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Carlos Alós Ferrer*

TEORÍA DE JUEGOS E HISTORIA


ECONÓMICA: UNA SIMBIOSIS
NECESARIA
Este trabajo argumenta e ilustra a través de ejemplos que no sólo la historia económica
puede beneficiarse de una aplicación sistemática de la teoría de juegos, sino que la
teoría de juegos puede encontrar en la historia económica en general, y en la de la
empresa en particular, un caudal de datos cualitativos de valor inestimable para
el contraste de modelos teóricos.

Palabras clave: teoría de juegos, historia económica, empresas.


Clasificación JEL: C72, N01, N8.

1. Introducción permite explicar la colusión representada por el cártel


como un equilibrio de un juego repetido con información
En los últimos años hemos podido asistir al desarrollo imperfecta sobre la demanda (véase Green y Porter,
de una rama de la literatura que aplica la teoría de jue- 1984), en el espíritu de los conocidos Folk Theorems.
gos a cuestiones de historia económica. Esta literatura, Probablemente, no es necesario argumentar aquí una
aptamente resumida en Greif (2002), ha encontrado en vez más sobre los posibles beneficios que el uso siste-
la teoría de juegos una herramienta analítica que permi- mático de la teoría de juegos puede reportarle a la histo-
te a menudo clarificar las razones económicas subya- ria económica. Las aplicaciones ya presentes en la lite-
centes a hechos históricos. ratura hablan por sí mismas. Sin embargo, vale la pena
El ejemplo más conocido probablemente sea la mo- mencionar que también la teoría de juegos puede obte-
delización de las relaciones de agencia entre los judíos ner grandes beneficios de una mayor atención a cues-
magrebíes del siglo XI a través, esencialmente, del Dile- tiones de historia económica. En la actualidad, existe un
ma del Prisionero jugado en una población de forma re- consenso casi universal sobre la necesidad de contras-
petida (Greif, 1989, 1993). Otro ejemplo destacado es el tar empíricamente los modelos estilizados que se elabo-
análisis del cártel de ferrocarril conocido como Joint ran en teoría de juegos. A menudo, y en consonancia
Executive Committee a finales del siglo XVIII en los con el reciente auge de la teoría de juegos experimen-
Estados Unidos (Porter, 1983 y Ellison, 1994), y que tal, estos contrastes se realizan en el laboratorio. La
Organización Industrial, vista como aplicación de la teo-
ría de juegos a cuestiones de oligopolio, va más allá, re-
curriendo al análisis econométrico de datos reales, tanto
* Departamento de Economía e Historia Económica. Universidad de
Salamanca. en forma de datos de panel como de series temporales.

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Sin embargo, estas series temporales son frecuente- 2. Juegos repetidos y juegos en redes
mente cortas y restringidas a la historia más reciente.
Desde el punto de vista del teórico de juegos, la histo- Un examen de las aplicaciones citadas más arriba y
ria económica nos provee de un caudal de datos alter- otras (véase Greif, 2002) revela que el tipo de situacio-
nativo, necesariamente limitado en su precisión cuanti- nes de interés en historia económica se engloban en su
tativa (no podemos esperar registros precisos de inte- mayoría en dos contextos muy concretos: la teoría de
racciones ocurridas en el siglo XI), pero de gran valor los juegos repetidos, firmemente establecida, y que tie-
cualitativo. A menudo encontramos un registro sorpren- ne en cuenta la estructura temporal de las interacciones
dentemente detallado del tipo de comportamiento de los estratégicas entre agentes, y la mucho más reciente
agentes económicos en situaciones estratégicas que, teoría de juegos en redes, apenas en sus comienzos,
adecuadamente interpretado, nos permite deducir no pero que permite incorporar factores geográficos e inte-
sólo el equilibrio alcanzado, sino las estrategias utiliza- racciones de tipo local. Nos centraremos ahora en la pri-
das para sostenerlo (por ejemplo, el tipo de «amena- mera vertiente.
zas» utilizadas). El éxito de las aplicaciones basadas en juegos repeti-
Hay, además, una razón adicional para prestar una dos, empezando por el caso del Joint Executive Com-
atención creciente al «laboratorio natural» de la historia mittee citado más arriba, no es en absoluto una sorpre-
económica. Este laboratorio es inmune a críticas, en el sa. Desde el punto de vista histórico, las interacciones
sentido siguiente. Sobre la cabeza del teórico de juegos (digamos, entre empresas) ocurren de forma repetida,
pende, cual espada de Damocles, la crítica perpetua del sin que haya normalmente un período de tiempo prede-
supuesto ad hoc, de la falta de realismo del modelo esti- terminado para la finalización de la interracción. Así, las
lizado que se estudia. Del mismo modo, el experimenta- empresas son jugadores en un juego repetido (poten-
lista está expuesto a la, frecuentemente injusta, crítica cialmente hasta infinito) en el que el equilibrio de Nash
de quienes argumentan que la alteración de detalles del juego base (que se juega en cada período, por ejem-
menores en el diseño del experimento podría potencial- plo anunciando precios) no es el único resultado posible
mente alterar las conclusiones. o razonable. Al contrario, los Folk Theorems para jue-
Ninguna de estas críticas puede aplicarse cuando se gos repetidos muestran que existe una enorme plétora
estudia una situación histórica concreta. Los supuestos de posibles resultados, que pueden sostenerse, por
no son tales, sino condiciones reales a las cuales el mo- ejemplo, mediante estrategias de tipo «disparador.» Uti-
delo debe adaptarse (y no al revés). Los detalles del ex- lizando estas estrategias, una empresa coopera (por
perimento no son susceptibles de alteración, puesto que ejemplo, manteniendo un cartel) mientras las demás
es la realidad económica la que se está estudiando. cooperen, amenazando sin embargo con un castigo
Por supuesto, esta inmunidad a las críticas citadas (por ejemplo, una guerra de precios) ante una desvia-
tiene un precio, y a la vez le plantea al teórico de juegos ción. Si este castigo da lugar a un equilibrio de Nash del
un reto. El análisis de situaciones históricas (incluso juego base, el equilibrio (del juego repetido) que se sos-
como meros ejemplos ilustrativos) puede descubrir los tiene es «perfecto en subjuegos», es decir, induce equi-
elementos poco realistas de los modelos teóricos y obli- librios de Nash de los «subjuegos» que empiezan en los
gar a una revisión de los argumentos más básicos. períodos sucesivos.
Como se argumenta en el resto del trabajo, el examen Los Folk Theorems han sido plenamente incorporados
de ejemplos históricos puede motivar el desarrollo de al bagaje del economista moderno. Este hecho queda de-
nuevas líneas de investigación dentro de la teoría de mostrado por ejemplos como el del mercado de valores
juegos. NASDAQ, cuyas reglas de funcionamiento fueron cambia-

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das en 1997 después de que un artículo académico (y una potencialmente significativo: las interacciones tenían lu-
investigación del Departamento de Justicia de los Estados gar en el marco de una red de información comercial en
unidos) mostrase la factibilidad de la colusión entre los in- el que las relaciones familiares y la situación geográfica
termediarios autorizados a negociar en él (véanse Christie desempeñaban un papel. Se trataba, pues, de un juego
y Schulz, 1994, y Christie, Harris, y Schulz, 1994). jugado por una población de agentes en una red.
No parece necesario, pues, argumentar sobre la utili- Es evidente que prácticamente cualquier situación
dad de la teoría de los juegos repetidos. Es en este con- histórica de interacción entre empresas estuvo ligada a
texto en el que se pueden formalizar de forma más natu- un marco geográfico y social que presumiblemente tuvo
ral cuestiones fundamentales como la reciprocidad, los efectos en su desarrollo. Si bien en ciertos casos es po-
efectos de la reputación, o la aparición de instituciones sible, e incluso aconsejable, abstraerse de tales detalles
mercantiles (como, por ejemplo, mecanismos que facili- para analizar los aspectos esenciales de la situación, no
ten la cooperación). Sin embargo, un examen de aplica- es menos cierto que una teoría lo suficientemente gene-
ciones como la de los judíos magrebíes mencionada más ral debe incorporar la posibilidad de modelizar explícita-
arriba revela que no se trata meramente de una traduc- mente estos aspectos.
ción de los resultados teóricos a un contexto histórico de- En Teoría de Juegos, existe una familia pequeña pero
terminado. Nos encontramos, en el caso citado, ante una creciente de modelos que toma precisamente estas
situación en que una población de jugadores (los merca- consideraciones en cuenta. Podemos referirnos a esta
deres) establecen relaciones mutuas de agencia basa- literatura como «juegos en redes». Si bien no existe aún
das en la cooperación, que se sostienen a través de la un marco general universalmente aceptado para estas
amenaza de un castigo por parte del colectivo. Esta vi- situaciones, cabe destacar los trabajos de Ellison (1993,
sión se corresponde perfectamente con un equilibrio per- 2000). En estos trabajos se estudia una población de
fecto en subjuegos en un juego repetido sencillo. Sin em- agentes que juegan un juego de coordinación con dos
bargo, se ignora en el proceso el hecho de que los mer- posibles equilibrios de Nash. Estos agentes juegan el
caderes judíos magrebíes no constituyen la totalidad de juego, de forma repetida en el marco de una red geográ-
la población relevante, sino que existen otros mercade- fica preestablecida (y necesariamente muy simplifica-
res (no judíos) que son excluidos del acuerdo. Si bien es da). Sin embargo, los modelos de Ellison se alejan del
posible completar el análisis para tener en cuenta este supuesto de racionalidad completa para centrarse en un
factor (dando lugar al concepto de «coalición», reminis- comportamiento miope (de racionalidad acotada), en
cente de la teoría cooperativa de juegos), hemos introdu- que los agentes simplemente juegan una mejor res-
cido ya un factor que no se considera habitualmente en la puesta a las acciones de sus vecinos, experimentando
teoría de los juegos repetidos, y que es merecedor de ocasionalmente con otras acciones (es decir, innovan-
mayor atención teórica en el futuro (véase, en particular, do). Metodológicamente, en lugar de un juego repetido
Greif, 1993 y 1994). De este modo, nos encontramos con tenemos un proceso estocástico cuya distribución inva-
una retroalimentación de las aplicaciones (en este caso riante (o, más exactamente, su límite cuando la experi-
históricas) a la teoría de juegos repetidos que no puede mentación se considera rara) refleja el equilibrio que se
más que enriquecer esta última. va a sostener a largo plazo.
Supongamos que uno de los equilibrios del juego de
3. Juegos en redes coordinación es Pareto superior al otro, representando
quizá una tecnología más eficiente. En los modelos cita-
En el caso de los judíos magrebíes del siglo XI, el dos (al igual que en otros, sin interacciones locales pero
análisis a través de juegos repetidos ignora otro hecho en contextos poblacionales), se encuentra que no nece-

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sariamente se selecciona el equilibrio Pareto superior. Supongamos que una población de agentes están ju-
El criterio de selección está basado en otras considera- gando este juego con sus vecinos en una red muy sim-
ciones, que dan lugar al concepto de dominancia en ple, por ejemplo una línea o un círculo. Tanto la situa-
riesgo. ción donde todos los jugadores juegan R como aquélla
Esta breve discusión resultará vagamente familiar en que todos juegan P es «estable», en el sentido de
para el especialista en historia económica. En efecto, en que ningún agente tiene incentivos a desviarse. Por
esta disciplina es posible encontrar múltiples ejemplos ejemplo, si los dos vecinos de un agente han adoptado
en que una tecnología inferior ha sobrevivido durante la tecnología R y este agente cambiase a la tecnología
largos períodos de tiempo. La explicación habitual argu- P, obtendría pagos 0 + 0 = 0 en lugar de 3 + 3 = 6.
menta que decisiones históricas en favor de una tecno- Supongamos, sin embargo, que un «empresario inno-
logía pueden hacer difícil la transición a nuevas tecnolo- vador» se empeñase en adoptar la tecnología eficiente,
gías debido a fenómenos de complementariedad y com- P, cuando todos los demás están utilizando R. La pre-
patibilidad con tecnologías complementarias atrapando gunta es si la innovación tendría éxito. Obviamente los
a la economía en la tecnología inferior (lock-in). Las de- agentes que no sean vecinos del innovador no tienen
cisiones históricas originales pueden haber dependido ningún motivo para adoptar P. Analicemos lo que ocurre
de causas sociopolíticas, o haber sido tomadas bajo con los vecinos del innovador. Estos vecinos tienen a su
condiciones económicas transitorias, por lo que no era vez dos vecinos, el innovador (que juega P) y otro veci-
posible predecir a priori la tecnología adoptada a largo no (que juega R). Por tanto, sus pagos al adoptar P se-
plazo (path dependence). rían 0 + 6 = 6 (véase la tabla de pagos) frente a 3 + 5 = 8
Estos ejemplos han alimentado una cierta polémica, si se mantienen con R. La innovación, pues, fracasará a
con cierto número de autores argumentando que la pesar de que R sea una tecnología más eficiente, y el
existencia de una tecnología inferior en presencia de propio agente innovador acabará volviendo a R. La es-
una superior no puede ser estable, porque representa- trategia R es «dominante en riesgo», que en este con-
ría una oportunidad de beneficio para agentes innova- texto siginifica que es una mejor respuesta cuando uno
dores (véase, por ejemplo, Leibowitz y Margolis, 1990). sólo de los dos vecinos de un agente juega R.
Sin ánimo de entrar en esta polémica, los modelos de La paradoja, sin embargo, va más allá. Supongamos
Ellison nos muestran que, a priori, la crítica del agente que la tecnología eficiente se ha establecido, y todos los
innovador no tiene base teórica. Es fácil ilustrar este he- agentes están jugando P. Supongamos que aparece un
cho con un ejemplo sencillo. Consideremos el siguiente «innovador» que adopta la tecnología menos eficiente, R.
juego de dos jugadores: El razonamiento anterior muestra que su innovación será
suficiente para que sus vecinos pasen a adoptar R, segui-
R P dos por los vecinos de sus vecinos, etcétera... la tecnolo-
R 3,3 5,0 gía P no es estable, a pesar de ser eficiente, porque la efi-
ciencia no constituye un criterio de estabilidad.
P 0,5 6,6

4. Un ejemplo extendido:
El jugador 1 elige filas, y el jugador 2 columnas. La es- los vagones de carbón británicos
trategia P representa una tecnología superior, siendo
(P,P) un equilibrio de Nash Pareto eficiente. La estrate- Veblen (1915) ilustró las consecuencias que la adopción
gia R corresponde a una tecnología inferior. Sin embar- inicial de una tecnología puede tener para el desarrollo
go (R,R) es también un equilibrio de Nash. posterior con el hoy famoso ejemplo de los vagones de

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carbón británicos. El sistema británico para el transporte en el equilibrio Pareto eficiente. Los pagos 5 y 0 son fun-
anterior a 1936 quedó atrapado en una tecnología inferior, damentales para establecer la dominancia en riesgo. Se
el uso de vagones excesivamente pequeños, por la inte- trata de pagos de descoordinación. Para establecer si la
rrelación con las infraestructuras diseñadas para ellos y tecnología de vagones pequeños era dominante en ries-
los costes del cambio a la tecnología superior (vagones go, hay que preguntarse cuáles serían los pagos de un
mucho más grandes), generalizada en la Europa conti- agente innovador que pretendiese introducir vagones
nental. Este ejemplo se ha convertido en paradigmático a más grandes. En la Gran Bretaña de principios de siglo,
la hora de ilustrar fenómenos de path dependence (Scott, existía una gran cantidad de infraestructura diseñada
2001), y ha sido, por supuesto, objeto de críticas (Van específicamente para vagones pequeños. Esto nos per-
Vleck, 1997). mite concluir que un propietario que introdujese vago-
Un examen de este episodio histórico muestra que es nes más grandes sufriría grandes problemas de compa-
posible considerarlo como un ejemplo de juego en redes tibilidad con sus «vecinos» y, por tanto sus pagos al inte-
(asbtrayéndonos, por supuesto, de muchos detalles). Las ractuar con ellos habrían de ser particularmente bajos.
estrategias están claramente determinadas (vagones pe- Consideremos una tabla de pagos general:
queños o grandes). Según un censo de 1928, había más
de 5.000 propietarios de vagones entre productores de Q G
carbón, distribuidores del mismo, y empresas de trans-
Q a,a b,c
porte. Antes de 1921, había 120 compañías ferroviarias
G c,b d,d
propietarias de instalaciones, aunque 14 de ellas concen-
traban el 85 por 100 de la propiedad [véase Scott (2001)
y las fuentes allí citadas]. Todos estos agentes interac- y supongamos que la estrategia Q corresponde a «va-
tuaban en el marco de una red ferroviaria fija, con los pro- gones pequeños» y G a «vagones grandes». Claramen-
ductores de carbón localizados en puntos particulares de te, deben cumplirse las relaciones a > c [para que (G,G)
la misma, los distribuidores operando en áreas determi- sea equilibrio de Nash], d > b [análogo para (Q,Q)], y d >
nadas, y las compañías ferroviarias manteniendo la po- a (para que G sea más eficiente). Hemos argumentado
sesión de partes concretas. Simplificando, podemos pen- que el pago de un agente que adoptase G frente a agen-
sar que cada agente envía sus vagones a transportar tes con tecnología Q, es decir, c, debería ser pequeño.
carbón en una parte local de la red ferroviaria y debe, por Sin embargo, también puede argumentarse que el pago
tanto, utilizar las instalaciones de sus vecinos. de un agente con tecnología Q frente a un agente con
Es tentador, aunque por supuesto arriesgado, con- tecnología G, b, debería ser pequeño. El uso de vago-
cluir que podríamos encontrarnos ante un caso en el nes de menor tamaño sería dominante en riesgo si:
que una tecnología Pareto eficiente es bloqueada por la
presencia de otra por cuestiones de dominancia en ries- a+b>c+d
go. Con un objetivo meramente ilustrativo, y sin preten-
der afirmar que ésta es toda la esencia del problema, o, lo que es lo mismo:
vamos a tratar este ejemplo como si efectivamente éste
fuese el factor determinante. (b – c) > (d – a)
Recordemos la tabla de pagos del juego 2 ´ 2 en el
apartado anterior. La dominancia en riesgo de (R,R) vie- Resulta instructivo interpretar esta última ecuación.
ne del hecho de que 3 + 5 > 0 + 6. Los pagos 3 y 6 son La parte derecha es la diferencia en eficiencia, es decir,
los pagos de equilibrio, que son mayores por definición una medida de cuánto más eficientes eran los vagones

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grandes que los vagones pequeños. La parte izquierda desigualdad que establece la dominancia en riesgo es
es la diferencia entre los dos pagos de coordinación. la diferencia de eficiencia entre las tecnologías. Es un
Consideremos la interacción entre un agente con vago- hecho documentado que, por razones de ausencia de
nes pequeños (e instalaciones diseñadas para ellos) y incentivos, los propietarios de vagones británicos deja-
uno con vagones grandes. Si (b – c) es positiva, el agen- ron que sus vagones se deteriorasen con el tiempo (en
te con vagones menores está mejor (sufre menos pro- 1946, el 50 por 100 de los vagones de propiedad priva-
blemas de coordinación en esa interacción particular) da tenían más de 35 años de edad). Lógicamente, esto
que el agente con vagones grandes. Podríamos argu- disminuyó su eficiencia (menor a), mientras que la tec-
mentar, tentativamente, que en general éste sería el nología alternativa, presente en el continente, evolucio-
caso en una situación real, puesto que la innovación ra- naba y se volvía más eficiente con el tiempo (mayor d).
ramente consistiría en el cambio radical de todas las Es fácil especular que, eventualmente, la diferencia (d –
instalaciones del agente de la noche a la mañana. Más a) se volvió dominante y los vagones pequeños dejaron
probablemente nos encontraríamos con agentes intro- de representar una tecnología dominante en riesgo.
duciendo la nueva tecnología de forma gradual, de for-
ma que cuando sus vagones grandes tuviesen que utili- 5. Retroalimentación
zar las instalaciones de sus vecinos, sufrirían todo el
peso de las incompatibilidades, mientras que cuando Vemos, pues, cómo resultados relativamente senci-
sus vecinos enviasen vagones pequeños al «territorio» llos de la teoría de juegos en redes pueden, al igual que
del agente innovador, se encontrarían, al menos en par- los Folk Theorems, ayudar a clarificar situaciones histó-
te, con instalaciones compatibles. ricas controvertidas. Ya hemos comentado más arriba
Si esta diferencia entre pagos de descoordinación era cómo la teoría de juegos repetidos puede enriquecerse
suficientemente grande (y es fácil conjeturar que es éste al tener en cuenta elementos de las aplicaciones que la
un supuesto razonable), se llega a que (b – c) > (d – a), utilizan. Del mismo modo, vale la pena detenerse en el
es decir, la tecnología de los vagones pequeños era do- ejemplo del apartado anterior y preguntarse qué leccio-
minante en riesgo, y por tanto no es sorprendente, des- nes puede extraer de él la teoría.
de el punto de vista teórico, que se mantuviese durante En primer lugar, está claro que las simplificaciones que
largo tiempo. hemos hecho para poder argumentar son dramáticas.
Sin embargo, si se acepta esta conclusión (aunque Por ejemplo, no es cierto que la interacción en la red fe-
sea con fines meramente ilustrativos), aparecen de for- rroviaria británica estuviese limitada a los vecinos inme-
ma inmediata dos cuestiones. En primer lugar, si esta diatos, al menos no para todos los agentes. De hecho, ni
tecnología era tan estable, ¿por qué no fue adoptada en siquiera es cierto que todos los agentes fuesen iguales,
la Europa continental? Y, en segundo lugar, ¿por qué pues habría que distinguir entre compañías ferroviarias y
acabó, incluso en Gran Bretaña, siendo sustituida por meros productores de carbón. Es evidente que observa-
vagones más grandes? ciones de este tipo se repetirán en cualquier situación
Para responder a la primera pregunta, observemos histórica que consideremos y, por tanto, puede merecer
simplemente que la base tecnológica instalada en el la pena el esfuerzo teórico de tenerlas en cuenta.
continente era, por razones históricas, mucho menor En segundo lugar, es evidente que la red ferroviaria bri-
que la británica, y por tanto nuestro argumente sobre la tánica no era ni una línea ni un círculo, ni tampoco una red
diferencia de los pagos de descoordinación y, por ende, cuadrática como se supone en muchos trabajos teóricos.
la dominancia en riesgo, pierde fuerza. En cuanto a la Una teoría realmente aplicable debería tener en cuenta re-
segunda pregunta, recuérdese que el otro factor en la des de naturaleza irregular, donde el análisis será, nece-

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sariamente, más complejo. Sin embargo, este esfuerzo Referencias bibliográficas


particular va a tener recompensas inmediatas. Por ejem-
plo, supongamos que en esta red irregular tenemos agen- [1] CHRISTIE, W. y SCHULTZ, P. (1994): «Why Do NAS-
DAQ Market Makers Avoid Odd-eighth Quotes?», Journal of
tes con un número menor de vecinos que los demás,
Finance, volumen 49, 1813-1840.
como pueden ser los agentes en los extremos de una lí-
[2] CHRISTIE, W., HARRIS, J. y SCHULTZ, P. (1994):
nea acotada. Podemos especular que estos agentes, al «Why Did NASDAQ Market Makers Stop Avoiding Odd- eighth
tener un menor número de interacciones, experimentarán Quotes?», Journal of Finance, volumen 49, 1841- 1860.
una menor diferencia de pagos al cambiar de estrategia, y [3] ELLISON, G. (1993): «Learning, Local Interaction, and
Coordination», Econometrica, volumen 61, 1047-1071.
serán por tanto más propensos a innovar.
[4] ELLISON, G. (1994): «Theories of Cartel and the Joint
Por ejemplo, a principios de siglo la compañía ferrovia- Executive Committee», Rand Journal of Economics, volu-
ria británica North Eastern Railway introdujo unilateral- men 25, número 1, 37-57.
mente vagones de mayor tamaño que los previamente uti- [5] ELLISON, G. (2000): «Basins of Attraction, Long Run
lizados. Como indica Scott (2001), el territorio administra- Stochastic Stability, and the Speed of Step-by-Step Evolu-
tion», Review of Economic Studies, volumen 67, 17-45.
do por esta compañía era excepcional porque estaba
[6] GREEN, E. J. y PORTER, R. H. (1984): «Noncooperati-
atravesado por escaso tráfico de otras compañías, por ra- ve Collusion under Imperfect Price Information», Econometri-
zones geográficas. Es decir, nos encontramos en un «ex- ca, volumen 52, número 1, 87-100.
tremo» de la red, confirmando nuestra intuición teórica. [7] GREIF, A. (1989): «Reputation and Coalitions in Medie-
val Trade: Evidence on the Maghribi Traders», Journal of Eco-
nomic History, volumen XLIX, número 4, 857-82.
6. Conclusión [8] GREIF, A. (1993): «Contract Enforceability and Economic
Institutions in Early Trade: The Maghribi Traders’ Coalition»,
La teoría de juegos resulta de gran valor para el análi- American Economic Review, volumen 83, número 3, 525-48.
[9] GREIF, A. (1994): «Cultural Beliefs and the Organiza-
sis de situaciones históricas, no sólo a través de herra-
tion of Society: A Historical and Theoretical Reflection on Co-
mientas bien establecidas como los juegos repetidos, llectivist and Individualist Societies», Journal of Political Eco-
sino también gracias a partes relativamente recientes y nomy, volumen 102, número 5, 912-50.
aún poco desarrolladas de la misma, como la teoría de [10] GREIF, A. (2002): «Economic History and Game
Theory: A Survey», Handbook of Game Theory, volumen III
juegos en redes. (R. J. AUMANN y S. HART, editores).
Sin embargo, esta relación puede verse como una sim- [11] LEIBOWITZ, S. J. y MARGOLIS, S. E. (1990): «The
biosis más que como una mera aplicación. Los modelos Fable of the Keys», Journal of Law and Economics, volu-
de teoría de juegos son frecuentemente estilizados en men 33, 1-25.
[12] MORRIS, S. (2000): «Contagion», Review of Econo-
exceso, para simplificar el análisis. El examen de situa-
mic Studies, volumen 67, 57-78.
ciones históricas bien documentadas puede ayudar, por [13] PORTER, R. H. (1983): «A Study of Cartel Stability:
una parte, a distinguir supuestos poco realistas de autén- The Joint Executive Committee», Bell Journal of Economics,
ticos supuestos simplificadores, y, por otra parte, a seña- volumen 14, número 2, 301-4.
[14] SCOTT, P. (2001): «Path Dependence and Britain’s
lar las direcciones en las que la teoría puede extenderse.
“Coal Wagon Problem”», Explorations in Economic History,
La teoría de juegos estudia, en última instancia, el volumen 38, 366-385.
comportamiento de agentes (económicos) en situacio- [15] VAN VLECK, V. N. L. (1997): «Delivering Coal by Road
nes de naturaleza estratégica. La historia económica and Rail in Britain: The Efficiency of the “Silly Little Bobtailed”
Coal Wagons», Journal of Economic History, volumen 57
encierra el mayor caudal de datos cualitativos imagina-
139-160.
ble en cuanto a tales situaciones. Por tanto, la simbiosis [16] VEBLEN, T. (1915): Imperial Germany and the Indus-
entre ambas es, no sólo aconsejable, sino necesaria. trial Revolution, London, Macmillan.

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