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Enfermedad autoinmune

Una enfermedad autoinmune es una enfermedad causada porque el sistema inmunitario


ataca las células del propio organismo. En este caso, el sistema inmunitario se convierte en el
agresor y ataca a partes del cuerpo en vez de protegerlo. Existe una respuesta inmune exagerada
contra sustancias y tejidos que normalmente están presentes en el cuerpo. Las causas son un tanto
desconocidas, pero está relacionada con el reconocimiento proteico entre las superficies de las
membranas celulares del sistema inmunitario y las que forman el organismo. Así, cuando las
glucoproteínas de reconocimiento no coinciden, el sistema inmunitario comienza a atacar al propio
organismo. La causa por tanto, tiene que ver a veces con la predisposición o mutación genética que
codifican proteínas diferentes bien en las células inmunitarias u orgánicas.

Clasificación de las enfermedades autoinmune

• Enfermedades autoinmunes sistémicas: se producen cuando los anticuerpos atacan


antígenos no específicos de un órgano en particular. Así, existe un grupo de enfermedades
que a pesar de tener algunos antígenos específicos de algunos órganos no presentan
exclusividad para estos, como por ejemplo la polimiositis. El mejor ejemplo para este tipo
de enfermedades es el lupus eritematoso sistémico, que tiene una mayor frecuencia en
mujeres en la mitad de su vida.
• Síndromes locales: puede ser de carácter endocrino (diabetes mellitus tipo 1, enfermedad de
Addison, tiroiditis de Hashimoto etc.), dermatológico (pemphigus vulgaris), o hematológico
(anemia hemolítica autoinmune), e involucra un tejido en particular.

Artritis reumatoidea
Es una enfermedad crónica que lleva a la inflamación de las articulaciones y tejidos
circundantes. También puede afectar otros órganos.

Causas

La artritis reumatoidea (AR) se considera una enfermedad autoinmunitaria y se desconoce


su causa. El sistema inmunitario del cuerpo normalmente combate las sustancias extrañas,
como los virus. Pero en una enfermedad autoinmunitaria, el sistema inmunitario confunde o
toma los tejidos sanos como sustancias extrañas y, como resultado, el cuerpo se ataca a sí
mismo.
La artritis reumatoidea se puede presentar a cualquier edad y las mujeres resultan afectadas
con mayor frecuencia que los hombres.
La artritis reumatoidea generalmente afecta a las articulaciones de ambos lados del cuerpo
por igual, siendo las muñecas, los dedos de las manos, las rodillas, los pies y tobillos las
partes del cuerpo más comúnmente afectadas. El curso y la gravedad de la artritis
reumatoidea pueden variar considerablemente. La infección, los genes y las hormonas
pueden contribuir a esta enfermedad.
Síntomas

La enfermedad generalmente comienza de manera gradual con:


• Fatiga
• Inapetencia
• Rigidez matutina (que dura por más de una hora)
• Dolores musculares generalizados
• Debilidad
Finalmente, aparece el dolor articular. Cuando la articulación no está en uso por algún
tiempo, se puede tornar caliente, sensible y rígida. Cuando el revestimiento de la
articulación se inflama, produce más líquido y la articulación se hincha. El dolor articular a
menudo se siente en ambos lados del cuerpo y puede afectar las muñecas, las rodillas, los
codos, los hombros, las caderas, los dedos de manos y pies, los tobillos y el cuello.
Los síntomas adicionales abarcan:
• Anemia debido a la insuficiencia de la médula ósea para producir suficientes glóbulos rojos
• Ardor, prurito y secreción del ojo
• Deformidades de manos y pies
• Rango de movimiento limitado
• Fiebre baja
• Inflamación del pulmón (pleuresía)
• Nódulos redondos e indoloros debajo de la piel (generalmente un signo de una enfermedad
más grave)
• Entumecimiento u hormigueo
• Enrojecimiento o inflamación de la piel
• Inflamación de los ganglios linfáticos
La destrucción de la articulación puede ocurrir en cuestión de uno a dos años después de la
aparición de la enfermedad.

Pruebas y exámenes
Hay disponibilidad de un examen de sangre específico para diagnosticar la artritis
reumatoidea y diferenciarla de otros tipos de artritis. Este examen se denomina examen de
anticuerpos antipéptidos cíclicos citrulinados (anticuerpos anti-PCC).

Tratamiento
La artritis reumatoidea generalmente requiere tratamiento de por vida que incluye
medicamentos, fisioterapia, ejercicio, educación y posiblemente cirugía. El tratamiento
agresivo y oportuno para este tipo de artritis puede retardar la destrucción de la
articulación.

MEDICAMENTOS
Medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARD, por sus
siglas en inglés): son el tratamiento actual de referencia para casos de artritis reumatoidea,
además del descanso, los ejercicios de fortalecimiento y los fármacos antinflamatorios. El
metotrexato (Rheumatrex) es el DMARD más comúnmente utilizado para la artritis
reumatoidea. La leflunomida (Arava) se puede sustituir por el metotrexato. Estos fármacos
están asociados con efectos secundarios tóxicos, así que uno necesita exámenes de sangre
frecuentes cuando los esté tomando.

AGENTES BIOLÓGICOS:
Moduladores específicos de glóbulos blancos: estos tratamientos controlan la
inflamación de manera efectiva y abarcan:
• Orencia (abatacept), aplicado bajo la piel (subcutáneo) o en una vena (intravenoso) una vez
al mes. Reduce el número de células T (un tipo de glóbulo blanco).
• Rituxan (rituximab), aplicado bajo la piel o en una vena dos veces al año. Reduce el número
de células B (un tipo de glóbulo blanco).
Inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF): este tipo de medicamento relativamente
nuevo bloquea una proteína en el cuerpo involucrada en la producción de inflamación. Se
administran directamente por vía intravenosa y comprenden:
• Adalimumab (Humira)
• Etanercept (Enbrel)
• Infliximab (Remicade)

CIRUGÍA
Ocasionalmente, se necesita cirugía para corregir las articulaciones gravemente
afectadas. Las cirugías pueden aliviar el dolor articular, corregir deformidades y mejorar
modestamente la función articular.
Las cirugías más exitosas son las que se llevan a cabo en rodillas y caderas. Por lo general,
el primer tratamiento quirúrgico es la sinovectomía o extirpación del revestimiento de la
articulación (membrana sinovial).
Una alternativa posterior es el reemplazo total de la articulación con una prótesis articular.

FISIOTERAPIA
Los ejercicios de rango o amplitud de movimiento y los programas de ejercicio
individualizados indicados por un fisioterapeuta pueden retardar la pérdida de la función
articular.
Las técnicas de protección articular, los tratamientos con calor y frío y el uso de férulas o
dispositivos ortóticos para apoyar y alinear las articulaciones pueden ser muy útiles.

Posibles complicaciones

La artritis reumatoidea no es una enfermedad que sólo destruye las articulaciones, ya que
puede comprometer casi todos los órganos.
Se puede presentar una complicación potencialmente mortal en las articulaciones cuando la
columna cervical (huesos del cuello) se torna inestable como resultado de la artritis
reumatoidea.
La vasculitis reumatoidea (inflamación de los vasos sanguíneos) es una complicación seria
y potencialmente mortal de este tipo de artritis, que puede llevar a que se presenten
ulceraciones e infecciones cutáneas, úlceras gástricas sangrantes y problemas neurológicos
que ocasionan dolor, entumecimiento u hormigueo. La vasculitis también puede afectar el
cerebro, los nervios y el corazón, lo cual puede provocar accidente cerebrovascular, ataque
cardíaco e insuficiencia cardíaca.
La artritis reumatoidea puede hacer que el revestimiento exterior del corazón se inflame
(pericarditis) y causar complicaciones cardíacas. Igualmente, se puede presentar
inflamación del músculo cardíaco, llamada miocarditis, y ambas afecciones pueden llevar
al desarrollo de insuficiencia cardíaca congestiva.
Los tratamientos para la artritis reumatoidea también pueden causar efectos secundarios
graves. Si usted experimenta algunos de estos efectos, coméntele inmediatamente al
médico.

Prevención

No existe prevención conocida para la artritis reumatoidea. Sin embargo, a menudo es


posible prevenir el daño mayor a las articulaciones con tratamiento adecuado al inicio de la
enfermedad.
Deje de fumar. Las investigaciones muestran que el riesgo de desarrollar artritis
reumatoidea es casi el doble para los fumadores corrientes comparado con los no
fumadores.
Debido a que la artritis reumatoidea puede causar complicaciones oculares, los pacientes
deben hacerse chequeos regulares de los ojos.

Tiroiditis crónica (Enfermedad de


Hashimoto)
Es una hinchazón (inflamación) de la glándula tiroides que frecuentemente ocasiona
disminución en la función tiroidea ( hipotiroidismo).

Causas, incidencia y factores de riesgo


La tiroiditis crónica o enfermedad de Hashimoto es un trastorno de la glándula
tiroides común que puede ocurrir a cualquier edad, pero que se observa con mayor
frecuencia en mujeres de mediana edad. Esta enfermedad es ocasionada por una reacción
del sistema inmunitario contra la glándula tiroides.
La enfermedad comienza lentamente y pueden pasar meses o incluso años para detectarla.
La tiroiditis crónica es más común en mujeres y en personas con antecedentes familiares de
enfermedad de la tiroides. Afecta entre el 0.1 y el 5% de todos los adultos en los países del
hemisferio occidental.
La enfermedad de Hashimoto en raras ocasiones puede estar asociada con otros trastornos
endocrinos ocasionados por el sistema inmunitario. Esta enfermedad puede presentarse con
insuficiencia suprarrenal y diabetes tipo 1. En estos casos, la afección se denomina
síndrome autoinmunitario poliglandular tipo 2 (PGAII, por sus siglas en inglés).
Con menor frecuencia, la enfermedad de Hashimoto se presenta como parte de una afección
llamada síndrome autoinmunitario poliglandular tipo 1 (PGA I), junto con:
• Insuficiencia suprarrenal
• Infecciones micóticas de la boca y las uñas
• Hipoparatiroidismo
Síntomas
• Estreñimiento
• Dificultad para concentrarse o pensar
• Piel seca
• Cuello grueso o presencia de bocio
• Fatiga
• Pérdida de cabello
• Menstruación irregular y abundante
• Intolerancia al frío
• Aumento de peso leve
• Glándula tiroides pequeña o encogida (en las últimas etapas de la
enfermedad)
Otros síntomas que pueden ocurrir con esta enfermedad:
• Rigidez articular
• Aumento de peso (involuntario)
• Hinchazón facial
Nota: puede no haber síntomas.
Signos y exámenes
Los exámenes de laboratorio para determinar el funcionamiento de la tiroides abarcan:
• Examen T4 libre (baja)
• Hormoma estimulantes de la tiroides en suero (alta)
• T3 (baja o normal)
• Autoanticuerpos tiroideos:
o anticuerpo antiperoxidasa tiroidea
o anticuerpo antitiroglobulina
Generalmente no se necesitan estudios imagenológicos para diagnosticar la tiroiditis de
Hashimoto.
Esta enfermedad también puede cambiar los resultados de los siguientes exámenes:
• Conteo sanguíneo completo
• Captación de yodo radiactivo
• Prolactina en suero
• Sodio en suero
• Colesterol total
Tratamiento
Se puede presentar una falta de hormona tiroidea. Uno puede recibir terapia
sustitutiva con hormona tiroidea (levotiroxina) si el cuerpo no la está produciendo en
cantidad suficiente o puede recibirla si tiene signos de insuficiencia tiroidea leve (como en
el caso de hormona estimulante de la tiroides elevada). Esta afección también se conoce
como hipotiroidismo subclínico.
Si no hay evidencia de deficiencia de la hormona tiroidea, simplemente se puede necesitar
la observación regular por parte de un médico.
Prevención
No hay una forma conocida de prevenir este trastorno. El hecho de ser consciente de
los factores de riesgo puede permitir el diagnóstico y tratamiento tempranos.
Nombres alternativos
Tiroiditis de Hashimoto; Tiroiditis linfocítica crónica; Tiroiditis autoinmunitaria

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