras que yo hago por la autoridad recibida de mi Padre-
mismo a los griegos, es decir, a los paganos. Antioquía, dan testimonio de mí; 26 vosotros, sin embargo, no me creéis
situada en la parte septentrional de Siria, junto al Me- porque no pertenecéis a las ovejas de mi rebaño. " Mis ovejas
diterráneo, aparece como el lugar privilegiado de la mi- escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. 28Yo les
sión a los paganos, como polo de difusión del «nuevo doy vida eterna y no perecerán para siempre; nadie puede
arrebatármelas. 29 Mi Padre, que me las ha dado, es superior a
camino» entre los griegos. Es también el lugar donde todos, y nadie puede arrebatarlas de manos de mi Padre. 30 El
percibe la gente la nueva realidad representada por los Padre y yo somos uno.
cristianos, su diferencia respecto a los judíos, su iden-
tidad específica y, por consiguiente, el nuevo nombre.
**• Es la fiesta de la Dedicación, la que se celebra en
Pero Jerusalén vigila: las mismas reservas que apare- Jerusalén durante el período invernal. Jesús pasea por
cieron respecto a la actuación de Pedro surgen ahora el pórtico de Salomón por el lado oriental, que mira al
con respecto a la comunidad de Antioquía. Y se envía valle del Cedrón. Se le acercan algunos y le plantean
una «inspección». Afortunadamente, se escoge al hom- u n a pregunta sobre su identidad mesiánica (v. 24), una
bre justo, Bernabé, que no por nada recibe el nombre de pregunta que tiene la apariencia de un interés sincero,
«hombre que infunde ánimo», el cual, por encontrarse a u n q u e en realidad es insidiosa y provocativa. Jesús res-
«lleno del Espíritu Santo», estaba en condiciones de dis- ponde en dos momentos sucesivos: en primer lugar,
cernir la obra del mismo Espíritu y de comprender sus sobre el mesiazgo (w. 25-31) y, a continuación, sobre la
caminos. Y, por consiguiente, de animar a perseverar en divinidad (w. 32-39).
el camino emprendido. Se presenta a Bernabé con gran
simpatía: no sólo sabe ver la dirección de la historia de E s t a m o s ante la magna polémica que enfrentaba a
la salvación, sino comprender también que hacen falta Jesús con sus enemigos. Jesús ya había presentado an-
hombres justos para secundar la acción del Espíritu. Por tes de varios modos sus propias credenciales de Hijo
eso no se queda mano sobre mano, sino que se va a «re- de Dios y de enviado del Padre, especialmente a través
pescar» a Pablo, olvidado en Tarso, pero ahora maduro de sus obras extraordinarias. Hubieran debido captar
para las grandes empresas misioneras, y lo introduce en su mesiazgo y creer en su misión, pero lodo intento
el clima vivaz y dinámico de Antioquía. había resultado inútil (w. 25s). Si muchos no aceptan
su testimonio, la verdadera razón de ello consiste en el
hecho de que no pertenecen a sn rebaño. En cambio,
quien escucha da pruebas de pertenecer al nuevo pue-
Evangelio: Juan 10,22-30 blo de Dios (w. 27s). Juan pone en boca de Jesús tres
afirmaciones que señalan la identidad de las ovejas y
Era invierno. Se celebraba en Jerusalén la fiesta que con- sus características con respecto a Jesús: «Escuchan mi
memoraba la dedicación del templo. " Jesús estaba en el tem- voz», «me siguen» y «no perecerán para siempre».
plo, paseando por el pórtico de Salomón. 24 En esto, se le acer-
caron los judíos, se pusieron a su alrededor y le dijeron:
Los creyentes, que caminan en la verdad y en la luz,
- ¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si eres el Cristo, tendrán que sufrir, pero la vida de comunión con
dínoslo claramente de una vez. Cristo, vencedor de la muerte, les da la seguridad de la
228 Cuarta semana de pascua Martes 2."»

victoria. Su vida es asimismo para siempre comunión ORATIO


con el Padre, cuya mano, más poderosa que todo, los
sostiene y los protege con la donación de su Hijo. La se- Ilumina, Señor, mi corazón, tardo para comprcndei;
guridad plena y definitiva que Jesús y el Padre garanti- abre mi mente a la comprensión de tu Palabra, tan
zan a los creyentes se fundamenta en su profunda uni- grande que en ocasiones me desconcierta. También a mí
dad y comunión: «El Padre y yo somos uno» (v. 30). me viene en algunos momentos la tentación de decirle:
«Te escucharé en otra ocasión». En medio de la com-
plejidad de nuestra sociedad, en medio de la presenta-
ción de tantas opiniones, incluso religiosas, frente al pu-
MEDITATIO lular de tantas divinidades, viejas o nuevas, desde la
incertidumbre que en ocasiones hace presa en mí, pue-
Nosotros pertenecemos a Jesús porque Jesús perte- do comprender el desconcierto e incluso el escepticismo
nece al Padre. Somos u n a sola cosa con Jesús porque de muchos de mis hermanos. Éstos son «ovejas errantes
Jesús es u n a sola cosa con el Padre. Creemos en las sin pastor», porque es posible que tu voz haya resonado
obras de Jesús porque Jesús realiza las obras del Pa- alguna vez en sus oídos, pero ha sido arrollada por de-
dre. Jesús quiere establecer conmigo la misma rela- masiadas voces, por demasiadas opiniones, por dema-
ción que él tiene con el Padre. Por eso escucho su voz, siados maestros de vida o de muerte.
que es eco de la voluntad del Padre. Por eso le sigo,
porque él me conduce al Padre. Por eso me aferró a él, Te suplico, Señor, por mí, que me acerco a tu Palabra:
para no perecer nunca, porque sé que m e conduce al confírmala en mi corazón con la evidencia que sólo lu
Padre. Espíritu puede darle. Te suplico también, Señor, por mis
hermanos, inseguros, perdidos, confusos: habíales al co-
Las afirmaciones de Jesús son imponentes, en espe- razón, hazte oír no como un maestro entre tantos, sino
cial para u n judío: dice que es uno con el Padre, con como el Maestro, porque tú eres «uno con el Padre».
Dios, con el Altísimo, con el creador del cielo y de la
tierra, con el ser que está por encima de todos los otros
seres. Éstas y otras afirmaciones, particularmente nu-
merosas en el evangelio de Juan, sorprenden, aturden, CONTEMPLATIO
dejan sin aliento, y así debió de ocurrirles a sus inter-
He aquí, hermanos, un gran misterio que hace pen-
locutores.
sar. El sonido de nuestras palabras i m pacta en nuestros
También hoy le ocurre lo m i s m o a quien se queda oídos, pero el verdadero Maestro está dentro de voso-
perplejo frente a t a m a ñ a pretensión o presunción o tros. Que nadie piense que puede aprender alpo de mi
luz deslumbrante. Pero Juan no atenúa nada, no hace hombre. La enseñanza exterior es sólo una ayuda, un
descuentos; procede sobre la cresta de afirmacio- reclamo. El que enseña a los corazones tiene su cáledi.i
nes que dan vértigo, que requieren valor, pero que tam- en el cielo. Que sea, pues, él quien hable dentro de voso
bién permiten «no perecer para siempre». Precisamen- tros, allí donde ningún hombre puede pendrar, puesto
te porque toman su luminosidad de la luz misma de que, aunque alguien pueda estar a tu laclo, nadie puede
Dios. estar en tu corazón.
230 Cuarta semana de pascua

Y que no haya nadie en tu c o r a z ó n : que en él esté


Cristo, su unción, a fin de que tu c o r a z ó n n o permanez-
Miércoles
ca sediento en el desierto, sin u n a fuente d o n d e calmar de la cuarta semana
su sed. En consecuencia, es interior el Maestro que en- de pascua
seña. Es Cristo quien enseña con sus inspiraciones.
Cuando nos faltan sus inspiraciones y su unción, en
vano alborotan las palabras de fuera (Agustín, Comen-
tario a la Primera carta de Juan, m,13).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: LECTIO


«Esculpe, Señor, la Palabra en mi corazón».

Primera lectura: H e c h o s d e l o s A p ó s t o l e s 12,24-25;


13,l-5a
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
24
Entre tanto, la Palabra de Dios crecía y se multiplicaba.
Leer significa a menudo recoger información, adquirir nuevas 25
Bernabé y Saulo, cumplida su misión, volvieron de Jerusa-
perspectivas y nuevos conocimientos y dominar un nuevo campo
lén, llevando consigo a Juan, llamado Marcos.
del saber. Puede conducirnos a una licenciatura, a un título, a un 131
En la iglesia de Antioquía había profetas y doctores:
certificado. La lectura espiritual, sin embargo, es diferente. No signi-
Bernabé, Simón el Moreno, Lucio el de Cirene, Manaén, her-
fica simplemente leer cosas espirituales; significa también leer las
mano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo. 2 Un día, mien-
cosas espirituales de modo espiritual. Esto requiere disponibilidad
tras celebraban la liturgia del Señor y ayunaban, el Espíritu
no sólo para leer, sino también para ser leídos; no sólo para domi-
Santo dijo:
nar las palabras, sino para ser dominados.
- Separadme a Bernabé y a Saulo para la misión que les he
Mientras leamos la Biblia o un libro espiritual simplemente para encomendado.
adquirir conocimiento, nuestra lectura no nos ayudará en nuestra 3
Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las
vida espiritual. Podemos llegar a ser grandes expertos en cuestio- manos y los despidieron.
nes espirituales, sin llegar a ser de verdad personas espirituales. Al 4
Enviados, pues, por el Espíritu Santo, Bernabé y Saulo
leer las cosas espirituales de modo espiritual, abrimos el corazón a bajaron a Seleucia, y de allí se embarcaron rumbo a Chipre.
la voz de Dios. Debemos estar dispuestos a dejar aparte el libro que 5
Llegados a Salamina, anunciaban la Palabra de Dios en las
estamos leyendo y escuchar simplemente lo que Dios nos dice a tra- sinagogas de los judíos.
vés de sus palabras (H. J. M. Nouwen, Pane per ¡I viaggio, Brescia
1997, p. 118 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).
**• Se produce u n a escasez, y la c o m u n i d a d de An-
tioquía, p o r m e d i o de B e r n a b é y Saulo, envía ayuda a
Jerusalén. Éste es el inicio de u n c o n s t a n t e «intercam-
bio de dones» entre las Iglesias. S a n t i a g o h a sido con-
232 Cuarta semana de pascua Miércoles 233

denado a muerte, Pedro ha sido encarcelado y libera- las que le condenen en el último día. m Porque yo no hablo en
do; muere el perseguidor Herodes Agripa, «roído por virtud de mi propia autoridad; es el Padre, que me ha envia-
do, quien me ordenó lo que debo decir y enseñar. 50 Y sé que
los gusanos». sus mandamientos llevan a la vida eterna. Por eso, yo enseno
«Entre tanto, la Palabra de Dios crecía y se multipli- lo que he oído al Padre.
caba»: los acontecimientos h u m a n o s sirven de fondo
al acontecimiento divino de la carrera de la Palabra
por el m u n d o . La comunidad de Antioquía, como ya *• La perícopa constituye el epílogo de la vida pú-
sabemos, se muestra vivaz y está dotada de profetas y blica: es el último fragmento del «libro de los signos»
doctores, es decir, de personas que saben señalar la no- de Juan. El propio Jesús dirige u n a clara y definitiva
vedad de Dios y saben explicar su Palabra. Pablo y llamada a todos los discípulos para que orienten su
Bernabé, vueltos a Antioquía con Juan M a r c o s , tienen propia vida en lo esencial con u n a adhesión convenci-
ante ellos la evangelización de la gran ciudad, de cerca da y vital a su divina Palabra. Estas palabras son váli-
de medio millón de habitantes, pero el Espíritu (¿a tra- das y actuales para cualquier tiempo de la Iglesia.
vés de un oráculo de alguno de los profetas?) les destina Antes que nada, recuerda Cristo que el objeto de la fe
a la misión del vasto m u n d o . reposa en el Padre, que ha enviado a su propio Hijo al
mundo. Entre el Padre y el Hijo hay una vida de comu-
¿Será ésta la verdadera voluntad de Dios? La res- nión y de unidad, por lo que «el que crea» en el Hijo cree
puesta procede del ayuno y de la oración: sí, es volun- en el Padre, y «el que ve» al Hijo ve al Padre. Existe una
tad de Dios. No queda más que imponerles las manos, plena identidad entre el «creer» en Jesús y el «ver» a
signo con el que se confía al Espíritu y se c o m p a r t e n Jesús, entre el «creer» en el Padre y el «ver» al Padre.
las responsabilidades: la misión aparece, ya desde sus Para el evangelista, nos encontramos frente a u n ver so-
comienzos, como obra del Espíritu y del envío y cola- brenatural que experimenta el que acoge la Palabra del
boración de la Iglesia. La misión que construye la Igle- Hijo de Dios y la vive. Cristo, es decir, la plena revelación
sia no se realiza, por consiguiente, sin el discerni- de Dios, es el «rostro» de Dios hecho visible. Quien se
miento de la Iglesia, que ayuna y ora para q u e su obra adhiere a él reconoce y acepta el amor del Padre.
sea lo más conforme posible al obrar del Espíritu.
Desde el Padre y el Hijo, pasa Juan, a continuación,
a considerar «el mundo» en el que viven los hombres.
Quien tiene fe en Jesús entra en la vida y en la luz.
Evangelio: Juan 12,44-50 Ahora bien, la necesidad de creer en el Hijo y en su mi-
En aquel tiempo, 44 Jesús afirmó solemnemente:
sión está motivada por el hecho de que él es «la luz del
- El que cree en mí, no solamente cree en mí, sino también mundo» (Jn 8,12; 9,5; 12,35s). Quien acoge la luz de la
en el que me ha enviado; 45 y el que me ve a mí ve también al vida escapa de las tinieblas de la muerte, de la incom-
que me envió. 46 Yo he venido al mundo como la luz, para que prensión y del pecado, y se salva a sí mismo de la si-
todo el que crea en mí no siga en tinieblas. 47 No seré yo quien tuación de ceguera en la que con frecuencia se en-
condene al que escuche mis palabras y no haga caso de ellas, cuentra el h o m b r e . En efecto, el verdadero discípulo es
porque yo no he venido para condenar al mundo, sino para
salvarlo. 4H Para aquel que me rechaza y no acepta mis pala- el que cree, guarda en su corazón y pone en práctica las
bras hay un juez: las palabras que yo he pronunciado serán palabras de Jesús. Por el contrario, el que no cree ni vive
234 Cuarta semana de pascua Miércoles 235

las exigencias del Evangelio incurre en el juicio de con- de la carga de miseria que soy, no pierda la confianza,
dena y, el último día, será cribado por la misma Palabra no me aleje de ti entristecido y desalentado, sino que
de vida que no ha acogido. acuda a ti para dejarme iluminar por tu luz, revigorizar
por tu vitalidad, deseoso de recuperar tu vida.
Concede a mi corazón asustado ver bajo la dureza de
MEDITATIO tus palabras la voluntad de recuperarme y salvarme.
Concédeme, pues, oírlas como una ayuda concreta para
En el evangelio de hoy encontramos palabras de con- no perder la vida eterna que has preparado para mí.
fianza y palabras de temor. Palabras de vida y de muerte. Sé que quieres salvarme y que por eso has enviado a
Palabras de salvación y de condena. Es cierto que Jesús tu Hijo, que m e ha transmitido tus palabras. Te suplico
no ha venido «para juzgar el mundo». Sin embargo, su Pa- que ninguna de mis culpas me haga perder la confian-
labra y su misión realizan automáticamente u n juicio y za en que tú quieres mi salvación y no mi condena;
se convierten en el criterio último de verdad y de praxis. que quede siempre, por tanto, u n a rendija de espe-
Mi actitud con Jesús y con su Palabra lleva a cabo ranza para mí, porque eres un Dios benévolo incluso
hoy el juicio, el presente y el futuro. En la persona de cuando te muestras severo. Padre bueno y misericor-
Cristo está la realidad definitiva. Y he de hacer frente, dioso, esculpe en mi corazón las palabras de tu Hijo
aquí y ahora a esta realidad, porque es lo definitivo lo para que yo pueda gustar hoy, m a ñ a n a y siempre tu
que sopesa lo que pasa, es lo eterno lo que criba lo tran- salvación.
sitorio. Es hoy cuando decido mi destino eterno. Es hoy
cuando debo compararme con Cristo, es hoy cuando
debo configurarme con la Palabra. Es hoy cuando mi
CONTEMPLATIO
vida está suspendida entre la vida y la muerte, entre la
luz y las tinieblas, entre el todo y la nada.
Las divinas Lecturas, si bien, por un lado, levantan
Importancia del momento presente. Importancia deci- nuestro ánimo para que no nos aplaste la desespe-
siva del instante que estoy viviendo. Valor eterno de este ración, por otro nos infunden miedo para que no nos
fugacísimo momento. Valor del hoy para mi destino agite el viento de la soberbia. Seguir el camino de en
eterno. Recuperación del sentido de la dramática ambi- medio, verdadero, recto, que - c o m o decimos t a m b i é n -
valencia del momento presente, tan vivo en muchos corre entre la izquierda de la desesperación y la diestra
santos. ¿Hacia dónde estoy orientado hoy, en este mo- de la presunción, nos resultaría muy difícil si Cristo no
mento, en lo hondo de mi corazón? nos hubiera dicho: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»
(Jn 14,6). Como si hubiera dicho: ¿Por dónde quieres ir?
Yo soy el camino. ¿Adonde quieres ir? Yo soy la verdad.
ORATIO ¿Dónde quieres permanecer? Yo soy la vida. Caminemos,
pues, con seguridad por este camino, pero temamos tam-
Concédeme, Padre, que me deje empapar por estas bién las insidias que nos amenazan (Agustín, Sermón
palabras tuyas de salvador y de juez. Haz que, a pesar 142, 1, passim).
236 Cuarta semana de pascua

ACTIO Jueves
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: de la cuarta semana
«Brille sobre nosotros la luz de tu rostro» (Sal 4,7b). de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El gran misterio de la encarnación es que Dios tomó en Jesús la


carne numana, a fin de que toda carne humana pudiera revestirse
de la vida divina. Nuestras vidas son frágiles y están destinadas a
la muerte; ahora bien, puesto que Dios, a través de Jesús, ha com-
partido nuestra vida frágil y mortal, ya no tiene la muerte la última LECTIO
palabra. La vida ha salido victoriosa.
Escribe el apóstol Pablo: «Cuando este ser corruptible se revista
de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de inmortalidad,
entonces se cumplirá lo aue está escrito: La muerte ha sido devora-
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 13,13-25
da por la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, 13
Pablo y los suyos zarparon de Pafos y llegaron a Perge de
oh muerte, tu aguijón?» (1 Cor 15,54). Jesús ha suprimido la fata-
Panfilia. Pero Juan los dejó y se volvió a Jerusalén. I4 Ellos, pa-
lidad de nuestra existencia y le ha dado a nuestra vida un valor eter-
sando más allá de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia. Allí
no (H. J. M. Nouwen, Pane per il viaggio, Brescia 1997, p. 11 3 entraron en la sinagoga el sábado y se sentaron. I5 Después de
[trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]). la lectura de la Ley y de los profetas, los jefes de la sinagoga
les hicieron esta invitación:
- Hermanos, si tenéis algo que decir a la asamblea, hablad.
16
Pablo entonces se levantó, impuso silencio con la mano
y dijo:
- Israelitas y los que teméis a Dios, " escuchad. El Dios de
este pueblo, Israel, eligió a nuestros antepasados y engrande-
ció al pueblo durante su permanencia en Egipto; después los
sacó de allí con brazo fuerte, ls y por espacio de cuarenla años
los cuidó en el desierto. 19 Después de destruir siele naciones
en Canaán, les dio en herencia sus tierras. '" l'.slo duró unos
cuatrocientos cincuenta años. Después les dio jueces hasla los
tiempos del profeta Samuel. 2I Pidieron luego un rey, y Dios
les dio a Saúl, hijo de Cis, de la Iribú de Benjamín, durante
cuarenta años. " Depuesto Saúl, les puso como rey a David, de
quien hizo esta alabanza: He hallada a David, hijo de Jesé, un
hombre según mi corazón, el cual hará siempre mi voluntad.
23
De su posteridad, Dios, según su promesa, suscitó a Israel
un Salvador, Jesús. 24 Antes de su venida, Juan había predica-
do a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia. 25 El
Cuarta semana de pascua Jueves 239
238

mismo Juan, a punto ya de terminar su carrera, decía: «Yo no cristianos. Tienen en común una historia y una promesa.
soy el que pensáis. Detrás de mí viene uno a quien no soy Y tienen también en común una organización capilar
digno de desatar las sandalias». de base, de la que parten para el anuncio de la Buena
Noticia.
**• Fue en Chipre donde tuvo lugar la conversión del
procónsul romano Sergio Paulo. A partir de ese mo-
mento se llama a Saulo con el nombre romano de Pa- Evangelio: Juan 13,16-20
blo. Por otra parte, este último pasa, de colaborador de
Bernabé, a primer plano, convirtiéndose en el verdade- En aquel tiempo, tras haber lavado Jesús los pies a sus dis-
ro jefe de la expedición. A partir de ahora habla Lucas cípulos, les dijo: l6 Yo os aseguro que un siervo no puede ser
de «Pablo y Bernabé». Con este episodio, puede decirse mayor que su señor, ni un enviudo puede ser superior a quien
que comienzan los «Hechos de Pablo». De Perge a An- lo envió. " Sabiendo esto, seréis dichosos si lo ponéis en prác-
tica. ,8 No estoy hablando de lodos vosotros; yo sé muy bien a
tioquía de Pisidia, situada en el corazón de la actual quiénes he elegido. Pero hay un texto de la Escritura que debe
Turquía, hay unos quinientos kilómetros. Había que re- cumplirse: El que come mi pan se ha vuelto contra mí. " Os
correrlos a pie, atravesando los montes del Tauro, ex- digo estas cosas ahora, antes de que sucedan, para que cuan-
puestos a variaciones térmicas y los peligros de saltea- do sucedan creáis que yo soy.20 Os aseguro que todo el que re-
dores. Quizás se debiera a esto la vuelta a Jerusalén de ciba a quien yo envíe, me recibe a mí mismo y, al recibirme a
mí, recibe al que me envió.
Juan-Marcos.
Pero el interés de Lucas está totalmente concentrado
en la Palabra. Ésta es anunciada en la sinagoga de la **• El fragmento conclusivo del lavatorio de los pies
ciudad en el marco de una celebración litúrgica. Existe vuelve sobre el tema del amor hecho humilde servicio.
un paralelismo entre el discurso programático de Jesús Existe u n misterio por comprender que va más allá
(cf. Le 4,16-20) y este discurso, asimismo programático, del hecho concreto, y que la comunidad cristiana debe
de Pablo. Este último parte, en su argumentación, de las acoger y revivir: practicar la Palabra de Jesús y vivir la
grandes líneas de la historia bíblica y centra su discur- bienaventuranza del servicio hecho amor recíproco. El
so en el rey David, a quien está ligada la promesa del Señor subraya, en la intimidad de la última cena, que la
Salvador. vida cristiana no es sólo comprender, sino también
La historia de Israel está presentada a grandes ras- «practicar»; no sólo conocer, sino «hacer» siguiendo su
gos, porque todo en ella debe conducir a aquel que será ejemplo.
el cumplimiento de la promesa, anunciado inmediata- Toda la acción cristiana nace del «hacer» que tiene su
mente antes de la predicación de un bautismo de peni- razón en la disponibilidad para todos los demás. El
tencia por parte de Juan. Presenta a Jesús como el me- amor que salva es aceptar, en la fe, la propia aniquila-
jor fruto de la historia de Israel y como el cumplimiento ción y la práctica de su ejemplo como regla de vida. Al
de sus esperanzas. Debemos señalar que la difusión de arrodillarse ante sus discípulos para lavarles los pies,
las comunidades judías en la diáspora, en las distintas Jesús se entrega a ellos y realiza el gesto de su muerte
legiones del Imperio romano, será un terreno ya prepa- en la cruz. Al humillarse ante ellos, les invita a entrar en
rado para recibir el mensaje de los primeros misioneros la plenitud de su amor y a entregarse recíprocamente.
240 Cuarta semana de pascua Jueves 241

Con la invitación a imitar su ejemplo en la vida, Jesús se le traicionó Judas por esto? ¿Pensaba acaso que aunque
dirige a sus discípulos y, en particular, a aquel que iba a Jesús hablara de servicio, entendía de hecho el servicio
traicionarlo. El pensamiento de que uno de los suyos lo del poder? ¿No se marcharía cuando vio que el servicio,
iba a entregar aflige profundamente al rabí. Con todo, para Jesús, era precisamente el de los auténticos siervos,
su amor abraza a todos y no excluye ni siquiera al trai- una realidad dura y no una palabra para adornarse?
dor de los gestos de bondad y de servicio. Lo único que ¿Y yo, cómo me sitúo ante el servicio? ¿Conozco la
le preocupa es que los otros discípulos no sufran el es- sonoridad y la popularidad de la Palabra más que su hu-
cándalo que provocará la traición de Judas, e intenta milde y a menudo humillante realidad? ¿Medito en el
prevenirlos de esto citando u n pasaje de la Escritura: servicio para hablar bien de él o para convencerme de
«Hasta mi amigo íntimo, en quien yo confiaba, el que que debo rebajarme a servir?
compartía mi pan, me levanta calumnias» (Sal 41,10).
La denuncia anticipada, por parte del Maestro, de la
traición de Judas se convierte para los discípulos en una ORATIO
prueba ulterior de su divinidad y en la confirmación de
su presencia en todos los hechos relativos a su vida y a Sí, Señor mío, también yo pertenezco a la categoría
su muerte (v. 19). El destino de todo apóstol va ligado, de los siervos de nombre y de los servidos de hecho. Me
inseparablemente, al de Jesús y, por medio de éste, al gustaría ser considerado siervo tuyo, y algo menos ser
Padre (v. 20). considerado siervo de los otros. Porque si bien, tenien-
do todo en cuenta, ser considerado siervo tuyo es algo
que gratifica, convertirse en siervo de los hombres no
MEDITATIO parece ni agradable ni honorable. Y por eso no he gus-
tado aún la bienaventuranza del servicio: demasiadas
El Padre envía al Hijo, el Hijo envía a sus discípulos; palabras y pocos hechos; mucha teoría y poca práctica;
y así como el Hijo repite el comportamiento del Padre, mucha exaltación de los santos que han servido y poco
también los fieles de Jesús deben repetir el comporta- compromiso con el servicio; muchas palabras hermosas
miento del Hijo. Ahora bien, los discípulos saben que para aquellos que me sirven y muy pocas ganas de pa-
Jesús se ha comportado como u n siervo que, recono- sar a su bando.
ciendo en cada hombre a su propio señor, se dedica a él, Señor misericordioso, abre mis ojos a las muchas ilu-
incluso en el más humilde de los servicios, según el sig- siones que cultivo sobre mi servicio; refuerza mis rodi-
nificado simbólico del lavatorio de los pies. Pero como llas, que se niegan a plegarse para lavar los pies; da fir-
la ley del servicio es dura, pronto es removida y susti- meza a mis manos, que se cansan de coger el barreño
tuida o suavizada o manipulada. Se habla así de servi- con el agua sucia por el polvo pegado a los pies de los
cio, se teoriza sobre él, pero nos mantenemos alejados viajeros que llaman a mi puerta. He de confesarte, Se-
del humilde servicio activo. ñor, que soy muy, muy débil, que ando muy lejos de tu
Por eso proclama Jesús bienaventurados no a los que ejemplo de vida. Concédeme tu Espíritu para ahuyentar
hablan de servicio, sino a quienes lo practican. ¿Acaso mis miedos y para vencer mis timideces.
242 Cuarta semana de pascua Jueves 243

Señor, ten piedad de mis hermosas palabras sobre el Si ama a alguien y tiene algo para dejarle, debe dictar su testamen-
servicio. Señor, ten piedad de mis escasas obras. Señor, to. Nosotros nos nacemos traer papel y pluma. Cristo fue a coger
ten piedad de mi corazón, que no conoce todavía la bie- un barreño, una toalla, y derramó agua en un recipiente.
naventuranza del servicio verdadero y humillante. Aquí empieza el testamento; aquí, tras secar el último pie, po-
dría terminar también...
«Os he dado ejemplo...» Si tuviera que escoger una reliquia de
la pasión, escogería entre los flagelos y las lanzas aquel barreño
CONTEMPLATIO redondo de agua sucia. Dar la vuelta al mundo con ese recipiente
bajo el brazo, mirar sólo los talones de la gente; y ante cada pie
Lo que tiene de único el lavatorio de los pies es ha- ceñirme la toalla, agacharme, no levantar los ojos más allá de la
cernos ver que estamos perdonados por anticipado y so- pantorrilla, para no distinguir a los amigos de los enemigos. Lavar
mos dignos de ser honrados. El ejemplo que deberán los pies al ateo, al adicto a la cocaína, al traficante de armas, al
asesino del muchacho en el cañaveral, al explotador de la prostituta
imitar siempre los apóstoles es esta actitud de respeto
en el callejón, al suicida, en silencio: hasta que hayan comprendido.
con cualquiera cuyo verdadero nombre está escrito en
A mí no se me ha dado ya levantarme para transformarme a mí
los cielos; una actitud de disponibilidad respecto a los
mismo en pan y en vino, para sudar sangre, para desafiar las es-
hermanos. En conclusión, una actitud de misericordia: pinas y los clavos. Mi pasión, mi imitación de Jesús a punto de mo-
«Seréis dichosos si lo ponéis en práctica» (Jn 13,17). rir, puede quedarse en esto (L. Santucci, Una vita di Cristo. Volete
Sí, porque todas las bienaventuranzas están incluidas andavene anche voi? Cinisello B. 1 995 2 , pp. 205-207, passim).
en la misericordia, que se realiza en las mil formas ins-
piradas por el amor: también vosotros debéis lavaros los
pies los unos a los otros. «Un siervo no puede ser mayor
que su señor» (Jn 13,16) (P. M. de la Croix, L'Evangile de
Jean et son témoignage spirituel, París 19592, p. 397).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas»
(Gal 6,2).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Ha llegado la hora. Y el primer gesto que salta de aquel fatal


olpe de gong, en un rito que parece predispuesto, es ir a coger un
enroño. ¿Qué debe hacer quien sabe que dentro de poco morirá?
Viernes 245

Viernes un esquema habitual en los que anunciaban la Buena


Noticia en los ambientes judíos: las antiguas promesas
de la cuarta semana se han cumplido ahora, a pesar del rechazo por parte
de pascua de los habitantes de Jerusalén, que entregaron a Pilato
a un inocente, al que Dios despertó de los muertos. Los
matices del discurso son distintos, pero la sustancia es
la misma: Jesús, injustamente condenado, ha sido re-
conocido justo por Dios mediante la resurrección. Y
ésta es «la palabra de salvación», ésta es la «Buena
Nueva», ésta es la realización de «la promesa hecha a
nuestros antepasados»: Dios es lo suficientemente fuerte
para vencer el mal, incluso el más horrible. Dios dará
LECTIO la salvación a los que crean en su poder, el mismo po-
der que se manifestó en el acontecimiento pascual de
Jesús.
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 13,26-33 Hemos de señalar que Pablo fundamenta el anuncio
de la resurrección en declaraciones de «testigos». Pa-
En aquellos días, llegado Pablo a Antioquía de Pisidia, blo tiene mucho cuidado en no introducirse en el nú-
decía en la sinagoga: 26 Hermanos, hijos de la estirpe de mero de estos, con lo que reconoce su papel insustitui-
Abrahán, y los que, sin serlo, teméis a Dios, es a vosotros a ble. Él es sólo u n portavoz de «lo que ha recibido». Con
quienes se dirige este mensaje de salvación. " Ciertamente, los
todo, se apresura a añadir: «Ynosotros os anunciamos
habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, y
al condenarlo cumplieron las palabras de los profetas que se la Buena Noticia», introduciéndose en el grupo de los
leen todos los sábados. 28 Sin haber hallado en él ningún de- evangelizadores. Nos anuncia la Palabra de salvación
lito que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que lo mata- a nosotros, que somos los verdaderos hijos de Abrahán
se. 29 Y después de cumplir todo lo que acerca de él estaba (Mt 3,9), los herederos de las promesas (Gal 3,16-29),
escrito, lo bajaron del madero y lo sepultaron. ,0 Pero Dios lo el verdadero Israel de Dios (Gal 6,16), hoy, en este con-
resucitó de entre los muertos. " Durante muchos días se apa-
reció a los que habían subido con él desde Galilea a Jeru- texto concreto que es el nuestro.
salén, los cuales son ahora sus testigos ante el pueblo. 32 Y
nosotros os anunciamos la Buena Noticia: que la promesa
liecha a nuestros antepasados 33 Dios nos la ha cumplido a
nosotros, sus descendientes, resucitando a Jesús, como está
Evangelio: Juan 14,1-6
escrito también en el salmo segundo: Tú eres mi hijo, yo te he
¡•i i pendrado hoy. En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ' No os in-
quietéis. Confiad en Dios y confiad también en mí. 2 En la
casa de mi Padre hay lugar para todos; de no ser así, ya os lo
habría dicho; ahora voy a prepararos ese lugar. 3 Una vez que
*» lín osle discurso -su primer discurso programáti- me haya ido y os haya preparado el lugar, volveré y os llevaré
M i , Pablo desarrolla los mismos argumentos de fondo conmigo, para que podáis estar donde voy a estar yo. 4 Voso-
del primer discurso de Pedro en Pentecostés. Debía ser tros ya sabéis el camino para ir adonde yo voy.
246 Cuarta semana de pascua Viernes 247

Tomás replicó: dor del Padre y conduce a Dios, porque el Padre está
- Pero, Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo vamos a presente en él y habla en verdad. Él es el «lugar» don-
saber el camino? de se vuelve disponible la salvación para los hombres
6
Jesús le respondió:
- Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar y éstos entran en comunión con Dios.
hasta el Padre sino por mí.

MEDITA™ P. Salvador «lacaya G


**• Los apóstoles, reunidos en torno a Jesús en el ce- AGUSTINO RECOLETO
náculo, después del anuncio de la traición de Judas, de
Jesús también me dice a mí hoy: «No te inquietes».
las negaciones de Pedro y de la inminente partida del
Tú sabías, Señor, que también había de llegar para mí
Maestro, han quedado profundamente afectados. El
el m o m e n t o de la inquietud y la turbación. Para mí y
desconcierto y el miedo han inundado la comunidad. para tantos otros como yo. ¿Cómo es posible que haya
Jesús lee en el rostro de sus discípulos una fuerte tur- tantos odios y venganzas? ¿Tanta corrupción e indife-
bación, u n peligro para la fe, y por eso les anima a que rencia? ¿Tanta h a m b r e de dinero y de poder? ¿Tanta
tengan fe en el Padre y en él (v. 1). violencia y tanta prepotencia? Fíjate cómo nuestras
Si el Maestro exhorta a sus discípulos a la confian- ciudades se han vuelto semejantes a Sodoma y Gomo-
za es porque él está a punto de irse a la casa del Padre rra: ¿cómo es posible no sentirse inquieto?
a prepararles un lugar. No deben entristecerse por su Jesús responde a mi inquietud asegurándome que
partida, porque no los abandona; más aún, volverá «también hay un lugar para mí» allí donde está él, u n
para llevarlos con él (w. 3s). lugar preparado para quien, a pesar de la inquietud,
Los apóstoles no comprenden las palabras de Jesús. persevera con él en las pruebas y en la tormenta. Y es
Tomás manifiesta su absoluta incomprensión: no sabe que, en definitiva, también en el siglo XXI, sigue sien-
la meta hacia la que se dirige Jesús ni el camino p a r a do él el camino, la verdad y la vida: con él es como po-
llegar a ella; y es que entiende las cosas en un sentido demos y debemos atravesar los ciclones de la avidez y
material. Jesús, en cambio, va al Padre y precisa el de la sensualidad sin límites y los vientos gélidos de la
medio para entrar en contacto personal con Dios: «Yo injusticia y del cinismo.
soy el camino, la verdad y la vida» (v. 6). Todas las fuerzas que nos desvían, todas las tenden-
Esta fórmula de revelación es una de las cumbres cias arrolladuras que nos exigen estar firmemente afe-
más elevadas del misterio de Cristo y de la vida trini- rrados a él.
taria: el hombre-Jesús es el camino porque es la ver- ¿Quieren llevarte por otros caminos? Acuérdate de
dad y la vida. En consecuencia, la meta no es Jesús- que él es el camino. ¿Quieren indicarte soluciones más
verdad, sino el Padre, y Jesús es el mediador hacia el adelantadas, más dignas del nuevo milenio? Acuérda-
Padre. La función mediadora del hombre-Jesús hacia te de que él es la verdad. ¿Quieren enseñarte cómo vi-
el Padre está explicitada por la verdad y por la vida. El vir de u n modo más intenso y libre? Acuérdate de que
Señor se vuelve así, para todos los discípulos, el cami- él es la vida. Acuérdate de que con él puedes iniciar
no al Padre, por ser la verdad y la vida. Él es el revela- u n a reconstrucción no ilusoria, aunque no fácil.
248 Cuarta semana de pascua Viernes 249

ORATIO gritando con un corazón ferviente, de modo que poda-


mos tener parte y gustar el santo nombre de Jesús. La
Sostén, Señor, mi corazón vacilante; tú mismo ves lo continuidad, en efecto, tanto para la virtud como para
difícil que es no quedar preso del asombro en este mun- el vicio, es la madre de la costumbre, y la costumbre
do que parece haber olvidado incluso que has venido a tiene, después, la misma fuerza que la naturaleza. La
nosotros. Tú mismo estás viendo cómo estamos destru- mente que llega a semejante tranquilidad persigue, a
yendo, en unos pocos decenios, un patrimonio espiri- continuación, a los enemigos como el perro que caza las
tual acumulado durante siglos mediante un tenaz tra- liebres en el bosquecillo. El perro, para devorarlas; la
bajo misionero y pastoral. Tú mismo estás viendo cómo mente, para aniquilarlos (Hesiquio, Discurso sobre la so-
envejecen tus fieles, sin que lleguen demasiados refuer- briedad y las virtudes unidas a la salvación del alma, 98).
zos, cómo disminuye la práctica religiosa y el número
de vocaciones, cómo se disgrega la familia, cómo son
considerados tus fieles con cierta suficiencia. ACTIO
Sostén, Señor, mi fe vacilante, porque no quiero aban-
donarte a ti, que eres todo para mí. Sostén esta débil es- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
peranza mía, que quisiera ver el nuevo milenio ilumina- «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6).
do por tu verdad. Sostén la cada vez menos vivida llama
del a m o r por mis hermanos, a los que quisiera hacer el
supremo regalo de dar testimonio de ti como el único PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
que pone en contacto con el Dios vivo y verdadero.
Nadie escapa a la posibilidad de ser herido. Todos somos per-
Haz que las palabras que dijiste a Tomás venzan todo
sonas heridas, física, psicológica, mental, espiritualmente. La pre-
mi desánimo y triunfen sobre mi debilidad. Porque es- gunta principal no es: «¿Cómo podemos esconder nuestras heri-
toy seguro de que eres tú quien tiene la última palabra: das?», a fin de que no nos resulten embarazosas, sino: «¿Cómo
«A ti, Señor, me acojo; no quede yo avergonzado para podemos poner nuestras heridas al servicio de los demás?».
siempre» (cf. Sal 71,1). Cuando las heridas dejan de ser una fuente de vergüenza y se
vuelven fuente de curación, nos convertimos en curadores heridos.
Jesús es el curador herido de Dios: por medio de sus heridas nos ha
sanado de nuevo a nosotros. El sufrimiento y la muerte de Jesús han
CONTEMPLATIO traído consigo alegría y vida; su humillación ha traído gloria; su re-
chazo ha traído una comunidad de amor. Como seguidores de Jesús,
Mediante la continua invocación y el continuo recuer- también nosotros podemos hacer que nuestras heridas traigan cu-
do de nuestro Señor Jesucristo, se implanta en nuestra ración a los otros (H. J. M. Nouwen, Pane per ¡I viaagio, Brescia
iiiriile una especie de divina tranquilidad, siempre que 1997, p. 207 [trad. esp.: Pan para el viaje, PPC, Madrid 1999]).
ni) olvidemos la oración continua dirigida a él, la so-
l)i icdad sin tregua y la obra de la vigilancia. En verdad,
nilciiLiiiios realizar siempre del mismo modo y de u n a
ni.iiu'iii propia la invocación a Jesucristo nuestro Señor,
Sábado 251

Sábado **• Se presenta aquí una problemática muy sentida


por la comunidad cristiana primitiva: el rechazo del
de la cuarta semana Evangelio por parte de los judíos y la consiguiente pre-
de pascua dicación a los paganos. En nuestros días estamos me-
nos interesados en este tipo de problemas relaciona-
dos con el derecho de precedencia de Israel a la
salvación. Sin embargo, en aquella época estos proble-
mas se consideraban con una gran seriedad y están
presentados con una gran frecuencia en los Hechos de
los Apóstoles (13,46s; 18,6;28,28) y en tres capítulos
(9-11) de la Carta a los Romanos. Eran problemas que
LECTIO planteaban interrogantes y producían angustia en la
conciencia de los discípulos: ¿como es posible que el
pueblo de las promesas no las haya reconocido u n a
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 13,44-52 vez cumplidas?
Aquí se subraya la alegría de los nuevos des! inatarios,
44
El sábado siguiente casi toda la ciudad se congregó los efectos positivos de la persecución, el clima de opti-
para escuchar la Palabra del Señor. 45 Los judíos, al ver la
multitud, se llenaron de envidia y se pusieron a rebatir con mismo que invadía a los discípulos -«estaban llenos de
insultos las palabras de Pablo. 46 Entonces, Pablo y Bernabé gozo y del Espíritu Santo»- en medio de unos aconteci-
dijeron con toda valentía: mientos que no se presentaban ciertamente demasiado
- A vosotros había que anunciaros antes que a nadie la tranquilos.
Palabra de Dios, pero puesto que la rechazáis y vosotros
mismos no os consideráis dignos de la vida eterna, nos diri- La Palabra, rechazada por los judíos, es acogida con
giremos a los paganos. 47 Pues así nos lo mandó el Señor: entusiasmo por los paganos. Los apóstoles, rechazados
Te he puesto como luz de las naciones en u n lugar, se sacuden el polvo de los pies y difunden
para que lleves la salvación la Palabra en otros lugares. La persecución les llena de
hasta los confines de la tierra.
48 la alegría que viene del Espíritu y da la seguridad de se-
Los paganos, al oír esto, se alegraban y recibían con ala-
banzas el mensaje del Señor. Y todos los que estaban desti- guir los pasos de Cristo, el justo rechazado por los hom-
nados a la vida eterna creyeron. bres y exaltado por Dios.
m
La Palabra del Señor se difundió por toda aquella re-
gión. V) Los judíos, sin embargo, sublevaron a las mujeres dis-
El libro de los Hechos de los Apóstoles rebosa de op-
linguidas que adoraban al verdadero Dios, y a los principales timismo, de ese optimismo que no procede de la carne,
de la ciudad, promovieron una persecución contra Pablo y sino del Espíritu. La alegría no brota de los éxitos, sino
Bernabé y los expulsaron de su territorio. 5' Ellos, en señal de las tribulaciones; no procede de las realizaciones hu-
<lc protesta, se sacudieron el polvo de los pies y se fueron a
li unió. " Los discípulos, por su parte, estaban llenos de gozo manas, sino de sentirse configurados con Cristo, de
y del Espíritu Santo. sentirse encauzados por el camino hacia Dios.
252 Cuarta semana de pascua Sábado 2S<

Evangelio: Juan 14,7-14 Sólo mediante la fe es posible comprender la copresen


cia entre Jesús y el Padre. De ahí que lo único q u e pia-
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 7 Si me cono- da pedir el hombre sea la fe y esperar con confianza ese
cierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Desde ahora lo don. El Señor, en su llamada a la fe, fundamenta la ver
conocéis, pues ya lo habéis visto.
8
Entonces Felipe le dijo: dad de su enseñanza en una doble razón: su autoridail
- Señor, muéstranos al Padre; eso nos basta. personal, que los discípulos han experimentado e n otras
' Jesús le contestó: ocasiones al vivir con Jesús, y el testimonio de «las
- Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y aún no me conoces, obras que hago» (v. 11).
Felipe? El que me ve a mí, ve al Padre. ¿Cómo me pides que
os muestre al Padre? 10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y
La obra que Jesús ha inaugurado con su misión de
el Padre en mí? Lo que os digo no son palabras mías. Es el revelador es sólo un comienzo. Los discípulos prosegui-
Padre, que vive en mí, el que está realizando su obra. " De- rán su misión de salvación. Más aún: harán obras se-
béis creerme cuando afirmo que yo estoy en el Padre y el mejantes a las suyas e incluso mayores. Por último, el
Padre está en mí; si no creéis en mis palabras, creed al me- Maestro se ocupa de animar a los suyos y a todos los
nos en las obras que hago. 12 Os aseguro que el que cree en
mí hará también las obras que yo hago, e incluso otras ma- que crean en él a participar en la obra de la evangeliza-
yores, porque yo me voy al Padre. " En efecto, cualquier ción y en su misma misión.
cosa que pidáis en mi nombre os la concederé, para que el
Padre sea glorificado en el Hijo. '" Os concederé todo lo que
pidáis en mi nombre.
MEDITATIO

*• El tema fundamental del pasaje es la relación en- Felipe quiere ver al Padre, pero no ha sabido verlo en
tre Jesús y el Padre. El evangelista, a la pregunta de Jesús. H a visto con los ojos la realidad externa, pero no
por qué Jesús es el único mediador para llegar al Pa- ha visto la realidad escondida con los ojos, m u c h o más
dre, responde que sólo Cristo puede conducir a los penetrantes, de la fe. Juan usa de u n a m a n e r a típica
hombres a la comunión con Dios. Jesús es el camino al el verbo «ver» para indicar dos tipos de realidades: la
Padre porque conduce a él a través de su persona: él del signo visible y la de la gloria del Verbo o realidad
está en el Padre y el Padre en él. A partir de esta mu- sobrenatural.
tua inmanencia entre Jesús y el Padre se hace com- ¿Y tú qué ves cuando contemplas las obras de Dios?
prensible que el conocimiento de Jesús lleve al conoci- ¿Ves sólo la realidad sensible, el signo, o la acción de
miento del Padre (v. 7). Dios, la realidad significada? Es bueno plantearse u n a
El lenguaje del Maestro resulta oscuro para los discí- pregunta como ésta, porque el secularismo invasor no
pulos, y, por eso, Felipe pide ver la gloria del Padre. No se preocupa más que de la realidad visible, empírica,
ha comprendido que se trata de ir al Padre a través de palpable. Aunque está dispuesto, a continuación, a co-
la persona de Jesús. Los discípulos no han sabido reco- rrer detrás de «doctas fábulas» de tipo astrológico o
nocer en la presencia visible de su rabí las palabras y las mágico o pseudorreligioso. El discípulo de Jesús debe
obras del Padre (v. 9). Para ver al Padre en el Hijo es pre- c a m i n a r entre el positivismo y la superstición, acep-
ciso creer en la unión recíproca entre el Padre y el Hijo. tando lo real de la realidad y aguzando la m i r a d a de la
254 Cuarta semana de pascua Sábado 255

fe, que nos permite ver la acción - o la «gloria»- de Dios encontrarte allí donde actúas, para colaborar contigo,
en los acontecimientos humanos, a menudo intrincados, pero, sobre todo, para amarte como tú quieres.
siempre misteriosos, nunca absurdos.
El Señor ha prometido a su Iglesia la posibilidad de
hacer obras incluso mayores que las que él ha hecho: CONTEMPLATIO
la grandeza ha de ser medida en el orden de los valo-
res proclamados por él mismo, esto es, con el signo E n medio de las tinieblas de la vida presente, la Es-
por excelencia que es la cruz. Se trata del signo del critura se ha vuelto la luz para nuestro camino. Por eso
martirio, de la entrega, del a m o r que se da, de consu- dice Pedro: «Hacéis bien en prestarfle] atención, como a
mir nuestra propia vida por el prójimo: lo que exige lámpara que luce en lugar oscuro» (2 Pe 1,19). Y, a su
ver y apreciar otro orden de valores distintos a los apre- vez, dice el salmista: «Lámpara es tu palabra para mis
ciados por el mundo, un orden de valores que, al final, pasos, luz en mi sendero» (Sal 118,105).
atrae todos a él.
Sabemos, sin embargo, que esta misma lámpara
es oscura para nosotros si la Verdad no la hace brillar
en nuestras almas. Por eso dice aún el salmista: «Tú, Se-
ORATIO ñor, eres mi lámpara, mi Dios que alumbra mis tinieblas»
(Sal 18,29). ¿De qué sirve una luz que arde y no da luz?
Me doy cuenta, Señor, de que soy un buen compañe- Pero la luz creada no brilla para nosotros si no es ilu-
ro de Felipe, es decir, que soy un poco miope para ver tu minada por la luz increada. Ahora bien, el Dios omni-
acción en el mundo. Ayer me lamentaba de la debilidad potente, que ha creado las palabras de ambos Testa-
de tu Iglesia, y quizás no consiga vislumbrar tu posible mentos para nuestra salvación, él mismo es el intérprete
mensaje. Me lamentaba asimismo, con acentos de nos- (Gregorio Magno, Homilías sobre Ezequiel, 1,7,17).
talgia, del hundimiento de esta «cristiandad», sin lograr
ver lo nuevo que estás haciendo brotar. Me lamento de
verte ausente de la historia y no consigo verte allí don-
de antes no estabas presente y ahora, en cambio, lo es- ACTIO
tás. Veo que no sé leer los «signos de los tiempos», de-
jándome ir unas veces hacia el pesimismo y otras hacia Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
el optimismo, es decir, leyendo los acontecimientos hu- «Muéstrame, Señor, tus caminos» (Sal 24,4a).
manos o bien mirando exclusivamente las debilidades
de los hombres, o bien abandonándome a un providen-
cialismo milagrero. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Enséñame tú el arte del discernimiento, concédeme
Te revelaste, Señor, como invisible; eres un Dios escondido e
el don de verte allí donde actúas y el modo en que lo
inefable. Pero te haces visible en cada ser: la criatura es la flor de
haces. Purifica mi corazón para no sean mis estados de tu mirada. Tu mirada confiere el ser, Dios mío, tú te haces visible en
ánimo, sino tu luz la que me guíe para descubrirte y la criatura.
256 Cuarta semana de pascua

Soy incapaz de darte un nombre, estás más allá del límite de


toda definición humana. Socorre a los hijos de los hombres: ellos te
Quinto domingo de pascua
veneran en figuras diferentes y eres para ellos causa de guerras
religiosas. Sin embargo, ellos te desean, Bien único, oh Inefable y
Sin Nombre. Ciclo A
No sigas oculto aún, manifiesta tu rostro: así seremos salvos.
Responde a nuestra oración: desaparecerán la espada y el odio,
encontraremos la unidad en la diversidad. Aplácate, Señor, tu
justicia es misericordia: ten piedad de nosotros, frágiles criaturas
(Nicolás de Cusa, cit. en G. Vannucci, // libro della preghiera un¡-
versale, Florencia, 1985, p. 367).

LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 6,1-7


1
Por aquellos días, debido a que el grupo de los discípulos
era muy grande, los creyentes de origen helenista murmura-
ron contra los de origen judío porque sus viudas no eran bien
atendidas en el suministro cotidiano. 2 Los Doce convocaron
al grupo de los discípulos y les dijeron:
- No está bien que nosotros dejemos de anunciar la Pala-
bra de Dios para dedicarnos al servicio de las mesas. ' Por tan-
to, elegid entre vosotros, hermanos, siete hombres de buena
reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a los cua-
les encomendaremos este servicio, " para que nosotros poda
mos dedicarnos a la oración y al ministerio de la Palabra.
5
La proposición agradó a todos, y eligieron a Esteban,
hombre lleno de fe y del Espíritu Santo, y a Felipe, Prócoro,
Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía."
Los presentaron ante los apóstoles, y ellos, después de orar,
les impusieron las manos.
7
La Palabra de Dios se extendía, el número de discípulos
aumentaba mucho en Jerusalén, e incluso muchos sacerdotes
se adherían a la fe.

**• El cuadro ideal de la primera comunidad cristiana,


presentado por Lucas en los «compendios» de los He-
258 Tiempo de pascua Quinto domingo de pascua
259

chos de los Apóstoles, da la impresión de que está es- difunda por todas partes el buen perfume de Cristo. El
tropeado por las tintas más oscuras introducidas con el versículo con el que concluye la perícopa casi parece su
episodio de Ananías y Safíra (5,1-11) y el relacionado coronación: la sabia articulación de los servicios en el
con el descontento de los helenistas a causa de cierto interior de la Iglesia tiene como resultado la difusión de
descuido en la distribución de los bienes a los pobres. la Palabra de Dios y el incremento masivo de la comu-
Sin embargo, estos hechos nos ayudan a comprender la nidad cristiana con nuevas e inesperadas conversiones.
verdadera naturaleza de la Iglesia, que ni está a salvo de
las penas ni se compone de santos. La comunión que se
busca en ella de manera constante, el bien al que tien- Segunda lectura: 1 Pedro 2,4-9
de, son resultado de un camino no exento de problemas
y dificultades, afrontados y superados mediante una co- Queridos:" Acercándoos a él, piedra viva rechazada por los
laboración cotidiana y paciente, dejándose guiar por el hombres, pero escogida y preciosa para Dios, ' también voso-
Espíritu, que conduce a todos hacia la unidad perfecta tros, como piedras vivas, vais construyendo un templo espiri-
a través de la multiplicidad de los carismas y de los mi- tual dedicado a un sacerdocio santo, para ofrecer, por medio
de Jesucristo, sacrificios espirituales agradables a Dios. 6 Por
nisterios (cf. Ef 4,11-13). eso dice la Escritura:
En el fragmento que nos presenta la liturgia de hoy se He aquí que coloco en Sión una piedra
puede percibir el resultado de la atención otorgada por escogida, angular, preciosa;
los Doce a las cuestiones planteadas por un grupo de quien crea en ella
discípulos. El hecho tiene una importancia fundamen- no quedará defraudado.
tal: no sólo la dificultad no se vuelve motivo de desen- 1
El honor es para vosotros, los creyentes. Para los incré-
cuentro y de división, sino que lleva a los cristianos a to- dulos, sin embargo:
mar una mayor conciencia de su propio papel en la La piedra que desecharon
sociedad y a encontrar soluciones nuevas para poder los constructores
hacerse «todo con todos». Poniéndose a la humilde es- se ha convertido en piedra angular.
8
cucha del Espíritu reciben luz para establecer una pri- Y también:
mera diferenciación en los servicios eclesiales. Los Doce En piedra de tropiezo
examinan el problema, convocan a todos los discípulos y roca donde se estrellan.
y proponen una solución (w. 2-4), que es aprobada y Tropiezan, efectivamente, los que se niegan a acoger la Pa-
entra en vigor. Con todo ello manifiestan que la Iglesia labra, pues tal es su destino. * Vosotros, en cambio, sois linaje
es una realidad viva, en continuo crecimiento. escogido, sacerdocio regio y nación santa, pueblo adquirido en
posesión para anunciar las grandezas del que os llamó de las
En esta nueva situación, los apóstoles saben discernir tinieblas a su luz admirable.
cuál ha de ser su tarea insustituible: presidir la oración,
transmitir con fidelidad las enseñanzas de Jesús, orien- **• El tema de la santidad, vocación propia de todos
tar a la comunidad para que elija de manera responsa- y cada uno de los cristianos, compromiso inderogable
ble en su seno a los hombres adecuados («de buena re- para el bautizado, es u n tema central en la Primera car-
putación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría») para ta de Pedro. Tras haber tratado el asunto desde el pun-
ejercer un servicio caritativo que no excluya a nadie y to de vista espiritual (1,13-21) y práctico (1,22-2,1), fija
260 Tiempo de pascua Quinto domingo de pascua 261

ahora el apóstol su atención en el punto fundamental. conmigo, para que podáis estar donde voy a estar yo. 4 Voso-
Santidad no es sinónimo de «buena conducta», ni tam- tros ya sabéis el camino para ir adonde yo voy.
poco simplemente de «lucha contra el pecado», sino de Tomás replicó:
- Pero, Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo vamos a
vida en Cristo, fuente de la «perfección», camino que saber el camino?
conduce a ella. El autor, para explicar su pensamiento, 6
Jesús le respondió:
se sirve de numerosas referencias bíblicas y, en particu- - Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar
lar, se refiere a la imagen de la «piedra angular», que hasta el Padre sino por mí.
7
aparece con distintos matices de significado en Is 28,16 Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.
y 8,14s, así como en el Sal 118,22. Jesús resucitado es Desde ahora lo conocéis, pues ya lo habéis visto.
8
la piedra viva, preciosa, sobre la que todos los que se Entonces Felipe le dijo:
- Señor, muéstranos al Padre; eso nos basta.
adhieren a él son edificados como otras tantas piedras 9
Jesús le contestó:
vivas, para formar un único templo espiritual en el que - Llevo tanto tiempo con vosotros, ¿y aún no me conoces,
mora Dios. Así es como se constituye la comunidad nue- Felipe? El que me ve a mí ve al Padre. ¿Cómo me pides que os
va del nuevo y auténtico éxodo (v. 5b; Ex 19,5s). muestre al Padre? lü ¿No crees que yo estoy en el Padre y el
Padre en mí? Lo que os digo no son palabras mías. Es el Pa-
Ésta, en su conjunto, se presenta como un organismo dre, que vive en mí, el que está realizando su obra. " Debéis
sacerdotal en el que cada miembro está llamado a ofre- creerme cuando afirmo que yo estoy en el Padre y el Padre
cer a Dios sacrificios espirituales gracias a la mediación está en mí; si no creéis en mis palabras, creed al menos en las
de Jesucristo, sacerdote eterno que se ha inmolado a sí obras que hago. I2 Os aseguro que el que cree en mí hará tam-
mismo para la salvación del hombre. Unido a él, el pue- bién las obras que yo hago, e incluso otras mayores, porque
blo de los creyentes -adquirido a un precio elevado- no yo me voy al Padre.
sólo lleva una vida que tiene como horizonte el cielo,
sino que se convierte a su vez en cooperador de la sal- **• Se trata de una perícopa tomada de los «discursos
vación «para anunciar las grandezas» llevadas a cabo de despedida» que Jesús dirigió a los suyos durante la
por Cristo, que ejerce su sacerdocio ya sea como servi-
última cena, palabras que ahora se dirigen a la Iglesia.
cio cultual en la liturgia de alabanza a Dios, ya sea
El clima está cargado de dolorosa sorpresa por la pre-
como servicio de la Palabra, anuncio del Evangelio,
dicción de la traición de uno de los apóstoles y de la tri-
apoyado por el testimonio eficaz de u n a vida arrancada
ple negación de Pedro, y, al mismo tiempo, está invadi-
de las tinieblas del pecado, para volverse radiante por la
do por un atormentado afecto a causa de la inminente
admirable luz de Dios.
separación. De ahí que Jesús consuele a los discípulos
invitándoles a que tengan una fe más grande (v. 1) no
sólo en Dios, sino también en él, que es el Hijo amado
Evangelio: Juan 14,1-12 de Dios. Su «éxodo» ha de pasar, ciertamente, a través
de la muerte y el descenso a los infiernos, pero tendrá
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ' No os como meta la «casa del Padre». Y precisamente en ella
inquietéis. Confiad en Dios y confiad también en mí. 2 En la
casa de mi Padre hay lugar para todos; de no ser así, ya os lo
se detiene ahora Jesús.
habría dicho; ahora voy a prepararos ese lugar. 3 Una vez que También es posible hacer frente al camino de la pa-
me haya ido y os haya preparado el lugar, volveré y os llevaré sión con la mirada fija en el cielo. Él «se va», pero su
262 Tiempo de pascua Quinto domingo de pascua
263

partida no es definitiva; se va a preparar «un lugar» para derarlo en verdad como aquel que mueve los hilos de
ellos (v. 2). De este modo explica el sentido de su muerte nuestra vida y dispone el desarrollo de todos los acon-
de cruz y anuncia al mismo tiempo su retorno, aludien- tecimientos. Hasta que no lleguemos a esta experiencia
do tanto a la resurrección -que, para los creyentes, ya es de comunión -es decir, de abandono de nosotros mis-
desde ahora anticipo de la vida eterna- como a la paru- mos en aquel que nos ha incorporado a sí mismo en el
sía, o sea, al retorno glorioso al final de los tiempos. b a u t i s m o - no podremos decir que conocemos plena-
Con todo, el discurso de Jesús sigue estando oscuro mente a Jesús y, en él, al Padre. Ahora bien, para esto
para los discípulos, y sus preguntas inician un diálogo que nos ha sido dado el Espíritu Santo. Él nos permite ca-
nos ofrece revelaciones significativas por parte de Jesús. minar por el sendero de Dios seguros de que lo dispone
En el v. 7, por ejemplo, afirma Jesús su unidad perfecta todo para nuestro bien.
con el Padre, hasta el punto de que verle a él es ver a Dios.
Es Dios quien le ha enviado, y Jesús le obedece en todo
(v. 10b), lo que le permite revelarlo de un modo comple- ORATIO
tamente transparente. Sus «obras» dan testimonio de ello
(v. 11). Del mismo modo, quien crea en él participará de Señor Jesús, Maestro bueno, nuestro corazón se mues-
su mismo poder divino y así se hará manifiesta la plena tra a menudo inquieto por todo el mal que hay en el
reconciliación acaecida entre el cielo y la tierra. m u n d o y por nuestras mismas debilidades, por las trai-
ciones y negaciones de las que nos consideramos capa-
ces. Aumenta nuestra fe en ti y en el Padre que nos has
revelado.
MEDITATIO
Tú eres el camino: haz que te sigamos. Tú eres la
Jesús se manifiesta como camino, verdad y vida, y se verdad: haz que te conozcamos. Tú eres la vida: haz que
entrega a nosotros a fin de que podamos alcanzar la ver- vivamos en ti para ver al Padre y glorificar tu santo
dadera y plena libertad ofrecida a los hijos de Dios para nombre ante todos los hombres.
entrar en la heredad eterna. Se dirige a nosotros interro-
gándonos sobre la profundidad de nuestra relación con
él. Es posible, en efecto, ser cristiano, comulgar, parti- CONTEMPLATIO
cipar en todas las peregrinaciones y en todas las inicia-
tivas y, sin embargo, no llegar nunca a conocer a Jesús, Nosotros te seguimos, Señor Jesús, pero tú llámanos
permaneciendo siempre en la superficie. Conocer a Je- para que podamos seguirte. Nadie puede subir sin ti. Tú
sús significa, más bien, experimentarlo interiormente, eres el camino, la verdad, la vida, la posibilidad, la fe, el
reconocer que él es el Hijo enviado por el Padre para premio. Acoge a los tuyos: tú eres el camino. Confírma-
salvarnos, la expresión del amor infinito de Dios por no- los: tú eres la verdad. Reavívalos: tú eres la vida.
sotros. Todo eso es posible sólo mediante la fe. Admítenos a aquel bien que deseaba ver David, ha-
Creer es confiarse. No es comprender racionalmente; bitando en la casa del Padre, cuando se preguntaba:
es acoger, dar crédito, encontrarse con el Señor y consi- «¿Quién nos mostrará el bien?», y decía: «Creo que veré los
264 Tiempo de pascua Quinto domingo de pascua
265

bienes del Señor en el país de la vida». Los bienes se en- él con toda suerte de armas, que su luz la irradie para combatir
cuentran allí donde está la vida eterna, la vida sin culpa. contra las tinieblas del error, que se revista de Jesucristo, de su ver-
Ábrenos el corazón al verdadero bien, a tu bien divi- dad y justicia, del escudo de la fe, de la Palabra de Dios. Para
no, «en el que existimos, vivimos y nos movemos». Nos revestirnos de Jesucristo, es preciso que muramos a nosotros mis-
mos. Estoy seguro de que nuestra Madre celestial le acompañará
movemos si andamos por el camino; existimos si per-
paso a paso.
manecemos en la verdad; vivimos si estamos en la vida.
Estaba yo confuso, mi mente daba vueltas, cavilaba en estos
Muéstranos el bien inalterable, único, inmutable, en el
pensamientos sin llegar a ninguna conclusión. Pasó después otro
que podamos ser eternos y conocer todo bien: en ese trecho de vida y comprendí que morir a nosotros mismos es hacer-
bien se encuentra la paz serena, la luz inmortal, la gra- nos vivir a nosotros mismos. Caigo en la cuenta de que los mo-
cia perenne, la santa herencia de las almas, la tranquili- mentos de vida plena son aquellos en que siento la tentación de ha-
dad sin inquietud, no destinada a perecer, sino que ha cer vivir en mí a Dios y su voluntad. Al final he comprendido que
sido sustraída a la muerte: allí donde no hay lágrimas ni abandonarme a Dios no significa haber superado todos mis pro-
blemas, sino querer verdaderamente, con todo mi ser, que él pue-
mora el llanto -¿puede haber llanto donde no hay peca-
da obrar en mí y pueda encontrar en mí una plena colaboración.
do?-, allí donde son liberados tus santos de los errores Al leer ahora de nuevo esta carta, cada palabra toma un valor
y de las inquietudes, del temor y del ansia, de las codi- diferente y, contrariamente a hace algunos años, me anima a con-
cias, de todas las mezquindades y de todo afán corporal, tinuar por este sendero (E. Olivero, Amare con il cuore di Dio, Tu-
allí donde se extiende la tierra de los vivos (Ambrosio, rín 1993, pp. 72%).
De bono mortis, xn,55).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«No se inquiete vuestro corazón» (Jn 14,1).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Hace algunos años, un hombre de Dios que me guiaba entonces


me envió un mensaje que me asustó mucho: «Sea siempre fiel a
Dios en la observación de sus promesas y no se preocupe de las
burlas de los insulsos. Sepa que los santos siempre se han hecho la
burla del mundo y de los mundanos y han sido pisoteados por el
mundo y por sus máximas. El campo de la lucha entre Dios y Sata-
nás es el alma humana, donde se desarrolla esta lucha en todos los
momentos de la vida. Para vencer a enemigos tan poderosos, es
preciso que el alma dé libre acceso al Señor y sea fortalecida por
Quinto domingo de pascua 267

nabé, atento a la voz del Espíritu y dócil a su guía, toma


Quinto domingo de pascua consigo a Pablo, sale garante por él, crea un clima de es-
tima y de favor en torno a su persona, para insertarlo
del mejor modo posible en la comunidad de Jerusalén
Ciclo B (w. 27s). Y de inmediato se inflama Pablo por la predi-
cación.
Sin embargo, precisamente la franqueza con que ha-
bla en el nombre del Señor le acarrea, como había suce-
dido en Damasco (w. 22-25), un complot por parte de los
judíos de lengua griega: la comunidad cristiana de Je-
rusalén decide entonces alejarlo (w. 29s) para preser-
varle la vida, que la tenía seriamente amenazada (v. 26).
LECTIO La atención al designio que el Espíritu va trazando en
la historia de cada persona y el compromiso activo
en favor de su desarrollo - e n este caso la premura de
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 9,26-31 Bernabé- consiguen éxitos de u n alcance incalculable
en la historia de la Iglesia: la distensión de los ánimos
En aquellos días, 26 cuando llegó Pablo a Jerusalén, inten- en medio de la recíproca benevolencia da frutos de paz,
taba unirse a los discípulos, pero todos le tenían miedo, pues incrementa y hace progresar la comunidad, que, «im-
no acababan de creerse que fuera discípulo de verdad. 21 En- pulsada por el Espíritu Santo», va ampliando cada vez
tonces Bernabé tomó consigo a Saulo y se lo presentó a los
apóstoles. Les refirió cómo en el camino Saulo había visto al más el círculo de su irradiación (v. 31).
Señor, que le había hablado, y con qué convencimiento había
predicado en Damasco el nombre de Jesús. 2a Desde entonces
iba y venía libremente con los apóstoles en Jerusalén, predi-
cando con valentía el nombre del Señor. 29 Hablaba y disputa- Segunda lectura: 1 Juan 3,18-24
ba también con los judíos de procedencia helenista, pero és- 18
tos decidieron acabar con él. 30 Al enterarse los hermanos, lo Hijos míos, no amemos de palabra ni con la boca, sino
bajaron a Cesárea y de allí lo enviaron hacia Tarso. con hechos y de verdad. " En esto sabremos que somos de la
" Entre tanto, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Ga- verdad y tendremos la conciencia tranquila ante Dios, 20 por-
lilea y Samaría; se consolidaba viviendo en fidelidad al Señor. que si ella nos condena, Dios es más grande que nuestra con-
Y se extendía impulsada por el Espíritu Santo. ciencia y conoce todas las cosas.
21
Queridos míos, si nuestra conciencia no nos condena,
podemos acercarnos a Dios con confianza, " y lo que le pida-
*» Ha tenido lugar un acontecimiento estrepitoso: mos lo recibiremos de él, porque guardamos sus mandamien-
Sanio, el celoso judío que perseguía con saña a la co- tos y hacemos lo que le agrada. " Y éste es su mandamiento:
que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos
munidad cristiana, vencido de improviso por el Espíri- amemos los unos a los otros según el mandamiento que él nos
tu, se lia adherido a Cristo. Pero nadie sabe nada toda- dio. 24 El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y
vía di' su repentina y total conversión. Todos le temen e Dios en él. Por eso sabemos que él permanece en nosotros:
Intentan evitarle. Un hermano se hace cargo de él. Ber- por el Espíritu que nos ha dado.
268 Tiempo de pascua Quinto domingo de pascua 269

**• El apóstol Juan, que ha «visto» y «tocado» al Ver- Evangelio: Juan 15,1-8
bo de la vida, parece que sólo tiene una palabra para co-
municar a los hombres: el amor. La repite sin cansarse En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ' Yo soy la vid
con mil matices diferentes, con acentos cada vez más verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 El Padre corta todos los
sarmientos unidos a mí que no dan fruí o y poda los que dan
fuertes, con una pasión que le viene de la experiencia del fruto para que den más fruto. ' Vosotros ya estáis limpios,
misterio pascual. En consecuencia, su exhortación es, gracias a las palabras que os he comunicado. 4 Permaneced
antes que nada, una invitación a vivir en comunión con unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros. Ningún sarmiento
Cristo para pasar con él de la muerte a la vida (v. 16). puede producir fruto por sí mismo sin estar unido a la vid, y
lo mismo os ocurrirá a vosotros si no estáis unidos a mí.
Frente a la pascua del Señor - s u muerte y resurrec- 5
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece
ción- no podemos contentarnos con discursos sobre el unido a mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto,
amor: es preciso emprender acciones concretas inspira- porque sin mí no podéis hacer nada. 6 El que no permanece
das en la verdad manifestada por Cristo (v. 18). «Cada unido a mí es arrojado fuera, como los sarmientos que se se-
árbol se conoce por sus frutos», había enseñado Jesús can y son amontonados y arrojados al fuego para ser quema-
(Le 6,44): de este modo, todo el m u n d o puede evaluarse dos. 7 Si permanecéis unidos a mí y mis palabras permanecen
en vosotros, pedid lo que queráis y lo tendréis. 8 Mi Padre
exactamente sobre la base de sus propias obras, po-
recibe gloria cuando producís fruto en abundancia y os ma-
niéndose bajo la mirada de Dios con una conciencia nifestáis así como discípulos míos.
límpida, con la confianza de los hijos (1 Jn 3,19-21) en
los que mora un germen divino (v. 9).
**• La frecuente repetición, en pocos versículos, del
Juan no ignora que el mandamiento del amor es ver-
verbo «permanecer» hace comprender de inmediato
daderamente «divino», o sea, imposible para el hombre,
que es la palabra clave del fragmento. Si en el capítu-
sólo posible con la ayuda del Espíritu. De ahí procede el
reconocimiento de la absoluta impotencia del hombre: lo 14 -comienzo del «discurso de despedida»- se pone
«Sin mí, no podéis hacer nada». De ahí también - y en el acento en la partida de Jesús y en la inquietud de los
consecuencia- la total desesperación o la auténtica hu- apóstoles, ahora aparece en la comunión profunda, real,
mildad sin límites: «Dios es más grande que nuestra con- indestructible que hay entre él y aquellos que creen en él.
ciencia» (v. 20). Y él, el Omnipotente, obedece a los que Aunque va a enfrentarse con la muerte, Jesús sigue
le obedecen y «guardan sus mandamientos» (v. 22). siendo para los suyos la fuente de la vida y de la santi-
Quien ama así tiene u n a sola voluntad con Dios, y ama dad («producir fruto»: 15,6). Más aún, precisamente
de verdad conforme a Cristo: ha restaurado plenamente yendo al Padre pone la condición para poder «perma-
en él la imagen divina a cuyo modelo fue creado. necer» para siempre en los suyos. Jesús, sirviéndose de
En el v. 23 los «mandamientos» se resumen en uno una comparación, habla de sí mismo como de la vid ver-
solo: el de la fe en Jesucristo y el del amor recíproco. De dadera: una imagen que ya habían usado a menudo los
es le modo, la conclusión del fragmento nos devuelve al profetas para describir a Israel, la vid infecunda, recidi-
inicio: se cierra un círculo que tiene como centro la vida va a los amorosos cuidados de YHWH (cf. Is 5). Jesús se
en plenitud: el que, amando, «guarda sus mandamien- presenta como el verdadero pueblo elegido que corres-
tos», conoce ya desde ahora la alegría inefable de la in- ponde plenamente a las atenciones de Dios. Por otra
li¡il)il;ni(')ii divina. parte, se identifica con la Sabiduría, de la que se había
/
270 Tiempo de pascua Quinto domingo de pascua 271

escrito que como vid ha producido brotes, flores y fru- Como es obvio, se trata de ese sufrimiento que es par-
tos (Eclo 24,17). ticipación en la pasión de Cristo, de ese que es queri-
Con esa imagen quiere explicar, por consiguiente, do y permitido según el designio divino de amor.
cómo es la extraordinaria realidad de la comunión vital Por desgracia, podemos ser también sarmientos que
con él que ofrece a los creyentes, qué compromiso in- producen infección en la vid. De ahí que debamos desear
cluye ésta y cuáles son las expectativas de Dios. Jesús es cada vez más ser purificados, limpiados. La poda con-
el primogénito de una humanidad nueva en virtud del siste en dejar cortar de nosotros el pecado y todo lo que
sacrificio redentor en la cruz. Él es la cepa santa de la que no es según Dios: ése es el sufrimiento que da fruto.
corre a los sarmientos su misma linfa vital. Quien per-
manece unido a él puede dar al Padre el fruto del amor y
dar gloria a su nombre (w. 5.8). A continuación, para que
este fruto sea copioso, el Padre-viñador realiza todos los ORATIO
cuidados, corta los sarmientos no fecundos y poda los
fecundos. Esta obra de purificación se va realizando Oh Padre, celeste viñador que has plantado en nues-
cuando la Palabra de Jesús es acogida en un corazón tra tierra tu vid preferida -el santo retoño de la estirpe
bueno (v. 3): entonces esta Palabra guía las acciones del de David- y llevas a cabo tu trabajo en todas las esta-
hombre y lo hace amigo de Dios, cooperador en su de- ciones. Haz que aceptemos las podas de primavera,
signio de salvación, colaborador de su gloria (v. 7). aunque, como tiernos sarmientos, gimamos con lágri-
mas bajo los golpes decididos de tus tijeras. Ven tam-
bién a podarnos en la cumbre de la estación estival,
para que los zarcillos superfluos no sustraigan linfa vital
MEDITATIO a los racimos que deben madurar.
Para estar unidos a Cristo y dar frutos de santidad y Que el fruto de nuestra vida sea el amor, ese «amor
de paz es preciso morir y resucitar con él, llegar a ser más grande» que, desde tu corazón, y a través del cora-
una criatura nueva, liberada del pecado. Para ser sar- zón de Cristo, se derrama sobre nosotros en un flujo
mientos puros, auténticos, que producen fruto, debe- inagotable. Y que todos los hombres, hermanos nuestros
mos aceptar la ley de la necesaria purificación; el su- en tu nombre, queden colmados de él, con espíritu de
frimiento y la poda realizada por el Padre. Jesús dice mansedumbre, de alegría y de paz.
que el mismo Padre, con sus manos, poda la vid; corta lo
superfluo de los sarmientos no para mortificar y dismi-
nuir su vitalidad, sino para aumentarla, para que den CONTEMPLATIO
más fruto. Se trata siempre de la ley de la semilla que
muere: por eso es importante que aprendamos a leer También la vid, cuando ha sido cavado el terreno que
nuestra vida en clave de fe: nos hace falta creer que el la rodea, es atada y mantenida derecha para que no se in-
suírimiento, si se acepta de este modo - n o porque en sí cline hacia la tierra. Algunos sarmientos son cortados, a
mismo sea un bien, sino porque lo vivimos por amor, otros se les hace ramifican se cortan los que ostentan una
con amor-, da fruto de vida, de salvación y de alegría. inútil exuberancia, se hacen ramificar los que el experto
272 Tiempo de pascua Quinto domingo de pascua 273

agricultor considera productivos. ¿Para qué voy a descri- La última vez que fui a Roma, quise dar algunas pequeñas en-
bir la ordenada disposición de los palos de apoyo y la be- señanzas a mis novicias y pensé que este capítulo era el modo más
lleza de los emparrados, que nos enseñan con verdad y bello de comprender lo que somos nosotros para Jesús y lo que es
claridad cómo se debe conservar en la Iglesia la igualdad, Jesús para nosotros. Pero no me había dado cuenta de algo de lo
que sí se dieron cuenta las jóvenes hermanas cuando consideraron
de modo que ninguno, por ser rico y notable, se sienta su- lo robusto que es el punto de conexión de los sarmientos con la vid:
perior, ni nadie, por ser pobre y de oscuro nacimiento, se es como si la vid tuviera miedo de que algo o alguien les arranca-
abata o se desespere? En la Iglesia existe para todo el ra el sarmiento. Otra cosa sobre la que las hermanas llamaron mi
mundo una única e igual libertad, y con todos se ha de atención fue que, si se mira la vid, no se ven frutos. Todos los frutos
usar una misma justicia e idéntica cortesía. están en los sarmientos. Entonces me dijeron que la humildad de Je-
sús es tan grande que tiene necesidad de sarmientos para producir
Para no vernos doblegados por las borrascas del si- frutos. Ese es el motivo por el que ha prestado tanta atención al
glo y arrollados por la tempestad, que cada uno de no- punto de conexión: para poder producir esos frutos ha hecho la co-
sotros se estreche con todos los que tiene cerca como nexión de tal modo que haga falta fuerza para romperla. El Padre,
en u n abrazo de caridad, como hace la vid con sus zar- el viñador, poda los sarmientos para producir más fruto, y el sar-
cillos y sus volutas, y unido a ellos se sienta tranquilo. miento silencioso, lleno de amor, se deja podar sin condiciones.
Es la caridad lo que nos une a lo que está por encima Nosotros sabemos lo que es la poda, puesto que en nuestra vida
debe estar la cruz, y cuanto más cerca estemos de él y tanto más
de nosotros y nos introduce en el cielo. «El que perma-
nos toque la cruz, más íntima y delicada será la poda. Cada uno
nece en el amor permanece en Dios» (1 Jn 4,16). Por eso de nosotros es un colaborador de Cristo, el sarmiento de esa vid,
dice también el Señor: «Permaneced unidos a mí, como pero ¿qué significa para vosotras y para mí ser una colaboradora
yo lo estoy a vosotros. Ningún sarmiento puede produ- de Cristo? Significa morar en su amor, tener su alegría, difundir su
cir fruto por sí mismo sin estar unido a la vid, y lo mis- compasión, dar testimonio de su presencia en el mundo (Madre
mo os ocurrirá a vosotros si no estáis unidos a mí. Yo Teresa de Calcuta, Missione d'amore, Milán 1985, pp. 79s).
soy la vid, vosotros los sarmientos» (Jn 15,4s) (Ambrosio,
Exaemeron III, 5,12, passirn).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Permaneced en mi amor» (Jn 15,9).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

El capítulo 15 de Juan nos aproximará a Cristo. El Padre, por ser


el viñador, debe podar el sarmiento para que dé más fruto, y el fru-
to (|uo debemos producir en el mundo es bellísimo: el amor del Pa-
CIM- y la alegría. Cada uno de nosotros es un sarmiento.
Quinto domingo de pascua 275

fe y en la praxis cristianas de los que han acogido hace


Quinto domingo de pascua poco el kerygma (el anuncio) y pueden verse desorienta-
dos con facilidad por la experiencia de la persecución,
que acompaña a la predicación casi por doquier, gol-
Ciclo C
peando a los apóstoles. Se exhorta, pues, a los nuevos dis-
cípulos a perseverar en la fe, abrazando las tribulacio-
nes como participación en la pasión de Cristo. Dado que
las comunidades recientemente evangelizadas deben se-
guir por sí solas su camino, los apóstoles instituyen en
cada una de ellas un primer tipo de organización eclesial
y nombran presbíteros en ellas.
Se trata de un momento de importancia fundamental
LECTIO
para la vida de la comunidad y, por consiguiente, tiene
que ir acompañado de la oración, del ayuno, de la en-
trega confiada en manos del Señor (v. 23). Pablo y Ber-
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 14,21b-27 nabé vuelven a la Iglesia de Antioquía de Siria (v. 26),
que era la que había preparado su viaje. La misión apos-
En aquel tiempo, 2I después de anunciar el Evangelio en tólica, así como la responsabilidad eclesial, son, en efec-
Derbe y hacer bastantes discípulos, Pablo y Bernabé volvieron
a Listra, Iconio y Antioquía, 22 confortando a su paso los áni- to, tareas que el Señor mismo confía a algunos (13,2s),
mos de los discípulos y exhortándoles a permanecer firmes en pero de las que debe hacerse cargo toda la comunidad,
la fe. Les decían: sosteniéndolos con la oración y el ofrecimiento del sa-
- Tenemos que pasar muchas tribulaciones para poder crificio. De ahí que los apóstoles, apenas llegados a su
entrar en el Reino de Dios. destino, reúnan a todos los hermanos para contarles lo
23
Designaron responsables en cada iglesia y, después de
orar y ayunar, los encomendaron al Señor, en quien habían que «Dios» había obrado sirviéndose de ellos y cómo
creído. 24 Después atravesaron Pisidia, llegaron a Panfilia " y, había abierto él mismo a los paganos «la puerta de la fe».
después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía. Suya es la misión, suya es la gracia, suyo el fruto. A él
26
De allí regresaron por mar a Antioquía de Siria, donde dan toda la gloria los apóstoles (v. 27).
habían sido encomendados a la protección de Dios para la mi-
sión que acababan de realizar. 2? Al llegar, reunieron a la co-
munidad y contaron todo lo que Dios había hecho por medio
de ellos y cómo había abierto a los paganos la puerta de la fe. Segunda lectura: Apocalipsis 21,1 -5a

*»• El primer viaje misionero de Pablo y Bernabé toca Yo, Juan, ' vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Habían
desaparecido el primer cielo y la primera tierra, y el mar ya
a su fin. Recorren hacia atrás el camino y visitan las no existía. 2 Vi también bajar del cielo, de junto a Dios, a la
ciudades evangelizadas «confirmando» a los discípulos ciudad santa, la nueva Jerusalén, ataviada como una novia
(v. 22): se trata de un término típico del lenguaje misio- que se adorna para su esposo. 3 Y oí una voz potente, salida
nero del siglo I. Indica, en efecto, la consolidación en la del trono, que decía:
276 Tiempo de pascua Quinto domingo de pascua 277

- Ésta es la tienda de campaña que Dios ha montado entre está eternamente «con-ellos» (v. 3). Las citas de los pro-
los hombres. Habitará con ellos; ellos serán su pueblo y Dios fetas se suceden para describir esta espléndida realidad
mismo estará con ellos. 4 Enjugará las lágrimas de sus ojos y
no habrá ya muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo (Ez 37,27; Is 25,8; 35,10; 65,19) de comunión, de con-
viejo se ha desvanecido. suelo, de vida, de fiesta: algo que el hombre aún no ha
5
Y dijo el que estaba sentado en el trono: conocido -porque Dios hace nuevas todas las cosas-, pero
- He aquí que hago nuevas todas las cosas. que, no obstante, puede ya pregustar en cierto modo des-
de ahora, porque «el que está en Cristo es una nueva crea-
**• Tras haber contemplado la derrota definitiva de las ción; pasó lo viejo, todo es nuevo» (2 Cor 5,17; Is 43,19).
fuerzas del mal y el juicio de Dios (19,11-20,15), el Vi-
dente es considerado digno de conocer la cara luminosa
de esa lucha encarnizada: la realidad que aparece ante Evangelio: Juan 13,31-33a.34-35
sus ojos se caracteriza por una novedad radical, sustan- 31
Nada más salir Judas [del cenáculo], dijo Jesús:
cial y universal: todo el cosmos está implicado en esa - Ahora va a manifestarse la gloria del Hijo del hombre, y
transformación. El universo marcado por el mal -cuyo Dios será glorificado en él. 32 Y si Dios va a ser glorificado en
símbolo en la Biblia es con frecuencia el m a r - ha sido el Hijo del hombre, también Dios lo glorificará a él. Y lo va a
sustituido por una realidad cualitativamente diferente hacer muy pronto. " Hijos míos, ya no estaré con vosotros por
(v. 1). Si bien los profetas habían vaticinado ya unos mucho tiempo.
14
Os doy un mandamiento nuevo: Amaos los unos a los
cielos nuevos y una tierra nueva (cf. Is 65,17) y habían otros. Como yo os he amado, así también amaos los unos a los
presentado a Jerusalén como esposa de Dios (Is 62), su otros. ,5 Por el amor que os tengáis los unos a los otros reco-
horizonte seguía siendo, no obstante, temporal, y la nocerán todos^que sois discípulos míos.
referencia inmediata era la restauración material de la /
ciudad mediante la intervención recreadora de Dios. **• Con este pasaje comienza el «discurso de despedi-
Juan ve descender ahora, desde el nuevo cielo a la nue- da» de Jesús. Se abre la puerta del cenáculo, sale Judas
va tierra, a esta ciudad-esposa, símbolo de la morada de para consumar la traición al Maestro. El evangelio se-
Dios con los hombres. ñala con brevedad: «Era de noche». La noche del peca-
Es éste un tema que, de manera velada, recorre toda do, la noche del príncipe de este mundo. Jesús sabe que,
la historia sagrada y, en cierto sentido, indica asimismo al cabo de pocas horas, estará allí, solo, en el huerto de
su significado último. Desde la intimidad entre Dios y el Getsemaní, envuelto por esas mismas tinieblas que in-
hombre en el Edén, pasando por la tienda de la presencia tentarán engullirlo y contra las que deberá luchar hasta
(shekhínah) que acompañó al pueblo de Israel en el Éxo- la sangre. Sabe todo esto y, sin embargo, habla a los dis-
do, por el templo de Jerusalén, hasta la encarnación, cípulos de «glorificación» del Hijo del hombre. La «glo-
Dios se ha ido revelando cada vez más profundamente ria» de Dios, en efecto, no es el fácil éxito mundano,
como el Emmanuel, el «Dios-con». Tras la muerte-resu- sino más bien el triunfo del bien, que, para nacer, debe
rrección de Cristo, se está cumpliendo un nuevo y último pasar a través de la gran tribulación. La cruz es así el
paso en la revelación: el-hombre-está-con-Dios. Una vez seno materno de la vida verdadera.
destruido por completo el mal (capítulo 20), aparece un Jesús no puede «explicar» ahora a los suyos el signi-
nuevo pueblo que pertenece plenamente al Señor, y él ficado de su muerte. La afronta solo y la ofrece. En sus
278 Tiempo de pascua Quinto domingo de pascua 279

palabras se siente vibrar la solicitud por los discípulos, Son muchos los que buscan hoy no la novedad traída
que, dentro de poco, también se quedarán solos, a mer- por Cristo, sino las novedades; no la realidad nueva,
ced de la duda y del escándalo. Por ahora no pueden se- sino las informaciones en tiempo real sobre los hechos
guirle. Por eso necesitan más que nunca ser custodiados más o menos triviales de la crónica. Se corre fácilmen-
en su nombre. Es ahora cuando les deja en testamento te detrás de las «novedades viejas», de las modas y de
el «mandamiento nuevo» del amor recíproco. Al vivirlo, los modelos de vida ofrecidos por- una sociedad privada
estarán para siempre en comunión con él y nada podrá de verdadera capacidad creativa. Si el hombre no se re-
arrancarlos de su mano. Más aún, podrán vivirlo porque nueva a sí mismo, no hace más que repetir un esquema
él lo ha vivido primero. «Ningún discípulo es superior a su anticuado o hacer la parodia de la originalidad. Y como
maestro», aunque todo discípulo está llamado a confi- sólo Dios es creador, sólo confiándonos al soplo del Es-
gurarse con el Maestro y a glorificarlo con su vida. El píritu podremos renovarnos y convertirnos en artífices
«mandamiento nuevo» no es un yugo pesado, sino co- de renovación en la Iglesia y en toda la comunidad.
munión personal con Dios, que quiere permanecer pre-
sente entre los suyos como amor, como caridad.
ORATIO

MEDITATIO Dios, Padre nuestro, en el exceso de tu amor expusis-


te a tu Hijo amadísimo al rechazo y al odio del mundo:
El pueblo cristiano es siempre un «pequeño resto» en concédenos la fuerza de tu Espíritu a nosotros, que que-
medio de los miles de millones de hombres que viven remos seguir las huellas de nuestro Maestro y dar un va-
sobre la faz de la tierra, pero es un fermento de masa liente testimonio de su muerte y su resurrección frente
«nueva» que debe hacer fermentar desde el interior toda al m u n d o que no te conoce. Haz que, configurándonos
la masa. Y aunque la evidencia de la situación parece con él, seamos capaces de oponer el amor al odio, la
desmentir su eficacia, la Palabra de Dios nos autoriza a mansedumbre a la violencia, el perdón a la venganza, la
no dudar y a dejar de sentir miedo. El fruto del árbol paz a la enemistad, la bendición a la maldición. No per-
sólo se ve después de un laborioso tiempo de germina- mitas que, en la hora de la prueba, seamos vencidos por
ción y de crecimiento a lo largo de la sucesión de las es- el miedo y caigamos en el pecado de la incredulidad y
taciones. ¿No es éste el mismo camino de Jesús, el Hijo del desamor. Haz, más bien, que te pertenezcamos cada
del hombre glorificado a través de la muerte en la cruz? vez más y acudamos a ti, unidos a tu Hijo, llevando en
Todo se ha vuelto nuevo: se dan cuenta de ello los que los brazos todo este m u n d o que amas y quieres salvar.
tienen los ojos límpidos y penetrantes de la fe, aquellos
que, resucitados con Cristo, caminan sobre la tierra
pero a quienes su corazón les empuja ya hacia arriba. CONTEMPLATIO
La transformación acaece ya día tras día a través de
nuestro morir a toda clase de orgullo y de egoísmo para «Os doy un mandamiento nuevo.» Como era de esperar
pasar de la decadencia del pecado a la plenitud de la que los discípulos, al oír esas palabras y considerarse
vida nueva. abandonados, fueran presa de la desesperación, Jesús
280 Tiempo de pascua
Quinto domingo de pascua 281

les consuela proveyéndoles, para su defensa y protec- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


ción, de la virtud que está en la raíz de todo bien, es
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Mt 22,37-39). Em-
decir, la caridad. Es como si dijera: «¿Os entristecéis piezo a experimentar que un amor a Dios total e incondicionado
porque yo me voy? Pues si os amáis los unos a los otros, nace posible un amor al prójimo visibilísimo, solícito y atento. Lo
seréis más fuertes». ¿Y por qué no lo dijo precisamen- que a menudo defino como «amor al prójimo» se muestra con ex-
te así? Porque les impartió una enseñanza mucho más cesiva frecuencia como una abstracción experimental, parcial y
provisional, de sólito muy inestable y huidiza. Pero si mi objetivo es
útil: «Por el amor que os tengáis los unos a los otros re-
el amor a Dios, me es posible desarrollar asimismo un profundo
conocerán todos que sois discípulos míos». Con estas amor al prójimo. Hay otras dos consideraciones que pueden expli-
palabras da a entender que su grupo elegido no hubie- carlo mejor.
ra debido disolverse nunca, tras haber recibido de él Antes que nada, en el amor a Dios me descubro a «mí mismo»
este signo distintivo. Él lo hizo nuevo del mismo modo de un modo nuevo. En segundo lugar, no nos descubriremos sólo a
que lo formuló. De hecho, precisó: «Como yo os he nosotros mismos en nuestra individualidad, sino que descubriremos
amado» [...]. también a nuestros hermanos humanos, porque es la gloria misma
de Dios la que se manifiesta en su pueblo a través de una rica va-
Y dejando de lado cualquier alusión a los milagros riedad de formas y de modos. La unicidad del prójimo no se refie-
que hubieran de realizar, dice que se les reconocerá re a esas cualidades peculiares, irrepetibles de un individuo a otro,
por su caridad. ¿Sabéis por qué? Porque la caridad es sino al hecho de que la eterna belleza y el eterno amor de Dios se
hacen visibles en las criaturas humanas únicas, insustituibles, finitas.
el mayor signo que distingue a los santos: es la prueba
Es precisamente en la preciosidad del individuo donde se refracta el
segura e infalible de toda santidad. Es sobre todo con amor eterno de Dios, convirtiéndose en la base de una comunidad
la caridad como todos conseguimos la salvación. Y en de amor. Si descubrimos nuestra misma unicidad en el amor de
esto consiste principalmente ser discípulo suyo. Dios y si nos es posible afirmar que podemos ser amados porque el
amor de Dios mora en nosotros, podremos llegar entonces a los otros,
Precisamente gracias a la caridad os alabarán to- en los que descubriremos una nueva y única manifestación del
dos, al ver que imitáis mi amor. Los paganos, es ver- mismo amor, entrando en una íntima comunión con ellos (H. J. M.
dad, no se conmueven tanto frente a los milagros Nouwen, Ho ascoltato ¡I silenzio. Diario da un monastero trappista,
como frente a la vida virtuosa. Y nada educa la virtud Brescia 1998'°, 82s).
como la caridad. En efecto, los paganos llamarán con
frecuencia «impostores» a los que obran milagros,
pero nunca podrán encontrar nada criticable en una
vida íntegra (Juan Crisóstomo, Homilías sobre el evange-
lio de Juan, 57,3s).

ACTIO

Repilc con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Su ternura se extiende a todas las criaturas» (Sal 144,9).
Lunes 2H\

15
- Ciudadanos, ¿qué es lo que hacéis? Nosotros son ION de
Lunes la misma condición que vosotros. Somos hombres y os anun-
de la quinta semana ciamos la Buena Noticia para que, abandonando estos dioso*
vacíos, os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la I ierra,
de pascua el mar y todo lo que hay en ellos. ,6 En las pasadas generacio-
nes, él permitió que cada nación siguiese su propio camino,
17
aunque no dejó de darse a conocer por sus beneficios, cn-
viándoos desde el cielo lluvias y estaciones fructíferas, y lle-
nando de alimento y alegría vuestros corazones.
18
Con estas palabras lograron convencer a la gente para
que no les ofrecieran sacrificios, pero no les fue fácil.

**• Estamos de nuevo ante u n episodio de curación


LECTIO que continúa el paralelismo entre los hechos de Pedro y
los de Pablo (la referencia a la curación del paralítico en
la puerta «Hermosa» es evidente). Lucas usa aquí, como
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 14,5-18 en otros lugares, el verbo «salvar» en el sentido de «cu-
rar», tal como recoge la traducción que presentamos.
En aquellos días, en Iconio, 5 los paganos y los judíos con La reacción del público, en cambio, es nueva. Mien-
sus jefes tramaron un plan para maltratar e incluso apedrear tras la reacción normal a un milagro entre los judíos era
a Pablo y Bernabé, 6 pero ellos se dieron cuenta y escaparon la de dar gloria a Dios (cf. 4,21), aquí, entre los paganos,
a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus alrededores, se da gloria a los hombres. Había una antigua leyenda,
7
donde también anunciaron la Buena Noticia. ambientada en u n pueblo no alejado de Listra, referen-
8
Había en Listra un paralítico, cojo de nacimiento, que te a Filemón y Baucis, dos agricultores que dieron hos-
nunca había podido andar. 9 Un día que estaba oyendo hablar
a Pablo, éste se le quedó mirando fijamente y, viendo que
pitalidad a Zeus y a Hermes. Esta leyenda, recogida por
tenía suficiente fe como para ser curado, l0 le dijo en alta voz: Ovidio, debía de ser muy conocida por los habitantes de
- Levántate y ponte derecho. la región. Los honores tributados a los dos personajes
Él se levantó de un salto y echó a andar. " La gente, enton- estaban dictados también por la preocupación de no
ces, al ver lo que había hecho Pablo, comenzó a gritar en dia- caer en el duro castigo que propinaron los dioses a los
lecto licaonio: que no los acogieron. Hermes era venerado además
- ¡Son dioses que han tomado forma humana y han bajado como dios de la salud, y Pablo había curado al paralíti-
hasta nosotros!
12
Y llamaban Zeus a Bernabé y Hermes a Pablo, porque era
co. Había, por tanto, más de u n motivo para honrar
él quien hablaba. " Por su parte, el sacerdote de Zeus, cuyo como es debido a los dos extraordinarios personajes.
lemplo estaba a la entrada de la ciudad, hizo traer ante las El discurso que sigue a continuación refleja una si-
puertas toros adornados con guirnaldas y, junto con toda la
tuación de emergencia y desconcierto. Pero es impor-
gente, pretendía ofrecer un sacrificio. I4 Cuando los apóstoles
Mornabé y Pablo se dieron cuenta de lo que pasaba, se ras- tante, porque se trata del primer discurso dirigido a los
fj,¡iron los vestidos e irrumpieron por medio de la gente gri- paganos. No se citan las Escrituras, pero sí aparece IIIIÍI
tando: invitación explícita a que abandonen los ídolos y se con
284 Quinta semana de pascua Lunes 285

viertan al Dios vivo y verdadero, creador de todas las mesiánica delante de todos. Jesús se sirve de la pregun-
cosas. Es probable que se trate de la argumentación tí- ta del apóstol (v. 22) para plantear de nuevo el tema de
pica empleada por los evangelizadores respecto a los pa- la presencia de Dios en la vida del creyente (v. 23). Sólo
ganos, una argumentación que ya había hecho muchos quien ama está en condiciones de observar la Palabra de
prosélitos entre ellos. Estamos ante un ejemplo de in- Jesús y de acoger su manifestación espiritual e interior.
culturación y de adaptación a la situación. Y quien observa esta Palabra (= los mandamientos) será
El hecho de que Bernabé y Pablo se rasgaran los vesti- amado por él y por el Padre. Más aún, quien muestre
dos y reaccionaran con espanto puede ser motivo de amor a Jesús recibirá en su propia intimidad la presen-
reflexión para los que no desdeñan los fáciles honores cia del mismo: Jesús habitará en su corazón junto con el
y los reconocimientos por méritos apostólicos. Padre y el Espíritu. Esta manifestación del Señor es
espiritual. Se identifica con la presencia de Cristo en el
alma de quien vive de manera conforme a su Palabra.
Esta presencia interior de Jesús constituye la «escatolo-
Evangelio: Juan 14,21-26
gía realizada» entre Dios y los hombres. La inhabitación
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 2I El que acep-
de la Trinidad en el creyente está, pues, condicionada no
ta mis preceptos y los pone en práctica, ése me ama de ver- tanto por Dios como por nosotros mismos: a m a r a
dad, y el que me ama será amado por mi Padre. También yo Jesús y observar su Palabra. En cambio, quien no ama
le amaré y me manifestaré a él. ni practica los mandamientos no puede formar parte
22
Judas, no el Iscariote sino el otro, le preguntó: de esta vida de Dios (v. 24).
- Señor, ¿cuál es la razón de manifestarte sólo a nosotros,
y no al mundo?
En este punto del coloquio, Jesús, lanzando una mi-
23
Jesús le contestó: rada retrospectiva a toda su misión de revelador, esta-
- El que me ama se mantendrá fiel a mis palabras. Mi Pa- blece u n a distinción entre su enseñanza y la del Espí-
dre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en ritu (w. 25s): el tiempo de Cristo lleva en sí la verdad,
él. 24 Por el contrario, el que no guarda mis palabras es que no porque Jesús es «la verdad» (14,6); el tiempo del Espí-
me ama. Y las palabras que escucháis no son mías, sino del ritu la ilumina y la hace penetrar en el corazón de los
Padre, que me envió.
25
Os he dicho todo esto mientras estoy con vosotros; 26 pero creyentes, porque «el Espíritu es ¡a verdad» (1 Jn 5,6).
el Paráclito, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, hará que recordéis lo que yo os he enseñado y os lo
explicará todo. MEDITATIO

**• El centro de interés del fragmento es la autorreve- En tiempos no remotos, la inhabitación de la Trini-
lación de Jesús, solicitada por una pregunta ulterior del dad era un tema bastante entrañable a los cristianos
apóstol Judas de Santiago. El Maestro había anunciado más atentos a las realidades de la fe. Hoy, al menos así
precedentemente a los discípulos que ya se había mani- lo parece, lo es un poco menos. Sin embargo, una vida
festado a ellos, aunque de un modo espiritual. Sin em- «habitada por Dios» es muy distinta a una vida desier-
bargo, esas palabras no habían sido comprendidas por ta, abandonada a sí misma, condenada a agotarse en los
los suyos, que pensaban en una manifestación gloriosa y límites de la criatura.
Quinta semana de pascua Lunes 287
286

Mi vida ha sido visitada por Dios. Él habita en mi in- has reservado en lo más íntimo de mí. Purifica mi cora-
terior más profundo. Él es el dulce huésped de mi alma: zón para que pueda verte presente en mi vida, operante,
«Vendremos a él y viviremos en él». ¿Cómo es posible vi- tranquilizador, indispensable. Refuerza, Señor, mi cora-
vir una vida trivial teniendo como huésped a la Trini- zón, para que pueda verte y sentirte, para que pueda en-
dad? ¿Cómo es posible no asombrarse por esta verdad, tablar contigo un diálogo de amor y vivir contigo una
por esta extraordinaria realidad que nos arrebata de la historia de amor destinada a no acabar nunca.
soledad, ensalza la dignidad de la existencia, llena de es-
tupor, da luz a la tonalidad grisácea de nuestra vida co-
tidiana, sumerge en el mundo divino, hace familiar la CONTEMPLATIO
existencia con Dios, no cesa de asombrar y de maravi-
llar, desplaza el centro de interés de toda la aventura te- Oh Dios mío, Trinidad a la que adoro, ayúdame a ol-
rrena, colorea de sentido toda acción? ¿Cómo no que- vidarme de mí por completo para establecerme en ti,
dar sobresaltado de alegría frente a este ser mío mortal inmóvil y apacible como si ya mi alma estuviera en la
hecho templo de la Trinidad inmortal, frente a este eternidad; que nada pueda turbar mi paz ni hacerme
cuerpo mío corruptible hecho santo e incorruptible por salir de ti, oh mi Inmutable, sino que cada minuto me
la intimidad con su Creador? lleve más lejos en la profundidad de tu misterio.
Pacifica mi alma, haz en ella tu cielo, tu morada ama-
da y el lugar de tu reposo; que yo no te deje en ella nun-
ORATIO ca solo; que esté en ti enteramente, despierta del todo
en mi fe, toda adoración, entregada por completo a tu
Te bendigo y te doy gracias, Señor mío, porque hoy acción creadora (Isabel de la Trinidad, cit. en A. Ham-
has abierto mis ojos a todo lo que quieres obrar en mí y man, Compendio de la oración cristiana, Edicep, Valencia
conmigo. ¿Cómo es posible que, por lo general, viva yo 1990, p. 204).
como si estuvieras lejos? ¿Cómo es posible que te bus-
que fuera de mí? ¿Cómo es posible que me olvide de que
estás conmigo, dentro de mí? ACTIO
Señor, perdona mi ceguera y mi distracción. Perdona
mi poco amor, que me impide buscarte allí donde tú Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
quieres ser encontrado. Perdóname, porque lleno en «Vendremos a él y viviremos en él» (Jn 14,23).
ocasiones mi corazón de personas o cosas que no te de-
jan sitio a ti. Perdona todas las veces que me lamento
por mi soledad, como si tú me hubieras dejado solo
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
liara recorrer los caminos del mundo.
Señor, hazte sentir tú también. Hazme volver, como Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios, quiero pasar mi vida es-
I ti sabes hacerlo, a la interioridad, a tu presencia dentro cuchándote, quiero convertirme totalmente en deseo de saber para
de mí. Ayúdame a alejar lo que ocupa el sitio que tú te aprender todo de ti; y después, a través de todas las noches, de to-
288 Quinta semana de pascua

dos los vacíos, de todas las impotencias, quiero fijarte siempre y


permanecer bajo tu gran luz, oh mi Astro amado, fascíname para
Martes
que ya no pueda salir de tu resplandor. de la quinta semana
Oh Fuego que consume, Espíritu de amor, ven a mí, para que se
produzca en mi alma como una encarnación del Verbo; que yo le
de pascua
sea una humanidad añadida en la que él renueve todo su misterio.
Y tú, Padre, inclínate sobre tu pobre y pequeña criatura, cúbrela
con tu sombra, no veas en ella más que al Bienamado en el que has
puesto todas tus complacencias.
Oh mis «Tres», mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita,
Inmensidad en que me pierdo, me entrego a ti como una presa, en-
tiérrate en mí para que yo me entierre en ti, mientras espero ir a
contemplar en tu luz el abismo de tu grandeza (Isabel de la Trini-
dad, cit. en A. Hamman, Compendio de la oración cristiana, Edi- LECTIO
cep, Valencia 1990, p. 204).

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 14,19-28

En aquellos días l9 llegaron de Antioquía de Pisidia y de


Iconio algunos judíos que se ganaron a la gente. Apedrearon
a Pablo y, pensando que estaba muerto, lo arrastraron fuera
de la ciudad. 20 Pero cuando sus discípulos lo rodearon, él se
levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente salió hacia Der-
be con Bernabé.
21
Después de anunciar el Evangelio en Derbe y hacer bas-
tantes discípulos, volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, " con-
fortando a su paso los ánimos de los discípulos y exhortándo-
les a permanecer firmes en la fe. Les decían:
- Tenemos que pasar muchas tribulaciones para poder en-
trar en el Reino de Dios.
23
Designaron responsables en cada iglesia y, después de
orar y ayunar, los encomendaron al Señor, en quien habían
creído. 24 Después atravesaron Pisidia, llegaron a Panfilia 2Í y,
después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía.
26
De allí regresaron por mar a Antioquía de Siria, donde
habían sido encomendados a la protección de Dios para la mi-
sión que acababan de realizar. " Al llegar, reunieron a la co-
munidad y contaron todo lo que Dios había hecho por medio
de ellos y cómo había abierto a los paganos la puerta de la fe.
28
Pablo y Bernabé permanecieron allí bastante tiempo con
los discípulos.
Quinta semana de pascua Martes
290 291

**• Tras otro peligrosísimo episodio de intolerancia, que dije: «Me voy, pero volveré a vosotros». Si de verdad me
resuelto sin llegar al drama gracias a que «sus discípu- amáis, deberíais alegraros de que me vaya al Padre, porque el
los lo rodearon», Pablo - a h o r a protagonista, junto con Padre es mayor que yo. 29 Os lo he dicho antes de que suceda,
para que cuando suceda creáis. '" Ya no hablaré mucho con
B e r n a b é - toma el camino de vuelta y visita las comu- vosotros, porque se acerca el príncipe de este mundo. Y aun-
nidades recién fundadas. Se trata de u n a verdadera que no tiene ningún poder sobre mí, " tiene que ser así para
«visita pastoral», en la que ambos confortan a los fie- demostrar al mundo que amo al Padre y que cumplo fielmen-
les y ponen las bases de una organización eclesiástica, te la misión que me encomendó.
es decir, ponen las bases para la continuidad de las co-
munidades. Una continuidad garantizada por la con-
**• Este pasaje, con el que concluye el primer coloquio
ciencia del elevado coste del Reino de Dios: para entrar
de Jesús con los suyos, es un fragmento compuesto, y
en el Reino de Dios «tenemos» que pasar por muchas
contiene palabras de despedida y de consuelo por parte
tribulaciones. Una continuidad garantizada por la pre-
del Maestro, que deja su comunidad y vuelve al Padre.
sencia de responsables que creen en el Señor y que h a n
Jesús, al despedirse de los suyos, les desea la «paz», el
sido confiados a él. Los evangelizadores pasan; el Evan-
shalóm, que es el conjunto de los bienes mesiánicos, un
gelio tiene que ser llevado continuamente adelante por
don que viene de Dios y que Jesús posee. El motivo del
nuevos evangelizadores y pastores. Esta preocupación
consuelo debe prevalecer sobre el temor y la inquietud:
por el futuro de la comunidad no puede disminuir nun-
él, Jesús, es la paz.
ca en la Iglesia, tampoco en nuestros días.
Por eso añade Jesús una exhortación a la alegría.
El viaje de vuelta está trazado a grandes rasgos, con
Aunque estén tristes por el alejamiento y el temor de
rápidas pinceladas. Llegados a la iglesia de donde ha-
quedarse solos, la separación de los discípulos respecto
bían partido, contaron los abundantes frutos de la mi-
a Jesús es el paso hacia un bien mejor. Jesús va al Padre
sión, sobre todo la confirmación de que Dios «había
«porque el Padre es mayor» que él, es la plenitud de su
abierto a los paganos la puerta de la fe» (v. 27). El ca-
gloria (v. 28). Ahora bien, la vuelta del Hijo al Padre está
mino hacia los paganos parece ahora irreversible, y en
unida de manera inseparable al escándalo de la cruz. Je-
Antioquía, ciudad abierta a la misión universal, es algo
sús, con las predicciones que les ha hecho sobre su pró-
que parece obvio y pacífico. Pero no sucede así en to-
xima muerte, no sólo pretende sostener la fe de los dis-
dos los sitios. La parte menos dinámica de la Iglesia
cípulos en el momento de la pasión, sino que quiere
madre no piensa del mismo modo. Este dato será pre-
mostrar que los hechos que van a tener lugar forman
cursor de nuevos nubarrones, aunque también de cla-
parte del proyecto de Dios. En consecuencia, los suyos
rificaciones decisivas.
no deberán desanimarse: la fe será su fuerza y su único
consuelo.
El tiempo terreno del Maestro está ahora a punto de
Evangelio: Juan 14,27-3la
concluir, le quedan pocos momentos para conversar
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: " Os dejo la aún con sus discípulos, «porque se acerca el príncipe de
paz, os doy mi propia paz. Una paz que el mundo no os pue- este mundo» (v. 30). Aunque se acerca Satanás, no tiene
de dar. No os inquietéis ni tengáis miedo. 2S Ya habéis oído lo ningún poder sobre Jesús. Éste no tiene pecado y Sata-
292 Quinta semana de pascua Martes 293

nás no tiene posibilidad de atacarle. La vida de Jesús como momento más elevado del amor de Dios y del tes-
está bajo el signo de la voluntad del Padre y se entrega timonio de tu amor por él.
libremente a la muerte en la cruz para que el hombre
conozca la verdad.
ORATIO

MEDITATIO ¡Cómo busco la paz, Señor, y cuántas veces la busco!


Sin embargo, debo admitir que no siempre la busco
El Señor ha derramado la paz en tu corazón: él está donde se encuentra. A veces la busco como el mundo:
presente dentro de ti, con el Padre y el Espíritu Santo. busco un poco de paz para vivir en paz, para no inco-
Eso no puede más que darte un sentido de seguridad y modarme demasiado, para no dejarme turbar en exce-
de fuerza: si Dios está contigo, ¿quién estará en contra so. También yo busco, en suma, la paz como la busca el
de ti? mundo: lejos de la cruz, huyendo de quien me turba,
Sin embargo, a menudo estás inquieto y atemoriza- evitando a los que me hacen perder la paciencia, esqui-
do: el m u n d o se presenta amenazante, los pasiones no vando las molestias y cerrando los ojos antes los sufri-
dan tregua, todo parece desarrolarse «como si Dios no mientos de los otros. ¿Cómo voy a poder vivir en paz si
existiera», y Dios calla dentro de ti, juega a esconderse, no me defiendo un poco de los otros? ¿Y cómo voy a vi-
no responde. Entonces tu corazón se espanta, te asalta vir en paz si no me concedo alguna satisfacción? ¿Cómo
la duda y tu paz queda asediada, cuando no se volatili- se puede vivir en paz estando siempre sometido a pre-
za. Ahora es cuando debes recordar que Dios está pre- sión? Todas estas son tentaciones frecuentes, lo sabes,
sente en la luz oscura de la fe, que has de ejercitar la fe Señor. Tentaciones que desvían mi mirada de ti, fuente
en estos momentos para oír aquello que no oyes, para de mi paz; tentaciones que me hacen olvidar tus pala-
ver aquello que no ves, para arerrarte a un agarradero bras constructoras de una paz sólida y tenaz.
que has de buscar en la niebla. Es, en efecto, la fe lo que ¡Vence, Señor, estas tentaciones mías! Haz oír tu voz
está en la base de la paz, que, de hecho, procede de la a mi corazón turbado y enséñame tus caminos, que con-
comunión con Dios. Fe en el Dios ya presente, pero no ducen a tu paz, a mi paz. No permitas que me olvide de
poseído aún en plenitud; fe que se madura en el tiempo ti por un poco de bienestar o por buscar una tranquili-
de la ausencia del Esposo; fe que se perfecciona en la dad que, con frecuencia, es huir de tu presencia en mí y
búsqueda del Esposo; fe que se purifica a través de los en mis hermanos.
acontecimientos más duros y atroces.
La paz procede de una mirada de fe sobre la realidad
de un Dios presente, aunque buscado con todo el ardor CONTEMPLATIO
de un corazón herido por el sentimiento de su ausencia.
La paz viene cuando se comprende y se acepta el miste- Cuando el Señor precisa: «Os doy mi paz, no como la
rio de la ausencia de Dios también en su presencia, en da el mundo», ¿qué debemos entender, sino que él no
su silencio, en el sufrimiento y el misterio de la cruz nos da la paz del mismo modo como la dan los que
294 Quinta semana de pascua

aman el mundo? Ésos, en efecto, se ponen de acuerdo Miércoles


para hacer la paz entre ellos, con el fin de gozar no de
Dios, sino de los placeres que da el m u n d o a sus amigos, de la quinta semana
a cubierto de toda lid y de toda guerra. Y si también de pascua
conceden paz a los justos, en el sentido de que dejan de
perseguirlos, no se trata aún de la verdadera paz, en
cuanto no es una concordia real, porque están desunidos
los corazones. Del mismo modo que se dice consorte a
quien une su suerte a la tuya, sólo cuando los corazones
están unidos se puede hablar de concordia (Agustín, Co-
mentario al evangelio de Juan, 77,5).

LECTIO
ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 15,1-6
«Os dejo mi paz. Que no se inquiete vuestro corazón»
(cf. Jn 14,27). En aquellos días, ' algunos que habían bajado de Judea en-
señaban a los hermanos:
- Si no os circuncidáis según la tradición de Moisés, no
podéis salvaros.
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL 2
Este hecho provocó un altercado y una fuerte discusión
de Pablo y Bernabé con ellos. Debido a ello, determinaron que
Te encuentras siempre ante la alternativa de dejar hablar a Dios Pablo, Bernabé y algunos otros subieran a Jerusalén para tra-
o dejar gritar a tu «yo» herido. Aunque deba haber un lugar don- tar esta cuestión con los apóstoles y demás responsables.
de puedas dejar que la parte herida de ti obtenga la atención que 3
Provistos, pues, por la iglesia de Antioquía de todo lo nece-
necesita, tu vocación es hablar del lugar donde Dios habita en ti. sario para el viaje, atravesaron Fenicia y Samaría contando la
Cuando permites que tu «yo» herido se exprese en forma de justi- conversión de los paganos y llenando de gran alegría a todos
ficaciones, disputas o lamentos, sólo consigues frustrarte aún más y los hermanos. * Al llegar a Jerusalén, fueron recibidos por la
te sentirás cada vez más rechazado. Reclama a Dios en ti y deja iglesia, los apóstoles y demás responsables, y les contaron
que Dios pronuncie palabras de perdón, de curación y de reconci- todo lo que Dios había hecho por medio de ellos. 5 Pero algu-
liación, palabras que llamen a la obediencia, al compromiso radical nos de la secta de los fariseos, que se habían hecho creyentes,
y al servicio. Se requiere mucho tiempo y mucha paciencia para dis- intervinieron diciendo que era necesario circuncidar a los
tinguir entre la voz de tu «yo» herido y la voz de Dios, pero en la me- convertidos y obligarles a cumplir la ley de Moisés.
dida en que vayas siendo más fiel a tu vocación se volverá más fácil. 6
Entonces los apóstoles y los demás responsables se reu-
No desesperes: has de prepararte para una misión que será difícil, nieron para estudiar este asunto.
pero fecunda (H. J. M. Nouwen, la voce dell'amore, Brescia 1997 2 ,
133s [trad. esp.: La voz interior del amor, PPC, Madrid 1997]).
**• En el comienzo del fragmento aparece planteada
la cuestión que tanto interesó y turbó a los primeros
296 Quinta semana de pascua Miércoles 297

discípulos: ¿hace falta la circuncisión para salvarse? MEDITATIO


Pablo y Bernabé responden decididamente que no.
Pero ¿y si los que dicen lo contrario contaran con el Debo caer en la cuenta de que el cristianismo no es
aval de las columnas de la Iglesia de Jerusalén? sólo un mensaje, sino una vida. No afecta sólo a la
De ahí viene la solución: ir directamente a Jerusa- mente, sino que nos hace dar un salto cualitativo en el
lén. Allí, tras u n viaje en el que cuentan sus éxitos orden del ser. No es sólo algo iluminador, sino trans-
apostólicos, suscitando u n a «gran alegría a todos los formador. Es la vida divina derramada en mí por Cris-
hermanos», fueron recibidos por «la iglesia, los apósto- to, que vivifica mi existencia gracias a mi comunión
les y demás responsables» y encuentran la misma opo- con él. ¿Quién puede darme la vida divina, la partici-
sición que hallaron en Antioquía por parte de los fari- pación en la vida inmortal, una vida más allá de toda
imaginación, sino Dios mismo? No puedo subir al cie-
seos convertidos.
lo, sólo puedo recibir lo que del cielo m e viene dado. Y
Su tesis es la típica de los judaizantes, contra los lo recibo estando en comunión con Cristo, la vid, y con
que Pablo tendrá que luchar durante mucho tiempo los hermanos, los otros sarmientos. El Padre da la vida
(cf. sobre todo Gal 5,6-12). Para éstos, la ley de Moisés al Hijo y el Hijo la transmite a los que están unidos a
tenía u n a validez perenne y, por consiguiente, también él: ésa es la realidad que lo transforma todo.
tenía que ser impuesta a los convertidos del paga-
¿Pienso alguna vez en la unicidad de la «vida divi-
nismo.
na»? Esta expresión puede p a r e c e m o s a veces vaga,
La cuestión es seria: de ahí que se convoque u n a dado que no es verificable con instrumentos humanos,
reunión a la que asisten los apóstoles y los demás res- pero es decisiva, porque es la razón de mi «ser hijo» de
ponsables. Según una variante occidental del texto ori- Dios, de mi vida definitiva con él, una vida que será
ginal, asistieron también «el conjunto de los herma- vida de «familia» con la inaccesible y gloriosa Trinidad,
nos». Son las premisas del celebérrimo «Concilio de puesto que ahora soy «consanguíneo» suyo. El punto de
Jerusalén», la primera reunión oficial de la Iglesia soldadura insustituible entre lo divino y lo h u m a n o si-
para resolver una cuestión grave, de la que podía de- gue siendo Jesús y la comunión con él. Jesús es insusti-
pender la difusión de la Palabra entre el m u n d o paga- tuible para mi vida de hijo de Dios; él me convierte en
no. Sobre esta reunión se h a n derramado ríos de tinta un sarmiento sano con su palabra, él me hace llegar la
(en parte por la dificultad de armonizar los datos de linfa vital de la inmortalidad, u n a linfa que viene de la
Lucas con los de Pablo). Con todo, la importancia de eternidad y sumerge en la eternidad.
la reunión es indudable y sus resultados serán alta- ¡Suprema belleza la de la fe! ¡Grandioso p a n o r a m a
mente positivos. el de u n a vida divinizada!

Evangelio: Juan 15,1-8 ORATIO

(C'/. (7 evangelio del quinto domingo de pascua, ciclo B, Oh Jesús, ¡cuan grande y decisivo eres! Contigo estoy
vivo, sin ti estoy muerto. Contigo me arrolla el río in-
Quinta semana de pascua Miércoles 299
298

mortal de la vida divina y me lleva hacia el océano divi- ACTIO


no, ilimitado y sin ocaso. Contigo lo soy todo, sin ti no
soy nada. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Te doy gracias, Señor, lleno de admiración, por «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos» (Jn 15,5).
haber venido a unirme con la eternidad; más aún, con
el Padre, fuente de la vida perenne. Átame a ti, para
que no sea yo u n sarmiento cortado, un sarmiento sin PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
fruto. Manten viva en mí la conciencia de la necesidad
de mi comunión contigo. Por eso te presento toda la El arte de vivir en íntima unión con Jesús se puede ejercitar de
necesidad que tengo de la Palabra que me une a ti, de tres maneras: en primer lugar, manteniéndonos siempre en su pre-
la eucaristía que me alimenta de ti, del mandamiento sencia, sin perderlo nunca de vista. Este arte consiste, esencialmen-
te, en acostumbrarse a oír a Jesucristo en sí mismo mediante el re-
nuevo que me une con mis hermanos y produce el
cuerdo de su divina presencia en nosotros, mediante la costumbre
fruto precioso de la fraternidad, del testimonio de arraigada de realizar actos de amor con él y mediante la gracia
tu nombre, que llena de racimos maduros mi sar- que Dios nos concede a fin de crear unas íntimas relaciones de fa-
miento. miliaridad entre él y el alma. La disposición más importante que se
requiere es pensar en él con motivo de todo, representarnos su
Pódame, Señor, con tu Palabra y sostén mi compro-
vida, su pasión y sus dichos, porque de este modo es como se crea
miso de dar frutos duraderos en los campos de la fra- una dulce familiaridad.
ternidad, de la veneración y del amor a tu santo nom-
En segundo lugar, corresponder fielmente y con exactitud a las
bre, nombre de vid, nombre de vida, nombre de frutos inspiraciones del cielo. Es preciso seguir a Jesús con corazón atento,
que maduran para la eternidad. ávido de escuchar su Palabra y seguir sus invitaciones. En tercer lu-
ar, con humildad de corazón: así como los que viven en la corte
eben seguir la regla de una perfecta corrección exterior, también
los que forman la corte de nuestro Señor deben ser conscientes de
CONTEMPLATIO la grandeza de la vocación cristiana y vivir con ansiedad y amor
humilde (J. J. Surin, / fondamenti delta vita spirítuale, Roma 1994).
Que nadie piense que el sarmiento por sí solo puede
producir algún fruto. El Señor ha dicho que quien
está en él produce «mucho fruto». No ha dicho: «Sin
mí podéis hacer poco», sino: «Sin mí no podéis hacer
nada».
De todos modos, sea poco o mucho, no podemos ha-
cerlo sin él, puesto que sin él no podemos hacer nada.
Porque cuando el sarmiento produce poco fruto, el agri-
cultor lo poda para que produzca más; sin embargo, si
no está unido a la vid y no toma alimento de la raíz, no
podrá dar por sí mismo ningún fruto (Agustín, Comen-
tario al evangelio de Juan, 80,2).
Jueves 301

que estaba destruida.


Jueves Repararé sus ruinas
de la quinta semana y la volveré a levantar
17
para que el resto de los hombres
de pascua busque al Señor,
junto con todas las naciones
sobre las que se ha invocado mi nombre.
Así lo dice el Señor,
que realizó estas cosas,
18
anunciadas desde antiguo.
19
Por eso, yo pienso que no hay que crear dificultades a los
paganos que se convierten. 2" Es suficiente escribirles que se
abstengan de toda contaminación, de la idolatría, de matri-
monios ilegales, de comer animales estrangulados y de la
LECTIO sangre. 21 Ya que desde siempre la ley de Moisés tiene en cada
ciudad sus predicadores, que la leen en las sinagogas todos los
sábados.
Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 15,7-21
*•• En la asamblea de Jerusalén están presentes dos
En aquellos días, 7 tras una larga discusión, se levantó Pe- preocupaciones: salvaguardar la universalidad del Evan-
dro y les dijo: gelio y, al mismo tiempo, mantener la unidad de la Igle-
- Hermanos, vosotros sabéis que, desde los primeros tiem- sia. La apertura al m u n d o pagano, es decir, la toma de
pos, Dios me eligió a mí entre vosotros para que los paganos
oyesen por mi boca la palabra del Evangelio y creyesen. 8 Y conciencia de la universalidad del Evangelio, no da ori-
Dios, que conoce los corazones, dio testimonio en favor de gen a dos Iglesias, sino a una única Iglesia con connota-
ellos, otorgándoles el Espíritu Santo como a nosotros. 9 Sin ha- ciones pluralistas. Corresponde a Pedro la tarea de de-
cer diferencia entre ellos y nosotros, purificó sus corazones con fender la opción de Antioquía. Y lo hace partiendo de su
la fe. 10 ¿Por qué queréis ahora poner a prueba a Dios tratan-
propia experiencia, apoyando plenamente la línea de Pa-
do de imponer a los discípulos un yugo que ni nosotros ni
nuestros antepasados hemos podido soportar? " Nosotros, en blo, usando incluso su típico lenguaje teológico: «Creemos
cambio, creemos que nos salvamos por la gracia de Jesús, el que nos salvamos por la gracia» (v. 11). En consecuencia,
Señor, y ellos, exactamente igual. no se habla de imponer el peso de lacircuncisión o cual-
12
Toda la multitud guardó silencio, y escuchaba a Bernabé quier otro fardo insoportable.
y a Pablo contar las señales y prodigios que Dios había hecho
entre los paganos por medio de ellos. El problema de la convivencia de las dos culturas,
" Cuando acabaron de hablar, tomó la palabra Santiago y formas, mentalidades, tradiciones, fue planteado por
dijo: Santiago, portador de las instancias de la tradición. No
- Hermanos, escuchadme: 14 Simón ha explicado cómo Dios, se opone a Pedro, pero sugiere algunas observancias ri-
desde el principio, escogió entre los paganos un pueblo con-
sagrado a su nombre. 15 Esto concuerda con las palabras de tuales importantes para los judíos, que permitirán u n a
los profetas, pues está escrito: convivencia que no ofenda la sensibilidad de los que pro-
"' Después de esto volveré ceden del judaismo. Se trata de normas de pureza legal
y restauraré la tienda de David, tomadas del Levítico. Para Santiago, las comunidades
302 Quinta semana de pascua Jueves 303

de los cristianos judíos y paganos son diferentes, pero ta. Ésta se verifica en la observación de los manda-
deben vivir sin altercados: por eso es preciso dar nor- mientos de Jesús, en la permanencia en su amor, y
mas prudentes. tiene como modelo su ejemplo de vida en la obedien-
Entre el discurso de Pedro, el último en Hechos de cia radical al Padre hasta el sacrificio supremo de la
los Apóstoles, y el de Santiago se ha intercalado el tes- misma.
timonio de los hechos por parte de Bernabé y Pablo, y Las palabras de Jesús siguen una lógica sencilla: el
todo el conjunto viene después de «una larga discu- Padre ha a m a d o al Hijo, y éste, al venir a los hombres,
sión» (v. 7). Ambos discursos podrían ser considerados ha permanecido unido con él en el a m o r por medio de
como conclusión y resumen de un paciente «proceso la actitud constante de un «sí» generoso y obediente al
de discernimiento comunitario» en el que h a n sido Padre. Lo mismo ha de tener lugar en la relación entre
expuestos, escuchados y discutidos a fondo todos los Jesús y los discípulos. Éstos han sido llamados a prac-
hechos y todos los argumentos. De este modo, queda ticar, con fidelidad, lo que Jesús ha realizado a lo largo
salvada la libertad del Evangelio y, también, la unidad de su vida. Su respuesta debe ser el testimonio sincero
de la Iglesia. Es un método que se considera cada vez del amor de Jesús por los suyos, permaneciendo pro-
más como ejemplar y que se presagia como el normal fundamente unidos en su amor. El Señor pide a los su-
en las distintas decisiones eclesiales. yos no tanto que le amen como que se dejen amar y
acepten el a m o r que desde el Padre, a través de Jesús,
desciende sobre ellos. Les pide que le amen dejándole a
Evangelio: Juan 15,9-11 él la iniciativa, sin poner obstáculos a su venida. Les
pide que acojan su don, que es plenitud de vida. Para
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 9 Como el Pa- permanecer en su amor es preciso cumplir u n a condi-
dre me ama a mí, así os amo yo a vosotros. Permaneced en mi ción: observar los mandamientos según el modelo que
amor. 10 Pero sólo permaneceréis en mi amor si obedecéis mis tienen en Jesús.
mandamientos, lo mismo que yo he observado los manda-
mientos de mi Padre y permanezco en su amor. " Os he dicho
todo esto para que participéis en mi gozo y vuestro gozo sea
completo. MEDITATIO

**• ¿Cuál es el fundamento del a m o r de Jesús por los «Os he dicho todo esto para que participéis en mi
suyos? El texto responde a esta pregunta. Todo tiene gozo y vuestro gozo sea completo» (v. 11): todos y cada
su origen en el a m o r que media entre el Padre y el uno de los discípulos están invitados a dejarse poseer
Hijo. A esta comunión hemos de reconducir todas las por la alegría de Jesús, tras haberse dejado poseer por
iniciativas que Dios ha realizado en su designio de el a m o r de Dios. Mi existencia como discípulo consis-
salvación para la humanidad: «Como el Padre me ama te en dejar sitio a este a m o r divino, que es un a m o r
a mí, así os amo yo a vosotros. Permaneced en mi «descendente», u n a m o r que mueve al Padre a «entre-
amor» (v. 9). Ahora bien, el a m o r que Jesús alimenta gar a su Hijo único» (Jn 3,16), un a m o r que mueve al
por los suyos requiere u n a pronta y generosa respues- Hijo a entregarse a sí mismo, u n a m o r que mueve a los
M)4 Quinta semana de pascua Jueves 305

discípulos a hacer otro tanto, un a m o r que garantiza la dad, porque estaré poseído por la felicidad que viene
«felicidad» del discípulo. de ti, esa felicidad que prometiste a los que dejan sitio a
Cuando Jesús habla de las más que exigentes condi- tu manera de amar.
ciones de este amor, dice claramente que son posibles
porque este nuevo modo de a m a r procede de Dios. Es
el a m o r mismo de Dios el que obra en mí, en ti, en to- CONTEMPLATIO
dos los discípulos. Y no sólo eso, sino que recibiremos
de Jesús «su» felicidad, la alegría que procede de ha- No habría aprendido yo a amar al Señor
ber a m a d o como Dios ama, a través del impulso y de si él no me hubiera amado.
la imitación de Jesús. Se trata de algo que nada tiene ¿Quién puede comprender el amor,
que ver con el moralismo: aquí nos encontramos en sino quien es amado?
la cima de la mística, de la mística de la acción, que Yo amo al Amado,
implica la entrega de uno mismo e incluye ser poseídos a él ama mi alma:
del todo por el a m o r de Dios. allí donde está su reposo,
allí estoy yo también.
Y no seré un extraño,
ORATIO porque no hay envidia junto al Señor altísimo,
porque quien se une al Inmortal
Señor Jesús, ayúdame a mirar hacia lo alto para también será inmortal,
tener el valor de mirar hacia abajo. Ayúdame a mirar- y quien se complace en la vida
te a ti, en el esplendor de los santos; a ti, completa- viviente será.
mente vuelto al Padre, que eres u n a sola cosa con él Que permanezca tu paz conmigo, Señor,
desde la eternidad. Fija mi mirada en ti para que tam- en los frutos de tu amor.
bién yo sea capaz de descender y hacer lo que tú has Enséñame el canto de tu verdad,
hecho. Y es que servir u n poco puede resultar fácil, de suerte que venga a mí como fruto la alabanza,
pero convertir toda la vida en u n servicio es bastante abre en mí la cítara de tu Espíritu Santo
difícil. Servir a los que no lo merecen, a los que no son para que te alabe, Señor, con toda melodía.
agradecidos, a los que te rechazan, es todavía más Prorrumpo en un himno al Señor porque soy suyo
arduo. y cantaré la canción consagrada a él
porque mi corazón está lleno de él
Te ruego que infundas en mi corazón ese a m o r tuyo (de las Odas de Salomón).
arrollador, ese a m o r tuyo concreto, humilde, que has
recibido del Padre y que ha plasmado tu vida, para que
lambién yo p u e d a hacer lo que tú m e dices que es pre- ACTIO
ciso para ser discípulo tuyo. Mi servicio no será así un
arrastrarse de m a n e r a penosa; mi perseverancia en u n Repite con frecuencia y vive h o y la Palabra:
servicio exento de gratificaciones será fuente de felici- «Permaneced en mi amor» (Jn 15,9b).
,M)o Quinta semana de pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Viernes


Uno de los más célebres músicos del mundo, que tocaba el laúd de la quinta semana
a la perfección, se volvió en breve tiempo tan gravemente sordo que
perdió el oído por completo; sin embargo, continuó cantando y ma-
de pascua
nejando su laúd con una maravillosa delicadeza. Ahora bien, como
no podía experimentar placer alguno con su canto y su sonido,
puesto que, falto de oído, no percibía su dulzura y su belleza, can-
taba y tocaba únicamente para contentar a un príncipe, a quien te-
nía gran deseo de complacer, poraue le estaba agradecidísimo, ya
que había sido criado en su casa hasta la juventud. Por eso sentía
una inexpresable alegría al complacerle, y cuando el príncipe le
hacía señales de que le agradaba su canto, la alegría le ponía fue-
ra de sí. Pero sucedía, en ocasiones, que el príncipe, para poner a
prueba el amor de su amable músico, le ordenaba cantar y se iba LECTIO
de inmediato a cazar, dejándole solo; pero el deseo de obedecer
los deseos de su señor le hacía continuar el canto con toda la aten-
ción, como si su príncipe estuviera presente, aunque verdadera- Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 15,22-31
mente no le produjera ningún gusto cantar, ya que no experimen-
taba el placer de la melodía, del que le privaba la sordera, ni podía
gozar de la dulzura de las composiciones por él ejecutadas: «Mi En aquellos días, 22 los apóstoles y demás responsables, de
corazón está dispuesto, oh Dios, mi corazón está dispuesto; quiero acuerdo con el resto de la comunidad, decidieron escoger de
cantar y entonar himnos. Despierta, alma mía; despertad, cítara y
entre ellos algunos hombres y enviarlos a Antioquía con Pablo
y Bernabé. Eligieron a Judas, el llamado Barsabás, y a Silas,
arpa, quiero despertar a la aurora» (Francisco de Sales, Tratado
personajes eminentes entre los hermanos.
del amor de Dios, IX, 9). 23
A través de ellos les enviaron la siguiente carta:
Los apóstoles y demás hermanos responsables, a los her-
manos no judíos de Antioquía, Siria y Cilicia. Saludos. 24 He-
mos oído que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro,
os han inquietado y desconcertado con sus palabras. Por tal
motivo, 25 hemos decidido de común acuerdo escoger algunos
hombres y enviároslos con nuestros amados Bernabé y Pablo,
26
hombres que han consagrado su vida al servicio de nuestro
Señor Jesucristo. 27 Enviamos, pues, a Judas y a Silas, que os
referirán lo mismo de palabra. 28 Porque hemos decidido el
Espíritu Santo y nosotros no imponeros otras cargas más
que las indispensables: " que os abstengáis de lo sacrificado a
ídolos, de sangre, de carne de animales estrangulados y de
matrimonios ilegales. Haréis bien en guardaros de todo esto.
Que os vaya bien.
30
Los enviados se pusieron en camino y llegaron a Antio-
quía, donde convocaron una asamblea comunitaria y entre-
garon la carta; 31 su lectura les llenó de alegría y les propor-
cionó un gran consuelo.
308 Quinta semana de pascua Viernes 309

**• La asamblea concluye eligiendo una delegación y minuido los hombres que, como Pablo y Bernabé,
con el envío de una carta. En ella se desautoriza a los «han consagrado su vida al servicio de nuestro Señor
rigoristas - o sea, a los que habían provocado el alter- Jesucristo»?
c a d o - y se da vía libre a la apertura a los paganos, sin
imponerles demasiadas cargas. Es importante la con-
ciencia que tiene la asamblea de haber tomado u n a de- Evangelio: Juan 15,12-17
cisión bajo la iluminación del Espíritu Santo: la Igle-
sia ha experimentado, desde sus orígenes, la presencia En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 12 Mi man-
del Espíritu y la ha transmitido a lo largo de los siglos. damiento es éste: Amaos los unos a los olios como yo os he
amado. " Nadie tiene amor más grande que quien da la vida
El discernimiento practicado -en el que ha participado por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que
toda la Iglesia- ha sido verdaderamente «espiritual», yo os mando. I5 En adelante, ya no os llamaré siervos, por-
es decir, ha sido guiado por el Espíritu. que el siervo no 'conoce lo que hace su señor. Desde ahora os
llamo amigos porque os he dado a conocer todo lo que he
La delegación debe explicar los detalles del conteni- oído a mi Padre.
do del texto, así como las cláusulas de Santiago, pre- 16
No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a
sentadas como generosas; esto es, no como cargas pe- vosotros. Y os he destinado para que vayáis y deis fruto
sadas. De hecho, esas limitaciones caerán pronto en abundante y duradero. Así, el Padre os dará todo lo que le pi-
desuso frente a la aplastante presencia de los proce- dáis en mi nombre. " Lo que yo os mando es esto: que os
dentes del paganismo y la disminución del componen- améis los unos a los otros.
te judío. El mismo Pablo, por su parte, no hizo nunca
alusión a estas cláusulas.
*•• Las relaciones entre Jesús y los discípulos asu-
La línea de Antioquía tiene ahora vía libre para su men u n a intensidad particular en esta breve perícopa,
estilo de evangelización: sus tesis han sido aceptadas y donde se afronta el tema del m a n d a m i e n t o del amor
avaladas plenamente. Se comprende que «su lectura fraterno: «Amaos los unos a los otros como yo os he
les llenara de alegría y les proporcionara un gran con- amado» (v. 12).
suelo». Este consuelo les animó a seguir por el camino Los mandamientos que debe observar la comunidad
emprendido. Antioquía se convierte ahora en el nuevo mesiánica están compendiados en el a m o r fraterno.
centro de irradiación del Evangelio y en el punto de Este precepto del Señor glorifica al Padre. Supone
partida de las nuevas empresas de Pablo. Reina un vivir como verdaderos discípulos y dar como fruto el
clima de alegría y de serenidad por el avance del Evan- testimonio. Ahora bien, la calidad y la n o r m a del a m o r
gelio, que les hace cerciorarse de la importancia vital al h e r m a n o son u n a sola: el a m o r que Jesús tiene por
de la difusión del camino de la salvación a todos los los suyos, u n a m o r que ha llegado a su cima en la cruz
hombres. (v. 13).
Esto nos hace reflexionar sobre la escasa presencia La cruz es el ejemplo de la entrega de Jesús hasta el
actual de esta preocupación en nuestras comunidades. extremo por sus discípulos: ha entregado su propia
¿Oué eslá pasando? ¿Ha perdido su relevancia a nues- vida p o r aquellos a los que a m a . Lo que de-
tros ojos la causa del Evangelio? ¿O será que han dis- sea, a cambio, de los suyos es la fidelidad al mismo
310 Quinta semana de pascua Viernes 311

m a n d a m i e n t o siguiendo su ejemplo. La riqueza del Dar la vida no significa sólo «morir» por los herma-
a m o r que une a Jesús con los suyos, y a los discípulos nos. Puede ser incluso hermoso y deseado, en ciertos
entre ellos es, en consecuencia, total y de una gran ca- m o m e n t o s en que sentimos en nosotros u n particular
lidad. impulso de generosidad. Dar la vida significa gastar
El modelo del a m o r de Jesús por sus discípulos no nuestra propia vida para que sean felices los que viven
tiene que ver solamente con el sacrificio de su vida, junto a mí. Significa que cada mañana debo pregun-
sino que contiene también otras prerrogativas: es rela- t a r m e cómo puedo hacer para no ser una carga para
ción de intimidad entre amigos y don gratuito (w. 14s). los que viven conmigo. Significa soportar sus silencios
El signo mayor de la amistad entre dos amigos consis- y sus «malas caras», aceptar los límites de su carácter,
te en revelarse los secretos de sus corazones. El a m o r no extrañarse de sus contradicciones ni de sus peca-
de amistad, del que nos habla Jesús, no se impone; es dos. Significa aceptar a mi prójimo tal como es, y no
respuesta de adhesión en el seno de la fidelidad. El tal como debería ser.
Maestro, al hacer partícipes a sus discípulos de los se-
cretos de su vida, ha hecho m a d u r a r en ellos el segui-
miento, les ha hecho comprender que la amistad es un ORATIO
don gratuito que procede de lo alto.
Hoy me siento obligado, Señor, a preguntarme has-
La verdadera amistad se sitúa en el orden de la
ta qué punto me tomo en serio «tu» mandamiento, ese
salvación. Jesús ya no es para ellos el señor, sino el Pa-
que me distingue como discípulo tuyo, ese que te to-
dre y el confidente, y ellos ya no son siervos, sino ami-
mas tan a pecho. Si me examino bien, debo confesar
gos. Convertirse en discípulo de Jesús es don, gracia,
que no es, de hecho, el primer mandamiento, el que
elección y certeza de que nuestras peticiones dirigidas
me tomo más a pecho. Y es que he puesto por delante
al Padre en n o m b r e de Jesús serán e s c u c h a d a s
muchos otros valores que el entorno considera más
(w. 16s).
importantes o que me gratifican más y con mayor fa-
cilidad.
Ilumíname, Señor, para que, en mi vida, esté por en-
MEDITATIO cima de todo la preocupación por construir la frater-
nidad, por aceptar con benevolencia a mis hermanos y
«Mi mandamiento», el que resume todos los otros, el h e r m a n a s , por olvidar sus errores, por recordar cons-
que distingue a u n discípulo de Jesús de todos los de- tantemente tu mandamiento. Concédeme la íntima
más, el que Juan llamará también «mandamiento nue- convicción de que es la práctica de este m a n d a m i e n t o
vo», el típico e inconfundible de Jesús, es sencillo y lo que hace nuevo el mundo, de que mi verdadera con-
exigente: «Amaos los unos a los otros como yo os he tribución como creyente la brinda mi actitud fraterna.
ainado». Seguir a Jesús consiste en a m a r al h e r m a n o Ayúdame a poner en lo más alto de mi escala de valo-
hasta dar la vida por él, precisamente como hizo Jesús, res este mandamiento, que es el más antiguo y el más
el I lijo que bajó para dar la vida por mí. nuevo, que cada día deberé aplicar a nuevas situacio-
312 Quinta semana de pascua Viernes 313

iu\s, para renovarme a mí mismo, mi existencia y mi Señor, sé que no nos mandas nada imposible. Tú conoces me-
ambiente vital. jor que yo mi debilidad, mi imperfección, sabes que no podré
nunca amar a mis hermanas como tú las amas, si no eres aún tú,
Jesús mío, quien las ama en mí. Para concederme esta nueva
gracia has dado un mandamiento nuevo. ¡Oh! Cuánto lo amo,
CONTEMPLATIO pues me da la garantía de que tu voluntad es amar en mí a todos
aquellos a quienes me mandas amar. Sí, estoy convencida de
Oh santo Amor, quien no te conoce no ha podido gus- ello; cuando practico la caridad, es sólo Jesús quien obra en mí.
tar la suavidad de tus beneficios, que sólo la experiencia Cuanto más unida estoy a él, tanto más amo a mis hermanas
(Teresa de Lisieux, Manuscritos autobiográficos C, Monte Carme-
vivida nos revela. Pero quien te haya conocido o haya
lo, Burgos 1997).
sido conocido por ti no puede concebir ya ninguna
duda. Porque tú eres el cumplimiento de la ley; tú, que
me colmas y me calientas; tú, que me inflamas y en-
ciendes mi corazón con una caridad inmensa. Tú eres el
Maestro de los profetas, el compañero de los apóstoles,
la fuerza de los mártires, la inspiración de los padres y
de los doctores, la perfección de todos los santos. Y me
preparas también a mí, Amor, para el verdadero servicio
de Dios (Simeón el nuevo Teólogo).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Os he destinado para que vayáis y deis fruto»
(Jn 15,16).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Cuando el Señor mandó a su pueblo amar al prójimo como a


sí mismo (cf. Lv 19,18), no había venido aún a la tierra; de suer-
te que, sabiendo hasta qué punto se ama la propia persona, no
podía pedir a sus criaturas un mayor amor al prójimo. Pero cuan-
do Jesús dio a sus apóstoles un mandamiento nuevo, su manda-
miento, no habló ya de amar al prójimo como a sí mismo, sino de
amarlo como él, Jesús, lo amó y lo amará hasta la consumación
do los siglos.
Sábado 315

Sábado *•• Lucas pasa ahora a narrar los acontecimientos mi-


sioneros de Pablo: él será el protagonista de la tercera
de la quinta semana parte de los Hechos de los Apóstoles. El fragmento de
de pascua hoy presenta el segundo viaje misionero, ya avanzado.
Entre tanto ha tenido lugar la separación de Bernabé, a
causa -según Lucas- de una diferente valoración de la
persona de Juan Marcos. Pablo elige como nuevo com-
pañero a un discípulo suyo al que siempre le unirá un
gran cariño: Timoteo. Haciendo gala de una gran elasti-
cidad pastoral, especialmente en vistas a la acción entre
los judíos, Pablo lo hizo circuncidar, aunque no viera
para ello ninguna necesidad doctrinal. Pablo se hace en
LECTIO verdad «todo para todos» por el Evangelio.
Es significativo el hecho de que el Espíritu hace prác-
ticamente las veces de guía, corrigiendo la ruta de los mi-
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 16,1-10 sioneros. Lucas quiere subrayar que el protagonista y el
director de la evangelización es el Espíritu Santo, que tie-
En aquellos días, ' llegó Pablo a Derbe y después a Listra. ne sus planes, a menudo diferentes a los de los hombres.
Había allí un discípulo llamado Timoteo, de madre judía con- Es el Espíritu quien impulsa a Pablo a pasar a Europa, en
vertida al cristianismo y de padre griego. 2 Timoteo gozaba de vez de adentrarse en las regiones de Asia menor.
buena reputación entre los hermanos de Listra e Iconio.
3
Pablo decidió llevarlo consigo y lo circuncidó debido a los Hay un misterio en la llamada a los pueblos y las
judíos que había en aquella región, pues todos sabían que su naciones que escapa por completo a la mirada humana.
padre era griego. 4 En todas las ciudades por donde pasaban Baste con una sencilla reflexión: el programador de la
comunicaban a los creyentes los acuerdos tomados por los evangelización es con toda claridad el Espíritu Santo; no
apóstoles y demás responsables de Jerusalén y les recomen- se trata de una acción organizada por los hombres, aun-
daban que los acatasen. 5 Las iglesias se robustecían en la fe y que estén llenos de fe y de celo. En la acción de Pablo no
crecían en número de día en día.
6 había demasiada organización, sino una gran disponibi-
Atravesaron Frigia y la región de Galacia, pues el Espíri-
tu Santo les impidió anunciar la Palabra en la provincia de
lidad a la acción del Espíritu. ¿No hace esto hoy actual y
Asia. 7 Llegaron a Misia e intentaron dirigirse a Bitinia, pero digno de atención este dicho, que podría parecer sólo u n
el Espíritu de Jesús no se lo permitió. 8 Así que pasaron de eslogan: «Menos organización y más Espíritu»?
largo por Misia y bajaron hacia Tróade.
9
Aquella noche Pablo tuvo una visión. Se le presentó un
macedonio y le hizo esta súplica: Evangelio: Juan 15,18-21
- Pasa a Macedonia, ven en nuestra ayuda.
"' Ante esta visión, procuramos pasar rápidamente a Mace- En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: '8 Si el mundo
donia, persuadidos de que Dios nos llamaba a anunciarles la os odia, recordad que primero me odió a mí. " Si pertenecie-
Hiiciui Noticia. rais al mundo, el mundo os amaría como cosa propia, pero
Quinta semana de pascua Sábado 317
316

como no pertenecéis al mundo, porque yo os elegí y os saqué seguido, también lo serán sus discípulos; si éste fue es-
de él, por eso el mundo os odia. 20 Recordad lo que os dije: cuchado, también lo serán los suyos (w. 20s).
«Ningún siervo es superior a su señor». Igual que me han
perseguido a mí, os perseguirán a vosotros; y en la medida en
que pongan en práctica mi enseñanza, también pondrán en MEDITATIO
práctica la vuestra. 21 Os tratarán así por mi causa, porque no
conocen a aquel que me envió. Si pretendes vivir según tus convicciones de fe, no
debe sorprenderte encontrar a tu alrededor la indife-
**• La perícopa contiene una advertencia de Jesús rencia o la hostilidad. No debe deprimirte que los me-
dirigida a sus discípulos sobre el odio y el rechazo del dios de comunicación social se rían a menudo de ma-
m u n d o que tendrán enfrente. Si la nota distintiva de la nera sutil del estilo de vida cristiano, o que cuando
comunidad cristiana es el amor, ahora el Maestro expreses tus convicciones te vean como un anticuado,
presenta a los suyos lo que caracteriza al mundo que o que la gente te considere como alguien que pertenece
les rechaza: el odio (v. 18). El Señor advierte y explica a u n a era pasada, a u n a época de la que ya nos hemos
ese odio del m u n d o y emite u n juicio sobre el mismo. despedido. Que no te abata el desaliento: eso es señal
de que eres fiel a Cristo perseguido y a su Palabra de
El odio del m u n d o hacia la comunidad cristiana es cruz. No debes entrar en crisis porque muchos no pien-
consecuencia lógica de una opción de vida: los segui- sen en esa cruz como los seguidores de Jesús.
dores del Evangelio no pertenecen al mundo, y éste no
puede aceptar a quien se opone a sus principios y op- Una de las características de la fe es su perenne carác-
ciones. Los creyentes, en virtud de su opción de vida a ter inactual. Esa característica hemos de buscarla en su
favor de Cristo, son considerados como extraños y dimensión oblativa, que consiste en la llamada a la
enemigos. Su vida es una continua acusación contra cruz, al sacrificio, al saber amar, a la justicia pagada
las obras perversas del m u n d o y un reproche elocuente con la propia piel. No debes, por tanto, «aguar» tu tes-
timonio, ni bajar el grado de las exigencias de la Pala-
contra los malvados. Por eso es odiado y rechazado el
bra, ni envolver con el silencio lo que es más compro-
hombre de fe.
m e t e d o r e impopular. Hay silencios que parecen
Pero ¿cómo se manifiesta el odio del m u n d o contra excesivamente prudentes, que son expresión de temor
los discípulos? Mediante las persecuciones que h a n de ante los contragolpes de la opinión pública, que expre-
padecer los creyentes por el nombre de Cristo. No son san preocupación por la hostilidad de quienes pueden
en verdad estas pruebas las que deben desanimar a los hacernos daño.
discípulos ni en su camino de fe ni en su misión de
evangelización. También su Señor experimentó la in-
comprensión y el rechazo hasta la muerte (v. 20). Es ORATIO
más, la persecución y el sufrimiento son u n a de las
condiciones de la gloria que toda la c o m u n i d a d cris- Ayúdame, Señor, a vivir como tú quieres en medio
tiana debe compartir con su Salvador. La suerte de los de las dificultades originadas por la hostilidad del mun-
discípulos es idéntica a la de Cristo: si éste ha sido per- do. Ayúdame a no tener miedo de ser tu testigo, pero
<I8 Quinta semana de pascua Sábado 319

ayúdame también a no ser un juez severo con los ACTIO


que me ponen obstáculos en mi camino. Ayúdame, an-
tes que nada, a comprender mis culpas, los motivos Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
que puedo haber dado yo mismo, mis incumplimien- «Igual que me han perseguido a mí, os perseguirán a
tos. La hostilidad puede venir también de mi compor- vosotros» (Jn 15,20).
tamiento inadecuado. Y eso es algo que debo tener en
cuenta.
Ayúdame a enfrentarme con valor a las reacciones PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
que proceden del hecho de decir lo que tú dirías, de
Una de las cosas aue debemos a nuestro Señor es no tener nun-
hacer las cosas que tú harías. Ayúdame a no tener nun-
ca miedo. Tener miedo es hacerle una doble injuria: en primer lu-
ca miedo a hacer un serio examen de conciencia, a no gar, es olvidar que él está con nosotros, que nos ama y que es om-
diluir tu mensaje y el testimonio que debo a tu santo nipotente; en segundo lugar, porque no nos configuramos con su
nombre. voluntad: configuramos nuestra voluntad con la suya, todo lo que
nos ocurra, dado que es querido y permitido por él, nos dejará
alegres y no tendremos ni inquietudes ni temores. Tengamos, pues,
CONTEMPLATIO esa fe que expulsa todo miedo; tengamos a nuestro lado, frente a
nosotros y en nosotros, a nuestro Señor Jesucristo, Dios nuestro, que
nos ama infinitamente, que es omnipotente, que sabe lo que es
El mundo que Dios reconcilia con él en la persona de bueno para nosotros, que nos dice que busquemos el Reino de los
Cristo, que ha sido salvado por medio de Cristo, y al que Cielos y que el resto nos será dado por añadidura.
le han sido perdonados todos los pecados por los méri- Caminemos seguros con esta bendita y omnipotente compañía
tos de Cristo, ha sido elegido entre el m u n d o de los ene- por el camino de lo más perfecto, y estemos seguros de que no nos
migos, de los condenados, de los corruptos. También los ocurrirá nada de lo que no podamos extraer el mayor bien para su
discípulos estaban en el m u n d o y fueron elegidos para gloria, para nuestra santificación y para la de los otros. Y que todo
que dejaran de formar parte del mismo. Fueron elegi- lo que nos ocurra será querido y permitido por él y, en consecuen-
dos no por sus méritos, porque no habían hecho antes cia, lejos de toda sombra de temor, sólo hemos de decir: «Bendito
sea Dios por todo lo que nos ocurra», y sólo hemos de rogarle que
ninguna obra buena; tampoco por su naturaleza, por- ordene todas las cosas, no según nuestras ideas, sino para su
que ésta en virtud del libre albedrío había sido con- mayor gloria (Charles de Foucauld).
taminada por el pecado en su mismo origen; fueron
elegidos por una concesión gratuita, es decir por una
auténtica gracia.
En efecto, el que del mundo eligió al m u n d o no en-
contró ya buenos a los que eligió, sino que los hizo bue-
nos al elegirlos. Pero si eso es obra de la gracia, no lo es
de las obras, pues de otro modo la gracia ya no sería
giacia (cf. Rom 1 l,5s) (Agustín, Comentario al evangelio
tlfJuan, 87,3).
Sexto domingo de pascua 321

Sexto domingo de pascua Judea y en Samaría y hasta los confines de la tierra


(Hch 1,8).
El diácono Felipe se pone a predicar el Evangelio a
Ciclo A los samaritanos y encuentra los ánimos bien dispues-
tos, ávidos de escuchar sus palabras, entusiasmados
por los milagros que acompañan y confirman la predi-
cación. Estos samaritanos muestran la autenticidad de
su adhesión a Cristo mediante una conversión concre-
ta. E n efecto, los que reciben el anuncio de la salva-
ción no vacilan en rechazar la fascinación ilusoria de
la magia (w. 9-13).
LECTIO La fe se convierte en vida, y vida inundada por u n a
«gran alegría», don del Espíritu: es el Espíritu quien
empuja a los discípulos, guía la actividad misionera y
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 8,5-8.14-17 hace crecer la Iglesia, no sólo en extensión, sino tam-
bién en cohesión y unidad. Aunque alejadas desde el
En aquellos días, 5 Felipe bajó a la ciudad de Samaría y es- punto de vista geográfico, las distintas comunidades
tuvo allí predicando a Cristo. 6 La gente escuchaba con apro-
bación las palabras de Felipe y contemplaba los prodigios permanecen, en efecto, sólidamente arraigadas en el
que realizaba. 7 Pues de muchos poseídos salían los espíritus fundamento de los apóstoles (cf. Ef 2,20). Estos últi-
inmundos, dando grandes voces, y muchos paralíticos y mos deciden, de manera unánime, enviar desde Jeru-
cojos quedaron curados. 8 Y hubo gran alegría en aquella salén a Pedro y Juan. En consecuencia, bajan a Sama-
ciudad.
14
Los apóstoles, que estaban en Jerusalén, oyeron que los ría para transmitirles, mediante la imposición de las
habitantes de Samaría habían recibido la Palabra de Dios y manos, el don del Espíritu del Resucitado (Jn 20,22s),
les enviaron a Pedro y a Juan. ,5 Éstos bajaron y oraron por una tarea propia del ministerio de los apóstoles. De este
ellos, para que recibieran el Espíritu Santo, l6 pues aún no modo se establece un vínculo de comunión que edifica
había venido sobre ninguno de ellos; sólo habían recibido el
bautismo en el nombre de Jesús, el Señor. " Entonces les la Iglesia en la unidad.
impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo.

*» La persecución desencadenada contra los discípu- Segunda lectura: 1 Pedro 3,15-18


los tras el martirio de Esteban provoca su dispersión fue-
ra de Jerusalén, con excepción de los apóstoles (w. 1-4). Queridos: l5 Dad gloria a Cristo, el Señor, y estad siempre
dispuestos a dar razón de vuestra esperanza a todo el que os
Es una nueva siembra de la Palabra (Me 4,3), median-
pida explicaciones. Ifl Placedlo, sin embargo, con dulzura y
te la cual se va cumpliendo el programa trazado por respeto, como quien tiene limpia la conciencia. Así, quienes
Jesús antes de la ascensión, cuando afirmaba que es hablan mal de vuestro buen comportamiento como cristia-
preciso dar testimonio de él, más allá de Jerusalén, en nos se avergonzarán de sus calumnias. " Pues es preferible
322 Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua
323

sufrir por hacer el bien, si así lo quiere Dios, que por hacer secución como su Señor, y dará testimonio con la pala-
el mal. bra y con la vida de la esperanza que lo sostiene.
18
También Cristo padeció una sola vez por los pecados, el
inocente por los culpables, para conduciros a Dios. En cuan-
to hombre sufrió la muerte, pero fue devuelto a la vida por el
Espíritu. Evangelio: Juan 14,15-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 15 Si me


**• Si queremos ser auténticos cristianos -afirma Pe- amáis, obedeceréis mis mandamientos, '" y yo rogaré al Padre
d r o - no podemos evitar la persecución, sea cual sea la para que os envíe otro Paráclito, para que esté siempre con
condición social a la que pertenezcamos. Para glorificar vosotros. " Es el Espíritu de la verdad que no puede recibir el
con nuestra vida el nombre de Cristo, es preciso no te- mundo, porque ni lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo
conocéis porque vive en vosotros y está en vosotros.
ner miedo de sufrir. El apóstol, citando Is 8,12b-13, ex- 18
No os dejaré huérfanos; volveré a estar con vosotros. " El
horta a permanecer unidos al Señor. De ahí brota la mundo dejará de verme dentro de poco; vosotros, en cambio,
fuerza limpia cuando se da razón de la propia fe. Si en seguiréis viéndome, porque yo vivo y vosotros también vivi-
el mundo domina la violencia, el cristiano debe res- réis. 2" Cuando llegue ese momento, comprenderéis que yo
plandecer por la virtud de la fortaleza, que le hace man- estoy en mi Padre, vosotros en mí y yo en vosotros. 21 El que
acepta mis preceptos y los pone en práctica, ése me ama de
so y dulce en las palabras, siempre dispuesto a obrar verdad, y el que me ama será amado por mi Padre. También
conforme al Evangelio, y por eso incontestable (v. 16). yo lo amaré y me manifestaré a él.
En esas condiciones, cualquier sufrimiento padecido
será «un sacrificio santo y agradable a Dios» (Rom 12,1),
*»• En el «discurso de despedida», Jesús ayuda a sus
unido al de Cristo (v. 17).
discípulos a comprender el sentido y el valor de su «ir al
Él, con su muerte expiatoria, ha liberado de la escla- Padre», y les consuela por la pena que esta separación
vitud del pecado a los hombres de todos los tiempos, tal produce en ellos. Ese consuelo toma el significado con-
como había profetizado Isaías (53,11b) del Siervo de creto de una salida de sí para adherirse plenamente a la
YHWH. De este modo, toda la humanidad es reconduci- voluntad de Dios. La pascua estará completa si también
da a Dios, en calidad de ofrenda consagrada a él. El fi- los discípulos hacen su éxodo como Cristo. El éxodo
nal de la perícopa (v. 18b) expresa de modo recargado y que deben realizar no es ya de naturaleza geográfica,
lapidario el significado de la pascua del Señor: «En sino de orden espiritual, y se condensa en una actitud
cuanto hombre sufrió la muerte» - p o r haber asumido la de obediencia: «Si me amáis, obedeceréis mis manda-
carne de la humanidad para poder cargar sobre sí y ex- mientos» (v. 15).
piar el pecado del hombre-, pero «fue devuelto a la vida El amor a Jesús no es un sentimiento, sino una vida
por el Espíritu», porque el amor que le impulsó a la fiel a su Palabra; tampoco es un sentimiento el amor de
entrega total de sí mismo es más fuerte que la muerte. Jesús por los hombres. El amor es una persona, es Dios
En este paso - p a s c u a - se revela la gloria de Dios. Sólo mismo, es el Espíritu Santo, que une al Hijo con el Pa-
adorando en su propio corazón este misterio, tendrá el dre en la eternidad y que ha sido derramado en el cora-
cristiano la fuerza necesaria para hacer frente a la per- zón de los creyentes (cf. Rom 5,5). En el cuarto evange-
Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua
324 325

lio se designa al Espíritu con un término tomado del vo- nuestros rechazos y por nuestras avaricias. ¡Cuántas
cabulario forense: Paráclito, «abogado defensor» o, me- veces nos encontramos haciendo cálculos o dispuestos
jor aún -puesto que esta función era desconocida para a a m a r sólo hasta cierto punto, sólo si vemos alguna
el derecho judío-, el «testigo a favor». De ahí la utilidad práctica, algún resultado efectivo; en resu-
traducción: «Consolador». Jesús es el primer «paráclito» midas cuentas, sólo si, en definitiva, podemos sacar
enviado por el Padre: tras su partida intercederá ante alguna ganancia!
Dios para que envíe «otro paráclito», que permanecerá Sin embargo, es siempre el a m o r mismo, en su gra-
para siempre con los suyos. El «mundo» ignora su pre- tuidad más total, la mayor ventaja. Sólo quien ama
sencia, porque no es perceptible a los sentidos, aunque vive de verdad. Quien no ama está en la muerte. Así se
quienes están atentos a las cosas de Dios la conocen. revela el misterio de la alegría. Vivir la pascua signifi-
En la vida de la Iglesia todo se mueve al son del Es- ca redescubrir cada día que estamos llamados al a m o r
píritu: él es quien ora en los que oran; él es quien guía y a la comunión. Que aunque somos débiles y con
a la verdad completa; es también él quien mueve al frecuencia nos sentimos aplastados por muchas preo-
arrepentimiento a los que han caído en pecado y abre cupaciones y sufrimientos, se nos conceda no perder
los corazones a la conversión; él es quien hace com- nunca el deseo de ser testigos del amor. Que cada día
prender la inefable unidad entre el Padre y Jesús, y podamos decirle al Señor: «Concédeme, hoy, ser moti-
quien introducirá en ella a los discípulos (v. 20). Su vo de consuelo para mis hermanos, en especial para
presencia es para cada hombre la prenda de la misma los más tristes y los que pasan por las pruebas más
vida eterna (v. 19), de la manifestación plena del rostro difíciles». «Concédeme, hoy, hacer brillar u n rayo de
de Dios y de la comunión total con él: «El que acepta luz en el camino de quienes no conocen la belleza de
mis preceptos y los pone en práctica, ése me ama... y me la vida». Que cada día podamos decir: he aquí la pas-
manifestaré a él» (y. 21). cua. Que cada m a ñ a n a podamos ponernos en camino
impulsados por el Espíritu de amor, y así ya nada
podrá asustarnos: hasta el dolor y la muerte se volve-
rán acontecimientos de amor, acontecimientos pas-
MEDITATIO cuales, pasos a la vida nueva.
En el orden cotidiano de nuestra vida no tenemos
siempre presente el motivo de nuestra alegría y de
nuestra esperanza. Para que eso ocurra es preciso vivir ORATIO
con la mirada del corazón dirigida a Cristo, que repite
más veces: «Si me amáis...». Todo depende de este «si». Señor Jesús, nosotros creemos que tú nos amas y
Sin embargo, amar es lo que más difícil nos resulta, deseamos amarte: danos el Espíritu de la verdad para
porque prevalece en nosotros la yesca del egoísmo y que nos haga comprender y poner en práctica todas
del orgullo, del repliegue en nosotros mismos, por en- tus palabras de vida, esas que has traído para nosotros
cima del impulso a ofrecernos a los otros. A menudo, del corazón del Padre eterno. Tú estás siempre con
víctimas de nuestro mismo egoísmo, pecamos contra nosotros y no nos dejas huérfanos: también nosotros
Dios y contra los hermanos. El amor está herido por queremos permanecer contigo. Sostén y aumenta en
Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua
326 327

nosotros este deseo. Ruega por nosotros al Padre, para ACTIO


que nos envíe al «otro Consolador», el que nos defien-
de del maligno y nos hace recordar lo m u c h o que Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
somos amados de modo totalmente gratuito. De esta «Grandes son las obras del Señor; las contemplan los
forma seremos conducidos a la verdad completa, a la que las aman» (Sal 110,2).
dulzura de la comunión, a la seguridad de la paz. Y el
mundo, al verlo, sabrá que tú amas al Padre y cumples
su voluntad, y que precisamente este amor salva el PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
mundo. Amén.
Estando en comunión con Jesús, nos encontramos bajo el influjo
del Espíritu Santo y podemos ser creativos, obrar plenamente de un
CONTEMPLATIO modo nuevo en la lucha por el Reino, la ciudad del amor. En Jesús
y a través de él, podemos hacer frente a las fuerzas del mal y de
la mentira inscritas en los corazones y en los grupos humanos, fuer-
El alma que ha sido considerada digna de participar zas que aplastan la vida, que aplastan a los débiles y a los humil-
de la luz del Espíritu, y que ha sido iluminada por el es- des. Ya no somos nosotros quienes hablamos, sino el Espíritu Santo
plendor de su gloria inefable, cuando el Espíritu mora en nosotros. Ya no somos nosotros los que vivimos, sino Jesús
en ella se vuelve toda luz, toda rostro, toda ojo, y no en nosotros. Jesús ha venido a hacer nuevas todas las cosas. En
queda parte alguna de ella que no esté llena de ojos es- comunión con él en el Espíritu Santo, también nosotros podemos
hacer nuevas todas las cosas y hacer cosas más grandes aún que
pirituales y de luz. Eso equivale a decir que ya no que- las hechas por Jesús (Jn 14).
da en ella nada de tenebroso, sino que es toda luz y Es-
Estando en comunión con Jesús, nuestras acciones nacen de la
píritu, está totalmente llena de ojos y no tiene ya comunión y están orientadas hacia la comunión. También nuestras
reverso, sino que es anverso por todos lados, porque ha palabras están llamadas a brotar del silencio de la comunión para
venido a ella y reside en ella la belleza indescriptible de llegar al silencio del amor. Estamos llamados a beber en el corazón
la gloria y de la luz de Cristo. de Cristo para volvernos fuentes de vida para los otros, para dar
nuestra vida a los otros (J. Vanier, Gesü, ¡I dono dell'amore, Bolo-
Del mismo modo que el sol es totalmente semejante nia 1994, p. 168 [trad. cat.: Jesús, e¡ do de ¡'amor, Editorial Claret,
a sí mismo y no tiene ningún reverso, ningún lugar in- Barcelona 1994]).
ferior, sino que brilla por todas partes con su luz [...], así
también el alma que ha sido iluminada por la inefable
belleza, gloria y luz del rostro de Cristo, y que, colmada
de Espíritu Santo, ha sido hecha digna de convertirse en
morada y templo de Dios, se vuelve toda ojo, toda luz,
toda rostro, toda gloria y toda Espíritu, ya que de este
modo Cristo la adorna, la transporta, la dirige, la sos-
tiene y la conduce, y de este modo también la ilumina y
la decora de belleza espiritual (Seudo-Macario, Primera
homilía, 2; en PG 34, 451).
Sexto domingo de pascua 329

Sexto domingo de pascua tulo 10 de los Hechos de los Apóstoles. El aconteci-


miento narrado es determinante no sólo para la Iglesia
de los orígenes, sino también para la Iglesia de todos los
Ciclo B tiempos. En cierto sentido, es u n modelo de lo que debe
ser la apertura de los cristianos al designio de Dios. El
episodio es conocido, por lo general, con el título de
«conversión de Cornelio», aunque también lo podría-
mos llamar «conversión de Pedro». En efecto, es el
mismo Espíritu de Dios el que, con una triple visión
(cf. 10,9-16.28), impulsa a Pedro a salir de su concep-
ción restringida para abrirse a la universalidad de la sal-
vación que el sacrificio redentor de Cristo ha adquirido
LECTIO para toda la humanidad, no sólo para Israel.
Tras cierta resistencia inicial, Pedro se dirige con sin-
ceridad a Cornelio, que no es judío, y le dice: «Verdade-
Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 10,25-26.
ramente ahora comprendo que Dios no hace distinción de
34-35.44-48
personas» (v. 34), sino que le es grato todo hombre que,
como Cornelio, le teme y practica la justicia. El «temor
Sucedió que, 25 cuando Pedro entraba, Cornelio le salió al
encuentro, cayó a sus pies y se postró ante él. 26 Pedro lo de Dios» se refiere a la rectitud de conciencia por la que
levantó diciendo: el hombre se reconoce criatura dependiente de Alguien,
- Levántate, que yo también soy un hombre. aunque todavía no lo conoce rectamente; mientras
34
Pedro tomó entonces la palabra y dijo: que la «justicia» se refiere a un comportamiento social
- Verdaderamente ahora comprendo que Dios no hace dis- honesto.
tinción de personas, ,5 sino que, en cualquier nación, el que
teme a Dios y practica la justicia le es grato. En consecuencia, podemos ver en Cornelio el «tipo
44
Todavía estaba hablando Pedro, cuando el Espíritu Santo de hombre» que pone en práctica, aunque sea de una
descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje. 45 Los manera inconsciente, el doble mandamiento del amor
creyentes judíos que habían venido con Pedro quedaron - a Dios y al prójimo-, que es el distintivo de los discípu-
asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera de-
rramado también sobre los paganos. 46 Pues les oían hablar en
los de Cristo. Esta actitud es la que le dispone a acoger
lenguas y ensalzar la grandeza de Dios. 47 Pedro entonces dijo: la salvación de Dios. A renglón seguido, hemos de seña-
- ¿Se puede negar el agua del bautismo a éstos que han lar que también Cornelio recibe una misión de Dios; a
recibido el Espíritu Santo como nosotros? raíz de ella, manda llamar al apóstol y lo recibe en su
48
Y ordenó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Enton- casa. Ambos -el judío y el p a g a n o - salen de su particu-
ces le suplicaron que se quedase allí algunos días. larismo y, bajo la guía del Espíritu, se encuentran para
dar vida a una realidad nueva. Esta novedad consistirá,
*•»• Dios nos invita a mirar a los otros con sus propios en el caso de Pedro, en anunciar a todos la Palabra que
ojos: ésta podría ser la síntesis del importantísimo capí- Dios ha confiado a los hijos de Israel.
Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua 331
no
Segunda lectura: 1 Juan 4,7-10 enviado por él para introducirnos en la inefable circula-
ción de caridad que une, en la Santísima Trinidad, al
7
Queridos míos, arriémonos los unos a los otros, porque el Padre, al Hijo y al Espíritu. Si con la encarnación, el
amor procede de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y
conoce a Dios. 8 Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios
Verbo, que estaba en el seno del Padre, ha venido al
es amor. ' Dios nos ha manifestado el amor que nos tiene mundo a revelar a Dios, con la resurrección, el hombre,
enviando al mundo a su Hijo único, para que vivamos por él. que estaba alejado de Dios, es llevado de nuevo a su
10
El amor no consiste en que nosotros hayamos amado a seno, hecho hijo en el Hijo.
Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo para
librarnos de nuestros pecados.

Evangelio: Juan 15,9-17


*•• Con estos versículos comienza la magna reflexión
sobre la caridad (4,7-5,3) que marca la cima de la Pri- En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 9 Como el Pa-
mera carta de Juan. Dios es la fuente del amor. En con- dre me ama a mí, así os amo yo a vosotros. Permaneced en mi
secuencia, quien ha brotado de esta fuente y permane- amor. 10 Pero sólo permaneceréis en mi amor si obedecéis mis
ce unido a ella (v. 7) vive del amor y difunde amor. Ésta mandamientos, lo mismo que yo he observado los manda-
es la razón de que el amor a Dios y el amor fraterno mientos de mi Padre y permanezco en su amor. " Os he dicho
todo esto para que participéis en mi gozo y vuestro gozo sea
sean una sola y misma realidad. Por el contrario, no completo.
puede decir que conoce a Dios quien no se configura 12
Mi mandamiento es éste: Amaos los unos a los otros
con él en el amar (v. 8; cf. 2Os.). como yo os he amado. " Nadie tiene amor más grande que
«Dios es amor»: esta revelación del rostro de Dios no quien da la vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si
es una afirmación especulativa, sino la experiencia de hacéis lo que yo os mando. I5 En adelante, ya no os llamaré
una historia de la que Juan es testigo directo (1,1-4), y siervos, porque el siervo no conoce lo que hace su señor. Des-
de ahora os llamo amigos, porque os he dado a conocer todo
cada cristiano llega a serlo también (1,3) cuando entra lo que he oído a mi Padre.
en la comunión eclesial, así como también en la intimi- 16
No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vo-
dad de su propio corazón. El amor no es una realidad sotros. Y os he destinado para que vayáis y deis fruto abun-
para explicar. Dios ha revelado que es amor a través de dante y duradero. Así, el Padre os dará todo lo que le pidáis
su obrar, a través de su «desmesurada caridad», que le en mi nombre. " Lo que yo os mando es esto: que os améis los
ha llevado a dar al hombre a su mismo Hijo único unos a los otros.
-sinónimo de amadísimo-, el cual a su vez ha entrega-
do su propia vida expiando con la muerte el pecado del **• La perícopa evangélica prosigue y profundiza en el
hombre. Su ofrenda es en verdad como la semilla que, tema de la segunda lectura: el del amor. Jesús, prosi-
una vez caída en tierra, produce mucho fruto. guiendo con la analogía de la vid y los sarmientos, aña-
La liberación de la esclavitud del pecado no sólo le de matices siempre nuevos para hacer comprender
devuelve al hombre su inocencia originaria, sino, mu- cuál es la relación que le une al Padre y a los hombres.
cho más, le abre a la vida de comunión con Dios, le hace La expresión permanece en él» (vv. 4-7) se explica aho-
«capaz» de ser morada de Dios. El Hijo amado, que se ra en el sentido de «.permanecer en su amor», es decir,
encuentra en una relación única con el Padre, ha sido en esa circulación de caridad, de p u r a donación, que es
312 Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua 333

ki vida trinitaria en sí misma y en su apertura al hom- nos nuevos. Sigámoslo a través de las lecturas para
bre (v. 9). aprender a cantarlo con la vida.
A Jesús, como bien atestiguan sus parábolas, no le El amor por parte del hombre empieza con la aten-
gusta el lenguaje abstracto. Si habla, es para ofrecer ción, con una intensa expectación dirigida a Dios y sus-
palabras que son «espíritu y vida» y, por consiguiente, citada además por él. Empieza por el darse cuenta de
tienen que poder ser comprendidas y vividas por to- que Dios nos ha amado primero, desde siempre, y no
dos. Permanecer en su a m o r es así sinónimo de porque lo mereciéramos. Descubrirse amado significa,
«observar sus mandamientos». Una vez más es la vida al mismo tiempo, reconocerse pecador perdonado. Este
trinitaria el modelo que se propone al hombre: Jesús perdón no ha tenido para Dios -¡el Omnipotente!- un
permanece en la caridad del Padre y es u n a sola cosa precio irrisorio, pero precisamente así es como se ha
con él porque acoge, ama y realiza plenamente su manifestado el amor: «Dios nos ha manifestado el amor
voluntad (v. 10). Como dice el h i m n o cristológico de que nos tiene enviando al mundo a su Hijo único, para
Flp 2, «se hizo obediente hasta la muerte y una muerte que vivamos por él... envió a su Hijo para librarnos de
de cruz. Por eso Dios lo exaltó...». Esta unión de volun-
nuestros pecados». El rostro amante de Dios nos ha sido
tades, con la seguridad de que el designio del Padre es
revelado por el rostro de dolor y de gloria de Cristo. Y él
el verdadero bien, es la alegría del Hijo, y él, al pedir
nos invita a permanecer en su amor -el más grande,
la observación de sus mandamientos, no hace otra
porque es la vida entregada- para poder gustar la co-
cosa que invitar al discípulo a participar de su misma
munión con el Padre.
alegría (v. 11).
Se nos pide, una vez más, que estemos «atentos»: el
Su mandamiento es el amor recíproco, hasta estar
amor entregado y recibido nos implica en su dinamis-
dispuesto a ofrecer la vida por los otros (w. 12s). Ese
amor es el que hace caer todas las barreras, hace «pró- mo a cada uno de nosotros. Debe convertirse en nuestra
jimo» a todo hombre, hace nacer u n a amistad que entrega: «Amaos los unos a los otros como yo os he ama-
sabe compartir las cosas más importantes. Su realiza- do», con una atención activa y constante para no dejar
ción perfecta se encuentra en Jesús, que, antes de mo- prevalecer la naturaleza egoísta en nuestro modo de
rir, dice a sus discípulos: «Ya no os llamo siervos, sino sentir, pensar, hablar, obrar; con la tensión gozosa de
amigos», aunque sabe que muy pronto le dejarían solo. poner al principio de todo el divino mandamiento. No
es fácil para nadie en concreto...
Pero para eso precisamente se nos ha dado el Espíri-
MEDITATIO tu. Se nos propone una nueva atención de amor: inten-
tar intuir en cada circunstancia los caminos que el Es-
La liturgia de hoy - c o m o siempre- nos habla sólo de píritu nos va abriendo delante, para que pueda
amor. «Dios es amor», y, por consiguiente, ¿qué otra desplegarse el amor y llegar a todo hombre. También
cosa podría decirnos su Palabra o darnos su acción? Pedro se despojó a fondo de inveteradas convicciones
Sin embargo, si la escuchamos con atención, hoy -y para abrazar el designio de Dios: atento al Espíritu y a
cualquier otro día-, este motivo único resuena con to- los hermanos, indicó a la Iglesia naciente el nuevo iti-
Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua 335
m
nerario de amor, dejándonos a todos nosotros una hue- sido dado» (Rom 5,5). Llenos de ese testimonio, ama-
lla de luz. mos a Dios por medio de Dios [...].
La conclusión se impone, y Juan nos la dice aún con
mayor claridad: «Dios es amor, y quien permanece en el
ORATIO amor permanece en Dios, y Dios en él» (Jn 4,8). Es poco
decir: el amor viene de Dios. Pero ¿quién de nosotros se
Jesús, Hijo amadísimo del Padre, tú viniste al mun- atrevería a repetir estas palabras: «Dios es amor»? Las
do para enseñarnos el lenguaje inefable de la caridad. ha dicho alguien que tenía experiencia. Tú no ves a
Y como niños aún pequeños quieres que lo aprenda- Dios: ámalo y lo poseerás. Porque Dios se ofrece a no-
mos con los hechos, con los gestos de cada día. Maes- sotros en el mismo instante. «Amadme - n o s g r i t a - y me
tro divino y humanísimo, tú quieres que conozcamos poseeréis. No podéis amarme sin poseerme. El amor, la li-
el amor del Padre que te ha sacrificado a ti, su cora- bertad interior y la adopción filial no se distinguen más
zón, por nosotros, por nuestra salvación. Ayúdanos a que por el nombre, como la luz, el fuego y la llama. Si
no olvidar esta lección, que se vuelva para nosotros ta- el rostro de un ser amado nos hace felices, ¡qué hará la
rea comprometida de vida. Danos la fuerza del a m o r fuerza del Señor cuando venga a habitar en secreto en
humilde, perseverante, abierto a todos, ya que cada el alma purificada! El amor es un abismo de luz, una
hombre es hermano nuestro. Tú fuiste el primero en fuente de fuego. Cuanto más brota, más quema al se-
observar el mandamiento del Padre y nos diste tú mis- diento. Por eso el amor es un progreso eterno (Agustín,
mo el ejemplo del amor más grande. Ayúdanos a Sermón 34,2-6, passim).
descubrir los distintos modos en que se nos presenta
también a nosotros cada día la ocasión de dar la vida
por los otros, y danos la fuerza para darla de manera
concreta. ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por
CONTEMPLATIO sus amigos» (Jn 15,13).
Nosotros sólo amamos si hemos sido amados prime-
ro. Busca cómo puede el hombre amar a Dios, y no en-
contrarás más que esto: Dios nos ha amado primero. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
Aquel a quien nosotros hemos amado se ha entregado
El cristiano es una persona a la que Dios ha confiado a los otros;
antes él mismo. Se ha entregado a fin de que nosotros
hemos sido confiados los unos a los otros y somos responsables los
le amemos. ¿Qué es lo que ha entregado? El apóstol san unos de los otros. La responsabilidad empieza en el momento en
Pablo lo dice con más claridad: «El amor de Dios ha sido que nos mostramos capaces de responder a una necesidad con
derramado en nuestros corazones». ¿Por medio de toda nuestra inteligencia, con todo nuestro ser: nuestra vida, nues-
quién? ¿Quizá por medio de nosotros? No. ¿Por medio tro corazón, nuestra voluntad, nuestro cuerpo, nuestro compromiso
do quién entonces? «Por medio del Espíritu que nos ha de cristianos debe ir mucho más allá de un piadoso propósito de
.Uó Tiempo de pascua

oración y de intercesión: debe ser un compromiso en el que nuestro


mismo cuerpo esté plenamente implicado, tanto en la vida -porque
Sexto domingo de pascua
a veces es un problema arduo vivir en el nombre de Dios- como en
la muerte. Y si no es posible hacer ninguna otra cosa por el que
sufre, siempre podremos interponernos entre la víctima y el verdu- Ciclo C
go. Conocí a un hombre que vivió durante treinta y seis años en un
campo de concentración y que un día, con una profunda luz en los
ojos, me contaba: «¿Te das cuenta de lo bueno que ha sido Dios
conmigo? Me cogió cuando era sólo un ¡oven sacerdote y me puso
primero en la cárcel y después en un campo de concentración du-
rante más de la mitad de mi vida. Así pude ser ministro suyo allí
donde era necesaria la presencia de uno de ellos». Poquísimos de
nosotros somos capaces, no digo de obrar, sino ni siquiera de
pensar en estos términos. Sin embargo, ésa es la actitud de una per-
sona que es presencia divina allí donde se requiere esta presencia: LECTIO
y no se trata, ciertamente, de gestos de poder. La única cosa que
este cristiano poseía era la convicción de una vida entregada por
completo a Dios y ofrecida, a través de Dios, a los otros hombres.
Eso es lo que nos enseña una inmensa nube de testigos a lo largo
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 15,1-2.22-29
de toda la historia de la Iglesia (A. Bloom, Vivere nella Chiesa,
Magnano 1990, pp. 75s). En aquellos días, ' algunos que habían bajado de Judea
enseñaban a los hermanos:
- Si no os circuncidáis según la tradición de Moisés, no
podéis salvaros.
2
Este hecho provocó un altercado y una fuerte discusión
de Pablo y Bernabé con ellos. Debido a ello, determinaron que
Pablo, Bernabé y algunos otros subieran a Jerusalén para tratar
esta cuestión con los apóstoles y demás responsables.
22
Entonces, los apóstoles y demás responsables, de acuer-
do con el resto de la comunidad, decidieron escoger de entre
ellos algunos hombres y enviarlos a Antioquía con Pablo y
Bernabé. Eligieron a Judas, el llamado Barsabás, y a Silas,
personajes eminentes entre los hermanos.
23
A través de ellos les enviaron la siguiente carta:
Los apóstoles y demás hermanos responsables, a los herma-
nos no judíos de Antioquía, Siria y Cilicia. Saludos. 24 Hemos
oído que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro, os
han inquietado y desconcertado con sus palabras. Por tal mo-
tivo, 25 hemos decidido de común acuerdo escoger algunos
hombres y enviároslos con nuestros amados Bernabé y Pablo,
26
hombres que han consagrado su vida al servicio de nuestro
Señor Jesucristo. 27 Enviamos, pues, a Judas y a Silas, que os
referirán lo mismo de palabra. 28 Porque hemos decidido el
Espíritu Santo y nosotros no imponeros otras cargas más que
338 Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua 339

las indispensables: M que os abstengáis de lo sacrificado a lo esencial, o sea, la necesidad del camino de conversión,
ídolos, de sangre, de carne de animales estrangulados y de la muerte al pecado. Si aún subsisten algunas normas no
matrimonios ilegales. Haréis bien en guardaros de todo esto.
Que os vaya bien. es tanto por su valor en sí mismas, cuanto por favorecer
la serena convivencia eclesial entre judeocristianos y
paganos convertidos. La historia no procede sólo por
*• La difusión del Evangelio entre los paganos pone, principios abstractos, sino que requiere discernimiento,
casi de inmediato, a la Iglesia naciente frente al grave que es la sabiduría de esperar el momento oportuno
problema de su relación con la ley de Moisés: ¿qué va- para proponer cambios, de modo que sirvan para el cre-
lor sigue teniendo la Tora, con todas sus prescripciones cimiento y no sean causa de divisiones más graves.
cultuales, después de Cristo? Esto lleva a la Iglesia a
sentir la necesidad de hacer frente a algunas cuestiones
fundamentales para su misma vida y para su misión
evangelizadora. Segunda lectura: Apocalipsis 21,10-14.22-23
10
Con la asamblea de Jerusalén tiene lugar el primer Me llevó en espíritu a un monte grande y alto y me mos-
concilio «ecuménico»: una acontecimiento de impor- tró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo enviada
tancia central, paradigmático para la Iglesia de todos por Dios, " resplandeciente de gloria. Su esplendor era como
el de una piedra preciosa deslumbrante, como una piedra de
los tiempos. De su éxito dependían la comunión interna jaspe cristalino. " Tenía una muralla grande y elevada y doce
y su difusión. Es, en efecto, el deseo de comunión inter- puertas con doce ángeles custodiando las puertas, en las que
na en la verdad lo que impulsa a la comunidad de An- estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel.
13
tioquía, que era donde surgió el problema, a enviar a Tres puertas daban al oriente y tres al septentrión, tres al
Bernabé y Pablo a Jerusalén para consultar a «los após- mediodía y tres al poniente. " La muralla de la ciudad tenía
doce pilares en los que estaban grabados los doce nombres de
toles y demás responsables» (v. 2). La Iglesia-madre los los doce apóstoles del Cordero.
recibe y discute animadamente el problema (w. 4-7a). 22
No vi templo alguno en la ciudad, pues el Señor Dios
La intervención de Pedro, el informe de Bernabé y Pa- todopoderoso y el Cordero son su templo. " Tampoco necesita
blo, que atestiguan las maravillas realizadas por Dios sol ni luna que la alumbren; la ilumina la gloria de Dios y su
entre los paganos, y, por último, la palabra autorizada antorcha es el Cordero.
de Santiago, responsable de la Iglesia de Jerusalén, ayu-
dan a discernir los caminos del Espíritu (v. 28). Bajo su **• Con la visión de la Jerusalén celestial concluye el
guía, llegan a un acuerdo pleno («los apóstoles y demás libro del Apocalipsis y llega a su final toda la revelación
responsables, de acuerdo con el resto de la comunidad, bíblica. En claro contraste con la visión precedente de
decidieron...»: w . 22-25), dado a conocer en u n docu- la ciudad del mal, Babilonia la prostituta, y con el cas-
mento oficial donde afirman que no se puede imponer tigo a que es sometida (capítulos 17s), describe J u a n
las «observancias judías» a los pueblos paganos. ahora la espléndida realidad que «bajaba del cielo», es
En cierto sentido, como Jesús recogió todos los pre- decir, como don divino: Jerusalén, la esposa del Corde-
ceptos en el único mandamiento del amor, ahora las dis- ro, la ciudad santa. En ella se manifiesta la misma be-
lintas prescripciones de orden cultual han sido «supera- lleza de Dios, y el fulgor iridiscente que emana de ella es
das» en lo que corresponde a la letra, para hacer emerger semejante al suyo (v. 11; cf. 4,3).
140 Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua 341

La perfección de la ciudad está descrita con imágenes me ama. Y las palabras que escucháis no son mías, sino del
tomadas de los profetas (Ez 40,2; Is 54,1 ls; 60,1-22; Padre, que me envió.
25
Os he dicho todo esto mientras estoy con vosotros; 26 pero
Zac 14; etc.) e incrustadas en una síntesis nueva y más
el Paráclito, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
elevada. Tres elementos simbólicos recuerdan su edifi- nombre, hará que recordéis lo que yo os he enseñado y os lo
cación: la muralla, las puertas y los pilares. La muralla explicará todo.
27
indica delimitación, carácter compacto, seguridad, pero Os dejo la paz, os doy mi propia paz. Una paz que el
no clausura. En efecto, a cada lado, hacia cada uno mundo no os puede dar. No os inquietéis ni tengáis miedo.
28
Ya habéis oído lo que dije: «Me voy, pero volveré a vosotros».
de los cuatro puntos cardinales, se abren tres puertas
Si de verdad me amáis, deberíais alegraros de que me vaya al
(cf. Ez 48,30-35), por las que entran en la ciudad todos Padre, porque el Padre es mayor que yo. M Os lo he dicho
los pueblos de la tierra, llegando a constituir el único antes de que suceda, para que cuando suceda creáis.
pueblo de Dios, al que se entrega la revelación. Por otra
parte, en las puertas están escritos los nombres de las
**• Jesús, en la víspera de su partida, consuela a sus
doce tribus de Israel y son custodiadas por doce ánge-
discípulos con la promesa de que volverá y se manifes-
les, mediadores de la ley antigua (w. 12s). Los pilares tará aún a los que le aman (v. 21b), esto es, a los que
de las murallas son los apóstoles de Cristo crucificado guardan sus palabras. El amor a Jesús es caridad acti-
y resucitado, sobre cuyo testimonio se edifica la Iglesia va, arraigada en la fe de que él es el Enviado del Padre,
(Ef2,19s). venido a la tierra para revelarlo y anunciar todo lo que
Ahora bien, en la ciudad falta el lugar santo por ex- le ha oído (v. 24b; cf. 15,15). El que, creyendo, dispone
celencia, el templo, que hacía de la Jerusalén terrena «la sus días en la obediencia a la Palabra, se vuelve morada
ciudad santa». Esta aparente falta constituye su mayor de Dios (v. 23) y conoce por gracia - o sea, en el Espíritu-
«plenitud»: el Todopoderoso y el Cordero son el la comunión con el Padre y con el Hijo.
Templo. El encuentro con Dios no se realiza ya en u n La hora para los discípulos es grave, pero no deben
lugar particular con exclusión de todos los demás. El temer quedarse huérfanos. El Padre les enviará al Es-
encuentro con Dios en la Jerusalén celestial es u n a re- píritu Santo como guía para el camino del último
alidad nupcial, una comunión de vida: Dios y el tiempo. En efecto, la obra de la salvación está total-
Cordero serán todo en todos (1 Cor 15,28), la Presencia mente realizada con la pasión-muerte-icsurrección de
gloriosa de Dios (shekhínah) y del Cristo resucitado es la Cristo. Sin embargo, es preciso que cada uno de noso-
luz que lo envuelve todo y en la que todos se sumergen tros entre en ella y se deje salvar. Esa es la tarea del
(vv. 22-24; cf. Is 60,19s). Espíritu: abrir los corazones de los hombres a la com-
prensión del misterio divino y moverlos a la conver-
sión. Por obra del Espíritu es como Cristo sigue sien-
Evangelio: Juan 14,23-29 do contemporáneo de cada hombre que nace. Por obra
del Espíritu son las Escrituras Palabra viva, dirigida al
En aquel tiempo, 21 dijo Jesús a sus discípulos: corazón de cada uno.
- El que me ama, se mantendrá fiel a mis palabras. Mi Pa-
dre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en El Espíritu tiene la misión de «recordar» y «explicar»
él. 24 Por el contrario, el que no guarda mis palabras, es que no todo cuanto Jesús ha dicho y hecho en su vida terrena.
342 Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua 343

Ese recuerdo y esa explicación no llevan, sin embargo, bamos que el Espíritu nos había calmado del todo; y, sin
muy lejos en el tiempo y en el espacio, pero proporcio- embargo... Su paz es un dinamismo de amor, no una
nan una visión profunda sobre el presente, porque es en quietud estática: si le abrimos la puerta del corazón,
el presente donde Jesús, el Emmanuel, está-con-noso- podrán entrar en él todos los hermanos, con todas sus
tros. Él mismo lo afirmó cuando añadió un don a la pro- preguntas apremiantes. Pensábamos que al menos nos
mesa del Espíritu: «Os dejo la paz, os doy mi propia paz». sentiríamos ricos por dentro para dar y, sin embargo,
Ahora bien, la paz es él mismo. Por eso es diferente de seguimos igual de pobres. Es entonces cuando el «Pa-
la que el m u n d o puede ofrecer: es una persona, es vida dre de los pobres», el Espíritu Santo, se vuelve Paráclito
eterna, es amor. Volvemos así al principio: Jesús habita en nosotros y nos enseña, antes que nada, a escuchar
en el corazón del hombre para hacerle capaz de amar; sin preconceptos y sin presunciones (porque somos
el hombre, amando, se abre cada vez más a Dios y se pobres) a los otros; a recordar la Palabra de Jesús, que
vuelve cooperador de la salvación, irradiación de paz y se vuelve en nosotros luz que indica el camino de la
profecía del cielo con él. paz a los hermanos. Es u n poco lo que sucedió tam-
bién hace dos mil años en el concilio de Jerusalén... Se
trata de u n a obra continua, pues la paz de Jesús, ofre-
MEDITATIO cida al corazón de cada discípulo, debe propagarse por
el mundo: a él está destinada, en efecto, una meta de
A nosotros -siempre inquietos e inseguros, incluso alegría y de gloria celestial, que es don de Dios. Pero a
cuando levantamos la voz para hacernos valer- nos da nosotros se nos ha dado la tarea de prepararla desde
hoy Jesús su paz, diferente a la que da el mundo, quizás ahora.
diferente a la que queremos. A buen seguro, más pre-
ciosa para el tiempo y para la eternidad. Del mismo
modo que en la última cenaentregó su corazón y todos ORATIO
los tesoros encerrados en él a sus discípulos, así hace
con nosotros hoy, ofreciéndonos la clave de su paz y de- En ti, y sólo en ti, Señor, encuentra reposo nuestro
jándonos entrever su desenlace. La clave de la paz es el corazón inquieto y turbado. Tú eres la verdadera paz
amor, adhesión concreta a su Palabra, que hace de no- que el mundo y sus vanidades no pueden ofrecer. Tú
sotros morada de Dios. Y el desenlace es, ya desde aho- eres la piedra preciosa, prenda de la herencia futura,
ra, la alegría. ¡Sencillo y arduo programa! Sin embargo, que nadie podrá quitarnos jamás. Concédenos el deseo
está a nuestro alcance, porque nos ha entregado al Es- ardiente de estar a la escucha de toda palabra tuya, para
píritu Santo, memoria viviente de Jesús, lámpara para estar siempre dispuestos a realizar lo que tú nos confíes,
los pasos de nuestro camino y vigor en la fatiga del com- sin contar con nuestras fuerzas, sino con el poder de tu
promiso cristiano. Espíritu, que habita en nosotros. Sus gemidos inefables
Si abrimos la puerta del corazón a la paz del Señor, nos abren a una incesante oración por cada hombre que
la mayoría de las veces se produce, al principio, u n al- sufre lejos de tu rostro. Que su caridad nos conceda una
boroto en nuestro m u n d o interior: creíamos que los verdadera solicitud, para que no pase ningún pobre a
otros ya no nos fastidiarían o molestarían más; pensá- nuestro lado sin encontrar consuelo y descanso.
Tiempo de pascua Sexto domingo de pascua 345
344

CONTEMPLATIO PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

«Cuando venga el Espíritu Santo, os lo explicará todo» Sin el Espíritu Santo, es decir, si el Espíritu Santo no nos plasma
interiormente y si nosotros no recurrimos a él de manera habitual,
(Jn 14,26), también las realidades futuras. Queridos hi- prácticamente, puede ocurrir que caminemos al paso de Jesucristo,
jos: no se trata aquí de cómo se resolverá ésta o aquella pero no con su corazón. El Espíritu nos hace conformes en lo ínti-
guerra, o si crecerá bien el grano. No, no, hijos míos, no mo al Evangelio de Jesucristo y nos hace capaces de anunciarlo al
se trata de eso. Aquel «todo» se refiere a todas las cosas exterior (con la vida). El viento del Señor, el Espíritu Santo, pasa
necesarias para una vida divina y para un secreto cono- sobre nosotros y debe imprimir a nuestros actos cierto dinamismo
cimiento de la verdad y de la maldad de la naturaleza. que le es propio, un estímulo al que nuestra voluntad no permanece
extraña, sino que la trasciende. Dios nos dará el Espíritu Santo en
Seguid a Dios y caminad por el santo y recto sendero, la medida en que acojamos la Palabra allí donde la oigamos.
cosa que algunas personas no hacen: cuando Dios las
Debería haber en nosotros una sola realidad, una sola verdad,
quiere dentro, salen, y cuando las quiere fuera, entran; un Espíritu omnipotente que se apoderara de toda nuestra vida,
todo al revés. Esto es «todo», todo lo que nos es necesa- para obrar en ella, según las circunstancias, como espíritu de cari-
rio interior y exteriormente, conocer de manera profun- dad, espíritu de paciencia, espíritu de mansedumbre, aunque es el
da e íntima, pura y claramente nuestros defectos, la ani- único Espíritu, el Espíritu de Dios. Todos nuestros actos deberían ser
quilación de nosotros mismos, grandes reproches por la continuación de una misma encarnación. Sería preciso que en-
tregáramos todas nuestras acciones al Espíritu que hay en nosotros,
cómo estamos lejos de la verdad y nos apegamos de ma-
de tal modo que se pueda reconocer su rostro en cada una de ellas.
nera peligrosa a las cosas pequeñas. El Espíritu no pide más que esto. No ha venido a nosotros para des-
El Espíritu Santo nos enseña a sumergirnos en u n a cansar; es infatigable, insaciable en el obrar; sólo una cosa se lo
profunda humildad y a conseguir u n a total sumisión a puede impedir: el hecho de que nosotros, con nuestra mala volun-
tad, no se lo permitamos, o bien no le otorguemos la suficiente con-
Dios y a todas las criaturas. Es ésta u n a ciencia en la
fianza y no estemos convencidos hasta el fondo de que él tiene una
que están encerradas todas las ciencias necesarias sola cosa aue hacer: obrar. Si le dejáramos hacer, el Espíritu se mos-
para la verdadera santidad. Ésta sería la verdadera traría absolutamente incansable y se serviría de todo. Basta con nada
santidad, sin comentarios, no de palabra o en apa- para apagar un fuego diminuto, mientras que un fuego inflamador lo
riencia, sino real y profunda. Podemos disponernos consume todo. Si fuéramos gente de fe, podríamos confiarle al Espí-
de tal modo que se nos conceda de verdad el Espíritu ritu todas las acciones de nuestra ¡ornada, sean cuales sean, y las
transformaría en vida (M. Delbrél, Indivisibile amore. Frammenti di
Santo. Que Dios nos ayude en esto. Amén (Juan Taule- lettere, Cásale Monferrato 1994, pp. 43-45, passim).
ro, I Sermoni, Milán 1997, pp. 233s [existe edición cas-
tellana de sus Obras, Fundación Universitaria Españo-
la, Madrid 1984]).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Os dejo la paz, os doy mi propia paz» (Jn 14,27).
Lunes 347

Lunes y las reuniones se celebraban junto al río. Al parecer,


prevalece el público femenino, entre el cual destaca una
de la sexta semana rica comerciante de púrpura, cuyo nombre también se
de pascua cita. Lidia es el paralelo femenino de Cornelio, y «ado-
raba al verdadero Dios»: eso significa que era una paga-
na que se había acercado al judaismo y se había con-
vertido en una «prosélito».
Contrariamente a lo que había sucedido en Antioquía
de Pisidia, donde algunas mujeres habían participado
en la revuelta contra los misioneros, Lidia se siente atraí-
da de inmediato por el mensaje cristiano. En efecto, «el
Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras
LECTIO de Pablo». Precisamente como había hecho el Resucitado
con los discípulos, cuando les abrió la mente (Le 24,25):
es siempre el Señor quien acompaña a sus testigos y
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 16,11-15 hace eficaz su Palabra cuando y donde cree oportuno.
Más tarde, se desencadenará la fantasía de los apócrifos
" Zarpamos, pues, de Tróade y fuimos derechos a Samo- sobre este episodio, tejiendo una historia de aventuras y
tracia. Al día siguiente fuimos a Neápolis, y de allí a Filipos, acontecimientos inverosímiles que tendrían como pro-
12
ciudad importante del distrito de Macedonia y colonia ro-
mana. Allí permanecimos algunos días. 13 El sábado salimos tagonistas a Pablo y Lidia.
fuera de la ciudad y fuimos junto al río, donde pensábamos
que se reunían para orar. Nos sentamos y estuvimos hablan-
do con las mujeres que se habían reunido. '" Entre ellas había Evangelio: Juan 15,26-16,4a
una llamada Lidia, que procedía de Tiatira y se dedicaba al
comercio de la púrpura. Lidia adoraba al verdadero Dios, y el
Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras de En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 26 Cuando ven-
Pablo. 15 Después de haberse bautizado con toda su familia, ga el Paráclito, el Espíritu de la verdad que yo os enviaré y que
nos suplicó: procede del Padre, él dará testimonio sobre mí. " Vosotros
- Si consideráis que mi fe en el Señor es sincera, entrad y mismos seréis mis testigos, porque habéis estado conmigo
quedaos en mi casa. desde el principio.
1
Y nos obligó a ello. Os he dicho lodo eslo para que vuestra le no sucumba en
la prueba. 2 Porque os expulsarán de la sinagoga. Más aún,
llegará un momento en el que os quiten la vida pensando que
*•• Estamos en Europa, en Macedonia, la patria de Fi- dan culto a Dios. ' Y actuarán así porque no conocen al Padre
lipo el Macedonio, padre de Alejandro Magno. Sin em- ni me conocen a mí. 4 Os lo digo de antemano para que, cuan-
do llegue la hora, recordéis que ya os lo había anunciado yo.
bargo, para Pablo, probablemente se tratara de una de
las tantas ciudades de lengua y cultura griegas del inmen-
so Imperio romano. La comunidad judía debía de ser **• Jesús, después de haber advertido a los suyos del
aquí más bien exigua, si es verdad que no había sinagoga odio y de las persecuciones por parte del mundo, pre-
US Sexta semana de pascua Lunes 349

I ende ahora tranquilizarles diciéndoles que su fiel testi- los discípulos serán incomprendidos, expulsados de los
monio, en las duras pruebas que sufrirán por parte de lugares importantes e incluso les quitarán la vida. Se
los tribunales del mundo, será apoyado por el testimo- perfila aquí una visión «heroica» de la vida cristiana,
nio del Espíritu de la verdad, que él mismo les enviará una visión en la que el cristiano ha de ser testigo en el
desde el Padre. Más aún, las contradicciones serán el sentido más pleno, es decir, en el de mártir. La realidad
lugar donde se manifieste con poder la acción del Espí- de Cristo resulta tan decisiva para la humanidad y, al
ritu Santo, que hablará por ellos. mismo tiempo, tan heterogénea con el modo común de
¿Cuál es el contexto del testimonio del Espíritu? El pensar, que quien se pone de parte de Cristo será, inevi-
odio del mundo. En este clima de oposición es en el que tablemente, marginado e incluso suprimido. Eso es lo
tendrán que dar testimonio de Cristo los discípulos. Él, que ha sucedido en el siglo XX con el elevadísimo núme-
sin embargo, una vez glorificado, enviará al Paráclito en ro de mártires. Es lo que está sucediendo y, presumible-
unidad con el Padre. El Espíritu «dará testimonio» en mente, sucederá en el próximo siglo con la marginación
favor suyo (15,26). A este testimonio interior del Pará- práctica de quienes, en medio del sincretismo general o
clito se añade el exterior de los discípulos (v. 27), banco del fundamentalismo que resurge, se ponen de parte de
de prueba para la fe cristiana: «Os expulsarán de la si- Cristo, armado con el solo poder del Consolador.
nagoga. Más aún, llegará un momento en el que os quiten También hoy los discípulos, elegidos para ser custo-
la vida pensando que dan culto a Dios» (16,2). Estas pre- dios y testigos de la realidad divina de Cristo, están ad-
dicciones del Maestro a los suyos, realizadas con acen- vertidos de la incomprensión y de la hostilidad con que
tos de contenido sufrimiento, revelan la verdad de los serán perseguidos por el mundo. Y lo hará unas veces
acontecimientos que vivirán en breve los discípulos. Lo en nombre del progreso, otras de la emancipación y de
subraya para que éstos, a continuación, durante las la modernización, de la liberación de los tabúes, de las
pruebas, puedan acordarse de cuanto les dijo el Maes- batallas de la civilización, de los Derechos Humanos y de
tro y no tengan que sucumbir así al escándalo, y conti- todas las motivaciones que en estos años se han esgrimi-
núen confiando en él (v. 4). Los enemigos de la Iglesia do, en no raras ocasiones también para hacer olvidar el
pueden pensar que están de parte del justo y tener tam- pasado cristiano e imponer nuevos modelos de vida.
bién a Dios de su parte; pero, como no han visto la
verdad de la luz del Padre, reflejada en la persona de Je-
sús, no han conocido el verdadero rostro del Padre. ORATIO

Se anuncian, Señor, tiempos duros. El rechazo de tu


MEDITATIO memoria se está afirmando en algunas parles de nues-
tro m u n d o occidental como si In nombre hubiera sido
La vida del cristiano es, a la vez, tiempo de tentación la cobertura, si no la causa, de un momento oscuro de
y tiempo de testimonio, tiempo de lucha y tiempo de co- la historia de la humanidad. I laz, Señor, que no nos es-
laboración en la obra del Espíritu destinada a dar testi- candalicemos, sino que sepamos resistir, todos unidos,
monio del Resucitado. Así como el Resucitado fue al Pa- con la fuerza y el consuelo de tu Espíritu. Haz, sobre
dre en medio de la incomprensión humana, así también todo, que no tengamos que juzgar a quienes nos margi-
350 Sexta semana de pascua Lunes 3S1

nan, porque, en ocasiones, consideran «que dan culto a ACTIO


Dios» o, al menos, a la causa de la humanidad, a menu-
do de buena fe. Haznos conscientes de que también no- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
sotros, los cristianos, hemos sido a veces, a lo largo de «El Espíritu de la verdad dará testimonio sobre mí»
la historia, intolerantes y hemos perseguido a otros her- (Jn 15,26).
manos, creyendo dar culto a Dios.
Ayúdanos a ser humildes, a no caer en el victimismo,
a dar testimonio de ti con firmeza y orgullo, aunque sin PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
pretender ni aplausos, ni medallas, ni salvoconductos,
ni reconocimientos, ni deseo de revancha. Haz que ¿Quedan hoy cristianos? Si tienes la impresión de que el cristia-
aprendamos a tener confianza sólo en la fuerza de tu nismo está viendo disminuir en nuestros días su papel de guía espi-
ritual, si tienes la impresión de que la gente busca el significado del
Espíritu, para dar testimonio de ti también en el milenio
ser o no ser, de la vida y de la muerte, del amar y del ser amados,
que no ha hecho más que empezar. del ser ¡oven y del envejecer, del dar y del recibir, del herir y del ser
herido, y no espera ninguna respuesta de los testigos de Jesucristo,
empieza a preguntarte entonces hasta qué punto estos testigos debe-
rían llamarse a sí mismos cristianos.
CONTEMPLATIO
El testigo cristiano es un testigo crítico, porque profesa que el
«El arco de los fuertes se ha quebrado, los que tamba- Señor volverá para hacer nuevas todas las cosas. La vida cristiana
llama a cambios radicales, porque el cristiano asume una distancia
lean se ciñen de fuerza» (1 Sm 2,4). Con justicia, la gra- crítica respecto al mundo y, a pesar de todas las contradicciones,
cia del Espíritu Santo recibe el nombre de vigor, ya que continúa diciendo que es posible un nuevo modo de ser humano y
los elegidos, al recibirla, se vuelven fuertes contra todas una nueva paz. Esta distancia crítica es un aspecto esencial de la
las adversidades de este mundo. ¿Quiénes, sino los após- verdadera oración (H. J. M. Nouwen, A mani aperte, Brescia
toles, han de considerarse débiles? En efecto, está escri- 1997 3 , p. 54).
to que, en el momento en que fue arrestado el Señor, to-
dos, abandonándole, huyeron. Pero apenas los revistió
el vigor, es una maravilla ver cómo los hizo fuertes. El
Espíritu, con un estruendo imprevisto, descendió sobre
ellos y transformó su debilidad en la potencia de u n a
maravillosa caridad.
El vigor del Espíritu venció el temor, superó los te-
rrores, las amenazas y las torturas, y a los que revistió
bajando sobre ellos los adornó con las insignias de una
audacia maravillosa para el combate espiritual; hasta tal
punto que, en medio de los azotes, torturas y otros ultra-
jes, no sólo no temieron, sino que exultaron (Gregorio
Magno, Comentario al Libro primero de los Reyes, 1,97).
Martes 35Í

celero los tomó consigo, les lavó las heridas y a continuación


Martes recibió el bautismo con todos los suyos. 34 Después los llevó
de la sexta semana a su casa, preparó un banquete y celebró con toda su fami-
lia la alegría de haber creído en Dios.
de pascua
**• Pablo y Silas están en la cárcel por haber expul-
sado el espíritu de adivinación de una esclava: «El espí-
ritu salió de ella en aquel mismo instante, pero sus amos,
al ver que habían desaparecido sus expectativas de lucro,
echaron mano a Pablo y a Silas y los llevaron a la plaza
pública ante las autoridades» (w. 18b-19) acusándoles
de turbar el orden público.
LECTIO
Los «estrategas» de Filipos, sin hacer demasiadas
averiguaciones, ordenan que azoten con varas a los
acusados y encargan al carcelero que los vigile con cui-
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 16,22-34 dado. Por eso, al día siguiente, cuando los magistrados
querían liberar a los prisioneros, Pablo protesta de
En aquellos días, 22 la gente se amotinó contra ellos, y los m a n e r a vivaz y, haciéndose fuerte en su ciudadanía
magistrados ordenaron que les despojaran de sus vestiduras
y los azotaran con varas. " Después de una severa flagela- romana, les exige explicaciones por su acción ilegal.
ción, los metieron en la cárcel y encargaron al carcelero que Lucas se muestra solícito también en esta ocasión en
los guardase con cuidado. 24 El carcelero, siguiendo a la le- sacar a la luz el derecho romano, que favorece la libre
tra la orden, los metió en el calabozo más seguro y les suje- circulación de la Palabra. Las persecuciones todavía
tó los pies en el cepo.
25
A medianoche, Pablo y Silas oraban entonando himnos están lejos.
a Dios, mientras que los otros presos los escuchaban. 26 De Entre ambos episodios «policíacos» se insería la
repente, se produjo un gran terremoto, que sacudió los ci- clamorosa conversión narrada en nuestro pasaje: el tes-
mientos de la cárcel; se abrieron solas todas las puertas y a timonio sereno de los prisioneros, su lealtad, la serio de
todos los presos se les soltaron las cadenas. " Al despertarse
el carcelero y ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó el acontecimientos extraordinarios, conmueven al carcele-
puñal con intención de suicidarse, pensando que los presos ro y le hacen plantear la pregunta: «¿Qué debo hacer
se habrían fugado. 28 Pero Pablo le gritó: para salvarme?».
- No te hagas daño, que estamos todos aquí.
29
El carcelero pidió una antorcha, entró en el calabozo y La respuesta no consiste en una serio de preceptos,
se echó temblando a los pies de Pablo y Silas. ,0 Después los sino en la presentación de una persona: «.S7 crees en el
sacó fuera y dijo: Señor Jesús, os salvaréis tú y tu familia». Así, a la «pro-
- Señores, ¿qué debo hacer para salvarme? sélito judía» se añade un «funcionario romano»: dos
31
Ellos le respondieron:
- Si crees en el Señor Jesús, os salvaréis tú y tu familia.
conversiones que entran a formar parle de una comu-
w
Luego le explicaron a él y a todos sus familiares el men- nidad muy querida por Pablo. En electo, los cristianos
saje del Señor. " En aquella misma hora de la noche, el car- de Filipos le habían «robado» a Pablo el corazón.
Sexla semana de pascua Martes 355
354

Evangelio: Juan 16,5b-ll rechazado a Cristo. Él, como abogado en un proceso,


revelará a los creyentes, a lo largo del desarrollo de la
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 5 Pero ahora historia, el error del mundo. Lo pondrá en situación de
vuelvo al que me envió y ninguno de vosotros me pregunta: acusado por su pecado de incredulidad. Probará al
«¿Adonde vas?». 6 Eso sí, al anunciaros estas cosas, la tristeza m u n d o la justicia de Cristo. Demostrará que el juicio de
se ha apoderado de vosotros. 7 Y sin embargo, os digo la ver-
dad: os conviene que yo me vaya, porque si no me voy el Pa-
condena contra Jesús es inconsistente; más aún: que se
ráclito no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. ha resuelto con la condena para siempre del «que tira-
8
Cuando él venga, pondrá de manifiesto el error del mundo niza a este mundo», sobre el que ha triunfado Cristo con
en relación con el pecado, con la justicia y con la condena. su muerte-exaltación (v. 11).
9
Con el pecado, porque no creyeron en mí; lu con la justicia,
porque retorno al Padre y ya no me veréis; " con la condena,
porque el que tiraniza a este mundo ha sido condenado.
MEDITATIO
»*• El tema fundamental que nos propone el evange- Mientras el m u n d o condena a los discípulos porque
lista es el Espíritu Santo, testigo de Jesús y acusador del siguen a Cristo, el Espíritu dará la vuelta a la situa-
mundo. Los versículos introductorios recogen el tema ción, revelando el verdadero ser del m u n d o , su error,
de la tristeza de los discípulos. Jesús ha hablado de las su nulidad. Es una luz que procede del criterio del jui-
persecuciones que deberán padecer los suyos, y éstos cio divino, diferente e incluso opuesto al del m u n d o .
se sienten turbados frente a esos acontecimientos. Las Los discípulos, perseguidos y condenados por los tri-
palabras dirigidas por Jesús a los discípulos, recogidas bunales del mundo, pueden juzgar y condenar en lo
en los vv. 5-7, sacan a la luz su cierre. Los discípulos, íntimo de su conciencia al mundo, en espera del juicio
atemorizados por el inminente futuro de sufrimiento final, que pondrá de manifiesto los términos exactos de
que les espera, son incapaces de confiarse al que es el la eterna lid.
único que puede hacerles superar toda tristeza y De este Espíritu que refuerza los corazones, que hace
angustia. evidentes las razones del creer, que da el valor necesario
Por eso les reprocha Jesús el hecho de que ninguno le para oponerse a la mentalidad de este mundo, de este
pregunte qué significa su partida al Padre y su próxima Espíritu -decía tenemos hoy u n a extrema necesidad. Y
pasión y muerte, de las que ya les ha hablado otras tenemos tanta necesidad porque se trata de un mundo
veces (cf. 7,33; 13,33; 14,2-5.12). Si hubieran compren- cada vez más seguro de sí mismo, más persuasivo, más
dido el sentido de su misión de sufrimiento redentor, se seductor. Tenemos necesidad, sobre todo, de este Espí-
habrían tranquilizado con el pensamiento de que su ritu que muestra al corazón y a la mente de cuantos
«ascenso» al Padre tendría como consecuencia la veni- creen que sectores completos del mundo «mundano»
da del Espíritu, quien reforzará su convicción en torno tienen en sí mismos componentes diabólicos, que la ba-
a la victoria de su fe y les dará la comprensión plena de talla entre Cristo y el Príncipe de este mundo continúa,
la verdad del Evangelio. que nosotros participamos en esta lucha decisiva, den-
¿Cuál será, entonces, la tarea del Espíritu? Dar testi- tro de nosotros, entre nosotros y en el ambiente que nos
monio contra el mundo, que está en pecado por haber rodea.
350 Sexta semana de pascua Martes 357

ORATIO El diablo no es, ciertamente, príncipe del cielo y de la


tierra y de todas las cosas que están en el cielo y en
Envía tu Espíritu, Señor, para que podamos resistir al la tierra, es decir, no es príncipe del m u n d o en el senti-
poder del mundo. Estás viendo lo débiles que somos, do en que se entiende el m u n d o con estas palabras: «Y
cómo disminuyen nuestras fuerzas, cómo disminuyen el mundo fue hecho por él». Es príncipe de ese m u n d o
nuestras filas, cómo se vuelven cada vez más tímidos del que el mismo evangelista dice inmediatamente des-
tus discípulos y cómo las razones del m u n d o están con- pués: «Y el mundo no lo reconoció», a saber: los hom-
quistando el corazón de no pocos de nuestros jóvenes y bres infieles, de los que el m u n d o -esto es, la superficie
de los que ya no lo son. ¿Qué podremos oponer al poder de la tierra- está lleno, y en medio de los cuales gime el
del m u n d o si tu Espíritu no está con nosotros? Nuestros m u n d o de los fieles, que fueron elegidos de en medio
argumentos no interesan demasiado, y apenas arañan del m u n d o por aquel por cuya mediación fue hecho el
las seguridades de pocos. Sin tu Espíritu corremos el m u n d o (Agustín, Comentario al evangelio de Juan, 79,2).
riesgo de ser homologados con el sentir común.
Tenemos una extrema necesidad de una dosis masiva
de tu Espíritu para no sentirnos los últimos defensores ACTIO
de una causa que, a los ojos de muchos, no tiene futu-
ro. Envía a tu Paráclito, a tu Abogado, a tu Argumenta- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
dor, a tu Defensor, a tu Consolador, para que no huya- «Cuando venga el Paráclito, pondrá de manifiesto el
mos de la lucha, para que no nos quedemos sin armas, error del mundo en relación con el pecado» (Jn 16,8).
para que no nos veamos sumergidos en la envolvente
mentalidad que proclama un tranquilo paganismo.
Envía tu Espíritu para convertirnos en profetas críticos PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
de este mundo, profetas entusiastas de tu mundo, de tu
verdad. ¿Qué signos caracterizan a los verdaderos profetas? ¿Quiénes
son esos revolucionarios? Los profetas críticos son personas que
atraen a los otros con su fuerza interior. Los que se encuentran con
ellos quedan fascinados y quieren saber más de ellos, porque tie-
CONTEMPLATIO nen la impresión irresistible de que toman su fuerza de una fuente
escondida, fuerte y abundante. Fluye de ellos una libertad interior
«Se acerca el príncipe de este mundo» (Jn 14,30). que les concede una independencia que no es soberbia ni separa-
¿Quién es ese príncipe de este mundo, sino aquel de ción, pero que les hace capaces de estar por encima de las necesi-
quien ya había hablado antes, diciendo: «Se acerca el dades inmediatas y de las realidades más apremiantes.
príncipe de este mundo. Aunque no tiene ningún poder Estos profetas críticos son movidos por lo que sucede a su alre-
sobre mí», es decir, no encuentra nada que le dé derecho dedor, pero no dejan que eso los oprima o los destruya. Escuchan
con atención, hablan con segura autoridad, pero no son gente que
alguno, nada que le pertenezca, o sea, ningún pecado en
se incline al apresuramiento y al entusiasmo con facilidad. En todo
absoluto? Gracias al pecado se ha convertido el diablo lo que dicen y hacen parece como si hubiera ante ellos una visión
en el príncipe de este mundo. viva, una visión que los que les escuchan pueden presumir, aunque
VS8 Sexta semana de pascua

no ver. Esta visión guía sus vidas y la obedecen. Por medio de ella
saben cómo distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es.
Miércoles
Muchas cosas, que parecen de una apremiante inmediatez, no les de la sexta semana
agitan, y atribuyen una gran importancia a algunas cosas a las que
los otros no prestan atención. No viven para mantener el status quo,
de pascua
sino que fabrican un mundo nuevo, cuyos rasgos ven. Ese mundo
tiene para ellos tal aliciente que ni siquiera ef miedo a la muerte
ejercen sobre ellos un poder decisivo (H. J. M. Nouwen, A maní
aperte, Brescia 1997 3 , pp. 57ss).

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 17,15.22-18,1

En aquel tiempo, l5 los que acompañaban a Pablo le lleva-


ron hasta Atenas, y desde allí se volvieron con el encargo de
avisar a Silas y Timoteo, para que se reunieran con Pablo lo
más pronto posible.
22
Pablo, de pie, en medio del Areópago, dijo:
- Atenienses, he observado que sois extremadamente reli-
giosos. 23 En efecto, al recorrer vuestra ciudad y contemplar
vuestros monumentos sagrados, he encontrado un aliar en el
que está escrito: «Al dios desconocido». Pues bien, eso que
veneráis sin conocerlo es lo que yo os anuncio. 24 El Dios que
hizo el mundo y todo lo que hay en él, y que es el Señor de cie-
lo y tierra, no habita en templos construidos por mano de
hombre; 25 tampoco tiene necesidad de que los hombres le
sirvan, pues él da a todos la vida, el aliento y todas las cosas.
26
El creó de un solo hombre todo el linaje humano para que
habitara en toda la tierra, fijando a cada pueblo las épocas y
los límites de su territorio, 21 con el fin de que buscaran a Dios,
por sí mismos y de que, escudriñando a tientas, lo pudieran
encontrar. En realidad, no está lejos de cada uno de nosotros,
28
ya que en él vivimos, nos movemos y existimos. Así lo han
dicho algunos de vuestros poetas: «Somos de su linaje». 29 Por
tanto, si somos del linaje de Dios, no debemos pensar que la
divinidad se parezca a oro, plata, piedra o escultura hecha por
arte y genio humanos. ,0 Ahora, sin embargo, pasando por alto
360 Sexta semana de pascua Miércoles 361

los tiempos de la ignorancia, Dios hace saber a los hombres Se ha discutido mucho si el discurso, es decir, el in-
que todos, en todas partes, han de convertirse, " ya que él ha tento de inculturación, fue un éxito o un fracaso. Del
establecido un día, en el que va a juzgar al universo con justi- mismo modo que se ha discutido si, después de este
cia por medio de un hombre designado por él, a quien ha
acreditado ante todos resucitándolo de entre los muertos.
intento, cambió Pablo sus modalidades de anuncio.
32
Al oír aquello de «resurrección de entre los muertos», Sin embargo, parece que la intención de Lucas ha sido
unos se echaron a reír; otros dijeron: ofrecer el ejemplo de un modo de presentación del
- Ya te oiremos otra vez sobre esto. kerygma a los paganos cultos. Los resultados son los
33
Entonces Pablo abandonó la reunión. 34 Algunos, sin em- esperados, dado que la Palabra de Dios divide los co-
bargo, se unieron a él y creyeron; entre ellos Dionisio el Areo- razones y las mentes. Con todo, hasta en la brillante y,
pagita, una mujer llamada Dámaris y algunos otros. en conjunto, superficial Atenas nace u n a comunidad
18
' Después de esto, Pablo partió de Atenas y fue a Corinto.
cristiana: eso es lo importante para Lucas. Hay que re-
currir a todas las modalidades de anuncio para predi-
*•• Se trata del famoso discurso en el Areópago (pro- car a Cristo.
bablemente el consejo de la ciudad) de Atenas. Es el pri-
mer encuentro no tanto con el paganismo, que ya había
tenido lugar en otras partes, sino con la cultura pagana, Evangelio: Juan 16,12-15
con los representantes de la élite cultural del tiempo:
estoicos y epicúreos. Estamos ante un discurso bien En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ,2 Tendría que
preparado, hábil; un ejemplo de inculturación que, sin deciros muchas más cosas, pero no podríais entenderlas aho-
embargo, no quita ni un ápice a la originalidad del men- ra. " Cuando venga el Espíritu de la verdad, os iluminará para
saje cristiano. A pesar de que Pablo usa elementos de la que podáis entender la verdad completa. Él no hablará por su
cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído, y os anun-
cultura de los oyentes, citando incluso a poetas griegos, ciará las cosas venideras. '" El me glorificará, porque todo lo
del mismo modo que citaba las Escrituras cuando se que os dé a conocer lo recibirá de mí. I5 Todo lo que tiene el
dirigía a los judíos, no hace un discurso de filósofo, sino Padre es mío también; por eso os he dicho que todo lo que el
de profeta. Anuncia a un hombre resucitado de entre los Espíritu os dé a conocer lo recibirá de mí.
muertos, que permite vencer la ignorancia en la que
cayeron durante siglos naciones enteras, es decir, la ido- **• El texto incluye la quinta promesa de la misión del
latría. Espíritu, maestro y guía hacia la plenitud de la verdad.
Pablo se alinea con los más grandes filósofos y poe- Tras una introducción al tema (v. 12), el fragmento, de
tas que habían criticado la idolatría, pero dice lo que no valor teológico, se desarrolla en tres pasajes paralelos,
podían decir ni los filósofos ni los poetas: es posible lle- que concluye cada uno con la misma fórmula («Os lo re-
gar a la verdad a través de un hombre, acreditado por velará»: w. 13.14.15) y con una progresión temática
Dios con la resurrección de los muertos; un hombre que doctrinal sobre las tres personas divinas: el Espíritu,
será también el juez final, esto es, el criterio del bien y Cristo, el Padre.
del mal. Frente a un anuncio tan poco «racional», el au- Jesús querría revelar a los suyos muchas otras cosas,
ditorio, como siempre, se divide. Muchos se van con la mas por ahora no pueden entenderlas. Antes tendrán
sonrisa en los labios, otros se adhieren al anuncio. que recibir el Espíritu. El Paráclito será la ayuda de
362 Sexta semana de pascua Miércoles
363

los discípulos y les introducirá en «la verdad completa» tiano ha meditado largamente sobre la bienaventuran-
(v. 13), esto es, inaugurará un período nuevo del cono- za: «Bienaventurados los puros de corazón, porque ve-
cimiento de la Palabra de Jesús. Su instrucción se desa- rán a Dios». La visión de Dios y de sus cosas, la com-
rrollará en lo íntimo del corazón de cada discípulo, y prensión de las palabras de Jesús, su actualización a
con ella conocerán los secretos de la verdad de Cristo y las distintas situaciones en diferentes m o m e n t o s de la
le podrán hacer entrar en ellos. La tarea del Espíritu historia personal o general, están reservadas a aque-
será semejante a la de Jesús, aunque dirigida al pasado llos que dejan hablar al Espíritu, en u n corazón purifi-
y al futuro. Del mismo modo que el Hijo, en su vida cado, progresivamente liberado de los apegos y condi-
terrena, no hizo nada sin el consenso y la unidad del Pa- cionamientos m u n d a n o s . Las épocas más creativas
dre, así el Espíritu, en el tiempo de la Iglesia pospas- para la fe han sido las épocas en las que se nos obliga-
cual, actuará en perfecta dependencia de Jesús y «dirá ba a la liberación interior, a la oración, a la santidad.
únicamente lo que ha oído» (v. 13c). Guiará en la com- Es en los santos donde las palabras del Señor se reali-
prensión interior de la Palabra de Jesús; más aún: de Je- zan al máximo. A ellos es a quienes se da la compren-
sús mismo, «y os anunciará las cosas venideras» (v. 13d), sión profunda de las cosas de Dios, así como u n a com-
es decir, os hará ver la realidad de Dios y de los hom- prensión particular del m o m e n t o histórico. Conocer la
bres, como el Padre y el Hijo la ven; os hará conocer, de realidad según Dios es algo distinto al conocimiento
modo verdadero, los acontecimientos del m u n d o y de la necesario típico de la racionalidad: es dejar que el Es-
historia desde la perspectiva de la novedad iniciada por píritu hable en un corazón desalojado de las cosas de-
la muerte y la resurrección de Cristo, siempre nueva y masiado terrenas.
creativa interiormente.

ORATIO
MEDITATIO
Ayúdame, Señor, a liberarme de las demasiadas cosas
El Espíritu prometido permitirá a los discípulos com- que me impiden comprender «la verdad completa»,
prender las cosas de Dios tal como han sido reveladas comprender tu Palabra en el hoy, lo que me dices para
por Jesús. El Espíritu hará la exégesis de las palabras mi hoy, lo que debo hacer aquí y ahora, sobre todo
del Señor para que puedan caminar a través de la his- cómo debo ver mi vida y los acontecimientos que tienen
toria con la «mente de Dios», con su modo de ver y de que ver con mis hermanos, en la situación en que m e
juzgar, de sentir y de obrar. También expresa la alteri- encuentro. Purifica mi corazón para que mi ojo interior
dad del discípulo y de la Iglesia respecto al mundo. El pueda ver tus caminos, para que mi oído interior pueda
sentido de las cosas, de la historia, de los acontecimien- oír tu voluntad, para que mi instinto esté orientado
tos, está reservado a los que tienen el Espíritu. Ahora hacia ti.
bien, es preciso que el Espíritu pueda hablar. La tradi- Las propuestas que se me hacen son múltiples. La
ción ha hablado de la necesidad de disponer de un co- comunicación me inunda hoy de mensajes multiformes
razón «purificado» para comprender las cosas de Dios y contradictorios. Con frecuencia no sé hacia dónde
lal como son sugeridas por el Espíritu. El Oriente cris- orientarme. Concédeme un corazón desprendido y va-
Jf>4 Sexta semana de pascua Miércoles 365

cío para dejarte hablar a ti; concédeme un corazón hu- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
milde para escuchar la voz de tu Iglesia, que me orienta.
Sobre todo, haz que no esté condicionado de tal modo Hace varios años, tuve la oportunidad de encontrar a la madre
por las indicaciones del mundo, que siga tus indicacio- Teresa de Calcuta. Tenía en aquel momento muchos problemas y
decidí aprovechar esta ocasión para pedir consejo a la madre Te-
nes a su luz. Si quiero ser luz del mundo, debo juzgar
resa. Apenas nos sentamos, empecé a mostrarle todos mis proble-
las soluciones del mundo a la luz que viene de ti. Unas mas y dificultades, intentando convencerla de lo complicados que
veces mediante el proceso de un delicado discernimien- eran. Cuando, tras haberle expuesto elaboradas explicaciones du-
to; otras, con la obligada nitidez. Purifícame e ilumína- rante unos diez minutos, me callé, la madre Teresa me miró tran-
me, Señor. quilamente y me dijo: «Bien, si dedicas una hora cada día a ado-
rar a tu Señor y no haces nunca lo que sabes que es injusto... todo
irá bien». Cuando oí estas palabras me di cuenta de improviso de
que había pinchado mi globo hinchado, un globo compuesto de
CONTEMPLATIO complicada autoconmiseración, y me había señalado, mucho más
allá de mí mismo, el lugar de la verdadera curación. En realidad,
No esperéis escuchar de nosotros las verdades que el me quedé tan pasmado con su respuesta que no sentí ningún deseo
o necesidad de continuar.
Señor no quiso decir a sus discípulos por no estar aún
en condiciones de comprenderlas. Aplicaos, más bien, a Al reflexionar sobre este breve, aunque decisivo, encuentro, me
progresar en la caridad, que desciende a vuestros cora- doy cuenta de que yo le había planteado una pregunta por lo bajo
y ella me había dado una respuesta por lo alto. De primeras, su res-
zones por medio del Espíritu Santo que os ha sido dado. puesta no parecía adecuada con respecto a mi pregunta, pero, des-
Gracias al fervor de vuestra caridad y al amor que ali- pués, empecé a comprender aue su respuesta venía desde el lugar
mentáis por las cosas del alma, podréis experimentar de Dios y no desde el lugar de mis lamentaciones. La mayoría de
interiormente aquella luz, aquella voz espiritual que los las veces reaccionamos a preguntas por lo bajo con respuestas por
hombres atados a la carne son incapaces de tolerar; y lo bajo. El resultado es que cada vez hay más preguntas y, con
frecuencia, respuestas cada vez más confusas. La respuesta de la
que no se presentan con signos que los ojos del cuerpo
madre Teresa fue como una lámpara de luz en mi oscuridad. Cono-
pueden ver, ni se hacen oír con sonidos que los oídos cí, de improviso, la verdad sobro mí mismo (H. J. M. Nouwen, Vive-
pueden oír. No se puede amar, ciertamente, lo que nos re nello Spiríto, Brescia 1984'', pp. 81 s).
es del todo desconocido. Pero a m a n d o lo que conoce-
mos en parte, por efecto de este mismo a m o r se llega
a conocerlo cada vez mejor, cada vez de u n modo más
profundo (Agustín, Comentario al evangelio de Juan,
96,4).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Todo lo que os dé a conocer lo recibirá de mí» (Jn 16,14).
Jueves 367

na de Pablo y de los primeros evangelizadores. Nos hace


Jueves saber que Pablo tenía un oficio, un trabajo manual, y lo
de la sexta semana ejercía, cosa poco conveniente para un hombre culto,
de pascua dedicado a la Palabra, entre los atenienses, pero c o m ú n
entre los rabinos, que encontraban en el trabajo oca-
siones de encuentro y, por consiguiente, de enseñanza.
Pablo se aloja y trabaja con una pareja de judíos expul-
sados de Roma por Claudio. Información útil para la
datación de este período: el decreto imperial remonta,
efectivamente, a los años 49-50.
La llegada de ayudantes permitió a Pablo dedicarse
de manera exclusiva a la predicación. Lucas lleva buen
LECTIO cuidado en decir que Pablo parte siempre de los judíos:
sólo tras el enésimo rechazo, esta vez más bien violen-
to, declara que se dirigirá «en adelante» a los paganos.
Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 18,1-8 Ya lo había dicho en Antioquía de Pisidia (Hch 13,46s),
y lo dirá asimismo más adelante. Se nota la preocupa-
En aquellos días, ' Pablo partió de Atenas y fue a Corinto. ción del autor por explicar los motivos del paso a los pa-
2
Allí encontró a un judío llamado Aquila, originario del Pon- ganos. Tampoco aquí hay sólo espinas, porque, frente a
to, el cual acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, a la oposición judía, se convierte nada menos que el ¡ele
raíz del decreto por el que Claudio había expulsado de Roma de la sinagoga con toda su familia. Y empieza una abun-
a todos los judíos. Pablo se unió a ellos 3 y, como eran del mis- dante cosecha también entre los paganos.
mo oficio -se dedicaban a fabricar tiendas-, se quedó traba-
jando en su casa. 4 Todos los sábados conversaba en la sinago- Una observación: no hay síntomas de un cambio tic
ga, tratando de convencer a judíos y griegos. 5 Pero, cuando «estrategia evangélica», como si, tras el escaso éxito en
Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se consagró en- Atenas, Pablo hubiera decidido no cambiar nada en su
teramente a la predicación de la Palabra, dando testimonio predicación, ni respecto al contenido ni respecto al len-
ante los judíos de que Jesús era el Mesías. 6 Como ellos se opo-
nían y no cesaban de insultarle, sacudió sus vestidos y les dijo: guaje. El paso de Atenas a Corinto está presentado aquí
- Vosotros sois los responsables de cuanto os suceda. Mi con- m á s como una opción ulterior en favor de los paganos,
ciencia está limpia. En adelante, pues, me dirigiré a los paganos. que como un cambio de método, como si Pablo estuvie-
7
Dicho esto, se marchó de allí, y fue a casa de un tal Ticio ra replanteándose su estrategia misionera.
Justo, que adoraba al verdadero Dios y vivía junto a la sina-
goga. 8 Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con
toda su familia, y muchos de los corintios que oían la predi-
cación, creían y se bautizaban. Evangelio: Juan 16,16-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: " Dentro de


*» Se trata de un fragmento de crónica que nos ofre- poco dejaréis de verme, pero dentro de otro poco volveréis a
ce útiles indicaciones para comprender la vida cotidia- verme.
Sexta semana de pascua Jueves
«i8 369

17
Al oír esto, algunos de sus discípulos comentaban en- m u n d o se sentirá alegre pensando que ha extirpado el
tre sí: mal. Estos momentos serán, para la comunidad, mo-
- ¿Qué significa esto? Acaba de decirnos: «Dentro de poco
dejaréis de verme, pero dentro de otro poco volveréis a verme». mentos de duda, de oscuridad y de silencio de Dios.
También nos ha dicho: «Porque me voy al Padre». Pero la historia se tomará su revancha y, cuando esto
18
Y se preguntaban: llegue, la comunidad de los discípulos experimentará el
- ¿Qué quiere decir con eso de «dentro de poco»? No sabe- gozo. Jesús no habla de sus sufrimientos - y tenía moti-
mos a qué se refiere.
19
Sabiendo Jesús que deseaban una aclaración, les dijo: vos para ello-, sino que piensa en los suyos más que en
- Estáis preocupados por el sentido de mis palabras: él, como el buen pastor en su rebaño.
«Dentro de poco dejaréis de verme, pero dentro de otro poco
volveréis a verme». 20 Yo os aseguro que vosotros lloraréis
y gemiréis, mientras que el mundo se sentirá satisfecho; vo-
sotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá MEDITATIO
en gozo.
El tiempo de la Iglesia es el tiempo en el que el dis-
**• Jesús consuela a los suyos de la tristeza por su par- cípulo se encuentra cogido entre dos gozos: el del
tida. Les asegura que esa tristeza durará poco: «Dentro m u n d o y el de Cristo. El gozo del mundo está ligado a
de poco dejaréis de verme, pero dentro de otro poco volve- la consecución de valores efímeros, como u n saber
réis a verme» (v. 16). ¿Qué significan estas enigmáticas puesto al servicio de intereses materiales; de u n a ca-
afirmaciones de Jesús? Se refiere a los dos tiempos a rrera social, científica; de la fama; de la rentabilidad
los que Jesús está a punto de dar cumplimiento. El pri- económica de nuestras opciones. Sin tener en cuenta
mero se refiere a su vida terrena, que está a punto de la exasperación de la sensualidad y de las sensaciones
acabar; el segundo se refiere a su vida gloriosa, inau- fuertes e impulsadas al extremo. Con estas cosas suele
gurada con la resurrección. Su retorno posterior no se gozar el mundo.
limita a las apariciones pascuales, sino que se prolonga
El gozo que viene de Jesús deriva de ser sus discípulos,
en el corazón de los creyentes mediante su presencia en
de saber que él está cerca en todo momento, que gastar
ellos.
la vida por él y por los hermanos es una inversión ven-
Las palabras del Maestro no son comprendidas por
tajosa y un honor grande; que lo único necesario es no
los discípulos, que se plantean varias preguntas (w. 17s).
perderle a él, sentir su proximidad, estar seguros de
Jesús, que conoce a los suyos por dentro y los aconteci-
caminar hacia su posesión.
mientos que les esperan, intenta remover, a partir de las
preguntas que le plantean, su tristeza, infundiéndoles la Nuestro corazón se encuentra cogido entre estos dos
confianza en él con una nueva revelación: «Vuestra tris- gozos: el primero es más inmediato, aunque fugaz: el
teza se convertirá en gozo» (v. 20). segundo es más paciente, pero, sin embargo, no decep-
La comunidad cristiana tendrá que hacer frente a ciona. A veces ambos gozos se enlazan; otras, se opo-
todo un cúmulo de pruebas. Especialmente cuando le nen. El corazón del discípulo debe estar orientado siem-
sea arrebatado el Esposo. Con su muerte, experimentará pre hacia el «todavía no», hacia el decisivo «dentro de
el llanto, la aflicción y el desconcierto, mientras que el otro poco volveréis a verme», cuando el gozo, frecuente-
VIO Sexta semana de pascua Jueves 371

inenle querido y creído, se volverá felicidad plena y sin de tiempo nos parece largo a nosotros porque todavía
sombras. debe transcurrir, pero cuando haya acabado nos daremos
cuenta de lo breve que ha sido. Que nuestra alegría, por
tanto, sea muy diferente a la que experimenta el mundo.
ORATIO Que tampoco durante el trabajoso parto de este deseo
nuestro permanezca nuestra tristeza completamente sin
Te doy gracias, Señor, por tus visitas, que me llenan alegría, porque, como dice el Apóstol, debemos mos-
de alegría. Te doy gracias también por tus ausencias, trarnos «alegres en la esperanza, pacientes en la tribula-
que me hacen desear tu alegría. Bendito seas, ahora y ción» (Agustín, Comentario al evangelio de Juan, 101,6).
siempre, porque sabes cómo gobernar mi corazón y
atraerlo a ti.
Permíteme pedirte hoy que no me dejes demasiado ACTIO
solo a merced de los gozos de este mundo, para que no
quede conquistado por ellos. Que no me dejes tampoco Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
demasiado solo en las pruebas que el mundo me procu- «Vuestra tristeza se convertirá en gozo» (Jn 16,20b).
ra, para que no desespere de tu consuelo.
Sé que debería estar siempre alegre, «en todo tiem-
po», que siempre debería bendecirte y darte gracias. Sé PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
que un discípulo tuyo no debería estar nunca triste.
Pero tú socórreme cuando este m u n d o me parezca de- La alegría es esencial en la vida espiritual. Si pensamos o deci-
masiado dulce, para que no me embriague, y también mos cualquier cosa de Dios y no lo hacemos con alearía, nuestros
cuando me parezca demasiado amargo, para que no me pensamientos y nuestras acciones serán estériles. Podemos ser in-
aplaste. Ayúdame a buscar mi consuelo y mi gozo en ti. felices por muchas causas, pero podemos encontrar aún alegría,
porque ésta procede de saber que Dios nos ama. Estamos inclinados
Y no dejes de hacerte sentir por este pobre corazón mío,
a pensar que cuando estamos tristes no podemos estar contentos,
tan frágil y titubeante. pero en la vida de una persona que pone a Dios en el centro pue-
den coexistir el dolor y la alegría. No resulta fácil de comprender,
pero cuando pensamos en alguna de nuestras experiencias más
CONTEMPLATIO profundas, como asistir al nacimiento de un niño o a la muerte de
un amigo, con frecuencia forman parte de la misma experiencia un
gran dolor y una gran alegría, y descubrimos a menudo la alegría
La promesa del Señor, «dentro de otro poco volveréis
en medio del dolor.
a verme», se dirige a toda la Iglesia. El Señor no tarda-
rá en cumplir su promesa: un poco más y le veremos, Recuerdo los momentos más dolorosos de mi vida como momen-
tos en los que he llegado a ser consciente de una realidad espiritual
allá arriba, donde ya no tendremos ninguna necesidad
mucho más grande que yo, y que me permitía vivir mi dolor con es-
de dirigirle ninguna oración, de exponerle ninguna pe- peranza. Incluso me atrevo a decir: «Mi dolor fue el lugar en el que
I ición, porque ya no nos quedará nada que desear, nada encontré mi alearía». La alegría no es cualquier cosa que simple-
escondido que queramos conocer. Este breve intervalo mente nos sucede. Debemos elegir la alegría y seguir eligiéndola
372 Sexta semana de pascua

cada día. Se trata de una elección basada en el conocimiento de Viernes


que pertenecemos a Dios y hemos encontrado en Dios nuestro re-
fugio y nuestra salvación, y que nada, ni siquiera la muerte, nos lo de la sexta semana
puede arrebatar (H. J. M. Nouwen, Vivere nello Spirito, Brescia
1 9 9 8 \ pp. 17s).
de pascua

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 18,9-18

Estando Pablo en Corinto, ' una noche, el Señor le dijo en


una visión:
- No temas, sigue hablando, no te calles, 10 porque yo estoy
contigo y nadie intentará hacerte mal. En esta ciudad hay
muchos que llegarán a formar parte de mi pueblo.
" Pablo permaneció en Corinto un año y seis meses, ense-
ñando la Palabra de Dios.
12
Bajo el proconsulado de Galión en Acaya, los judíos se
confabularon contra Pablo y lo llevaron ante el tribunal '' con
esta acusación:
- Éste trata de persuadir a los hombres para cine den culto
a Dios en contra de la Ley.
14
Pablo se disponía a hablar, cuando Galión dijo a los
judíos:
- Si se tratase de un delito o de un crimen gi ave, yo os escu-
charía como es debido, ls pero tratándose de cuestiones rele-
rentes a vuestra propia ley, allá vosotros. Yo no quiero ser juez
de estas cosas.
16
Y los echó del tribunal. " Entonces lodos ellos agarra-
ron a Sostenes, el jefe de la sinagoga, y se pusieron a golpear-
le delante del tribunal. Pero Galión no hacía caso de lo que
ocurría.
18
Pablo se quedó todavía bastante tiempo en Corinto. Des-
pués se despidió de los hermanos y se embarcó rumbo a Siria,
374 Sexta semana de pascua Viernes 375

acompañado de Priscila y Aquila. En Cencreas se había rapa- Finalmente, concluye Pablo, casi a hurtadillas, su via-
do la cabeza para cumplir un voto que había hecho. je misionero, embarcándose con sus patronos de traba-
jo, Priscila y Aquila, primero con destino a Jerusalén y
*+• Otras informaciones de utilidad: los hechos se de- después hacia Antioquía. A un misionero como Pablo,
sarrollan hacia el año 51-52, que es cuando el procónsul quedarse durante dieciocho meses en un solo lugar,
Galión se encontraba en Corinto. Éste actúa de manera aunque fuera con provecho, pudo parecerle excesivo.
inteligente como «laico»: no quiere entrometerse en
cuestiones religiosas. A su modo de ver, las cuestiones
que le someten son discusiones internas al judaismo, Evangelio: Juan 16,20-23a
cuestiones que no tienen nada que ver con su función.
Lucas lo subraya adrede, y da muestras de apreciar tan- En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 20 Yo os ase-
to la neutralidad de Roma como el hecho de que las guro que vosotros lloraréis y gemiréis, mientras que el mun-
do se sentirá satisfecho; vosotros estaréis tristes, pero vuestra
autoridades romanas en general no se mostraran hosti- tristeza se convertirá en gozo. 2' Cuando una mujer va a dar a
les, en los comienzos, a los cristianos. Hasta salvaron a luz, siente tristeza, porque le ha llegado la hora, pero, cuando
Pablo en más de una ocasión del fanatismo de sus ad- el niño ha nacido, su alegría le hace olvidar el sufrimiento
versarios. pasado y está contenta por haber traído un niño al mundo.
22
Pues lo mismo vosotros: de momento estáis tristes, pero
Los judíos no se dan por vencidos y caldean en exce- volveré a veros y de nuevo os alegraréis con una alegría que
so la atmósfera: Pablo continúa llevando una vida difí- nadie os podrá quitar. 23 Cuando llegue ese día, ya no tendréis
cil. Pero queda confortado y confirmado en su misión: necesidad de preguntarme nada.
está haciendo lo que quiere el Señor. Es el Señor quien
quiere que se dedique también a los paganos. Estos con- **• Jesús, cuando apenas ha terminado de señalar una
tinuos subrayados expresan - u n a vez m á s - la seriedad de las constantes de la experiencia cristiana (la dura
del problema del paso a los paganos para las primeras espera del encuentro gozoso y definitivo con él: v. 20), se
generaciones cristianas. Es casi una idea fija: ¿cómo ex- vale de la imagen eficaz y delicada de la mujer que va
plicar el hecho de que el pueblo de la promesa hubiera a dar a luz un hijo (v. 21) para expresar el paso de la
rechazado a Jesús, mientras que éste era acogido por los aflicción a la alegría sobreabundante.
gentiles, esto es, por los tan depreciados paganos? Pero La alegría de la mujer es doble: han terminado sus
es el Señor -nos asegura Lucas- quien dice: «En esta propios sufrimientos y ha dado al mundo un nuevo ser.
ciudad hay muchos que llegarán a formar parte de mi La alegría cristiana va unida al dolor, pero desemboca
pueblo», como en otras muchas ciudades, un pueblo en la vida nueva que es la pascua del Señor. A conti-
constituido por algunos judíos y por muchos paganos. nuación, sigue Jesús explicando la comparación en
Y en Corinto, donde se encontraba lo mejor y lo peor de sentido espiritual (v. 22). El dolor por la muerte opro-
la cultura griega, la confrontación con el paganismo no biosa del Hijo de Dios se mudará en gozo el día de la
iba a ser una broma: dieciocho meses en Corinto repre- pascua, en u n a alegría sin fin que «nadie podrá quitar»
sentan una verdadera iniciación en la evangelización de a los discípulos, porque está arraigada en la fe en
los gentiles. Aquel que vive glorioso a la diestra de Dios.
wt> Sexta semana de pascua Viernes 377

Jesús ha hablado del tiempo inaugurado con su re- za. Es la alegría de ver aparecer la vida allí donde sólo
surrección; en la continuación, añade: «Cuando llegue había ruinas. Ese es el milagro de la misión. ¿Por qué no
ese día, ya no tendréis necesidad de preguntarme nada» superar el miedo al fracaso, para gozar de esta segurísi-
(v. 23b). La expresión «ese día» no se refiere sólo al día ma alegría, garantizada a los apóstoles generosos?
de la resurrección, sino a todo el tiempo que comen-
zará con ese acontecimiento. Desde ese día en adelan-
te, la comunidad cristiana, iluminada plenamente por
el Espíritu Santo, tendrá una nueva visión de las cosas ORATIO
y de la vida, y el Espíritu Santo iluminará interior-
mente a sus miembros y les hará conocer todo lo que Hoy me doy cuenta, Señor, de que mi escaso compro-
sea necesario. miso con la misión puede proceder asimismo del temor
al fracaso. Es preciso poner la cara, con el peligro de al-
canzar resultados escasos e incluso irrisorios. Me doy
cuenta también, Señor, de que no siento compasión por
MEDITATIO mi prójimo, que camina en su cómodo, aunque insano,
cenagal. Y me pregunto si he experimentado de verdad
Seguimos con la alegría. En las palabras que aquí pro-
tu amor, si conozco de verdad tu amor por mí, tu com-
nuncia Jesús subyace la idea del sufrimiento misionero
pasión por mí, lo que has hecho por mí. ¿Es ésa, Señor,
como condición necesaria y lugar privilegiado de la ale-
la razón por la que me encuentro a menudo árido y tris-
gría eclesial. De esta alegría fue maestro y protagonista
el apóstol Pablo. En medio de las persecuciones que le te? ¿Es ésa la razón de que no conozca las alegrías que
vienen a causa de la predicación del Evangelio, afirma: proporciona ver reflorecer la vida? ¿Se debe a eso que
«Estoy lleno de consuelo y sobreabundo de gozo en todas me sienta cansado y resignado?
nuestras tribulaciones» (2 Cor 7,4). Siguiendo su ejemplo, Concédeme, Señor, un corazón grande, lleno de com-
los convertidos acogen «la Palabra con gozo del Espíritu pasión, que me mueva a llevar tu vida a mi prójimo.
Santo en medio de muchas tribulaciones» (1 Tes 1,6). Los Muéstrame, más allá de tanto bienestar y despreocupa-
ministros de la Palabra están «como tristes, pero siem- ción, la profunda necesidad que hay en tantas personas
pre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a mu- de algo más y mejor: la necesidad de ti. Ayúdame a su-
chos; como quienes nada tienen, aunque todo lo posee- perar mi aridez, para llevar un poco de alegría, para que
mos» (2 Cor 6,10). también en mí vuelva a florecer tu alegría.
Hoy como ayer, quien se compromete en el inmenso y
minado campo de la difusión de la Palabra, en la tarea
misionera, seguramente encontrará grandes tribulacio- CONTEMPLATIO
nes, pero tiene garantizada la alegría. Se trata de la ale-
gría que procede de poner en el mundo un «hombre Que el que guía a las almas esté cerca de cada uno
nuevo», de ver reconstruidas a personas destruidas, de con la compasión y esté más dedicado que todos los de-
volver a dar sentido y vitalidad a vidas marchitas y apa- más a la contemplación, para asumir en él, con sus vis-
gadas, de ver aparecer la sonrisa en rostros sin esperan- ceras de misericordia, la debilidad de los otros y, al mis-
MH Sexta semana de pascua Viernes
379

nio tiempo, para ir más allá de sí mismo en la aspira- Comprenderás que el jardín interior que ha estado desierto durante
ción a las realidades invisibles, con la altura de la con- tanto tiempo, puede florecer también para ellos (H. J. M. Nouwen,
templación. Y así, si mira con deseo hacia lo alto, no A maní aperte, Brescia 1997 3 , 47s).
despreciará las debilidades del prójimo, o si, viceversa,
se acerca a ellas, no descuidará la aspiración a lo alto.
Como la caridad se eleva a maravillosas alturas cuando
se arrastra con misericordia hasta las bajezas del próji-
mo, cuanto con mayor benevolencia se pliegue a las de-
bilidades, con más potencia subirá hacia lo alto (Grego-
rio Magno, Regla pastoral, n,5).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Nadie os podrá quitar vuestra alegría» (Jn 16,22).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

La compasión consiste en tener el atrevimiento de reconocer


nuestro recíproco destino, a fin de que podamos ir hacia adelan-
te, todos ¡untos, hacia la tierra que Dios nos indica. Compasión
significa también «compartir la alegría», lo que puede ser tan im-
portante como compartir el dolor. Dar a los otros la posibilidad de
ser completamente felices, dejar florecer en plenitud su alegría.
Ahora bien, la compasión es algo más que una esclavitud com-
partida con el mismo miedo y el mismo suspiro de alivio, y es más
que una alegría compartida. Y es que tu compasión nace de la
oración, nace de tu encuentro con Dios, que es también el Dios de
todos.
En el mismo momento en que te des cuenta de que el Dios que
te ama sin condiciones ama a todos los otros seres humanos con
el mismo amor, se abrirá ante ti un nuevo modo de vivir, para que
llegues a ver con unos ojos nuevos a los que viven a tu lado en este
mundo. Te darás cuenta de que tampoco ellos tienen motivos para
sentir miedo, de que tampoco deben esconderse detrás de un seto,
de que tampoco tienen necesidad de armas para ser humanos.
Sábado 381

donde se habían detenido Priscila y Aquila (nótese la


Sábado precedencia otorgada a la mujer). Y aquí, en ausencia
de la sexta semana de Pablo, conocen a Apolo, un notable predicador, t e ó -
de pascua logo y misionero, que enseña exactamente lo que se r e -
fería a Jesús, aunque de manera incompleta, dado q u e
sólo conocía el bautismo de Juan.
Frente a estas afirmaciones debemos confesar q u e
conocemos bastante poco sobre la situación de las c o -
munidades primitivas, sobre los circuitos de comunica-
ción de la fe, sobre la geografía de la difusión, sobre las
corrientes de pensamiento o sobre los grupos ligados a
los distintos personajes. Apolo, que viene de Egipto, a
LECTIO donde ya ha llegado la Buena Noticia, ¿ha sido conver-
tido por los discípulos de Juan que conocieron a Jesús?
La vida de las primeras Iglesias debió de ser muy viva,
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 18,23-28 y lo que se presenta en los Hechos de los Apóstoles es
23
sólo una pequeña parte, una muestra, de la gran e m -
Después de pasar allí algún tiempo, salió y recorrió la presa de la evangelización, aunque una parte autoriza-
región de Galacia y Frigia, fortaleciendo a todos los discípu-
da -ciertamente- por estar centrada en las dos colum-
los en la fe.
24
Había llegado por entonces a Éfeso un judío llamado nas que son Pedro y Pablo; con todo, debe andar m u y
Apolo, originario de Alejandría. Era un hombre elocuente y lejos de proporcionar un cuadro completo de la situa-
muy versado en la Escritura. 25 Había sido instruido en el ca- ción. Al mismo tiempo que tenían lugar los aconteci-
mino del Señor y hablaba con gran entusiasmo, enseñando mientos narrados en los Hechos de los Apóstoles, u n
con exactitud lo referente a Jesús, aunque sólo conocía el bau-
gran número de misioneros, aptos y entusiastas c o m o
tismo de Juan. 26 Se puso a hablar también con valentía en la
sinagoga. Cuando le oyeron Priscila y Aquila, lo tomaron Apolo, recorrían el mundo.
aparte y le expusieron con mayor precisión el camino de Dios. También es digna de destacar la tarea de los laicos,
27
Como él deseaba ir a Acaya, los hermanos lo animaron y es-
cribieron a los discípulos para que lo acogieran. Su llegada
que se permiten «corregir» a muchas personalidades,
aprovechó mucho a los que habían creído por la gracia de proporcionando una contribución de no poca m o n t a al
Dios, 28 pues refutaba vigorosamente a los judíos en público, arraigo del nuevo «camino del Señor» en Grecia, gracias
demostrando por las Escrituras que Jesús era el Mesías. a la cultura y a la dialéctica de u n Apolo «puesto al día».
Toda la Iglesia participa en la empresa de la evangeliza-
**• Pablo empieza a viajar de nuevo desde Antioquía, ción, cada uno con sus límites, aunque con el apoyo y la
que se ha convertido en el punto de partida y de refe- aportación fraterna de todos. Es verdaderamente m a r a -
rencia para la misión a los paganos, como lo era Jeru- villosa esta Iglesia fraterna, que parece tener en la c i m a
salén para los judíos cristianos. Sin embargo, la aten- de sus preocupaciones la difusión del Evangelio en to-
ción se dirige ahora a Éfeso, otra ciudad importante, dos los ámbitos.
382 Sexta semana de pascua Sábado 383

Evangelio: Juan 16,23-28 la que Jesús hablará abiertamente y todos podrán com-
prender la verdad sobre el Padre y lo que él pretende
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: " Os aseguro hacer conocer a los hombres.
que el Padre os concederá todo lo que le pidáis en mi nombre.
24
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre. Pedid y En la oración es donde los discípulos conocerán la ín-
recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. tima relación que existe entre Jesús y el Padre, y la de
25
Hasta ahora os he hablado en un lenguaje figurado, pero éstos con ellos. A continuación serán escuchados, por-
llega la hora en que no recurriré más a ese lenguaje, sino que que existirá un entendimiento perfecto en el amor y en
os hablaré del Padre claramente. 26 Cuando llegue ese día, vo-
sotros mismos presentaréis vuestras súplicas al Padre en mi la fe con Cristo, con el que serán casi una sola cosa. Más
nombre; y no es necesario que os diga que yo voy a interceder aún, serán escuchados porque son amados por el mis-
ante el Padre por vosotros, " porque el Padre mismo os ama. mo Padre a causa de su fe en el misterio de la encarna-
Y os ama porque vosotros me amáis a mí y habéis creído que ción del Hijo (w. 26s). La Palabra de Jesús es una pala-
yo he venido de Dios. 28 Salí del Padre y vine al mundo; ahora
dejo el mundo para volver al Padre. bra de vida que merece ser custodiada en el corazón.

**• El fragmento subraya el tema de la oración. La nue-


va era predicha por el Señor a los suyos consistirá en la MEDITATIO
comprensión de la relación recíproca que existe entre el
Padre y el Hijo y en la manifestación de Jesús con el don La comunión de los discípulos con Jesús y con su mi-
de la oración eficaz, porque él es el único camino para la sión les garantiza que el Padre escuchará su oración
oración dirigida a Dios. Los discípulos no estaban acos- como escucha la del Hijo. Del mismo modo que las obras
tumbrados a orar en el nombre de Jesús (v. 24). Ahora, y las palabras de Jesús no son suyas, sino del Padre,
sin embargo, por medio del Espíritu Santo enviado por el tampoco las obras y las palabras de los discípulos son
Padre, se ha inaugurado un tiempo nuevo en el que se suyas, sino de Jesús, presente dentro de ellos: la omni-
pueden dirigir al Padre en el nombre de Jesús, porque su potencia de Jesús es la omnipotencia de los discípulos.
Señor, en virtud de su paso al Padre, se ha convertido en El gran mensaje contenido en esta página de Juan me
el verdadero mediador entre Dios y el hombre. provoca: ¿por qué obtengo tan poco? ¿Por qué soy tan
E n consecuencia, Jesús, prosiguiendo el diálogo con poco eficaz? ¿Por qué mi alegría es tan raramente plena?
sus discípulos, realiza una constatación sobre el pasado Y aún: ¿por qué el misterio de la unión del Hijo con el
y, a continuación, proyecta una mirada sobre el futuro. Padre me atrae sólo de una manera débil? ¿Por qué sien-
Por lo que se refiere al pasado, que abarca toda su vida to tan pocas veces la omnipotencia de Dios en mi acción?
terrena, afirma que se ha servido de palabras y de imá- ¿Y si estas preguntas estuvieran concadenadas? ¿No
genes que encerraban un significado profundo que ellos estarán por casualidad mis ojos demasiado vueltos a la
nos comprendían con frecuencia. Por lo que se refiere al realidad de este mundo y demasiado poco al misterio de
futuro, desde el acontecimiento de la pascua en adelan- Dios, al amor del Padre al Hijo y del Hijo a los discípu-
te, sus palabras dejarán de tener velos y llegarán al fon- los? La mirada al mundo, aunque necesaria, no me ayu-
do de sus corazones (v. 25). En efecto, con la venida del da ciertamente a salvarlo, a no ser que lo mire con los ojos
Espíritu después de la pascua se inicia la nueva era en y con el corazón del Padre, que ha dado al Hijo para la
Sexta semana de pascua Sábado
.ÍK4 385

salvación del mundo y quiere implicarme en esta aven- tidos carnales, sino la alegría espiritual; y cuando sea
tura decisiva, porque es una aventura que tiene que ver tan grande que nada pueda añadirse a ella, será eviden-
con la eternidad. El ojo de Dios me ayudaría a ver las temente completa. Así pues, cualquier cosa que pida-
necesidades - c o n frecuencia ocultas- de la gente, a en- mos y que tenga como fin la consecución de esta alegría
contrar el remedio «divino» y no sólo h u m a n o que de- plena es precisamente lo que debemos pedir en el nom-
bemos ofrecerles, la alegría plena que hemos de presen- bre de Cristo, si comprendemos de manera justa el sen-
tar, el amor que lo rescata todo. ¿Y si mi problema tido de la gracia divina y si el objeto de nuestras oracio-
fundamental fuera la débil contemplación? nes es la verdadera felicidad en la vida cierna. Cualquier
otra cosa que pidamos no tiene valor alguno, no porque
sea inexistente por completo, sino porque, frente a un
ORATIO bien tan grande como la vida eterna, cualquier otra cosa
que podamos desear fuera de ella es menos que nada
¡Pedir en tu nombre, oh mi amadísimo Salvador, no (Agustín, Comentario al evangelio de Juan, 102,2).
sólo pronunciar tu nombre, sino hacer mía tu causa,
perseguirla con tu corazón, ver el mundo con tus ojos,
comprender tu alegría, querer entregarme como te ACTIO
entregaste tú! ¡Qué lejos estoy de todo esto! Por eso me
quedo en ocasiones decepcionado en mi oración; por Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
eso pierdo el ánimo en mi compromiso con tu servicio; «Pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea comple-
por eso, ante a la escasez de resultados, me viene la ten- ta» (Jn 16,24).
tación de abandonar.
Señor, mira con piedad mis veleidades al servirte, ven
al encuentro de mis ilusorias esperanzas de gratifica- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
ciones, para sostenerme y purificarme. Forma en mí u n
corazón semejante al tuyo. Dame el impulso desintere- En el clima de secularización en que vivimos, los líderes cristia-
sado de tu amor. Átame continuamente con el amor del nos se sienten cada vez menos necesarios y cada vez más margi-
nados. Muchos empiezan a preguntarse si no habrá llegado el mo-
Padre, para que pueda amar a mis hermanos como él mento de abandonar el sacerdocio; a menudo responden que «sí»
los ama, como tú los amas, como yo quisiera amarlos. y se marchan, buscan otra ocupación y unen sus esfuerzos a los de
Y los amaré si vienes en mi ayuda. Ven, Señor, no me sus contemporáneos para contribuir de manera eficaz a mejorar el
abandones. Envuélveme con tu luz y con tu amor. mundo. Con todo, no hemos de olvidar que existe otra situación
completamente distinta. Por debajo de las grandes conquistas de
nuestro tiempo se esconde una fuerte impresión de desesperación.
Si, por un lado, la eficiencia y el control son las grandes aspiracio-
CONTEMPLATIO nes de nuestra sociedad, por otro hay millones de personas que,
en este mundo orientado al éxito, tienen el corazón oprimido por la
»Pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea com- soledad, la falta de amistad y solidaridad, las relaciones rotas, el
pleta» (Jn 16,24). Esta alegría plena no es la de los sen- aburrimiento, la depresión y un profundo sentido de inutilidad. Es
Sexta semana de pascua
.186

aquí donde se hace evidente la necesidad de un nuevo liderazgo Ascensión del Señor
cristiano.
El verdadero líder del futuro será aquel que se atreva a reivin-
dicar su propia extrañeza en el mundo contemporáneo como una
vocación divina que le hace expresar una profunda solidaridad
Ciclo A
con la angustia que se esconde bajo el esplendor del éxito y le
hace llevar la luz de Jesús (H. J. M. Nouwen, Nel nome di Gesú,
Brescia 1997 3 , pp. 25s. [trad. esp.: En el nombre de Jesús, PPC,
Madrid 1997]).

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 1,1-11


1
Ya traté en mi primer libro, querido Teófilo, de todo lo
que Jesús hizo y enseñó desde el principio 2 hasta el día en
que subió al cielo, después de haber dado sus instrucciones
bajo la acción del Espíritu Santo a los apóstoles que había
escogido.
3
Después de su pasión, Jesús se les presentó con muchas y
evidentes pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles du-
rante cuarenta días y habiéndoles del Reino de Dios.
4
Un día, mientras comían juntos, les ordenó:
- No salgáis de Jerusalén; aguardad más bien la promesa
que os hice de parte del Padre; 5 porque Juan bautizó con
agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo den-
tro de pocos días.
6
Los que le acompañaban le preguntaron:
- Señor, ¿vas a restablecer ahora el reino de Israel?
7
Él les dijo:
- No os toca a vosotros conocer los tiempos o momentos
que el Padre ha fijado con su poder. " Vosotros recibiréis la
fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis
mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta
los confines de la tierra.
9
Después de decir esto, lo vieron elevarse, hasta que una
nube lo ocultó de su vista. I0 Mientras estaban mirando atenta-
Séptimo domingo de pascua Ascensión del Señor
3K8 389

mente al cielo viendo cómo se marchaba, se acercaron dos su glorificación- hasta que una nube lo quitó de su vis-
hombres con vestidos blancos " y les dijeron: ta (cf. Dn 7,13).
- Galileos, ¿por qué seguís mirando al cielo? Este Jesús que
acaba de subir de vuestro lado al cielo vendrá como lo habéis Lucas presenta todo el ministerio de Jesús como una
visto marcharse. ascensión (desde Galilea a Jerusalén, y desde Jerusalén
al cielo) y como un éxodo, que ahora llega a su cumpli-
miento definitivo: en la ascensión se realiza plenamen-
**• Este breve prólogo une el libro de los Hechos de
te el «paso» (pascua) al Padre. Como anuncian dos
los Apóstoles al evangelio según san Lucas, como la se- hombres «con vestidos blancos» -es decir, dos enviados
gunda parte («discurso», v. 1 al pie de la letra) de u n celestiales-, vendrá un día, glorioso, sobre las nubes
mismo escrito y ofrece una síntesis del cuadro del mi- (v. 11). No es preciso escrutar ahora con ansiedad los
nisterio terreno de Jesús (w. 1-3). Se trata de un resu- signos de los tiempos, puesto que se tratará de un acon-
men que contiene preciosas indicaciones: Lucas quiere tecimiento tan manifiesto como su partida. Tendrá lu-
subrayar, en efecto, que los apóstoles, elegidos en el Es- gar en el tiempo elegido por el Padre (v. 7) para el últi-
píritu, son testigos de toda la obra, enseñanza, pasión y mo éxodo, el paso de la historia a la eternidad, la pascua
resurrección de Jesús, y depositarios de las instrucciones desde el orden creado a Dios, la ascensión de la huma-
particulares dadas por el Resucitado antes de su ascen- nidad al abrazo trinitario.
sión al cielo. Su autoridad, por consiguiente, ha sido
querida por el Señor, que los ha puesto como fundamen-
to de la Iglesia de todos los tiempos (Ef 2,20; Ap 12,14). Segunda lectura: Efesios 1,17-23
Jesús muestra tener un designio que escapa a los suyos
(w. 6s). El Reino de Dios del que habla (v. 3b) no coin- Hermanos: " Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el
cide con el reino mesiánico de Israel; los tiempos o mo- Padre de la gloria, os conceda un espíritu de sabiduría y una
revelación que os permita conocerlo plenamente. I8 Que ilu-
mentos de su cumplimiento sólo el Padre los conoce. mine los ojos de vuestro corazón, para que conozcáis cuál es
Sus fronteras son «los confines de la tierra» (w. 7s). la esperanza a la que habéis sido llamados, cuál la inmensa
Los apóstoles reciben, por tanto, una misión, pero no gloria otorgada en herencia a su pueblo, 19 y cuál la excelsa
grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, mani-
les corresponde a ellos «programarla». Sólo deben estar festada a través de su fuerza poderosa. 20 Es la fuerza que Dios
completamente disponibles al Espíritu prometido por el desplegó en Cristo al resucitarlo de entre los muertos y sen-
Padre (w. 4-8). Como hizo en un tiempo Abrahán, tam- tarlo a su derecha en los cielos, 2I por encima de todo princi-
bién los apóstoles deben salir de su tierra -de su seguri- pado, potestad, poder y señorío; y por encima de cualquier
otro título que se precie de tal no sólo en este mundo, sino
dad, de sus expectativas- y llevar el Evangelio a tierras también en el venidero. 22 Todo lo ha puesto Dios bajo los pies
lejanas, sin tener miedo de las persecuciones, fatigas, de Cristo, constituyéndolo cabeza suprema de la Iglesia, " que
rechazos. La encomienda de la misión concluye la obra es su cuerpo, y, por lo mismo, plenitud del que llena total-
salvífica de Cristo en la tierra. Cumpliendo las profecías mente el universo.
ligadas a la figura del Hijo del hombre apocalíptico, se
eleva a lo alto, al cielo (esto es, a Dios), ante los ojos de **• La Carta a los Efesios se abre con la magna bendi-
los apóstoles -testigos asimismo, por consiguiente, de ción en la que se contempla el maravilloso designio de
Séptimo domingo de pascua Ascensión del Señor
390 391

Dios («El misterio de su voluntad»: v. 9), que abarca a a su término, comienza la misión de los apóstoles, y
toda la humanidad desde la eternidad (w. 13s). Tras este precisamente a partir de la «Galilea de los gentiles»,
exordio, la alabanza de Pablo se vuelve acción de gra- donde había comenzado el ministerio de Jesús en favor
cias e intercesión por los cristianos de Éfeso, a fin de de Israel (4,12).
que se les conceda «un espíritu de sabiduría y una reve- En el grupo de los Once conviven la adoración y la
lación», o sea, para que reciban -según el lenguaje apo- duda, y recuerdan, significativamente, el episodio de
calíptico- el don de comprender y gustar los misterios Pedro caminando sobre las aguas (14,31-33). Jesús,
de Dios. En particular, pide para los fieles la luz espiri- como entonces, se acerca a él para pedirle la fe. Jesús se
tual, a fin de que vivan sabiendo lo que Dios ha pre- presenta a los suyos como el Hijo del hombre glorioso
dispuesto para ellos (v. 18) y va obrando con u n poder (v. 18; cf. Dn 7,14) que, en virtud de su resurrección, sube
extraordinario e infalible (v. 19). a Dios y, con plena autoridad, deja a los suyos la enco-
La resurrección, la ascensión, la soberanía de Cristo mienda final de continuar su propia misión, haciendo
sobre todas las realidades creadas, manifiestan la supe- «discípulos a todos los pueblos» (v. 19). Ese «discipulado»
reminente gloria de Dios, que, en él, ha vencido ya a la se llevará a cabo mediante la inserción en la realidad
muerte y a cualquier potencia espiritual que se oponga viva de Dios -Padre, Hijo y Espíritu S a n t o - a través del
al designio de la salvación (v. 21). El miedo ya no tiene bautismo y la observación de todo lo que Jesús ha man-
razón de ser: Cristo, ascendido a la diestra del Padre, dado (cf. Jn 14,23).
reina desde ahora. Él es la cabeza de toda la creación y, Precisamente este vínculo hace que entre la historia y
en particular, de la Iglesia, con la que forma una unidad el Reino eterno ya no exista barrera alguna, sino conti-
indisoluble. nuidad. Cristo, resucitado y ascendido al cielo, no está,
sin embargo, lejos de la tierra; o, mejor aún, gracias a la
ascensión de Jesús, la tierra ya no está lejos del cielo.
Evangelio: Mateo 28,16-20 Mateo se abre con la «buena nueva» del nacimiento del
Salvador, el Emmanuel, el Dios-con-nosotros. Y se cierra
En aquel tiempo, '" los once discípulos fueron a Galilea, al
monte donde Jesús les había citado. " Al verlo, lo adoraron; no con la partida de Cristo abandonando a los suyos, sino
ellos, que habían dudado. 18 Jesús se acercó y se dirigió a ellos con la promesa de su permanencia hasta el final de los
con estas palabras: siglos: Jesús seguirá siendo para siempre el compañero
- Dios me ha dado autoridad plena sobre el cielo y la tie- de camino de la humanidad, hasta que ésta llegue a su
rra. " Poneos, pues, en camino, haced discípulos a todos los meta gloriosa, en el seno de la Trinidad divina.
pueblos y bautizadlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo, 20 enseñándoles a poner por obra todo lo que
os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los
días hasta el final de este mundo. MEDITATIO

**• El evangelio según san Mateo concluye con la pe- La atmósfera de la liturgia de la ascensión está pene-
rícopa que narra la aparición del Resucitado a los Once trada siempre por una atormentadora nostalgia, porque
cu Galilea. Mientras el recorrido terreno de Jesús llega nos pone en una fuerte tensión hacia el Cielo, verdade-
V)2 Séptimo domingo de pascua Ascensión del Señor 393

i a patria del cristiano, y nos hace experimentar con ma- bien como hombre, con las manos, los pies y el costado
yor intensidad el deseo de la eternidad que también de- con esa llaga de amor. Sabemos lo que es entre nosotros
beríamos sentir todos los días. En efecto, deberíamos la separación de las personas que amamos: la mirada
consumirnos verdaderamente con la esperanza de con- los sigue todo lo que puede cuando se alejan...
templar sin velos el rostro de Dios. Sin embargo, con El Padre nos concede también a nosotros, como a los
excesiva frecuencia advertimos que el peso de las reali-
apóstoles, esa luz que ilumina los ojos del corazón y que
dades materiales nos mantiene pegados al suelo, nos
nos hace intuir que estás presente para siempre. Así
despunta las alas, suscita en nosotros cansancio y duda.
podemos gustar ya desde ahora la viva esperanza a la
Así se plantea un interrogante: ¿cómo llegar a gozar de
realidades que no son terrenas, que escapan a la expe- que estamos llamados y abrazar con alegría la cruz,
riencia sensible? Necesitamos un gusto especial suscita- sabiendo que el humilde amor inmolado es la única
do en nosotros por el Espíritu Santo. fuerza adecuada para levantar el mundo.
La «santa alegría» que el Espíritu suscita en nosotros
es muy diferente de la que se nos pasa de contrabando
como tal. Es la alegría de las bienaventuranzas, fruto del CONTEMPLATIO
sufrimiento, porque brota de la muerte y resurrección
de Cristo. Se trata de una alegría santa, porque, en Cris- ¡Oh bondad, caridad y admirable magnanimidad!
to ascendido al cielo, nuestra humanidad ha sido ensal- Donde esté el Señor, allí estará el siervo: ¿se puede dar
zada, elevada, mucho más allá de nuestros estrechos una gloria más grande? [...] Ha asumido precisamente
horizontes. Es preciso que nos dejemos educar para ver la naturaleza humana, glorificándola con el don de la
lo invisible. ¿Cómo? Se ve creyendo, se siente esperan- santa resurrección y de la inmortalidad; la ha traslada-
do, se conoce amando. El misterio de la ascensión, tan do más arriba de todos los cielos y la ha colocado a su
bello y gozoso por el hecho de que nos presenta a Cris- derecha. Ahí está toda mi esperanza, toda mi confianza:
to vuelto de nuevo al seno del Padre, nos colma al mis- en él, en el hombre Cristo, hay, en efecto, una parte de
mo tiempo el corazón de sentimientos de humildad y cada uno de nosotros, está nuestra carne y nuestra san-
bondad: Jesús permanece entre nosotros hasta el fin del gre. Y allí donde reina una parte de mi ser, pienso que
mundo. Sólo ha cambiado de aspecto: lo encontramos también reino yo. Allí donde es glorificada mi carne, allí
en el pobre y en el que sufre. Por ahora no lo vemos glo- está mi gloria. Aunque yo sea pecador, mi fe no puede
rioso. Lo conseguiremos sólo si antes lo reconocemos poner en duda esta comunión.
con verdadero amor en su humillación, acogiéndonos No, el Señor no puede carecer de ternura hasta el
los unos a los otros. punto de olvidar al hombre y no acordarse de lo que
lleva en él mismo. Precisamente en él, en Jesucristo,
Dios y Señor nuestro, infinitamente dulce, infinita-
ORATIO mente benigno y clemente, en quien ya hemos resuci-
tado, en quien ya vivimos la vida nueva, ya hemos
Jesús, quisiéramos saber qué ha sido para ti volver al ascendido al cielo y estamos sentados en las moradas
seno del Padre, volver a él no sólo como Dios, sino tam- celestes. Concédenos, Señor, por tu santo Espíritu, que
V>4 Séptimo domingo de pascua Ascensión del Señor
395

podamos comprender, venerar y honrar este gran mis- que se multiplica por toda la felicidad que dispensa en torno a sí, y
terio de misericordia (Juan de Fécamp, Confessio theo- por el misterio central de la efusión divina (A. Frossard, Ce un ai-
logica 11,6). tro mondo, Turín 1976, pp. 142s [trad. esp.: ¿Hay otro mundo?
Rialp, Madrid 1981]).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«La fidelidad del Señor dura por siempre» (Sal 116,2).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Existe otro mundo. Su tiempo no es nuestro tiempo, su espacio


no es nuestro espacio; pero existe. No es posible situarlo, ni asig-
narle una localización en ningún sitio de nuestro universo sensible:
sus leyes no son nuestras leyes; pero existe.
Yo lo he visto lanzarse, con la mirada del espíritu, cual «fulgu-
ración silenciosa», como trascendencia que se entrega; en seme-
jante circunstancia ve el espíritu, con deslumbrante claridad, lo que
los ojos del cuerpo no ven, por muy dilatados que estén por la aten-
ción y a pesar de que subsista en ellos, después de todo, una es- /
pecie de sensación residual.
Existe casi una contradicción permanente en hablar de este otro
mundo, que está aquí y que está allí, como del «Reino de los Cielos»
del evangelio, que puede hacerse inteligible sin palabras y visible
sin figuras, que sorprende totalmente sin confundir; pero existe. Es
más bello que lo que llamamos belleza, más luminoso que lo que
llamamos luz; sería un grave error hacernos una representación
fantasmal y descolorida del mismo, como si fuera menos concreto
que nuestro mundo sensible.
Todos caminamos hacia este mundo donde se inserta la resu-
rrección de los cuerpos; en él es donde se realizará, en un instan-
te, esa parte esencial de nosotros mismos que se puso de mani-
fiesto para unos por el bautismo, para otros por la intuición
espiritual, para todos por la caridad; en él es donde volveremos
a encontrar a los que creíamos haber perdido y están salvos. No
entraremos en una forma etérea, sino en pleno corazón de la vida
misma, y allí haremos la experiencia de aquella alegría inaudita
Ascensión del Señor 397

profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y doctores.


Ascensión del Señor 12
Capacita así a los creyentes para la tarea del ministerio y para
construir el cuerpo de Cristo, " hasta que lleguemos todos a
la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios,
Ciclo B hasta que seamos hombres perfectos, hasta que alcancemos
en plenitud la talla de Cristo.

**• A partir de la contemplación orante del misterio de


Dios realizado en Cristo (capítulos 1-3), puede ofrecer
Pablo a la comunidad de Éfeso un itinerario concreto
de vida, resumido en el v. 1: «Os ruego que os compor-
téis como corresponde a la vocación con que habéis sido
llamados». Esta vocación se caracteriza por la unidad,
LECTIO
puesto que el aspecto más admirable del designio de
Dios es la unificación de todas las realidades en Cristo
(cf. 1,13.20-23; 2,14-18). En consecuencia, es preciso su-
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 1,1-11 perar toda división con un comportamiento humilde,
manso, paciente, misericordioso, cuyo resultado será la
(Cf. la primera lectura del ciclo A, p. 387. paz.
El apóstol remacha con apasionamiento este tema de
la unidad (w. 4-6) porque es precisamente la conducta
Segunda lectura: Efesios 4,1-13 cotidiana la que permite participar a los cristianos en el
misterio divino y ofrecer al mundo la imagen del mismo
Hermanos: ' Yo, el prisionero por amor al Señor, os ruego en una Iglesia conforme al proyecto del Padre. El v. 5,
que os comportéis como corresponde a la vocación con que
habéis sido llamados. 2 Sed humildes, amables y pacientes. probablemente, era una aclamación litúrgica bautismal.
Soportaos los unos a los otros con amor. 3 Mostraos solícitos Pablo la amplía en sentido trinitario y eclesial. La men-
en conservar, mediante el vínculo de la paz, la unidad que es ción de Cristo como único Señor autor de la fe, a quien
fruto del Espíritu. 4 Uno solo es el cuerpo y uno solo el Espí- nos adherimos con el bautismo (v. 5), está precedida por
ritu, como también es una la esperanza que encierra la voca- la del único Espíritu, que edifica la Iglesia como un
ción a la que habéis sido llamados; 5 un solo Señor, una fe, un cuerpo unido y la conduce hacia la única meta a la que
bautismo; 6 un Dios que es Padre de todos, que está sobre to-
dos, actúa en todos y habita en todos.
están llamados todos los fieles (v. 4); por último, emerge
7
A cada uno de nosotros, sin embargo, se le ha dado la gra- la figura del Padre de todos como único Dios, presente
cia según la medida del don de Cristo. 8 Por eso dice la Escri- en cada uno.
tura: Al subir a lo alto llevó consigo cautivos, repartió dones a Se está llevando a cabo, por tanto, una especie de gran
los hombres. 9 Eso de «subió» ¿no quiere decir que también
bajó a las regiones inferiores de la tierra? I0 Y el que bajó es el gestación que tiende a la unificación de toda la realidad
mismo que ha subido a lo alto de los cielos para llevarlo todo. en Cristo. Pablo aplica a Cristo el Sal 68,19: en su as-
" Y l'ue él también quien constituyó a unos apóstoles, a otros censión llevó cautivas a las fuerzas del mal (cf. Col 2,15)
3')S Séptimo domingo de pascua Ascensión del Señor 399

y dio a los hombres una gran variedad de dones. El (v. 16). Los creyentes experimentarán en sí mismos que
apóstol comenta, a continuación, el texto: la premisa de Cristo está vivo y operante. En su nombre tendrán la
la ascensión de Jesús fue su bajada (Flp 2,7-9), la encar- misma autoridad, no sólo para vencer a las potencias
nación; por eso puede colmar ahora todas las realida- del mal, sino también para realizar curaciones (vv. 17s).
des (w. 8-10). Todo esto lo lleva a cabo mediante los Tras esta encomienda, el Resucitado entra definitiva-
múltiples dones o ministerios eclesiales, otorgados por mente en la gloria de Dios (v. 19), aunque no deja de es-
el Resucitado glorificado para hacer crecer su cuerpo tar con los suyos (cf. Mt 28,20). En efecto, el Señor
místico en la unidad hasta la plenitud (w. 11-13). acompaña por todas partes a la irradiación de la predi-
cación, sosteniendo su eficacia y confirmándola «con
las señales que la acompañaban» (Me 16,20). Su pre-
Evangelio: Marcos 16,15-20 sencia viva, operante y salvífica continúa en la Iglesia
de todos los tiempos. La ascensión no marca, por con-
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once l5 y les dijo: siguiente, un final, sino u n nuevo inicio. Implica una se-
- Id por todo el mundo y proclamad la Buena Noticia a
paración, pero, a pesar de ella, proporciona una comu-
toda criatura. I6 El que crea y se bautice se salvará, pero el que
no crea se condenará. " A los que crean, les acompañarán es- nión más profunda con el Señor Jesús, una comunión
tas señales: expulsarán demonios en mi nombre, hablarán en que será plena al final de los tiempos.
lenguas nuevas, l8 agarrarán serpientes con sus manos y, aun-
que beban veneno, no les hará daño; impondrán las manos a
los enfermos y éstos se curarán.
19
Después de hablarles, el Señor Jesús fue elevado al cielo ' MEDITATIO
y se sentó a la diestra de Dios.
20
Ellos salieron a predicar por todas partes y el Señor coo- Los verbos de la fiesta de la ascensión tienen todos, de
peraba con ellos, confirmando la Palabra con las señales que una manera implícita o explícita, el sentido de elevación
la acompañaban. y nos invitan de este modo a mirar a lo alto, a elevar el
corazón, a dirigir los ojos al cielo, a trasladar nuestro
**• La perícopa presenta el segundo final del evangelio corazón al lugar donde se encuentra Cristo a la derecha
según san Marcos, obra, probablemente, de otro autor, del Padre. Así, la solemnidad de la ascensión nos revela
donde se resumen las diferentes tradiciones evangélicas nuestra pertenencia, ya desde ahora, a la Jerusalén
sobre el Resucitado (w. 9-20); los w. 15-20 recuperan, celestial, nuestro habitar en el cielo, «todavía no» con el
en particular, Mt 28,19s, añadiendo explícitamente el cuerpo, pero sí «ya» con el espíritu y el corazón.
momento de la ascensión. Cristo, al ascender al cielo, se llevó consigo el trofeo
Jesús se aparece a los apóstoles antes de la conclusión de su victoria sobre la muerte: su humanidad glorifica-
de su camino terreno para exhortarles a hacerse misione- da, la naturaleza que tiene en común con nosotros, con
ros del Evangelio por todo el m u n d o (v. 15). Es preciso sus hermanos de carne y de sangre. Nos ha hecho
que la «buena noticia» de la resurrección de Cristo llegue prisioneros, dice Pablo. ¿Cómo lo ha hecho? Ha hecho
a todos los hombres y p u e d a n recibir la salvación adhi- prisionero nuestro corazón ligando a Él nuestro deseo,
riéndose a él libremente m e d i a n t e la fe y el bautismo nuestro amor; en efecto, el corazón se encuentra allí
400 Séptimo domingo de pascua Ascensión del Señor
401

donde se encuentra el objeto que ama. «Si me amarais en esta tierra. Haz que, dirigiendo la mirada a ti y a tu
-afirma incesantemente Jesús-, os alegrarías de que suba Reino, consigamos ojos para ver por doquier los prodi-
al Padre». gios de tu amor.
En la medida en que nos humillemos y muramos con
él, ascenderemos con él al Padre, seremos liberados de
la esclavitud y llegaremos a ser hombres cada vez más CONTEMPLATIO
libres. La espera del Cristo glorioso puede resultar difí-
cil si sólo tenemos en cuenta los acontecimientos dolo- ¡Felices vosotros, que tenéis por abogado al mismo
rosos de la vida humana, de la historia; sin embargo, es juez! Por vosotros ora aquel al que debemos adorar. Es
preciso cultivar, como lo hacían las primeras generacio- natural que todo aquello por lo que ora Cristo se reali-
nes cristianas, el sentido de la inminencia. Nuestros ce, porque su palabra es acto, y su voluntad, eficaz.
ojos deben saber mirar al cielo sin alejarse de la tierra; ¡Qué gran seguridad para los fieles! ¡Cuánta confianza
más aún, recogiendo a los hermanos de sus dispersio- para los creyentes! [...]
nes, para hacer converger también sus miradas hacia lo ¿Acaso no es fácil llevar el suave yugo de Cristo y
alto. Nuestra manera de trabajar y de cansarnos debería sublime ser coronados en su Reino? ¿Qué puede ser
permitirnos también reposar ya con Cristo en el cielo. más fácil que llevar las alas que llevan a aquel que las
Nuestro modo de vivir, de sufrir, de morir, debería ma- lleva? ¿Qué puede ser más sublime que volar por enci-
nifestar con claridad que el misterio de la redención se ma de los cielos donde ha ascendido Cristo? Algunos
va cumpliendo en nosotros. vuelan contemplando; tú, al menos, amando. Repró-
chate haber buscado en alguna ocasión lo que no es de
arriba, sino de la tierra, y di al Señor con el profeta:
ORATIO «¿A quién tengo yo en el cielo? Estando contigo no hallo
gusto en la tierra» (Sal 73,25). Con lo grande que es lo
Nosotros, viajeros por los senderos del mundo, suspi- que me está reservado en el cielo y, sin embargo, lo des-
ramos por revestirnos con esa túnica de luz sin ocaso precio [...]
que tú mismo, Señor, nos has preparado en tu amor. Cristo, tu tesoro, ha ascendido al cielo: que también
Haz que no se pierda nada de todo lo que, por gracia, ascienda tu corazón. En él está tu origen, allí está
has derramado como don en nuestras pobres manos. tu suerte y tu herencia, de allí esperas al Salvador (Gue-
Que la fuerza de tu Espíritu plasme en nosotros el hom- rrico de Igny, Sermón sobre la ascensión del Señor, ls;
bre nuevo revestido de mansedumbre y de humildad. e n P L 185, 153-155).
Te rogamos que no permitas que nos mostremos sor-
dos a tus palabras de vida, porque si no te seguimos a ti
y no nos confiamos al poder de tu nombre, nadie más ACTIO
podrá salvarnos. Que tu Espíritu triture todos los ídolos
que todavía detienen y obstaculizan nuestro camino. Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Que nada ni nadie pueda aprisionar nuestro corazón «Suscita en nosotros el deseo de la patria eterna».
Séptimo domingo de pascua
402

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL Ascensión del Señor


Es evidente que Cristo ha restaurado la dignidad humana de
manera todavía más magnífica que como fue creada, que Cristo
puede reunir en un inmenso haz de luz y de amor toda la creación, Ciclo C
a fin de que ninguna criatura pueda quedar al margen de la ale-
gría divina, a fin de que ninguna criatura se quede excluida del
mundo consagrado, a fin de que toda criatura llegue a ser, en su
propia modalidad, vida eterna. Precisamente cuando captamos la
alegría hacemos eternas las criaturas. Por eso pienso que debemos
habituarnos a procurarnos cada día la posibilidad de hacer una
pausa en la que nos sea posible captar las alegrías del universo y
de la humanidad, las alegrías del alma y del pensamiento, así como
las alegrías de la ternura y de la amistad.
LECTIO
Es preciso que nos concedamos esta pausa, para descubrir en
ella una fuente que renueve todos nuestros horizontes. Detrás de
todas las desventuras, a pesar de todo, está el amor. Si bien Dios
no puede impedir lo que nuestra ausencia hace inevitable, no es Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 1,1-11
menos verdad que la única manera de dar testimonio de su presen-
cia es demostrar, de una manera sensible, a todos los que nos ro- (Cf. la primera lectura del ciclo A, p. 387).
dean, que Dios es verdaderamente para nosotros la vida de nuestra
vida y puede llegar a serlo también para ellos (M. Zundel, Stupore
e povertá, Padua 1990, pp. 151-155, passim).
Segunda lectura: Hebreos 9,24-28; 10,19-23
Hermanos: M Cristo no entró en un santuario construido
por hombres -que no pasa de ser simple imagen del verdade-
ro-, sino en el cielo mismo, a fin de presentarse ahora ante
Dios para interceder por nosotros. 25 Tampoco tuvo que ofre-
cerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote, que
entra en el santuario una vez al año con sangre ajena. 26 De lo
contrario, debería haber padecido muchas veces desde la
creación del mundo, siendo así que le bastó con manifestarse
una sola vez, al fin de los siglos, para destruir el pecado con
su sacrificio. " Y así como está decretado que los hombres
mueran una sola vez, después de lo cual vendrá el juicio, 28 así
también Cristo se ofreció una sola vez para tomar sobre sí
los pecados de la multitud, y por segunda vez aparecerá, ya
sin relación con el pecado, para dar la salvación a los que es-
peran.
10 19
' Así pues, hermanos, ya que tenemos libre entrada en
el santuario gracias a la sangre de Jesús, 20 que ha inaugurado
404 Séptimo domingo de pascua Ascensión del Señor 405

para nosotros un camino nuevo y vivo a través del velo de su guíente, medios particulares (ritos complejos, prácticas
carne, 2I y ya que tenemos un gran sacerdote en la casa de ascéticas extenuantes): basta con seguir a Cristo, que ha
Dios,22 acerquémonos con corazón sincero, con una fe plena, dicho de sí mismo: «Yo soy el camino». El Señor, fiel a
purificado el corazón de todo mal del que tuviéramos con-
sus promesas, no abandona al hombre; gracias a él está
ciencia y lavado el cuerpo con agua pura. " Mantengámonos
firmes en la esperanza que profesamos, pues quien nos ha llamado el hombre a acercarse al Padre con fe plena y
hecho la promesa es digno de fe. sincera, con el corazón purificado, con una vida que es
recuerdo constante del lavado bautismal y de sus exi-
gencias (10,21s). Mantengámonos, pues, firmes en la es-
*»• En los dos fragmentos que componen esta períco- peranza que profesamos (v. 23), y que ella nos haga
pa litúrgica se presenta a Cristo en su función sacerdo- avanzar en la caridad (v. 24) hasta el día en que se abra
tal, infinitamente superior a la instituida en la antigua definitivamente a toda la humanidad el acceso al cielo.
alianza.
En el primer fragmento (9,24-28), se compara el cul-
to celebrado el día de la Expiación con el culto ofrecido Evangelio: Lucas 24,46-53
por Jesús. Él no entró en el santuario, como hacía una
sola vez al año el sumo sacerdote para expiar los peca- En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 46 Estaba
dos del pueblo con la sangre de las víctimas sacrificia- escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar de entre los
les, sino que penetró nada menos que en los cielos - e n muertos al tercer día, " y que en su nombre se anunciará a to-
la trascendencia de Dios- para interceder eternamente das las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión
y el perdón de los pecados. '" Vosotros sois testigos de estas
en favor de los hombres, tras haber ofrecido de una vez cosas. 49 Por mi parte, os voy a enviar el don prometido por mi
por todas el sacrificio de sí mismo: una ofrenda cuyo va- Padre. Vosotros quedaos en la ciudad hasta que seáis revesti-
lor infinito puede rescatar a la humanidad del pecado dos de la fuerza que viene de lo alto.
50
(vv. 24-26). Desde el cielo, como dice el símbolo de la fe, Después los llevó fuera de la ciudad hasta un lugar cer-
«vendrá a juzgar a vivos y muertos, y su Reino no ten- cano a Betania y, alzando las manos, los bendijo. sl Y mientras
los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. " Ellos,
drá fin»: precisamente por la eficacia de su sacrificio re- después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén rebo-
dentor podrá juzgar a cada hombre según la verdad y la santes de alegría. 53 Y estaban continuamente en el templo
misericordia, y dar la salvación eterna a cuantos le es- bendiciendo a Dios.
peran (w. 27s).
En el segundo fragmento se extraen las consecuen- **• El relato de la ascensión de Jesús en el evangelio
cias de estas afirmaciones. En él se considera el miste- según san Lucas tiene muchos rasgos en común con el
rio de la ascensión en relación con los creyentes: en vir- que se nos presenta en Hechos de los Apóstoles; con
tud de la sangre de Jesús, quien crea puede confiar en todo, los matices y acentos diferentes son significativos.
que entrará en el santuario del cielo, en la comunión El acontecimiento aparece narrado inmediatamente a
plena con el Dios santo, puesto que Cristo ha abierto el continuación de la pascua, significando de este modo
camino «a través del velo de su carne» (en el culto hebreo que se trata de un único misterio: la victoria de Cristo
había una tienda que separaba el santuario del resto del sobre la muerte coincide con su exaltación a la gloria
lemplo). Para acceder al cielo no hacen falta, por consi- por obra del Padre (v. 51: «Fue llevado al cielo»). Al apa-
4<)(-> Séptimo domingo de pascua Ascensión del Señor 407

recerse a los discípulos, el Resucitado «les abrió la men- das del corazón humano. Un corazón desgarrado entre
te a la inteligencia de las Escrituras», mostrándoles a tra- su estar en la tierra y, al mismo tiempo, tener su casa ya
vés de ellas que toda su obra terrena formaba parte de en los cielos. Cuando Jesús anunció, durante la última
un designio de Dios, que ahora se extiende directamen- cena, su propio «éxodo» ya próximo, predijo que ese
te a los discípulos, llamados a dar testimonio de él. En acontecimiento produciría tristeza en sus discípulos.
efecto, a todas las naciones deberá llegar la invitación a Lucas, por el contrario, describe a los apóstoles, que
la conversión para el perdón de los pecados, a fin de par- vuelven a Jerusalén tras haber visto desaparecer a Jesús
ticipar en el misterio pascual de Cristo (w. 47s). Jerusa- de su mirada, «rebosantes de alegría». ¿No hay aquí u n a
lén, hacia la que tendía toda la misión de Jesús en el ter- contradicción?
cer evangelio, se convierte ahora en punto de partida de
la misión de los apóstoles: en ella es donde deben esperar Es preciso hablar de dos tipos diferentes de alegría o,
el don del Espíritu, que, según había prometido Dios en por lo menos, de dos grados. Jesús ha dicho: «Sabed que
las Escrituras (cf. Jl 3,ls; Ez 36,24-27; etc.), les enviará yo estoy con vosotros todos los días», pero también no-
Jesús desde el Padre (v. 40). sotros podemos decir que, en cierto sentido, estamos
siempre con él allí donde él h a «subido» con nuestra hu-
Una vez les hubo dado las últimas consignas, Jesús
manidad a la derecha del Padre, porque el bautismo nos
llevó fuera a los discípulos, recorriendo al revés el ca-
ha incorporado profundamente a él. Por consiguiente,
mino que le había llevado a la ciudad el día de las Pal-
también nosotros tenemos el cielo como patria. Nuestra
mas. Sobre el monte de los Olivos, donde se encuentra
alegría será, en consecuencia, proporcional a la fe con
Betania, y con un gesto sacerdotal de bendición, se se-
que vivamos, a la certeza con que creamos que ahora,
para de los suyos. Elevado al cielo, entra para siempre
después de que Jesús ha llevado a cumplimiento la vo-
en el santuario celestial (Heb 9,24). Los discípulos, pos-
trados ante él en actitud de adoración, reconocen su di- luntad del Padre en el misterio pascual, ya nada es para
vinidad; a renglón seguido, cumpliendo el mandamien- el hombre como antes. Dios está con nosotros y nosotros
to de Jesús, se vuelven llenos de alegría a Jerusalén, estamos con él, siempre.
donde frecuentan asiduamente el templo, alabando a Nos corresponde a n o s o t r o s mantener viva nuestra
Dios (w. 52s): el evangelio concluye allí donde había fe, gozando por el bien del a m a d o : Jesús, que, ahora
empezado (1,7-10). El tiempo de Cristo acaba con la es- asumido a la derecha del P a d r e , vive para siempre en
pera del Espíritu, cuya venida abre el tiempo de la Igle- la gloria. Allí, intercediendo en nuestro favor, hace que
sia, preparado en medio de la oración y de la alabanza, cada uno de nosotros lleve a cumplimiento el designio
repleto de la alegría del Resucitado. del Padre para vernos definitiva y eternamente consu-
mados en el amor.

MEDITATIO
ORATIO
La solemnidad de la ascensión nos hace vivir uno de
los muchos aspectos paradójicos de la vida cristiana, No permitas, Señor, que las tinieblas del olvido ofus-
que la hacen tan adecuada a las exigencias más profun- quen la esperanza que hoy se h a encendido en nuestros
408 Séptimo domingo de pascua Ascensión del Señor 409

corazones: que en la oscuridad de la noche su luz res- irán a su encuentro, aunque sea entre los últimos (Juan
plandezca más viva. Que las tempestades de la historia Crisóstomo, Homilía para la ascensión, 16s).
no obstaculicen nuestra carrera hacia ti y que tu mano
nos sostenga. Haz de nosotros u n pueblo de peregrinos,
pobres de todo, pero ricos de tu promesa y fieles custo- ACTIO
dios de tu secreto de unidad y paz.
Nuestra resurrección ya se ha iniciado, y también ha Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
comenzado nuestra ascensión. Que nuestro deseo, como «Cristo, tú que por amor descendiste hasta nosotros,
hijos agradecidos, sea dejarnos atraer cada vez más ha- haz que nosotros, por amor, ascendamos hasta ti».
cia ti y hacia el Padre con el vínculo del amor.

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


CONTEMPLATIO
Si Cristo nos ha dado la vida eterna, es para vivirla, anunciar-
¿Te maravillas de que el Espíritu Santo esté al mismo la, manifestarla, celebrarla como la cima de todas las felicidades,
como nuestra bienaventuranza. Hace dos mil años que Cristo habló
tiempo con nosotros y allá arriba, visto que también el del pan, de la paz y de la libertad. Pero lo que ha traído a la tie-
cuerpo de Cristo está en el cielo y con nosotros? El cie- rra es más: ha traído la vida eterna. Y es la vida eterna lo que no-
lo ha tenido su santo cuerpo y la tierra ha recibido el sotros con él, en la Iglesia, debemos continuar llevando. Si no so-
Santo Espíritu; Cristo ha venido y nos ha traído el Es- mos nosotros quienes damos la vida eterna, nadie lo hará en
píritu Santo; Cristo ha ascendido y se ha llevado consi- nuestro lugar. Eso equivale a afirmar que ésta es la base de nues-
tra vocación cristiana; es distinguir de manera infalible nuestra vo-
go nuestro cuerpo. ¡Oh tremenda y estupenda econo-
cación religiosa de una vocación política, de un sistema de pensa-
mía! ¡Oh gran Rey, grande en todo, verdaderamente miento; es demostrar que a nosotros no nos interesa en absoluto la
grande y admirable! Gran profeta, gran sacerdote, gran conquista del mundo; lo que nos apremia es que cada hombre pue-
luz, grande desde todos los puntos de vista. Y, sin em- da encontrar, como nosotros lo hemos encontrado, un Dios al que
bargo, no sólo es grande según la divinidad, sino tam- amamos y que antes ha amado a cada hombre. Necesitamos
bién según la humanidad. Del mismo modo que es gran- aprender, expresar la vida de un hombre invadido de vida eterna,
y eso, tal vez, hasta nuestra muerte. Ahora bien, esta vida existe
de como Dios, Señor y Rey por su divinidad, también es para ser cantada, cantada después o antes de la muerte; y a lo lar-
gran sacerdote y gran profeta [...] go del camino no se canta con un folio de papel: se canta con el
Tenemos, pues, en el cielo la prenda de nuestra vida: corazón. No debéis ninguna fidelidad al pasado en cuanto pasa-
hemos sido asumidos junto con Cristo. Es cierto que se- do; sólo debéis fidelidad a lo que os ha traído de eterno, es decir,
de caridad (M. Delbrél, Indmsib'ile amore. Frammenti di ¡ettere,
remos arrebatados también entre las nubes si somos en- Cásale Monferrato 1994, pp. 27s).
contrados dignos de ir a su encuentro entre las nubes.
El reo no va al encuentro del juez, sino que se le hace
comparecer ante él, y no se presenta a él nunca, como
es natural, porque no se siente tranquilo. Por eso, ca-
rísimos, oremos todos para poder estar entre los que
Lunes 411

Lunes *•• La espléndida ciudad de Éfeso se convierte, pues,


en el punto de encuentro de diferentes corrientes del
de la séptima semana cristianismo primitivo, con las que hoy también se mide
de pascua Pablo. También se las tiene que ver con discípulos, más
o menos remotos, de Juan el Bautista, que forman par-
te de un movimiento más bien amplio y, para nosotros,
todavía misterioso. La docena de «discípulos» tienen,
probablemente, un pie en el grupo del Bautista y otro en
el grupo de Jesús. Pablo los catequiza mostrando que
precisamente Juan había indicado la superioridad de
Jesús. Se nota aquí el intento de clarificar la relación
entre el bautismo de Juan y el de Jesús: el primero está
ligado a la penitencia; el segundo, a la acción del Espí-
LECTIO ritu. El enlace, el encuentro y, a veces, el desencuentro
entre las diferentes corrientes y movimientos debieron
de ser vivaces, aunque Lucas no nos proporciona -quizás
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 19,1-8 porque carece de ellas- informaciones más precisas.
No sabemos si fue Pablo quien los bautizó, pero sí fue
1
Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo llegó a Éfeso él quien les impuso las manos, renovando otro Pente-
después de haber recorrido las regiones montañosas. Allí costés, como ya había sucedido en otras ocasiones, es-
encontró a algunos discípulos, 2 a quienes preguntó:
pecialmente con Pedro y Juan en Samaría. El Espíritu,
- ¿Habéis recibido el Espíritu Santo al abrazar la fe?
Ellos respondieron: ligado al bautismo en el nombre del Señor Jesús, los
- Ni siquiera hemos oído hablar de que exista un Espíri- colma de sus dones y hablan en lenguas y profetizan.
tu Santo. Apremia a Lucas mostrar, entre otras cosas, que Pablo,
3
Él les dijo: aunque no es uno de los Doce, tiene los mismos pode-
- ¿Pues qué bautismo habéis recibido? res que ellos. También desea mostrar que los «Hechos
Ellos respondieron:
de Pablo» se asemejan a los «Hechos de Pedro». Además
- El bautismo de Juan.
4
Pablo les dijo: de con los discípulos del Bautista, Pablo se las tiene que
- Juan bautizaba para que se convirtieran, diciendo al ver también, en Éfeso, con la magia y con el paganismo,
pueblo que creyeran en el que iba a venir después de él, esto en el famoso episodio de la revuelta de los orfebres.
es, en Jesús.
5
Cuando oyeron esto se bautizaron en el nombre de Je-
sús, el Señor. 6 Entonces Pablo les impuso las manos, el Es-
píritu Santo vino sobre ellos y se pusieron a hablar en len- Evangelio: Juan 16,29-33
guas y a profetizar. 7 Eran unos doce hombres en total.
8
Durante tres meses, Pablo estuvo asistiendo a la sinago- En aquel tiempo, M los discípulos dijeron a Jesús: Cierto,
ga; allí hablaba del Reino de Dios con gran valentía y per- ahora has hablado claramente y no en lenguaje figurado.
30
suasión. Ahora estamos seguros de que lo sabes todo y de que no es
412 Séptima semana de pascua Lunes 413

necesario que nadie te pregunte; por eso creemos que has efímero. Y este mensaje es el que deja a sus discípulos
venido de Dios. como «testamento espiritual».
" Jesús les contestó:
- ¿Ahora creéis? 32 Pues mirad, se acerca la hora, mejor di-
cho, ha llegado ya, en que cada uno de vosotros se irá a lo
suyo y a mí me dejaréis solo. Aunque yo no estoy solo, porque MEDITATIO
el Padre está conmigo. " Os he dicho todo esto para que po-
dáis encontrar la paz en vuestra unión conmigo. En el mundo La solidez de la relación con Dios emerge en la hora
encontraréis dificultades y tendréis que sufrir, pero tened de la prueba, cuando nos encontramos solos ante Dios
ánimo: yo he vencido al mundo.
y, de improviso, se diluyen los apoyos humanos y las
grandes ilusiones. Entonces es cuando se manifiesta
**• El fragmento comienza con algunas palabras en- dónde está apoyado de verdad tu corazón: en tus pro-
tusiastas de los discípulos de Jesús: «Ahora has hablado pias seguridades o en la Palabra del Señor, en el aban-
claramente y no en lenguaje figurado» (v. 29). Piensan los dono total en él. La fe se purifica en las pruebas y en la
discípulos que las palabras del Señor sobre su misión soledad, y nos introduce en el camino de Jesús, que afir-
son ahora comprensibles, pero olvidan que les había di- ma: «Yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo», y
cho que la nueva era comenzaría después de la resu- nos hace considerar seriamente las palabras de Jesús:
rrección y que la comprensión de sus palabras tendría «Tened ánimo, yo he vencido al mundo».
como maestro interior al Espíritu Santo. Creen tener La prueba y las tribulaciones pertenecen también a
ahora en sus manos el secreto de la persona de Jesús y u n proceso de maduración, porque nos hacen entrar
poseer una fe adulta en Dios. Jesús tendrá que hacerles en nosotros mismos, desear el silencio; nos sumergen
constatar, por el contrario, que su fe tiene que ser re- en la soledad, allí donde siempre podemos descubrir
forzada aún, porque es demasiado incompleta para nuestra vocación de estar «solos con el Solo», de an-
hacer frente a las pruebas que les esperan (w. 31s). clarnos en aquel que nunca nos abandonará, con aquel
Son palabras que esconden una gran amargura: el Na- a quien, juntos, aclamamos en los Salmos a m e n u d o
zareno predice el a b a n d o n o por parte de sus amigos. como nuestra roca, nuestro refugio, nuestra defensa,
Éstos se escandalizarán por la suerte humillante que nuestro baluarte, nuestro consuelo. En esos momentos
sufrirá su Maestro. estas palabras asumen una verdad, una evidencia y una
Con todo, Jesús nunca está solo. Vive siempre en uni- fuerza particular, y nos sentimos crecer en la compren-
dad con el Padre. Por eso termina el coloquio con los sión del misterio de la vida y de nuestra íntima relación
suyos pronunciando palabras llenas de esperanza y de con Dios.
confianza: «Os he dicho todo esto para que podáis en-
contrar la paz en vuestra unión conmigo. En el mundo
encontraréis dificultades y tendréis que sufrir, pero tened ORATIO
ánimo; yo he vencido al mundo» (y. 33). Jesús ha venci-
do al mundo desarmándolo con el amor. Ha elegido lo Ilumina, Señor, mis noches con la luz discreta de tu
que cuenta a los ojos de Dios y perdura en la vida, no lo presencia. No me abandones en mis soledades, cuando
414 Séptima semana de pascua Lunes 415

todo parece hundirse a mi alrededor y cuando las en parte donde nadie parecía.
presencias más familiares se me vuelven extrañas y son ¡Oh noche que guiaste!;
incapaces de consolarme. Tú también sabes, Jesús mío, ¡oh noche amable más que el alborada!
lo terrible que es la soledad, cuando hasta el Padre se te ¡oh noche que juntaste
hacía imposible de encontrar y te sentiste abandonado Amado con amada,
por él. Por esta terrible desolación por la que pasaste, amada en el Amado transformada!
ven en ayuda de mis desiertos, no me abandones cuan- (Juan de la Cruz, Obras completas, BAC, Madrid
do me siento abandonado por los otros. 199414).
Tú que sudaste sangre, alivia mis heridas. Tú que has
resucitado, haz fecunda de vida la sensación de inutili-
dad y abandono. Por tu santa agonía, por tu gloriosa lu- ACTIO
cha contra el sentido de la derrota, llena mis momentos
terribles, las horas y los días de vacío, para que yo pue- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
da experimentarte como mi dulce salvador. «Yo no estoy solo, porque el Padre está conmigo»
(Jn 16,32b).

CONTEMPLATIO
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
En una noche oscura
con ansias, en amores inflamada Cuando te sientas solo, debes intentar descubrir la fuente de este
¡oh dichosa ventura!, sentimiento. Eres propenso a escapar de tu soledad o bien a per-
manecer en ella. Cuando huyes de ella, tu soledad no disminuye
salí sin ser notada,
realmente: lo único que haces es obligarla a salir de tu mente de
estando ya mi casa sosegada; manera provisional. Cuando empiezas a permanecer en ella, tus
a escuras y segura sentimientos no hacen más que volverse más fuertes y te vas desli-
por la secreta escala, disfrazada, zando hacia la depresión. La tarea espiritual no consiste ni en huir
¡oh dichosa ventura!, de la soledad ni en dejarse anegar por ella, sino en descubrir su
a escuras y encelada, fuente. No resulta fácil de hacer, pero cuando se logra identificar de
estando ya mi casa sosegada; algún modo el lugar de donde brotan estos sentimientos, pierden
algo de su poder sobre ti.
en la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía Esta identificación no es una tarea intelectual; es una tarea del
ni yo miraba cosa, corazón. Con él debes buscar ese lugar sin miedo. Se trata de una
búsqueda importante, porque conduce a discernir algo de bueno
sin otra luz y guía sobre ti mismo. El dolor de tu soledad puede tener sus raíces en tu
sino la que en el corazón ardía. vocación más profunda. Podrías descubrir que tu soledad está ligada
Aquesta me guiaba a tu llamada a vivir por completo para Dios. La soledad se puede
más cierto que la luz de mediodía revelar entonces como el otro lado de tu don único. En cuanto
a donde me esperaba experimentes en tu «yo» más íntimo la verdad, podrás descubrir
quien yo bien me sabía, que la soledad no sólo es tolerable, sino también fecunda. Lo que
-4 10 Séptima semana de pascua

de primeras parecía doloroso, puede convertirse después en un


sentimiento que -aun siendo penoso- te abre el camino hacia un
Martes
conocimiento todavía más profundo del amor de Dios (H. J. M. de la séptima semana
Nouwen, La voce dell'amore, Brescia 1997 2 , pp. 58s [trad. esp.: La de pascua
voz interior del amor, PPC, Madrid 1997]).

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 20,17-27

En aquellos días, " desde Mileto, Pablo mandó a buscar a


los responsables de la iglesia de Efeso. 1S Cuando llegaron, les
dijo:
- Vosotros sabéis cómo me he comportado con vosotros
todo el tiempo desde el primer día de mi llegada a la provin-
cia de Asia. " He servido al Señor con toda humildad y con
lágrimas, en medio de las pruebas que me han ocasionado las
asechanzas de los judíos, 20 y no he omitido nada de cuanto os
podía ser útil. Os he dado avisos y enseñanzas en público y en
privado, 21 he tratado de convencer a judíos y griegos para que
se convirtieran a Dios y creyeran en Jesús, nuestro Señor.
22
Ahora, como veis, forzado por el Espíritu, voy a Jerusalén,
sin saber qué es lo que me espera allí. " Eso sí, el Espíritu
Santo me asegura en todas las ciudades por las que paso que
me esperan prisiones y tribulaciones. 2A Pero nada me importa
mi vida, ni es para mí estimable, con tal de llevar a buen tér-
mino mi carrera y el ministerio que he recibido de Jesús, el
Señor: dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios.
25
Ahora sé que ninguno de vosotros, entre quienes pasé
anunciando el Reino de Dios, volverá a verme. 26 Por eso, quiero
deciros hoy que no me hago responsable de lo que os suceda
en adelante. " Porque nunca dejé de anunciaros todo el desig-
nio de Dios.
Séptima semana de pascua Martes
418 419

** Tras la sublevación de los orfebres de Éfeso, reem- Para él personalmente, para Pablo, se perfila un fu-
prende Pablo sus viajes. Pasa a Grecia, se detiene en turo oscuro, un futuro cargado de prisiones y tri-
Tróade (donde devuelve la vida a un muerto durante bulaciones, iluminado por la certeza de ser «forzado por
u n a larguísima vigilia eucarística) y a continuación baja el Espíritu». Lo importante es «llevara buen término mi
a Mileto, en las cercanías de Éfeso, desde donde manda carrera»: la evangelización es urgente, necesita impulso,
llamar a los responsables de esta Iglesia. Con ellos man- empeño, concentración, dedicación exclusiva. Es dema-
tiene una amplia conversación. Se trata del tercer gran siado importante como para no tomarla en serio. ¿Lo es
discurso de Pablo referido por Lucas: el primero refle- también para mí?
jaba la predicación dirigida a los judíos (capítulo 13);
el segundo, la dirigida a los paganos (capítulo 17), y el
tercero, la dirigida a los pastores de la Iglesia. Se trata Evangelio: Juan 17,1-1 l a
de un discurso clásico de despedida o de un «testamento
espiritual». Está dotado de una gran densidad h u m a n a En aquel tiempo, ' Jesús levantó los ojos y exclamó:
y de una notable levadura espiritual. Es natural que - Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu
haya sido muy comentado. Hijo te glorifique. 2 Tú le diste poder sobre todos los hombres
para que tu Hijo te glorifique. 2 Tú le diste poder sobre todos
En él emerge la estatura de un misionero dedicado en los hombres para que él dé la vida eterna a todos los que tú
cuerpo y alma a la causa del servicio del Señor. Un ser- le has dado. ' Y la vida eterna consiste en esto: en que te conoz-
vicio total, exclusivo y continuado, que usa como crite- can a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, tu enviado.
4
Yo te he glorificado aquí en el mundo cumpliendo la obra
rio no la aprobación de los hombres, sino el designio de que me encomendaste. 5 Ahora, pues, Padre, glorifícame con
Dios. Entre las muchísimas notas que podríamos co- aquella gloria que ya compartía contigo antes de que el mun-
mentar, hay tres características de la acción de Pablo do existiera.
6
que parecen llamar la atención de la mirada de manera Yo te he dado a conocer a aquellos que tú me diste de en-
evidente. La humildad en el servicio del Señor: se trata tre el mundo. Eran tuyos, tú me los diste, y ellos han acepta-
do tu Palabra. 7 Ahora han llegado a comprender que todo lo
de una virtud desconocida en el m u n d o pagano, en- que me diste viene de ti. 8 Yo les he enseñado lo que aprendí
grandecida y hecha apetecible por el ejemplo del Señor de ti, y ellos han aceptado mi enseñanza. Ahora saben, con
Jesús, que vino a servir y no a ser servido; el valor: Pablo absoluta certeza, que yo he venido de ti y han creído que
ha anunciado el Evangelio «con lágrimas, en medio de fuiste tú quien me envió.
9
las pruebas», sin dejarse condicionar por las oposicio- Yo te ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los
que tú me has dado, porque te pertenecen. '" Todo lo mío es
nes; el desinterés, no sólo trabajando con sus propias tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. " Ya
manos, sino impulsándose hasta decir: «Nada me im- no estaré más en el mundo; ellos continúan en el mundo,
porta mi vida, ni es para mí estimable, con tal de llevar mientras yo me voy a ti.
a buen término mi carrera». El valor más importante es
el Evangelio, no la conservación de la propia vida; para *•*• La primera parte de la «Oración sacerdotal» está
Pablo, lo más importante es lo que recogen las últimas compuesta por dos fragmentos (vv. 1-5 y w. 6-1 la), uni-
palabras de la perícopa: «Nunca dejé de anunciaros todo dos entre sí por el tema de la entrega de todos los hom-
vi designio de Dios». bres a Jesús por parte del Padre. Los w. 1-5 se concen-
420 Séptima semana de pascua Martes 421

lian en la petición de la gloria por parte del Hijo. Esta- todo lo demás: eso es la «vida eterna». Lo demás perte-
mos en el momento más solemne del coloquio entre Je- nece a las cosas que pasan, a la infinita vanidad del
sús y los discípulos. Jesús es consciente de que su mi- todo, a lo que carece de consistencia, a lo que tiene una
sión está llegando a su término, y, con el gesto típico del vida efímera, a lo que no vale la pena aferrarse.
orante -levantar los ojos al cielo, es decir, al lugar sim-
Mi vida ha de ser un continuo progreso en el conoci-
bólico de la morada de Dios-, da comienzo a su oración.
miento del Dios vivo y verdadero, un progreso en la su-
Lo primero que pide es que su misión llegue a su cul-
blime ciencia de Cristo, un caminar según el Espíritu,
minación definitiva con su propia glorificación. Pero esa
porque esta vida es ya vida eterna. Una vida, a veces,
glorificación la pide sólo para glorificar al Padre (v. 2).
poco apetecible, porque la condición h u m a n a hay que
Jesús ha recibido todo el poder del Padre, que ha pues-
vivirla en la carne y en la sangre, porque el m u n d o me
to todas las cosas en sus manos, hasta el poder de dar la
envuelve y me condiciona, porque mi fe es todavía titu-
vida eterna a los que el Padre le ha confiado. Y la vida
eterna consiste en esto: en conocer al único Dios verda- beante e insegura. Pero basta con que me detenga un
dero y a aquel que ha sido enviado por él a los hombres, poco a reflexionar en las palabras del Señor, basta con
el Hijo (v. 3). Como es natural, no se trata de la vida eter- que invoque su Espíritu, para que reemprenda el cami-
na entendida como contemplación de Dios, sino de la no hacia el inefable m u n d o de Dios y llegue a compren-
vida que se adquiere a través de la fe. Ésta es participa- der la fortuna de haber escuchado, también hoy, estas
ción en la vida íntima del Padre y del Hijo. De este modo, palabras que me unen al Padre y al Hijo, en el vínculo
al término de su misión de revelador, profesa Jesús que del Espíritu, para pregustar algunas gotas del dulcísimo
ha glorificado al Padre en la tierra, cumpliendo en su to- océano de la vida eterna.
talidad la misión que le había confiado el Padre. Jesús no
quiere la gloria como recompensa, sino sólo llegar a la
plenitud de la revelación con su libre aceptación de la ORATIO
muerte en la cruz. A continuación, piensa Jesús en sus
discípulos, a quienes ha manifestado el designio del Pa- Infunde en mi corazón, Señor, los dones de la ciencia
dre. Éstos han respondido con la fe y así glorificarán al y de la sabiduría, para que pueda conocerte cada vez
Hijo acogiendo la Palabra y practicándola en el amor. mejor, para que pueda gustarte cada vez mejor, para que
pueda amarte cada vez mejor, para que pueda poseerte
cada vez mejor. Si me abandonas a mí mismo poco
MEDITATIO después de haber leído estas palabras luyas, consideraré
más importante algo urgente que tenga que hacer y co-
«La vida eterna consiste en esto: en que te conozcan rreré el riesgo de olvidarte.
a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, tu enviado» Concédeme el don del consejo, para que te busque y
(Jn 17,3). Conocer al Dios de Jesucristo, conocer al Hijo te conozca incluso en medio de las ocupaciones que me
y al Espíritu Santo, conocerlos no sólo con la mente, esperan dentro de poco. Concédeme el don del discer-
sino también con el corazón, conocerlos estando en co- nimiento, para que pueda optar por ti en todas las co-
munión con ellos, conocerlos de modo que olvidemos sas, según la enseñanza de tu Hijo. Concédeme ver bri-
422 Séptima semana de pascua Martes 423

llar la luz de tu rostro en todo rostro humano, para que ACTIO


siempre te busque a ti y sólo a ti. Concédeme el instin-
to divino de buscar que seas glorificado y conocido, an- Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
tes y más de lo que pueda serlo yo. «La vida eterna consiste en esto: en que te conozcan
Y perdóname desde ahora si te olvido, si persigo de a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, tu enviado»
u n a manera impropia las cosas de esta tierra, si me lle- (Jn 17,3).
no con frecuencia de nociones y sentimientos que no
me unen a ti. No me abandones a mí mismo, Señor, por-
que tú eres mi vida, tú eres la vida eterna. PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

La pregunta que orienta, durante nuestra breve existencia, gran


parte de nuestro comportamiento es la siguiente: «¿Quién soy?». Es
CONTEMPLATIO posible que nos planteemos en raras ocasiones esta pregunta de
modo formal, pero la vivimos de una manera muy concreta en las
Nosotros ya hemos llegado a la fe, ya hemos creído decisiones que hemos de tomar todos los días. Las tres respuestas
en las cosas divinas que hemos oído, y amamos a aquel que solemos dar, por lo general, son éstas: «Somos lo que hacemos,
en quien creemos. Ahora bien, cuando estamos oprimi- somos lo que los otros dicen de nosotros, somos lo que tenemos» o,
con otras palabras: «Somos nuestro éxito, nuestra popularidad,
dos por preocupaciones vanas, nos encontramos en la
nuestro poder».
oscuridad y en la confusión. Y en semejante estado,
Es importante que nos demos cuenta de la fragilidad de una vida
cuando el Señor nos sugiere sentimientos justos respec-
ue dependa del éxito, de la popularidad y del poder. Su fragilidad
to a él, es como si nos hiciera oír su voz desde una nube, eriva del hecho de que los tres son factores externos, unos facto-
pero a él no le vemos. Son, ciertamente, cosas sublimes res que podemos controlar de un modo bastante limitado. Perder el
las que aprendemos de él, pero a aquel que nos instru- trabajo, la fama o la riqueza depende a menudo de acontecimien-
ye con sus secretas inspiraciones no le vemos aún. tos aue escapan por completo a nuestro control; ahora bien, cuan-
do dependemos de ellos, nos hemos malvendido al mundo, porque
Oímos las palabras de Dios dentro de nuestro cora- somos lo que el mundo nos da. Y la muerte nos quita todo eso. La
zón, sabemos con qué fidelidad y empeño debemos res- afirmación final se convierte en ésta: «Cuando muramos, estaremos
ponder a su amor y, sin embargo, lábiles como somos, muertos», porque cuando muramos no podremos hacer ninguna
volvemos a recaer, desde la cima de nuestra reflexión in- otra cosa, la gente ya no hablará de nosotros y ya no tendremos
terior, en las cosas de costumbre y nos sentimos tentados nada. Cuando seamos lo que el mundo hace de nosotros, no podre-
mos ser después de haber dejado este mundo.
por la fastidiosa inoportunidad de nuestros pecados. Con
todo, tampoco en esos momentos nos abandona Dios: en- Jesús vino a anunciarnos que una identidad basada en el éxito,
en la popularidad y el poder es una falsa identidad: es una ilusión.
seguida vuelve a aparecer en la mente, disipa las nieblas
Jesús dice alto y fuerte: «No seáis lo que el mundo hace de voso-
de las tentaciones, infunde la lluvia de la compunción y tros, sino hijos de Dios» (H. J. M. Nouwen, Vivere nello Spirito,
vuelve a traer el sol de la inteligencia penetrante. Y así Brescia 1998 4 , pp. 131s).
nos demuestra cuánto nos ama, porque no nos abando-
na ni siquiera cuando le rechazamos (Gregorio Magno,
Comentario moral a Job, XXX,4s).
Miércoles
425

Miércoles **• Pablo se dirige a los responsables -presbíteros y


de la séptima semana obispos- de la Iglesia, es decir, a los «pastores» encar-
gados de «apacentar la Iglesia de Dios». En vez de espe-
de pascua cificar el contenido de estas funciones, insiste en el de-
ber de la vigilancia.
Se perfilan muchos peligros en el horizonte, peligros
desde el exterior y peligros desde el interior. Peligros,
sobre todo, de difusión de falsas doctrinas, obra de «lo-
bos crueles». La Iglesia de Dios es una realidad preciosa
porque ha sido adquirida «con la sangre de su propio
Hijo», de ahí la gran responsabilidad de los que la pre-
LECTIO siden. El pastor debe vigilar «noche y día», «con lágri-
mas», primero a sí mismo y después a los otros, para
preservar su propio rebaño de los enemigos. Pablo es-
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 20,28-38 boza aquí, en pocas palabras, las grandes responsabili-
dades de la vida del pastor.
En aquel tiempo, decía Pablo a los responsables de la Igle- Consciente de que está pidiendo mucho, y casi para
sia de Efeso: 28 Cuidad de vosotros mismos y de todo el reba- tranquilizarlos, los confía «a Dios y a su Palabra de gra-
ño, pues el Espíritu Santo os ha constituido pastores para
apacentar la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de cia, que tiene fuerza para que crezcáis enlaje y para ha-
su propio Hijo. 29 Yo sé que, después de mi partida, entrarán ceros partícipes de la herencia reservada a los consagra-
en medio de vosotros lobos crueles, que no perdonarán al re- dos». Parecería más lógico que confiara la Palabra a los
baño. 30 Incluso de entre vosotros mismos saldrán algunos di- responsables; sin embargo, confía los responsables a la
fundiendo doctrinas perniciosas, para arrastrar a los discípu-
los detrás de ellos. 31 Por eso, estad alerta y acordaos de que Palabra, porque es ella la que tiene fuerza para que
durante tres años, noche y día, no me cansé de amonestar con crezcan en la fe y para hacerles partícipes de la heren-
lágrimas a cada uno de vosotros. 32 Ahora os encomiendo a cia reservada a los santos.
Dios y a su Palabra de gracia, que tiene fuerza para que crez-
cáis en la fe y para haceros partícipes de la herencia reserva- Y, para terminar, otro recuerdo de su desinterés per-
da a los consagrados. i} A nadie he pedido plata, oro o vesti- sonal destinado a los pastores, para que se esmeren
dos. ,4 Bien sabéis que con el trabajo de mis manos he ganado también en el desinterés en su ministerio. Cita una má-
lo necesario para mí y para mis compañeros. ,5 Siempre os he
mostrado que es así como se debe trabajar para poder soco- xima que no se encuentra en los evangelios, pero que
rrer a los débiles, recordando las palabras de Jesús, el Señor, Pablo pudo haber recogido de viva voz en boca de los
que dijo: «Hay más felicidad en dar que en recibir». testigos.
,IS
Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas y oró con
todos ellos. " Todos rompieron a llorar, abrazaban a Pablo y Concluye aquí el ciclo de la evangelización dirigida al
le besaban. 38 Estaban apenados sobre todo porque les había mundo griego. Nuevas fatigas y pruebas esperan ahora
dicho que no le volverían a ver más. Después le acompañaron a Pablo, quien siente que entra en una fase diferente de
hasla el barco. su apasionada vida de apóstol.
Séptima semana de pascua Miércoles
42(1 427

Evangelio: Juan 1 7 , l l b - 1 9 no pertenencia al mundo (w. 14.16), pide en positivo la


santificación de los discípulos: «Haz que ellos sean com-
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró de pletamente tuyos por medio de la verdad; tu palabra es la
este modo: " Padre santo, guarda en tu nombre a los que me verdad» (v. 17). Le ruega así al Padre, al que ha llamado
has dado para que sean uno, como tú y yo somos uno.
12 «santo» (v. 11b), que haga también santos en la verdad
Mientras yo estaba con ellos en el mundo, yo mismo guar-
daba, en tu nombre, a los que me diste. Los he protegido de tal a los que le pertenecen. Los discípulos tienen la tarea de
manera que ninguno de ellos se ha perdido, fuera del que te- prolongar en el m u n d o la misma misión de Jesús. Aho-
nía que perderse para que se cumpliera lo que dice la Escritu- ra bien, éstos, expuestos al poder del maligno, necesi-
ra. 13 Ahora, en cambio, yo me voy a ti. Si digo estas cosas tan, para cumplir su misión, no sólo la protección del
mientras todavía estoy en el mundo es para que ellos puedan Padre, sino también la obra santificadora de Jesús.
participar plenamente en mi alegría.
14
Yo les he comunicado tu mensaje, pero el mundo los odia,
porque no pertenecen al mundo, como tampoco pertenezco
yo. ,5 No te pido que los saques del mundo, sino que los de- MEDITATIO
fiendas del maligno. 16 Ellos no pertenecen al mundo como
tampoco pertenezco yo. " Haz que ellos sean completamente
tuyos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad. Estamos frente a u n fragmento en el que Jesús apa-
18
Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí. rece particularmente preocupado por el poder del mun-
19
Por ellos yo me ofrezco enteramente a ti, para que también do y por su posible influencia en sus discípulos. En el
ellos se ofrezcan enteramente a ti, por medio de la verdad. m u n d o actúa el maligno con su espíritu de mentira, be-
licosamente contrario a la verdad, que es Cristo. La po-
**• El fragmento incluye la segunda parte de la «Ora- sición de los discípulos es delicada; deben permanecer
ción sacerdotal» de intercesión que Jesús, como Hijo, di- en el mundo, sin quedar contaminados por el mismo.
rige al Padre. Tiene como objeto la custodia de la comu- Estarán apoyados por su oración, por su palabra y por
nidad de los discípulos, que permanecen en el mundo. su Espíritu. En consecuencia, no deben temer. Y añade
El texto se divide en dos partes: al comienzo se desarro- Agustín: «¿Qué quiere decir: "Por ellos me santifico yo
lla el tema del contraste entre los discípulos y el m u n d o mismo", sino que yo los santifico en mí mismo en cuan-
(w. 1 lb-16); a continuación se habla de la santificación to ellos son yo? E n efecto, habla de aquellos que cons-
de éstos en la verdad (w. 17-19). Si, por una parte, emer- tituyen los miembros de su cuerpo».
ge la oposición entre los creyentes y el mundo, por otra Todo esto nos induce a reflexionar, una vez más, sobre
se manifiesta con vigor el amor del Padre en Jesús, que el poder del mundo, aunque también sobre su debilidad:
ora para que los suyos sean custodiados en la fe. poder para quien se deja seducir, debilidad para quien se
En el primer fragmento pasa revista Jesús a varios te- deja guiar íntimamente por la Palabra de Jesús y con-
mas de manera sucesiva: la unidad de los suyos (v. 11b), ducir por su Espíritu. Es posible que en estos años ha-
su custodia a excepción «del que tenía que perderse» yamos infravalorado al «mundo», una palabra que se ha
(v. 12), la preservación del maligno y del odio del mundo vuelto ambigua, que indica, unas veces, el lugar de la ac-
(vv. 14s). En el segundo fragmento, Jesús, después de ha- ción del Espíritu y de los signos de los tiempos y, otras, el
ber pedido al Padre que defienda a los suyos del malig- lugar donde se desarrolla el eterno conflicto entre el ma-
no (v. 15) y después de haber subrayado en negativo su ligno y Jesús. La Palabra de Jesús y su Espíritu nos ayu-
42K Séptima semana de pascua Miércoles
429

dan a discernir los distintos rostros del mundo, a distin- to al mundo es llevada a cabo por la gracia que los ha
guir las llamadas del Espíritu de los sutiles engaños del regenerado, en cuanto que, por su generación natural,
maligno, los mensajes de Dios de la mentira del enemigo. pertenecen al mundo, y por eso había dicho el Señor
Esto es tanto más seguro en la medida en que la Palabra antes: «No pertenecéis al mundo, porque yo os elegí y os
y el Espíritu no son asumidos y casi gestados indivi- saqué de él» (Jn 15,19). La gracia les ha concedido no
dualmente, sino acogidos dentro de la comunidad de los pertenecer más al mundo, del mismo modo que no for-
discípulos, que forman la santa comunión de la Iglesia. ma parte de él el Señor, que los ha liberado. El Señor no
perteneció nunca al mundo, porque, incluso en su for-
ma de siervo, nació del Espíritu Santo, de ese Espíritu
ORATIO del que renacerán los discípulos. Éstos, repito, no son
ya del mundo, porque han renacido del Espíritu Santo
Me impresiona, Señor, tu insistencia en la peligrosi- (Agustín, Comentario al evangelio de Juan, 108,1).
dad del mundo. Y me doy cuenta de que hoy también te-
nemos necesidad de esta puesta en guardia. Y yo el pri-
mero de todos. El m u n d o de la libertad, de la igualdad ACTIO
de oportunidades para todos, para todas las religiones,
para todas las opiniones, para todos los modos de vida, Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
tiene su encanto, porque, a fin de cuentas, es el mundo «Ellos no pertenecen al mundo, como tampoco perte-
de la tolerancia, de la laicidad, de la libertad para todos. nezco yo» (Jn 17,16).
Pero es también el m u n d o donde están admitidas todas
las «transgresiones», donde todas las modas, hasta las
más perversas y detestables, son presentadas como nor- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
males, donde toda la prensa tiene derecho a la libre cir-
culación... «Estar en el mundo sin ser del mundo.» Esta frase es una her-
Confíame, Señor, a tu Palabra. Recuérdame que no mosa síntesis del modo en que habla Jesús de la vida espiritual. Es
una vida en virtud de la cual el Espíritu de amor nos transforma por
soy de este mundo, que te pertenezco a ti. Santifícame completo. Sin embargo, es una vida en la que todo parece cam-
en tu verdad, asimílame a tu mentalidad, a tu vida. Tú, biado. La vida espiritual puede ser vivida de tantos modos como
que has orado por mí, hazme santo en tu verdad, para personas hay. La novedad consiste en haberse desplazado desde la
que camine siempre por tus caminos y use de este mun- multitud de las cosas al Reino de Dios. Consiste en haber sido libera-
do como lo harías tú. dos de las constricciones del mundo y en haber encaminado nuestros
corazones hacia lo único necesario.
La novedad consiste en el hecho de que no vivamos ya los mu-
chos negocios, nuestra relación con la gente y los acontecimientos
CONTEMPLATIO
como causas de preocupaciones sin fin, sino que empecemos a con-
siderarlos como la rica variedad de los modos a través de los cua-
«No pertenecen al mundo, como tampoco pertenezco les se hace presente Dios en medio de nosotros. Nuestros conflictos
yo» (Jn 17,14). Esta separación de los discípulos respec- y dolores, los deberes y las promesas, nuestras familias y nuestros
4M) Séptima semana de pascua

amigos, las actividades y los proyectos, las esperanzas y las inspi-


raciones, no se nos presentan ya como otros tantos aspectos fati-
Jueves
gosos de una realidad que difícilmente logramos mantener ¡untos, de la séptima semana
sino como modalidad de afirmación y de revelación de la nueva
vida del Espíritu que está en nosotros. «Todo lo demás», que antes de pascua
nos ocupaba y nos preocupaba tanto, ahora se convierte en don o
desafío que refuerza o profundiza la nueva vida que hemos des-
cubierto (H. J. M. Nouwen, Invito a la vita spirituale, Brescia
2000 2 , pp. 44ss).

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 22,30; 23,6-11


2230
Al día siguiente, queriendo averiguar exactamente
de qué le acusaban los judíos, el tribuno hizo que lo desata-
sen y mandó reunir a los jefes de los sacerdotes y a todo el
Sanedrín; sacó después a Pablo y lo presentó delante de
ellos.
236
Como Pablo sabía que parte de ellos eran saduceos y
parte fariseos, gritó en el Sanedrín:
- Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y me juzgan
por creer en la resurrección de los muertos.
7
Al decir él esto, se produjo una discusión entre los fari-
seos y los saduceos y se dividió la asamblea. * Pues los sadu-
ceos dicen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus,
mientras que los fariseos creen en todo eso. " Así que se pro-
dujo un griterío inmenso. Algunos maestros de la Ley del
partido de los fariseos se pusieron en pie y afirmaron enér-
gicamente:
- Nosotros no encontramos nada malo en este hombre.
¿Y si le ha hablado un espíritu o un ángel?
10
Como la discusión se hacía cada vez más fuerte, el tri-
buno tuvo miedo de que despedazaran a Pablo y ordenó a
los soldados que bajaran, para sacarlo de allí y llevarlo al
cuartel.
11
La noche siguiente, el Señor se le apareció y le dijo:
Séptima semana de pascua Jueves 433
432

- Ten ánimo, pues tienes que dar testimonio de mí en Roma Evangelio: Juan 17,20-26
igual que lo has dado en Jerusalén.
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y oró de
este modo: 20 No te ruego solamente por ellos, sino también
*• Es el segundo discurso de Pablo en su nueva con- por todos los que creerán en mí por medio de su palabra.
dición de prisionero. Había subido a Jerusalén para vi- 21
Te pido que todos sean uno. Padre, lo mismo que tú estás
sitar a aquella comunidad y había seguido, con «incau- en mí y yo en ti, que también ellos estén unidos a nosotros; de
ta» condescendencia, el consejo de Santiago de subir este modo, el mundo podrá creer que tú me has enviado. 22 Yo
al templo. Lo descubren en él y, si no hubiera sido sal- les he dado a ellos la gloria que tú me diste a mí, de tal ma-
nera que puedan ser uno, como lo somos nosotros. 23 Yo en
vado por el tribuno romano, que le permite hablar a la ellos y tú en mí, para que lleguen a la unión perfecta y el mun-
muchedumbre, casi le cuesta la vida. De este modo tie- do pueda reconocer así que tú me has enviado y que les amas
ne ocasión de contar, u n a vez más, su conversión, re- a ellos como me amas a mí. 24 Padre, yo deseo que todos estos
lato al que siguió una nueva intervención del tribuno que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo, para
romano ordenando a los soldados que lo llevaran al que contemplen la gloria que me has dado, porque tú me
amaste antes de la creación del mundo.
cuartel. Una vez allí, Pablo declara su ciudadanía roma- 25
Padre justo, el mundo no te ha conocido; yo, en cambio,
na. Al día siguiente le llevan ante el Sanedrín, donde te conozco y todos éstos han llegado a reconocer que tú me
pronuncia este habilidoso discurso. has enviado. 26 Les he dado a conocer quién eres, y continua-
Pablo juega con las divisiones entre fariseos y sadu- ré dándote a conocer para que el amor con que me amaste
pueda estar también en ellos y yo mismo esté en ellos.
ceos a propósito de la resurrección de los muertos. Con
ello despierta u n furor teológico que les hace llegar a las
manos. Los fariseos, superando la prudente posición *+• En la tercera parte de su «Oración sacerdotal» di-
del mismo Gamaliel, se alinean con Pablo y en contra lata Jesús el horizonte. Antes había invocado al Padre
del adversario común. Los romanos tienen que salvar por sí mismo y por la comunidad de los discípulos.
otra vez al apóstol. La particular belicosidad de los Ahora su oración se extiende en favor de todos los fu-
judíos -belicosidad que se verifica en esta visita de turos creyentes (w. 20-26). Tras u n a invocación gene-
Pablo- es u n indicador de la tensión nacionalista que ral (v. 20), siguen dos partes bien distintas: la oración
estaba subiendo en el ambiente: todo lo que tenía vi- por la unidad (w. 21-23) y la oración por la salvación
sos de amenazar la identidad nacional era rechazado, (w. 24-26).
hasta el punto de llegar a la abierta rebelión contra Jesús, después de haber presentado a las personas
Roma. por las que pretende orar, le pide al Padre el don de la
Son páginas que reproducen el clima de exaspera- unidad en la fe y en el amor para todos los creyentes.
ción nacionalista que conducirá al d r a m a de la des- Esta unidad tiene su origen y está calificada por «lo
trucción de la ciudad. Pablo es consolado y tranquili- mismo que» (= kathós), es decir, por la copresencia del
zado de nuevo sobre su alta misión de «testigo», no Padre y del Hijo, por la vida de unión profunda entre
sólo en Jerusalén, sino en el mismo corazón del mundo ellos, fundamento y modelo de la comunidad de los
conocido. Fue una vida heroica la de Pablo, empleada creyentes. En este ambiente vital, todos se hacen
exclusivamente al servicio del evangelio. «uno» en la medida en que acogen a Jesús y creen en su
•H4 Séptima semana de pascua Jueves 435

Palabra. Este alto ideal, inspirado en la vida de unión en- hermanos y hermanas, allí donde se tiene como sumo
lie las personas divinas, encierra para la comunidad ideal aceptarse como cada uno es para tender a la uni-
cristiana una vigorosa llamada a la fe y es signo lumino- dad, allí donde no se busca sobresalir, imponer, rivali-
so de la misma misión de Jesús. La unidad entre Jesús y zar, emerger, sino ayudarse, comprenderse, apoyarse;
la comunidad cristiana se representa así como una in- allí donde la benevolencia constituye un programa prio-
habitación: «Yo en ellos y tú en mí» (v. 23a). En Cristo se ritario; allí donde se ponen las bases para una recupe-
realiza, por tanto, el perfeccionamiento hacia la unidad. ración de la credibilidad del cristianismo.
A continuación, Jesús manifiesta los últimos deseos Estas palabras han sido y son olvidadas con mucha
en los que asocia a los discípulos los creyentes de todas frecuencia. Eso ha tenido como consecuencia que en la
las épocas de la historia, y para los cuales pide el cum- vida espiritual, en la misión, en la pastoral, se han culti-
plimiento de la promesa ya hecha a los discípulos (v. 24). vado otros ideales. Otra consecuencia ha sido el escaso
En la petición final, Jesús vuelve al tema de la gloria, re- carácter incisivo de esos programas, a los que el Señor
cupera el de la misión, es decir, el tema de hacer cono- no ha garantizado el valor de «signo probatorio» de su
cer al Padre (w. 25s), y concluye pidiendo que todos sean origen divino ni del origen divino de su mensaje.
admitidos en la intimidad del misterio, donde existe
desde siempre la comunión de vida en el amor entre el
Padre y el Hijo. La unidad con el Padre, fuente del amor, ORATIO
tiene lugar, no obstante, en el creyente por medio de la
presencia interior del Espíritu de Jesús. ¡Qué ciego estoy, Señor! Tus palabras pasan por enci-
ma de mí como si fueran piedras, sin dejar u n signo per-
manente. La razón de ello es que me he comprometido
MEDITATIO en mil cosas, y he olvidado lo que tú consideras priori-
tario para promover tu reino. He intentado hacer mu-
«Que también ellos estén unidos a nosotros; de es- cho, pero me he olvidado de sumergirme en la fraterni-
te modo, el mundo podrá creer que tú me has enviado» dad, que es lo que tú, sin embargo, consideras como tu
(Jn 17,21): la «prueba» de que Jesús no es u n charlatán, signo.
ni uno de tantos profetas, sino el enviado de Dios, está He de reconocerlo, Señor: con frecuencia tu mensa-
confiada a la fraternidad entre los discípulos. La frater- je no emerge, y no lo hace porque no brotan comuni-
nidad es el signo por excelencia del origen divino del dades fraternas perfectamente realizadas. Señor, abre
cristianismo: eso es lo que dicen las palabras del Señor. mis ojos para comprender el misterio de la fraternidad,
Construir fraternidad es la apologética más segura y au- la fuerza misionera de la comunión, capaz de vencer
torizada. los recelos y las resistencias. Ayúdame a creer en el mi-
Las palabras del Señor son claras, y vinculan la cre- lagro de la fraternidad como punto de partida para
dibilidad del cristianismo a su capacidad de promover toda misión. Ayuda a los cristianos a redescubrir el al-
la fraternidad. Esa capacidad se manifiesta allí donde cance revolucionario de estas palabras tuyas, para que
los hombres y mujeres ponen su empeño en vivir como se comprometan en este proyecto, que es, con toda se-
43<> Séptima semana de pascua Jueves 437

gui ¡dad, el tuyo. Otros proyectos son, probablemente, donos los unos a los otros como él nos ama. ¿Qué supone todo esto
demasiado humanos. para el matrimonio, para la amistad, para la comunidad? Supone
que la fuente del amor que sostiene las relaciones no son los que las
viven, sino Dios, que los llama al mismo tiempo. Amarse el uno al
otro no significa aferrarse al otro para estar seguros en un mundo
CONTEMPLATIO hostil, sino vivir ¡untos de tal modo que cada uno pueda reconocer-
nos como personas que hacen visible el amor de Dios en el mundo.
Revestidos del hábito religioso a los ojos de todos, he- No sólo toda paternidad y maternidad proceden de Dios, sino
mos venido desde situaciones sociales diferentes para que también proceden de él toda amistad, toda asociación en ma-
vivir juntos nuestra fe y escuchar la Palabra del Señor trimonio y toda comunidad. Cuando vivimos como si las relaciones
humanas fueran sólo de naturaleza humana y, por consiguiente, su-
omnipotente, y, pecadores en diferentes grados, nos he-
jetas a las transformaciones y a los cambios de las normas y de las
mos reunido hasta formar un solo corazón en la santa costumbres, no podemos esperar otra cosa que la inmensa frag-
Iglesia, de tal modo que se ve realizado con claridad lo mentación y alienación que caracterizan a nuestra sociedad. Pero
que dice Isaías anunciando la Iglesia: «Serán vecinos el cuando invoquemos a Dios y lo reclamemos constantemente como
lobo y el cordero» (Is 11,6). fuente de todo amor, descubriremos el amor como un don de Dios a
su pueblo (H. J. M. Nouwen, Vivere nello Spirito, 1998 4 , pp. 125s).
Sí, gracias a las entrañas de la santa caridad, el lobo
vivirá junto al cordero, porque aquellos que en el mun-
do eran rapaces conviven en paz con los bondadosos y
mansos. El leopardo se tumba junto al chivo porque u n
hombre, abigarrado por las manchas de sus pecados,
acepta humillarse junto con quien se desprecia y se re-
conoce pecador (Gregorio Magno, Homilías sobre Eze-
quiel, II, 4,3).

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Que también ellos estén unidos a nosotros; de es-
te modo, el mundo podrá creer que tú me has enviado»
(Jn 17,21).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Jesús nos revela que hemos sido llamados por Dios para ser tes-
tigos vivos de su amor, y llegamos a serlo siguiendo a Jesús y amán-
Viernes 439

Viernes más honesto y solícito que el anterior. La lectura pre-


senta una de las muchas vicisitudes por las que pasa el
de la séptima semana prisionero Pablo, que no pierde ocasión para anunciar
de pascua lo que, para él, es lo más importante, incluso ante el rey
y los príncipes, por muy indignos y poco ejemplares que
sean, como la incestuosa pareja formada por Agripa y
Berenice. El procurador Festo había comprendido bien
el núcleo de la cuestión: lo que separaba a los judíos de
Pablo no era una doctrina, sino u n hecho, mejor aún: el
testimonio sobre el hecho de la resurrección de Jesús.
Lucas parece un admirador del sistema jurídico ro-
LECTIO mano e incluso saca a la luz algunos de sus principios
rectores. Y pone de manifiesto la prontitud para explo-
tar en favor del Evangelio este admirado ordenamiento
jurídico. Pablo podrá ir a Roma gracias a su apelación
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 25,13-21 al César. Irá como prisionero, es verdad, pero irá a
13
Roma. Es interesante leer la continuación del relato,
Algunos días después, el rey Agripa y Berenice vinieron a donde se presenta el encuentro de Pablo con la extraña
Cesárea a saludar a Festo. 14 Como se detuvieron allí muchos
días, Festo expuso al rey el asunto de Pablo: pareja y con el representante del Imperio romano: tam-
- Hay aquí un hombre que Félix me dejó encarcelado. bién ellos están interesados en el asunto de Jesús y con-
15
Cuando estuve en Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los vierten la resurrección en tema de conversación. El va-
ancianos de los judíos me presentaron una acusación contra lor de Pablo, que no teme exponerse, obliga a todo tipo
él pidiendo su condena. '6 Yo les respondí que los romanos no de personas a ponerse frente al hecho de la resurrec-
acostumbran a entregar a ningún hombre antes que el acusado
comparezca ante los acusadores y tenga oportunidad de de- ción, que ahora se ha convertido en el motivo fundador
fenderse de la acusación. " Reunidos, pues, aquí sin demora al- del nuevo camino de salvación.
guna, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a
ese hombre. 18 Los acusadores comparecieron, pero no presen-
taron ninguno de los cargos que yo sospechaba. " Sólo le acu-
saban de ciertas cuestiones referentes a su propia religión y a Evangelio: Juan 21,15-19
un tal Jesús, ya muerto y que, según Pablo, está vivo. 20 Perple-
jo yo ante cuestiones de este tipo, le dije si quería ir a Jerusa- En aquel tiempo, una vez se hubo manifestado a los discí-
lén para ser juzgado allí. " Pero entonces Pablo solicitó que se pulos, '5 después de comer, Jesús preguntó a Pedro:
le reservara para el juicio de Augusto. Así que he ordenado - Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?
que lo dejen en la cárcel hasta que se presente la oportunidad Pedro le contestó:
de remitirlo al César. - Sí, Señor, tú sabes que te amo.
Entonces Jesús le dijo:
- Apacienta mis corderos.
**• Han pasado dos años y Pablo sigue prisionero. 16
Jesús volvió a preguntarle:
Pero también ha llegado Festo, un magistrado mucho - Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
440 Séptima semana de pascua Viernes 441

Pedro respondió: apóstol, le responde confiándole la misión de apacentar


- Sí, Señor, tú sabes que te amo. a su rebaño: «Apacienta mis ovejas» (v. 17c).
Jesús le dijo:
- Cuida de mis ovejas. Al ministerio pastoral le sigue después el testimonio
17
Por tercera vez insistió Jesús: del martirio. También Pedro debe refrendar su amor a
- Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Jesús con la entrega de su vida (cf. Jn 15,13). El frag-
Pedro se entristeció, porque Jesús le había preguntado por mento concluye con algunas palabras redactadas por el
tercera vez si le amaba, y le respondió:
autor sobre el tema del seguimiento. La misión de la
- Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo.
Entonces Jesús le dijo: Iglesia y de todos sus discípulos es siempre la del segui-
- Apacienta mis ovejas. 18 Te aseguro que cuando eras más miento de Jesús, único modelo de vida.
joven, tú mismo te ceñías el vestido e ibas adonde querías;
mas, cuando seas viejo, extenderás los brazos y será otro
quien te ceñirá y te conducirá adonde no quieras ir.
19
Jesús dijo esto para indicar la clase de muerte con la que MEDITATIO
Pedro daría gloria a Dios. Después añadió:
- Sigúeme. El evangelio del «discípulo amado» recupera, por así
decirlo, el papel de Pedro en clave de amor. Sólo quien
*•• La perícopa está totalmente centrada en la figura ama puede apacentar el rebaño recogido por el Amor.
de Simón Pedro. El evangelista, con dos pequeños frag- Sólo quien responde al amor de Cristo puede estar en
mentos discursivos, especifica cuál es el papel del após- condiciones de ser puesto al frente de su rebaño, porque
tol en la comunidad eclesial: ha sido llamado para de- debe ser testigo del amor.
sempeñar el ministerio de pastor (w. 15-17) y para dar La página que nos ocupa es de una enorme densidad
testimonio con el martirio (w. 18s). De ahí que el Señor, y está empapada por el tema central de todo el evange-
antes de confiar a Pedro el encargo pastoral de la Iglesia, lio de Juan: el amor. Por amor ha entregado el Padre al
le exija una confesión de amor. Ésa es la condición in- Hijo, por amor ha entregado el Hijo su vida, por amor
dispensable para poder ejercer una función de guía es- ha reunido Cristo a los suyos; el amor es la ley de los
piritual. Y el Señor requiere el amor de Pedro tres veces discípulos, el amor debe mover a Pedro, y para dar tes-
(w. 15.16.17), con un ritmo creciente. timonio de este amor ha escrito el discípulo amado su
La insistencia de Jesús en el amor ha de ser leída evangelio. Toda la historia divina y h u m a n a está movi-
como condición para establecer la relación de intimi- da por el amor, que nace del corazón de Dios, se revela
dad filial que Pedro debe mantener con el Señor. Antes en el Hijo, es atestiguado por los discípulos y se pide a
que en cualquier dote humana, el ministerio pastoral de quien «preside en el amor». Los acontecimientos huma-
Pedro se basa en una confiada comunión interior y no nos se iluminan y resuelven con esta pregunta: «¿Me
en un puesto de prestigio o de poder: una intimidad que amas?» y con esta respuesta: «Sí, te amo».
no puede ser apreciada con medidas humanas, sino que La historia de la Iglesia está basada en la pregunta
es reconocida por el Señor mismo, que escruta el cora- que dirige Cristo a todos sus discípulos: «¿Me amas?», y
zón. Y el Hijo de Dios, que conoce bien el ánimo del en la respuesta: «Sí, te amo». Que el Espíritu, que es el
442 Séptima semana de pascua Viernes 443

Amor increado, nos permita entrar en este diálogo ilu- cienta, más bien, a mis ovejas por ser mías, no como si
minador y beatificante. fueran tuyas; busca apacentar mi gloria, no la tuya; bus-
ca establecer mi Reino, no el tuyo; preocúpate de mis in-
tereses, no de los tuyos, si no quieres figurar entre los
ORATIO que, en estos tiempos difíciles, se aman a sí mismos y,
por eso, caen en todos los otros pecados que de ese amor
No sé qué decirte, Señor, frente a este diálogo. En él a sí mismos se derivan como de su principio».
se encuentra, simplemente, todo. Está toda la vida, todo No nos amemos, pues, a nosotros mismos, sino al Se-
su misterio, toda su luz, todo su sabor, todo su signifi- ñor, y, al apacentar sus ovejas, busquemos su interés y
cado. Todas las demás cuestiones se convierten en sim- no el nuestro. El amor a Cristo debe crecer en el que
ples ocasiones para expresarte mi «sí». ¿Y cómo podría apacienta a sus ovejas hasta alcanzar un ardor espiri-
ser de otro modo? Tú me has creado para decirme que tual que le haga vencer incluso ese temor natural a la
me amas y para pedirme que te ame. Me lo pides como muerte, de modo que sea capaz de morir precisamente
un mendigo, enviándome a tu Hijo como siervo, para porque quiere vivir en Cristo (Agustín, Comentario al
que no te ame por miedo o estupor frente a tu grande- evangelio de Juan, 123,5).
za, sino para tocar las fibras secretas de mi corazón,
para herirme con tu benevolencia, para conquistarme
con la belleza de tu rostro desfigurado en la cruz. ACTIO
Aunque como Pedro -pero más que él- siento a veces
más de u n titubeo para decirte que te amo (porque soy Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
un pecador que persevera en su pecado), a pesar de todo, «¿Me amas?» (Jn 21,16).
ahora, en este momento, ¿cómo puedo dejar de decirte
que te amo? ¿Cómo puedo dejar de decirte que quisiera
amarte toda la vida? ¿Cómo puedo no decirte que quiero
PARA LA LECTURA ESPIRITUAL
amar todas las cosas y a todas las personas en ti? ¿Cómo
no decirte que prefiero perder todas las cosas con tal de El misterio insondable de Dios consiste en que Dios es un ena-
no perderte a ti? Oh, mi amadísimo Señor, haz que lo morado que quiere ser amado. El que nos ha creado está esperan-
que te estoy diciendo no sea fuego de paja, sino una do nuestra respuesta al amor que nos ha dado la vida. Dios no nos
llama que no se extinga nunca. dice sólo: «Tú eres mi amado», sino que también nos dice: «¿Me
amas?», y nos proporciona innumerables posibilidades para res-
ponder «sí». En eso consiste la vida espiritual: en la posibilidad de
responder «sí» a nuestra verdad interior.
CONTEMPLATIO
Comprendida de este modo, la vida espiritual cambia radical-
mente todas las cosas. El hecho de haber nacido y crecido, haber
¿Qué significan estas palabras: «¿Me amas?», «Apa- dejado la casa paterna y buscado una profesión, ser alabado o re-
cienta mis ovejas»? Es como si, con ellas, dijera el Señor: chazado, caminar y reposar, orar y jugar, enfermar y ser curado,
«Si me amas, no pienses en apacentarte a ti mismo. Apa- vivir y morir..., todo puede convertirse en expresión de la pregunta
444 Séptima semana de pascua

divina: «¿Me amas?». Y en cualquier momento del viaje existe siem- Sábado
pre la posibilidad de responder «sí» y de responder «no».
¿A dónde nos lleva todo esto? Al «sitio» de donde venimos, al
de la séptima semana
«sitio» de Dios. Hemos sido enviados a esta tierra para pasar en de pascua
ella un breve período y para responder, a través de las alegrías y
los dolores durante el tiempo que tenemos a nuestra disposición,
con un gran «sí» al amor que se nos ha dado y, al hacerlo, volver
al que nos ha enviado con ese «sí» grabado en nuestros corazones
(H. J. M. Nouwen, Sentirsi amati, Brescia 1999' 4 , pp. 108ss).

LECTIO

Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 28,16-20.30-31

16
Cuando entramos en Roma, se permitió a Pablo quedarse
en una casa particular, con un soldado que lo custodiase.
17
Tres días después, Pablo convocó a los dirigentes de los
judíos. Cuando llegaron, les dijo:
- Hermanos, sin haber hecho nada contra el pueblo ni
contra las costumbres de nuestros antepasados, fui detenido
en Jerusalén y entregado a los romanos. I8 Ellos, después de
interrogarme, quisieron ponerme en libertad, ya que no había
contra mí ningún cargo que mereciera la muerte. " Pero como
los judíos se opusieron a ello, me vi obligado a apelar al Cé-
sar, aunque sin intención de acusar a mi pueblo. 20 Éste es,
pues, el motivo de haberos llamado. Quería veros y conversar
con vosotros, pues a causa de la esperanza de Israel llevo estas
cadenas.
,0
Pablo estuvo dos años enteros en una casa alquilada por
él, y allí recibía a todos los que iban a verle. 31 Podía anunciar
el Reino de Dios y enseñar cuanto se refiere a Jesucristo, el
Señor, con toda libertad y sin obstáculo alguno.

*•• Entre la lectura de ayer y la de hoy está por medio


el agitado viaje de Pablo: desde Cesárea a la isla de Creta,
los catorce días de tempestad, la estancia en Malta, el
446 Séptima semana de pascua Sábado 447

viaje de Malta a Roma, la cálida acogida por parte de - Si yo quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿a ti
los hermanos. El fragmento de hoy es un resumen de qué? Tú sigúeme.
23
Estas palabras fueron interpretadas por los hermanos en
su actividad en Roma, donde Pablo puede vivir en «ré- el sentido de que este discípulo no iba a morir. Sin embargo,
gimen de libertad vigilada» en una casa privada. Co- Jesús no había dicho a Pedro que aquel discípulo no moriría,
mienza, como siempre, la predicación a los judíos con sino: «Si yo quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, ¿a
resultados alternos, podía «anunciar el Reino de Dios y ti qué?».
24
enseñar cuanto se refiere a Jesucristo, el Señor, con toda Este discípulo es el mismo que da testimonio de todas
estas cosas y las ha escrito. Y nosotros sabemos que dice la ver-
libertad y sin obstáculo alguno». dad. 25 Jesús hizo muchas otras cosas. Si se quisieran recordar
Lucas ha alcanzado su objetivo: la carrera de la Pa- una por una, pienso que ni en el mundo entero cabrían los li-
labra es imparable; el Evangelio ha llegado al corazón bros que podrían escribirse.
del mundo, es predicado con toda libertad y sin obs-
táculo alguno «hasta los confines de la tierra». Nada ha *•• El epílogo del evangelio de Juan está relacionado
podido ni podrá detenerlo. Pablo es uno de los muchos con la misión propia del discípulo amado. El fragmen-
testigos de Jesús, u n campeón ejemplar, heroico y do- to está formado por dos pequeñas unidades, que tam-
tado de autoridad, pero no el único. Las vicisitudes bién están subdivididas a su vez: predicción sobre
personales de Pablo no parecen interesar demasiado a el futuro del discípulo a m a d o (vv. 20-23) y segunda
Lucas, que corta aquí su relato, sin informarnos sobre conclusión del evangelio (vv. 24s). El redactor de este
la suerte del campeón: lo que le importa de verdad es capítulo 21, a través de una comparación entre Pedro
que Pablo haya culminado su propia misión, u n a mi- y el otro discípulo, pretende identificar de m a n e r a
sión que es la de todo cristiano, a saber: ser testigo de inequívoca al «otro discípulo al que Jesús tanto quería»
la resurrección, tener el valor de anunciarla por do- (Jn 13,23; 19,26; 21,7.20). La pregunta que Pedro plan-
quier, convertir cada situación, aun la más improbable, tea, a continuación, a Jesús sobre la suerte del discí-
en una ocasión para decir que Jesús es el Señor y pulo a m a d o recibe de parte del Maestro u n a respuesta
el Salvador. «La Palabra de Dios no está encadenada» que no deja lugar a equívocos, en la que afirma la li-
(2 Tim 2,8s). No hay ocasión en la que no pueda ser bertad soberana de Dios respecto a cada h o m b r e .
anunciada la Palabra de Dios. Pero quizás sea posible proyectar alguna luz sobre
estos misteriosos versículos intentando poner de ma-
nifiesto cierto fondo histórico del tiempo en el que el
Evangelio: Juan 21,20-25 autor los escribió. El texto no estuvo provocado real-
mente por las discusiones que tuvieron lugar en la
En aquel tiempo, 20 Pedro miró alrededor y vio que, detrás Iglesia de los orígenes entre los discípulos de Pedro y
de ellos, venía el otro discípulo al que Jesús tanto quería, el los del discípulo a m a d o sobre el «poder primacial» del
mismo que en la última cena estuvo recostado sobre el pecho primero. Más bien fue introducido por el redactor del
de Jesús y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va capítulo para demostrar, sobre una base histórica, dos
a entregar?». 21 Cuando Pedro lo vio, preguntó a Jesús:
- Señor, y éste ¿qué? cosas: a) que carecía de fundamento la opinión difun-
22
Jesús le contestó: dida de que el discípulo a m a d o no había muerto; b)
•148 Séptima semana de pascua Sábado
449

(|iie esa muerte, una vez acaecida, tenía la misma im- la otra no sufre ninguna ofensa que tenga que perdonar,
portancia para el Señor que el martirio sufrido por el no tiene que hacerse perdonar ninguna ofensa; una está
apóstol Pedro. sometida a duras pruebas que la preservan del orgullo,
Por último, los versículos finales (w. 24s) subrayan la otra está tan colmada de gracia que se siente libre de
una cosa simple, pero verdadera: la revelación de Jesús, toda aflicción, tan estrechamente unida al sumo bien,
ligada al ministerio de su persona, es algo tan grande y que no está expuesta a ninguna tentación de orgullo;
profundo que escapa al alcance del hombre. una discierne entre el bien y el mal, la otra no contem-
pla más que el bien. En consecuencia, una es buena,
pero se encuentra todavía en medio de las miserias; la
otra es mejor porque es beata. La vida terrena está re-
MEDITATIO - CONTEMPLATIO presentada en el apóstol Pedro; la eterna, en el apóstol
LECTURA ESPIRITUAL Juan.
El curso de la primera se extiende hasta la consu-
Podemos concentrar nuestra reflexión uniendo las
mación de los siglos, y allí encontrará su fin; la reali-
tres partes en un espléndido fragmento de Agustín, donde el
zación cabal de la otra está remitida al final de los si-
obispo de Hipona hace la comparación entre Pedro y glos y al m u n d o futuro, y no tendrá ningún término.
Juan. Por eso el Señor le dice a Pedro: «Sigúeme», mientras
La Iglesia conoce dos vidas, que la predicación divi- que hablando de J u a n dice: «Si yo quiero que él perma-
na le ha enseñado y recomendado. Una de ellas es en la nezca hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sigúeme». ¿Qué
fe, la otra es en la clara visión de Dios; una pertenece al significan estas palabras? Según lo que yo puedo juzgar
tiempo de la peregrinación en este mundo, la otra a la y comprender, éste es el sentido: «Tú sigúeme, sopor-
morada perpetua en la eternidad; una se desarrolla en tando, como yo lo he hecho, los sufrimientos tempo-
la fatiga, la otra en el reposo; una en las obras de la vida rales y terrenos; aquél, sin embargo se queda hasta que
activa, la otra en el premio de la contemplación; una yo venga a entregar a todos la posesión de los bienes
intenta mantenerse alejada del mal para hacer el bien, eternos».
la otra no tiene que evitar ningún mal, sino sólo gozar Aquí soportamos los males de este m u n d o en la tie-
de un inmenso bien; una combate con el enemigo, la rra de los mortales; allá arriba veremos los bienes del
otra reina sin más contrastes; una es fuerte en las des- Señor en la tierra de los vivos para siempre. Que nadie,
gracias, la otra no conoce la adversidad; una lucha para sin embargo, piense separar a estos dos ilustres após-
mantener frenadas las pasiones carnales, la otra reposa toles. Ambos vivían la vida que se personifica en Pedro
en las alegrías del espíritu; una se afana por vencer, la y ambos vivirían la vida que se personifica en Juan. E n
otra goza tranquila en paz de los frutos de la victoria; la imagen de lo q u e representaban, uno seguía a Cris-
u n a pide ayuda bajo el asalto de las tentaciones, la otra, to, el otro estaba a la espera. Ambos, sin embargo, por
libre de toda tentación, se mantiene en alegría en el medio de la fe, s o p o r t a b a n las miserias de este m u n d o
seno mismo de aquel que le ayuda; una corre en ayuda y esperaban, a m b o s también, la felicidad futura de la
del indigente, la otra vive donde no hay necesidades; bienaventuranza eterna (Agustín, Comentario al evange-
una perdona las ofensas para ser, a su vez, perdonada, lio de Juan, 124,5).
450 Séptima semana de pascua

ORATIO Solemnidad de Pentecostés


Ayúdame, Señor, a soportar los males en la tierra de
los que hemos de morir para gozar de tus bienes en la
Ciclo A
tierra de los vivos.

ACTIO

Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:


«Tú sigúeme» (Jn 21,22b).
LECTIO

Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 2,1-11

1
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el
mismo lugar. 2 De repente vino del cielo un ruido, semejante a
un viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontra-
ban. 3 Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se re-
partían y se posaban sobre cada uno de ellos. 4 Todos quedaron
llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas
extrañas, según el Espíritu Santo los movía a expresarse.
5
Se hallaban por entonces en Jerusalén judíos piadosos ve-
nidos de todas las naciones de la tierra. 6 Al oír el ruido, acu-
dieron en masa y quedaron estupefactos, porque cada uno los
oía hablar en su propia lengua. 7 Todos, atónitos y admirados,
decían:
- ¿No son galileos todos los que hablan? 8 Entonces ¿cómo es
que cada uno de nosotros les oímos hablar en nuestra lengua
materna? 9 Partos, medos, elamitas, y los que viven en Mesopo-
tamia, Judea y Capadocia, el Ponto y Asia, ,0 Frigia y Panfília,
Egipto y la parte de Libia que limita con Cirene, los forasteros
romanos, " judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos les
oímos proclamar en nuestras lenguas las grandezas de Dios.

**• Cuando el día de Pentecostés llegaba a su conclu-


sión - a u n q u e el acontecimiento n a r r a d o tiene lugar
452 Tiempo de Pascua Solemnidad de Pentecostés 453

hacia las nueve de la mañana, la fiesta había comen- Segunda lectura: 1 Corintios 12,3b-7.12s
zado ya la noche precedente- se cumple también la
promesa de Jesús (1,1-5) en u n contexto que recuerda Hermanos: 3 Nadie puede decir: «Jesús es Señor» si no está
las grandes teofanías del Antiguo Testamento y, en par- movido por el Espíritu Santo.
4
ticular, la de Ex 19, preludio del don de la Ley, que el Hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo.
5
Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
judaismo celebraba precisamente el día de Pentecostés 6
Hay diversidad de actividades, pero uno mismo es el Dios
(w. ls). Se presenta al Espíritu como plenitud. Él es el que activa todas las cosas en todos. 7 A cada cual se le concede
cumplimiento de la promesa. Como u n viento impe- la manifestación del Espíritu para el bien de todos.
12
tuoso llena toda la casa y a todos los presentes; como Del mismo modo que el cuerpo es uno y tiene muchos
fuego teofánico asume el aspecto de lenguas de fuego miembros, y todos los miembros del cuerpo, por muchos
que sean, no forman más que un cuerpo, así también Cristo.
que se posan sobre cada uno, comunicándoles el poder 13
Porque todos nosotros, judíos o no judíos, esclavos o libres,
de u n a palabra encendida que les permite hablar en hemos recibido un mismo Espíritu en el bautismo, a fin de
múltiples lenguas extrañas (w. 3s). formar un solo cuerpo, y todos hemos bebido también el
El acontecimiento tiene lugar en u n sitio delimitado mismo Espíritu.
(v. 1) e implica a un n ú m e r o restringido de personas,
pero a partir de ese momento y de esas personas co- **• Pablo dirige a los corintios, entusiasmados por las
mienza una obra evangelizadora de ilimitadas dimen- manifestaciones del Espíritu que tienen lugar en su co-
siones {«.todas las naciones de la tierra»: v. 5b). El don de munidad, algunas consideraciones importantes para un
la Palabra, primer carisma suscitado por el Espíritu, recto discernimiento. ¿Cómo reconocer la acción del
está destinado a la alabanza del Padre y al anuncio para Espíritu en una persona? No por hechos extraordina-
que todos, mediante el testimonio de los discípulos, pue- rios, sino antes que nada por la fe profunda con la que
dan abrirse a la fe y dar gloria a Dios (v. 11b). cree y profesa que Jesús es Dios (v. 3b).
Dos son las características que distinguen esta nueva ¿Cómo reconocer también la acción del Espíritu en la
capacidad de comunicación ampliada por el Espíritu: en comunidad? El Espíritu es un incansable operador de
primer lugar, es comprensible a cada uno, consiguiendo unidad: él es quien edifica la Iglesia como un solo cuer-
la unidad lingüística destruida en Babel (Gn 11,1-9); en po, el cuerpo místico de Cristo (v. 12), en el que es in-
segundo lugar, parece referirse a la palabra extática de sertado el cristiano como miembro vivo por medio del
los profetas más antiguos (cf. 1 Sm 10,5-7) y, de todos bautismo. Esta unidad, que se encuentra en el origen de
modos, es interpretada como profética por el mismo Pe- la vida cristiana y es el término al que tiende la acción
dro, cuando explica lo que les ha pasado a los judíos de del Espíritu, se va llevando a cabo a través de la multipli-
todas procedencias (w. 17s). cidad de carismas -don del único Espíritu-, ministerios
El Espíritu irrumpe y transforma el corazón de los -servicios eclesiales confiados por el único Señor- y
discípulos volviéndolos capaces de intuir, seguir y atesti- actividades que hace posible el único Dios, fuente de
guar los caminos de Dios, para guiar a todo el mundo a toda realidad (w. 4-6).
la plena comunión con él, en la unidad de la fe en Jesu- ¿Cómo reconocer, entonces, la autenticidad -es decir,
cristo, crucificado y resucitado (w. 22s y 38s; cf. Ef 4,13). la efectiva procedencia divina- de los distintos caris-
454 Tiempo de Pascua Solemnidad de Pentecostés 455

mas, ministerios y actividades presentes en la comuni- discípulos el Espíritu (v. 27) y, con ello, su paz (w. 19.21),
dad? Pablo lo aclara en el v. 7: «A cada cual se le conce- su misión (v. 21b) y el poder sobrenatural para llevarla
de la manifestación del Espíritu para el bien de todos», o a cabo.
sea, para hacer crecer todo el cuerpo eclesial en la uni- El Espíritu - c o m o repite la Iglesia en la fórmula
dad, «en la medida que conviene a la plena madurez de sacramental de la absolución- fue derramado para la
Cristo» (Ef 4,13): por eso el mayor de todos los carismas, remisión de los pecados. El Cordero de Dios ha toma-
el indispensable, el único que durará para siempre, es la do sobre sí el pecado del m u n d o (1,29), destruyéndo-
caridad (12,31-13,13).
lo en su cuerpo inmolado en la cruz (cf. Col 2,13s;
Ef 2,15-18). Y continúa su acción salvífica a través de
los apóstoles, haciendo renacer a una vida nueva y res-
Evangelio: Juan 20,19-23 tituyendo a la pureza originaria a los que se acercan a
19
recibir el perdón de Dios y se abren, a través de un
Aquel mismo domingo, por la tarde, estaban reunidos los arrepentimiento sincero, a recibir el don del Espíritu
discípulos en una casa con las puertas bien cerradas, por mie-
do a los judíos. Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: Santo (Hch 2,38s).
- La paz esté con vosotros.
20
Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se
llenaron de alegría al ver al Señor. 21 Jesús les dijo de nuevo:
- La paz esté con vosotros. MEDITATIO
Y añadió:
- Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros. El domingo de Pentecostés recoge toda la alegría pas-
22
Sopló sobre ellos y les dijo: cual como un haz de luz resplandeciente y la difunde
- Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes les perdonéis los con una impetuosidad incontenible no sólo en los cora-
pecados, Dios se los perdonará, y a quienes se los retengáis,
Dios se los retendrá. zones, sino en toda la tierra. El Resucitado se ha con-
vertido en el Señor del universo: todas las cosas tocadas
por él quedan como investidas por el fuego, envueltas
**• La noche de pascua, Jesús, a quien el Padre ha re- en su luz, se vuelven incandescentes y transparentes
sucitado de entre los muertos mediante el poder del Es-
ante la mirada de la fe. Ahora bien, ¿es posible decir que
píritu Santo (Rom 1,4), se aparece a los apóstoles reu-
«Jesús es el Señor» sólo con la palabra?
nidos en el cenáculo y les comunica el don unificador y
santificador de Dios. Es el Pentecostés joaneo, que el Que Jesús es el Señor sólo puede ser dicho de verdad
evangelista aproxima al tiempo de la resurrección para con la vida, demostrando de manera concreta que él
subrayar su particular perspectiva teológica: es única la ocupa todos los espacios de nuestra existencia. En él,
«hora» a la que tendía toda la existencia terrena de Je- todas las diferencias se convierten en una expresión de
sús, es la hora en la que glorifica al Padre mediante el la belleza divina, todas las diferencias forman la armonía
sacrificio de la cruz y la entrega del Espíritu en la muer- de la unidad en el amor. Hemos sido reunidos conjun-
te (19,3ab, al pie de la letra), y es también, inseparable- tamente «para formar un solo cuerpo» y, al mismo tiem-
mente, la hora en la que el Padre glorifica al Hijo en la po, tenemos dones diferentes, diferentes carismas, cada
resurrección. En esta hora única Jesús transmite a los uno tiene su propio rostro de santidad. El amor, antes
456 Tiempo de Pascua Solemnidad de Pentecostés 457

que reducirlo, incrementa todo lo que hay de bueno en sobre ti y te revelará lo que esconde el Padre a los sabios
nosotros y nos hace a los unos don para los otros. Sin y a los prudentes de este mundo. Empezarán a resplan-
embargo, no podemos vivir en el Espíritu si no tenemos decer para ti aquellas cosas que la Sabiduría pudo reve-
paz en el corazón y si no nos convertimos en instru- lar en la tierra a los discípulos, pero que ellos no pudie-
mentos de paz entre nuestros hermanos, testigos de la ron soportar hasta la venida del Espíritu de la verdad,
esperanza, custodios de la verdadera alegría. que les habría de enseñar la verdad completa.
Es vano esperar recibir y aprender de boca de cual-
quier hombre lo que sólo es posible recibir y aprender
ORATIO de la lengua de la verdad. En efecto, como dice la verdad
misma, «Dios es Espíritu» (Jn 4,24). Dado que es preciso
Ven, Espíritu divino, que sus adoradores lo adoren en Espíritu y en verdad,
manda tu luz desde el cielo. los que desean conocerlo y experimentarlo deben buscar
Padre amoroso del pobre; sólo en el Espíritu la inteligencia de la fe y el sentido puro
don en tus dones espléndido; y simple de esa verdad.
luz que penetras las almas; El Espíritu es -para los pobres de espíritu- la luz ilu-
fuente del mayor consuelo. minadora, la caridad que atrae, la mansedumbre más
Ven, dulce huésped del alma, benéfica, el acceso del hombre a Dios, el amor amante,
descanso de nuestro esfuerzo, la devoción, la piedad en medio de las tinieblas y de la
tregua en el duro trabajo, ignorancia de esta vida (Guillermo de Saint-Thierry,
brisa en las horas de fuego, Speculum fidei, 46).
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Ven, Espíritu enviado por el Padre,
en nombre de Jesús, el Hijo amado: ACTIO
haz una y santa a la Iglesia
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
para las nupcias eternas del Cielo.
«Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y
enciende en ellos la llama de tu amor» (de la liturgia).
CONTEMPLATIO

Muéstrate solícito en unirte al Espíritu Santo. Él vie- PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


ne apenas se le invoca, y sólo hemos de invocarlo, por-
que ya está presente. Cuando se le invoca, viene con la La Iglesia tiene necesidad de su perenne Pentecostés. Necesita
abundancia de las bendiciones de Dios. Él es el río im- fuego en el corazón, palabras en los labios, profecía en la mirada.
La Iglesia necesita ser templo del Espíritu Santo, necesita una pure-
petuoso que da alegría a la ciudad de Dios (cf. Sal 45,5) za total, vida interior. La Iglesia tiene necesidad de volver a sentir
y, cuando viene, si te encuentra humilde y tranquilo, aun- subir desde lo profundo de su intimidad personal, como si fuera un
que estés tembloroso ante la Palabra de Dios, reposará llanto, una poesía, una oración, un himno, la voz orante del Espíri-
458 Tiempo de Pascua

tu Santo, que nos sustituye y ora en nosotros y por nosotros «con Solemnidad de Pentecostés
gemidos inefables» y que interpreta el discurso que nosotros solos
no sabemos dirigir a Dios. La Iglesia necesita recuperar la sed, el
gusto, la certeza de su verdad, y escuchar con silencio inviolable y
dócil disponibilidad la voz, el coloquio elocuente en la absorción Ciclo B
contemplativa del Espíritu, el cual nos enseña «toda verdad».
A continuación, necesita también la Iglesia sentir que vuelve a
fluir, por todas sus facultades humanas, la onda del amor que se lla-
ma caridad y que es difundida en nuestros propios corazones «por
el Espíritu Santo que nos ha sido dado». La Iglesia, toda ella pene-
trada de fe, necesita experimentar la urgencia, el ardor, el celo de
esta caridad; tiene necesidad de testimonio, de apostolado. ¿Lo ha-
béis escuchado, hombres vivos, jóvenes, almas consagradas, her-
manos en el sacerdocio? De eso tiene necesidad la Iglesia. Tiene LECTIO
necesidad del Espíritu Santo en nosotros, en cada uno de nosotros
y en todos nosotros a la vez, en nosotros como Iglesia. Sí, es del
Espíritu Santo de lo que, sobre todo hoy, tiene necesidad la Iglesia.
Decidle, por tanto, siempre: «¡Ven!» (Pablo VI, Discurso del 29 de Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2,1-11
noviembre de 1972).
(Cf. la primera lectura del ciclo A, p. 451).

Segunda lectura: Gálatas 5,16-25

Queridos hermanos: 16 Caminad según el Espíritu y no os


dejéis arrastrar por los apetitos desordenados. " Porque esos
apetitos actúan contra el Espíritu y el Espíritu contra ellos. Se
trata de cosas contrarias entre sí, que os impedirán hacer lo
que sería vuestro deseo. I8 Pero si os dejáis guiar por el Espí-
ritu, no estáis bajo el dominio de la ley.
19
En cuanto a las consecuencias de esos desordenados ape-
titos, son bien conocidas: fornicación, impureza, desenfreno,
20
idolatría, hechicería, enemistades, discordias, rivalidad, ira,
egoísmo, disensiones, cismas, 21 envidias, borracheras, orgías
y cosas semejantes. Los que hacen tales cosas -os lo repito
ahora, como os lo dije antes- no heredarán el Reino de Dios.
22
En cambio, los frutos del Espíritu son: amor, alegría, paz,
tolerancia, amabilidad, bondad, fe, " mansedumbre y domi-
nio de sí mismo. No hay ley frente a esto. M Ahora bien, los
que son de Cristo Jesús han crucificado sus apetitos desorde-
nados junto con sus pasiones y apetencias. 25 Si vivimos gra-
cias al Espíritu, procedamos también según el Espíritu.
4o0 Tiempo de Pascua Solemnidad de Pentecostés 461

**• Pablo exhorta a los que ya han recibido la vida tros mismos seréis mis testigos, porque habéis estado conmi-
nueva en el Espíritu mediante el bautismo a caminar go desde el principio.
16,2
concretamente según el Espíritu (w. 16.25). Éste guía los Tendría que deciros muchas más cosas, pero no podríais
entenderlas ahora. " Cuando venga el Espíritu de la verdad, os
pasos del hombre, es luz y fortaleza en el camino. Aho- iluminará para que podáis entender la verdad completa. Él no
ra bien, ¿por qué es necesaria u n a invitación tan afli- hablará por su cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha
gida? Aunque el hombre «se sienta inclinado a amar», oído y os anunciará las cosas venideras. I4 Él me glorificará,
a este deseo que Dios ha puesto en su corazón se opo- porque todo lo que os dé a conocer lo recibirá de mí. 15 Todo
ne otra fuerza que Pablo llama bíblicamente «carne» y lo que tiene el Padre es mío también; por eso os he dicho que
todo lo que el Espíritu os dé a conocer lo recibirá de mí.
que en nuestro texto ha sido traducida por «apetitos
desordenados». Este término expresa la fragilidad,
debilidad e insuficiencia de la criatura, su innata in- **• En las palabras que dirige Jesús a sus discípulos
clinación al mal: el hombre tiende a satisfacer el con el fin de prepararlos para la separación, les plantea
egoísmo del que es esclavo (w. 16s). El Espíritu nos claramente la hostilidad y el odio del mundo, hasta la
libera de esta tiranía, aunque no sin nuestra colabora- persecución (15,18-25), pero les promete el consuelo del
ción personal (v. 18). Espíritu Santo. Jesús les enviará el «Paráclito», que está
donde el Padre, en esa especie de «proceso» permanente
Pablo describe de manera clara e inequívoca a los gá- del m u n d o contra los discípulos.
latas diferentes comportamientos derivados de la op-
ción de seguir el principio de la carne o dejarse guiar En primer lugar, el Espíritu confirmará a los discípu-
por el Espíritu. Llama «consecuencias» a lo que procede los en lo íntimo y así podrán conocer más profunda-
de la carne e impide el acceso al Reino de Dios (w. 19-21), mente a Jesús, a la luz de cuanto han vivido con él «des-
mientras que define como «frutos» el resultado del se- de el principio». Apoyados de este modo por el divino
guimiento del Espíritu (w. 22s). De este modo afirma, Paráclito, que alienta e infunde vigor, los apóstoles, a su
implícitamente, que la carne es estéril y conduce a la vez, podrán dar testimonio de Cristo en el mundo
dispersión del hombre; el Espíritu, en cambio, a través (15,26s). El Espíritu les enseñará, además, aquellas
de muchas virtudes, produce como único fruto la santi- «muchas más cosas» que Jesús no pudo comunicarles
dad, que madura en el hombre unificándolo interior- porque estaban aún demasiado inmaduros en la fe y en
mente. Quien en el bautismo se ha unido al misterio el conocimiento de los caminos de Dios: por eso el Pa-
pascual de Cristo ha crucificado en él su propia carne, ráclito «se hará guía para el camino» (así al pie de la le-
para vivir con él resucitado, animado y guiado siempre tra) hacia la verdad completa que le es completamente
por su mismo Espíritu (v. 24). transparente (16,12s).
Su tarea, por otra parte, se proyecta sobre el futuro:
«Os anunciará las cosas venideras» (16,13b). Juan emplea
aquí un verbo que, en el judaismo apocalíptico, no indi-
Evangelio: Juan 15,26-27; 16,12-15
caba tanto la previsión del futuro como la comprensión
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: l526 Cuando profunda de lo que va a suceder y de los acontecimien-
venga el Paráclito, el Espíritu de la verdad que yo os enviaré tos escatológicos. El Paráclito les dará esta «compren-
y que procede del Padre, él dará testimonio sobre mí. 27 Voso- sión de los tiempos» a la luz de Cristo, haciéndoles in-
4h2 Tiempo de Pascua Solemnidad de Pentecostés 463

luir el alcance temporal y eterno de la salvación que él Los discípulos, inundados de vida, sienten arder en
ha llevado a cabo. En resumidas cuentas, actualizará en su corazón el deseo de convertirse en misioneros del
cada época la Palabra y la obra de Jesús, que son una Evangelio. Nace así la Iglesia, morada del Espíritu, lla-
sola cosa con la Palabra y con la voluntad del Padre mada a suscitar vida. Nace de la pequenez, como la pe-
(16,13b-15). queña semilla de mostaza en u n campo sin límites, pero
parece no darse cuenta de esta evidente desproporción:
sabe que su secreto es la fuerza del amor. Es el amor el
MEDITATIO que da energía y hace proceder con la audacia del que
se atreve a todo porque cree.
Con la solemnidad de Pentecostés llega a su fin - o
sea, llega a su plenitud- el tiempo pascual. Con el don
del Espíritu se derrama el amor de Dios sobre toda la ORATIO
creación y baja a lo más profundo del corazón de cada
persona, comunicándole vida y belleza. El «viento impe- Ven, Espíritu Santo, con tu brisa suave; despierta en
tuoso» y las «lenguas como de fuego» son imágenes muy el corazón de la Iglesia el amor del tiempo primaveral,
elocuentes para expresar la fuerza irresistible, la uni- el amor de la fresca juventud llena de impulso y en-
versalidad y la profundidad de lo que sucede. Es un tusiasmo, el amor capaz de hacer superar todos los obs-
trastorno comparable a una segunda creación; estamos táculos que presentan los miedos humanos, capaz de
frente a una verdadera inundación de gracia que derri- romper todas las barreras de la prudencia miope. Dale
ba toda barrera entre el cielo y la tierra e instaura una aquel amor a Dios y a los hombres capaz de desplegar
comunión total. Nuestra tarea ahora es no hacer vana la las velas cada día y de navegar hacia alta mar para zarpar
gracia que nos ha sido dada, sino hacer que dé frutos hacia todas las playas de la tierra reseca, hacia todos los
abundantes. lugares donde se espera la lluvia de la nueva estación.
El misterio de pentecostés es misterio de santidad, Desciende, Santo Espíritu, sobre la Iglesia y, tocando
esto es, de «entrega total» a Dios. ¿En qué sentido? La con tu suave brisa las cuerdas de su corazón, haz des-
perícopa evangélica nos ofrece un marco iluminador y prender de ellas el canto de la libertad y de la alegría
muy emblemático. Es la noche de pascua. Los Once se que dé voz a todos los pueblos de la tierra y los conduz-
han encerrado en casa, desorientados y perdidos. ¿No ca hacia un futuro de verdadera fraternidad y paz.
nos pasa también a nosotros, a veces, que sepultamos
nuestra fe entre las paredes de nuestra casa, probable-
mente con el pretexto de querer ser respetuosos con la CONTEMPLATIO
libertad de los otros? Pero Jesús nos conoce, tiene la
llave para abrir nuestros corazones. Silencioso e ines- Cuando el fuego divino, viniendo de lo alto, empieza
perado, fiel y misericordioso, viene y se da de nuevo a sí a inflamar el corazón del hombre, inmediatamente dis-
mismo: «La paz esté con vosotros. Recibid el Espíritu minuyen las pasiones y pierden su fuerza. El peso, gra-
Santo». Y todo cambia. voso como era, se hace más ligero y, en la medida en que
464 Tiempo de Pascua Solemnidad de Pentecostés 465

crece el ardor, no es difícil que el corazón h u m a n o se No comprendo del todo...» Entonces el padre Serafín me cogió por
sienta tan ligero que le salgan alas como de paloma. los hombros y me dijo: «Ambos estamos en la plenitud del Espíritu
Santo. ¿Por qué no me miras?». «No puedo, padre. Hay lámparas
Oh fuego beatificante que no consumes e iluminas; y, que brillan en sus ojos, su rostro se ha vuelto más luminoso que
si consumes, destruyes las malas disposiciones para que el sol. Me duelen los ojos.» «No tengas miedo, amigo de Dios;
no se consuma la vida. ¿Quién me concederá poder es- también tú te has vuelto luminoso como yo. También ahora tú estás
tar envuelto de este fuego? Un fuego que me purifique en la plenitud del Espíritu Santo; de lo contrario, no habrías podido
quitando de mi espíritu, con la luz de la verdadera sabi- verme.»
duría, la oscuridad de la ignorancia, la oscuridad de una Inclinándose entonces hacia mí, me susurró al oído: «Agradece
conciencia errónea; que transforme en amor ardiente el al Señor que nos haya concedido esta gracia inexpresable. Pero
frío de la pereza, del egoísmo y de la negligencia. Un ¿por qué no me miras a los ojos? Prueba a mirarme sin miedo: Dios
está con nosotros». Tras estas palabras levanté los ojos hacia su ros-
fuego que no permita a mi corazón endurecerse, sino
tro y se apoderó de mí un miedo aún más grande. «¿Cómo te sien-
que con su calor lo haga siempre maleable, obediente y tes ahora?», preguntó el padre Serafín. «¡Excepcionalmente bien!»
devoto; que me libere del pesado yugo de las preocupa- «¿Cómo "bien"? ¿Qué entiendes por "bien"?» «Mi alma está col-
ciones y los deseos terrenos y que, en las alas de la san- mada de un silencio y una paz inexpresables.» «Amigo de Dios,
ta contemplación que alimenta y aumenta la caridad, ésa es la paz de la que hablaba el Señor cuando decía a sus discí-
lleve hacia lo alto mi corazón (R. Belarmino, «De As- pulos: "Os dejo la paz, os doy mi propia paz. Una paz que el mun-
censione mentís in Deum», en: Roberti Cardenalis Be- do no os puede dar" (Jn 14,27). ¿Qué sientes ahora?» «Una deli-
cia extraordinaria.» «Es la delicia de que habla la Escritura: "Se
llarmini Opera Omnia, VI, Ñapóles 1862, p. 232). sacian de la abundancia de tu casa, les das a beber en el rio de tus
delicias" (Sal 36,9). ¿Qué sientes ahora?» «Una alegría extraordi-
naria en el corazón.» «Cuando el Espíritu baja al hombre con la
plenitud de sus dones, se llena el alma humana de una alegría inex-
ACTIO
presable porque el Espíritu Santo vuelve a crear en la alegría todo
lo que roza. Es la alegría de que habla el Señor en el Evangelio»
Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: (Serafín de Sarov, Vita e colloquio con Motovilov, Turín 19892).
«Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo» (de
la secuencia de la liturgia del día).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

Era jueves. El cielo estaba gris; la tierra estaba cubierta de nie-


ve y seguían cayendo voluminosos copos de nieve cuando el padre
Serafín comenzó la conversación en un descampado cercano a su
«pequeña ermita».
«El Señor me ha revelado -empezó el gran stárets- que desde
la infancia deseas conocer cuál es el fin de la vida cristiana... El ver-
dadero fin de la vida cristiana es la adquisición del Espíritu Santo
de Dios...» «¿Cómo "adquisición"? -le pregunté al padre Serafín-.
Solemnidad de Pentecostés 467

un Espíritu que os hace hijos adoptivos y nos permite clamar:


Solemnidad de Pentecostés «Abba», es decir, «Padre». I6 Ese mismo Espíritu se une al
nuestro para dar testimonio de que somos hijos de Dios. " Y
si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y
coherederos con Cristo, toda vez que, si ahora padecemos con
Ciclo C él, seremos también glorificados con él.

**• En su Carta a los Romanos pone Pablo de relieve el


carácter dramático de la condición humana, una condi-
ción sometida a la esclavitud del pecado (cf. 7,14b-25).
Para indicar esta fragilidad congénita a la naturaleza
emplea el término «carne», vertido en nuestra traduc-
ción por «apetitos». Los que se dejan dominar por este
LECTIO principio no pueden agradar a Dios, puesto que «el
propósito de la carne es enemistad contra Dios» (v. 7 al
pie de la letra). ¿Cómo escapar entonces de la ira divi-
Primera lectura: H e c h o s de los Apóstoles 2,1-11 na? Hay otro principio que mora y actúa en los bauti-
zados: el Espíritu Santo. El bautismo nos hace morir al
(Cf. la primera lectura del ciclo A, p. 451). pecado (6,3-6) para sumergirnos en la muerte salvífica
de Cristo (w. 3s). Es tarea del cristiano, por consi-
guiente, dejar que actúe en él cada día el dinamismo de
Segunda lectura: Romanos 8,8-17 la muerte -al p e c a d o - inherente al bautismo, para vivir
cada vez más de la misma vida de Dios (w. 10-12).
Hermanos: 8 los que viven entregados a sus apetitos no pue-
den agradar a Dios. 9 Pero vosotros no vivís entregados a tales Es el Espíritu quien hace al hombre hijo adoptivo de
apetitos, sino que vivís según el Espíritu, ya que el Espíritu de Dios, insertándolo en la filiación única de Cristo. Ahora
Dios habita en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de bien, esta realidad no se lleva a cabo en u n solo mo-
Cristo, es que no pertenece a Cristo. 10 Ahora bien, si Cristo mento. Es un germen que se va desarrollando a diario
está en vosotros, aunque el cuerpo esté sujeto a la muerte a en la medida en que se muestra dócil a su «guía». En
causa del pecado, el Espíritu vive por la fuerza salvadora de
Dios. " Y si el Espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los
el centro de la carta aparece por primera vez esta es-
muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Jesús de pléndida definición de los cristianos: «Los que se dejan
entre los muertos hará revivir vuestros cuerpos mortales por guiar por el Espíritu de Dios», que por eso son hijos de
medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros. Dios (v. 14). El Espíritu confirma interiormente esta nue-
12
Por tanto, hermanos, estamos en deuda, pero no con va adopción, dando la libertad de orar a Dios con la
nuestros apetitos para vivir según ellos. 13 Porque si vivís se- misma confianza que Jesús, con su misma invocación
gún ellos, ciertamente moriréis; en cambio, si mediante el Es- filial (w. 15s), y abriendo el horizonte ilimitado de la
píritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. 14 Los que nueva condición: el que es hijo es también heredero del
se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.
n
Pues bien, vosotros no habéis recibido un Espíritu que os
Reino de Dios junto con Cristo, primogénito entre los
haga esclavos, de nuevo bajo el temor, sino que habéis recibido hermanos (v. 29).
4d8 Tiempo de Pascua Solemnidad de Pentecostés
49

Ahora bien, esto significa aceptar asimismo compartir paz de acoger la presencia de Dios, que corresponde al
con Jesús la hora del sufrimiento, de la pasión, para pasar infinitamente humilde amor del hombre poniendo en él
con él de la muerte a la vida y ser instrumento de salva- su tienda (según la imagen bíblica de la shekhinah, la
ción para la redención de muchos (v. 7; cf. 1 Pe 4,14). presencia gloriosa de Dios en medio de su pueblo) para
habitar en él junto con Jesús (v. 23). Es la promesa de
una comunión lo que Jesús nos ofrece a todos: «Si w
amáis, obedeceréis mis mandamientos... y viviremos a
Evangelio: Juan 14,15-16.23b-26
él». Tras su partida, no permitirá que les falte a los su-
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 15 Si me yos la enseñanza de vida eterna (6,68), puesto que el Es-
amáis, obedeceréis mis mandamientos l6 y yo rogaré al Padre píritu Santo vendrá en su nombre a completar su reve-
para que os envíe otro Paráclito, para que esté siempre con lación, haciéndosela comprender profundamente;
vosotros. haciendo que la recuerden, o sea, iluminando de mane
Mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a él y vivi- ra constante el camino cotidiano, oscuro a menudo, con
remos en él. 24 Por el contrario, el que no guarda mis palabras rayos de eternidad (w. 25-27).
es que no me ama. Y las palabras que escucháis no son mías,
sino del Padre, que me envió.
27
Os he dicho todo esto mientras estoy con vosotros; 26 pero
el Paráclito, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi MEDITATIO
nombre, hará que recordéis lo que yo os he enseñado y os lo
explicará todo. Como sedientos, acerquémonos a la fuente del agua
viva. Reconociendo nuestras fatigas interiores, pidamos
^ En esta perícopa evangélica se presenta el discur- al Señor que encienda un fuego nuevo en nuestro cora-
so que dirigió Jesús a los suyos en el cenáculo antes de zón, cerrado a la alegría por motivos efímeros, por ta-
la pasión. En él se presenta al Espíritu Santo como ños entusiasmos. Él está dispuesto a verter en nosotros
«otro Paráclito» - o sea, como u n testigo a favor- que, el agua que apaga la sed profunda, que lava una vida
después de Jesús y gracias a su oración, enviará el ofuscada por los errores y los pecados. Quiere dárnosla
Padre a los discípulos para que se quede siempre con llama que ilumina, calienta y purifica al hombre.
ellos (v. 16). El Espíritu es, por tanto, una realidad per- Si amamos, si queremos aprender a amar únicamen-
sonal - n o es una energía cósmica impersonal- y divina te en la escuela de Cristo, guardando sus palabras, se
que entra en comunión con el hombre y lo colma de nos dará una nueva condición de existencia: el Espíritu
amor. También aquí es preciso introducir una precisión: de Dios vivirá en nosotros como en Jesús, haciéndonos
no se trata de un amor genérico, sino del amor a Jesús, en él hijos de Dios, liberados de la esclavitud del peca
que se realiza a través del cumplimiento concreto de do y, por tanto, libres de elegir el seguimiento de Cristo
sus mandamientos, de sus palabras; a través de la fe como camino de vida.
profunda en que él nos ha hablado según la voluntad Como maestro interior, enseña al corazón la oración
de Dios, su Padre y - e n él- Padre nuestro (w. 15.23s). filial, el abandono-confiado del niño que se sabe ama-
Guardar en el corazón y en la vida esta Palabra dila- do y llevado por su padre. Como artista divino, trans-
ta la intimidad del que se hace discípulo y le vuelve ca- figura el rostro interior de cada uno como imagen ine
470 Tiempo de Pascua Solemnidad de Pentecostés 471

petible del Hijo unigénito. Como testigo veraz, nos CONTEMPLATIO


hará comprender y recordar los secretos del Reino de
los Cielos. El Espíritu Santo, aun siendo uno solo, único e indivi-
Sí, nuestra vida puede ser transformada por este sible en el aspecto, confiere, pese a todo, a cada uno la
viento que se abate impetuoso, por este fuego celeste gracia según su voluntad (cf. 1 Cor 12,11). Como un leño
que baja y planta su tienda en el corazón; pero, enton- seco del que salen brotes si está en agua, así sucede en el
ces, será vida entregada, perdida por nosotros y reen- alma pecadora, que se vuelve digna del Espíritu Santo
contrada en Dios y en los hermanos, porque es hacia por medio de la penitencia y produce racimos de justicia.
él hacia quien nos impulsa el Espíritu de manera ine- Aun siendo uno solo, a la señal de Dios y en el nombre
xorable. de Cristo, el Espíritu Santo suscita las distintas virtudes.
«Envía, Señor, tu Espíritu, y renovarás la faz de la De unos se sirve para comunicar la sabiduría; ilumina la
tierra, invocamos en la liturgia. Envíalo, y renovarás mente de otros con la profecía; a otros les confiere el po-
también nuestro rostro, haciéndolo radiante con tu der de expulsar demonios, y a otros el poder de interpre-
luz.» tar las Escrituras. A unos les corrobora la templanza (o la
castidad), a otros les enseña cuanto conviene a la caridad
(o bien a la limosna); a un tercero, el ayuno y los ejerci-
cios de la vida ascética; a u n cuarto, por último, le en-
ORATIO seña a prepararse para el martirio. Aunque diferente en
los otros, el Espíritu es siempre idéntico a sí mismo...
Espíritu Santo, esplendor de belleza,
luz que brota del seno de la Luz, ¡ven! Llega con visceras de tutor fraterno: viene a salvar, a
Espíritu Santo, candor de inocencia, enseñar, a amonestar, a corroborar, a consolar, a iluminar
infancia divina que renuevas el mundo, ¡ven! la mente; primero en quienes lo acogen, después, y por
Espíritu Santo, fuerza creadora del infinito amor, obra de éstos, en los otros. Y del mismo modo que quie-
dulce huésped de las almas, ¡ven! nes, sumergidos antes en las tinieblas, han visto de im-
Espíritu Santo, artífice de paz, proviso el sol que ilumina el ojo de su cuerpo, pueden ver
vínculo que une y nunca divide, ¡ven! lo que antes no veían, así quien ha sido hecho digno de
Espíritu Santo, divino consolador, recibir el Espíritu Santo queda iluminado en el alma y ve
bálsamo que sana toda herida, ¡ven! en el orden sobrenatural todo lo que antes no conseguía
Espíritu Santo, crisma celestial, ver (Cirilo de Jerusalén, Catequesis, 16,1-24, passim).
tu que divinizas a la criatura humana, ¡ven!
Espíritu Santo, divino Orante,
tú que gritas siempre desde el corazón de los hijos ACTIO
«¡Padre!», ¡ven!
Espíritu Santo, canto de alegría en el corazón de la Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra:
Iglesia, «Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriqué-
Esposa siempre rejuvenecida por la gracia, ¡ven! cenos» (de la secuencia de la liturgia del día).
472 Tiempo de Pascua

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL


índice
Jesús nos envía al Espíritu para que pueda llevarnos a conocer
del todo la verdad sobre la vida divina. La verdad no es una idea,
un concepto o una doctrina, sino una relación. Ser guiados hacia
la verdad significa ser insertados en la misma relación que tiene Je-
sús con el Padre; significa llegar a ser partneren un noviazgo divi-
no. Esa es la razón por la que Pentecostés es el complemento de la
misión de Jesús. Con Pentecostés, el ministerio de Jesús se hace vi-
sible en plenitud. Cuando el Espíritu Santo desciende sobre los dis-
cípulos y habita en ellos, su vida queda «cristificada», esto es,
transformada en una vida marcada por el mismo amor que existe
entre el Padre y el Hijo. La vida espiritual, en efecto, es una vida en
la que somos elevados a ser partícipes de la vida divina.
Ser elevados a la participación de la vida divina del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo no significa, sin embargo, ser echados fue-
ra del mundo. Al contrario, los que entran a formar parte de la vida
espiritual son precisamente los que son enviados al mundo para con- La liturgia de la Palabra en el Tiempo de pascua
tinuar y llevar a término la obra iniciada por Jesús. La vida espiritual (GlANFRANCO VENTURl)
no nos aleja del mundo, sino que nos inserta de manera más pro-
funda en su realidad. Jesús dice a su Padre: «Yo los he enviado al
mundo, como tú me enviaste a mí» (Jn 17,18). Con ello nos aclara
1. El misterio de la pascua
ue, precisamente porque sus discípulos no pertenecen ya al mun- en el corazón del hombre de hoy 5
3 o, pueden vivir en el mundo como lo ha hecho él (cf. Jn 17,15s).
La vida en el Espíritu de Jesús es, pues, una vida en la cual la veni-
2. El misterio de la pascua,
proclamado en la liturgia 7
da de Jesús al mundo -es decir, su encarnación, muerte y resurrec- El Leccionario dominical y festivo 7
ción- es compartida externamente por los que han entrado en la El Leccionario ferial 10
misma relación de obediencia al Padre que marcó la vida personal
de Jesús. Si nos hemos convertido en hijos e hijas como Jesús era 3. El misterio de la pascua,
Hijo, nuestra vida se convierte en la prosecución de la misión de celebrado en la liturgia 11
Jesús (H. J. M. Nouwen, Invito alia vita spirituale, Brescia 2000 2 , 4. El misterio de la pascua,
pp. 42-44, passim [trad. esp.: Tú eres mi amado: la vida espiritual vivido en la vida diaria 11
en un mundo secular, PPC, Madrid 2000]).

TIEMPO PASCUAL

Octava de Pascua
Domingo de pascua 15
Lunes 25
Martes 32
Miércoles 39
474 índice índice 475

Jueves 46 Viernes 244


Viernes 53 Sábado 250
Sábado 60
Quinta semana de pascua
Segunda semana de pascua Quinto domingo de pascua 257
Segundo domingo de pascua 66 Ciclo A 257
Ciclo A 66 Ciclo B 266
Ciclo B 76 Ciclo C 274
Ciclo C 83 Lunes 282
Lunes 90 Martes 289
Martes 96 Miércoles 295
Miércoles 102
Jueves 300
Jueves 108
Viernes 307
Viernes 114
Sábado 314
Sábado 121

Tercera semana de pascua Sexta semana de pascua


Tercer domingo de pascua 127 Sexto domingo de pascua 320
Ciclo A 127 Ciclo A 320
Ciclo B 136 Ciclo B 328
Ciclo C 144 Ciclo C 337
Lunes 154 Lunes 346
Martes 160 Martes 352
Miércoles 167 Miércoles 359
Jueves 173 Jueves 366
Viernes 180 Viernes 373
Sábado 187 Sábado 380

Cuarta semana de pascua Séptima semana de pascua


Cuarto domingo de pascua 194 Ascensión del Señor 387
Ciclo A 194 Ciclo A 387
Ciclo B 203 Ciclo B 396
Ciclo C 211 Ciclo C 403
Lunes 219 Lunes 410
Martes 225 Martes 417
Miércoles 231 Miércoles 424
Jueves 237 Jueves 431
476 índice

Viernes 438
Sábado 445

Solemnidad de Pentecostés 451


Ciclo A 451
Ciclo B 459
Ciclo C 466

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